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Obrascompletasde 18 Nervuoft

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OBRAS COMPLETAS
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AMADO NER VO
TOMOS PUBLICADOS

I.-PERLAS NEGRAS.-MISTICAS
II.-POEMAS
III.-LAS VOCES, LIRA HEROICA Y OTROS
POEMAS
TV. -EL ÉXODO Y LAS FLORES DEL CAMINO
V.— ALMAS QUE PASAN
VI.-PASCUAL aguilera. -el donador de
ALMAS
VIL- LOS JARDINES INTERIORES.-EN VOZ BAJA
VIII. -JUANA DE ASBAJE
IX.— ELLOS
X.-MIS FILOSOFÍAS
XI.-SERENIDAD
XII.— LA AMADA INMÓVIL
XIII.-EL BACHILLER.-UN SUEÑO.- AMNESIA.-
EL SEXTO SENTIDO
XIV. -EL DIAMANTE DE LA INQUIETUD.-EL DIA-
BLO DESINTERESADO. -UN A MENTIRA
XV.— ELEVACIÓN
XVI.-LOS BALCONES
XVII.-PLENITUD
XVI1I.-EL ESTANQUE DE LOS LOTOS.

DE CADA TOMO SE HAS IM-


PRESO CIEN EJEMPLARES EN
PAPEL DE HILO */*/•*
Robras completas de
¡JAMADO NERVO^Vaíaneny/iD

ELDE ESTANQUE
LOS LOTOS

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BIBLIOTECA NU EVA^ M ADR I D&
w
ES PROPIEDAD
DE LOS HEREDE-
ROS DEL AUTOR

TODA EDICIÓN
FRAUDULENTA
SERÁ PERSEGUIDA
POR LA /tLEY fi ft

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El agua que rodea a la flor del
loto no moja sus pétalos .
Budha.

El alma está simbolizada por el


loto, que yergae su flor soberbia por
encima de las aguas contaminadas
de donde nace.
Walter Winston Kenilworth.

Estad en el mundo, pero no seáis


del mundo, como la flor del loto, cu-
yas raíces se hunden en el cieño,
pero que permanece siempre pura.
VlVEKANDA.
&T 5á

A C7.
Al lector:

Lector mío, estos versos (que son prosa rimada)


llegan a tu alma humildes y sin pedirte nada.
No quieren tus elogios... Mas sería mi gusto
que pudieses leerlos al terminar el día,
a los fulgores cárdenos de algún poniente augusto,
que fuese como el marco de mi filosofía...

13
LA REDOMA QUE SE ABRE

l\ o quería decirlo. Su espíritu altanero


puso a los impacientes labios timbre de acero.
No quería decirlo; moriría inconfeso...
Hubiera dado toda su vida por el beso
de aquella boca virgen, fuente de la ilusión,
por un instante solo de plena posesión.
Mas confesar sus ansias, qué terrible dilema:
o alcanzar al instante la ventura suprema
o caer en la sima del supremo dolor,
según que la respuesta fuese desdén o amor.
¡Ohl, callaría siempre, callaría muriendo,
moriría callando su martirio tremendo.
15
Amado Ñervo

Pero un día, el simún pasional, rudo y bronco,


sacudió más las ramas, agitó más el tronco.
... O quizás ella estaba más bella que solía,
: ■
o tal vez él la quiso más aún aquel día,
y la hermética boca, que tan tenaz callara,
se abrió como redoma, dejando que escapara
irremediablemente, del corazón repleto,
la esencia misteriosa de su santo secreto.

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<PERAS AL OLMO*

Ella se puso roja (¿no es esto de rigor?).


Tal una aurora súbita, se derramó el rubor
por la tranquila nieve de su rostro de estrella.
¡Ay!, y, naturalmente, se volvió así más bella.

Pero después, cual sol tras esa alba indecisa,


surgió el rayito pálido de una
17 tenue sonrisa,

Tomo XVIII
N

y rompiendo el encanto sin par con inarmónica


crueldad, aquella tenue sonrisilla fué irónica.
La malcriadez ingénita de la niña mimada
surgió brutal, de pronto, como una bofetada:
«l Imposible, Miguel, ha puesto usted el colmo
a su audacia!... jEso fuera pedir peras al olmo!
¿Yo con mis diez y ocho años esposa de usted? ¡Ca!
¿Cómo decir: «te quiero» sin añadir «papá»?
Amigos, sólo amigos; pienso que ya es bastante.
... jY, sobre todo, ni una palabra en adelante!»
Nada más...

El doctor, ante el desdén crecido,


mordió los necios labios que no habían sabido
callar, que imbécilmente le vendían al cabo,
tras su inútil silencio, para volverle esclavo.
Esclavo de la hembra instintiva, inconsciente,
incomprensiva y hosca para un amor ardiente;
siervo ya de quien, siendo la sierva milenaria,
cuando el dueño se humilla, ríe de su plegaria,
y que, sumisa sólo al amor que maltrata,
adora si la pegan, y si la adoran, mata (1).
(1) La mujer es un animal a quien hay que pegar, alimentar
bien y encerrar.— Schopenhauer.18
Obras Completas

(Lectora, no te ofenda la frase que antecede:


el pobre enamorado resuella por la herida,
y un poco de despecho ¿no es cosa permitida?
jCada uno se consuela de su mal como puedei)

-fi*V.


gpw**^
III

DIALOGO INTERIOR

Y callar para eso tres años, y bregar


para eso tres años, y tres años velar
con los ojos abiertos en la tiniebla helada,
por ver mejor el rostro de la mujer amada!

«{Infeliz! En tres años se vence uno a sí mismo,


se expugna el Himalaya, se sondea el abismo,
se desgarran de Isis los más tupidos velos
o se forjan las llaves del Reino de los Cielos.
21
Amado N e r v

«¡En tres años se escribe un excelso poema;


en tres años se alcanza la ventura suprema,
que es encontrar a Dios, en el que nos movemos
y vivimos y somos, y a quien, miopes, no vemos.

«¡Infeliz! en tres años, un ideal fecundo


y potente, es capaz de redimir al mundo.
No hay titán que en tres años no podamos vencer.
... ¡Y tú los has perdido queriendo a una mujerl

«¡Esclavo de una carne que cambia y se transforma


en todos los instantes, víctima de la forma,
galán del espejismo, girasol del reflejo:
adoras una imagen que tiembla en un espejo,
mientras que a tus espaldas, radiante de beldad,
te tiende vanamente sus brazos la Verdad!>
«—¡La Verdad... buen señuelo para los mentecatos!
A Jesús, qaidest vertías?— \z preguntó Pilatos.
« Vertías est quod est...*t dice Agustín muy serio.
Vertías est quod est... ¿y qué es lo que es? ¡Misterio!
La verdad va desnuda, mas morirá doncella;
la verdad de la rosa no es verdad en la estrella;
la verdad en Arturo no es verdad en Rigel.
22
Obras Completas

¿Dónde encontrarla entonces? ¿En dónde está su asiento? «


«—En todas partes, menos en el entendimiento;
si la verdad existe, se encuentra fuera de él.
Buscarla con la lógica es buscar imposibles:
Dios, el Bien, la Verdad, son ininteligibles,
ni definirse pueden, ni se pueden pensar (1).
¡El amor es la flecha que los sabe encontrar! >
«—¿Niegas, pues, los conceptos? ¿Rechazas la razón?
Miguel, te has vuelto loco; ¡te turba la pasión!
¡Pasión menguada y ciega!»

«—Ciega, sí; no menguada:


pasión de amor, si es honda, se nos vuelve sagrada.
Cuando tiene los ímpetus, la amplitud, la nobleza
de la mía, redímese de toda su impureza.
El propio amor carnal, al crecer, se convierte
en un impulso místico que ríe de la muerte,
que llega a las más altas cimas de la oblación,
y en cuyo gran latido late la creación.»
Y así, consigo mismo discutiendo el doctor,

(1) Una causa primera es tan absolutamente impensable


como el principio del tiempo o el límite del espacio.— Schopen-
HAUER.
Amado Ñervo

vanamente luchaba con su infinito amor.


A solas con sus penas, aquel sabio tan niño,
agitábase, presa del tardío cariño,
preguntándose ingenuo: «¿Por qué la adoro así?>,
y oyendo una voz íntima responder: «¡Porque sí!»

¡Con qué fin doctorarse, si cuando se presenta


el amor, diez y ocho años pueden más que cuarenta!
Si allá, dentro del alma, una voz baladí
a los porqués más hondos responde: porque sí!
¿A qué tanto desvelo si una chiquilla frustra
tres décadas de estudio, de labor pertinaz;
si en sus ojos se abisma para siempre la paz
de un filósofo austero?
... Also sprach Zarathustra!

4
21
IV

LA CIGARRA LÍRICA

JñsT
Como amor es más fuerte que los orgullos todos,
el pobre hombre acabó por hundirse en los lodos
de las indignidades y las humillaciones.
Habló de conveniencias, prometió muchos dones,
a trueque de una mano que es, si se da, el mejor
regalo, y si se compra, el oprobio mayor.

Pero, dichosamente, para tales menguados,


dieciocho abriles suelen ser desinteresados.
La mocedad, mirando entre su luz y el frío
25
a d N

del invierno lejano las pompas del estío,


cual la cigarra lírica no piensa en los graneros;
enhebra al sol de maj o sus trinos lisonjeros
y vive de rocío.
Así, pues, la muchacha respondió sonriendo
a la oferta de dones: <¡Ni doy amor, ni vendo! >

2b
V

TÁNTALO

Naturalmente, tanto desdén trajo el delirio,


el torcedor constante del deseo, martirio
sin tregua de los tántalos, para cuyo desvelo,
no más la certidumbre de la muerte es consuelo.

Pasada ya la crisis, la voz de su esperanza


se dejó oir, diciéndole: «La voluntad alcanza
siempre su fin; el mundo se subordina a ella;
27
Amado N e r v

todo le pertenece: la montaña y la estrella,


los hoy y los mañanas...» Y su filosofía
corroboró, terciando, no sin pedantería:
<E1 hombre es voluntad, la voluntad visible,
como por lo demás toda materia (1), y
no hay intento ninguno que le sea imposible.
La voluntad es todo, ¡ella es la cosa en sí!
Ella es el numenon, ella es de la conciencia
el exclusivo objeto; ella hizo la existencia;
ella perennemente sus fines eslabona:
... ¿Por ventura olvidaste ya tu jerga teutona?»

«Irremisiblemente, a la larga, a la corta,


Helena será tuya. Ubi et quando, ¡no importal
¡Con tu perseverancia lograrás la corona
a la hora de sexta o a la hora de nona!»

Y él respondió: «Sin duda que espada es, bien templada,


mi voluntad; mas ¿cómo manejaré esa espa da?
Vencer... eso se dice de muy fácil manera;
mas tú, que sabes tanto, ¿cómo quieres que quiera?»

(I) La materia es la simple visibilidad de la voluntad.— Scho-


PENHAUER.
28
VI

EL DIOS INTERIOR

Entonces, de los senos profundos de su vida


surgió una voz augusta, nunca jamás oída;
una voz de reproche tal vez, tal vez de amor,
más sugestiva y fuerte que todo otro rumor.

Era el yo que en el fondo del alma vive quieto,


y que le dijo: «Escucha, voy a darte el secreto:
¿Ansias, por ventura, saber si tu heroísmo
puede vencer a Helena? 29Pues véncete a ti mismo
Amado N e r v

primero; si en tu espíritu dominas este amor,


para el dominio de ella tendrás fuerza mayor.
La voluntad lo externo subordina y domeña,
si con antelación de sí misma se adueña.
Nada resiste al hombre que sabe resistir
a sus propios deseos. Para vencer, morir
antes es fuerza; tuyo será el mundo después.
¡No seas, y podrás más que todo lo que es! (1).

«Desde hoy has de mirar ese tu amor tirano


como algo muy seguro..., pero que está lejano.
Como se ve en invierno el campo húmedo y frío,
pensando: ¡ya se acerca la gloria del estíol
¡Como se ven las ramas en marzo, y se presiente
la savia milagrosa que sube ocultamente,
que ha sentido ya el beso del sol, y a cada rayo
responde con promesas de frondas para mayo!
¿A qué cuando navegas preguntar por el puerto?
Pon la proa en buen rumbo: tu arribo será cierto.

