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Los SISTEMAS POLÍTICOS

CONTEMPORÁNEOS:
DE LA DEMOCRACIA A LA
POLIARQUÍA
Por Margarita Batlle4

Introducción
El término “democracia” es utilizado, tanto en las Ciencias
Sociales como por la opinión pública y los medios de comu-
nicación, a la hora de describir y explicar el funcionamiento de
los sistemas políticos contemporáneos; sobre todo, en aquellos
lugares donde las elecciones son las que determinan cómo se
conforma el gobierno.1 El concepto de democracia es utilizado en
los escritos académicos con una gran cantidad de significados
diferentes a partir de adjetivos o apellidos que acompañan el
concepto y desde diferentes perspectivas analíticas.

4 Margarita Batlle es licenciada en Ciencia Política, egresada de la Universidad


de Buenos Aires, doctora en Procesos Políticos Contemporáneos por la
Universidad de Salamanca (España). Actualmente se desempeña como profesora
en
1
la Universidad Externado de Colombia.
Este concepto, su definición y sus alcances han cambiado mucho a lo largo de la
historia. Al hacer un recuento sintético de la teoría democrática contemporánea
se pueden agrupar, tres tradiciones muy diferentes unas de otras: la teoría clásica
o aristotélica; la teoría medieval y la teoría moderna o maquiavélica. Estas tres
distintas tradiciones evidencian el modo en que, de la mano con los cambios en la
historia de la humanidad, las aproximaciones al concepto también se han ido
modificando (Bobbio, 2000,441).

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Esto ha llevado a la “proliferación de fórmulas conceptuales
alternativas” incluso contradictorias, sobre qué es o debería ser
una democracia (Collier y Levitsky, 1998, 101).
En los diversos escritos sobre la democracia, se hace mención a
la democracia directa y también a la democracia deliberativa, a la
democracia social y a la participativa. Todos estos conceptos
apuntan a diferentes tipos de democracias que tienen como
denominador común (a veces el único) la realización de
elecciones y la participación, en el gobierno, de un amplio sector
de la sociedad.
Frente a la dificultad -conceptual y analítica- que plantea la
utilización del término democracia, el célebre politólogo Robert
Dahl se propuso ordenar y sistematizar el concepto partiendo de
una visión minimalista del mismo. Es decir, asumiendo que
aquello que define a un régimen como democrático es el hecho de
que sus gobernantes lleguen a ocupar el poder a través de
elecciones competitivas (Schumpeter, 1976). Esto, llevó a Dahl a
plantear un nuevo concepto, que con el correr del tiempo, se fue
convirtiendo en un referente clásico en los estudios sobre la
democracia y la representación: la poliarquía.

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El concepto de poliarquía surge para dar cuenta del modo en que
funcionan, según Dahl, los sistemas políticos occidentales
contemporáneos en la práctica concreta y real. Las poliarquías son,
pues “democracias imperfectas” (Máiz, sin fecha, 24). El concepto
de poliarquía es la manera más simple y que mejor describe a las
sociedades democráticas realmente existentes. (García Jurado,
1996/97, 41)
De acuerdo con Dahl, la democracia sería más una idea a perse-
guir que una realidad concreta. La democracia es un sistema in-
alcanzable e imposible de adoptar en la práctica. “Esto significa
que es necesario reconocer que la democracia es un orden utópi-
co e ideal al que no puede aspirar la sociedad, pues su realización
no está al alcance de la humanidad” (García Jurado, 1996/97, 41).
La poliarquía sería la democracia realmente existente.
¿Qué significa Poliarquía?
En el libro Politics, Economy and Welfare del año 1953, Robert
Dahl y Charles Lindblom plantearon que un sistema poliárquico
posee varias características que lo definen y distinguen de otros
sistemas políticos. En primer lugar, se caracteriza por el derecho
al voto, es decir, que la participación de los ciudadanos, mediante
la emisión del voto, determina quiénes conforman un gobierno.
Al mismo tiempo, todos los ciudadanos tienen derecho a
presentarse a elecciones y competir por los cargos públicos, es
decir que hay una igualdad de oportunidades en ese sentido.

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Primera característica de la poliarquía: Derecho a votar y a ser
votado.
En segundo lugar, en una poliarquía se debe garantizar la igual-
dad del voto. El sufragio en una poliarquía es universal, vale
decir que abarca a toda la ciudadanía que, según la constitución,
cumple las condiciones que le permitan el ejercicio del voto. El
sufragio debe estar garantizado para todos los ciudadanos
capacitados por la constitución para hacerlo y los votos, que se
depositan en las urnas, deben tener todos el mismo valor (es decir
que el voto de ningún ciudadano puede valer más que el de otro).
En una poliarquía, las autoridades públicas, que ejercen el go-
bierno, son elegidas por los ciudadanos, lo cual da origen al
vínculo de la representación. Por ello, las elecciones mediante las
cuales las autoridades son elegidas deben ser libres y limpias.
Dicho de otro modo, no debería configurarse ninguna sospecha
de fraude que reste legitimidad a las mismas o afecte la confianza
de los ciudadanos en el proceso.
Segunda característica de la poliarquía: Las elecciones deben ser
limpias y todos los votos deben valer lo mismo.
En tercer lugar debe existir una subordinación de los funcionarios públicos no
elegidos a aquellos elegidos popularmente. Esto no quiere decir que los
funcionarios políticos no deban rendir cuentas y ser controlados por otras
instituciones como la justicia o los parlamentos. Por el contrario, significa que no
debe haber una persona o grupo que posea el poder (o pueda condicionarlo) sin
haber sido electo de manera democrática, o sea, a través de elecciones.

