El Contrato Colonial de Chile Ciencia Ra 1
El Contrato Colonial de Chile Ciencia Ra 1
El Contrato Colonial de Chile Ciencia Ra 1
EL CONTRATO COLONIAL
DE CHILE
Ciencia, racismo y nación
2016
EL CONTRATO COLONIAL DE CHILE
Ciencia, racismo y nación
Patricio Lepe-Carrión
ISBN: 978-9942-09-413-1
Siglas............................................................................................................ 11
Introducción............................................................................................... 13
Parte I
COLONIALIDAD DEL PODER EN EL REINO DE CHILE
Capítulo I
Civilización y barbarie: la ‘diferencia colonial’ ....................................... 25
Cartografía conceptual de la dicotomía ............................................... 25
Genealogía de la ‘barbarie’, como ausencia
de la razón deliberativa .................................................................... 25
Aristóteles: ‘deliberación’ y esclavitud natural.................................. 28
La barbarie, diferencia y construcción del Otro ............................... 30
La Junta de Valladolid: la naturalización de las diferencias
en el siglo XVI ....................................................................................... 37
La polémica de los naturales............................................................. 37
La construcción de la ‘barbarie’ americana ..................................... 39
Bartolomé de Las Casas y el encubrimiento
de la diferencia cultural .................................................................... 46
El re-descubrimiento del logos deliberativo: los nativos
también pueden ser educados ........................................................... 53
Capítulo II
La construcción del sujeto colonial en el Chile del siglo XVII .............. 57
La sedimentación de la ‘diferencia colonial’ en la guerra defensiva.... 59
Una frontera geográfica, subjetiva y epistémica: la zona de contacto ... 66
Colonialidad: idea de totalidad, y miradas micropolíticas.................. 74
6 Índice
Parte II
TAXONOMÍAS PROTO-RACIALES DE LA ILUSTRACIÓN
Capítulo III
Época clásica, y el ‘no lugar’ en la instrumentalización política
de los saberes científicos ............................................................................ 107
El Ego Conquiro condición del Ego Cogito......................................... 110
Del escepticismo sobre la existencia del bárbaro, al escepticismo
metódico cartesiano .......................................................................... 111
La objetivación del ‘cuerpo’ como ‘naturaleza’ ................................. 114
Episteme y gubernamentalidad ............................................................ 116
Las tres epistemes.............................................................................. 116
La episteme clásica, y su discontinuidad con el Renacimiento ......... 119
La episteme clásica y La Hybris del punto cero ................................ 121
La razón de Estado (ratio status) ..................................................... 126
Biopolítica borbónica: la aparición de la ‘razón de Estado’
en España y Chile durante el siglo XVIII ............................................. 128
Gobierno de las poblaciones ............................................................. 128
El Censo como ciencia del Estado ..................................................... 133
De la razón al racismo de Estado ..................................................... 136
Capítulo IV
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial
de la humanidad ......................................................................................... 141
Dios creó, Linneo puso en orden (Deus creavit; Linnaeus disposuit).. 145
La escritura universal ....................................................................... 145
El género Homo, y la especie Homo Sapiens .................................... 148
Cuerpo bello, alma buena. Un primer acercamiento
a la kalokagathía .............................................................................. 153
El conde de Buffon y el dinamismo en la Escala de los Seres ............. 154
La cuestión de la especie: temporalización
de la Gran Cadena del Ser................................................................ 154
Los efectos del clima y el ambiente en la formación de las razas ...... 161
América es un continente débil y degenerado ..................................... 166
Índice 7
Juan Ignacio Molina: el científico que persuadió a Immanuel Kant ... 172
Molina, el primer científico chileno .................................................. 172
La incomodidad del criollo, y su arremetida
contra los ‘antiamericanistas’ ........................................................... 174
Boroa, un pueblo de chilenos europeizados ..................................... 178
Chilenos de sangre pura, criollos, y los mestizos bastardos ............... 182
Capítulo IV
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant... 191
Luces y sombras de la ‘ciudad criolla’................................................... 191
Los intermediarios del universalismo .................................................. 200
Del racismo al racialismo ..................................................................... 204
El concepto de ‘raza’ en Kant ................................................................ 209
Mapa racial: el lugar de los ‘americanos’.............................................. 217
Excurso: Kant, colonialismo, y el nuevo encubrimiento ..................... 226
Parte III
NOBLEZA Y PLEBE: RESIDUOS SIMBÓLICOS
DURANTE LA POS-COLONIA
Capítulo VI
Biopolítica borbónica en Chile: el discurso antropológico sobre
la ociosidad, el vagabundaje,
y su objetivación en el mestizaje ............................................................... 239
2EPRESENTACIN MODERNA DE LA POBREZA ............................................... 239
Pública prosperidad, movilidad social y las incomodidades
de la ‘nobleza’......................................................................................... 243
El mestizaje como fuente de vagabundaje ........................................... 252
(IGIENISMO Y RACISMO DE %STADO .......................................................... 257
Capítulo VII
El color de las clases sociales chilenas ...................................................... 261
Otros contextos, otras categorías.......................................................... 261
La ‘raza’ en la formación de las clases sociales chilenas ...................... 263
Aristocracia chilena y selección racial .................................................. 268
Capítulo VIII
Imaginando la nación ................................................................................ 273
Lugares de enunciación y traducción................................................... 273
‘El peso de la noche’; el lado oscuro de la Patria ................................. 278
8 Índice
Capítulo IX
Dimensión simbólica de las clases sociales: ‘escenificación’ y ‘apariencia’ 309
La obsesión por el ‘origen’..................................................................... 309
El simbolismo de la prosapia criolla .................................................... 314
El delirio de ‘ser percibido’ como noble ............................................... 319
Ilustración 13. Portada de Saggio sulla storia naturale del Chili ............... 177
AA Akademie-Ausgabe*
Anth !NTHROPOLOGIE IN PRAGMATISCHER (INSICHT !!
Anth Prac. Antropología Práctica (manuscrito de Mrongovius)
BBeM Bestimmung des Begriffs einer Menschenrace [Menschenras-
se], (AA 08)
CP Catecismo de los Patriotas
CPC Catecismo Político Cristiano, 1810**
HN (ANDSCHRIFTLICHER .ACHLASS !!
IaG Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher Absi-
cht (AA 08)
KrV Kritik der reinen Vernunft***
KU Kritik der Urteilskraft (AA 05)
MAM Mutmaßlicher Anfang der Menschheitsgeschichte (AA 08)
MS Die Metaphysik der Sitten (AA 06)
PG Physische Geographie (AA 09)
Refl 2EmEXIONES !!
Sagg. nat. Saggio sulla storia naturale del Chili. Bolonia, 1782.
Sagg. civ. Saggio sulla storia civile del Chili. Bolonia, 1787.
Sagg. nat. sec. Saggio sulla storia naturale del Chili (seconda edizione). Bolo-
nia, 1810.
SF Der Streit der Fakultäten (AA 07)
SLCh Sermón en Lengua de Chile. 1621
TP Über den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig sein,
taugt aber nicht für die Praxis (AA08)
ÜGTP Über den Gebrauch teleologischer Principien in der Philoso-
phie (AA 08)
VvRM 6ON DEN VERSCHIEDENEN 2ACEN DER -ENSCHEN !!
WA Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung? (AA 08)
ZeF Zum ewigen Frieden (AA 08)
Notas
* Las siglas que hacen referencia a las obras de Kant, corresponden a las utilizadas
por la Kant-Gesellschaft en sus investigaciones. Todas las obras de Kant, a excep-
CIN DE LA #R¤TICA A LA 2AZN 0URA V£ASE NOTA SERÕN CITADAS CONFORME A LA
12 Patricio Lepe-Carrión
alto grado al que podía llegar un criollo en el ejército español, luchando incluso
contra los franceses. De Don Bernardo no podríamos decir lo mismo, su compli-
cada condición filial le jugaba en contra.
!L lNAL DE LA !CTA DE BAUTISMO DE "ERNARDO /(IGGINS DESPU£S DE LA lRMA DICE LO
SIGUIENTE h"ERNARDO (IGINZ [sic], %SPA¶OLv .O ES DE EXTRA¶AR AQUEL AFÕN POR DES-
pojarse de todo rasgo local, y adjudicarse filiaciones europeas. Bernardo conoció
sólo ocasionalmente a su padre, sin embargo, hizo lo que pudo por mantener su
apellido. ¿amor a la patria? Quizás; pero no se puede negar que la ‘patria’ estaría
sustentada bajo aquel supuesto de negación y marginación de lo hacendado y ori-
ginario. Patria y Matria, fueron desde un inicio, dos conceptos incompatibles.
5 Salazar y Pinto, señalan que “el término [élite] se emplea indistintamente como
sinónimo de ‘aristocracia’, ‘burguesía’, ‘oligarquía’, ‘patriciado’, ‘grandes familias’,
‘autoridades’, ‘personajes políticos’, familias más importantes’, ‘altos grupos socia-
LES @FAMILIAS INmUYENTES @GRUPOS DIRIGENTES @SECTORES SOCIALES ELEVADOS O @FRONDA
16 Patricio Lepe-Carrión
3IN EMBARGO SON REmEXIONES TARD¤AS DEL PRCER QUE INCLUSO CON-
tradicen las artimañas a las que tuvo que recurrir años antes para la
adquisición de sus propios lugares de privilegio. Me pregunto, ¿qué otra
razón si no es la de la colonialidad del poder (que desarrollaré a lo largo
de este libro), la que podría explicar de algún modo esa contradicción
INTERNA DEL JOVEN /(IGGINS QUE NIEGA EN AQUELLO QUE A £L MISMO
España le negó por ser un ‘hijo ilegítimo’? No podríamos afirmar que si
/(IGGINS HUBIERA SIDO UN HIJO LEG¤TIMO HABR¤A IMPULSADO O NO DICHOS
decretos y estrategias de anti-nobleza; es decir, su posición contraria
frente a las élites locales fuese un producto de su condición de ‘huacho’.
Pero, de lo que sí podemos estar seguros, es que el lugar o lugares de
privilegio que pudo tener en distintas circunstancias, sólo fue posible
ARISTOCRÕTICAv 3ALAZAR Y 0INTO 3IN EMBARGO NOS DICEN LOS AUTORES ES
muy difícil hablar de una aristocracia propiamente tal en la historia de Chile; es
preferible hablar de una ‘debilidad aristocratizante’, o de un deseo de vivir como
aristócrata que era permanentemente exhibido o escenificado en los espacios pú-
blicos: “[...] una oligarquía con rasgos burgueses y mercantiles, por una parte, con
un pasado latifundista y terrateniente al que no quería renunciar, por otra, y en
suma con un modo de ser algo paradojal, que oscilaba entre los valores burgueses
del trabajo, la sobriedad y los buenos negocios, y una tendencia o debilidad por
LOS MODOS DE SER ARISTOCRÕTICOS OSTENTADORES Y EUROPEIZANTESv 3ALAZAR Y 0INTO
1999) (Sobre los modos de ser europeizantes de la élite chilena, véase lo que señalo
respecto al habitus criollo, infra, nota al pie n° 176). A lo largo de este libro iré per-
filando implícitamente el concepto de ‘élite’ conforme a un patrón antropológico
(racial) de superioridad. Véase también, infra, notas al pie 369, 456.
Introducción 17
4ODO ESTE ASUNTO DEL APELLIDO EN /(IGGINS Y SU POSIBLE AUNQUE MUY PROBABLE
trámite de legitimación para la obtención de los títulos nobiliarios de su padre,
pude consultarse: (Ibañez Vergara, 2010). Allí se podrá seguir con mucho detalle
este aspecto de la vida del prócer, y se podrá encontrar pruebas suficientes sobre la
PREOCUPACIN QUE TEN¤A /(IGGINS POR DICHAS CONDECORACIONES NOBILIARIAS
-ENOS SUERTE TUVO EL MULATO *OS£ 2OMERO QUIEN A DIFERENCIA DE /(IGGINS SU MA-
DRE ERA UNA ESCLAVA Y NO UNA CRIOLLA DE ASCENDENCIA VASCA %L COLOR DE 2OMERO ERA
demasiado evidente como para ‘pasar por’ europeo, como sí pudo hacerlo el joven
"ERNARDO ,A VIDA DE *OS£ 2OMERO A DIFERENCIA DEL CHILLANEJO ES CASI DESCONOCIDA
POR LA HISTORIOGRAF¤A TRADICIONAL #ONOCIDO COMO EL 0ADRE DEL 0UEBLO *OS£ 2OMERO
FUE UN MULATO AFRO DESCENDIENTE ALISTADO EN EN EL 2EGIMIENTO DE )NFANTES DE
Pardos (cuerpo semi-militarizado para gente de color) cuando tenía apenas 13
A¶OS DE EDAD (IZO FRENTE A LAS DIlCULTADES QUE SIGNIlCABA SER HIJO DE UNA ESCLAVA
negra, y logra (con ayuda de su padre aristócrata) ingresar a las fuerzas militares
conjuntamente con mestizos y criollos en la Guerra de Independencia. A partir de
ahí, sigue una carrera como buen subordinado, destacando como tal, aunque sin
LOGRAR OPTAR A UNA VIDA DE PRIVILEGIOS COMO LA QUE TUVO /(IGGINS
Una de las últimas intervención en el campo de guerra de la que se tiene noticia,
habría sido durante la defensa de la Toma de la ciudad de Talca (4 de Marzo de
1814), cuando pelea con una pequeña guarnición en la plaza bajo las órdenes del
coronel español Carlos Spano y el teniente coronel Marcos Gamero. A partir de
ENTONCES 2OMERO TENDRÕ OTRAS FUNCIONES COMO GUARDIA DEL $IRECTOR 3UPREMO
O COMO ENCARGADO DE RECLUTAR ESCLAVOS NEGROS PARA LO QUE SER¤A EL 2EGIMIENTO DE
Ingenuos de la Patria (véase infra, nota al pie n° 449).
4UVO OTRA INTERVENCIN EN 2ANCAGUA DONDE CON LA DERROTA DE LOS PATRIOTAS £STE
FUE TOMADO PRISIONERO PERO DURANTE LA LLAMADA 2ECONQUISTA ALGUNOS COMERCIAN-
tes españoles que lo conocían intervinieron para liberarlo. Luego de la batalla de
#HACABUCO 2OMERO VUELVE AL EJ£RCITO CON EL GRADO DE 4ENIENTE SEGUNDO ASCEN-
diendo a Teniente primero en la víspera de la batalla de Maipú. Y recién en 1830 es
designado capitán de un batallón, y reconocido con el grado de Sargento Mayor.
