Varones y Masculinidades Capitulo 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 13

¿Cómo repercuten los cambios producidos por los fe- construir otras maneras de habitar la masculinidad

minismos y las diversidades sexuales y de género en que no estén ligadas a formas de violencia y humilla-
la vida cotidiana de las/os adolescentes y jóvenes? ción? El material que presentamos aquí surge de estas
¿Qué lugar deben ocupar los varones1 cisgénero2 he- inquietudes tan presentes en las agendas sociales co-
terosexuales en estos cambios? ¿Cuáles son sus res- tidianas, y pretende ser una herramienta que colabo-
ponsabilidades frente a la puesta en cuestión de los re con los trabajos de prevención de las violencias de
mandatos de masculinidad normativa? ¿Se pueden género, y la promoción del derecho a una vida libre de
violencias.
1 A lo largo de este documento utilizaremos el sustantivo
“varones” en lugar de “hombres” por el uso pretendidamente
Los textos y audiovisuales que forman parte de este
universal del término “hombre” como sinónimo de humanidad. kit se enmarcan en la Iniciativa Spotlight, una alian-
Asimismo, cada vez que hablemos de varones, salvo que za global de la Unión Europea y las Naciones Unidas
especifiquemos que nos referimos a varones trans, estamos que busca prevenir, atender y sancionar la violencia
hablando de varones cis. contra las mujeres y las niñas en el mundo. El objetivo
2 Cuando el género autopercibido se corresponde con de dicha iniciativa en Argentina es reducir la violen-
el asignado al nacer. A diferencia de, por ejemplo, los varones
transgénero, que generalmente fueron asignados “mujeres” al
cia contra las mujeres y niñas y su manifestación más
nacer. extrema, el femicidio.
Uno de los pilares fundamentales para ello es
la prevención de la violencia de género. En este
sentido, resulta esencial contar con herramientas
para trabajar con los varones y las masculinida-
des, problematizando los mandatos, los privile-
gios, las relaciones de desigualdad y de compli-
cidad.

Los adolescentes y jóvenes varones heterosexua-


les dialogan de manera cotidiana y conflictiva
con el cuestionamiento de los mandatos de mas-
culinidad dominante vigentes en nuestra socie-
dad. Ante la identificación de prácticas machis-
tas propias y de su entorno, navegan y naufragan
entre la culpa paralizante, el silencio cómplice,
el paternalismo heroico y las resistencias. Estas
últimas, cuando no son confrontadas y acompa-
ñadas en un sentido pedagógico transformador,
suelen convertirse en sensibilidades autoritarias
que nutren las reacciones patriarcales, buscan-
do disciplinar a las feminidades empoderadas a
través del recrudecimiento de las violencias ma-
chistas e intentando defender el statu quo ante el
riesgo de perder los privilegios. Por ello, resulta
estratégico trabajar con educadores/as, equipos
técnicos, personal de salud, y demás actores in-
volucrados en el acompañamiento de adolescen-
tes y jóvenes en sus procesos de socialización.

En ese sentido, con este documento nos propo-


nemos contribuir a la prevención de la violencia
de género y la discriminación. En sus capítulos,
recorremos el cuestionamiento a los mandatos
de la masculinidad patriarcal y sus costos para los
varones y las personas con las que se relacionan;
la naturalización de los privilegios masculinos, las
relaciones de complicidad machista entre varo-
nes; y, por último, la necesidad de promover mas-
culinidades libres y diversas, que tomen distancia
consciente y activa del machismo como cultura
de violencia y opresión.

>> 8
mandatos generan relaciones desiguales y violentas,
que vulneran nuestra libertad, autonomía e igualdad.
Este enfoque, a su vez, nos permite entender por qué
las mujeres y las diversidades sexuales se encuentran,

GÉNERO
en general, en situaciones de inferioridad de poder
respecto de la mayoría de los varones.

