Precedente (Sentencia) 29504
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Precedente (Sentencia)
CONSIDERANDO:
Resulta aplicable el criterio sustentado por el Pleno de este Alto Tribunal, en la tesis I/2012 de rubro:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS ENTRE TRIBUNALES COLEGIADOS DE DIFERENTE CIRCUITO.
CORRESPONDE CONOCER DE ELLAS A LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
(INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 107, FRACCIÓN XIII, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, REFORMADO MEDIANTE
DECRETO PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 6 DE JUNIO DE
2011)."(5)
A. Criterio contendiente sustentado por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Sexto
Circuito (al resolver los amparos en revisión **********).
• El veinticuatro de noviembre de dos mil diecisiete, la Juez de Control de la Región Judicial Centro,
con residencia en Puebla, Puebla, dictó auto de vinculación a proceso en contra de **********, en el
cual determinó que era procedente reclasificar la figura típica que designó el Ministerio Público, toda
vez que de los datos de prueba existentes, se apreciaba que en realidad se actualizaba el hecho
con apariencia del delito de violación equiparada previsto y sancionado por el artículo 272, fracción
II, del Código Penal para el Estado de Puebla, y no el diverso de violación genérica contenido en el
numeral 267 del mismo ordenamiento, que inicialmente propuso el Ministerio Público. Dicho
proceder fue justificado en términos de lo dispuesto en el penúltimo párrafo del numeral 316 del
Código Nacional de Procedimientos Penales.
• En contra de esa determinación, ********** promovió juicio de amparo indirecto, el cual fue radicado
ante el Juzgado Primero de Distrito de Amparo en Materia Penal en el Estado de Puebla, con el
expediente **********, y mediante sentencia de doce de febrero de dos mil dieciocho, resolvió
sobreseer por una parte y, por otra, negar el amparo solicitado.
El órgano de amparo, al analizar el fondo del asunto (auto de vinculación a proceso), sostuvo, en
esencia, que la Juez de Control de la Región Judicial Centro, con residencia en Puebla, Puebla,
actuó correctamente al otorgar una clasificación distinta al hecho delictivo propuesto por el
Ministerio Público, pues estimó que el artículo 316 del Código Nacional de Procedimientos Penales
la faculta para ello.
• Disconforme con lo anterior, el quejoso interpuso recurso de revisión, el cual fue resuelto por el
tribunal contendiente arriba mencionado, en el sentido de confirmar la decisión combatida.
El órgano de amparo estableció, entre otras cosas, que el Código Nacional de Procedimientos
Penales prevé la figura de "reclasificación jurídica", la cual puede realizarse tanto por el Juez de
Control como por el Ministerio Público; sin embargo, será válida siempre cuando se haga del
Se determinó que la reclasificación jurídica que agravó la situación del imputado en el auto de
vinculación a proceso, no resultó violatoria de sus derechos fundamentales, pues partiendo de los
hechos sobre los cuales se formuló imputación, así como de los datos de prueba anunciados en la
audiencia inicial, la Juez de Control decidió dar una clasificación jurídica distinta a la otorgada por el
fiscal, atendiendo precisamente a la facultad que le confiere el penúltimo párrafo del artículo 316 del
Código Nacional de Procedimientos Penales, es decir, estimó que el hecho debía encuadrarse en el
delito de violación equiparada previsto en el artículo 272, fracción II, del Código Penal para el
Estado de Puebla, y no el diverso de violación genérica contenido en el numeral 267 del mismo
ordenamiento.
Así, concluyó que de la interpretación sistemática del penúltimo párrafo del artículo 316 de la
legislación penal federal adjetiva, el Juez de Control puede reclasificar los hechos materia de la
imputación ministerial aun en perjuicio del imputado, pues el proceso penal persigue un fin
constitucionalmente válido, esto es, procurar que el culpable no quede impune y que los daños
causados por el delito se reparen.
Agregó que la reclasificación es válida en la medida que el legislador no dispuso lo contrario; por
tanto, la facultad contenida en el artículo 316 de la referida legislación, no está condicionada a que
la reclasificación sea en beneficio o en perjuicio del justiciable.
Finalmente, señaló que la reclasificación no pugna con el principio de contradicción, pues el objeto
del proceso es el esclarecimiento de los hechos y si el legislador autorizó al Juez de Control para
reclasificar los hechos, lo que no es definitivo, en caso de que el imputado o el Ministerio Público no
estén de acuerdo con esa determinación, podrán interponer el medio de defensa que la ley les
concede; de ahí que mientras la reclasificación atienda a los hechos materia de la imputación, debe
considerarse legal, aun si con ello se agrava la situación jurídica del imputado.
II. De la diversa ejecutoria emitida por el mismo Tribunal Colegiado, al resolver el amparo en
revisión **********, destaca, en lo que interesa, lo siguiente:
• El dieciocho de junio de dos mil dieciocho, la Juez de Oralidad y Ejecución de Sentencias, Región
Judicial Centro-Poniente, con sede en Atlixco, Puebla, dictó auto de vinculación a proceso en contra
de **********, en el cual determinó que era procedente reclasificar la figura típica designada por el
Ministerio Público, toda vez que los datos de prueba existentes arrojaban que en realidad se
actualizaba el hecho con apariencia del delito de violación equiparada en grado de tentativa previsto
y sancionado por el artículo 272, fracción II, del Código Penal para el Estado de Puebla, y no el
diverso de abuso sexual contenido en el numeral 260, fracción II y 261, fracción II, del mismo
ordenamiento, que inicialmente propuso el Ministerio Público. La anterior determinación fue
sustentada en el contenido del penúltimo párrafo del numeral 316 del Código Nacional de
Procedimientos Penales.
• En contra de esa decisión, ********** promovió juicio de amparo indirecto, el cual fue radicado ante
el Juzgado Tercero de Distrito de Amparo en Materia Penal en el Estado de Puebla, con el
expediente **********, y mediante sentencia de once de octubre de dos mil dieciocho, resolvió
conceder el amparo solicitado, al estimar que la Juez de Control indebidamente reclasificó el delito
inicialmente propuesto por el Ministerio Público, pues, a su parecer, rebasó los límites de la
imputación, toda vez que tomó en consideración hechos que no fueron relatados por la
representación social cuando formuló imputación.
Al analizar los agravios propuestos por la parte recurrente, el órgano de amparo estableció, entre
otras cosas, que la reclasificación jurídica que agravó la situación del imputado no resultó violatoria
de sus derechos fundamentales, toda vez que los hechos no fueron variados. Además, sostuvo que
la Juez de Control, partiendo de los hechos sobre los cuales se formuló imputación, y los datos de
prueba anunciados en la audiencia inicial, decidió dar al hecho delictivo una clasificación jurídica
distinta a la otorgada por el fiscal, atendiendo precisamente a la facultad que le confiere el penúltimo
párrafo del artículo 316 del Código Nacional de Procedimientos Penales.
En ese contexto, señaló que al vincular a proceso se pueden reclasificar los hechos materia de la
imputación, sin que ello esté sujeto o condicionado a que se realice en beneficio o perjuicio del
imputado. Por tanto, estimó que la reclasificación que agrava la situación del imputado no riñe con
los principios que rigen el sistema acusatorio, ni con la imparcialidad de la decisión judicial.
• Luego, al pronunciarse sobre los conceptos de violación esgrimidos por el quejoso, expresó que el
Código Nacional de Procedimientos Penales prevé la figura de "reclasificación jurídica", la cual
puede realizarse tanto por el Juez de Control como por el Ministerio Público; sin embargo, será
válida siempre y cuando se haga del conocimiento del imputado y su defensa. Asimismo, sostuvo
que la reclasificación no implica modificación de los hechos señalados por el Ministerio Público en la
formulación de imputación.
Se determinó que la reclasificación jurídica que agravó la situación del imputado en el auto de
vinculación a proceso, no resultó violatoria de sus derechos fundamentales, pues partiendo de los
hechos sobre los cuales se formuló imputación, así como los datos de prueba anunciados en la
audiencia inicial, la Juez de Control decidió dar una clasificación jurídica distinta a la otorgada por el
fiscal, partiendo de la facultad que le confiere el penúltimo párrafo del artículo 316 del Código
Nacional de Procedimientos Penales, es decir, estimó que el hecho debía encuadrarse en el delito
de violación equiparada en grado de tentativa previsto en el artículo 272, fracción II, del Código
Penal para el Estado de Puebla, y no el diverso de abuso sexual contenido en el numeral (sic) 260,
fracción II y 261, fracción II, del mismo ordenamiento.
