Los Grandes Problemas de Sinaloa

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Los grandes problemas de Sinaloa es un libro pertinente para tiempos de cambio de gobierno.

ra
Lectu
Se integra por ensayos sobre diferentes temas de la agenda que está conformándose para los
nube
próximos años, pero no se queda en el diagnóstico, propone soluciones. Y es que los autores son en la
especialistas con reconocida trayectoria en la vida práctica y en su campo de la investigación,
lo que garantiza contar con diagnósticos y propuestas que seguramente alimentarán diferentes
formulaciones que se realicen en el futuro inmediato, tanto en diferentes niveles de gobierno y
ámbitos sociales e institucionales. Se abordan la agricultura, turismo, desarrollo regional, edu-
cación, sistema político, seguridad e impartición de justicia, salud y medios de comunicación,
contextualizados en el complejo escenario actual, donde se entrecruzan cambios acelerados en
LOS GRANDES
México y el mundo. Se trata de una obra con un enfoque plural, no pretende defender una postura
PROBLEMAS DE SINALOA

ERNESTO HERNÁNDEZ NORZAGARAY


ideológica o política, sino que constituye un ejercicio crítico, con libertad de pensamiento, pero
con una alta responsabilidad y sentido de utilidad social.

GUILLERMO IBARRA ESCOBAR


Coordinadores
Coordinadores
ERNESTO HERNÁNDEZ NORZAGARAY

LOS GRANDES PROBLEMAS DE SINALOA


GUILLERMO IBARRA ESCOBAR
LOS GRANDES PROBLEMAS DE SINALOA
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH

María José Añón Roig Javier de Lucas Martín


Catedrática de Filosofía del Derecho Catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política de
de la Universidad de Valencia la Universidad de Valencia
Ana Cañizares Laso Víctor Moreno Catena
Catedrática de Derecho Civil Catedrático de Derecho Procesal
de la Universidad de Málaga de la Universidad Carlos III de Madrid
Jorge A. Cerdio Herrán Francisco Muñoz Conde
Catedrático de Teoría y Filosofía de Catedrático de Derecho Penal
Derecho. Instituto Tecnológico de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
Autónomo de México
Angelika Nussberger
José Ramón Cossío Díaz Jueza del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Ministro en retiro de la Suprema Corte Catedrática de Derecho Internacional de la Universidad de
de Justicia de la Nación y miembro de Colonia (Alemania)
El Colegio Nacional
Héctor Olasolo Alonso
Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot Catedrático de Derecho Internacional de la
Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Universidad del Rosario (Colombia) y
Humanos. Investigador del Instituto de Investigaciones Presidente del Instituto Ibero-Americano de
Jurídicas de la UNAM La Haya (Holanda)
Owen Fiss Luciano Parejo Alfonso
Catedrático emérito de Teoría del Derecho de la Catedrático de Derecho Administrativo de la
Universidad de Yale (EEUU) Universidad Carlos III de Madrid
José Antonio García-Cruces González Tomás Sala Franco
Catedrático de Derecho Mercantil Catedrático de Derecho del Trabajo y de la
de la UNED Seguridad Social de la Universidad de Valencia
Luis López Guerra Ignacio Sancho Gargallo
Catedrático de Derecho Constitucional de la Magistrado de la Sala Primera (Civil) del
Universidad Carlos III de Madrid Tribunal Supremo de España
Ángel M. López y López Tomás S. Vives Antón
Catedrático de Derecho Civil de la Catedrático de Derecho Penal de la
Universidad de Sevilla Universidad de Valencia
Marta Lorente Sariñena Ruth Zimmerling
Catedrática de Historia del Derecho de la Catedrática de Ciencia Política de la
Universidad Autónoma de Madrid Universidad de Mainz (Alemania)

Procedimiento de selección de originales, ver página web:


www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales
LOS GRANDES
PROBLEMAS DE SINALOA

Ernesto Hernández Norzagaray


Guillermo Ibarra Escobar
Coordinadores

tirant lo blanch
Ciudad de México, 2021
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Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro pue-


de reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o
mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier alma-
cenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito
de los autores y del editor.

En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch México


publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com/mex/

GOBIERNO DEL ESTADO DE SINALOA


C. Quirino Ordaz Coppel
Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa
C. Juan Alfonso Mejía López
Secretario de Educación Pública y Cultura de Sinaloa
C. Alma Hortensia Olmeda Aguirre
Rectora de la Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

© Ernesto Hernández Norzagaray,


Guillermo Ibarra Escobar (Coords.)

© EDITA: TIRANT LO BLANCH


DISTRIBUYE: TIRANT LO BLANCH MÉXICO
Av. Tamaulipas 150, Oficina 502
Hipódromo, Cuauhtémoc, 06100 Ciudad de México
Telf: +52 1 55 65502317
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ISBN: 978-84-1397-506-1
MAQUETA: Tink Factoría de Color

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de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-
de-empresa nuestro procedimiento de quejas.
Responsabilidad Social Corporativa: http://www.tirant.net/Docs/RSCTirant.pdf
Índice

Introducción .................................................................................................. 9
Ernesto Hernández Norzagaray
Guillermo Ibarra Escobar

Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa y la soberanía


alimentaria ..................................................................................................... 15
Eduardo E. Paláu Blanco
Juan de Dios Trujillo Félix

Los desafíos del turismo en Mazatlán. Hacia una nueva estrategia de


desarrollo local ............................................................................................. 45
Tania Elizabeth Ceballos

La política que Sinaloa necesita: sistema electoral, sistema de partidos y


buen gobierno ............................................................................................... 77
Ernesto Hernández Norzagaray

La política en educación básica ................................................................... 97


Juan Alfonso Mejía López
Álvaro Segundo Galicia Calderón

El futuro de la educación superior en Sinaloa ............................................ 127


Guillermo Ibarra Escobar
Ana Luz Ruelas

Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales ......................................... 157


Jorge Rubén Ibarra Martínez

Derechos humanos e impartición de justicia: el caso de las víctimas........ 181


Óscar Fidel González Mendívil

Narcotráfico y desaparición forzada: el futuro perdido de una nueva


generación ..................................................................................................... 199
Patricia Figueroa

Salud pública y pandemia COVID-19 .......................................................... 223


Olga Martínez Sandoval
8 Índice

Pueblos mágicos y turismo cultural en Sinaloa ........................................... 249


Arturo Santamaría Gómez
Eduardo Sainz Díaz

Medios y vida pública en Sinaloa. Una perspectiva desde Noroeste......... 269


Adrián López Ortiz

Semblanzas .................................................................................................... 289


Introducción

Tiempo es ya de que salgamos de las oscilaciones de la vacilación y de que bus-


quemos nuestro camino de Damasco, procurando multiplicar nuestro número,
acrecer nuestro bienestar, adquirir la conciencia de nuestro ser colectivo, definir
nuestro espíritu social y formular nuestros propósitos de conducta con precisión,
formando la noción de patria que nos sirva en el interior para lograr la coordi-
nación integral de todos nuestros esfuerzos, y en lo exterior para mantener la
seguridad plena de la existencia común. Tiempo es ya de que formemos una
nación propiamente dicha, la nación mexicana, y de que hagamos a esa nación,
soberana absoluta de sus destinos, y dueña y señora de su porvenir.
Andrés Molina Enríquez (1909). Los grandes problemas nacionales

Nos encontramos en la actualidad en una coyuntura histórica única,


en la que se sincronizan varias crisis en diferentes escalas: una crisis
planetaria por la pandemia del Covid-19, una crisis del modelo de capi-
talismo neoliberal que entró en una fase predatoria y, a la vez, en una
recesión económica y crisis de la democracia en México. El país se ha
sacudido desde 2018, con el arribo al poder de una coalición política
variopinta, un popurrí con todo el espectro ideológico, desde la ultra
izquierda hasta la ultraderecha, que impulsa un nacionalismo populis-
ta revolucionario, encabezado por el presidente Andrés Manuel López
Obrador. Bajo el proyecto de una Cuarta Transformación histórica de
México, desandan con múltiples reformas el avance institucional de
más de tres décadas de desarrollo nacional, que Roger Bartra (2021)
llama “retropopulismo” que opera como una restauración autoritaria.
En el curso del proceso electoral más grande de la historia de México
que tendrá su momento culminante el 6 de junio de 2021 cuando estén
en disputa más de 21 mil cargos de representación política en el país y
en Sinaloa también se renovará el gobierno del estado, los 18 gobiernos
municipales, el congreso local, y los siete diputados federales más cien-
tos de síndicos procuradores y regidores. Los principales competidores
son Morena y su aliado el Partido Sinaloense, que quieren implantar la
4T en Sinaloa, y la coalición “Va por Sinaloa”, encabezada por el partido
gobernante, PRI, aliado con el PAN y PRD, que fue el trío partidario que
impulsó la transición a la democracia que vive México desde finales de
los años noventa. Están registrados, además, candidatos de otros parti-
dos, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo, Partido Verde, Parti-
10 Ernesto Hernández Norzagaray - Guillermo Ibarra Escobar

do Encuentro Solidario y Fuerza por México, aunque la competencia,


según las tendencias, se polariza entre los dos primeros.
Una característica de estos comicios frente a los anteriores en la his-
toria estatal, es la sequía programática, la ausencia de propuestas para
los complejos conflictos y carencias que tiene Sinaloa y de las que se
harán cargo los nuevos gobernantes en los próximos años. Los mensajes
de los candidatos son más bien eslogans emocionales y consignas super-
ficiales, sin fundamentos en diagnósticos o estudios sobre fortalezas y
debilidades del estado y sus municipios.
Estamos presenciado ante nuestros ojos una torre de Babel en donde
todos hablan, pero no dialogan ni se entienden, con oferta de políti-
cas públicas y desarrollo sustituidas por banalidades y fruslerías verbales
y visuales. Ante este escenario, los votantes no saben a ciencia cierta
por qué votarán, y quienes ganen llegarán sin compromisos específicos,
salvo temas sueltos, permitiéndoles gobernar a su personal entender y
conveniencia. Esto pone a Sinaloa en un grave peligro de entrar en una
senda de regresión y caos. Entonces, el propósito de este libro colectivo
es una iniciativa para contribuir en parte a llenar ese preocupante vacío,
que esperamos sea continuado por otros colectivos sociales, académicos
e intelectuales en lo individual.
Una apuesta de abordaje investigativo de los grandes problemas de
Sinaloa puede parecer compleja, con resultados imprevisibles. Por for-
tuna, Sinaloa, cuenta con una masa crítica de académicos y analistas
que se desempeñan en distintas instituciones de educación superior,
instituciones públicas y ONG que tienen un conocimiento profundo de
nuestra problemática contemporánea. Se trata de un esfuerzo modes-
to que requiere un mayor concurso de colectivos e instituciones, pero
nos decidimos dar este primer gran paso con un sentido de urgencia.
Es ya tradición en nuestro país asociar estas empresas culturales al es-
fuerzo realizado por el abogado positivista, nacido en Toluca, Andrés
Molina Enríquez que, en 1909, en medio del conflicto entre seguido-
res de Bernardo Reyes y los antirreeleccionistas, aspirantes a suceder
al dictador Porfirio Díaz, publicó su monumental obra “Los grandes
problemas nacionales”, que tuvo enorme influencia en la gesta revolu-
cionaria y luego en muchas tesis plasmadas en la Constitución de 1917.
Se trata de un clásico, un documento insoslayable para los estudiosos
de las ciencias sociales que todavía sigue siendo un libro de consulta.
Introducción 11

A pesar de ser una obra individual, el esfuerzo del toluqueño fue in-
menso, abordó una miríada de problemáticas antecedentes y propias
de su tiempo, el pasado prehispánico, la pluralidad cultural de México,
geografía, conformación regional, demografía, la herencia de la época
de la reforma, la tenencia de la tierra, agricultura, industria, comercio,
vida política, religión, el problema indígena, política interna, política
exterior, la problemática racial, el lenguaje, unidad nacional. Lo ani-
maba un espíritu de búsqueda de respuestas a los problemas sociales, y
un afán de implantarlo en la conciencia ciudadana, que compartimos
quienes seguimos su huella: “Por más que meditamos —escribió— no
acertamos con el medio eficaz de gravar en la opinión pública algunas
verdades que no nos explicamos cómo han podido escapar hasta ahora
al conocimiento, a la experiencia, o a la penetración de nuestros esta-
distas” (Molina, 2015, 1909, p. 369).
Aunque el régimen posrevolucionario siempre estuvo bajo escruti-
nio de lucidos críticos de izquierda, como Daniel Cosío Villegas y Jesús
Silva Herzog, y de derecha, como Luis Montes de Oca y Miguel Palacios
Macedo, la clase intelectual mexicana irrumpió en la década de los se-
senta con obras para dar cuenta de los grandes problemas nacionales,
como La democracia en México, de Pablo González Casanova, en 1965;
y de grupos como la colección conmemorativa de 50 años de revolu-
ción, en 1960; el Perfil de México en 1980, en 1970; La sociedad mexi-
cana, pasado y futuro en 1974, coordinada por Miguel Wionczek; Mé-
xico, 75 años de revolución, en 1988, entre muchos que sentaron una
tradición que hoy continúa impetuosa. El esfuerzo contemporáneo más
importante en este tipo de obras omnicomprensivas, abarcantes de la
realidad nacional, ha sido la iniciativa de El Colegio de México, con una
colección iniciada en 2010, en 16 volúmenes, titulada Los Grandes pro-
blemas de México, con temáticas como población, desarrollo urbano
y regional, migraciones internacionales, medio ambiente, desigualdad
social, movimientos sociales, educación, género, economía, relaciones
internacionales, políticas públicas, instituciones y los procesos políticos,
seguridad nacional y la seguridad interior, culturas y las identidades. No
obstante, aparecen también obras colectivas de equipos menos amplios,
pero con gran pertinencia y oportunidad, como el trabajo del Grupo
Nuevo Curso de Desarrollo, coordinado por Rolando Cordera y Enri-
que Provencio (2019), “Consideraciones y propuestas sobre la estrategia
de desarrollo para México”.
12 Ernesto Hernández Norzagaray - Guillermo Ibarra Escobar

Un estudio de esta índole se acaba de realizar de forma exitosa por


El Colegio de Jalisco (2020), que hoy es parte del debate público tapatío
de dónde surgen con rigor políticas públicas consistentes y sustentables.
Animados por esa obra, los participantes en este libro sobre Los grandes
problemas de Sinaloa, vimos con sentido de urgencia en los comicios en
curso, una oportunidad para la discusión pública y acordamos a finales
de enero de 2021, escribir ensayos sobre diferentes campos de estudio o
acción pública en donde nos desempeñamos. Nos propusimos identifi-
car problemáticas torales y alternativas de solución. Para ello revisamos
la metodología utilizada en el Colegio de Jalisco y la adecuamos a nues-
tra realidad e intereses académicos, despojándola de visiones burocráti-
cas que podrían llevar a terminar en una suerte de informe de gobierno
y un listado de buenas intenciones. Optamos en cambio por identificar
preguntas fundamentales del problema de investigación y subsecuen-
temente el estado del arte, la configuración y diagnóstico y las políticas
públicas en un contexto de recursos escasos que per se reclaman mayor
imaginación y creatividad.
Hoy, ponemos al buen juicio de los lectores, diez textos, con una te-
mática muy diversa que podría no solo ser el punto de partida de políti-
cas, sino de llegada, para desde ahí avanzar en la solución de algunos de
nuestros problemas estructurales. Los temas van de lo económico (agri-
cultura y turismo), desarrollo regional, político, social, salud, educación
básica y superior, procuración de justicia, (in) seguridad, derechos hu-
manos, libertades públicas y periodismo. Se trata de trabajos inéditos
escritos como parte de la convocatoria que nos planteamos.
Toda coyuntura electoral es un espacio natural para el debate públi-
co sobre los problemas del estado, pero que en estos tiempos parece
ausente. Esto es preocupante, porque los partidos entendidos teóri-
camente como “intelectuales colectivos” y como entes públicos, están
constitucionalmente obligados a tener diagnósticos precisos que les per-
mitan ofrecer alternativas viables a los potenciales electores y en cam-
bio, sustituyen esta responsabilidad con campañas mediáticas, dejando
en cierta orfandad a aquellos que sufren directamente los problemas en
su comunidad, su ciudad, su estado. Esos ciudadanos se ven perdidos
frecuentemente en las estrategias de marketing que privilegian la ima-
gen sobre las ideas; el espectáculo sobre el debate público; la banalidad
sobre lo trascendente.
Introducción 13

No podemos dejar el ejercicio de la política solo a los aspirantes a


cargos de representación pública. La sociedad tiene que hacer su parte
y contribuir a través de sus organismos a elevar el nivel del debate pú-
blico. Precisamente, este esfuerzo de investigación pretende contribuir
desde la academia al debate público que adquiere una dimensión espe-
cial por los problemas añadidos a la crisis sanitaria. Y es que, si no se ata-
can de fondo los problemas estructurales, muy probablemente estos se
volverán cada día más complejos y de difícil solución, provocando una
mayor desigualdad social, menores oportunidades para una educación
de calidad y empleo, un empeoramiento de la vida pública. La sociedad
no debe permitir eso, ya que ésta reclama políticas públicas eficaces y
eficientes en el tratamiento de los problemas estructurales. Solo arti-
culando los sectores sociales con los políticos y económicos podremos
avanzar hacia una sociedad más justa y equilibrada.
Por último, queremos dejar constancia de nuestro agradecimiento a
los quince autores que han colaborado desinteresadamente con este es-
fuerzo colectivo, y muy especialmente a Quirino Ordaz Coppel, gober-
nador constitucional del estado de Sinaloa y a Alma Hortencia Olmeda
Aguirre, rectora de la universidad pedagógica del estado de Sinaloa,
por el interés que ambos manifestaron desde un primer momento para
que este libro fuera publicado como una contribución al debate público
que, en estos tiempos complicados, obliga a ir más allá de una discusión
sin horizontes claros, para proponer soluciones viables y sustentables.
Agradecemos el apoyo en la preparación de los materiales de edición a
las becarias de investigación SNI, Yareli López Olguín y Marcela Flores
Cristerna, y a la doctora Marcela Guzmán Cáceres, de la Universidad
Autónoma de Coahuila, por realizar una revisión critica del libro, antes
de su publicación.

ERNESTO HERNÁNDEZ NORZAGARAY


GUILLERMO IBARRA ESCOBAR
14 Ernesto Hernández Norzagaray - Guillermo Ibarra Escobar

Referencias
Bartra, R. (2021). El Regreso a la Jaula. El fracaso de López Obrador. Editorial debate
Basurto, J. (1970). El Perfil de México en 1980. XXI Editores.
Casanova, P. (1965). La democracia en México. Ediciones ERA. Serie Popular.
Comisión Nacional para los festejos, la Presidencia de la República (1960). 50 años
de revolución. México, Fondo de Cultura Económica
Cordera, R. y Provencio, E. (2019). Consideraciones y propuestas sobre la estrategia de
desarrollo para México: Universidad Nacional Autónoma de México. Programa Univer-
sitario de Estudios del Desarrollo, Grupo Nuevo Curso de Desarrollo. https://
bit.ly/3wQo90J
Molina-Enríquez, A. (2016, 1909). Los grandes problemas nacionales. Secretaría
de Cultura, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de
México. Recuperado de https://bit.ly/3acXWjc
Wionczek, M (1974). La sociedad mexicana, Presente y futuro. Fondo de Cultura eco-
nómica.
Granados, O. (1988). México 75 años de Revolución. Desarrollo Económico México. Fon-
do de Cultura Económica.
Los problemas centrales de la agricultura
comercial en Sinaloa y la soberanía
alimentaria

EDUARDO E. PALÁU BLANCO


JUAN DE DIOS TRUJILLO FÉLIX

RESUMEN
Contrariamente a lo imaginado, la agricultura de Sinaloa es de pe-
queños agricultores; tiene su principal problema en los monocultivos de
tres productos: maíz, frijol y garbanzo, en 2020 concentraban el 93.6%
de la superficie total dedicada a granos y oleaginosas, representando el
72% de la producción total del estado. El objetivo es que ampliando el
número de cultivos los productores se decidan por sembrar todos ellos,
disminuyendo la probabilidad de que haya sobreproducción. Hay otro
gran problema en Sinaloa con la agricultura comercial, el cual es el uso
excesivo de productos químicos, que traen como consecuencia una ex-
cesiva contaminación ambiental en los campos, ríos y el mar. Primero
por FIRA y posteriormente por CIMMIT-Masagro, se ha avanzado en la
agricultura de conservación, pero a la fecha hay 30,000 hectáreas que
están empleando alguna versión que provenga de esta reducción de uso
de productos químicos. Todavía insuficiente. Así no se logra un balance
razonable entre más producción y menos contaminación, a pesar de
los grandes beneficios que significan para el productor. Por otra parte,
se aborda el efecto negativo de la política agrícola de Estados Unidos
llegando a la sobreproducción en los principales granos, que reduce
los precios a tal nivel que los productores producen sus granos (maíz,
trigo, soya, sorgo etc.) con costos más altos que los que los precios que
paga el mercado americano y el mercado internacional. A cambio se
genera, además, la competencia desleal de la producción americana
con los productores mexicanos (y de otros países) a precios más bajos
que su costo de producción que afecta al productor mexicano. Por ello,
se presenta una propuesta de administración de la oferta que diseñó y
propuso el Centro de Análisis de Política Agrícola (APAC) y la Unión de
16 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

Granjeros de Texas, como una idea novedosa que ya funcionó de alguna


manera en el pasado en Estados Unidos, que demuestra que si hay otra
forma mejor de hacer las cosas, en beneficio de todos los productores y
consumidores y con un desembolso mucho menor que el que implica la
política agrícola actual, que dependerá de la apertura de productores y
gobierno, conscientes de otros sectores que operan como compradores
y que no les interesará pagar precios más justos.

INTRODUCCIÓN
Abordaremos la problemática de la agricultura comercial de Sinaloa,
donde las dificultades para la comercialización de las cosechas de gra-
nos son persistentes, siendo base de conflicto periódico entre autorida-
des responsables del sector, a nivel federal, y productores organizados.
Los productores se quejan de apoyos insuficientes, ante repetidas situa-
ciones de bajos precios y de altos costos.
Respecto a los precios externos, se tiene una agricultura que es soporta-
da en la persecución de altos rendimientos por hectárea, pero que implica
elevados costos debido a que aún se apoya en el enfoque de la revolución
verde. Al basarse en la adquisición de insumos, existe una presión de cos-
tos que limita la competitividad frente a precios de productos importados.
La transición hacia una agricultura más sostenible, basada en un mayor
cuidado del suelo y la generación propia de insumos ha resultado ser com-
plicada. No solamente se carece de suficiente competitividad, además los
mercados en los granos que dominan en la producción de este estado
(maíz, frijol y garbanzo) tiende a estar sobreofertada, lo cual se refleja en
la necesidad de intervención pública para hacer que los productores en-
cuentren su mercado, o en el almacenamiento de cosechas por más de un
año. El problema se ve agravado por las importaciones en el caso del maíz
y la existencia de acuerdos comerciales, como el TLCAN y hoy T-MEC.
Aquí mostramos cómo la agricultura de granos de Sinaloa presenta
una problemática similar a la agricultura de Estados Unidos, de inclina-
ción a la sobreoferta. Se tiene una alta especialización en tres granos,
dos de los cuales son destinados sustancialmente al consumo doméstico
(maíz y frijol) y el tercero a la exportación (garbanzo). Se concluye que
en virtud de que los mercados no funcionan según la perspectiva de com-
petencia perfecta, se requiere de la intervención pública. Sin embargo,
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 17

el país carece de un esquema de intervención que dé certidumbre al pro-


ductor. Los cambios hechos en la presente administración federal están
lejos de responder a una visión clara, según lo muestra Sinaloa.

LA AGRICULTURA COMERCIAL EN SINALOA


En esta entidad federativa coexisten la agricultura de riego en los
grandes valles y la agricultura de temporal en la parte oriental, hacia la
Sierra Madre Occidental. Además, se ejerce la ganadería extensiva de
doble propósito (leche y carne) en las zonas de temporal. La ganade-
ría se orienta principalmente al abasto de grandes corrales de engorda
intensiva para la producción de carne y, en menor medida, a la produc-
ción de lácteos y sus derivados y la exportación de ganado en pie.
La agricultura de temporal, que era importante en los ochenta, perdió
peso debido a la incertidumbre causada por la disponibilidad de agua de
lluvia y la presencia de temporales erráticos, así como por cambios en los
esquemas de política. La presencia del narcotráfico en áreas de temporal
y regiones de la sierra aumentó. La agricultura comercial se practica en
los valles, y básicamente en áreas bajo riego, pero no es homogénea. Hay
diferencia en niveles, no sólo debido a la superficie por unidad, sino tam-
bién por el grado de sofisticación en el empleo de insumos, tecnología
y fuerza de trabajo. El aprovechamiento agrícola se realiza mediante la
siembra de semillas comerciales de buen rendimiento, la aplicación de
fertilizantes y otros insumos industriales, y la cada vez mayor tecnificación
de todo el proceso productivo. En el caso del maíz y hortalizas se utilizan
principalmente híbridos, de alto potencial de rendimiento y precios ele-
vados, comercializados por empresas transnacionales con cierto poder de
monopolio. La semilla es un insumo clave para la agricultura comercial.
Existe un lento proceso de adopción de prácticas más sustentables, de
tipo agrobiológico, el uso de insumos amigables con el medio ambiente
y la adopción de métodos de producción más orgánicos y que implican
menor labranza. Falta mucho a este respecto. Los productores de mayor
escala de operación recurren más al empleo de nuevas tecnologías, mien-
tras que los pequeños lo hacen en forma más restringida, dependiendo
de su capacidad de inversión y su acceso al crédito. Hay una gran hetero-
geneidad en los procesos productivos, pero la complejidad está asociada
de manera significativa al tamaño de las unidades de producción.
18 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

De acuerdo con datos proporcionados por La Agencia de Servi-


cios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios
(ASERCA),1 correspondientes a la cosecha de maíz de 2013, bajo el
esquema de agricultura por contrato, se tiene que la producción en
Sinaloa se concentraba en ese año en predios de hasta 50 hectáreas.
Estos, siendo 94% del total de productores, cosecharon 63% del vo-
lumen total de ese grano, con 2.3 millones de toneladas (Tabla 1). Al
subdividir, para mayor detalle, se tiene que 8,167 productores de me-
nos de 10 hectáreas, con 47% de las unidades de producción, genera-
ron el 16% de la producción de maíz. Productores de esta dimensión
serían el equivalente a pequeños productores que no son de agricultu-
ra comercial en otros estados, los cuales disponen de áreas mucho más
reducidas, estando incluso sujetas al temporal. En el rango de 0 a 50
has están el grueso de los productores, con el 63% del tonelaje y 94%
de los productores. En particular, el estrato de productores de más de
100 hectáreas, 2% de los productores, produjeron 19% de la produc-
ción de maíz bajo agricultura por contrato en el estado de Sinaloa en
el año en cuestión.

Tabla 1. Cosecha de maíz en Sinaloa bajo agricultura por contrato, 2013

Cosecha Maíz 2013 Sinaloa


Distribución de tonelaje por rango de superficie por productor
Número de (Porciento de
Superficie (ha) Volumen Distribución
productores productores)
(Porciento
Rango (Toneladas)
porcentaje)
0 a 40.9 2.337.237 0,63 16.123 0,94
50-100 649.772 0,18 806 0,05
100.1 o más 712.168 0,19 291 0,02
Total 3.699.177 1,00 17.220 1,00
Fuente: información proporcionada por ASERCA en 2014.

1
Información proporcionada a Eduardo Paláu, en su carácter de gerente de
gerente de Integradora CAADES, de la Confederación de Asociaciones Agrí-
colas del Estado de Sinaloa. Los datos se refieren a beneficiarios del esquema
de agricultura por contrato.
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 19

Los datos anteriores muestran que el tamaño de predio es impor-


tante para la explicación de la viabilidad de los productores. El tamaño
de predio está asociado a la escala de operación y a la magnitud de
inversión requerida en el desarrollo de todo el proceso productivo, así
como a la capacidad de funcionar en mercados en los cuales se compite
con importaciones provenientes de Estados Unidos, las cuales son muy
importantes para la formación de precios.

LOS PROBLEMAS CENTRALES


El primer problema es la alta concentración en el cultivo de tres
granos, especialmente en maíz. Esa concentración implica prácticas de
monocultivo e inclinación recurrente a la sobreproducción, así como la
necesidad de guardar parte de la cosecha por más de un año.

El monocultivo
Antes de la apertura comercial en los ochenta, en Sinaloa se aprove-
chaba una gama numerosa de opciones de cultivo, y el maíz estaba lejos
de ser el producto dominante en la superficie de siembra, como lo es ac-
tualmente. Además, el maíz era un cultivo de temporal que se sembraba
en primavera verano. Con el cambio en los esquemas de política pública
hacia el campo y ante la decisión de concentrar los recursos fiscales en
pocos productos, el estado perdió diversidad y se especializó fuertemen-
te en tres tipos de granos y en cultivos de otoño-invierno.
En 2020, maíz, garbanzo y frijol concentran 93% de la superficie
total dedicada a granos y oleaginosas, representando 72% de la pro-
ducción total del estado. En ese año, las hortalizas, con 11 productos,
ocuparon 8% de la superficie cosechada y proporcionaron 28% de la
producción total de Sinaloa. Además, en el mismo año los tres granos
mencionados sumaron en conjunto una producción de 5,996,598 to-
neladas, representando 94% de la producción total de granos y olea-
ginosas de Sinaloa.
No es que se pretenda eliminar totalmente los casos de sobrepro-
ducción, el objetivo solo es que ampliando el número de cultivos los
productores se decidan por sembrar todos ellos, disminuyendo la pro-
20 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

babilidad de que haya sobre producción. Estos casos seguirán, pero la


ampliación de cultivos ayudará a minimizarlos.
Cada productor en lo individual con toda libertad decide qué sem-
brar; y sería de esperar que a mayor número de opciones, la decisión
acumulada de todos los productores tenga menos probabilidad de pro-
ducir excesivamente.
Dado que las hortalizas no están en posibilidad de cubrir mayor su-
perficie de cultivo, ya que restricciones de demanda no lo permiten y su
aprovechamiento se basa cada vez más en sistemas de agricultura prote-
gida, en Sinaloa frecuentemente se habla de buscar nuevas opciones en
granos y oleaginosas.
Hasta ahora, sin embargo, no se han visto realizados los cambios bus-
cados en el discurso. No ha habido un esfuerzo sistemático del gobierno
federal o estatal hacia la búsqueda de la diversificación de cultivos por
regiones, de acuerdo con la vocación de las zonas, las ventajas compa-
rativas y el potencial de absorción de los mercados. También fallan las
organizaciones de productores. Mientras tanto, persiste la presión hacia
la sobreproducción y generación de inventarios.
Veamos a continuación las problemáticas de los tres granos en que se
concentra la producción agrícola de Sinaloa.

El Maíz
En el maíz se empleó, en promedio en los seis últimos años (2015-
2020), 70% de la superficie sembrada de granos y oleaginosas. En al-
gunos años se ha llegado a 74% del total. En 2020 a este cultivo se
dedicó 67% de la superficie (494,668 hectáreas), dando lugar a 91%
de la producción (5,780,267 toneladas). La mayor parte corresponde
a maíz blanco, siendo poco lo que se siembra con maíz amarillo (Fi-
guras 1 y 2)
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 21

Figura 1. Producción de maíz en Sinaloa, 2015-2020


7000000

5942008 5780267
6000000 5727572
5425104
5002748
5000000
4133944
4000000

3000000

2000000

1000000

0
2015 2016 2017 2018 2019 2020

Fuente: elaboración propia a partir de SIAP, SADER. 2020

Figura 2. Producción de garbanzo en Sinaloa, 2015-2020

200000 185895
180000

160000

140000

120000 106893
100000
85123
78140 75601
80000

60000 51588

40000

20000

0
2015 2016 2017 2018 2019 2020

Fuente: elaboración propia a partir de SIAP, SADER. 2020

En tres de los seis años, en el periodo de 2015 a 2020, la producción


de maíz fue cercana a los 6 millones de toneladas. Sin embargo, se con-
sidera en los círculos agrícolas que en Sinaloa no debería producirse
más de 3.5 millones de toneladas de maíz blanco para evitar sobrepro-
ducción.
22 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

La producción podría encontrar salida a precios más bajos, pero


muchos acopiadores se ven presionados a comprar y almacenar, para
especular con los excedentes y buscar a lo largo del tiempo precios que
cubran sus costos de comercialización. Bajo el esquema de agricultura
por contrato, están obligados a captar el maíz, a fin de recuperar crédi-
tos otorgados a los productores. En los últimos cinco años sólo en uno el
volumen cosechado se acerca a los 4.1 millones de toneladas. Así pues,
el maíz tiene que ser almacenado por más tiempo, para poder encon-
trar salida en el mercado interno.

El Garbanzo
El garbanzo se orienta principalmente a la exportación. Su produc-
ción aumentó de 2015 a 2018, hasta llegar a 185,895 toneladas, el doble
de lo requerido; en un entorno en el cual se ha incrementado el núme-
ro de países competidores en el mercado internacional. La producción
disminuyó de 2018 a 2020, en reacción a la caída de precios. Aún hay
producto correspondiente a 2018. Es posible que cambie la perspectiva
de mercado en 2021.
Debido a su calidad de grano (blanco Sinaloa), en algún momento
México ejerció el liderazgo en el mercado internacional, pero ahora
hace frente a la competencia de grano producido en Estados Unidos,
India, Turquía, Australia y, recientemente, en Argentina. El grano mexi-
cano apreciado es de mayor tamaño. Estados Unidos produce ya grano
de calidad para mercado de enlatado. Australia es proveedor de grano
pequeño para la India, que es también un gran productor y consumidor.
Hay tres grandes comercializadores en México. Uno de esos compra-
dores llegó al extremo de desesperación, por haber tenido que guardar
todo su inventario por dos años y haber caído en cartera vencida. Otro,
el cual controla buena parte del mercado y cuenta con larga historia
familiar en la exportación de garbanzo capeó mejor la situación.
En 2012, con excedentes importantes, solo Sinaloa podría haber
atendido toda la demanda del mercado internacional. En conjunto con
la producción de Sonora y Baja California Sur se llegó a una producción
nacional de 257 mil toneladas en 2018, muy arriba de la demanda de
mercado. Estos son los tres estados especializados en la producción de
garbanzo con fines de exportación.
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 23

El frijol
En Sinaloa se produce y consume frijol de variedades claras de tipo azu-
frado, que alcanzan el mejor precio en el mercado interno. El consumo
doméstico anual de este tipo de granos es de 66,000 toneladas, mientras
que la exportación, que ha crecido en los últimos años, llega a las 30,000
toneladas (Figura 3). En suma, el mercado es de 96,000 toneladas anuales.
En los seis últimos años, sólo en dos el volumen cosechado no ha excedido
el nivel estimado como recomendable, para no hacer caer los precios.
El mercado de frijol tiende a ser más especulativo, y únicamente uno
de los acopiadores vende al mercado exterior. Los productores no han
desarrollado capacidad de comercialización directa, organizada, tampo-
co de exportación al mercado latino de Estados Unidos, en particular
para abastecer a consumidores de origen sinaloense.

Figura 3. Producción de frijol en Sinaloa , 2015-2020

200000

180000 173266
157609
160000
140730
140000 128144
120000
95497
100000
84578
80000

60000

40000

20000

0
2015 2016 2017 2018 2019 2020

Fuente: elaboración propia a partir de SIAP, SADER. 2020

EL ENFOQUE DE LA “REVOLUCIÓN VERDE” Y LA


CONTAMINACIÓN AMBIENTAL
El segundo problema se refiere al profundo arraigo que tiene entre
los productores de Sinaloa el enfoque de la revolución verde, orientado
a la búsqueda de altos rendimientos y basado en la utilización de agro-
24 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

químicos y otros insumos de tipo industrial. Lo cual ha sido un factor de


retraso en el avance hacia prácticas agrícolas más sustentables, compro-
metidas con la reducción de la contaminación ambiental, la conserva-
ción de los recursos y la recuperación de su calidad y la salud.
En su momento, la revolución verde fue la respuesta al desafío de la ne-
cesidad de elevar la productividad agrícola para hacer frente al crecimiento
de la población y al cambio de dieta derivado de una mayor urbanización
y el incremento del ingreso. El aumento de los rendimientos por hectárea
se obtuvo a través de la utilización de semillas mejoradas de alta capacidad
de respuesta a la utilización de fertilizantes químicos y el riego, fruto de la
investigación genética, y mediante el uso de productos químicos para el
control de plagas y enfermedades y la mecanización de las labores agríco-
las. Se socializó la idea de que un suelo entre más trabajado mejor.
En la Asamblea General del 24 enero de 2014, el relator de la ONU,
Olivier De Schutter (2014) afirmó que centrarse en el aumento de la
producción agrícola ha tenido consecuencias graves sobre el medio
ambiente. El conjunto tecnológico de la revolución verde del siglo XX
combinó el uso de variedades de plantas de alto rendimiento, mayor
riego, la mecanización de la producción agrícola y el uso de fertilizan-
tes nitrogenados y plaguicidas. Lo cual permitió aumentar el volumen
de producción de los principales cereales (en particular maíz, trigo y
arroz) y la soya. Sin embargo, los aumentos en la productividad también
implicaron una pérdida considerable de la biodiversidad, así como la
erosión del suelo. El uso excesivo de fertilizantes químicos fue causa de
contaminación del agua dulce, aumentando su contenido de fósforo.
También se incrementó su presencia en los océanos, en 10 millones de
toneladas anuales estimadas. La contaminación del agua por fosfato y
nitrógeno es la principal causa de eutrofización, el aumento de los pro-
cesos naturales de fertilización debido a la actividad humana que acele-
ra el crecimiento de algas que absorben el oxígeno disuelto necesario
para mantener las poblaciones de peces.
La agricultura de Sinaloa no solamente tiene ya problemas severos
de contaminación y de afectación de las corrientes y cuerpos de agua y
otros ecosistemas, así como de pérdida de la calidad del suelo, sino que
también implica alto consumo y desperdicio de agua, produciendo con
costos elevados y/o altos requerimientos de inversión. Sería deseable
una reducción de la demanda de insumos industriales y mayor desarro-
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 25

llo de la capacidad de los productores de producción y elaboración de


sus propios insumos, bajo premisas más agroecológicas, pero el proceso
de cambio resulta complicado.
La confianza en la investigación genética se refleja en la demanda
de híbridos de potencial de rendimiento cada vez más alto, a pesar de
las continuas quejas respecto a sus elevados precios, y en la considera-
ción que se concede aún al combate químico de plagas y malas hierbas,
así como en la lentitud de adopción de métodos que implican cero o
menor labranza. En general, los productores tienden a mostrar poca
preocupación respecto a la pérdida de materia orgánica en el suelo, así
como en relación con su fertilidad natural, porque están acostumbra-
dos a resolver el problema mediante la fertilización química. También
se refleja en la existencia de un sector importante de productores que
aboga por el desarrollo y empleo de materiales transgénicos, bajo la
justificación de reducir costos unitarios para ganar competitividad. El
cuidado del consumidor no entra en sus cálculos.
Aunque el paso a la etapa de comercialización de materiales transgé-
nicos en maíz se interrumpió, y recientemente fue prohibida su siem-
bra en México, la queja de los productores es que éste todavía se sigue
importando, en beneficio del sector pecuario, lo cual reduce sus posibi-
lidades de competir. Es decir, se asume que el maíz transgénico ofrece
ventajas para efectos de reducción de costos unitarios.
El dilema es cómo conciliar “Mayor producción y Menor contami-
nación”. En el estado, Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agri-
cultura (FIRA) impulsó el cambio en los métodos de labranza desde los
noventa, sin embargo, no tuvo mucho éxito. En la última década los
esfuerzos para generalizar la labranza de conservación adquirieron un
carácter más sistémico, a través del Centro de Mejoramiento de Maíz y
Trigo (CIMMYT), que lideraba MasAgro (Modernización Sustentable de
la Agricultura de Temporal), programa gubernamental, y otras agrupa-
ciones, como el Club de Agricultores de Conservación del Évora y orga-
nizaciones no gubernamentales, pero los avances han sido lentos. Es un
proceso que requiere del convencimiento del productor, así como de la
generalización de nuevas prácticas y el desarrollo de proveedores de equi-
pos adaptados. La labranza de conservación disminuye la contaminación
en un 50-60%, si bien la meta debe ser su reducción al mínimo.
26 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

Según MasAgro, las prácticas de agricultura sustentable permiten re-


ducir el paso de maquinaria en 43%, el costo de preparación del suelo en
68%, el uso de nitrógeno en la cosecha en un 56%, un ahorro de agua de
60% y una reducción de pasos de maquinaria de 60%. Con el uso de in-
secticidas biorracionales se consigue un ahorro de 45%. MasAgro mostró
que era posible reducir el costo de producción hasta en un 30%.
Por otra parte, ya no se puede eludir que se tiene el problema de la
escasez de agua, por insuficiencia de lluvias y presencia frecuente de
sequías, lo cual eleva la competencia por este recurso entre las distin-
tas alternativas de cultivo y actividades económicas y humanas. Existe
una presión creciente sobre el agua. En tal sentido, se requiere hacer
racional su empleo y recuperar el agua residual de la agricultura, apro-
vechándola en los cultivos, haciendo asimilables los altos contenidos de
nitrógeno y fósforo (Reyes, 2020).

ASIMETRÍA ENTRE PAÍSES EN LA INTEGRACIÓN AL


MERCADO DE NORTEAMÉRICA
El tercer problema tiene que ver con la integración de México en el
mercado de América del Norte mediante el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), ahora Tratado entre México, Estados Unidos
y Canadá (T-MEC), y sus efectos nocivos en la agricultura de granos.
Por dogmatismo, en la administración de Carlos Salinas (1987-1993)
se dispuso la inclusión de todos los sectores de la economía en el pro-
ceso de negociación del posible tratado, si bien Canadá no adoptó ese
neoliberalismo radical, dejando fuera su sector de lácteos. Es hasta el
T-MEC que Canadá concede a Donald Trump, por su necedad y prepo-
tencia, 3% del mercado canadiense de lácteos.
Para conseguir la voluntad de los productores el gobierno mexicano
prometió apoyos compensatorios y cierta protección a través de arance-
les cuota por tiempo determinado, cuyos cupos, en el caso del maíz, no
fueron respetados. Dominaba el fundamentalismo de mercado, aplicado
como dogma de fe. La promesa de piso parejo frente a los productores
estadounidenses no se cumplió. En realidad, México no estaba en posibi-
lidad de competir frente a la capacidad presupuestaria de Estados Unidos
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 27

Más allá de las promesas hechas en los años de negociación del TLCAN
en los noventa, los presupuestos nunca fueron suficientes respecto a las
exigencias de las organizaciones de productores. Lo cual fue base para
la protesta, la presión y el cabildeo, particularmente en lo que se refie-
re a la comercialización de las cosechas y la obtención de transferencias
compensatorias ante precios bajos. Determinados estos últimos por la re-
ferencia de precios en las bolsas de granos en Estados Unidos; es decir, se
compite con los mismos precios que los productores americanos.
En el marco del TLCAN se estableció que en los primeros quince años
habría en el maíz cupos anuales de importación, con un volumen inicial
de 2.5 millones de toneladas que se incrementaría anualmente 3%, para
concluir en 2008, siendo el último cupo de 3.6 millones de toneladas.
Sin embargo, en el tercer año, la Secretaria de Comercio autorizó un
sobrecupo de 6.9 millones de toneladas, terminando con sobrecupos de
6.9 y 6.5 millones de toneladas en 2006 y 2007, respectivamente. Según
Herminio Blanco, en su momento Secretario de Industria y Comercio,
los sobrecupos estimulaban el crecimiento de la ganadería en México;
así se justificaba el daño causado a los productores de maíz.
En 1996, los exportadores de tomate tomaron la decisión de suscri-
bir un acuerdo de suspensión con el Departamento de Comercio de Es-
tados Unidos, que había abierto una investigación antidumping, cuyos
resultados muy probablemente hubieran llevado a la aplicación de un
arancel de 18.5%, por la investigación realizada contra México. Ante
esta pretensión, un amplio grupo de productores asistió a una reunión
con Herminio blanco, secretario de Industria y Comercio para infor-
marle de la intención, que se suponía sería no conflictiva, sin embargo,
la reacción del Secretario fue bastante agresiva, afirmando que si los
productores habían hecho dumping, que pagaran el arancel. Claramen-
te se trataba de una postura ideológica. Se le dio “a entender” que no
se venía a pedirle permiso, se trataba de una cortesía, ya que no se re-
quería de la autorización de la dependencia a su cargo, por tratarse de
un acuerdo entre la “industria” del tomate y el gobierno americano,
exclusivamente.2

2
Coincidiendo 25 años después, en Todos Santos, Baja California Sur, con el
dirigente de los exportadores de tomate de aquel entonces, se justificaba afir-
mando que solamente pretendía que se firmara el acuerdo. Después de 25
28 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

Visto desde México, un acuerdo de ese tipo podría ser válido para el
caso del maíz, aun con sus previsibles dificultades y posibles incumplimien-
tos, ya que durante largo período los productores del país han tenido que
padecer importaciones a precios dumping. Se podría ofrecer la misma op-
ción de un acuerdo de suspensión con la fijación de un precio mínimo
revisable periódicamente. Pero requiere de todo un proceso para su im-
plementación, iniciando con una investigación por prácticas de dumping.
Debido a la sobreproducción, los productores de granos de Estados
Unidos han elevado su dependencia respecto a las transferencias guber-
namentales ante precios frecuentemente bajos. Los pagos directos a los
productores llegaron a 36.7% del ingreso nacional neto de los agricul-
tores en 2020, contra 8.9% registrado en 2013, año en el que el ingreso
agrícola nacional neto alcanzó una cifra superior a 100 mil millones
de dólares (Schaffer y Ray, 2020a). Sin embargo, de acuerdo con datos
publicados por el Departamento de Agricultura, a diciembre el ingreso
agrícola neto habría pasado de 83.6 mil millones de dólares en 2019 a
119.6 mil millones en 2020 (Schaffer y Ray, 2020b). Ese incremento no
proviene del mercado, sino del aumento adicional de las transferencias
gubernamentales vía pagos directos.
Aún en presencia de grandes pagos, la deuda de los granjeros se ha
venido incrementando. Aumentó en 16.6 mil millones de dólares en
2020, mientras que la razón deuda/activos pasó de ser de 11.4% a 14%.
En promedio, estos niveles no son catastróficos, pero si indican una po-
sición de riesgo en las granjas en peor situación, ante un evento como
el coronavirus o la pérdida de ingresos por la caída de la demanda en
los mercados externos.
La amenaza de la quiebra de numerosas granjas ya estaba presente,
antes de la pandemia, y ha sido recurrente, debido a que la capacidad
de producción se amplía más rápido que la capacidad de absorción de
los distintos mercados.
En 2020 los pagos vía Programa de Facilitación de Mercado disminu-
yeron respecto a lo presupuestado. Esos pagos fueron diseñados para
compensar a los productores por la pérdida de ingreso que resultara de

años de vigencia, ese acuerdo ha servido a gobiernos mexicanos como modelo


para otros acuerdos en diferentes productos.
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 29

las represalias, en reacción a medidas de política comercial aplicadas


contra China por la administración Trump. El mayor incremento en
pagos (31 mil millones de dólares) en asistencia ante desastres y como
apoyos suplementarios, elevaron esta categoría de pagos de 1.4 miles de
millones de dólares en 2019 a 32 mil millones en 2020. Este incremento
se debe principalmente a pagos a programas de asistencia alimentaria
por coronavirus y pagos para la protección de sueldos.
Lo anterior ilustra que, más allá de los programas aprobados en las
distintas legislaciones agrícolas periódicas que por ley se tienen que
emitir cada cinco años, todavía será posible incrementar el gasto en
favor de los productores, en situaciones de estrés.

LA SOBREPRODUCCIÓN RECURRENTE
La sobreproducción estadounidense deprime los precios a niveles
que no son rentables para el productor americano y, por consecuencia,
tampoco para el mexicano, exportándose ese maíz a México a precios
dumping, por debajo de sus costos de producción. Los excesivos apoyos
de Estados Unidos obligan a México a dar apoyos a los productores de
agricultura comercial, aunque bastante menores, porque no está en po-
sibilidad de otorgarlos al mismo nivel.
Debido a la inflexibilidad (inelasticidad) de la oferta y la deman-
da en productos de la agricultura, ésta debía haber quedado fuera del
TLCAN y del T-MEC.
En situaciones que son muy frecuentes de exceso de producción, de-
bido a la posición del gobierno americano de no distorsionar sus mer-
cados. Eso lleva a peores distorsiones como los precios extremos: muy
bajos con precios dumping que afectan al productor y muy altos, con
precios extremos que afectan al consumidor. En el siguiente cuadro se
observa que, de 13 años, 9 son con precios muy bajos y solo 3 años con
precio muy buenos.
En esta gráfica los precios se asocian con la razón de inventarios a
usos, porque los precios se dan en función de los inventarios, pero los in-
ventarios relativos, que los asocian al número de meses que se requerían
para consumirse. Solo tres años tienen inventarios para solo un mes de
30 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

consumo, que generan muy buenos precios de 5.18 dólares por bushel
hasta 6.89 dls e1 bushel, pero que son muy negativos para el consumidor.

Figura 4. Precio promedio y razón Inv /uso de 2008/09 a 2020/ 2021

Fuente: Reporte WASDE de la USDA y Marex Solutions del día 9 de marzo de 2021.

Para poder encontrar compradores en el mercado nacional el produc-


tor mexicano se ve obligado a vender a los mismos precios. En tal sentido,
el problema de comercialización (encontrar compradores a un precio que
permita recuperar los costos y hacer frente a los créditos) es recurrente.
En la tabla 2 se muestra que en 24 años de producción de maíz hay
pérdidas en 16 y utilidades sólo en 7 (y un año sin utilidades o pérdi-
das) en la región del Midwest (Heartland), conocida como el cinturón
del maíz (corn belt) que incluye los estados de Iowa, Illinois, Indiana y
Nebraska oriental, Kansas oriental, Minnesota meridional y partes de
Missouri. Para el año 2008, los cuatro estados que producían más maíz
eran Iowa, Nebraska, Illinois y Minnesota: cerca de 50% de la produc-
ción nacional. El cinturón de maíz también incluye, partes de Dakota
del Sur, Dakota del Norte, Ohio, Wisconsin, Míchigan y Kentucky. La
región se caracteriza por tierras relativamente planas y suelos fértiles y
profundos, de alto contenido de materia orgánica.
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 31

Mientras que el gobierno estadounidense no quiere intervenir en el


mercado mediante el control de la oferta, para no causar distorsiones, en
realidad termina generando más distorsiones, al recurrir a mecanismos
de transferencias. Así lo muestran los frecuentes períodos de precios ba-
jos, de 24 años reportados en sólo seis los precios han superado los costos.
Los precios extremos generan mayores distorsiones. En uno o dos años
continuos se tienen precios muy altos, que perjudican al consumidor pues
se pagan precios prohibitivos; pero con frecuencia se generan pérdidas,
con precios dumping que generan grandes pérdidas a los productores,
con la salvedad de que el gobierno compensará estos a los agricultores,
diseñados bajo la idea de mantener una red de seguridad.
32 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

Tabla 2. Ingresos, costos y utilidades por hectárea en la región Heartland,


Estados Unidos, 1996-2019

Cálculo en dólares por hectárea


Ingreso Costo Utilidad o Años con Años con Años sin
Año
bruto total pérdida utilidad pérdida utilidad
1996 953,90 892,17 61,73 1
1997 844,43 913,38 -68,95 1
1998 682,93 914,64 -231,71 2
1999 584,75 917,48 -332,73 3
2000 640,89 951,70 -310,81 4
2001 675,02 852,34 -177,32 5
2002 810,33 819,20 -8,87 6
2003 818,07 866,57 -48,50 7
2004 927,41 928,80 -1,39 8
2005 660,56 958,65 -298,09 9
2006 934,48 1.011,23 -76,75 10
2007 1.238,67 1.098,83 139,84 2
2008 1.696,38 1.321,84 374,54 3
2009 1.500,37 1.385,74 114,63 4
2010 1.787,44 1.413,25 374,19 5
2011 2.184,21 1.576,29 607,92 6
2012 1.686,67 1.686,67 0,00 1
2013 1.872,32 1.751,63 120,69 7
2014 1.553,26 1.782,35 -229,09 11
2015 1.565,81 1.750,49 -184,68 12
2016 1.598,90 1.759,64 -160,74 13
2017 1.598,57 1.733,74 -135,17 14
2018 1.598,90 1.749,21 -150,31 15
2019 1.767,82 1.785,11 -17,29 16
7 16 1
Fuente: USDA, Economic Research Service.
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 33

La información sobre costos del Servicio de Investigación Económi-


ca (Economic Research Service) del Departamento de Agricultura de
Estados Unidos, proporciona evidencia de que la oferta tiende a exce-
der a la demanda no solamente en maíz, sino también en otros cultivos,
como algodón, cacahuate, avena, trigo y soya. En algodón se registran
20 años de pérdidas en un periodo total de 23 años, en cacahuate con
20 años de pérdidas en un total de 25 años, en avena 12 años de pér-
didas frente a 3 años con utilidad, en trigo 20 años con pérdidas y dos
años de utilidad, en soya 10 años de pérdida con 13 años de utilidad de
un total de 23 años.
La adopción de un enfoque más orientado al mercado prometía a
los agricultores de Estados Unidos que su producción tendría salida en
los mercados externos a precios aceptables, dada la superioridad com-
petitiva de la agricultura estadounidense. En realidad, no ocurrió así.
El caso de México, como principal importador de maíz amarillo ilustra
sobre el razonamiento anterior, pues el país toma como referencia los
precios que se descubren en la Bolsa de Chicago para regir todas las
operaciones de comercio interno de Estados Unidos. Si los precios caen
en Estados Unidos también caen en México, pero tal dinámica no lleva
a que México importe más. Por el contrario, cuando los precios aumen-
tan a nivel internacional las exportaciones de Estados Unidos se elevan,
debido a que esos precios indican que no hay suficiente producto en
países competidores, a causa de algún evento no previsto.

CÓMO FUNCIONA LA AGRICULTURA


Los mercados agrícolas no operan en la realidad según los supues-
tos de los mercados de competencia perfecta, así que es inevitable que
existan políticas de intervención y programas gubernamentales que las
materializan. Los consumidores no responden a una caída de precios
expandiendo sus compras en correspondencia, más bien continúan
consumiendo casi lo mismo. Un descenso de precio no es suficiente
para que el mercado se despeje, a esto se le llama inelasticidad de la
demanda.
También hay problemas del lado de la oferta, en corto y mediano
plazo los agricultores no responden a bajos precios retirando tierra de
la producción. De hecho, periodos de bajos precios presionan para que
34 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

los productores busquen reducir sus costos, incrementando la produc-


ción mediante una mayor escala de operación, entre otros mecanismos.
Algunos pueden hacer estos cambios y otros no, pero la superficie no se
reduce, más bien cambia de manos. Se busca maximizar la producción
a través de distribuir los costos fijos entre un mayor tonelaje. En la agri-
cultura los costos fijos son muy elevados respecto a los costos variables.
En los mercados agrícolas las decisiones de oferta (siembra) y de-
manda (compra) se dan en momentos diferentes: la siembra (o deci-
sión de oferta) se realiza con base en la expectativa de precios de la
cosecha anterior. Mientras que los precios que están dispuestos a pagar
los compradores se definirán al momento de la cosecha, dependiendo
de cómo se venga esta. Si se viene una buena cosecha los precios caerán,
en perjuicio del productor, si la cosecha es reducida los compradores
pujarán y llevarán hacia arriba el precio. Cuando se presentan los pre-
cios altos a niveles récord, se trata de problemas climatológicos, que
reducen la producción.
Los consumidores quieren precios bajos pero estables, sin embargo,
en la agricultura los precios son muy volátiles, y llegan a ser extremos.
No obstante, en general, los periodos de precios altos son más cortos
que los de precios elevados, porque precios al alza estimulan mayor in-
versión e innovación para aumentar la oferta, que equivale al aumento
de la capacidad de producción, lo cual termina haciendo caer los pre-
cios, ya que la demanda no se expande en la proporción necesaria para
absorber el incremento en la capacidad de oferta.
Por estos motivos, en Estados unidos han estado presentes, en el de-
bate periódico para la emisión de una nueva ley agrícola, propuestas de
retorno a programas de administración de la oferta.

SOBERANÍA ALIMENTARIA Y CAMBIOS EN LAS POLÍTICAS


DE LA COMERCIALIZACIÓN DE MAÍZ
La soberanía alimentaria está definida por la posibilidad de mante-
ner la autonomía respecto a decisiones sobre cómo fomentar la produc-
ción y ordenar los mercados, de acuerdo con el interés de productores
y consumidores. Bajo tal premisa el TLCAN (ahora T-MEC) implicó una
cesión de soberanía. En general, los acuerdos sobre medidas comercia-
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 35

les acotan lo que México puede hacer en esta materia. De ahí la pro-
puesta de renegociación.
En los últimos años los precios han estado persistentemente depri-
midos y por debajo de los costos de producción, dada la continua incli-
nación a la sobreproducción frente al comportamiento de la demanda,
inducida hasta cierto grado por programas que transfieren ingreso a los
productores en Estados Unidos. Los agricultores mexicanos están ha-
ciendo frente a los presupuestos que Estados Unidos destina en apoyo
a sus granjeros.
En 2019, el costo de producción de maíz de Sinaloa con renta era
de 4,189 pesos por tonelada (FIRA), mientras que el costo de produc-
ción de Iowa (Iowa State University), sin rotación con soya, era de 3,080
pesos por tonelada. Había una diferencia de 1,100 pesos a favor del
productor estadounidense, que sería todavía mayor si se considerara la
rotación con soya.
Los cambios en los esquemas de políticas en México respecto a la
comercialización sugieren que el nuevo gobierno no tiene claridad res-
pecto a las condiciones en que se hace frente a la competencia de las im-
portaciones. En poco tiempo se han padecido cambios significativos que
han sembrado gran incertidumbre respecto a la comercialización de las
cosechas: desaparición de la Agencia de Servicios a la Comercialización
y Desarrollo de Mercados Agropecuarios (ASERCA), el organismo antes
responsable de canalizar los apoyos; recorte o desaparición de presu-
puestos; creación de Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX),
para centrarse en regiones del sur-sureste; no definición de ingresos
objetivo, tampoco de precios de garantía y desaparición de la agricultu-
ra por contrato en el esquema público de apoyo a la comercialización.
En 2020 se vivió una situación muy difícil, aunque finalmente intervi-
no SEGALMEX, utilizando presupuesto no ejercido en las regiones de
atención prioritaria para las cuales fue creado. Hasta febrero de 2021 no
terminaba de pagarse lo que debió haberse pagado en agosto de 2020.
Los esquemas antes existentes requerían de la reforma y un replan-
teamiento, sin embargo, los cambios recientes no dan idea clara de ha-
cia donde se quiere llevar a la agricultura comercial, en particular a la
agricultura de Sinaloa. Con el cambio de sexenio, después de la reconsi-
deración de la presidencia de otorgar apoyos a la agricultura comercial,
36 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

SEGALMEX no ha considerado que su intervención debe ir más allá de


simplemente entregar apoyos a los productores. No se valora que con la
apertura irrestricta se hace más necesaria la intervención del gobierno,
como árbitro y regulador de un mercado oligopólico dominado por 3
o cuatro grandes compradores. Esta función lo ejercía ASERCA, a veces
no tan efectivamente, pero intentaba hacerlo para amortiguar la posi-
ción dominante de los grandes compradores, que imponen sus precios
arbitrariamente. Esta función la debería retomar SEGALMEX.

PROPUESTA PARA LA ADMINISTRACIÓN DE LA OFERTA


DE MAÍZ EN MÉXICO
Desde nuestra perspectiva, México debiera crear el entramado legal
e institucional necesario para que la Secretaría de Economía adopte un
enfoque similar al del Departamento de Comercio de Estados Unidos
con relación a las prácticas de dumping, aún si ello implica abrir la re-
negociación del T-MEC, o revisar la metodología para realizar la inves-
tigación antidumping y sus requisitos, adaptándola a nuestra realidad.
En Sinaloa, 63 % de la producción incluye a 94% de los productores,
que tienen hasta 50 hectáreas; lo cuales pueden considerarse pequeños
productores para la agricultura comercial. Este tipo de productores no
llevan realmente la contabilidad, por lo que habría que adaptar la me-
todología para efectos de determinar daño.
El acuerdo de suspensión impuesto a México respecto a la acusación
de dumping en tomate, ante la amenaza de aplicación de un arancel,
implica que los exportadores no pueden enviar a ese país producto por
debajo de un precio mínimo de importación. El acuerdo, firmado entre
los productores y el departamento de Comercio de aquel país, propor-
ciona al productor estadounidense protección frente a prácticas pre-
suntamente depredadoras de precios, pero tienen un efecto positivo
de ordenamiento del mercado que conviene al productor mexicano.
Sin embargo, hasta ahora, ha habido indiferencia de las organizaciones
de productores mexicanos para cabildear ante la Secretaría de Econo-
mía la realización de una investigación contra prácticas de dumping en
maíz.
Lo expuesto en el párrafo anterior cambia los términos del debate.
En este mismo sentido se orienta la idea de pasar a un enfoque basado
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 37

en el control de la oferta, partiendo de la propuesta de investigadores


del Centro de Análisis de Política Agrícola (APAC), en la Universidad
de Tennesse, y la Unión de Granjeros de Texas, e impulsada por algunos
precandidatos demócratas, a propósito de la emisión de la última Ley
Agrícola de Estados Unidos.
La propuesta parte de instituir un programa para hacer reservas de
granos de maíz, mediante el cual los productores, individualmente, po-
drían realizar la comercialización de su propia cosecha, decidiendo en
qué momento y a qué precio vender.
La idea es establecer un esquema de comercialización de la cosecha
soportado en préstamos, a partir de la definición de tasas de préstamos,
determinadas por el 95% del costo de producción de maíz. El produc-
tor podría obtener un préstamo (prendario) que funcionaría como
precio mínimo, para estar en posibilidad de almacenar su producción
en espera de que los precios suban a un nivel aceptable. Al inicio de la
cosecha, en principio, toda la producción estaría dentro del programa
de pignoración, evitando temporalmente que llegue al mercado. En
temporada de cosecha se tiene el problema de que los precios tienden
a caer debido a que aumenta el volumen existente en el mercado. Si se
impide que buena parte de la producción entre al mercado en tan breve
tiempo, los precios no caerían excesivamente.
La tasa de préstamo operaría como un precio piso. A medida que el
comprador empiece a requerir maíz y ante la resistencia del productor
a entregarlo al precio del crédito prendario, los precios empezarán a
subir más allá de ese nivel. El costo creciente de almacenamiento esta-
blece límites respecto al precio al alza. No obstante, el esquema supone
la existencia de un precio máximo de 1.5 veces el préstamo prendario
antes mencionado.
A continuación, se ejemplifica como podría funcionar el esquema
suponiendo valores para el año 2021. Partiendo de un costo de produc-
ción —estimado por FIRA— en 46,380 pesos por hectárea, con renta
de tierra, 12 toneladas por hectárea, o 3,865.50 pesos por tonelada. La
tasa de préstamo fijada por tonelada, al 95%, sería de 3,672 pesos por
tonelada. El productor podrá recibir un préstamo prendario para la
comercialización de su cosecha a esa tasa, y tendría un plazo de 9 meses
para liquidarlo, el cual estaría respaldado por el gobierno federal, en el
sentido de que el gobierno se quedaría con el crédito, quien pagaría el
38 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

préstamo más intereses y otros gastos generados, si el productor decide


ceder su producción al gobierno.
El productor podrá seguir en el mercado, con la expectativa de en-
contrar un precio que le satisfaga, procediendo a vender su maíz. En
este caso, para poder liberar su maíz y venderlo al comprador, el pro-
ductor deberá pagar el crédito prendario, los intereses y servicio de al-
macenaje y costo del certificado de depósito. Como el mercado estará
sin maíz, exceptuando las existencias de cosechas anteriores, el precio
deberá subir hasta el nivel conveniente para el productor y comprador.
Cuando sea el momento, el productor venderá al comprador su maíz y
procederá a liquidar el crédito y gastos incurridos, a fin de poder hacer
la entrega de su maíz a su comprador.
En el transcurso del plazo de 9 meses, en cualquier momento, el
productor puede decidir entregar su producción al gobierno federal,
o bien esperar, para vender en el mercado buscando un mejor precio.
El productor debe mantenerse informado de la evolución de precios
en el mercado. Si cede la producción al gobierno, el productor saldaría
su crédito para comercialización, sin asumir los intereses, los gastos de
almacenaje y el costo del certificado de depósito. El gobierno saldaría el
crédito ante la institución bancaria. En tal caso, el gobierno federal pon-
dría en reserva producción que sería comercializada en el momento en
el cual el precio del mercado llegara al nivel del precio de liberación, el
máximo para el productor.
Solamente el producto que no fuera retirado en definitiva del pro-
grama sería erogación para el gobierno, el resto se pagaría por el mer-
cado una vez comercializado. El monto total de apoyos se reduciría
considerablemente, pues la producción apoyada sería la no retirada.
Y la erogación sería una inversión, en el producto no retirado, que se
recuperaría cuando el mercado lo necesitara.
Si el productor decide no entregar en definitiva la producción al
gobierno y comercializar por su cuenta a un precio mayor a la tasa de
préstamo, pagaría directamente el crédito concedido por la institución
bancaria y demás gastos generados para proceder a entregarla a su com-
prador. El productor aprendería a involucrarse en la comercialización y
el conocimiento del mercado.
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 39

El producto permanecería un tiempo fuera del mercado, pero bajo


el control del productor, y este no se vería forzado a vender inmediata-
mente para hacer frente a sus compromisos financieros, lo cual restrin-
giría la caída de precios que suele ocurrir en el momento de la cosecha.
Los compradores tendrían que pujar para hacerse de la producción co-
sechada. EL productor tendría el incentivo de seguir esperando mejor
precio, pues eventualmente si entrega el maíz al gobierno no pagaría
los costos financieros del mismo.
Un esquema de este tipo haría posible la apropiación por los produc-
tores de su propio proceso de comercialización. Les daría posibilidades
para negociar un mejor precio y, en forma organizada, dotarse de mejor
infraestructura de almacenamiento y distribución. Eventualmente esto
implicaría un cambio radical en el acopio y comercialización a favor del
productor.
Como la tasa de préstamo sería menor a los costos de producción,
al productor no le motivaría ceder inmediatamente al gobierno su pro-
ducto, ya que tenderá a buscar una utilidad mayor. La tasa de préstamo
funcionaría como un precio mínimo, no existiendo un precio prees-
tablecido. La banca tendrá dos opciones, que el productor liquide el
crédito si realiza la comercialización directamente, pagando los gastos
financieros incurridos a la fecha; o bien que el gobierno pague al banco
el crédito más los costos financieros incurridos hasta la fecha en que el
productor decida entregar su producción al gobierno federal, dentro
del término de los nueve meses estipulados. La entrega sería solamente
con los certificados de depósito, por lo que el producto permanecería
en el mismo almacén, hasta que se comercializara.
El producto queda bajo resguardo de la almacenadora que expide
el certificado de depósito, y que es responsable ante el gobierno o ante
un comprador cuando este se venda. La almacenadora, es responsable
de conservar el volumen de producto entregado y de su calidad. La bo-
dega receptora de maíz también es responsable ante la almacenadora.
El gobierno mantendría la producción en reserva en tanto el precio de
mercado no llegara a 1.5 veces la tasa de préstamo (3,200 x 1.5 = 4,800
$/ton). Cuando se llegue a ese nivel el gobierno o el productor vende
el maíz en el mercado.
Esa reserva funciona como inventario disponible para hacer frente
a situaciones de escasez. En tal sentido, si la tasa de préstamo funciona
40 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

como un precio mínimo, el precio de liberación funciona como si fuera


un precio máximo, pero los precios se formarían en el mercado. Así se
ponen un límite al precio bajo y al precio mínimo, para no perjudicar al
productor ni al consumidor, respectivamente.
Esta sería una manera de poder eliminar todos los apoyos directos
al productor que tienen que ver con la comercialización. El gobierno
federal asumiría el gasto que implica la conservación de la reserva y los
gastos que se generen mientras el productor no ceda su cosecha, si es
esta la ruta que sigue. Una parte importante de esos costos se recupera-
rían con la venta de producción en reserva. Debe tenerse presente que
el consumo aparente, de 43.5 millones de toneladas, es mayor que la
producción, 26.5 millones de toneladas, según el Grupo Consultor de
Mercados Agropecuarios (GMCA).
Mediante este esquema no se requeriría de precios de garantía, in-
gresos objetivo, ni la creación de un aparato de comercialización públi-
ca similar a CONASUPO. Sin embargo, para el buen funcionamiento
del esquema se requiere de restricciones a la importación, de ahí la
necesidad de abrir la negociación con relación al T-MEC o de recurrir
a medidas de política comercial, para eliminar el margen de dumping.
Si el productor no retira su maíz dentro del plazo estipulado, queda
bajo el control (y propiedad) del gobierno como una reserva estratégi-
ca, para ser sacada al mercado cuando se presente una baja considera-
ble de rendimiento, una eventual escasez de producto o en programas
alimentarios.

