ATB La Pregunta Mas Importante

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 26

La Pregunta Más Importante:

¿Quién es Jesús?

J. VERNON MCGEE

DEL MINISTERIO DE
La Pregunta Más Importante:

¿Quién es Jesús?

DR. J. VERNON MCGEE

DEL MINISTERIO DE
©2023 THRU THE BIBLE RADIO NETWORK

Impreso en los Estado Unidos


Al menos que se indique lo contrario, el texto bíblico ha sido tomado
de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina;
© renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Reina-Valera 1960TM es una marca registrada de la American Bible Society,
y puede ser usada solamente bajo licencia.

Este folleto está basado en la enseñanza del Dr. J. Vernon McGee (1904-1988),
autor del estudio bíblico A Través de la Biblia.

Radio Trans Mundial


PO Box 8700
Cary, NC 27512-8700
Tel: 1.800.880.5339
www.atravesdelabiblia.org
[email protected]

Radio Trans Mundial es el ministerio en español


de Trans World Radio
La Pregunta Más Importante:

¿Quién es Jesús?

Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo,


preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los
hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron:
Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías,
o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién
decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo:
Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le
respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de
Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi
Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que
tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y
las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a
ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que

-1-
A Través de la Biblia

atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo


que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen
que él era Jesús el Cristo. Mateo 16:13-20

¿Quién es Jesús?

Esta pregunta ha causado más confusión, diferencia de opinión


y división que cualquier otra. Siempre ha sido así.

Durante los años del ministerio terrenal de Jesús, él entró y


salió entre gente común y corriente. Enseñó como ningún
otro hombre enseñó jamás. Hizo milagros. Expresó a hombres
y mujeres el anhelo del corazón del Padre por los pecadores
perdidos. Se mezclaba con la gente, hablaba con ellos, comía con
ellos. Reprendió a los gobernantes religiosos y habló palabras
de consuelo a los pecadores. Pero, incluso después de vivir y
servir entre la gente durante dos años y medio, todavía había
confusión con respecto a Su persona: ¿quién era Él en realidad?

Así que Jesús llevó a Sus discípulos a Cesarea de Filipo, fuera


de la Tierra Prometida de ese día y al territorio gentil, más
allá de la frontera norte de Judea, a un lugar remoto lejos
de la multitud curiosa y la crítica malintencionada de los
gobernantes religiosos. Creo que nuestro Señor tenía dos
propósitos en mente. Él fue allí por causa de Sus discípulos,
para que pudieran tener claro en sus mentes quién era Él.
Su segunda razón puede haber sido prepararse para la tarea
que tenía por delante, porque fue en Cesarea de Filipo, seis
meses antes de Su crucifixión, donde les dijo a estos hombres
por primera vez que iba a Jerusalén a morir en la cruz. Bien
podemos comprender que ante esta experiencia traumática
era necesario que tuvieran claro quién era Él.

-2-
Algunos hoy en día piensan que no es realmente importante
que creamos en el nacimiento virginal o los milagros de Jesús
o en Su deidad. Después de todo, dicen que solo es esencial
creer en Jesús. Pero puedo decir que usted y yo no podemos
confiar en Él a menos que tengamos confianza en Su persona.
No podemos tener un Salvador a menos que Él sea todo lo que
dijo ser. La verdadera prueba para cualquiera es: ¿Qué pensáis
del Cristo? (Mateo 22:42). No puede tener razón en ningún
pensamiento o acción hasta que piense correctamente de Él.

Entonces, cuando Jesús llevó aparte a sus discípulos, primero


les hizo esta pregunta: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo
del Hombre? (Mateo 16:13).

En otras palabras, ¿qué dice la gente allá afuera? ¿Aquellos con


los que he entrado en contacto, con los que me he codeado,
con los que he hablado? Han visto milagros realizados. ¿Qué
piensan de mí?

Por supuesto, los discípulos siempre se habían mezclado con


la multitud y habían oído muchas cosas. Así que le dieron un
informe. Note que todos ellos intervinieron aquí. Creo que cada
uno de ellos hizo una sugerencia porque Él se lo pidió a todos.
Tal vez Tomás dijo: “Bueno, he escuchado decir que eres Juan
el Bautista”. Y probablemente, el apóstol Juan dijo: “Bueno,
yo he escuchado a algunos decir que eres Elías”. Luego, tal
vez Andrés añadió: “Pero, yo he escuchado a otros decir que
eres Jeremías”. Todos los discípulos hicieron una contribución.
Después uno de ellos, probablemente Felipe, ya que era un
tipo muy callado, habló: “también dicen que eres uno de los
profetas”. Así que, puede ver que había una gran diferencia de
opinión con respecto a quién era Jesús.

