Bacterias Por Todas Partes - Lucía Almagro
Bacterias Por Todas Partes - Lucía Almagro
Bacterias Por Todas Partes - Lucía Almagro
Portada
Sinopsis
Portadilla
Introducción. Bacterias hasta en la sopa
Capítulo 1. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Capítulo 2. ¿Cómo son estos «bichos»?
Capítulo 3. ¿Cómo luchaban antiguamente contra
las bacterias?
Capítulo 4. La ya famosa microbiota
Capítulo 5. Las bacterias en la investigación y la
producción de fármacos
Capítulo 6. Bacterias en la industria
Capítulo 7. Resistencia a antibióticos y sus
soluciones
Capítulo 8. El futuro en el fascinante mundo de las
bacterias y la biotecnología
Epílogo
Agradecimientos
Bibliografía
Nota
Créditos
Gracias por adquirir este eBook
Primeros capítulos
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del planeta
Prácticamente todo está cubierto por bacterias,
aunque no las veas ni las sientas. A veces, sí somos
capaces de tocarlas gracias a esa capa suave que se
forma en las piscinas de plástico o en los cubos con
agua estancada. Si te acabas de enterar de que eso son
bacterias, ya te llevas algo de este libro.
¡Vamos allá!
El origen de la vida. Esto es un temazo, la verdad.
Hoy, la comunidad científica no se pone de acuerdo al
respecto, y no es porque las pruebas sean poco
evidentes, es porque faltan certezas y cada uno tiene su
hipótesis. Hay una bastante aceptada, que te explicaré
más adelante, pero quiero que te quedes con la idea de
que no hay suficiente evidencia científica que la sustente
y mañana mismo podría imponerse otra teoría.
DATO CURIOSO
La radioactividad no siempre es mala
Puede que te preguntes cómo leches somos
capaces de saber la edad de la Tierra, y encima
siendo tal cantidad de millones de años. La
respuesta está en los análisis de radioisótopos de
desintegración lenta. ¡Toma ya!, ¿qué te parece?
Lo siento, los científicos somos así, le ponemos
nombre raro a todo, pero básicamente es la forma
que tenemos de saber la edad de un objeto gracias
a la descomposición de un elemento radioactivo.
Cuando dicho elemento se descompone,
libera su radiación, y este proceso ocurre siempre
al mismo ritmo. Por ello, conociendo el ritmo y la
cantidad de este radioisótopo, es decir, midiendo
su radiación y los productos que se forman por su
degradación, se puede saber la antigüedad de los
fósiles. Es un poco complejo, pero similar a cuando
hierves un huevo: viendo su consistencia al pelarlo,
puedes saber más o menos cuánto tiempo ha
estado hirviendo porque comparas su estado antes
de meterlo en el agua (crudo) con el resultado de
su transformación por el calor (más o menos
cuajado).
DATO CURIOSO
Tus manos son máquinas de destruir ARN
Resulta que nuestra piel, en especial las
manos, está cubierta de unas famosas enzimas
que en el mundo de la investigación nos hacen la
vida imposible cuando queremos estudiar el ARN:
las RNasas (ribonucleasas). Estas se dedican a
cortar todo el ARN que se encuentran por el
camino y son resistentes a muchas condiciones
extremas. Nos fastidian tanto que hasta el ganador
del Premio Nobel Ingmar Hoerr (fundador de
CureVac) dijo en una conferencia que eran «una
auténtica m*****» (literalmente). Y ¿para qué
queremos eso en las manos? Pues las RNasas
tienen actividad antimicrobiana y nos ayudan a
defendernos de infecciones de bacterias
patógenas, como el Streptococcus pneumoniae o
la famosa levadura Candida albicans. Así que no
están ahí solo para complicarnos la vida a los
científicos, sino que tienen una función importante,
como todo en nuestro organismo, ¡aunque en
algunos casos aún no la sepamos!
DATO CURIOSO
La herencia de nuestras madres: las
mitocondrias
Si de algo podemos estar orgullosas las
madres es de que las mitocondrias que tienen
nuestros hijos e hijas proceden de nosotras sí o sí.
Así que, si eres madre y alguna vez te dicen que el
niño es clavadito al padre, piensa que eso está
muy bien, pero que la maquinaria que le da
energía es cien por cien tuya, y eso es indiscutible.