LA DIVERSIFICACIÓN A OTROS PRODUCTOS


AGRÍCOLAS Y MERCADOS
En 1987, en Sinaloa se invirtió considerablemente en la producción
de algodón, instalando varias plantas despepitadoras, e iniciando ex-
portaciones, pero la existencia del “step 2” en Estados Unidos, que pro-
porcionaba apoyos a la exportación de algodón sacó a los productores
mexicanos de competencia. Solo se exportó por dos años, quedando
abandonados los despepites desde entonces. La Organización Mundial
del Comercio (OMC) ya prohíbe este tipo de subsidios a la exportación,
pero no hay en la actualidad interés de embarcarse nuevamente en esta
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 41

aventura. En el norte, en la zona de Torreón, Coahuila, se está pro-


duciendo algodón, pero a los productores de Sinaloa no les quedaron
ganas de regresar a este cultivo.
No ha habido un enfoque sistemático para la diversificación de op-
ciones de cultivo y mercados, pese a la evidencia rotunda de su necesi-
dad. No es solamente un problema de política pública, los productores
y sus organizaciones agrícolas también han fallado. No se ha priorizado
la necesidad de atacar la excesiva especialización, a fin de disminuir el
nivel de riesgo, bajar su costo ambiental y procurar la conservación del
empleo, cuidando la rentabilidad. En la diversificación habría que in-
vertir más recursos y liderazgo.
La demanda de productos se ha estado ampliando en frutos tropica-
les (aguacate) o frutos a los que se les concede propiedades nutritivas
especiales (arándanos); en general, más hacia cultivos perennes que de
ciclo corto. Por tal motivo, la participación de Sinaloa en las exportacio-
nes agrícolas nacionales ha disminuido, si bien esta no es la única razón.
También ha perdido oportunidades en lo que se refiere a cítricos (na-
ranja, limones mexicano y persa, tangerina y toronja. Sin embargo, todo
esto requiere de investigación, que por largo tiempo fue debilitada, no
propiamente de incentivos públicos, si bien son necesarios.
La diversificación de cultivos y mercados es necesaria para inducir
una mejor asignación de los recursos tierra y agua; también para asegu-
rar su sustentabilidad.

LA INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA Y DE MERCADOS


Productores y empresas de Sinaloa hacen adaptación tecnológica e
innovaciones y prueban nuevos materiales a fin de mejorar su compe-
titividad a corto plazo, sin embargo, la investigación de mediano y lar-
go plazo, que es la que antes realizaban las instituciones públicas está
prácticamente desmantelada. El Instituto de Investigaciones Forestales,
Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) ha quedado paralizado, sin nuevos inves-
tigadores. Como alternativa, la “Fundación Produce” no ha mostrado
ser una mejor opción. México perdió programas que fueron claves en la
investigación agrícola en el estado, como el de garbanzo. En este cultivo
sólo el INIFAP de Sonora mantiene un esfuerzo sistemático, habiendo
42 Eduardo E. Paláu Blanco - Juan de Dios Trujillo Félix

desarrollado variedades adaptadas a las condiciones de ese estado, pero


no de la aceptación que tuvo el blanco Sinaloa en el mercado interna-
cional.
México no fue consistente en su programa de investigación sobre
garbanzo, pero Estados Unidos sí. Ese país ya controla 50% de la de-
manda de garbanzo que requiere España, con una variedad que funcio-
na muy bien para dar el cocido y en las autoclaves y envasado en frascos
de vidrio.
Desde el punto de vista comercial, no sólo se ha fallado en la mejora
de la calidad del producto en Sinaloa, tampoco hay quien esté dando
seguimiento a la evolución de los mercados de garbanzo, en apoyo a
los productores. Esta es una información que debe ser pagada mensual-
mente, y tal parece que entre los exportadores no hay preocupación
respecto al análisis del mercado del garbanzo, por lo que se siembra
se realiza sin conocimiento de las verdaderas posibilidades u oportu-
nidades que ofrece el mercado internacional. Más bien se opta por el
garbanzo cuando las expectativas de precios en maíz, frijol o sorgo son
negativas o se tiene escasez de agua. Sus precios se han estancado en los
últimos años.

CONCLUSIONES
México ha carecido de una dirección clara, tanto en este gobierno
como en los anteriores, con relación a la diversificación de cultivos y la
mejor asignación de los recursos (tierra y agua), de acuerdo con la vo-
cación de las distintas regiones, potencial de mercado y sostenibilidad.
En este aspecto, también han fallado las organizaciones de productores.
Se requiere de mayor visión y liderazgo al respecto.
La inducción de una mayor diversificación de cultivos es fundamen-
tal para la agricultura comercial de granos de Sinaloa, una vía para faci-
litar la comercialización y mayor orden en los mercados, pero no es la
única alternativa. Aunque en el contexto actual suena poco viable, sería
deseable una renegociación del TLCAN, o la mayor utilización de los
mecanismos de política comercial que la OMC y los acuerdos comer-
ciales permiten. Debe tenerse presente que los procedimientos actua-
les, para establecer el daño, exigen requisitos que difícilmente pueden
Los problemas centrales de la agricultura comercial en Sinaloa… 43

cumplir productores pequeños, ya que no disponen de una contabili-


dad formal.
Los mercados en la agricultura no son de buen funcionamiento, y
requieren de intervención, a través de políticas, programas y presupues-
tos. Aunque los involucrados en actividades agrícolas pudieran hacer
consenso en esto, en realidad existe un amplio desacuerdo en cuanto
a cómo intervenir. Los esquemas actuales no están funcionando bien y
requieren de un replanteamiento.
Los esquemas en apoyo a la comercialización antes existentes tenían
fallas y también generaban gran incertidumbre, lo cual se expresaba en
continuas movilizaciones de los productores, así como en la demanda
constante de transferencias públicas compensatorias ante bajos precios.
De esta consideración se derivan las propuestas hechas en este trabajo
respecto a cómo hacer frente al persistente problema de comercializa-
ción que enfrenta la agricultura comercial.

Referencias
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Disponible en: https://bit.ly/3fhat8G (Consulta: 5 de enero de 2021).
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Penning Weekly Agricultural Policy column. Disponible en https://www.agpoli-
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USDA, Economic Research Service. Disponible en https://www.ers.usda.gov/data-
products/commodity-cost-and-returns/ Reporte WASDE de la USDA y del dia 9
de marzo de 2021 Marex Solutions reporte semanal del 9 de marzo
Los desafíos del turismo en Mazatlán. Hacia
una nueva estrategia de desarrollo local*

TANIA ELIZABETH CEBALLOS

RESUMEN
Este capítulo analiza los escenarios para la actividad turística en Ma-
zatlán, tras el periodo gubernamental de Quirino Ordaz Coppel (2017-
2021), empresario hotelero que ha dirigido la política estatal junto a una
élite empresarial que releva en el poder a los grupos del sector agrícola
y comercial vigentes durante décadas. Parte de cuestionar si el dinamis-
mo que este grupo imprimió al turismo seguirá con el cambio de admi-
nistración. Se analizan las estrategias de desarrollo top down enfocadas
en la construcción de infraestructura y megaproyectos que acentúan
una turistificación acelerada con la apertura de la autopista Durango-
Mazatlán en 2013, que atrajo una ola de visitantes, capitales, y a su vez,
fomenta la especulación inmobiliaria y el crecimiento urbano desorde-
nado que socava el patrimonio natural y cultural. Con la remodelación
del Malecón, la revitalización del centro histórico, la construcción del
nuevo acuario, el parque central y los estadios deportivos, se despliega
una paradójica transformación en el puerto, pues el avance sectorial
del turismo tiene un bajo efecto multiplicador regional, al mantener un
mercado laboral precarizado. La crisis por el virus Covid-19 reiteró la
resiliencia de la actividad al recuperar el flujo de visitantes a Mazatlán,
al tiempo que acentúa sus debilidades competitivas, pues persisten las
prácticas perniciosas de explotación, riesgo e insalubridad. Se concluye
con una propuesta de agenda alternativa de gestión turística para un
desarrollo regional sostenible e incluyente.

*
Con profundo agradecimiento para el Dr. Guillermo Ibarra por su acompaña-
miento y siempre valiosas aportaciones.
46 Tania Elizabeth Ceballos

INTRODUCCIÓN
La ciudad de Mazatlán posee una estética particular, por su herencia
arquitectónica decimonónica, su centro histórico, gran variedad de flo-
ra y fauna, clima agradable la mayor parte del año, y un gran paseo cos-
tero (de nueve kilómetros abierto y 21 con las nuevas secciones) frente a
una bahía con islotes diseminados armónicamente en el horizonte para
conformar un paisaje natural privilegiado. En los últimos años se ha
modernizado, añadiendo a sus economías de aglomeración industrial
y de servicios, equipamiento colectivo de recreación, museos, espectá-
culos, estadios, resorts, nuevas zonas habitacionales, marina para yates,
eficiente conectividad aérea, terrestre y marítima, gran oferta gastronó-
mica tradicional e internacional, con un cultural mileau del nivel de las
grandes metrópolis costeras.
Su dotación de recursos naturales y urbanos es aprovechada para el
turismo, que ha desplazado en las prioridades de política estatal, a la
pesca, manufactura y comercio que sostuvieron la base económica re-
gional hasta la década de 1980. Sin embargo, la gran inversión pública
de las últimas dos décadas en el sector no genera mayor productividad
territorial ni mejora los ingresos para todos los participantes, pues los
empleos generados son de baja remuneración y no tienen un efecto
multiplicador en la economía sinaloense que contribuya a mejorar la
calidad de vida para la población local.
La actual turistificación de Mazatlán requiere un replanteamiento
integral, al igual que el conjunto de regiones de Sinaloa. Las políticas
top down de construcción de infraestructura y subsidio a inversiones tie-
nen débil efecto de retorno, pues persiste la oferta de productos de bajo
valor agregado, descuido de las históricas ventajas competitivas, poco
apoyo a empresas tradicionales, limitado fomento a la innovación y ex-
plotación del medio natural. Asimismo, concitó una fiebre especulativa
de terrenos y fincas, proliferan las torres y edificios en construcción que
atentan contra el paisaje natural, lo que constituye el principal activo
del puerto, que además de afectar a la oferta hotelera, encarece la renta
para los locales, minimizando los beneficios del crecimiento económi-
co.
Con la crisis de la economía globalizada y las secuelas de la pandemia
Covid-19 las zonas turísticas que lideraban los mercados y atraían mayo-
res capitales para fortalecer sus tejidos productivos, enfrentan nuevos
Los desafíos del turismo en Mazatlán 47

desafíos en donde resulta imperativo la innovación y la organización


entre todos los actores, empresas, individuos, comunidades, gobiernos,
territorio; se torna necesario determinar los objetivos a promover para
superar la debilidad que limita el potencial ante los nuevos escenarios
(Pike et al., 2011).
Una nueva estrategia para el turismo en Mazatlán debe ser integral
y considerar tres ámbitos que Vázquez (1999) propone: atender el hard-
ware, la infraestructura básica, transportes, comunicaciones, espacios
industriales, capital humano, educación, instalaciones culturales; el soft-
ware, el diseño e implementación de intervenciones a partir de diag-
nósticos de ventajas competitivas, grado de distribución de recursos en
el espacio para aprovechar su potencial y mejorar la competitividad de
empresas locales, atraer inversión interna, mejorar el capital humano,
que se inscriba en un marco estratégico global para arraigar la activi-
dad económica, coordinar las mejoras de competencia; finalmente, el
orgware, fomentar la capacidad organizativa e institucional, que implica
diseñar, implementar y monitorear la estrategia en su conjunto, para
lo que se requiere complejos sistemas de gobernanza, empoderamien-
to de la población, formación de redes y asociaciones público-privadas
(Tomado de Pike et al., 2011). En este contexto, el objetivo del capítulo
es analizar las condiciones de la actividad turística en Mazatlán para
avanzar en un marco de propuestas como parte de una nueva estrategia
que defina el tipo de desarrollo regional pertinente, teniendo como eje
rector el beneficio de la comunidad local.

RELEVANCIA ECONÓMICA DEL SECTOR TURÍSTICO


Sinaloa experimenta en las últimas décadas una transformación de
su base económica hacia el sector terciario, aunque por su vocación
agrícola y comercial, siga publicitándose como “líder nacional en ali-
mentos”. Su estructura económica se orienta al sector servicios al con-
centrar 44.7% del PIB estatal, 23.8% corresponde al comercio, 19.3% al
sector secundario y 12.2% a las actividades agropecuarias (Inegi, SCNM,
2019). Esta transición no se refleja en un avance de la economía en el
contexto nacional, pues desde hace dos décadas su aportación al PIB
nacional es alrededor de 2% ocupando el lugar 17 en 2018 (igual posi-
ción que en población con 2.4%), pero sigue aportando gran parte del
48 Tania Elizabeth Ceballos

PIB primario con 7.0%, solo debajo de Veracruz y Michoacán (Inegi,


2018).
El plan estatal de Quirino Ordaz Coppel (2017-2021) propuso hacer
del turismo una “palanca” de desarrollo (PED, 2017-2021), como parte
de un relevo de la tradicional élite política dominante agropecuaria y
comercial, que cede terreno frente a empresarios de los servicios y el
turismo. Por ello, promueve inversiones para solventar un desarrollo
enfocado en un modelo tradicional de turismo masivo en Mazatlán, a
costa de otros sectores y regiones de Sinaloa. Ante ello, se plantea la
interrogante: ¿qué posibilidades tiene el sur de Sinaloa de aumentar su
nivel de crecimiento y bienestar a partir de esta estrategia? Para respon-
derlo, es necesario realizar un balance de resultados.
En México el turismo aporta 8.7% del PIB total nacional, y en Sinaloa
7.58% del estatal. Su peso en el sector nacional es menor al promedio
de la participación de la economía en su conjunto, pues solo contribu-
ye con 1.88% del PIB turístico nacional en 2018. Esta actividad tiene a
Mazatlán como su polo de crecimiento, que contiene 16.5% de la po-
blación del estado, y aporta 24.7% del PIB estatal; a la vez, su contribu-
ción al turismo de Sinaloa es aproximadamente de 67%, que representa
22.6% del PIB municipal, el triple que el indicador estatal.1 Asimismo,
el turismo constituye una importante fuente de empleos pues en 2018
ostenta 8.5% del total nacional, mientras que para Sinaloa es de 8.7%
(Sectur, 2019), y en el caso de Mazatlán representa 25% del total mu-

1
La Sectur y Codesin ofrecen diferentes cifras. Esta estimación es cercana a
las que señalan, para 2018 es 7.58% del PIB Estatal. Se calculó de la siguiente
manera: a nivel nacional el turismo aporta 8.7% del PIB nacional. Sinaloa
participa 1.83% del PIB nacional del turismo. Si en 2018 el PIB de Sinaloa
fue 395,849 millones, su aportación del turismo al estado es 30,005 millones.
Si Mazatlán recibe 67% de los visitantes, Mazatlán genera 22,113 millones. En
una segunda estimación se determinó el PIB municipal de igual forma que lo
hace el sector a nivel nacional. Se estima esa cifra del PIB estatal de ese año. En
un segundo paso, asignados 67% a Mazatlán de esa cifra, resulta 22,113 millo-
nes del sector turismo. En un tercer momento, se estima el PIB municipal de
Mazatlán, a partir de tomar como referencia que en 2018 aportó 24.7% del va-
lor agregado estatal, que esa categoría similar al PIB, lo que equivale a 99,774
millones. Finalmente, esa cifras muestran que el aporte del turismo al PIB
municipal es 22.6% del total (INEGI, 2020; Ibarra, 2021 con base IIEG, 2020;
Datatur, 2020c; CODESIN, 2018; Redacción Espejo, 2020; Toledo, 2020).
Los desafíos del turismo en Mazatlán 49

nicipal.2 Lo que invita a reflexionar si esta preeminencia del turismo


puede ser la base para el futuro económico de Mazatlán y Sinaloa.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Comparada con otras ciudades del país que son destinos turísticos de
sol y playa, Mazatlán tiene una historia relativamente reciente. Se consti-
tuyó como puerto de embarque de mercancías provenientes de San Se-
bastián (Concordia) y del Mineral de Nuestra Señora del Rosario, desde
finales del siglo XVIII e inicios del XIX, aunque como propaganda se le
imputa un origen en 1531, sin evidencia histórica (García, 1992). Surge
a partir del embarcadero del puerto viejo en la playa norte y se expan-
dió hacia el este por la calle principal (hoy Belisario Domínguez) hasta
llegar a la otra bahía, donde se edificó la Aduana Marítima. En esa zona
se construyeron los primeros inmuebles y al día de hoy concentran los
vestigios con mayor valor histórico y cultural de la ciudad (Alvarado,
2012; Santamaría y Sainz, 2015). Desde ahí se fue extendiendo la man-
cha urbana que daría origen al “Nuevo Mazatlán” rumbo al norte, por
las calles Cinco de mayo, Guillermo Nelson, Manuel Gutiérrez Nájera,
hasta llegar a la playa de Camarón, donde se gestaría la Zona Dorada, el
espacio de mayor concentración de la planta turística.
Desde la segunda década del siglo XIX adquirió importancia como
puerto, fue sede de casas comerciales extranjeras con fuerte influencia
en los mercados regionales del noreste y occidente mexicano. En 1818
registró el arribo de un buque británico con mercancías de contraban-
do; y en 1821 obtuvo autorización para operar como puerto comercial.
El punto inicial de descarga de mercancías fue la Bahía de San Félix
en la playa norte y para 1828 se trasladó a playa sur denominándose
Puerto de Ortigoza. El movimiento de carga era tortuoso por el oleaje

2
El dato se obtuvo como una aproximación tentativa, a partir del total del em-
pleo censal estatal en 2018, que fueron de 626,365 y el de Mazatlán 141,666.
De ello se puede estimar el 8.7% que el turismo aporta al estado (como el
nacional), igual a 54,493. Luego, si Mazatlán representa cerca del 67% de la
actividad turística, se tendría que 35,671 personas ocupadas en el turismo en
Mazatlán, lo que constituye 25%, es decir, una de cada cuatro personas ocupa-
das (INEGI, 2019).
50 Tania Elizabeth Ceballos

y la pobre infraestructura; los pioneros del comercio fueron mercade-


res extranjeros: alemanes, suizos y españoles. Para 1845 había 10 casas
comerciales grandes y 40 medianas y pequeñas. A lo largo de los años
cobraron importancia los negocios de españoles e ingleses, que se ex-
pandieron a la agricultura, minería y manufactura (Román, 2009).
Durante el Porfiriato (1876-1911) predominaron las actividades co-
merciales, aunque en 1899 se empezó a institucionalizar el carnaval,
atrayendo visitas mayormente regionales y algunos estadounidenses que
viajaban en tren desde Arizona y California, por lo que fue incursionan-
do en el turismo durante las primeras décadas del siglo XX, careciendo
de un proyecto definido, y únicamente dando respuestas improvisadas
a la demanda estadounidense, que fue lo que impulsó, lentamente, la
construcción de infraestructura y servicios.
Desde el Porfiriato se planeó construir el ferrocarril transversal
Mazatlán-Durango, pero no se concretó, solo existía camino de terra-
cería, y el tramo completo de carretera asfaltada libre por la Sierra
Madre Occidental entró en operación hasta 1960, por lo que Mazatlán
tuvo una deficiente comunicación por carretera hacia los principales
ejes troncales del país, que terminaron aislándolo de los mercados del
norte de México y el suroeste de Estados Unidos durante la posgue-
rra. Hasta mediados de siglo XX, difícilmente podría considerarse a
Mazatlán como un gran centro turístico; su importancia era pesquera,
industrial y comercial. Era centro vacacional para grupos sociales de
altos ingresos de California y Guadalajara, algunos jubilados y vetera-
nos de guerra.
Lamartine (1968) calificaba a Mazatlán como un destino en etapa in-
cipiente, en un círculo vicioso por falta de equipamiento, con pocos ho-
teles, visitantes, limitada variedad de restaurantes, instalaciones cultura-
les y deportivas, y sus turistas como de paso hacia la ciudad de México
y rumbo a las playas de Acapulco: “los visitantes tienden a permanecer
un día, dos o tres en su camino a la ciudad de México, porque si estu-
vieran más, se aburrirían” (p. 237). Recomendaba en sus propuestas al
gobernador Leopoldo Sánchez Celis (1963-1968) apoyar primero al tu-
rismo de alto poder adquisitivo porque ellos impulsarían a otros grupos
de menores ingresos, de igual manera, enfatizaba en la importancia de
atraer inversión extranjera, por lo que sugería iniciar con dos grandes
Los desafíos del turismo en Mazatlán 51

hoteles en Mazatlán. Sin embargo, se desaprovechó la oportunidad que


la ocasión representaba.
Desde de la década de 1960 y hasta 1975 Mazatlán experimentó un
auge por el arribo estacional de los spring breakers de la generación hippie
que alentó la construcción de hoteles, restaurantes, agencias de viajes,
lo que se presenta como un primer ciclo de expansión del turismo en
el puerto, con mayor proporción de visitantes extranjeros. Por ejemplo,
en 1973, de los 778,715 visitantes que arribaron a Mazatlán, 473,829 fue-
ron extranjeros, mientras que 315,886 eran nacionales. No obstante, los
empresarios locales se resistían a dar el giro de las actividades tradicio-
nales hacia el turismo, lo que Enrique Vega (2002) identificaba como
una identidad peculiar. Por lo que se va configurando como destino
turístico en medio de las limitaciones, pues no existían profesionales en
el sector; y apenas surgía la primera generación de empresarios turísti-
cos, algunos provenientes de la pesca y el comercio (Santamaría, 2005,
2009; Ibarra, 2003).
Aunque Mazatlán inauguró el nuevo aeropuerto internacional en
1970, implementó una competencia por precio, y los visitantes de altos
ingresos optaron por lugares más exclusivos, como Puerto Vallarta y
los Centros Integralmente Planeados (CIP) de Cancún e Ixtapa. Puer-
to Vallarta fue locación para la filmación de la película hollywoodense
La noche de la iguana (1964) con los actores de moda. En ella se pro-
movían los principales atractivos de la ciudad, lo que atrajo al mercado
estadounidense, además de la construcción de infraestructura (aero-
puerto, puerto marítimo y la culminación de la carretera a Guadala-
jara) que le dio mayor accesibilidad al destino (Ruiz y Torres, 2011);
mientras que Cancún e Ixtapa (1974) al ser CIP favorecieron la llega-
da de capitales públicos y privados, estableciendo cadenas hoteleras y
restaurantes de mayor calidad, además de gozar de mayor promoción
turística (Palafox et al., 2011), por lo que durante la segunda mitad
de la década, Mazatlán entraría en una fase de estancamiento que se
complicaría aún más para 1980 con el surgimiento de Los Cabos (San-
tamaría, 2009).
En esta coyuntura, el puerto tenía una economía más diversifi-
cada, pero carecía de un fuerte sector agrícola y una industria en
expansión, por lo que más tarde no pudo aprovechar las ventajas
que generó la puesta en vigor del TLCAN (1994), pues su comercio
52 Tania Elizabeth Ceballos

exterior se basaba principalmente en productos pesqueros, camarón


y atún (Ibarra, 2003). La ausencia de planeación del desarrollo re-
gional acentuó estos desequilibrios y tuvo acciones reactivas ante la
expansión de los mercados tradicionales, mientras la región y sus
élites aprendían sobre el turismo con base en las exigencias del mer-
cado, manteniendo estancadas sus actividades tradicionales a falta de
modernización.
Hacia finales del siglo XX y principios del XXI, Mazatlán se situó
en un notorio estancamiento, principalmente por su baja captación
de recursos federales, accesibilidad limitada y marcada estacionalidad.
En 2001 se formaliza la construcción de una autopista entre Mazatlán
y Durango, como parte de la carretera federal con destino a Mata-
moros, pero se puso en marcha hasta octubre de 2013. Para 2005 se
vislumbra una recuperación al convertirse en centro de retiro de ju-
bilados norteamericanos, desde entonces ha ido en crecimiento salvo
en periodos de crisis globales, aunado a las intermitentes alertas de
inseguridad que afectaron las llegadas internacionales (Santamaría,
2015; Nava, 2013).
Una vez conectada por la carretera 40, la ciudad se constituyó como
puerta de entrada al Corredor Económico del Norte, con lo que empie-
za una nueva fase de crecimiento, pues se reducen los problemas de es-
tacionalidad al recibir visitas constantes de Durango, Coahuila, Zacate-
cas y Chihuahua, incrementando la ocupación hotelera, aunque surge
un descontento entre los empresarios por considerar el nuevo turismo
como de bajo poder adquisitivo.

DÉBIL “MOTOR DEL DESARROLLO”


La política de desarrollo regional para reforzar al turismo en Sina-
loa cobró fuerza en el sexenio de Juan S. Millán (1994-2004) y se hizo
explícita con Jesús Aguilar Padilla (2005-2010), tras la creación de la Se-
cretaría de Turismo Estatal en 2007. El gobernador Mario López Valdés
(2011-2016) declaró en el Plan Estatal de Desarrollo (PED, 2011-2017)
que el turismo sería el “nuevo motor de la economía”, incluso le dedica
un capítulo completo, con la esperanza de que la carretera Mazatlán-
Matamoros y el proyecto de CIP de Playa Espíritu, anunciado al final
del sexenio de Felipe Calderón, permitirían el despegue turístico de la
Los desafíos del turismo en Mazatlán 53

región. Una lectura detenida de ese documento revela una agenda inte-
gral para el sector que quedó en lo declarativo3 a pesar de que en su in-
forme final de gobierno anunció 93.6% de cumplimiento de las metas,
centrándose en indicadores de ocupación, llegadas y flujo de pasajeros,
la inversión y derrama económica, que crecieron gracias a la apertura
de la súper carretera, pero soslaya que durante su sexenio se redujeron
los arribos internacionales por la inseguridad.
Quirino Ordaz continuó con mayor ímpetu esa dinámica. Su plan
de desarrollo fijó cuatro sectores estratégicos: Biotecnología, Turismo,
Economía Digital y Logística (PED, 2017-2021), pero se enfocó en el
turismo. Al concentrar Mazatlán dos terceras partes de esta actividad es
el principal beneficiario de los apoyos gubernamentales.
Los censos económicos dan cuenta de una mayor capitalización.
Entre 2003 y 2018, la formación bruta de capital fijo pasó de 16.5% a
24.1%, del total del estado; al mismo tiempo, la inversión total se elevó
en los mismos quince años, de 15.1% a 22.3% del total de Sinaloa. Como
resultado de ello, la participación de Mazatlán en el valor agregado del
conjunto de la economía estatal pasó de 21.0% a 24.7% en el mismo pe-
riodo, es decir, se incrementó el producto municipal bruto. Este avance
no se refleja en mayores ingresos globales para los trabajadores, pues
en el mismo periodo, la participación de Mazatlán en remuneraciones
totales de Sinaloa se redujo de 24.7% a 22.3% (tabla 1). Aunque en tér-
minos absolutos, avanzó la remuneración promedio, Mazatlán en 2018
se rezagó frente a Culiacán y Ahome que tuvieron menor incremento
de inversión de capital.

3
El documento es profuso en estrategias: Crear un Gabinete Turístico que dé
transversalidad en la aplicación de políticas públicas y recursos que requiere la
actividad; consolidar a Sinaloa como una de las cinco entidades con mayor in-
versión turística; Impulsar una agencia de inversión e infraestructura de frente
a los retos del crecimiento turístico; Impulsar el Centro de Excelencia Turís-
tica junto con instituciones educativas, certificando al personal de contacto;
Certificar Mi Pymes turísticas; Desarrollar el turismo social, cultural, turismo
de salud, agroturismo, turismo de reuniones y ecoturismo; entre otras (PED,
2011-2016, p. 233).
Tabla 1. Empleo, remuneración y valor agregado en Mazatlán, 2003-2018

54
Valor
Activos totales e
Valor agregado
Remuneración inversión total/ Formación
agregado Personal Remuneraciones Inversión censal Valor
Año promedio valor agregado bruta de
por ocupado totales total bruto agregado
anual (productividad capital fijo
trabajador (millones de
del capital)
pesos)
2003 36.880 169.609 1,61 22,3 24,7 16,5 15,1 8453,0 21,0
2008 36.684 218.049 1,38 21,5 20,4 22,7 19,9 12798,3 21,2
2013 39.186 137.770 1,37 21,8 21,0 17,4 16,7 14515,8 21,7
2018 55.213 183.603 1,18 22,6 22,3 24,1 22,3 33036,5 24,7
Fuente: Censos Económicos, 2003-2018

Tania Elizabeth Ceballos


Los desafíos del turismo en Mazatlán 55

En suma, el turismo es un sector de poca motricidad y limitados efec-


tos multiplicadores para el desarrollo, pues si bien ha hecho crecer el
producto regional de Mazatlán, no genera un arrastre para el conjunto
de la economía estatal, ni se traduce en mejores ingresos para la fuerza
laboral, por el contrario, puede suponerse que tiene una influencia pre-
carizante en el mercado de trabajo, además de los efectos negativos en
el patrimonio natural y cultural que se abordan en la próxima sección.
De este contexto surge la interrogante de qué hacer con el sector
turístico para que el crecimiento económico se traduzca en desarrollo
regional y no solo para beneficio de un segmento limitado de empre-
sas que intensifica la polarización económica. Por ello, ante este punto
de inflexión ocasionado por la pandemia y el cambio gubernamental,
surge una oportunidad de repensar el turismo con una visión más enfo-
cada en la comunidad local (Higgins-Desbiolles, 2020).

PARADÓJICA COMPETITIVIDAD
La oferta turística de México es diversa, por sus ecosistemas y los ves-
tigios históricos de culturas originarias. Tiene destinos de sol y playa, cul-
turales, de naturaleza, rurales, pueblos mágicos, entre otros. Entre los
destinos de sol y playa se encuentran los CIP como Cancún, Los Cabos e
Ixtapa que nacieron por iniciativa federal a través de Fonatur durante la
década de 1970; y los destinos tradicionales, con una vocación distinta al
turismo que se fueron adaptando a las necesidades de los visitantes, como
Acapulco, Mazatlán, Puerto Vallarta, entre otros. Los CIP tuvieron la ven-
taja de ser diseñados para fines turísticos y con recursos federales extraor-
dinarios, mientras los otros se configuraron respondiendo al mercado.
Mazatlán tiene una población de 441,975 habitantes, mientras que el
total del municipio asciende a 501,441 (Inegi, 2020). Cuenta con una
base económica diversificada, con economías de localización más allá
del turismo, que no se han aprovechado con los recientes cambios en
la economía mundial y nacional, lo que se evidencia en el estudio del
Instituto Mexicano para la Competitividad.4 En el índice 2020, Mazatlán

4
Su metodología parte de una definición de la competitividad como la capacidad
de las ciudades para generar, atraer y retener talento e inversión que detonen la
56 Tania Elizabeth Ceballos

aparece en el grupo de zonas urbanas de “competitividad adecuada”


ubicándose en la tercera posición de las 23 ciudades de 500 mil a un
millón de habitantes consideradas en el grupo. Se posiciona sobre otros
destinos de sol y playa como Cancún (5), Acapulco (22) y Veracruz (8).
En estudios previos se categorizaba como de “competitividad media” y
aparecía por debajo de Cancún y otros destinos tradicionales.
Llama la atención la mayor competitividad de Mazatlán respecto a
Acapulco y Veracruz, los puertos comerciales dominantes entre México
y el mundo durante siglos. La ventaja que tuvo Acapulco como primer
centro turístico del país se perdió. En la posguerra fue el destino pre-
ferencial de playa del turismo norteamericano en México, sobre todo,
tras el triunfo de la revolución cubana (1959) cuando inició el bloqueo
estadounidense a la isla (Valenzuela y Coll-Hurtado, 2010). Durante
muchos años fue gran receptor de recursos federales y capitales priva-
dos; mientras Mazatlán apenas se iniciaba en la actividad. Por su parte,
Veracruz ha recibido viajeros a lo largo de la historia, desde el siglo XVI
cuando se fundó, se constituyó como el primer puerto de entrada de Eu-
ropa hacia la Nueva España. Después de la Segunda Guerra Mundial fue
promovido para el turismo masivo y hacia la década de 1950 logró posi-
cionarse como destino tradicional. Durante los últimos 30 años mejoró
su infraestructura turística, con el Acuario de Veracruz, el incremento
de la planta turística de mayor calidad y la metropolización con el mu-
nicipio de Boca del Río, ubicándose entre los primeros lugares para el
turismo nacional (Villa, 2018). Ahora Mazatlán tiene una considerable
ventaja sobre ellos. La competitividad de Cancún se va diluyendo, pues,
aunque es superior en términos absolutos y experimenta un crecimien-
to poblacional y económico acelerado, sufre graves problemas sociales
y ambientales, lo que resulta contradictorio al ser el primer destino en
contar con un plan maestro de desarrollo (Mc Coy et al., 2019).
Mazatlán se ubica en los primeros cinco lugares en cinco sub-indi-
cadores del reporte 2020. En Sociedad incluyente (3) que considera
factores como el grado de escolaridad promedio, Mazatlán tiene 10.2

productividad y el bienestar de sus habitantes (IMCO, 2020). El reporte incluye


73 ciudades y zonas metropolitanas evaluadas mediante 70 indicadores sobre es-
tado de derecho, medio ambiente, educación, equidad de género, salud, trans-
parencia, infraestructura, economía, innovación, entre otros.
Los desafíos del turismo en Mazatlán 57

años, superior al estatal y al promedio nacional que es de 9.2 años


(PMD, 2018-2021), y mujeres con acceso a la educación donde ostenta
el primer lugar del grupo (92%). En Sistema político (5), se considera
la participación electoral y baja percepción de corrupción; Mercados
de factores eficiente (5) contempla indicadores como la desigualdad
salarial, que no necesariamente es positivo pues el estado en su conjun-
to aparece en el último lugar nacional de salario diario real que es de
269.45 mientras que el promedio nacional es de 367.18 pesos (CEFP,
2019), ello obedece a un mercado laboral frágil en toda la entidad. En
Sectores precursores (2), se considera el flujo de pasajeros aéreos, y el
uso de servicios financieros que podría estar relacionado con la inte-
gración de capital ilícito a la economía formal, pues el estado se ubica
en las principales entidades con avisos por operaciones inusuales (UIF,
2019); en Aprovechamiento de las relaciones internacionales (2) le fa-
vorece la inversión extranjera directa (413 mdd ponderados por PIB) y
el flujo de pasajeros de y hacia el extranjero por un segmento de turistas
de doble residencia en el puerto (tabla 2).

Tabla 2. Competitividad urbana de destinos turísticos de sol y playa

Indicador Mazatlán Cancún Acapulco Veracruz


Índice general 3 5 22 8
Sistema de derecho confiable y
6 17 23 7
objetivo
Manejo sustentable del medio
18 20 11 16
ambiente
Sociedad incluyente, preparada
3 19 23 11
y sana
Sistema político estable y
5 9 12 14
funcional
Gobierno eficiente y eficaz 11 4 5 18
Mercado de factores eficiente 5 8 23 13
Economía estable 7 6 17 11
Sectores precursores de clase
2 1 22 9
mundial
Aprovechamiento de las RRII 2 1 5 7
Innovación de los sectores
20 15 13 6
económicos
Fuente: Índice de competitividad urbana, 2020 (con datos 2018)
58 Tania Elizabeth Ceballos

Mazatlán es una ciudad con capacidades competitivas para obtener


mejores resultados en el bienestar de su población. Sus economías de
aglomeración y localización están desconectadas de una gestión eficaz
del desarrollo local. Es superado por Cancún y Acapulco en Gobierno
eficiente y eficaz; Cancún también lo supera en Sectores precursores
de clase mundial, Aprovechamiento de las relaciones internacionales y
Economía estable. Tiene la menor calificación en Innovación de los sec-
tores económicos (20), debajo de Acapulco y Cancún, siendo Veracruz
(6) el líder del grupo. Esto explica que en turismo esté compitiendo
bajo la lógica de precio, al tener una oferta de servicios para grupos de
menor ingreso, a costa del desgaste de sus recursos naturales y cultu-
rales, y mientras se deterioran sus otros sectores tradicionales como la
pesca y manufactura de alimentos.
Para fortalecer al turismo en los últimos dos sexenios se fomenta la cons-
trucción masiva de infraestructura e inversión privada. La conversión de
Mazatlán en un lugar con grandes atractivos urbanos, espacios de recrea-
ción, abre la posibilidad de mejorar la calidad de la oferta; nuevas cadenas
hoteleras como Marriot, Grupo Posadas, Hilton están estableciéndose en el
puerto, lo que atraerá segmentos de mercado de mayores ingresos. Avanza
en lo que Vázquez denomina hardware, pero su mayor necesidad se encuen-
tra en el software, una estrategia eficiente, así como la organización de un
sistema institucional sostenible, orgware (Pike et al., 2011).
La falta de coherencia entre las dimensiones económica, social y am-
biental del desarrollo se refleja en la creciente expansión desordenada y
el daño medioambiental producido. Por ello no es casualidad que, para
el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), la mayor deficien-
cia de Mazatlán se concentre en Manejo sustentable del medio ambien-
te que mide la capacidad de las ciudades para relacionarse de manera
sostenible y responsable con los recursos naturales y su entorno, donde
provee información sobre la disponibilidad y administración del agua,
aire y residuos sólidos. Mazatlán se ubica en el lugar número 18 y tiene
una negativa interacción con su capacidad innovadora respecto a los
otros destinos (IMCO, 2020). De avanzar las prácticas predatorias que
acompañan a la turistificación especulativa que provoca gentrificación
y destrucción del patrimonio, Mazatlán corre el riesgo de convertirse
en uno de los “lugares donde el consumo voraz termina masticando los
restos de la naturaleza y del pasado; es decir, donde se alimenta de los
signos históricos u originales” (Lefebvre, 2013, p. 140).
Los desafíos del turismo en Mazatlán 59

En este sentido, el desarrollo sostenible no es opcional, se ha conver-


tido en responsabilidad primordial de los gobiernos locales, teniendo
en su centro el crecimiento económico pero ampliado cada vez hacia
los aspectos sociales, culturales y medioambientales, es decir, más funda-
mentado en la calidad de vida, por ello las nuevas teorías de desarrollo
local y sustentable la priorizan sobre la cantidad misma, teniendo de
cierta manera, un capitalismo más “reflexivo” donde se busca satisfacer
las necesidades del presente sin hipotecar las de las generaciones veni-
deras (Pike et al., 2011; Unesco, s.f.).

BALANCE DEL ACTUAL MODELO TURÍSTICO


Para proponer una estrategia de gestión turística orientada al desa-
rrollo regional se realiza a continuación un recuento de los activos y
pasivos de las estrategias implementadas hasta hoy. Al conseguirse ma-
yor conectividad, infraestructura, tráfico portuario y ampliación de la
oferta de hospedaje, alimentación y servicios recreativos y culturales,
en los últimos años se incrementaron los ingresos por turismo de ori-
gen nacional hacia Mazatlán, pero el sector manufacturero y comercial
no despegó como se esperaba con la conexión al Corredor Económico
del Norte de México. En 2020 el puerto de Mazatlán movió una carga
comercial de 2,129.2 miles de toneladas, mientras que Manzanillo y Lá-
zaro Cárdenas, en el Pacífico, manejaron 32,504.3 y 23,479.7 miles de
toneladas respectivamente (API Mazatlán, 2020a; API Manzanillo, 2020;
API Lázaro Cárdenas, 2020). Esto obedece a que su infraestructura no
es la de un puerto de altura competitivo, tanto en el calado del canal de
navegación como en equipo de carga y descarga, como sí lo tiene Láza-
ro Cárdenas, en Michoacán, que cuenta con la capacidad de recibir bu-
ques de hasta 400 mil toneladas (Castellanos, tomado de Reyes, 2019).
Además, su distancia a las regiones económicas generadores de carga
para exportación lo hace poco atractivo para el tráfico internacional.
Desde hace varias décadas, el principal producto de Mazatlán como
destino turístico se sustenta en los recursos naturales genéricos, sin una
oferta alternativa diversificada por una lenta dinámica de innovación
empresarial y socio institucional (Ibarra y Nava, 2014). Además, en la
ciudad prevalece una paradójica cultura empresarial, pues la mayoría
de las empresas son locales; proliferan en la Zona Dorada los hoteles
60 Tania Elizabeth Ceballos

de dos y tres estrellas a un precio modesto y no hay gran presencia de


las cadenas de hospedaje como ocurre en los CIP de Los Cabos y Can-
cún. Esto constituye a la vez, una ventaja y una desventaja, pues la es-
trategia del gobierno sigue apostando al modelo industrial de turismo
que exige maximización, estandarización, especialización, mientras los
megaproyectos abonan a la explotación masiva de los recursos, en lugar
de aprovechar las posibilidades que se tienen ante las exigencias de los
nuevos turistas que buscan experiencias únicas, y donde el destino tiene
importantes activos diferenciadores, sobre todo en las modalidades de
turismo cultural y el ecoturismo.
Con el gobierno de Ordaz Coppel se pretende elevar las posibilida-
des de Mazatlán de manera intensiva. Fue sede del tianguis turístico
en 2018 generando una derrama económica de 350 millones de pesos
(Puga, 2020) así como la próxima edición 2021 en su segunda versión
digital (Gobierno del Estado de Sinaloa, 2021). Se remodeló el estadio
de beisbol “Teodoro Mariscal”, se construyó el estadio de futbol “El Kra-
ken” que costó al erario cerca de 700 millones de pesos y la controverti-
da concesión por diez años a la empresa Atlético Morelia por el equipo
Mazatlán FC que generó oposición en el Congreso del Estado por ha-
ber sobrepasado sus facultades (Bravo, 2020; Vizcarra, 2020). Con estas
acciones se impulsa un segmento de turismo deportivo necesario para
la diversificación, pero invita a reflexionar sobre la gobernanza en sus
distintos niveles, pues se perciben como decisiones unilaterales.
Asimismo, se tienen en proceso dos megaproyectos ligados al turis-
mo: el del Parque Central para el que se destinaron 149 millones de
dólares de inversión pública y privada (Arias, 2017), y el Nuevo Acua-
rio Mar de Cortés en el que se invirtieron mil 200 millones de dólares
(Soto, 2020). Además, del proyecto MZT Aerospace Park que contem-
pla una inversión inicial cercana a 60 millones de dólares, que más que
un parque industrial que genere economías de aglomeración tiene que
ver con un nuevo modelo de desarrollo inmobiliario (hospital + hotel +
centro comercial + restaurantes), ejemplo de ello son los proyectos de
centros de investigación para el resguardo genético del cannabis (Mora,
2020). De concretarse, podría ser un gran aliciente para el turismo de
negocios y de salud, pero al estar en puerta el cambio de administra-
ción, surge la incertidumbre de su concreción, el parque y el acuario
tienen un grado de avance y se ha declarado que los recursos ya están
destinados para concluirlos. Sin embargo, en el MZT Aerospace Park se
Los desafíos del turismo en Mazatlán 61

encuentran múltiples intereses involucrados, por lo que se corre el ries-


go de convertirse en una iniciativa trunca como Amaitlán Garden City.
Con estas acciones encuadradas en estrategias top down, con débil
énfasis en innovación, sustentabilidad y efecto de retorno, los beneficia-
rios principales serán un pequeño grupo de empresarios y políticos, sin
que se refleje en un mejoramiento de calidad de vida de la población.
Los resultados de Mazatlán desde 2005 se han elevado, con interrup-
ciones por las crisis globales. En 2012 llegaron 1,591,233 visitantes y
para 2019, se superó el doble de esa cifra con 3,288,593 de arribos. Las
llegadas nacionales se mantuvieron en claro ascenso salvo una ligera
disminución en 2017-2018 que se compensó con el incremento signifi-
cativo de los arribos de extranjeros, mientras que las llegadas interna-
cionales tuvieron un comportamiento negativo en algunas coyunturas
entre 2008 y 2016 debido al avance de la violencia en el estado (tabla 3).

Tabla 3. Llegada de turistas nacionales y extranjeros 2008-2019

Variación Variación
Llegadas Llegadas porcentual Llegadas porcentual
Año
totales internacionales respecto al nacionales respecto al
año anterior año anterior
2008 1.296.849 240.767 -11 1.056.082 9
2009 1.473.545 311.687 29 1.161.858 10
2010 1.603.808 422.782 36 1.181.026 2
2011 1.548.300 378.624 -10 1.169.676 -1
2012 1.591.233 336.213 -11 1.255.020 7
2013 1.743.575 328.512 -2 1.415.063 13
2014 1.921.951 316.979 -4 1.604.972 13
2015 1.981.883 269.445 -15 1.712.438 7
2016 2.154.570 235.731 -13 1.918.839 12
2017 2.462.870 576.179 144 1.886.691 -2
2018 2.707.365 857.482 49 1.849.883 -2
2019 3.288.593 837.651 -2 2.450.942 32
Fuente: Elaboración propia con base en Datatur, 2019

En 2008 el estado de Sinaloa reportó 1,156 homicidios dolosos, aumen-


tando 8.2% para el siguiente año, por lo que el gobierno de los Estados
62 Tania Elizabeth Ceballos

Unidos emitió alertas de seguridad para advertir a sus ciudadanos sobre


el peligro de viajar a Sinaloa. Ante el reiterado avance de la inseguridad,
en 2010 se vuelve a boletinar a Mazatlán, manteniendo la ola de violencia
hasta 2012 a causa de que la denominada “guerra contra el narcotráfico”
prevalecía en la cobertura mediática de México y el mundo (Nava, 2013;
Peinado, 2017), lo que provocó que las visitas internacionales decrecieran
en los años subsecuentes hasta 2017, y que prácticamente desaparecieran
los cruceros durante 2012 y 2013 (API, 2020b).
Durante 2020, el turismo a nivel global colapsó, se redujeron 74% los
viajes internacionales respecto al 2019, con una pérdida estimada en 1.3
billones de dólares en ingresos, más de 11 veces la pérdida registrada
durante la crisis económica mundial de 2009; se perdieron 140 millones
de empleos (Gutiérrez, 2021), y se prevé que podrían pasar de dos años
y medio a cuatro para que las cifras alcancen los niveles de 2019 (OMT,
2021). Esta crisis puso de manifiesto la fragilidad del sector y exigirá una
nueva ronda de competencia e innovación.
En México, con la suspensión de las actividades no esenciales a par-
tir del 30 de marzo de 2020 y durante tres meses, se afectó al sector en
todas sus escalas. Sin embargo, cuando se autorizó una reapertura de
las actividades turísticas, el 1 de julio de 2020, Mazatlán recuperó su
dinamismo, logrando el primer lugar en ocupación hotelera en el acu-
mulado de enero a diciembre de 2020 (39.1%), por arriba de Puerto
Vallarta (36.8%) y Los Cabos (32.6%); incluso, en octubre de 2020 reci-
bió 308,675 visitantes, superando al mismo mes de 2019 (269,069). Fue
la de menor decrecimiento entre las ciudades de sol y playa (tabla 4).

Tabla 4. Ocupación hotelera de los principales centros turísticos, 2019-2020

Ocupación Ocupación Variación


Llegadas
Centro turístico hotelera hotelera porcentual
2019
2019 2020 2019-2020
Mazatlán 3.288.593 64,1 39,1 -25
Puerto Vallarta 2.040.696 72,4 37,8 -34,6
Cabo San Lucas 1.059.990 73,1 37 -36,1
Nuevo Vallarta 1.298.234 77,5 33,8 -43,6
Cancún 8.656.570 72,7 32,9 -38,6
Los Cabos 532.393 64,2 32,6 -31,7
Fuente: Datatur, 2020b
Los desafíos del turismo en Mazatlán 63

Esta coyuntura mostró las fortalezas y debilidades del turismo


mazatleco. Por un lado, mantuvo constante el flujo de visitantes nacio-
nales durante la pandemia, e incluso fue sede de la Serie del Caribe du-
rante el repunte de contagios en Sinaloa, en febrero de 2021. Por otro
lado, se retomaron actividades bajo las mismas condiciones alejadas de
la sostenibilidad, y ahora con nuevos riesgos, lo que evidencia que las
autoridades ponen en segundo término la salud pública. De esta mane-
ra, la reactivación de turismo tuvo como alicientes, la condescendencia
de las autoridades y la oferta de bajo costo.
La Secretaría de Turismo otorgó un “Distintivo de Sanidad” para es-
tablecimientos que cumplieran con los protocolos sanitarios para evitar
el contagio y a pesar de que las condicionantes de operación eran múl-
tiples, entre ellas, la ocupación de solo 40% del aforo en restaurantes y
otros sitios de esparcimiento, en fines de semana hay aforo total, y solo
se presentan sanciones aisladas (Noroeste, 2020).
Esta permisividad, mantiene al estado con una ocupación de has-
ta 100% en algunos hospitales por contagios de coronavirus (Bravo,
2021), pero ubica a Mazatlán en el primer lugar de ocupación hotelera
con relación a otros destinos turísticos de sol y playa como Cancún,
Puerto Vallarta y Los Cabos. Con ello, el puerto mantiene tuvo 5,096
contagiados y 761 fallecimientos acumulados por Covid al 16 de febrero
de 2021, por arriba de Puerto Vallarta, Los Cabos y Bahía Banderas, y
solo superado por Benito Juárez (Cancún) (Conacyt, 2021). No se trata
solo de un asunto de gobernabilidad, sino también es producto de una
cultura de impunidad, individualismo y falta de empatía que impera en
un segmento de la sociedad. El Estudio sobre Seguridad y Justicia de
Sinaloa (ESJS, 2019) afirma que en el estado existe un porcentaje de
impunidad del 96% de los delitos cometidos, lo que se acompaña con
un proceso denominado por Ibarra (2021) como “des-civilizatorio” que
tiene lugar ante la pérdida del monopolio de la violencia y legitimidad
por parte del Estado, donde surgen formas de conducta que atentan
contra la cohesión social.
Durante la pandemia la disminución de llegadas de Estados Unidos
y Canadá, se compensó con los visitantes nacionales, pues para septiem-
bre de 2020 casi se alcanzó la ocupación hotelera del mismo mes en
2019 (51.61% contra 54.94%), y en octubre, la llegada de turistas supe-
ró la cifra de 2019, lo que pone de manifiesto la resiliencia que tiene la
64 Tania Elizabeth Ceballos

actividad, sobre todo cuando se prioriza la cuestión económica (tabla


5).

Tabla 5. Mazatlán, llegadas y porcentaje de ocupación hotelera, segundo


semestre 2019, 2020

Porcen- Porcen- Variación


Llegadas taje de Llegadas taje de porcentual
Mes de turistas ocupación de turistas ocupación de ocupación
2019 hotelera, 2020 hotelera, hotelera 2019-
2019 2020 2020
julio 399.622 82,41 288.259 39,29 -43,12
agosto 335.540 72,6 362.305 53,41 -19,19
septiembre 279.474 54,94 337.114 51,61 -3,33
octubre 269.069 56,04 308.675 54,22 -1,84
noviembre 307.359 64,19 245.824 48,1 -21,09
diciembre 265.204 61,85 ND ND ND
Fuente: Elaboración propia con base en Datatur, 2020a

El aumento de población flotante por el turismo nacional incen-


tivó la compra de condominios, departamentos y casas para segunda
residencia o como inversión inmobiliaria que se usufructúa en airbnb,
desatando una frenética especulación que busca atraer residentes de
mayores ingresos y produce un crecimiento urbano desordenado, gen-
trificación, y poco efecto transmisor de beneficios al tejido económico
local, además de la afectación ambiental.
Las fincas del viejo casco del centro histórico, de mediados del siglo
XIX y principios del XX, elevaron sustancialmente sus precios entre
1990 y 2018. En 1991, por ejemplo, ninguna propiedad de entre 200
y 400 metros cuadrados de terreno, costaba más de 300 mil pesos o 30
mil dólares, a un tipo de cambio de menos de diez pesos por dólar. Las
mismas propiedades en 2018 oscilaban entre 300 mil y 550 mil dólares.
Esto ocasionó el desplazamiento de la población local hacia lugares más
baratos y que una gran cantidad de propiedades se encuentren en ven-
ta, renta y abandono (Santamaría y Sainz, 2019).
Para 2021, en la zona de La Marina, el precio del suelo por m2 osci-
la entre 3,400 y 8,000 pesos, mientras que posterior a su construcción
asciende a 30,000, superando incluso, el precio de las propiedades en
Los desafíos del turismo en Mazatlán 65

la zona que por muchos años fue la más exclusiva de la ciudad, El Cid,
donde los rangos se encuentran entre 4,900 y 7,000 pesos el m2 y, pos-
terior a su construcción ronda los 25,000 pesos. En la Zona Dorada el
precio de suelo va desde 6,000 pesos por m2 y alcanza hasta los 22,000,
mientras que los nuevos departamentos tienen un costo aproximado
de 40,000 por m2 (AMPI, 2021). Como ejemplo, Torre Pórtico tiene un
edificio de más de 20 niveles con cuatro departamentos por piso y con
un costo aproximado de 3.6 millones de pesos cada uno.
Aunque este no es un problema reciente, sí se ha intensificado y va
en aumento, incluso las acciones de las constructoras parecieran fuera
de control, al grado que recientemente se dinamitó un cerro al nor-
te de la ciudad, sin previo aviso, generando afectaciones para los ve-
cinos de viviendas aledañas. También se está cercenando la ladera del
legendario Cerro del Vigía en el viejo Mazatlán para edificar torres de
condominios, e incluso, en el Centro Histórico se están construyendo
propiedades de varios niveles, lo que rompe el contexto arquitectónico
y legalmente está prohibido, al haber sido declarada Zona de Monu-
mentos Históricos desde 2001 (DOF, 2001). Esto constituye un aten-
tado contra el paisaje natural y el patrimonio histórico, por parte de
las inmobiliarias en complicidad con las autoridades. Además de que,
según la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios, cerca de
80% de los asesores en el puerto operan sin certificaciones y de manera
informal (Noroeste, 2021).
Igual de grave es la gestión ambiental del gobierno local, como el
ecocidio en la Laguna del Camarón, primero por la construcción de la
avenida Bahía, y después por el Parque Central (Rodríguez, 2019), así
como la permanente pérdida de manglares en los esteros, y la afecta-
ción a la flora y fauna de la localidad (Vasabilvazo y Covantes, 2012), a
ello se suman las deficiencias en el manejo de aguas residuales y dispo-
sición de residuos sólidos, así como la precaria cultura de protección al
medio ambiente.
Al realizar un balance del tipo de desarrollo regional y turístico de
Mazatlán se advierte una transición histórica de una economía indus-
trial, comercial y pesquera, a otra de base turística, impulsada por es-
trategias top down en infraestructura carretera, instalaciones, espacios
recreativos, de las que resulta beneficiada principalmente, la élite em-
presarial. Con ello, se genera una oferta de poco valor agregado, pre-
66 Tania Elizabeth Ceballos

carizante, especulativa, depredadora, con limitados beneficios para los


trabajadores y altos costos medioambientales. Por ello, ante un escena-
rio de salida, aunque lenta, de la crisis del Covid-19 y el cambio guber-
namental, estatal y municipal es importante esbozar un nuevo tipo de
gestión del desarrollo regional y turístico para Mazatlán que supere el
actual modelo y así, movilizar todas las potencialidades endógenas para
atraer recursos, empresas, visitantes de mayor poder adquisitivo, que ha-
gan del turismo una actividad complementaria, motriz para el conjunto
municipal y que frene el detrimento del patrimonio histórico y de los
recursos naturales.

HACIA UN NUEVO MODELO DE DESARROLLO


REGIONAL Y TURÍSTICO
Articular una estrategia de desarrollo imitando las que fueron exito-
sas en otra región es infructuoso. Los intereses y las concepciones que
las definen provienen de fuerzas sociales que están determinadas por
el contexto histórico, geográfico y la trayectoria de los lugares. Cada
espacio tiene particularidades que se alojan en las mismas instituciones
que llevan a cabo esas estrategias donde se decide sobre el uso de los
recursos y los puntos de vista sociales sobre lo que es apropiado, exitoso
o benéfico. Todo ello es moldeado por la forma de habitar su territo-
rio, idiosincrasia, cultura política, tradiciones de la vida cotidiana, que
forman actitudes ante el trabajo, la empresa, el gobierno, y determinan
formas especiales de concebir el bienestar personal y colectivo.
No existe un significado único válido para el desarrollo regional,
pues su naturaleza, carácter y forma evolucionan en perspectivas geo-
gráficamente desiguales, influyen distintos valores y fines traducidos
por los gobiernos de los intereses particulares de ciertos grupos median-
te patrones de participación ciudadana, donde un grupo dominante
es el que interpreta, comprende y articula lo que se lleva a cabo, con
variantes en el grado de consenso y cohesión social. Estas aspiraciones
evolucionan con el tiempo, ocurren conflictos al ejecutarse, pues simul-
táneamente influyen normativas, ética y principios de las comunidades
en torno al deber ser del desarrollo (Pike et al, 2009; Harvey, 2007). Lo
que se pretende lograr, permitir o prohibir, sus beneficiarios y su forma
tienen anclaje en la historia y tradiciones, en el “carácter del lugar” (Mo-
Los desafíos del turismo en Mazatlán 67

lotch, 1996). El carácter del lugar de Mazatlán no era muy propicio para
un tipo de desarrollo dependiente del turismo (Ibarra, 2003), pero eso
ha cambiado en las últimas décadas.
Independientemente del tipo de desarrollo por el que se opte, ante
los umbrales críticos de la huella humana sobre los recursos naturales
y culturales, se exige trascender hacia la sostenibilidad. Desde la defini-
ción de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la Asamblea General
de la ONU para la agenda 2030, se ha declarado el compromiso de los
Estados para movilizar sus medios y adecuarse a sus premisas que entre
otros factores promueven la innovación, el cuidado medioambiental y
la justicia social.
Una estrategia de desarrollo sostenible en el turismo cubre de ma-
nera articulada las dimensiones: económica, ambiental, social y cultu-
ral (Zepharovich, Ceddia y Rist, 2021; Molina, 2018), pero en Mazatlán
prevalece un enfoque economicista sobre los demás, que debe ser su-
perado en el próximo gobierno. El desafío está en abrirse paso entre
un orden neoliberal que fomenta un consumismo y depredación de la
naturaleza y el patrimonio histórico con beneficio para unos cuantos
(Higgins-Desbiolles, 2018).
Si bien, el puerto se ha visto favorecido en este sexenio, los retos a
los que se enfrenta son aún diversos, sobre todo con la velocidad de
crecimiento que se experimenta, por lo que habrá que exigir estrategias
que promuevan la redistribución de los beneficios del turismo. En este
contexto, resulta imperativo replantearse hacia dónde debe avanzar el
sector y consensar los costos de ello, a mediano y largo plazo.
En este sentido, la diversificación de la oferta y la re-organización
del sistema turístico no tendrá éxito si no se emprende una profunda
reforma urbana para detener la irrefrenable especulación inmobiliaria,
cuya racionalidad económica radica en comprar suelo barato y venderlo
construido a un precio mucho mayor, un problema patente en las urba-
nizaciones contemporáneas del que se desprenden nuevas problemáti-
cas que exigen atención, como los procesos de gentrificación que son ya
evidentes en ciertas partes de la ciudad.
Los periodos de crisis implican cambios considerables. Mazatlán se
enfrenta a un panorama sin precedentes, la inversión pública y privada
es visible, entra a la competencia ya con los grandes destinos turísticos.
68 Tania Elizabeth Ceballos

Para replantear el turismo hay que reconsiderar los aspectos cuantitati-


vos —llegadas y ocupación hotelera— para orientarlo hacia la calidad
de la experiencia. La nueva gestión del turismo debe atender de mane-
ra precisa las dimensiones del desarrollo sustentable, así como convertir
los recursos en capacidades para enfrentar su dinámica de crecimiento
y focalizarla hacia mejores condiciones de vida para los residentes.
1. Dimensión ambiental. En Mazatlán, el modelo tradicional de turis-
mo masivo permanece vigente y predomina aún, las políticas implemen-
tadas se enfocan a incentivarlo, los recursos naturales siguen explotán-
dose de manera indiscriminada, la verticalización de las construcciones
atenta contra el paisaje natural. Solo tres playas cuentan con certifica-
ción de playas limpias, Gaviotas y recientemente, Luna Bonita y Estrella
del Mar, aunque son de las playas mejor conservadas, la realidad es que
no existe la cultura del cuidado ambiental. La contaminación del suelo
y las playas es frecuente, las marismas y cuerpos de agua se vuelven des-
tino final de desechos sólidos, la pérdida de manglares en los esteros y
la deforestación en vías de la urbanización, son problemas que requie-
ren una atención por parte de las autoridades y la sociedad. Algunos
activistas realizan limpieza de playas ocasionalmente, pero es necesaria
una mayor promoción de la cultura del cuidado ambiental, y penalizar
a quienes contaminan, empresas y ciudadanos, así como un sistema efi-
ciente de manejo de residuos sólidos.
2. La dimensión económica. Ha sido la prioritaria. La inversión en
obra pública es palpable en la renovación del malecón, la ampliación y
renovación de redes de drenaje, particularmente la que constituía uno
de los problemas más arraigados en el centro histórico, la renovación
del estadio de beisbol “Teodoro Mariscal”, la construcción del estadio
de futbol “El Kraken”, los megaproyectos, además de la atracción de in-
versión privada de 25,240 millones de pesos durante el periodo de 2017
a 2020 en turismo en todo el estado, que mayormente se concentró en
el puerto. Este auge económico debe reflejarse en la calidad de vida de
sus habitantes.
3. La dimensión social. Se beneficia de la económica, sobre todo en
infraestructura, aunque el crecimiento no necesariamente se traduce
en desarrollo. Uno de los programas que se jacta como incluyente y
promotor de la justicia social es el programa “Viajando Puro Sinaloa”,
un programa de turismo social que organiza viajes a bajo costo para si-
Los desafíos del turismo en Mazatlán 69

naloenses de bajos recursos. Este programa contribuye a la democratiza-


ción del sector, sin embargo, los problemas estructurales siguen paten-
tes, no se vislumbra con las inversiones un efecto multiplicador, pues los
salarios en el sector son paupérrimos y muchas veces sin acceso a pres-
taciones. De no tomar acciones al respecto, se irá ampliando la brecha
social a consecuencia de la polarización económica, lo que en Mazatlán
tradicionalmente se había contenido, gestando lo que Castells (1995)
y Sassen (2000) denominan como “ciudad dual”, una zona turística de
primer mundo para los visitantes y las periferias en notable marginación
para los prestadores de servicios.
4. La dimensión cultural es también una de las de mayor potencial
con limitado aprovechamiento, desde todas las perspectivas del concep-
to de cultura: como comportamiento declarativo, como estilo de vida y
como lo referido a las “bellas artes” (Giménez, 1999), es decir, la cultura
tradicional resulta un atractivo para visitantes extranjeros que pueden
encontrar en el mismo espacio, el folklore mexicano y las manifestacio-
nes de la “alta cultura” con gran calidad, gracias al proyecto cultural
que ha evolucionado en el puerto. Un conjunto de factores: iniciativas
ciudadanas apoyadas por políticas públicas, proyectos impulsados por
la sociedad civil y los empresarios locales como la Sociedad Histórica
Mazatleca y Proyecto Centro Histórico, así como la labor de los pro-
motores culturales y los artistas locales han dado como resultado una
oferta cultural que tiene aún alta potencialidad. Se pueden promover
museos temáticos que aprovechen las particularidades de Mazatlán, de
piratas, del carnaval, de la banda, que desconcentren las atracciones de
la Plazuela Machado para controlar la capacidad de carga y beneficiar
también otras áreas.
5. Innovación. A raíz de la pandemia se acentuaron las deficiencias
del destino, la falta de innovación, limitada oferta y bajo aprovecha-
miento de la tecnología. Además, Mazatlán no se circunscribe en las
tendencias de turismo alternativo y no se vislumbra una transición in-
mediata. La sustitución del modelo de sol y playa tampoco es deseable.
Sin embargo, es necesario la diversificación que permita disminuir la
carga sobre los recursos naturales, impulsar otras modalidades de tu-
rismo como el cultural, deportivo, gastronómico, de reuniones, o eco-
turismo, que pueden fungir como complementarios al de sol y playa y
que constituyen una oferta de mayor valor agregado. Implica también
70 Tania Elizabeth Ceballos

regresar a la apreciación de los aspectos cualitativos de la experiencia


más que en masificar llegadas, visitas, cuartos de hotel.
6. Gobernanza multinivel. En Mazatlán existe un sistema turístico
desconectado donde prevalece la falta de cooperación entre los dis-
tintos actores del turismo. Se requiere una gestión activa que implica
entender que las dinámicas colaborativas reales producidas entre los
actores públicos y privados que operan en el territorio son fundamenta-
les (Merinero, 2010), crear sinergias entre todos los actores de la planta
turística: artesanos, guías, empresarios, académicos, gestores y residen-
tes para fortalecer la cadena de valor y representar los distintos intere-
ses. Hay que tener en cuenta que el conjunto de agentes y políticas son
directa e indirectamente agentes turísticos, pues su actuación incide en
la configuración del perfil turístico urbano (De la Calle, 2006). Por ello,
mejorar las redes de interacción entre las diversas instituciones podría
detonar el surgimiento de políticas botton up que garanticen la continui-
dad de los proyectos con los cambios administrativos. Serían útiles los
foros de discusión que combatan la apatía entre los distintos agentes y
concertar un plan de acción a mediano plazo para la integración del sis-
tema turístico. La mayor vinculación con las universidades propiciaría
también generar capital humano de mayor nivel y favorecerse de las in-
vestigaciones en el sector. La participación ciudadana se presenta como
una vía idónea para que los intereses de la ciudadanía se vean reflejados
en la vida pública (Ortiz, Aledo y García, 2014), por ello, impera la ne-
cesidad de crear mecanismos de participación, la consulta para la rea-
lización del carnaval que se sometió al interrogatorio de la ciudadanía,
obteniendo un rechazo de 89.9% fue un acercamiento pertinente, pero
se requiere incentivar liderazgos en las distintas áreas de la ciudad para
promover el involucramiento de la sociedad en la gestión del turismo.
7. Sector empresarial y competitividad. Se debe entender que el de-
sarrollo local no se reduce al ámbito municipal sino a los eslabonamien-
tos productivos que pueden generarse en el ambiente territorial. Albur-
querque (2004) exalta la importancia de un sistema productivo local
constituido principalmente por micro y pequeñas empresas, la actua-
ción proactiva de la oferta, lo que implica aprovechar los recursos en-
dógenos, pero también beneficiarse del dinamismo externo. Mazatlán
posee recursos que requieren convertirse en capacidades para elevar la
competitividad del destino. No es necesaria la atracción de las grandes
cadenas hoteleras y restauranteras, pues se ha demostrado que propi-
Los desafíos del turismo en Mazatlán 71

cian la fuga de capitales, más bien, se trata de generar experiencias au-


ténticas, que las empresas locales pueden proporcionar, enfocarse en la
calidad a un precio justo, pues proliferan servicios de hospedaje a bajo
costo y cuestionable calidad.
8. Promoción de los recursos locales. Se puede tomar ventaja de la proxi-
midad alimentaria con que cuenta Sinaloa, promover los recursos locales
que incentiven la confianza de los consumidores. El turismo gastronómico
puede beneficiarse de las múltiples posibilidades que tiene el puerto con
su extensa variedad de productos del mar y de la agricultura. Fortalecer
áreas que ya existen, como la combinación de la cocina internacional con
los sabores tradicionales, de los que ya son ejemplo algunos restaurantes,
sobre todo, en el centro histórico. La cerveza artesanal se ha vuelto también
una moda en el puerto y los nuevos productores locales podrían generar
un nuevo atractivo mediante rutas o ferias de degustación.
9. Circuitos turísticos. Diseñar circuitos turísticos peatonales, princi-
palmente en el área del centro histórico que tiene una estética particu-
lar basada en su contexto arquitectónico, con lo que podría favorecerse
también otras áreas. Además de la plazuela Machado, hay otras cuatro
en el centro histórico que pudieran articular un atractivo. Asimismo, es-
tructurar una oferta en las zonas aledañas que favorezcan las actividades
ecoturísticas y con ello, una derrama para las comunidades cercanas.
10. Seguridad Sanitaria. Las tendencias obligadas apuntan hacia la
seguridad sanitaria. Sinaloa se enfocó en capacitación y distintivos de sa-
nidad, lo que ha sido suficiente para reactivar el turismo nacional, pero
se requieren de protocolos más rigurosos, pues en el puerto han sido
laxos. La recuperación económica debe estar condicionada a la salud
pública. Las sanciones a establecimientos que incumplen protocolos de-
ben ser más estrictas para garantizar la seguridad de turistas y locales, y
retomar paulatinamente, la confianza de los visitantes internacionales.
11. Aprovechamiento de TIC. Esta coyuntura permite también una
gradual transición del sistema turístico más orientada hacia los desti-
nos inteligentes donde las tecnologías de información y comunicación
juegan un papel crucial, por medio de las cuales se puede controlar la
capacidad de carga y los aforos de los distintos establecimientos, realizar
reservas y facilitar la comunicación por medio de los códigos QR (Quick
Response), pero ello implica la reorganización de la planta turística.
72 Tania Elizabeth Ceballos

12. Dimensión territorial. Finalmente, se requiere mejorar los servicios


públicos que con el crecimiento de la ciudad han dejado de ser eficientes,
pero la cuestión primordial es frenar la especulación inmobiliaria que se
ha acrecentado en Mazatlán. Apremia la necesidad de políticas públicas
de control de dicha especulación, una nueva ley de desarrollo urbano
que limite la altura de los edificios en la zona dorada, y las áreas habi-
tacionales, prohibir la verticalización de las construcciones en el centro
histórico que rompe con el contexto arquitectónico. Se deben asignar
impuestos especiales para controlar a los promotores inmobiliarios, así
como la creación de una dependencia que regule sus actividades, pues de
lo contrario, Mazatlán corre el riesgo de convertirse en esa ciudad dual,
la zona turística desarrollada y el subdesarrollo de los prestadores de ser-
vicios turísticos, acentuando la gentrificación y segregación social.

CONCLUSIONES
El argumento principal de este capítulo sostiene que Mazatlán re-
quiere de un replanteamiento integral en el sector turístico. Posee ya
ventajas por haberse beneficiado de la construcción de infraestructura
en los dos periodos gubernamentales recientes. No obstante, el produc-
to turístico se ha centrado en los recursos naturales genéricos, carecien-
do de estrategias innovadoras que favorezcan una oferta competitiva
con mayor valor agregado. El destino posee activos para incursionar
en otras modalidades de turismo que requieren ser estructurados para
satisfacer diferentes nichos de mercado.
Una estrategia de diversificación y la necesaria integración del siste-
ma turístico no tendrá éxito si no se frenan los problemas estructurales
como el de la especulación inmobiliaria que ha generado procesos de
gentrificación, crecimiento desordenado y explotación de los recursos
naturales. Por ello, aunque Mazatlán se ha capitalizado en los últimos
años, atrayendo gran inversión tanto pública como privada, no tiene
un efecto multiplicador, pues persisten en el sector salarios precarios,
aumentando la brecha social.
La pandemia Covid-19 paralizó al turismo a nivel global, y a pesar
de su resiliencia, que le permite adaptarse a las nuevas circunstancias,
como históricamente ha mostrado, la transición hacia modelos más sus-
tentables es inaplazable, se requiere un cambio de valores y prácticas
Los desafíos del turismo en Mazatlán 73

que orienten la actividad hacia otra más responsable ambiental y social-


mente, que tenga como fin último el beneficio de la comunidad local.
Con relación a la premisa de Vázquez, se cuenta ya con el hardware, el
verdadero desafío se encuentra en el software, diseñar e implementar estra-
tegias de innovación para generar un producto de mayor calidad para los
visitantes y mejores condiciones para sus residentes. Un destino diversifica-
do podría apostar por circuitos turísticos culturales y gastronómicos, activi-
dades ecoturísticas que integren a los distintos ofertantes de la ciudad y las
zonas aledañas, corredores turísticos que promuevan productos locales. Se
requiere de una gobernanza multinivel que integre a los diferentes actores,
públicos, privados e incentive la participación ciudadana para garantizar la
representación de todos los intereses en la toma de decisiones, Así como
mayor capacitación para los prestadores de servicios y estrategias de pro-
moción de mayor alcance, lo que implica también una mayor integración
del sistema turístico, íntimamente ligado con el orgware, donde apremia
mejorar la capacidad organizativa e institucional. Contrarrestar el sistema
desconectado predominante en Mazatlán, a través de la creación de redes
y sinergia entre los diferentes actores del turismo, que garanticen la conti-
nuidad de los proyectos, en lugar de que se modifiquen las prioridades con
las políticas top down y los cambios gubernamentales.

