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El llamado Estado inca tuvo un tardío desenvolvimiento en el concierto de las altas culturas
prehispánicas; milenios lo separan de los inicios de la civilización.Para comprender mejor el
momento de la aparición del incarío dentro del desarrollo cultural andino veamos el cuadro cronológico de la página siguiente. Los arqueólogos inician la clasificación del surgimiento de las culturas andinas con una época Lítica, de recolectores y cazadores; continúan con la introducción de la agricultura en la época Arcaica; sostienen luego que durante la época Formativa se inician las sociedades y los señoríos teocráticos que se extienden en el tiempo hasta después de la era cristiana y que dan origen a los Desarrollos Regionales Tempranos, seguidos a su vez por la última etapa, llamada de los Estados Militaristas. Dentro de esta última, la primera hegemonía estatal fue la deWari, que duró del siglo VII al X d.C; su fin fomentó el surgimiento de Señoríos Regionales o Desarrollos Regionales Tardíos del siglo X al XV. En esta época destacó principalmente el señorío norteño de Chimor, que comprendió un período de transición entre la hegemonía wari y la hegemonía inca. El auge del Estado inca arranca en los albores del siglo XV, y su desarrollo quedó truneo-por la aparición de la-hueste hispana.John Rowe había propuesto con anterioridad a la cronología que acabamos de exponer una división andina, por Horizontes, con las épocas de expansión.de ciertas culturas a través del terri torio, intercalados Períodos Intermedios que corresponden a los florecimientos locales. Es así que un Intermedio Temprano precedió a un Horizonte Temprano (Chavín), seguido por un Intermedio Medio (Mochica, Nasca, entre otros), continuado luego por un Horizonte Medio (Tiahuanaco-Wari) que a su vez dio lugar a un Intermedio Tardío (Chimu, Chincha, Chancay, y demás] que terminó con la expansión inca u Horizonte Tardío. En la zona del Cusca, las etnías que ocuparon la región antes de la llegada de los grupos de Manco, y los propios comienzos de los incas corresponden aJ Intermedio Tardío o a los Desarrollos Tardíos. Killke es el nombre de una cerámica de baja calidad artística que predominó durante dicha época, y a manera de hipótesis la identificamos como perteneciente a los grupos ayarmacas, cuyos jefes étnicos tenían por nombres genéricos Tocay Capac y Pinahua Capac. Sin embargo, los anteriores períodos arqueológicos han sido hallados en el Cusca, pero aún faltan mayores investigaciones en este campo para despejar las incógnitas. Durante el Horizonte Medio existió una ciudad situada al sur del Cusca denominada Pikillaqta, centro administrativo wari para la zona. La presencia wari en la región debió influir en muchos aspectos del desarrollo inca, incluso en modelos organizativos y de poder. Además, posiblemente persistieron mitos y relatos de aquella época; unos cuantos siglos no son una barrera para la conservación de relatos orales. La etapa primitiva del Cusca pertenece a la arqueología, y no a la etnohistoria que tiene su fundamento en los manuscritos y documentos del siglo XVI. En estas cortas líneas sólo hemos querido situar al incario en el casillero temporal que le corresponde dentro de las culturas andinas. Al finalizar la época deno-minada por los arqueólogos como Horizonte Medio o Hegemo-nía Wari se creó en los Andes un momento favorable para movimientos migratorios. En aquel tiempo ningún poder central controlaba los grupos étnicos que por motivos desconocidos va- gaban por el territorio. No sabemos si esos éxodos se motivaron como consecuencia de la caída del poder centralizador de los wari, de invasiones, luchas, guerras o de desastres naturales pro- longados, como por ejemplo sequías o lluvias excesivas que pu- dieron arrasar las quebradas andinas destruyendo a su paso pue- blos y cultivos. A través de los mitos puede percibirse la marcha a lo largo de la sierra de pueblos enteros en busca de tierras fértiles donde es- tablecerse. Héroes culturales como Manco Capac, Pariacaca o Tutayquiri (Avila 1966) poseían varas mágicas y fundan tes, que al hundirse en la tierra señalaban los lugares donde debían asen- tarse. Otros grupos, como los llacuaces, llevaban consigo un pu- ñado de tierra, cuya semejanza con la nueva tierra debían buscar y comprobar antes de poblarla definitivamente [AAL-Idolalrías, ]eg. VI, exp. 18, fol. 11ry 