Así, concluyó que el Juez de Control puede reclasificar los hechos materia de la imputación
ministerial aun en perjuicio del imputado, pues el proceso penal persigue un fin constitucionalmente
válido, esto es, procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se
reparen.
Agregó que la reclasificación es válida en la medida en que el legislador no dispuso lo contrario; por
tanto, la facultad contenida en el artículo 316 de la referida legislación, no está condicionada a que
la reclasificación sea en beneficio o en perjuicio del justiciable.
Señaló que la reclasificación no pugna con el principio de contradicción, pues el objeto del proceso
es el esclarecimiento de los hechos y si el legislador autorizó al Juez de Control para reclasificar los
hechos, lo que no es definitivo, en caso de que el imputado o el Ministerio Público no estén de
acuerdo con esa determinación, podrán interponer el medio de defensa que la ley les concede; de
ahí que mientras la reclasificación atienda a los hechos materia de la imputación, debe considerarse
legal, aun si con ello se agrava la situación jurídica del imputado.
También sostuvo que la referida reclasificación en la que se agrava la situación del imputado, no es
contraria al principio de debido proceso, en virtud que en todos los casos se debe informar al
indiciado y a su defensa dicha situación. Aunado a ello, consideró que el auto de vinculación a
proceso no es una decisión definitiva que perjudique al imputado, sino que sólo fija la litis.
Añadió que, de acuerdo a las características del sistema acusatorio, las funciones de los
operadores ya no son unilaterales, sino que convergen y se entrelazan con el objeto de esclarecer
los hechos.
Finalmente, señaló que la reclasificación no vulnera el principio de non reformatio in peius, pues
para que pueda operar es necesario que se interponga un recurso y que se abra una segunda
instancia, lo que no sucede en el auto de vinculación a proceso, pues dicha resolución se dicta en
primera instancia.
B. Criterio contendiente sustentado por el Octavo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer
Circuito, al resolver el amparo en revisión **********.
III. De la ejecutoria emitida por el Tribunal Colegiado de referencia, destaca, en lo que interesa, lo
siguiente:
• El dieciocho de junio de dos mil dieciocho, al Juez de Distrito Especializado en el Sistema Penal
Acusatorio del Centro de Justicia Penal Federal en la Ciudad de México, con sede en el Reclusorio
Sur, dictó auto de vinculación a proceso en contra de **********, en el cual determinó que era
procedente reclasificar la figura típica que designó el Ministerio Público, toda vez que de los datos
de prueba existentes se apreciaba que en realidad se actualizaba el hecho con apariencia del delito
contra la salud, en su modalidad de transporte de Cannabis Sativa L., previsto y sancionado por el
artículo 194, fracción I del Código Penal Federal, y no en su modalidad de posesión con fines de
comercio del aludido estupefaciente, contenido en el numeral 195, párrafo primero, en relación con
los diversos 194, fracción I y 193 del mismo ordenamiento, que inicialmente propuso el Ministerio
Público.
• En contra de esa determinación, ********** promovió juicio de amparo indirecto, el cual fue radicado
ante el Juzgado Cuarto de Distrito de Amparo en Materia Penal en la Ciudad de México, con el
expediente **********, y mediante sentencia de quince de agosto de dos mil dieciséis, resolvió
conceder el amparo solicitado, al estimar que el auto de vinculación a proceso no se encontraba
debidamente fundado y motivado, en especial la afirmación de la Juez de Control donde sostuvo
que no era necesario, hasta ese momento, determinar de forma concreta el lugar de destino del
narcótico; ello en atención a que, a criterio del juzgador federal, sí era necesario justificar
razonablemente el desplazamiento del enervante entre puntos geográficos distintos.
El órgano de amparo estableció, entre otras cosas, que era necesario analizar la figura de
reclasificación prevista en el penúltimo párrafo del artículo 316 del Código Nacional de
Procedimientos Penales, toda vez que su aplicación puede representar una dificultad para definir
claramente si con motivo de dicha potestad es factible agravar la situación del imputado, lo cual
realizó en consonancia con el párrafo primero del artículo 20 y su apartado A, de la Constitución
Federal.
En esa tesitura, el Tribunal Colegiado resolvió que no era dable sostener que el Juez de Control
puede reclasificar los hechos propuestos por el representante social al formular imputación sin
importar que con ello agrave la situación jurídica del imputado, pues esto implica contrariar los
principios que rigen el sistema acusatorio, medularmente el relativo a la división de funciones entre
el Juez y la parte acusadora, así como el de contradicción que permite el equilibrio entre las partes.
No obstante, expuso que sí es factible efectuar dicha reclasificación, pero sin agravar la situación
jurídica del imputado.
En el caso concreto, determinó que se vulneraron las reglas del debido proceso, esencialmente
porque con la reclasificación realizada por el Juez de Control se agravó la situación del justiciable; y
aunque esa decisión resulta preliminar, estimó que el juzgador ejerció funciones de acusación al dar
un cauce distinto a la investigación complementaria, vulnerando así el principio de contradicción.
Las anteriores consideraciones dieron origen a la tesis aislada de rubro y texto siguientes:
Así, de acuerdo con lo resuelto por el Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, una
nueva forma de aproximarse a los problemas que se plantean en este tipo de asuntos es la
necesidad de unificar criterios y no la de comprobar que se reúna una serie de características
formales o fácticas.
Para corroborar que una contradicción de tesis es procedente, se requiere determinar si existe una
discrepancia en el proceso de interpretación que llevaron a cabo los órganos jurisdiccionales.
En otras palabras, para resolver si existe o no una contradicción de tesis será necesario analizar
detenidamente cada uno de los procesos interpretativos involucrados –no tanto los resultados que
arrojen– con el objeto de identificar si en algún tramo de los respectivos razonamientos se tomaron
decisiones distintas –no necesariamente contradictorias–.
a. Los Tribunales Colegiados contendientes resolvieron alguna cuestión litigiosa en la que se vieron
en la necesidad de ejercer el arbitrio judicial a través de la adopción de algún canon o método,
cualquiera que fuese.
b. Entre los ejercicios interpretativos respectivos se encuentra algún punto de toque; es decir, que
exista al menos un tramo de razonamiento en el que la interpretación ejercida gire en torno a un
mismo tipo de problema jurídico: ya sea el sentido gramatical de una norma, el alcance de un
principio, la finalidad de una determinada institución o cualquier otra cuestión jurídica en general, y
que sobre ese mismo punto de derecho los tribunales contendientes adopten criterios jurídicos
discrepantes.
Con este test, lo que se busca es detectar la existencia de criterios interpretativos discordantes, más
allá de las particularidades de cada caso concreto.
En esa tesitura, esta Primera Sala considera que el primero de los requisitos se encuentra cumplido,
en la medida que en ambos casos los Tribunales Colegiados contendientes, en ejercicio de su
arbitrio judicial, realizaron un análisis interpretativo encaminado a determinar si la facultad de
Por lo que hace al segundo requisito, también se estima cumplido, en virtud de que los Tribunales
Colegiados sostuvieron posturas disímbolas al enfrentarse a una problemática jurídica con
características similares, consistente en determinar si fue correcto que el Juez de Control, al dictar
auto de vinculación a proceso y en ejercicio de la potestad que le confiere el artículo 316 del Código
Nacional de Procedimientos Penales, modificara la clasificación de la figura típica designada
inicialmente por el Ministerio Público.
El Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Sexto Circuito, al resolver los amparos en
revisión **********, realizó una interpretación del contenido y alcance de la figura de modificación de
la clasificación del hecho delictivo materia de la imputación al dictar auto de vinculación a proceso,
prevista en el multicitado artículo 316 del Código Nacional de Procedimientos Penales, y sostuvo,
en esencia, que el ejercicio de dicha potestad, aun cuando implique agravar la situación del
imputado, no vulnera los principios de contradicción e imparcialidad que rigen el sistema acusatorio,
pues desde su óptica, el legislador no dispuso lo contrario, es decir, no distinguió entre la
reclasificación en beneficio o perjuicio; además, busca un fin constitucionalmente válido, esto es,
que el culpable no quede impune y que la víctima sea resarcida del daño provocado por la comisión
del delito.