Algún consuelo hay que buscar…
El óvulo, cuando va a ser fecundado, es una
célula completa (o casi), con todos sus orgánulos y
la mitad de su ADN. El espermatozoide también lo
es antes de interaccionar con el óvulo, pero,
cuando llega a su membrana, en el interior solo
deja el material genético, mientras que el resto
(donde están las mitocondrias) queda fuera y se
destruye. De hecho, el espermatozoide tiene
mogollón de mitocondrias para mover durante
tantísimas horas el flagelo (la colita), pero son
como una pila desechable: cuando acaban su
trabajo, van a la basura.
Por eso, todas las células que se forman a
partir del óvulo son hijas de las mitocondrias
maternas y el ADN que llevan estos orgánulos en
su interior también. Actualmente, el ADN
mitocondrial es una herramienta para diagnosticar
enfermedades hereditarias por parte de la madre
muy potente y cada día proporciona nueva y
valiosísima información sobre su importancia en el
organismo. Eso sí, unos años atrás, las
investigaciones mostraron que, en casos muy
raros, se cuela alguna mitocondria del padre, lo
que provoca que haya genes duplicados; así, si
bien antes se pensaba que era problema de la
mitocondria materna, ahora se sospecha que es
producto de la mezcla de las mitocondrias del
padre y de la madre. Así que aquellas madres
cuyos hijos no se parecen a ellas ni en el blanco de
los ojos pueden encontrar consuelo en este hecho.
Solemos pensar que la evolución hace que los
organismos vayan aumentando su complejidad con el
tiempo y que, cuanta más complejidad, mejor, pero esto
es un error y te voy a explicar por qué. En realidad, la
evolución es un tira y afloja y los cambios que se
producen dependen totalmente del ambiente, por lo que
la pérdida de alguna función en un ambiente
determinado puede resultar beneficiosa.
Existe una teoría para explicar esta pérdida de
funciones, muy común en las bacterias, que da lugar a
una dependencia entre las comunidades microbianas: la
hipótesis de la reina negra. Este nombre tan peculiar
hace referencia a un juego de cartas francés en el que
puedes ganar de dos formas distintas. Una de ellas es
evitar quedarte con la reina de picas, para lo que tienes
que perder el máximo número de cartas posible. La
segunda es ganar todas las bazas y quedarte con todas
las cartas, incluida la reina negra.
DATO CURIOSO
¿Por qué el ADN en las bacterias es
circular?
Hay que tener en cuenta que el material
genético de las bacterias está libre en la célula y
no tiene ninguna protección frente al ambiente, que
puede dañarlo, al carecer de núcleo. Además, el
ADN es sensible a muchas cosas y, si se estropea,
tenemos un problema de vida o muerte, por lo que
la naturaleza ha encontrado la manera de
protegerlo fácilmente: haciendo un círculo. Las
puntas de los hilos o de cualquier cosa fina, como
nuestro cabello, siempre se estropean antes que el
centro. Con el ADN sucede lo mismo, por lo que
las células que forman el cuerpo de una persona
tienen sus cromosomas protegidos en los extremos
por unas secuencias repetidas miles de veces (los
famosos telómeros). Sin embargo, las bacterias no
han podido hacer esto por cuestiones de espacio,
así que cierran sus puntas. De este modo,
protegen su material genético y lo copian y
multiplican con gran eficacia.
DATO CURIOSO
Investigaciones científicas españolas
No hace mucho, un grupo de investigadores
científicos españoles del CSIC encontraron una
ventaja (para los humanos) de los plásmidos: igual
que les dan la vida a las bacterias, se la pueden
quitar. Descubrieron que existen plásmidos que
pueden provocar que las bacterias se vuelvan más
sensibles a otros antibióticos a los que no son
resistentes, lo que se conoce como «sensibilidad
colateral». Estos plásmidos son como una espada
de doble filo, ya que, cuando activan el mecanismo
de resistencia a un antibiótico, algo cambia en su
metabolismo (que aún está en investigación) y les
provoca una mayor sensibilidad a otro.