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La política que Sinaloa necesita: sistema
electoral, sistema de partidos y buen
gobierno

ERNESTO HERNÁNDEZ NORZAGARAY1

RESUMEN
En este ensayo de investigación me propongo demostrar el siguiente
argumento: La larga construcción del sistema electoral de Sinaloa ha
producido un sistema de partidos robusto y una cada vez mayor compe-
titividad que ha derivado en alternancias en todos los cargos de elección
popular. Esto podría llevar a concluir equivocadamente que, como esta-
do, somos una democracia cada día más consolidada porque como dice
un eslogan publicitario “los votos se cuentan y cuentan”. Y es que una
democracia acotada a lo electoral lleva irremediablemente a reducirla a
los mínimos, sin embargo, la ciencia política está abriendo perspectivas
más amplias para medir otras dimensiones que permitan con base en
un conjunto de variables e indicadores politológicos, tener un mejor
conocimiento del desarrollo democrático en clave de ciudadanía, insti-
tuciones, sociedad y economía. Entonces, con este argumento central,
intentaremos el análisis del estado en que se encuentra cada una de es-
tas piezas del diseño institucional y al final con base en ellas identificar
las tendencias que genera y formular preguntas que permitan elaborar
políticas públicas destinadas a una mejoría constante del sistema demo-
crático sinaloense.

1
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de
Madrid. Investigador de la Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa. Mi
agradecimiento al profesor Eutilberto Rojas por la lectura acuciosa de este
texto y sus observaciones puntuales para dejarlo más comprensible al lector.
78 Ernesto Hernández Norzagaray

ANTECEDENTES
En Sinaloa, tenemos un sistema electoral y un sistema de partidos
cada vez más robusto y sofisticado, producto de las sucesivas reformas
constitucionales y reglamentarias que se han realizado desde los años
setenta con la puesta en marcha y armonización de la que fue la Ley
Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (la llamada
LFOPPE), aquella ley fundamental para el cambio político fue produc-
to más que de una demanda local, una exigencia reformista que había
dejado el movimiento estudiantil de 1968. Así, a principios de los seten-
ta, se habían dado los primeros pasos de un proceso de liberalización
política (Hernández,1997) que pasaba por el reconocimiento del voto a
los 18 años y la promoción de nuevos partidos políticos que canalizaran
el malestar político que habían dejado las revueltas sociales y políticas
de finales de los años sesenta y principios de los setenta.
Con ese proceso liberalizador, que algunos académicos (Loaeza,
1994) reconocieron en el ADN del viejo régimen por la gran capacidad
que había tenido para capturar las demandas de la incipiente oposición
y convertirlas en reformas constitucionales y reglamentarias, se inicia el
largo ciclo de reformas electorales que fueron rediseñando el sistema
político a través de las piezas fundamentales que habían garantizado la
permanencia en el poder de la triada PNR-PRM- PRI a lo largo de cin-
cuenta años y la marginación de fuerzas fundamentales de la izquierda
y la derecha mexicana que luego serían pilares de nuestra transición
democrática. Con ese proceso controlado el PRI siguió conservando el
poder, pero, con una oposición que ya como “entidad de interés públi-
co” rápidamente creció y fue capaz de impulsar una agenda progresista,
ampliar los espacios de participación política y capitalizar los votos que
la llevarían a posiciones de poder en el ámbito federal y estatal.
Vino entonces la necesidad de sustituir el sistema de represen-
tación de “diputados de partido” por un sistema de representación
mixto, en donde se combinó lo existente hasta hoy, que es la repre-
sentación de mayoría relativa y la proporcional. Este rediseño elec-
toral partía del principio teórico certero de que cualquier cambio
en las piezas medulares del diseño tendría efectos sobre el sistema
de partidos. La teoría política democrática enseñaba, además, que
el proceso de liberalización política podría llevar —como sucedió—,
a procesos de alternancia en el poder que primero se darían en los
La política que Sinaloa necesita 79

estados y luego en la federación y, finalmente, la democratización del


sistema político (O´Donnell et al., 1988).
Y eso exigía en términos de diseño, cambios al menos en tres dimen-
siones que son fundamentales para determinar un sistema de partidos:
1) La magnitud territorial de los distritos electorales, ya sean los unino-
minales o los de representación proporcional, 2) la fórmula electoral
que convierte los votos en escaños y 3) el umbral efectivo para tener
acceso a la representación política (Hernández, 1992).
Estas tres piezas del diseño electoral que durante el largo periodo
priista se aplicó sistemáticamente con notorias ventajas sobre las pocas
formaciones políticas que eran aceptadas para ser parte de la “compe-
tencia” en nuestro sui generis sistema de partidos. Así, el tamaño de los
distritos electorales dependía de un criterio político, más que el de-
mográfico, como sucede en las democracias consolidadas. La fórmula
electoral estaba lejos de cumplir la máxima democrática de “un voto-
un ciudadano” y de esa forma, frecuentemente, la conversión de votos
estaba pensada en clave del llamado gerrymandering, es decir, mediante
la manipulación en el diseño de los distritos electorales previendo de
antemano el resultado electoral que se obtendría con base en los resul-
tados históricos de un distrito y en el caso nuestro, con un partido he-
gemónico, omnicomprensivo, que ganaba todo, provocaría que a unos
partidos débiles y una votación dispersa, les costara un mayor número
de votos cada uno de sus escaños.
De ahí que el proceso reformista resultaba más una estrategia de-
rivada de la necesidad de legitimación del PRI, que de una verdadera
competencia por los votos y se llegara a pensar que más que una compe-
tencia era una suerte de concesión a través de los llamados “diputados
de partido”, o más tarde, los 100 diputados de representación propor-
cional de la primera fase de la llamada reforma política.

ARMONIZACIÓN DEMOCRÁTICA SINALOENSE


En un inicio estas reformas se aplicaron principalmente en el ámbito
federal mientras en los estados la armonización constitucional y regla-
mentaria llegaría a cuentagotas, como una suerte de estira y afloja de
los poderes fácticos. Y es que frecuentemente en este ámbito, se impo-
80 Ernesto Hernández Norzagaray

nían los intereses y dinámicas de las élites locales provocando varias ve-
locidades en el proceso de ciudadanización democrática (Hernández,
2009) como la vía para la construcción de consensos sobre un sistema
electoral y de partidos cada vez más complejo, aunque en permanente
mudanza, sea por las dificultades para alcanzar el umbral electoral o
por los procesos de agregación política que provocaba la formación de
nuevos partidos.
Aquel interés de legitimación política del sistema autoritario planteó
a la élite priista la necesidad de un primer ciclo de reformas electorales
que estaba destinado a generar la incorporación de nuevos miembros al
sistema de partidos y eso conllevó a modificar paulatinamente las piezas
medulares de la dimensión electoral que habían frenado el desarrollo
democrático hasta alcanzar un modelo democrático más acorde con los
estándares internacionales. El diseño de las circunscripciones electora-
les, por ejemplo, en Sinaloa, serían determinadas por la distribución de
la población dejando en el pasado los llamados distritos municipales, es
decir, el criterio político fue sustituido por el demográfico. Y en última
instancia por el democrático. Esto provocó que a diferencia del pasado
hoy un distrito electoral sinaloense abarque a varios municipios rurales,
y un municipio con alta densidad de población, tenga hasta seis distritos
electorales, como sucede con el municipio de Culiacán, donde habita
aproximadamente uno de cada tres sinaloenses y uno de cada tres ciu-
dadanos inscritos en el padrón electoral.
La fórmula para convertir los votos en escaños entonces evolucionó
hacia un punto donde se ha hecho posible que se cumpla la máxima
democrática de “un voto, un ciudadano”, dejando atrás las diferencias
cuantitativas que existían para alcanzar un diputado en un distrito ur-
bano y en uno rural. En el primero, recordemos, se necesitaban dece-
nas de miles de votos mientras en los municipios pequeños, o rurales,
bastaban unos cuantos miles de sufragios para tener un diputado. En-
tonces, a la hora de la integración del Congreso del Estado, dominaban
los diputados provenientes de los municipios rurales por encima de los
municipios urbanos, lo que era un contrasentido en un estado con una
creciente población en sus grandes ciudades.
Finalmente, como parte de la dimensión electoral, el umbral elec-
toral definió el porcentaje de votos que se necesitaban para tener al
menos un escaño en el Congreso del Estado —y, en otro sentido, la
La política que Sinaloa necesita 81

integración de los cabildos donde el partido más votado sería mediante


una lista única partidaria votada completa— y, aquello significaba y sig-
nifica, al menos un 3% de la votación emitida para tener derecho a uno
o más de los 16 diputados plurinominales de la representación política.
El diseño electoral, entonces, tuvo y tiene efectos directos sobre el
sistema de partidos. Sea en la federación o en los estados. Así lo enseña
Douglas Rae (Rae, 1971; Sartori, 1994) en su estudio clásico sobre los
sistemas electorales y sus consecuencias en el sistema de partidos. Este
autor refrendó estadísticamente lo que Maurice Duverger (Duverger,
1972) había alertado sobre los diseños electorales mayoritarios que pro-
ducían automáticamente sistemas de partidos bipartidistas, mientras los
diseños electorales mixtos o híbridos, como el que teníamos y tenemos
en México, fortalecían sistemas multipartidistas.
En este modelo mixto está previsto un determinado nivel de frag-
mentación del poder y eso lleva a lo que en ciencia política se conoce
como número efectivo de partidos, es decir, cuántos partidos realmente
existen en un ámbito de competencia democrática con “capacidad de
chantaje”, para usar la expresión socorrida del pensamiento sartoriano
(Sartori, 1976). Entonces, estamos hablando del nivel de competitivi-
dad de cada formación política y, por ende, de su nivel de concentra-
ción de los votos en el sistema de partidos.
No es el caso de las coaliciones que en el diseño actual logran triun-
far, pero tampoco garantizan la conservación del registro de cada uno
de los partidos coaligados porque los votos se cuentan por separado y
para sobrevivir están obligados a obtener el 3% de la votación emitida.
Un ejemplo de esta hipótesis es el caso del desaparecido Partido En-
cuentro Social (PES), que en 2018 fue parte de la coalición exitosa “Jun-
tos haremos historia”, pero perdió el registro por no lograr superar el
umbral electoral aun cuando obtuvo triunfos de diputados y senadores
de mayoría relativa. Esto, nos lleva a otro indicador, que es el del grado
de polarización del voto que es una forma de calcular el perfil ideológi-
co del voto en un esquema de izquierda-derecha como podría despren-
derse del sistema de coaliciones donde están por un lado la coalición
“Va por Sinaloa” integrada formalmente por la centroderecha PRI-PAN-
PRD y por el otro, con todo lo discutible de esta clasificación, la de
“Juntos haremos historia” de la pareja de centroizquierda Morena-PAS.
82 Ernesto Hernández Norzagaray

No menos importante en todo este proceso es la vía de la ciudadani-


zación que dio como resultado organismos electorales autónomos inte-
grados por perfiles no ligados a los partidos que ha sido una vía capaz
de moderar la conflictiva electoral. Pero, también, es una gran máquina
de absorción de cuantiosos recursos públicos cómo podemos apreciar
en la Tabla 1 referente a los costos oficiales que tuvieron los procesos
electorales en la década 2010-2021. Y esas cantidades cuantiosas visto
en clave de desarrollo democrático, es decir, más allá de los procesos
electorales, como veremos más adelante, exhiben nuestras debilidades
ciudadanas, institucionales, sociales y económicas y lo mucho que como
sociedad tenemos pendiente.

Tabla 1. Presupuesto de elecciones (2010-2021)*

PARTIDOS POLÍTICOS INSTITUTO ELECTORAL


AÑO
(millones de pesos) (millones de pesos)
2010 155.279 -------
2013 189.745 162.753
2016 222.096 176.083
2018 146.243 201.586
2021 197.978 240,130**
Fuente: Instituto Estatal Electoral de Sinaloa (*) Millones de pesos (**) Monto provisional

En suma, Sinaloa cuenta con un diseño electoral cada vez más acor-
de con una democracia representativa donde formalmente se cumple
con la máxima de “un voto, un ciudadano” y, esto permite hablar de un
sistema de partido que tiene condiciones para un mejor reparto del po-
der que es plural y que esa pluralidad, como las exclusiones, la definen
técnicamente los votos de los ciudadanos.
Sin embargo, la larga transición que va desde el modelo autorita-
rio que Geovanni Sartori calificó en los pasados años setenta, como
“sistema de partido hegemónico” (Sartori, 1976), porque a su juicio
no garantizaba la competencia, el desarrollo de las oposiciones y la
alternancia en el ejercicio del poder del poder en los tres niveles de
gobierno, tiene un largo camino por delante para consolidar una de-
mocracia inclusiva.
La política que Sinaloa necesita 83

LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLO DEMOCRÁTICO


Reflexionar en clave de desarrollo democrático significa desde un
punto de vista sustantivo, ir más allá de los procesos electorales que no
logran dar pasos firmes para transitar desde una democracia represen-
tativa hacia una más amplia e integral, en el sentido cualitativo que le
otorga el Índice de Desarrollo Democrático 2020. Es decir, como “el
proceso por el cual el sistema político, con todos sus actores institucio-
nales y sociales construyen soluciones que les permiten acercarse a los
fines de la democracia” que, en última instancia, es elevar los niveles de
vida y bienestar de los ciudadanos.
Este índice politológico que fue construido en 2010 por los miembros
de un conjunto de instituciones académicas y de investigación naciona-
les2 comprometidas con la construcción democrática de nuestro país
aporta nuevos elementos para pensar lo democrático en una perspectiva
diferente y salir de lo estrictamente electoral. Y para lograr ese propósito
mayor hace un balance anual de este proceso en los estados de la federa-
ción “tanto en sus aspectos institucionales, como en el sistema político en
su conjunto y del logro de un mayor desarrollo para la sociedad local”..
El índice mide cuatro dimensiones del desarrollo democrático con
una serie de indicadores principales y secundarios: Primera, la llamada
democracia de los ciudadanos, que tiene que ver con el voto de adhe-
sión política, respeto de los derechos y libertades civiles, condiciona-
miento de libertades y derechos por inseguridad, el compromiso ciuda-
dano y género en el gobierno.
La segunda, vinculada a la democracia de las instituciones esto es,
el nivel de cumplimiento del Estado de Derecho, la calidad y eficiencia
institucional que se mide a través de la percepción de la corrupción,
la participación de los partidos políticos en el Poder legislativo, la des-
estabilización de la democracia, el factor de anormalidad democrática
y de intervención del gobierno federal además de accountability legal,
política y social y estaría referido también a los fines y sentido de la de-
mocracia que tiene dos dimensiones.

2
Fundación Konrad Adenauer en México, Polilat; Confederación USEM, El Co-
legio de México y el Centro de Estudios Políticos y Sociales con el apoyo del
Instituto Nacional Electoral.
84 Ernesto Hernández Norzagaray

Tercera, la democracia social y humana, referida a los resultados de


gestión pública que aseguran bienestar y equidad y que se manifiesta a
través de desempleo urbano, nivel de pobreza, desempeño en salud y
educación y, finalmente, la democracia económica, que se manifiesta a
través de los resultados de gestión pública que aseguran eficiencia eco-
nómica a través de la competitividad en la relación de Estado-sociedad,
el coeficiente de desigualdad de ingresos, PIB per cápita, autonomía
financiera e inversión.3
Entonces, hablar de desarrollo democrático es contar con paráme-
tros objetivos, medibles para evaluar la evolución y el desempeño de las
democracias locales y conocer en un tiempo relativamente corto —un
año—, los avances y retrocesos registrados4 en cada una de las 32 enti-
dades federativas del país pero, también, permite el estudio comparado
tan preciado en ciencia política.
En términos generales, el proceso de transición a la democracia ha
provocado una serie de cambios institucionales en el periodo 2010-2020
que globalmente ha permitido que hayamos pasado de ocho a once es-
tados de “alto desarrollo democrático”.
También es de destacar como contraste que, si en 2010 teníamos siete
estados en “mínimo y bajo desarrollo democrático”, en 2020, son nueve
las entidades rezagadas que atraviesan el país desde Baja California hasta
Chiapas y ya en el análisis específico de cada una las dimensiones son per-
ceptibles la gran movilidad en la calificación en periodos cortos de tiempo.
Sinaloa, de acuerdo con el índice completo, ha logrado un avance
moderado entre 2010 y 2020, es decir, entre el último año de gobierno
Jesús Aguilar Padilla, todo el sexenio de Mario López Valdez y los prime-
ros cuatro años de Quirino Ordaz. Veamos, en 2010 parte en la escala
del lugar 23, para tener sus peores años de desarrollo democrático en el
periodo 2012 y 2013 cuando descendió al lugar 29 y 25, respectivamen-
te, y luego sobrevendría una lenta pero sostenida mejoría en el resto del
sexenio de Mario López Valdez.

3
Índice de Desarrollo Democrático de México (2021 enero) Revisado el 8 de
marzo de 2021 desde Internet: https://idd-mex.org/metodologia/
4
Desarrollo mínimo de 0-3000 puntos; Bajo Desarrollo bajo 3001-4500 puntos;
Desarrollo medio, 4501-7000 puntos y Alto desarrollo, 7001-10,000 puntos.
La política que Sinaloa necesita 85

Ya en el gobierno de Quirino Ordaz se observa que Sinaloa entra al


selecto grupo de “alto rendimiento democrático”: Yucatán, Baja Califor-
nia, Aguascalientes, Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala, Tamaulipas, Sonora,
Nuevo León y Coahuila, ubicándose en el décimo primer lugar en 2020
con un puntaje de 7,022 unidades que está lejos, muy lejos, de los 2,670
puntos que tenía en 2012, y superando lo logrado en 2017, cuando al-
canza un puntaje de 6,844 unidades.

Gráfico 1. Evolución del desarrollo democrático de Sinaloa

Pero, veamos más detenidamente a Sinaloa a través de cada uno de


los indicadores de calidad durante el periodo de estudio para tener cla-
ro dónde están nuestros activos y dónde los pasivos en nuestro desarro-
llo democrático, es decir, cuáles son nuestras áreas de oportunidad.
En el indicador de democracia de los ciudadanos en 2010 solo Gua-
najuato y Colima se encontraban clasificados con “alto desarrollo demo-
crático”, Sinaloa estaba situada al final de la escala en el lugar 30, con
un pésimo puntaje de 3,336 puntos, sólo por arriba de Baja California
Sur y Chihuahua. Quizás, producto de los resultados de las elecciones
de 2004, que fueron motivo de un largo, complicado y hasta tramposo
litigio poselectoral que terminó beneficiando al candidato del PRI. Sin
embargo, en 2020, ya eran cuatro estados los que se encontraban en
86 Ernesto Hernández Norzagaray

el selecto grupo de “alto desarrollo democrático” —Hidalgo, Yucatán,


Tabasco y Tamaulipas— y donde Sinaloa, había logrado mejorar su posi-
ción ubicándose en el décimo tercer lugar, aunque en este indicador su
mejor año había sido 2017, cuando llegó a ubicarse en el décimo lugar
con un puntaje de 6,278 unidades en el grupo de “desarrollo democrá-
tico medio”.
En tanto, en el indicador de democracia de las instituciones, en 2010
sólo estaban clasificados cuatro estados —Aguascalientes, Baja Califor-
nia Sur, DF y Colima— en el grupo con “alto desarrollo democrático”
y Sinaloa se encontraba en el lejano lugar 26, con un puntaje de 4,511
unidades, dentro del núcleo de los estados con “desarrollo democrático
medio”, y en 2017 había mejorado ascendiendo al lugar 21 con un pun-
taje de 3,521 unidades y en 2020 se ubicó en el lugar 11, con un puntaje
de 3,847 unidades, situado en el grupo de estados con desarrollo bajo.
Un dato que destaca, para fines comparados, es que, para este último
año, ningún estado alcanzó a estar en el selecto grupo de “alto desa-
rrollo democrático” lo cual confirma que la democracia, como forma
de relación institucional, es voluble y no es que llegue y se quede para
siempre, sino que es un proceso dinámico en permanente construcción
con sus avances y retrocesos. Depende de la solidez de las instituciones,
del dinero invertido en políticas públicas eficaces, de las circunstancias
sociales y políticas que les rodean y el comportamiento de los actores
sociales, económicos y políticos.
Así lo demuestra la dimensión referida a la democracia social, el es-
tado de Sinaloa en 2010 se encontraba en el sexto lugar nacional con
7,794 puntos con alto desarrollo democrático y para 2020, había retro-
cedido dos espacios, ubicándose en el octavo con 7,070 puntos entre los
estados de desarrollo democrático medio, lo cual es significativo porque
en este año hay un descenso generalizado en la escala, con excepción
de Baja California. El estado fronterizo logró el distintivo de ser el único
estado de la república con el más “alto desarrollo democrático” del país
bien por sus ciudadanos, pero mal para los del resto del país.
Sinaloa, durante el periodo de gobierno de Quirino Ordaz, tuvo
un buen arranque logrando posicionarse en el segundo lugar en 2017,
pero en este indicador en 2020 cayó hasta el octavo lugar, lo cual repre-
senta un retroceso en los niveles de bienestar y equidad de la población
sinaloense producto de las limitaciones médicas y hospitalarias de la
La política que Sinaloa necesita 87

pandemia que en su peor momento tuvo una pérdida del 10% del em-
pleo formal.
Finalmente, en cuanto al indicador de democracia económica, Sina-
loa desde 2011 ha tenido una mejoría constante pues en aquel año se
encontraba en el lugar catorce dentro del grupo de “desarrollo demo-
crático medio” con 8,970 puntos y para 2017, había escalado al lugar
once y finalmente, en 2020, se ubicaba en el noveno lugar con 7,570
puntos en el sector de los estados de desarrollo medio. A una distancia
media de la Ciudad de México, Nuevo León, Querétaro, Aguascalien-
tes, Durango y Estado de México que ocupaban los primeros lugares.
Entonces, en términos generales, Sinaloa tiene en el periodo de eva-
luación una mejoría sensible en el desarrollo democrático, y eso coin-
cide con las evaluaciones de percepción positivas que se han hecho de
la gestión de gobierno de Quirino Ordaz. Sin embargo, las conclusio-
nes que arroja este estudio plantean varias áreas de oportunidad que el
próximo gobierno debería tomar en cuenta para el diseño de políticas
públicas destinada a la participación ciudadana, el mejoramiento de la
vida pública y el bienestar de los sinaloenses.

POSIBLES TENDENCIAS Y RESPUESTAS


Las tendencias y respuestas que a continuación se señalan, van des-
de estrategias para estimular la participación ciudadana hasta buscar
cómo elevar la recaudación fiscal para obtener más dinero destinado
a la inversión en políticas públicas. Dado que es una información muy
escueta la que ofrece el estudio aludido, es conveniente fortalecerla con
posibles alternativas de solución a lo que consideramos algunos de los
grandes problemas de Sinaloa que son:
– Desarrollar estrategias para una mayor participación ciudadana
en el ámbito electoral: Efectivamente, la organización de las elec-
ciones, los partidos políticos y el tribunal electoral, demandan
cada vez más dinero público y la participación se mantiene en
niveles bajos pues oscila en el mejor de los casos entre un 50 y
60% de la lista nominal. Es decir, el resto de los sinaloenses se
mantiene fuera de los procesos políticos o existe un serio proble-
ma de consistencia en la elaboración del padrón electoral y la lista
88 Ernesto Hernández Norzagaray

nominal por la falta de depuración de los casos de fallecimientos


y ciudadanos que tienen suspendidos sus derechos políticos por
algunas de las causales previstas en la ley. Esto plantea desafíos
que hasta ahora ni el instituto electoral ni los partidos, han logra-
do superar. La pregunta es ¿qué incentivos concretos pueden ser
ofrecidos a los ciudadanos para estimular la participación masiva
en los procesos electorales?. A juicio de quien escribe grosso modo
sólo pueden venir de tener una democracia de calidad que avance
sistemáticamente en tres pilares sostenidos por Leonardo Morli-
no: El Estado de Derecho o el respeto a la ley, la transparencia y
la rendición de las cuentas públicas y la responsiveness (Morlino,
2008), es decir, capacidad de respuesta para atender oportuna y
eficazmente a los problemas que tiene y se le presentan cíclica-
mente a la sociedad sinaloense.
– Avanzar hacia una mayor construcción de ciudadanía para forta-
lecer el respeto de los derechos políticos y las libertades civiles:
Si partimos de una baja participación en los procesos electorales
que es el principio de la construcción de ciudadanía para avan-
zar en la conquista de mayores derechos y libertades, constituye
un desafío mayor pero necesario. No obstante, colectivos sociales
no partidarios ligados a la lucha por los derechos de los homo-
sexuales, lesbianas y transexuales; mujeres contra feminicidios y
la violencia de género; además, grupos organizados en la lucha
contra las desapariciones forzadas se hacen oír mediáticamente,
aunque no siempre con la atención de la autoridad. Las pregun-
tas se desprenden de la experiencia de estas organizaciones que se
traducen en acciones diversas con el objetivo de avanzar como lo
han hecho otros países donde ya se disfrutan derechos de séptima
generación, pero, sobre todo, la habituación en el ejercicio de
los derechos humanos fundamentales. Un gobierno responsable
debe caminar de la mano de la sociedad para construir ciudada-
nía a través del diseño e instrumentación de políticas públicas con
perspectiva de mediano y largo plazo, incluso institucionalizándo-
las por la vía de reformas a la ley.
– Profundizar la lucha contra el delito común y la delincuencia or-
ganizada: Aunque en Sinaloa oficialmente existe una baja en la
comisión de delitos tiene un serio problema criminal y de impu-
nidad. Déficit de persecución del delito. Vamos tiene marca cri-
La política que Sinaloa necesita 89

minal, la del Cártel que lleva su nombre con su secuela de drogas,


violencia, descomposición social. Pero no es sólo eso, es el lavado
de dinero, el que se derrama sobre su economía, generando pro-
cesos inflacionarios que no corresponden a los niveles de la activi-
dad económica legal y algo mayor, produce lo que genéricamente
se conoce cómo subcultura de la violencia, que tiene un efecto
importante sobre la educación familiar y formal. Y a este efecto,
obliga a plantearnos la interrogante acerca de cuál podría ser una
estrategia efectiva para reducir este mal estructural que se vuelve
un incentivo para la promoción e incremento de los delitos sean
del orden común, como de crimen organizado. Hay que fortale-
cer el sistema judicial a través de mejores leyes, la cultura de la
denuncia, el seguimiento del trabajo de los jueces erradicando de
los juzgados cualquier síntoma de corrupción, la elevación de pe-
nas en delitos ligados a las desapariciones forzadas y feminicidios.
– Luchar contra el feminicidio: en Sinaloa en 2017 se cometieron 60
feminicidios; en 2018, se presentaron 34 casos. En 2019, fueron 30
atentados que cobraron la vida de mujeres y en 2020 se calcula que
al menos 35 mujeres fueron asesinadas. En 2019 el estado ocupó el
quinto lugar a nivel nacional en este delito porque en él se cometie-
ron 4 de cada 100 feminicidios en el país. Desde 2017 existe decla-
ratoria de violencia de género en los municipios de Ahome, Gua-
save, Culiacán, Navolato y Mazatlán. Es notorio el aumento de este
tipo de asesinatos y la incapacidad de las instituciones de seguridad
pública para abatir sensiblemente este problema que alcanza cada
vez a un mayor número de mujeres. Las alternativas surgen prin-
cipalmente de las organizaciones ciudadanas de mujeres que ven
como antídoto en primerísimo lugar una política pública destinada
a la prevención con una intensa y permanente campaña en contra
de estereotipos que han alimentado la percepción cultural de la
diferencia entre hombres y mujeres y lleva a la idea equivocada de
que los hombres son considerados superiores. Eso exige además de
políticas públicas dotadas de recursos económicos y fundamento le-
gal, una mayor coordinación entre los actores sociales e institucio-
nales involucrados en esta problemática. Así mismo, como parte de
la reeducación en este tipo de valores es de fundamental importan-
cia el papel de los medios de comunicación y la atención oportuna
y profesional cuando suceden casos de violencia de género.
90 Ernesto Hernández Norzagaray

– Implementar procesos de control de la corrupción: en un estu-


dio conjunto entre las organizaciones civiles Mexicanos contra
la Corrupción y la Impunidad e Iniciativa Sinaloa, llegaron a la
siguiente conclusión en la esfera pública: “En la última década
16 funcionarios y políticos de Sinaloa —ex gobernadores, sena-
dores, diputados, líderes de partidos, candidatos, alcaldes y se-
cretarios de estado— han logrado obtener contratos o subsidios
públicos mientras se hallaban en una posición de privilegio. Esto
les ha permitido hacer negocios con los gobiernos a través de sus
empresas familiares. El monto obtenido mediante este esquema
de posible conflicto de intereses y tráfico de influencias supera
los 800 millones de pesos”. Esta estampa de la corrupción refleja
quizá sólo una parte de la corrupción que tenemos en el sector
público. Y ahí está un primer problema: la autoridad juega un do-
ble papel que es el de juez y parte en este caso. Entonces, lo que
habría que hacerse en este renglón es romper este cordón que es
un incentivo para continuar haciéndolo. Bien lo decía Mauricio
Merino, uno de los académicos que más ha estudiado el tema de
la corrupción en México a través del Programa de Investigación
de Rendición de Cuentas con sede en el Centro de Investigación y
Docencia Económica, “no se trata sólo de ir por el último corrup-
to, sino acabar con los incentivos institucionales de la corrupción”
y, en ese sentido, la clave está en los cuatro ejes que Iniciativa
Sinaloa promueve para el combate contra nuestro sui generis mo-
delo corrupto, el uso y control de los contratos de obras públicas:
profundizar en acciones que hagan efectiva la transparencia, la
rendición de cuentas, el combate a la corrupción y la participa-
ción ciudadana y eso obligaría al nuevo gobierno, a realizar refor-
mas de fondo que luchen contra la impunidad y elevar las penas
contra los funcionarios públicos comprometidos en este tipo de
delitos contra el patrimonio y los bienes públicos.
– Sistematizar la atención de las demandas de los grupos sociales
excluidos y lograr una mayor satisfacción de sus peticiones: si par-
timos de que en Sinaloa en 2016-2018 el número de personas en
situación de pobreza pasó de 929,683 a 946,868 personas prácti-
camente 1 de cada 3 de sus habitantes son personas que caen en
la categoría de exclusión y eso significa limitaciones para disfrutar
de las oportunidades económicas, sociales, culturales y políticas
La política que Sinaloa necesita 91

existentes en la sociedad. Esto es invisibilidad en las estadísticas


oficiales, en las leyes constitucionales, pero, sobre todo, en el di-
seño de las políticas públicas mediante el fomento de organismos
públicos gubernamentales especializados y subsidios a la salud en
época de pandemia, de ahí que la mayor parte de los contagios y
fallecimientos fueron en este sector de la población. Es decir, la
pobreza y sus expresiones a través de los desplazados de la sierra,
los sin vivienda e ingresos o el ejército de trabajadores informa-
les que comercializan sus productos en las calles de las ciudades
sinaloenses son los excluidos con mayor o menor capacidad de
interlocución con los poderes del estado. Hacia ellos urgen po-
líticas de inclusión en el mundo laboral a través de la formali-
dad, la garantía de atención en salud y educación de manera que
como sociedad al tiempo que abatimos los rezagos estructurales
construyamos una sociedad más solidaria al ofrecer oportunida-
des para los grupos más pobres de la población que son objeto de
desventajas acumulativas, estigma y discriminación
– Asignar mayores recursos para la educación y la salud y lograr
eficacia en su administración: Siendo la educación un pilar para
el fortalecimiento de la democracia resulta obligada una inver-
sión acorde con los parámetros recomendados por los organis-
mos internacionales que tendría que ser correlativa con el nivel
PIB estatal. Sin embargo, dista de serlo, ya que la inversión en este
renglón está lejos de ser suficiente y basta ver que en el presu-
puesto federal de 2020 fueron de las áreas que sufrieron mayores
recortes millonarios, lo que implica eliminar programas y llamar
a hacer más con menos. Lo mismo en salud, que depende princi-
palmente de los presupuestos federales; sin embargo, su adminis-
tración corresponde a los gobiernos estatales y ahí está el plus que
cada gobierno estatal podría imprimirle para optimizar el recurso
escaso. En Sinaloa, en materia educativa sobreviven viejas estruc-
turas burocráticas y clientelares que son un freno para su calidad
y eso debe desaparecer a la par de la puesta en marcha la nueva
ley de educación básica e, incluso, en educación superior donde
se han construido verdaderos cacicazgos. En tanto, en materia de
salud la situación es crítica por la falta de hospitales bien equipa-
dos y preparados para atender las carencias que se han puesto en
evidencia durante la pandemia que estamos viviendo.
92 Ernesto Hernández Norzagaray

– Promover el desarrollo e incrementar el PIB per cápita. De acuer-


do con cifras de INEGI de 2019, Sinaloa aporta el 2.3 por ciento
del PIB nacional y ocupa la posición 17, con un claro énfasis en
sus aportaciones al PIB del sector primario, con una participación
del 8.2 por ciento, lo que la ubica en este sector en la tercera po-
sición nacional. Pero, sobre todo, permite reconocer que la eco-
nomía sigue teniendo un gran componente primario y terciario.
En ese mismo año el PIB per cápita fue de 126 527 pesos lo que
le ubica en el lugar 18 en el ámbito nacional y eso frente a los
estados líderes en el caso de Campeche que es 4 veces mayor;
la ciudad de México, 2.8 veces y el doble en el caso de Nuevo
León. Este pobre desempeño en 2019 se calcula que se agudizaría
en 2020 cuando conozcamos los efectos de la pandemia sobre el
aparato productivo. Ya hay un pronóstico oficial de que se espera
una caída del 5.5%, lo cual significará una baja proporcional en
nuestra participación al PIB nacional y el nivel per cápita.
– Desarrollar una mejor complementariedad entre Estado y socie-
dad. La sugerencia de esta estrategia seguramente deriva de la
necesidad de fortalecer el Estado de Derecho que tiene áreas po-
rosas y por ello, reclaman urgente atención, mediante la revisión
y cambio en las instituciones de gobierno. ¿Cuáles son éstas? A
reserva de ser impreciso el índice en materia de democracia social
que menciona el desempleo urbano en sus dos variantes, formal
e informal, y ha sufrido un serio descenso durante la pandemia.
Se calcula que en el peor momento el empleo formal cayó un
10%, aproximadamente 60 mil trabajadores se quedaron sin em-
pleo y en el caso de los informales, no hay un dato oficial, pero
son previsibles daños mayores por estar vinculadas al comercio
ambulante. La pandemia ha sido un destructor del empleo y de
pequeñas y medianas empresas con el consiguiente incremento
del desempleo y pobreza en el estado. Ante todo, por la inexisten-
cia de políticas públicas destinadas a brindar apoyos para abatir
esta crisis empresarial. Ergo, en la etapa de la recuperación, esta
política omisa debe corregirse para la reactivación económica del
estado y los municipios. Sea por la vía de subsidios, préstamos,
reprogramación o cancelaciones de adeudos fiscales; de lo contra-
rio estaremos observando la cancelación de oportunidades para
los jóvenes y un fenómeno silencioso que es el mercado off line o
La política que Sinaloa necesita 93

tendencias monopólicas del mercado que favorecen a las firmas


internacionales que operan en los grandes centros urbanos del
estado.
– Optimizar la recaudación fiscal para lograr una mayor autono-
mía. La quiebra de empresas y el subsecuente desempleo, perfilan
una mala situación en 2019 y en 2020, por lo que hemos señalado,
se agudizaron los problemas derivados de la caída de la actividad
económica. Y eso tendrá en 2021, un efecto en la recaudación
fiscal de los tres niveles de gobierno. Eso plantea la imposibilidad
de lograr la autonomía sugerida y exige hacer ajustes y recortes en
el gasto público y proyecta un 2021, como un año difícil para las
inversiones, ya que solo las programadas como prioritarias para el
gobierno federal, podrían aliviar en alguna medida, en este esce-
nario adverso y transversal en todas las áreas económicas.

CONCLUSIONES
La triada sistema electoral, sistema de partidos y buen gobierno,
es un triángulo que puede y debe ser virtuoso en sociedades como la
sinaloense, donde se ha avanzado mucho en el diseño de un sistema
electoral confiable y capaz de producir gobernantes legítimos aunque
notoriamente sigue siendo alto el costo en dinero para producirlos; me-
jor todavía, está hiper demostrado que esa legitimidad de origen, solo
garantiza el origen, mas no la calidad en el desempeño de sus labores
constitucionales y reglamentarias, de tal manera que el nivel de des-
empeño se explica frecuentemente por la calidad de los procesos de
selección de los partidos políticos y por la centralidad, cuando no el per-
sonalismo, en la toma de decisiones al nombrar dirigentes y candidatos
a cargos de elección popular.
Finalmente, esa mezcla de intereses que rodean la acción de partidos
frecuentemente electorales, deriva en el alcance de las políticas públi-
cas que se implementan independientemente de la marca partidaria, la
narrativa ideológica o de marketing político o la figura pública que está
detrás en algunos partidos federales o estatales tomando decisiones por
encima de sus órganos centrales. Es decir, la mejor manera de revertir
las tendencias regresivas que estamos viendo en el sistema, tendría que
ver con la recuperación de las identidades partidarias y su función re-
94 Ernesto Hernández Norzagaray

presentativa, de manera que cumpla con la tarea del intelectual colec-


tivo, que desde el mosaico de la pluralidad representada diseñe, opere
y ejecute las políticas públicas que requiere la sociedad sinaloense para
mejorar su desarrollo democrático.

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La política que Sinaloa necesita 95

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La política en educación básica

JUAN ALFONSO MEJÍA LÓPEZ


ÁLVARO SEGUNDO GALICIA CALDERÓN

RESUMEN
La educación es un asunto de oportunidades. Construir una so-
ciedad cada vez más justa y equitativa, exige hacer de la escuela un
motor de transformación social. Para miles de niñas y niños en Sinaloa
y México, la escuela representa la única opción para superar su con-
texto. Mientras la escuela no funcione como un instrumento para la
implementación de una política pública integral, no sólo se dejan de
combatir las desigualdades sociales que aquejan a nuestra sociedad,
sino que las reproduce todos los días a través del sistema educativo.
El sistema educativo en México está caracterizado por su exclusión,
porque no todos los niños están en la escuela, ni todos aprenden en
ella, mucho menos participan como constructores activos de su pro-
pia experiencia educativa. La inequitativa distribución de la riqueza
dificulta el desarrollo de una sociedad plena de derechos, en donde se
garantice el derecho a aprender de las niñas, niños y jóvenes. Romper
de manera definitiva la inercia de tener “escuelas pobres para pobres”
exige de estrategias puntuales que permitan a un niño desafiar su con-
texto: origen no es destino. Durante años, Sinaloa apareció en el só-
tano de las entidades teniendo una menor calidad en su aprendizaje.
Replicar estrategias de índole nacional, sin puntualizar la importancia
de lo local, asumiendo que sólo existe un único sistema educativo na-
cional y no 32 sistemas educativos locales, propició una dinámica de
estancamiento educativo en el estado. La pandemia generada por el
virus SARS-COV-2 agudizó aún más las desigualdades del sistema. Un
sistema educativo incluyente requiere de una agenda educativa dife-
renciada de lo nacional, que pueda articular metas y objetivos mucho
más allá de una coyuntura.
98 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

EDIFICAR UN SISTEMA EDUCATIVO INCLUYENTE


Un sistema educativo incluyente es aquel que garantiza el pleno de-
recho a la educación. Para alcanzarlo se debe asegurar que todas las
niñas, niños, adolescentes y jóvenes estén en la escuela, aprendan en
ella lo que quieren y necesitan, y participen como constructores activos
de su propia experiencia educativa. Lo anterior no es un desafío menor,
sobre todo en una entidad en la que la educación representa la mejor,
quizás la única, oportunidad con la que cuentan muchas familias para
una mejor calidad de vida.
El sistema educativo sinaloense se caracteriza por la falta de trayec-
torias educativas completas y exitosas. Mientras que sólo ingresan a la
primaria 96 de cada 100 niños en edad de cursarla, 89 llegan a la secun-
daria, 73 a la educación media superior y solo 31 inician la universidad
(Mexicanos Primero Sinaloa, 2019); por otro lado, en los últimos resul-
tados del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLA-
NEA) realizadas por el extinto Instituto Nacional de Evaluación Edu-
cativa (INEE), 6 de cada 10 niños en primaria (2018), 4 de cada 10 en
secundaria (2019) y 3 de cada 10 en educación media superior (2017)
no alcanzan los aprendizajes mínimos requeridos en el área de mate-
máticas para los alumnos en los últimos grados de cada nivel educativo.
Esto es, en nuestro estado, el derecho a aprender de todas las niñas,
niños y jóvenes aún tiene camino por recorrer porque no todos están ni
aprenden en la escuela.
El estancamiento educativo se ha mantenido constante durante años,
sin que la autoridad educativa local articule acciones específicas frente
a este desafío, y cuando se hace, no se garantiza la continuidad de las
estrategias. Ignorar la dimensión excluyente del sistema impide asumir
el desafío en su justa dimensión, lo que provoca la reproducción de las
desigualdades sociales, lejos de combatirlas.
Durante la administración del gobernador Quirino Ordaz Coppel
el estado implementó una serie de estrategias orientadas hacia la cons-
trucción de un sistema educativo incluyente. Sacó de la invisibilidad a la
primera infancia, desarrolló estrategias de acompañamiento académico
en secundaria y en la educación media superior, combatió el analfabe-
tismo y el rezago educativo en adultos, al tiempo que buscó dar certeza
laboral al magisterio sinaloense.
La política en educación básica 99

De cara al fin del mandato constitucional y en medio de una pan-


demia que puso en entredicho 200 años de experiencia en un modelo
educativo presencial, ¿cómo garantizar una agenda educativa que privi-
legie la perspectiva incluyente desde lo local, sin importar la adminis-
tración en turno?
La capacidad instalada de los agentes educativos, es decir, las
personas del ámbito educativo que impulsan, facilitan o coordinan
cambios en ellos mismos, así como en otras personas, prácticas o
culturas institucionales, favorece la implementación de estrategias
focalizadas y articuladas que profundicen en la solución de proble-
mas específicos, como el combate a las brechas sociales en el seno de
nuestra sociedad.
La definición de una agenda educativa propia enfrenta por lo menos
dos barreras que dificultan romper las viejas inercias del pasado. Prime-
ro, la centralización del sistema educativo mexicano deja poco margen
a la Autoridad Educativa Local (AEL) para la innovación de programas
y estrategias. En la última reforma constitucional del 2019 al Artículo 3º
se confirma la facultad de la federación para el manejo de la nómina
docente,1 dejando bajo su responsabilidad la conducción de la trayec-
toria profesional de los maestros,2 así como la prerrogativa de aprobar
o no hasta el cambio de una escuela a otra de un docente;3 es decir,
en la Ciudad de México se decide si un maestro se mueve de Surutato,
Badiraguato a San Pedro, Navolato. Que la autoridad educativa local
implemente estrategias propias representa la necesidad de recursos fi-
nancieros y humanos adicionales a lo mandatado por la federación, sin
importar si el programa federal da o no resultados locales. Las inercias
aletargan a los sistemas educativos locales.
Segundo, la falta de una perspectiva de derechos desde la educación
impide dimensionar la magnitud del reto educativo, así como la función
social que encarna. La visión “vasconceliana” sobre la cobertura educa-

1
Artículo 25 de la Ley de Coordinación Fiscal reformado el día 9 de diciembre
de 2013.
2
Artículo 113, numerales II, VIII, XIII de la Ley General de Educación que
vigente a partir del día 30 de septiembre de 2019.
3
Artículos 14, 36 y 90 de la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maes-
tras y los Maestros vigente a partir del día 30 de septiembre de 2019.
100 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

tiva cumplió su cometido.4 De hecho, no todos los sistemas educativos


latinoamericanos pueden presumir de una cobertura como la nuestra,
ni de la entrega de libros de texto gratuitos a su población, tomando
en cuenta la dimensión geográfica de México. Sin embargo, desde una
perspectiva de derechos, estar en la escuela es insuficiente, se necesita
aprender en ella y participar activamente en el proceso de formación
de cada uno. Dado que todos los derechos humanos se construyen de
manera progresiva y la educación es un derecho humano habilitante, lo
importante son las niñas y niños como sujetos de derechos. Garantizar
el derecho a aprender exige cuidar sus trayectorias educativas comple-
tas, exitosas y participativas.
La construcción de una sociedad más justa y equitativa necesita en-
contrar en el sistema educativo una palanca para la transformación y
no una barrera. En las próximas páginas abordaremos la experiencia
de Sinaloa durante los últimos tres años de la gestión del Gobernador
Quirino Ordaz Coppel. En una primera parte expondremos las distin-
tas estrategias implementadas para combatir las desigualdades desde la
escuela. En un segundo momento, ilustraremos las consecuencias que
la pandemia trajo consigo para el sistema educativo y por qué conside-
ramos necesario profundizar una agenda cada vez más específica. La
educación no es el problema, es la solución.

LA ESCUELA COMO MECANISMO DE TRANSFORMACIÓN


Por extraño que parezca, hablar de la escuela como un instru-
mento de transformación en México podría considerarse una uto-
pía. Normativamente, la escuela no existe, carece de toda personali-
dad jurídica; administrativamente, la escuela es vista como un centro
de trabajo (CCT) que emplea personal, pero no como una unidad
social que forma parte de una comunidad; operativamente, la toma

4
A José Vasconcelos se le atribuye la concepción de un apostolado para que la
educación llegue a todos los rincones del país, tomando como inspiración a
los misioneros de la Conquista. Además, en su gestión se imprimen los prime-
ros libros gratuitos. En 1921 la cobertura nacional de la educación primaria
era del 6.06% (Carbajal, 2002)en 2019 es del 104.2%, es decir, prácticamente
universal (SEP, 2019).
La política en educación básica 101

de decisiones formalmente reconocidas en la escuela es casi un lujo,


por ejemplo, un director no puede premiar a un docente exitoso
(OECD, 2014).5 Esta visión reduccionista concibe a la escuela como
un espacio caracterizado por muros y ladrillos, con todas las caren-
cias que ello implica.
En los cuatro años y diez meses de la administración del gobernador
Quirino Ordaz Coppel, la inversión en infraestructura escolar fue de
2,500 millones (Gobierno del Estado de Sinaloa, 2020), de los cuales
1,074 mdp fueron en educación media y superior, y 1,425 mdp en edu-
cación básica. Este monto es igual a lo invertido durante la administra-
ción de Mario López Valdez en sus seis años de gobierno (2010-2016)
(Gobierno del Estado de Sinaloa, 2016). El gobernador Ordaz Coppel
se propuso incluso terminar con las llamadas “aulas de cartón”, para lo
que dispuso un monto de más de 50 millones de pesos, en la remodela-
ción o construcción de 83 escuelas (ISIFE, 2020). Sin embargo, a pesar
de los esfuerzos realizados, el déficit que se viene arrastrando en este
rubro tiene lustros, por lo que es necesario mantener esta política, pero
acompañada por otras acciones que en conjunto garanticen el derecho
a aprender de los niños.
Por escuela entendemos una comunidad viva, en la que conviven
personas (alumnos, docentes, familias), se desarrollan relaciones y pro-
cesos educativos, en un espacio físico (o virtual), el cual cuenta con
una red institucional de apoyo que le brinda acompañamiento (Mexi-
canos Primero, 2018). La escuela que queremos desafía su contexto más
próximo, a través del diseño e implementación de estrategias locales
orientadas a fortalecer a los distintos pilares de la comunidad educativa
(figura 1).

5
Hasta ahora el programa la Escuela es Nuestra trata de darle poder de decisión
a los padres de familia, pero sin que esto se vea reflejado como una articula-
ción en su conjunto.
102 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

Figura 1. Modelo de escuela orientada al derecho a aprender

Personas

Red de Relaciones
apoyo Escuela y procesos

Condiciones
materiales

Fuente: Mexicanos Primero. (2018).

Año con año, sobre todo desde 2013, el sistema educativo es eva-
luado a través de distintos2018).
instrumentos y organismos. El extinto
INEE realizaba la evaluación PLANEA, su antecedente fue ENLA-
CE, en el que Sinaloa apareció de manera sistemática como una de
las entidades con menor rendimiento en aprendizaje.6 Por lo menos
desde 2014, la Ley de Educación del Estado de Sinaloa es inconsti-
tucional al no respetar la edad de tres años para ingresar al nivel de
preescolar, tal y como lo marca la Ley General de Educación; esta
omisión llevó al estado a ser una de las entidades con menor matri-

6
De acuerdo con los resultados de PLANEA en 3º de Secundaria en el área de
matemáticas en 2015, 66% de los alumnos se encontraban en el nivel más bajo
de aprovechamiento, en 2017, disminuyó apenas al 61% (INEE, 2015) (INEE,
2017).
La política en educación básica 103

cula en primer grado de preescolar en toda la república (ICRE). De


acuerdo con Coneval, Sinaloa disminuyó el rezago educativo7 entre
2008 y 2018, aunque a un ritmo ligeramente inferior al promedio
nacional (CONEVAL, 2020). Para los años 2014 y 2018 se registraron
incrementos en los niveles de rezago, hasta ubicarlo en 506.7 miles
de personas, sin que a la fecha se tenga claridad en las razones de
este incremento. En ninguna de estas tres problemáticas, por citar
un ejemplo, se diseñó una estrategia puntual para revertir estas ten-
dencias.
Imaginar que el destino de un niño o joven está determinado por el
“código postal” donde nace, es desesperanzador a todas luces. La am-
plia mayoría de todos aquellos de quienes tuvimos la fortuna de asistir a
la escuela somos capaces de contar nuestra biografía a partir del apoyo
de un maestro o de la comunidad educativa donde nos desarrollamos.
La escuela es una oportunidad, pero no es un proceso en automático;
proveerla de capacidad de transformación depende, en cierta medida,
de la visión que tengamos de ella.
A partir de la evidencia, en Sinaloa se introdujeron una serie de
estrategias con metas y objetivos precisos (Tabla 1). La variante par-
ticular en el método de implementación de los programas implicó
descansar en las escuelas como los principales ejecutores, mientras
la autoridad estatal ejerció un rol de acompañamiento. Sacar a la pri-
mera infancia de la invisibilidad, resaltar la importancia de aprender
y no solo estar en la escuela, garantizar las trayectorias más allá del
bachillerato, teniendo en claro que nunca es tarde para aprender
fueron algunos de los objetivos que se focalizaron para crear un es-
pectro de oportunidades para aquellos que ven en la escuela su única
opción.

7
Se considera en situación de rezago educativo a la población que se encuentra
en alguna de las siguientes situaciones: 1) Tiene de 3 a 15 años, no cuenta con
la educación básica obligatoria y no asiste a un centro de educación formal;
2) Nació antes de 1982 y no tiene el nivel de educación obligatoria vigente en
el momento en que debía haberla cursado (primaria completa). 3) Nació a
partir de 1982 y no cuenta con el nivel de educación obligatoria (secundaria
completa) (CONEVAL, 2020).
104 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

Tabla 1. Estrategias educativas implementadas por la SEPyC en la gestión 2019-2021

Jóvenes de
Jóvenes de Adultos en rezago
Primera infancia Educación Media
Secundaria educativo
Superior
Primero de Primaria Aprendamos Juntos Aprendamos Juntos Nunca es tarde para
es muy tarde Secundaria Media Superior aprender
Fuente: Elaboración propia.

A continuación, se describen cada una de ellas, los retos que se en-


frentaron para su implementación y los principales resultados.

Primero de primaria es muy tarde


Existe una extensa evidencia científica que concuerda que los prime-
ros años de vida son críticos para el desarrollo cognitivo y socioemocio-
nal de los niños (UNICEF, 2017) (Abbot & Nelson, 2000) (Lo, Das, &
Horton, 2016). Un desarrollo infantil adecuado facilita el aprendizaje,
permite adquirir competencias sociales y su impacto se observa en el
bienestar físico y motriz, la capacidad de atención y de autorregulación
de las emociones (Rizzoli Cordoba & Martell Valdez, 2015).
A pesar de las evidentes ventajas de atender a la primera infancia,
en México, para 2014. ningún estado de la República cuenta con una
política pública orientada hacia su atención, lo que hace a los niños
entre 0 y 6 años “invisibles” (Mexicanos Primero, 2014). Las mediciones
de organismos internacionales revelan que en Sinaloa sólo 4 de cada 10
niños de 0 a 5 años asiste a un programa de desarrollo infantil tempra-
no y, 3 de cada 10 niños de 4 meses a los 5 años presenta un desarrollo
deficiente, lo que sitúa a la entidad por arriba de la media nacional de
2 de cada 10 (UNICEF, 2015).
Para atender a este segmento de la población se desarrolló la estra-
tegia “Primero de Primaria es Muy Tarde”, la cual consta de cinco ejes
(Tabla 2):
La política en educación básica 105

Tabla 2. Ejes de la estrategia “Primero De Primaria Es Muy Tarde”

Formación de Medición del Adecuaciones Articulación Campaña de


capacidades desarrollo curriculares intersectorial sensibilización
infantil
Dirigido a los A través de Uso de los Entre el sector Dirigida a
docentes de la Cedula del resultados de educativo, el los padres de
educación Desarrollo la medición sector salud familia
inicial y Infantil (CEDI) y para adecuar y el Sistema
preescolar de la encuesta las prácticas Estatal de
MELQO[8] docentes Desarrollo
Integral de la
Familia
Fuente: Elaboración propia

Implementar la estrategia implicó alinear los esfuerzos de áreas que


hasta el momento trabajaban de forma aislada y sin comunicación entre
sí, lo que desvirtuaba el esfuerzo de los equipos responsables de coordi-
nar las acciones para la educación inicial, preescolar y primaria. Al no
coordinar las acciones, los mecanismos a implementar de parte de cada
nivel, zona escolar o docentes tenían ciertas variabilidades, lo que hacía
un desafío en sí mismo comparar las estrategias utilizadas por las maes-
tras al momento de impulsar un diagnóstico inicial, por ejemplo, en su
ejercicio de Ruta Crítica.8 Los docentes tenían un método y una canti-
dad sustantiva de trabajo, pero difícilmente evaluable a nivel generaliza-
do y, por lo tanto, aprovechable de manera insuficiente por el sistema.
Lograr que el sistema aprendiera de sí mismo nos llevó a realizar un
primer ejercicio de medición de desarrollo infantil, único en todo el
país. Gracias a los docentes, se midió a 45,425 niñas y niños de 2 y 4 años
con la Cédula de Evaluación de Desarrollo Infantil (CEDI),9 así como

8
La elaboración de la Ruta Crítica de acciones es un ejercicio que realizan los
docentes de cada escuela al inicio de cada ciclo escolar en las sesiones del
Consejo Técnico Escolar en su fase intensiva donde plasman las acciones a
realizar durante las primeras tres semanas del ciclo y que incluyen actividades
diagnósticas de los alumnos (SEP, 2016).
9
La CEDI es una versión simplificada de la prueba de tamizaje Evaluación del
Desarrollo Infantil (EDI) desarrollada por el Dr. Antonio Rizzolli Cordoba del
Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, validada en México para la
detección temprana de problemas del neurodesarrollo en menores de 5 años.
106 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

a una muestra representativa de 4,302 niños de 6 años con la Medición


de la Calidad y los Resultados del Aprendizaje Temprano (MELQO).
La medición tomó dos meses en aplicarse, siendo los propios docentes
los responsables de la aplicación a nivel preescolar, mientras que en prima-
ria se trató de un equipo de encuestadores. Los resultados eran esperados,
aunque no por ello dejaron de sorprender. Sólo 2 de cada 10 niños de 6
años que asisten a una escuela pública llegan con el desarrollo adecuado
para aprovechar el primer grado de primaria; en el caso de la escuela priva-
da, el número se eleva a 6. Si se trata de la modalidad migrante, entonces es
sólo 1 de cada 10; mientras que, en la modalidad indígena, ninguno de 10
llega en condiciones óptimas para aprender (Tabla 3).

Tabla 3. Resultados de la medición MELQO en Sinaloa

Modalidad del nivel Alumnos con desarrollo Alumnos sin desarrollo


primaria adecuado adecuado
Público 0,18 0,82
Migrante (Jornalero
0,10 0,90
Agrícola)
Indígena 0,00 1,00
Privado 0,60 0,40
Fuente: SEPyC (2019), Resultados de la Evaluación del Desarrollo Infantil en Sinaloa.

Al comparar los resultados anteriores con los obtenidos a través de la


Cédula de Evaluación del Desarrollo Infantil (CEDI), aplicada a niños de 2
y 4 años que cursaban la educación inicial y preescolar respectivamente, se
observa que la brecha de desarrollo se amplía conforme crecen los infantes
y la escuela no está teniendo un impacto para disminuirlo (Tabla 4).

Tabla 4. Comparación de resultados de CEDI (2 y 4 años) con MELQO (6 años)

Nivel de desarrollo[10] 2 años 4 años 6 años


Óptimo 0,58 0,27 0,11
Adecuado 0,25 0,30 0,13
Rezago 0,12 0,33 0,45
Riesgo de atraso 0,05 0,10 0,31
Fuente: SEPyC (2019), Resultados de la Evaluación del Desarrollo Infantil en Sinaloa.
La política en educación básica 107

Impulsar primero la medición como después hacer uso de los re-


sultados como insumo para adecuar sus procesos de enseñanza, exigió
de la formación de 5,137 docentes de preescolar en la aplicación de la
CEDI; esto es, la totalidad de los docentes de dicho nivel. Con miras a
reforzar estos aprendizajes, se impartió un diplomado con 120 horas de
duración, “Formación de agentes promotores del desarrollo infantil”,
orientado a 2,594 docentes y directivos del mismo nivel.
La formación consistió en que los docentes conozcan los fundamen-
tos del desarrollo cognitivo, fisiológico y emocional de los infantes de
0 a 6 años. Se dividió en tres grandes rubros: 1) conocer sobre distintas
herramientas para evaluar el desarrollo infantil; 2) habilidades para in-
tervenir en el apoyo brindado a sus alumnos; 3) tanto como la forma de
comunicarse con los padres de familia en temas de desarrollo.
La medición funcionó como canal de comunicación entre los docen-
tes y las madres y padres de familia a través de la “Cartilla para Padres,”
donde se les informó sobre el desarrollo de sus hijos, al tiempo que se
le aconsejaba sobre estrategias para fomentar su sano crecimiento. La
cartilla permitió canalizar al sector salud los casos más graves de dete-
rioro en el desarrollo infantil, un primer paso en la construcción de una
política integral entre ambos sectores.10
“Primero de Primaria Es Muy Tarde” es apenas un primer paso en el ca-
mino para garantizar el derecho a aprender de los niños desde la primera
infancia; en el futuro queda mucho por hacer para consolidar esta estrate-
gia. Sin embargo, lo que no debe perderse de vista es que, cerrar las brechas
sociales desde la escuela es uno de los elementos de mayor importancia so-
bre los que se debe insistir a partir de lo realizado en este nivel educativo.
Un niño o niña que no asiste a educación inicial o preescolar durante sus
años correspondientes llega a primaria con desventaja para aprender, dife-
rencia que se ahonda con el paso de los años, provocando desigualdades
sociales desde los primeros años de vida. Primero de primaria es muy tarde
para que la autoridad asuma su responsabilidad, es necesario llegar antes.

10
La Ruta Integral de Atenciones (RIA) forma parte de la Estrategia Nacional de
Atención a la Primera Infancia (ENAPI) la cual fue mandatada en la reforma
del Art. 3º constitucional de mayo de 2019, y considera cuatro ámbitos clave
para el desarrollo infantil: Educación y Cuidados, Salud y Nutrición, Protec-
ción y Bienestar (SEGOB, 2020).
108 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

Aprendamos Juntos Secundaria


La exclusión por parte del sistema se vive de diversas maneras, una es
no estando en la escuela; esta forma de exclusión es fácil de identificar,
y si bien es cierto encierra grandes retos, no es tan perversa como otras.
No sólo se trata de ESTAR en la escuela, sino de aprender en ella.
Existen diversas formas de medir el aprendizaje, sin embargo, aún con
todas sus limitantes, las pruebas estandarizadas como PISA a nivel inter-
nacional o PLANEA a nivel nacional son todavía los instrumentos que
mayor “luz” arrojan sobre el nivel de aprendizaje en los sistemas educa-
tivos. La presencia de éste o cualquier otro tipo de instrumento “forta-
lece la capacidad del sistema educativo para evaluar el esfuerzo escolar,
garantiza una serie histórica para juzgar el trabajo de las autoridades y la
efectividad de los programas gubernamentales, en la identificación de los
aprendizajes esperados y en la focalización de los esfuerzos compensato-
rios orientados a una verdadera remediación educativa”. (INEE, 2015)11
Aplicada por primera vez en 2015, la prueba PLANEA mide el gra-
do de aprendizaje de nuestros alumnos en lenguaje y comunicación, y
matemáticas, áreas clave para mantener la trayectoria educativa de los
alumnos. A diferencia de ENLACE,12 que enfatizaba la memorización,
PLANEA busca medir las capacidades a partir del conocimiento adqui-
rido, es decir, qué puedes hacer con lo que sabes.
Desde que existen los rankings educativos en el país,13 Sinaloa mantuvo
una constante al aparecer en mitad de la tabla o en el último tercio. De
acuerdo con los resultados de PLANEA 2015 en el nivel secundaria, 6 de
cada 10 alumnos tenían un conocimiento por debajo de lo esperado en
matemáticas. Esta proporción se mantuvo en la evaluación de 2017, sin
embargo, en la evaluación de 2019 se pudo reducir a 4 de cada 10 alumnos.

11
Entrevista con Andreas Schleicher en la Ciudad de México el 29 de enero de
2015; Schleicher es director de la OCDE para la Educación, es el autor de la
prueba PISA realizada por los miembros de la organización, más países y regio-
nes invitados; en 2015, participaron 72 naciones y México ocupó el lugar 57.
12
La Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE)
es la prueba estandarizada que precedió a PLANEA y se aplicó en el país de
2005 a 2013.
13
El primer ranking nacional se construyó a partir de los resultados de ENLACE
en 2008.
La política en educación básica 109

Lo anterior se alcanzó al centrar los esfuerzos de directivos y docen-


tes en apoyar y reforzar académicamente a los alumnos que presenta-
ban mayor rezago y que se encontraban dentro del nivel 1 (el más bajo).
En matemáticas, existió una mejoría de 18.2 puntos porcentuales en
los jóvenes considerados “insuficientes” (figura 2); esto es, uno de cada
cinco ya no estará en esa franja de marginación. En español, Sinaloa
es la segunda entidad que menos estudiantes tiene en el nivel de logro
insuficiente, sólo después de Sonora.

Figura 2. Comparación de resultados de la prueba PLANEA


Secundaria en 2015, 2017 y 2019
Matemáticas Lenguaje y Comunicación

2.9 5.8 5 8.9 9.1


7.4 14.9
10.2 16.7
19.4 21.5
23 13.6
22.7

28.2 44.5
39.8
42.7

66.6 61.3
43.3
33.8 31.9 26.6

Fuente: Elaboración propia con base en los resultados de PLANEA Secundaria.

La estrategia “Aprendamos Juntos” permitió alinear los esfuerzos


de 32,540 jóvenes de tercer grado de secundaria, 1,400 maestros de es-
pañol y matemáticas, 70 asesores y auxiliares técnico-pedagógicos y 60
supervisores, quienes trabajaron por ocho meses en la formación de
docentes, en la generación de prácticas distintas para el aprendizaje,
siempre acompañado de la retroalimentación oportuna para enrique-
cer la experiencia.
El resultado de esta estrategia fue llevar a la entidad del lugar 26° en
el 2017 al 2º en 2019, pero lo que es más importante, permitió a 22,778
jóvenes (7 de cada 10)14 continuar sus estudios en el siguiente nivel
educativo.

14
La estrategia permitió identificar de manera individual a los alumnos partici-
pantes y cruzar la información con la base de datos de los procesos de preins-
cripciones en línea y de inscripciones del siguiente ciclo escolar.
110 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

Más allá de la posición, detrás de todo “ranking” existe un conjunto


de prácticas exitosas expresadas por medio de “la tabla”. Lo sucedido
en el 2019 es producto de un acompañamiento a la estructura docente,
además de la focalización de objetivos de parte de los funcionarios, así
como la articulación de esfuerzos de parte de los supervisores y direc-
tores escolares. Las escuelas seleccionadas representaron al 66% de la
población estudiantil del 3er. grado de secundaria, todas en zonas so-
cioeconómicas difíciles15 y con los resultados históricamente más bajos.
De ser considerados alumnos “fuera de combate”,16 fueron evaluados
hasta en tres ocasiones durante los meses de diciembre, marzo y mayo,
buscando identificar las fallas del alumno, del docente, de la escuela,
del sector o del sistema, para buscar corregir a partir de una formación
más específica.

Aprendamos Juntos Media Superior


De manera similar a lo que ocurría en el nivel de secundaria, los
resultados de la prueba PLANEA aplicada en el nivel medio superior
en 2015 mostraba que 5 de cada 10 estudiantes de tercer grado de pre-
paratoria se encontraba en el nivel más bajo de aprovechamiento tanto
en matemáticas como en lenguaje y comunicación (INEE, 2015). Para
2017, el panorama empeoró en matemáticas al pasar a 7 de cada 10 y
mejoró en lenguaje y comunicación al pasar 4 de cada 10 (INEE, 2017).
Lo trascendental en una estrategia es entender la relación “causa-efec-
to”, sobre todo para replicar el ejercicio e impactar en la práctica edu-
cativa, de lo contrario el sistema no aprende sobre sí mismo o bien, caso
contrario, resguardar lo que “salió bien”.
Implementar la estrategia de reforzamiento educativo en el nivel
medio superior tuvo la dificultad adicional de que la oferta educativa
se encuentra diversificada en ocho subsistemas distintos, donde unos
son descentralizados y otros son autónomos, además de federalizados o

15
Nos referimos a las zonas de Muy Alta y Alta marginación de acuerdo con el
Índice de Marginación desarrollado por el Consejo Nacional de Población
(CONAPO).
16
Se les considera comúnmente como alumnos “fuera de combate” por conside-
rar que la frustración los acerca al abandono escolar.
La política en educación básica 111

estatales. Sin embargo, la conjunción de esfuerzos logró brindar acom-


pañamiento a 23,198 jóvenes de tercero de preparatoria, alrededor del
66% del total de alumnos en el nivel y a poco más de 600 docentes de
161 planteles, todos en zonas socioeconómicas difíciles.
Al posponerse la aplicación de PLANEA en 2020 debido a la contin-
gencia sanitaria, se decidió aplicar una evaluación estatal, en coordina-
ción con las autoridades federales, que les diera luz a los alumnos sobre
su grado de avance. Los resultados mostraron una mejoría, logrando
reducir la cantidad de alumnos en el nivel más bajo de aprendizaje. En
matemáticas, se redujo a 4 de cada 10 y para el caso de lenguaje y comu-
nicación se disminuyó a 1 de cada 10.
Adicionalmente, todos los subsistemas mejoraron. Por primera vez
en la historia del estado, los subsistemas federales (Conalep, UESTYMS
y UEMSTAyCM), estatal (Cobaes, CECyTE, DGB) e, incluso, autónomo
(UAS), trabajaron de la mano con un solo objetivo. Todas las prepara-
torias mejoraron, algunas más que otras, pero todas presentaron avan-
ces respecto de su pasado. En el gráfico 3, se aprecia como todos los
subsistemas pasaron de una mayor a una menor inclusión, tomando en
cuenta que no sólo estaban en la escuela, sino que también aprendían.

Figura 3. Movimiento de los subsistemas de educación media superior de


acuerdo con los resultados de la evaluación estatal aplicada en 2020

100 MAYOR
90 INCLUSIÓN
80
Matemáticas

UAS
70
DGB
60

50 MAYOR COBAES CONALEP CECyTE

EXCLUSIÓN UEMSTAyCM
COBAES
CONALEP
40
DGB
CECyTE
30 UEMSTIS UAS
TBC UEMSTAyCM
20 UEMSTIS
TBC

40 50 60 70 80 90 100
Lenguaje y Comunicación

Fuente: Elaboración propia con base en datos Sepyc.


112 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

Este tipo de estrategias, centradas en focalizar a los alumnos con los


niveles de aprendizaje más bajos en la entidad, articulando a los distin-
tos, “de la mano” del joven, el maestro, el director, el plantel, el subsis-
tema y la autoridad, tienen consecuencias reales en la vida de los alum-
nos. Este año, 9 de cada 10 participantes continuaron sus trayectorias en
la educación superior.17
Desplegar este esfuerzo a nivel secundaria no es lo mismo que a ni-
vel preparatoria, dado que las problemáticas del alumno y del sistema
son distintas. Sin embargo, ambas experiencias muestran lo importante
que resulta fijar objetivos, articular la decisión, evaluar en el camino y
corregir.
Si bien es cierto, en secundaria como en preparatoria buena parte
del acompañamiento radica en contagiar a los educandos de confianza,
la evaluación como tal, bien orientada, es sumamente benéfica para la
comunidad educativa. Representó una oportunidad para la Autoridad
al contar con una reorientación pedagógica de las prácticas de aula; los
padres tuvieron un referente independiente del logro de sus hijos, lo
mismo que los maestros que ya usaban los resultados en su planeación
didáctica y los ciudadanos ganaron un parámetro con el cual juzgar el
impacto de los programas presupuestarios. Las evaluaciones funcionan.