También sostuvo que la reclasificación no implica que los hechos puedan ser variados, y que su
ejercicio no invade la función acusadora que compete al Ministerio Público.
Por su parte, el Octavo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, al resolver el
amparo en revisión **********, consideró la necesidad imperante de interpretar el contenido del
penúltimo párrafo del artículo 316 del Código Nacional de Procedimientos Penales, pues a su
parecer, su aplicación puede representar una dificultad para definir claramente si con motivo de
dicha potestad es factible agravar la situación del imputado.
Así, concluyó que la modificación de la calificación del hecho materia de la imputación al dictar auto
de vinculación a proceso, vulnera los principios de contradicción e imparcialidad del sistema
acusatorio, si su ejercicio implica agravar la situación jurídica del imputado, principalmente porque el
Juez de Control estaría invadiendo la esfera competencial de la parte acusadora y porque se
impediría el equilibrio e igualdad de armas entre las partes.
Precisado lo anterior, ha quedado patente que las posturas de los Tribunales Colegiados
contendientes, al reflejar contradicción en sus consideraciones, dan como resultado la actualización
del tercer requisito, por lo que procede la formulación de las siguientes preguntas:
¿La facultad del Juez de Control de modificar la clasificación de los hechos delictivos materia de la
imputación, al dictar auto de vinculación a proceso, vulnera los principios de contradicción e
imparcialidad (en su vertiente de distribución de funciones)?
¿Dicha facultad está condicionada a que su ejercicio opere en beneficio o perjuicio del imputado?
QUINTO.—Criterio que debe prevalecer. Debe prevalecer el criterio sustentado por esta Primera
Sala, al tenor de las razones jurídicas que se desarrollan a continuación:
El dieciocho de junio de dos mil ocho, tuvo lugar una reforma constitucional que significó una
transformación radical en nuestro sistema de justicia penal. Se trata de la instauración del sistema
penal acusatorio.
De este modo, el Poder Reformador de la Constitución, como elemento activo del Estado, decidió
transitar del sistema tradicional-mixto –que data desde la época colonial– a uno de corte acusatorio,
adversarial y oral, el cual busca hacer efectivo el respeto al debido proceso y a los principios
constitucionales que lo sostienen.
Bajo el panorama expuesto, resulta claro pues, que el sistema acusatorio busca un punto de
equilibrio entre los derechos del imputado y la víctima, de tal forma que la instauración de un
proceso penal permita esclarecer los hechos; proteger a quien resulte inocente; castigar a aquellos
responsables de la comisión de un injusto penal; y que la víctima que resintió la afectación obtenga
un resarcimiento del daño causado.(9)
Características y principios.
"Artículo 20. El proceso penal será acusatorio y oral. Se regirá por los principios de publicidad,
contradicción, concentración, continuidad e inmediación ..."
Respecto a las características, podría pensarse que el término "acusatorio" fue incorporado como
elemento novedoso del sistema penal, sin embargo, encontramos que tiene sus bases en el
contenido del artículo 21 constitucional, el cual, en sus párrafos primero y segundo, establecen que
la investigación de los delitos y el ejercicio de la acción penal atañe al Ministerio Público.
Lo anterior, se encuentra íntimamente ligado con la distribución de funciones entre las partes, pues
mientras que al Ministerio Público le corresponde investigar y formular acusación, al juzgador o
tribunal de enjuiciamiento le compete la función de juzgar. Sobre este aspecto se abundará más
adelante, al ser uno de los puntos de toque suscitados entre los Tribunales Colegiados
contendientes.
En lo tocante al tema de oralidad, éste viene a ser la distinción más evidente entre el sistema mixto
o inquisitivo con el de corte acusatorio, pues mantiene un papel preponderante en el desarrollo de
todas las etapas del proceso, y converge con los principios que rigen el sistema, haciéndolo efectivo
de manera constante en el desarrollo de cada audiencia frente al Juez.
Por otra parte, en torno a los principios que rigen el sistema acusatorio, el Código Nacional de
Procedimientos Penales, en sus artículos 5o., 6o., 7o., 8o., 9o., 10, 11, 12, 13 y 14, define cada uno
de ellos de la siguiente manera:
"Las audiencias serán públicas, con el fin de que a ellas accedan no sólo las partes que intervienen
en el procedimiento sino también el público en general, con las excepciones previstas en este
código.
"Los periodistas y los medios de comunicación podrán acceder al lugar en el que se desarrolle la
audiencia en los casos y condiciones que determine el órgano jurisdiccional conforme a lo dispuesto
por la Constitución, este código y los acuerdos generales que emita el consejo.
"Las partes podrán conocer, controvertir o confrontar los medios de prueba, así como oponerse a
las peticiones y alegatos de la otra parte, salvo lo previsto en este código."
"Las audiencias se llevarán a cabo de forma continua, sucesiva y secuencial, salvo los casos
excepcionales previstos en este código."
"Asimismo, las partes podrán solicitar la acumulación de procesos distintos en aquellos supuestos
previstos en este código."
"Toda audiencia se desarrollará íntegramente en presencia del órgano jurisdiccional, así como de
las partes que deban de intervenir en la misma, con las excepciones previstas en este código. En
ningún caso, el órgano jurisdiccional podrá delegar en persona alguna la admisión, el desahogo o la
valoración de las pruebas, ni la emisión y explicación de la sentencia respectiva."
"Todas las personas que intervengan en el procedimiento penal recibirán el mismo trato y tendrán
las mismas oportunidades para sostener la acusación o la defensa. No se admitirá discriminación
motivada por origen étnico o nacional, género, edad, discapacidad, condición social, condición de
salud, religión, opinión, preferencia sexual, estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad
humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y las libertades de las personas.
"Las autoridades velarán por que las personas en las condiciones o circunstancias señaladas en el
párrafo anterior, sean atendidas a fin de garantizar la igualdad sobre la base de la equidad en el
ejercicio de sus derechos. En el caso de las personas con discapacidad, deberán preverse ajustes
razonables al procedimiento cuando se requiera."
"Se garantiza a las partes, en condiciones de igualdad, el pleno e irrestricto ejercicio de los
derechos previstos en la Constitución, los tratados y las leyes que de ellos emanen."
"Ninguna persona podrá ser condenada a una pena ni sometida a una medida de seguridad, sino en
virtud de resolución dictada por un órgano jurisdiccional previamente establecido, conforme a leyes
expedidas con anterioridad al hecho, en un proceso sustanciado de manera imparcial y con apego
estricto a los derechos humanos previstos en la Constitución, los tratados y las leyes que de ellos
emanen."
"Toda persona se presume inocente y será tratada como tal en todas las etapas del procedimiento,
mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el órgano jurisdiccional,
en los términos señalados en este código."
"La persona condenada, absuelta o cuyo proceso haya sido sobreseído, no podrá ser sometida a
otro proceso penal por los mismos hechos ..."
Principio de contradicción.
Como se desprende del artículo 6o. del Código Nacional de Procedimientos Penales, el principio de
contradicción exige que las partes puedan conocer, controvertir o confrontar los medios de prueba,
así como oponerse a las peticiones y alegatos de la otra parte. En palabras del jurista Luigi Ferrajoli:
"es la posibilidad de la refutación o de la contraprueba".(10)
Dicho principio es la esencia del modelo adversarial, pues es "inherente a la idea de dualidad de
posiciones de las partes en la contienda procesal, y consagra la posibilidad real de conocimiento por
el órgano enjuiciador, en condiciones de igualdad, de las dos tesis enfrentadas".(11)
El ilustre Piero Calamandrei le asignaba a este principio el carácter de "fuerza motriz del proceso",
mismo que es conceptualizado por la dinámica dialéctica entre las partes frente a un sujeto
independiente e imparcial, en la medida que: "El Juez no está nunca sólo en el proceso. El proceso
no es un monólogo, sino un diálogo, una conversación, un cambio de proposiciones, de respuestas
y de réplicas, un cruzamiento de acciones y de reacciones, de estímulos y contraestímulos, de
ataques y contraataques."(14)
En ese sentido, vemos que el principio de contradicción funge como pieza clave para el correcto
desarrollo del proceso, pues por un lado, garantiza el derecho de las partes a concurrir al proceso
en igualdad de armas y, por otra, permite al juzgador apreciar de forma clara los elementos de
prueba y los argumentos que, de forma oral, exponen las partes.