Obtuvo una serie de reconocimientos como subalterno por su activa participación
en la Guerra de Independencia: fue condecorado por el gobierno con la medalla
DE -AIP¢ EL PARCHE DE 2ANCAGUA UN CINTILLO POR EL COMBATE DE #URAPALIHUE Y ES
18 Patricio Lepe-Carrión
Ilustración 1
“Capitán General Bernardo O’Higgins” – José Gil de Castro10
10 Esta obra de 1821, en óleo de José Gil de Castro, recuerda las palabras de Lady
Mary Callcott (Mary Graham) que he utilizado en el epígrafe. La escritora bri-
tánica, dedicaba esas palabras en su diario (Graham, 2009), cuando en su viaje
A #HILE TUVO CONTACTO PERSONAL CON "ERNARDO /(IGGINS EL DIARIO FUE PUBLICADO
originalmente en inglés en 1824; y en su primera traducción al español en 1902).
Según los naturalistas de ese entonces, la pérdida de estatura era una señal inequí-
voca de ‘degeneración’ –según Buffon– de cualquier variedad humana; por otro
lado, el mismo Kant, dice que la ‘pequeñez’ (Kleine Statur) se relaciona de alguna
forma con el calor de las zonas meridionales del planeta (PG AA 09, 312), donde
se encuentran las ‘razas’ menos favorecidas.
Parte I
COLONIALIDAD DEL PODER
EN EL REINO DE CHILE
Capítulo I
CIVILIZACIÓN Y BARBARIE:
LA ‘DIFERENCIA COLONIAL’1
7 Los agones eran enfrentamientos o duelos públicos en que dos personas competían
para demostrar su patriotismo, su valor, y destrezas físicas e intelectuales. El agón
ERA EL CONTEXTO EN QUE SE RE¢NEN DE MANERA EQUITATIVA LAS FUERZAS EN CONmICTO
de ahí que el ágora se convierta en la realización material (espacio-temporal) y
más elevada de dicho encuentro y, por lo mismo, la materialización de la polis
como único fundamento posible de la existencia humana. De ahí también, que
para Aristóteles sea el criterio político fundamental que diferencia y determina al
bárbaro como esclavo: la incapacidad de crear comunidades libres e iguales. Fue su
INmUENCIA EN LA FORMACIN DE !LEJANDRO QUE £STE LLEVARA UN PROGRAMA POL¤TICO DE
sometimiento del mundo persa, ya que, para Aristóteles, éstos poseían una estruc-
tura política despótica muy atrasada en comparación a la polis griega.
8 Sobre la esclavitud en la antigüedad griega: (Finley, 1982; Wiedemann, 1989); pue-
de consultarse también la que fuera tesis de grado del destacado profesor helenista
chileno Miguel Castillo Didier (Castillo Didier, 1962).
9 Sobre la lectura de Aristóteles en las controversias de la conquista de América,
véase infra, p. 37ss.
28 Patricio Lepe-Carrión
Sólo el hombre tiene ‘razón’, los que carecen de ella son bestias. Es
decir, al bárbaro, aunque carezca de cierta parte de racionalidad, no le ha
sido despojada del todo. La diferencia radical que pareciera haber entre
el animal y el esclavo,13 es que éste último tiene al menos lo suficiente
como para entender las órdenes de su amo; es decir, es capaz de percibir
instrucciones sin necesariamente poseer logos (deliberativo). El bárbaro
no piensa, simplemente ejecuta; tan sólo tiene una palabra vacía, un grito
sin sentido, o un mero balbuceo que se resiste a ser comprendido. Por lo
tanto, es incapaz de habitar la polis, de no ser que habite como esclavo,
como cuerpo, como instrumento de dominación al servicio de los amos:
[…] también el que manda por naturaleza y el que obedece se unen para
seguridad suya, pues quien gracias a su inteligencia es capaz de prever,
manda y es amo por naturaleza, mientras que aquel capaz de realizar
duras tareas con su cuerpo, obedece y es esclavo por naturaleza (Aristó-
teles, 2005: 1252a).
13 Achille Mbembe, dice que “toda la epistemología del colonialismo descansa sobre
una ecuación simple: no existe la mínima diferencia entre el principio indígena y
EL PRINCIPIO ANIMAL 9 ESO JUSTIlCA LA DOMESTICACIN DEL COLONIZADOv $EBO ESTA CITA
y su traducción al profesor Luis Martínez Andrade (2011).
14 Tengo serias dudas frente a esta afirmación que, por lo demás, es muy común
en las interpretaciones consultadas. Julie Ward, prefiere hablar de una dicotomía
aristotélica planteada en términos de etnia-polis, y no de bárbaros-griegos: “Aris-
totle employs the standard opposition between Greek and ‘barbarian’ in his poli-
tical work, but finds more use for a contrast I take to be of his own devising, that
BETWEEN ETHNOS AND POLISv 7ARD 7ARD PIENSA QUE LA DISTINCIN GRIEGO
bárbaro en Aristóteles, y su consecuente enlace con la esclavitud, no deja de ser
una relación un tanto ambigua, en tanto que la ‘esclavitud por naturaleza’ no im-
PLICAR¤A NECESARIAMENTE UNA CONDICIN DE @BARBARIE O VICEVERSA (AY UNA SERIE DE
citas que Ward entresaca desde la Política, donde se muestra dicha ambigüedad en
el uso del vocablo ‘bárbaro’ que, no siempre está vinculado con la esclavitud.
30 Patricio Lepe-Carrión
21 Para Mignolo, la disputa de Valladolid sería uno de los momentos fundacionales del
racismo. La discusión en torno a la polémica de los naturales, es una cuestión racial
–según Mignolo–, porque “clasificaba a los seres humanos en una escala descendente
QUE TOMABA LOS IDEALES OCCIDENTALES CRISTIANOS COMO CRITERIO PARA LA CLASIlCACINv ES
decir, para Mignolo, el racismo se trataría más bien de una categorización de los in-
dividuos conforme a su nivel de semejanza o desemejanza con respecto a un modelo
o idea de humanidad. De ahí que se atreva a ampliar la idea de racismo hacia límites
más difusos aún, en distinciones de cultura, religión, lenguas, conocimientos, etc.
CFR -IGNOLO A CFR 2ESTREPO Y 2OJAS
(E PREFERIDO EN CAMBIO HABLAR DE @PROTO RACISMO CFR 'ARC¤A -ART¤NEZ
73-94), o de anterioridades del concepto de raza, con tal de impedir el empleo
desmesurado de categorías contemporáneas (como el de raza) a problemas de
épocas y lugares muy lejanos; se trata, entonces, de que aquellas anterioridades nos
permitan –de algún modo–, ‘historizar la raza’ como un antecedente del concepto
pseudo-científico de ‘raza’ que aparece a finales del siglo XIX. Véase a este respecto:
"URNS $E LA #ADENA CFR !RIAS Y 2ESTREPO CFR 2ESTREPO Y 2OJAS
2010: 217-218).
22 Encarnados en los seis idiomas imperiales de Europa según Mignolo: italiano, es-
PA¶OL Y PORTUGU£S DURANTE EL 2ENACIMIENTO Y EL FRANC£S INGL£S Y ALEMÕN DURANTE LA
Ilustración (Mignolo y Tlostanova, 2009). Conocida es la historia de Antonio Ne-
brija, quien al acabar su Gramática Castellana en 1492, y dándosela como obsequio
PERSONALMENTE A LA 2EINA )SABEL ) DE #ASTILLA )SABEL LA #ATLICA £STA LE PREGUNTA
de por qué semejante regalo si ella ya sabía español; Nebrija le responde con esa
34 Patricio Lepe-Carrión
23 Es de suma importancia que se note esta diferencia, para evitar aclaraciones pos-
teriores, y que hacen relación a que la raza es, y en qué sentido, una construcción
HISTRICA %DUARDO 2ESTREPO Y *ULIO !RIAS SE¶ALAN QUE h;= NO HAY QUE CONFUNDIR
36 Patricio Lepe-Carrión
donde no sólo disfraza con un matiz laico la idea en sí, sino también, y
principalmente, dará origen a una ‘escala de desarrollo histórico’ que or-
DENARÕ Y CLASIlCARÕ LAS DIFERENCIAS HUMANAS hDESDE LA BESTIA AL EUROPEOv
(Quijano, 1995).
véase, la última parte de este libro, donde se observará la importancia de los ‘lugares
de enunciación’ durante la emergencia de la nación en Chile: infra, pp. 273ss.
25 La Controversia de Valladolid, no es un acto de improvisación; tiene un extenso
antecedente histórico que no puedo tratar acá. Sobre estos antecedentes sociales
y eclesiales, y sobre la ‘conquista’ a modo general, puede consultarse (O’gorman,
1986; Elliott, 1990; Dussel, 1992; Castañeda Delgado, 1996; Todorov, 1998).
26 Sobre el marco histórico en general de la controversia de Valladolid, puede consul-
tarse también (Dumont, 2009).
38 Patricio Lepe-Carrión
27 Dicha oficialidad en las biografías tradicionales que coloca a Las Casas en un lugar
privilegiado como defensor de los derechos indígenas y abolición de la esclavitud;
SE HA VISTO CUESTIONADA PRINCIPALMENTE POR ESTUDIOS COMO LOS DE 2AMN -EN£N-
dez Pidal (1963), y principalmente, los de Marcel Bataillón (1976).
28 Las Leyes y ordenanças nuevamente hechas por su Magestad para la governación
de las Indias y buen tratamiento y conservación de los Indios, eran un conjunto de
normativas que intentaban mejorar las condiciones de los indígenas en América,
en especial respecto a las encomiendas, las cuales fueron derogadas. A raíz de su
promulgación comienza una serie de sublevaciones (principalmente en el Perú),
donde los encomenderos al verse perjudicados con semejante medida, ejercieron
una fuerte presión en la Corte española; exigían que se eliminase la prohibición de
las encomiendas, en tanto ponía en peligro la estabilidad económica de la corona
española. Fue así como el emperador Carlos V, el 20 de Octubre de 1545, decidiera
suprimir definitivamente el capítulo 30 en que se hacía referencia a la prohibición
de las encomiendas, las cuales van a perdurar hasta el año 1720. Sin embargo, esta
grave contradicción, tendrá sus efectos en las agitadas discusiones de Valladolid.
Puede consultarse (Mirá Caballos, 2000: 57-60).
Civilización y barbarie: la ‘diferencia colonial’ 39
diversas formas: “La ‘diferencia colonial’ es, básicamente, la que el discurso im-
perial construyó, desde el siglo XVI, para describir la diferencia e inferioridad de
los pueblos sucesivamente colonizados por España, Inglaterra, Francia y Estados
5NIDOSv -IGNOLO
32 Es a partir de 1492 que Europa comienza a consolidarse como centro de la cultura
occidental. Al tiempo que América, Asia y África lo hacen como periferia o como
relacionalmente subalternas. Aunque dicha consolidación de Europa como centro,
no se verá realmente acabada o definitiva, sino hasta el siglo XVIII, en que se unifi-
CAN CONCEPTUAL Y ESTRAT£GICAMENTE LAS IDEAS DE (ELENICIDAD Y %UROPA (EGEL SERÕ EL
fundamento racional (filosófico-teológico) fundamental en dicha relación: Europa
Occidental; en la cual –incluso– vendrá a excluir a España y Portugal como partes
del Sur, que no integran la nueva (segunda) Modernidad Europea Occidental que
se estaba forjando como centro. Es decir, durante el siglo XVI, puede hablarse
de una ‘primera’ Modernidad, principalmente española y lusitana, que articulan
la otredad/alteridad a una periferia distante y esencialmente diferente, con tal de
posicionarse como centro del nuevo sistema mundo moderno/colonial que estaba
emergiendo (cfr. Dussel, 1992: apéndice 1, 2000).
Civilización y barbarie: la ‘diferencia colonial’ 41
Ilustración 2
Milagro del Señor Santiago Mayor, Apóstol de Jesucristo – Guaman Poma33
33 Lámina 163, de Nueva Crónica y Buen Gobierno (1616 aprox.). Sobre el caballo, en
señal de victoria, el Apóstol Santiago, vestido con traje militar con una cruz sobre
el pecho, representando al mismo tiempo al guerrero y al santo predicador. Con su
mano derecha sostiene una espada, y con la izquierda una vara en forma de cruz,
símbolos muy claros de la ‘dominación-castigo’ (espada), y de la ‘disciplina-evangeli-
zación’ (vara); con una mano castiga los defectos, mientras con la otra evangeliza las
virtudes. Más que castigarlos, se trataba de reformarlos (non punitio sed enmendatio).
Y en el suelo, aplastado en señal de derrota y sometimiento, un noble inca (hay una
INSCRIPCIN AL PIE DE LA LÕMINA QUE DICE hEN EL CUZCOv
Esta es una de las muchas imágenes de la traducción que en América se hace del
Santiago Matamoros (ahora Mata-indios) que en España inspiraría la lucha (gue-
rra) religiosa contra los musulmanes.
42 Patricio Lepe-Carrión
34 Vemos aquí cómo surge –también lo cree Dussel– la Modernidad como Emanci-
pación; tema del cual me haré cargo más adelante. En Kant, se verá muy claro este
aspecto (Colonialidad) invisible de la Modernidad.
Civilización y barbarie: la ‘diferencia colonial’ 43
35 Véase Ilustración 2.
36 Quizá esta constituya una de las muchas interpretaciones falseadas que se hace de
Aristóteles durante la controversia de Valladolid. Para el estagirita, estaba prohibi-
do el uso de esclavos como producción. El esclavo entraba más bien en el marco de
una ‘teoría de la propiedad privada’, pero no como la entendemos hoy, sino como
una propiedad que está al servicio de una vida encaminada a la felicidad (eudemo-
nía) de los individuos. El esclavo, si bien está incapacitado para una vida moral, o
de acción (praxis), y lo está para una vida de producción (poiesis), no quiere decir
con ello que el esclavo esté destinado a producir; puesto que el esclavo es como un
instrumento animado (los inanimados serían los objetos o las cosas), y necesita del
amo para sobrevivir, de ahí que, como ‘entera’ propiedad del amo, está condenado
al cumplimiento de una felicidad ajena, es decir, el esclavo no sólo produce, sino
que es un instrumento para la realización moral o la praxis de su amo: “Los instru-
mentos en sentido propio son instrumentos para la producción, mientras que la
propiedad es un instrumento para la acción. […] La vida es acción, no producción
Y POR ESO EL ESCLAVO ES UN SUBORDINADO PARA LA ACCINv !RISTTELES A
En el fondo, nos dice Aristóteles, que los esclavos son necesarios sólo en la medida
del uso que hagamos de ellos en la consecución de nuestra propia felicidad, y no
por las riquezas o lo que podamos producir a costa de ellos.
37 Carta al Consejo de Indias (20 de enero de 1531).
44 Patricio Lepe-Carrión
38 Véase, por ejemplo, la interpretación que Ginés de Sepúlveda hace del texto de San
Pablo (1 Cor. 5, 12-13), respecto a la imposición del orden (juzgar) y del evangelio
a los infieles: “¿para qué tengo yo de juzgar en vano de la costumbre de los infieles
que no obedecen de su voluntad como los cristianos, si no los puedo corregir con-
tra ella? Pues yo ni la iglesia tenemos fuerzas temporales para ello, pero aunque
YO NO LO JUZGUE $IOS LO JUZGARÕv %S DECIR LOS ACTOS DE DOMINACIN SOMETIMIENTO
contra los indígenas se vieron acompañados, inspirados, validados, por la venia
de un poder divino. Véase Ilustración 3, donde el Apóstol Santiago (Mata-indios)
aparece apoyando la causa española de conquista, poniéndose de lado de los espa-
¶OLES Y LANZÕNDOLE ARENA EN LOS OJOS A LOS IND¤GENAS EN PLENO CONmICTO
39 3OBRE ,AS #ASAS PUEDE CONSULTARSE "ORGES "URGUET (UERTA ,AVALL£
2009).