(1) San Juan de los Angeles. Diálogos de la con-


quista del Reino de Dios.— Diálogo H.— (Citado por
Unamuno).
30
Obra m p l é t a i

|Marcha derechamente detrás de tu destino,


sin inquirir los días qHe faltan de camino,
a fin de que la espera no clave sin remedio
en tu ecuanimidad los colmillos del tedio!

31
VII

HELENA

Reconfortado el triste con la doctrina aquélla,


y resuelto a observarla, fuese a ver a su bella.
Habíase operado la natural reacción,
y recibióle Helena, no sin cierta efusión...

—¡Doctor, muy bienvenido!... Fui quizás algo dura


con usted... ¿Me perdona?... Pero con su locura
excitó usted mis nervios...33 Yo no quise agraviarle...
Tomo XVIII a
Amado N e r v o

... jSi nunca más me hablara de amor!


—Sólo he de hablarle
cuando usted me lo ordene. Mientras, he de callar
y en lo hondo del alma viviré de esperar.
—¿De veras?
— Esta mano franca es la garantía
de mi resolución...
—¡Pues aquí está la mía!
—¿Vendrá usted con frecuencia?
—Si usted misma me tasa
los días...
—Yo los lunes me quedo siempre en casa.

34
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VIII

UN ANO
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(Jn año de visitas y de amabilidades.


jAy! trescientas sesenta y cinco eternidades,
sin dejar que escapase del labio el prisionero,
el penado a cadena perpetua: «¡Yo te quiero!»

Noche de plenilunio. Un florido balcón


propicio al dulce vuelo de la contemplación.
Olor blando de acacias y lilas en abril;
ambiente saturado de un deleite sutil...
35
Amado N e r v

¡Y en aquel bello marco, un cumplido social,


alguna frase hecha y algún gesto trivial!
Un «ya llegó la noche... >, un «se acerca el estío..
un «entremos, Helena, va usted a sentir frío...>

Pero el santo consejo interior ya lograba


su fin... La voluntad al deseo domaba;
lo domaba en la propia palestra, en lo más rudo
del combate, en el campo agresivo y desnudo .

Y al cabo— fecha santa— Miguel pudo exclamar:


— |Ya rompí mis cadenas; ya estás muerto, anhelar!
Ya destruí del Maya la malla resistente;
ya no temo a las cuerdas húmedas del sendero
que fingen a las plantas del medroso viajero
contacto de serpiente (1). nía
Escalé ya la cima de la excelencia humana,
y tomé por asalto la ciudad del Nirvana.
Por fin a la eminencia del gran reposo llego:
maté ya toda angustia, vencí ya todo apego.
¡Yace a mis pies el ansia turbadora y tenaz!
¡Estoy en paz..., estoy en paz..., estoy en paz!
(1) Evangelio de Budha..

36
IX

LA APARICIÓN

Aquella misma noche,— realidad o visión —


un gran fantasma candido hizo su aparición
en la alcoba en que el sabio, silencioso, velaba.
Su faz ambigua de ángel en la sombra radiaba;
sus labios se entreabrieron para decir así:
«¿Te acuerdas de aquel santo consejo que te di?
Yo soy el ser oculto que a veces en ti gime,
el divino extranjero, el AíMigo sublime (1)
que en lo hondo de ti da silenciosas voces;
el Fuerte que te alienta, pero a quien no conoces:
(1) Krishna.
37
Amado N e 0

e! que se mira en tu alma como en pálido espejo


y que te dio, hace un año, su excelente consejo

.
jo
«... Pues bien, Helena es tuya. Te quiere; tu mutismo
floreció: fructifica tu callado heroísmo;
te quiere y sólo anhela que tus labios le den,
con un te adoro trémulo, las dichas del edén,
o de lo que llamáis edén los pobres hombres,
amigos de inflar pompas de jabón e hinchar nombres.
«Ve, búscala mañana, pues la quieres: de cierto
que, como una gran rosa, su corazón abierto
te acogerá. Ya es tuya. ¡Premio yo así tu fe!
Tómala.*

Y el filósofo respondió:— «¡Para qué!


¿He de ser, por ventura, tan necio, tan menguado,
que te deje por ella después de haberte hallado?
¡Qué bien, qué paraíso, qué delicias de amor
igualan al encuentro del Ego Superior!
¡Con qué placeres vanos, con qué don baladí
pudiera contentarme teniéndote yo a ti!
Obras Completas

jQué deleites podría darme la creación


análogos al éxtasis de tu contemplación!
Oh mi señor, oh gloria mía, ser de mi ser:
no hay canto de sirena ni beso de mujer
que valgan un instante de la dulce quietud
en que anegas al alma; tú eres la beatitud,
tú el reposo divino, tú la verdad que brilla
dulcemente en el alma; tú el camino, tú el puente
que lleva a la otra orilla
del torrente... (1). /VI 14

Y desde aquel instante, fué Migue! en la vida


como el loto simbólico sobre el agua dormida;
como el loto que el cieno de los estanques fragua;
mas que florece lejos y sin tocar el agua,
copiándose, trasunto de Budha, su corola
maravillosamente contemplativa y sola! (2).

(1) Después de haber destruido el deseo, has franqueado el


torrente y haces pasar esta generación a la otra orilla.— Evangelio
de Budha. »*
(2) Pero aquel en quien el yo está extinguido, se halla libre de
la concupiscencia; no desea ningún placer mundanal ni celeste, y
la satisfacción de sus necesidades no le mancha... El agua que
rodea a la flor del loto no moja sus pétalos.— Evangelio de Budha.
39
m a N

Resbaló caudalosa para él la serena


y apacible corriente de un vivir cristalino,
y no volvió a encontrarse ya nunca con Helena
en el dulce sosiego de su largo camino...

Madrid, abril-mayo de 1015.


M
ri-mwjoj
.
KAIPA

—¿Queréis que todo esto\ vuel-


va a empezar?
--¡SU— responden^ coro.
Also Sprach Zarathustra.

CN todas las eternidades


que a nuestro mundo precedieron,
¿cómo negar que ya existieron
planetas con humanidades;

y hubo Horneros que describieron


las primeras heroicidades,
43
Amado Ñervo

y hubo Shakespeares que ahondar supieron


del alma en las profundidades?

Serpiente que muerdes tu cola,


inflexible círculo, bola
negra que giras sin cesar,
reirán monótono del mismo
canto, marca del abismo,
¿sois cuento de nunca acabar?...

Enero, 30 de 1914.

44
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jb ifn
n

FATALIDAD

Desde que sé lo que quiero


con certidumbre perfecta
— me dijo aquel hombre austero
de ancha frente y rostro enjuto-
mi vida es un derrotero
de luz, una línea recta,
trazada ya en lo absoluto...
A m a é o N

m
«Ninguna vacilación
turba mi ecuanimidad
ni agita mi corazón:
Dios puso en la voluntad
una eficacia de acción,
de fuerza y continuidad
tal, que es la Fatalidad
misma de la creación.

«Sé que cristalizará


mi anhelo, porque adivino
que en este querer está
el querer de mi destino,
que grita en mi alma: «¡Será!»,
¡y abriéndome campo va,
torvo, inmutable..., divino!»

Febrero, 21 de 1914. x-j

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Ux|W vi'í ti» toderi on bv. 3wpioq

'.i.KJiV 1»

£¿ SILENCIO

]_)ESpuÉs de unas cuantas voces


de amor, de dolor, de miedo,
que lanzamos en la vida,
nos reconquista el Silencio.
¡El gran Silencio, que fué
antes de los vanos ecos
de este mundo, y que será
cuando cesen todos ellos!
47
nado N e r,, fk

¡Un Silencio sin fronteras,


más que inmóvil, más que muerto;
definitivo reposo,
en cuyo inmutable seno,
ya no se desgranará
el collar de los momentos
ilusorios y fugaces,
porque ya no habrá más Tiempol
¡Descanso de la Energía,
que en sí misma recogiendo
su vibración creadora,
reabsorberá el universo!

Julio, 6 de 1914.

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V

EPITAFIO

II avait *La maladie de l Ab-


solu».
Palabras de un crítico acerca
de AmieL

puÉ, con un delirante misticismo,


buscándose él en Dios, y la presencia
de Dios en lo más hondo de sí mismo:
en el espejo azul de su conciencia.

Tomo XVIII
a d N e

¡Intentó, con ardor, pero sin fruto,


resolver la ecuación de lo absoluto...
hasta que, al fin, cayó en el lago quieto
en cuyolfondo estaba el gran secreto!

Septiembre de 1914.

50
otoñal «toftt sol no? > ao?9niM

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£L ENMASCARADO

P resientes que más tarde, cuando ya se precisa


Ila gran visión del Término, tu mente contristada
va a hallar, al fin, el santo secreto de la risa?
¿que encontrarás el todo no teniendo ya nada?

¿Que con la clara lente de tu humildad sincera


vas a estimar precioso lo menor de la vida,
y a calibrar las cosas ya muy de otra manera,
adivinando en todas la excelencia escondida?

51
Amado N e r v

Razonas bien: no hay dicha como no tener nada,


como no buscar nada, porque toda riqueza
la llevamos nosotros en la veta ignorada
que, al cavar de los años, a relucir empieza.

Mineros excelentes son los años, famoso


buzo el Tiempo, que, a fuerza de ahondar en lo mejor
de las almas, tropieza con un ser misterioso:
con el enmascarado sutil y silencioso
que, tras su negra máscara, sonríe en tu interior.

Enero, 9 de 1915.

M
ti

i
VI

LO IMPREVISTO

S para tus angustias morir sólo es remedio;


si han de oscilar tus horas entre el dolor y el tedio;
si nada ha de aliviarte tu mal de cuanto ves;
si en el erial, que nunca fecundará tu llanto,
no se oye más que el bíblico refrán del desencanto
que llora en los versículos del viejo Eclesiastés;

Encógete, callado, y estoicamente espera


que el Karma (inexorable, pero justo) te hiera
53
*4 m N '

hasta el fin. Ve, resuelto, de tu castigo en pos.


... ¡Mas, abre bien, poeta, los ojos avizores:
acaso, cuando menos lo piensen tus dolores,
te encuentres, en tu noche, con la piedad de Dios!

Enero, 29 de 1915.

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9Up

M
VII

EL MAYA

Eres uno con Dios: en tu alma llevas


tu paraíso.
Lo exterior, que te turba y entristece,
no cobra realidad sino en ti mismo:
tú formas las imágenes, y luego
las deseas, trocándolas en ídolos.

El resultado de tus sensaciones


para ti constituye el Universo,
55
N

y son tus sensaciones cualidades


puras de tu mortal entendimiento.
No hay objetividad sino en ti propio:
tú sólo eres tu fin y tu comienzo.

La personalidad es ilusión
de las formas efímeras; los vasos
que contienen el agua son distintos
al parecer, mas uno es el océano
que los llena, y al cual el noble líquido
habrán de restituir en breve plazo.

El fenómeno (relatividad
entre tú y la materia) por ti tiene
vida... Mas tú desdéñalo, recógete
en ti mismo: verás que no te hiere,
y ya libre tu espíritu del maya,
en divina quietud nadará siempre.

Febrero, 28 de 1915.


56

VIII
i b£te¿jft£in

AL CRUZAR LOS CAMINOS

AL cruzar los caminos, el viajero decía


— mientras, lento, su báculo con tedioso compás
las malezas hollaba, los guijarros hería—.
Al cruzar los caminos, el viajero decía:
<¡He matado al Anhelo, para siempre jamás!»

«¡Nada quiero, ya nada, ni el azul ni la lluvia,


ni las moras de agosto ni las fresas de abril,
ni amar yo a la trigueña ni que me ame la rubia,
ni alabanza de docto ni zalema de vil!»
57
«Nada quiero, ya nada, ni salud ni dinero,
ni alegría, ni gloria, ni esperanza, ni Juz.
¡Que me olviden los hombres, y en cualquier agujero
se deshaga mi carne sin estela ni cruz!

«Nada quiero, ya nada, ni el laurel ni la rosa,


ni cosecha en el campo ni bonanza en el mar,
ni sultana ni sierva, ni querida ni esposa,
ni amistad ni respeto... Sólo pido una cosa:
¡Que me libres, oh Arcano, del horror de pensar!»