-3-
A Través de la Biblia

Cuatro Opiniones
Tomemos cada una y examinemos quién pensaba la gente que
Jesús podría ser:

#1 JUAN, EL BAUTISTA
Supongo que la mayoría de la gente pensó que Él era Juan el
Bautista. Muchos habían oído hablar a este precursor de Jesús,
y probablemente muchos sabían de su muerte prematura.
Sabían cuán brutal y cruelmente había sido decapitado y cómo
su voz había sido silenciada porque se destacó contra el mal en
su día. De hecho, tuvo el coraje de reprender a un rey, y por eso
fue decapitado. Así que hubo quienes creyeron que Jesús era
Juan el Bautista resucitado.

Creer eso, en mi opinión, era superstición; pero ellos lo


creyeron porque el Señor Jesús, al principio, enseñó el mismo
mensaje que Juan el Bautista: “Arrepentíos, porque el reino de
los cielos se ha acercado”. Y cuando nuestro Señor predicó,
dijo lo mismo: “el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos”.

También había algo acerca de nuestro Señor que les parecía

-4-
familiar a los que oyeron hablar de Juan el Bautista, dijeron:
“Creo que es Juan el Bautista”. Ahora bien, ese fue un gran
cumplido, porque incluso los enemigos de Juan lo consideraban
un profeta de Dios.

#2 ELÍAS
Otros pensaron que Jesús era Elías, y había una base bíblica
para esto. Elías es el profeta que recordaron por encima de
todos los demás. Probablemente, fue el hombre más valiente
que jamás haya pisado esta tierra. Amigo mío, él caminó solo
con Dios. No tenía a nadie con quien pudiera tener comunión.
Ni uno solo. “Oh”, puede decir usted, “pero había siete mil en
Israel, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas
no lo besaron” (1 Reyes 19:18). Elías no los conocía. Y tampoco
encontrarían a Elías escondido en una cueva en las montañas
con los 100 mencionados en 1 Reyes 18:13.

Elías estaba a la intemperie, solo, contra grandes obstáculos.


Se enfrentó a la maldad de su época: Acab y Jezabel, y no
encontrará nada peor que esos dos. Lo que Acab no pensaba,
lo pensaba Jezabel, y ella pensó en el doble de la maldad que
Acab jamás pensó. Ella fue una de las personas más malvadas
que jamás haya caminado por las páginas de las Escrituras. Sin
embargo, Elías se enfrentó a ella y a los profetas de Baal. Causó
una gran impresión en su gente. No solo eso, impresionó a
Dios; como recordará, no murió, sino que fue llevado en un
carro de fuego.

En el libro de Isaías, y luego específicamente en Malaquías


4:5, Dios predijo el regreso de Elías: “He aquí, yo os envío el

-5-
A Través de la Biblia

El Señor Jesús
siempre ha sido el

Hijo de Dios
Dr. J. Vernon McGee

-6-
profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y
terrible”. Así que, tenían sustento bíblico para creer que Elías
regresaría. Y cuando vino nuestro Señor Jesús, reprendiendo a
los gobernantes religiosos y oponiéndose al mal, dijeron: “¡Él
debe ser Elías!” Puedo decir que no puedo imaginar un mayor
cumplido que ese.

#3 JEREMÍAS
Algunos pensaron que Jesús era Jeremías. Debo confesar
que estoy desconcertado de cómo alguien podría imaginar
que Él es Elías y luego alguien más piensa que Él podría ser
Jeremías, porque Jeremías era lo opuesto a Elías. Por ejemplo,
no me imagino a Elías derramando una lágrima. No veo ningún
sentimentalismo en ese hombre en absoluto. Era tan de sangre
fría como aparenta. No veo ningún signo de debilidad hasta el
día en que se arrastró debajo de un enebro y dijo: “quítame
la vida” (vea 1 Reyes 19). Pero, su condición en ese momento
puede explicarse; estaba agotado físicamente, tanto que lo
que más necesitaba era buena comida y descanso. No estaba
bien cuando hizo esa declaración, y el Ángel del Señor, quien
creo que era el Cristo pre-encarnado, lo cuidó hasta que
recuperó la salud. Oh, cuán tierno fue nuestro Señor con este
profeta tan perturbado. ¿Y sabe lo que hizo Elías después de
que se recuperó? Regresó a la corte de Acab y Jezabel, regresó
nuevamente para llevar maldición sobre ellos. Ese es Elías.