Civilización y barbarie: la ‘diferencia colonial’ 45
Ilustración 3
Aparición del Apóstol Santiago arrojándole arena
en los ojos a un grupo de guerreros indígenas de Chile40
Dice Las Casas: “La criatura racional tiene una aptitud natural
para que se lleve [...], para que voluntariamente escuche, voluntaria-
mente obedezca y voluntariamente preste su adhesión [...] De manera
que de su propio motivo, con voluntad de libre albedrío y con disposi-
CIN Y FACULTAD NATURALES ESCUCHE TODO LO QUE SE LE PROPONGA ;=v CIT
en Dussel, 1992: 79).
chosa por cierto, y muy válida–, pero jamás un giro radical en la mane-
ra de ver el problema45. Es más, creo que Las Casas, viene a reforzar la
naturalización del indígena en su condición de inferioridad [yerbajos e
inútiles espinas], o de inmadurez, pero susceptibles de ser persuadidos
[mediante cultivo y labor], y llegar a ser civilizados-evangelizados [fru-
tos sanos y beneficiosos]:
Así el género humano es uno, y todos los hombres son iguales en lo que
concierne a su creación y todas las cosas naturales, y nadie nace ilustra-
do… Todos nosotros tenemos que ser guiados y ayudados primero por
los que nacieron antes que nosotros. Y los pueblos salvajes de la tierra
pueden compararse al terreno inculto que fácilmente produce yerbajos
e inútiles espinas, pero que tiene dentro de sí tal virtud natural que me-
diante cultivo y labor, puede dar frutos sanos y beneficiosos (Bartolomé
DE ,AS #ASAS CIT EN (ANKE
Desde este punto de vista, Las Casas constituye una novedad sólo
a partir de la Modernidad (sentido mítico intra-europeo), pero no desde
la Colonialidad (sentido dado por la experiencia del colonizado). De ahí
que Mignolo retome –de manera implícita–, al sociólogo Aníbal Quijano
con su concepto de Colonialidad del Poder, como dispositivo que permite
marcar una cierta diferencia respecto a un Otro, de clasificarlo conforme
a un grado de inferioridad respecto a quien tenga el poder de enunciar la
clasificación (cfr. Quijano, 1992; cfr. Mignolo, 2003: 76-78). Del mismo
modo, pienso que durante la Junta de Valladolid, no ha habido una excep-
ción a las historias imperiales de la humanidad; acá, el lugar de enuncia-
ción ha sido el cristianismo, como una fuerza epistémica que vino a deter-
minar el lugar que le correspondía a cada cual. Una matriz clasificatoria,
que sobre la base de territorios, lenguas, creencias, costumbres, etc., vino
a determinar la naturaleza de los pueblos indígenas46.
1°- los que habían perdido la razón por accidente; a este grupo
pertenecían aquellos de conducta extraña, violenta, alborotada o poco
racional. No es que carezcan de racionalidad ‘por naturaleza’, sino que
su irracionalidad es del todo accidental; esto es, que es producto de algu-
na causa que sobreviene durante el proceso de su crecimiento.
Matsumori dice que estos cuatro tipos de barbarie, Las Casas los
agrupa, además, bajo dos categorías generales: los bárbaros entendidos
como ‘inferioridad humana’ (1° y 3°), y los bárbaros entendidos como
‘diferencia cultural’ (2° y 4°); los indios, según el dominico, pertenece-
rían a la segunda categoría, es decir, no serían ‘inferiores’, sino más bien,
‘diferentes’. Obviamente que la inferioridad en este caso es relativa, y
hoy diríamos que sobreponer las costumbres europeas y el cristianismo
(como en 2° y 3°), es ya una clasificación de inferioridad respecto a una
cultura central o modelo.
47 Nada he dicho respecto al término ‘cultura’, conceptualizado sólo a partir del siglo
XVIII (no inventado). Pero valga decir que, cuando digo ‘diferencias culturales’
entre indígenas y europeos, me remito necesariamente a una ‘diferencia colonial’
entretejida por el cristianismo como fuerza epistémica determinante; es decir, co-
lonización/cristianización o, si se prefiere, podría hablarse de un ‘imaginario sa-
cralizado’ de la sociedad en general; a diferencia de un ‘imaginario secularizado’ en
el siglo XVIII (cfr. Mignolo, 2003: 41-42).
Civilización y barbarie: la ‘diferencia colonial’ 53
50 6ITORIA AUNQUE NOS HACE NOTAR QUE hVULGARMENTE SE LES LLAMA INDIOSv SIGUE EM-
pleando un paradigma clasificatorio sustentado en las posturas teológico-antro-
pológicas que consideraban los conceptos de indio y bárbaro como sinónimos.
Civilización y barbarie: la ‘diferencia colonial’ 55
51 Una versión muy resumida de este capítulo fue publicado en: (Lepe-Carrión,
2012c). Y otro artículo, aunque modificado y ampliado a contextos educativos
contemporáneos, fue publicado en: (Lepe-Carrión, 2015a).
58 Patricio Lepe-Carrión
minas y además los bárbaros recibirían el castigo a que eran tan acree-
DORESv *ARA 56.
56 Sin duda fue Curalaba el detonador de esta ‘comunión de pareceres’ respecto a la nece-
sidad de la esclavitud. Antes de Curalaba, durante el siglo XVI existieron argumentos
en contra de la guerra, pero que se vieron opacados por la victoria indígena. Véase
sobre estos argumentos del siglo XVI, y también sobre los variados testimonios de la
‘comunión de pareceres’ (Álvaro Jara los reduce a cuatro) en el siglo XVII (Jara, 1971).
57 Carta de fray Antonio de Victoria a S. M. avisando la muerte del gobernador Lo-
yola y sugiriendo que los indios sean dados por esclavos. 12 de marzo de 1599
(Medina, 1959: 88).
58 “[...] del gobernador interino, del Cabildo eclesiástico, superiores y letrados de
Santo Domingo, San Francisco, Nuestra Señora de la Merced, San Agustín, y de la
#OMPA¶¤A DE *ES¢Sv *ARA
La construcción del sujeto colonial en el Chile del siglo XVII 61
Para bien o para mal, el siglo XVII se caracteriza por una emer-
gente subalternización; donde el indígena será construido como sujeto
(colonial), su identidad será inventada por el europeo, y su lugar en el
mundo estará determinado por el rol que pueda cumplir al interior de la
economía capitalista61. Dicho rol, evidentemente, estará condicionado a
su calidad humana evidenciada en el linaje, es decir, a través de su sangre.
60 Sobre esta ‘duda metódica’, y su referencia bibliográfica, véase infra, pp. 110ss.
61 Sería conveniente pensar la identidad como cambiante, inestable, o a partir del
devenir histórico del sujeto, y no del ‘ser’ en un sentido esencialista. Pensar la iden-
tidad desde las diversas representaciones o discursos que la hacen posible históri-
camente por medio del lenguaje o de la cultura, y no como una permanencia en
el tiempo o en sí misma localizable en el espacio, y que busca incesantemente un
ORIGEN EN EL CUAL FUNDARSE Y RECONOCERSE -UY EN SINTON¤A CON LAS REmEXIONES DE
3TUART (ALL CUANDO SE¶ALA QUE LAS IDENTIDADES ESTÕN hCONSTRUIDAS DE M¢LTIPLES MA-
neras a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes, a menudo cruzadas
y antagónicas. Están sujetas a una historización radical, y en un constante pro-
CESO DE CAMBIO Y TRANSFORMACINv (ALL DEJAR DE INTERROGARNOS SOBRE
hQUI£NES SOMOS O @DE DNDE VENIMOSv PARA DAR PASO A PREGUNTAS COMO hEN QU£
podríamos convertirnos, cómo nos han representado y cómo atañe ello al modo
COMO PODR¤AMOS REPRESENTARNOSv (ALL 0ERO EVIDENTEMENTE COMO
toda representación es por sí una carencia, una omisión, una exclusión, o un silen-
ciamiento, dicha ‘identidad colonial’ sólo pudo constituirse como tal a partir de
un encuentro con ese Otro (afuera constitutivo) al cual interpelar y es interpelado,
La construcción del sujeto colonial en el Chile del siglo XVII 63
Ilustración 4
Tabula Geographica Regni Chile71
75 Véase, Ilustración 4.
76 Debemos recordar que el mapa de Alonso de Ovalle, muestra el reino de Chile de ma-
nera horizontal; por lo tanto, el Sur se encuentra a la derecha, y el Norte a la izquierda.
77 Véase, Ilustración 5.
70 Patricio Lepe-Carrión
Ilustración 5
Frontera río Biobío
Ilustración 6
Hombre con cola al sur del reino de Chile (versión de Tabula A)
Ilustración 7
Hombre con cola al sur del reino de Chile (versión de Tabula B)
72 Patricio Lepe-Carrión
pectivas posibles (puede el lector hacer una analogía con la forma de entender el
‘punto cero’ en el siglo XVIII; véase infra p. 121).
80 El poder no puede pensarse aquí de manera abstracta, sino más bien como un
poder que opera en relaciones muy concretas. Pensar el poder es descifrar las cau-
sas que permiten que un sistema social –como el colonial, o más bien, sistema-
mundo moderno/colonial–, pueda perdurar en el tiempo, a pesar de las múltiples
y heterogéneas fuerzas locales que lo componen. Sin embargo, al mismo tiempo
que se analizan las particulares formaciones históricas del sistema de dominación
y explotación, se hace necesario también identificar cuál o cuáles de esas fuerzas
locales es la que articula a las demás como un eje central en el interior del sistema
CFR 2ESTREPO Y 2OJAS
81 Véase sobre esta triple dimensión de la frontera en: (Mignolo y Tlostanova, 2009). La
profesora chilena María Teresa Aedo Fuentes (Universidad de Concepción), ha plan-
teado igualmente este aspecto tridimensional de la frontera; por un lado estaría el
discurso político que circunscribe el territorio de usurpación española proponiendo
COMO L¤MITE GEOGRÕlCO EL 2¤O "¤O "¤O CREANDO DE ESTE MODO UNA CIERTA hDISCONTI-
NUIDAD ESPACIALv O SEPARACIN ENTRE TERRITORIO MAPUCHE Y TERRITORIO ESPA¶OL PERO AL
mismo tiempo, esa misma distinción geográfica formaría una “discontinuidad cul-
TURALv O SEPARACIN ENTRE UN ‘nosotros los civilizados’, y un ‘ellos los bárbaros’. Y, por
otro lado, como un tercer elemento (epistémico), se crearía un discurso doctrinal o
catequístico que tiene como objetivo la educación o civilización de aquellos cuerpos
construidos por el discurso de la otredad (Aedo Fuentes, 2005). Puede consultarse
también, el excelente ensayo de Ettiene Balibar (2008).
74 Patricio Lepe-Carrión
Y sigue:
Por eso, a diferencia de éstas, si bien ese conjunto tiende a moverse o a
comportarse en una orientación general, no puede hacerlo de manera
unilineal, ni unidireccional, ni unidimensional, porque están en accio-
NES M¢LTIPLES HETEROG£NEAS E INCLUSO CONmICTIVAS PULSIONES O LGICAS DE
movimiento (Quijano, 2000a: 355).
85 Concuerdo con Quijano en que cualquier idea que conlleve un pequeño rastro de
‘idea totalitaria’ corre el peligro de caer fácilmente en un totalitarismo. Sin embar-
go, creer, por otra parte, en la inexistencia absoluta de una cierta idea de totalidad
en el conocimiento histórico-social, no es sino, negar el poder que opera en las
macroestructuras. En esto último radica la crítica hecha por los estudiosos postco-
loniales (Spivak, Bhabha, Said), cuando denuncian en la filosofía de Foucault un
sesgo ideológico que oculta y legitima la macrofísica del poder; o lo que es peor
aún, que dicha negación de la totalidad en cuanto estructura es lisa y llanamente
una ‘irresponsabilidad intelectual’ (cfr. Castro-Gómez, 2010c: 272-277). Según el
filósofo colombiano, las críticas postcoloniales hacia Foucault se remiten solamen-
te a los textos anteriores a 1975; después de esa fecha, asistimos en Foucault a una
analítica del poder que se desprende de una exclusividad de los procesos micropo-
líticos, e incluye extensamente una crítica a la ‘historia de la gubernamentalidad’
en tanto macropolítica (Castro-Gómez, 2010c); esta referencia de Castro-Gómez
es de sumo interés, dado que el autor otorga las claves fundamentales para pensar
la Colonialidad a partir de una microfísica del poder, y no tan sólo como una ma-
croestructura (como en Quijano, por ejemplo).
La construcción del sujeto colonial en el Chile del siglo XVII 77
Urge, por lo tanto, desvelar los mecanismos por los cuales dicha
élite criolla, los mestizos, indígenas y toda la sociedad colonial adquiere
(en su habitus) ese valor por la ‘raza’ (linaje) como elemento diferenciador
y de acceso a los privilegios sociales, políticos y económicos de la época.
en pie, del temor y subordinación por parte de los nativos; y fue Lautaro,
según lo que nos relata Alonso de Góngora, quien descubre ese camino
de desprendimiento de las fuerzas opresoras: “en voz alta les comenzó a
decir [a los reche] que los cristianos eran mortales como ellos y los caba-
llos también y se cansaban cuando hacía calor más que en otro tiempo
ALGUNOv98. Contra dicho descubrimiento, fue que la gran máquina sobe-
rana debía comparecer: impedir a toda costa que el mapuche-reche se
descubriera a sí mismo como ‘sujeto’ de lucha o resistencia.
102 Sobre la sutil, aunque importante relación entre ‘diferencia colonial’ y ‘diferencia
cultural’, y el enmascaramiento que produce esta última por sobre la primera, véa-
se –principalmente– el primer capítulo de este trabajo, pero también (Mignolo,
2003, 2007a).
La construcción del sujeto colonial en el Chile del siglo XVII 89
103 Para Balibar, el fenómeno de la frontera es mucho más que un mero límite externo;
se trataría de un elemento que considerado desde su origen, es ‘cosmopolítico’ y
anterior a la Nación Estado (cfr. Balibar, 2008: 88).
104 En la presente investigación, haré uso de ambos textos: el original del propio Luis de
Valdivia (Valdivia, 1621), y su reimpresión por José Toribio Medina (Medina, 1897).
90 Patricio Lepe-Carrión
constituye uno de los registros más importantes del encuentro entre las
culturas europea y nativa o indígena en Chile105.