«Que me libres, oh Arcano, del demonio consciente;


que a fundirse contigo se reduzca mi afán,
y el perfume de mi alma suba a ti mudamente.
Sea yo como el árbol y la espiga y la fuente,
que se dan en silencio, sin saber que se dan.»

Abril de 1915.

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ríe in I
rosit *op

IX
LAMENTACIÓN DEL VOLUPTUOSO

Causae Causarum, miserere mei.

[Je hoy más la besaré casta, muy castamente:


mi boca huirá sus labios para buscar su frente.
Son ¡ay! sus labios húmedos la más honda delicia;
están todas sus mieles en su tibia caricia;
pero es fuerza esquivarlos... ¡Quiérelo el Ideall
Adiós, divina copa de purpúreo cristal!
59
o N

¿Por qué, Demiurgo, hicieron tus designios obscuros


más sabrosos los labios que los frutos maduros?
¿Por qué diste a la hembra líneas en cuya gracia
hay avasalladora y sutil eficacia?
¿Por qué tiembla en sus ojos tan invencible imán?
¿Por qué cuando nos miran nos causan tanto afán?

¿Por qué es el maya artero tan cruel engañador?


¿Por qué es irresistible la fuerza del amor,
si luego quienes comen la codiciada pulpa
sólo hallan acíbar, como si la gran culpa
estuviera en la fuente del nacer escondida,
y el mal por excelencia fuese el mal de la vida;
como si el gran deleite que el sexo lleva oculto
para un hosco Ahrimán significase insulto?

III
:•:■>S *m ote subo* «Uto»
Oh febril, oh brioso corcel de mi deseo ,
60
a cuyo lomo, atado cual Mazeppa, me veo;
Obras Completas

cadena despiadada, que con tus eslabones


me ligas a los ciclos de las reencarnaciones,
fundiendo cuna y cuna, soldando muerte y muerte,
¡cuándo querrá mi karma que pueda yo romperte!»

jy i\ Motril U'' Í ■•**

¡Mas, ay de mí, que ansio dominar la Pasión


que es una fuerza cósmica, cual la gravitación!
Primordial torbellino, cómo impedir que arrecie
tu empuje, si eres ímpetu supremo de la Especie,
¡si es la Especie quien gime y anhela en cada pecho
y hace estallar el molde cuando lo encuentra estrecho!

... ¡Vencer!: ¡tanto valdría con mano de titán,


tapar la boca al geyser, el cráter al volcán!
¡Tanto valdría, loco, razonar un delirio,
o detener en su órbita fatal la estrella Sirio!
N

V
.

—¡Blasfemia! otros pudieron... ¡Querer es lo que importa!


¡querer! Todo lo puedes en Dios que te conforta/
AHate a los ángeles; reclama del abismo
la suprema victoria de vencerte a ti mismo.
Acógete al espíritu, que vela lo invisible,
y ruega por nosotros con gemido indecible* (1).
bioinhS

UtjfliS oí
VI
.
—¡Sí haré! Quizá la angustia sin tregua que me oprime
sacuda la entrañas de la noche sublime!
Tal vez el grito inmenso de mi dolor taladre
la oreja de la esfinge, que al fin y al cabo es madre.
Que puso en nuestros ímpetus de Amor, sin ley ni nombre,
un soplo de absoluto que pasa por el hombre;
que nos formó con nieblas y luz, con alma y lodo,
y todo lo perdona porque lo sabe todo!

(1) Romanos, 8-26.


62
Obras Co.npletas

VII

¡Esperaré rogando que esa Esfinge sombría


i la piedad se abra, como la flor al día!
... Mas ¿en qué Libia, mientras, voy a esconder mi anhelo,
como el mar indomable y sin fin como el cielo?
¡Con qué flagelaciones y ayunos de eremita
n -"tigaié un instante no más mi sed maldita!
¡En qué boreales témpanos revolcaré mi fiebre!
¿Qué tálamo de púas encontraré, que quiebre
mi voluntad de goces, mi agudo frenesí?
¡Oh Causa de las Causas, ten compasión de mi!.

Abril de 1915.

¿4*

63
4mM¡ II Étopmz •/ .-íi i i li
í sicteaio.

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ENVEJECER.

Envejecer, envejecer... con una


alma inmortal, que crece cada día
en ardor y terneza: luz de luna,
lumbre de sol; viril como ninguna;
¡mas... templada por la melancolía!

Envejecer con un ego potente


que nunca tuvo edad, en quien la huella
no existe del pasado ni el presente;
emanación de la Causa Eficiente,
sin fin y sin principio, como ella.
65
Tomo XVlil 5
A m a d o N

¡Envejecer, envejecer, en medio


de tantas rosas! Con pereza y tedio
ir arrastrando por la vida triste
un cuerpo que se pudre sin remedio...
¡Oh arcano, qué castigo el que nos distel

¡Mas no! Como el leproso que cantaba


en su agujero sórdido, mirando
caer su carne vil, porque se estaba
con ella la prisión del alrna esclava
para siempre jamás desmoronando,

Quiero loar a la Vejez austera:


silenciosa y nevada carretera
que conduce derecho al Gran Convite;
a la Santa Vejez, que manumite
y es último escalón de la escalera.

Mayo, 19 de 1915.
XI

LA ACCIÓS

Poeta, haz versos iónicos,


haz versos que conforten,
di palabras que alienten:
los hombres nada esperan; temen mucho los hombr¡

Poeta, por Dios, deja


ya los «procedimientos»
y manidas retóricas:
¡glorifica la acción, canta el esfuerzo!
67
m N

El esfuerzo, que tiene


todos los sortilegios;
la acción, «que era al principio»,
según el doctor Fausto, en vez del Verbo.

La acción no era al principio:


la acción es, siempre ha sido,
será... Todo es acción;
no hay más que acción: ¿verdad, oh filósofos indos?

Pensar no es sino acción;


vivir, un torbellino.
Nada en el universo
es estático, todo vibra hasta el infinito.

Imagen de Brahmán,
que como el lago límpido
palpita, eso es el Cosmos.
[Brahmán está soñando... soñando en el vacío!
08
Obras Completa

Escribe estrofas candidas,


poeta, siempre ingenuas,
y por eso geniales:
¡el genio es el candor por excelencia!

Que cuando mueras, piensen


quienes lean tu obra:
«|ese hombre no tenía
más que fe, y nos la dio, nos la dio toda!=

Junio, 15 de 1915.
Á«k"- JNi»»,^» '»»*«•■

+ h
XII

LA DOS PEDES

Dos redes arrojé— me dijo el nauta-


ai fondo del Abismo
en que van buceando las preguntas
y en que se pierde todo raciocinio.
Fué la red del análisis, primero;
tras ella, todo el cable del navio
desenrollé, y al cabo de los tiempos
pasados en errar, sin luz ni tino
71
m a d o N e r v

por la llanura negra en que no hay playas,


enrollando fui el cable del navio.
Con tembloroso anhelo
examiné las mallas, hilo a hilo,
y de la red vi el fondo, con angustia,
y estaba el fondo de la red vacío!»

«Dos redes arrojé— me dijo el nauta -


al fondo del Abismo
en que van las preguntas buceando
y en que se pierde todo raciocinio:
fué la segunda la intuición, el hondo
sentir, la malla firme del instinto,
el ojo misteriosamente abierto,
imperturbablemente claro y límpido,
que mira desde el fondo de las almas,
en lo más inviolado de uno mismo;
y al enrollar, después de breve tiempo,
el cable del navio,
encontré flora y fauna indescriptibles;
perlas enormes de oriente magnífico,
criaturas, de tan tenues, irreales,
y de tan bellas, sin igual prodigio;
72
Obras Completas

un mundo, un mundo nuevo, todo un mundo,


hasta ayer, por mi mal, desconocido... >

«Dos redes arrojé- me dijo el nauta-


ai fondo del Abismo.»

Septiembre de 1915.

73
XIII

IDENTIDAD

« Tat tvam

CL que sabe que es uno con Dios, logra el nirvana:


un nírvana en que toda tiniebla se ilumina;
vertiginoso ensanche de la conciencia humana,
que es sólo proyección de la Idea Divina
en el Tiempo...
El fenómeno, lo exterior, vano fruto
de la ilusión, se extinge: ya no hay pluralidad,
y el yo, extasiado, abísmase por fin en lo absoluto,
¡y tiene como herencia toda la eternidad!

(1) Tú eres esto: es decir, tú eres uno y lo mismo que cuanto


te rodea; tú eres la cosa en si.
75
f
» l.t»**»'^. IHt*t+t


XIV

BRAHMA NO PIEhiA...

Ego sum qui sum.

Brahma no piensa: pensar limita.


Brahma no es bueno ni malo; pues
las cualidades en su infinita
substancia huelgan: Brahma es lo que es.

Brahma, en un éxtasis perenne, frío,


su propia esencia mirando está.
Si duerme, el Cosmos torna al vacío;
¡mas, si despierta, renacerál

Octubre, 12 de 1915.
77
XV

EL TORBELLINO

Espíritu que naufraga


en medio de un torbellino,
porque manda mi destino
que lo que no quiero haga,

• Frente al empuje brutal


de mi terrible pasión,
le pregunto a mi razón
7f
dónde están el bien y el mal;
N

» Quién se equivoca, quién yerra:


la conciencia, que me grita:
/Resiste! llena de cuita,
o el titánAque me echa en tierra.

»Si no es mío el movimiento


gigante que me ha vencido,
¿por qué, después de caído,
me acosa el remordimiento?

»La peña que fué de cuajo


arrancada y que se abisma,
no se pregunta a sí misma
por qué cayó tan abajo;

» Mientras que yo, ¡miserable!,


si combato, soy vencido,
y si caigo, ya caído
aún me encuentro culpable:

>|Y en el fondo de mi mal,


ni el triste consuelo siento
Obras Completas

de que mi derrumbamiento
fué necesario y fatal!»

Así, lleno de ansiedad


un hermano me decía,
y yo le oí con piedad,
pensando en la vanidad
de toda filosofía...

y clamé, después de oir:


«¡Oh mi sabio no saber,
mi elocuente no argüir,
mi regalado sufrir,
mi ganancioso perder!»

Noviembre, 22 de 1915.

81
Tomo XVIII .
XVI

LA PERLA

1 odas las noches lanzas tu conciencia


al abismo enigmático del sueño,
y todas las mañanas la recoges,
la pescas en la red de tu cerebro;

Mas un día, tan hondo habrá caído,


que ya no la hallarás... El mudo piélago,
como perla de Oriente, misterioso
la guardará en su seno.

Diciembre, 20 de 1915.
XVII

DORMIR

10 lo que tengo, amigo, es un profundo


deseo de dormir!...
¿Sabes?: el Sueño
es un estado de divinidad.
El que duerme es un dios....
Yo lo que tengo,
amigo, es gran deseo de dormir.

El Sueño es en la vida el solo mundo


nuestro, pues la vigilia nos sumerge
85
N

en la ilusión común, en el océano


de la llamada realidad. Despiertos
vemos todos lo mismo:
vemos la tierra, el agua, el aire, el fuego,
las criaturas efímeras... Dormidos
cada uno está en su mundo,
en su exclusivo mundo,
hermético, cerrado a ajenos ojos,
a ajenas almas; cada mente hila
su propio ensueño (o su verdad: iquién sabe!).

Ni el ser más adorado


puede entrar con nosotros por la puerta
de nuestro sueño. Ni la esposa misma
que comparte tu lecho
y te oye dialogar con los fantasmas
que surcan por tu espíritu
mientras duermes, podría,
aun cuando lo ansiara,
traspasar los umbrales de ese mundo,
de tu mundo mirífico de sombras.
O b C o 711 p l e t

¡Oh, bienaventurados. los que duermen!


Para ellos se extingue cada noche,
con todo su dolor, el universo
que diariamente crea nuestro espíritu.
Al apagar su luz se apaga el cosmos.

El castigo mayor es la vigilia:


el insomnio es destierro
del mejor paraíso...

Nadie, ni el más feliz, restar querría


horas al sueño para ser dichoso.
Ni la mujer amada
vale lo que un dormir manso y sereno
en los brazos de Aquél que nos sugiere
santas inspiraciones...
«El dia es de los hombres; mas la noche,
de los dioses», decían los antiguos.