Pero Jeremías era todo lo contrario; era emocional. Era el


profeta llorón del Antiguo Testamento, el “bebé llorón de
Dios”, con su permiso. Él mismo lo dijo: “¡Oh, si mi cabeza se

-7-
A Través de la Biblia

hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore


día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!” (Jeremías
9:1). ¿Por qué Dios escogió a tal persona como profeta? Porque
se necesitaba ese tipo de hombre de corazón tierno para dar
el mensaje más duro de todos. Él le dijo a la gente de Judá:
“Ustedes van al cautiverio”. Dio la noticia: “Dios destruirá el
templo y la ciudad”. Amigo, Dios no quiere que una persona
dura dé un mensaje así. Dios quiere a alguien con un corazón
tierno, y Jeremías tenía un corazón de compasión por su
pueblo. Se podría decir que tenía un corazón como el de una
mujer.

Finalmente, fue al Señor y dijo en efecto: “No me acordaré más


de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi
corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté
de sufrirlo, y no pude” (Jeremías 20:9). Era un hombre de Dios,
mi amigo. Y ver a Jeremías llorando, es ver como Dios se siente
con respecto a enviar a Su pueblo al cautiverio.

Así que, el Señor Jesús le recordó a la gente a Jeremías,


especialmente cuando se sentó y lloró sobre la ciudad,
diciendo: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y
apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar
a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las
alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta”
(Mateo 23:37-38). Sabía que la ciudad iba a ser destruida tal
como había sido en los días de Nabucodonosor. Pero esta vez
sería destruido por Tito, el Romano, con la misma brutalidad,
crueldad y derramamiento de sangre. Como Jeremías, nuestro
Señor lloró por la ciudad. Rompió el corazón de Dios.

-8-
#4: UNO DE LOS PROFETAS
Otros pensaron que Jesús era solo uno de los profetas. Puedo
decirle que todo lo que dijeron fue elogioso, pero estuvo muy
por debajo de la verdadera identidad de Cristo. También en
nuestros días, amigo lector, pasar por alto el hecho de que el
Señor Jesucristo es Dios encarnado, es uno de los errores más
trágicos que uno puede cometer. La gente en Su día estaba
cometiendo el mismo error. Aquí, Él estaba codeándose con
ellos, y ellos ni sabían quién era Él.

-9-
A Través de la Biblia

"¿Qué dicen ustedes?"


Ahora Jesús se vuelve de la multitud de afuera hacia Sus
propios discípulos. Debe recordar que, en este punto, Él
ha estado con ellos durante dos años y medio. Han estado
juntos constantemente, día y noche. Ha dormido junto a ellos,
ha comido con ellos. Todo lo que Jesús hizo estaba bajo su
escrutinio. Él pudo haberles dicho: “¿Quién de vosotros me
redarguye de pecado?” (vea Juan 8:46). Incluso Judas, durante
tres años, mantuvo sus ojos en Cristo. Oh, qué crítico era.
Posiblemente, tenía pensamientos como: “solo espera hasta
que se golpee el dedo del pie. Y lo atraparé”. Pero, nuestro
Señor nunca se golpeó el dedo del pie, nunca tropezó, así que
cuando Judas finalmente lo traicionó, tuvo que confesar: “Yo
he pecado entregando sangre inocente” (lea Mateo 27:4).

Entonces, hablando a sus amigos íntimos que lo conocían mejor


que nadie, les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”
(Mateo 16:15). Todos estos hombres pudieron responder a
través de su portavoz, Simón Pedro:

Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo

- 10 -
del Dios viviente. ­Mateo 16:16

Pedro no podría haber dicho algo más alto que eso. Lo que
realmente estaba diciendo era: Tú eres el Cristo, el Ungido, el
Predicho en el Antiguo Testamento. El salmista David dijo en
el Salmo 2:2: “Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes
consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido”. Su
“ungido” es Cristo; Él es el que es el socio de Dios, el igual de
Dios, el Cristo. Ahora Pedro le dice a Jesús: Tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente.

Isaías 9:6 habla de Cristo en su segunda venida: “Porque un niño


nos es nacido, hijo nos es dado”. Note que el niño nació, pero
el Hijo fue dado (no nació), porque Él es el Hijo eterno de Dios,
y Dios el Padre es el Padre eterno. Mi amigo, cuando tiene un
Padre eterno, tiene que tener un Hijo eterno. Y cuando tiene un
Padre eterno y un Hijo eterno, no existe un “engendramiento”.
El Señor Jesús siempre ha sido el Hijo de Dios.