Estos científicos consiguieron eliminar de un
plumazo bacterias con plásmidos resistentes a
antibióticos comunes utilizando combinaciones de
fármacos con sensibilidad colateral. Esto abre la
puerta a un nuevo enfoque, al menos temporal,
para seguir luchando contra las bacterias
resistentes.
DATO CURIOSO
Las bacterias magnéticas
Las bacterias tienen que buscarse la vida
para sobrevivir en cualquier medio porque, al
contrario que nosotros, no tienen ni cerebro, ni
piernas, ni nada similar. Un ejemplo de aquellas
capaces de hacer prácticamente cualquier cosa
son las bacterias magnetotácticas acuáticas. Se las
llama así porque viven en el agua, obviamente,
pero también porque utilizan los polos magnéticos
de la Tierra como táctica para alimentarse. Dentro
de ellas hay cadenas de pequeñas bolitas de
magnetita (una molécula compuesta por hierro y
oxígeno) que actúan como imanes, literalmente.
Las bacterias del hemisferio norte utilizan su
cadena de pequeños imanes para orientarse en
dirección norte y hacia abajo en el mar con el fin de
nadar hacia el fondo marino, donde se encuentran
los sedimentos ricos en nutrientes, o encontrar la
profundidad óptima para vivir. Las bacterias que
están en el hemisferio sur se orientan hacia el sur y
hacia abajo con el mismo objetivo. Esta ingeniería
de la naturaleza no la encontramos solo en estas
bacterias, también en otros animales, como
pájaros, atunes, delfines o tortugas, y
probablemente los ayuda a orientarse.
Figura 6. Una bacteria magnética
DATO CURIOSO
El petróleo y las bacterias
Parece que, cuando hablamos del origen del
petróleo, solo nos vienen a la cabeza los restos
mortales de grandes animales, incluso he llegado a
oír lo de los dinosaurios, pero la verdad es que las
bacterias tienen mucho que ver aquí, teniendo en
cuenta que son los organismos que más tiempo
llevan en nuestro planeta.
Hay un lípido presente en muchas de las
membranas de las bacterias, el hopanoide, y los
científicos han estimado que la masa total de este
compuesto en los sedimentos es de
1.000.000.000.000 de toneladas, prácticamente
igual a la masa total de carbono que sumamos
todos los organismos vivos del planeta. Existen
evidencias de que los hopanoides han contribuido
a la formación del petróleo de forma muy
significativa, solo hay que ver la cantidad que
existe.
DATO CURIOSO
El peligro que esconden los juguetes de
baño
Es muy típico dar juguetes de baño a los más
pequeños, ya que así se entretienen y tú tienes un
rato para respirar, pero hay que fijarse bien en lo
que les damos. Por lo general, se trata de patos o
cualquier otro animal de plástico con un agujero,
que es un peligro por ser potencialmente
infeccioso, y no exagero. Cuando acaba el baño,
por mucho que aprietes el muñeco para vaciarlo de
agua, para una bacteria o un hongo, una minigota
es como una piscina olímpica para nosotros. Con
esa agua estancada, y muchas veces calentita por
la temperatura del baño, facilitamos el crecimiento
a las bacterias. Además, como la superficie de
esos juguetes es superlisa, no tienen ninguna
dificultad para construir en ella su colonia y crecen
con mucha facilidad. Es como si a nosotros nos
diesen el chalet de nuestros sueños, protegido de
todo y con todas las comodidades…, pues nos
quedamos y seguramente nos reproducimos.
Limpiar con lejía no es la solución. Que sí,
que mata a las bacterias, pero es un producto
tóxico y no es plan exponer a los más pequeños
cada poco a esta sustancia. Además, entre
limpieza y limpieza, se formarán colonias, porque,
como sabes, en tan solo veinte minutos nace una
bacteria. Existen estudios que han encontrado
bacterias que pueden provocar otitis, infecciones
de orina o problemas respiratorios. También se han
encontrado listeria, que provoca muchas
neumonías, y enterococos, las típicas de algunas
endocarditis y meningitis. Así que mucho ojo con
esto. Lo mejor es comprar juguetes sin agujero y
olvidarse de este problema.
DATO CURIOSO
Las máscaras de la peste
En el año 1800, la epidemia de la peste
golpeaba con fuerza en toda Europa y los médicos
se las ingeniaron para evitar enfermar.