No turbes, pues, mi 87
paz con tus discursos,
amigo: mucho sabes;
Amado N e r

pero mi sueño sabe más... ¡Aléjate!


No quiero gloria ni heredad (1) ninguna:
yo lo que tengo, amigo, es un profundo
deseo de dormir...

Enero, 2 de 1916.

(1) Variante: «merced».


XVIII

EL SUBCONSCIENTE

C^Ada vida le ofrece su cosecha


y se extingue después.
Cada alma va hacia él como una flecha,
y en su gran alma chispa nueva es.

Cada tránsito en él es enseñanza;


cada humana aflicción
un ala nueva, para su esperanza
de perfección.
m a d o N e r v

El la clave posee de tu estado,


él ha pesado
cada desliz;
él comprende por qué eres desgraciado,
porque fuiste feliz.

Es el dueño y señor por quien laboras;


es tu conciencia; mas con vastedad
vertiginosa; él sabe cuanto ignoras,
y lleva en sí tu eternidad.

El vela cuando duermes, y en tu mente


es un genial relámpago, un tropel
de rimas, trémulo y resplandeciente.
Tú pasas, sí, mas él es permanente;
tú mudas, sí, mas él es siempre fiel.
Sólo vives para tu Subconsciente,
y mueres sólo para él.

Febrero, 27 de 1916.

90
XIX

EL DIAGNÓSTICO

Siento un deseo agudo de partir; una trémula


y nerviosa impaciencia me va invadiendo. Ansio
subir al tren que marcha. El airón multiforme
de las locomotoras,
visto de mis balcones, aviva mis anhelos.
Nunca miré a las aves con más envidia; nunca
los nobles vuelos ágiles
del aviador, mi espíritu movieron (1) de esta suerte.
Las nubes andariegas me hipnotizan; el viento,
nuestro compadre el viento,
parece que a mi oído va murmurando: «¡Márchate!»

(1) Antes: «turbaron».

91
Mi corazón redobla sus penosos íatidos.
No sé qué sentimiento de expectación azuza
el corcel de mis ansias.
Un invisible látigo parece que restalla A?
cerca de mí, una inquieta
premura sin motivo suele avivar mi paso.
«Doctor, dame un diagnóstico deste (1) mi mal...;
— «¡Acaso
vasa morir, poeta!»

Marzo, 21-1916.

(1) Antes: «para*.

92
XX

LA VIDA MÓVIL

La vida móvil, la vida divina,


por dondequiera su paso encamina;
derrama formas: ya la peregrina,
ya la horrible, adopta. Canta su salterio
de infinitos modos,
y por sobre todo y por sobre todos,
misterio, misterio...

Hondamente amemos las cosas fugaces,


puesto que un instante después pasarán.
93
l m a d o N e r v

Retengamos ávidos las furtivas formas


en nuestro sensorio, porque todas han
algo de divino; lo manifestado
de Dios está en ellas un momento; son
la fisonomía visible de aquello
que no tiene nombre; todas lucirán
un instante no más, y al Venero
de las infinitas posibilidades
todas volverán-

Abril, 1916.
XXI

LA VENDA

Oh lóbrego Misterio, ¡dime cómo me llamo!


Dime quién soy, qué velo tupido de ilusión
oculta al verdadero ser que me rige, al amo
imperioso y radiante de quien mis horas son.

Como a un hombre vendado a quien no se le muestra


la orientación siquiera del sitio adonde va,
una potente mano, cogido de la diestra,
me lleva a un fin oculto, que acaso cerca está.
Amado N e r v

Y me rebelo, a veces, y en mi congoja quiero


no más un solo instante la venda deshacer:
mas ¡ay! al intentarlo, la gran mano de acero
tritura mis falanges ¡y sigo así, sin ver!

Oh enigma... y sin embargo, si con tesón concentro


en mí todq mi anhelo, toda mi voluntad,
hay una perspectiva de luz que se abre dentro,
y orea mi alma un soplo frío de eternidad.

Marzo de 1916.

90
1(1

XXII

EL GUERRERO

« Busca al Guerrero y deja que


pelee en ti.»

(^ombate a mi lado, Guerrero sublime,


combate de todas tus armas vestido:
la selva es obscura, yo vago perdido,
y el miedo me hiela y el ansia me oprime.

jSon muchos los trasgos! y al pobre viajero


lo invaden continuas angustias y alarmas:
combate a mi lado, sublime Guerrero,
combate vestido de todas tus armas.
97
Tomo XVIII 7
i m a «I o W

Sé que hay un abismo de horror, escondido


muy cerca: si caigo ya jquién me redime!
¡Combate a mi lado, Guerrero sublime,
combate de todas tus armas vestidol

Septiembre de 1916.

HXX

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ív aidoq Ir. \( leogpBil gol eorbum noS¡


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SPES

Seííor, cuan hondamente metiste la esperanza


en nuestro corazón!
Callan los muertos... callas Tú también: la Razón
a encontrarte no alcanza,
porque sólo el espíritu puede ver tu visión.
En la intrincada selva ni un rayo de luz cabe.

Mas la Diosa del Ancora, dentro del alma sola,


nos murmura: «¡quién sabe!»
y los desesperados arrojan la pistola,
y sumiso, callado, melancólico y grave,
prosigue el peregrino su peregrinación...
Octubre, 12 de 1916.
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XXIV

LLÉVETE YO.

J>%

Lleven otros galeras de marfil por'el río


de la vida; otros lleven acopio de ilusión;
otros, rockfellerescos tesoros, señoiío...
¡Llévete yo, Dios mío, dentro del corazón!

Llévete yo, Dios mío, como perla divina


en el trémulo estuche del corazón que te ama;
llévete yo en la mente como luz matutina;
llévete yo en el pecho como invisible llama.
m
Amado N e r v i

Llévete yo en la música de todo cuanto rime;


en lo más puro y noble de mi canción palpita,
y sé para mi espíritu el amigo sublime
que anuncian tus palabras en el Baghavadgita.

Febrero de" 1917.

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Inóssioj Irooiíiijb ,oim soiG ,oy atavSUj

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.ífiOl

xxv

EL ESPECTADOR

Jo no he sido sino para ser.


Fui antes para poder decir: jsoy!
Encontraste incomplejo mi ayer;
pero ya en él estaba mi hoy.»

«Yo no soy más que un gran devenir.


Ni un instante mi transmutación
ha cesado. Cambiar es vivir.
Vivo sólo por transformación.»
103
Amado N e r

«Más arriba del perenne hervor;


sobre el ir y venir espacial;
más allá del placer y el dolor,
es mi espíritu el espectador
del gran drama... soñado o real.»

Marzo, 18 de 1917.
'

XXVI

LA DIOSA

Cuando todos se marchen, tú llegarás callada.


Nadie verá tu rostro, nadie te dirá nada.
Pasarán distraídos,
con el alma asomada
a los cinco sentidos.

Espiando tu llegada,
yo seré todo ojos, yo seré todo oídos.
105
A m a N
Tu hermosura divina
no tentará el anhelo
de esa caterva obscura,
que nunca alzó los ojos para mirar el cielo (1),
ni con trémulas manos quiso apartar el velo
que cubre tu hermosura.

Tu mirada, espaciosa como el mar, y tus labios,


de donde sólo fluyen, cual versos de poetas
eternos, las verdades^ Q Q .,
que allá en las soledades
persiguieron los sabios
y oyeron los ascetas,
.sb r>e eoboi oomauJ
• /nib 'ñ '

Serán, para mí, única-


mente, Diosa; no más ,rjflb 8oI B
yo besaré, temblando, la orla de la túnica
que encubre las sagradas bellezas que me das.

(1) Variante anterior: «Que nunca sintió el ansia de


contemplar el cielo».
• ' 106
Obras Completa

En tanto, la manada
seguirá en su balido
de amor y de deseo...

Después se irá, apretada


y espesa, hacia el establo del deleite prohibido,
y a ti, la incomparable, nadie te dirá nada,
nadie te habrá advertido.

Marzo de 1917.

107
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M | 1
XXVII
1 m TFDhlffQ
LE //c/VCo...

Pues busco, debo encontrar.


Pues llamo, débenme abrir.
Pues pido, me deben dar.
Pues amo, débeme amar
Aquél que me hizo vivir.

¿Calla? Un día me hablar!


¿Me pone a prueba? Soy fiel.
¿Pasa? No lejos irá;
pues Hene alas mi alma, y va
volando detrás de El.
N '
Es poderoso, mas no
podrá mi amor esquivar".
Invisible se volvió,
mas ojos de lince yo
tengo, y le habré de mirar.

Alma, sigue hasta el final


en pos del Bien dé los Bienes,
y consuélate en tu mal
pensando como Pascal:
«¿Le buscas? jEs que le tienes!'

Mayo, U de 1917.
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Ouién será, en un futuro no lejano,


el Cristóbal Colón de algún planeta?
¿Quien logrará, con máquina potente,
sondar el océano
del éter y llevarnos de la mano
allí donde llegaran solamente
los osados ensueños del jftjVnTJ
poeta? ns B192 nsiuQj,
9b lloKO l£dóí¿h j Í9

¿Quién será en un futuro no lejano


el Cristóbal Colón de algún
ni planeta ?
Amado N e r

¿Y qué sabremos tras el viaje augusto'


¿Qué nos enseñaréis, humanidades
de otros orbes, que giran
en la divina noche silenciosa,
y que acaso hace siglos que nos miran?

Espíritus a quienes las edades


en su fluir robusto
mostraron ya la clave portentosa
de lo Bello y lo Justo,
¿cuál será la cosecha de verdades
que deis al hombre, tras el viaje augusto?
O
¿Con qué luz nueva escrutará el arcano?
¡Oh la esencial revelación completa
que fije nuevo molde al barro humano!

¿Quién será en un futuro no lejano


el Cristóbal Colón de algún planeta?

Octubre de 1917. l'.2


: «BTfiowb db Bateíta» u ) na fifoi o
XXIX ^ »"P <*0«A I*
Y
NO 3MS MÚSICA

*v*ij tSÍqmií u) fotf 9bt*b fitebfb 13


Tú ya no eres poeta. Ya los númenes
que hablaban por tu boca
enmudecieron para siempre.
Nada
te quedó de sus dones y mercedes,
y cual la Pitia a Sócrates, pudiera
una voz murmurarte: 4*00 obnnirn oisSj ...
«|Y ahora, amigo mío, 3V ioq
no más música...!»
Pero
algo mejor que el sortilegio
113 antiguo,
Tomo XVIII e
Amado N e r v

que el ingenuo artificio, nimio a veces


del verso, permanece en ti, y se llama
el amor, el amor por todo, a todos;
el Amor, en que tiembla y se retrata
el Universo entero;
el Amor, que es, de veras, Dios: más grande
y bello que aquel Dios menor, pomposo,
triste o regocijado, que lloraba
o reía en tu «música de cámara»:
el amor, que tiene ímpetus de vuelo
más amplios y potentes que las musas

El dictará desde hoy tu simple, grave


(y acaso alada) prosa,
y de su mano irás por el sendero,
sin escuchar al pájaro que canta;
de todo inútil fardo tan ligero,
tan ligero de planta,
que los caminos no guarden tus huellas.
... jPero mirando mucho en la espesura,
por ver si hay un dolor, una negrura
que puedas alumbrar con luz de estrellasl

Octubre de 1917. ^,¡m)g j9 9Up W[Wl ^


114

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DEIDAD 'Rm,JB ^"v «Y

,91 1

(Jomo duerme la chispa en el guijarro


y la estatua en el barro,
en ti duerme la divinidad.
Tan sólo de un dolor constante y fuerte
al choque, brota de la piedra inerte
el relámpago de la deidad.

No te quejes por tanto del destino,


pues lo que en tu interior
115 hay de divino
m a d o N t r

í
sólo surge merced a él.
Soporte, si es posible, sonriendo,

I la vida que el artista va esculpiendo,


el duro choque del cincel.

¿Qué importan para ti las horas malas,


si cada hora en tus nacientes alas
pone una pluma bella más?
Ya verás al cóndor en plena altura,
ya verás concluida la escultura,
ya verás, alma, ya verás...

Octubre, 22 de 1917.

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XXXI

LIBERACIÓN r.mb
¡fl-xlnr, i

Libertad divina, ¿dónde anidarás?