11v). Las leyendas narran la presencia de una pluralidad de pe- queños curacas o sinchi, simples dirigentes de ayllus de diversos orígenes, que habitaban la región del futuro Cusca. En los mitos, los primeros antepasados se habían transformado en piedras, y desde su naturaleza pétrea cuidaban de sus descendientes. Este fue un concepto común a toda el área andina. Los cronistas nos han transmitido en un confuso relato los nombres de aquellos primitivos jefes cuyas hazañas se pierden en la purunpacha, tiempo desierto y despoblado. Sarmiento de Gamboa (1943: 45) menciona que en esa primera época tres jefes de diferentes etnías, los sauasiray, los antasayacs y los guallas, se encontraban establecidos en el valle del futuro Cusca. Con el tiempo se sumaron unos advenedizos llamados alcavizas, copa- limaytas y culumchimas, y todos juntos cohabitaban en la re- gión. Otros antiguos moradores fueron los lares y los poques. Es dificil precisar la zona en que habitaba cada ayllu o etnía porque más tarde los incas, cuando adquirieron la supremacía sobre los demás, procedieron a una reubicación de los grupos y a una nueva repartición de tierras. Sólo un acucioso registro ar- queológico podría quizá dar luces sobre esa temprana época. El primitivo pueblo de Acamama, nombre con el cual se co- nocería el futuro emplazamiento del Cusca (Guaman Poma 1936, foja 84; Murúa 1962: 62), se situaba entre los dos ríos de aquel valle. Los cronistas cuentan que en aquella temprana fe- cha las construcciones eran de humilde hechura, y una ciénaga cubierta de juncos, originada por dos manantiales no encausa- dos, se hallaba al pie del lugar donde más tarde se construirían las imponentes estructuras de Sacsahuaman (Betanzos 1968). Sarmiento de Gamboa (1943: 59) recogió de labios de los Orejones cusqueños la división del espacio físico imperante en- tonces. Se trataba de barrios con un concepto local muy pronun- ciado, muy distinto a las divisiones posteriores que surgieron durante el apogeo inca. La aldea de Acamama estaba formada por cuatro secciones: Quinti Cancha, barrio del picaflor; Chum- bi Cancha, barrio de los tejedores; Sairi Cancha, barrio del taba- co; y el cuarto barrio, Yarambuy Cancha, que no es voz quechua sino aymara, y que probablemente era un barrio mestizo habita- do por gente de lengua aymara y quechua [yaruntatha, mezclar- se. Bertonio). Más adelante, otras divisiones reemplazaron a los cuatro ba- rrios de acuerdo con la importancia que fue adquiriendo el gru- po de Manco; sin embargo la disposición del espacio, dividido en cuatro partes, se mantuvo como una necesidad del sistema organizativo. Otra modalidad andina de delimitar las áreas se basaba en los principios de oposición y de complementariedad. En efecto, la oposición de las mitades, ya fuesen hanan o hurin, es decir arriba o abajo, o bien icho y allauca, izquierda y derecha, forma- ban una división dual en todo el ámbito andino. Los ayllus, Jos pueblos, los valles comprendían estas particiones con un senti- do de oposición relativa. A estas divisiones referentes al espacio físico hay que añadir una noción -de-género.- Más adelante podremos apreciar--en e Cusca cómo el bando de arriba se relacionaba con el sexo mas- culino, mientras el de abajo con el femenino. Además de estas diferencias entre los bandos, existía tam- bién una idea de complementariedad que se hallaba en la base del sistema sociopolítico y económico. Este concepto tenía sus raíces en la complejidad de la geografía andina. El acceso a los d~stinto recurso.s, propios de cada piso ecológico, daba lugar a diversos mecamsmos de interacción. Sin embargo, es interesan- te anotar que tanto la oposición como la complementariedad se encuen.tran también en otras esferas del pensamiento indígena, como sila cosmovisión del mundo girara en torno a estas dos no- ciones. . TantoAcamama, que fue un villorio primitivo, como la pos- tenor capital del Tahuantinsuyu se basaron en estas divisiones duales Y cuatripartitas que fueron la base de todo el sistema. En- tender ~s~s. ?rincipios de división es esencial para luego expli- ~ar la diViSion del espacio imperante en aquella remota época, idea que se mantuvo después de la instalación de la gente de Manco. El paulatino aumento de la importancia de los incas obligó posteriormente a la creación de nuevas divisiones del es- pacio de acuerdo con los cambios políticos, pero el principio fundamental fue el mismo.