Seguramente te suene la famosa máscara picuda
que utilizaban muchos de ellos pensando que así
purificaban el aire (ese aire intoxicado que
desequilibraría los líquidos). Además, ofrecían a
los enfermos de peste brebajes protectores y
antídotos basados en invenciones propias,
prácticamente sin evidencia. La pena es que los
propios colegas señalaban a los pocos que
conseguían avanzar en la prevención de las
enfermedades infecciosas, por lo que la sociedad
de la época lo tenía muy crudo para sobrevivir.
DATO CURIOSO
¿Cómo mata la penicilina a la bacteria?
La penicilina comenzó a utilizarse de forma
generalizada después de la segunda guerra
mundial y era activa principalmente contra
bacterias grampositivas (las que no tienen doble
pared) porque entraba en su interior. Y digo «era»
porque ahora algunos fármacos, como la
amoxicilina, son derivados de la penicilina con
modificaciones para que también sean capaces de
entrar en las gramnegativas. Una vez que lo
hacen, bloquean la formación de pared celular, sin
la cual las bacterias no pueden vivir, así que,
cuando van a dividirse, como el proceso de
fabricación de una pared para la hija está
bloqueado, la infección no puede continuar.
Realmente, más que matar la bacteria, impiden
que se reproduzca. Esto es suficiente para darle
margen de maniobra al sistema inmunitario con el
fin de que acabe con todas las bacterias que
queden.
DATO CURIOSO
La «peribiota»
Siempre oímos hablar sobre la microbiota,
que son los microorganismos que llevamos
encima, pero ¿sabes lo que es el peribioma? Es el
conjunto de microorganismos que conviven contigo
allá donde estés pero que no forman parte de ti,
como las que se encuentran en tu casa, tu trabajo
o el gimnasio, aunque en este último caso están
todas las microbiotas de quienes hay allí.
Uno de los núcleos más potentes de
peribioma se encuentra en los baños. Eso es un
festival de bacterias, pero de los buenos, sobre
todo si en casa sois de los que tiráis de la cadena
con la tapa abierta. Con cada cascada de agua, se
remueven miles y miles de bacterias que están en
tu caca y salen volando hacia todos los rincones
del baño, incluidos los cepillos de dientes, los
peines, las esponjas de la ducha y todo lo que te
imagines. Las bacterias son diminutas y no
necesitan mucho para volar, así que, si quieres
protegerte de aquellas potencialmente patógenas,
cierra la tapa antes de tirar de la cadena, por tu
bien y por el de tu familia.
La piel
El ser humano adulto tiene de media unos dos
metros cuadrados de piel, que varía muchísimo en su
composición química y humedad, lo que nos convierte
en un micromundo con ciudades aptas para varios tipos
de bacterias. Hay zonas más húmedas, como el interior
de la nariz, la axila o el ombligo, y otras más secas,
como las manos o las piernas. Otro ambiente se da en
zonas con un contenido en grasa alto, donde hay
muchas glándulas sebáceas que producen sebo; por
ejemplo, junto a la nariz, la parte posterior del cuero
cabelludo y la parte superior del pecho y la espalda,
zonas donde habitan bacterias que prefieren ambientes
más grasos por el tipo de metabolismo que realizan. En
algunos estudios se observaron hasta diecinueve filos
de bacterias, entre las que predominaban la
Actinobacteria, Firmicutes, Proteobacteria y
Bacteroidetes. En total, puede haber fácilmente un billón
de bacterias cubriendo toda nuestra piel, junto con miles
de virus, hongos y parásitos; pero no te agobies, porque
sabes que forman parte de nosotros.
Mucha gente se asusta con esto, sobre todo al
hablar de la microbiota de la piel, porque nos han metido
tanto en la cabeza lo de lavarse bien y usar gel
hidroalcohólico para evitar infecciones que ya hasta
tener bacterias u hongos buenos nos da asco, y es un
error. Por eso, es importante saber qué hacen ahí, cómo
son y cómo nos ayudan en nuestro día a día.