■i

Todo aquí nos liga, todo aquí nos ata.


El hombre, del hombre grillo es, que maltrata.
Cepo despiadado es la Sociedad.

^En qué orbes remotos, en qué estrella grata


brillas, Libertad? 117
Amado Ñervo

El tiempo, el espacio, hierros invisibles;


El Amor, el Oro, cadenas no más.
¿En qué misteriosos planos invisibles
te gozan los dioses fríos y apacibles?

Libertad divina, ¿dónde anidarás?

Libertad, yo tengo la sed de tus besos:


¿cuándo con tus dulces labios rozarás
el marfil de un rostro que lleva, ya impresos,
nostalgias y anhelos del mundo en que estás?

Acaso tus ósculos entibien mis huesos...


I

¡Libertad divina, dónde anidarásl

.Btfi-iílLiu 'jup i;oí1 13


HOY

¡Canta el divino canto de la liberación!


Tuyo es el don ansiado, tuyo es el sumo don.
Canta el divino canto de la liberación.

U8
Obras Completas

Ya sabes lo que el mundo es y lo que tú eres;


ya sabes lo que buscas, ya sabes lo que quieres.
Rompiste ya la malla tenaz de la ilusión.
Canta el divino canto de la liberación.

No más pérfidos lazos ni redes engañosas


que retengan el vuelo de tus alas aquí.

Ya no estás en las cosas:


ellas están en ti.

En ti lo llevas todo,
sin la limitación
del tiempo, del espacio, de la forma y el modo.
En ti lo llevas todo:
canta el divino canto de la liberación.

Octubre de 1917.

119
* O J *

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XXXII

S/JV TI, POR ELLOS...

Quia melior est dies una in


atriis tuis super millia.
«Porque mejor es un día en tus
atrios que rail fuera de ellos.» —
Salmos, 84-10.
goito 'jup tktu

OEñor, no puedo huir a la montaña,


no puedo ir a buscarte en el desierto,
porque es fuerza morar entre los hombres.
El engranaje de mi vida quiso {> 10in* sb
que lazos irrompibles
me ligasen a innúmeros de ellos,
121
' m a Ñervo

y dicen todas las filosofías


que el precepto esencial es el de amarlos.

Pero, tú bien lo sabes,


sus voces vanas me ensordecen; sufro
un tedio irremediable de sus risas,
de sus plebeyos goces,
de su incipiencia hinchada,
de su incesante y fútil hormigueo.

Yo sé que solo un día


a tus pies, contemplándote en silencio
con la interior mirada del espíritu,
vale más que otros mil bajo las tiendas
de los tristes humanos.


Y es ésta, ya lo ves, la prueba máxima
de amor que puedo darte:
no estar contigo, por estar con ellos...
Por escuchar sus quejas, ay, dejarte;
122
Obra Completa

por ayudarles, padecer el frío


de tu ausencia, bien mío;
trocar por sus negruras tus destellos,
y por amarlos, parecer no amartel
Octubre de 1917.

123
O I 'i i <{ W
ohl

ib eui «¿migar «u« wq ifcxnt

»
XXXHI

BIEN SABES

I *e

Bien sabes que no hay cosa


en nombre de la cual yo no te ame:
en nombre de la ortiga y de la rosa,
del monstruo y de la diosa,
del astro sumo y de la charca infame.

Y sabes, oh Ideal, que no hay criatura


a quien no ame por ti: celeste o impura,
vulgar o excelsa...
Pongo sobre todas
tu majestad como una investidura,
A m' a d ,.. VV « r| v o
tu divina blancura
como un traje de bodas.

Ante la mezquindad los ojos cierro,


y así voy, sin mirar, por mi destierro,
burlando los escollos y el abismo;
abierta en cambio la interior pupila,
para verte en la honda, en la tranquila
fuente del alma, llena de ti mismo.

Noviembre, 5 de 1917.

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XXXIV

LWO CCW «El»

¿res uno con Dios, porque le amas.


¡Tu pequenez qué importa y tu miserial
Eres uno con Dios porque le amas.

Le buscaste en los libros,


le buscaste en los templos,
le buscaste en los astros.
N

Y un día el corazón te dijo, trémulo:


«¡aquí está!> y desde entonces ya sois u
ya sois uno los dos, porque le amas.

No podrán separaros
ni el placer de la vida V
ni el dolor de la muerte.

En el placer has de mirar su rostro,


en el dolor has de mirar su rostro,
en vida y muerte has de mirar su rostro.

«¡Dios!» dirás en los besos, *3


dirás «Dios» en los cantos,
dirás «¡Dios!» en los ayes. myj

Y comprendiendo al fin que es ilusorio »i3


todo pecado (como toda vida),
y que nada de Él puede separarte,
uno con Dios te sentirás por siempre:
uno solo con Dios, porque le amas.
MN M
Noviembre, 8 de 1917.
rw ■ .;:.';- rr.» «jtcíi : ►ft.jíotr^ sine? •-;„

XXXV

EL FOCO

El ánima está pronta, pero la carne es débil.


A fuerza de bañarnos en luz del Ideal, i

soñamos en cosechas heroicas de virtudes;


y cuando más erguidas nuestras cabezas van,
los pobres pies viajeros tropiezan en los riscos
y un gran derrumbamiento sigue al alto soñar.

Así la humilde tela del cine, en que proyecta


todos sus sortilegios la lente, si pensar
129
Tomo xvhi 9
Amado N e r v

pudiese un solo instante, creyérase, orgullosa,


la magia de las magias, conjunto sin igual
de escenas, de paisajes, de luces, de colores,
hasta quedar de pronto sola en la obscuridad
su burda lona blanca donde tembló el prodigio,
toscamente enrollada sobre un palo trivial.

Veis hoy una doncella: todos luz son sus ojos,


es toda transparencia su piel; hay en su andar
un ritmo que esclaviza las almas, y que lleva
tras sí como una cauda de anhelos-
Preguntad
después de breves lustros a vuestras viejas ansias
frente de cierta dama de aspecto episcopal,
¿en dónde están las dulces gallardías de antaño?
El foco de la gracia ya no proyecta más
su cono de luz viva, pródigo de milagros,
en aquel pobre rostro velludo de mamá-

Hombre soberbio y vano que juzgas gloria propia,


privilegio de estrella, toda la majestad
con que la misteriosa luz de Dios se dignaba,
prestándole excelencias, tu ser transfigurar:
130
O b r m p l e t a
humíllate amorosamente cuando te dore
el foco del eterno, del distante Ideal,
y cuando quede a obscuras de nuevo el alma, alégr; íe,
pensando que en otra alma sin duda brillará.
Murmura: «¡gracias, gracias!» y espera entre las sombras
que el haz maravilloso te vuelva a iluminar.

131
XXXVI

REMANSO

Oh! ¡cuan bueno es pasar inadvertido,


dulce Fray Luis!, que no diga ninguno:
«Ahí va el eminente, el distinguido...»

¡Qué suave regazo el del olvido!


¡qué silencio mullido!
¡qué remanso de paz tan oportuno!
133
m a Ñervo

Simplemente, al arrimo
de la naturaleza, madre santa,
hacer la obra, dar el fruto opimo,
como brinda su néctar el racimo,
1 1 fuente brota y el pardillo canta.

No pedir galardón ni recompensa,


feliz del fruto que cuajó en la rama.
Cordi. 'mente pensar con cuanto piensa,
férvidai. ente amar con cuanto ama.

Sentirse uno por siempre con la esencia


misma de la perenne creación:
chispa consciente en su inmortal conciencia,
y latido en su inmenso corazón.

Noviembre, 17 de 1917.

134
XXXVII
LOS LENTES

A veces, cuando los senos


del Enigma hurgando vas,
hallas que, por saber más,
cada día entiendes menos.

Y que en vano se encarama


a las cúspides tu pie;
pues, de más alto, se ve
más inmenso el panorama.

Se pierde más y se esfuma


el plan, y en la lejanía
sucumbe la luz del día
más y más entre la bruma.
135
nado N e r

Pesaroso y humillado
desciendes hasta la falda
del monte, y hundes la espalda
en el césped de algún prado.

Quieres dormir a la ingrata


curiosidad de saber,
y juras nunca más ver
lo que un misterio recata.

Y, cuando ya de vencido,
todo lo reputas vano,
un burlón acento arcano
decir parece a tu oído:

«Tus tanteos, infeliz,


semejan, por lo inocentes,
los de quien busca sus lentes
con ellos en la nariz. >

Noviembre, 26 de 1917.

136

en
.

XXXVIII

REVELACIÓN

Deja que los seres y las cosas hablen;


si sabes mirarlos y escucharlos bien,
tornaránse lentamente cristalinos,
hasta deslumbrarte con su limpidez.

Deja que los seres y las cosas hablen;


si sabes mirarlos y escucharlos bien,
te dirán los cínifes por qué te desangran,
te dirá la abeja por qué acendra miel,
137
Amado N e r

te dirá la rosa por qué te perfuma,


te dirán las olas por qué su vaivén,
te dirá el cometa cuál de sus remotas
peregrinaciones el misterio es.

Deja que los seres y las cosas hablen;


deja que se muestren en su desnudez.
Más o menos tarde, si los miras mucho,
leerás en los ojos de toda mujer;
hasta el más astuto de tus enemigos
dejará que asome su alma a flor de piel;
y la propia Esfinge, si arrostras impávido,
si contemplas firme su glacial mudez,
venderá su enigma...
Ni los dioses vencen
la perseverancia de un tenaz ¡por qué!

Noviembre, 16 de 1917.

138
XXXIX

QUOSQUE TÁNDEM..

Y cuándo acabarás
de pasear tu tedio por las cosas o por
los hombres, entre quienes como fantasma vas?
Tú eres el espectáculo y tú el espectador:
tristeza (¡cuan amarga tristeza!) lo demás.

Adéntrate en ti mismo,
digiere lo que viste,
139
N e

húndete en el mutismo
de tu mundo interior;
y asómate, si puedes, al edén que perdiste...
Todo lo que vislumbres, dentro de tu alma existe,
y es tu propio espectáculo, y tú el espectador.

Noviembre, 30 de 1917.

140
XL

COMPRENSIÓN

Por qué empeñarse en saber


cuando es tan fácil amar?
Dios no te manda entender:
no pretende que su mar
sin playas pueda caber
en tu mínimo pensar.

Dios sólo te pide amor:


dale todo el tuyo, y más,
141
m a d N

siempre más, con más ardor,


con más ímpetu... ¡Verás
cómo, amándole mejor,
mejor le comprenderás!

Diciembre, 3 de 1917.

142
XLI
MIÓ

1N ada es mío? Mentira: todo es mío,


pues que mío eres tú.
Tú, en quien están los anchos universos;
tú, en quien anidan posibilidades
sin fin.

Rico, desmesuradamente,
soy contigo: poseo
143
iV

la creación perpetua, que cual río


turbulento, en mil giros se revuelve
sin cesar; de ti nace y a ti vuelve.
Todo lo tengo, pues que tu eres mío.

Diciembre de 1917.

■ --■ _^.-.

144
XLII

JESÚS

Jesús no vino al mundo de «los cielos».


Vino del propio fondo de las almas;
de donde anida el yo; de las regiones
internas del Espíritu.

¿Por qué buscarle encima de las nubes?


Las nubes no son trono de los dioses.
¿Por qué buscarle en los candentes astros?
Llamas son como el sol que nos alumbra,
Tomo XVIII 10
Amado Ñervo

orbes de gases inflamados... Llamas


no más. ! A
¿Por qué buscarle en los planetas? ..
Globos son como el nuestro, iluminados
por una estrella en cuyo torno giran.

Jesús vino de donde


vienen los pensamientos más profundos
y el más remoto instinto.
iíj/.

No descendió: emergió del océano


sin fin del subconsciente;
volvió a él, y ahí está, sereno y puro.

] Era y es un eón.
El que se adentra
osado en el abismo
sin playas de sí mismo,
con la luz del amor, ése le encuentra. -n%
.892oib 2oI yb onoit .no- n asJ
Diciembre, 20 de 1917.