Decimos que este enfoque es crítico porque, no solo


busca describir las relaciones de género, sino tam-
bién dotarnos de herramientas para comprender su
carácter injusto, denunciar las formas de violencia y
El enfoque crítico de género es la mirada que nos per- discriminación que se desprenden de ellas, y compro-
mite problematizar cómo llegamos a ser varones o meternos a cambiar nuestras prácticas en un sentido
mujeres, por qué existen mandatos acerca de cómo igualitario.
debemos ser varones o mujeres, y de qué modo esos
Cuando se introduce la perspectiva de género, suele Entonces, nuestras formas de actuar, de ser, de sentir
afirmarse que nacemos con un sexo biológico (macho no responden a diferencias naturales entre los varones
o hembra) y, en base al mismo, se nos asigna un género y las mujeres, sino que son resultado de lo que llama-
(masculino o femenino) a partir del cual conformamos mos socialización de género. Es decir, de las formas en
nuestra identidad (en principio binaria, varón o mujer que nos crían y educan en lo que es masculino o feme-
según el caso). De esta manera, mientras el sexo sería nino según la cultura y el momento histórico. Por eso
natural, el género sería aprendido culturalmente. Pero mismo, y a pesar de su fuerte arraigo en las costum-
existe una forma alternativa de explicarlo: los seres bres, tradiciones y religiones, esas formas son posibles
humanos nacemos con diferentes características cor- de ser modificadas. La socialización de género es un
porales, como resultado de procesos que sí son bioló- proceso que se da durante toda la vida y en todos los
gicos. Entre ellas, nacemos con diferentes genitales. ámbitos en los que una persona se mueve: la escuela,
Sin embargo, es la cultura en que nacemos, y no la el barrio, los medios, las instituciones, las familias, los
naturaleza, la que hace de las diferencias genitales grupos de amigos.
LA DIFERENCIA (que llamamos diferencia sexual) que
nos clasifica y divide entre machos (quienes nacen con Decimos que esta socialización de género es opresi-
pene) y hembras (quienes nacen con vagina). Esta cla- va porque de forma más o menos evidente nos condi-
sificación entre machos y hembras, entonces, no es un ciona a desear unas cosas y a rechazar otras, a jugar,
mero hecho biológico, sino una interpretación cultural a expresarnos, a vestirnos, a desarrollarnos según un
que hace que toda la variedad de cuerpos sea reduci- guion que establece qué es “de varón” y qué es “de
da a dos únicos sexos. mujer” en un momento histórico particular. De ese
modo, se ven vulnerados nuestros derechos a desa-
Esa interpretación cultural es lo que llamamos rrollarnos libremente y de forma autónoma.
“género”: un dispositivo de poder, un guion, que so-
cializa a los cuerpos con pene en la masculinidad, Además, la socialización de género no nos hace sim-
para que se conviertan en varones, y a los cuerpos con plemente diferentes, sino que también nos hace des-
vagina en la feminidad, para que se conviertan en mu- iguales. Nuestras culturas otorgan diferentes oportu-
jeres. nidades a varones y mujeres, dando mayor valoración
a lo masculino y dejando en un lugar de subordinación
Aquellas personas que se identifican con el género a lo femenino.
que les fue asignado al nacer, se consideran personas
cisgénero (el prefijo “cis” significa “del mismo lado”).
En cambio, las personas trans (travestis, transexuales
y transgénero) son quienes se identifican y perciben
en un género distinto al que les asignaron al nacer
(por ejemplo, un varón trans es aquella persona que
asignada hembra/mujer al nacer, se siente, construye
y percibe a sí misma como varón).

>> 10
Qué tiene que ver la importante con relación a nuestra sexualidad, es que
podamos vivirla de forma libre, placentera, cuidada,
sin violencias ni discriminación.