Cuando fue llevado a juicio, los gobernantes religiosos que


conocían las Escrituras del Antiguo Testamento le preguntaron
deliberadamente: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?”
Recuerde su respuesta, y que él estaba bajo juramento en ese
momento: “Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la
diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo”
(Marcos 14:61-62). Hizo la afirmación más alta que alguien
pueda hacer por ese título, “Hijo del Hombre”. Es igual al título
“Hijo de Dios” o “Hijo del Bendito”.

Ahora, puedo decirle que Pedro y los otros discípulos tenían


razón sobre la persona de Cristo. Ellos sabían quién es Él.

Nuestro Señor les habla, fíjese bien en esto:

- 11 -
A Través de la Biblia

Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón,


hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino
mi Padre que está en los cielos. Mateo 16:17

En otras palabras, no puede llegar a esta estimación del Señor


Jesucristo a menos que el Espíritu Santo de Dios le abra los ojos
para verlo. Pablo dice: “nadie puede llamar a Jesús Señor, sino
por el Espíritu Santo” (1 Corintios 12:3). No me refiero solo a
decir la palabra “Señor”, porque muchos usan ese término,
sino a que nadie puede reconocerlo como Señor en su corazón
a menos que el Espíritu Santo se lo revele. El mismo Señor Jesús
dijo que cuando el Espíritu Santo viniera: “Él me glorificará;
porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14).

Amigo, por eso la Biblia es diferente a cualquier otro libro


que existe hoy en día. Cualquier libro escrito por una persona
puede ser descubierto por otra persona. Recuerdo lo que solía
decir mi profesor de geometría cuando me quejaba de que
nadie podría encontrar la solución: “Nunca puede haber un
problema hecho por una persona que otra persona no pueda
resolver”.

Pero, la Biblia es diferente de cualquier otro libro. No podrá


comprenderla, ni jamás conocerá a la persona de Jesucristo,
hasta que el Espíritu Santo de Dios abra sus ojos para verlo en
toda Su gracia, en toda Su hermosura y en toda la gloria de Su
persona. Hoy no me perturba escuchar a un incrédulo decir:
“No creo en la deidad de Cristo”. En realidad, si dijeran que sí
creen en la deidad de Cristo, algo andaría mal. No puede creer
en Su deidad hasta que el Espíritu Santo de Dios lo haga real
para usted.

- 12 -
Dr. J.
Vernon McGee

Hoy hay alguien en


tu vida que no va a
escuchar el Evangelio
a menos que tú se lo
des. Tú tienes

la llave
del Reino
de los Cielos.

- 13 -
A Través de la Biblia

La Fundación de la
Iglesia
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús:
Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo
reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca
edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella. Mateo 16:16-18

Creo que estos versículos son más mal entendidos en la


cristiandad de hoy que cualquier otra. En nuestra traducción al
español, nos perdemos el juego de palabras que hizo nuestro
Señor. Usó dos palabras griegas para “roca”. Hablando a
Pedro, Jesús dijo: “Tú eres Petros, y sobre esta petra edificaré
mi iglesia”. En otras palabras, “Eres solo una pequeña roca”, y
eso es todo lo que somos, solo pequeños guijarros en la playa,
“pero sobre la roca edificaré mi iglesia”.

Esta es la primera vez que Cristo menciona a Su iglesia, y la

- 14 -
mencionó solo dos veces. Él dijo: “Yo edificaré…”. En ese
momento, habló de la iglesia en el futuro. La iglesia llegó a existir
hasta después de Su resurrección, en el Día de Pentecostés.

¿Qué quiso decir cuando le dijo a Pedro: “Edificaré mi iglesia


sobre la roca”? Ciertamente no quiso decir que la edificaría
sobre Simón Pedro, porque cambió la palabra por completo. Él
no dijo: “Tú eres Petros, y sobre este Petros edificaré Mi iglesia”.
Él dijo: “Eres un pequeño guijarro, y edificaré Mi iglesia sobre
la roca”. ¿Cuál es ese fundamento? He escuchado a personas
decir que es su confesión de fe en Cristo. ¡Absolutamente no!
¿Cuál es el fundamento, la roca sobre la cual está edificada la
iglesia? Pablo lo deja muy claro:

Porque nadie puede poner otro fundamento que el que


está puesto, el cual es Jesucristo. 1 Corintios 3:11

Nuestro Señor Jesucristo es el fundamento sobre el cual se


edifica la iglesia.

