Estado Naturaleza

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ESTADO NATURALEZA

Thomas Hobbes
El término «estado de naturaleza» o «la condición natural del hombre» fue establecida
por Thomas Hobbes, en su obra Leviatán (Hobbes) y su trabajo anterior De Cive.3 Hobbes
argumentaba que todos los humanos son por naturaleza iguales en facultades físicas y
psicológicas. Desde esta igualdad y otras causas en la naturaleza humana, todo el mundo
está, naturalmente dispuesto a pelear entre sí, de modo que "Con todo ello es manifiesto
que durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que los atemorice a
todos, se hallan en la condición o estado que se denomina guerra; una guerra tal que es la
de todos contra todos". En este estado cada persona tiene derecho natural o libertad para
hacer cualquier cosa necesaria para preservar la vida de cada uno; y la vida es "solitaria,
pobre, desagradable, brutal y breve" (Leviatán, Capítulos XIII–XIV). Hobbes describió este
estado de naturaleza con la frase en latín bellum omnium contra omnes (que significa:
guerra de todos contra todos), en su obra De Cive.
Dentro de este estado no hay propiedad privada ni injusticia, ya que no hay ley, a
excepción de determinados preceptos descubiertos por la razón (Derecho natural), la
primera de las cuales es que "cada hombre debe esforzarse por la paz, mientras tiene
esperanza de lograrla" (Leviatán, Capítulo XIV); y el segundo es que "si los demás consienten
también, y mientras se considere necesario para la paz y defensa de sí mismo, a renunciar
este derecho a todas las cosas y a satisfacerse con la misma libertad, frente a los demás
hombres, que les sea concedida a los demás con respecto a él mismo" (loc. cit.). De aquí
Hobbes desarrolla la manera de salir del estado de naturaleza hacia la sociedad, política y
gobierno en el Contrato de mutuo.
De acuerdo a Hobbes el estado de naturaleza existe todo el tiempo entre los países
independientes, sobre el cual no hay ley excepto las leyes de la naturaleza (Leviatán,
Capítulos XIII y XXX).
John Locke
John Locke considera el estado de naturaleza en su obra Tratados sobre el gobierno
civil, escrito alrededor de la época de la Crisis de la exclusión en Inglaterra. Para Locke, en
el estado de naturaleza todos los hombres son libres "para que cada uno ordene sus
acciones y disponga posesiones y personas como juzgue oportuno, dentro de los límites de
la ley de la naturaleza" (2.º Tr., §4). "El estado de naturaleza tiene una ley de naturaleza que
lo gobierna" y esa ley es la razón. Locke creía que la razón enseña que "ninguno debe de
dañar a otro en lo que atañe a su vida, salud, libertad o posesiones" (2.º Tr., §6) ; y que las
transgresiones de esto pueden ser castigados. Este punto de vista del estado de naturaleza
es principalmente deducido de la forma cristiana.
Aunque es natural asumir que Locke le estaba respondiendo a Hobbes, Locke nunca
menciona a Hobbes y puede que le haya respondido a otros escritores de la época,
como Robert Filmer.
Montesquieu
Montesquieu usa el concepto de estado de naturaleza en su obra El espíritu de las leyes,
impreso por primera vez en 1748. Montesquieu afirma el proceso de pensamiento en los
humanos antes de la formación de la sociedad. Él decía que los seres humanos pueden
tener la facultad de conocer y pensar primero en preservar su vida en el estado de
naturaleza. Los humanos se pueden sentir impotentes y débiles al principio. Por lo tanto, los
seres humanos en este estado no son capaces de atacarse a sí mismos. Después, la
humanidad busca comida, así como cubrir necesidades sexuales y por miedo ante lo
inhóspito, crea eventualmente una sociedad. Una vez creada la sociedad, un estado de
guerra se produce entre las diferentes sociedades en donde todas fueron creadas de la
misma manera. El propósito de la guerra es la conservación de la sociedad y del yo. La
formación de la ley dentro de la sociedad es el reflejo y la aplicación de la razón para
Montesquieu.
Jean-Jacques Rousseau
El punto de vista de Hobbes fue impugnado en el siglo dieciocho por Jean-Jacques
Rousseau, que decía que Hobbes tomaba personas socializadas y simplemente las
imaginaba viviendo afuera de la sociedad en la que fueron criados. Él afirma que las
personas no son buenas ni malas, pero que nacen como una pizarra en blanco y después
la sociedad y el ambiente influyen en qué dirección nos apoyamos. En el estado de
naturaleza de Rousseau, la gente no se conocía lo suficiente para entrar en un conflicto y
ellos tenían valores morales. La sociedad moderna y la propiedad que implica, se culpa por
la interrupción del estado de naturaleza que Rousseau ve como la verdadera libertad