Es importante mirar nuestras relaciones desde el enfo-


que de género, ya que esto nos permite observar que
con el género allí donde creíamos que había simples e inocentes di-
ferencias, hay relaciones de desigualdad. Y que estas
Comúnmente, entendemos que la heterosexualidad relaciones, no son así, sino que están así, y es nuestra
es la orientación sexual de aquellas personas que se responsabilidad contribuir a transformarlas.
sienten atraídas por el “sexo opuesto”. Ahora bien, así
como señalamos que la cultura hace que una variedad
de cuerpos sea construida en dos únicos sexos, dife-
rentes y desiguales, esa misma cultura nos dice que
esos sexos también son complementarios. En ese sen-
tido nos dirán, “lo que no tiene uno, lo encuentra en el Qué es
otro, y viceversa”.
y qué no es la
El problema no estaría en la complementariedad, ya
que, en general, los seres humanos buscamos com-
plementarnos con otros para vivir en comunidad. El
problema es que, al suponer que la única forma de ha-
La masculinidad es un concepto difícil de definir, por
cerlo es a través del establecimiento de una relación
lo que vamos a empezar por lo que la masculinidad
sexoafectiva con el sexo considerado opuesto, la hete-
NO ES.
rosexualidad deja de ser una orientación posible para
transformarse en una norma, en la única orientación La masculinidad NO ES un hecho biológico, no de-
sexual considerada normal y legítima. Para describir pende de los genitales con los que hayamos nacido.
críticamente este fenómeno se usa el concepto de La masculinidad NO ES la manifestación de una esen-
“heterosexualidad obligatoria”. cia interior, no está determinada ni por el alma ni por
Suele afirmarse que esta orientación es la “normal” las energías. La masculinidad NO ES un conjunto de
porque es la que permite la reproduccción. Sin em- atributos propiedad de los varones, no es algo que se
bargo, las vías de acceso a la maternidad y paterni- tiene o que se posee. Pero entonces, ¿qué es la mas-
dad, hoy en día, son múltiples y no dependen exclusi- culinidad?
vamente de la reproducción biológica entre un varón y
La masculinidad es un concepto relacional, ya que
una mujer. Y, además, ¿por qué creer que el fin prime-
existe solo en contraste con la feminidad. Se trata,
ro y último de la sexualidad es la reproducción?
además, de un concepto moderno, no ha existido
La sexualidad es un proceso complejo de construc- desde siempre ni en todas las culturas. Es un conjunto
ción en el que inciden múltiples factores. No puede de significados, siempre cambiantes, que construimos
ser reducido a explicaciones genéticas, biológicas ni a través de nuestras relaciones con nosotros mismos,
psicológicas. Las orientaciones sexuales son diversas con los otros y con nuestro mundo. La masculinidad
y no debemos atribuirles valores morales. Lo único no es estática ni atemporal, es histórica.
11 <<
Si decíamos que el género es un dispositivo de poder, socialmente lo que debe esperarse de las personas
un guion para la socialización de varones y mujeres, que se identifican masculinas. Toda versión que no se
la masculinidad es esa dimensión del dispositivo y del corresponda con esa norma o guion hegemónico, será
guion destinada a la educación de los varones en cier- colocada en un lugar de inferioridad.
tos mandatos y prácticas.
Como ya dijimos, se pretende que las personas mas-
Algunos autores hablan de masculinidades en plural, culinas sean varones cisgénero, es decir, personas que
para dar cuenta de que pueden existir diversas formas nacieron con pene y testículos, que fueron asignadas
de ser varones, e incluso, diversas identidades mas- como varón al nacer y que se autoperciben tales. Pero,
culinas, sean varones o no. Por ejemplo, personas no además, se espera de ellos que sean heterosexuales,
binarias, lesbianas o mujeres que se identifican y ex- es decir, que orienten su deseo sexual hacia mujeres
presan desde una apropiación singular de la masculi- cisgénero, nacidas con vagina y vulva.
nidad.
A estos varones, desde pequeños, se les enseña a
Si bien esto es cierto, es imprescindible que proble- distinguir entre la actividad y la pasividad, la autosu-
maticemos la masculinidad no solo en plural, aten- ficiencia y la dependencia, la razón y la emoción, la
diendo a las diversas identidades o expresiones de fortaleza y la debilidad, el honor y la vergüenza, la va-
género que se autoperciben masculinas, sino como un lentía y la cobardía, el éxito y el fracaso, la dominación
dispositivo que produce y reproduce relaciones des- y la subordinación. Mientras que los primeros térmi-
iguales de poder. nos de estas dicotomías se construyen como desea-
bles, los segundos aparecen asociados a las mujeres y
En ese sentido, la masculinidad en singular es un man- a la feminidad como algo ajeno, secundario e inferior.
dato, un conjunto de normas, de prácticas y de dis- La mayoría de los varones son condicionados a cons-
cursos, que de ser asumidos de forma más o menos truir su identidad mostrando una férrea oposición a
“exitosa” asignan a los varones (cisgénero y hetero- esa idea de feminidad. Un varón, para ser considerado
sexuales, sobre todo) una posición social privilegiada tal, debe demostrar continuamente que no es un niño,
respecto de otras identidades de género. que no es una mujer y que no es homosexual.
Algo importante a considerar, que hace a la construc-
ción de la masculinidad pero también a las dificulta-
des para su deconstrucción, es que la masculinidad
Masculinidades se practica, demuestra, reconoce y consolida en los
grupos de pares. Los varones están bajo el persisten-
te escrutinio de otros varones: se muestran y repre-
sentan como varones frente a otros varones y es allí
donde se avalan y reproducen muchas de las prácticas
más nocivas para ellos y para quienes se relacionan
con ellos.
Así como dijimos que la cultura hace que una varie-
dad de cuerpos sea construida en dos únicos sexos, La virilidad, en tanto sexualidad activa, se va constru-
diferentes y desiguales, esa misma cultura exalta un yendo y reconociendo ante la mirada de otros varones
tipo de masculinidad sobre muchas otras posibles. que operan como examinadores de una “verdadera
Esta masculinidad se impone como norma y produce masculinidad”. Este proceso de legitimación homo-
>> 12
social está lleno de peligros, con riesgos de
fracaso y con una competencia intensa e
imparable que hacen que el miedo a quedar
afuera del grupo de pares (“que te quiten la
credencial de macho”) sea la emoción que
moviliza cada gesto, práctica, palabra en el
recorrido de “hacerse varones”. La violencia
aparece allí como una de las formas más
destacadas de validación de la masculinidad
normativa y la complicidad machista como
uno de los mecanismos más comunes para
evitar su cuestionamiento.