Nunca es tarde para aprender


Las condiciones de analfabetismo y rezago educativo de la población
mayor de 15 años limitan la capacidad de las personas para tomar deci-
siones que beneficien distintos aspectos de su vida y la de sus familias.
De acuerdo con datos del Instituto Sinaloense de Educación para Adul-
tos (ISEA), a finales de 2017 el porcentaje de personas en situación de
analfabetismo era de 4.4% en Sinaloa, es decir, 99,175 personas.
Concluir la educación formal es una oportunidad y una necesidad
para adquirir competencias para la vida. Ello adquiere especial relevan-

17
De acuerdo con el seguimiento que la autoridad educativa local les dio a los
estudiantes participantes a través de la Clave Única de Registro de Población
(CURP) y los sistemas de registro y control escolar de las distintas universida-
des del estado.
La política en educación básica 113

cia en un estado que se ha puesto en la mira avanzar en los aspectos


económicos, sociales y culturales, pues quienes no la concluyen tienen
mayores probabilidades que sus compañeros que terminan el bachi-
llerato de ser desempleados, de vivir en la pobreza, de requerir ayuda
gubernamental para subsistir, de ir a prisión, de tener mala salud, de
divorciarse, y de ser padres solteros con hijos que a su vez desertarán del
bachillerato (Bill & Melinda Gates Foundation, 2006).
En Sinaloa, el rezago educativo se concentra en las principales ciu-
dades, en las que ocho municipios concentran más del 82 por ciento
del rezago total en la entidad (Tabla 5), de los cuales nos concentramos
en 4, por razones estratégicas. El reto está en perpetuar estas acciones
ahora a municipios, ciertamente más pequeños geográfica y poblacio-
nalmente, pero no menos en el combate de nuestra problemática.

Tabla 5. Porcentaje de analfabetismo por municipio en noviembre de 2019

Municipio % Analf. Municipio % Analf. Municipio % Analf.


Badiraguato 0,08 Escuinapa 0,06 Angostura 0,04
Cosalá 0,08 Navolato 0,06 Rosario 0,03
Salvador
Choix 0,08 San Ignacio 0,05 0,03
Alvarado
Sinaloa 0,08 Concordia 0,05 Culiacán 0,03
Mocorito 0,07 Guasave 0,05 Ahome 0,02
Elota 0,07 El Fuerte 0,05 Mazatlán 0,02
Fuente: ISEA (2019).

El mecanismo establecido requirió de una mesa de inclusión en la


que participaron diversas dependencias: la Secretaría de Salud, Secre-
taría de Desarrollo Social y Humano, Seguro Popular, SIPINNA, IMSS,
ISSSTE, STyPS y SEPyC.
Con el esfuerzo conjunto de estas entidades, para noviembre de 2019
se pudo reducir a la población analfabeta en Sinaloa a 74,157 (3.2%) a
nivel estatal, lo cual permitió izar la bandera blanca en analfabetismo,
con lo que se convirtió en la cuarta entidad del país en lograr bajar el
umbral de analfabetismo por debajo del 4 por ciento requerido por la
UNESCO. En Sinaloa salieron 54 mil personas del rezago educativo, de
los cuales 23 mil 208 terminaron su primaria y 29 mil 370 sus estudios
de secundaria.
114 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

Un sistema que garantice el derecho a aprender de los NNJA es uno


que aprende sobre sí mismo. Unos cuantos años, unos cuantos progra-
mas, con métodos novedosos o perspectivas incluyentes resulta insufi-
ciente, se requiere de continuidad. Podemos evaluar el éxito o fracaso
de las medidas, en todo caso la experiencia pasada y reciente muestra
la necesidad de no conformarse con replicar programas nacionales,
tampoco es suficiente “tropicalizarlos”. Exige claridad de propósito en
una agenda educativa que, preferentemente, busque generar mayores y
mejores posibilidades para quienes tienen en la escuela su única opor-
tunidad.
Los efectos de la pandemia COVID-19, lejos de alejarnos de este en-
foque, lo refuerza: tanto la necesidad de una agenda focalizada como el
enfoque de oportunidades

LA PANDEMIA Y LA EXIGENCIA DE UN
ROSTRO HUMANO PARA EL SISTEMA
La pandemia puso a prueba 200 años de un sistema educativo pre-
sencial. La forma de aprender de los alumnos, los métodos didácticos
de los profesores, la manera de evaluar los aprendizajes, la pertinencia
del currículo, pasando por los espacios para vivir “la escuela”, todo se
puso a prueba. En un principio, tan sólo se trataba de un receso escolar
de 14 días, luego el desafío consistió en cerrar el ciclo escolar 2019-
2020, más tarde fue la apertura de un nuevo ciclo 2020-2021 y hoy, un
año después, todavía no regresamos a las aulas.
Los efectos de la pandemia todavía no son claros en toda su magni-
tud, pero ya se dibujan puntos nodales de necesaria y urgente resolu-
ción. El aprendizaje es apenas un punto de partida para la discusión,
con el consecuente deterioro en el aspecto socioemocional de los niños,
por las múltiples problemáticas nutricionales, de abuso infantil, emba-
razo, violencia y otras. Para noviembre de 2020, la UNICEF estimaba
que 137 millones de niñas, niños y jóvenes en América Latina y el Ca-
ribe, es decir 97% de ellos, vieron trastocadas sus formas habituales de
educación y que se acumulaban 174 días de aprendizaje interrumpidos
debido a la pandemia (UNICEF, 2020).
La política en educación básica 115

Para no pocos observadores, el principal desafío del sistema educa-


tivo durante la pandemia consistió en la evidente fragilidad tecnológi-
ca de nuestras escuelas. El deterioro de la infraestructura educativa es
generalizado en el país, y Sinaloa no es la excepción; Sin embargo, esta
importante fragilidad sólo es expresión de algo mucho más grave: las
desigualdades construidas al interior de nuestro propio sistema educa-
tivo. Si bien es cierto, algunas escuelas no tienen internet o computa-
dores, otras carecen de mesabancos, veladores o las marquesinas están
muy deterioradas, sin dejar de mencionar la petición permanente de
los docentes a recibir una formación cada vez más pertinente para sus
contextos.
Dotar al sistema educativo de un rostro humano significó adaptarlo
al contexto particular de las familias, en la que la autonomía de gestión
de la escuela18 juega no sólo un rol primordial, sino que, representa la
base de un modelo para mantener en todo momento el acompañamien-
to con los niños primero y, con la comunidad educativa en su conjunto,
posteriormente. Por autonomía escolar se entiende que todos los miem-
bros de la comunidad escolar sean partícipes de la toma de decisiones
en los asuntos de la escuela que permita tener una visión compartida
y utilizar de forma eficiente y transparente los recursos. La pandemia
COVID-19 trastocó no sólo la cotidianidad de la escuela, sino la forma
en que la entendemos y convivimos en ella y con ella.
La educación a distancia impuso retos al sistema mucho muy por
arriba y más profundos que la necesidad de una computadora o la insu-
ficiencia del internet. Además de la continuidad del proceso educativo
bajo “la nueva normalidad”, se puso a prueba la noción de la comuni-
dad educativa, se les dio preferencia a las trayectorias de los educandos
bajo una perspectiva de derechos y se puso a prueba la vigencia de los
métodos de evaluación escolar. En el fondo, lo que estaría a debate es la
función social de nuestras escuelas.

18
En muchos países de la OCDE, una mayor autonomía escolar se ha hecho
una realidad mediante el desarrollo de la descentralización en la educación, y
mediante la creencia de que la autonomía, aunada a la rendición de cuentas
local, puede responder con mucha mayor eficiencia a las necesidades locales.
Un mayor grado de libertad de acción para el director de escuela debe acom-
pañarse con un apoyo, un consejo y una supervisión proporcionados por el
estado (OCDE, 2014).
116 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

Los filtros escolares y la seguridad de la comunidad educativa


En Sinaloa, la toma de decisiones en materia educativa se vivió en ple-
na consonancia con el marco federalista mexicano. Mientras en algunas
ocasiones resultaba factible seguir la indicación federal desde la SEP, en
otras, era necesario resolver las situaciones originadas en lo local. La ex-
periencia del estado, de Sinaloa como de otros, resultaba ejemplar para
el resto de las entidades, ya sea por sus resultados favorables, o no. Este
fue el caso de los filtros escolares, mismos que se llevaron a cabo por
primera ocasión en Sinaloa y 15 días después fueron implementados en
el resto del país.
El segundo caso de COVID-19 apareció en la capital de la ciudad el
28 de febrero de 2020. Se registró con el arribo de una persona prove-
niente de Italia (del 16 al 21 de febrero), quien fue aislada en un hotel
durante 14 días (El Debate, 2020). Si bien es cierto hasta ese momento
las escuelas seguían funcionando con normalidad, una vez registrado
el hecho se actuó con la exigencia presentada por el contexto. En con-
junto con la Secretaría de Salud, se diseñaron protocolos y criterios de
actuación para prevenir y detectar posibles casos de contagio a través de
tres tipos de filtros escolares: en el hogar, en el salón de clases y en la
escuela en su totalidad (Tabla 6).
El canal de comunicación fue la estructura educativa, desde oficinas
centrales hasta cada una de las escuelas. Tener claridad sobre “¿qué ha-
cer en caso de?” resultó central para los pasos a seguir previos al cierre.
Al final del ciclo escolar se detectaron tres casos en escuelas,19 ninguno
fue confirmado como positivo, pero demostró que la estrategia daba
resultados y les dio confianza a los distintos agentes educativos.

19
Para concentrar toda la información generada en las 5,249 escuelas de edu-
cación básica en la entidad, se creó la plataforma electrónica “Reporte CO-
VID-19”, información que fue compartida con el sector Salud de la entidad.
La política en educación básica 117

Tabla 6. Tipos de filtros sanitarios implementados en Sinaloa

1. Filtro en el 2. Filtro en la 3. Filtro en la comunidad


hogar escuela educativa
¿Quién lo Las madres y pa- Los docentes La comunidad educativa
implementa? dres de familia en su conjunto (bajo el
liderazgo del director)
Acciones En caso de detectar En caso de detectar En caso de que un prim-
algún síntoma de a algún alumno con er caso positivo de
enfermedad viral: síntomas: COVID-19:
• No llevar a la • Informar a los pa- • Se monitorea el grupo
niña o niño a la dres de familia o por 7 días.
escuela, tutores.
En caso de un segundo
• Acudir al médico • Registrar el caso en
caso en el mismo grupo:
para ser diagnos- la plataforma “Re-
• Se suspenden las clases
ticado porte COVID-19”
en el grupo
• Informar el diag- • Recuperar el di-
nóstico a la es- agnóstico médico En caso de un tercer caso
cuela en no más de 48 en la escuela:
horas • Se suspenden clases en
toda la comunidad edu-
cativa
Fuente: Elaboración propia a partir de información en SEPyC.

Gracias a la puesta en marcha de los filtros escolares, fue posible


realizar el Consejo Técnico Escolar (CTE) el 19 de marzo de 2020, sólo
14 entidades federativas lo impulsaron. En el estado, la realización del
CTE fue determinante a la hora de encontrar un método para dar segui-
miento a los alumnos durante la pandemia. Durante la primera semana
del regreso a clases en el mes de abril, Sinaloa tenía una cobertura es-
colar arriba de 60%, para finales del ciclo se alcanzó un 94% del total
de la matrícula.
La implementación de los filtros resultó particularmente importante
en la estrategia global, realizable sólo gracias a los docentes y a la auto-
nomía de gestión realizada en sus escuelas.

Los aprendizajes clave y la continuidad de las trayectorias estudiantiles


Convertir a los docentes en “youtubers” de la noche a la mañana
resultó igual de complicado que hacer de las mamás “Asesoras Técni-
cas Pedagógicas”. Lo más realista era considerar lo imposible, es decir,
118 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

asumir que los niños no estaban en la escuela, los maestros tampoco


asistían al salón de clases y los padres carecían de las habilidades adqui-
ridas en “la Normal”; no obstante, interrumpir el ciclo escolar nunca
fue opción.
A partir de este punto, dos decisiones resultaron trascendentes de
cara a los siguientes meses: primero, decidir al mecanismo a través del
cual se les daría acompañamiento a los alumnos, en caso de que existie-
ran opciones, luego de que la SEP propuso el día 23 de marzo de 2020
un apoyo a través de la televisión llamado “Aprende En Casa” como
el vehículo oficial para apoyar a los alumnos de educación básica en
la continuación de sus estudios durante la pandemia. Dicho programa
transmitió contenidos alineados a los planes y programas de estudio
vigentes en diferentes horarios de acuerdo con los niveles a través del
canal once y 11.2 de televisión abierta (Animal Político, 2020); segun-
do, definir los contenidos a aprender, luego de que una situación de
emergencia se estaba viviendo, lo que llevaría a replantear el método de
evaluación, sobre todo pensando en la continuidad de las trayectorias
educativas.
Ambas problemáticas señaladas en el párrafo anterior ponen en en-
tredicho la forma de conducirse en el sistema educativo. Si hay una
institución considerada por su verticalidad en la toma de decisiones, es
la escuela misma (OCDE, 2012), un ejemplo claro se visualiza en el pro-
ceso de nombramiento de los maestros, directores, supervisores y jefes
de sector, el cual se lleva a cabo de acuerdo a un sistema de promoción
vertical, el Escalafón vertical o tradicional, que ha estado en vigor desde
1973 (OCDE, 2012); de tal forma que, si bien es cierto que tanto los
mecanismos innovadores llevados a cabo durante la pandemia para dar
continuidad a las clases como la innovación al momento de seleccionar
los aprendizajes a privilegiar fueron importantes, la urgencia durante la
pandemia nos acercó a un “liderazgo colaborativo”20 sumamente favo-
recedor a para las escuelas.

20
El liderazgo colaborativo implica el uso de las estructuras de gobierno y los
procesos de organización que empoderan al personal docente y a los estudian-
tes, estimulando una amplia participación en la toma de decisiones y fomen-
tando la responsabilidad compartida para el aprendizaje de los estudiantes
(Hallinger & Heck, 2014).
La política en educación básica 119

Desde el inicio de la modalidad de aprendizaje a distancia se tuvo


claro que los distintos contextos de la entidad hacían imposible el im-
plementar una solución educativa única; por el contrario, era funda-
mental reconocer que la mejor plataforma para aprender son nuestras
y nuestros docentes con sus distintas estrategias de aprendizaje, y que
fueran ellas y ellos quienes tuvieran margen de decisión sobre qué tipo
de medida resultaba más efectiva para sus alumnos.
La autonomía de gestión en las escuelas reconoce la libertad del do-
cente para elegir la estrategia y las herramientas que mejor se adecúen
a las necesidades de cada estudiante rompiendo con toda “camisa de
fuerza”. En Sinaloa se combinaron la televisión, la radio, las plataformas
digitales, el WhatsApp y los cuadernillos: Televisora del Pacífico donó
su señal para adaptar los horarios a la comunidad local, las Universida-
des Autónoma de Occidente como la Autónoma Indígena de México
facilitaron su señal para la población indígena; en coordinación con
CONAFE se logró la distribución de cerca de 15 mil cuadernillos en
poco más de 8 mil comunidades. De la expectativa inicial, de acuerdo
con la encuesta que lanzó la SEP para alumnos, padres y maestros el
día 2 de diciembre de 2020 sobre la estrategia “Aprende En Casa”, sólo
se cubrió a 15% de la población estudiantil; la heterogeneidad de la
oferta y la solidaridad del esfuerzo fue bien evaluado por los padres de
familia, quienes al final del ciclo escolar 2019-2020 calificaron el acom-
pañamiento de los docentes como “muy bueno” o “excelente” en 87%.21
“¿Qué aprender?” se volvió un reto mayor cuando quedó claro el no
regreso a las aulas, ni para cerrar el ciclo y muy probablemente tampo-
co para la apertura de 2020-2021. Con miras a cumplir con el “perfil
del egresado” es decir, las competencias, conocimientos y habilidades
que describen lo que el alumno será capaz de realizar al término de sus
estudios, se diseñaron una serie de perfiles con base en los libros de tex-
to gratuito, enfocados en la exigencia normativa de la SEP, pero sobre

21
La autoridad educativa estatal realizó tres encuestas a distancia durante 2020
dirigidas a padres y madres de familia, directores, docentes, supervisores y
jefes de sector de educación básica con el objetivo de registrar la percepción
y opinión de los actores educativos en el periodo de educación a distancia.
La evolución de la calificación de los padres de familia al acompañamiento
docente fue del 87% en junio, 82% en octubre y 79% en diciembre.
120 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

todo en aprender lo esencial por grado escolar y no afectar la continui-


dad del curso educativo de un estudiante en el futuro inmediato; para
el ciclo escolar 2020-2021, este documento recibió el nombre de “Marco
Común de Aprendizajes Fundamentales para el Logro Educativo”.
La propuesta de selección de aprendizajes esperados esenciales fue
realizada con base en el análisis del plan y los programas de estudio vi-
gentes; asimismo, se reconoció la necesidad de enriquecer la propuesta
a partir de las consideraciones y reflexiones de los mismos docentes al
interior del CTE durante la sesión extraordinaria de la semana del 17 al
21 de agosto de 2020 para adaptarla al contexto cultural de la localidad
donde se encuentra la escuela y las características propias de las familias
con las que convive el colectivo docente.

El reforzamiento educativo y la reinvención sobre los criterios de evaluación


La evaluación educativa es un proceso continuo y personalizado den-
tro del sistema de enseñanza-aprendizaje cuyo objetivo es conocer la
evolución de cada estudiante para, si es necesario, adoptar medidas de
refuerzo o de compensación para garantizar que se alcanzan los obje-
tivos educativos definidos para su nivel. Bajo condiciones de “normali-
dad”, la evaluación sirve a los alumnos como motivación positiva para
lograr un reconocimiento a su esfuerzo a través de las calificaciones y les
obliga a revisar materias de estudios anteriores consolidando el apren-
dizaje y aclarando ideas. Siempre, pero con mayor urgencia durante la
pandemia, evaluar los resultados por sí solos resulta insuficiente si se
desconoce la calidad de las condiciones y los procesos en que se desa-
rrollan los aprendizajes.22
A nivel de sistema educativo la evaluación de los alumnos responde
a dos necesidades básicas: la primera, la comprensión del proceso de
aprendizaje en el grupo en la que el propósito principal es promover la
reflexión y participación en el análisis, y la segunda, la acreditación, que

22
Por ejemplo, una buena evaluación del sistema requiere, además de observar
el aprendizaje de los alumnos, conocer a las escuelas, sus recursos, sus condi-
ciones de operación y sus procesos organizacionales. También es necesario un
conocimiento detallado sobre los maestros y directores, sus condiciones de
trabajo y su capacidad pedagógica (INEE, 2006).
La política en educación básica 121

se relaciona con el requerimiento institucional de certificar si se obtie-


nen los conocimientos que se marcan en los objetivos (Pineda, 2000).
Evaluar a los alumnos como se realizaba comúnmente resultaba im-
preciso. Si bien es cierto se buscó respetar en todo momento los perfi-
les por grado escolar, así como el mecanismo de seguimiento con los
alumnos, afinar el instrumento de medición significó un nuevo esfuer-
zo. Para el cierre, se flexibilizaron los criterios,23 lo que no quiere decir
hacerlos laxos, sino adaptar el instrumento a una nueva realidad.
Para el mes de abril de 2019, los alumnos ya habían cursado 76% del
ciclo escolar, por lo que tomar en cuenta estos avances representó un
incentivo. El avance de cada estudiante se hizo sobre “sí mismo”, no con
referencia a un grupo, lo que obligaba al docente a ser consciente de
la realidad experimentada por cada alumno en el seno de sus familias.
Además, se tomaron en cuenta los portafolios de evidencias o carpetas
de experiencias que los docentes fueron recabando durante la modali-
dad a distancia para entender el logro de aprendizajes de sus alumnos.
Finalmente vino la retroalimentación constante a los estudiantes con las
observaciones en las áreas de oportunidad que requerían ser reforza-
das. Nunca llegó a ser opción el dar “un pase automático” a los alumnos
por considerar que ello dejaría “sin luz” a las familias respecto de la
evolución de sus niños, sin dejar de considerar que el sistema educativo
estaría dejando de aprender sobre esta experiencia.
La noción de “acompañamiento”24 propiciada por los cambios nor-
mativos del año 2013 dedicadas a la suavización de trámites adminis-
trativos, donde se reforma la supervisión y fortalecieron el apoyo y la
asesoría a través de un esquema de Servicio de Asistencia Técnica a la
Escuela (SATE) estuvo presente a lo largo de este proceso. Se empezó

23
En materia de evaluación, los criterios se fijan de acuerdo al desempeño real
actual de las competencias de un estudiante en un momento determinado,
con un desempeño asociado fijado con anterioridad. (La evaluación por com-
petencias (Tec de Monterrey, 2005).
24
La reforma constitucional al Art. 3º realizada en 2013 señaló dos tipos de
acompañamiento, a la escuela a través del Sistema de Atención Técnica a la
Escuela (SATE) que sería llevado a cabo por los Asesores Técnicos Pedagógi-
cos de cada supervisión escolar y, el acompañamiento a los docentes de nuevo
ingreso al servicio educativo a través de docentes con experiencia que brinda-
rían tutorías durante los primeros dos años de la carrera del nuevo maestro.
122 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

a discutir en las mesas técnicas de educación básica la mejor forma de


asegurar las trayectorias escolares en tiempos de COVID-19. Se focaliza-
ron entonces los esfuerzos de manera particular en los alumnos que se
encontraban por transitar de un nivel educativo al siguiente, es decir,
en las niñas, niños y jóvenes de 3º de preescolar, 6º de primaria, 3º de
secundaria y 3º de preparatoria, siendo éstos los años críticos donde la
anunciada deserción ocurre.
A partir de abril se formaron a 3,297 figuras educativas de educación
básica y media superior, de distintas categorías incluyendo a supervi-
sores, directores y docentes, quienes guiaron con materiales de apoyo
y fortalecimiento académico para las áreas de “Lenguaje y Comunica-
ción” y “Matemáticas” a 30,502 alumnos de 6º de primaria, 38,686 alum-
nos de 3º de secundaria y 23,198 jóvenes de 3º de preparatoria. Todos
fueron evaluados conforme a los criterios de evaluación expuestos en
los párrafos anteriores.

CONCLUSIONES: UNA AGENDA


EDUCATIVA POST-PANDEMIA
La educación es un asunto de identidad (Freire, 2005). La mane-
ra en cómo entendemos nuestra realidad, cómo reaccionamos a ella y
cómo actuamos en perspectiva, está directamente vinculada con nues-
tro proceso de formación. En tiempos de pandemia, la incertidumbre
se apoderó de la cotidianidad, con diferentes facetas, desde el ámbito
sanitario (coronavirus), económico (condiciones) y social (convivencia
en el hogar). La escuela impidió otra incertidumbre de implicaciones
no menos severas que la anterior, me refiero a una crisis de identidad;
gracias a los docentes, ningún niño o niña vio interrumpido su proceso
de formación educativa. Con todo y pandemia y en medio de la incer-
tidumbre, se cerró un ciclo escolar (2019-2020), y generó certeza; se
abrió otro (2020-2021), y trajo consigo confianza, y; al momento de es-
cribir estas líneas, vamos más allá de la mitad del presente ciclo escolar,
generando cohesión en la comunidad educativa, a pesar de mantener
cerradas las escuelas por más de un año; en pocas palabras, la escuela
está recuperando su función social en el seno de nuestra sociedad.
La pandemia cambiará para siempre nuestra lectura sobre la reali-
dad más próxima, por lo que no sería extraño imaginar cambios para
La política en educación básica 123

nuestro sistema educativo. Lejos de concebir este desafío como una


amenaza, más bien parece una oportunidad. Un sistema educativo con
un rostro humano, capaz de entender el proceso de aprendizaje a partir
de diversos contextos, en los que los niños y niñas aprenden de manera
diferente, rebasando las barreras que cada uno enfrenta.
El éxito o fracaso de las estrategias implementadas en materia edu-
cativa durante los últimos años del gobierno de Quirino Ordaz Coppel
exige claridad de objetivos y metas, pero sobre todo de margen de ac-
ción de parte de la autoridad educativa local. Siempre se podrán re-
producir los programas nacionales de manera sistemática, aunque si la
realidad de Oaxaca es diversa a la de Sinaloa y se ejecuta el mismo pro-
grama, ¿qué nos hace pensar que el resultado sería distinto? El sistema
educativo no es “uno”, son 32 sistemas estatales con realidades diversas
y necesidad especificas complejas.
Centralizar el sistema educativo no es el camino para edificar una
agenda a favor de la equidad y justica desde la educación, sobre todo
para quienes cuentan con la escuela como su único camino de supera-
ción; todo lo contario, exige libertad y confianza, primero a las entida-
des federativas y después, de éstas hacia las escuelas y sus docentes.
La pandemia corre el riesgo de hacernos retroceder lo avanzado. En
materia de aprendizaje, por ejemplo, algunos expertos hablan de un
retraso de hasta 10 años (UNICEF, 2020), sin dejar de mencionar que
uno de cada 10 alumnos en educación básica está en riesgo de abando-
no.25 Las “escuelas pobres para pobres” deben quedar fuera de nuestro
imaginario; nuestra aspiración máxima es que la escuela permita a los
niños llegar un punto más allá de donde su origen social los ha limitado.
La agenda educativa post-Covid en Sinaloa, sin importar cuando se
decrete el regreso a clases, debe tomar en cuenta cuatro aspectos: pri-
mero, programas estratégicos de focalización destinados a acompañar a
los estudiantes en materias claves, como lenguaje y comunicación, y ma-
temáticas; segundo, una política orientada a la higiene escolar, que in-
cluya la construcción y/o remodelación de baños y lavamanos en todas
las escuelas; tercero, la parte socioemocional resulta cada vez más de-

25
Cálculos propios basados en la información de la Subsecretaría de Planeación
Educativa de SEPyC para el ciclo escolar 2020-2021.
124 Juan Alfonso Mejía López - Álvaro Segundo Galicia Calderón

terminante para el acompañamiento de los alumnos y la recuperación


de la comunidad educativa; finalmente, el abandono escolar se debe
combatir de manera específica, de lo contario puede escalar y convertir-
se en un serio problema hacia el futuro, con las implicaciones sociales
que conlleva.
Sin embargo, los mayores obstáculos para la continuidad de acciones
encaminadas a combatir la exclusión y garantizar el derecho a aprender
desde la escuela son los continuos recortes al presupuesto educativo.
Durante el 2021, el recorte alcanzó hasta un 83.8% a los programas
federales, con la consecuente afectación a programas específicos que
atendían a sectores vulnerables de la población como son los indígenas
y los migrantes agrícolas hasta programas que contaban con evidencia
sólida de los resultados positivos en el aprendizaje como el de escuelas
de tiempo completo o el de desarrollo de aprendizajes significativos.
La edificación de un sistema educativo incluyente requiere de una
agenda específica en lo local y de la instrumentalización de la escuela
como mecanismo de transformación, lo que generará cambios en la
gobernanza del sistema educativo; sin embargo, ni el marco federalista
ni la perspectiva de derechos humanos nos dice nada sobre el tipo de
formación docente que se requiere para generar mayor autonomía en
cada una de nuestras escuelas con el debido acompañamiento. Aquí
subyace uno de los mayores retos de cara al futuro.
Edificar un sistema educativo incluyente requiere años de políticas
públicas adecuadas, con la debida profundización ante la complejidad
de las problemáticas. No obstante, igual de desafiante que la continui-
dad, reside en la visión sobre el sistema y los mecanismos para su trans-
formación. Sinaloa está en una ruta, pero siempre existirá la posibilidad
de un enriquecedor debate para decidir cambiar de dirección, por en-
cima de cualquier coyuntura.
La política en educación básica 125

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El futuro de la educación superior en
Sinaloa

GUILLERMO IBARRA ESCOBAR


ANA LUZ RUELAS

La clave para la realización de cualquier proyecto nacional son los seres huma-
nos; dicho de otra forma, el principal factor de cambio reside en la educación de
las nuevas generaciones, área poco prioritaria para el presidente López Obrador.
Las necesidades del sector educativo reclaman que para la formación de nuevos
ciudadanos se destinen mayores recursos para elevar los salarios de los maestros,
mejorar la formación docente, promover la evaluación y la investigación educa-
tiva. La escuela debe formar un nuevo tipo de ciudadano, con alta autoestima,
con sentimientos de altruismo y empatía, con valores morales como franqueza,
honestidad, autonomía y sentido de justicia. Un ciudadano comprometido con su
comunidad inmediata y con su país. Un ciudadano informado, crítico, con dispo-
sición para dialogar, capaz de escuchar a los demás con respeto y de construir y
expresar argumentos racionales e inteligentes. Que la escuela cambie su actuar en
esta dirección es nuestra mayor esperanza de que, un día, México pueda ser otro.
Gilberto Guevara (2021) La decepción y la esperanza

RESUMEN
En este capítulo se discute la crisis del sistema de educación supe-
rior y las políticas del gobierno del presidente Andrés Manuel López
Obrador (2018-2024) que destruyen avances hacia la calidad en muchos
frentes logrados en México en las últimas tres décadas, en un contexto
de crisis de civilización acelerada por la pandemia y su impacto en la
transición al sexenio gubernamental 2021-2026 en Sinaloa. Se expone
la problemática de la cobertura universitaria y la crisis de la Universidad
Autónoma de Sinaloa (UAS), para delinear un nuevo modelo de educa-
ción superior en el estado que deberá avanzar bajo el marco normativo
que establece la Ley General de Educación Superior 2021. Se propone
una reestructuración integral del conjunto de instituciones para crear
un nuevo sistema de universidades estatales que pasan por la articu-
lación de la UAS y la Universidad Autónoma de Occidente (UAdeO),
diferentes reformas académicas, legales y financieras para las próximas
dos décadas, que requerirán de un gran pacto social entre los gobiernos
128 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

federal, estatal y municipales, los poderes legislativos, organismos de la


sociedad civil, sindicatos y amplios sectores del mundo del trabajo; en
suma, se propone una revolución educativa para las décadas venideras.

CAMBIO CIVILIZATORIO Y EDUCACIÓN


Proyectar el futuro de la educación superior en Sinaloa, en México,
e incluso en cualquier parte del mundo, obliga a elucidar los futuros
escenarios de la propia sociedad global que experimenta una crisis sisté-
mica, al menos desde 2008, y ahora coincidente con la pandemia global
del Covid-19.
Hace tres décadas, cuando se vivía el ascenso de la ronda neoliberal
y posmoderna de la globalización, los países pusieron en marcha el mo-
delo educativo centrado en competencias, empleabilidad, capacidades
de adaptación a escenarios cambiantes, autoaprendizaje, uso de tecno-
logías, manejo de idiomas, formación multicultural, con prácticas de
enseñanza y aprendizaje más flexibles, que trascendiera el paradigma
educativo diseñado para una sociedad más estable, el cual se tornaría
obsoleto. La actual coyuntura histórica exige cambiar otra vez el mode-
lo educativo, por muchas circunstancias, tanto internas a la tarea educa-
tiva, como externas al mundo de trabajo, la sociedad y la cultura.
La principal crisis que caracteriza este proceso hoy en día no es,
como pudiera pensarse, el gran freno a la vida global impuesto por la
pandemia del Covid-19 (2020-2021), pues es solo una de ellas y de ca-
rácter contingente. Vivimos un cambio de época del capitalismo a nivel
planetario, similar a la época de la revolución industrial (Braudel, 2002)
y su secuela en el siglo XIX que Polanyi (2017) llamó la “Gran Trans-
formación” que acabó en el totalitarismo europeo, así como el ascenso
del fordismo en las primeras décadas del siglo XX (Scott, 2017; Storper
y Walker, 1991).
Este capitalismo se basa en una revolución tecnológica y una econo-
mía cognitivo cultural (Scott, 2006; Pike et al., 2011), la financiarización
de la vida económica y social (Harvey, 2009), la crisis del estado nación,
precarización de la democracia y la ciudadanía liberal, surgimiento de
formas de representación política que quebrantan la figura de los parti-
dos políticos tradicionales y un regreso a los fundamentalismos y nacio-
El futuro de la educación superior en Sinaloa 129

nalismos; el avance de una cultura posmoderna consumista basada en el


espectáculo, que trastoca las identidades sociales por la virtualización de
la interacción entre individuos y comunidades y el avance de plataformas
digitales (Isin y Ruppert, 2015; Han, 2013, 2017), que crean una nueva
forma histórica de alienación humana (Jappe, 2016); ascenso de una
cuestión urbana planetaria y una revolución en las ciudades que agudiza
la desigualdad (Brenner, 2019; Scott, 2017); la crisis del orden global
cosmopolita con quiebre de la hegemonía de Occidente y su rivalidad
con China (Rosales, 2019); la intensificación del cambio climático y el
colapso ambiental que describen una época en la vida de la tierra como
Antropoceno que está creando zonas de tierra y agua muertas en el te-
jido de la biosfera (Sassen, 2015). Surgen una miríada de denominacio-
nes para describirlas, como un mundo desbocado (Guiddens, 2007), so-
ciedad del riesgo (Beck, 1998), la era de lo pos social (Touraine, 2016),
modernidad liquida (Bauman, 2003), sociedad del cansancio, sociedad
de la transparencia (Han,2017, 2013). Todas esas metáforas se refieren
a nuevos procesos civilizatorios de la sociedad moderna (Elías, 2016), y
también, descivilizatorios, como la crisis del estado de derecho, la emer-
gencia de la posverdad (Aparicio y García, 2019), entre otros.
Estos cambios de época trastocan la forma en que habitamos, traba-
jamos, pensamos, sentimos, hacemos política, enseñamos, aprendemos,
sufrimos, nos divertimos, pero en una dinámica sistémica atravesada
por lo que Sassen (2015) denomina formaciones predatorias del capita-
lismo corporativo, que generan brutalidad económica y política, daño
ambiental, pobreza, fragilidad de las instituciones, crisis política, mayor
desigualdad social y territorial, tanto nacional como internacional. Estas
formaciones crean canales de expulsión social (de hogares, territorios,
mercados laborales, sistemas de bienestar), que son patologías emer-
gentes del capitalismo, que operan en todas partes y a todos los gru-
pos sociales. Son consecuencia del uso de las innovaciones de frontera
en todos los campos, tecnológico, jurídico, organizativo, para generar
campos de obtención de ganancias, comandados por “la lógica organi-
zadora” perversa de los circuitos financieros y mercados de derivados,
reproduciendo las formas clásicas de la acumulación originaria del capi-
tal y provocando daños ambientales inéditos, como la destrucción de los
hielos del océano Ártico. En estas formaciones predatorias hay un enig-
ma social, sostiene Sassen, pues se basan en capacidades que, en lugar
de generar el bienestar humano, operan para desarticularla mediante
130 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

la desigualdad extrema, destruir la clase media, convivencia democrá-


tica, expulsar a los pobres y vulnerables de sus territorios, empleos y
hogares, y arrebatar a la biosfera parte de su espacio vital (Sassen, 2015,
12-16). Los afectados por estas dinámicas perversas en diferentes partes
del mundo tienen “afinidad sistémica” (p. 18), porque esas calamidades
están interconectadas: los despojados de sus casas por la crisis subpri-
me, los desplazados por guerras y el cambio climático, migrantes labo-
rales, desempleados, empresarios arruinados, indígenas cuyas tierras se
incorporan al cultivo de palma de coco y excluidos de los sistemas de
bienestar. La reproducción ampliada del capitalismo se mantiene activa
a costa de restituir en el siglo XXI una polarización social similar a la
que existía a finales de la primera guerra mundial. En 1927 el 10% más
rico de los hogares de Estados Unidos tenía más de 45% del ingreso
total, en 1965 bajó a 32% y en 2002 superó de nuevo 40%. Igual, de
1973 a 2002, el ingreso de 5% de la población más rica de los países
desarrollados creció 50% y 5% más pobre lo redujo en 4% (p.38-39).
Lo más dramático es que esta desigualdad “mata”, destruye la calidad de
vida y eleva la mortalidad por la pobreza (Therbon, 2016). El panorama
no es nada alentador pues los conflictos sociales se agudizan porque el
modelo neoliberal en crisis, como sostiene Davis (2016), ha dejado atrás
su etapa normativa, entrando desde 2008 en una etapa punitiva, donde
la austeridad y las políticas monetaristas castigan socialmente a las ma-
yorías sin ninguna agenda moral con aspiraciones epistemológicas de
reivindicar alguna verdad, para imponerlo por la vía de la fuerza y las
reacciones contra ellas resucitan nacionalismos y populismos (2019).
En este contexto, la pandemia del Covid-19 aparece como una ex-
presión generalizada, por las consecuencias de diferentes formaciones
predatorias, que articulan el mundo de la producción, las finanzas, las
regulaciones, la política, explotación de los recursos, el estado, poten-
ciando las expulsiones. El fin del actual aislamiento social inducido
cono medida de salud pública, nos regresará a un mundo todavía más
colapsado que en 2020.
El ciclo de reproducción social continuará, la economía mundial y
las regionales se reactivarán y durante algunos años se creará una esta-
bilidad que tarde o temprano desembocará en otra crisis, pero en una
trayectoria social cada vez más apocalíptica. La educación afrontará así
retos más complejos.
El futuro de la educación superior en Sinaloa 131

El sistema educativo que producía conocimientos profesionales, tec-


nología, bienes y servicios culturales para la actual sociedad, ya no cons-
tituye un vehículo eficaz de movilidad social ni un ámbito civilizatorio
del cual partir para introducir en el cuerpo social mayor riqueza, bien-
estar, democracia. Por el contrario, la complejidad del sistema en todos
sus ambientes, deja de premiar las altas calificaciones laborales, genera
cada vez menos conocimiento útil para el bienestar humano; mientras
grandes innovaciones en el campo de las ciencias físicas y naturales se
traducen en un agotamiento de recursos y la creación de espacios te-
rrestres, acuíferos y atmosféricos, que ponen en riesgo la reproducción
de la vida en el planeta.
La descivilización del mundo moderno pone en vilo entonces a su
sistema educativo, sus conocimientos, sistema de enseñanza, tecnolo-
gías, influencias humanistas, diversidad cultural. Desde el cambio al ter-
cer milenio, la fuerza de la educación para revolucionar pacíficamente
al mundo ha perdido ímpetu, lo cual no significa que no puedan ser
liberadas fuerzas transformadoras, pero precisamente para lograrlo es
necesario repensarlas en términos de época, tanto en estrategias duras
—tecnológicas e infraestructuras—, como en estrategias blandas —or-
ganizativas y pedagógicas.
La experiencia de operar el sistema escolar de manera virtual du-
rante más de un año, desde la educación elemental hasta la superior,
fermenta paradigmas alternativos en la enseñanza-aprendizaje, adelan-
tando por la emergencia sanitaria lo que tal vez hubiera ocurrido en
varios años, pero que al llegar súbitamente y poner a millones de per-
sonas frente a las redes sociales digitales para transmitir conocimientos
y adquirir habilidades, imprimirá cambios a la curricula, a los sistemas
organizativos e incluso a la propia infraestructura (que dejó de ser útil
provisionalmente), que al estar centrada en el aula como un espacio
grupal y presencial, geométrico, se afectará por una obsolescencia dis-
funcional, pues surgirán otros espacios de la actividad educativa, sobre
todo en el nivel superior.
Con el regreso a la normalidad, la presencia de los estudiantes y pro-
fesores ya no será total, el trabajo de interacción personal en el aula
cambiará de ritmo, se combinará con desempeño virtual, incluso es
probable que surjan diversas universidades y escuelas a partir de la con-
vergencia digital de varias de ellas, aparecerá el profesor o el estudian-
132 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

te multi-institucional, creando un cisma que si es aprovechado, podría


desatar una revolución educativa progresista, que permita aprovechar
las capacidades en recursos materiales, humanos y organizativos dispo-
nibles para la formación, el mercado de trabajo y la vida. Entre los pa-
radigmas sobre educación superior, la enseñanza virtual es aún conside-
rada como de menor eficacia y calidad, frente a la actividad presencial,
pero el pilotaje desplegado en la mayoría de países durante la pandemia
es suficientemente diverso para evaluar sus fortalezas y debilidades. Una
creciente actividad virtual administrativa, docente y de seminarios llegó
para quedarse.
No habrá retorno a lo mismo en los distintos niveles educativos. Em-
pieza a perfilarse una escuela que tenderá a ser más flexible en la educa-
ción superior y el posgrado, lo que implica un reaprendizaje de los acto-
res que participan, nuevos marcos normativos, liderazgos, paradigmas,
aunque en la mayoría de las naciones y en México, la pandemia también
mantuvo inercias perniciosas en su desempeño.
Los grandes y pequeños campus de las diferentes universidades pú-
blicas y privadas en México se encuentran cuasi abandonados, solitarios,
lo cual es explicable por los protocolos para evitar el contagio que pro-
vocaría el contacto cara a cara entre profesores y estudiantes. A la par
de esa soledad física, ocurre una soledad social, una desmovilización
del personal de carrera, o más bien, de la reducción de la actividad a
los mínimos para salvar planes de estudio y acreditar ciclos escolares. A
pesar de ese reto, las universidades están ateridas, con clases dirigentes
que confían que el retorno a la normalidad será menos traumático al
desaparecer el peligro de contagio.
¿Qué tan posible es que nuestras sociedades asuman esos desafíos y
cómo hacer para que los gobiernos los encabecen? En este trabajo ofre-
cemos algunos retos y respuestas para Sinaloa.
El mercado laboral y el mundo institucional se revoluciona por el
home office y la nueva economía de la distribución de bienes y servicios
con menos movilidad de personas; se reorienta el consumo, el trabajo
en casa implica otra forma de vestimenta y de alimentación, lo mismo
para actividades escolares y artísticas. La hibridación entre tareas pre-
senciales y virtuales produce espacios para la innovación, la creatividad
y la política. Así como la economía está cambiando a la par del consu-
mo, lo hacen el arte, la política, las sensibilidades; y aunque no necesa-
El futuro de la educación superior en Sinaloa 133

riamente serán mejores y más satisfactorios, siempre habrá la esperanza,


como en todo nacimiento, de que lo inédito pueda resolver aquello que
no ha podido realizarse.
Esta sociedad emergente requiere de líderes, profesionales, ciuda-
danos de nuevo cuño que seguirán formándose en las universidades.
Continuarán la mayoría de carreras y los grados de certificación, técni-
co, licenciatura, posgrados, pero aparecen condiciones para multilicen-
ciaturas, otras carreras y grados de certificación, ajuste de los tiempos
de duración, recertificación de saberes. Serán necesarios programas
innovadores en formación de profesores y reclutamiento de doctores
en ciencias de todos los campos, especialistas en educación, infraestruc-
turas públicas, sistemas de bibliotecas virtuales, acceso a bases de datos,
establecimiento de salarios mínimos para estudiantes que dejen atrás
el sistema de becas concebido para una época que periclita; deberá re-
plantearse la figura de profesor de carrera, la vinculación de la investi-
gación con la enseñanza, la interrelación de estas dos últimas con la so-
lución de problemas prácticos. Entre las carreras alternativas habrá en
salud pública, física y mental, la alimentación, las tecnologías, las nuevas
industrias creativas, gestión ambiental, pero, sobre todo, las profesiones
que tienen que ver con el colapso ambiental del mundo contemporá-
neo. El compromiso con la sustentabilidad y la defensa del patrimonio
natural e histórico no podrá ser opcional, el calentamiento global ya no
es un tema de cumbres de jefes de estado, organismos internacionales,
ONGs, porque está afectando la base alimenticia de la civilización, la
seguridad humana, y las consecuencias del cambio climático se mani-
fiestan en nuestros cuerpos, casas, barrios y ciudades.
A continuación, visualizamos el horizonte que marca el cambio en el
que estamos inmersos, para poder responder cómo debe ser la educa-
ción superior en Sinaloa a partir del cambio de gobierno en 2021 y qué
hacer con nuestras universidades y desde ellas.

LA POLÍTICA DEL NUEVO RÉGIMEN


La realidad nacional ha colocado a todo el sistema de educación pú-
blica en un predicamento, el cambio social que el régimen de Andrés
Manuel López Obrador pretende instaurar como una gran transforma-
ción histórica, no considera a la educación como una prioridad, ni im-
134 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

plícita ni explícitamente, contrario al consenso de darle mayor impulso


en cantidad y calidad. En educación superior, la OCDE ha sintetizado
los desafíos que enfrentamos a largo plazo.
México carece de una visión estratégica para la educación superior, y en la ac-
tualidad no dispone de mecanismos de dirección eficaces por lo que respecta a
la calidad y la diversidad de los programas y los niveles ofertados. No existe en-
foque estratégico sobre su relevancia para el mercado laboral, al tiempo que los
estudiantes, las instituciones mismas y los empleadores en gran parte desconocen
la importancia de este tema. México no cuenta con un marco legal común que
regule de forma integral el sistema de educación superior (OCDE, 2019, p. 13).

Desde hace varios años, el organismo recomienda generar mayor vin-


culación de la educación superior mexicana con los cambios en la eco-
nomía. En su evaluación de 2019, insiste en sus propuestas. México solo
tiene 17% de adultos de entre 25-64 años con título de licenciatura, por
debajo de Chile 23%, Costa Rica 23%, Argentina 21% y el promedio de
la OCDE 37%. No obstante, en pocos años logrará que la cuarta parte
de la población joven tenga un título, pero a la vez enfrentará un desti-
no incierto, informalidad y sobre-calificación en las ocupaciones en que
se desempeña. Llama la atención que ingresan anualmente 500 mil nue-
vos jóvenes al mercado laboral y sus competencias son cada vez menos
consonantes con las ocupaciones, pues 35% de todos los egresados es-
tudian carreras relacionadas con administración y 21% con ingeniería y
construcción (OCDE, 2019). En las estrategias propuestas incluye meca-
nismos para reforzar la calidad, evaluación, acreditación, internaciona-
lización, currículos flexibles, vinculación con empleadores, empresas,
educación para la vida, mecanismos de coordinación, políticas de for-
mación de profesores, entre otros. Estas políticas se ensayan de forma
desigual en los estados, con insuficiente coordinación. En Sinaloa existe
una agenda de esta naturaleza desde hace más de una década, aunque
haya caído en el utilitarismo y la simulación.
Con el arranque del gobierno federal en 2018, los de por sí insufi-
cientes esfuerzos en esa dirección fueron abandonados, en todos los
niveles educativos. Ocurrió una contrareforma en educación básica que
revirtió los cambios realizados durante el gobierno de Enrique Peña
Nieto (2012-2018) como parte del Pacto por México, al aprobarse una
nueva ley de educación en 2013.
El futuro de la educación superior en Sinaloa 135

La contrareforma abarcó los artículos 3, 31 y 73 de la Constitución y


la aprobación de una Ley General de Educación que entró en vigor el
30 de septiembre de 2019. Aunque hubo cambios sobre rectoría del es-
tado, gratuidad, interés supremo de la niñez, se creó un vacío al desapa-
recer el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE),
y si bien se abrogó la Ley General del Servicio Profesional Docente,
poniendo énfasis solo en quitar la parte punitiva, se descuidaron meca-
nismos efectivos para los derechos de profesores, soslayando la comple-
jidad de la tarea educativa (Ibarra, 2019-03-19).
El 9 de marzo de 2021 el Senado aprobó la Ley General de Educación
Superior que abrogó la antigua Ley para la Coordinación de la Educa-
ción Superior del 29 de diciembre de 1978. Es una legislación retórica
y populista, cargada de ambigüedades que impiden dar continuidad a
los esfuerzos realizados en las últimas tres décadas para avanzar en la ca-
lidad. Entre las temáticas, resaltan cinco importantes: conformación de
subsistemas (universitario, tecnológico y normales y formación docen-
te); gratuidad; autonomía universitaria; creación del Sistema Nacional
de Educación Superior con un Consejo Nacional para la Coordinación
de la Educación Superior; mayores regulaciones para reordenar a la
educación impartida por particulares; y la introducción de protocolos
para la equidad de género en el sistema y las instituciones.
Lo relativo a la autonomía será un arma de doble filo, pues con el pre-
texto de blindarla se instituyó que las reformas a las leyes orgánicas de
las universidades públicas autónomas solo podrán proceder si pasan por
el órgano interno de gobierno, dando patente a las actuales burocracias
para proteger y fortalecer su dominio, como en la Universidad Autóno-
ma de Baja California (UABC), Universidad de Guadalajara (UdeG),
Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Universidad Autónoma de
Guerrero (UAG), entre otras. Es decir, les obsequia un monopolio del
cambio interno y los convierte en exclusivos interlocutores ante los po-
deres de representación social como los congresos locales. Parece un
pacto de complicidad entre el actual gobierno y los grupos que tienen
secuestradas políticamente a muchas universidades. Paradójicamen-
te, contrasta con el intento de dar un albazo legislativo en diciembre
de 2018 para borrar la autonomía universitaria, que se detuvo por las
reacciones opositoras, pero que se justificó como un “error” (Animal
Político, 2018-21-13). La regulación a las particulares es un avance en
136 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

términos de garantizar mayores niveles de formalidad y calidad en esos


establecimientos.
La ley de 2021 establece que habrá gratuidad en educación superior,
lo que limita la posibilidad de generación de ingresos propios por me-
dio de cuotas, que son parte importante del presupuesto de las univer-
sidades públicas, a cambio se les facilita recibir donaciones y prohíbe
recortar subsidios; asimismo, ordena establecer un fondo para la obliga-
toriedad, que será gradual, a partir del ciclo 2022-2023, sin determinar
cómo se integrará y qué mecanismos lo harán obligatorio y suficiente.
Es una medida más declarativa, difícil de cumplir pues las instituciones
públicas dependen de ingresos propios para su operación.
La creación de un nuevo sistema nacional se acompaña de otros sis-
temas concurrentes, para evaluación y acreditación, para la mejora con-
tinua de la educación, entre otros. Señala que habrá planes nacionales
y estatales de educación superior vinculados a los de ciencia, tecnología
e innovación. Se acordó que a más tardar en 2022 se instituya el Plan
Nacional de Educación Superior. Deberán crearse en 2021 comisiones
estatales para la planeación de la educación superior, o equivalentes,
que se coordinarán con el nacional. El Consejo Nacional para la Coor-
dinación de la Educación Superior tendrá un secretario técnico. Es un
órgano colegiado, no resolutivo, sino solo de “interlocución, consulta
y consenso”, por lo que las decisiones seguirán centralizadas. Además,
su composición es poco representativa, pues participarán los titulares
de la SEP y Conacyt, rectores de la UNAM, IPN, UPN y el Tecnológico
Nacional de México, además de tres titulares de las instituciones públi-
cas y privadas de cada subsistema, siete representantes de la asociación
nacional de universidades con mayor matrícula, tres profesores y tres
estudiantes de cada subsistema.
Los mecanismos de coordinación que sustituyen a los de 1978 no re-
presentan un avance eficaz si no hay posibilidades de otorgar mayores
atribuciones a los participantes y reglas presupuestales para hacer sosteni-
ble un sistema acorde con los requerimientos del mercado de trabajo y la
compleja sociedad plural. Los recortes presupuestales de los últimos dos
años, los retrocesos en las obligaciones constitucionales con la calidad y
la ausencia de líneas rectoras del quehacer educativo, no vislumbran una
dinámica ascendente. Guevara (2021) lo sintetiza con crudeza:
El futuro de la educación superior en Sinaloa 137

Durante tres décadas la búsqueda de la calidad educativa —es decir, de la mejora


en los aprendizajes— fue el eje ordenador de los esfuerzos de las autoridades. En
2018, sin embargo, se produjo un giro en la acción educativa del Estado. Hubo
un cambio de objetivos que quedó plasmado en el artículo tercero constitucio-
nal. En 2019 el congreso eliminó de ese artículo el enunciado que rezaba así: “El
criterio que orientará a la educación será de calidad con base en el mejoramiento
constante y el máximo logro académico de los educandos”. El abandono de la
calidad como objetivo prioritario de la acción educativa sólo se justifica desde la
perspectiva de una ideología absurda que sostiene que la calidad es un concepto
perverso, negativo, que se asocia a la intención neoliberal de privatizar la edu-
cación. Esta concepción miope y disparatada no permite observar la verdadera
tragedia educativa de México, a saber, que hemos logrado un éxito formidable en
la ampliación de la cobertura escolar (más de 37 millones de alumnos) pero que
los alumnos no están aprendiendo en la escuela lo que deben aprender (Guevara,
2021-02-09).

Esta situación era inimaginable en 2018, pues con la nueva presiden-


cia había optimismo en la mayoría de los universitarios de las institucio-
nes públicas y se esperaba que su política de educación superior, ciencia
y tecnología, tendría finalmente el apoyo que en las últimas dos décadas
se había escamoteado.
Al margen de la reciente normativa, se tiene un retroceso, y se acre-
cienta el rezago del país frente a otras naciones, lo que nos pone en
desventaja en la economía del conocimiento por el bajo nivel de gasto
en ciencia, tecnología e innovación. Se ha descuidado la infraestructura
educativa, persisten los recortes presupuestales y de personal en todos
los ámbitos de la administración pública escolar, desaparecieron fidei-
comisos orientados a fortalecer la mejora educativa, la supresión del
Instituto Nacional de Evaluación tiene consecuencias perniciosas sobre
la calidad; se ha impuesto una cobertura con libre admisión incluso en
las carreras que exigen perfiles de idoneidad, con lo que avanzan prác-
ticas retrógradas en las universidades públicas; se empequeñece la capa-
cidad del Conacyt para sus tareas de autonomía científica que requie-
ren promoverse, se cancelan fondos de investigación, se recortan becas
para formar estudiantes en el extranjero, se sataniza a la comunidad
científica y se politiza la discusión sobre las políticas públicas del sector.
En términos históricos, no había existido desde la década de 1930 una
presidencia tan alejada de la comunidad educativa nacional, del interés
por vincular el sistema educativo al mundo, de formar líderes para los
nuevos escenarios.
138 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

El presupuesto para ciencia y tecnología tiene caídas históricas. De


acuerdo con la Comisión para el Estudio de las Finanzas Públicas de la
Cámara de Diputados, en cifras constantes, entre 2012 y 2021 el pre-
supuesto en esos rubros bajó de 0.3% del PIB a 0.2% y Conacyt no ha
salido de 0.1% del PIB. Además, en 2021 el presupuesto de Ciencia y
Tecnología fue 61% respecto al de 2015, y el de Conacyt solo 59% en el
mismo periodo (tabla 1).
En México, no sólo se observa una escasa inversión pública en ciencia, tecno-
logía e innovación, muy inferior a la que destinan los países miembros de la
OCDE, sino también una clara disminución en la misma, además de la falta de
políticas públicas coordinadas en la materia, que involucren a todos los agentes,
públicos y privados, académicos, científicos y sociedad en su conjunto (CEFP,
2020-10-20).

Los países con altos prepuestos en ciencia y tecnología tienen mayor


Índice de Desarrollo Humano (IDH). Con más de 4% del PIB en 2018
están Israel y Corea el Sur, ubicados en lugar 22 en IDH; con un gasto
mayor de 2%, están Noruega (1), Suiza (2), Alemania (4), Islandia (6),
Suecia (8), Países Bajos (10), Dinamarca (11); con más de 1%, Irlanda
(3), Singapur (9), Australia (6), Reino Unido (15), Estados Unidos(15),
Japón (19) (CEFP, 2020-10-20). México gasta menos de medio punto
del PIB y estamos por debajo de Grecia, España, Portugal, Turquía y
República Checa (Conacyt, 2018).

Tabla 1. México. Recursos aprobados para Ciencia y Desarrollo, 2015-2021


Millones de pesos de 2021

Función ciencia,
Ramo 38
Año tecnología e % del PIB % del PIB
Conacyt
innovación
2015 81394,3 0,3 44143 0,2
2018 60218,6 0,2 30149,9 0,1
2011 49963,2 0,2 26573,1 0,1
Fuente Elaborado a partir de Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, LXIV Legislatura
(2020).

Por si esto fuera poco, bajo el argumento de que eran recursos ma-
nejados con métodos corruptos y sin previa auditoria que lo justificase,
el poder legislativo con mayoría de Morena, a petición del Ejecutivo,
en octubre de 2020, extinguió 109 fideicomisos con fondos por 68 mil
El futuro de la educación superior en Sinaloa 139

millones de pesos, de los cuales 65 eran administrados por Conacyt por


24,956.6 millones de pesos (El Financiero, 2020-10-01). Fue un atenta-
do sin precedentes a la comunidad científica que deshizo una platafor-
ma de gestión y operación conseguida durante décadas.
Ante el descontento de la comunidad científica, las autoridades del
Conacyt argumentaron que los programas continuarían, sin embargo,
acordaron excluir del Sistema Nacional de Investigadores (S.N.I) a
1,632 académicos de las universidades privadas (Reforma, 28/3/2021).
En abril de 2021 entrarían en vigor las reformas al Reglamento del S.N.I
de septiembre de 2020, que debilita sus mejores criterios de excelencia
(Toche, 21/06/06). Asimismo, las becas de posgrado en el extranjero se
cancelaron, con el pretexto de la pandemia para privilegiar solo las de
medicina y salud. En 2018, Conacyt tenía 7,461 becados en el extranjero
en 76 países, y las nuevas otorgadas en ese año solo fueron 5,529. En
2021 ningún estudiante mexicano sería apoyado para ir al extranjero,
en otra disciplina científica.
Con la errática política educativa se deteriora aún más la figura del
profesor de carrera de tiempo completo, de investigador nacional, el
sistema de becas al desempeño académico, las pensiones ya conquista-
das por miles de profesores, la jerarquización de los cuadros intelectua-
les, evaluación y rendición de cuentas, lo que barrunta una “revolución
cultural” a la mexicana, como la china de los sesentas. Podría parecer
lejano, pero el reflujo en contra de la globalización experimentado por
las diferentes naciones, con mayor o menor intensidad, muestra reali-
dades atroces como la que padeció Estados Unidos durante el periodo
de Donald Trump. México no está exento de eso. El riesgo a largo plazo
es que las universidades operen acotadas y maniatadas, política e ideo-
lógicamente, como las instituciones soviéticas, en Rusia y Europa del
Este en la guerra fría, y que perviven en el sistema universitario cubano.
No es exagerado sostener, que las elecciones del seis de junio de
2021, marcarán el futuro de la educación superior junto con las múl-
tiples agendas que son vistas como obsoletas por la Presidencia de la
República caracterizándolas de neoliberales. Un sistema universitario
sin SNI, o con un Conacyt caricaturizado, sería desastroso. En otro con-
texto histórico, esto generaría revueltas juveniles, sin embargo, con la
impunidad que le ha conferido este régimen a las burocracias, las ha
convertido en sus aliadas.
140 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

La única promesa ostensible del Presidente fue crear cien universi-


dades, pero terminaron siendo instituciones de escenografía, en áreas
rurales y marginadas, en donde no son más necesarias que en las áreas
urbanas. México necesita más universidades públicas, pero en las áreas
urbanas, en donde se concentra la mayoría de la población y existen
economías de localización, de aglomeración y de escala, en términos
materiales y humanos, para hacerlas exitosas.
Lejos de atender la demanda universitaria con racionalidad y pla-
neación, se deja a la inercia. Sin comprometer recursos presupuestales
se promueve la gratuidad, evitar el rechazo, incluso en las escuelas de
medicina y en las especializadas se instituye el ingreso automático, sin
meditar que los estándares de calidad se abaten.
En su conjunto, estas políticas parecen una especie de mobbing institu-
cional de una élite obsesionada por una transformación social acotada a
lo político, que coloca a las universidades públicas ante uno de los peo-
res escenarios, pues se carece de incentivos para innovar, reclutar nuevos
profesores, formar estudiantes en el extranjero para incorporarlos como
futuros académicos, se descapitalizan las actividades de investigación, se
sataniza la vinculación de las universidades con las empresas, sin que se
tenga una visión clara hacia qué escenario debemos dirigirnos.
Los efectos de estas políticas no han logrado todavía cancelar las ex-
pectativas de cambio, pues el país cuenta con fortalezas acumuladas por
décadas, pero sí puede desmovilizar, desmotivar, y frenar la creatividad
y el entusiasmo.

EL DESAFÍO EN SINALOA
Las dos principales universidades de Sinaloa, la UAS y la UAdeO mues-
tran una obsolescencia histórica que no se corresponde con sus grandes
fortalezas, posibilidades humanas y técnicas. Estas universidades deben
recobrar su protagonismo social, su compromiso con las grandes causas,
con la pluralidad, la democracia y la búsqueda de la excelencia académi-
ca y científica; deben fortalecerse en su función educadora, no solo de
individuos en lo particular sino de la sociedad misma. En el futuro inme-
diato tendrá que redefinirse la forma en que tendrán que adecuarse a es-
tos tiempos apocalípticos y acorde a las nuevas trayectorias de desarrollo.
El futuro de la educación superior en Sinaloa 141

La cobertura y el financiamiento
En educación media superior y superior, Sinaloa tiene liderazgo en
cobertura a nivel nacional. En el ciclo 2019-2020 fue el tercer estado con
mayor cobertura en bachillerato en todas sus modalidades con 87.2%, su-
perado solo por la Ciudad de México y Baja California Sur. No obstante,
en eficiencia terminal tuvo un indicador de 68.6%, ocupando el lugar 10,
lejos de Puebla y San Luis Potosí que alcanzaron alrededor de 73%.
Cuenta con 83 instituciones que ofrecen algún programa de educa-
ción superior, albergando 157,973 alumnos, con un sistema polarizado
pues 68 unidades tienen menos de mil estudiantes y las cinco mayores
concentran 75 % del matricula total (tabla 2). Ambos subsistemas cons-
tituyen un universo desorganizado.

Tabla 2. Matrícula en programas de educación superior en Sinaloa, 2020

Matrícula
% Acumulado
total
157, 973 100 100
Universidad Autónoma de Sinaloa 84.148 53,27 53,27
Universidad Autónoma de Occidente 16.285 10,31 63,58
Instituto Tecnológico de Culiacán 6.271 3,97 67,55
Instituto Tecnológico de Los Mochis 6.117 3,87 71,42
Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa 5.395 3,42 74,84
Universidad Autónoma Indígena de México 4.995 3,16 78,00
Universidad Autónoma de Durango A.C. 4.778 3,02 81,02
Universidad Politécnica de Sinaloa 3.761 2,38 83,40
Enseñanza e Investigación Superior, A.C. 2.297 1,45 84,86
Instituto Tecnológico de Mazatlán 1.698 1,07 85,93
Instituto Tecnológico Superior de Guasave 1.619 1,02 86,96
Universidad de Los Mochis A.C. 1.600 1,01 87,97
Escuela Normal de Sinaloa 1.183 0,75 88,72
Ag College, A.C 1.100 0,70 89,41
Centro Universitario de Ciencias e Investigación 1.082 0,68 90,10
Universidad Tecnológica de Escuinapa 1.011 0,64 90,74
67 Instituciones de menos de mil estudiantes 14.633 9,26 100
Fuente. Elaborado con base en Anuario de ANUIES (2020).
142 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

Desde hace casi dos décadas se debilitó a la Coordinación Estatal


de Educación Superior de Sinaloa (COEPES), y las instituciones se
balcanizaron. Como polo dominante, la UAS tiene la mayor cobertura
en el nivel superior; en sus aulas estudian 70% de toda la matrícula de
licenciatura de instituciones públicas y 62% del total. Asimismo, en los
últimos tres años absorbe más de 90 por ciento de sus aspirantes, al-
canzando una matrícula total en todos los niveles de 167,985 en 2020
(tabla 2). En licenciatura tiene 80,921 estudiantes, casi cinco veces la
población de la UAdeO, que después de cuatro décadas de existencia
apenas cuenta con 16,285 estudiantes. Esto obedece en parte a su es-
quema de financiamiento con dependencia en ingresos propios, pues
mientras en la UAS la cuota que se cobra a un alumno por semestre es
alrededor de mil pesos, en la UAdeO es cinco o seis veces más. El re-
ciente otorgamiento de la autonomía a esta Universidad busca que se
aporte mayor presupuesto por la federación, lo que es una tarea para
el próximo gobierno estatal.

Tabla 3. Matricula de la UAS 2002-2020


Ciclo escolar
2012- 2013- 2014- 2015- 2016- 2017- 2018- 2019-
Área
2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019 2020
Posgrado 1.484 1.696 1.686 1.798 1.897 1.909 2.043 2.121
Licenciatura 59.848 61.803 67.406 71.687 75.668 79.062 80.921 81.633
Técnico
Superior 1.418 630 595 558 635 458 362 394
Universitario
Medio
68
Profesional*
Bachillerato 53.318 56.620 57.276 59.141 58.191 61.742 59.460 60.253
Enseñanzas
18.971 18.920 16.550 18.057 17.970 21.274 23.672 23.584
Especiales
Total General 135.107 139.669 143.513 151.241 154.361 164.445 166.458 167.985
Fuente: Elaborado con datos de Transparencia UAS, 2020

En bachillerato hay una situación similar. En 2020 Sinaloa tenía re-


gistrados en todo tipo de programas de este nivel, público y privado,
140,441 estudiantes, concentrando 125,565 las instituciones públicas.
La UAS tiene una matrícula de 60,253, equivalente a 48% del sistema
público y 43% del total, es decir, tiene a uno de cada dos estudiantes de
bachillerato financiados por los gobiernos estatal y federal.
El futuro de la educación superior en Sinaloa 143

En los últimos años experimenta un acelerado crecimiento, aba-


tiendo los niveles de calidad y limitando las posibilidades de atención
bajo estándares normales, pues acepta prácticamente a casi 100% de
jóvenes que solicitan su ingreso, en contraste con la Universidad de
Sonora que acepta a 60% de los solicitantes, la UdeG a 40% y la UNAM
a 10%. Esta concentración de alumnos en la UAS desde hace años se
atenúa con un sistema paralelo que resulta insuficiente para dar co-
bertura pues son demasiado pequeñas: Conalep, CBTIS, las universi-
dades tecnológicas y demás. Por ejemplo, la Universidad Tecnológica
de Escuinapa en 2020 tuvo 1,011 alumnos; la Universidad Politécnica
del Mar y la Sierra en La Cruz solo 570 estudiantes. No pueden crecer
por un intrincado problema de co-financiamiento entre el estado y la
federación.
En 2020, la UAS ejerció un presupuesto de 7.27 mil millones de
pesos, de los cuales tuvo un déficit de 1.8 mil millones, pues los go-
biernos estatal y federal le aportaron únicamente 6.7 mil millones de
pesos (tabla 5). Por ello, enfrenta una crisis permanente, con pagos
irregulares al IMSS, INFONAVIT, SAT, prestaciones a trabajadores y
mantiene una masa de más de seis mil profesores en la informalidad,
que atienden en condiciones precarias a los miles de estudiantes que
se reciben, contrastando con la abultada nómina de personal de ju-
bilados que asciende a alrededor de mil millones de pesos. Según su
portal de transparencia, la UAS tiene en 2021, aproximadamente 11
mil docentes frente a aula, de los cuales solo 4337poseen formalidad
laboral, 711 son de tiempo completo y 3,626 de asignatura con 15
horas o más, a los que se les paga por nómina. Además, hay otro con-
tingente de 6,803 con menos de 15 horas, en condiciones de precarie-
dad laboral, sobre los que descansa la masiva impartición de clases, y
también el control político. A la mayoría se les cubre su pago una vez
terminado el semestre con un salario paupérrimo.
Tabla 4. UAS. Presupuesto de ingresos y egresos 2007-2020

144
Costo por Costo por
Presupuesto
alumno alumno
Año Total de Ingresos Total de Egresos Déficit a precios Matrícula
pesos de pesos
constantes
2013 corrientes
2007 $1.937.536.300 $2.531.167.118 $593.630.818 2.959.294.099
2008 $2.282.980.873 $2.774.705.382 $491.724.509 3.102.989.379
2009 $2.505.947.434 $3.003.038.279 $497.090.845 3.172.945.846
2010 $3.042.119.252 $3.471.201.194 $429.081.942 3.524.301.229
2011 $3.409.050.331 $3.780.346.038 $735.586.015 3.780.346.038
2012 3.866.896.924 4.377.377.908 919.945.869 4.191.296.131 128.077 32.725 34.178

Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas


2013 4.719.927.263 5.364.645.509 1.105.398.443 4.994.983.036 135.107 36.971 39.707
2014 4.927.792.456 6.362.782.986 -1.434.990.530 5.609.891.699 139.669 40.166 45.556
2015 5.343.318.377,22 6.898.293.053,49 -1.554.974.676,27 5.699.448.996 143.513 39.714 48.067
2016 5.771.671.238 7.442.997.717 -1.671.326.479 5.860.023.177 151.241 38.746 49.213
2017 5.882.648.239 7.355.375.566 -1.472.727.327 5.603.564.123 154.361 36.302 47.650
2018 6.194.880.613 6.977.391.000 1.451.746.387 5.132.485.451 164.445 31.211 42.430
2019 6.422.250.210,06 7.483.933.000 1.772.212.786,94 5.701.503.354 166.458 34.252 44.960
2020 6.724.312.053 7.727.930.000 1.812.207.947 5.684.571.119 168.427 33.751 45.883
Fuente: Elaborado con datos de Transparencia UAS, 2020
Nota. Se deflactaron las cifras con INEGI-IPD 2013= 100
El futuro de la educación superior en Sinaloa 145

Para el ciclo 2021-2022, la UAS ofreció 58,834 nuevos lugares, 24,233


de bachillerato y 34,597 para licenciatura (Reyes, 2021-04-02). ¿Por qué
sigue recibiendo la UAS a la mayor cantidad de solicitantes de educa-
ción superior y bachillerato, si tiene serios problemas presupuestales?
¿Por qué no se canaliza todo ese incremento a la UAdeO, u otras ins-
tituciones, e incluso por qué no se crean nuevas universidades? Esto
responde a problemas financieros y de coordinación. Resultaría más
conveniente crear otras universidades, pero se sigue manteniendo a
la UAS por la dificultad para modificar los convenios de coordinación
para financiar la educación superior entre el gobierno federal y estatal.
En 2020 el costo promedio por alumno en la UAS fue de 45,883 (pre-
supuesto total entre matrícula total), del cual la federación pone 29,823
(65%) por cada alumno, y el gobierno estatal 11,500 (30%), mientras
que otro 5% proviene de ingresos propios. Si hubiese una acción de con-
certación con el gobierno federal para que la UAS tuviera crecimiento
cero, se tendría formalmente un presupuesto ya comprometido por la
federación para los nuevos solicitantes con un monto de 29,823 pesos
por cada alumno como lo cubre hasta hoy, que podrían financiar con
menor problema en nuevas universidades, pues tendrían menos costos
fijos por burocracia, pasivos históricos, deuda de jubilados, malos ma-
nejos presupuestales y nómina abultada de funcionarios de confianza.
Podemos poner un ejemplo. En 2020 el costo por alumno de la Uni-
versidad Tecnológica de Escuinapa fue de 41,933 pesos, que es precisa-
mente igual al 90% del costo por alumno de la UAS, pero la federación
solo le aporta la mitad de su costo por alumno, 20,996 pesos. En cam-
bio, para la UAS aporta 29,823 mil por alumno como vimos arriba.
Ningún gobierno ha puesto atención a este problema que crece cada
ciclo escolar, por la dificultad para que ese 65 por ciento del costo por
cada alumno que ingresa por la federación se canalice a otras universi-
dades existentes o la creación de nuevas. La transición hacia la gratui-
dad de la educación superior, podría ser una coyuntura propicia para
establecer un marco de colaboración diferente que permita una mejor
atención a la demanda de ingreso.
146 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

CALIDAD EDUCATIVA E INNOVACIÓN


El desarrollo científico y tecnológico de Sinaloa es precario; no tiene
empresas de alta tecnología, se minimizó y desapareció el Instituto de
Apoyo a la Investigación y la Innovación como consecuencia de la desa-
parición de los Fondos Mixtos de Conacyt, la UAS ha dejado de apoyar a
sus investigadores y cuerpos académicos, fracasó en proyectar el Parque
de Innovación Tecnológica de Ciudad Universitaria-Culiacán en un es-
quema de triple hélice, lo que hace necesario replantear la estrategia a
mediano y largo plazo (Ramos e Ibarra, 2018).
El estado posee una masa crítica de miembros del Sistema Nacional
de Investigadores que es desaprovechada, aunque crece con lentitud.
En 1989 apenas contaba con 39 y se elevó a 215 hasta dos décadas des-
pués, en 2010. En 2020 tuvo 592 y de ellos 334 en la UAS, 58% del total
(figura 1). Lamentablemente existe una tendencia a la jubilación de
muchos de ellos y una lenta absorción de los nuevos SNI en la planta
académica de carrera.