146
XLIII

LOS MANANTIALES

Lee los libros esenciales,


bebe leche de leonas; gusta el vino
de los fuertes: tu Platón y tu Plotino,
tu Pitágcras, tu Biblia, tus indos inmemoriales:
Epicteto, Marco Aurelio... jTod o el frescor cristalino
que nos brindan los eternos manantiales!

Diciembre, 21 de 1917.

147
■w1
XLIV

LA DOCTORA

Si por leer apasionadamente


los libros, no contemplas
el tembloroso libro de los astros
en los límpidos cielos invernales;
si pretendes hallar en los filósofos
lo que la Noche, la doctora suma,
en silencio te ofrece:
la convicción augusta y formidable
de su Dios infinito,
allá tú...
Cegarás junto a tu lámpara,
cuando tantos luceros
149
Amado N e o

del abismo sin límites, envían


un mensaje de luz a tu mirada,
y a tu mente extasiada
un mensaje que dice: «¡le buscamos,
como le bnscas; en amor ardemos
por Él; ardiendo, nos purificamos,
y, ya purificados, le hallaremos!»
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XLV

TIMONEL PENSATIVO

Timonel pensativo, misterioso


timonel que a seguirte me convidas:
yo cruzaré en tu barco luminoso
este mar de locura de las vidas.

¿Dónde va tu bajel? jQué importa eso,


Iré contigo a cualesquiera playas.
Bien sé que nuestro viaje es un regreso,
y que mi patria está donde tú vayasl

Enero, 6 de 1918.
151
XLVI
HERÁCLITO

M'RA todas las cosas curioso, embelesado;


mas sin querer asirlas: como ves el reflejo
de la luna en las aguas del estero encantado;
como la sombra trémula de una nube en un prado;
como la imagen móvil de un rostro en un espejo.

Y acertarás, sin duda, porque nada se plasma


fuera de ti; ninguna forma realidad es,
y aun cuando su ilusoria corporeidad te pasma,
si vas resueltamente a su encuentro, el fantasma
te dejará que pases de su engaño a través.

Febrero, 11 de 1918.
153
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XLV1I

DIFUSIÓN

enfocado hacia ti mismo,


de ti querrás olvidarte
en vano, y, por descentrarte,
llegas hasta et heroísmo.

Ansiarías derramarte
por el vario e inmenso abismo
del Todo; mas tu egoísmo
no consentirá en dejarte.
155
Amado N e

Estando en tou serías


feliz, porque diluirías
tu mal de absoluto modo;

mas si esto no puede ser,


entra en ti muy hondo, a ver
si entrando en ti, estás en todo.

Febrero, 11 de 1918.

156
XLVI1I

LIBROS

Libros, urnas de ideas;


libros, arcas de ensueño;
libros, flor de la vida
consciente; cofres místic as
que custodiáis el pensamiento humano;
nidos trémulos de alas poderosas,
au daces e invisibles;
atmósfera del alma;
intimidad celeste y escondida
de los altos espíritus.
157
Amado N

Libros, hojas del árbol de la ciencia;


libros, espigas de oro
que fecundara el Verbo desde el caos;
libros en que ya empieza desde el tiempo
el milagro de la inmortalidad;
libros (los del poeta)
que estáis, como los bosques,
poblados de gorjeos, de perfumes,
rumor de frondas y correr de agua;
que estáis llenos, como las catedrales,
de símbolos, de dioses y de arcanos.

Libros, depositarios de la herencia


misma del universo;
antorchas en que arden
las ideas eternas e inexhaustas;
cajas sonoras donde custodiados
están todos los ritmos
que en la infancia del mundo
las musas revelaron a los hombres.

;r>rnlB lab BwteórntB


ifjítni

Libros, que sois un ala (amor la otra)


158
Obras Completas

de las dos que el anhelo necesita


para llegar a la Verdad sin mancha.

Libros, jay!, sin los cuales


no podemos vivir: sed siempre, siempre,
los tácitos amigos de mis días.

Y vosotros, aquellos que me disteis


el consuelo y la luz de los filósofos,
las excelsas doctrinas
que son salud y vida y esperanza,
servidle de piadosos cabezales
a mi sueño en la noche que se acerca.

Febrero, 28 de 1918.

159

xux .
A MI HERMANA LA MONJA

Sálvate tú, hermana, con tu sencillez;


sálveme yo con mi complejidad-

Distinta es la senda, distinta la vez,


y aun siendo la misma, otra es la verdad.

Sigue tras las nubes buscando el fulgor


de tu antropomorfa celeste deidad,
mientras yo me asomo todo a mi interior,
hambriento de enigmas y de eternidad.
161
tomo xvni 11
A N e v o

¡Hay algo en nosotros igual: el amok,


y ése ha de lograrnos, al fin, la unidad!

¡Salva seas, pues, tú con tu candor,


salvo yo con toda mi complejidad!

Marzo, 3 de 1918.

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162 ai
fe fcibv i ^

'SOY UN VIEJO*...

Soy un viejo» significa: «Ya está cercana la hora


de cosechar»; significa: «La liberación me aguarda,
y tras ella el ancho espacio, la Verdad consoladora,
cuya cita esperé ansioso, murmurando: ¡lo que tarda!»

Cuando dices: «Ya soy viejo» quieres decir: «Me aproximo


a la vida y condición naturales propias mías;
volveré al Regazo inmenso por cuyo calor -y arrimo
suspiraba... Cesa el sueño; va163a amanecer: ¡buenos días!»
e f

«Soy un viejo» es tanto como exclamar: «Nobles amigos,


fieles órganos, ministros de mis complejas funciones,
de mis actos instrumentos, de mis andanzas testigos,
ya vais a holgar. Como premio, pienso daros vacaciones»

«Seréis élitros fugaces, nidos tal vez... tal vez rosas;


latiréis quizás en otro corazón lleno de fuego;
miraréis acaso en otras pupilas esplendorosas;
besaréis en otros labios... (jbesad mucho, yo os lo ruego!)».

«Soy vieja» es, amiga mía, como insinuar: «¡Seré jovenl


Lo que llevo no envejece; lo que envejeció ya dejo;
¡pobre sexo desdeñado, tiempo habrá de que te troven
de nuevol... Arrugas, \mañana seréis gloria de otro espejo!

I
«Soy un viejo» decir quiere: «Caed en buen hora, galas,
vueltas harapos. Ya vienen los bellos !ujos que espero.
Rómpete, capullo inútil, porque estorbas a mis alas;
ataúd, sé cuna blanda... ¡Voy a nacer, pues que muerol»
Marzo, 7 de 1918.

164
'

LI

LA SED

Inútil la fiebre que aviva tu paso;


no hay fuente que pueda saciar tu ansiedad,
por mucho que bebas...
El alma es un vaso
que sólo se llena con eternidad.

¡Qué mísero eresl Basta un soplo frío


para helarte... Cabes en un ataúd;
¡y en cambio a tus vuelos es corto el vacío,
y la luz muy tarda para tu inquietudl
155
N

¿Quién pudo esconderte, misteriosa esencia,


entre las paredes de un vil cráneo? ¿Quién
es el carcelero que con la existencia
te cortó las alas? ¿Por qué tu conciencia,
si es luz de una hora, quiere el sumo bien?

Displicente marchas del orto al ocaso;


no hay fuente que pueda saciar tu ansiedad (1),
por mucho que bebas... ¡El alma es un vaso
que sólo se llena con eternidad!

(1) Variante anterior:


nada calmar puede tu errante ansiedad,
ni hay agua que sacie tu sed... ¡Eres vaso-
que sólo se llena, etc.
Esta poesía apareció antes con el título El vaso.

y
166
Ln
LA BEATITUD

(jna mirada plena, de observador profundo


y embelesado siempre, que ve sin inquietud
el panorama múltiple del universo mundo,
eso es la beatitud.

Pensar, pensar sin tregua y admirar; mas sintiendo


que nada nos afecta ni afectará jamás
del devenir y el cambio sin fin que estamos viendo;
que somos, ante el piélago, presencia nada más.
167
Amado Ñervo

Que mónada inmutable, pura y simple conciencia,


inconmovible en toda su primordial virtud,
de su aseidad segura, confiada en su inmanencia,
nuestra alma estará toda y en todo como esencia:
saber y sentir esto: jhe aquí la beatitud!

168
Lin

RIDENDO

Adonde marcha el Cosmos? Hacia un fin: enterarse,


ver, comprender su inmensa substancia, contemplarse
en su totalidad polimorfa.
El Abismo
pretende sin cesar conocerse a sí mismo.

En devenir perpetuo sube toda existencia,


reptando hacia la cima de luz de la conciencia.
Coloides, protozoarios,
rizópodos, amibos, seres rudimentarios,
la miope seudo-ciencia, presuntuosa, engreída,
exclama al contemplaros: <jYa sé lo que es la vida:
reacción físico-química, una simple reacción,
lo mismo nuestra idea que nuestra sensación!»
169
Amado N e r v

Y el numen, que palpita dondequiera, buscando


la intelección cabal y plena de sí propio,
si investigas, doctor, también investigando
se encuentra en tu cerebro; y si miras, mirando
contigo está la lente del ultramicroscopio.

Y mientras que tú agitas, lleno de afectación,


la cabeza y exclamas': «Reacción físico-química:
eso es el pensamiento y eso la sensación >,
¡el Numen, que en ti escucha tu hueca afirmación,
se ríe de tus humos y de tu bufa mímica!

170
I

LIV

EL DESFILE

ASIST0 a un desfile perpetuo. Yo soy


parte del desfile. Con la Especie voy
marchando, y a un tiempo la veo pasar.
¿Somos uno? ¿muchos? ¿El espectador
mira con los ojos de todos?
Señor,
qué mínimo y vano nuestro preguntar..,
171
¿V
Asisto a un desfile perpetuo, y no sé
si al morirme, ¡oh Dios!, no más andaré,
o si en otros sigo mi peregrinar;
si con las que ajenas plantas imagino
he de hollar el triste polvo del camino
siempre, sin cesar,
o si en tu regazo, pobre peregrino,
hallaré refugio donde descansar...
Junio de 1918.

J
.

172
LV

PASTOR...

Pastor, te bendigo por lo que me das.


Si nada me das, también te bendigo.
Te sigo riendo si entre rosas vas.
Si vas entre cardos y zarzas, te sigo.
¡Contigo en lo menos, contigo en lo más,
y siempre contigo!

Junio de 1918.
173
LVI

¡PERO NOt

Parece que está cerrada la puerta de las mercedes ,


Parece que el dulce fíat del Padre ya enmudeció.
Parece que tus intentos son alas presas en redes;
voluntad, voluntad mía, parece que nada puedes...
¡Pero nol

¡Pero nol
Sigue queriendo tenazmente, y con iguales
esfuerzos hiere la roca del destino, voluntad.
No consientas en tus grillos, no consientas en tus males,
y opón sin cesar a tantas limitaciones fatales
tu propia fatalidad.
Julio, 20 de 1918.
175
'
LVII

LA ORACIÓN

No será lo que quieres— murmura el desaliento—:


tu plegaria es inútil; no verá tu pupila
el dulce bien que sueñas... ¡Imposible es tu intento!»

Yo escucho estas palabras como el rumor del viento,


y sigo en mi oración, obstinada y tranquila .
Agosto, 12 de 1918.
177
TOMO XVTJI 12
A A

(Oinai

S IHVX omoT
Lvni

ESTE DÍA...

Este día quedó santificado


por angustia sin tasa, sin medida;
este día ya fuiste desgraciado
por diez años de vida;

Este día, a través de la hosca, estrecha


y despiadada senda en que caminas,
los dioses arrojaron la cosecha
de diez años de espinas;
170
N

Este dia, el destino, que te forja


sin cesar grillos, cepos, ligaduras,
arrojó ante tus pobres pies la alforja
de todas tus torturas;

Este día, cumpliendo una condena,


al Himalaya del dolor subiste,
y en sus cimas estuvo tu alma en pena
heroicamente triste;

Este día, en que a solas tu conciencia


y tú, locos de angustia ya los dos,
hicieron la más trágica experiencia,
... ¡es el día mejor de tu existencia,
porque en él ni un instante faltó Dios!
Septiembre, 5|de|1918.

180
EL PANORAMA

(El poeta, que ha estado aso-


mándose a su propio espíritu,
viendo en el espejo de sí mismo
el universo, sale fuera por unas
horas, y contempla el panorama
del mundo... Los seres y las cosas
pasan, pasan... pasan. *Maya»
teje y desteje sus redes.)