105 El texto de Valdivia podría considerarse como una de las consecuencia del III Con-
cilio Limense celebrado entre 1582-83, donde se propone como objetivo central el
acercamiento de la fe cristiana a los nativos (en sus propias lenguas), procurando
salvar, al mismo tiempo, la unidad de la doctrina católica. A partir de ahí, co-
mienza una serie de producciones y traducciones de catecismos, confesionarios,
sermones, etc.
106 2EMITO NUEVAMENTE A LA CITA QUE HICE DE %DWARD 3A¤D EN LA PÕGINA RESPECTO AL
etnocentrismo contenido en las expresiones de ‘nosotros’, ‘ellos’, etc. Puede consul-
tarse también (en el mismo lugar), las referencias a Koselleck.
La construcción del sujeto colonial en el Chile del siglo XVII 91
107 (E HECHO UNA TRANSCRIPCIN EN TODAS LAS CITAS DE ESTA OBRA TRATANDO EN LO POSIBLE DE
mantener el estilo propio de la literatura antigua colonial, ya que el castellano emplea-
do en la obra original se hace muchas veces ininteligible en algunas partes, indicando
cuando corresponde –mediante corchetes– los matices o apreciaciones pertinentes.
108 Sobre el uso que se da a ciertas palabras y expresiones (como Machi, hechiceros,
etc.), puede consultarse: (Zapater, 1994).
92 Patricio Lepe-Carrión
que pesa sobre los indígenas al no entender las cosas sabias que dice
EL 2EY CON LA CULPA DE NO ENTENDER EL MISTERIO DE $IOS 0UESTO QUE AL
ser ambos discursos ‘ininteligibles’ para el nativo, el de carácter ‘legal’
o referente al idioma (2° tipo de barbarie), y el de carácter ‘sagrado’ o
evangélico (4° tipo de barbarie), son del mismo modo altamente bene-
ficiosos para el nativo, en tanto provienen de un mismo punto central
Y SOBREHUMANO Y EN TORNO AL CUAL GIRA LA CULTURA DOMINANTE EL 2EY Y
Dios, que en este caso se fundirían en un mismo y único principio ori-
ginario esencial.
112 Es de notar que el argumento en torno a la ‘culpa’ del indígena, o del ‘deber’ del
conquistador, pueda encontrarse claramente evidenciado en Bartolomé de Las
Casas (y luego en Luis de Valdivia); Enrique Dussel, comete un anacronismo al
intentar buscar las causas eurocéntricas del ‘mito de la Modernidad’ o de la vic-
timización del Otro, en pensadores ilustrados como Immanuel Kant (respecto al
‘tutelaje’ o la ‘inmadurez’) (cfr. Dussel, 1992). Ciertamente encontramos en Kant
–como veremos más adelante–, una justificación del colonialismo en sus textos
antropológicos y sobre la ilustración, pero me parece desmesurado buscar justifi-
caciones teóricas sobre el surgimiento de la Modernidad del siglo XV en el euro-
centrismo del siglo XVIII. Luego, demostraré que el pensamiento antropológico
de Kant, está muy en sintonía con la emergencia de la racionalidad racial-criolla
del Chile independentista.
La construcción del sujeto colonial en el Chile del siglo XVII 95
113 Desde el inicio de la ‘guerra defensiva’ se les dijo a los indígenas que el único motivo
que justificaba la presencia española en sus territorios era la ‘salvación de las almas’.
%STE ES EL EXTRACTO DE UNA #ARTA DEL 2EY &ELIPE ))) A LOS IND¤GENAS DE #HILE FECHADA EN
1610, en la cual se plantean las intenciones del rey para con las nuevas políticas de
GUERRA DEFENSIVA h ENV¤O DESDE ESTOS 2EINOS CON EL DICHO PADRE ,UIS DE 6ALDIVIA A
mi costa otros padres de la Compañía de Jesús, para que os hagan cristianos y os ins-
96 Patricio Lepe-Carrión
Al correr del siglo XVII y XVIII, surgirá en Chile una serie de ins-
tituciones formativas que serán, por un lado, la extensión o, más bien,
la reverberación de técnicas evangelizadoras que se inician en la ‘guerra
defensiva’ y, por otro, la continuidad de un modelo educativo ya inicia-
do en Europa.
truyan en las cosas de la santa fe católica; habréis de oírlos de buena gana, que yo les
he encargado mucho que os traten con amor de padres espirituales, y os amparen y
favorezcan, y espero en Nuestro señor alumbrará vuestros entendimientos para que
conozcáis cuán bien os estará esto para que gocéis vuestras tierras, mujeres e hijos y
GANADOS SALVANDO VUESTRAS ALMAS QUE ES LO QUE DE VOSOTROS SOLAMENTE SE PRETENDEv
(España, 1612) (el texto ha sido traducido para su legibilidad).
114 El primer colegio en Chile fue administrado por los dominicos en 1595; luego, en
1622, la escuela será transformada en la Pontificia Universidad de Santo Tomás
QUE FUNCIONAR¤A HASTA LA CREACIN EN DE LA 2EAL 5NIVERSIDAD DE 3AN &ELIPE
(primera universidad estatal en Chile, y antecesora de la Universidad de Chile).
115 La Ratio atque institutio studiorum Societatis Iesu (Método y programa de los es-
tudios de la Compañía de Jesús), fue implementada en 1599; aunque sus orígenes
pueden remontarse algunos años antes. La palabra ratio, puede traducirse aquí
como orden o método, y hace referencia a la imposición de un conjunto de reglas
que tienen como objetivo el ordenamiento o regulación de los colegios como es-
pacios donde se establecería la transformación de los sujetos indóciles por ‘natu-
raleza’. Esto es, la ‘naturaleza’ es el lugar donde reina espontáneamente el desorden,
el caos, la barbarie; y los colegios (luego las universidades) serán los espacios de
ENDEREZAMIENTO DE CORRECCIN DE CIVILIZACIN (E REVISADO UNA EXCELENTE EDICIN
bilingüe latina-castellana (s/a, 1599).
La construcción del sujeto colonial en el Chile del siglo XVII 97
unos con otros. Cada campo de alumnos, debía conformar una vez al
mes, una estricta jerarquía de cargos dignatarios: un imperator (dicta-
dor o cónsul), un pretor, un tribuno, y varios senadores. Cada campo,
además, se dividía en decurias o pequeños subgrupos de diez alumnos
dirigidas por un decurión que era elegido por las altas dignidades men-
cionadas117. Y, a la vez, las decurias, que estaban divididas desde la mejor
a la peor conforme al rendimiento y esfuerzo de los alumnos, compe-
tían con las decurias equivalentes del campo de guerra contrario (cfr.
Durkheim, 1983: 317-331)118.
121 Tal es el caso del convictorio de San Francisco Javier, fundado en 1611, donde la
condición de ingreso estaba estrechamente ligado con la sangre. Sus postulantes
debían ser hijos legítimos de algún matrimonio, y personas de muy buenas cos-
tumbres; y además, en ningún caso se aceptaría el ingreso de algún hijo de india,
aunque proviniera de un matrimonio legítimo (cfr. Silva Santa Cruz, 2010: 255).
122 %L #OLEGIO DE .ATURALES DE #HILLÕN SERÕ FUNDADO POR 2EAL #£DULA EN COMEN-
zando sus funciones en 1700. Debido a la persistente resistencia indígena, el cole-
gio tuvo que trasladarse a Santiago en 1723; volviendo a instalarse en Chillán en
1786, pero ahora a cargo de los franciscanos, quienes habían asumido la dirección
del colegio luego de la expulsión de los jesuitas en 1767.
123 Pasó a ser Universidad Pontificia en 1621.
100 Patricio Lepe-Carrión
124 5NA 2EAL #£DULA DE ANTE LA PREOCUPACIN POR LA FALTA DE ARTESANOS Y DE QUIE-
nes ejecutaran los oficios manuales tan desprestigiados, se decreta que tales oficios
no eran denigrantes, y que se permitía a que cualquiera pudiera ejercerlos: “no
SLO EL OlCIO DE CURTIDOR SINO TAMBI£N DE LAS DEMÕS !RTES Y /lCIOS DE (ERRERO
Sastre, Carpintero, y otros de ese modo, son honestos y honrados y que el uso de
ellos no envilece la familia ni la persona del que lo ejerce, ni la inhabilita para ob-
TENER LOS EMPLEOS -UNICIPALES DE 2EP¢BLICA EN QUE ESTÕN AVENCINDADOS ;= Y QUE
tampoco han de perjudicar las Artes, y Oficios para el goce, y prerrogativas de la
(IDALGU¤Av %SPA¶A
125 Góngora trata de responderse por qué los jesuitas, siendo los mejores administra-
dores durante la colonia, permitían el endeudamiento de sus inquilinos. La razón
la encuentra en los documentos de la Compañía, y complementa lo que he argu-
mentado acá, es decir, se trataría de reproducir un sistema de diferenciación de la
fuerza manual e intelectual, y de mantener la primera de ellas en un permanente
estado de subordinación que permita la reproducción en el tiempo de nuevos in-
quilinos; lo que, evidentemente, perpetuaría el acceso a los privilegios de una clase
muy reducida: los criollos y peninsulares.
La construcción del sujeto colonial en el Chile del siglo XVII 103
126 Jean Baptiste Bourguignon D’Anville (†1782) –por ejemplo–, cartógrafo princi-
pal del rey de Francia durante el siglo XVIII, llegó a publicar más de 200 mapas
detallados de las distintas regiones del mundo; cartografiar las colonias era una
actividad relevante, teniendo como apoyo científico y tecnológico fundamental
a la prestigiosa Academia de Ciencias de Paris. La cartografía pasó a convertirse
en un instrumento de soberanía cultural, donde las reales motivaciones no eran
estrictamente científicas, sino más bien, políticas y económicas (cfr. Nieto Olarte,
2010). El embajador de España en Londres, otro ejemplo, advertía a Lord Sand-
108 Patricio Lepe-Carrión
wich en 1776 que el capitán Cook no debía pisar tierras españolas; leemos en una
nota escrita al marqués Grimaldi: “… sera muy útil que se impriman cuanto antes
las relaciones de nuestros viajes y descubrimientos en aquellos parages, y se pu-
bliquen los mapas que se han prometido; pues para esta nación no hay mejores
actos de posesion que estas publicidades, con que podemos hacer ver á Europa que
ninguno puede alegar derechos sobre descubrimientos, que hemos hecho nosotros
ANTES QUE OTRO ALGUNOv !RCHIVO 'ENERAL DE 3IMANCAS %STADO LEG #IT EN
Gonzalez Bueno, 2008).
127 2EMEDANDO UNO DE LOS TEXTOS MÕS INmUYENTES EN EL PENSAMIENTO POSTCOLONIAL DE
la pensadora india Gayatri Spivak (2003) me pregunto si puede o no hablar el in-
dígena americano. Evidentemente que América tiene y puede narrar por sí misma
una historia al presente de la humanidad, aunque su hablar no es dialógico. Como
mencioné en páginas anteriores, y también lo haré más adelante, Europa constru-
yó distintos discursos y estrategias de silenciamiento contra América; empleando
a Aristóteles como fundamento de las discusiones o debates del siglo XVI, dirá
entrelineas que los americanos sólo tienen voz (phoné, sonido), pero sin razón
deliberativa (logos, palabra/razón); es decir, el indígena americano carece de toda
racionalidad, el nativo no piensa, tan sólo tiene una palabra vacía, un grito sin
sentido, o un mero balbuceo que se resiste a ser comprendido (Véase, supra, p.
28ss.). ‘Subalterno’ en aquel texto de Spivak –aunque empleado en contextos muy
distintos–, tiene el mismo sentido del que pretendemos otorgarle acá respecto a
aquellos grupos que están en permanente situación (relación) de subalternidad
por parte de la sociedad en general y de sus discursos dominantes, como de los
grupos de poder. Véase, lo que he dicho sobre los problemas de ‘representación’,
supra: nota al pie n° 46.
128 Los corchetes son míos.
Época clásica, y el ‘no lugar’ en la instrumentalización política de los saberes científicos 109
129 Véase: (Fuentes, 1988; González Montero, 1996; Fernández Moreno, 2000: 104-
114; Nieto Olarte, 2003; Castro-Gómez, 2005a; Nieto Olarte, 2006; Castro-Gómez,
2010b; Gentinetta, 2010).
110 Patricio Lepe-Carrión
130 %L 2ENACIMIENTO TUVO OTRA CARA OCULTA AS¤ COMO TAMBI£N LA TENDRÕ LA -ODERNI-
dad), que sería muy distinta a la caza de brujas o el oscurantismo de los neoplató-
nicos. Véase: (Mignolo, 1998, 2009).
112 Patricio Lepe-Carrión
Quijano (cfr. 2000b: 224), nos recuerda aquella frase que escri-
biera Sarmiento en las paredes de los baños de Zonda en 1840: “On ne
TUE POINT LES ID£ESv; frase que Sarmiento toma (equivocadamente, por
CIERTO DE LAS PALABRAS ENUNCIADAS POR (IPPOLYTE &ORTOUL133 antes de ser
degollado, y que reproduce en la advertencia a su obra ‘Barbarie y Civili-
zación’. Sin importar si fue comprendida o no en su momento, Quijano
nos señala que dicha expresión, traducida como “Bárbaros, las ideas no
SE DEGÓELLANv PUEDE FÕCILMENTE ENCONTRAR SU ORIGEN EN EL MANIQUE¤SMO
cartesiano: las ideas ‘deben’ ser respetadas, en cambio el cuerpo, puede
ser torturado, triturado y muerto.
134 Quijano también nos refiere a la intrínseca dependencia del surgimiento del concep-
to de raza con la histórica formulación del cuerpo como objeto, o de la naturaliza-
ción e irracionalidad inherente en la corporalidad. El cuerpo como objeto, o como
campo de prácticas, será el terreno sobre el cual se construirá la idea de raza, como
será durante el siglo XIX el caso del Conde de Gobineau (cfr. Quijano, 2000b).
135 Sobre esta negación ontológica y epistemológica de los no-europeos que subyace
al discurso de la Modernidad, y que los pensadores decoloniales han denominado
como Colonialidad del ser y Colonialidad del saber, puede consultarse (Lander,
2000; Maldonado-Torres, 2006; Mignolo, 2006; Maldonado-Torres, 2007).
116 Patricio Lepe-Carrión
Episteme y gubernamentalidad
136 Seguiré en esta lectura [empírica] foucaultiana, de manera muy estricta la inter-
pretación que hace Santiago Castro-Gómez (Castro-Gómez, 2004, 2005a, 2007b,
2010b, 2010e, 2010d, 2010a); en ella, se postula que el cambio de dinastía de los
Austria a los Borbones, supone al mismo tiempo que un cambio de gobierno, una
serie de medidas de carácter médico, sanitario y demográfico que tienen como ob-
jetivo potenciar la vida de la población americana (gubernamentalidad); la ‘vida’,
entendida como algo que puede ser producido, administrado y gestionado por
el Estado. De la misma idea, y probablemente antecesor de Castro-Gómez, es el
Época clásica, y el ‘no lugar’ en la instrumentalización política de los saberes científicos 117
profesor Francisco Vásquez García (Vásquez García, 1995, 2006, 2009b, 2009a).