Sobre esto último, cobra especial importancia la función del Juez, en virtud de que él es el
encargado de garantizar el cumplimiento de dicho principio, dado que el procedimiento probatorio se
distingue principalmente por el debate contradictorio suscitado entre las partes.
Así, es claro para esta Suprema Corte que el principio de contradicción, al igual que la oralidad y la
inmediación, vienen a ser las notas distintivas que, de alguna manera, configuran el sistema
acusatorio, pues a través de ellos es posible la interacción real de los sujetos procesales, no sólo en
la etapa de juicio, sino en las diversas etapas del proceso.
El artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en sus párrafos primero
y segundo, establece literalmente lo siguiente:
"Artículo 21. La investigación de los delitos corresponde al Ministerio Público y a las policías, las
cuales actuarán bajo la conducción y mando de aquél en el ejercicio de esta función.
"El ejercicio de la acción penal ante los tribunales corresponde al Ministerio Público. La ley
determinará los casos en que los particulares podrán ejercer la acción penal ante la autoridad
judicial. ..."
Esta Primera Sala ha sostenido en diversos precedentes que el precepto constitucional antes
transcrito consagra un principio de "división de funciones en materia penal", el cual también es
conocido en la doctrina como "principio dispositivo o acusatorio". En términos generales, dicho
principio exige que la función de "investigación y acusación" a cargo del Ministerio Público y la
función "jurisdiccional" reservada a los Jueces, estén claramente delimitadas, por lo que no resulta
admisible que éstas sean intercambiadas entre dichos órganos, ni que uno de ellos invada
ilegalmente la esfera del otro.(15)
En ese sentido, al resolver el amparo directo 9/2008, esta Sala indicó que el Ministerio Público es la
institución del Estado que tiene a su cargo la persecución e investigación de los delitos, por lo que
es el órgano que conserva para sí el monopolio del ejercicio de la acción penal, entendido éste
último como la exclusiva participación del Ministerio Público en la acusación o imputación delictiva.
De este modo, se precisó que "la persecución e investigación de los delitos es una labor de carácter
administrativo que por definición excluye a la judicial".(16)
En esa misma línea, en la contradicción de tesis 174/2012,(17) esta Sala destacó que de acuerdo
con el artículo 21 constitucional el Ministerio Público tiene encomendadas dos funciones específicas
en materia penal, a saber: (1) una función investigadora, la cual consiste en la facultad/deber de
indagar sobre la posible comisión de un evento delictivo, practicando las diligencias
correspondientes a fin de ejercer acción penal cuando considere que hay elementos suficientes
para ello; y (2) una función acusadora, la cual puede entenderse como el deber de sostener la
imputación formulada en contra de determinada persona a lo largo de todas las etapas del proceso,
hasta el momento en que la autoridad jurisdiccional resuelva en definitiva en torno a dicho conflicto
penal.
Ahora bien, aunque los criterios mencionados previamente surgieron a raíz de asuntos tramitados
bajo el sistema penal mixto, ello no constituye impedimento para que, en lo que sea de utilidad para
el presente asunto, se retomen ciertos argumentos relacionados con la distribución de funciones
que no incidan necesariamente en aquel sistema, pues es claro que su configuración parte de una
base notoriamente distinta.
Una vez que ha sido delimitada la base doctrinal que servirá de sustento para la resolución del
presente asunto, lo procedente es ocuparse del estudio de fondo, el cual comprenderá
esencialmente dos bloques, a saber: I) La clasificación y reclasificación jurídica en el Código
Nacional de Procedimientos Penales; y, II) Análisis del penúltimo párrafo del artículo 316 de la
citada legislación (modificación de la clasificación del hecho delictivo materia de la imputación).
La clasificación y reclasificación jurídica del hecho que la ley señala como delito y del delito
propiamente dicho, se encuentran reguladas en los artículos 141, fracción III, segundo párrafo, 143,
párrafo cuarto, 145, quinto párrafo, 316, penúltimo párrafo, 335, segundo párrafo y 398, del Código
Nacional de Procedimientos Penales, mismos que, en lo conducente, establecen:
"En la clasificación jurídica que realice el Ministerio Público se especificará el tipo penal que se
atribuye, el grado de ejecución del hecho, la forma de intervención y la naturaleza dolosa o culposa
de la conducta, sin perjuicio de que con posterioridad proceda la reclasificación correspondiente."
"En caso de que la solicitud de orden de aprehensión o comparecencia no reúna alguno de los
requisitos exigibles, el Juez de Control prevendrá en la misma audiencia o por el sistema informático
al Ministerio Público para que haga las precisiones o aclaraciones correspondientes, ante lo cual el
Juez de Control podrá dar una clasificación jurídica distinta a los hechos que se planteen o a la
participación que tuvo el imputado en los mismos. No se concederá la orden de aprehensión cuando
el Juez de Control considere que los hechos que señale el Ministerio Público en su solicitud resulten
no constitutivos de delito. ..."
"El Ministerio Público podrá solicitar la cancelación de una orden de aprehensión o la reclasificación
de la conducta o hecho por los cuales hubiese ejercido la acción penal, cuando estime su
improcedencia por la aparición de nuevos datos. ..."
"El Juez de Control, a petición del agente del Ministerio Público, dictará el auto de vinculación del
imputado a proceso, siempre que: ...
"El auto de vinculación a proceso deberá dictarse por el hecho o hechos que fueron motivo de la
imputación, el Juez de Control podrá otorgarles una clasificación jurídica distinta a la asignada por el
Ministerio Público misma que deberá hacerse saber al imputado para los efectos de su defensa. ..."
"La acusación sólo podrá formularse por los hechos y personas señaladas en el auto de vinculación
a proceso, aunque se efectúe una distinta clasificación, la cual deberá hacer del conocimiento de las
partes. ..."
"Tanto en el alegato de apertura como en el de clausura, el Ministerio Público podrá plantear una
Como podemos ver, el texto legal hace múltiples referencias a las expresiones "clasificar" y
"reclasificar", motivo por el cual, en primer lugar, resulta relevante referirnos a dichos conceptos,
para posteriormente contextualizarlos en el marco del derecho penal.
4. prnl. Conseguir un puesto que permite continuar en una competición o torneo deportivo.
En función de lo anterior, en el contexto del derecho penal, clasificar –como acto procesal– es el
encuadramiento de determinados acontecimientos fácticos en la descripción típica empleada por el
Código Penal respectivo.
Dicha función, según se desprende del texto legal, de origen está dada al Ministerio Público, pues
es éste quien de acuerdo a los datos que arroje la investigación, propondrá al Juez la clasificación
jurídica que considere correcta, sin perjuicio de que con posterioridad pueda ser cambiada a
propuesta del Ministerio Público, o por el propio juzgador.
En ese sentido, si durante el proceso el Ministerio Público ya propuso una clasificación jurídica,
existe la posibilidad de que en fases procesales posteriores los acontecimientos fácticos puedan
encuadrarse en un supuesto jurídico distinto.
"Una vez que el imputado esté presente en la audiencia inicial, por haberse ordenado su
comparecencia, por haberse ejecutado en su contra una orden de aprehensión o ratificado de legal
la detención y después de haber verificado el Juez de Control que el imputado conoce sus derechos
fundamentales dentro del procedimiento penal o, en su caso, después de habérselos dado a
conocer, se ofrecerá la palabra al agente del Ministerio Público para que éste exponga al imputado
el hecho que se le atribuye, la calificación jurídica preliminar, la fecha, lugar y modo de su comisión,
la forma de intervención que haya tenido en el mismo, así como el nombre de su acusador, salvo
que, a consideración del Juez de Control sea necesario reservar su identidad en los supuestos
autorizados por la Constitución y por la ley. ..."
Como corolario de lo anterior, debe precisarse que si el juzgador (dependiendo de la fase procesal)
ya intervino y modificó la clasificación preliminar del Ministerio Público, y posteriormente se propone
su modificación, entonces ya hablaríamos de reclasificación. Dicho de otro modo, la reclasificación
tiene lugar cuando el juzgador ya modificó la clasificación preliminar propuesta por el órgano
ministerial y, posteriormente, en uso de su potestad, resuelve modificarla.
De este modo, en el auto de vinculación a proceso la función del juzgador estriba en clasificar o
modificar la propuesta preliminar del Ministerio Público.