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1

LA MAL PAGADA~CANCIÓN (1)

La trémula serenata
que en la noche azul y plata
bajo unas rejas plañó
por desdenes de una ingrata,
la trémula serenata
ha siglos que se extinguió.

(1) En un ms. hay esta nota: «Frente a las ruinas


románicas de un castillo del reino de León.»
183
m a d o N e

Mas queda aún el labrado


barandal, y el ulcerado
muro de aquel torreón
esquivo, y está narrado
el amor infortunado
en pergamino rugado
de un archivo de León (1).

Queda, en iglesia vetusta,


en que el eco, al resonar (2)
en las bóvedas, asusta,
una cripta secular,
donde duerme en paz la augusta (3)
infanta que cerró, adusta (4),
sus oídos al cantar.

(1) Antes:
Pero quedan los forjados
hierros y los ulcerados
sillares del torreón
de entonces, y están narrados
los amores desgraciados
en pergaminos rugados
del archivo de León.
(2) Sumida en sombras, adusta.
(3) «En paz augusta.»
(4) «la castellana que, injusta,
cerró su oído al cantar. >
184
Obras Completas

Queda, en lóbrego crucero,


el busto del caballero,
dentro de un nicho severo,
donde reza una inscripción
que fué en lides el primero,
defendiendo con su acero,
contra el muslín algarero,
la Palria y la Religión.

Queda, para que la aprenda


todo amante a quien encienda
el alma el rapaz con venda,
la canción del trovador;
y queda en fin, como prenda
de la mal pagada ofrenda,
el perfume de leyenda
de aquella cuita de amor.

185
.

.ndigilí
LA TONTA

Permanece a la puerta largo tiempo sentada,


sumergiendo en quién sabe qué abismos su mirada,
y cuando los patanes se mofan de ella, y cuando
lepreguntan:— «¿Quéhaces?» Responde: —«¡Estoy pensando!»
— «¡Está pensando!», todos corean con voz pronta.
«¿Lo oís? ¡Está pensando Sebastiana la tonta!»

Mas ella no se inmuta, y sus claras pupilas,


con misterioso ahinco clávanse en las tranquilas
lontananzas bermejas del crepúsculo vivo,
que, sin pensar, parece cual ella pensativo...
187
Amado N e r v

¿Qué miran esos ojos fulgurantes a ratos,


verdes y estriados de oro como los de los gatos?

¿Qué atisban en las nubes— ingrávidas viajeras—


que pasan proyectando sus sombras en las eras?
¿Qué acechan en los cielos, qué buscan, en fin, cuando
la tonta a los patanes responde: «Estoy pensando>?

Su alma está en ese punto de la Circunferencia


divina en que se funden la ciencia y la inconsciencia;
donde los dos extremos eslabones se traban,
donde empiezan los simples y los genios acaban.

La madrastra la riñe sin cesar: nunca acierta


la tonta a contentarla... (1). Mas, después, a la puerta
de la casucha (2) sórdida, Bastiana se desquita,
mirando con sus ojos de jade la infinita
lontananza (3) en que sangra la tarde agonizando,
mientras murmuran todos: «La tonta está pensando...»

(1) Antes: «a complacerla».


(2) Antes: «cabana».
(3) Antes: «lejanía».
1^8
III

LOS POZOS

Madre, madre, me muero de sed!


Si supieras qué sueño he tenido...»
— «¿Qué soñabas, mi amor?» —Pues soñaba
que vivía en un raro planeta,
glacial, cristalino.
En un raro planeta de hielo,
habitado por seres blanquísimos
y de un rubio ideal, que moraban
muy felices en medio; del frío.»
189
Amado N e

«Los enormes, translúcidos témpanos,


azulados, a la luz de un tímido
satélite verde, fingían fantasmas
envueltos en linos
irreales, o montes absurdos
de amatistas, topacios, zafiros...»

«Y recuerdo también, madre mía,


que en ocultos sitios
llenos de misterio,
vigilados siempre por custodios, rígidos,
gigantescos, mudos, había unos pozos,
unos pozos hondos... hondos, ¡de aire liquido/*

«Era ciento ochenta grados bajo cero


su temperatura...»
— «¡No delires, hijo!»
— *¡Ciento ochenta grados bajo cero, madre!
Y si por descuido
un bloque de hielo caía en un pozo,
hirviendo al contacto de aquel cuerpo « ígneo ■
se alzaban columnas de «vapor de aire»
lanzando, rabiosas, sus agudos silbos...»
190
Obras Completas

cEsos pozos estaban cubiertos,


y muy recatados, y muy escondidos.
... Pero yo, muriendo de sed, fui a buscarlos,
fui a buscarlos, madre, por entre los riscos
de hielo, con ansias de apagar la lumbre
de mis fauces ávidas (mientras que, dormidos,
los rubios guardianes, yacían al borde
de cada hoyo estigio).»

«Y abriendo la tapa de uno, del más grande,


por inadvertencia resbalé al abismo.
¡Resbalé a la sima negra, en cuyo fondo
había aire líquido!»

«¡Oh, qué sensaciones deliciosas, madre!


¡qué estupendo frío!
¡Por fin a estos labios de brasas, la fuente
mayor de frescura refrigeraríalos!»

«¡Pero no acababa de caer al fondo!


¡No llegaba al líquido!
Nunca terminaba mi derrumbamiento:
¡sólo iba creciendo mi frío!»
191
Amado Ñervo

... «¡Al fin llegué, madre, llegué, qué ventura!


¡qué baño divino!
¡qué inmersión silenciosa en las linfas
insondable del pozo dormido!...»

«¡Mas ay! que al contacto de aquellos caudales,


de aquellos caudales claros y tranquilos,
sentí que mi cuerpo se cristalizaba
como un gran diamante, volviéndose nítido!
¡Era yo un cadáver de cuarzo! ¡un cadáver
infinitamente frío, frío, frío!
... ¡Pero libre, madre, de sed para siempre!
¡de esa sed inmensa que ya no resisto!»

«¿Por qué he despertado? ¿por qué volví al horno


de este lecho?... ¡Madre, tu vaso está tibio!
... ¡Llévatelo! ¡Quiero que me des un vaso
de aquel aire líquido!»

192
IV

EL MAYOR DE LOS BIENES

Mientras Luz se retuerce bajo el trémulo filo


del dolor, en un ángulo de la estancia, en quietud
harmoniosa, un trasunto de la Venus de Milo
perpetúa el milagro de su augusta actitud.

Luz, que fué, por falacias de un Don Juan, seducida


(¡como tantas!), la fuga supo ya del infiel;
y pensando en su honra, para siempre perdida,
llora todas sus lágrimas, vierte toda su hiél.
193
Tomo XVIII 13
Amado N é r v

Entretanto, la diosa, que vivió en un pasado


sin igual, en que el cuerpo, con divino impudor,
se ostentaba orgulloso, y amar no era pecado,
con sus ojos sin lumbre mira aquel gran dolor.

jOh modelo de Fidias, noble carne desnuda:


esos brazos que faltan a tu estatua sin par,
si cobrarlos pudieses, los tendieras sin duda
a la hermana que llora su delito de amar!

Rodearas con ellos su cabeza, sus sienes


en tus pechos altivos descansaras quizá,
y a su oído dijeras: «oh mujer, ya no penes:
amar es, aun con lágrimas, el mayor de los bienes;
¡el amor, aun sin honra, dios por siempre será!»

^Sp
^ü®9
194
UNA DAMA SENTIMENTAL

Jjna dama sentimental,


entrada ya en los treinta y...
Una tibia tarde otoñal.
Escenario: calle ideal
de algún umbroso Sans-souci.

¿Versos? {También! Pero mejor


la melodía que al fluir
canta el rizado surtidor,
loco de saltar y reir.
195
m a d o N e r

Como un celaje blanco por


la serenidad del zafir,
cruzan las alas del amor.

II

Sueña la dama que un amante


maduro ya, fino, elegante,
la mano en la mano, al oído
le dice cosas de ternura...

Allá en ocaso, un desvaído


lila, trémulo, malherido,
sucumbe al fin a la negrura...

III

Decir a la dama oyeron:


«¡Amor, por qué no te vas,
si ya las hojas cayeron,
si ya las nieves vinieron,
si el mirlo no canta más?
jAmor, por qué no te vasl
196
Obras Completas

«Turbas con fiebre funesta


un alma que estaba presta
a partir, y en su desdén
por todo humano prurito,
buscaba en el infinito
el solo, el máximo bien.

«Agitas un corazón
en que la primer pasión
nació veinte años atrás...
Golpeando el aldabón
de un portal ruinoso estás.
¿Oyes? ¡Suena la oración!
¡Amor, por qué no te vas!»

IV

La oyeron aún decir:


«¡Mi cáliz he de beber!...
Ya no quisiera vivir,
pero vivo sin querer...
¡No sé ni cómo sufrir,
pero sufro sin saber!
197
nado N s

jAmar sí sé, con ardor!


Toda yo me entrego así...
¡Mas, de qué sirve ese amor
si no me quieren a mí!

Amor tal es flor precaria


que nadie viene a aspirar;
¡es estrella solitaria
que muere sin alumbrar!»

hoq nu eb

Pobre dama sentimental


entrada ya en los treinta y...
Si hiela un hálito glacial
toda flor en torno de ti,
si a nadie mueves con tu mal,
pobre dama sentimental,
yo te querré... quiéreme a mí.

198
VI
LA NOVIA

Vigilate, quia nescitis qua hora


Dominas venturas sit.

Mat. XXIV. 221

La sutil destemplanza de una tarde marcerá


enfermó sus pulmones; su invisible puñal
le clavaron los cierzos en la espalda de cera,
y hela allí entre las rosas que ofreció primavera,
199 su funeral...
cual friolentas primicias para
El ajuar de la novia terminado se hallaba,
y ya el novio, impaciente, con febril anhelar,
los minutos, las horas y los días contaba.
El ajuar de la novia terminado se hallaba,
cuando vino el Esposo que no sabe esperar...

Cuando vino el Esposo que nos hiela el deleite,


que sorprende a las vírgenes en la noche falaz,
y requiere las lámparas que no tienen aceite...
¡Cuando vino el Esposo que nos hiela el deleite
y nos sella los labios con un beso de pazl

Ella supo, no obstante, cuál sería su sino:


la voz queda de un ángel al oído le habló
y le dijo: «No temas; será blando el camino,
y tu beso de bodas el más dulce y divino
de los besos de bodas...»
Y sonriendo murió.

200
VII

CABECITAS...

Muchachas, cabecitas sin pensamiento;


[pero tan bellas!
Con esas actitudes tan armoniosas,
cuando parece que estáis mirando nubes y estrellas
con la mano en la barba... ¡y estáis mirando muy otras cosas!

¡Los límpidos cristales de vuestras mentes


jcon cuan pocas ideas se han empañado!
Sois divinas por eso, como las fuentes,
ique sin saber, reflejan soles fulgentes,
y jamás ha una huella contaminado.

20»
Amado N « r

{Columnas de la raza, del laberinto


del amor, venideras dulces Arianas,
en vuestra joven alma late el instinto
primordial, sin mancilla de ciencias vanas!

Dios hizo de vosotras el instrumento


del ser; si vuestras bocas, lindas doncellas,
dicen sí, de la vida cuaja el portento-
Muchachas, cabecitas sin pensamiento,
pero tan bellas...

m
vra
LA NUBE

Qjut de cuentos de hadas saldrían de esa nube


crepuscular, abismo celeste de colores!
Cuánta vela de barco, cuánta faz de querube,
cuánto fénix incólume, que entre las llamas sube,
cuánto dragón absurdo, cuántas divinas flores!

jCuánto plumón de cisne, cuánto sutil encaje,


cuánto pavón soberbio, de colas prodigiosas,
cuánto abanico espléndido, con áureo varillaje,
cuánto nimbo de virgen, cuánto imperial ropaje,
cuántas piedras preciosas!
203
m a N

Mas ella no lo sabe, y ensaya vestiduras


de luz y vierte pródiga sus oros y sus cobres,
para que la contemplen tan sólo tres criaturas:
¡un asno pensativo, lleno de mataduras,
y dos poetas líricos, muy flacos y muy pobres!