También me he apoyado en lecturas de los profesores españoles Mauricio Jalón
(Jalón, 1994, 2008), Antonio Campillo (2009, 2011), y Javier Ugarte Pérez (2006).
137 Sobre la episteme, también puede consultarse (Moro Abadía, 2006: 139-156).
138 (AY UNA INTERESANTE CR¤TICA HECHA POR EL COLOMBIANO #ARLOS !RTURO ,PEZ EN TOR-
no al uso desmesurado que se hace de categorías foucaultianas; remito a la crítica
que hace al concepto de ‘episteme’, en tanto, –según el autor– no daría cuenta “más
que de un momento y un lugar en los cuales las formas del discurso hicieron po-
SIBLE LA EMERGENCIA DE LAS CIENCIAS HUMANASv ES DECIR LAS LIMITACIONES OPERATIVAS
del concepto de ‘episteme’ impiden abarcar un análisis de todos los saberes que
se alojan en los espacios que define una episteme. Sin embargo, el concepto de
Foucault, para efectos de la presente investigación, por ningún motivo, pretende
ser abordado en su integridad, ni menos agotado en sus múltiples acepciones, sim-
plemente lo utilizo como una herramienta conceptual que nos sirve para explicar
un fenómeno político y cultural muy específico que acontece en Chile durante los
siglos XVII, XVIII y XIX. Sobre la crítica al concepto de episteme (López, 2008).
118 Patricio Lepe-Carrión
140 A Bacon, no me referiré en este trabajo, puesto que si bien Foucault encuentra en
él una cierta crítica a la semejanza, también reconoce en él un “modo de pensar
MIXTO Y RARIlCADOv *ALN ATRAPADO A¢N EN LOS CÕNONES DEL SIGLO 86)
141 h!S¤ COMO ES ARRIBA ES ABAJOv REZABA EL LEMA RENACENTISTA NEOPLATNICO QUE LA ES-
cuela de Marsilio Ficino habría tomado prestado de los textos antiguos y esotéricos
DEL PSEUDO (ERMES 4RISMEGISTO Y QUE AUTORES POSTERIORES INMORTALIZARAN BAJO UNA
propagada forma de entender el funcionamiento de las cosas.
142 El Don Quijote de Cervantes simbolizaría aquella transición entre un régimen y
otro; es el ‘héroe de lo mismo’. Don Quijote, vive un modo de verdad que ya no
está vigente: “Su aventura será un desciframiento del mundo: un recorrido minu-
cioso para destacar, sobre toda la superficie de la tierra, las figuras que muestran
que los libros dicen la verdad. La hazaña tiene que ser comprobada: no consiste en
un triunfo real –y por ello la victoria carece, en el fondo, de importancia–, sino en
transformar la realidad en signo. En signo de que los signos del lenguaje se confor-
man con las cosas mismas. Don Quijote lee el mundo para demostrar los libros. Y
NO SE DA OTRAS PRUEBAS QUE EL REmEJO DE LAS SEMEJANZASv &OUCAULT B
120 Patricio Lepe-Carrión
Ilustración 9
Sistema de Representación en la época clásica143
Ilustración 10
La familia de Felipe IV (Las Meninas) (1656). Diego Velásquez144
yor fuerza política (cf. Nieto Olarte, 2007: 136) y, lo que es peor, la que
le dará su más oscuro contraste de segregación social.
145 !MBAS CITAS DEBO SU UBICACIN NO LA INTERPRETACIN AL TEXTO DE 7ALTER (ANISCH
(1974: 12-13).
Época clásica, y el ‘no lugar’ en la instrumentalización política de los saberes científicos 125
148 “La historia natural encuentra su lugar en esta distancia, ahora abierta, entre las
cosas y las palabras, distancia silenciosa, carente de toda sedimentación verbal y,
sin embargo, articulada según los elementos de la representación, justo aquellos
QUE PODRÕN SER NOMBRADOS CON PLENO DERECHOv &OUCAULT B
Época clásica, y el ‘no lugar’ en la instrumentalización política de los saberes científicos 127
las cosas, y, peor aún, una visión homogénea y hegemónica avalada y legi-
timada por las fuerzas del Estado, en las diferentes luchas de los imperios
por permanecer en el poder mundial (cfr. Castro-Gómez, 2005a: 24-25).
datos y muchos otros constituirán ahora el contenido esencial del saber del sobe-
RANOv (Foucault, 2006: 320). Esta descripción es esencial para comprender lo que
más adelante diré respecto a los intereses (científicos) de la nueva clase gobernante
en el imperio español (borbones), y posteriormente los criollos en el continente
americano. Claramente, no se trataba de un interés por la ciencia, ni por los deba-
tes intelectuales, sino más bien como un modo de organización y conocimiento
de los Estados.
%XISTE UNA INTERESANTE COMPILACIN DE TEXTOS PRODUCIDOS EN LAS *ORNADAS DE (IS-
TORIA DE LA %STAD¤STICA Y LA 0ROBABILIDAD ORGANIZADAS POR LA !SOCIACIN DE (ISTORIA
DE LA %STAD¤STICA Y LA 0ROBABILIDAD DE %SPA¶A !(%0% !SOCIACIN DE (ISTORIA DE
la Estadística y la Probabilidad de España, 2002, 2004, 2006, 2009). Aunque muy
puntualmente me llama la atención un estudio realizado por el profesor Germán
2UIZ EN TORNO A LAS FUENTES BIBLIOGRÕlCAS QUE APARECEN DURANTE EL SIGLO 86)) Y SE
extienden hasta el siglo XIX, y que consolidarán la emergencia de este saber duran-
TE LA £POCA 2UIZ 'ARZN
151 (E EVITADO EN LO POSIBLE CAER EN DETALLES HISTRICOS PORQUE EXCEDER¤A EL TAMA¶O
de esta investigación. Para conocer más de cerca las reformas borbónicas (tanto
en España como en América), véase: (Navarro García, 1989; Fernandez Albala-
DEJO 6IDAL Y -ARTINEZ 2UIZ 9 A MODO GENERAL PUEDE CONSULTARSE
3ARRAILH (ERR 0ALACIO !TARD &ONTANA !NES $O-
mínguez Ortiz, 1976; Artola, 1978; Palacio Atard, 1978; Fernández de Pinedo; Gil
Novales y Dérozier, 1980; VV.AA., 1989, 1990; Lynch, 1991; Fernández, 1993).
Época clásica, y el ‘no lugar’ en la instrumentalización política de los saberes científicos 129
Para el consejero del rey, y también durante el siglo XVIII, se irá im-
poniendo una diferencia entre ambos sentidos de entender la ‘población’:
La población se aumenta de diferentes modos físicos y políticos: se
aumenta físicamente quando se acrece el número de individuos, se
aumenta políticamente quando de un hombre, que no trabaja, ni da
UTILIDAD ALGUNA A LA 2EP¢BLICA SE HACE UN VASALLO ¢TIL INCLINÕNDOLE A LA
industria; y éste es el aumento que más importa; pues cuando se dice
que la riqueza del Soberano consiste en el número de sus vasallos, esto se
debe entender de vasallos útiles solamente, porque un millón de holga-
zanes, vagabundos y mendigos de profesión, lejos de aprovechar, sirven
de carga muy pesada al Estado, sin los que estaría mucho mejor y más
RICOv 7ARD 157.
De ahí también que, durante los siglos XVIII y XIX y sobre las
reformas ilustradas borbónicas que re-interpretaron el ordenamiento
del mundo colonial, surgiera una ‘racionalización’ en la disposición del
espacio en que se habita o de los territorios. Las políticas de poblacio-
158 De esto trataré con mayor profundidad más adelante; véase infra: p. 239ss.
159 Evidentemente, la ociosidad no será el único discurso moral con que la clase crio-
lla dominante pretenda ejercer su poder con la urgente y necesaria clasificación de
la emergente ‘plebe’. Dicho discurso irá emparentado a otros conceptos de segre-
gación y discriminación, como la ‘riqueza’, la ‘cultura’ y el ‘linaje’. Véase, la tercera
parte de este libro.
132 Patricio Lepe-Carrión
160 Claro está que el ‘fundar ciudades’ era un acto simbólico de conquista y dominio
muy anterior al siglo XVIII. Un principio básico del gobierno colonial era justa-
MENTE hGOBERNAR ES POBLARv !RAYA $E AH¤ QUE INSISTA EN LA DIFERENCIA
que surge en el siglo XVIII al entender el concepto de ‘población’.
161 Con el concepto de ‘desterritorialización’, Santiago Castro-Gómez se refiere a lo que
en su obra Hybris del punto cero denominaba (siguiendo a Bourdieu) como “expro-
PIACIN DE CAPITALESv O ADMINISTRACIN POR PARTE DEL %STADO DE LOS mUJOS DE CAPITALES
económicos y simbólicos que la sociedad colonial había puesto en manos de los
criollos y peninsulares. Castro-Gómez se refiere a que el imperio Borbón, vino a
romper los lazos inquebrantables que existían entre el poder y las élites dominantes,
instaurando, de este modo, una ‘guerra interna’ que ponía en una radical oposición
a las oligarquías criollas respecto al Estado absoluto y centralizado que comenzaba a
emerger. ‘Desterritorializar’ se refiere, entonces, a la búsqueda de una única y absolu-
TA @RAZN DE %STADO POR PARTE DE LOS BORBONES DESPOJANDO DE SUS PODERES E INmUEN-
cias, a las diferentes instituciones territoriales/locales que ejercían el poder: la iglesia,
la nobleza, las cortes, cabildos municipales, etc. Es muy interesante, también, cómo
desarrollan el concepto de ‘desterritorialización’ pensadores latinoamericanos como
.£STOR 'ARC¤A #ANCLINI Y 2ENATO /RTIZ PARA QUIENES DICHO PROCESO DE DESARRAIGO
desplazamiento o desprendimiento, trae siempre aparejada la idea de una reformu-
lación o resignificación de especificidades subjetivas, a saber, de nuevas formas de
reapropiación (reterritorialización) –por parte de los desposeídos– de las múltiples
formas y espacios de la vida social (Vilanova, 2009).
Época clásica, y el ‘no lugar’ en la instrumentalización política de los saberes científicos 133
162 Véase, la tesis doctoral (Baños Sánchez-Matamoros, 2002). Y el artículo del profesor
Francisco Vásquez García (2009c), que es una adaptación al italiano del capítulo pri-
mero de su obra fundamental citada en esta investigación (Vásquez García, 2009b).
163 Puede verse también este mismo proceso de urbanización, en la ciudades de Bogo-
tá (Castro-Gómez, 2004, 2010e), Caracas (Langue, 1994), y en ciudad de México
(Viqueira, 1987).
164 0UEDE CONSULTARSE 'UARDA A ,ORENZO 2AMN
134 Patricio Lepe-Carrión
171 Dice Castro-Gómez: “Diríamos que la genealogía de la ‘guerra de las razas’ trazada
por Foucault se interesa ciertamente por la racialización de las relaciones de po-
DER PERO SOLAMENTE A UN NIVEL INTRAEUROPEOv #ASTRO 'MEZ C V£ASE EN EL
texto citado, el interesante análisis que hace el pensador colombiano en torno a las
REmEXIONES QUE -ICHEL &OUCAULT HACE EN TORNO AL COLONIALISMO Y SU RELACIN CON
la geopolítica. Puede consultarse también el texto de Ann Laura Stoler, para quien
la genealogía del discurso racista en Foucault, era muy reducida y específica, sui
generis a las dinámicas de los estados europeos (cfr. Stoler, 1995: 28-29).
Época clásica, y el ‘no lugar’ en la instrumentalización política de los saberes científicos 139
172 La traducción y los corchetes son míos. La ubicación de la cita se la debo a (Uzgalis,
2002).
173 La historia natural puede entenderse, en el siglo XVIII, como la “denominación de
LO VISIBLEv &OUCAULT B ,A REmEXIN EN TORNO A LA NATURALEZA HACE NECE-
saria la instauración de un ‘lenguaje’ que permita mostrar o traducir la estructura
o ‘apariencia sensible de lo viviente’ (cfr. Jalón, 1994: 297-298).
174 3OBRE LA HISTORIA DEL PENSAMIENTO EN #HILE V£ASE (UNEEUS $ONOSO
(ANISCH
175 1UIZÕS SEA UN TANTO EXAGERADA LA SENTENCIA DE #AMILO (ENR¤QUEZ DE QUE HACIA lNA-
les del siglo XVIII y comienzos del XIX, a los chilenos “las obras filosóficas liberales
les eran tan desconocidas como la geografía y las matemáticas. Ni sabían qué era la
LIBERTAD NI LA DESEABANv EL FRAY PENSABA QUE TAN SLO UNOS SEIS CHILENOS POD¤AN LEER
en francés, y ninguno en lengua inglesa (cfr. Bushnell, 1991: 84). Evidentemente eran
mucho más de seis personas las que sabían leer, sin embargo, ‘saber escribir’, más que
una necesidad cultural, era en aquel tiempo un oficio ejercido por muy pocas perso-
nas (cfr. Labarca, 1939: 74). Sobre la educación en Chile durante fines de la colonia e
independencia, puede consultarse también (Lennon, 2009).
142 Patricio Lepe-Carrión
DEL INDIVIDUO SUJETO LIBRE REmEXIVO Y RESISTENTE $ICHO DE OTRO MODO EL habitus,
es un soporte de las relaciones sociosubjetivas (como dirá Canclini), que median
tanto en la interiorización de lo objetivo o la estructura social en el individuo,
como también –y paralelamente–, en la exteriorización de lo subjetivo. En conse-
cuencia, el habitus criollo, en tanto ‘estructura estructurada’ (opus operatum), ac-
tuaría como un principio generador de prácticas culturales; y en tanto ‘estructura
estructurante’ (modus operandi), actuaría como un conjunto de disposiciones que
organizan las prácticas, estructuran las percepciones, las apreciaciones y las ac-
ciones. Por ejemplo, el vestuario determinado y las joyas convenientes que debe
usar una familia criolla, junto a la forma o manera de ostentarlas, exponerlas, o de
lucir dichos adornos y vestimenta; aquello que se come en las mesas criollas, y sus
modos de comer; lo que debe opinarse respecto a la política, y las formas correctas
de expresar aquellas opiniones; etc. (prácticas distintas y distintivas) (cfr. Bourdieu,
1997: 19-20) Se trataría –en última instancia–, de aquel conjunto de representa-
ciones que los grupos elitistas criollos dominantes tenían sobre sí mismos, y que
derivaban en prácticas culturales que los distinguían y distanciaban (como clase)
de otros grupos sociales; esto es, el habitus criollo suponía una serie de ‘supuestos,
VALORACIONES Y PRENOCIONES CON LAS QUE IRREmEXIVAMENTE SE CONSTRU¤AN COMPLE-
jas relaciones de poder (segmentaciones ideológicas), que determinarían el ‘lugar
natural’ del criollo al interior de la sociedad colonial (Castón Boyer, 1996; García
#ANCLINI #ADELO "UITRAGO #ASTRO 'MEZ A 0ECH 3ALVADOR 2IZO
'ARC¤A Y 2OMEU !LDAYA
177 Se trataría más bien, de un núcleo que opera como un modo de organización de
los discursos en una época determinada; como la episteme.
