Clase, Partido y Dirección
Clase, Partido y Dirección
Clase, Partido y Dirección
172 Tomado de Trotsky, L., España: la victoria era posible, Buenos Aires, Ediciones IPS-
CEIP, 2014, pp. 427-439 (Obras Escogidas 7, coeditadas con el Museo Casa León Trotsky).
Este artículo inacabado y reconstruido después del asesinato de Trotsky, en agosto de
1940, a partir de las notas y fragmentos encontrados en un dossier. Fue publicado en New
Internacional en diciembre de 1940.
173 La revista Que faire? inició su publicación en diciembre de 1934 dirigida por un
núcleo de cuadros del PC francés. Su contenido era hostil a la política del tercer período
de la IC. El núcleo inicial fue reforzado posteriormente con comunistas extranjeros, como
Hipólito Etchevéhere, militante franco-argentino y antiguos trotskistas como Pierre Rim-
bert y Kurt Landau. Después de 1933, partidarios del enderezamiento del PC acusaban a
Trotsky de haber capitulado ante la socialdemocracia al promover el entrismo.
212 EL MARXISMO Y NUESTRA ÉPOCA
174 Casanova fue el seudónimo del militante trotskista polaco Bortenstein, quien
participó en España en la guerra civil. Al llegar a París redactó este folleto que Pierre Na-
ville título L´Espagne livrée. Quatrième Internationale N.° 17, mayo de 1939.
175 Que faire? 1939, p. 99.
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Al igual que los liberales, nuestros sabios admiten tácitamente el axioma se-
gún el cual cada clase tiene la dirección que se merece. En realidad, la direc-
ción no es, en absoluto, el “simple reflejo” de una clase o el producto de su
propia potencia creadora. Una dirección se constituye en el curso de los cho-
ques entre las diferentes clases o de las fricciones entre las diversas capas en
el seno de una clase determinada. Pero tan pronto como aparece, la dirección
se eleva inevitablemente por encima de su clase y por este hecho se arriesga a
sufrir la presión y la influencia de las demás clases. El proletariado puede “to-
lerar” durante bastante tiempo una dirección que ya ha sufrido una total de-
generación interna, pero que no ha tenido la ocasión de manifestarla durante
grandes acontecimientos. Es necesario un gran choque histórico para revelar,
de forma aguda, la contradicción que existe entre la dirección y la clase. Los
choques históricos más potentes son las guerras y las revoluciones. Por esta
razón la clase obrera se encuentra a menudo tomada de sorpresa por la gue-
rra y la revolución. Pero incluso cuando la antigua dirección ha revelado su
propia corrupción interna, la clase no puede improvisar inmediatamente una
nueva dirección, sobre todo si no ha heredado del período precedente los cua-
dros revolucionarios sólidos, capaces de aprovechar el derrumbamiento del
viejo partido dirigente. La interpretación marxista, es decir dialéctica y no es-
colástica, de las relaciones entre una clase y su dirección no deja piedra sobre
piedra de los sofismas legalistas de nuestro autor.
Relatividad de la “madurez”
El estalinismo en España
“¿Pero por qué diablos –hemos oído preguntar a nuestro autor– las ma-
sas revolucionarias que han roto con sus antiguos dirigentes, se han agrupado
bajo la bandera del PC?”. La cuestión está mal planteada. Es falso decir que las
masas habían roto con sus antiguos dirigentes. Los obreros que habían esta-
do antes ligados a determinadas organizaciones han seguido aferrados a ellas,
siempre observando y controlando. En general, los obreros no rompen fácil-
mente con los partidos que los han despertado a la vida consciente. Y mucho
menos cuando han sido engañados con el sistema de protección mutua que
existía en el interior del Frente Popular: si todo el mundo estaba de acuerdo,
es porque todo iba bien. Las nuevas masas, recién despiertas, se volvían na-
turalmente hacia la IC, el Partido que había hecho la única revolución prole-
taria victoriosa y que, se suponía, era capaz de suministrar armas a España.
Y además, la IC era la más celosa defensora de la idea del Frente Popular, lo
que inspiraba confianza a las capas de obreros sin experiencia. En el seno del
Frente Popular, la IC era la más celosa defensora del carácter burgués de la re-
volución: esto inspiraba confianza a la pequeñoburguesía y a una parte de la
media. Por eso las masas “se alinearon bajo la bandera del PC”.
Nuestro autor trata esta cuestión como si el proletariado se encontrase en
una tienda bien surtida para escoger un par de botas nuevas. Pero ya se sabe
que incluso una operación tan sencilla como esa no se realiza siempre con éxi-
to. Cuando se trata de una nueva dirección, la elección es muy limitada. Solo
poco a poco y solo sobre la base de su propia experiencia a través de las dis-
tintas etapas, las capas más amplias de las masas acaban por convencerse de
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que la nueva dirección es más firme, más segura, más leal que la antigua. Es
cierto que en el curso de una revolución, es decir, cuando los acontecimientos
se suceden a un ritmo acelerado, un partido débil puede convertirse rápida-
mente en un partido poderoso, con la única condición de que comprenda con
lucidez el curso de la revolución y de que posea cuadros probados que no se
dejen exaltar por las palabras o aterrorizar por la represión. Pero es necesa-
rio que un partido de estas condiciones exista desde mucho antes de la revo-
lución en la medida en que el proceso de formación de cuadros exige plazos
considerables y para los cuales la revolución no deja tiempo.
eran mucho más revolucionarias que el POUM, que a su vez, era mucho
más revolucionario que su dirección. En estas condiciones, hacer recaer el
peso de la responsabilidad de la política equivocada sobre la “irresponsabi-
lidad” de las masas es entrar en la charlatanería más pura: un camino al que
recurren con frecuencia los fracasados de la política.
Responsabilidad de la dirección
178 Víctor Serge (Kibalchich, Victor) (1890-1947): Escritor nacido en Bélgica de pa-
dres rusos. Anarquista, se unió al bolchevismo en 1918. Fue miembro de la Oposición de
Izquierda rusa. Deportado en 1933. Durante la Revolución española adhirió a la política
centrista del POUM.
179 En diciembre de 1938, Trotsky precisó la posición política sobre Serge en “Victor
Serge y la Cuarta Internacional”, en Escritos de León Trotsky (1929-1940), Libro 6, versión di-
gital, Buenos Aires, CEIP, 2000. Disponible en http://www.ceipleontrotsky.org.
180 Se refiere a Trotsky, mencionando los lugares donde estuvo exiliado en esos años.