También es relevante considerar que, así


como hay normas de masculinidad y mas-
culinidades normativas que son las que se
aproximan con mayor éxito a encarnar sus
mandatos, también hay masculinidades su-
bordinadas. La masculinidad no es una, ni
es única, sino que está estructurada en una
jerarquía “interna” de poder. Por ejemplo,
la masculinidad de varones de pueblos ori-
ginarios y de sectores empobrecidos está
en posiciones de subordinación respecto a
la de los varones blancos y de clase media/
alta; la de varones trans respecto a la de va-
rones cisgénero; la de varones homo o bi-
sexuales respecto a la de varones hetero; la
de varones adultos respecto a la de niños
y adolescentes; la de varones con discapa-
cidad respecto a la de los varones sin apa-
rente discapacidad; y las masculinidades de
personas que no se identifican como varo-
nes respecto a las de quienes sí lo hacen.
Sin embargo, también es probable que esos
varones subordinados tengan posiciones
sociales más ventajosas que las mujeres con
las que comparten un mismo grupo social
en términos de clase, etnia u orientación
sexual.

13 <<
yo me miro al espejo, veo una mujer negra. Para ti la
raza es invisible, porque así funcionan los privilegios”.
Los varones y las Kimmel ilustra con esto que los privilegiados no saben
cómo o por qué lo son. Y dice: “Antes, cuando me veía
al espejo veía a un ser humano, sin raza, clase o género:
a pensarse un sujeto universal. A partir de esa conversación me
convertí en un hombre blanco de clase media. Me di
como cuenta de que la raza, la clase y el género también
tenían que ver conmigo. Si queremos que los hombres
entren a la discusión de la salud sexual y reproductiva,
tenemos que hacer la masculinidad visible para ellos y
¿Cuáles son las dificultades de los varones para intro- darnos cuenta de que la invisibilidad es consecuencia
ducirse en un proceso en el que nos pensemos en clave del poder y el privilegio” (Kimmel, 2000: 7).
de género? ¿Qué resistencias podrían empezar a apa-
recer al trabajar estos temas? La masculinidad no solo aparece como el elemento
jerarquizado del par de género binario (masculino/fe-
En nuestra experiencia como facilitadores/as de talle- menino), sino que también se ubica como representan-
res de masculinidad con varones nos hemos encontra- te de la totalidad de la humanidad, como lo universal
do con diversas resistencias. Si bien no tienen por qué que habla, mira, juzga y decide. Así, cuando habla un
aparecer en todos los casos y pueden darse en dife- varón, si cumple con las características de la mascu-
rentes medidas, en función del contexto, del trabajo linidad normativa (varón, heterosexual, blanco, clase
previo, de las relaciones de género que caracterizan media/alta), pareciera que lo hace en nombre de la
ese espacio, nos parece importante advertir sobre totalidad de los seres humanos. Y ello también es un
estas cuestiones, para que no se desanimen y puedan privilegio naturalizado, por eso, cuando pretendemos
atravesarlas sin abandonar el proceso. que los varones se piensen como sujetos de género,
situados, con intereses parciales y responsabilidades
Una de las características fundamentales de la mascu- concretas, no saben cómo hacerlo, no quieren hacerlo,
linidad, como estructura de poder, es su invisibilidad se sienten interpelados y cuestionados. Esa reacción,
como conjunto de normas, valores, expresiones, roles aunque muchas veces inconsciente, es una forma de
que definen lo que debe o no ser un varón en nues- defender el privilegio de ser considerado un sujeto uni-
tra sociedad. La masculinidad parece adquirir notorie- versal, es el privilegio de que sus privilegios no sean
dad solo cuando aparece en un cuerpo que no es el visibles ni se encuentren amenazados.
del varón blanco heterosexual de clase media. Michel
Kimmel (1997), en este sentido, plantea que los varones Para poder comenzar a problematizar las desigualda-
viven como si no tuvieran género. Y ejemplifica dicha des de género, resulta fundamental que quienes se
invisibilidad y su relación con la resistencia de los va- asumen como varones hagan el ejercicio de pensarse
rones a transformar sus prácticas de género, a partir como grupo social, trascendiendo la individualidad. Y
de una anécdota muy ilustrativa, sobre un encuentro esa es la principal resistencia que hemos encontrado:
entre una mujer blanca y una mujer negra. Ésta última ubicarse como sujeto de género en el marco de una
pregunta: “Cuando te miras al espejo, ¿qué ves?”. “Veo construcción colectiva. “¿Se refieren a uno/nosotros o
una mujer”, responde la blanca. Es entonces cuando a los varones en general?”, “No somos todos iguales”,
la mujer negra explica: “Ese es el problema, cuando “No nos metan a todos en la misma bolsa”, son las ex-
>> 14
presiones que solemos escuchar, como
mecanismos defensivos, para ubicarse
por fuera o por encima de las prácticas
masculinas en cuestión.