¿Simón Pedro lo entendió así? Seguramente lo hizo. Hablando


de Cristo, escribió:

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por


los hombres mas, para Dios escogida y preciosa, vosotros
también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por
lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en
Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el
que creyere en él, no será avergonzado. 1 Pedro 2:4-6

Pedro dice que Cristo es una piedra viva. ¿Cómo somos piedras
vivas? Cuando hemos nacido de nuevo por la Palabra de Dios.

- 15 -
A Través de la Biblia

Simón Pedro entendió absolutamente que no él, sino el Señor


Jesucristo es esa piedra angular:

Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero


para los que no creen, La piedra que los edificadores
desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo.
1 Pedro 2:7

Amigo mío, su confesión, mi confesión y la confesión de


Simón Pedro nos confirman como pequeñas rocas en Cristo,
la Roca sólida.

- 16 -
Las llaves del reino
Mientras Jesús continúa hablándole a Pedro, Él dice algo más
que es significativo para nosotros, y que también ha sido muy
mal entendido:

Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo


que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo
que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
Mateo 16:19

¿Qué quiso decir con esto? ¿Quiso decir Jesús que en realidad le
estaba dando a Simón Pedro algunas llaves, y que todo lo que
Pedro atara en la tierra sería atado en el cielo, o desatado en
la tierra sería desatado en el cielo? Sí, Él quiso decir eso. Pero
no fueron dadas solo a Simón Pedro. Jesús se las da a los que
hacen la misma confesión hecha por Pedro, a los que conocen
a Cristo como Salvador. Se las dio a todos los discípulos, y se
las dio a usted si es hijo de Dios. ¡Usted tiene las llaves del reino
de los cielos!

- 17 -
A Través de la Biblia

Dr. J. Vernon McGee

Jesús dice:
"Yo soy la puerta. Si alguien
entra por mí, se salvará"

Lo único que
hay que hacer
es entrar.
- 18 -
Las llaves eran la insignia de autoridad para el oficio de los
escribas que interpretaban las Escrituras al pueblo, como en
los días de Nehemías (ver Nehemías 8:1-8). Cuando Nehemías
escribió, probablemente no existían más de dos copias de las
Escrituras. Multitudes de personas que regresaron a la tierra
de Israel después de setenta años de cautiverio, nunca habían
escuchado la Palabra de Dios.

Así que Nehemías, un laico maravilloso, colocó un púlpito


junto a la puerta de las Aguas, y en la mañana convocó a
toda la gente y tuvo la mayor lectura de la Biblia que se haya
registrado. Leyeron de corrido hasta el mediodía. Esdras, el
sacerdote, leía una porción de la Biblia, luego los sacerdotes
(estudiantes de las Escrituras) que se encontraban entre la
gente, preguntaban: “¿Entendieron lo que leyó?” Algunas
personas respondían: “No, nunca escuché eso antes. ¿Qué
significa?” y los sacerdotes se detenían y se lo explicaban.
Cuando los rostros se iluminaban con comprensión, se daba la
señal, entonces Esdras continuaba leyendo otro segmento y se
repetía todo.

¿No sería maravilloso estudiar la Biblia de esa manera hoy? En


lugar de un solo pastor al frente, habría maestros en todas
partes. Leeríamos un poco y luego nos preguntaríamos:
“¿Entiendes?” Y si no lo entendiéramos, alguien nos lo explicaría
en ese mismo momento. Esa es la forma en que lo hicieron ese
día, porque no todos tenían una Biblia en su estantería o mesita
de noche, como la tenemos ahora.

Así comenzó, en el tiempo de Nehemías, uno de los


avivamientos más grandes que se encuentran registrados en
la Biblia. También la Orden del Escriba comenzó con Esdras, y

- 19 -
A Través de la Biblia

con el tiempo, todos los escribas comenzaron a usar llaves. En


los días de Cristo, los vería moviéndose en el área del templo,
todos usando llaves como se usa el carnet de la oficina.

Cuando el Señor Jesús instruyó a Sus discípulos, dijo: “Ahora


que saben quién soy, les quitaré las llaves a los escribas y las
pondré en manos de los que saben quién soy. Porque esa es la
clave de las Escrituras: saber quién soy. Ahora tienes la llave de
la cristiandad”.