Figura 1. Sinaloa y la UAS. Integrantes del Sistema Nacional de Investigadores

Fuente: UAS (2021); Gobierno del Estado de Sinaloa (2021)


El futuro de la educación superior en Sinaloa 147

Un nuevo sistema de investigación y desarrollo tecnológico debe par-


tir de una estrategia que tenga como eje central la reforma integral de
la educación superior, con la UAS como pilar central, que concentra
las mayores fortalezas académicas y científicas del estado, pero tienden
a la baja. En indicadores de calidad la UAS se mantiene en los lugares
de entre 13 y 20 entre las universidades en México y tienden a caer
por la disminución de profesores de carrera y grupos de investigación.
De acuerdo a la UNAM, en 2019, era lugar 13 en cuerpos académicos
PRODEP, 18 en integrantes del SNI, 15 en el Programa Nacional de Pos-
grado, 20 en producción de artículos SCOPUS. Se tienen notables ca-
rencias, pues no publica revistas del Padrón de Conacyt o en los índices
internacionales, y no tiene ningún programa de posgrado de calidad
internacional (UNAM, 2020).

NUEVO SISTEMA DE EDUCACIÓN SUPERIOR PARA UNA


NUEVA ECONOMÍA
Sinaloa fue de las economías regionales que con la puesta en vigor
del TLCAN en 1994 no logró aprovechar las nuevas oportunidades de
reconversión económica, avanzar hacia la industrialización, y sus sec-
tores productivos se deterioraron (Ramos e Ibarra, 2015; Delgadillo,
2008), mantuvo su especialización agropecuaria y amplió su economía
turística. Entre 2007 y 2015 tuvo pobres capacidades regionales para
atraer inversión extranjera directa, aumentar las exportaciones manu-
factureras, elevar sus exportaciones y mejorar la productividad laboral
(Banxico, 2016).
La experiencia de estos años muestra que una mayor cobertura edu-
cativa, no se refleja en un mejor desempeño cualitativo ni cuantitativo
en el aparato económico. Además, se desaprovecha el sector formati-
vo pues en el mercado de trabajo local, los desempleados abiertos son
quienes tienen mayor formación académica, 40% de ellos cuentan con
bachillerato o universidad, Luego, aunque 54% del total de ocupados
tienen esa formación escolar, las remuneraciones generales son muy ba-
jas, pues 72% no supera los tres salarios mínimos de ingreso (INEGI,
ENOE, 2020). Los “ninis” en Sinaloa, entre 18 y 24 años, son casi 25%,
luego 25% de las personas ocupadas están en la economía informal.
148 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

De 2003 a 2018, cuando avanzó en México la integración de los te-


jidos productivos de manufacturas y servicios con Estados Unidos, la
economía sinaloense continuó subdesarrollada, con bajo desempeño
económico. En términos constantes, el valor agregado por trabajador
bajó tanto en México como en Sinaloa, pero el segundo se mantuvo
abajo del primero. En 2018 fue de 168,416 pesos frente a 289,701, ape-
nas 60% (ver tabla 6). En remuneración real promedio por trabajador,
se elevó, pero Sinaloa continuó rezagado frente al nacional; en 2018
fueron 76,835 nacional y 56,093 pesos (solo 73%). En productividad del
capital territorial en el mismo periodo, Sinaloa cayó en 2018 respecto a
su indicador de 2003, que era superior al promedio nacional, y se invir-
tió el indicador.

Tabla 5. Sinaloa y municipios, principales características censales, 2003-2018.

Precios con año base 2013


Activos totales e inversión
Remuneración Valor agregado
total/ valor agregado
promedio anual por trabajador
(productividad del capital)
Nacional 76.835 289.701 1,25
2018
Sinaloa 56.093 168.416 1,09
Nacional 64.624 277.368 1,44
2013
Sinaloa 40.707 138.138 1,35
Nacional 56.143 321.603 1,21
2008
Sinaloa 38.634 161.925 1,95
Nacional 51.608 344.804 1,17
2003
Sinaloa 33.304 180.698 1,64

Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Geografía


Censos Económicos 2003-2018

Una sociedad más próspera y con oportunidades solo puede avanzar


con un nuevo sistema educativo, que el nuevo gobierno estatal debe
llevar a cabo como tarea prioritaria.
El futuro de la educación superior en Sinaloa 149

LA REFORMA QUE NO LLEGÓ


Al menos desde 2005, existe al interior de la UAS una permanente
preocupación por reformar su Ley Orgánica como requisito para el re-
ordenamiento general del sistema de educación superior y media supe-
rior. Para el nombramiento de rector titular 2005-2009, un grupo plural
de académicos interpuso ante la Cámara de Diputados local un proyec-
to alternativo de reforma para que el nombramiento de rector no se
llevara a cabo por medio de elecciones, se reestructuraran los órganos
de gobierno y dar cabida a un nuevo proyecto académico. El entrante
gobernador del PRI Jesús Aguilar Padilla (2005-2010), que tenía como
colaboradores a universitarios promotores de la reforma, desestimó esta
necesidad y optó por una alianza política con el grupo que encabezaba
Héctor Melesio Cuén, que pudo llegar a rector en junio de 2005, aliado
con poderes facticos, proveedores, partidos políticos y el propio gober-
nador. Se perdió la oportunidad en ese año de empezar un proceso de
renovación.
Lejos de ello, una vez en la rectoría recibió el apoyo del Goberna-
dor para que el Congreso le aprobara una Ley Orgánica ad hoc, con el
argumento de que iniciaría una reforma, se terminaría el caos adminis-
trativo y modernizarían a la institución. Con esa bandera, se ganaron
el apoyo de múltiples grupos sociales, lo que les permitió convertir a la
UAS en un partido político y utilizarla como un medio para la disputa
del poder, a costa de una degradación interna que afectó gravemente
la calidad educativa, con la contraparte de una ampliación de cober-
tura con fines políticos. Con la venia de los sucesivos gobernadores, el
grupo hegemonizó a la universidad y logró imponer primero a Víctor
Antonio Corrales Burgueño (2009-2013), y luego a Juan Eulogio Guerra
Liera (2013-2021). Los gobernadores Mario López Valdez (2010-2016) y
Quirino Ordaz Coppel (2017-2021) hicieron promesas durante sus cam-
pañas para realizar reformas, sin embargo, terminaron aliándose con el
grupo universitario. Lo mismo ocurrió para 2018, en las elecciones fede-
rales y de presidente de la república, cuando López Obrador y el actual
candidato a gobernador por Morena, Rubén Rocha Moya, prometieron
la ansiada reforma, sin cumplirlo.
Después de 16 años, el panorama político se hizo más complejo y una
superación universitaria solo funcionará con una reforma educativa inte-
gral de todo el sistema de educación media superior y superior. En 2017-
150 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

2018, hubo varios proyectos de reforma a la Ley Orgánica, que se interpu-


sieron ante el congreso estatal,1 al que la fracción mayoritaria de Morena
que entró en 2018, prometió darle curso, sin hacerlo; lejos de ello, las
cámaras federales, con la aprobación de la Ley General de Educación
Superior 2021, blindaron a los grupos que dirigen a las universidades.
Las anteriores iniciativas locales deberán inscribirse ahora en un nuevo
esquema de política para atender cualitativa y cuantitativamente los desa-
fíos de la educación superior que se esbozan en las siguientes propuestas.

PROPUESTAS
El próximo gobierno estatal (2021-2027) debe inscribir sus iniciativas
en los nuevos lineamientos de la Ley General de Educación Superior de
2021 y crear la Comisión Estatal para la Coordinación de la Educación
Superior de Sinaloa, aprobar una nueva ley de educación estatal, refor-
mar las leyes orgánicas de todas las universidades estatales, autónomas,
desconcentradas y tecnológicas, para que sean susceptibles de conver-
ger en otra arquitectura institucional.
1. Crear a mediano plazo otro sistema de universidades públicas,
para evitar duplicidades, compartir infraestructura y recursos

1
Un grupo de profesores y estudiantes interpusimos en 2017 un proyecto de
reforma a la Ley Orgánica de la UAS, ratificándolo en 2018, fundamentado en
un estudio de los desafíos del desarrollo regional y la educación superior y una
propuesta para restituirle la normalidad institucional y democrática a su vida
interna (Ibarra, 2021). Así se justificaba la propuesta. ¿Por qué es necesaria
una reforma a la ley orgánica para la UAS? Es necesaria una nueva ley orgánica
para la UAS por la evidente crisis histórica de su modelo institucional y académico, que
es parte de una problemática más general del sistema educativo de Sinaloa. El modelo de
educación superior del estado de Sinaloa soportado principalmente en las instituciones
públicas ha perdido pertinencia en las últimas dos décadas, por orientarse más a inten-
tar cumplir el imperativo de equidad (generar acceso), incursionando en una masifica-
ción desordenada de la oferta de estudios superiores, el demérito de la calidad académica,
aunado a la crisis administrativa y de gobierno de las instituciones. Por consecuencia
de esto es que el estado ha venido perdiendo su base institucional formadora de recursos
humanos y conocimiento científico y tecnológico para mejorar los niveles de desempeño
económico, político y social. Esta situación no es privativa de Sinaloa, sino que afecta al
conjunto del sistema de educación superior del país.
El futuro de la educación superior en Sinaloa 151

humanos. Este esquema implica también repensar el desafío


cualitativo, porque la pandemia está convirtiendo en obsoleto
el currículo universitario y el sistema crediticio de actividades
totalmente presenciales, al existir un tránsito hacia modalidades
virtuales. Asimismo, cambian los mercados laborales y la emplea-
bilidad adquiere otro significado que obligará a rediseñar los
planes de estudio de las carreras existentes, otras nuevas y actua-
lizar categorías de profesores.
2. La red de universidades estatales puede iniciar con la gradual
fusión y reorganización de la Universidad Autónoma de Occi-
dente y la Universidad Autónoma de Sinaloa que operan en toda
la geografía estatal. A partir de ambas, pueden crearse diferentes
tipos de universidades de diferente tamaño.
3. Una alternativa sería crear cuatro universidades regionales: Uni-
versidad del Sur de Sinaloa, Universidad del Centro de Sinaloa,
Universidad del Centro Norte de Sinaloa, bajo un esquema simi-
lar al de la Universidad Autónoma Metropolitana que tendrán
su propia organización autónoma y autoridades; unificarán su
normatividad, utilizarán los recursos humanos y materiales de
la fusión de sus instituciones madre. Su fundación corresponde-
rá a un proyecto de largo plazo coincidente con las estrategias
de desarrollo regional. En las otras universidades públicas del
estado, normales y tecnológicas, deberá procederse de la mis-
ma manera, hasta tener en conjunto una constelación de cuatro
nuevas universidades que ocupen el lugar de las actuales. Para
esta reforma se requiere una gran alianza entre los gobiernos
federal y estatal, los diferentes partidos políticos representados
en los congreso local y federal, organismos empresariales y de la
sociedad civil, lo que implica una agenda integral para avanzar
en áreas donde se presenten mayores posibilidades de concretar
el modelo.
4. Otra modalidad para el sistema de universidades puede provenir
de fusionar a la UAS y la UAdeO con una lógica de áreas de conoci-
miento, pues en Sinaloa ya existen instituciones por área profesio-
nal, por ejemplo, universidad pedagógica, o universidades tecno-
lógicas. De esta manera, podrán crearse universidades de ciencias
de la salud y del ambiente que contemplen medicina, odontología,
152 Guillermo Ibarra Escobar - Ana Luz Ruelas

biología, enfermería, veterinaria, química, ciencias del mar y otras


relacionadas, de forma que constituya una institución nueva con un
perfil de especialización. Otras universidades pueden ser en cien-
cias sociales y humanidades; ciencias administrativas y negocios; en
ingeniería, arquitectura y ciencias de la tierra.
5. Una tercera alternativa puede combinar estas posibilidades, es
decir, crear una o dos universidades regionales con otras univer-
sidades por área de conocimiento. En la región centro existen
posibilidades para que exista una gran universidad regional mul-
tidisciplinaria, y otra correspondiente al área de ciencias de la
salud humana y el ambiente.
6. Será necesaria la homologación de las condiciones de trabajo
y contractuales del personal académico y administrativo de to-
das las universidades públicas, aprobar una nueva ley de la ca-
rrera de profesor universitario e investigador. Lo anterior tiene
como prerrequisito convenios entre la federación y el gobierno
de Sinaloa para que se absorban los pasivos laborales de la UAS
y UAdeO, y el sistema camine sobre sus propias bases. Requiere
también acelerar la gratuidad en la UAdeO, como establece la
normatividad y absorber más alumnos. También se requerirán
mecanismos de cofinanciamiento, para lo cual habría que for-
marse un fondo para el financiamiento de la educación superior
del estado, y establecer regulaciones de ingresos propios. Con la
transición hacia la gratuidad como obligatoria, llevará a la rede-
finición de las políticas de ingresos propios.
7. Esta misma estrategia para la educación superior deberá ensayar-
se para el sistema de bachillerato, a partir de la fusión y reorgani-
zación del bachillerato de la UAS y el Colegio de Bachilleres de
Sinaloa.
8. Los nuevos sistemas de enseñanza requieren cada vez menor ac-
tividad presencial y uso de plataformas digitales, internaciona-
lización por la vía virtual, otro sistema de carreras, educación
permanente para toda la vida, vinculación más estrecha con el
mundo del trabajo y la empresa. Se requerirá, asimismo, formar
docentes jóvenes, con el más alto perfil académico y científico
que sustituya a la planta académica que se retira.
El futuro de la educación superior en Sinaloa 153

9. Junto a este subsistema tendrán que crearse organismos estatales


de evaluación y acreditación, de promoción de la calidad edu-
cativa, rediseñar el sistema de apoyo a la ciencia de renovación
tecnológica, entre otras medidas.
10. Este conjunto preliminar de líneas de acción, constituyen una
revolución educativa, que exige adecuar el sistema de educación
básica que se ha constituido en las últimas tres décadas en Mé-
xico y Sinaloa. Por sus alcances, requiere de reformas a las uni-
versidades existentes, como medidas transitorias, sin embargo,
dejar que continúe la inercia y el deterioro de las instituciones
educativas, comprometerán el futuro bienestar de varias genera-
ciones de sinaloenses.
Para avanzar en esta dirección, el gobierno estatal que inicie en 2021
podría convocar a una gran consulta pública en todo el estado para
discutir la situación que guarda la educación superior, involucrando a
todas las instituciones y a la sociedad en su conjunto, para perfilar un
nuevo modelo educativo, realizar reformas constitucionales, leyes orgá-
nicas de las instituciones públicas autónomas, revisar convenios de coor-
dinación de las universidades tecnológicas, Conalep y otros organismos
descentralizados que atienden este servicio. También se requiere visua-
lizar la colaboración con las instituciones privadas.

Referencias
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iniciativa presentada por AMLO fue un error de mecanografía, dice la SEP. Ani-
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Desarrollo territorial y circuitos urbano-
rurales

JORGE RUBÉN IBARRA MARTÍNEZ

RESUMEN
El capítulo expone la necesidad de replantear las políticas de de-
sarrollo para las zonas rurales1 de Sinaloa, tomando en consideración
los procesos de la nueva economía rural, caracterizada por el gradual
desplazamiento de los pequeños productores del campo, ante una ma-
yor presencia del capital privado y la agroindustria de exportación. El
trabajo explica que la proliferación de actividades relacionadas al sector
servicios en las pequeñas comunidades de la entidad, aparecen como
una alternativa de sobrevivencia, frente a los riesgos que ahora conlleva
la migración internacional, así como por las dificultades que tienen las
ciudades sinaloenses para incorporar a las poblaciones desplazadas del
campo. La situación pone en evidencia que existe un grupo de comu-
nidades rurales en Sinaloa, que han tenido un éxito relativo en su capa-
cidad para sobreponerse a la debacle de la agricultura ejidal a pequeña
escala, mediante la diversificación de sus actividades y una mayor vin-
culación con las ciudades. Esto ha permitido la creación de corredores
comerciales y de servicios en zonas rurales, donde se localizan empresas
para el consumo local, pero también emprendimientos que atraen visi-
tantes que llegan en busca de restaurantes, muebles, alimentos procesa-
dos, actividades recreativas y deportivas, hasta propiedades de descanso
a las afueras de la ciudad. Encontramos que una mayor conectividad de
las zonas rurales posibilita una ampliación del mercado y puede conver-
tirse en un detonante inicial para el desarrollo, sin embargo, también
se advierte que estos emprendimientos pueden estancarse, o volverse
fuentes de desigualdad, si no existe un acompañamiento del estado,

1
De conformidad con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI)
se considera rural, a una comunidad cuya población es inferior a 2,500 habi-
tantes.
158 Jorge Rubén Ibarra Martínez

a partir de políticas de planeación y logística, encaminadas a dotar de


infraestructura, tecnología y conocimiento a las comunidades rurales.

DINÁMICA ECONÓMICA Y POBLACIÓN DE LAS


COMUNIDADES RURALES
Desde mediados del siglo XX, Sinaloa ha experimentado una dismi-
nución continua de su población rural. Para 1950 el 71 por ciento de
los habitantes de Sinaloa vivían en comunidades de menos de 2 mil 500
habitantes, no obstante, para 2020 la proporción se redujo a 24.1 por
ciento (Figura 1) (INEGI, 2021). Esta tendencia tuvo su disminución
más abrupta entre 1970 y 1990, cuando la expansión de la economía
urbana sirvió como polo de atracción poblacional hacia las principales
ciudades del estado. Fue también en ese periodo cuando se presentaron
importantes oleadas de migración rural hacia los Estados Unidos y hacia
la frontera norte del país, manifestándose así, un éxodo masivo del cam-
po sinaloense (Sobrino, 2014).
Desde entonces, el decremento de la población rural en Sinaloa ha
sido más estable. En términos de proporción, la población de las pe-
queñas localidades se redujo un 5 por ciento entre 2000 y 2010, y luego
3 por ciento entre 2010 y 2020 (Figura 1) (INEGI, 2021). No obstante,
los pronósticos apuntan a que la población rural en México continuará
disminuyendo. Para el Consejo Nacional de Población (CONAPO), el
porcentaje de la población en pequeñas comunidades en el país descen-
derá a 23 por ciento para el año 2030 (CONAPO, 2012).
Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales 159

Figura 1. Porcentaje de población en zonas rurales (menos de 2,500 habitantes)


en Sinaloa

Fuente: Elaboración propia con base en los Censos y Conteos de Población y Vivienda real-
izados por INEGI.

En contraste con lo que ocurre en la geografía rural, las ciudades


sinaloenses han experimentado un crecimiento acelerado. De 1980 a
2020 la población urbana total en el estado se duplicó y se fue con-
centrando en unas pocas regiones (INEGI, 2021). De los 2,292,232 de
habitantes urbanos que existen en la actualidad, 75 por ciento se ubica
en las ciudades de Mazatlán, Culiacán y Los Mochis (INEGI, 2020). De
estas tres, Culiacán es la zona metropolitana de mayor tamaño y la más
importante, por ser la capital del estado y concentrar las principales
actividades económicas, funciones políticas y administrativas de la enti-
dad (INEGI, 2020). Les siguen en jerarquía algunas ciudades pequeñas
de entre 30 mil y 70 mil habitantes, como lo son Guasave, Guamúchil,
Escuinapa y Navolato; así como poblados mixtos con características pro-
tourbanas entre los que se encuentran Juan José Ríos, Gabriel Leyva
Solano, Costa Rica, el Rosario, La Cruz, Villa Unión, El Dorado y el
Fuerte, cuyas poblaciones oscilan entre los 10 mil y los 25 mil habitan-
tes. Más allá de estas aglomeraciones urbanas de mayor o menor tama-
ño, en Sinaloa existen alrededor de 5 mil pequeñas comunidades que
conforman la dispersa geografía rural del estado, y donde habitan 750
mil personas (INEGI, 2020).
La irregularidad en la distribución de la población es un fenómeno
que se presenta en todo el mundo. Concentración y dispersión son los
dos patrones demográficos que definen la geografía humana en la era
de la globalización. En todos los países aparecen unas cuantas ciudades
160 Jorge Rubén Ibarra Martínez

que se caracterizan por una alta concentración de personas. En México,


por ejemplo, el 30 por ciento de la población habita en tan sólo 7 áreas
metropolitanas. Entre estas destacan la zona del valle de México, con
una población de 21 millones de personas, y la zona metropolitana de
Monterrey y la de Guadalajara, con más de 5 millones de habitantes en
cada una. A pesar de la magnitud de estas regiones, el mayor crecimien-
to de población en México ocurre en ciudades medias. De 2015 al 2020,
ciudades como Cancún, Tijuana, Querétaro y Pachuca incrementaron
su población un 20 por ciento, mientras que el crecimiento promedio
en el país fue de 4 por ciento en ese mismo periodo (INEGI, 2020).
La dispersión, por su parte, hace referencia al esparcimiento de gru-
pos reducidos de población en comunidades diseminadas de forma
irregular por el territorio. Contrario a lo que ocurre con la concentra-
ción de la urbanidad, en México existen 188 mil localidades de menos
de 2 mil quinientos habitantes (SEGOB/CONAPO, 2018). Estos asen-
tamientos contrastan con las ciudades, no solo por el menor tamaño
de su población, sino también por su escasa capacidad para promover
el desarrollo. Y es que las ciudades en el país generan el 87 por ciento
del Producto Interno Bruto (PIB) y captan el 89 por ciento de las inver-
siones (IMCO, 2020). La brecha entre las condiciones de vida urbana y
vida rural es entendible debido a las ventajas de localización económica
y economías de aglomeración de las ciudades en comparación con las
pequeñas comunidades. Las ciudades generan las mayores oportunida-
des para el crecimiento del mercado laboral, pues en ellas se concentra
el 64 por ciento de la población ocupada del país (IMCO, 2020).
Más allá de las ventajas que posee la ciudad sobre el medio rural, en
México la brecha de desigualdad entre ambas geografías se vio amplia-
da tras la implementación de los planes de ajuste estructural que se apli-
caron a finales del siglo XX con la intención de hacer más competitivo
al campo.
Durante ese periodo el gobierno mexicano se propuso reducir su
intervención en el sector agrícola, mediante la eliminación paulatina de
los precios de garantía a los productores de cultivos básicos. Para conse-
guir este objetivo se redujo el crédito público y se desmanteló la Com-
pañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), una institución
que desde la década de los sesenta garantizaba la compra y distribución
de alimentos en el país. Como parte del mismo proceso de moderniza-
Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales 161

ción económica, en 1992 se modificó el artículo 27 de la Constitución,


para eliminar las restricciones en la compra y venta de tierras ejidales,
y de esa forma permitir la inversión privada en actividades agrícolas.
Finalmente, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) en 1994, se acordó la liberación comercial
de alimentos procesados y no procesados, para permitir la importación
y exportación de productos alimenticios, como parte del nuevo esque-
ma de competencia.
La intención de todas estas medidas era generar un uso más eficiente
de los recursos e incentivar una mayor productividad. El supuesto era
que la eliminación de la intervención estatal, desalentarían la produc-
ción de cultivos básicos y no competitivos, como granos y oleaginosas;
promoviendo así una reconversión productiva del campo hacia culti-
vos orientados a la exportación, como frutas, hortalizas y vegetales, en
los que México presentaba una ventaja competitiva mayor. También se
suponía que la eliminación de trabas en los derechos de propiedad eji-
dal estimularía la tecnificación de la producción agrícola, mediante la
atracción de inversiones de capital privado. La expectativa era que a
corto plazo México tuviese un sector agrícola altamente competitivo en
el mercado internacional de bienes alimenticios.
Para evaluar los resultados del proyecto nacional para la liberación
del campo, es necesario tomar en consideración la heterogeneidad
geográfica que caracteriza a las distintas regiones rurales del país. De
entrada, las regiones agrícolas que no pudieron competir bajo las nue-
vas condiciones económicas, fueron aquellas zonas que contaban con
algunas de las siguientes condiciones: un bajo rendimiento productivo
por hectárea cultivada; la ausencia de infraestructura hidráulica; un ais-
lamiento geográfico en relación a caminos, centros urbanos y carrete-
ras que conectan con puertos fronterizos; y un fuerte arraigo cultural
que vincula la producción de cultivos tradicionales con formas de vida
comunitaria. En este sentido, las regiones que contaban con alguna de
estas características se vieron fuertemente afectadas por la competencia,
la importación de alimentos, la consecuente disminución en el precio
de los productos, así como por la eliminación de las instituciones media-
doras entre productores y el mercado nacional.
Con la intención de que los agricultores más vulnerables pudieran
transitar hacia una economía de libre mercado, el gobierno mexicano
162 Jorge Rubén Ibarra Martínez

diseñó políticas de apoyo a los campesinos. El de mayor cobertura fue el


Programa de Apoyos Directos al Campo (PROCAMPO), una iniciativa
de transferencias directas, creada en 1994, como un instrumento para
compensar la posible disminución del ingreso de los productores en el
contexto de la entrada en vigor del TLCAN. Sin embargo, para las zonas
más devastadas por la liberación comercial, el PROCAMPO ha signifi-
cado más un paliativo para contrarrestar la pobreza y los efectos de la
competencia internacional, que un mecanismo eficiente para promover
la productividad y modernización del campesinado.
Además del PROCAMPO se pusieron en marcha otros mecanismos de
intervención gubernamental con el objetivo de apoyar la tecnificación y
comercialización de la producción agrícola. Todos estos programas, sin em-
bargo, han sido criticados por ser medidas altamente regresivas, es decir,
que tienden a beneficiar a los productores con mayores ingresos. Respecto
a esta problemática Scott (2010) señala que el 10 por ciento de los produc-
tores agrícolas con más tierra en México, reciben entre el 50 y el 80 por
ciento de los subsidios del sector. Uno de los ejemplos más drásticos es el
del Fideicomiso Instituido en Relación con la Agricultura (FIRA), donde
tan sólo el 3.3 por ciento de las unidades de producción recibe 59.3 por
ciento del financiamiento. O también el Programa Especial de Energías
para el Campo, que sólo beneficia a cultivos que disponen de riego de bom-
beo, es decir, a menos del 10 por ciento de los productores del país.
En el informe “Los efectos del presupuesto en el sector rural” pu-
blicado por Fundar, Centro de Análisis e Investigación en 2017, se en-
contró que gran parte de los subsidios al campo se concentran en las
zonas geográficas más ricas del país, y que siete entidades acaparan el
presupuesto ejercido por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Ru-
ral (Sagarpa), aunque estos estados tan sólo registran el 29 por ciento
de las unidades de producción. Un ejemplo de esto es el Programa de
Apoyo a la Comercialización, que en 2016 invirtió 65 por ciento de su
presupuesto únicamente en Tamaulipas, Sinaloa, Sonora, Jalisco y Chi-
huahua (Robles, 2017). El resultado ha sido un aumento de la desigual-
dad y la eliminación del efecto distributivo de los programas.
La migración, por lo tanto, fue hasta hace poco una válvula de escape
para las comunidades rurales que no pudieron hacer frente al declive
de la agricultura tradicional en México. Por la movilidad de personas
del campo a la ciudad o al extranjero, las zonas rurales disminuyeron
Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales 163

su participación en la concentración poblacional. Este fenómeno, sin


embargo, ha tendido a estabilizarse debido al incremento en el costo
y en el riesgo de la migración internacional, así como por las medidas
restrictivas que hacen más difícil la vida para los migrantes no regulares
en Estados Unidos, lo cual propició, la llamada migración cero y la mi-
gración de retorno durante toda la segunda década del siglo XXI.
Otro factor que muy posiblemente esté conteniendo el desborda-
miento del éxodo del campo a la ciudad, es la dificultad que tienen las
ciudades mexicanas para incorporar a los pobladores que vienen del
campo, debido a que las reformas estructurales de los noventa provoca-
ron la precarización del mercado laboral, incrementando así la pobreza
urbana. Por eso hoy en día, muchos campesinos afectados prefieren
sobrevivir en sus comunidades, que enfrentarse a la rudeza de la vida
metropolitana.
Como podemos observar, las desigualdades regionales en México se
manifiestan tanto en una división entre el campo y la ciudad, como tam-
bién entre un sector rural empobrecido que fue incapaz de integrarse
a la economía global, y otro de productores altamente competitivos,
que mediante el capital privado y apoyos gubernamentales han podido
reconvertir sus cultivos, modernizar su estructura productiva, para co-
mercializar sus productos en el mercado norteamericano donde las hor-
talizas y frutas mexicanas tienen una alta demanda y valor de cambio.
En este escenario, Sinaloa ha sido una de las regiones relativamente
ganadoras en la transición hacia una nueva economía agrícola, por su
dotación de tierras de riego y su localización en un corredor natural
hacia Estados Unidos, a tan solo 900 kilómetros del puerto fronterizo
de Nogales. Más aún, la reciente apertura de la carretera Mazatlán-
Durango en 2013 ha logrado conectar al estado con la zona industrial
del noreste del país, y con Nuevo Laredo, que es el puerto fronterizo
más importante en México, de tal forma que los productos sinaloenses
ahora tienen salida directa hacia prácticamente todo el Sur de Estados
Unidos, una región que por sí misma representa un mercado amplísimo
de 70 millones de personas, con un PIB per cápita promedio de 40 mil
dólares al año (U.S. Census Bureau, 2019; Bureau of Economic Analysis
[BEA], Además de las ventajas de conectividad, Sinaloa se asienta sobre
una región naturalmente fértil: cuenta con 11 ríos que desde mediados
del siglo XX han servido de base para la construcción de 12 presas y
164 Jorge Rubén Ibarra Martínez

canales que permiten un suministro regular de agua a 800 mil hectáreas


de riego (CONAGUA, 2015).
Debido a estas ventajas Sinaloa es reconocido como uno de los prin-
cipales productores de alimentos en México, únicamente superado por
Michoacán. El valor de su economía agrícola en 2019 fue de 48 millones
635 mil pesos, lo cual representó alrededor del 11 por ciento del PIB
estatal (CODESIN, 2020). A pesar de ello, su agricultura se caracteri-
za por la desigualdad en la disposición de recursos, capital financiero
y tecnología. De manera general encontramos que la agricultura sina-
loense puede dividirse en tres grandes sectores que van a diferenciar
su geografía rural y determinar las condiciones de vida de las pequeñas
comunidades en el estado. En primer lugar, aparece un sector dedicado
al cultivo de hortalizas de exportación, con un uso intensivo de tecnolo-
gía y grandes inversiones de capital. Luego viene un sector medio que
abarca principalmente a los productores de maíz blanco que se asientan
sobre el valle central del estado, los cuales tienen acceso a la red carre-
tera nacional y al sistema estatal de riego. Por último, aparece un sector
de campesinos que, por su aislamiento, condiciones orográficas y por la
falta de acceso al sistema hidráulico de la región, se ven orillados a culti-
var productos de temporada con un rendimiento y valor mucho menor
en comparación al del resto de los productores la entidad.
La horticultura y los cultivos frutales son la actividad agrícola más
moderna y redituable en Sinaloa, pero también la que presenta una
mayor concentración de ingresos entre un número reducido de pro-
ductores. El valor de este sector asciende a 20 mil millones de pesos al
año, que se generan en una superficie cultivada de 100 mil hectáreas,
lo que equivale a un rendimiento de 200 mil pesos por hectárea (Meza,
2018). Los principales cultivos que se comercializan son el tomate, el
pimiento verde, el pepino, el pepinillo y el mango. Este sector se dirige
principalmente a la exportación y se distingue por un uso intensivo de
tecnologías y prácticas innovadoras, entre las que destacan la agricultu-
ra protegida y de conservación, la producción en invernaderos, riego
por goteo y el manejo preciso de fertilizantes. Al margen de su capa-
cidad económica, la horticultura sinaloense también se distingue por
la atracción de trabajadores migrantes que laboran en condiciones de
precariedad laboral, por lo que el éxito de las empresas capitalistas agro-
industriales en la entidad está fuertemente vinculado a la explotación
laboral y a la generación de mayores desigualdades (Posadas, 2015).
Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales 165

En términos de superficie trabajada, el cultivo de maíz blanco es la


actividad agrícola más importante. Tan solo en 2018 se utilizaron 683
mil hectáreas para la producción de este grano, lo cual representa 61
por ciento de todo el territorio agrícola en el estado (Meza, 2018). En el
contexto nacional, Sinaloa representa una situación peculiar en cuan-
to a las expectativas de reconversión agrícola, pues como se mencionó
anteriormente, con el TLCAN se esperaba una disminución en la pro-
ducción de cultivos básico por la caída de los precios de granos y las
oleaginosas.
A pesar de ello, Sinaloa ha incrementado vertiginosamente la pro-
ducción de maíz desde principios de los noventa, esto debido a que la
implementación de mecanismos de irrigación, fertilizantes y semillas
transgénicas ha propiciado un aumento considerable en el rendimiento
por hectárea cultivada, lo cual ha logrado compensar la caída en el valor
del maíz. Aun así, para los pequeños propietarios este incremento en
el rendimiento ha sido insuficiente en relación con el incremento de
las expectativas de bienestar familiar, por esa razón la renta o venta de
propiedad ejidal es una tendencia que comienza a imperar en el campo
sinaloense. Sobre todo, en el sur del estado, donde 80 por ciento de los
ejidatarios tienen arrendadas sus tierras por la falta de utilidades (Bel-
trán, 2019).
Por la cantidad, diversidad y concentración de unidades producti-
vas, en Sinaloa se ha conformado una economía agroindustrial que va
más a allá de las actividades primarias en bruto. Incluso desde las ins-
tituciones de gobierno se habla que el estado cuenta con un clúster
agroalimentario en el que se vinculan organizaciones de productores,
proveedores de suplementos, tecnología y servicios financieros, em-
presas comercializadoras, gestores de subsidios públicos, promotores,
profesionistas, técnicos y universidades. Contrario a esta hipótesis, Maya
(2011) argumenta que los esfuerzos por crear un clúster agroindustrial
han sido insuficientes, y que, lo que en realidad existe, es un territorio
desincrustado en torno a un clúster incompleto y estancado. Maya sos-
tiene también que el comportamiento del sector no ha sido el adecuado
para una entidad que cuenta con una buena dotación de recursos na-
turales y recursos construidos para su desarrollo. Por esta razón es que
se deben tomar precauciones cuando se expone la importancia de la
agroindustria, pues si bien, es una actividad innovadora y competitiva
166 Jorge Rubén Ibarra Martínez

en ciertos subsectores, su arrastre todavía es insuficiente para promover


el desarrollo de Sinaloa de manera extensa y equitativa.
Las zonas rurales más atrasadas se localizan sobre la franja de la Sie-
rra Madre Occidental, donde se asientan comunidades que no han sido
beneficiadas ni por el desarrollo urbano, ni por la modernización de la
agricultura en los últimos años. Paradójicamente esta había sido un área
relativamente próspera hasta el siglo XIX. En toda esta zona se locali-
zaron compañías mineras internacionales que dieron dinamismo a los
asentamientos de la región. De norte a sur, algunos de los pueblos que
se consolidaron con el auge de la actividad extractiva fueron El Fuerte,
Cosalá, San Ignacio, Concordia, Copala y El Rosario. Sin embargo, con
la crisis de la minería a principios del siglo XX, la región entró en de-
clive mientras que el desarrollo de la entidad se trasladaba hacia tierras
bajas donde emergían nuevas actividades económicas.
El reparto agrario postrevolucionario, la formación de los ejidos y
la construcción de las primeras presas ayudó a consolidar los valles de
Sinaloa como los territorios agrícolas más importantes. Trujillo (2019)
menciona que la razón que justificó en su momento la concentración
de infraestructura hidráulica en el centro y norte de la entidad, se debió
a que en esa zona de valles situados hacia la costa se combinaba un siste-
ma montañoso con una amplia dotación de tierras susceptibles al apro-
vechamiento agrícola. Toda esta zona tuvo un impulso todavía mayor
con la modernización del sistema carretero de Sinaloa a finales del siglo
XX, cuando se construyó la autopista que fluye de Mazatlán a Culiacán
por sobre la costa, y el tramo de Culiacán a Los Mochis que pasa sobre
las planicies centrales del estado. El problema con esta estrategia fue la
aceleración de la brecha entre una zona rural medianamente pujante y
atractiva para la inversión, y otra aislada y en declive.
El rezago de las zonas rurales serranas se agrava por la violencia del
narcotráfico y por la aparición de una nueva generación de compañías
mineras, que por sus concesiones acaparan hoy en día el 30 por ciento
de todo el territorio en el estado (Cañedo, 2018). El problema con la
minería radica en que se trata de una actividad que genera pocos em-
pleos, paga escasos impuestos, pero además representa un alto riesgo
para el medio ambiente, debido a las grandes cantidades de agua que
se extraen de los mantos friáticos, aunque también por los desechos
tóxicos que se vierten sobre los ríos. Por otro lado, es necesario consi-
Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales 167

derar que la zona serrana se localiza sobre el llamado “triángulo dora-


do”, un territorio estratégico donde el crimen organizado concentra el
cultivo de marihuana y amapola para la producción de heroína. Con la
fragmentación del cartel de Sinaloa en el 2008, las disputas sobre esa
zona se hicieron presentes, provocando una escalada de violencia en
la región y el despoblamiento de sus habitantes. La emigración forza-
da en Sinaloa ya sea por razones de violencia, pobreza, desposesión o
degradación del medio ambiente, ha ocasionado el desplazamiento de
653 familias en 2019 (López, 2020). Las localidades más afectadas se
encuentran en los municipios de Choix, Badiraguato, Sinaloa de Leyva,
San Ignacio y Concordia, cuyos habitantes tienden a reubicarse en las
principales ciudades de la entidad.
Por todo lo anterior es entendible que la pobreza esté más arrai-
gada en los municipios con un mayor índice de ruralidad. Se trata de
zonas aisladas, donde la economía agrícola tradicional es insuficiente
para satisfacer las necesidades de los hogares. De acuerdo con los datos
del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
(CONEVAL), los municipios con mayor porcentaje de personas en si-
tuación de pobreza en el estado son Badiraguato, Cosalá, Choix, Sina-
loa y Mocorito. En todos estos municipios, la población con un ingreso
inferior a la línea de pobreza es superior al 50 por ciento del total de
sus habitantes. Y lo mismo ocurre en términos escolares, pues en estos
lugares más de la mitad de la población mayor a 15 años presenta un
nivel educativo básico incompleto (CONEVAL, 2020).
Hay en Sinaloa, sin embargo, algunas comunidades rurales localiza-
das en zonas poco favorecidas para la agricultura de riego o de expor-
tación, y que a pesar de ello están reconfigurando su economía con
el propósito de sobreponerse al impacto que tuvo la apertura comer-
cial del campo mexicano. La particularidad de estas comunidades es su
proximidad con la ciudad de Mazatlán, uno de los tres centros urbanos
más importantes del estado, y que recientemente ha tenido un renova-
do impulso económico gracias al turismo. Alrededor del puerto se han
desarrollado al menos tres corredores sobre zonas rurales, los cuales son
un ejemplo de lo que se conoce como la nueva economía rural, un con-
cepto que hace referencia a zonas rurales que son capaces de promover
para sí mismas el desarrollo, más allá de la vocación tradicional que se
le asigna al campo. La teoría de la nueva ruralidad ubica aspectos de
cambio fundamental en el territorio rural: encadenamientos urbano-
168 Jorge Rubén Ibarra Martínez

rurales, el empleo rural no agrícola, la provisión de servicios ambien-


tales, las certificaciones agroambientales, los pueblos como centros de
servicios, el papel activo de las comunidades y organizaciones sociales, y
la diversidad ecológica-cultural como patrimonio (Rojas-López, 2008).
Estos corredores son 1) la ruta que va desde Mazatlán hasta el quelite
pasando por El Habal y La Noria; 2) la ruta que va de Mazatlán hasta El
recodo; y 3) la ruta que va desde Mazatlán hasta Concordia y Mesillas
(Figura 2). En estos territorios es posible encontrar empresas para el
consumo local, pero también emprendimientos que atraen visitantes
que llegan en busca de restaurantes, muebles, alimentos procesados, ac-
tividades recreativas y deportivas, y propiedades de descanso a las afue-
ras de la ciudad. A continuación, discutimos cómo esta nueva geografía
económica del campo sinaloense puede servir de ejemplo para discutir
el supuesto de que el desarrollo de las comunidades rurales, necesaria-
mente tiene que pasar por la agricultura.

Figura 2. Corredores económicos sobre la zona rural de Mazatlán

Fuente: Elaboración a partir de Google


Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales 169

DESARROLLO TERRITORIAL PARA LAS COMUNIDADES


RURALES
De manera muy elemental, el desarrollo económico de un territorio
está en función de su capacidad productiva y comercial. Mientras mayor
sea la demanda de los productos generados por una región, mayor será
su posibilidad de crecimiento. Los bienes a intercambiar pueden ser de
lo más variado, pero se sabe que lo importante es la especialización y el
valor que se le agregue a las mercancías o a los servicios.
En la era de la globalización, el éxito de una región se mide además
por su capacidad de conectarse con el mundo. Esto puede ocurrir ya
sea mediante un enlace directo con el mercado internacional, pero tam-
bién mediante la incorporación a las cadenas globales de producción.
Esto último es fundamental, dado que las industrias más competitivas
en la actualidad funcionan bajo un esquema descentralizado de produc-
ción, en el que muchas firmas interconectadas trabajan de forma cola-
borativa mediante enlaces inputs-outputs. Esta forma de organización
industrial puede derivar en una aglomeración industrial, un fenómeno
económico que ocurre cuando un territorio concentra un gran número
de empresas especializadas, pero al mismo tiempo enlazadas unas con
otras de forma orgánica. El proceso de aglomeración es elemental para
la innovación, pues el contacto e interacción entre firmas promueve y
hace circular conocimiento que es utilizado para resolver problemas
derivados de las fallas e imprevistos del mercado.
Además de la innovación y el conocimiento, la aglomeración eco-
nómica también es importante en la promoción del desarrollo, de esta
forma las empresas pueden aprovechar los recursos colectivos que ofre-
ce el entorno. Por esta razón, muchos gobiernos buscan impulsar sus
economías regionales mediante estrategias de competitividad centradas
en el territorio. Estas estrategias pueden ser, desde las más básicas, que
consisten en la dotación de infraestructura y servicios públicos; hasta
las más sofisticadas, que contemplan el fomento a la innovación tec-
nológica. Hay estudios, como el Global Competitiveness Report, que
pretenden medir el desarrollo en términos de competitividad regional,
donde, por lo general, se incluyen factores tangibles e intangibles. La
mayoría de estos estudios también aseguran que no existen recetas es-
tandarizadas para estimular el desarrollo, eso depende de las capacida-
des que cada lugar genere conforme a su cultura y especificidades. Aun
170 Jorge Rubén Ibarra Martínez

así, existe un consenso acerca de los requisitos mínimos que un lugar


debiera tener para detonar su desarrollo. Estos están relacionados con
la disposición de una infraestructura física y digital, un amplio acceso a
los mercados, el correcto funcionamiento de las instituciones y la vigen-
cia del Estado de derecho, la estabilidad del ambiente macroeconómi-
co, un sistema educativo de calidad, la eficiencia del mercado laboral,
el desarrollo de un mercado financiero, así como un ambiente óptimo
para la innovación, el emprendimiento y los negocios. Basándonos en
todos estos prerrequisitos del desarrollo, resulta claro porqué existe una
brecha tan amplia entre ciudades y comunidades rurales.
Las ciudades son el punto de encuentro de las cadenas globales de
producción, es ahí donde las empresas obtienen mayores beneficios por
estar aglomeradas. Es la ciudad donde se crean los ambientes competi-
tivos, y donde la innovación y la tecnología están al servicio de la pro-
ductividad. Agencias de gobierno, organizaciones de la sociedad civil,
universidades, centros de investigación, medios de comunicación, todas
estas instituciones operan desde los centros urbanos, impregnando el
ambiente citadino de un aire democrático, liberal y cosmopolita, nece-
sario para la ampliación de los mercados. De igual forma, la atracción
de inversiones públicas y privadas refuerzan la hegemonía de la ciudad,
pues es aquí donde el capital genera los mayores rendimientos. ¿Cómo
puede, entonces, un entorno rural, competir con las ciudades bajo esas
condiciones y asimetrías que favorecen a las ciudades? ¿Qué tipo de es-
trategias se deberían utilizar para promover su desarrollo? ¿Será acaso
un proceso gradual con base en la agricultura lo que impulsará el desa-
rrollo de las pequeñas comunidades?
Hay dos errores que son comunes cuando se establecen estrategias
de promoción de los entornos rurales. El primero de ellos es el suponer
que el desarrollo de un lugar atraviesa por etapas de crecimiento que
son sucesivas, necesarias e inevitables. Bajo esta lógica, se considera que
lo rural es sinónimo de atraso, y que, para salir adelante, primero se
debe fortalecer la productividad agrícola, porque, según esto, la agricul-
tura es inherente al campo. El segundo error es asumir que lo urbano
y lo rural funcionan bajo dos dinámicas herméticas y aisladas una de la
otra. Este supuesto tiende a reforzar la misma idea de que las ciudades
se abocan a la manufactura, el comercio y los servicios; mientras que a
las comunidades rurales les corresponde desarrollar las actividades del
sector primario.
Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales 171

El problema con estas hipótesis es que son ideas que se vuelven una
camisa de fuerza para las pequeñas localidades, puesto que los hacedo-
res de políticas no imaginan otra estrategia más que apoyos o subsidios
a los productores del campo. Tampoco toman en consideración, por
ejemplo, el hecho de que ahora gran parte de la agricultura industrial
a gran escala está cada vez más desarraigada de los poblados rurales; o
que, por otro lado, algunas ciudades comienzan a experimentar con
huertos urbanos, como una alternativa para producir alimentos. Y esto
no significa que se reste importancia a las necesidades de los pequeños
productores agrícolas y sus comunidades,2 simplemente es hacer notar,
que existen otras alternativas para las comunidades rurales que se han
quedado al margen de la dinámica de desarrollo.
Por eso cuando se toma en consideración que lo rural es una exten-
sión de lo urbano, y cuando se atiende el hecho de que la misma agri-
cultura fue, en su momento, trabajo urbano trasladado al campo,3 es
ahí cuando las posibilidades de desarrollo rural se vuelven más amplias.
Porque si entendemos que una zona rural se atrofia cuando deja de
estar vinculada a la economía urbana, entonces la prioridad será lograr
la conexión entre ambos entornos. A partir de ahí el vínculo puede ser
de cualquier tipo, tanto agrícola como no agrícola, eso dependerá de las
características regionales.
En algunas zonas rurales de Sinaloa, como el valle de Culiacán, por
poner un ejemplo, la agricultura de exportación se ha desarrollado pre-
cisamente por los vínculos con la capital del estado, pues es en el área
urbana de Culiacán donde tienen su centro de operaciones las compa-
ñías agroindustriales que en esa zona se aglomeran junto a otras insti-
tuciones subsidiarias del sector. Ahí mismo confluyen organizaciones

2
Sobre esta problemática particular, el gobierno sinaloense debe suscribir las
metas que promueven los movimientos campesinos a nivel internacional, para
otorgar un salario digno a los trabajadores que participan en las cadenas glo-
bales de suministros alimentarios, pero también para reconocer el derecho a
la soberanía alimentaria que promueven colectivos como vía campesina.
3
En el libro “La economía de las ciudades” (Jacobs, 1975) desestima la idea de
que, en la historia de la humanidad, las ciudades se originaron debido a los
excedentes alimenticios y al consecuente aumento de la población. Por el con-
trario, Jacobs dice que la revolución agrícola, que ocurrió durante el periodo
neolítico, fue producto la interacción humana al interior de las ciudades.
172 Jorge Rubén Ibarra Martínez

de productores con delegaciones de gobierno, y otros actores políticos,


pero también empresas financieras y de servicios tecnológicos especiali-
zados. Otro ejemplo de desarrollo rural vinculado a la ciudad es el que
se presenta en las zonas rurales próximas a Mazatlán, donde las activi-
dades que están emergiendo no son agrícolas, sino que están más rela-
cionadas a los servicios, la gastronomía, la recreación y los bienes raíces.
Esto debido a la influencia de la industria turística de Mazatlán sobre
sus alrededores. Así, en ambos casos es claro como la ciudad dinamiza
lo rural, porque, en realidad, campo y ciudad no son geografías separa-
das, forman parte del mismo proceso de urbanización. Es la geografía
social que construye el ser humano.
En este ensayo sustentamos la propuesta de alentar una mayor co-
nectividad entre las comunidades rurales y sus zonas urbanas de mayor
influencia. Sin embargo, para que este mecanismo sea efectivo, se debe
tener cuidado de no caer en una simple estrategia de crecimiento por
derrama o por goteo (Trickle down),4 donde se espera que el mercado
haga fluir de forma automática las inversiones y el empleo, desde los
territorios más prósperos hacia los menos aventajados. Se ha probado ya
que estas estrategias son ineficaces debido a las ventajas de la aglomera-
ción arriba señaladas, y que tienden a concentrar las actividades econó-
micas en vez de dispersarlas en el territorio. Por esta razón, es necesario
que a la par de conectar las ciudades con las zonas rurales, se identifi-
quen industrias potenciales, que sean la base de políticas para detonar
el desarrollo de manera endógena. Algunos ejemplos de industrias que
pudieran desarrollarse en la región son el turismo, la construcción, los
bienes raíces, la industria gastronómica, la industria de alimentos orgá-
nicos, e incluso también la industria del cannabis y el cáñamo.
El turismo es una de las industrias de mayor empuje en Sinaloa, que
por su importancia pudiera ser enlazada con las zonas rurales que reco-
rren la Sierra Madre Occidental, para diversificar la oferta de atractivos
por todo el estado. Tan sólo en 2019, Sinaloa registró la llegada de 4.7
millones de visitantes, y una derrama económica de 32 mil millones de
pesos, lo que representó el 6.5 por ciento del PIB del estado.

4
En la teoría neoclásica de la economía, el concepto de Trickledown se usa para
explicar la manera en que la desregulación y el libre comercio producen un
efecto expansivo del desarrollo.
Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales 173

En los últimos años, Mazatlán se ha consolidado como un importante


centro vacacional a nivel nacional, un destino que por sí solo concentra
el 70 por ciento de la actividad turística en el estado (SECTUR, 2020).
El turismo en Sinaloa es una industria que todavía está en expansión.
De 2018 a 2019 el sector tuvo un crecimiento de 20 por ciento, y se es-
peraba que para el 2020 su dinamismo siguiera el mismo camino, pero
la pandemia provocada por el Covid-19 obligó a cerrar establecimientos
y la actividad tuvo una recaída. Aun así, Sinaloa recibió 3.5 millones de
visitantes en ese mismo año, con lo cual se augura una paulatina recu-
peración a partir de 2021 (Olazábal, 2021).
Bajo esta lógica, la idea es hacer fluir a los visitantes hacia las zonas
rurales del estado, mediante un corredor que conecte Mazatlán con las
comunidades localizadas en la franja serrana occidental. La mejor es-
trategia sería acondicionar y mejorar la infraestructura de la carretera
federal 15 México-Nogales que pasa por Sinaloa, desde El Rosario hasta
Culiacán, y a partir de ahí construir un nuevo tramo que se dirija de
forma directa hacia la sierra de Badiraguato y luego hasta El Fuerte. El
ideal incluso sería la construcción de un tren panorámico que atraviese
las montañas de Sinaloa, y que conecte Mazatlán con el tren turístico
que sale de Los Mochis rumbo a las Barrancas del Cobre en Chihuahua.
Ya sea por carretera o por ferrocarril, esta ruta turística abarcaría los
municipios más rezagados de la entidad, para que ahí pudieran despe-
gar algunas variantes de la industria turística, como el ecoturismo, el
turismo cultural y el turismo deportivo o de aventura.
Sobre esa misma zona geográfica de Sinaloa se puede desarrollar la
industria de la construcción y bienes raíces. El detonante de esta activi-
dad se basa en una evolución de los hábitos de consumo, que aparecen
en aquellas regiones que alcanzan cierto grado de desarrollo, y que,
por lo tanto, sus habitantes comienzan a multiplicar sus propiedades in-
mobiliarias. La adquisición de nuevos inmuebles por lo regular ocurre
dentro de las mismas localidades urbanas, pero cuando las condiciones
son propicias, las propiedades inmobiliarias pueden ser adquiridas en
comunidades rurales.
En México las residencias de descanso fuera de la ciudad comienzan
a ser valoradas. Su adquisición depende de la accesibilidad, la disposi-
ción de servicios públicos y la seguridad en los derechos de propiedad.
Debido a las condiciones climáticas y a la arquitectura de sus pueblos, la
174 Jorge Rubén Ibarra Martínez

zona serrana de Sinaloa tiene el potencial de convertirse en un área re-


sidencial de descanso. Para que esta actividad detone, se debe mejorar
la infraestructura de las comunidades, pero también es fundamental la
certidumbre jurídica para los propietarios. Como parte de esta estrate-
gia, se debe poner atención a las dinámicas de gentrificación, porque
muchos proyectos de este tipo terminan por desplazar a los habitantes
originales. Por eso es necesario asegurar el arraigo de los habitantes,
mediante infraestructura que beneficie a la comunidad en su conjunto,
y no sólo a las inversiones privadas.
En lo inmediato, Sinaloa también debe trazar las estrategias para pro-
mover una industria en torno a cannabis y los productos derivados del
cáñamo. La aprobación en marzo de 2021 de un proyecto de ley a favor
del consumo de la marihuana para uso recreativo y medicinal abren el
camino para que en el mediano plazo se permita también la producción
y comercialización. De lograrse, México se convertiría en el mercado
más grande en todo el mundo para aprovechar económicamente esta
industria.5 Ante este escenario, Sinaloa no puede perder más tiempo,
y debe comenzar a posicionar a sus regiones rurales, como uno de los
centros más importantes para el cultivo, producción y manufactura de
la marihuana y sus derivados.
Entre las medidas que se pueden tomar en el corto plazo, está el
delimitar las áreas con mayor potencial, y establecer alrededor de ellas
una política para alcanzar en el futuro la denominación de origen. El
gobierno de Sinaloa debe convertirse en el principal promotor de la
legalización de la producción y tratamiento del cannabis, mediante ca-
bildeos, foros, congresos académicos y estudios científicos que avalen
su pertinencia para el desarrollo social. El gobierno de Sinaloa también
debe rescatar la iniciativa que recientemente fue desechada en el Con-
greso federal, la cual estipulaba retribuir económicamente a las comu-
nidades que históricamente han sido afectadas por la criminalización
de la marihuana, mediante la transferencia de parte de los ingresos re-

5
Con una población de 120 millones de habitantes, México sería el mercado
nacional más grande para la comercialización del cannabis. Esto debido a que
en la mayoría de los países que han comenzado a legalizar la marihuana, lo
han hecho de forma regional. Mientras que en aquellos donde la apertura es
a nivel federal, su población es menor a la del país.
Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales 175

caudados por los permisos para el cultivo de esta planta. Estos recursos
pueden ser destinados para mejorar la infraestructura y accesibilidad de
la zona, y de esta manera, estimular todas las otras industrias que ya aquí
se han identificado.
Más allá de las industrias potenciales que pueden detonar en el
medio rural, se debe tener claro que el objetivo de toda estrategia de
desarrollo es dignificar la vida de las personas. Cualquier acción debe
comenzar por reconocer la importancia que tienen los pequeños po-
blados, y de ese modo poner a disposición los recursos del estado para
fortalecer a las comunidades. El entorno rural requiere conectarse de
forma funcional con las ciudades, mejorar su infraestructura y romper
el aislamiento. Para lograrlo es pertinente diseñar tres circuitos urbano-
rurales que enlacen de forma inteligente y sostenible a las comunidades
rurales con sus áreas urbanas de influencia. Las ciudades de Mazatlán,
Culiacán y Los Mochis pueden ser los nodos alrededor de los cuales
se formen estos circuitos. La organización de estos circuitos urbano-
rurales debe lograrse mediante esfuerzos sostenidos, y por eso su crea-
ción debe ser encomendada a los institutos municipales de planeación,
tomando en consideración las condiciones, los recursos y los intereses
de cada región, mediante mecanismos de participación cívica.
Cada circuito debe estar dotado de infraestructura carretera diseña-
da para romper el aislamiento de los pueblos con respecto a las ciuda-
des, así como para agilizar la comunicación entre las mismas comuni-
dades rurales. Se debe invertir en la renovación de caminos, y crear un
sistema de transporte público regional moderno y eficiente. También se
deben construir senderos arborizados para peatones y para bicicletas.
Los diferentes caminos al interior de los circuitos se deben diseñar de
tal modo, que las comunidades más aisladas tengan acceso a los servi-
cios y facilidades públicas disponibles en los poblados céntricos de ma-
yor tamaño. Los proyectos para cada circuito deben incluir mejoras en
la infraestructura de los pueblos, resaltar atractivos arquitectónicos y
plazas públicas. También es indispensable dinamizar la vida comunita-
ria, mediante el rescate de la historia y el folklore regional.
Los circuitos urbano-rurales deben estar diseñados para generar una
conectividad económica funcional y sostenible entre el campo y la ciu-
dad. De esta forma se desarrollarán nuevas industrias, pero también se
ampliará el mercado para los pequeños productores que todavía están
176 Jorge Rubén Ibarra Martínez

arraigados en la agricultura. En este sentido se puede impulsar el de-


sarrollo de una industria de alimentos de temporada. Para asegurar su
consumo, se pueden establecer cadenas de suministros con cada escue-
la de la entidad, para que estas ofrezcan desayunos elaborados con pro-
ductos regionales. En las ciudades también se pueden organizar mer-
cados vecinales e incluso hacer alianzas con la industria restaurantera,
para promover a los productores regionales como posibles proveedores.
Para que este modelo funcione, es necesario diversificar la produc-
ción tomando en cuenta las necesidades de la población urbana, y el
aumento en la demanda de productos saludables, orgánicos, veganos y
de libre pastoreo. Para este propósito se deben crear talleres y cursos es-
pecializados en emprendimiento rural sustentable. Estos talleres debe-
rán tener como enfoque central los principios de la economía circular,6
con la intención de crear un nicho de agricultura sostenible, y que, de
esta forma, las comunidades rurales que han quedado fuera del juego
de la agroindustria, puedan ser ahora ejemplo de producción agrícola
responsable con la salud, el trabajador y el medio ambiente.

CONCLUSIONES
El desarrollo de las comunidades rurales no tiene que estar atado
necesariamente a la agricultura. Desde la década de los ajustes estructu-
rales, Sinaloa apostó su crecimiento a la modernización del campo. La
liberación comercial le ofrecía a un estado como éste, la oportunidad
de aprovechar sus ventajas geográficas para reconvertir su producción
agrícola hacia la exportación de cultivos más competitivos y valorados
por el mercado norteamericano. Los resultados a la fecha han sido me-
dianamente exitosos.

6
La economía circular es una alternativa al modelo lineal de producción, que
consiste en la reincorporación de desechos y el uso renovable de la energía,
con el propósito de reutilizar la mayor cantidad de desperdicios. Es un Sistema
que surge debido a los escases de recursos, aunque también por la oportuni-
dad que presenta el cambio en el comportamiento de los consumidores y los
avances de la tecnología. La economía circular busca reducir costos de aprovi-
sionamiento, reducir el impacto ambiental y fomentar la innovación.
Desarrollo territorial y circuitos urbano-rurales 177

Sinaloa se ha posicionado como uno de los estados productores de


alimentos más importantes de todo el país. Los beneficios económicos,
sin embargo, han estado concentrados en una parte mínima de los pro-
ductores. Alrededor de la horticultura se ha logrado crear algo parecido
a una aglomeración agroindustrial, altamente competitiva e intensiva
en capital y tecnología. El resto de los productores, pequeños propie-
tarios y ejidatarios, han logrado apenas subsistir y compensar la caída
en el valor de los cultivos básicos, mediante un incremento en el rendi-
miento del cultivo de maíz blanco por irrigación. Ambos, horticultores y
productores de maíz se concentran en el valle central del estado, donde
tienen acceso tanto al sistema de presas y canales, como a los progra-
mas de apoyo sectoriales. Fuera de esa fértil región, el entorno rural
de campesinos de cultivos de temporada está en decadencia. Las zo-
nas más rezagadas son precisamente aquellas comunidades aisladas que
se localizan sobre la franja de la sierra madre occidental. Ahí, además,
el crimen organizado y las compañías mineras extranjeras acaparan el
territorio, despojando a las personas de sus tierras, obligándolas a des-
plazarse hacia las ciudades de forma precaria. Son estos municipios lo-
calizados sobre la franja de la sierra madre occidental los que presentan
los más altos índices de marginación y pobreza. Pero, en medio de estas
condiciones, aparecen algunas comunidades rurales que se distinguen
por estar reconfigurado sus actividades productivas hacia sectores aleja-
dos de la vocación agrícola que tradicionalmente se le asigna al campo.
Es una nueva geografía rural, que, si bien no es de ningún modo un
polo de desarrollo, lo que pone en evidencia es que en la ruralidad se
pueden impulsar otras actividades más allá de la agricultura. La particu-
laridad de estas comunidades es su conexión con la economía urbana.
Alrededor del puerto de Mazatlán se han enlazado al menos tres
corredores económicos que aprovechan el impulso de la industria tu-
rística en el sur. Al poner atención en el funcionamiento de estos co-
rredores, y tomando en consideración la teoría del desarrollo regional,
podemos concluir que el crecimiento de las zonas rurales de Sinaloa
puede lograrse mediante la vinculación de las pequeñas comunidades
con sus áreas urbanas de mayor influencia. La estrategia que aquí se
propone es la de diseñar tres circuitos urbano-rurales en torno a los
cuales se establezca un plan para mejorar la infraestructura y al mismo
tiempo impulsar industrias potenciales que detonen el desarrollo de
manera endógena.
178 Jorge Rubén Ibarra Martínez

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Derechos humanos e impartición de justicia:
el caso de las víctimas

ÓSCAR FIDEL GONZÁLEZ MENDÍVIL

RESUMEN
Uno de los problemas principales que advierten las víctimas de un
delito en Sinaloa, cuando inician el largo y complicado proceso de invo-
lucrar a la autoridad en la investigación del crimen que las afectó, es el
trato distante e indiferente, además del estancamiento en las indagato-
rias. En esta situación juegan un papel importante, tanto los esquemas
de trabajo institucional, como la manera en la cual los operadores de
las instituciones de procuración de justicia perciben a las víctimas. La
idea social de víctima, como construcción cultural, determina el trato
y la respuesta de los investigadores del sistema penal que a menudo se
imponen frente a las reglas que rigen su actuación. En ello pervive, por
un lado, la noción original de la inocencia ideal de la víctima sacrificial,
que aún hoy concita sentimientos de admiración y solidaridad. Pero
también, en el otro extremo del tipo social de víctima se encuentra la
noción de que todas tienen algún grado de responsabilidad en la pro-
ducción del daño que las afecta. Frente a la desconfianza entre víctimas
y autoridades, motivada por la expectativa anómica de aquellas, estas
responden con un trato durante la investigación criminal que las equi-
para a meros instrumentos, simples medios de prueba que tienen el
deber de aportar datos al expediente. De aquí derivan investigaciones
donde predominan las formalidades y no la efectividad, con lo cual es
imposible garantizar el derecho de las víctimas a la verdad y la justicia.
Por ello es necesario elaborar un nuevo paradigma de procuración de
justicia en el cual las víctimas sean el núcleo de sus acciones. Propone-
mos un modelo que haga de la víctima el centro de las políticas públicas,
el eje de las investigaciones, el sujeto del proceso penal y el beneficiario
de la atención y protección institucional ante el hecho victimizante.
182 Óscar Fidel González Mendívil

PLANTEAMIENTO INICIAL
En la experiencia de dos años de trabajo de la Comisión Estatal de
Atención Integral a Víctimas de Sinaloa, queda claro que, por lo gene-
ral, el primer contacto con los agentes de la Fiscalía General del Estado
que tiene una persona que ha sufrido un daño por un delito, queda re-
gistrado formalmente en un documento que expone la denuncia de los
hechos criminales. Este escrito tiene un apartado en el cual se consigna
que se dieron a conocer a la víctima cuáles son sus derechos y para dejar
constancia se transcriben literalmente las leyes en las cuales se encuen-
tran establecidos, razón por la cual esta sección puede extenderse por
varias hojas. Sin embargo, al entrevistar a las víctimas, casi la totalidad
revela que nadie se tomó la molestia de explicarles esas prerrogativas y
la forma de hacerlas valer. Solo les pusieron el papel por delante y les
solicitaron firmar.
Lo anterior revela la existencia de un desencuentro entre las expec-
tativas de justicia de las víctimas y la actividad de investigación formali-
zada del Ministerio Público. También pone de manifiesto que la percep-
ción del rol de víctima por los operadores del sistema de procuración de
justicia define la calidad del trato que estas reciben. Cuando la Fiscalía
indaga ante sí y para sí un crimen, solo se propone cumplir con las
metas tradicionales de toda institución de procuración de justicia: acre-
ditar el hecho delictivo y perseguir a los responsables. Esta fue la visión
dominante durante todo el siglo XX y hoy es insuficiente.
Un modelo de investigación del delito que no contempla garantizar
el ejercicio de los derechos de las víctimas a la verdad y a la justicia, es
un modelo agotado que no atiende las demandas de los agraviados. Si
un sistema de procuración de justicia se establece con el único fin de
cumplir los objetivos institucionales, tiende a relegar a los protagonistas
del drama penal y a formalizarse en exceso para demostrar que las me-
tas se han cumplido. Se convierte en un esquema abstracto alejado de
la realidad social a la cual debería estar vinculado. Y los encargados de
la operación del sistema conforman sus actividades de acuerdo con esta
visión instrumental que hace de las víctimas una herramienta más para
alcanzar las metas oficiales.
Por esta razón se hace evidente la necesidad de cambiar el modelo
actual que rige la investigación de los delitos en la Fiscalía General del
Estado de Sinaloa para que las expectativas y demandas de las víctimas
Derechos humanos e impartición de justicia 183

sean incorporadas, no solo a los procedimientos de trabajo, sino a la


propia cultura institucional. Y la transformación debe dar inicio por
cuestionar el rol tradicional que se asigna a las víctimas en las indaga-
torias.

LA CONCEPCIÓN ORIGINAL DE VÍCTIMA


El origen etimológico de la palabra “víctima” se remonta al vocablo
indoeuropeo wik-tima, que significa consagrado o escogido, de don-
de pasó al latín víctima, para referirse al ser vivo sacrificado a un dios
(Rodríguez, 2010). Con este sentido es incorporada al Vocabulario de
Alonso de Palencia en 1490, quien la define como la persona o animal
destinada al sacrificio religioso.
Esta relación entre víctima y religión que deriva del propio sacrificio,
implica que, a través de la inmolación, se alcanza lo sagrado. Para René
Girard (2016) se revela así una ambivalencia que persiste hasta nuestros
días: la víctima es sagrada y resulta criminal matarla, pero a la vez, no
sería sagrada si no se le matara. De lo cual deriva que el acto de inmolar
es esencial, pues el ritual de sacrificio se convierte en una mediación en-
tre el sacrificador y la divinidad. La víctima sacrificada, voluntariamente
o por designación forzada, cumple la función de evitar que se siga de-
rramando sangre mediante el ejercicio de la venganza. “El ritual tiene
la función de ‘purificar’ la violencia, es decir, de ‘engañarla’ y disiparla
sobre unas víctimas que no corren el peligro de ser vengadas” (Girard,
2016, p. 47).
En 1739, la Real Academia Española definió “víctima” con dos acep-
ciones: 1) ofrenda viva que se sacrifica y mata en el sacrificio; y 2) aque-
llo que se expone u ofrece a algún grave riesgo en obsequio de otro.
Como puede apreciarse, la función mediadora de la víctima es el com-
ponente esencial de las definiciones. La víctima se sacrifica para otro o
en lugar de otro. No es sino hasta 1843 que la Academia recoge la idea
de que víctima es también quien padece algún daño por culpa ajena y
en 1914 se convierte en la tercera acepción del término.
A partir de este momento, los aspectos religiosos comienzan a que-
dar en segundo plano y se pone de relieve el daño sufrido por la acción
de alguien más como el factor definitorio de la calidad de víctima de
184 Óscar Fidel González Mendívil

una persona. Incluso, años después se agrega que la causa del daño pue-
de ser fortuita. Finalmente, se reconoce la acepción jurídica y víctima
pasa a ser la persona que sufre un daño a consecuencia del delito.