Tales afirmaciones tienen sustento en la tesis 1a./J. 35/2017 (10a.), sustentada por esta Primera
Sala, cuyo título y subtítulo establece: "AUTO DE VINCULACIÓN A PROCESO. PARA
SATISFACER EL REQUISITO RELATIVO A QUE LA LEY SEÑALE EL HECHO IMPUTADO COMO
DELITO, BASTA CON QUE EL JUEZ ENCUADRE LA CONDUCTA A LA NORMA PENAL, DE
MANERA QUE PERMITA IDENTIFICAR LAS RAZONES QUE LO LLEVAN A DETERMINAR EL
TIPO PENAL APLICABLE (NUEVO SISTEMA DE JUSTICIA PENAL)."(19)
De acuerdo a lo anterior, debe entenderse que cuando la ley habla de "hecho delictivo" se refiere a
la clasificación legal de los hechos al tenor de la figura típica prevista en el Código Penal respectivo,
mientras que el vocablo "hecho" tiene relación con el elemento fáctico que dio origen a la
imputación, es decir, con las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que se desarrolló el
evento delictivo. Dicho de otro modo, el "hecho" como elemento fáctico, aporta los datos necesarios
para lograr su encuadramiento en una descripción típica.
Todo lo anterior, permite establecer que en el sistema de enjuiciamiento penal acusatorio y oral, lo
Expuesto el escenario, procede analizar el contenido del penúltimo párrafo del artículo 316 del
Código Nacional de Procedimientos Penales.
II). Análisis del penúltimo párrafo del artículo 316 del Código Nacional de Procedimientos Penales
(modificación de la clasificación del hecho delictivo materia de la imputación).
Como se indicó en el apartado que antecede, la modificación de la clasificación del hecho delictivo
materia de la imputación al dictar auto de vinculación a proceso, se encuentra prevista en el
penúltimo párrafo del artículo 316 del Código Nacional de Procedimientos Penales, mismo que,
aunque ya fue previamente transcrito, resulta ilustrativo traerlo a colación con la finalidad de brindar
un mayor entendimiento. Dicho precepto, en su parte conducente, establece:
"El Juez de Control, a petición del agente del Ministerio Público, dictará el auto de vinculación del
imputado a proceso, siempre que: ...
"El auto de vinculación a proceso deberá dictarse por el hecho o hechos que fueron motivo de la
imputación, el Juez de Control podrá otorgarles una clasificación jurídica distinta a la asignada por el
Ministerio Público misma que deberá hacerse saber al imputado para los efectos de su defensa ..."
(Énfasis añadido).
Al respecto, esta Primera Sala, al resolver la contradicción de tesis 87/2016,(20) determinó que el
auto de vinculación a proceso tiene el efecto de sujetar al imputado a una investigación formalizada
por su probable intervención en un hecho considerado como delito y no propiamente el de sujetar a
juicio al imputado, lo cual es una consecuencia de la etapa intermedia derivado de la formulación de
la acusación.
De esta guisa, el auto de vinculación a proceso constituye el acto procesal por virtud del cual el
Juez de Control fija la litis del proceso penal, y en él establece de manera clara y precisa el hecho o
hechos delictivos por los que se seguirá forzosamente el proceso. Lo anterior, encuentra sustento
en el párrafo quinto del artículo 19 constitucional, el cual establece:
"Todo proceso se seguirá forzosamente por el hecho o hechos delictivos señalados en el auto de
vinculación a proceso. Si en la secuela de un proceso apareciere que se ha cometido un delito
distinto del que se persigue, deberá ser objeto de investigación separada, sin perjuicio de que
después pueda decretarse la acumulación, si fuere conducente ..."
En el contexto expuesto, a juicio de esta Primera Sala, la facultad del Juez prevista en el artículo
que nos ocupa, no es contraria a los principios de contradicción e imparcialidad que rigen el sistema
acusatorio, en atención a lo siguiente:
Otro elemento que cobra capital importancia para llevar a cabo la modificación de la clasificación del
hecho delictivo materia de la imputación, es el relativo al derecho de defensa del imputado, aspecto
sobre el cual no puede soslayarse que el legislador reiteró en todos los artículos que la regulan (a
partir del inicio de la investigación complementaria), que si bien es cierto el Juez de Control puede
otorgar una clasificación jurídica distinta al hecho delictivo inicialmente propuesto por el Ministerio
Público, también lo es que debe dar intervención al imputado para efectos de su defensa.
Sobre este punto, debe decirse que la participación del imputado se encuentra contemplada para
aquellos supuestos en los que ya existe una intervención activa de éste, pues a partir de la
formulación de imputación, el acto primigenio a través del cual puede modificarse la clasificación del
hecho delictivo materia de la imputación, es precisamente el auto de vinculación a proceso,
actuación en la cual el imputado ya conoce de antemano los hechos –como elementos fácticos–
planteados por el Ministerio Público.
Lo anterior, es concomitante con el principio de contradicción, el cual exige que las partes puedan
conocer, controvertir o confrontar los medios de prueba, así como oponerse a las peticiones y
alegatos de la otra parte; de modo que, si al dictarse auto de vinculación a proceso el imputado ya
conoce los hechos y los datos de prueba aportados por el Ministerio Público, ningún perjuicio le
irroga que los acontecimientos fácticos se coloquen en un supuesto jurídico hipotético distinto, pues
en ese momento ya cuenta con los elementos necesarios para hacer frente a la imputación que
pesa en su contra.
Un componente adicional para sostener esta postura, es que si bien se podría variar la calificación
de la conducta delictiva –únicamente desde el punto de vista normativo– en el auto de plazo
constitucional, lo cierto es que resta transitar por el cierre de la investigación complementaria, la
etapa intermedia y la de juicio. Por lo que es evidente que existe un gran trecho procesal para
defenderse de la clasificación ajustada.
Por otro lado, el ejercicio de la potestad conferida al Juez de Control –al dictar auto de vinculación a
proceso– para otorgar una clasificación jurídica distinta al hecho delictivo materia de la imputación,
no conlleva la realización de funciones de acusación, pues la vertiente que impone la distribución de
funciones establece que la función de investigar y de formular la acusación le pertenece al
Ministerio Público; la actividad de defensa atañe al imputado y su defensor; en tanto que la de
juzgar le corresponde al Juez o tribunal de enjuiciamiento.
En el marco del sistema penal acusatorio, la distribución de funciones no sólo lo caracteriza, sino
que lo diferencia del inquisitivo, al ya no reunir o concentrar esas funciones en una sola persona.
Las distintas funciones de investigación del delito, formulación de imputación y acusación, en
oposición a la atribución de juzgar, se encuentran fuertemente diferenciadas en el actual sistema de
justicia penal, encomendadas las dos primeras a un órgano independiente, cuya función es de
naturaleza netamente administrativa y no jurisdiccional, en tanto que la facultad de juzgar se le
asigna a la autoridad jurisdiccional.
la decisión a la que arriba el Juez al emitir su determinación, lo cual se traduce en una exigencia
dirigida al Juez que le prohíbe vincular a proceso por hechos distintos –circunstancias fácticas– a
los que fueron señalados por el Ministerio Público al formular la imputación.
En ese sentido, los hechos materia de la imputación que formula el Ministerio Público constituyen el
límite de la actividad jurisdiccional del juzgador, de modo que la autoridad judicial por regla general,
motu proprio, no puede variar los hechos para modificar la calificación del hecho delictivo materia de
la imputación, pues al hacerlo ejercería funciones de órgano acusador, lo que implicaría reunir dos
funciones antagónicas en una sola persona, en clara transgresión a la naturaleza del sistema.
De ahí que la autoridad judicial debe concretarse a estudiar el asunto y determinar si, a partir de los
hechos narrados por el Ministerio Público al formular la imputación y los datos de prueba que obran
en la carpeta de investigación, existe causa probable que justifique la continuación de la
investigación en su segunda fase denominada investigación complementaria, esto es, si se cuenta
con indicios razonables para suponer que se cometió un hecho que la ley señala como delito y
existe la probabilidad de que el imputado lo cometió o participó en su comisión, pero sin invocar
sucesos diferentes o modificando los invocados por el fiscal para dictar auto de vinculación a
proceso por la calificación delictiva que estima como la correcta.