Existen dos tipos de microbiota en la piel: la
residente y la transitoria. La microbiota residente es la
que está siempre con nosotros y realmente es la primera
defensa frente a patógenos. Cuando se habla del
sistema inmunitario, suele hacerse referencia a la piel, a
las células, pero lo cierto es que encima de ellas ya
están las bacterias luchando con los patógenos que
llegan a la superficie. El lugar que ocupan en la piel, la
zona de anclaje, ya no la pueden usar los patógenos,
que tienen que irse en busca de un sitio mejor. Además,
estudios recientes han demostrado que no hay
microbiota solo en la capa exterior de la piel, sino que
también se encuentran bacterias en la dermis y en la
hipodermis.
DATO CURIOSO
¿Cómo se forman las caries y por qué la
pasta de dientes funciona?
Se hacen miles y miles de empastes cada día
en todo el mundo por culpa de las bacterias de la
boca, pero no porque ellas quieran hacernos daño,
sino por su digestión. Cuando tenemos azúcares
en la boca de comer cochinadas dulces, las
bacterias de la placa los utilizan para alimentarse y,
como consecuencia, producen ácidos (igual que tú
produces malolientes heces y no lo haces porque
quieras contaminar). Estos ácidos atacan al
esmalte de los dientes, que, con la exposición
continua, se acaba fastidiando y se forma una
especie de hoyo, que es la caries.
La pasta de dientes evita que esto pase
porque el flúor (importante que lleve) interviene en
la descomposición de esos azúcares y reduce la
cantidad de ácido que se produce, además de
ayudar a la mineralización de la placa. Quizá
pensabas que mata bacterias, pero realmente la
concentración a la que se encuentra en la pasta de
dientes muchas bacterias no mata. Más bien lo
hacen los enjuagues bucales, que parecen creados
por el demonio, pues a veces también acaban con
células propias, por lo que no suelen ser muy
recomendables (y menos aún los más agresivos).
El intestino
La microbiota del intestino la conoces, seguro,
porque es la más famosa del mundo entero. En ella
habitan miles y miles de bacterias que ejercen un papel
superimportante en nuestra salud, y no solo en lo que
respecta a la digestión, sino también en el sistema
inmunitario y en el cerebro. Sí, sí, has leído bien, en el
cerebro. Pero, antes de contarte la rayada de conexión
intestino-cerebro-bacterias, voy a explicarte cómo es la
microbiota más alucinante de tu cuerpo.
El tubo digestivo está formado por el estómago, el
intestino delgado y el grueso, y como sabrás se encarga
de digerir y absorber todos los nutrientes para que sigas
viviendo y puedas leer este libro. Sin embargo, muchos
de los nutrientes que absorbemos no vienen
directamente de lo que comemos, sino que los produce
la microbiota del lugar. Cuando los alimentos llegan al
estómago, se convierten en una bola de comida, pero
también de bacterias ingeridas con ellos, que va
desplazándose a lo largo del tubo digestivo, donde se
encuentra distintas ciudades de microbiota, cada una
con una función y características propias, que en
conjunto forman las más de 100.000.000.000.000 de
células microbianas.
El estómago, con un pH superácido, lo pone muy
difícil para que crezca alguna bacteria, aunque hay
algunas capaces de sobrevivir en ese ambiente
aparentemente hostil, como las de los géneros
Proteobacteria, Bacteroidetes, Actinobacteria y
Fusobacterium. También existe una bacteria, demasiado
famosa últimamente, la Helicobacter pylori, capaz de
colonizarlo y provocar úlceras a las personas sensibles
a ella. Procede de la ingesta de alimentos crudos sin
lavar, como ensaladas o frutas, y las complicaciones
intestinales pueden ser graves, con un tratamiento de
hasta catorce pastillas diarias para erradicarla, así que,
por favor, limpia bien todo y, en la medida de lo posible,
evita las ensaladas preparadas.
DATO CURIOSO
Si me dices qué bacterias tienes en la piel,
te digo cuántos años tienes
Hace poco, en un estudio, se aprovechó todo
el subidón de la inteligencia artificial para
comprobar si se puede predecir la edad de una
persona analizando su microbiota. La microbiota
intestinal fue el que más errores tuvo, ya que la
aproximación fallaba en once años. Sin embargo,
la microbiota de la piel parecía ser una buena
opción porque solo fallaba en 3,8 años. Así, esta
podría ser una herramienta útil y bastante barata
para aproximar la edad en casos de investigación
policial de crímenes o cuando alguien no conoce
su edad por ciertas circunstancias. Eso sí, es algo
que se ha hecho de forma puntual y se debería
estandarizar en todas las poblaciones del mundo,
pues la microbiota de una persona del norte de
China no es igual que la de una que vive en la
Patagonia. Esto puede llevar su tiempo, pero estoy
segura de que, con el interés que hay ahora mismo
en la microbiota, se podría hacer realidad en
cuestión de unos pocos años.