144 Patricio Lepe-Carrión
La escritura universal
178 3OBRE EL PAPEL DE LA @(ISTORIA .ATURAL DURANTE LOS SIGLOS 86))) Y 8)8 Y SU APROPIA-
ción por las políticas de Estado, o de cómo el trabajo de clasificación y ordenamiento
que los naturalistas hacían del nuevo mundo se convertían en verdaderas prácticas
de control y dominación sobre otras culturas. Me he apoyado en los trabajos de los
profesores Mauricio Nieto Olarte (Nieto Olarte, 2003, 2006, 2010), José Luis Peset
(Peset, 2003), Antonio Lafuente (Lafuente y Peset, 1981, 1982; Lafuente, 1992, 2000;
Lafuente y Saraiva, 2002; Lafuente y Valverde, 2003), Antonio E. de Pedro (De Pedro,
1995, 1999, 2000, 2004, 2009), Mauricio Jalón (Jalón, 1997, 2008).
179 Un estudio más acabado sobre el trabajo de Carl Linneo, véase: (Papavero y Llo-
rente Bousquets, 2007: V, LXXXV; V, XCV; V, Apéndice II; VII, CXIII; VII, CXIV;
Papavero y Llorente-Bousquets, 2008: III, 32-33.31). Las citas a los textos de los
profesores Papavero y Llorente-Bousquets, se realizarán de la siguiente manera:
h!UTORES A¶O VOLUMEN CAP¤TULO O AP£NDICEv %L PUNTO Y COMA INDICARÕ UNA NUEVA
referencia del mismo u otro volumen.
180 La traducción es mía.
146 Patricio Lepe-Carrión
181 En latín.
182 La clasificación linneana pretende incluir, como si de un análisis ‘formal’ o ‘lógi-
co’ se tratara (aunque apoyado en la verificación empírica o natural), a todo lo
existente en la naturaleza; por ello su organización es en base a ‘taxones’ o agrupa-
ciones emparentadas que van desde un ‘reino’ (‘género supremo’/’genus summa’)
hasta las ‘especies’ más ínfimas que puedan ser catalogadas; es decir: reino, clase,
orden, género y especie; descartando cualquier ‘diferencia individual’ que no pue-
da ser incluida en categoría alguna (species infima); para Linneo (también para
Buffon) no hay ciencia sobre ‘singulares’, o de individuos que estén por debajo de
las ‘especies últimas’ (cfr. Papavero y Llorente Bousquets, 2007: V, LXXXV). Esto es
DE VITAL IMPORTANCIA DADO QUE LA @(ISTORIA .ATURAL ES UN SABER CLÕSICO QUE IGNORA
o más bien, rechaza los caracteres modificables de los individuos; el saber clásico,
piensa al ser humano como subsumido en una ‘especie’ y/o ‘variedad’ que no cam-
bia con el correr del tiempo (cfr. Castro-Gómez, 2010b: 332).
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 147
Foucault (cfr. 2005b: 131-133)– las palabras (lisas, neutrales y fieles) ha-
cia las observaciones del naturista, o viceversa, de acarrear el mundo de
las cosas observadas hacia la pureza de un lenguaje que pretende tener
una relación intrínseca con el mundo mismo.
183 2UEGO AL LECTOR TENER PRESENTE ESTA SUTILEZA %GA¶A AUNQUE DEFENSOR DE LOS DERECHOS
universales, y considerado como el precursor del proyecto de ‘confederación’ de las
provincias americanas fue, al mismo tiempo, el promotor de una muy desdichada
medida política para eliminar algunos de los males de Chile (la ‘vileza y corrupción
de la plebe’), y que tenía como fundamento un muy arraigado prejuicio racial que
LA (ISTORIA .ATURAL HAB¤A LEGITIMADO COMO UNA @VERDAD CIENT¤lCA hPROHIBIR LA IN-
troducción de negros para quedarse en Chile, y desnaturalizar de todos modos las
CASTAS (OMBRES QUE TIENEN LA INFAMIA VINCULADA A SU COLOR Y QUE POR ELLO DEBEN
vivir sin esperanzas de alguna consideración, no pueden tener costumbres, ni honor,
gozan lo que pueden, que es el placer de los vicios; ellos se unen a la restante plebe y
la hacen igualmente vil. En Chile, no hay ramo de industria que ejerciten los negros,
NI LOS INDIOS CON QUE NO SON NECESARIOSv %GA¶A %L EVIDENTE RACISMO DE
Egaña será continuado tiempo después por su hijo Mariano de Egaña, que en 1823
se manifestará en contra del proyecto de abolición de la esclavitud en Chile ante el
Senado (véase infra, p. 301ss.). Veremos en las siguientes páginas lo que significaba
‘ser negro’ o ‘indio’ al interior de las taxonomías raciales; también diré algo respecto
a la kalokagathía como ‘técnica’ discriminatoria, y otro tanto sobre la asimilación que
los criollos hicieron de las biopolíticas borbónicas en el proceso de racialización de
las clases sociales o ‘desnaturalización de las castas’.
184 Linneo consideró tres categorías lógicas (naturales) como genus summa 2EINO
mineral (Regnum Lapideum) 2EINO VEGETAL Regnum Vegetabilium) Y 2EINO ANI-
mal (Regnum Animalium); a éste último, pertenecerían los géneros Homo, simia, y
Bradypus. Para Linneo, los Simia de los Bradipus sólo se distinguían en el número
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 149
de dedos; y a la vez, éstos se distinguían del Homo en que éste poseía ‘razón’ (‘Nosce
te ipsum’ / ‘Conócete a ti mismo’).
185 Extractado de (Linneo, 1735: 11).
186 @(OTENTOTES SE LE LLAM A UNA PEQUE¶A ETNIA AFRICANA LLAMADA Khoikhoi. La palabra
‘hotentotes’, fue la que emplearon los holandeses para esta tribu, y quiere decir
algo así como ‘tartamudos’ y, aunque despectiva en su contexto colonial, la uso
porque es la que emplea Linneo, y luego Buffon en sus textos, para referirse a ellos
DE UNA FORMA NO MUY DECOROSA 2ECORDAR QUE EN ESE TIEMPO GRACIAS A MUCHOS
relatos y descripciones de viajeros, algunos consideraron a los hotentotes como el
eslabón perdido entre el simio y el hombre (Véase infra, nota al pie n° 190).
150 Patricio Lepe-Carrión
187 La palabra Ourang Outang, proviene de la lengua malaya, y significa algo así como:
h(OMBRE orang) de la selva o del bosque (hutan v %S IMPORTANTE SE¶ALAR QUE DU-
rante el siglo XVIII, por Ourang Outang no se entendía algo tan específico como
lo que para nosotros es un ‘orangután’; quizás podría semejarse más a lo que co-
nocemos hoy como ‘grandes simios’ o simios antropomorfos, como los gorilas,
chimpancés, bonobos, y también nuestros orangutanes.
188 "ONDT (E REVISADO LA EDICIN DIGITALIZADA DE ESTA VALIOSA OBRA EN LA Bio-
diversity Heritage Library. El dibujo es impresionante, porque Bontius ‘dictó’ las des-
cripciones del simio a un dibujante, quien, además de carecer de un modelo real, bos-
quejó a una mujer con vellos en el cuerpo, que nada se parecía a un simio, pero que en
el imaginario ‘androcéntrico’ de la época probablemente no había mucha distinción.
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 151
La indiscutible relación que se hace durante los siglos XVII y XVIII, de una ‘seme-
janza’ natural entre el simio y el género femenino, me parece –a la vez que aborre-
cible– interesante, por constituir un problema casi inexplorado por los estudios
postcoloniales y de género en habla hispana. La mujer hirsuta, por ejemplo, o la
RECORDADA @6ENUS (OTENTOTE FUERON OTROS PRODUCTOS MÕS DE LA FANTAS¤A CIRCENSE
que el siglo de las luces mantuvo en la más oscura y precaria humanidad. Véase
sobre esto último, el impactante film basado en la historia de ‘Saartjie Baartman’
(la ‘Venus negra’) (Kechiche, 2010).
189 2OUSSEAU ES UN MUY BUEN EJEMPLO DE ESTO Y ,ORD -ONBODDO PODR¤A SER EL CASO
MÕS EXTREMO CFR (ARRIS
190 Merecerían un estudio aparte las consecuencias antropológicas que tuvo el descu-
brimiento y clasificación confusa del Ourang Outang en algunos filósofos ilustra-
DOS 2OUSSEAU POR EJEMPLO LUEGO DEL INTENSO DEBATE EN TORNO AL Ourang Outang
en los siglos XVII y XVIII, llegó a pensar que los animales tan parecidos al hombre
(orangutanes), eran un vestigio del hombre en estado natural primitivo o salvaje,
que no pudieron desarrollar sus habilidades o facultades: “[...] me hacen dudar
si ciertos animales parecidos al hombre, tomados por los viajeros por bestias, sin
detenido examen, o a causa de algunas diferencias notables en la conformación
exterior, o únicamente porque estos animales no hablaran, no serían en realidad
verdaderos hombres salvajes cuya raza dispersada antiguamente en los bosques,
no había tenido ocasión de desarrollar ninguna de sus facultades virtuales ni ad-
QUIRIR NING¢N GRADO DE PERFECCIN ENCONTRÕNDOSE TODAV¤A EN SU ESTADO PRIMITIVOv
2OUSSEAU
De ahí que posiblemente, estas ‘bestias’ puedan ser el antepasado originario de la
humanidad: “Nuestros viajeros convierten sin miramiento en bestias con el nom-
bre de pongos, mandrills y orangutanes, los mismos seres que bajo el nombre de
sátiros, faunos y silvanos, los antiguos transformaban en divinidades. Tal vez, des-
pués de investigaciones más exactas, se descubrirá que no son bestias ni dioses,
SINO HOMBRESv 2OUSSEAU
0ODEMOS VER QUE EN 2OUSSEAU ESTA RELACIN O RECONOCIMIENTO DE HUMANIDAD A
los orangutanes, puede traer aparejado una serie de presupuestos que serán fun-
damentales para comprender algunos aspectos del pensamiento ilustrado respec-
to a la idea de ‘humanidad’ y de ‘progreso’. Primero, que el ‘estado de naturaleza’
era, entonces, asimilado a un estado de pura animalidad, desde el cual el hombre
152 Patricio Lepe-Carrión
Cada variedad humana es, para Linneo, sintetizada bajo tres pala-
bras latinas que indican el ‘color’, el ‘temperamento’ y la ‘postura’. Me llama
mucho la atención el uso que hace Linneo de antiguas teorías que desde
(IPCRATES INCLUSO ANTES VEN¤AN EXPLICANDO EL ESTADO DE ÕNIMO DE LAS
PERSONAS CONFORME A QU£ TIPO DE mUIDOS HUMORES DOMINAR¤AN O INTERAC-
tuarían en el cuerpo, ya que, en plena Ilustración, veremos que aún siguen
en uso (en Kant, por ejemplo)191. Por otro lado, Linneo hace también una
relación de cada variedad humana conforme a un determinado modo de
‘comportamiento’, o de características físicas y psicológicas. Veamos:
debía ‘salir’ para lograr ‘civilizarse’. Segundo, que el ‘estado de naturaleza’, plantea,
también, la posibilidad, de que algunos pueblos hayan permanecidos ‘estancados’
en el tiempo, en una especie de ‘salvajismo’ coexistente a la ‘civilidad’ de la cul-
tura europea. Y tercero, que se desprende de los dos presupuestos anteriores una
‘perfectibilidad’ que le es inherente a la especie humana, y que permite ‘juzgar’ en
torno al retraso (naturaleza) o adelanto (cultura) de unos sobre otros (cfr. Lovejoy,
2007: 176-177).
Estos presupuestos, no sólo conducirán a fortalecer lo que Santiago Castro-Gómez
denomina como ‘negación de la simultaneidad epistémica’, es decir, de la impo-
sibilidad de pensar en un mismo espacio y tiempo a otros modos diferentes de
producir conocimiento (cfr. Castro-Gómez, 2008: 135-142), como se hará con los
americanos durante la Ilustración (también con los asiáticos, los africanos); sino
más bien, y principalmente, la aceptación implícita de un modo de entender la
historia del mundo y la humanidad como una escala de progresión ontológica,
que va desde la existencia más simple e inferior, a la humanidad más perfecta, o
divinidad en algunos casos (ens perfectissimun). Véase infra, lo que diré sobre la
temporalización en Buffon, pág. 154.
191 La teoría de humores, se fue desarrollando a partir de la idea de ‘equilibrio’ entre
la interioridad y la exterioridad del ser humano; es decir, entre los humores del
ORGANISMO CON LOS INmUJOS QUE SE RECIB¤AN DEL CLIMA
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 153
192 Las descripciones que he hecho de las variedades humanas, han sido tomadas del
texto de Linneo, aunque arregladas conforme a interpretaciones (cfr. Linneo, 1758:
(ERING 4ORRES CFR 0RATT
193 Sobre una definición general del concepto, véase: (Ferrater Mora, 1964); para una
profundización del concepto en el mundo heleno (Bayer, 1980; Jaeger, 2001).
194 Linneo jamás empleó la palabra ‘raza’ como sus sucesores. Aquí tenemos otro ejem-
plo notable de lo que decía en un capítulo anterior (véase, nota al pie n° 23), respecto
a la diferencia habida entre la presencia o ausencia de una palabra con la presencia
o ausencia de un concepto. Sin lugar a dudas que Linneo habría desarrollado una
154 Patricio Lepe-Carrión
estética y valoración racista al ordenar las variaciones humanas (de la misma idea es
-AX (ERING AUNQUE NO HAYA EMPLEADO NECESARIAMENTE LA PALABRA @RAZA
195 En Buffon, veremos un ‘segundo acercamiento’ al concepto de kalokagathía. Véase
infra, nota al pie n° 213. Y en el último capítulo diré algo respecto a su interpreta-
ción desde la ‘criollidad’ chilena (infra, p. 314ss.).
196 Sobre Buffon y su obra, véase: (Lafuente y Moscoso, 1999; Sloan, 2001; Papavero y
Llorente Bousquets, 2007: VI, XCVI - Apéndice I - XCVII - Apéndice II - CI - CII -
CVII; VII, CXIII - CXV; Papavero y Llorente-Bousquets, 2008: III, 33; IV, 35; Sloan,
2008b, 2008a; Caponi, 2010). Allí se podrá encontrar una extensa bibliografía.
La traducción que he empleado, es la del naturalista José Clavijo y Fajardo; de un
valor histórico incuestionable, dicha traducción habría sido revisada y aprobada
por el mismo conde de Buffon.