No obstante, ese principio de coherencia no debe confundirse con la identidad en las valoraciones
jurídicas que realiza el Juez en sus resoluciones, pues de acuerdo con el principio iura novit curia, y
como ya se dijo en párrafos que anteceden, al Juez le corresponde realizar la operación lógica de
asignar una clasificación jurídica a los hechos que han sido expuestos por las partes, de modo que
la clasificación jurídica de los hechos ofrecida por el Juez en sus resoluciones puede variar respecto
a la clasificación planteada por las partes, pero con la condición de que no se varíen los hechos que
determinan la litis del proceso.(21)
Es por esta razón que, se insiste, si se formula imputación por determinado hecho delictivo, cabe la
posibilidad de que al dictar auto de vinculación a proceso se le otorgue una clasificación jurídica
distinta por el que técnicamente corresponda, siempre y cuando no se varíen los hechos y se
garantice el derecho de defensa del imputado.
En esa línea de pensamiento, conviene decir que la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al
pronunciarse sobre el caso Fermín Ramírez Vs. Guatemala,(22) analizó la figura de recalificación
(así denominada en la legislación de aquel Estado), en consonancia con el "principio de coherencia
o correlación entre acusación y sentencia", y llegó a una conclusión esencialmente idéntica a la
establecida a lo largo del presente fallo, y aunque es cierto que se refirió a la etapa de juicio, no
menos verdad es que su construcción argumentativa, así como los requisitos que ahí se establecen
para considerar como válida la reclasificación, resultan ilustrativos sobre el particular. Veamos:
"65. Uno de los principales argumentos vertidos por la comisión y los representantes para sostener
que el Estado violó el artículo 8 de la convención es la inobservancia de la mencionada correlación
entre la acusación y la sentencia. La incongruencia se produjo cuando el tribunal de sentencia
cambió la calificación jurídica del delito y dio por establecidos hechos y circunstancias nuevos, que
no fueron considerados en la acusación ni en el auto de apertura a juicio, a saber: la causa de la
muerte de la menor de edad y las circunstancias que en opinión del tribunal de sentencia
demostraban la mayor peligrosidad del señor Fermín Ramírez.
"66. La convención no acoge un sistema procesal penal en particular. Deja a los Estados en libertad
para determinar el que consideren preferible, siempre que respeten las garantías establecidas en la
"68. Por constituir el principio de coherencia o correlación un corolario indispensable del derecho de
defensa, la Corte considera que aquél constituye una garantía fundamental del debido proceso en
materia penal, que los Estados deben observar en cumplimiento de las obligaciones previstas en los
incisos b) y c) del artículo 8.2 de la convención.
"69. En el Caso Pélissier y Sassi Vs. Francia, la Corte Europea de Derechos Humanos determinó
que los peticionarios no tuvieron oportunidad para preparar su defensa respecto del nuevo cargo
que se les imputaba, ya que sólo a través de la sentencia del tribunal de apelaciones se enteraron
de la recalificación de los hechos. En particular, estimó que el cambio acogido en la sentencia
alteraba los términos de la acusación inicial. Al respecto, hizo las siguientes consideraciones:
"‘... La Corte observa que los preceptos del tercer párrafo, inciso a), del artículo 6 [de la Convención
Europea de Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales] apuntan a la
necesidad de brindar especial atención a la debida notificación de la acusación al imputado. Las
particularidades del delito juegan un rol crucial en el proceso penal, desde que el momento de la
comunicación de aquéllas es cuando el sospechoso es formalmente puesto en conocimiento de la
base fáctica y legal de los cargos formulados en su contra (ver Kamasinki Vs. Austria, sentencia de
19 de diciembre de 1989, Serie A, No. 168, pp. 36-37, párr. 79). El artículo 6.3.a) de la convención
[Europea] reconoce al imputado el derecho a ser informado no sólo de la causa de la acusación, es
decir, de los actos que supuestamente ha cometido y sobre los que se basa la acusación, sino
también de la calificación legal dada a esos actos. Dicha información debe ser detallada, tal como
correctamente sostuvo la comisión.
"‘... El alcance del precepto anterior debe ser determinado, en particular, a la luz del derecho más
general referente a un juicio justo, garantizado por el artículo 6.1 de la convención (ver, mutatis
mutandis, las siguientes sentencias: Deweer Vs. Bélgica, Sentencia de 27 de febrero de 1980, Serie
A, No. 35, pp. 30-31, párr. 56; Artico Vs. Italia, Sentencia de 13 de mayo de 1980, Serie A, No. 37,
p. 15, párr. 32; Goddi Vs. Italia, Sentencia de 9 de abril de 1984, Serie A, No. 76, p. 11, párr. 28; y
Colozza Vs. Italia, Sentencia de 12 de febrero de 1985, Serie A, No. 89, p. 14, párr. 26). La Corte
considera que, en cuestiones penales, el precepto concerniente a una información completa y
detallada de los cargos formulados contra el imputado y, consecuentemente, a la calificación legal
que el tribunal pueda adoptar al respecto, constituye un prerrequisito esencial para asegurar que los
procedimientos sean justos.
"‘... Finalmente, respecto de la queja formulada bajo el artículo 6.3.b) de la convención, la Corte
considera que los sub-párrafos a) y b) del artículo 6.3 están conectados y que el derecho a ser
informado sobre la naturaleza y la causa de la acusación debe ser considerada a la luz del derecho
del imputado de preparar su defensa.’
"73. El Tribunal de Sentencia fundó su actuación en el artículo 374 del Código Procesal Penal, que
prevé la ‘advertencia de oficio’ sobre una ‘modificación posible de la calificación jurídica’. Ahora
bien, el presidente del tribunal se limitó a advertir a las partes que ‘en el momento oportuno’ podía
darse una calificación jurídica distinta de la contemplada en la acusación y en el auto de apertura a
juicio, pero no especificó cuál sería esa nueva calificación legal, y mucho menos se refirió a la
posibilidad de que el cambio de calificación proviniera, en realidad, de una modificación en la base
fáctica del proceso y, en su hora, de la sentencia. El presidente del tribunal de sentencia no ofreció
al inculpado la oportunidad de rendir una nueva declaración en relación con los últimos hechos que
se le atribuyeron. Estas omisiones privaron a la defensa de certeza acerca de los hechos imputados
[artículo 8.2.b) de la convención] y, en consecuencia, representaron un obstáculo para preparar
adecuadamente la defensa, en los términos del artículo 8.2.c) de la convención.
"74. El párrafo segundo del artículo 388 del Código Procesal Penal guatemalteco establece que ‘en
la sentencia, el tribunal podrá dar al hecho una calificación jurídica distinta de aquella de la
acusación o de la del auto de apertura del juicio, o imponer penas mayores o menores que la pedida
por el Ministerio Público’. Esta facultad, consecuente con el principio iura novit curia, debe ser
entendida e interpretada en armonía con el principio de congruencia y el derecho de defensa. La
necesaria congruencia entre la acusación y la eventual sentencia justifica la suspensión del debate
y el nuevo interrogatorio del acusado, cuando se pretende cambiar la base fáctica de la acusación.
Si esto ocurre irregularmente, se lesiona el derecho a la defensa, en la medida en que el imputado
no ha podido ejercerlo sobre todos los hechos que serán materia de la sentencia.
En mérito de lo anterior, al ya haber sido fijadas las líneas conductuales por virtud de las cuales es
procesalmente factible emprender el ejercicio de modificación de la clasificación del hecho delictivo
materia de la imputación, ahora procede resolver si la referida potestad del Juez de Control está
sujeta a más condiciones que las expresadas a lo largo del presente fallo, particularmente si debe
operar en beneficio o en perjuicio del imputado.
Pues bien, como se indicó al inicio de este considerando, el sistema acusatorio exige que exista un
equilibrio entre los derechos de las partes, es decir, su configuración está encaminada a hacer
efectivo el objeto del proceso contenido en la fracción I, apartado A del artículo 20 constitucional, el
cual busca que exista un esclarecimiento de los hechos, proteger al inocente, procurar que el
culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se reparen. Tales postulados son
concomitantes con el principio de imparcialidad del juzgador.
El principio de imparcialidad implica que el juzgador permanezca ajeno a los intereses de las partes,
sin favorecer indebidamente a alguna de ellas. De esta manera, la autoridad judicial tiene vedado
asumir la representación o defensa de alguna de las partes, por ende, no puede concentrar
funciones de investigación, acusación o defensa.