DATO CURIOSO
El descubrimiento del ADN en muestras
raras
No te asustes: la comunidad científica busca
moléculas hasta debajo de las piedras, de modo
que investigar el semen del salmón no es tan raro,
y encima gracias a una de estas muestras se
descubrió el ADN. Fue uno de los logros más
importantes para la ciencia y se le atribuye a
Friedrich Miescher en 1869, quien encontró dicha
molécula experimentando con esperma de salmón
y el pus de unos vendajes, una fusión un poco
extraña, pero sería lo que tendría el señor a mano
en ese momento. En realidad, no dijo «esto es el
ADN, tiene esta información y sirve para esto»,
pero estableció las bases para que sus sucesores
siguieran dando pasos.
Fue la primera persona que consiguió separar
los núcleos de las células del resto, que denominó
«nucleínas», y observó que ahí se encontraba un
material distinto rico en fósforo, información que
utilizaría Richard Altmann para identificarlo como
ácidos nucleicos. Y veinte años después ya se
identificaron los cuatro componentes de forma más
detallada y se observó que tenían un orden
determinado. Pero eso, que sí: el origen del
descubrimiento del ADN está en unas cuantas
vendas llenas de pus y en el semen del salmón.
DATO CURIOSO
El olor a tierra mojada y las bacterias
No podía seguir escribiendo este libro sin
hablarte de este pedazo de curiosidad que siempre
cuento a todo el mundo, por lo que seguro que
están hartos de oírme.
Streptomyces coelicolor es la bacteria que
provoca el olor a tierra mojada, tan característico al
caer las primeras gotas en la tierra cuando llueve o
al regar. Incluso hay gente capaz de detectarlo en
el vino o en un vaso de agua. Esto se debe a la
geosmina, un compuesto que sintetiza esta
bacteria (entre otras) y que resulta
extremadamente útil para algunos animales. Esta
molécula está implicada en la supervivencia de los
camellos en los desiertos, pues les da la señal de
que hay agua cerca y se cree que es uno de los
mecanismos por los que los camellos son capaces
de encontrar agua a más de ochenta kilómetros de
distancia.
A partir de ahora, ya puedes darles la lata a
tus amigos con lo de que el olor a tierra mojada lo
produce una bacteria, que la molécula se llama
geosmina y que sirve para que los camellos
encuentren agua en el desierto. Por experiencia te
digo que quedarás genial.
DATO CURIOSO
¿Cuándo tengo que tirar el queso?
La pregunta del siglo siempre que hablo de
alimentos contaminados. Con la fruta o el pan, lo
tenemos más claro: si se ve el hongo, lo tiramos.
Pero ¿cómo saber si el hongo del queso es el
bueno o el malo?
Primero, quiero que te quites de la cabeza la
idea de cortar la parte mala y luego comerte el
resto, porque los hongos tienen toxinas que
atraviesan el alimento y luego tú te las comes tan
feliz pensando que ahí no hay nada, pero
tremenda diarrea podrías pasar. Por otro lado, en
el caso del queso azul o roquefort, tienes que
fijarte en si los hongos que ves en ese momento
son los mismos que había cuando lo compraste.
Sí, aquí hay que hacer una especie de inspección
de quesos, pero es lo que hay. Si ves pelillos
blancos o verdes que no son los que había al
principio, ¡a la basura!
Las bacterias son más difíciles de detectar,
aunque en el jamón york, por ejemplo, se ven a la
perfección unos pequeños puntitos blancos que
van colonizando la superficie, que además en este
producto crecen muy bien al ser tan liso. Así que
ojito con la comida, fíjate bien y no te confíes. No
vas a morir, pero te ahorras una buena
gastroenteritis.
DATO CURIOSO
Las bacterias no sirven solo de remedio,
también de detección
Además de ayudarnos a eliminar lo que
vertemos al medio, las bacterias pueden utilizarse
como biosensores celulares de contaminantes.