197 #ON ESTO QUIERO DECIR QUE "UFFON FUE TAN RESPONSABLE COMO 2OUSSEAU O -ONTES-
quieu en la construcción de los mitos de la Ilustración (confianza en los sentidos,
fe en el progreso, secularización del saber, libertad de pensamiento, etc.). Este re-
posicionamiento de Buffon en la historia de la ciencia, y de ubicarlo a la misma
altura de los philosophes, ha sido una tarea llevada a cabo principalmente por el
HISTORIADOR FRANC£S *ACQUES 2OGER CFR 3LOAN A Y RETOMADO TAMBI£N POR
Lafuente y Moscoso (cfr. Lafuente y Moscoso, 1999: introducción, nota al pie n°6).
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 155
201 Ambos naturalistas pertenecen al mismo ‘orden clásico del saber’: “Vemos cómo
resulta superficial el oponer, como dos opiniones diferentes y rivales en sus opcio-
nes fundamentales, un ‘fijismo’ que se contenta con clasificar los seres de la natu-
raleza en un cuadro permanente, y una especie de ‘evolucionismo’ que sostendría
una historia inmemorial de la naturaleza y una profunda presión de seres a través
de su continuidad. La solidez sin lagunas de una red de especies y de géneros y la
serie de los acontecimientos que la han roto forman parte, en un mismo nivel,
de la base epistemológica a partir de la cual fue posible en la época clásica un sa-
ber como historia natural. No son dos maneras distintas de percibir la naturaleza
radicalmente opuesta, ya que están comprometidas en elecciones filosóficas más
viejas y más fundamentales que cualquier ciencia; son dos exigencias simultáneas
en la red arqueológica que define el saber de la naturaleza durante la época clásica.
0ERO ESTAS DOS EXIGENCIAS SON COMPLEMENTARIAS Y POR ELLO IRREDUCTIBLESv &OUCAULT
2005b: 150-151).
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 157
202 Véase en esto una antesala a las ideas de ‘progreso’, tan propias del mundo ilus-
trado. Véase, sobre este asunto: (Lovejoy, 1983; Baumer, 1985; Moran III, 2002;
Marks, 2008).
158 Patricio Lepe-Carrión
203 Para una idea muy general, aunque suficiente, sobre este debate, véase (Cassirer,
1986: 396-404).
204 El ‘espacio’ según Newton, era absoluto, homogéneo, inmóvil, indivisible y distinto
de la materia: “El espacio absoluto permanece constantemente igual e inmóvil, por
virtud de su naturaleza y sin relación alguna con ningún objeto exterior; el espacio
relativo, por el contrario, es una medida o una parte móvil del primero, que nues-
tros sentidos nos señalan por medio de su situación con respecto a otros cuerpos y
que generalmente se confunde por error con el mismo espacio inmóvil... Como las
partes de éste no pueden verse ni, en general, distinguirse a través de los sentidos,
admitimos en vez de ellas ciertas medidas perceptibles y determinamos todos los
lugares con arreglo a su situación y a su distancia con respecto a un cuerpo dado,
que consideramos inmóvil. Nos valemos, así, en vez de los lugares y movimientos
absolutos, de los relativos, lo que resulta, además, suficiente para los fines de orden
PRÕCTICO PERO EN LA TEOR¤A CIENT¤lCA TENEMOS QUE SABER ABSTRAEMOS DE LOS SENTIDOSv
(Newton; cit. en Cassirer, 1986: 396).
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 159
DE UNA DE LAS IDEAS MÕS INmUYENTES QUE PREDOMINARÕ EN CASI TODAS LAS
REmEXIONES SOBRE EL HOMBRE Y LA NATURALEZA DEL SIGLO 86))) QUE LA HU-
manidad es modificable en sus rasgos físicos y morales conforme a las
INmUENCIAS QUE £STA RECIBE DEL AMBIENTE
Alemanes y todos los demás pueblos de Europa sino una sola e idéntica especie de
HOMBRES ;=v "UFFON B h;= EL BLANCO ES EL COLOR PRIMITIVO DE LA
Naturaleza, el qual mudan o alteran el clima, el alimento y las costumbres, hasta
llegar al color amarillo, al aceytunado o al negro [...] La Naturaleza, en toda su
PERFECCIN HA HECHO LOS HOMBRES BLANCOS ;=v "UFFON B
211 En su Tratado de los Aires, Aguas y Lugares, el médico griego hace una serie de
descripciones físicas y psicológicas de los habitantes de distintas localidades, de-
mostrando que el clima y la ubicación geográfica son factores determinantes en
LAS @DIFERENCIAS ENTRE LOS HOMBRES %N ALGUNA DE SUS PARTES (IPCRATES LOGRA DI-
ferenciar a los asiáticos de los europeos, siguiendo una muy curiosa descripción
de sus características que son producto de los cambios climáticos y geográficos.
Sin embargo, hay un párrafo del texto aquel que llama enteramente la atención,
dado que resume en pocas palabras la idea que quiero exponer aquí; señala que la
“variación de las estaciones es la causa más poderosa de la diferente naturaleza de
los hombres; sigue después la calidad del terreno de dónde sacan su subsistencia,
y de las aguas de que hacen uso. Es un hecho constante que la constitución física y
MORAL DEL HOMBRE SE MODIlCA REGULARMENTE POR LA NATURALEZA DEL LUGAR QUE HABITAv
(IPCRATES CAP 6) N P
%STE TEXTO OCUPA UN LUGAR MUY ESPECIAL AL INTERIOR DEL #ORPUS (IPPOCRATICUM Y
SU INmUENCIA ES MUY SIGNIlCATIVA YA QUE NO SLO DEJARÕ UNA HUELLA EN LAS OBRAS DE
Platón, Aristóteles o incluso más tarde en Galeno, sino también, en los primeros
lLSOFOS MODERNOS COMO *EAN "ODIN *OHN !RBUTHNOT -ONTESQUIEU (UME O
(ERDER CFR )SAAC !NTONELLO 'ERBI CFR A¶ADE A ESTA
LISTA DE ILUSTRADOS A PENSADORES COMO 6OLTAIRE 2AYNAL Y -ARMONTEL
No estoy de acuerdo con Castro-Gómez (cfr. 2005a: 273-274), cuando argumenta
que las teorías ambientalistas de Buffon tuvieron como suelo las disputas de Valla-
dolid. Efectivamente hubo en el debate de Las Casas y Sepúlveda una insinuación
a los efectos del clima en la conformación del pueblo americano; sin embargo,
como ya he mostrado, dicho argumento se remonta mucho más lejos. Así y todo,
me parece muy interesante la relación que hace el filósofo colombiano entre una
‘simetría’ del ambientalismo de Valladolid, y la ‘diacronía’ del ambientalismo del
siglo XVIII, en tanto que permite comprender de mejor manera eso que ya había
164 Patricio Lepe-Carrión
dicho respecto a la ‘temporalización de la Gran Cadena del Ser’ (véase supra, nota
al pie, n° 190).
212 %S SABIDA LA INmUENCIA QUE EJERCI $EMCRITO EN (IPCRATES Y QUE DE £L HABR¤A
tomado esa idea de que las ‘costumbres’ (νόμος INmUIR¤AN DIRECTAMENTE SOBRE LA
naturaleza (φύσις) hasta transformarla. Sin embargo, en Demócrito era la ‘ense-
ñanza’ (διδαχή) la que ejercía esa transformación: “la naturaleza creadora y la en-
señanza son algo parecido, pues también la enseñanza altera el ritmo del hombre,
Y AL ALTERARLO CREA NATURALEZAv $EMCRITO CIT EN ,PEZ 0£REZ
213 La kalokagathía que describí en el apartado anterior, toma en Buffon un matiz
DIFERENTE !PARENTEMENTE EN ALGUNOS PASAJES DE SU (ISTORIA .ATURAL DEJA ENTRE-
ver su rechazo a cualquier vínculo existente entre el alma y el cuerpo, o entre la
interioridad y la exterioridad: “el alma no tiene forma alguna que pueda ser re-
LATIVA A ALGUNA FORMA MATERIALv "UFFON A ! LO MÕS LOS @MOVIMIENTOS
del cuerpo’ (por medio del semblante; movimiento de los ojos, cejas, ceño, etc.),
POD¤AN REmEJAR LOS @MOVIMIENTOS DEL ALMA LAS PASIONES PERO NUNCA LA @ESENCIA
de la misma (cfr. Buffon, 1787a: 125). Melissa Pecival (cfr. 1999: 13-40), hace un
análisis muy acucioso al respecto, argumentando que Buffon distinguía entre una
‘physiognomy’ de una ‘pathognomy’, con tal de rechazar las elucubraciones de la
metoposcopía que ponían en riesgo el posicionamiento y la legitimidad científica
DE LA (ISTORIA .ATURAL
Sin embargo, en otra parte, Buffon nos señala algo fundamental para el argumento
que intento desarrollar aquí; nos dice que la habituación del ser humano a la cor-
poralidad, le ha hecho afectar involuntariamente sus ‘juicios’ respecto a los otros;
de tal modo que, la ‘interioridad’ o el ‘ser’ del sujeto, se ha vuelto indistinguible
tanto del cuerpo mismo, como de sus ropajes: “Nosotros estamos tan habituados
A VER LAS COSAS SOLAMENTE POR EL EXTERIOR QUE NO PODEMOS CONOCER QUANTO INmUYE
ESTE EXTERIOR AUN EN NUESTROS JUICIOS MAS GRAVES Y MAS REmEXIONADOS &ORMAMOS
concepto de un hombre; y como en este concepto tiene gran parte su fisonomía,
si esta es de aquellas que nada dicen a nuestros ojos, decidimos desde luego que
AQUEL HOMBRE NO PIENSA (ASTA LOS TRAGES Y EL PEINADO INmUYEN EN NUESTRO JUICIO
por lo cual un hombre cuerdo debe considerar sus vestidos como que componen
parte de su ser, puesto que en efecto son parte de la misma persona, a los ojos de
los otros, y tienen no pequeña parte en la idea total que se forma del sugeto que los
USAv "UFFON A
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 165
Esta cita, nos hará mucho sentido, cuando veamos en los últimos capítulos los mo-
dos de representación o, más bien, de ‘escenificación’ que la sociedad colonial de
fines del siglo XVIII, y principios del XIX, realizan en torno a un ‘modo’ particular de
‘ser’ y de ‘parecer’. Veremos cómo la Nación chilena, y sus respectivas identidades, se
construyen sobre la base de una serie de elementos ‘especulares’ o relativos a un ‘afán
por la apariencia’, que tienen al imaginario europeo como modelo ideal de legitimi-
dad social y, a la vez, como un referente para los juicios discriminatorios y raciales.
214 El abate Juan Ignacio Molina logará revertir esta imagen de Chile durante la lla-
mada ‘disputa del nuevo mundo’. Molina será, incluso, el único chileno capaz de
‘persuadir’ al mismo Immanuel Kant. Véase infra, p. 172ss.
215 3OBRE EL @MONOGENISMO Y @POLIGENISMO V£ASE (ARRIS
216 El monogenismo del siglo XVIII estuvo siempre en sintonía con el relato crea-
cional del Génesis; Adán y Eva, eran vistos como los antepasados comunes de la
HUMANIDAD CFR (ARRIS
217 Blumenbach proponía una geometría racial que implicaba las taxonomías de Lin-
neo y Buffon. Las variedades humanas eran –según él– ‘degeneraciones’ (también
climáticas, de alimentación, de los modos de vida, de las mezclas y las enferme-
DADES DE UN TRONCO COM¢N @CAUCASOIDE CFR (ARRIS h(E OTORGADO EL
primer lugar a la caucásica [...] lo que hace que la estime la originaria. Ésta diverge
en ambas direcciones en dos más alejadas y muy distintas entre sí; por una parte,
a saber, la etiópica y, por la otra, la mongólica. Las dos restantes ocupan las posi-
166 Patricio Lepe-Carrión
218 Debo la ubicación de esta cita al texto de Antonello Gerbi (1960: 5-6).
219 Es importante señalar que, si bien Chile se relacionaba con la periferia más resis-
tente al poderío español, algunos viajeros (como Frezier) evaluaron positivamente
sus tierras, a diferencia de como lo hicieron con Perú o México (cfr. Cañizares-
Esguerra, 2011: 307); el viajero francés Amadée Francoise Frezier, quien llega a
Chile en 1712, escribió algunos años después su Relación del viaje por el mar del sur
a las costas de Chile y el Perú (Frezier, 1716), donde hace una detallada descripción
de sus habitantes; muchos de esos detalles son los mismos que empleará Buffon en
su Historia Natural. A pesar de las descripciones sobre la precariedad de los usos y
costumbres de los nativos, dice algunas cosas que llaman la atención: “[...] aunque
nos parezcan salvajes estos pueblos, saben mui bien ponerse de acuerdo respecto
de sus intereses comunes. Se juntan con los más viejos i los que tienen esperiencia
i si se trata de guerra, escogen sin parcialidad un jeneral de mérito i valor reco-
nocidos. Le obedecen con exactitud; por eso, por su buena conducta i heroismo
han impedido en otro tiempo al Inca del Perú que entrara en sus dominios i han
DETENIDO LAS CONQUISTAS DE LOS ESPA¶OLES ;=v &REZIER
168 Patricio Lepe-Carrión
220 "ERNHARD (AVESTADT TAMBI£N OTORGA ESE SIGNIlCADO h0ILI INTERIORESv (AVESTADT
1777: 616).
221 Permítaseme la extensa, aunque interesante cita del naturalista francés: “El estable-
cimiento de la naturaleza viviente, sobre todo de aquellos animales terrestres, no
se realizó en la América meridional, sino posteriormente a su establecimiento en
las tierras del Norte; y estas diferencias de tiempo pudieron haber ascendido entre
cuatro o cinco mil años. Ya he expuesto una parte de los hechos y razones que
inducen a pensar que el nuevo Mundo, especialmente en sus partes meridionales,
es una tierra que ha sido poblada más recientemente que la de nuestro continente;
que la naturaleza, lejos de haber degenerado a causa de su antigüedad, es por el
contrario, nacida más tardíamente, y no ha existido jamás ni con la misma fuerza,
ni con el mismo poder activo que los países septentrionales; sin lugar a dudas, des-
pués de todo lo señalado, las grandes y primitivas formaciones de seres animados
se realizaron en las tierras elevadas del Norte, desde donde fueron pasando sucesi-
vamente a los países del Mediodía bajo la misma forma, y sin otra pérdida que las
DIMENSIONES DE SU TAMA¶Ov "UFFON LA TRADUCCIN ES M¤A
222 Conocida es su referencia a la historia que inspiraría la conocida novela Robinson
Crusoe (escrita en 1719), del marinero escocés que fue rescatado en 1709 luego de
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 169
4 años abandonado en la Isla Juan Fernández (Chile); dice De Pauw: “Así, pues, el
hombre no es nada por sí solo: cuanto es, se lo debe a la sociedad. El más grande me-
tafísico, el más grande filósofo, abandonado durante diez años en la isla Fernández,
regresaría de ella embrutecido, mudo, imbécil, sin reconocer nada en toda la natura-
LEZAv $E 0AUW LA TRADUCCIN LA HE TOMADO DE 'ERBI
223 En un primer momento la disputa (entre 1768 y 1774) contra De Pauw, se hizo desde
Europa, de una manera muy pública y comentada: el benedictino Antoine Joseph
0ERNETY EL MATEMÕTICO 0AOLO &RISIM O EL ABATE 2OUBAUD NATURALISTAS GEGRAFOS O
simplemente filósofos defensores del ‘buen salvaje’, que se horrorizaron con el pesi-
mismo del holandés, hicieron de la obra de De Pauw, un blanco de críticas no sólo
por lo que decía, que tan extraño para la época no lo era, sino por el ‘método’ que
este naturalista había empleado; el texto de De Paw, era para estos señores “un haci-
NAMIENTO DE ERUDICIN CRUDA INCONCLUYENTE Y EST£RILv 'ERBI
Y un segundo momento, casi una década después de la publicación de la obra,
se vuelve a generar un debate candente con la literatura proveniente del llamado
‘nuevo mundo’; tanto con los jesuitas que fueron expulsados: como el mexicano
Francisco Javier Clavijero, el riobambeño Juan de Velasco, y por supuesto, los chi-
lenos Juan Ignacio Molina y Manuel de Lacunza; como también por los miembros
de la élites locales (cfr. Gerbi, 1960: 73-295).