DEFINICIÓN JURÍDICA DE VÍCTIMA


Entre los actores del drama penal, desde el punto de vista de su tra-
tamiento legal, la víctima ha pasado de ser un medio de prueba, una
herramienta que como testigo narra los hechos que dan inicio a la in-
vestigación, a ser un verdadero sujeto de derechos y parte en el proceso
judicial. De acuerdo con la Ley General de Víctimas (2013), ellas son las
personas afectadas por un daño causado por un delito o una violación a
sus derechos humanos y se clasifican de la siguiente manera:
1) Víctimas directas: son las personas físicas que han sufrido un daño
o menoscabo económico, físico, mental, emocional. Además, la
ley establece que aun cuando no se consume el daño, el solo he-
cho de poner en peligro bienes jurídicos o derechos de la persona
otorga a esta la calidad de víctima directa.
2) Víctimas indirectas: son los familiares o aquellas personas físicas
a cargo de la víctima directa que tengan una relación inmediata
con ella.
3) Víctimas potenciales: son personas cuya integridad física o dere-
chos peligran por ayudar a la víctima al impedir o detener la rea-
lización del daño.
4) Víctimas colectivas: son grupos, comunidades u organizaciones
sociales afectadas en sus derechos, intereses o bienes jurídicos co-
lectivos.
Como puede apreciarse, el factor determinante para definir a la víc-
tima, de acuerdo con esta ley, lo constituye el daño o menoscabo de los
derechos de la persona afectada, provocados por un acto criminal o por
la lesión de las prerrogativas fundamentales que derivan de la dignidad
humana. En este sentido, coincide en lo general con el desarrollo lin-
güístico del vocablo. Por supuesto que el daño o menoscabo, son resul-
tado de la acción de una persona, y en este sentido se pone de relieve
que la actividad o la inactividad que los producen deben ser de natu-
raleza delictiva, o bien caracterizados como una violación de derechos
Derechos humanos e impartición de justicia 185

humanos. En otras palabras, el daño victimizante debe ser producido de


manera injusta. Y detrás de todo ello aparece la figura que desencadena
todo el proceso de victimización, el autor de la acción que produce el
daño, el victimario, el delincuente, el violador de los derechos huma-
nos. De la relación entre quien produce la lesión y quien la sufre, la
victimología ha descubierto conceptos que vale la pena analizar.

TIPOLOGÍAS VICTIMOLÓGICAS
La dinámica víctima-victimario, que muchos consideraban original-
mente el campo de estudio de la victimología, dio lugar a la elaboración
de tipologías de víctimas, empezando por quien muchos consideran el
padre de esta ciencia, Benjamin Mendelshon, quien enfatiza la actitud
de la persona agredida hacia su victimización (Sánchez, 2020). De esta
manera establece los siguientes tipos de víctimas:
1) Víctima inocente. Es una persona que no contribuye en absoluto
a su victimización, podría decirse que se encuentra en el lugar y
momento equivocados. Es la víctima buena, la ideal, la que pre-
domina en el imaginario colectivo y retiene mucho del sentido
original de la víctima sacrificial.
2) Víctima con responsabilidad menor. No participa de manera acti-
va en su victimización, pero por ignorancia o imprudencia, contri-
buye en grado menor a que se produzca el daño en su contra. Se
trata, por ejemplo, de quien acude a lugares con antecedentes de
hechos violentos.
3) Víctima voluntaria. Su grado de responsabilidad en el proceso de
victimización es igual al del agresor. Es el caso de quienes come-
ten un pacto suicida o acuerdan cometer un delito, por ejemplo,
vender drogas y en el proceso sufren un daño.
4) Víctima más responsable que el agresor. Es el caso de quien incita
o provoca la comisión del crimen y al final resulta dañado. Por
ejemplo, quien violenta primero a otra persona, pero resulta le-
sionado.
5) Víctima exclusivamente responsable. Se trata de los agresores que
mueren porque los agredidos actúan en legítima defensa.
186 Óscar Fidel González Mendívil

6) Víctima imaginaria. Quien no ha sufrido daño alguno, pero acusa


a otra persona de ser su agresor.
Aunque la visión de Mendelshon ha sido superada, dio lugar a que se
hicieran numerosas tipologías posteriores (Zamora Grant, 2003). Ade-
más, es interesante notar cómo, por un lado, el concepto de culpa, en
el sentido de responsabilidad por el daño causado, domina su clasifica-
ción; mientras que por el otro la inocencia de la víctima es relegada a
una condición casi ideal, pues una víctima que no interactúa con su vic-
timario en un crimen es la menos común de las situaciones enunciadas.
En conclusión, el énfasis de Mendelshon se puntualiza en establecer
que todas las víctimas juegan un rol en el proceso de su agresión que va
más allá de la pasividad (Sengstock, 1976).
Esto es importante porque estructura una visión acerca de las vícti-
mas dentro de las sociedades occidentales de influencia cultural cristia-
na: o bien son inocentes, o bien tienen algún grado de culpa en el daño
que les fue causado. La construcción cultural de la víctima entre ambos
polos parece corresponderse con la noción weberiana del tipo ideal o
puro en una sociedad (Timasheff, 1986). Es decir, se trata de un cons-
tructo mental comunitario que enfatiza ciertos rasgos de la víctima, en
este caso su inocencia o culpabilidad, para asignarle un trato social espe-
cífico. Una víctima inocente concitará sentimientos de empatía, solida-
ridad y auxilio, por el contrario, la víctima percibida con algún grado de
culpa en la producción del daño que la afecta, será tratada con distancia
emotiva y desconfianza. Al ser una idea, no existe un análisis del sustrato
real que la confirme, opera, más bien, como la actitud predeterminada
para enfrentarse a situaciones donde se entra en contacto con quien ha
sufrido un daño a causa de un crimen.

TRATO A LA VÍCTIMA POR EL APARATO DE JUSTICIA


Sostenemos como hipótesis que la percepción del tipo social de “víc-
tima” influye en el trato que los miembros de las instituciones de procu-
ración de justicia dan a las personas de manera más determinante que la
normatividad que rige su actuación. El contexto de la relación entre las
víctimas y las autoridades encargadas de la investigación y persecución
del delito es complejo y se caracteriza por una especie de expectativa
anónima de parte de las víctimas, es decir, la anticipación de que las nor-
Derechos humanos e impartición de justicia 187

mas diseñadas para sancionar a los delincuentes no habrán de aplicarse


y que los casos quedarán impunes.
La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguri-
dad Pública (ENVIPE) 2020 estima que en Sinaloa 92.2% de los delitos
no son denunciados. De acuerdo con la encuesta, las causas para no
denunciar se clasifican en aquellas atribuibles a la autoridad, que sig-
nifican 52.7% del universo de personas que no denunciaron, y otras
causas, como considerar al delito de poca importancia, el miedo hacia
el agresor o el carecer de pruebas, que representa 45.7% del total. Entre
las causas para no presentar denuncias atribuibles a la autoridad, 33.4%
de las personas indicaron que ocurre por considerar que es una pérdida
de tiempo, mientras que el 10.7% adujo desconfianza en la autoridad.
Por su parte, los investigadores del Ministerio Público mantienen, en
lo general, la visión de que la víctima es un medio de prueba en la inda-
gatoria, una herramienta, un testigo más con la obligación de aportar
información para engrosar el expediente, pues el rol que se les asigna
dentro de un sistema de investigación formalizada lo reduce a mera
fuente de datos. En consecuencia, el trato que les dispensan se caracteri-
za, a lo sumo, por la tolerancia. Es verdad que dentro de las carpetas de
investigación se levantan constancias que aseguran que les fueron leídos
sus derechos a las víctimas, pero la mayoría de ellas aseguran que nadie
les explicó y solo las hicieron firmar ese documento. En otras palabras,
se cuidan las formalidades y se olvidan las personas. Para tener una idea
más clara acerca del trato concreto que reciben las víctimas de parte de
los miembros de las unidades de investigación de delitos en Sinaloa, nos
referiremos a casos que presentan la similitud de pertenecer a hechos
de la misma categoría criminal.

DESAPARICIONES FORZADAS
Un delito invisible
Parecería difícil de creer, pero en una sociedad como la sinaloense,
consciente del grave problema que significa la desaparición forzada de
personas (DFP), gracias sobre todo a la labor infatigable de los colecti-
vos de víctimas con familiares desaparecidos, este delito es invisibilizado
por las cifras oficiales. El reporte del año 2020 para Sinaloa del Secreta-
188 Óscar Fidel González Mendívil

riado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, no contiene


registro desagregado para la DFP. En el apartado de crímenes contra la
libertad personal, se consignan las diversas clases de secuestro, el rapto
y el tráfico de menores; y en una categoría común se engloban “otros
delitos que atentan contra la libertad personal”. Lo curioso es que esta
última es, por mucho, la más frecuente con 1,176 casos, frente a 11 ca-
sos de secuestro.
De acuerdo con el Diagnóstico sobre Desaparición Forzada de Per-
sonas de la Coordinación General del Consejo Estatal de Seguridad Pú-
blica, para el año 2020 en Sinaloa se presentaron 958 denuncias por
personas desaparecidas o no localizadas, correspondiendo a los muni-
cipios de Culiacán (375), Mazatlán (224) y Ahome (164) los registros
más altos.
La Fiscalía Especializada en Desaparición Forzada de Personas de
la Fiscalía General del Estado de Sinaloa, creada en 2019, así como sus
antecesoras, las agencias del Ministerio Público de la misma materia, re-
gistran casos que, en su mayoría, califican como privación de la libertad
personal, definido por el artículo 164 del Código Penal de la entidad,
que solo puede ser cometido por particulares y les asigna un castigo de
dos a seis años de prisión, que puede aumentarse hasta en una mitad
cuando el delito sea agravado.
En cambio, de acuerdo con la Ley General en Materia de Desapa-
rición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y
del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas (2017), estos crímenes
pueden ser cometidos tanto por servidores públicos como por quienes
no ejercen ningún cargo oficial. Las penas pueden llegar hasta entre
cuarenta y sesenta años de prisión.

Modelo de investigación en materia de desaparición forzada


La Conferencia Nacional de Procuración de Justicia (CNPJ) aprobó
en 2018 el Protocolo Homologado de Investigación para los delitos de
Desaparición Forzada y desaparición cometida por particulares. En ma-
teria del trato que debe darse a las víctimas, el protocolo establece que:
La/el AMP y Policía deben reconocer a las víctimas y testigos como titulares y
sujetos de derechos a los que debe respetarse y protegerse, en todo momento, su
dignidad como personas; incluso a no ser objeto de violencia, arbitrariedades,
Derechos humanos e impartición de justicia 189

discriminación y recibir por parte de todo el personal sustantivo un trato sensible


e igual; con ello se garantizará el acceso pleno a sus derechos humanos con un
enfoque diferenciado y especializado atento al caso concreto. Además, se reco-
noce como parte de los Derechos Humanos que le asisten a la víctima directa
o indirecta, la facultad de designar un(a) Asesor(a) Jurídico(a) público o privado,
para la representación de sus derechos en cualquier momento del procedimiento
de investigación (CNPJ, 2018, p. 38).

Veamos a continuación la manera real en la que se prodiga la aten-


ción a las víctimas por los agentes de la institución encargada de la in-
vestigación del delito de DFP, en especial por lo que hace a garantizar el
ejercicio del derecho a la verdad y de acceso a la justicia.

La investigación del delito de desaparición forzada


La Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) emitió la
recomendación general número 1/2020, dirigida al Fiscal General de
la entidad, en la cual analizó un universo de 338 expedientes integrados
en la propia comisión entre 2008 y 2019 respecto de la prevención, aten-
ción e investigación de delitos que afectan la libertad de las personas.
Entre sus principales hallazgos se destacan:
1. Poca, nula o demorada búsqueda de las personas desaparecidas.
2. Poca intención de investigar a fondo, “fue una constante el veri-
ficar que los agentes del Ministerio Público enviaban los oficios
de investigación una y otra vez a la policía investigadora y ésta no
daba respuesta inmediata” (CEDH, 2020, p. 17).
3. Las investigaciones del Ministerio Público son de escritorio y po-
cas veces se amplían con investigación empírica y de campo.
4. La investigación es demorada y deficiente, “pareciera que no se
quiere investigar de manera científica, profunda y diligente al
ser señalados como presuntos responsables a agentes del Estado”
(CEDH, 2020, p. 20).
5. No se involucra a los familiares de las personas desaparecidas en
el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las accio-
nes de búsqueda, ni se garantiza la coadyuvancia en la investiga-
ción.
190 Óscar Fidel González Mendívil

6. Los familiares de las víctimas no tienen por qué “empujar” las in-
vestigaciones, estas deberían ser llevadas de manera oficiosa por
los agentes del Ministerio Público y sus auxiliares policiales y peri-
ciales.
7. Las acciones de investigación no llevan continuidad, homologa-
ción ni seguimiento, pues “no en todos los casos se pide revisión
de videos, ni se investigan movimientos en cuentas bancarias,
como tampoco se rastrean celulares, no en todos se requiere estu-
dios de ácido desoxirribonucleico” (CEDH, 2020, p. 30).

LA ACCIÓN DE LOS COLECTIVOS DE


BÚSQUEDA DE PERSONAS
La tarea de impulsar el avance de las investigaciones recae en mu-
chas ocasiones, como lo establece la CEDH, en las propias víctimas. Sus
historias son muy parecidas, recorrieron los vericuetos burocráticos bus-
cando respuestas a la ausencia forzada de sus familiares y ante el des-
dén, la ausencia de orientación, la falta de empatía, el desconocimiento
de los trámites y los obstáculos para ser atendidos, se encontraron entre
ellos y se organizaron en comunidades que se ha dado en denominar
“colectivos”. Juntos, desde diversos grupos, han presionado a las autori-
dades hasta forzarlos a sostener reuniones periódicas llamadas revisio-
nes de casos, en las cuales están presentes los agentes investigadores de
la Fiscalía, los familiares de la persona desaparecida y representantes de
las comisiones de derechos humanos, nacional y/o estatal.
A partir de su constitución, a mediados de 2019, se ha integrado a
estas mesas de trabajo la Comisión Estatal de Atención Integral a Vícti-
mas (CEAIV) y, en algunos casos, la Comisión Estatal de Búsqueda. En
cada una de estas mesas se levantan acuerdos con la intención de lograr
avances en las investigaciones. Veamos la clase de compromisos que se
suscriben para analizar si se cumplen los propósitos de las revisiones de
casos. El cuatro de septiembre de 2019, en las instalaciones de la Fiscalía
General del Estado (FGE), se realizó la mesa de trabajo número 22 en
la que se registraron tres compromisos: 1) el trámite de la constancia de
víctima; 2) un oficio recordatorio a la Fiscalía General de la República
para que, en colaboración, designara un perito; y 3) realizar un análisis
de los estados de fuerza.
Derechos humanos e impartición de justicia 191

En la misma fecha y ubicación se celebró la mesa de trabajo nú-


mero 33 y se anotaron dos acuerdos: 1) un agente de la policía de
investigación entrevistaría a un testigo; y 2) la víctima indirecta solici-
taría al agente del Ministerio Público que realizara los trámites para
acreditar su calidad de víctima. La constancia de víctima, en ambos
casos, se explica para iniciar el trámite ante la CEAIV e inscribir a las
personas afectadas en el Registro Estatal de Víctimas. Hasta 2019 esta
institución no existía y aun cuando la Ley General de Víctimas faculta-
ba a la Secretaría General de Gobierno para ejercer las facultades de
la CEAIV en tanto se constituía, no se hizo así. La importancia de los
acuerdos restantes solo puede valorada en función del contenido de
las correspondientes carpetas de investigación, pues el contraste entre
la propuesta y el trabajo documentado en la indagatoria deja en claro
la valía de lo acordado.
El caso atendido en la mesa 22 dio inicio a una carpeta de investiga-
ción en 2017 por el delito de privación de la libertad personal agravada
por violencia. La CEAIV revisó el expediente el 15 de noviembre de
2019 y, a esa fecha, alcanzaba los cuatro tomos. En términos generales,
la indagatoria contenía la mayoría de las diligencias básicas que señalan
los protocolos de la Organización de Naciones Unidas para la Droga y
el Delito, así como el de la Conferencia Nacional de Procuración de Jus-
ticia, en materia de investigación de la DFP. El problema es que algunas
no se efectuaron a tiempo y otras solo se incorporaron por la insistencia
de las víctimas. Por ejemplo:
1. La inspección del lugar se efectuó más de un año después de ocu-
rrido el crimen.
2. Aun cuando las muestras de ADN fueron tomadas al inicio de la
investigación, la confronta del perfil genético de la persona des-
aparecida con la Base del Sistema de Índice Combinado de ADN
(CODIS) no aparece sino hasta mucho tiempo después.
3. La comparación de huellas dactilares con el Sistema Automatiza-
do de Identificación de Huellas Dactilares (AFIS) se da tarde en
la indagatoria.
4. El teléfono móvil, como elemento de información, aparece hasta
el tomo tres del expediente, en 2019.
192 Óscar Fidel González Mendívil

5. En cambio, la indagatoria cuenta con una multiplicidad de datos


aportados por las víctimas indirectas para que la policía de inves-
tigación realice la inspección de los lugares donde podría encon-
trarse la víctima directa.
En conclusión, tras numerosos documentos y papeles que integran
los cuatro tomos de la indagatoria, aún no cuenta con datos para iden-
tificar a los delincuentes o establecer la ubicación de la persona des-
aparecida. Y a pesar de existir datos respecto a la intervención de un
grupo armado como autor del hecho, la delincuencia organizada no
aparece como línea de investigación. El caso atendido en la mesa 33
también dio origen a una carpeta de investigación en 2017 por el delito
de privación de la libertad personal agravada. La CEAIV revisó la carpe-
ta el 22 de noviembre de 2019. Al igual que la anterior, la indagatoria
contiene la mayoría de las diligencias básicas que señalan los protocolos
en materia de investigación de la DFP, mas no todas se efectuaron de
manera oportuna. Se repite, además, la circunstancia de existir nume-
rosos datos aportados por las víctimas indirectas para que la policía de
investigación localice los lugares donde podría encontrarse la víctima
directa. Y el resultado es el mismo: no hay información para identificar
a los delincuentes o establecer la ubicación de la persona desaparecida.
A final de cuentas pareciera que las investigaciones se encuentran
atascadas en ambos casos y las acciones que se realizan son meramente
formales, que pasan a engrosar los expedientes. Da la impresión de que
la autoridad abdicó de toda pretensión por probar el delito y encontrar
a los responsables, y se limita a recibir las sugerencias de las víctimas
respecto de ubicaciones donde efectuar búsquedas con la esperanza de
encontrar a las personas desaparecidas.
El impulso de las indagatorias corre a cargo de las víctimas y la ac-
titud de los investigadores, que condicionan su deber de actuar a los
acuerdos que se tomen en las mesas de trabajo, nos revela que la idea
de Mendelshon de que las víctimas tienen un grado de culpa en su vic-
timización, se evidencia en este par de casos en los cuales las personas
desaparecidas eran miembros de corporaciones policiales o habían in-
teractuado con ellas. Más allá del papel que existe en el expediente, en
su experiencia vivencial, las víctimas han tenido que recorrer un cami-
no cuesta arriba, solas por tramos, venciendo obstáculos burocráticos,
personales y hasta familiares. Sin lugar a dudas el Estado les ha fallado.
Derechos humanos e impartición de justicia 193

JUEVES NEGRO
El día jueves 17 de octubre de 2019 grupos armados de la delincuen-
cia organizada tomaron de manera violenta ciertos espacios públicos de
la ciudad de Culiacán para obligar al gobierno federal a suspender un
operativo que había logrado capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de
Joaquín Guzmán Loera, alias “el Chapo”, quien tres meses antes había
sido sentenciado a cadena perpetua en la Corte de Distrito del Este de
Nueva York. Las autoridades liberaron al detenido. El saldo de esta ac-
ción del Cartel de Sinaloa fueron muertes, lesiones, daños a los bienes
públicos y de los ciudadanos, pero, sobre todo, la afectación de la segu-
ridad comunitaria, el quebrantamiento de la ilusión de que vivimos en
paz y que las autoridades tienen el control sobre los criminales.
Frente a la violencia, las autoridades de seguridad y justicia reaccio-
naron en dos maneras: 1) desplegaron la presencia de agentes policiales
que no tuvieron éxito en contener la acción criminal, pues la ciudad fue
liberada hasta que los delincuentes lo decidieron; y 2) una vez conclui-
da la fase más grave del conflicto, el aparato de procuración de justicia
inició los expedientes de investigación. El gobierno de la Federación,
por medio de la delegación en Sinaloa de la Fiscalía General de la Repú-
blica (FGR), integró la carpeta número FED/SIN/CLN/0001610/2019
por lo que respecta a los delitos federales. Para los delitos locales, la FGE
abrió el expediente principal CLN/UEHD/007692/2019 en su unidad
especializada en homicidios dolosos y siete días después el agente del
Ministerio Público se declaró incompetente para continuar investigan-
do, por lo que envió el expediente a la Fiscalía federal el día 24 de octu-
bre de 2019. Lo mismo sucedió, en diversas fechas, con treinta y cuatro
carpetas más, iniciadas por robo de vehículo.
Los actos de violencia motivaron la intervención de la Comisión Es-
tatal de Atención Integral a Víctimas (CEAIV) desde el propio Jueves
Negro para entrar en contacto y atender a las personas afectadas. En
total, relacionados con estos hechos violentos, se recibieron cuarenta
y cuatro casos: tres personas fallecidas, cinco personas lesionadas, cin-
co autos robados, dos locales comerciales y veintinueve carros dañados.
Las primeras notificaciones oficiales del agente del Ministerio Público
de Sinaloa a cargo del expediente principal, dirigidas a la CEAIV comu-
nicando la constancia a las víctimas indirectas de homicidio doloso, se
firmaron un día antes y un día después de que redactara su decisión de
194 Óscar Fidel González Mendívil

declararse no competente para continuar investigando. En entrevista,


familiares de las personas asesinadas manifestaron su enojo contra la
institución a cargo de las investigaciones por la falta de empatía y exceso
de trámites burocráticos, aunque reconocieron la calidad humana de
ciertos funcionarios en específico. El dolor era patente.
En cuanto a los delitos que menoscabaron el patrimonio de las víc-
timas registradas en la CEAIV, tan solo por el delito de daños se estimó
un monto de afectación aproximado de $945,000.00 (novecientos cua-
renta y cinco mil pesos), con base en los avalúos periciales practicados
por personal de la FGE y los deducibles establecidos por las compañías
aseguradoras.
Con el propósito de proceder a la compensación económica en los
casos en que las víctimas vieron afectado su patrimonio, la CEAIV soli-
citó al Gobernador de Sinaloa que entregara los recursos del Fondo de
Ayuda, Asistencia y Reparación Integral, que por un total de diez millo-
nes de pesos había aprobado el Congreso del Estado en el Presupuesto
de Egresos 2019. Los recursos no fueron autorizados.

PERSONAS DESPLAZADAS EN TEPUCHE


El 24 de junio de 2020, en la sindicatura de Tepuche, municipio de
Culiacán, se enfrentaron dos grupos de la delincuencia organizada, per-
tenecientes al Cartel de Sinaloa, con un saldo de 16 personas muertas.
Como resultado de la violencia, los pobladores de diversas comunidades
se vieron forzados a abandonar sus hogares y trasladarse a la ciudad de
Culiacán. Por los homicidios, la Fiscalía General del Estado abrió la car-
peta de investigación CLN/UEHD/4478/2020.
Al momento de los hechos, la ley en Sinaloa no contemplaba como
delito al desplazamiento forzado interno. Fue hasta la sesión del 9 de ju-
lio de 2020 que el Congreso del Estado aprobó dicha figura delictiva, al
adicionar un artículo 175 bis al Código Penal. La reforma fue publicada
en el Periódico Oficial No. 101 de fecha 21 de agosto de 2020.
No obstante, los actos violentos implicaban una violación a los de-
rechos humanos de los pobladores de Tepuche y la CEDH abrió el ex-
pediente CEDH/IV/099/2020 dentro del cual, el 25 de junio de 2020,
dictó medidas cautelares para protegerlos, dirigidas, entre otras auto-
Derechos humanos e impartición de justicia 195

ridades, al Secretario General de Gobierno. El 3 de julio de 2020 la


CEAIV recibió a representantes de cincuenta y cuatro familias afectadas
de las poblaciones de Bagrecitos, Bambelete y la Ceiva. Y el 19 de agosto
recibió a representantes de 34 familias más, pobladores de la comuni-
dad de Guayabitos.
La CEAIV inscribió a los afectados en el Registro Estatal de Víctimas
por violaciones a sus Derechos Humanos. Además, entregó despensas a
las familias desplazadas y gestionó ante el Banco de Alimentos de Culia-
cán que se les otorgara el beneficio de despensa. Por último, se remitió
a la Coordinación Nacional de Becas Benito Juárez los casos de los hijos
de las familias afectadas, en etapas de preescolar hasta el nivel universi-
tario.

HACIA UN MODELO DE PROCURACIÓN DE JUSTICIA


CENTRADO EN LA VÍCTIMA
Como dejan patente los casos anteriores, la forma actual de trabajo
de las autoridades investigadoras no funciona para garantizar, a pleni-
tud, el ejercicio de los derechos de las víctimas. Es momento de cambiar.
Desde el inicio, los sistemas penales se han construido alrededor de la
figura del criminal. Los esquemas de denuncia, acusación, interrogato-
rio, confesión, juicio, tenían todos por objeto probar su culpabilidad.
El reconocimiento de su derecho a defenderse surge frente al abuso
que aquellos llegaron a significar. Pero todas las categorías se referían
al delincuente. Hoy es momento de dar a las víctimas el lugar que con
toda justicia merecen.
La labor de la Fiscalía General del Estado no puede continuar rea-
lizándose alejada de las víctimas, tratándolas como meros medios de
prueba que una vez desahogados son desechados, o mirándolas con
desconfianza porque no llenan la idea social que de ellas mantienen sus
operadores. Tampoco puede conformarse solo con cumplir formalida-
des y olvidar las expectativas de verdad y justicia de las personas.
La investigación y persecución del delito son funciones del Ministe-
rio Público que no se cumplen necesariamente al engrosar expedientes
y emitir resoluciones. Tampoco se colman de manera exclusiva en la ta-
rea de probar el crimen e identificar a los responsables. En muchas oca-
196 Óscar Fidel González Mendívil

siones, previo a ello está el proteger a las víctimas para darles seguridad
y confianza. Por ello, proponemos un nuevo modelo de procuración
de justicia. El modelo es un esquema integral que hace de la víctima el
centro de las políticas públicas, el eje de las investigaciones, el sujeto
del proceso penal y el beneficiario de la atención y protección ante el
hecho victimizante. Parte de reconocer que, hasta el momento, los pro-
cedimientos de trabajo en materia de investigación y persecución del
delito han tenido como eje la figura del criminal y pretende incorporar
en ellos a la víctima como pleno sujeto de derechos.
Los objetivos del modelo propuesto son los siguientes: 1) proteger y
auxiliar a la víctima; 2) acreditar los elementos de la descripción legal
del crimen; 3) demostrar la responsabilidad del delincuente; y 4) apor-
tar datos para lograr la reparación del daño. En otras palabras, no se tra-
ta solo de cumplir los propósitos institucionales, sino también cumplir
las expectativas de quienes se ven involucrados en los procedimientos
penales.
En suma, proponemos que la Fiscalía General del Estado reoriente
su sistema de investigación delictiva conforme a los siguientes ejes de
trabajo: 1) Atender con perspectiva de género. 2) Creer en el dicho
de la víctima. 3) Informar con oportunidad y veracidad. 4) No generar
falsas expectativas. 5) Proporcionar atención y protección integral, efi-
ciente y profesional, de calidad y con calidez. 6) Orientar las acciones y
respetar las decisiones de la persona víctima de delito. 7) Entender que
las víctimas de delito son personas en un proceso de transformación. 8)
Acompañar el proceso de cambio de su condición de víctimas a sobre-
vivientes.
Derechos humanos e impartición de justicia 197

Referencias
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1/2020 Desaparición de Personas en el estado de Sinaloa. https://bit.ly/3d2azxX
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Zamora Grant, J. (2003) La víctima en el sistema penal mexicano. Instituto Nacional de
Ciencias Penales.
Narcotráfico y desaparición forzada: el
futuro perdido de una nueva generación

PATRICIA FIGUEROA
“Como voy a olvidarme, solo olvidan los bobos,
que reescriben la historia, para borrarlo todo.
Como voy a olvidarme, ¿Dónde pongo las sombras?
Solo quiero saber ¿dónde están los que sobran? (…)
Como voy a olvidarme, ya sé que les estorba,
que se abran las cunetas, que se miren las fosas.
Y que se haga justicia, sobre todas las cosas,
que los mal enterrados, ni mueren ni reposan”.
Víctor Manuel, cantautor

RESUMEN
En el presente capítulo se analiza el proceso de revictimización que
sufren las madres con hijas e hijos desaparecidos en Sinaloa. Se contex-
tualiza el fenómeno de la desaparición forzada de personas y desapa-
rición cometida por particulares en el Estado en relación al ambiente
de violencia y corrupción generado por el crimen organizado, el cual,
se aborda desde una perspectiva sistémica, donde confluyen crimina-
les, políticos y empresarios. En este sistema criminal conocido popular-
mente como “narco” sinaloense, y al que proponemos llamar sistema
“narcoso” sinaloense, los componentes que representan un riesgo para
su “buen funcionamiento” son fácilmente desechados o sustituidos, en
este caso, asesinados o desaparecidos, siendo las y los jóvenes sinaloen-
ses, quienes sufren mayormente los daños directos de este escenario cri-
minal. Se concluye la urgencia de cambios estructurales en la atención a
las víctimas indirectas de este fenómeno, partiendo de la perspectiva de
la inmediatez, el respeto a los Derechos Humanos y el apego irrestricto
de las autoridades sinaloenses a los diversos protocolos y leyes que am-
paran estos derechos.
200 Patricia Figueroa

INTRODUCCIÓN
¿Cómo transformar un escenario de revictimización hacia las vícti-
mas de desaparición forzada de personas y desaparición cometida por
particulares en un escenario enmarcado por el crimen organizado y
donde el Estado representa el mayor violentador de los Derechos Hu-
manos de las víctimas indirectas de este delito? El primer paso es la com-
prensión del fenómeno, buscando conocer su génesis, sus dimensiones
y sus posibles soluciones. Transformar preguntas desgastadas y retóricas
que revictimizan a las víctimas directas e indirectas y crear una nueva
narrativa social de exigencia hacia el Estado en Sinaloa y en México.
La historia apreciada como una narración del pasado, es una ciencia
que nos permite comprender el único presente con el que contamos, y
desde esta compresión dirigir acciones hacia el mejor futuro posible de
los muchos que podemos construir. La historia de Sinaloa en este nuevo
siglo, se encuentra estrechamente ligada a una narrativa social y mediá-
tica dominada por el narcotráfico, la violencia y la corrupción política.
Si vamos aún más hacia atrás en el tiempo —siglo XX—, nos daremos
cuenta que esa historia es persistente y se encuentra unida también a la
muerte e impunidad.
Atender la realidad de violencia y corrupción en una sociedad como
la nuestra, nos enfrenta a un sistema complejo de interacciones, cuyas
condiciones sociales, económicas y políticas, entrelazadas históricamen-
te, han contribuido a crear el epicentro del narcotráfico mexicano co-
nocido internacionalmente como cártel de Sinaloa, considerado como
una de las organizaciones criminales más peligrosas del mundo; por
tanto, existe también un hipocentro, esa parte oscura donde nace la rup-
tura de la falla generada por esa interacción entre políticos, criminales y
empresarios. Los “narcotraficantes” y la violencia son temas recurrentes
en escritos periodísticos, académicos, literarios y en numerosas series
de televisión, son temas que matan y que venden, pero el tema de la
corrupción política y empresarial vinculada al crimen organizado, es
un tema sensible y riesgoso, poco abordado en Sinaloa y en muchos de
los casos, cuando se aborda, se hace de manera anecdótica y errática, o
bien, con intereses de golpeteo político entre grupos de poder.
En este contexto de extrema violencia y guerra perpetua, el silencio,
intimidación y corrupción se imponen por la fuerza y su manifestación
más intensa y dramática, no es ya el asesinato, sino la desaparición forza-
Narcotráfico y desaparición forzada 201

da de personas. Es urgente transformar las preguntas anómicas y perpe-


tuadoras de la violación de Derechos Humanos en Sinaloa, tales como:
¿qué hizo?, ¿qué debía? o ¿en qué andaba el joven o la joven para que
lo desaparecieran?, estas preguntas son, en esencia, retóricas y funcio-
nan como justificadores de la desaparición de personas. Los cuestiona-
mientos deben ser empáticos y, sobre todo, deben llevar implícita una
exigencia de justicia ante un Estado que ofende, revictimiza y violenta
sistemáticamente los Derechos Humanos de las víctimas.
Retomando la reflexión que en esta misma obra nos comparte Óscar
Fidel González Mendívil en torno a las víctimas, a las que se refiere en
su capítulo sobre Derechos Humanos e impartición de justicia, se puede
apreciar que en la tipología victimal “pervive, por un lado, la noción
original de la inocencia ideal de la víctima sacrificial, que aún hoy con-
cita sentimientos de admiración y solidaridad. Pero también, en el otro
extremo del tipo social de víctima se encuentra la noción de que todas
que tienen algún grado de responsabilidad en la producción del daño
que las afecta” (González, 2021, p.181).
La Drug Enforcement Administration (DEA, 2019) asegura que las orga-
nizaciones criminales transnacionales mexicanas (TCO) representan la
mayor amenaza en materia de drogas para los Estados Unidos, y es en
este contexto que el cártel de Sinaloa destaca como el de mayor presen-
cia en territorio estadounidense, mientras que el cártel Jalisco Nueva
Generación (CJNG) se coloca en segundo lugar como grupo criminal
dominante en los últimos años, seguido por el cártel de los Beltrán Le-
yva, el cártel de Juárez, el cártel del Golfo y Los Zetas. En su más reciente
reporte (DEA, 2020), tanto el cártel de Sinaloa como el CJNG siguen
siendo señalados como las dos organizaciones criminales más grandes
de México.
Si reconocemos, entonces, que Sinaloa ha sido y es, históricamente,
el epicentro del narcotráfico mexicano, nos corresponde buscar aquí mis-
mo su hipocentro, es decir, ese punto subterráneo que se encuentra entre
las sombras, justo debajo del punto epicéntrico superficial desde don-
de se hace visible el grave daño estructural que los sinaloenses hemos
venido sufriendo por décadas, destacando en el mundo como una de
las sociedades más violentas del orbe y como cuna de una organización
criminal transnacional, notoria, además, por su abundante producción
cultural que va desde la moda, música, literatura, series de televisión y
202 Patricia Figueroa

expresiones religiosas, que generan en su conjunto la narcocultura, la


cual se convierte en otra fuente ingresos para los beneficiarios colate-
rales del crimen, mientras que siguen siendo, sobre todos los jóvenes,
quienes sufren los daños directos de este paradójico escenario criminal.
En el presente análisis se propone una aproximación sistémica para
comprender el narcotráfico y los narcotraficantes más allá de la descrip-
ción de los mecanismos empleados para el cultivo, la producción y la
distribución de sustancias psicotrópicas ilegales y como entes aislados
del Estado, yendo más allá del concepto de un grupo de criminales “or-
ganizados” aislados capaces de corromper políticos y amenazar empre-
sarios.
El reto es dejar de pensar el narcotráfico con la vieja fórmula de pen-
samiento lineal o binario, donde los criminales se enfrentan a los acto-
res del Estado. En el pensamiento sistémico la realidad asoma teniendo
como actores principales una élite de criminales, políticos y empresa-
rios interactuando con el fin de obtener cada uno lo que busca: poder,
impunidad, votos, riqueza, prestigio social. Lo que conlleva a compren-
der que los componentes del sistema que representan un riesgo para
su “buen funcionamiento” son fácilmente desechados o sustituidos, en
este caso, asesinados o desaparecidos.

EL OTRO TRIÁNGULO DORADO: INTERACCIÓN ENTRE


POLÍTICOS, CRIMINALES Y EMPRESARIOS
Como sucede con otros términos que refieren fenómenos comple-
jos, no existe una definición universal para crimen organizado debido a
que el origen cultural, social y económico de los diversos grupos delic-
tivos alrededor del mundo determinan su forma de actuar; en México,
sin embargo, ha sido común que el concepto de crimen organizado sea
visto como sinónimo de narcotráfico y que la palabra mafioso pase a ser
también un referente cuando se habla de narcotraficantes.
Se propone que, en realidad, para el caso de Sinaloa, las interaccio-
nes entre poderes criminales, políticos y empresariales han contribuido
a crear un sistema “narcoso” sinaloense, este término vendría a explicar
por sí mismo el narcotráfico en Sinaloa como un sistema con múltiples
Narcotráfico y desaparición forzada 203

componentes siendo los fundamentales el político, el empresarial y el


criminal, vistos sistémicamente como una triada.
El sufijo latino oso denota abundancia de “la cosa expresada por el
substantivo primitivo, así: aceitoso (…), noticioso, sudoroso y temblo-
roso” (Alemany, 1920, p. 145) explican una cualidad preponderante,
misma que el prefijo sustantivado “narco” ha dejado de explicar para
transformarse, este último, en un elemento lingüístico que magnifica,
sensacionaliza y vulgariza, deformando los significados, por lo que ac-
tualmente encontramos en la prensa derivaciones del prefijo, incluso,
en diminutivo tales como “narquito”, para referirse a componentes de
poca importancia dentro del sistema. El sistema “narcoso” pone énfasis
en los actores principales que permiten la unión de lo legal e ilegal, que
al conectarse e interactuar crean un sistema autopoiético y exitoso en
los términos de sus fines y propósitos.
En The Gangster and the Politician, John Landesco (1929) analiza a
profundidad esta simbiótica relación a partir de expresiones de violen-
cia, amenazas, fraudes electorales, entre otras actividades. Según el aná-
lisis, este binomio tiene su manifestación más obvia, aunque no la úni-
ca, el día de las elecciones, cuando los criminales actúan a favor de un
político o partido político específico, de este modo el criminal obtiene
protección e inmunidad ante la ley y el político obtiene votos y poder.
La relación gánster-político, señala el autor, se convierte periódicamen-
te en un escándalo público y permea más allá de lo local, ya no sólo
por amistad sino por corrupción, motivados también por las ganancias
económicas que a ambas partes les genera violar la ley.
Allum (2006) analiza el crimen organizado como un sistema con sub-
sistemas y pone especial atención en la interacción entre ellos y de su
desarrollo a través del tiempo, notando que, en una primera etapa, la de
mediados de siglo XX, los integrantes de la Camorra o camorristi tenían
el rol de proveer votos a los políticos, mientras que tres décadas después
su rol era más sofisticado y complejo ya que, además de votos, también
proveían protección, violencia y recursos económicos. Las obligaciones
del subsistema político era brindar protección legal a los criminales
para que ejercieran impunemente sus actividades ilícitas.
Sobre esta misma interacción de tipo clientelar, pero con un enfoque
antropológico, Arias (2006) se pregunta cómo pueden los traficantes
de drogas tener la capacidad de establecer estados “paralelos” en una
204 Patricia Figueroa

ciudad como Río de Janeiro, en Brasil, y parte de la hipótesis de que la


persistencia del poder de estos criminales surge de las relaciones políti-
cas que mantienen tanto con actores civiles como con funcionarios del
Estado, gracias a las cuales cuentan con la protección necesaria para
seguir adelante con sus actividades delictivas.
A la discusión académica surgida en Europa y Estados Unidos sobre
el crimen organizado y el componente “corrupción” como elemento
que mina al Estado, se contrapone una visión que emerge desde la rea-
lidad latinoamericana donde es el Estado el que busca penetrar en las
decisiones del narcotráfico; de hecho, se señala que en el caso de Méxi-
co existe un Estado débil donde, como en el caso colombiano, el narco-
tráfico “no coopta al Estado sino que el proceso es más bien contrario”
(Emmerich, 2015, p. 83).
Para Casas-Zamora (2013) —cuyo trabajo analiza profundamente
“las relaciones peligrosas” entre criminales y políticos— los rastros del
poder criminal interactuando con el poder político se dejan notar como
algo común en diferentes épocas y sociedades, ya sea desde finales del
siglo XVII en colonias británicas de los Estados Unidos o en diversos
países de América Latina, siendo particularmente serios y escandalo-
sos los casos de Colombia y México donde desde la década de 1970 es
un “secreto a voces” el apoyo de ciertos capos de la droga a campañas
políticas. Ante un panorama de elecciones cada vez más competidas en
los países latinoamericanos, los recursos del tráfico de drogas se ponen
también a disposición de las campañas políticas. El autor sostiene que
“las elecciones competitivas son algo maravilloso para la democracia,
pero también ofrecen oportunidades irresistibles para que los grupos
del crimen organizado hagan una inversión política”.
En cualquiera de los casos, el tema de la corrupción se presenta como
elemento de análisis fundamental —aunque no como elemento único
o transversal— para comprender los mecanismos y funcionamientos de
las redes entre los actores sociales, políticos y criminales que conforman
el sistema de interacciones en torno a la actividad del crimen organiza-
do.
El desarrollo de la relación triangular entre gánsteres, empresarios y
políticos en Taiwán y la transformación de estas relaciones en importan-
tes grupos de poder son analizadas también por Ko-lin Chin (2009) a
partir de elementos como la industria de la construcción, la industria de
Narcotráfico y desaparición forzada 205

las apuestas, el sexo y el entretenimiento y el sistema político. El autor


se refiere a intercambios corruptos y a una infiltración paulatina de los
grupos criminales a las arenas legales del mundo económico y político.
El Triángulo Dorado asiático es una región donde reina la pobreza y
solo unos pocos logran acceder a la riqueza generada por el mercado
de las drogas (opio, heroína y metanfetamina principalmente), y entre
ellos se encuentran líderes políticos y empresariales con altos niveles de
interacción. En algunas de las ciudades más representativas de la zona,
como en el estado autónomo de Wa, una misma persona puede desem-
peñar varios roles a la vez, como político, empresario y criminal, esta
versatilidad le permite desplazarse entre el mundo legal e ilegal, entre
las economías de sombras y la economía regular, haciendo difícil distin-
guir los límites entre el mundo de la política, el crimen y los negocios
(Chin, 2009).
Al estudiar a la mafia china, Pen Wang (2017) propone una nueva
teoría socio-económica para el estudio del crimen organizado (combi-
nando las aproximaciones teóricas de Gambetta (1990) por la parte eco-
nómica y de Granovetter (1985) por la parte de la incrustación social),
discutiendo desde este marco teórico las condiciones locales donde
emerge el fenómeno y un Estado fallido que abre el espacio para pro-
tección extra-legal, mencionando también las alianzas entre políticos y
criminales organizados como un elemento clave del éxito para ambos
grupos. Las dimensiones que encuentra son 1) la presencia del llamado
“paragua de protección”, protective umbrella, donde oficiales corruptos
protegen a los criminales y sus negocios; 2) la adopción de frentes le-
gales; y 3) el control ilegal de las actividades económicas en un cierto
territorio (Wang, 2017, p. 188).
Tratándose de crimen organizado, el fenómeno de la corrupción es
un componente indispensable (Friman y Andreas, 1999; Kopp, 2004;
Bovenkerk y Levi, 2007; Briquet y Faravel-Garrides, 2010) desde el mo-
mento en que se establecen las relaciones político-criminales que de-
terminan el grado de penetración del crimen organizado en las institu-
ciones formales de la sociedad y del Estado. Esta interacción entre los
actores del Estado y los criminales genera una relación de corrupción
y poder que es parte de un sistema de economía global ilícita, dicho
en las palabras de Richard Friman y Peter Andreas (1999, p. 10): “la
corrupción que emerge de la interacción entre actores del estado y ac-
tores criminales no estatales en la economía global ilícita expresa los
206 Patricia Figueroa

límites de los controles estatales, pero también su poder”. Corrupción


y sistemas de justicia débiles son la perfecta combinación para el forta-
lecimiento del crimen organizado transnacional (Wing Lo et al., 2020).

PASADO Y PRESENTE: UNA MIRADA A LA


HISTORIA OSCURA DE SINALOA
Es imposible comprender la cultura sinaloense actual, sin atender la
historia que nos ha marcado como sociedad, o sin considerar los con-
textos globales que impactaron desde siempre lo local. Desde principios
de la década de 1990, el liderazgo de la infame zona aurífera de las
drogas en Asia ha ido disminuyendo ante la competencia colombiana y
mexicana. De hecho, a fines de la misma década, los datos oficiales de
Estados Unidos consideraban que el 60 por ciento de la heroína intro-
ducida a ese país provenía de Colombia, e incluso se señaló que México
y Colombia introdujeron al menos tres cuartas partes de la heroína con-
sumida en territorio estadounidense (Chin, 2009).
En el caso mexicano, el paralelismo con el Triángulo Dorado asiático
queda perfectamente ilustrado con la zona montañosa del noroeste que
conecta Sinaloa, Durango y Chihuahua, la cual desde la década de 1990
fue destacada por la prensa internacional como el Triángulo Dorado
de las Drogas de México y como una zona ideal para la producción de
opio.
Ko-lin Chin es consciente de esta realidad triangular, llevándola a
una expresión más que geográfica, geopolítica y social al señalar como
fundamental para el funcionamiento de estas áreas la trilogía formada
por criminales, empresarios y políticos; que involucra a personas dedi-
cadas, principalmente, a actividades ilegales interactuando con empre-
sarios legítimos y políticos corruptos. Es a partir de esta exitosa unión
que han surgido poderosos grupos criminales en Italia, Rusia, Colom-
bia, México y Taiwán, entre otros países, con “vínculos muy desarrolla-
dos entre gánsteres, empresarios y políticos” (Chin, 2009: 2).
El abordaje histórico del fenómeno del narcotráfico y el panorama
actual del mercado de las drogas ilícitas en el mundo brinda amplia evi-
dencia de su complejidad social, cultural, económica y política a nivel
macro y micro, por lo que un análisis estructural se considera funda-
Narcotráfico y desaparición forzada 207

mental para una mejor comprensión de sus interconexiones con enfo-


ques de las ciencias sociológicas, históricas, antropológicas, económicas
e incluso políticas.
Hacia finales del siglo XIX, la participación en actividades de con-
trabando de las propias autoridades y empresarios de estados mineros
del norte del país, entre ellos Sinaloa, en actividades de contrabando,
se manifestaba en su negativa a cumplir las leyes que obligaban enviar
los lingotes de oro y plata para su registro oficial a la ciudad de México;
ventajosamente alejadas de la autoridad central, dichas autoridades re-
gionales enviaban los lingotes al extranjero sin que constara su salida en
las actas de los puertos de Mazatlán en Sinaloa o de Guaymas en Sonora.
De este modo, mientras que un reducido grupo de gobernantes y em-
presarios se hacían ricos, los mineros y campesinos de las zonas serranas
seguían siendo pobres, mantenían sus casas de adobe y sufrían algunas
enfermedades como aquella del bocio o “cuello hinchado” (goitre or swe-
lled neck), que fue llamada “buche” por los españoles (Hamilton, 1882).
La explicación de la decadencia del auge minero de Badiraguato la
ofrece Héctor R. Olea (1988) al ver en la clausura de La Casa de Mone-
da en Culiacán en 1905 y las posteriores luchas revolucionarias de 1910
las causas principales del abandono de las minas enclavadas en la sierra.
Hacia 1928 sólo 36 minas permanecían activas en la zona badiragua-
tense y al cabo de pocos años una nueva actividad vendría a reactivar
la economía de la zona topográfica y climáticamente apropiada para la
siembra de amapola, adormidera y marihuana. Citando a Raúl Valen-
zuela Lugo, Héctor R. Olea refiere el “dato preciso y fidedigno” de un
chino experto en el procesamiento de opio radicado en el poblado de
Jesús María, que se trasladaría al poblado de Santiago de los Caballeros
donde enseñó la técnica de procesamiento de la planta. Para la década
de 1940 y con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la demanda
del producto aumentó y como en todo negocio próspero, la participa-
ción conjunta de extranjeros y de empresarios de la región hicieron
aún más rentable el negocio de las drogas que apenas comenzaba a
percibirse como ilícito. La fase de auge del negocio que representaba la
siembra de estos cultivos ilícitos coincide con la fase de decadencia de
la minería en esta misma zona, la cual Román Alarcón (2017) sitúa en
el período 1940-1950.
208 Patricia Figueroa

La sierra ha sido escenario constante de la lucha en torno al tráfico


de drogas. El libro de Margarita Leyzaola (2010) narra la historia de
su padre, Alfonso “La Onza” Leyzaola, asesinado en 1941 (durante la
gubernatura de Rodolfo T. Loaiza) en una emboscada en Badiraguato
mientras cumplía con una comisión para quemar campos de opio en
la sierra sinaloense. Leyzaola fue presidente municipal de Culiacán de
1923 a 1924, fue también comerciante, militar, empresario y agricultor.
Durante el gobierno de Alfredo Delgado fue nombrado Jefe de la Poli-
cía Judicial de Sinaloa para atender los conflictos armados con motivo
del reparto de tierras. En 1938 es encarcelado por la muerte del ex pre-
sidente municipal de Mazatlán, Alfonso Tirado. Después de desempe-
ñarse en puestos de seguridad en la ciudad de México, en la presidencia
de Manuel Ávila Camacho, Leyzaola regresa a Sinaloa al ser nombrado
por el gobernador Loaiza encargado de la lucha contra el narcotráfico
en el Estado.
La zona serrana de Sinaloa es fundamental para comprender el fe-
nómeno del narcotráfico en México y cabe destacar que la lucha contra
el consumo y tráfico de drogas, fue desde sus inicios un fenómeno con
importantes connotaciones de tipo político. Pinchetti (1981) rescata
testimonios de habitantes de zonas serranas de Sinaloa, Durango y Chi-
huahua donde se implementó el operativo militar contra el narcotráfico
conocido como Operación Cóndor. Dicho operativo se instauró duran-
te los años 1976, 1977 y 1978 principalmente y tuvo como objetivo des-
truir plantíos de amapola y marihuana. Las narraciones acusan tortura
y violación a los Derechos Humanos por parte de los militares y agentes
del Estado encargados del operativo.
También se hace notar, según la evidencia que se ha ido acumulan-
do, que como actividad económica altamente lucrativa, el mercado de
las drogas ilegales ha generado una cadena de producción donde preva-
lece la desigual distribución de la riqueza generada (O’Connor, 2009), y
que analizándola como cualquier otra empresa del mundo capitalista, el
narcotráfico tiende a la acumulación de riqueza y dinero de los dueños
del capital que compiten entre sí por el mercado, generando violencia
y corrupción, mientras que, por otro lado, los campesinos y habitantes
de las zonas serranas se ven afectados por la violencia, la inseguridad y
las bajas ganancias en relación a la alta rentabilidad de sus productos en
los mercados finales.
Narcotráfico y desaparición forzada 209

En su monumental libro de más de mil páginas, The Underground Em-


pire: where crime and government embraces, el periodista James Mills (1987)
pone énfasis en las interacciones del narcotraficante cubano Alberto Si-
cilia Falcón con políticos de alto rango del gobierno mexicano. Incluso,
el potencial escándalo que podía generarse al ponerse al descubierto
la amistad entre este criminal y Mario Moya Palencia, Secretario de Go-
bernación y favorito a suceder a Luis Echeverría, obligó a un viraje en
la candidatura priísta a la Presidencia que finalmente cayó en la figura
de José López Portillo. Ante la detención de Sicilia Falcón en la década
de 1970, su amiga la actriz Irma Serrano “La Tigresa”, se refirió pública-
mente a la red de protección del narcotraficante que incluía “policías,
comandantes, periodistas y muy conocidas personalidades” (Mills, 1987,
p. 549).
El afán de Sicilia Falcón por controlar completamente el mercado
de la marihuana en México lo llevó a aliarse con las guerrillas de Gue-
rrero estableciendo el quid pro quo: drogas por armas. En el esquema de
negocios ilícitos del cubano, Sinaloa era un competidor importante y
habría que darle la batalla a través de las autoridades antinarcóticos de
México, a quienes pagaba fuertes sobornos para atacar a sus competido-
res en Sinaloa. “La DEA estadounidense, cuyas operaciones en México
se limitaron a las sancionadas por el gobierno mexicano, se centraría
de manera similar en Sinaloa (…) La única marihuana mexicana en el
mundo sería la de Falcon” (p. 101).
En esta obra de corte periodístico, el autor comparte datos basados
en trabajo de inteligencia realizado por autoridades de Estados Unidos
y en él se reporta cómo funcionarios públicos en posiciones de poder
(jueces y policías) eran elementos claves para la fuga de las prisiones
mexicanas de importantes traficantes que tenían lo medios para com-
prar sus libertades. Culiacán se menciona al menos en seis ocasiones
cuando se describe el nacimiento de las rutas aéreas de la cocaína desde
Sudamérica hacia los Estados Unidos a finales de la década de 1970 y
principios de la década de 1980.
El badiraguatense Rafael Caro Quintero, arrestado en la década
de 1985 y hoy el fugitivo más buscado por la Drug Enforcement Admi-
nistration (DEA, s.f.) de los Estados Unidos y por quien ofrecen una
recompensa de 20 millones de dólares, declaró haber regalado 200
autos nuevo a diversos funcionarios distribuidos en todo el país y “con-
210 Patricia Figueroa

fesó” otro tipo de delitos relacionados con el crimen organizado; sin


embargo, nunca aceptó haber participado en el asesinato del agente
estadounidense Enrique Camarena ocurrida ese mismo año y donde
se involucró también al narcotraficante sinaloense Ernesto Fonseca
(Shannon, 1988).
En su libro Desesperados, Elaine Shannon (1988) abre la discusión so-
bre los dichos oficiales de las autoridades mexicanas, la negación de
Caro Quintero y los reportes de los investigadores norteamericanos so-
bre el caso Camarena. Uno de ellos, Jaime Kuykendall no aceptó del
todo la versión oficial que culpaba a los narcotraficantes del asesinato
del agente, sino más bien, consideró que la muerte de Camarena había
sido planeada por funcionarios del gobierno mexicano adscritos a las,
ahora inexistentes, Dirección Federal de Seguridad (DFS) y de la Po-
licía Judicial Federal (PJF), con el fin de cubrir los elevados niveles de
corrupción oficial relacionados con el narcotráfico.
El término “narcopolítico” se empezó a utilizar a partir de las cono-
cidas relaciones del narcotraficante Miguel Ángel Félix Gallardo con
políticos y funcionarios, sobre todo de Sinaloa. La revista Proceso pu-
blicó en 1985 una fotografía del capo y de su esposa tomada en 1983
con el ex gobernador Leopoldo Sánchez Celis (1963-1968), la nota
señalaba también la supuesta sociedad empresarial entre Félix Gallar-
do y el hijo del ex mandatario Rodolfo Sánchez Duarte. El abogado
de Sánchez Celis negó cualquier relación con negocios ilícito y aludió
a una amistad de años atrás con Félix Gallardo originada cuando este
era agente policial en Sinaloa y a la vez su guardaespaldas. La nota de
Proceso no motivó ningún tipo de investigación contra el ex gober-
nante sinaloense.
Félix Gallardo, uno de los padrinos más celebrados en Sinaloa y de-
dicado en su tiempo al tráfico de cocaína, se caracterizó por ser enlace
entre el upper y el underworld, realizando sus actividades ilícitas y simultá-
neamente llevando a cabo una pública vida social y empresarial al lado
de personajes políticos de la época como Antonio Toledo Corro quien
en 1986 tuvo que negar ante los medios de comunicación dar protec-
ción y cobijo al traficante, ya que el Washington Post, en una publica-
ción del 22 de febrero de ese año, aseguró que el propio gobernador
daba protección en su casa de Mazatlán, al famoso narcotraficante. Para
Narcotráfico y desaparición forzada 211

Shannon el “gobernador de Sinaloa manejó el Estado como cacique de


otros tiempos” (Shannon, 1988, p. 372).
La década de 1980 fue particularmente violenta en Sinaloa. En la
investigación de Shannon (1988) se menciona el ambiente degradado
en Culiacán a mediados de esa década cuando se registraban cinco ho-
micidios al día y según la versión extraoficial de un soldado del Ejército
Mexicano, se raptaban y violaban al menos 500 jovencitas al año. Ayer
como hoy se continúa hablando de Culiacán en los mismos términos y
estadísticas de violencia y muerte con policías al servicio de un sistema
controlado por las élites políticas, empresariales y criminales. Otro per-
sonaje de la época fue el narcotraficante Martín Salcido Uzeta, conoci-
do como “Cochi Loco”, el cual se paseaba por Mazatlán con sus policías
judiciales como escoltas. En el mundo de los negocios, con propiedades
valuadas en millones de dólares, contaba con la simpatía de algunos
empresarios quienes sostenían que “los traficantes son los únicos que
invierten dinero en México” (p. 376).
En el espectro periodístico se han generado varias obras donde se
exponen las interacciones entre políticos, narcotraficantes y empresa-
rios, una de ellas es el libro de Alejandro Gutiérrez (2007) Narcotráfico.
El gran desafío de Calderón, donde entre muchos otros ejemplos se men-
ciona la supuesta amistad de Gilberto Higuera Bernal, subprocurador
en 2005, con Joaquín “El Chapo” Guzmán. Higuera Bernal se mantuvo
en puestos estratégicos de la Procuraduría General de la República
durante el sexenio de Vicente Fox, de Felipe Calderón y hasta enero
de 2018, durante el mandato de Enrique Peña Nieto, cuando fue re-
movido de su cargo como subprocurador (La Jornada, 2018).
Otro caso aquí narrado es el de “El Mayo” Zambada y sus inicios
en el narcotráfico bajo la protección de Inés Calderón Quintero; Gu-
tiérrez (2007) menciona nombres de personas, cargos y nombres de
empresas relacionadas con el lavado de dinero. Para el caso de Sina-
loa se señala a un empresario monopolista de la «industria del cama-
rón» que simultáneamente a sus actividades legales facilita la trans-
portación marítima de narcóticos para varias de las organizaciones
criminales dedicadas al tráfico de drogas (p. 97). El libro cuenta con
información proveniente de documentos oficiales, pero también de
numerosos testimonios que por su riesgosa naturaleza deben mante-
nerse en total anonimato. Uno de los informantes de Gutiérrez, un
212 Patricia Figueroa

sinaloense experto en el tema y con quien sostuve una entrevista para


efectos de este capítulo, refrendó muchas de las revelaciones que en
el libro se hacen sobre Sinaloa y las interacciones existentes entre po-
líticos, empresarios y criminales, las cuales son de difícil verificación
en tanto que correspondería a cada una de ellas un trabajo policial y
de campo que sólo es posible desde áreas específicas de procuración
de justicia y son precisamente estas instancias las más involucradas en
las declaraciones publicadas sobre corrupción ligada al narcotráfico.
Alejandro Gutiérrez tuvo que salir de México luego de que fuera ame-
nazado de muerte tras la publicación de su obra sobre el narcotráfico
(El Mundo, 2009).
Desde el año 2000 se ha dado un auge, y hasta una especie de moda
literaria, en torno a los temas del narcotráfico, muchas de estas obras
son de corte periodístico y algunas más sensacionalistas que otras, pero
pocas de ellas hacen revelaciones trascendentes que vayan más allá de
los rumores, de las notas periodísticas o de especulaciones.
Repercusiones como las vividas por Alejandro Gutiérrez limitan la
posibilidad de llevar a cabo una investigación más profunda en México
y en lugares como Sinaloa, sobre temas del narcotráfico que invariable-
mente están relacionados con violencia, muerte, corrupción y alianzas
entre políticos, empresarios y criminales, debido precisamente a que los
involucrados se esfuerzan a toda costa por mantener las actividades que
los conectan con el bajo mundo, si no en secreto porque es vox populi, sí
fuera de registros y pruebas documentales.
Casas-Zamora (2013) resume uno de los más grandes problemas de
regiones como la nuestra, señalando las formas en que opera el cri-
men organizado en ciudades pequeñas latinoamericanas creando esta
simbiótica relación política-narcotráfico, considerando, incluso que
“ocho de los treinta y un estados en México pueden ser ya considera-
dos como narcocracias regionales: Tamaulipas, Chihuahua, Sinaloa,
Nuevo León, Baja California, Michoacán, Guerrero y Quintana Roo”
(p. 148).
Narcotráfico y desaparición forzada 213

JÓVENES DESAPARECIDOS: FUTUROS ROBADOS E


IDENTIDADES ARREBATAS
Sinaloa se evidencia como una de las regiones más violentas del
mundo, y aunque la violencia no solo se manifiesta a través de los ho-
micidios, es indispensable poner de relieve la cantidad de homicidios
dolosos acumulados desde el año 2000 hasta el 2020: 21,306 personas,
lo que implica que desde la entrada de este siglo se han asesinado, en
promedio, tres personas cada día, según los registros oficiales de Fisca-
lía General del Estado (FGES, s.f.).
En lo que respecta únicamente a Culiacán, la capital del Estado, de
2010 a 2019, la ciudad sigue presente en el ranking de las ciudades más
violentas del mundo en función de su tasa de homicidios, iniciando ese
periodo en el lugar noveno y alcanzando en el 2019 el lugar número 21
de esa ominosa lista.
El descenso de Culiacán en esa lista en los últimos diez años y la
disminución en el número de homicidios en Sinaloa en los últimos 20,
fluctuando entre los 497 asesinatos en el año 2000, 610 en 2005, 2250
en 2010, y 808 en 2020, no representa para nada la disminución de la
violencia en nuestro Estado. Esta falacia numérica ignora los miles de
desaparecidos cuya identidad ha sido arrebatada por un sistema narco-
so sinaloense que violenta persistentemente los derechos humanos de
las víctimas.
Según informes del Registro Nacional de Personas Desaparecidas
(RNPED, 2018), en México desde 2007 a 2018 (sin incluir casos de años
específicos) se han reportado 36,265 personas extraviadas o desapareci-
das; 26,938 hombres y 9,327 mujeres. Sinaloa es uno de los más afecta-
dos por este fenómeno, subiendo al cuarto lugar en el ranking nacional
con 3,027 personas desaparecidas; 2.665 hombres y 362 mujeres. Las
víctimas son en su mayoría (51,5%) jóvenes y mujeres de entre 15 y 34
años.
El Informe 2020 de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Des-
aparecidas (CNB, 2020), señala un total de 5,184 personas desparecidas o
no localizadas del primero de diciembre de 2018 al 31 de diciembre de
2019, de las cuales 3,903 son hombres y 1,277 mujeres. Mientras tanto, el re-
porte de 2019 sobre cifras y registro de personas desaparecidas en México,
publicada por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República
214 Patricia Figueroa

(IBD, 2019), ubica a Culiacán como el segundo municipio de México con


mayor número de incidentes de este tipo (con 1,097 casos), solo superado
por Matamoros con 1,437 casos. En tanto, esta comisión ubica a Sinaloa
como el Estado con mayor tasa de fosas clandestinas con un total de 144 y
como el Estado con mayor tasa de cuerpos exhumados de fosas clandesti-
nas con un total de 252 cadáveres en el período desde el 1 de diciembre de
2018 al 1 de diciembre de 2019; mientras que, en un conteo histórico de
fosas clandestinas de 2006 a 2019, Sinaloa se ubica en el segundo lugar del
país con 345 fosas, solo superado por Tamaulipas con 440.
El 24 de junio de 2019 se presentó en el Palacio Nacional de la Ciudad
de México el Informe de Trabajo del Sistema Nacional de Búsqueda (SNB,
2019), donde se destaca como parte de la agenda prioritaria la búsqueda
de personas desaparecidas del Estado mexicano. Este documento mues-
tra la urgente necesidad de garantizar justicia, verdad, reparación y no re-
petición para los familiares de las víctimas. El informe resalta, también, el
aumento de personas desaparecidas y fallecidas en México, así como la in-
capacidad de las áreas gubernamentales correspondientes, especialmente
las forenses, para hacer frente a este fenómeno creciente. El acuerdo para
eventualmente construir 15 cementerios forenses se informa en el docu-
mento citado, tres de los cuales estarían ubicados en Sinaloa.
En octubre de 2020, el subsecretario de Derechos Humanos, Mi-
gración y Población, Alejandro Encinas, dio a conocer que de enero
a septiembre de ese año, desaparecieron en México 4,960 personas y
reconoció al menos en el 90% está involucrado el crimen organizado,
esta afirmación parte de que la mayoría de las desapariciones se da en
estados con elevada presencia del crimen organizado y donde imperan
diversos cárteles de la droga: Tamaulipas, Chihuahua, Guerrero, Sina-
loa, Zacatecas y Jalisco (Infobae, 2020).
Podemos asegurar entonces que, la violencia en Sinaloa no está dis-
minuyendo, sino más bien, se está transformando, adquiriendo facetas
aún más crueles, insensibles y monstruosas, como son las desapariciones
forzadas de personas, muchas de las cuales ni siquiera alcanza a llegar
a los registros oficiales. Sin cuerpo no hay delito y sin delito no hay más
homicidios escandalosos que contar en los registros del Estado. El siste-
ma gana y las familias pierden.
En 2014, ante la indolencia del Estado, surgió un movimiento social
sin precedentes en Sinaloa: un grupo de madres se convirtió en busca-
Narcotráfico y desaparición forzada 215

dores de sus seres queridos desaparecidos, como respuesta a la inefi-


ciencia e indolencia del Estado ante los casos de desapariciones. Desde
la creación del grupo Rastreadoras, en el municipio de Ahome se crea-
ron otros como Rastreadoras Salvador Alvarado, Rastreadoras Guasave y
Rastreadoras El Fuerte; mientras que en Mazatlán se crearon los grupos
Una Luz de Esperanza y Rastreadoras Tesoros Perdidos. En 2017 surgió
Sabuesos Guerreras en Culiacán, seguidas de otros grupos civiles como
Rastreadoras Independientes, Unidos por el Dolor, Uniendo Corazones
y Voces Unidas por la Vida. Los colectivos siguen surgiendo en Sinaloa
ante la falta de respuesta de las autoridades.
Los jóvenes sinaloenses, por su parte, principales víctimas históricas de
este contexto de brutales niveles de violencia, son apabullados también por
la precariedad que implica vivir en un Estado con grandes acumulaciones
de riqueza de unos cuantos y con los salarios más bajos de todo el país
(Televisa Regional, 2021). Estos mismos jóvenes mantienen una elevada
percepción de colusión entre políticos con narcotraficantes en Sinaloa,
apreciando al político como una figura deslegitimada en su calidad de “au-
toridad formal” y al narcotraficante como “autoridad informal” que está
muy por encima de la autoridad de las figuras del Estado (Figueroa, 2021).
Como bien lo resumen Erika Cecilia Montoya y Martha Cecilia He-
rrera (2021, p. 9) la juventud mexicana está sufriendo varias crisis simul-
táneamente: “en el mercado laboral, en el sector educativo, de credibili-
dad en las instituciones, de violencia, corrupción, y se une a estas crisis,
la de salud, que ahora aqueja al mundo”.
En estos últimos años, en Sinaloa han estado surgiendo más grupos
de madres buscadoras de sus hijas e hijos desaparecidos, y este fenóme-
no debe ser atendido con una mirada crítica hacia una histórica corrup-
ción política ligada al narcotráfico, de un sistema de justicia, injusto
y revictimizador, y como respuesta a miles de mujeres revictimizadas,
resilientes e impulsoras de un histórico movimiento de resistencia civil
ante un Estado más cercano a la necropolítica que al bienestar social.
La revictimización ante el fenómeno de la desaparición forzada es
otra práctica que el Estado y, en muchos casos, hasta la propia sociedad
sinaloense, ejercen sobre los desaparecidos y madres buscadoras. Echar
culpa, sin exigir castigo es evidencia clara de un estado criminal y una
sociedad anómica.
216 Patricia Figueroa

REMOVER LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA, CON UÑAS Y PALAS


Desaparecer, desechar, olvidar, esta secuencia es la idónea para los
criminales y para un Estado revictimizador ante el fenómeno de las
desapariciones forzadas. El sistema narcoso sinaloense desaparece y
desecha a quienes ponen en riesgo su funcionamiento, y los familiares
de los miles de desaparecidos en Sinaloa son forzados a completar esta
secuencia criminal con el olvido. La secuencia es brutalmente distinta
para una madre que busca al ser amado. Una madre nunca olvida. Son
las madres, las que más se niegan a que sus hijos e hijas desaparecidos,
sean olvidados. Y esta negación se traduce, en palabras de Amina Za-
rrugh, en “la resiliencia y perseverancia de estas familias en la búsqueda
del paradero de sus familiares (la cual) exhibe un tipo de resistencia
contra el Estado fuera del contexto de la organización formal del movi-
miento social” (Zarrugh, 2018, p. 252).
Isabel Cruz Bernal, líder de Sabuesos Guerreras nos comparte el ca-
mino que ha seguido la mayoría de las madres que pertenecen a su
colectivo de búsqueda a partir de la dolorosa desaparición de un hijo o
una hija en Sinaloa.
Empieza la revictimización con el 911, cuando tú descuelgas ese teléfono para
decir, oiga, no encuentro a mi familiar, y te ponen las mil trabas, de ahí vas a la
policía pidiendo que te apoyen (…), nomás no hacen nada, nuevamente la revic-
timización y ser ignorada por las autoridades. Da mucho coraje y tener que repe-
tir en cada instancia lo mismo y seguir siendo ignorada totalmente (…) Creo que
los funcionarios perdieron la empatía desde el momento que tienen un cheque en
la mano y de que están coludidos con la delincuencia organizada.
Somos violentadas aun después de llegar al Ministerio Público a levantar una
denuncia cuando ellos deben ser los primeros en entender y sensibilizarse con
las madres, las hermanas, las hijas de las personas desaparecidas, sin embargo,
no es así, te dicen entonces: ‘no haga nada’, ‘váyase a su casa a llorar’, ‘su hijo
andaba en algo, por eso se lo llevaron’, y cosas así. Luego viene la revictimiza-
ción por parte de la sociedad también (…). Y si el desaparecido tuviera o debiera
algo con la autoridad, pues que se le busque, se le entrega y se le juzgue, si hay
una denuncia, pero si no la hay tampoco pueden estar haciendo hipótesis de que
si esto o aquello. La Comisión Estatal de los Derechos Humanos, pinta nada más
para ocupar una silla, para tener un edificio, nada más para eso, porque tampo-
co sirven para defender los derechos de las víctimas directas ni de las víctimas
indirectas.
Desde el momento que te pasa algo así y no tienes a nadie que te respalde,
es lo que me hace conformar Sabuesos Guerreras. Hay unas (madres) que, a la
semana, hay otras que inmediatamente (…), hay otras que tardan hasta nueve
meses, hasta el año, para poderse comunicar con un colectivo, o hay personas
Narcotráfico y desaparición forzada 217

que tienen 10 años, 15 años que apenas están procesando la información, porque
apenas se les está quitando el miedo.
Cuando se encuentra un cuerpo la cruz se hace mucho más pesada (…), tienes
que batallar y esperar seis, ocho meses para que se le dé identidad a tu familiar.
Es tortura psicológica para las madres, para las familias (…), y hay que estar de-
trás de las autoridades para que le hagan la confronta de ADN, para que le den
la identidad y para que sea entregado a su familia. Si encuentro un cuerpo, los
peritos van a decir ‘se tiene que ir a la fila, porque hay muchos por delante.