Incluso se erige, a su vez, como un deber ético que debe estar presente en el juzgador, de modo
que en los procesos sometidos a su conocimiento debe juzgar con ausencia de designio anticipado
o de prevención a favor o en contra de alguna de las partes.
En ese sentido, el Juez, como rector del proceso penal, debe actuar en un plano de neutralidad, es
decir, desprovisto de algún interés en favorecer o perjudicar a alguno de los justiciables. Esto
implica que debe evitar conceder ventajas o privilegios ilegales a cualquiera de éstos.
Sentado lo anterior, esta Primera Sala considera que la facultad del Juez de Control para modificar
la clasificación del hecho delictivo materia de la imputación al dictar auto de vinculación a proceso,
es acorde con las exigencias que impulsaron la reforma constitucional que dio origen al sistema
acusatorio, y con el objeto del proceso penal previsto en la fracción I, apartado A del artículo 20
constitucional, el cual busca que exista un esclarecimiento de los hechos, proteger al inocente,
procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se reparen.
En otras palabras, con esa facultad lo que se busca es generar mayor seguridad jurídica tanto para
el imputado como para las víctimas, porque al clasificar de manera correcta el hecho delictivo
materia de la imputación, se genera la posibilidad de una investigación complementaria adecuada
que permita cumplir con uno de los propósitos del procedimiento penal, esto es, el esclarecimiento
de los hechos y, desde luego, abona a una defensa adecuada del justiciable, quien con base en esa
resolución podrá plantear una estrategia de defensa eficaz.
En efecto, es fundamental la potestad dada al Juez de Control para que en el auto de vinculación a
proceso otorgue una clasificación jurídica distinta al hecho delictivo propuesto por el Ministerio
Público al formular imputación, pues su ejercicio busca equilibrar los derechos de las partes al
producir certeza y congruencia entre los hechos atribuidos y la descripción típica. Por el contrario,
permitir que se siga un proceso únicamente por la clasificación jurídica designada por el
representante social, iría en detrimento del sistema, de los derechos de la víctima y de la sociedad
en general, pues de resultar incongruente, generaría situaciones de impunidad al no poder
encuadrar plenamente las circunstancias fácticas en la descripción típica correcta.
Además, no debe perderse de vista que el auto de vinculación a proceso constituye una
determinación preliminar que no prejuzga sobre la materia del juicio, razón por la cual la
modificación efectuada por el juzgador puede ser combatida no solo por el imputado, sino por
cualquiera de las partes; ello dependerá del resultado que arroje su ejercicio, esto es, que los
acontecimientos fácticos se ubiquen en una descripción típica que contenga una penalidad mayor, o
bien, menor.
Un aspecto destacado que refuerza la conclusión apuntada, resulta del hecho de que esta Primera
Sala, al resolver el amparo directo en revisión **********,(23) determinó que es factible que el
juzgador, al dictar sentencia, otorgue una clasificación jurídica distinta al hecho delictivo de la
inicialmente propuesta por el Ministerio Público.
Por tanto, si es constitucionalmente válido que el juzgador reclasifique el delito al dictar sentencia,
es lógico pensar que la clasificación del hecho delictivo materia de la imputación puede ser
modificada al dictarse auto de vinculación a proceso, pues en ambos casos deben respetarse de
forma ineludible los derechos de las partes, lo cual se logra con la conservación de los elementos
fácticos propuestos por el representante social, y la intervención que se da al imputado para efectos
de su defensa.
Por todo lo argumentado, se concluye que la potestad conferida al Juez de Control para modificar la
clasificación del hecho delictivo materia de la imputación, no está sujeta a más requisitos que los ya
expresados a lo largo de la presente ejecutoria, esto es, que no se varíen los hechos expresados
por el Ministerio Público al formular imputación, y se garantice el derecho de defensa del imputado.
De ahí que, no existe disposición que haga presumir que su ejercicio está condicionado a operar en
beneficio o en perjuicio del imputado, pues el legislador no lo dispuso así expresamente.
Luego entonces, debe entenderse que la modificación de la clasificación del hecho delictivo materia
de la imputación opera de manera indistinta, ello de acuerdo al principio de interpretación de ley que
establece "donde la ley no distingue no debemos distinguir". Pensar de otra manera, implicaría
asumir competencias que no son propias de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, al añadir
un requisito legal que no fue establecido por el creador de la norma.
Por las razones expresadas a lo largo de esta ejecutoria, con fundamento en lo dispuesto en los
artículos 215, 217 y 225 de la Ley de Amparo, se concluye que deben prevalecer, con carácter de
jurisprudencia, los criterios sustentados por esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, al tenor de las tesis siguientes:
Hechos: Los Tribunales Colegiados de Circuito que conocieron de los amparos en revisión
respectivos, sostuvieron criterios distintos con relación a la facultad de los juzgadores de modificar
la clasificación del hecho delictivo materia de la imputación al dictar auto de vinculación a proceso
–prevista en el artículo 316 del Código Nacional de Procedimientos Penales–, cuando la
modificación implique agravar la situación del imputado.
Justificación: Debe entenderse que cuando la ley habla de "hecho delictivo" se refiere a la
clasificación legal de los hechos al tenor de la figura típica prevista en el Código Penal respectivo,
mientras que el vocablo "hecho" tiene relación con el elemento fáctico que dio origen a la
imputación. Ahora bien, esta Primera Sala considera que en el sistema de enjuiciamiento penal
acusatorio y oral, es constitucionalmente factible modificar la clasificación jurídica del hecho delictivo
materia del debate, sin embargo, existe la limitante de no variar los hechos –entendidos como
elementos fácticos– planteados por el Ministerio Público al formular imputación. En efecto, es
fundamental la potestad dada al Juez de Control para que, en el auto de vinculación a proceso,
otorgue una clasificación jurídica distinta al hecho delictivo propuesto por el Ministerio Público al
formular imputación, pues su ejercicio produce certeza y congruencia entre los hechos atribuidos y
la descripción típica. No hacerlo implicaría que se siga un proceso únicamente por la clasificación
jurídica designada por el representante social, lo cual iría en detrimento del sistema, de los
derechos de la víctima y de la sociedad en general, pues de resultar incongruente, generaría
situaciones de impunidad al no poder encuadrar plenamente las circunstancias fácticas en la
descripción típica correcta. Por tanto, la potestad conferida al Juez de Control para modificar la
clasificación del hecho delictivo materia de la imputación, sólo está sujeta a que no se varíen los
hechos expresados por el Ministerio Público al formular imputación, y se garantice el derecho de
defensa del imputado. De ahí que, no existe disposición que haga presumir que su ejercicio está
condicionado a operar en beneficio o en perjuicio del imputado, pues el legislador no lo dispuso así
expresamente. Luego entonces, debe entenderse que la modificación de la clasificación del hecho
delictivo materia de la imputación opera de manera indistinta, ello de acuerdo al principio de
interpretación de ley que establece "donde la ley no distingue no debemos distinguir". Pensar de
otra manera, implicaría asumir competencias que no son propias de esta Suprema Corte de Justicia
de la Nación, al añadir un requisito legal que no fue establecido por el creador de la norma.
Hechos: Los Tribunales Colegiados de Circuito que conocieron de los amparos en revisión
respectivos, sostuvieron un criterio distinto consistente en determinar si la modificación de la
calificación del hecho delictivo materia de la imputación al dictar auto de vinculación a proceso
–prevista en el artículo 316 del Código Nacional de Procedimientos Penales–, vulnera el principio de
contradicción que rige el sistema penal acusatorio.