204
IX

LA CARICIA

Abril. Cesó la lluvia. Finge el prado


cosecha de diamantes, cristalino
reguero de esmeraldas. El nublado
majestuoso se aleja, como vino.

Glorifica el cénit, transfigurado,


un solemne crepúsculo ambarino.
... ¡Yo me detengo a oler, embelesado,
las húmedas matitas del camino!
205
Amado N e i

Tonicidad eléctrica me inunda.


Me siento ágil y mozo; una delicia
nueva y sutil me invade, me circunda.

Todo es color, virginidad, primicia;


mi espíritu se anega en paz profunda.
¡Parece que Dios mismo lo acaricia!
X

EL LUCERO

()uién sabe si el sufrir rejuvenece!


A ti, cuya alma en pena sangra y llora,
a ti, que sólo eres dolor, parece
que con cada tormento te amanece
en el pálido rostro nueva aurora.

Ninguno al verte (1) presumir podría


toda la magnitud de tu agonía.

(1) «Nadie al mirarte.»


207
Amad N

La urna de tu espíritu, cerrada,


fielmente esconde sus angustias...
Pero
¡con qué doliente luz tiembla un lucero
en el abismo azul de tu mirada!

sup

208
XI

EL POETA NIÑO

Sufrió su pasión,
rió su reir,
cantó su canción
... ¡y se fué a dormir!

Se marchó risueño
después de cantar,
y tal es su sueño,

Tomo XVIII
b d o N e

que no tiene empeño


jay! en despertar.

Sufrió su pasión,
rió su reir,
cantó su canción
...¡y se fué a dormir!

210
xn
EL

Su voz más dulce que una orquesta


sin duda fué... Más que un cristal
su alma fué pura y manifiesta.
jEstar con Él, era una fiesta!
¡Morir por El, un ideal!

Ha dos mil años que pasó


sembrando paz, vertiendo miel,
y de la tierra se adueñó.
¡Ha dos mil años que murió,
y el mundo aún vive por El!
211
*

1 u¿

fiÍ83¡

rioMi
VI
I

POETA, TÚ NO CANTES LA GUERRA...

Poeta, tú no cantes la guerra; tú no rindas


ese tributo rojo al Moloch; sé inactual;
sé inactual y lejano como un dios de otros tiempos,
como la luz de un astro, que a través de los siglos,
llega a la humanidad.

Huye de la marea de sangre, hacia otras playas


donde se quiebren límpidas las olas de cristal;
donde el amor fecundo, bajo de los olivos,
hinche con su faena los regazos, y colme
las ánforas gemelas y tibias de los pechos
con su néctar vital.
215
A m a d o N e r v o

Ya cuando la locura de los hombres se extinga,


ya cuando las coronas se quiebren al compás
del orfeón coloso que cante marsellesas;
ya cuando de las ruinas resurja el Ideal,
poeta, tú, de nuevo,
la lira entre tus manos,
ágiles y nerviosas y puras, cogerás,
y la nítida estrofa, la estrofa de luz y oro,
de las robustas cuerdas otra vez surgirá:
la estrofa llena de óptimos estímulos, la estrofa
alegre, que murmure: «¡Trabajo, Amor y Paz!»
Agosto, 3 de 1915.

«H$ri
, .
216
DESPUÉS

Tanta oblación heroica no ha de fructificar?


Señor, esta oleada roja, la has permitido... N I
¡Cuántos caen a diario! ¡Cuántos han sucumbidol
¡Su sangre ya no es lago, Señor: su sangre es mar!

Tan lento y silencioso martirio nos asombra.


Mientras ellos perecen, ellas, en un rincón,
trabajan, sufren, callan, esperan en la sombra...
¿Su enorme angustia, Cristo, no ha de tener sanción?
217
Amado N e r v

Aguardemos las flores más bellas para luego.


Después del torbellino, las rosas se abrirán.
El mundo, como un fénix, resurgirá del fuego,
y en muchas almas, nuevos soles se encenderán!

iQuién pensará en la noche cuando despunte el dial


Con el sereno júbilo de una labor tenaz,
restañará su sangre la humanidad bravia,
en el regazo inmenso de la divina Paz!

¡De nuevo hermanos todos los hombres, sentiremos


que el mundo es nido vasto, de maternal calor,
y en él, con ideales lejanos soñaremos,
al misterioso arrullo de una canción de amor!

Agosto, 22 de 1915.

.
218
III

LO QUE-MOS QUEDA:

Porque en este aluvión de sangre y lodo


se hundió nuestra fortuna, ¿te querellas?
En suma, deja que se pierda todo:
¡siempre habrán de quedarnos las estrellas!

¡Siempre habrá de quedarnos la argentina


palidez de las noches enlunadas,
y el júbilo del hora matutina
y la paz de las tardes fatigadas,
y mi ternura casta, y la divina
serenidad azul de 'cus miradas!
Julio, 30 de 1915.
219
■•■■ .
"

IV

LA NIEVE MISTERIOSA DE LA MONTAÑA

Ven, ya llegó la hora del amor: ¿por qué inmóvil


y silencioso estás frente de tu ventana?
¿No te esperan mis besos?
—Déjame: estoy mirando
la nieve misteriosa de la montaña.
—He aquí el libro que enseña tanta filosofía:
¿por qué sobre la mesa lo abandonas, sin gana
de sondar sus honduras?
—Déjame: estoy mirando
la nieve misteriosa de la montaña...
221
Amado Ñervo

— Poeta, el mundo tiembla de expectación: la Horda


científica destruye cuanto la especie humana
supo crear... Asómate a la lucha; comparte
la ambición de los fuertes, que triunfarán mañana,
o el temor de los débiles...
— Déjame: estoy mirando
la nieve misteriosa de la montaña!
Diciembre de 1915.

.•xm

222
pROPósno

Et s'ü ne reste qtfan, je setal eelai-lát


VIctor Hugo.

Aun cuando el mundo entero,


borracho de crueldades,
a proclamar llegara
el culto de la fuerza,
la destrucción del débil,
el aniquilamiento
de todos los pequeños,
tú, poeta, en el fuero
de tu conciencia libre;
223
Amado N e r

tú, en el humilde campo


de tu acción, de tu vida,
¡sé misericordioso!
¡Sé cordial, sonriente,
humano, siempre humanol

No hagas sufrir ni a un mínimo


tallo de sensitiva;
amordaza el vocablo
irónico, prefiere
cortar las alas de oro
a las abejas áticas
del epigrama; deja
que te juzguen inerme
para el alfilerazo
maligno; que en tu alma
tan solitaria y muda,
la compasión florezca
como el nardo en invierno...
¡Y tu corazón sea
urna que guarde un poco
de la piedad de Cristo!

Marzo, 16 de 1916.

224
VI

EL VELO

(^ómo ha delirado la demencia humana


a través del tiempo! ¡Cuántas religiones!
¡Cuánta lucha estéril! ¡Qué de angustia vana
enseñoreándose de los corazones!

... Y Tú, en tanto, incólume sobre las edades,


Raíz de los seres, pura y cristalina,
Unidad de todas las pluralidades,
eres, como encima de las tempestades,
el azul de eterna limpidez divina.
225
Tomo XVIII 15
Amado N e r v •

Con sus propias nubes, los hombres velaban


tu rostro, y lo velan aún; te escondía
cada torbellino de los que se alzaban
entre las contiendas que por ti libraban,
y que hoy, insensatos, libran todavía.

La sangre vertida se encharca en pantanos^


que son, con sus miasmas, velo pertinaz
entre tu perenne luz y los humanos.
¡Si cesan un día las pugnas de hermanos,
el mundo, al instante, mirará tu Faz!
Febrero, 3 de 1918.

226
VII

YA ES MUCHO...

(^omo estamos rompiendo a duras penas


el cascarón de la animalidad,
no exijas perfecciones nazarenas
a la antropopiíeca humanidad:
ya es mucho que haya algunas almas buenas
que irradien un destello de piedad.
227
m N

No quieras del Amor ánforas plenas:


ya es mucho si contienen la mitad-
No pidas ondas blandas y serenas
al mar esquivo de la sociedad:
iya es mucho que no rompa las entenas
y el casco del bajel la tempestad!
Abril de 1918.

228
VIII

EL CRISTO FUTURO

Oh mi Señor, tú callas, tú ya no dices nada


sino en el hondo instinto del alma que te invoca;
pero los malos te hacen hablar, ¡ay!, y en su boca
tu voz se vuelve grito de guerra y son de espada.

Tu eterna mansedumbre se torna marejada


de horror; tu marlo pródiga cual garra nos sofoca,
y surge, en vez del agua, la sangre de la roca
del mundo, y toda nube de rayos va preñada.
229
Amado Ñervo

... Mas un día (¡benditos quienes lucir le vean!)


los hombres, que a su imagen y semejanza «crean»
a Dios, serán tan grandes, que abismarán al mito
cruel, obscuro, torvo, que gozaba matando,
¡y tú en la mente humana te irás agigantando,
hasta llenar de músicas y luz el infinito!

230
ÍNDICE
ÍNDICE

Págiaas.

LA CONQUISTA

Al lector 13
I.— La redoma que se abre 15
II.— «Peras al olmo» 17
III.— Diálogo interior 21
IV.— La cigarra lírica 25
V.-Tántalo 27
VI.-E1 Dios interior 29
VII.-Helena 33
VIH.-Un año 35
IX.— La aparición 37
c e

Páginas.

II

LOS LOTOS

I.-Kalpa 43
II.— Fatalidad 45
III.— El silencio 47
IV.-Epitafio 49
V.— El enmascarado 51
VI.— Lo imprevisto 53
VIL— El maya 55
VIII.— Al cruzar los caminos 57
IX.— Lamentación del voluptuoso 59
X.— Envejecer 65
XI.-La acción 67
XII.— Las dos redes 71
XUI.-Identidad 75
XIV.— Brahma no piensa 77
XV.-E1 torbellino 79
XVI.-La perla 83
XVII.— Dormir 85
XVIII.-E1 subconsciente 89
XIX.-E1 diagnóstico 91
XX.-La vida móvil 93
XXL— La venda 95
XXII.-E1 guerrero 97
234
índice

Páginas.
XXUI.-Spes 99
XXIV.-Llévete yo 101
XXV.-E1 espectador 103
XXVI.-La diosa 105
XXVII.-Le tienes 109
XXVIII.-E1 gran viaje 111
XXIX.-No más música 113
XXX.-Deidad 1 15
XXXI.— Liberación 117
XXXII.— Sin ti, por ellos 121
XXXIII.-Bien sabes 125
XXXIV.-Uno con «Él» 127
XXXV.-E1 foco 129
XXXVI.— Remanso 133
XXXVII.— Los lentes 135
XXXVIII.— Revelación 137
XX XIX.-Quosque tandera 139
XL.— Comprensión 141
XLI.-Mío 143
XLII.-Jesús 145
XLIII.— Los manantiales 147
XLIV.-La doctora 149
XLV.— Timonel pensativo 151
XLVI.-Heráclito.. 153
XLVII.-Difusión 155
XLVIII. -Libros 1 57
XLIX.— A mi hermana la monja 161
L.— «Soy un viejo» 235 163
Páginas.
LI.-La sed 165
LIL— La beatitud 167
LIII.-Ridendo 169
LIV.-E1 desfile 171
LV.-Pastor 173
LVI.-¡Pero no! 175
LVII— La oración 177
LVIII.-Este día 179

III

EL PANORAMA

I.— La mal pagada canción. 183


II.-La tonta 187
III.— Los pozos 189
IV.— El mayor de los bienes 193
V.— Una dama sentimental 195
VI.-La novia 199
VIL-Cabecitas 201
VIII.-La nube 203
IX.— La caricia 205
X.— El lucero 207
XI.— El poeta niño 209
XII.— Él 236 211
d i C e

Páginas.

IV

LA CATÁSTROFE

I.— Poeta, tú no cantes la guerra 215


II.— Después 217
III.— Lo que nos queda 219
IV.— La nieve misteriosa de la montaña 221
V.— Propósito 223
VI.-E1 velo 225
VII.-Ya es mucho 227
VIII.— El Cristo futuro 229

237
4*» * 4 .*

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PQ Ñervo, Amado
7297 Obras completas de Amado
N5A1325 Ñervo
1920
v.18
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