En las palabras de Isabel se traza la ruta que han seguido cientos


de madres con hijos desaparecidos en Sinaloa y su revictimización por
parte del Estado y la propia sociedad: 1) llamar al 911, 2), acudir a la po-
licía y al ministerio público, 3) sufrir la revictimización social, 4) unirse
a un colectivo de búsqueda, 5) y esperar que los cuerpos encontrados
recuperen su identidad con la confronta de perfil genético (pruebas
de ADN), con la esperanza de que uno de esos cuerpos sea el de su ser
querido. Algunas madres, sin embargo, sólo llegan a dar los primeros
pasos, sin llegar a unirse a un colectivo de búsqueda.
En suma, una desaparición forzada debe mover la conciencia colec-
tiva hacia la reflexión de qué sociedad hemos estado construyendo los
sinaloenses en las últimas décadas y de qué forma nuestras acciones y
omisiones son parte de los graves problemas que hoy enfrenta Sinaloa
en materia de violencia, muerte, desaparición forzada e impunidad,
considerando que “la desaparición de otros nos presenta una oportuni-
dad para cuestionar los comportamientos relacionales que precedieron
a esa desaparición, y que se manifiestan no solo en nuestras propias
vidas, sino también en la dinámica de poder más amplia de la vida social
y política” (Vallely, 2019, p. 39).

CONCLUSIÓN
Tanto los grupos criminales del narcotráfico como el Estado mismo
reciben los beneficios directos y colaterales de la desaparición del espa-
cio público de personas, al disminuir el impacto visual y estadístico que
por décadas han generado los homicidios dolosos con las exposiciones
de cuerpos encobijados, colgados, quemados o simplemente dejados
a la intemperie con huellas de violencia. Cada una de estas muertes
ha marcado a miles de familias sinaloenses a lo largo de la historia. La
218 Patricia Figueroa

impunidad sigue siendo prácticamente la misma, con o sin cuerpo, en-


tonces ¿quién gana con la desaparición de una persona?, y ¿por qué
además de arrebatar la vida de alguien, se busca arrebatar la identidad
de su cuerpo?
Una persona asesinada y expuesta forma parte fundamental del re-
clamo público inmediato contra la violencia y la cultura de la muer-
te que prevalece en Sinaloa. Una persona desaparecida (ya sea por el
Estado o por particulares) constituye un largo proceso de sufrimiento
y angustia para los familiares de las víctimas, con el cual se pretende
invisibilizar el crimen y la muerte, aniquilando la inmediatez de ese ur-
gente reclamo público de justicia y de respeto a los más fundamentales
Derechos Humanos.
Es urgente marcar un alto al ciclo de revictimización que viven las
víctimas indirectas en materia de desaparición forzada de personas y
desaparición cometida por particulares, particularmente las madres que
son las que más sufren la desaparición forzada de sus hijas e hijos. Es
imperante que cada actor de este ciclo de revictimización (integrantes
del centro de emergencia 911, policías, ministerios públicos y sociedad)
seamos conscientes de la parte que nos corresponde y sensibilizarnos en
torno a este fenómeno.
Respecto de la Capacitación y sensibilización a operadores del 911 sobre
el fenómeno de la desaparición forzada, encontramos el deficiente uso de
los recursos empleados por los Centros de Atención de Llamadas de
Emergencias al 911 se expresa, a nivel nacional, en los porcentajes de
llamadas no procedentes que van desde ser mudas, de broma por par-
te de niños, jóvenes y adultos, de insultos y obscenidades, entre otras,
según reporta el Centro Nacional de Información (CNI, 2020) del
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en
México. En 2016 las llamadas no procedentes al 911 alcanzó un 89%,
y a pesar de que en 2020 este mismo tipo de llamadas llegó al 75%,
esto no implica que hayan disminuido en sí las llamadas de emergencia
reales por motivo como la seguridad, asistencia médica de emergencia,
protección civil y otros servicios, ya que el registro de 12.6 millones en
2016 de llamadas procedentes, hasta alcanzar 16.2 millones en 2020 (un
28% de incremento), implica un incremento del estado de emergencia
que vive la población mexicana y/o la decisión de echar mano de este
recurso. Para el caso de Sinaloa, de las 1,734,011 de llamadas al 911
Narcotráfico y desaparición forzada 219

durante 2020, solo 16.7% fueron procedentes y dentro de las llamadas


procedentes un 65% se refirieron a temas de seguridad, entre estas se
encuentran las llamadas de familiares reportando la desaparición de un
ser querido. En medio de esta caótica subutilización del 911 se debe pri-
vilegiar la adecuada capacitación de las y los operadores de este centro
de atención sobre el fenómeno de la desaparición forzada de personas
y desaparición cometida por particulares.
En cuanto al Cumplimiento de protocolos y apego a la ley por parte de poli-
cías investigadores y ministerios públicos en Sinaloa, el actuar de las institu-
ciones policiales y de los ministerios públicos en Sinaloa es, en términos
generales, criticable y deficiente. Los canales de comunicación entre
víctima, policía de investigación y ministerios públicos son, en la prácti-
ca, nulos o mínimos de acuerdo a la experiencia de las propias víctimas,
y es este uno de los principales retos a vencer. Desde la Fiscalía General
del Estado de Sinaloa se debe respetar, sin menoscabo, el Protocolo Ho-
mologado para la Búsqueda de Personas Desaparecidas y No Localiza-
das y aplicarse las sanciones administrativas y penales correspondientes
a todos aquellos policías de investigación y ministerios públicos que re-
victimicen a la víctima indirecta, sugiriendo que la persona va a regresar
sola a su casa y que ello implique un retraso determinante en la inves-
tigación y en el proceso de búsqueda, que considera en una primera
instancia el procedimiento de búsqueda de personas en vida.
De igual forma, es urgente que se cree un observatorio ciudadano
especializado en la materia que garantice el trato digno, la correcta rea-
lización de las entrevistas y las acciones de Búsqueda Inmediata a que
se refiere el Anexo 3 del mencionado protocolo. Las soluciones a este
problema endémico de falta de empatía y una correcta atención a las
víctimas por parte del Estado, es mucho más extenso y requiere de un
trabajo de análisis separado del que aquí se presenta.
Las deficiencias en la fase de Agilización de los procesos para que los
cuerpos sin identificar recuperen su identidad con la confronta de perfil genético
(pruebas de ADN), se encuentra en el tiempo que se toma para dar re-
sultados de los perfiles genéticos de los cuerpos recuperados, que una
vez obtenidos se confrontan en el sistema para determinar el resultado
positivo o negativo de la muestra, estudios realizados por parte del La-
boratorio de Genética Forense de Sinaloa.
220 Patricia Figueroa

Sobre la Sensibilización social respecto a la desaparición forzada de personas


y desaparición cometida por particulares, es fundamental el rol de los medios
de comunicación y desde ahí se debe impulsar una cultura de exigencia
de respeto a los derechos humanos de todas y todos los sinaloenses.
Aquellos que buscan las respuestas fáciles, que no comprometan la
conciencia colectiva, ni mucho menos obliguen moralmente a la solida-
ridad, seguirán justificando su inercia con las preguntas retóricas que
benefician a un Estado indolente ante este gran problema de Sinaloa,
esa retórica que todo lo invisibiliza en Sinaloa: ¿qué hizo?, ¿qué debía? o
¿en qué andaba el joven o la joven para que lo desaparecieran?
Las generaciones anteriores y nosotros como generación madura,
hemos sido incapaces de heredar a los jóvenes de hoy un Sinaloa pací-
fico y próspero en un sentido integral y colectivo. A cada joven que es
asesinado, y más aún que es desaparecido, le hemos arrebatado, como
sociedad, un futuro que, sin duda, pudo haber sido mejor.

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Salud pública y pandemia COVID-19

OLGA MARTÍNEZ SANDOVAL

RESUMEN
En este trabajo se describe el tema de la salud pública y la pandemia
de COVID-19 en Sinaloa. En la primera parte se discute la estructura bá-
sica del sistema de salud en México: las instituciones que lo conforman,
la población a la que cubre, las fuentes de financiamiento del sistema,
los recursos físicos con los que se cuenta, las condiciones de salud de la
población, con énfasis en los padecimientos que constituyen las princi-
pales causas de enfermedad y muerte: infecciosas y crónico no trasmisi-
ble. En la segunda parte se describen los principales problemas de salud
pública y de la pandemia de COVID 19, y los objetivos de la estrategia
de vigilancia epidemiológica de la enfermedad, lo que se ha logrado y
las consecuencias para la población. La tercera parte se dedica a discutir
las tendencias de los problemas encontrados en el entorno estatal. El
trabajo concluye con un análisis de los principales retos que enfrenta en
el corto y mediano plazo el gobierno estatal y su sistema de salud.

INTRODUCCIÓN
En el discurso oficio es recurrente la mención a la necesidad de in-
tegrar una política de salud para la población, incluso se ha reformado
la Constitución en diversas ocasiones, para garantizar ese derecho. En
Sinaloa como en otros estados de la república se han ventilado escán-
dalos de corrupción en los organismos de salud mientras la población
sigue clamando por atención de sus enfermedades, sin embargo, no se
puede negar que la esperanza de vida al nacer de los mexicanos ha ido
en incremento, por tanto, algunas acciones de la respuesta social orga-
nizada han sido atinadas.
Ahora bien, la Pandemia de Covid 19 de 2020-2021, ha puesto nue-
vamente de manifiesto la necesidad de contar con un sistema de salud
que no solo garantice la atención de enfermedades cotidianas, sino que
224 Olga Martínez Sandoval

en caso de urgencias y desastres responda de manera rápida y eficaz


para evitar muertes prematuras, incapacidades y costos financieros que
empobrecen a las familias. Por ello, nuestro objetivo es realizar un diag-
nóstico de la salud de la población sinaloense, identificar los principales
retos para la atención, proponiendo acciones y estrategias de máxima
urgencia.

ANTECEDENTES
En México la salud pública se fundamenta en el artículo 4º de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que además de
otras prerrogativas establece que todas las personas tienen derecho a la
protección de la salud. La Ley General de Salud (LGS) de 1984 estable-
ce las bases y modalidades para garantizar el acceso a los servicios de sa-
lud; establece las funciones y atributos asignados a la Federación y a las
entidades federativas en materia de salubridad general; además define
el Sistema de Salud para el Bienestar cuyo fin es garantizar la extensión
progresiva de dichos servicios para la atención integral y gratuita de las
personas que no cuenten con seguridad social, de acuerdo a la reforma
de ley de mayo 2020.
El sistema mexicano de salud está compuesto por los sectores pú-
blico y privado. El primero comprende a las instituciones de seguridad
social [Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Se-
guridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE),
Petróleos Mexicanos (PEMEX), Secretaría de la Defensa Nacional (SE-
DENA), Secretaría de Marina (SEMAR) y otros], que atienden a los tra-
bajadores del sector formal de la economía. También en este mismo
catálogo están las instituciones que se encargan de la población sin se-
guridad social: la Secretaría de Salud (SSA), los Servicios Estatales de
Salud (SESA) y el Programa IMSS-Bienestar (IMSS-B). El sector priva-
do, por su parte otorga servicios a la población que teóricamente tiene
capacidad de pago. El financiamiento de las instituciones de seguridad
social proviene de tres fuentes de contribuciones: gubernamentales, del
empleador y de los empleados. Estas instituciones proveen los servicios
en instalaciones y con personal propio. Tanto la SSA como los SESA re-
ciben presupuesto federal, de las entidades federativas y del Instituto de
Salud para el Bienestar (INSABI). A su vez, el sector privado se financia
Salud pública y pandemia COVID-19 225

con los pagos que hacen los usuarios al momento de recibir la atención
y con las primas de los seguros médicos privados.
Sinaloa cuenta con una población de 3’026,943; siendo 49.4% hom-
bres y 50.6% mujeres (INEGI, 2020). Su dinámica demográfica se ca-
racteriza por: a)Un descenso de la mortalidad general, ya que en 1940
la tasa por 10 mil habitantes fue 169.6 (INEGI, 1982), mientras que en
2019 bajó muy considerablemente a 51.9. El año 2020 fue atípico por
la pandemia con un exceso de mortalidad de aproximadamente 9 mil
defunciones (Tabla 2); b) Un incremento en la esperanza de vida, de
34 años en 1930 a 75.0 en 20019 (INEGI, 2020)]; c) Disminución de la
fecundidad, de siete hijos por mujer en edad reproductiva en los 60’s
a 2.1 en 2019 (SSA, 2021). Ello ha dado lugar al aumento de adultos
mayores y la disminución en la base de la estructura poblacional (Fi-
gura 1).

Figura 1. Sinaloa, 2020. Composición de la población por grupo de edad y sexo

Fuente: INEGI (2020). Censo de población y vivienda.

De acuerdo a la derechohabiencia, 59.5% de la población está afilia-


da a alguna institución de salud relacionada con su status laboral (IMSS,
ISSSTE, SEDENA), y 42.6 % es población sin derechohabiencia, que
reciben atención por otros mecanismos (INSABI, PRIVADOS) (INEGI,
226 Olga Martínez Sandoval

2020) (Tabla 1). El sector público cuenta con 700 unidades de salud,
588 de consulta externa y 47 de hospitalización (Tabla 2).

Tabla 1. Sinaloa, 2020. Distribución de población de acuerdo a su Derechohabiencia

Institución Población %
IMSS 1 516 933 50.10%
ISSSTE 252 973 8.40%
ISSSTE estatal 12 432 0.40%
Pemex, Defensa o Marina 17 561 0.60%
Instituto de Salud para el Bienestar 629 386 20.80%
IMSS BIENESTAR 18 879 0.60%
Institución privada 41 489 1.40%
Otra institución 19 365 0.60%
No afiliada 575 115 19.00%
No especificado 4 313 0.10%
Población total 3 026 943 100.00%
Fuente: INEGI, 2020. Censo de población y vivienda.

Tabla 2. Sinaloa 2021. Unidades médicas por institución y nivel de atención

Institución Consulta externa Hospitalización Total


Cruz Roja 16 1 34
ISSSTE 35 3 38
IMSS ORD. 48 8 65
IMSS Reg. Bienestar 134 3 137
Petróleos Mexicanos 1 1
Secretaría de Comunicaciones y Transportes 2 2
Secretaría de la Defensa Nacional 8 1 9
Secretaría de Marina 2 2
Secretaría de Salud 344 26 409
Servicios Estatales 2 2
Servicios municipales 1 1
Total 588 47 700
Fuente: Catálogo (Base de Datos) de Claves Únicas de Establecimientos de Salud (CLUES)
Nacional, enero 2021.
Salud pública y pandemia COVID-19 227

DIAGNÓSTICO
Desde principios del siglo XX, México ha mostrado cambios sustan-
tivos en el panorama epidemiológico de las enfermedades, resultado de
cambios ambientales, demográficos, económicos, sociales, culturales y
avances en la atención a la salud, que han ido transformando las carac-
terísticas del país y la presencia de enfermedad o muerte en la pobla-
ción. En esta centuria se observó el fenómeno denominado “transición
de riesgos” (Kuri Morales, 2011); en el transcurso la primera mitad del
siglo, la población estaba expuesta a los riesgos propios de un país con
desarrollo social e infraestructura incipientes, caracterizado por higiene
deficiente, mala disposición de excretas, agua para consumo humano
de baja calidad, hacinamiento, convivencia con animales en el hogar, es-
quemas de vacunación incompletos, cobertura insuficiente de servicios
de salud, que cambiaron con el desarrollo y la urbanización que se dio
en la segunda mitad del siglo (Soto, 2016.).
En consecuencia se han modificado las formas de vida y surgido ries-
gos de exposición al sedentarismo, estrés, consumo de tabaco y de dro-
gas, violencia, así como a patrones alimentarios de alta densidad ener-
gética, sobrepeso y obesidad, colesterol elevado e hipertensión arterial,
que han detonado la carga global de la enfermedad, ya que provocan
obesidad y enfermedades crónico degenerativas (ECD) a edades cada
vez más tempranas (Soto, 2016). Sin embargo, al patrón de enfermeda-
des infecciosas y de deficiencias de la nutrición han continuado convi-
viendo con las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) y se han
agregado desórdenes mentales y conductuales, producto de la interac-
ción entre factores genéticos y biológicos como el envejecimiento y la
distribución de grasa corporal, aunados a las exposiciones ambientales
generadas por las cambiantes formas de vida mediadas por el contex-
to socioeconómico (Soto, 2016). Sinaloa no ha estado exento de estos
cambios y sus consecuencias, la Tabla 3 muestra las principales causas de
enfermedad en el estado, donde ocho de las diez principales son de ori-
gen infeccioso afectando a casi 50% de la población, no presentan en el
tiempo disminución importante, debido a que persisten los riesgos que
las originan, que son principalmente indisponibilidad de agua limpia,
falta de higiene personal y del medio ambiente. Solo dos enfermedades
de la lista, la obesidad y la hipertensión arterial, corresponden a ECNT
causadas por los cambios de estilos de vida como la ingesta de alimentos
228 Olga Martínez Sandoval

de altos contenidos calóricos y la falta de prácticas de ejercicio físico


para balancear la ingesta y el gasto calórico.
Esta situación es crucial porque la morbilidad incrementa la deman-
da de la población de servicios de salud (un millón y medio de atención
a casos nuevos de enfermedad por año) en unidades de primer nivel y
hospitales, para lo cual se requiere de infraestructura médica, recur-
sos humanos, medicamentos y otras estrategias de salud pública para
el control de las enfermedades, que no necesariamente son de índole
curativo, sino que están relacionadas con la infraestructura en servicios
públicos, medios de comunicación y educación; lo que llamamos deter-
minantes de salud.

Tabla 3. Morbilidad General. Sinaloa 2019-2020

2019 2020
No. Diagnósticos
Casos Tasa* Casos Tasa*
Infecciones Respiratorias
1 762,793 24,362.51 449,839 14,250.41
Agudas
Infecciones intestinales
2 por otros organismos mal 146,182 4,668.84 62,438 1,977.97
definidas
3 Infección de vías urinarias 145,785 4,656.16 82,083 2,600.30
4 Úlceras, gastritis y duodenitis 54,875 172.63 31,670 1,003.27
Gingivitis y enfermedades
5 40,964 1,308.33 19,412 614.95
periodontales
6 Conjuntivitis 37,210 1,188.43 18,014 570.66
7 Otitis media aguda 29,060 928.13 17,566 556.47
8 Obesidad 28,679 915.97 13,171 417.24
9 Hipertensión arterial 26,051 832.03 18,599 898.2
10 Vulvovaginitis aguda 14,147 451.83 8,545 270.7
Fuente: Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de las enfermedades (SINAVE).
*Tasa por 100,000 habitantes. Elaboración propia.

Por otra parte las principales causas de muerte en el estado de Sina-


loa en 2019 fueron ECNT como la enfermedad isquémica del corazón,
los tumores malignos, diabetes mellitus, enfermedades cerebrovascula-
res y accidentes con excepción de la 6° causa que fue la neumonía e
influenza (causa infecciosa); en el año 2020 el orden es el mismo, sin
Salud pública y pandemia COVID-19 229

embargo en primer lugar se observa la incorporación de COVID-19 y un


exceso de mortalidad de 8,718 defunciones que representan 52% más
que el 2019 (Tabla 4).
La diferencia entre la morbilidad y la mortalidad obedece a va-
rios factores. Desde el descubrimiento de los antibióticos como la
penicilina durante la Segunda Guerra Mundial, se ha desarrollado
una industria farmacéutica que no solo fabrica antibacterianos, sino
también antivirales, para tratar enfermedades como el VIH/SIDA,
Hepatitis C, etc. las cuales, hasta hace poco, tenían desenlaces fata-
les y por tanto disminuyeron las muertes por causas infecciosas; las
ECNT como la diabetes y la hipertensión arterial no son curables,
solo se controlan con tratamientos farmacológicos y su combinación
con el ejercicio y la alimentación, lo que representa uno de princi-
pales retos de los servicios de salud, pues la falta de control provoca
complicaciones como la enfermedad renal crónica, enfermedades
del corazón y deterioro de otros órganos vitales, resultando en en-
fermedades largas, incapacidad y tratamientos costosos para llegar
finalmente a la muerte.
230 Olga Martínez Sandoval

Tabla 4. Sinaloa 2019-2020*. Mortalidad General

2019 2020
No. Grupo de diagnósticos
Casos Tasa** Casos Tasa**
Enfermedad isquémica del
1 4,014 128.3 4,610 152.3
corazón
2 Covid-19 6,228 205.8
3 Tumores malignos 2,450 78.3 2,544 84.1
4 Diabetes mellitus 1,947 62.3 2,382 78.7
5 Accidentes 1,519 48.6 1,145 37.8
6 Enfermedades cerebrovasculares 753 24.1 836 27.6
7 Neumonía e influenza 696 22.3 991 32.7
8 Enfermedades del hígado 500 16 352 11.6
Enfermedades pulmonares ob-
9 474 15.2 337 11.1
structivas crónicas
10 Agresiones (homicidios) 323 10.3 204 6.7
11 Insuficiencia renal 337 10.8 263 8.7
Las demás causas 3742 119.6 2,784 92
Total 16,755 535.7 25,473 841.7
Fuente: http://www.dgis.salud.gob.mx/contenidos/basesdedatos/cubos_seed.html
*Preliminar al mes de noviembre **Tasa por 100,000 habitantes. Elaboración propia.

PRINCIPALES PROBLEMAS DE SALUD PÚBLICA EN SINALOA


La problemática de salud inicia con la mortalidad de mujeres duran-
te el embarazo, parto o puerperio, la cual es inaceptablemente alta ya
que refleja la inequidad en el acceso a los servicios de salud y subraya las
diferencias entre ricos y pobres. Aunque en México la Razón de Muerte
Materna (RMM) está en disminución franca, en Sinaloa ha tenido un
comportamiento irregular en los que podemos pensar en un descenso
contundente como en el año 2017 cuando se observó una RMM de 26.7
por 100 mil Nacidos vivos estimados (NVE) y en 2018 la RMM fue de
35.2 NVE. Sin embargo, en 2019-2020 subió abruptamente a 26.1 y 24.3,
respectivamente. En el periodo de 2011-2020 se aprecia una tendencia
estable (Figura 2).
Salud pública y pandemia COVID-19 231

Figura 2. Razón de Muerte Materna*, Sinaloa-México, 2011-2020

Fuente: SSA Sinaloa. Sistema estadístico epidemiológico de las defunciones *Razón por
100,000 NVE. Elaboración del autor.

Las principales causas de MM en 2020 fueron: CoVID-19, 21.6% con


virus SARS-Cov2 confirmado, COVID-19 sin virus identificado 4.9%, en-
fermedad hipertensiva, edema y proteinuria en el embarazo, parto y
puerperio 15.1% y hemorragia obstétrica 13.8%. En el grupo de 15 a
19 años ocurrió 23.1%, mientras en el grupo de 20 a 40 años de edad,
79.9% (SSA Sinaloa, 2020). Las últimas tres causas de función en Sina-
loa, reflejan una grave desatención a las mujeres durante el embarazo,
parto y puerperio.
A pesar de ser de las más bajas del país, la mortalidad infantil en
Sinaloa continúa estando presente, y aún no se ha logrado las metas
internacionales de dos por 1000 Nacidos Vivos Estimados (Figura 3). El
16.3 % de las muertes menores de un año se debe a la sepsis bacteriana
y no especificada, lo que representa una falla en los servicios de salud,
así como la presencia de muertes de RN por sífilis congénita.
232 Olga Martínez Sandoval

Figura 3. Mortalidad Infantil México-Sinaloa 2010-2020*

Fuente: Sistema Estadístico epidemiológico de las Defunciones. SSA Sinaloa *2020 preliminar
a noviembre **Tasa por 1000 NVE. Elaboración del autor.

La mortalidad por tumores malignos es otro problema desatendido.


En 2020 ocurrieron 2,040 defunciones por cáncer, con tasa de 67.4 por
100,000 habitantes; el diagnóstico principal fue el de pulmón con tasa
de 9.8 por 100,000 habitantes, seguido por el de próstata con 8.6 por
100,000 habitantes; en tercer lugar se encuentra el cáncer de mama
(principal causa de muerte en mujeres) cuya tasa es de 7.1 por 100,000
habitantes, y por ultimo encontramos dentro de las 10 primeras causas
de neoplasia el cáncer de cuello de útero, padecimiento 100 % preveni-
ble y con tratamiento efectivo en etapas tempranas (SSA Sinaloa, 2020).
Las ECNT representan las principales causas de muerte en el estado
de Sinaloa. La isquemia del corazón (EIC) muestra una tendencia de
la entidad por arriba de la nacional (Figura 4) con crecimiento en los
últimos dos años. La hipertensión arterial es uno de los factores de ries-
go más importantes para la enfermedad vascular cerebral (en especial
hemorrágica), y lo es también de manera muy importante para la EIC.
La hipertensión arterial se ha incrementado producto del alto consumo
de sal, la obesidad, el sedentarismo y las dietas bajas en frutas y verduras.
El riesgo de enfermedad cardiovascular se duplica por cada aumento
de 10 mm de Hg en la presión diastólica y por cada 20 mm de Hg de
aumento en la presión sistólica. Entonces, si la hipertensión arterial tie-
Salud pública y pandemia COVID-19 233

ne una alta prevalencia, su impacto sobre la EIC en la población será


muy amplio. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud, 30.7% de
las personas de 20 y más años presentan hipertensión arterial. De ese
30.7%, sin embargo, al momento de la encuesta sólo 12.5% sabía que
padecía esta enfermedad, mientras que al restante 18.2% recién se le
había detectado. Sin embargo, es conveniente considerar que personas
hipertensas controladas “conservan” un riesgo de EIC mayor que per-
sonas no hipertensas aun con cifras tensiónales iguales. Si bien el trata-
miento de todos los hipertensos es importante, también lo es prevenir la
aparición del padecimiento, bajando el consumo de sodio, aumentando
el de potasio, incrementando la actividad física y evitando la obesidad
(Gonzalez GR, 2010). Esto nos permite sostener que los programas de
prevención, detección oportuna y control de Riesgo Cardiovascular en
Sinaloa no están funcionando adecuadamente.

Figura 4. México-Sinaloa, 2011-2020. Mortalidad por Enfermedad


Isquémica del Corazón

Fuente: Sistema Estadístico Epidemiológico de las Defunciones. DGIS.


* Sinaloa Preliminar a noviembre, ** Tasa por 100,000 habitantes. Elaboración del autor.

La Diabetes Mellitus ocupa la tercera causa de muerte en el estado,


aunque con una tendencia descendente y por debajo de la tasa nacional
(Figura 5); no obstante, es un serio problema de salud pública debido
a las complicaciones, la incapacidad y el costo de su tratamiento. En
234 Olga Martínez Sandoval

momentos de alta sensibilidad a las campañas en medios masivos, la


promoción para el control de la enfermedad en la entidad ha conduci-
do a que cada día existan un mayor número de personas controladas.

Figura 5. México y Sinaloa, 2011-2020*. Mortalidad por Diabetes Mellitus

Fuente: Sistema Estadístico Epidemiológico de las Defunciones. DGIS.


* Sinaloa Preliminar a noviembre, **Tasa por 100,000 habitantes. Elaboración del autor.

En cuanto a la tuberculososis, que es endémica y enfermedad de re-


zago, Sinaloa muestra una tendencia de mortalidad ligeramente des-
cendente, ya que, en un periodo de 10 años la tasa por 100,000 habitan-
tes disminuyó de 3.7 a 3.0 (Figura 6). A pesar de que existe tratamiento
efectivo para la enfermedad, en la práctica se observa que muchos en-
fermos abandonan su tratamiento principalmente los adictos a drogas
ilícitas. Adicionalmente, en los últimos años se ha observado una farma-
corresistencia al tratamiento de primera línea.
La tuberculosis tiene un estigma en la población que causa discri-
minación social y se encuentra asociada a otras comorbilidades como
el VIH/SIDA, la diabetes y la desnutrición, es por ello que es necesario
intervenir este problema.
Salud pública y pandemia COVID-19 235

Figura 6. Sinaloa 2011-2020*. Mortalidad por Tuberculosis

Fuente: Sistema Estadístico Epidemiológico de las Defunciones. DGIS.


* Sinaloa Preliminar a noviembre, **Tasa por 100,000 habitantes. Elaboración del autor.

PANDEMIA DE COVID-19, 2020-2021


La vigilancia epidemiológica de la COVID-19 se realiza a través del mo-
delo Centinela de la OMS/OPS por lo siguiente: personas de cualquier
edad pueden adquirir la enfermedad, 40% de los casos desarrollan sínto-
mas leves, 40% síntomas moderados, 15% caen en gravedad, requiriendo
aporte de oxígeno, mientras que 5% desarrollan una o más complicacio-
nes, principalmente los adultos mayores, enfermos inmunosuprimidos,
CNT y embarazadas). A la fecha no existe tratamiento específico para
la enfermedad y la realización de las pruebas PCR y/o antígeno para la
detección o anticuerpos, no contribuye al manejo individual de los enfer-
mos. El tratamiento consiste por lo pronto en sintomáticos, prevención
de complicaciones y atención hospitalaria para pacientes graves y con
complicaciones, aunque se empezaron a autorizar fármacos exclusivos
para ciertos casos (SSA, 2021).
La metodología centinela recopila datos de pacientes que cumplen
con las definiciones operacionales de casos sospechoso y probable de
diversas enfermedades, en este caso COVID-19, los cuales se diseñan
con las principales características de las mismas. Los casos detectados se
confirman o descartan en tiempos establecidos, con equipos y técnicas
para identificar virus o bacterias de alta tecnología, que se realizan en
236 Olga Martínez Sandoval

laboratorios acreditados por el Instituto de Referencias Epidemiológi-


cas (INDRE). Las unidades de salud participantes cuentan con criterios
de representatividad local y regional, profesionales con capacitación en
epidemiología e insumos necesarios y suficientes para recolectar mues-
tras biológicas, de tal manera que se garantice que los diagnósticos de
las enfermedades sujetas a vigilancia sean de alta calidad, oportunos y
representativos de la población y por consecuencia útiles para estimar el
riesgo de la enfermedad y las áreas afectadas y consecuentemente sean
la base para proponer medidas de prevención y control.

OBJETIVO DE LA ESTRATEGIA DE PREVENCIÓN


Y CONTROL DEL COVID-19
Como ya vimos en el ejemplo anterior, la Epidemiología nos sirve
para identificar sectores de la población que presenten el mayor riesgo
de enfermarse para poder dirigir la acción indicada en forma apropia-
da. Con base en el análisis de la información recopilada a través de
la vigilancia epidemiológica de la Covid19, se establecieron estrategias
como: la comunicación de riesgos a la población (Semáforo de riesgo)
y establecimiento de actividades prohibidas o permitidas en determi-
nados sectores, promoción de la salud a través de medios masivos y ca-
pacitación a la población sobre el autocuidado de la salud (lavado de
manos, distanciamiento social, uso de cubrebocas en lugares cerrados,
etc.).
En el caso de la pandemia de CoVID-19 el gobierno mexicano se
propuso “Disminuir la transmisión exponencial de la enfermedad, tra-
tando de que los casos se presenten en un lapso de tiempo más largo y
no de forma abrupta (aplanar la curva epidemiológica); contar con la capa-
cidad médica para atender a los enfermos leves y moderados de forma
ambulatoria, de preferencia en el Primer nivel de atención o en forma
domiciliaria, atender a todos los pacientes graves en hospitales, con-
tar con suficientes camas hospitalarias y ventiladores respiratorios para
ellos (evitar la saturación hospitalaria), y por ende disminuir la mortalidad”
(López-Gattel, 2020). Para lograr el objetivo en Sinaloa se reconvirtie-
ron en total 1,469 camas de hospital (Tabla 5).
Salud pública y pandemia COVID-19 237

Tabla 5. Sinaloa, 2020. Distribución de camas reconvertidas


por institución y por tipo

Camas
Institución Con Ventiladores Total de
Generales
ventilador de reserva camas
IMSS Bienestar 30 5 0 35
IMSS ORD 501 84 0 585
ISSSTE 57 22 9 79
Marina 4 1 0 5
SEDENA 21 29 0 50
SSA 478 127 101 605
Hospital Civil Cul. 50 10 10 60
SSA/SEDENA 32 18 0 50
Total 1173 296 120 1469
Fuente: Visor de Reporte Diario IRAG.
Elaboración del autor

Asimismo, se integraron a los hospitales públicos (IMSS, ISSSTE


SSA) personal médico y paramédico para la atención hospitalaria, a car-
go del INSABI y de acuerdo a la demanda de cada unidad. A pesar de
lo anterior, la atención de casos ambulatorios y hospitalizaciones, sobre
todo en instituciones que atienen a población sin derechohabientica
han causado un gasto de bolsillo importante, situación que el estado
mexicano no ha podido resolver. Por otra parte, podemos asumir que el
objetivo de la estrategia (No sobrepasar la oferta de atención en cuanto
al número de casos) se ha cumplido en Sinaloa. En la Figura 7, se ob-
servan dos olas de incremento de casos, la primera de ellas en el mes de
mayo y la segunda en los meses de diciembre 2020-enero 2021, con un
máximo de 284 y 217 de casos en cada punto de ACMÉ, mientras que el
porcentaje de ocupación el punto máximo fue en junio con 54.18 % de
2020 seguido de 45 % en enero de 2021.
238 Olga Martínez Sandoval

Figura 7. Sinaloa 2020-2021*. Casos de Covid confirmados y Porcentaje de


ocupación de camas hospitalarias

Fuente: Plataforma SISVER (SINAVE) Servicios de Salud de Sinaloa.


SSA Sinaloa. Visor de Reporte Diario IRAG. Elaboración del autor.

El estudio de la mortalidad por COVID 19 no resulta sencillo, en


el SISVER desde el inicio de la pandemia hasta la segunda semana de
2021 se registraron 5,148 defunciones por esta enfermedad confirma-
das por PCR o prueba de Antígenos, asociación epidemiológica o por
comité de expertos y ocurridas en Unidades Centinelas (Figura 8). En
es el Sistema Estadístico Epidemiológico de las Defunciones (SEED),
(tabla 4), durante 2020 se registraron 6,228 defunciones por Covid19
incluyéndose también defunciones de COVID 19 sin confirmar por la-
boratorio y pero que fueron certificadas por un médico tratante. La
diferencia entre ambos sistemas es de 1,080 defunciones. Para estimar
el impacto en la población utilizaremos la cifra del SEED y calculando
una tasa de mortalidad por CoVID-19 de 205 por 100,000 habitantes. La
distribución de defunciones ocurridas en el estado por semana, muestra
una correlación con el incremento de casos, teniendo el primer pico
en la semana 12 y el segundo durante las semanas 26 a la 34 (Figura 8).
Salud pública y pandemia COVID-19 239

Figura 8. Sinaloa 2020-2021. Defunciones por COVID-19


por Semana epidemiológica

Fuente: Plataforma SISVER (SINAVE) Servicios de Salud de Sinaloa.

Ahora bien, es importante señalar que si comparamos las cifras del


SEED de 2020 con 2019 encontramos una diferencia de 8,718 de defun-
ciones que consideraremos cifra en exceso, pues sobrepasa las muertes
por COVID 19 (6,228) en 1,950 defunciones por otras causas, lo que
probablemente se debe a la situación que guardan los hospitales los
cuales no fueron capaces de proporcionar atención médica a población
con otros padecimientos, y se tiene que tomar como consecuencia de
la pandemia.

FUTUROS ESCENARIOS
La fragmentación del Sistema de Salud es mas compleja que la sim-
ple división entre derechohabientes y no derechohabientes. La presta-
ción de servicios está ligada a la clase social y estrato socioeconómico,
las personas que cuentan con un empleo están sujetas a un régimen de
seguridad social y servicios médicos como el IMSS, ISSSTE, SEDENA
etc.
La atención hacia quienes no cuentan con un empleo formal la cu-
bren instituciones públicas o privadas para la población abierta, las pri-
meras con financiamiento federal, estatal y municipal (SSA, Hospital
240 Olga Martínez Sandoval

Civil de Culiacán, etc.). Los dos tipos de aseguramiento en salud son el


implícito y explícito, los primeros incluyen, en teoría, todos los servicios
necesarios, y los segundos atienden parcialmente los problemas de sa-
lud de acuerdo a un tope de gasto.
Un principio básico, de la universalización de los servicios de salud,
es que la atención se encuentre prepagada, que tenga entre los afiliados
a sus diferentes sistemas de financiamiento un volumen de población
más sana y joven que enferma y de edad avanzada, además de que cuen-
ten con fuente de trabajo definida y productiva que el gasto en salud
provenga fundamentalmente de presupuesto público y sea sustentable.
Al revisar estas características en cada una de las instituciones en-
contramos que: la seguridad social en el ISSSTE que es implícita, se
ha fragmentado, asume diversas formas de financiar la prestación del
servicio, siempre en condiciones precarias de atención y de sustenta-
bilidad, pues carece de unidades médicas en casi el 40% de áreas del
estado (INEGI, 2017); el Hospital Regional de Culiacán no depende de
la Delegación estatal que por generar múltiples fondos de recepción y
emisión de pagos y además, no cuenta con un modelo eficaz de presta-
ción de servicios, y el destino del presupuesto es principalmente para la
gestión de los recursos.
El IMSS tiene como problema básico la centralización y una estructu-
ra administrativa obesa e ineficiente, sus múltiples instancias escaladas
a partir de la delegación estatal trabajan sobre los procesos y miden
de forma precaria los resultados en salud de sus derechohabientes; el
concepto de mutualidad se ha deteriorado por las múltiples fallas en
los intentos de automatizar; la prueba de inequidad básica es la mayor
derechohabiencia donde hay mayor industrialización, dejando de lado
los aspectos básicos y administrando innecesariamente un sistema exi-
toso pero obsoleto que es denominado IMSS-Bienestar, duplicando la
atención y manteniendo coberturas desde los 80s con una política de
control de la población que ha afectado su desarrollo.
Existen grupos poblacionales, como los jornaleros agrícolas migran-
tes que son afiliados al IMSS bajo otro régimen, consistente en que el
empresario compra servicios médicos para un grupo de personas, no
de manera individual; es decir, el “patrón” le proporciona afiliación al
IMSS a los trabajadores que solicitan ordenes de atención. Además, ante
las presiones sociales se han implementado consultorios en los “campos
Salud pública y pandemia COVID-19 241

de jornaleros agrícolas migrantes”, redundando en una atención de me-


nos calidad que la que se brinda en las unidades de salud.
Los derechohabientes reciben atención para todos sus padecimien-
tos, sin embargo, a simple vista observamos la sobredemanda que tie-
nen, sobre todo el IMSS, la cual es atendida en unidades para población
abierta en detrimento del financiamiento destinado a la población sin
derechoahabiencia, o bien en servicios privados con el consecuente gas-
to de bolsillo.
Los seguros privados, explícitos con coberturas limitadas a una cuo-
ta, se manejan desordenadamente y se mueven con el flujo de sus pér-
didas; los hospitales que otorgan servicios a aseguradoras dependen de
cobros de honorarios y servicios médicos no regulados, ocasionando
que se pueda fallar a las promesas de contratación, se encuentran a
expensas de las decisiones tomadas en comisiones centralizadoras que
en alianza con corporativos hospitalarios privilegian la atención parcial
de la salud a grupos de población que en general cuentan con asegura-
mientos duplicados.
El Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular) fue una
política pública que buscaba, a través del aseguramiento público en sa-
lud (privatización de la salud), brindar protección financiera a la po-
blación sin seguridad social, permitiendo el acceso a servicios de salud.
Con el gobierno del Presidente Vicente Fox Quesada (2000-2006) se
creó el modelo para derivar recursos a un pretendido sistema descentra-
lizado a los estados, comprando servicios médicos para sus afiliados a los
SESA’s, que a diferencia del Seguro Social (1943) y el ISSSTE (1960),
en su conformación no contó con una base actuarial para el cálculo de
la esperanza de vida y la variabilidad económica de los asegurados, con
un financiamiento federal centralizado. Resultó ineficiente, costoso y
su mala implementación generó un ambiente de corrupción en donde
muchos de los responsables de los fondos o los gobernantes implemen-
taron sus propios negocios; se deterioró la formalidad del empleo de
los trabajadores de la salud, y dejó a los servicios de salud de Sinaloa en
quiebra con adeudos de cerca de 2 mil millones de pesos y con personal
de salud contratado con bajos salarios y sin prestaciones de ley (SSA,
2021).
En 2019, con el presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-
2024) el SP se cambió por el Instituto de Salud para el Bienestar (IN-
242 Olga Martínez Sandoval

SABI), cuya idea original fue cambiar el sistema de salud del país, por
otro donde la población tenga acceso a los servicios y medicamentos
gratuitamente, financiados por la Hacienda Pública (como existen en
Alemania, Dinamarca, etc). Al enfrentarse con una organización, por
demás compleja, del Sistema de Salud mexicano, asociada al sistema de
Seguridad Social (jubilaciones y pensiones), se optó por solamente eli-
minar el sistema de aseguramiento de la población sin derechohabien-
cia y dejar de comprar servicios médicos a los SESA’s, para centralizar
el financiamiento, la contratación de personal, la compra de insumos,
la construcción de infraestructura médica etc. Las reglas de operación
aún se están elaborando, y los objetivos del INSABI no se encuentran
bien definidos en cuanto a lo que se quiere lograr en la salud de la
población, los problemas de los grupos vulnerables como son los ni-
ños con cáncer, pacientes con VIH y otros padecimientos que estaban
sujetos a los fondos de gastos catastróficos en el SP (SSA, 2020) y que
además se enfrentó en el primer año con la Pandemia COVID.
La organización administrativa de la Secretaría de Salud y de los ser-
vicios de salud de Sinaloa, implementada a partir de 1996 con la des-
centralización, y que ha sido modificada, aunque no sustantivamente
en varias ocasiones (2013-2018), no ha dado respuesta a las necesidades
asociadas a la transición epidemiológica y a las nuevas estrategias para la
atención de los problemas de salud de la población sinaloense.
El mayor problema de la estructura orgánica es que los puestos de
Secretario de Salud, y Director General de los Servicios de Salud de Si-
naloa se encuentran depositados en una misma persona, mientras que
las funciones de las dos instituciones son de Rectoría y de Operación
respectivamente, por lo tanto los servicios de salud se han quedado sin
un funcionario que coordine las diferentes áreas de la institución to-
das ellas de gran importancia para el logro de los objetivos y proyectos.
Sin embargo, no es el único problema, por lo que sería necesario una
revisión exhaustiva. Además, la infraestructura de salud, de Primer y
Segundo nivel de atención, muestran insuficiencia para garantizar la
atención a la población. A cuatro años de iniciada la transformación de
los hospitales generales de SSA y algunas otras unidades de salud en el
estado, el esfuerzo es insuficiente.
En el caso de la pandemia la COVID 19, seguirá causando por mu-
cho tiempo epidemias regionales, hasta llegar a convertirse en una en-
Salud pública y pandemia COVID-19 243

fermedad endémica de la población, esto debido a las reinfecciones y a


las mutaciones del SARS Cov2. La vacunación contra esta enfermedad
viene a ser una de las estrategias de mayores posibilidades para su con-
trol, la cual tendrá que combinarse con la promoción de la salud, la vigi-
lancia epidemiológica, la atención de casos y la priorización de riesgos.

RESPUESTAS
La salud pública es una actividad gubernamental y social, de carác-
ter multidisciplinario y que se extiende a casi todos los aspectos de la
sociedad, que tiene como funciones esenciales: Prevención, vigilancia y
control de enfermedades, monitoreo, promoción, salud ocupacional,
protección del ambiente, legislación y regulación, gestión, Servicios es-
pecíficos, atención a grupos vulnerables y poblaciones de alto riesgo
(OPS, 2000).
Para que los organismos correspondiente realicen las funciones asig-
nadas es necesario resolver de fondo la problemática encontrada, sin
embargo, la solución se encuentra en el nivel federal, por esta razón
proponemos llevar a cabo algunas acciones a nivel local:
1. Reorganización de los servicios de salud; a la Secretaría de Salud
de Sinaloa, que depende de Gobierno del Estado y cuya función
es la de rectoría para todas las instituciones del sector, y lo Servi-
cios de Salud de Sinaloa (SSA) que es un Organismo público des-
centralizado y que tiene su patrimonio propio y cuenta con fuen-
tes de financiamiento federales y estatales. Actualmente estas dos
instituciones se encuentran entrelazadas dado que el Secretario
de Salud, de acuerdo al Decreto que crea el Organismo Público
Descentralizado Servicios de Salud de Sinaloa (SSS) de 1996, fun-
ge también como Director General de los Servicios de Salud de
Sinaloa; en tanto existen funciones que se duplican en ambas ins-
tituciones y otras que debieran realizarse en una y se realizan en
otra, esto ha ocasionado falta de coordinación de las áreas, sobre
todo en los SSS y por tanto ineficiencia en las acciones correspon-
dientes. Se propone una organización que fortalezca la atención
de la salud de la población de acuerdo a los planes y proyectos
nacionales, estatales y locales, diseñar puestos ex profeso y asignar
funciones acordes a ellos.
244 Olga Martínez Sandoval

2. Recursos financieros para Salud. La ineficiencia en el gasto es


provocada principalmente por la falta de planeación estratégi-
ca y coordinación entre áreas observándose adeudos a provee-
dores y/o instituciones; trabajadores precarios que requieren
de homologación con tabuladores de trabajadores de base, es-
pecialistas que laboran en áreas administrativas a la operación
y falta de medicamentos e insumos. Para solucionar este pro-
blema no solamente se requiere de una planeación eficiente y
la incorporación de herramientas tecnológicas para la admi-
nistración de los recursos y la toma de decisiones, también es
necesario incrementar el presupuesto asignado a salud y ga-
rantizar una participación equitativa en el presupuesto públi-
co, priorizando los problemas de salud pública y las estrategias
de control a través de la aplicación del diagnóstico de salud y
aplicando metodologías de planeación como es la Matriz del
Marco Lógico. Mejorar el alineamiento de la normatividad y
rectoría, un control automatizado del presupuesto y las com-
pras de materiales que favorezcan el desarrollo local.
3. Modelo de Atención a la Salud. Garantizar atención médica de
calidad, la promoción y prevención de enfermedades a través de
la implementación del Modelo de Atención Integral de la Salud y
la Redes de Servicios, prestando la atención médica con un esque-
ma claro de niveles de atención, reclasificados, para transferir la
tecnología de los centros de alta especialidad a los centros de pri-
mer contacto (Por ejemplo instalar un colposcopio en el Centro
de Salud Urbano de Culiacán, aprovechar el contacto con las mu-
jeres para hacer el diagnóstico, y derivarlas al Instituto Sinaloen-
se de Cancerología solo para su tratamiento). Este modelo tiene
que replantear su actuación a nivel urbano y rural, para garantizar
atención igualitaria aunque obviamente se encarecería en pobla-
ciones distantes y dispersas pero que sería una base para la co-
hesión social. Asimismo, replantear estrategias ante la movilidad
poblacional, comerciantes, migrantes y personas que se desplazan
durante el día con fines de trabajo y que tienen poco acceso a una
atención restringida a un horario de atención. Es necesario que
los directivos de los hospitales sean profesionales formados en ad-
ministración, lo cual reduciría la curva de aprendizaje en forma
sustancial, incorporar a profesionales de la salud con formación
Salud pública y pandemia COVID-19 245

en salud pública y epidemiología en todas las unidades de salud,


que colaboren con la priorización de problemas de salud y elabo-
ración de estrategias locales para su solución, por ende disminuir
el impacto de los problemas, siempre bajo un esquema regional
de salarios y prestaciones a quienes lo hagan en áreas de difícil
acceso, además motivar a las personas y profesionales, con salarios
dignos de acuerdo a su función, estímulos y recompensas para las
aportaciones extraordinarias en el campo de la salud.
4. Fortalecer el sistema de salud mental que tiende a convertirse en
el problema con mayor discapacidad, debe compactarse con un
concepto de vigilancia de los sistemas de salud mental, adherido
en forma simple al Hospital Psiquiátrico de Sinaloa el cual tiene
que crecer ya que atiende a toda la población sinaloense con y sin
derechohabiencia, así como los servicios de psiquiatría de todos
los hospitales generales.
5. Continuar con el fortalecimiento y ampliación de la infraestructu-
ra médica, e implementar un programa de conservación y mante-
nimiento de lo existente que contribuya a mejorar la cobertura y
eficiencia de los establecimientos de salud.
246 Olga Martínez Sandoval

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Pueblos mágicos y turismo cultural en
Sinaloa

ARTURO SANTAMARÍA GÓMEZ


EDUARDO SAINZ DÍAZ

INTRODUCCIÓN
El presente artículo tiene como objetivo establecer un panorama
actualizado acerca del turismo cultural en Sinaloa: los principales pro-
blemas, fenómenos y aciertos de esta actividad en el Estado. En gran
medida, este tipo de turismo en la entidad se desarrolla en los cuatro
municipios que forman parte del Programa Pueblos Mágicos, además
de Mazatlán.
Sin embargo, en el caso de las acciones implementadas en los Pue-
blos Mágicos de El Fuerte, Cosalá y El Rosario, especialmente, es visible
una falta de planificación a mediano y largo plazo que permita conso-
lidar a estos destinos como importantes ciudades receptoras de turis-
mo cultural al menos a nivel nacional. Ello es debido, a una serie de
fenómenos que han afectado la imagen turística de los poblados, tales
como la inseguridad, el incipiente involucramiento de las comunidades
dentro del programa y las acciones implementadas por las autoridades
gubernamentales, además de la carencia, hasta la fecha, de una decidi-
da vocación turística en estos municipios.
Mediante la descripción cualitativa y cuantitativa de dichos fenóme-
nos, se pretende establecer imágenes actuales sobre estos municipios
que permitan vislumbrar alternativas a las acciones implementadas has-
ta hoy y que, de adecuarse o eliminarse, permitirán potencializar el tu-
rismo cultural en estos poblados y, por lo tanto, en todo el Estado de
Sinaloa.
En México, si bien hay antecedentes turísticos en el siglo XIX, cuan-
do algunos viajeros estadounidenses y europeos se trasladaban a nues-
tras costas mediante barcos de vapor, en realidad es hasta el fin de la
Revolución Mexicana, al iniciar la tercera década del siglo XX, cuando
empresas ferrocarrileras de Estados Unidos, como la Southern Pacific y la
250 Arturo Santamaría Gómez - Eduardo Sainz Díaz

Missouri and Pacific, además de cadenas hoteleras, clubes y asociaciones


civiles de ese mismo país, como los Rotarios, las Cámaras de Comercio
de Estados Unidos y la Asociación Americana de Superintendentes de
Ferrocarriles, así como el Gobierno de México durante la administra-
ción presidencial de Emilio Portes Gil (1928-1930), cuando se decretó
en 1928, la creación de la Comisión Mixta pro Turismo, es que se impul-
sa de manera sostenida, y cada vez más profesionalmente, el turismo en
México (Santamaría, 2009).
Y si bien en la década de los veinte del siglo XX, la empresa ferroca-
rrilera Southern Pacific promovía las playas de Guaymas, Sonora, y Mazat-
lán, Sinaloa, y en los treinta Tampico y Acapulco eran impulsados exito-
samente por inversionistas estadounidenses y mexicanos, la publicidad
turística oficial y privada de México, así como la Missouri Pacific y organi-
zaciones empresariales del vecino país del norte, invitaban a visitar pre-
ferencialmente ciudades coloniales y sitios arqueológicos de México.
Por ejemplo, el Banco de México, en 1926 a través de su Departamento
de Turismo elaboró, de acuerdo con la historiadora Jimena Mateos, un
boletín turístico en inglés con reportajes que ilustraban rutas turísticas
cercanas a la Ciudad de México: Xochimilco, Amecameca, Xochicalco,
Tepotzotlán; sitios arqueológicos como Teotihuacan y Cholula; ciuda-
des como Pachuca y Querétaro. De la Ciudad de México se promovían
visitas al Castillo de Chapultepec, a la avenida Paseo de la Reforma, a la
Academia de San Carlos, a la Casa de los Azulejos, y visitas especiales a
Churubusco, Coyoacán y San Ángel.
Por otra parte, El turismo de sol y playa en México empieza a co-
brar auge al término de la Segunda Guerra Mundial con el inicio del
turismo de masas y la emergencia de una cultura hedonista (Santama-
ría, 2005, pp. 216), pero eran ciudades como Guadalajara, Monterrey,
Guanajuato, Taxco, Cuernavaca, Puebla y la capital de la república, con
sus museos, teatros, edificios coloniales, cines, librerías, galerías y otros
atractivos culturales, así como sitios arqueológicos, tales como Teoti-
huacan, Cholula, Chichen Itzá, Mitla, Monte Albán, Palenque, etc., los
principales atractivos turísticos tanto para extranjeros como nacionales.
Es decir, lo que en la actualidad llamamos turismo cultural fue la
oferta principal con la que México inició, entre la década de los veinte
y cincuenta del siglo XX, su incursión en la industria vacacional. Pero,
a partir de los cincuenta, sobre todo con Acapulco y Mazatlán, y de los
Pueblos mágicos y turismo cultural en Sinaloa 251

setenta y ochenta en adelante, con Cancún y Los Cabos, el turismo de


sol y la playa toma un sitio relevante en el escenario mexicano.

¿QUÉ ENTENDEMOS POR TURISMO CULTURAL?


Para entender el concepto de Turismo Cultural, nos basaremos en
la definición que acuñó el Consejo Internacional de Monumentos y si-
tios (ICOMOS, 1976) cuando estableció que (el turismo cultural) “es
aquella forma de turismo que tiene por objeto, entre otros fines, el co-
nocimiento de monumentos y sitios histórico-artísticos. Ejerce un efec-
to realmente positivo sobre éstos en tanto contribuye, para satisfacer
sus propios fines, a su mantenimiento y protección”. Aunado a ello, es
importante resaltar la definición de “cultura” que acuña la UNESCO
(1982) y que específica que va más allá del patrimonio físico:
Cultura es el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y mate-
riales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un
grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de
vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores,
las tradiciones y las creencias.
Las definiciones de ICOMOS y la UNESCO son las que más han in-
fluido en las propuestas de turismo cultural que se han impulsado en
México a partir del siglo XXI, y más visiblemente en el Programa de
Pueblos Mágicos.

LOS PUEBLOS MÁGICOS EN SINALOA


El Programa Pueblos Mágicos se formula en el año 2000 en los ini-
cios del gobierno de Vicente Fox (2000-2006), y se inicia en 2001 con
el nombramiento de los dos primeros sitios: Huasca de Ocampo (Hi-
dalgo) y Real del Catorce (San Luís Potosí). Los objetivos que estable-
cieron fueron, principalmente, fungir con una oferta turística alterna-
tiva donde se enaltezcan los atributos históricos-culturales de poblados
singulares, ya sea por su arquitectura, festividades, tradiciones, gastro-
nomía, entre otros atributos. De la mano de este turismo alternativo,
también se planteó como directriz generar productos enfocados en el
turismo deportivo y en el ecoturismo. Todo ello con miras no sólo de
252 Arturo Santamaría Gómez - Eduardo Sainz Díaz

generar una plusvalía en la región, sino que la misma derrama econó-


mica permeara sobre los ciudadanos de ese poblado, bajo un esquema
de sentido de pertenencia y una retroalimentación entre los habitantes
de las localidades participantes y el programa de la autoridad guberna-
mental (Secretaría de Turismo, 2014).
En Sinaloa el Programa de los Pueblos Mágicos se inició en Cosalá
(2005) y posteriormente se incorporaron El Fuerte (2010), El Rosario
(2012) y Mocorito (2015). En el análisis específico de El Fuerte, el po-
blado ya experimentaba una fuerte actividad turística iniciada décadas
antes de su inscripción en el programa, por su conexión ferrocarrilera
con la Sierra Tarahumara. Fernández Poncela (2015) señala que a pesar
de que el municipio posee atributos naturales, históricos, culturales y
sociales que configuran una identidad local sólida entre sus habitan-
tes, esta idiosincrasia no ha sido aprehendida completamente bajo los
esquemas de promoción y ejecución del Programa Pueblos Mágicos.
Por su parte, Guillén Lúgigo et al. (2017) enfatizan que “los referentes
de tensión simbólica, relacionados con la puesta en valor de elementos
patrimoniales por parte del Programa Pueblos Mágicos se deriva, en
parte, de visiones diferentes en relación con el pueblo y las fuentes de
significación de su “magia” (p. 47).
El grueso de la ciudadanía percibe un abandono sobre la implemen-
tación del Programa en sectores de la ciudad que se encuentran aleja-
dos del Centro Histórico, tales como colonias populares, espacios de-
portivos y otras áreas públicas. Barrera Barrios y Guillén Lúgigo (2017)
indican sobre este fenómeno que se han generado dos atmósferas sobre
la ciudad; una donde se cumple con las expectativas del programa y es
realzada, y otra donde se abandonan sus espacios y su relegación se vuel-
ve más evidente. “Ambos escenarios dentro de la misma ciudad (han
provocado) una dualidad física, presente en el discurso de los propios
ciudadanos” (pp. 8-9).
Otra problemática que dañó severamente a la marca de El Fuerte
como Pueblo Mágico y de la que ya no se ha podido recuperar por
completo, fue el clima de inseguridad que se vivió en Sinaloa y parti-
cularmente en esta región del norte del estado durante la autollamada
por Felipe Calderón, entonces Presidente de la República, como Gue-
rra contra el Narcotráfico.
Pueblos mágicos y turismo cultural en Sinaloa 253

Durante 2009, de acuerdo a cifras del Sistema Nacional de Infor-


mación Estadística del Sector Turismo de México-DataTur (2019), El
Fuerte registró la llegada de 179,638 turistas. Para 2010, año en que
es distinguido como Pueblo Mágico, se registra un incremento en este
indicador del 17.6 por ciento, al alcanzarse la cifra de 211,262 visitantes.
Entre el mencionado periodo, el turismo nacional se incrementó en un
19.63 por ciento, al pasar de los 131,327 a los 157,118 visitantes, mien-
tras que el internacional hizo lo propio en 12 puntos porcentuales, al
pasar de los 48,311 a los 54,144.
De acuerdo a cifras del Consejo para el Desarrollo Económico de
Sinaloa Codesin, para el año 2010, El Fuerte fue el municipio de Sina-
loa que en términos porcentuales registro la mayor alza en el número
de delitos de alto impacto con relación al año anterior, registrando 78
casos, un 132.2 por ciento más con respecto al 2009. Esta poca honrosa
distinción seguiría permeando sobre El Fuerte en sus indicadores de
violencia durante el recuento final de daños entre 2011 y 2012, pues de
acuerdo a cifras de Codesin, durante este periodo el municipio volvió a
registrar el aumento más fuerte en el número de delitos de alto impacto
en todo el estado, contabilizando un incremento del 29.31 por ciento
con 34 casos, además de posicionarse como el segundo municipio del
estado, sólo detrás de Badiraguato, como el de mayor incidencia de de-
litos de alto calibre por cada 100,000 habitantes, con 154 casos.
La situación se volvió insostenible para el sector turístico del pue-
blo y derivó en que la llegada de turistas se desplomara, tan sólo entre
2010 y 2012, en 81.2 puntos porcentuales, al pasar de la llegada de
211,262 a 39,605 visitantes; tal declive se acentuó especialmente en el
número de visitantes extranjeros, que pasó durante el mismo periodo
de 54,144 a 2,556 turistas, un 95.2 por ciento menos. Desde entonces,
en este rubro de turismo internacional, El Fuerte no ha logrado repo-
nerse en términos numéricos. Solamente durante el año 2015 logró
concentrar a 11,698 visitantes extranjeros, pero desde entonces a la
fecha, ha venido a la baja este indicador: 9,648 durante 2016; 7,444
en 2017; 3,442 durante 2018; y 1,750 turistas extranjeros durante todo
2019. Durante 2019, El Fuerte registró los indicadores más bajos de los
cuatro Pueblos Mágicos que existen en Sinaloa en cuanto a ocupación
anual y estadía promedio se refiere, con apenas un 11 por ciento en el
primer registro y 1.25 noches en el segundo. Este escenario, de por sí
254 Arturo Santamaría Gómez - Eduardo Sainz Díaz

incipiente, se agravó aún más durante 2020, derivado de la pandemia


mundial por Covid-19.

Cosalá
Cosalá, en el municipio del mismo nombre, es uno de los pueblos
más antiguos de Sinaloa pues fue fundado en 1562 y ha sido proyec-
tado turísticamente por operadores privados del gremio establecidos
en Mazatlán por lo menos desde la década de los ochenta del siglo
XX, pero con poco éxito. A partir de que es aceptado en el Programa
de Pueblos Mágicos, en 2005, se promueve más ampliamente por la
SECTUR estatal; sin embargo, su desarrollo turístico ha sido escaso,
a pesar de que el pueblo cuenta con un abundante patrimonio cultu-
ral material e inmaterial, además de una rica y diversa gastronomía.
No obstante, los atractivos culturales y naturales que posee Cosalá, de
lo cual pocos pueblos de Sinaloa pueden presumir, la promoción del tu-
rismo más exitosa se ha ido por otro lado, con actividades nada susten-
tables ni culturales, tal y como sucede con el “Cosalazo”, un evento que
se celebra durante los meses de agosto y septiembre de cada año en la
cabecera municipal de la ciudad, así como sus zonas periféricas y natu-
rales. Ahí se concentran aproximadamente 200 vehículos todo terreno
para transitar, regularmente a altas velocidades y de forma escandalosa.
Ibarra y Velarde (2016,) señalan que el Cosalazo es incompatible con la
naturaleza del lugar, ya que promueve un turismo escandaloso, disipa-
do y poco interesado en la historia, las tradiciones locales, sus museos,
arquitectura y gastronomía. Los pobladores y comerciantes consultados
–apuntan Ibarra y Velarde (2016, p. 20)– hacen notar un 50% del tu-
rismo, derivado principalmente del “Cosalazo”, son responsables de los
trastornos en las vialidades del centro histórico debido al aumento del
tráfico vehicular, el incremento de la basura y de la prepotencia y falta
de consciencia de los turistas en algunos casos, ya que no respetan el
carácter de Pueblo Mágico del lugar y en eventos como los anteriores
convierten al centro histórico en una cantina gigante y en una pista de
arrancones para sus vehículos todo terreno.
Este tipo de actividades contradicen la Misión y visión que ostenta el
municipio de Cosalá al momento de ser nombrado como Pueblo Mági-
co, de acuerdo a lo señalado por Ibarra y Velarde (2016):
Pueblos mágicos y turismo cultural en Sinaloa 255

Misión: Ser el corazón del turismo cultural y alternativo del noroeste de México,
conservando los valores y las tradiciones del pueblo cosalteco, con un enfoque
de desarrollo sustentable”. Visión del Municipio de Cosalá para el año 2025:
“Ser el principal centro de turismo alternativo y cultural del noroeste de México,
que ofrezca excelentes servicios de turismo rural, de aventura y ecoturismo, con
calidad y calidez en el marco de sus valores y tradiciones (p. 12).

Aunado a este deterioro del medio ambiente que se genera en la ciu-


dad, así como el desgaste del adoquinamiento del pueblo y sus demás
trazas urbanas, los beneficios económicos que genera el evento en la
comunidad receptora son escasos. Uno de los objetivos del Programa
Pueblos Mágicos es promover la justa distribución de los beneficios eco-
nómicos en las comunidades que favorezca el desarrollo de las mismas;
para estos dos casos en particular su organización la realizan dos clubes
de autos y motocicletas “off road” de la ciudad de Culiacán, capital del
estado, uno es el Club de Jeeperos Culiacán Xtreme 4x4 Off Road y otro
el Club ATV Sinaloa, lo que permite identificar que la organización y
el beneficio económico se queda principalmente en agentes externos
a la comunidad, ya que son los dueños de la marca. Esto contradice lo
expuesto por Swarbrooke (1999), quien enfatiza en “la necesidad de
coordinación efectiva entre los principales actores o stakeholders” (Iba-
rra y Velarde, 2016, p. 10).
Aun bajo la pandemia del Coronavirus-19, a fines de septiembre de
2020 se llevó a cabo una nueva versión del “Cosalazo”. Decía el portal
“Café Negro”: “En medio de la pandemia que en Sinaloa ha cobrado
la vida de más de tres mil personas, según cifras oficiales, se realizó el
Cosalazo 2020, donde participaron decenas de personas”. Con el desa-
rrollo de este tipo de eventos no se establece un ordenamiento ni un
perfil esquematizado sobre lo que la ciudad representa. Se genera esta
oferta dual donde se vende “el relajo” que ha representado el Cosalazo,
al mismo tiempo que la arquitectura colonial y la carga histórica y cultu-
ral con la que sí cuenta el pueblo.
Lo cierto es que el Programa de Pueblos Mágicos no ha contribuido
gran cosa a incentivar el turismo hacia Cosalá. La distancia de 204 ki-
lómetros del puerto de Mazatlán es muy larga para que, por ejemplo,
los viajeros de cruceros, quienes no permanecen más de ocho horas en
tierra, se vean atraídos para visitar al pueblo. Y si los turistas, nacionales
o extranjeros, que pernoctan por varios días en el puerto no lo visitan,
tampoco los residentes extranjeros de largas temporadas lo hacen. En
256 Arturo Santamaría Gómez - Eduardo Sainz Díaz

realidad, son muy pocos quienes se trasladan a Cosalá. Los habitantes


de Culiacán, a 164 kilómetros del poblado, son quienes más lo visitan,
sin que sus cifras sean significativas.

El Rosario
En 2012 el Rosario fue nombrado Pueblo Mágico, de acuerdo con la
propaganda oficial, por acumular una riqueza histórica de 350 años y
haber sido una de las minas más rica de la Colonia. De acuerdo a esta-
dísticas de Datatur, la llegada de turistas al poblado se ha registrado de la
siguiente manera en el pasado reciente: 50,901 en 2015; 59,775 durante
2016; 44,465 en 2017; 19,515 durante 2018, 49,934 durante 2019 y 46,904
turistas en el año 2020. Es importante señalar que, durante esos seis años,
en total, apenas se dieron cita en El Rosario 1,541 visitantes internaciona-
les, lo que representó un 0.56 por ciento del flujo total de turistas durante
este periodo de tiempo. Ello, a pesar de la cercanía de 64 kilómetros de El
Rosario con Mazatlán, puerto donde durante los citados años el turismo
de cruceros comenzaba a recuperarse, después de los estragos del clima
de violencia que azotaba al puerto, especialmente, entre 2009 y 2012.
Si tomamos en cuenta las experiencias de El Quelite y La Noria, a
33 y 37 kilómetros de Mazatlán, respectivamente, o incluso de Concor-
dia, a 48 kilómetros, poblaciones que reciben, por lo menos los fines
de semana y en diferentes escalas, abundantes visitantes gastronómicos
que provienen del puerto, podría conjeturarse que en El Rosario ni
los empresarios locales ni sus autoridades gubernamentales han sabido
atraer a turistas que visitan las playas de Mazatlán ni a sus habitantes,
que sí suelen trasladarse a pasear y comer a las tres poblaciones men-
cionadas sábados y domingos. Esto pese a que en El Rosario se cuenta
con dos pequeños pero atractivos museos, el de Minería y el de Lola
Beltrán, de poseer con una iglesia de gran valor histórico y arquitec-
tónico, y con grandes personajes de la cultura popular mexicana, que
nacieron o vivieron ahí, como Lola Beltrán y Pedro Infante, que han
sido utilizados turísticamente en Guamúchil y Mazatlán. Tampoco se ha
sabido utilizar su rica gastronomía marina, que se cocina en las playas
de El Caimanero, a tan solo 15 minutos del pueblo, aun cuando es de
los pocos municipios que cuentan con un libro de cocina local como el
que escribió la señora Irma Aguilar Paredes (2014), titulado Recetario de
cocina tradicional rosarense. El recetario de la abuela.
Pueblos mágicos y turismo cultural en Sinaloa 257

Un reportaje periodístico del diario español El País (18-07-2016), ti-


tulado “Pueblo Mágico, Pueblo Maldito”, apuntaba que “La dirección
de turismo local ni siquiera tiene cifras de la derrama económica ni
de los visitantes que llegan a la localidad en cada periodo vacacional.
“Nuestro principal turismo es nacional” se limita a decir la titular Da-
niela Niebla.
En su texto la reportera Zorayda Gallego agregaba la opinión de la
funcionaria del gobierno local: Los hechos delictivos no afectan la lle-
gada de visitantes.
Sabemos que son hechos aislados (de violencia), Sinaloa siempre ha sido polémi-
co en ese sentido, pero a pesar de eso vienen las visitas. Sin embargo —escribió
la periodista española—, los comerciantes y pobladores entrevistados por este
medio aseguran que la violencia sí ha afectado al turismo. Los extranjeros que
llegan en los cruceros a Mazatlán —ubicado a 63 kilómetros de ahí— tienen
prohibido viajar a El Rosario. “Les piden no venir para acá, años atrás venían
canadienses y estadounidenses, ahora nos llega uno cada tres meses”, expone un
locatario que pide no revelar su nombre”. El reportaje daba cuenta de un perio-
do crítico para El Rosario (2015-2016), cuando se presenciaron varios y fuertes
enfrentamientos armados en las cercanías y en la misma ciudad entre bandas
rivales del crimen organizado, pero aun cuando esa situación se haya superado,
el pueblo no ha podido convertirse turísticamente en “mágico”.