Justificación: Como se desprende del artículo 6o. del Código Nacional de Procedimientos Penales,
el principio de contradicción exige que las partes puedan conocer, controvertir o confrontar los
medios de prueba, así como oponerse a las peticiones y alegatos de la otra parte. Este principio
funge como pieza clave para el correcto desarrollo del proceso, pues por un lado, garantiza el
derecho de las partes a concurrir al proceso en igualdad de armas y, por otra, permite al juzgador
apreciar de forma clara los elementos de prueba y los argumentos que, de forma oral, exponen las
partes. Así, esta Primera Sala considera que en el sistema de enjuiciamiento penal acusatorio y
oral, es constitucionalmente factible modificar la clasificación jurídica del hecho delictivo materia del
debate, sin embargo, existe la limitante de no variar los hechos –entendidos como elementos
fácticos– planteados por el Ministerio Público al formular imputación. Efectivamente, un elemento
que cobra capital importancia para llevar a cabo la modificación de la clasificación del hecho
delictivo materia de la imputación, es el relativo al derecho de defensa del imputado, aspecto sobre
el cual no puede soslayarse que el legislador reiteró en todos los artículos que la regulan (a partir
del inicio de la investigación complementaria), que si bien es cierto el Juez de Control puede otorgar
una clasificación jurídica distinta al hecho delictivo inicialmente propuesto por el Ministerio Público,
también lo es que debe dar intervención al imputado para efectos de su defensa. Sobre este punto,
debe decirse que la participación del imputado se encuentra contemplada para aquellos supuestos
en los que ya existe una intervención activa de éste, pues a partir de la formulación de la
imputación, el acto primigenio a través del cual puede modificarse la clasificación del hecho delictivo
materia de la imputación, es precisamente el auto de vinculación a proceso, actuación en la cual el
imputado ya conoce de antemano los hechos –como elementos fácticos– planteados por el
Ministerio Público. Lo anterior, es concomitante con el aludido principio de contradicción, en la
medida que al dictarse auto de vinculación a proceso el imputado ya conoce los hechos y los datos
de prueba aportados por el Ministerio Público; por tanto, ningún perjuicio le irroga que los
acontecimientos fácticos se coloquen en un supuesto jurídico hipotético distinto, pues en ese
momento ya cuenta con elementos suficientes para hacer frente a la imputación que pesa en su
contra.
Hechos: Los Tribunales Colegiados de Circuito que conocieron de los amparos en revisión
respectivos, sostuvieron un criterio distinto consistente en determinar si la modificación de la
calificación del hecho delictivo materia de la imputación al dictar auto de vinculación a proceso
–prevista en el artículo 316 del Código Nacional de Procedimientos Penales–, vulnera el principio de
imparcialidad en su vertiente de distribución de funciones.
Justificación: El ejercicio de la potestad conferida al Juez de Control –al dictar auto de vinculación a
proceso– para otorgar una clasificación jurídica distinta al hecho delictivo materia de la imputación,
no conlleva la realización de funciones de acusación, pues la vertiente que impone la distribución de
funciones establece que la función de investigar y de formular la acusación le pertenece al
Ministerio Público; la actividad de defensa atañe al imputado y su defensor; en tanto que la de
juzgar le corresponde al Juez o tribunal de enjuiciamiento. En su vertiente de coherencia entre la
imputación y el auto de vinculación a proceso, exige la necesaria correspondencia que debe
concurrir entre la hipótesis fáctica que formula el actor penal y la decisión a la que arriba el Juez al
emitir su determinación, lo cual se traduce en una exigencia dirigida al Juez que le prohíbe vincular
a proceso por hechos distintos –circunstancias fácticas– a los que fueron señalados por el Ministerio
Público al formular la imputación. En ese sentido, los hechos materia de la imputación que formula
el Ministerio Público constituyen el límite de la actividad jurisdiccional del juzgador, de modo que la
autoridad judicial por regla general, motu proprio, no puede variar los hechos para modificar la
clasificación del hecho delictivo materia de la imputación, pues al hacerlo ejercería funciones de
órgano acusador, lo que implicaría reunir dos funciones antagónicas en una sola persona, en clara
transgresión a la naturaleza del sistema. Por tanto, si se formula imputación por determinado hecho
delictivo, cabe la posibilidad de que durante el proceso penal se le otorgue una clasificación jurídica
distinta por el que técnicamente corresponda, siempre y cuando no se varíen los hechos y se
garantice el derecho de defensa del imputado.
SEGUNDO.—Deben prevalecer, con carácter de jurisprudencia, los criterios sustentados por esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en los términos de las tesis redactadas
en el último considerando del presente fallo.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por mayoría de cuatro
votos de los Ministros: Ana Margarita Ríos Farjat, Jorge Mario Pardo Rebolledo (ponente), Alfredo
Gutiérrez Ortiz Mena, quien se reserva su derecho para formular voto concurrente y presidente Juan
Luis González Alcántara Carrancá, quien se reserva su derecho para formular voto concurrente. En
contra del emitido por la Ministra Norma Lucía Piña Hernández, quien se reserva su derecho para
formular voto particular.
En términos de lo previsto en los artículos 113 y 116, de la Ley General de Transparencia y Acceso
a la Información Pública; 110 y 113 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información
Pública; y el Acuerdo General 11/2017, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
publicado el dieciocho de septiembre de dos mil diecisiete en el Diario Oficial de la Federación, en
esta versión se suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que
se encuentra en esos supuestos normativos.
_______________________
5. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro VI, Tomo 1, marzo de
2012, página 9, «con número de registro digital: 2000331».
7. Tesis: 1a./J. 129/2004, sustentada por esta Primera Sala, consultable en la Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXI, enero de 2005, materia común, página
93, registro digital: 179633.
8. Tesis: P./J. 72/2010, sustentada por el Pleno de este Alto Tribunal, consultable en la Novena
Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXXII, agosto de 2010, materia
común, página 7, registro digital: 164120.
10. Ferrajoli, Luigi, "Derecho y razón. Teoría del garantismo penal", 7a. Edición, et alli, Trotta,
Madrid, 2005, página 150.
11. Velayos Martínes, María Isabel, El testigo de referencia en el proceso penal, Tirant Lo Blanch,
Valencia, 1998, página 70. Citada por Mauricio Decap Fernández "El juicio oral y los principios de
inmediación y contradicción". Biblioteca virtual del Instituto de la Judicatura Federal.
14. Calamandrei, Piero, Proceso y Democracia, Harla, México, 1996, página 151.
15. Contradicción de tesis 174/2012. Sentencia de 4 de julio de 2012, resuelta por unanimidad de
cinco votos de los señores Ministros: Jorge Mario Pardo Rebolledo (ponente), José Ramón Cossío
Díaz, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y el entonces
presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, en cuanto al fondo.
16. Sentencia de 12 de agosto de 2009, resuelta por mayoría de cuatro votos de los señores
Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo, José Ramón Cossío Díaz (ponente), Juan N. Silva Meza y
Olga Sánchez Cordero de García Villegas, en contra del voto emitido por el presidente Sergio A.
Valls Hernández.
17. Sentencia de 4 de julio de 2012, resuelta por unanimidad de cinco votos de los señores
Ministros: Jorge Mario Pardo Rebolledo (ponente), José Ramón Cossío Díaz, Guillermo I. Ortiz
Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea,
en cuanto al fondo.
19. Tesis jurisprudencial, consultable en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima
Época, Libro 45, Tomo I, agosto de 2017, página 360, materia penal, registro digital: 2014800. «y en
el Semanario Judicial de la Federación del viernes 4 de agosto de2017 a las 10:12 horas»
20. Resuelta en sesión de uno de febrero de dos mil diecisiete, por mayoría de cuatro votos de los
señores Ministros: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Alfredo Gutiérrez
Ortiz Mena y la entonces presidenta Norma Lucía Piña Hernández, en cuanto a la competencia
legal de esta Primera Sala, en contra del emitido por el Ministro José Ramón Cossío Díaz (ponente);
y, por unanimidad de cinco votos, de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón
Cossío Díaz (ponente), Jorge Mario Pardo Rebolledo, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y la entonces
presidenta Norma Lucía Piña Hernández, quien se reserva su derecho a formular voto concurrente,
por lo que se refiere al fondo del asunto.
21. Cfr. Velez Mariconde, Alfredo, Derecho Procesal Penal, tomo II, Córdoba, Marcos Lerner Editora
Córdoba, 3era. Edición, 1986, páginas. 233 a 242.
22. http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_126_esp.pdf
23. Fallado en sesión de seis de marzo de dos mil diecinueve, por mayoría de tres votos de la
Ministra Norma Lucía Piña Hernández, quien se reservó su derecho a formular voto concurrente, y
los Ministros Luis María Aguilar Morales, quien se reservó su derecho a formular voto concurrente, y
Jorge Mario Pardo Rebolledo (ponente). En contra de los emitidos por el Ministro Alfredo Gutiérrez
Ortiz Mena, quien se reservó su derecho a formular voto particular, y el Ministro presidente Juan
Luis González Alcántara Carrancá.
Esta ejecutoria se publicó el viernes 02 de octubre de 2020 a las 10:12 horas en el Semanario
Judicial de la Federación.