Contrato social

Contrato social es una expresión que se utiliza en la filosofía, la ciencia política y


la sociología en alusión a un acuerdo real o hipotético realizado en el interior de un grupo
por sus miembros, como por ejemplo el que se adquiere en un Estado en relación a los
derechos y deberes del estado y de sus ciudadanos. Se parte de la idea de que todos los
miembros del grupo están de acuerdo por voluntad propia con el contrato social, en virtud
de lo cual admiten la existencia de unas leyes a las que se someten. El pacto social es una
hipótesis explicativa de la autoridad política y del orden social.
El contrato social, como teoría política, explica, entre otras cosas, el origen y propósito del
Estado y de los derechos humanos. La esencia de la teoría (cuya formulación más conocida
es la propuesta por Jean-Jacques Rousseau) es la siguiente: para vivir en sociedad, los seres
humanos acuerdan un contrato social implícito, que les otorga ciertos derechos a cambio
de abandonar la libertad completa de la que dispondrían en estado de naturaleza. Siendo
así, los derechos y deberes de los individuos constituyen las cláusulas del contrato social. El
Estado es la entidad creada para hacer cumplir el contrato. Del mismo modo, quienes lo
firman pueden cambiar los términos del contrato si así lo desean; los derechos y deberes no
son inmutables o naturales. Por otro lado, un mayor número de derechos implica mayores
deberes; y menos derechos, menos deberes.

El concepto de contrato social de Thomas Hobbes

El primer filósofo moderno que articuló una teoría contractualista detallada fue Thomas
Hobbes (1588-1679). Hobbes escribió su obra cumbre, Leviatán (1651), en un período de
guerra civil en Inglaterra donde se discutió quién debía ocupar la soberanía, el Rey o el
Parlamento. En ella define la necesidad de crear un contrato social para establecer la paz
entre los hombres.
Hobbes se plantea la cuestión del poder en términos muy generales, se pregunta por qué
debe existir y cómo ha de ser. Para responder a estos interrogantes la figura del contrato
social es clave, aunque Hobbes no use el término “contrato” (que usará por primera vez
Rousseau) para referirse a ese pacto originario. Si para Aristóteles y, en general, para el
pensamiento clásico desde la Antigüedad, el orden político es una continuación del orden
natural, para Hobbes el orden político es, por el contrario, el resultado de un contrato, y por
lo tanto, de una convención, de una decisión tomada libremente por quienes lo adoptan,
y es eso lo único que puede fundamentar las bases del poder civil.
En efecto, para Hobbes, desde el punto de vista de su naturaleza, todos los seres humanos
son iguales, pero lo más básico y más fundamental de la naturaleza humana, aquello a lo
que esta queda reducida, en último término, si se eliminan todas las convenciones, es decir,
si se reduce al hombre a su mero estado de naturaleza es el instinto de conservación.
La naturaleza humana es un instinto de conservación que cada uno tiene derecho a
conservar; pero la consecuencia de ese derecho es un enfrentamiento entre los hombres,
es decir, la guerra.