Mi amigo creyente, esa llave está en su mano hoy. Tiene las


llaves, y el día de hoy habrá alguien en su vida que no escuchará
el evangelio, a menos de que usted se lo presente. Usted tiene
una llave al Reino de los Cielos. ¿La está usando?

Jesús dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo;
y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:9).

¿Alguna vez ha abierto la puerta y le ha dicho a alguien:


“¿Pase?” Todo creyente tiene las llaves del reino de los cielos y
la responsabilidad de usarlas. Es algo maravilloso usar las llaves
y abrir la puerta para que una persona que no ha escuchado el
evangelio antes o no lo ha aceptado, pueda entrar y llegar a la
fe en Jesucristo.

Hace años, una noche en Londres, una mujer prostituta, yacía


muriendo en los barrios bajos. Así que envió a su hijo pequeño
a la iglesia más cercana para que un ministro bajara y hablara
con ella. Ella le dijo a su hijo: “Ve a buscar un ministro para
que me haga entrar”. Así que el niño bajó a la iglesia y llamó
a la puerta. El ministro llegó a la puerta y le dijo al pilluelo
harapiento: “¿Qué quiere?”.

“Mi madre quiere que venga y la lleve adentro”.

- 20 -
El ministro preguntó: “¿Qué?”

El niño repite: “Mi madre se está muriendo. Quiere que venga


y la lleve adentro.

Por fin, el hombre entendió lo que quería decir el pequeño. Era


liberal en su teología y en realidad nunca había predicado el
evangelio. En el camino, iba pensando que le iba a decir a la
mujer. No podía predicar lo que había estado predicando a su
congregación; ese mensaje no atraería a nadie. Era erudito y
estaba redactado en un lenguaje brillante y optimista, pero no
era bueno para una mujer moribunda en pecado. Pensó en lo
que su propia madre le enseñó cuando era un niño sobre sus
piernas.

Cuando llegó al lado de la cama de la mujer moribunda, le


preguntó: “¿Qué es lo que quieres?”

“Quiero que me hagas entrar”, dijo. “Soy una terrible pecadora,


pero quiero que me hagas entrar”.

No sabía qué decir, pero de manera vacilante, pues nunca había


hecho esto antes, recurrió a Juan 3:16.

Eso es todo lo que podía pensar; era el versículo que su madre


le había regalado cuando era niño, así que se lo leyó a la mujer
en su lecho de muerte: “Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Ella preguntó: “¿Eso se refiere a mí?”

“Lo hace. “Quien sea” significa tú, yo y cualquiera”.

“Yo lo creo”, dijo ella. “Dime más.”

- 21 -
A Través de la Biblia

Él solo conocía Juan 3:16 para la salvación, así que se lo dijo de


nuevo: “De tal manera amó Dios al mundo”.

Ella dijo: “¿Crees que Él me ama tanto?”.

Él respondió: “Bueno, Él te ama tanto que dio a Su Hijo para


que muriera por ti”.

“Oh”, dijo ella, “entonces confiaré en Él”. Y una sonrisa se dibujó


en su rostro y le dijo: “Ministro, gracias por hacerme entrar”.

Cuando ese ministro relató este incidente más tarde, dijo:


“Sabes, esa noche metí a dos personas. Metí a esa pobre mujer
y me metí a mí mismo. Nunca antes había estado adentro”.

Amigo mío, ese es el uso de las llaves del reino de los cielos.
Ahora mismo, la puerta está abierta. Jesús dice: “Yo soy
la puerta. Si alguno entra por Mí, será salvo”. Todo lo que
cualquiera tiene que hacer es entrar.

Todo creyente tiene la llave del reino de los cielos y nosotros


tenemos la responsabilidad de usarla. Si el Espíritu de Dios lo
ha hecho real para usted, también puede hacerlo real para los
demás. Recuerde lo que nuestro Señor le dijo a Pedro: “porque
no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos”. Nuestra parte es simplemente presentar Su Palabra,
incluso un solo versículo como Juan 3:16 puede ser suficiente,
y Él hace la salvación.

Oh, qué emoción es ver a alguien cruzar la puerta abierta para


llegar a la fe en Jesucristo. Él es el Hijo del Dios viviente.

- 22 -
Comuníquese con A Través de la Biblia
Radio Trans Mundial
P.O. Box8700 Cary, NC 27512-8700
1-800-880-5339/919-460-3797 atravesdelabiblia.org [email protected]

atravesdelabiblia @atravesdelabiblia atravesdelabiblia


54

También podría gustarte