A diferencia de El Fuerte, Cosalá y Mocorito, El Rosario, quizá por-


que tener una población más grande y con una economía más dinámica
e integrada a otros mercados, no logró preservar la imagen típica de los
pueblos mágicos porque su arquitectura colonial y decimonónica está
muy alterada. El programa de Pueblos Mágicos ha logrado restaurar
algunas fachadas y calles, pero sin que haya recuperado la imagen “má-
gica” que ofrece la propaganda turística.
Una hipótesis que pudiera explicar este fracaso turístico es que se le
concedió en 2012 la denominación de Pueblo Mágico a Rosario en un
proceso precipitado en el que, en muchos casos, no se estudiaron bien las
condiciones de los abundantes poblados seleccionados en ese año. En esa
coyuntura se pasó de 48 a 83 Pueblos Mágicos. Es decir, al finalizar el go-
bierno del Presidente Vicente Calderón, en medio de críticas y cuestiona-
mientos se aumentó de manera desproporcionada el número de Pueblos
Mágicos, “de tal manera que se otorgó el nombramiento a localidades
que no estaban preparadas para convertirse en destinos turísticos o que
no merecían dicho nombramiento” (Figueroa Díaz, 2016, P. 171).
258 Arturo Santamaría Gómez - Eduardo Sainz Díaz

No obstante los esfuerzos del programa, el turismo aún no se inserta


como una actividad económica y social importante en el municipio de
El Rosario. Prueba de ello es que a pesar de que durante sus primeros
años el porcentaje de ocupación de sus centros de hospedaje iba a la
alza, al pasar de una ocupación total durante 2014 del 31.68 por ciento
al 49.37 por ciento durante el cierre de 2016, actualmente este indica-
dor se encuentra en un 24.6 por ciento, de acuerdo al registro captura-
do durante 2020 y con base en información de la Secretaría de Turismo
de Sinaloa. El flujo de turistas se ha mantenido estancado y no rebasa
los 50,000 desde 2016, año en que registró su cifra máxima este indica-
dor con un total de 59,775 visitantes.

Mocorito
Mocorito es la localidad sinaloense que más recientemente (2015)
logró la denominación de Pueblo Mágico. Sin tener ningún anteceden-
te turístico, como El Fuerte y Cosalá, ha logrado, con relativo éxito,
impensable antes de ser nombrado Pueblo Mágico, generar un movi-
miento turístico regional, proveniente por lo general de Culiacán y Los
Mochis, ambas ciudades a 122 kilómetros, y Guamúchil, a tan solo 18
kilómetros de distancia.
Los promotores locales han sabido construir una oferta hotelera pe-
queña pero atractiva, han restaurado varias de sus construcciones más
antiguas, ochenta de ellas en el primer cuadro del pueblo que han sido
catalogadas por su valor histórico y han involucrado a la población local
para que ofrezcan artesanías y alimentos de manufactura local, así como
otros atractivos, como un campo de girasoles o carreras de caballos, en
el pueblo de San Benito, a 20 kilómetros de la cabecera municipal.
Mocorito, al igual que El Fuerte y Cosalá, ha logrado preservar una
numerosa cantidad de edificaciones, sobre todo del siglo XIX y prin-
cipios del XX, y algunas del XVII, que le permiten presumir un estilo
arquitectónico uniforme y apreciado, el cual, por lo general, es una ca-
racterística estereotípica de Los Pueblos Mágicos. Mocorito tiene la au-
reola imaginaria de ser “La Atenas de Sinaloa”; es decir, el lugar donde
floreció la creatividad intelectual y literaria sinaloense en el siglo XIX,
probablemente con más poderío que la misma Culiacán y Mazatlán,
primero con Eustaquio Buelna durante la época de la Reforma, y pos-
Pueblos mágicos y turismo cultural en Sinaloa 259

teriormente con el poeta Enrique González Martínez, a principios del


siglo XX. Ese mismo pasado ha contribuido para que el pueblo sea sitio
de numerosas actividades artísticas que impulsa el Instituto Sinaloense
de Cultura durante el Festival de Primavera a través del programa Si-
naloa Mágico, que se presenta en el atrio de la Iglesia de la Purísima
Concepción.
Gracias a esa tradición cultural y a un ejemplar, y quizá único en Mé-
xico Festival Cultural Gabriel García Márquez, en el ejido El Recoveco,
a 15 kilómetros de Mocorito, su cabecera municipal, donde anualmente
se rinde tributo al arte literario del premio Nobel colombiano leyendo
prácticamente la comunidad entera y en voz alta la obra maestra “Cien
años de Soledad”. Mocorito se ha ganado la admiración y el respeto de
las comunidades literarias de México, al grado de que fue seleccionado
en 2019 por el Gobierno Federal para iniciar el Programa “Estrategia
Nacional de Lectura”, además de lograr el enriquecimiento de su acer-
vo bibliográfico con miles de ejemplares y la remodelación de la biblio-
teca municipal “Lic. Eustaquio Buelna”.
En Mocorito también han sabido aprovechar la creatividad y fama
de sus artistas populares para convertirlo en un lugar aún más atractivo
para visitar, al iniciar en 2020 la construcción del Museo de Los Tigres
del Norte. El 15 de septiembre de ese año, el Gobernador Quirino Or-
daz declaraba que en su gobierno se promovían obras donde la oferta
estatal fuera más diversa, y que incluyera la gastronomía, la cultura y “las
expresiones coloniales”, entre las que figuraban Mocorito y El Fuerte
(La Jornada, 2020).
Mocorito, a pesar de ser la población de Sinaloa que más reciente-
mente se incorporó al programa de Pueblos Mágicos ha mostrado más
capacidad para atraer al turismo regional con su oferta artística, arqui-
tectónica, tradiciones literarias, gastronomía y oferta naturales novedo-
sas, como el ya mencionado extenso campo de girasoles. Durante 2019,
de acuerdo a cifras de la Secretaría de Turismo del Estado, Mocorito
logró un porcentaje de ocupación anual del 42 por ciento, registrando
el arribo total de 17,442 turistas y una estadía promedio de 2 noches.
Cuenta con cinco centros de hospedaje, para acumular un total de 60
habitaciones, y destaca que el 80 por ciento de estos cuartos, es decir,
48, están clasificados con categoría A y B. En los otros Pueblos Mágicos,
como Cosalá, apenas el tres por ciento de su inventario de habitaciones
260 Arturo Santamaría Gómez - Eduardo Sainz Díaz

ostenta esta categoría; en El Fuerte este indicador se encuentra en 12. 5


por ciento y en El Rosario sucede lo propio con un 17 por ciento.

EL TURISMO CULTURAL Y EL CENTRO


HISTÓRICO EN MAZATLÁN
El turismo cultural en Mazatlán comenzó a fraguarse desde finales
de la década de los 80’s con la reactivación del Teatro Ángela Peralta y,
con ello, del Centro Histórico de la ciudad. Desde entonces, el desarro-
llo de esta actividad, y a diferencia de la que se ha venido generando en
los Pueblos Mágicos de Sinaloa, se ha desarrollado de forma más orgáni-
ca, aunque no exenta de problemáticas como la contaminación urbana
y auditiva, además de la inflación de precios en la compra y venta de
inmuebles en este sector de la ciudad.
En buena medida, fue gracias a la apuesta de la iniciativa privada de
la mano de la apertura de restaurantes, bares, cafeterías, centros noc-
turnos, librerías y otro tipo de negocios, que la actividad económica y
cultural de la zona se potenció. Una dinámica diferente generada, hasta
ahora, en los Pueblos Mágicos del Estado, donde la oferta comercial es
mucho más limitada y ello tiene que ver también con el importante nú-
mero de turistas que Mazatlán ya atraía desde décadas atrás gracias a su
sol y playa, y cuya actividad vino a consolidarse y diversificarse gracias a
la apuesta por el turismo cultural. No obstante, si consideramos que las
bellas artes son la expresión cultural por excelencia, e incluso la única,
estaríamos empobreciendo la creación cultural de los pueblos. Y si se
limita el turismo cultural a la oferta de las bellas artes se caería en el
mismo error.
Mazatlán, que se empieza a constituir como espacio turístico de sol y
playa al finalizar la Revolución mexicana —si partimos de la inaugura-
ción del Hotel Belmar en 1922, el primer alojamiento del país frente al
mar— antes atrajo turistas de sus poblaciones aledañas, incluyendo Cu-
liacán, desde 1909, con la celebración del Carnaval, esto en el periodo
en el que se inauguró el tramo ferrocarrilero de la capital del estado al
puerto; es decir, Mazatlán primeramente atrajo turistas con una mani-
festación cultural plenamente popular, aunque siempre hegemonizada
en sus organización y la simbología de sus reinas por las élites sociales
de la ciudad. Antes que el sol y la playa, el Carnaval fue el principal
Pueblos mágicos y turismo cultural en Sinaloa 261

atractivo turístico de la población que vio nacer a Pedro Infante y la


tambora. Y ha seguido siendo uno de sus principales imanes por más
de un siglo. Entonces, partiendo de que el Carnaval ha sido permanen-
temente uno de los principales activos turísticos de Mazatlán, diremos
que la cultura popular ha estado presente, siempre sin falta, como una
oferta turística del puerto.
Sin embargo, si afirmamos que la cultura popular, a través del Carna-
val, ha estado presente como oferta turística, también se puede afirmar
que la “alta cultura”, con el premio de poesía de los Juegos Florales,
existente desde los inicios de la fiesta carnestolenda, y bautizado como
Premio Clemencia Isaura de Poesía, desde 1973, así como el Premio Ma-
zatlán de Literatura, instaurado en 1964, por Antonio Haas, destacado e
influyente intelectual del puerto desde mediados del siglo XX hasta los
inicios del XXI, ha sido una rica sustancia, sino la más atractiva para las
mayorías sí del Carnaval, y por ende, del turismo mazatleco.
Pero, aún con ese antecedente, los intelectuales y promotores cultu-
rales de Mazatlán, como Antonio Haas y el Arquitecto José León Loya, al
lanzar la iniciativa del rescate del teatro Ángela Peralta en 1972, pensaban
que esa operación serviría tanto para revivir las bellas artes en el puerto
como incorporar la cultura, léase “la alta cultura”, a la oferta turística del
puerto. A pesar de ese importante esfuerzo, que fue apoyado desde el Dis-
trito Federal por el dramaturgo Luis G. Basurto, el teatro no fue revivido
en ese entonces y habría que esperar que, a partir de 1987, con la iniciati-
va del alcalde José Ángel Pescador y su esposa Efigenia Hernández, se em-
prendiera la restauración del coso artístico y se reabriera en noviembre
de 1989, inaugurando, en el sentido más exacto del término, una nueva
época en la historia de la cultura y el turismo de Mazatlán.
En efecto, con la restauración del teatro y la creación de los mu-
seos de Arte y Arqueología, así como la renovación de algunas calles del
Centro Histórico de Mazatlán, van brotando paulatinamente diferen-
tes actividades culturales: escuelas de música clásica y popular, ópera,
pintura, escultura, ballet, danza contemporánea y folklórica, galerías
de arte, museos, librerías y ferias de libros, talleres literarios, ferias y
talleres artesanales, talleres de cine, y una gastronomía muy variada y
con diferentes orígenes nacionales. De esta amplia y creciente oferta
cultural a lo largo del año, el periodo establecido entre fines de octubre
y fines de marzo es el más nutrido en actividades y el más atractivo para
262 Arturo Santamaría Gómez - Eduardo Sainz Díaz

los turistas, entre otras razones porque aparece un clima más benigno
para salir a las calles del Centro Histórico.
No hay estadísticas precisas y constantes para medir la relación oferta
cultural y turismo, pero sí se puede afirmar que la asistencia al teatro
Ángela Peralta a conciertos de música sinfónica, ballet clásico, danza con-
temporánea, tango bailable o musical, jazz e incluso rock es sostenida
mayoritariamente, y a veces abrumadoramente, por los estadounidenses y
canadienses residentes, y turistas de esas nacionalidades que permanecen
varias semanas o meses durante la temporada invernal. Los turistas nacio-
nales excepcionalmente participan de esas actividades artísticas.
Tampoco hay estadísticas conocidas que afirmen a ciencia cierta que
el turismo de temporadas largas es atraído por las actividades artísti-
cas del Centro Histórico, pero sí es posible conjeturar que hacen uso
regular de ellas ellos, con la simple evidencia de que estas personas y
los residentes permanentes son los más asiduos consumidores de los
espectáculos invernales del teatro, y prácticamente los únicos que par-
ticipan en los llamados Art Walks; es decir, en los recorridos de galerías
y talleres de pintores, escultores y fotógrafos. La actividad en donde se
observa la asistencia combinada de turistas extranjeros y población local
es en El día de la Música, durante el mes de octubre, y sólo que ese día
coincida con un viernes o sábado es posible que también asistan turistas
nacionales de fin de semana, variante vacacional que se extendió con la
apertura de la autopista a Durango en 2013. Esa festividad musical por
lo general ofrece boleros, rock, jazz, música de cámara, ranchera, y ban-
da sinaloense. La feria del libro es una actividad básicamente local y sólo
asisten algunos visitantes de poblaciones cercanas, no hay evidencias de
que fomente el turismo de manera significativa.
Sin duda alguna, la creación cultural más socorrida tanto por turistas
nacionales como extranjeros es la gastronómica. Esta actividad goza de un
auge sin precedentes en Mazatlán. En 2020, en el Centro Histórico había
alrededor de 80 restaurantes y cafeterías de diferente género, sin contar
carretas de tacos, mariscos, tortas, churros, gorditas, tamales, esquites y pa-
lomitas de maíz. No hay ningún restaurante con estrellas Michelín, pero sí
más de dos docenas de cocinas gourmet, cenadurías de comida regional de
gran calidad y buena presentación, taquerías muy reconocidas, y cafeterías
con excelentes bebidas, así como neverías muy concurridas, tanto tradicio-
nales —de garrafa— como de estilo italiano y altos precios. Así mismo la
Pueblos mágicos y turismo cultural en Sinaloa 263

oferta gastronómica va desde la amplia variedad mexicana, hasta la tailan-


desa, pasando por la argentina, italiana, española, japonesa, china, árabe,
francesa y estadounidense. También hubo restaurantes de comida brasile-
ña, griega y cubana, pero desaparecieron por diferentes razones.
La oferta gastronómica del Centro Histórico se ha extendido a calles
anteriormente solitarias y a casas deshabitadas, e incluso abandonadas,
que fueron restauradas o remodeladas. Este ha sido otro de los grandes
méritos del turismo local: ha rescatado cientos de casas de valor histórico
y arquitectónico, gracias a que esa actividad revaloró una zona que había
estado relegada por varias décadas. Los residentes permanentes o turistas
de estancias prolongadas de origen estadounidense y canadiense han res-
taurado decenas de casas, pero los restaurantes han hecho lo mismo con
las edificaciones más grandes y de mayor costo en su restauración. Por
ejemplo: El Presidio, Héctor’s, Casa Mayora, Casa 46 y el conjunto de res-
taurantes de la Casa Canobbio, requirieron de inversiones considerables.
Así pues, la cultura gastronómica, en la que destacan los platillos del
mar al estilo sinaloense basado en camarones, pulpo, callos de hacha y nu-
merosas especies de pescados, es la que más ha contribuido a revalorar
el Centro Histórico y a darle un uso turístico intenso. Las bellas artes que
se ofrecen en el Teatro Ángela Peralta a partir de su nueva época, nacida
en 1989, desde un inicio fueron de la mano con la visita a los restaurantes
gourmet que ya estaban en esa época en el Centro Histórico, Café Pacífico,
con comida española, y el Doney, y desde 1991, Pedro y Lola, con comida
mexicana; así como las tradicionales cenadurías sinaloenses, El Túnel, loca-
lizado enfrente del teatro desde principios del siglo XX, y la Casita Azul, es-
tablecida a una calle del mismo escenario artístico en los años setenta. Los
asistentes al Ángela Peralta salían de las funciones nocturnas y se dirigían a
cenar a los establecimientos señalados. Ya en la segunda década del nuevo
siglo muchos espectadores del teatro continúan esa costumbre, pero ahora
distribuidos en una mucha mayor cantidad de restaurantes y cenadurías.
En el Centro Histórico convivieron en el siglo XIX y principios del
XX restaurantes gourmet, casi siempre con menús europeos, y cenadu-
rías con la oferta de platillos sinaloenses. Los primeros se establecieron
en los hoteles de origen porfiriano, como El Central, y las segundas
prácticamente en cada cuadra del mismo espacio. La gastronomía de
corte europeo desaparece con el porfiriato y la cada vez más visible in-
fluencia de la comida estadounidense que se sirve en los hoteles a partir
264 Arturo Santamaría Gómez - Eduardo Sainz Díaz

de la creciente industria turística al finalizar la Segunda Guerra Mun-


dial. A la vez, la comida mexicana, como producto del nacionalismo po-
pular que emerge con el régimen político de la Revolución de 1910, es
revalorada e incorporada a los menús de los restaurantes de la ciudad.
No obstante, comer en un restaurante no era todavía un espectáculo
ni símbolo de estatus social, ni tampoco era uno de los atractivos que
ofrecía el turismo mazatleco hasta que aparecen el Señor Frog´s y el
Shrimp Bucket en la década de los sesentas, aunque su comida no es
vista como gourmet o de alta cocina. Esos restaurantes, ya muy influidos
por la cultura norteamericana, ofrecían una mezcla de ambiente anti
solemne, en el que los meseros actúan y juegan con los comensales, y
ofrecían tanto comida popular de Estados Unidos como de México.
Así pues, la paulatina recuperación del Centro Histórico —relegado
de los cincuenta a fines de los ochenta del siglo XX— como el espacio
cultural por excelencia de la ciudad, con la renovación del Teatro Ángela
Peralta va a regresar paso a paso la gastronomía gourmet, y a revitalizar-
se la comida regional sinaloense que ya había adquirido un estatus alto
con la apertura del restaurante Doney en la década de los setenta, que
estaba dirigido a comensales locales de mediados y altos ingresos, y a los
turistas extranjeros. La comida china arraigada en Mazatlán desde el siglo
XIX, le daba un toque pluricultural a la ciudad, pero no tenía ningún
restaurante, a pesar de haber varios, que ofrecieran un escenario donde
se presumiera el estatus social. No en el Centro Histórico, pero sí en la
Avenida del Mar, muy cerca de esa zona, se estableció en 1991 el primer
restaurante de comida japonesa de la ciudad, de alta cocina, lujo y altos
precios, en el que se compraba sabor y presunción social: Miyiko.
Este lugar anunciaba una época en la que irían apareciendo cocinas
de diferente origen nacional, con algunos chefs de formación europea
y comida de autor para consumidores de altos ingresos. La mayoría de
esos restaurantes estaban afincados en la Plazuela Machado y calles cer-
canas. Fue de esa forma que el viejo casco urbano, antes abandonado,
desplazó a la principal zona hotelera, llamada Zona Dorada, como el
lugar con los restaurantes más glamurosos del puerto y donde se con-
solidaba la nueva cultura gastronómica articulada a las actividades artís-
ticas. Tan atractiva ha sido esa combinación que su onda expansiva ha
llegado a calles que ya no están en las inmediaciones del Teatro Ángela
Pueblos mágicos y turismo cultural en Sinaloa 265

Peralta y la Plazuela Machado, y también se ha prolongado a Playa Sur,


un barrio contiguo con menos de sesenta años de antigüedad.
Otro efecto de la turistificación del Centro Histórico es la construc-
ción de edificios de condominios tanto en el viejo casco como en las ca-
lles que lo rodean. Pero este auge turístico si bien ha revalorado la zona
al mismo tiempo la ha encarecido, al grado de convertirse en una de las
más caras de la ciudad y también en una de las más alteradas en su vida
tradicional debido a las incursiones de los turistas, los cuales generan
mucho ruido y basura, sobre todo por las noches, el horario de mayor
actividad turística en ese espacio.

PROSPECTIVAS O RESPUESTAS
– Una promoción más agresiva sobre los atractivos culturales e his-
tóricos de cada Pueblo Mágico de Sinaloa. Realizar la promoción
de forma heterogénea, donde cada poblado sea resaltado y dife-
renciado del resto por particularidades y atributos únicos que lo
diferencian del resto de pueblos mágicos. Enfocar estos esfuerzos
de promoción en un mercado de turismo joven, segmento donde
se ha demostrado una predisposición por visitar sitios con una
oferta cultural y gastronómica distinta.
– Implementación de trabajo de campo, por parte de las autorida-
des que coordinan el programa Pueblos Mágicos, con el objetivo
de incorporar de una manera más integral a los pobladores en los
esquemas de dicho programa. Establecer una sinergia, por parte
de la SECTUR Federal, con gobiernos y autoridades municipales
para capacitar constantemente a los ciudadanos en atención, ser-
vicios y productos turísticos, para de esta manera, procurar que la
derrama económica derivada de la actividad turística quede aca-
parada en su mayoría por los mismos pobladores de la región.
– Incentivar productos turísticos enfocados en el turismo deportivo
y de naturaleza. En el agregado de la oferta cultural e histórica
que ya ofrecen los pueblos, estos atributos serían determinantes
para captar mercados de alto poder adquisitivo y acorde a las de-
mandas del turismo contemporáneo.
266 Arturo Santamaría Gómez - Eduardo Sainz Díaz

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Medios y vida pública en Sinaloa. Una
perspectiva desde Noroeste

ADRIÁN LÓPEZ ORTIZ

RESUMEN
Decía Miguel Ángel Granados Chapa que la prensa se regulaba con
la prensa. Nada más cierto: la prensa regula la conversación pública al
tiempo que se autorregula. O al menos aspira a hacerlo. No es una ta-
rea fácil. Y no lo es, sobre todo, porque a diferencia de muchas otras
industrias, es un ejercicio permanente que se da de cara al público. Es
un proceso dialógico siempre inacabado que entraña un escrutinio y
una presión constante entre los actores de poder involucrados: políti-
cos, medios y ciudadanos.
En ese sentido, la prensa y lo que representa en una democracia,
plantea siempre un problema desde el punto de vista político. Por eso
me gusta la idea de que la prensa tiene que ver, más que con ninguna
otra cosa, con el poder. Entendido el poder en sentido amplio. Y me
gusta porque nos exige a quienes nos dedicamos a los medios y el perio-
dismo, una responsabilidad personal y una ética pública en el desempe-
ño de nuestra profesión. En esa lógica, busco con este texto reflexionar
y arrojar algunas ideas sobre cómo los medios y los periodistas podemos
—y debemos— estar a la altura del momento histórico que vivimos en
México y, en lo particular, en Sinaloa.
Justo cuando el estado se debate en el dilema electoral de integrarse
al proyecto político alternativo del presidente López obrador y su parti-
do de Morena; o de caminar por un camino ya andado y conocido para
los sinaloenses: el de la alianza entre el PRI, el PAN y el PRD. Los medios
y los periodistas de Sinaloa tenemos la obligación de contribuir a que la
sociedad vote con información verificada, rigurosa y relevante al tiempo
que ejercemos nuestra libertad para la crítica. Por simple que suene: el
reto es hacer periodismo.
270 Adrián López Ortiz

LA PRENSA MEXICANA ANTE LA DISRUPCIÓN DIGITAL


En 1440 el alemán Johannes Gutenberg inventó la imprenta y cam-
bió para siempre la manera en que el mundo se comunicaba. Tras esa
disrupción tecnológica, acaso la más importante hasta ahora en la histo-
ria de la humanidad, pasaron 450 años para que la prensa se erigiera en
una industria multimillonaria y, además, en “el cuarto poder”.
Esa historia extraordinaria de poder y crecimiento industrial llegó al
principio de su fin en 2008, cuando la crisis económica estadunidense
que se propagó a nivel mundial aceleró la caída de los ingresos publi-
citarios de los periódicos a niveles sin precedentes. Hoy, la prensa de
Estados Unidos registra ventas de los años 50’s y esa realidad no es muy
diferente en el resto de los países del mundo.
Pero mientras a nivel global todos los medios masivos se encuentran
en crisis, asediados por las nuevas plataformas tecnológicas que han en-
tendido mejor el cambio de hábitos de las audiencias, en México esa
historia tiene matices, por lo que se hace necesario revisar de nuevo el
aporte de Sallie Hughes en su libro newsrooms in conflict, un texto semi-
nal sobre el ecosistema de medios y el periodismo mexicano publicado
en 2006. Uno de los principales hallazgos del libro es cómo ese ecosiste-
ma de medios cambió a la luz de la alternancia política en el año 2000
y la emergencia de una cierta sociedad civil en México. Hughes distin-
gue tres tipos de medios en nuestro país: los cívicos, los autoritarios y
los “impulsados” por el mercado. Ve un ecosistema “híbrido” integrado
por medios que se convirtieron en verdaderos referentes de periodismo
cívico, como La Jornada y Reforma; medios que buscaron adaptarse a
la nueva realidad como El Universal; y medios que fueron incapaces de
transformarse y continuaron como “voceros” del sistema priista, como
Excélsior.
Quince años después, hay novedades. Como director de noroeste,
un periódico regional de México, aprovecho este espacio para discutir
la vigencia de la tesis de Hughes y responder a dos preguntas: ¿cómo ha
cambiado la prensa mexicana en los últimos quince años? Y ¿cuáles son
sus nuevos desafíos? Intentamos al responder a estas preguntas, formu-
lar una base teórica que me permita después abordar la realidad local
de la prensa en Sinaloa, sus retos y alternativas.
Medios y vida pública en Sinaloa 271

La evolución de nuestro ecosistema de medios no se detuvo tras la


publicación de Hughes, sino que aceleró su velocidad y complejidad,
como consecuencia de la disrupción tecnológica que significó la digi-
talización para los medios masivos de comunicación. Hace quince años
el periodismo mexicano enfrentaba varios retos: la concentración de la
industria, la violencia extra-estatal, la presión del poder a través de leyes
formales y prácticas informales, medios públicos controlados por pre-
siones políticas, medios privados con diferentes niveles de autonomía
editorial, una débil unión del sector y jerarquías rígidas y verticales al
interior de los medios. Hoy en día tenemos que analizarlos consideran-
do a internet como el nuevo paradigma tecnológico, sobre todo a través
de dos actores poderosos: los buscadores (Google) y las redes sociales
(mayoritariamente Facebook).
En ese contexto de disrupción tecnológica, el primer gran cambio es
que la industria de los medios mexicanos consolidó su carácter híbrido:
ahora tenemos más medios que podrían caber en la categoría de “cívi-
cos” o ciudadanos (las cursivas son mías), es decir, medios cuyas líneas
editoriales y contenidos responden más a los intereses de las audiencias
que a los de las fuentes de poder; tales como los sitios web de Animal po-
lítico o Aristegui noticias. Luego, tenemos más medios impulsados por
el mercado: periódicos, radios y televisoras que apostaron por la virali-
dad de las redes sociales para mantener la masividad de sus audiencias,
seguir siendo atractivos para sus anunciantes y poder quedarse con una
mejor rebanada del pastel publicitario digital controlado por Google y
Facebook.
También tenemos más modelos adaptativos frente a la disrupción
tecnológica, sobre todo en medios tradicionales que han buscado en la
diversificación de sus modelos de negocio una alternativa para sortear
la crisis sin dejar de hacer periodismo local: medios estatales/regiona-
les que buscan adaptarse a la nueva realidad económica y tecnológi-
ca como Vanguardia de Coahuila, El Imparcial de Sonora, Semanario
Zeta en Baja California, el Diario de Yucatán, e incluso el que me toca
liderar: Noroeste, en Sinaloa. Dichos medios comparten una larga tra-
dición empresarial, mayoritariamente familiar; han sido dirigidos por
connotados periodistas que se convirtieron en referentes regionales y
nacionales y lograron consolidar, apalancados en su periodismo local y
crítico, modelos de negocio rentables y diversificados que les permitie-
ron alcanzar escala e influencia.
272 Adrián López Ortiz

EL CONTEXTO NACIONAL E INTERNACIONAL


En cuanto al contexto en que las organizaciones de medios buscan
hacer periodismo cívico, me parece que las presiones (censura directa,
autocensura, violencia, cooptación, etc.) Se han mantenido, pero con
un agravante poderoso: el cambio en el consumo de noticias de los me-
dios tradicionales a un consumo mediado a través de las plataformas
de internet. Es decir, la digitalización puso en crisis a la mayor parte de
los medios tradicionales en México, lo que incrementó la precariedad
laboral de los periodistas y las redacciones, y del resto del personal que
labora en esas organizaciones. Una precariedad que se profundizó tras
la llegada al poder del presidente López Obrador, quien redujo sus-
tancialmente el gasto en publicidad oficial del gobierno federal, pero
mantiene las prácticas discrecionales de asignación de la misma a un
puñado de medios de comunicación en el país.
En su informe más reciente denominado “Distorsión” y tras dos años
de gobierno de López Obrador, la organización para la defensa del pe-
riodismo y la libertad de expresión, Artículo 19, explica los retrocesos
que se han impuesto con su política de comunicación, derechos huma-
nos y de acceso a la información.
Pocas cosas cambiaron para bien en materia de libertad de expresión. La desin-
formación desde el gobierno, teniendo como correlato la concentración y clau-
sura de la información pública, se acentúo. Internet se encuentra bajo asedio
con recurrentes iniciativas legislativas que buscan su control y censura. La vio-
lencia contra la prensa se mantiene al alza. Las instituciones encargadas de la
protección de los derechos fundamentales no se reconstruyen, sino que están
estancadas o, de plano, son desmanteladas. Las desigualdades sociopolíticas y
económicas —manifestadas en la falta de acceso a la información y la brecha di-
gital que aquejan a comunidades y pueblos indígenas, o en la precariedad laboral
que enfrentan las y los periodistas— se agudizaron en el contexto de pandemia.
La negación de las violaciones graves a los derechos humanos se instaló en el
discurso oficial, reconociéndolas apenas entre balbuceos y en acotados casos”.
(Distorsión, p. 18)

Tanto el crimen organizado como el poder político aprovechan esas vul-


nerabilidades y ahora en nuestro país se asesina (en promedio) a un perio-
dista por mes en absoluta impunidad. Además, se registraron 692 agresio-
nes contra la prensa en 2020, un 13.62 por ciento más que en 2019, según
el mismo informe de Artículo 19. Pero lo más grave es que la mitad de esas
agresiones, el 49.5 por ciento, provinieron de agentes del estado.
Medios y vida pública en Sinaloa 273

Por otro lado, las medidas paliativas contra la violencia desde la polí-
tica pública han sido un verdadero fracaso a pesar del discurso simula-
dor del gobierno en turno. Tanto el mecanismo de protección de perio-
distas como la fiscalía especializada para la atención de delitos contra la
libertad de expresión (FEADLE) han resultado inútiles y el primero se
encuentra en la incertidumbre al desaparecer el fideicomiso que lo fon-
dea por decisión del gobierno federal. La mezcla de los factores ante-
riores ha hecho de México uno de los países más peligrosos del mundo
para ejercer el periodismo. De hecho, el más peligroso del mundo que
no vive con un conflicto armado reconocido formalmente.
El pasado gobierno de Enrique Peña Nieto (2002-2018) aprovechó la
reducción de la publicidad privada para usar la publicidad oficial como
un mecanismo de premio/castigo con los medios críticos, como lo ha
demostrado en diversos informes la oficina de Artículo 19 para México.
Esa práctica concentró más de la mitad del gasto en publicidad oficial
de su sexenio en un puñado de medios favorecidos: Televisa, Tv Azteca,
Grupo Fórmula, El Universal, Excélsior y Milenio, entre los más rele-
vantes. Medios que vieron en el dinero público una alternativa fácil a la
crisis global de la industria. Esa práctica se sostiene en el gobierno ac-
tual, pues según las cifras definitivas del sistema de comunicación social
(COMSOC), que publica la Secretaría de la Función Pública (SFP), en
2019 se presupuestaron 5,212 millones de pesos para publicidad oficial.
Sin embargo, el gobierno federal gastó durante 2019 un total de 3,245
millones de pesos, lo que representa una reducción importante según
datos también de Artículo 19.
El monto ejercido en 2019 representa alrededor de una tercera parte
del gasto ejercido durante el primer año de Peña Nieto (9,632 mdp) y
poco más de la mitad de Calderón (7,381 mdp). Pero la ausencia de
reglas claras para la asignación y distribución de la publicidad oficial es
un tema pendiente en el gobierno de López Obrador. Persisten, como
señala la organización Artículo 19, “los vicios y malas prácticas como la
concentración y discrecionalidad en la asignación presupuestaria y la
desigualdad en la distribución. Además, el gasto en publicidad oficial
sigue altamente concentrado. Del monto erogado en 2019, cinco de
564 medios de comunicación concentraron el 40% de los recursos, es
decir, poco más de 1,253 millones de pesos, lo que significa que las viejas
prácticas continúan repitiéndose”.
274 Adrián López Ortiz

Por otro lado, también podemos hablar del uso político-económico


de los grandes medios para generar negocios relacionados, cómo es el
caso de Excélsior y sus empresas hermanas (hospitales y constructoras),
quienes gracias a su poderío económico concentran ahora prensa, ra-
dio y televisión a lo largo y ancho del país a través de Grupo Imagen,
hospitales Ángeles, Camino Real, PRODEMEX, entre otras. Un diario
que, durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto y fiel a su tradición
autoritaria, fungió de vocero del poder. O el caso de La Jornada, medio
afín al gobierno de López Obrador y uno de los más favorecidos por la
publicidad oficial en este sexenio con 251 mdp en 2019 y 144 mdp en
2020. Frente a ello, la mayor parte de los medios nacionales se resisten
a la idea de empujar una mejor ley de publicidad oficial, para evitar que
los gobiernos los castiguen retirando o reduciendo la pauta publicitaria.
Por otro lado, la falta de institucionalización y de mecanismos de
rendición de cuentas con las audiencias al interior de los medios mexi-
canos, ha provocado que las organizaciones bajen el estándar de calidad
de su periodismo motivados por el click fácil. Lo que termina de cerrar
el círculo vicioso: los mexicanos no confían en sus medios porque la
calidad que reciben es insuficiente y no se traduce en una mejor infor-
mación o una mayor vigilancia de sus gobernantes.
Es un hecho que más allá de los orígenes, los antecedentes y el con-
texto de crisis que los medios mexicanos enfrentan, la industria conti-
nuará evolucionando y cada vez con mayor velocidad. Pero nada nos
asegura que esa evolución implique un mejor periodismo. Por eso quie-
ro abordar, como una base teórica de este texto, los cuatro dominios
de acción institucional que usa Hughes para explicar los cambios en el
periodismo: el entorno, el campo organizacional, la redacción como
organización y el mundo socio-psicológico del periodista, para tratar
de delinear algunos desafíos de la prensa mexicana y sinaloense en el
presente y de cara al futuro inmediato.

EL ENTORNO
Desde nuestro punto de vista, tres conceptos definen el entorno del
periodismo mexicano: digitalización, violencia/impunidad y publici-
dad oficial.
Medios y vida pública en Sinaloa 275

La digitalización llegó para quedarse y solo queda adaptarse a la ma-


yor velocidad y el menor costo posible. Llorar por el pasado es inútil.
Hoy, la mayor parte de la población se informa a través de medios di-
gitales y desde su celular. Incluso, hay un crecimiento sostenido en los
medios con modelos de pago por noticias en Estados Unidos con 20%
del total y Noruega con 42%, según el Digital News Report de la univer-
sidad de Oxford.
Además, México es uno de los países más peligrosos del mundo para
el periodismo y la impunidad en agresiones a medios y periodistas ya
que es superior al 99 por ciento. Si nuestro país aspira a una libertad de
expresión plena y un periodismo que cumpla su rol público, las auto-
ridades tienen que empezar por detener las agresiones y eso solo será
posible en la medida en que la impunidad se reduzca y se sienten verda-
deros precedentes de justicia en cada caso. Lo demás es discurso.
Finalmente, uno de los problemas sistémicos de los medios mexica-
nos es el uso de la publicidad oficial como mecanismo de control de la
prensa por parte de los gobernantes. En lo personal, mi postura es que
la publicidad oficial no debería de existir o debería llevarse al mínimo,
como sucede en Estados Unidos, donde el financiamiento de los me-
dios proviene mayoritariamente de sus lectores y anunciantes, lo que
genera un vínculo más poderoso y una exigencia más fuerte por hacer
periodismo valioso; o el caso de Canadá, que prohíbe las campañas pu-
blicitarias que difundan mensajes de partidos políticos y suspende la pu-
blicidad durante las elecciones. Sin embargo, entiendo que la enorme
dependencia que tienen la mayor parte de los medios mexicanos del
dinero público hace imposible desaparecerla de un plumazo. Lo que sí
urge es una nueva legislación que la reduzca de manera sustancial, la
acote, la transparente y la asigne con criterios claros y objetivos.

EL CAMPO ORGANIZACIONAL
En el campo organizacional existe un desafío constante: la falta de
unidad del gremio periodístico a pesar del contexto adverso de la in-
dustria y las condiciones concretas de peligro para ejercer el oficio. Esa
falta de unidad se explica en una desconfianza que opera en dos nive-
les: tanto entre los periodistas de a pie: reporteros y fotoperiodistas,
como entre las instituciones de medios. Sucede en dos planos paralelos,
276 Adrián López Ortiz

pero tiene el mismo origen: toda vez que la mayor parte de los medios
mexicanos sobreviven gracias al dinero público, es obvio que las líneas
editoriales de uno u otro representen los intereses de tal o cual partido
o grupo político particular, intereses que tarde o temprano terminan
enfrentados o en conflicto.
Pero como las organizaciones no dejarán de reflejar esos intereses,
la alternativa de largo plazo es construir redes de colaboración entre
periodistas con el apoyo de organizaciones no gubernamentales, funda-
ciones internacionales y la academia. Como ya sucede en muchos casos,
desde donde han surgido productos periodísticos de alto impacto y es-
pacios de solidaridad reconocidos. Tal es el caso de la red de Periodista
de a Pie o Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, que han
documentado casos de corrupción como la casa blanca de Peña Nieto,
la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la corrupción de
Javier Duarte en Veracruz, entre otros, y que les han merecido presti-
giados premios de periodismo y el reconocimiento de los colegas y la
población.
Construir esa unidad gremial es fundamental para proteger mejor a
nuestros periodistas y generar confianza entre la sociedad mexicana y
los medios.

LA REDACCIÓN
Lo que sucede dentro del medio es más relevante que lo que sucede
afuera. Si alguna posibilidad hay de que el proceso de cambio conduzca
a un mejor periodismo, el campo de acción donde eso es posible es,
principalmente, la sala de redacción de un medio. El lugar desde donde
se concibe, diseña y ejecuta el método periodístico antes de publicar.
Un liderazgo íntegro, una visión clara, un compromiso sólido con
el rol democrático del periodismo, mecanismos institucionales para el
rigor, la calidad y la transparencia (códigos de ética, manuales de estilo,
mecanismos de rendición de cuentas, defensores de las audiencias, por
mencionar algunos), así como las reglas formales e informales, la capa-
citación, el talento y el uso de la tecnología para estar más cerca de los
ciudadanos, son factores fundamentales en la construcción y desarrollo
de una redacción capaz de producir mejor periodismo.
Medios y vida pública en Sinaloa 277

No hay que resignarse a que la nota más viral en Facebook en México


refiera a un perrito que rescata una decena de gatitos de morir ahoga-
dos, para luego replicar y perseguir este tipo de notas en una oda a la
irrelevancia absoluta y el ejemplo de lo que no se debe estar haciendo
en las redacciones de los medios. Es fundamental pues, mantener la as-
piración por seguir haciendo periodismo (que no contenido) relevante
para la vida pública de las comunidades a las que se busca servir.

EL PERIODISTA
Los grandes cambios a nivel político-democrático operan a niveles
sistémicos y no individuales. Lo que no quita reconocer la necesidad de
liderazgos emprendedores y visionarios para hacer que nuevas cosas su-
cedan en la industria. Pero en el caso del rol del periodista durante todo
proceso de cambio, me gustaría destacar solo un aspecto: la disposición
para abrazar el cambio en lugar de resistirlo.
El gremio periodístico mexicano ha sido sumamente resistente a las
posibilidades que ofrece el nuevo entorno digital, lo que se ha traduci-
do en que la mayor parte de la generación periodística que no es nativa
digital vea en lo digital una amenaza y no una oportunidad. Suena a
cliché, pero es absolutamente cierto: cuando entendamos en lo perso-
nal que el entorno no es nuestro enemigo, sino que simplemente “es”,
seremos capaces de abrazarlo y aprovecharlo.

HACER PERIODISMO: ENTRE EL NARCO


Y EL PODER POLÍTICO
¿Cuáles son los retos, problemas o amenazas más importantes que
enfrentan los medios de comunicación hoy en México?, ¿hay variacio-
nes locales para Sinaloa?
En el contexto nacional e internacional descrito, el mayor reto para
los medios y el periodismo en Sinaloa va en dos sentidos relacionados
entre sí: si se aspira a la independencia, se tiene que aspirar primero a
la rentabilidad. No se puede la primera sin la segunda. Porque es obvio
que hay muchos medios en México sumamente rentables, pero de allí
a hacer periodismo, estamos muy lejos. Basta ver como Televisa ha lu-
278 Adrián López Ortiz

crado históricamente con las verdades oficiales o como la Organización


Editorial Mexicana (OEM) se acomoda cada sexenio a la nueva narrati-
va que se impone desde el gobierno federal.
En un escenario donde lo que se busca es hacer periodismo para for-
mar, informar y fungir de contrapeso en el procedimiento democrático,
el mayor reto de los medios sinaloenses es su capacidad para innovar en
mejores proyectos que sean atractivos y útiles para las audiencias. Pro-
yectos creativos y con impacto que brinden a los anunciantes los resul-
tados perseguidos por sus marcas y sus campañas. Proyectos rentables,
que generen buenos flujos para pagar con dignidad el talento necesario
y generar las utilidades para mantener a los accionistas tranquilos y lejos
del control de las redacciones de manera unilateral.
Se ve difícil para una industria que pasó décadas aletargada en la co-
modidad del presupuesto oficial, pero no dudo que existe el talento y la
osadía para emprender en espacios con una agenda clara, transparente
y definida de cara a los usuarios. El día que se empiece a hacer eso y a
competir con argumentos de calidad y servicio, estaremos hablando de
otra industria, y por lo tanto, estoy seguro, de un mejor país.
Y se ve todavía más difícil cuando hay dos grandes poderes fácticos
que influyen de manera cotidiana en el quehacer de medios y periodis-
tas en Sinaloa: el crimen organizado y el poder político, que, en el caso
de Sinaloa, muchas veces son lo mismo.

El crimen organizado
No hay manera de hablar de cómo el narcotráfico se entrecruza con
el periodismo en Sinaloa sin remitir a su caso más doloroso: el artero
asesinato del periodista Javier Valdez, de doce balazos el 15 de mayo de
2017, tras un periodo de varias semanas marcadas por la zozobra y las
amenazas del crimen organizado.
Se quedó en medio de la disputa entre el lugarteniente del cártel
de Sinaloa, Dámaso López, ahora detenido en Estados Unidos, y los
hijos de Joaquín Guzmán Loera, conocidos como “los chapitos”, por el
liderazgo de dicha organización criminal. Javier habría entrevistado a
Dámaso López para contar su versión de la rivalidad, lo que desató la ira
de los hijos de “el chapo”.
Medios y vida pública en Sinaloa 279

Hasta ahora el caso acumula dos detenciones de autores materiales


(un tercero ha muerto); uno de los cuales, Heriberto Picos Barraza, se
declaró culpable y fue sentenciado a 14 años de prisión, mientras que el
proceso con el segundo continúa. Hasta ahora no hay avances en cuan-
to a la investigación por el autor intelectual del asesinato de Valdez.
Además del emblemático caso de Javier, el historial de Sinaloa acu-
mula otros asesinatos sin resolver, el de Humberto Millán, en 2011 y Ós-
car Rivera, en 2007; además de continuos ataques y amenazas a RÍODO-
CE, El Debate y Noroeste en distintos momentos de la historia reciente.
Desde balazos a las instalaciones de Noroeste en 2010 en Mazatlán, una
granada en el lobby de El Debate en Culiacán en 2008 y un muy largo
etcétera.
A eso hay que agregar las anécdotas informales pero recurrentes de
periodistas de nota roja que al acudir a cubrir un asesinato “de rutina”
han sido corridos a la fuerza por grupos de personas armadas que llegan
antes que la policía al lugar de los hechos. O los mensajes anónimos que
se reciben en la redacción de todos los medios vía un emisario descono-
cido para “pedir” no publicar un determinado hecho violento porque
“al jefe” o “el señor” no le gustaría.
Ese ambiente permanente de tensión que surge al saber que el mons-
truo está siempre ahí, atento a lo que se investiga o pregunta, y que
atreverse a publicar puede salir muy caro. Una tensión que se resuelve
en la autocensura de no pisar callos prohibidos o de no intentar morder
bocados más grandes de los que se pueden tragar.

El poder político
El vaso comunicante entre el poder político formal y el periodismo
en el estado se llama, como ya hemos señalado anteriormente, “publici-
dad oficial”. Históricamente el gobierno del estado, los alcaldes y los le-
gisladores locales y federales han construido a través de dinero público
sus medios y periodistas “aliados”. Es decir, aquellos a quienes cooptan
con dinero público de manera discrecional y, las más de las veces, opaca.
De acuerdo con el informe sobre publicidad oficial realizado por la
organización Iniciativa Sinaloa, el actual gobierno de Sinaloa encabeza-
do por Quirino Ordaz Coppel gastó en sus primeros tres años, mil 180
millones de pesos en comunicación social. Este gasto elevó casi 17 veces
280 Adrián López Ortiz

más, los 70 millones 751 mil pesos aprobados en el congreso del estado
para el período 2017-2019. El presupuesto se destinó a 293 proveedores,
pero la mayor parte no fue para empresas y medios de Sinaloa, sino a
compañías de ciudad de México, estado de México, Guanajuato, Oaxa-
ca y Jalisco, entre otros (Iniciativa Sinaloa, 2020, p. 2). Del total, un 40
por ciento se gastó en medios y compañías situadas en el estado y 60 por
ciento en el resto de la república.
Ante la crítica, el gobernador ha señalado que el excesivo gasto tiene
como objetivo promocionar y posicionar mejor el estado a nivel nacio-
nal, sin embargo, no existe información para corroborar el retorno de
la inversión en ese sentido. Por lo tanto, se hace más urgente y necesario
avanzar en una mejor regulación en materia de publicidad oficial en el
estado.

RETOS Y PROPUESTA DE LARGO PLAZO


Contexto electoral
La compleja relación entre los medios con el poder político y el cri-
men organizado en Sinaloa se agrava en épocas electorales. Las elec-
ciones, en tanto disputa formal por el poder, agregan inestabilidad a la
conversación pública y radicalizan las posturas, al tiempo que amenazan
intereses de grupo.
Pues bien, Sinaloa se encuentra en la víspera del proceso electoral
más grande de su historia. El próximo 6 de junio, los sinaloenses reno-
varán toda la plantilla de poder estatal, excepto las senadurías. Lo harán
en medio de la pandemia y la crisis económica provocada por ésta, y
en el dilema de mantener en la gubernatura al Partido Revolucionario
Institucional o de integrarse al bloque de poder de Morena en el país.
Los contendientes más competitivos son Mario Zamora, por la alian-
za “Va por Sinaloa” que aglutina a PRI, PAN y PRD; y Rubén Rocha
Moya, por la alianza Morena-Partido Sinaloense (PAS). Ambas alianzas
tienen sus claroscuros: mientras que “Va por Sinaloa” decidió cerrarse
a los ciudadanos y postuló para la mayor parte de los cargos a políticos
reciclados, con hojas de vida cuestionables sin ningún mérito relevante
y que huelen a “más de lo mismo”; la alianza de Morena con el PAS
expresa las incongruencias del ex rector y candidato a la gubernatura
Medios y vida pública en Sinaloa 281

por tercera vez, Rocha Moya, al aliarse con quien fuera su principal ene-
migo de “discurso” (así lo reconoció él mismo), el también ex rector y
cacique de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Héctor Melesio Cuén
Ojeda, a cambio de un tercio de las candidaturas que estarán en juego.
Así, el 6 de junio de 2021, los sinaloenses tendrán que elegir entre dos
opciones nada halagüeñas: la clase política de siempre y una alternativa
de cambio que incluye lo peor de la política estatal.
Tal contexto electoral afecta la actuación de los medios de comu-
nicación estatales y demanda un periodismo profesional para que los
electores puedan decidir con la mejor información posible su voto. Algo
que será muy complicado pues ese contexto también crispa, polariza y
sirve de caldo de cultivo para la agresión anónima a medios y periodistas
del estado.
Las agresiones han mutado a modalidades digitales usando la laxitud
y el anonimato que ofrecen las redes sociales, mayoritariamente Face-
book y Twitter. Una situación que no es exclusiva de Sinaloa, sino que
ya es una práctica establecida como parte de la guerra sucia electoral en
todo el país. Tan solo en 2020, el 27.6 por ciento de las agresiones con-
tra la prensa a nivel nacional fueron en modalidad digital (artículo 19)

EN DEFENSA DEL PERIODISMO LOCAL


Es un lugar común repetir que el periodismo es necesario para la
salud de un sistema democrático. Ese lugar común se reafirma todavía
más en las esferas locales donde los poderes formales y fácticos encuen-
tran pocos o nulos contrapesos reales. Es decir, si a nivel nacional nos
quejamos de las consecuencias nocivas de la simulación en la separa-
ción de poderes, del nivel excesivo de poder político-económico de los
grandes empresarios o del descarnado nivel de violencia del crimen or-
ganizado, tan solo hay que traer eso a un nivel local para entender por
qué el cacique, el capo o el gobernante local se vuelven todopoderosos
e impunes.
Pues bien, en esos contextos solo un cierto periodismo independien-
te es capaz de erigirse en fiscalizador y vigilante de poder. Por supues-
to con los riesgos que eso implica y sin olvidar, ni dejar de reconocer,
la precaria situación del periodismo en México en materia laboral, de
282 Adrián López Ortiz

seguridad y de independencia debido a la cooptación vía publicidad


oficial.
Dice el clásico que toda política es local. Algo similar sucede con el
periodismo. Por eso cada vez es más necesario que empecemos a cons-
truir instituciones de medios capaces de realizar periodismo de investi-
gación, independiente y riguroso tanto en lo nacional como en lo local.
Esa construcción pasa por la aspiración legítima del periodista que quie-
re cambiar el mundo, pero sobre todo pasa por el emprendimiento y desa-
rrollo de modelos de negocio rentables y sustentables en el tiempo. No
es fácil, sobre todo en un entorno de pulverización y digitalización que
pareciera obligar a los medios a corretear las noticias que son tendencia
para conseguir clicks y pageviews, dejándole la mayor parte del negocio
publicitario digital a las grandes plataformas. Lo que va en detrimento
de la pluralidad y diversidad de los contenidos que se ofrecen a las au-
diencias. Es el llamado fenómeno de la velocidad y el volumen de los
contenidos por encima de la calidad y la exclusividad. Lo que algunos
expertos llaman infoxicación.
En esa dinámica de competencia por el clickbait, temas como el caso
de corrupción del alcalde o el regidor, la violencia específica de cada
región o estado, la actividad económica de la zona, difícilmente resul-
tan atractivos para los grandes medios nacionales que buscan agregar
contenido que tenga mayor impacto en redes y buscadores. Es justo ahí
donde los medios locales tienen una oportunidad y un reto al mismo
tiempo: la oportunidad de definir agendas editoriales para producir
contenidos con mayor diferenciación y exclusividad; y el reto de lograr
la escala de mercado necesaria para sostener sus estructuras de redac-
ción y comercialización. Ese es también el gran reto de los medios loca-
les y regionales de este país: construir organizaciones capaces de man-
tener la pertinencia y la función social del periodismo sin sucumbir a la
tentación del click.
Recientemente, The New York Times publicó un largo editorial para
defender a la prensa libre de los Estados Unidos de los embates del
presidente Trump. El texto es imprescindible y remata así: “si todavía
no lo has hecho, por favor, suscríbete a los periódicos locales de tu ciu-
dad. Reconoce su labor cuando creas que han hecho un buen trabajo
y critícalos cuando pienses que pueden hacerlo mejor. Todos estamos
juntos en esto”.
Medios y vida pública en Sinaloa 283

PROPUESTA: INNOVAR E INSTITUCIONALIZAR


Con base en lo anterior, mi propuesta es que el camino para aspirar a
hacer mejor periodismo en la esfera local sinaloense pasa por dos estra-
tegias permanentes al interior de los medios de comunicación: innovar
e institucionalizar.

Innovación: una disciplina


“Innovar”. A los periodistas no les gusta la palabra. Escucho a menu-
do como la identifican con una práctica empresarial alejada del román-
tico “oficio” del periodismo. Nada más equivocado. La única manera
de que ese oficio perdure es que evolucione y sea capaz de reinventarse
como un servicio, aprovechar las nuevas tecnologías y profesionalizarse.
Innovar para hacer más y mejor periodismo ya no es una elección, es
una obligación. Un periodismo útil, interesante y crítico que agregue
valor a los mexicanos.

Construir instituciones
Institucionalizar nuestra prensa para que cumpla con su rol público
de vigilar a los poderosos con profesionalismo e independencia es una
tarea fundamental para sobrevivir y perdurar como organizaciones de
medios. La credibilidad, un activo de marca imprescindible para todo
medio de comunicación que aspire a “ser escuchado”, es imposible de
construir y mantener sin instituciones sólidas detrás.
Institucionalizar implica diseñar y ejecutar mecanismos de transpa-
rencia, rendición de cuentas y actuación organizacional en pro del pe-
riodismo. Tales como códigos de ética, manuales de estilo, políticas de
transparencia y canales de comunicación permanentes y bidirecciona-
les entre el medio y sus audiencias. Así como gobiernos corporativos só-
lidos y funcionales que generen un marco de conducta para los dueños
y directivos de la empresa.
Por último, una advertencia: usar la tecnología digital disponible no
implica ponerla por encima del periodismo. Si Google, Facebook y aho-
ra Amazon, dominan el mercado de la publicidad digital, tal vez sea
hora de volver al origen y voltear a las audiencias. Hacer periodismo
284 Adrián López Ortiz

para la gente y pedirle, hasta convencerla, que pague por él. Como ya
sucede con éxito en Estados Unidos y Europa con medios como The
New York times, The Guardian o El País.
El mundo se volvió complejo, medios y periodistas tienen que en-
tenderlo. No pueden continuar en el paradigma masivo de la comuni-
cación y la unidireccionalidad del discurso. Mucho menos caer en la
tentación del contenido irrelevante, el sensacionalismo o la desinforma-
ción. Si hay que abandonar a Gutenberg no hay necesidad de perseguir
a Zuckerberg. El camino es el periodismo.

EL MODELO NOROESTE
Haría mal en hablar de los medios de México en Sinaloa como un
mero observador y sin decir “esta boca es mía”. Como director de un
medio de comunicación de larga trayectoria en Sinaloa y el país, apro-
vecho este espacio para explicar el modelo institucional de Noroeste y
someterlo al escrutinio de los lectores de este texto.
Noroeste fue fundado en 1973 por Enrique Murillo, Manuel
Clouthier y Jorge del Rincón; el director fundador fue Silvino Silva Lo-
zano. La empresa nació con la misión de formar ciudadanos para tener
mejores gobiernos, la convicción de nunca repartir dividendos a sus socios
y que nadie tuviera control de la línea editorial del diario. Nació como
periódico y no como radio o televisión para no depender de una conce-
sión de gobierno.
Cuarenta y ocho años después, esas condiciones fundacionales se
mantienen, pero otros aspectos han evolucionado, por ejemplo: la due-
ñez empresarial se amplió a seis familias y el consejo de administración
ya va en la tercera generación. Por las filas de Noroeste han pasado
miles de periodistas, administradores, publicistas, impresores y repar-
tidores. Actualmente el grupo se ha diversificado y es mucho más que
un periódico: integra el impreso, el portal web, una agencia digital, una
imprenta comercial, una inmobiliaria y una productora.
El pasado ocho de septiembre de 2018 Noroeste celebró su aniversa-
rio en Sinaloa lanzando su modelo de pago por contenido. Además de
reforma en lo nacional, fue el primer medio regional del país en apostar
por los lectores a través de una suscripción digital. Después de eso se
Medios y vida pública en Sinaloa 285

han agregado otros medios con modelos en la misma dirección, pero


con algunas variantes: Animal Político y El Universal, por mencionar a
los más relevantes.
El modelo de Noroeste es un “metered” o sistema “medido”, que
consiste en regalar hasta siete piezas noticiosas antes de invitar al lector
a suscribirse en una modalidad mensual, trimestral, semestral o anual.
La suscripción digital incluye diversos beneficios editoriales y comercia-
les como la edición pdf del impreso, piezas exclusivas, investigaciones
en primicia, rifas, descuentos e invitaciones a eventos.
La apuesta estratégica de Noroeste tiene un objetivo ambicioso en el
mediano y largo plazo: construir una organización sustentable gracias a
sus lectores y a los anunciantes que quieran llegar a ellos. Esa estrategia
se expresa en algunas premisas necesarias:
Primero, somos un medio local. Hacemos periodismo sobre Sinaloa
y para los sinaloenses. Política, negocios, sociedad civil, béisbol, banda
y mariscos pues. Siempre con nuestra misión fundacional de formar me-
jores ciudadanos.
Segundo, hacemos cada vez más investigación gracias al talento, va-
lor y esfuerzo de nuestra redacción. Es pública la calidad y el alcance
de ese trabajo gracias a investigaciones como los hospitales generales
del exgobernador Malova, el influyentísimo político detrás de la planta
de amoniaco en Topolobampo, la corrupción de Ernesto Echeverría
en salud, el tiburonario de Mazatlán o la evolución de los cárteles del
narcotráfico. Incluso creamos una unidad específica para ello denomi-
nada indaga y que se pueden consultar en el portal de Noroeste (www.
noroeste.com.mx/inndaga)
Tercero, creemos que nuestras noticias valen. Que nuestra oferta in-
formativa tiene rigor, es útil y cuenta con estándares éticos. No es per-
fecta ni infalible, pero es profesional. Ahora podemos entregarla vía
una suscripción digital más accesible gracias a las bondades de la tecno-
logía. Sabemos que la alternativa más común en lo digital hasta ahora
ha sido buscar que al periodismo lo financien solamente los anuncian-
tes; pero por ahora la publicidad programática de Google o Facebook
es insuficiente para financiar el periodismo que queremos y nos gusta
hacer. Eso no quiere decir que no venderemos publicidad, pero siem-
286 Adrián López Ortiz

pre lo haremos con transparencia ante nuestros usuarios y apostaremos


a servicios de marketing más diferenciados y dirigidos.
No somos ilusos, será difícil, pero el clickbait no está en nuestra iden-
tidad, no somos ni hacemos eso. También estamos conscientes que mu-
chos dirán que en México o Sinaloa nadie quiere pagar por noticias. No-
sotros creemos que hay muchos sinaloenses que sí quieren periodismo
local, útil y crítico. Correremos el riesgo.
Un salto así no es nuevo para nosotros; desde su fundación Noroes-
te ha ido a contracorriente. Imaginen a tres empresarios durante 1973
—Enrique, Jorge y Manuel—, montando un periódico crítico e inde-
pendiente en un estado dominado por el PRI y el narcotráfico. Un pe-
riódico que en 48 años no ha redituado un peso y sí muchas confronta-
ciones. Un medio que es un referente nacional y del que estamos muy
orgullosos.
Y no eran los únicos. Su “locura” fue poco a poco acompañada por
empleados, anunciantes y ciudadanos hasta alcanzar más de 35 mil sus-
criptores y más de mil empleos directos en los momentos más exitosos
del impreso. Esa fortaleza no se construyó de inmediato, tomó cuatro
décadas que se resumen, en una palabra: credibilidad.
Esa fortaleza sigue viva en nuestros suscriptores actuales, pero aho-
ra toca construir presente y futuro en la era digital. Será una carrera
larga, pero confiamos en nuestra marca, periodismo, imaginación y
perseverancia. Una carrera que además transparentamos regularmen-
te en una sección dominical que se denomina detrás de página y que
se envía por correo electrónico a todos nuestros suscriptores y usua-
rios registrados.
Son tiempos difíciles para hacer periodismo independiente en Méxi-
co y Sinaloa. La industria cambia muy rápido, los periodistas asesinados
se acumulan en total impunidad y la confianza ciudadana en los medios
es precaria. El contexto es adverso, pero creemos que importa más lo
que hagamos dentro de la empresa. Nuestra convicción es que el perio-
dismo crítico e independiente es fundamental para la democracia en
Sinaloa. Y que alguien tiene que hacerlo.
Medios y vida pública en Sinaloa 287

Referencias
Iniciativa Sinaloa (2020). Gasto en comunicación y publicidad del gobierno de Sinaloa.
2017-2019. https://bit.ly/32a3jbs
Artículo 19 (2020). Distorsión: el discurso contra la realidad. Informe anual. https://
articulo19.org/distorsion/
Hughes, Sallie (2006). Newsrooms in conflict. Pittsburgh university press.
Salazar, Bravo, Paxman, López. (2018) Democracia, prensa y poder en México. CIDE.
http://www.politicaygobierno.cide.edu/index.php/pyg/article/view/1301
Reuters institute (2020). Digital news report 2020. Oxford university. https://www.
digitalnewsreport.org/survey/2020/overview-key-findings-2020/
Semblanzas

Eduardo E. Paláu Blanco


Licenciado en Economía ITESM 1968 con mención honorifica, Master of Busi-
ness Administration, Cornell University. 1969-1971. Entrenamiento en Bruselas
Bélgica: Syndicat Belge d´entreprise a l´etranger (Sybetra) en Bruselas Bélgica
en 1967. Gerente de exportación de Nylon de México 1971-1973. Director del
Estudio de la compra de Heinz Alimentos y de American Rome Plow Company
1973-1974. Director General de UNPEG (cooperativa de productores para ex-
portación de garbanzo) 1974-1983 y 2009-2010 y de Integradora Caades S.A. de
C.V. de 2003-2017. Gerente General CNPH. Confederación Nacional de Pro-
ductores de Hortalizas 1989-91. Gerente de la Comisión de Investigación y De-
fensa de las Hortalizas CIDH y Negociador del acuerdo de suspensión de la in-
vestigación antidumping del tomate. 1995-97. Columnista periódico noroeste.

Juan de Dios Trujillo


Analista de políticas agrícolas y del comportamiento de la agricultura de Sina-
loa. Exprofesor investigador de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales,
anteriormente responsable de sus programas de posgrado (maestría y doctora-
do). Actualmente colaborador en esos programas. Profesor de economía agrí-
cola y del área de teoría económica. Doctor en Problemas Económico Agroin-
dustriales por la Universidad Autónoma Chapingo.

Tania Elizabeth Ceballos Álvarez


Licenciada en Estudios Internacionales y Maestra en Administración Estraté-
gica por la Universidad Autónoma de Sinaloa, actualmente es estudiante en
el programa Doctorado en Gestión del Turismo, adscrito al PNPC de Conacyt,
por la Universidad Autónoma de Occidente. Sus publicaciones más recientes
son: Mujeres en el ecoturismo ¿empoderamiento o perpetuidad de la desigual-
dad? (2021) Revista Regiones y Desarrollo Sustentable; Turismo cultural urbano,
una revisión de investigaciones y tendencias (2019) Revista Gestión Turística; Tu-
rismo cultural, alternativa de desarrollo local para Mazatlán, Sinaloa (2019) En
Ibarra, G. Ramos, J. (Coords.). Economías urbanas y vida cultural, Investiga-
ciones transdisciplinarias, México: Juan Pablos Editor/UAS. Ha colaborado en
proyectos de investigación sobre competitividad, economías urbanas y desarro-
llo regional desde 2014.
290 Semblanzas

Ernesto Hernández Norzagaray


Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de
Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Pedagógica del estado de Si-
naloa Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
desde 1996. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de
Estudios Electorales A. C. 2007-2010, ex miembro del Consejo Directivo de
la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (Alacip) y del Consejo Di-
rectivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador regu-
lar de los diarios digitales Sinembargo.mx y 15Diario, Datamex y los impresos
Noroeste y Riodoce, entre otros. Ha recibido premios de periodismo autor de
múltiples artículos académicos y varios libros sobre temas político-electorales e
históricos. Sus últimos libros: Las elecciones concurrentes de Sinaloa (2021) y
Amado Nervo: ¿precursor del nuevo periodismo? (2021).

Juan Alfonso Mejía


Juan Alfonso Mejía López es el Secretario de Educación Pública y Cultura
(SEPyC) en Sinaloa. Licenciado en Relaciones Internacionales por el ITESM y
maestrío y doctor en Ciencia Política por la Sorbona de París, Francia. Es inves-
tigador de la UAS y ha ocupado diferentes responsabilidades en en el gobierno
municipal de Mazatlán. Fue director de Mexicanos Primero a nivel nacional.

Álvaro Segundo Galicia Calderón


Es licenciado en Comercio Internacional por la Facultad de Ciencias Sociales
de Mazatlán de la Universidad Autónoma de Sinaloa y Maestro en Mercadotec-
nia por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Miem-
bro fundador de la organización mexicanos Primero en Sinaloa donde fue su
primer director de investigación de 2014 a 2017.

Guillermo Ibarra Escobar


Doctor en Economía por Universidad Nacional Autónoma de México. Es Pro-
fesor investigador de la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públi-
cas (FEIyPP) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y miembro del
Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde 1994, actualmente nivel 3. Sus
principales líneas de investigación y docencia son: desarrollo económico regio-
nal, estudios urbanos y procesos migratorios.

Ana Luz Ruelas


Doctora en derecho por la UNAM. Profesora Emérita de la Universidad Autó-
noma de Sinaloa, y docente en programas de doctorado, maestría, licenciatura
y bachillerato. Es investigadora en la UPES. Pertenece al S.N.I desde 1991 y
actualmente es nivel 3. Sus últimos dos libros publicados son “El derecho. Su
Semblanzas 291

estudio empírico-digital” y “Los juicios orales en el sistema jurídico mexicano”


en coautoría con Marlene León Fontes. También escribe sobre los medios de
comunicación digitales: El teléfono celular, los cibercafés, e impactos sociales
de las redes digitales. Es sinaloense, originaria de Badiraguato. Ha sido inves-
tigadora en la UNAM, UCLA y otras universidades estadounidenses. Ha sido
evaluadora del Conacyt y del Sistema Nacional de Investigadores.

Jorge Rubén Ibarra Martínez


Profesor e investigador de la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas
Públicas de la UAS. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de
Sinaloa, y Doctor en Estudios de América del Norte por la misma institución.
Ha realizado estancias académicas en la Universidad de California en Los Án-
geles y en la Universidad de Illinois, en Urbana Champaign. Es miembro del
Sistema Nacional de Investigadores, y autor de publicaciones que tratan temá-
ticas sobre desarrollo, movimientos sociales, ciudadanía y derechos humanos.

Óscar Fidel González Mendívil


Egresado de la Escuela Libre de Derecho de Sinaloa y de la División de Estu-
dios de Posgrado de la UNAM. Profesor en el Instituto Nacional de Ciencias
Penales y distintas universidades en el país. Autor de diversas publicaciones
en revistas especializadas, entre ellas, del Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM y de la Academia Mexicana de Ciencias Penales. Ha sido desde
agente del Ministerio Público en la PGJ del Distrito Federal, hasta Procurador
General de Justicia del estado de Sinaloa (2001-2004). A nivel federal, trabajó
dentro de la PGR en distintos momentos. Fue el primer Fiscal General del
Estado de Aguascalientes (2015-2017). A partir del 21 de mayo de 2019 se des-
empeña como Comisionado Estatal de Atención Integral a Víctimas del estado
de Sinaloa. Orcid: http://orcid.org/0000-0001-6075-4902

Patricia Figueroa
Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Inte-
grante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) de México. Autora del
libro Ética en Tiempos de Guerra y Narcotráfico. Relación Policía-Periodista y
de la serie de libros Juventud Cósmica donde aborda tópicos de democracia y
felicidad pública, altruismo y heroísmo juvenil en contextos violentos, y la cons-
trucción de futuro de los jóvenes sinaloenses. De 2013 a 2017 ha sido parte del
Visting Scholars Program en la Universidad de Columbia en Nueva York. Como
periodista, se ha desempeñado como directora, presentadora y reportera para
cadenas de noticias de televisión y radio de Sinaloa, así como columnista de
opinión en prensa escrita. Seleccionada en 2009 como periodista líder dentro
del programa Edward R. Murrow Program for Journalists del Departamento de
Estado de los Estados Unidos. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-5816-9525
292 Semblanzas

Olga Martínez Sandoval


Enfermera General y Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma de
Sinaloa. Postgraduada en Administración de los Servicios de Enfermería por
la Escuela de Enfermería de la Secretaría de Salud, México DF. Diplomada en
Epidemiológica Básica e Intermedia por la Universidad Autónoma de México.
Maestra y Doctora en Salud Pública por el Instituto Nacional de Salud Pública
de México, Cuernavaca Morelos. Ha laborado en los Servicios de Salud de Si-
naloa desde 1978 a la fecha en diversos cargos de Prevención de enfermedades.

Arturo Santamaria Gómez


Doctor en Sociología por la UNAM. Profesor e investigador en la Universidad
Tecnológica de Escuinapa. Investigador en la UAS de 1982 a 2014. Profesor
invitado en la Cal State University-LA, en 1991 y 1995. Profesor visitante en La
Universidad de Buenos Aires, en 2005. Miembro del Sistema Nacional de Inves-
tigadores desde 1993, Nivel II. Autor u coautor de más de 25 libros sobre emi-
gración, turismo y crimen organizado. El más reciente, en coautoría con Jaime
Félix Pico, “El Covid-19 en Sinaloa. Su impacto en el turismo y la gastronomía”.

Eduardo Sainz
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de
Sinaloa. Coautor del libro “El renacer turístico de Mazatlán (2005-2015)”. Ha
publicado decenas de artículos periodísticos sobre turismo en la revista Somos
Sinaloa, además de cubrir esta fuente como reportero, para Televisión del Pací-
fico. Actualmente se desempeña como Coordinador en el Centro de Atención
y Protección al Turista de Mazatlán.

Adrián López Ortiz


Es Ingeniero industrial y de sistemas y Maestro en Estudios Humanísticos con
concentración en Ética aplicada por el Tecnológico de Monterrey. Cuenta con
estudios de posgrado en planeación estratégica, liderazgo creativo, políticas
públicas y periodismo. Actualmente es Director General de Grupo Editorial
Noroeste.

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