Modificándolas genéticamente, producen una señal
ante la presencia de algún compuesto o grupo de
compuestos, y de este modo se convierten en
nuestros ojos en el mundo microscópico. A estas
bacterias se las conoce como «cepas
biorreporteras», un nombre fácil de recordar, ya
que actúan como los enviados especiales a
lugares donde nosotros no llegamos para que nos
cuenten qué pasa allí.
DATO CURIOSO
Es posible ver la resistencia a los
antibióticos con nuestros propios ojos
Este proceso evolutivo de mutación y selección
se demostró de forma muy gráfica con un
experimento hecho por la Universidad de Harvard, el
cual está grabado y se titula «The Evolution of
Bacteria on a “Mega-Plate” Petri Dish». En tan solo
once días, se consiguieron cepas de Escherichia coli
resistentes a una concentración mil veces mayor que
con la que empezaron.
Un hospital es el lugar donde viven la mayoría de las
bacterias resistentes por dos motivos principales: la
continua presión selectiva de los antibióticos a la que
están sometidas y la convivencia de bacterias de
diferentes especies y lugares en un sitio determinado, lo
que aumenta considerablemente la posibilidad de que
aparezcan bacterias resistentes. Otro lugar son las granjas
o cultivos agrícolas, donde se usan antibióticos sin ningún
control, e incluso las plantas de tratamiento de aguas
residuales, donde acaban todos los desechos de
antibióticos utilizados en otros sitios.
El uso inapropiado de los antibióticos es una de las
principales causas de todas estas resistencias. Se ha
estimado que más del 50 % de las prescripciones de
antibióticos en los hospitales se dan sin tener pruebas
claras de que haya una infección, y tampoco se
proporcionan indicaciones de cómo administrarlos.
Muchos médicos han recetado antibióticos a pacientes con
un resfriado, una gripe, una neumonía vírica u otras
enfermedades que ocasionan virus, frente a los que el
antibiótico no tiene nada que hacer.
Figura 16. Resistencia a los antibióticos
DATO CURIOSO
Una vacuna como tratamiento y no como
prevención de una infección
Cuando una persona tiene una infección crónica
o recurrente (que no se consigue eliminar con
ninguno de los tratamientos disponibles), a veces se
puede recurrir a la autovacuna. ¿Y esto qué es?
Pues consiste en extraer una muestra de la bacteria
que causa la infección y cultivarla en el laboratorio
para preparar una vacuna con ella. Evidentemente,
no se introduce la bacteria viva, sino que se procesa
para inyectar al paciente trozos de ella, la bacteria
muerta o sus toxinas con el fin de estimular al
sistema inmunitario y que este despierte y ataque a
la infección, aunque no se sabe muy bien cómo se
logra esto. La idea es buscar la ayuda desde dentro,
con los aliados del sistema inmunitario, que es un
arma muy potente. Estas vacunas son únicas y
personalizadas, ya que se formulan de manera
individual para cada paciente y se orientan a las
cepas concretas que causan la enfermedad, lo que
hace que el coste sea bastante alto. Por ejemplo,
este método se utiliza bastante en veterinaria para
controlar las infecciones de grandes números de
animales: se mezclan varias cepas de bacterias y se
les inyectan. Hoy en día, la autovacuna se utiliza
como ultimísimo recurso. Aunque esto no solucione
el problema global de la resistencia a los antibióticos,
es un arma más para casos de extrema gravedad.
DATO CURIOSO
El anticancerígeno que se activa con
bacterias
Cuando la mente de los investigadores llega
tan lejos e hila tan fino, yo me quedo fascinada. Un
grupo de científicos del Centro de Cáncer de Cork,
en Irlanda, le ha dado una vuelta de tuerca más al
tratamiento con ingeniería genética bacteriana.
Utilizan bacterias modificadas para que estas
produzcan una enzima degradadora de un
compuesto que administran al paciente
directamente.
Gracias.
Capítulos 5, 6 y 7
Bharti, A., K. Velmourougane, y R. Prasanna,
«Phototrophic biofilms: diversity, ecology and
applications», Journal of Applied Phsycology, 19
(2017).
Capítulo 8