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Tercera característica de la poliarquía: Los funcionarios públicos
electos no pueden ser condicionados por personas sin
representación popular electoral.
Una cuarta característica es que debe existir una alternativa frente
al gobierno de tumo. Es decir que de acuerdo con Dahl, en el
desarrollo de este sistema político, la capacidad de participación
y control sobre los funcionarios electos cobra una especial
relevancia Este autor sostiene que en un sistema poliárquico cada
ciudadano tiene la posibilidad de asociarse libremente a los
diferentes grupos que sean de su interés.
Cuarta característica de la poliarquía: Debe existir una alternativa
frente al gobierno y cada ciudadano puede elegir a qué grupo
acercarse.
En quinto lugar, en una poliarquía deben garantizarse diversas
fuentes a través de las cuales los ciudadanos reciben la
información. En una poliarquía hay libertad de expresión. Así,
deben evitarse los monopolios o desequilibrios informativos.
Para esto deben existir fuentes de información diversas que
cuenten con las garantías para realizar su trabajo y convertirse en
un canal efectivo entre el ciudadano y los acontecimientos
nacionales o internacionales. De este modo, la ciudadanía puede
contar, entonces, con diferentes alternativas a las que acudir o de
las que recibir la información. En el marco de esa diversidad se
allana el camino para que el ciudadano pueda informarse de una
manera integral permitiendo así avanzar en la circulación de

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información. Estas diversas fuentes informativas, entre otras
cosas, también pueden ser un elemento más para acercar a
representantes y representados; a la vez, de aportar herramientas
más adecuadas para ejercer el control de los segundos sobre los
primeros.
Quinta característica de il poliarquía: La existencia de libertad de
expresión y variedad de información.
En sexto lugar, en una poliarquía, deben existir opciones di-
ferentes, no solo en términos de partidos políticos o candidaturas
en competencia por el poder, sino también respecto de los tipos
de políticas que se implementan. Es decir, no puede haber solo un
partido. Tampoco puede ocurrir que un partido gane siempre las
elecciones. Esta última característica resalta el papel de los
partidos políticos como instituciones encargadas de sumar los
intereses diversos de la ciudadanía. Los partidos son en la
poliarquía los protagonistas de la competencia y del ejercicio del
poder, ya que logran interpretar y representar los intereses
heterogéneos que conviven en una sociedad.
Sexta característica: Para que exista una poliarquía deber haber
partidos diferentes con iguales posibilidades de l egar al poder y que
a su vez, representen programas e ideas distintas.
Para que se cumplan todas las características que conforman una
poliarquía, se requiere que exista un marco institucional (legal y
político) que garantice su funcionamiento. En el próximo
apartado, se desarrollará este tema.

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El marco institucional de la poliarquía
Como se ha anticipado en el apartado anterior, para que las
condiciones que componen la poliarquía se cumplan hacen falta
condiciones políticas y legales. Por eso es que deben existir
instituciones que permitan el correcto funcionamiento de una
poliarquía. Estas deben regirse por dos principios fundamentales:
el de inclusión y el de contestación.
El principio de inclusión se relaciona con la participación de los
ciudadanos en los asuntos públicos en las decisiones que se
toman desde el gobierno. Vale decir que la participación va más
allá de lo meramente electoral, por ejemplo, organizándose en
asociaciones voluntarias, haciendo peticiones al Estado y a los
dirigentes políticos, manifestándose en las calles etc.
Por su parte, el principio de contestación se refiere a la existencia
de competencia política, es decir, a la existencia de un sistema
con elecciones competitivas sin que el poder sea ejercido de
manera monopólica y haya lugar para la alternancia de partidos
y/o candidatos en el gobierno.
En la poliarquía los partidos políticos juegan un rol clave. Esto se
debe observar en el papel de canales entre el ciudadano y el
gobierno, lo que se denominó anteriormente como la condición
de inclusión. También el papel de los partidos se debe entender
como la voluntad de colocar a sus candidatos en cargos públicos
mediante elecciones (contestación).La participación de la
ciudadanía y la existencia de elecciones transparentes,
universales y competitivas que permitan la alternancia de

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autoridades del Estado son principios que se asocian al
funcionamiento de un sistema democrático y, en la propuesta
teórica de Dahl, pasan a ser rectores de todas las características
de la poliarquía.
Conclusiones: ¿La poliarquía como una versión “real”
de la democracia?
La complejidad del concepto de democracia constituye un
obstáculo, tanto analítico como práctico, sobre eí sentido que se
le otorga a su significado. Esto se observa en la existencia de
ideas diferentes por parte de los estudiosos en el tema, pero
también de la opinión pública y los medios de comunicación.
En ese sentido, la obra de Dahl evidencia su preocupación por
analizar y comprender el funcionamiento de los sistemas po-
líticos occidentales contemporáneos al trazar el camino hacia la
identificación del “gobierno de muchos”, en contraposición con
el —utópico- “gobierno de todos”. Cuando se refiere a muchos
(en lugar de todos) queda claro que la poliarquía debe garantizar
el acceso al poder de quien gana, pero también los derechos de
los que pierden.
En síntesis, el concepto de poliarquía toma las características
centrales de lo que se espera de una democracia fundamentada en
la inclusión y en la contestación y se erige como un concepto útil
para dar cuenta del modo en que se estructuran los regímenes
políticos contemporáneos y se conforman los gobiernos.

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Bibliografía
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y Pasquino, Gianfranco (Eds.), Diccionario de Política (pp. 441- 453), México,
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Disponible en <http://webspersoais.usc.es/expprt/sites/default/persoais/
ramon.maiz/descargas/Artigo_35.pdf>. Último acceso 25 de noviembre de
2014.
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Democracy, Vol. 5, (n°l, pp. 55-69).
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Londres, Routledge.

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