Es obvio que todos los varones son di-


ferentes entre sí, pero es importante
asumir y transmitir que no existe una po-
sición neutra que nos haga “simplemen-
te personas”, sino que, lo que somos,
cómo nos movemos, actuamos, pensa-
mos y vivimos, está atravesado por las
estructuras de poder que nos ubican
de manera diferencial de un lado u otro
del vector de poder, y esto transciende
nuestras trayectorias individuales.

A su vez, suele aparecer una distancia


enorme entre lo que la sociedad dice
que es la masculinidad y lo que un ado-
lescente particular piensa que es su mas-
culinidad. Difícilmente el adolescente
varón se identifique con la masculinidad
normativa. Entre otras cosas, porque
muchos de los mandatos de la mascu-
linidad, como veremos en el siguien-
te capítulo, se dirigen al varón adulto:
proveedor, procreador, protector, por
ejemplo. Entonces, ante el convite a
reconocerse destinatario y (potencial)
reproductor de dichos mandatos, suele
reaccionar diciendo “yo no soy eso”. En
menor o mayor medida, casi todos los
varones lo dicen, porque casi ninguno
encaja a la perfección en la norma. De
hecho, la norma en tanto ficción regula-
dora y disciplinadora, tiene como objeti-
vo que los varones de carne y hueso no
logren alcanzarla, que dejen su vida en
intentarlo, o sientan culpa y vergüenza
por no lograrlo.

15 <<
Lo que nos interesa destacar para el fin que este compañeras mujeres que ya no callan, que denuncian
cuadernillo fue elaborado, es que todos los varones las violencias y las injusticias, demandan ser tratadas
fueron, son y serán socializados en los discursos nor- como semejantes y en igualdad de condiciones. Cabe
mativos de la masculinidad. Y que, cada uno, con sus destacar que, para la cultura patriarcal, el mandato de
diferencias y singularidades, pueda reflexionar en qué feminidad es no amenazar los privilegios de los varo-
medida está encarnando dichos mandatos, así no sea nes. Por eso, es común que en esta coyuntura donde
en la medida más evidente, grosera y violenta. De lo más que nunca las mujeres elaboran discursos que los
contrario, la construcción de estereotipos de mascu- interpelan, ellos traduzcan su desorientación en enojo,
linidades de machos alfa y violentos, solo sirve para malestar e incomodidad.
desidentificarse, tomar distancia y evadir la respon-
sabilidad de problematizar qué prácticas machistas Nuestro rol como facilitadores/as no es ahorrarles esa
sigo reproduciendo. Y acá una salvedad: en el marco incomodidad, que es fruto de la historia en movimien-
de una cultura machista y una organización patriarcal to. Por el contrario, debemos invitar a transitar y abra-
de la sociedad, no hay quien esté libre de machismo y, zar dicha incomodidad como principio de transfor-
por ende, de la necesidad de mirarse al espejo. mación, como una oportunidad histórica para soltar
tanto mandato y tanta norma, como una ocasión para
Los varones, en general y los adolescentes, en par- ser más libres y, también, más justos con ellos mismos
ticular, se encuentran desorientados ante un mundo y con quienes tienen la posibilidad de compartir sus
que está cambiando vertiginosamente y ante sus vidas.

También podría gustarte