Hubo una época (que Hobbes llama Estado de la naturaleza) en que estas agrupaciones
de individuos no disponían de un poder superior y estas tendencias dominaban las
relaciones entre las personas manteniéndolos en una "guerra de todos contra todos":

"cada hombre es enemigo de cada hombre; los hombres viven sin otra seguridad que sus
propias fuerzas y su propio ingenio debe proveerlos de lo necesario. En tal condición no hay
lugar para la industria, pues sus productos son inciertos; y, por tanto, no se cultiva la tierra,
ni se navega, ni se usan las mercancías que puedan importarse por mar, ni hay cómodos
edificios, ni instrumentos para mover aquellas cosas que requieran gran fuerza o
conocimiento de la faz de la tierra ni medida del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad; y lo
que es peor que nada, hay un constante temor y peligro de muerte violenta, y la vida del
hombre es solitaria, pobre, grosera, brutal y mezquina".*
En el Homo homini lupus de Hobbes no hay ningún rastro de maniqueísmo. Se trata del
miedo de la sociedad entera a sí misma porque se sabe capaz de realizar atrocidades que
en ningún modo desea. Por ello decide, en un acto de egoísmo colectivo, sustraerse
determinados derechos y entregarlos a una instancia superior creada por ella, el Leviathan,
para asegurarse su supervivencia
Por tanto, ya que no hay norma que regule la convivencia entre los hombres, es necesario
crear un orden artificial. Para ello, nadie puede quedarse sin ninguna partícula de libertad,
entendida ésta como la posibilidad de hacer lo que se quiera para conservarse, pues se
volvería al orden natural.
Ahora bien, los pactos, sin la espada que imponga que se respeten, no sirven para lograr el
objetivo deseado. Por consiguiente, según Hobbes, es preciso que todos los hombres
encarguen a un único hombre (o a una asamblea) su representación.
El pacto social no lo establecen los súbditos con su soberano, sino los súbditos entre sí. El
soberano permanece fuera del pacto, es el único depositario de las renuncias a los
derechos que poseían antes los súbditos y, por lo tanto, el único que conserva todos los
derechos originarios. Si también el soberano entrase en el pacto, no podrían eliminarse las
guerras civiles, ya que muy pronto aparecerían diferentes enfrentamientos en la gestión del
poder. El poder del soberano (o de la asamblea) es indivisible y absoluto. Puesto que el
soberano no entra en el juego de los pactos, una vez que ha recibido en sus manos todos
los derechos de los ciudadanos, los detenta de manera irrevocable.
Con respecto al miedo dice en De cive:
En suma, debemos concluir que el origen de todas las sociedades grandes y estables ha
consistido no en una mutua buena voluntad de unos hombres para con otros, sino en el
miedo mutuo de todos entre sí.
Hobbes pretende crear unas condiciones que evite ese enfrentamiento y que alguien
mande por la fuerza. En el estado de naturaleza no hay normas que indiquen el bien y el
mal que sí existen en el orden artificial, y para establecer esas normas debe existir
una autoridad que dirima sobre lo que está bien y lo que está mal.

El contrato social en la obra de John Locke

John Locke (1632-1704) recoge su visión del contrato social en su principal obra, Dos
ensayos sobre el gobierno civil (1690). La idea de naturaleza humana en Locke es cristiana:
el hombre es una criatura de Dios, por lo que el hombre no puede destruir su vida ni la de
los demás hombres pues no le pertenece, sino que le pertenece a Dios. El hombre tiene el
derecho y el deber de conservar su vida. Así mismo, el hombre no es súbdito de ningún otro
hombre, sino que es libre.

Si la naturaleza humana lleva inserta el derecho y el deber de preservar su vida, ¿para qué
hace falta una comunidad? Para Locke puede darse que nadie cumpliera ese derecho y
ese deber, y en caso de conflicto en su cumplimiento la naturaleza humana no cuenta con
la existencia de una autoridad que lo dirimiera, por lo que la comunidad trata de suplir esas
carencias del estado de naturaleza: la existencia de una autoridad que juzgue en caso de
conflicto. Se trata pues de hacer un contrato que funde un orden social o civil que atienda
exclusivamente a suplir esas carencias del estado de naturaleza, es decir, aplicar una
justicia o una autoridad que diga, en caso de choque entre dos individuos, qué se debe
hacer.

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