170 Patricio Lepe-Carrión
[sobre los animales, los insectos, las plantas, los minerales, el clima, las
singularidades, y los fenómenos de América] (Webb, 1795: 17)224.
224 La traducción es mía, a partir del texto en inglés que elaborara Daniel Webb en
1795. Los corchetes también son míos, y responden al cotejo con la obra original
en francés. La edición de Webb la he consultado no por su valor científico, sino
por el altísimo valor histórico que posee; Daniel Webb representa la aceptación y
admiración que se tenía por De Pauw en Inglaterra; y sus escritos están llenos de
complacencia hacia el maestro holandés.
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 171
228 El historiador guatemalteco Severo Martínez Peláez, autor de la conocida obra La pa-
tria del criollo, hace notar también el lugar de la ‘arremetida’ del criollo frente al eu-
ropeo, como una ideología (criollismo) contradictoria y ambigua, que sólo puede ser
explicada a la luz de una lucha de clases ‘multilateral’, es decir, inserta en un complejo
conjunto de relaciones de poder: “frente a indios, mestizos y mulatos, ellos [los criollos]
eran dominadores y explotadores en diversas formas; frente a las autoridades españolas
eran parcialmente dominados aunque no explotados: eran partícipes insatisfechos y
QUISQUILLOSOS EN EL SISTEMA DE EXPLOTACIN COLONIALv (Martínez Pelaez, 1994).
229 Una versión de este apartado sobre la idea de ‘raza’ en Juan Ignacio Molina, ha sido
publicado en: (Lepe-Carrión, 2015b).
230 3OBRE *UAN )GNACIO -OLINA PUEDE CONSULTARSE 'ERBI (ANISCH 7AL-
TER (ANISCH 2ONAN Y (ANISCH /YANEDER 3ALINAS (A-
NISCH (ACHIM ,ARA 2OJAS -IX (ACHIM ,ARA A B
231 El primer contingente o inmigración de pensadores y científicos europeos que lle-
ga a Chile, ocurrirá mayoritariamente durante los años posteriores a la indepen-
dencia, luego de la creación del Instituto Nacional en 1813.
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 173
232 Me refiero a la conocida Disputa del Nuevo Mundo (cfr. Gerbi, 1960).
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 175
233 %N OTRA PARTE SE¶ALABA QUE h%L 2EYNO DE #HILE ES UNO DE LOS MEJORES PA¤SES DE TODA
la América; pues la belleza de su cielo, y la constante benignidad de su clima, que
parece que se han puesto de acuerdo con la fecundidad y riqueza de su terreno, le
hacen una mansión tan agradable, que no tiene que envidiar ningún dote natural
DE QUANTOS POSEEN LAS MÕS FELICES REGIONES DE NUESTRO GLOBOv -OLINA
234 Esta referencia a su abuelo y bisabuelo, es eliminada en la segunda edición de 1810.
235 El ‘compendio’ que estoy empleando (Molina, 1782), corresponde en realidad al
Saggio sulla storia naturale del Chili (Sagg. nat.) de 1782 de Juan Ignacio Molina;
y de la cual, el mismo jesuita hiciera una segunda edición ampliada en 1810 (Mo-
lina, 1810). Sucede que el traductor de 1782 (Arquellada) confundió el Sagg. nat.,
con el Compendio della Storia geografica, naturale e civile del Regno de Chile que
Molina hiciera circular anónimamente en 1776 en Bolonia; pero son obras dis-
tintas. La traducción que he empleado para la segunda edición, Sagg. nat. sec., ha
mantenido, afortunadamente, el título original de Ensayo sobre la historia natural
de Chile (Molina, 1810).
176 Patricio Lepe-Carrión
trario de lo que afirma Paw; y hay otros también que bien instruidos en
la historia de las varias provincias de aquel continente, desprecian unas
tan voluntarias cavilaciones: no faltando sabios, que guiados únicamen-
te del amor a la verdad, han emprendido manifestar en sus escritos la
insuficiencia de las razones de Paw [...] (Molina, 1782).
Ilustración 13
Portada de Saggio sulla storia naturale del Chili236
239 Molina, emplea términos como ‘naturales’, ‘nativos’, ‘indios’, ‘nacionales’, y el gentilicio
de ‘chilenos’, para referirse a los aborígenes del reino de Chile, y de “reconocimiento
hacia la cultura, el grado de organización en lo civil y militar, en resumidas cuentas
AL CARÕCTER CIVILIZADO QUE ESTE LE CONlERE PARTICULARMENTE A LOS ARAUCANOSv &IGUEROA
Zúñiga, 2008: 106); de este modo, Molina, al emplear en reiteradas ocasiones la pa-
labra, les “entrega una identidad como pueblo, como nación, que tiene una cultura y
ESTÕ EN LA SENDA DE LA CIVILIZACINv /BVIAMENTE ME RElERO A LA @CIVILIZA-
ción’ en el sentido ‘ilustrado’ que he venido desarrollando en esta investigación.
180 Patricio Lepe-Carrión
um, como dicen los habitantes del Indostan, las quales en cierta manera
corresponden a los chilenos arriba dichos (Molina, 1787a: 3).
240 “Die Boroanen im 39° S. Br. im Mittelpunct der Provinz Arauco haben blaue Au-
GEN BLOND (AAR UND WEI UND ROTHE 'ESICHTS &ARBE $IE #HILENSE ÓBERHAUPT HA-
ben alle einerley Gesicht, Kupferfarbe, wenig Bart. Naturgeschichte von Chili von
!BBÞ -OLINAv ,A TRADUCCIN ES M¤A 3EG¢N LAS NOTAS DE LA EDICIN DE LA !CADEMIA
de Adickes Enrich, el párrafo citado habría sido escrito –probablemente– entre los
años 1786 y 1788.
241 Véase supra, nota al pie n° 235.
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 181
ra [di una tinta piu chiara], y fácilmente se cambia en blanco. Entre ellos
hay una tribu establecida en la provincia de Boroa, cuyos individuos
son blancos y rubios sin ser mixtos [sono bianchi, e biondi, senza essere
eliofobi].242 %STA VARIEDAD QUE PUEDE DERIVAR DE CUALQUIER INmUENCIA DEL
clima que ellos habitan, o de la mayor cultura que allí se observa, pues
en ninguna otra cosa difieren de los demás Chilenos, es atribuida por los
escritores españoles a [mestizaje o cruzamiento con] los prisioneros de
su nación confinantes en aquella provincia, durante la infeliz guerra del
siglo XVI. Pero así como los prisioneros Españoles fueron igualmente
dispersos entre todas las demás provincias de los vencedores Araucanos,
242 La traducción que hace aquí Nicolás de la Cruz podría llevarnos fácilmente al error
de entender por ‘mixtos’ a los ‘mestizos’; pero en tal caso, Molina hubiera empleado
simplemente la palabra ‘mestizi’, o en su remplazo, el término ‘ibridi’ (híbrido), tal
como lo hace en otros lugares de la misma obra. Por otro lado, sobrarían ejemplos
para demostrar que el contexto histórico en que se desenvuelve Molina entiende
la idea de ‘mixtura’ como cruzamiento de razas, principalmente entre españoles e
‘indios’; de hecho, en otro lugar de la misma obra Molina dice: “Los mestizos, o sea
LOS DESCENDIENTES MIXTOS ;MISTI= DE LOS ESPA¶OLES ;=v -OLINA A
Volviendo a la cita, y para evitar el equívoco al que hago alusión, Nicolás de la Cruz
utiliza el término ‘mixtos’, pero no para traducir la palabra ‘misti’ –como podría-
mos suponer–, sino la palabra ‘eliofobi’ (plural masculino de ‘eliofobo’); por lo tan-
to, no se refiere a los ‘mestizos, sino más bien a los ‘albinos’ o ‘descoloridos’, como
se les llamaba también en ese entonces. ¿Qué es lo que motiva a Nicolás de la Cruz
HACER ESTA TRADUCCIN 2ESPECTO A LA HELIOFOBIA ERA NATURAL QUE SE LE ATRIBUYERA EN
ese tiempo a los albinos dado el cuidado que debían tener respecto a la luz solar.
Pero me aventuro a pensar que De la Cruz ha traducido ‘eliofobi’ con la palabra
‘mixtos’ porque –como podemos evidenciar en las autoridades de la época–, tan-
to en Buffon (cfr. Buffon, 1787b: 294-325), como en el mismo artículo anónimo
de L’Encyclopédie sobre los ‘negros’ (Anónimo, 1765), a los albinos se les llamaba
como ‘Negros-blancos’ (Negres blancs), debido a que las primeras descripciones
fueron hechas a partir de retratos que los viajeros hacían de albinos provenientes
DIRECTA O INDIRECTAMENTE DE TIERRAS AFRICANAS %S MÕS EL $ICCIONARIO DE LA 2EAL
Academia Española de 1783, define al ‘albino’ como: “el que de padres negros [...]
nace muy blanco, y rubio, conservando en lo corto y retorcijado del pelo, y en
LAS FACCIONES DEL ROSTRO LAS SE¶ALES QUE TIENEN LOS NEGROS Y LOS DISTINGUENv 2!%
1783); de allí entonces, que la palabra utilizada en la traducción me parezca desa-
fortunada. Creo –además– que Molina se preocupa de hacer dicha distinción: “son
BLANCOS Y RUBIOS SIN SER MIXTOSv POR EL MISMO INTER£S QUE HAB¤A TENIDO "UFFON EN
establecer en su Tratado que los albinos no constituían –de ningún modo– una
CASTA O RAZA SINO MÕS BIEN ERAN hRAMAS EST£RILES DE DEGENERACINv "UFFON B
295) que aparecían en la historia humana de manera muy irregular.
182 Patricio Lepe-Carrión
donde no se ven blancos, así parece que esta opinión sea poco fundada.
A mas de esto, los primeros Españoles que pasaron allí, siendo todos de
las provincias meridionales de España, en las quales son raros los rubios,
no podían dejar una posteridad tan diferente (Molina, 1787a: 4-5).
244 3E¶ALAR QUE EL VOCABLO @MESTIZO ANTES DE LA EDICIN DE DE LA 2EAL !CADEMIA %SPA-
ñola, sólo se refería a la mezcla de animales, no de variedad humanas. Si bien la palabra
estaba en uso desde hace ya muchos años, es recién en 1803, cuando su definición nor-
mativa es modificada: “que se aplica a la persona, o animal nacido de padre y madre de
DIFERENTES CASTAS $¤CESE CON ESPECIALIDAD DEL HIJO DE ESPA¶OL E INDIA ;=v 2!%
245 Véase supra, p. 95.
246 Véase infra, p. 273.
247 Publicada originalmente en Memorie di Storia Naturale; una recopilación de ensa-
yos en 1821.
184 Patricio Lepe-Carrión
En su obra En. nat. (cfr. Molina, 1810: 307), se refiere a las obser-
VACIONES DEL CIRUJANO - 2OLLIN QUE IBA A BORDO DE LA EXPEDICIN DE *EAN
Francoise de Galaup, conde de Lapérouse, que llegó en Chile en 1786
#ONCEPCIN 2ECORDEMOS QUE UNO DE LOS OBJETIVOS PRINCIPALES DE LA
expedición de Lapérouse, era justamente recabar la mayor información
sobre los mares, las costas, los habitantes del ‘nuevo mundo’, etc. que
complementara las investigaciones realizadas en viajes anteriores (cfr.
Barros Arana, 1886b: 128-133). Y entre las observaciones y noticias que
pudieron sobrevivir al lamentable naufragio que sufrió la fragata años
después, estaban una serie de descripciones sobre los habitantes del rei-
186 Patricio Lepe-Carrión
no (de la plebe, del bajo pueblo),249 que según Molina, diferían de las
que él había realizado; y agrega una frase que me parece la indicada para
comprender la ‘persuación’ que mencioné más arriba: “Los chilenos ge-
nuinos [Chilesi genuini], esto es aquellos que habitan en la llanura de
MÕS ALLÕ DEL R¤O "¤O "¤O TIENEN LA MISMA ESTATURA DE LOS EUROPEOS ;=v
(Molina, 1810: 307)250.
249 Según relata Barros Arana, “los marineros franceses estuvieron en la bahía de Con-
cepción hasta el 15 de marzo. En ese tiempo renovaron sus provisiones i repararon
las pequeñas averías de sus buques; pero bajaron también frecuentemente a tierra,
i para corresponder a los obsequios que recibían de los habitantes Concepción,
ofrecieron a estos en Talcahuano un ostentoso banquete. Todo esto les permitió
hacer algunas observaciones de jeografia matemática i de historia natural, i for-
mar, sobre la base de los mapas que conocían, un plano de aquella bahía i de las
TIERRAS VECINAS HASTA LAS ORILLAS DEL "IOBIO 2ECOJIERON IGUALMENTE NOTICIAS SOBRE EL
ESTADO SOCIAL E INDUSTRIAL DEL PA¤Sv "ARROS !RANA B
250 Los corchetes son míos.
251 Molina piensa aquí, en un mestizaje como estrategia de blanqueamiento o ‘escala-
miento’ social. El ‘mestizaje’, aunque prohibido por las élites ‘blancas’, se converti-
ría –también– en una estrategia de integración cultural por quienes renegaban de
su sangre nativa (cfr. Waldman Mitnick, 2004).
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 187
252 Molina se sorprende de que ningún filósofo se dedicara hasta esa fecha a investigar
sobre las razones por las cuales los ‘criollos’ eran de ‘iguales ideas y cualidades mo-
188 Patricio Lepe-Carrión
#OMO VEMOS LOS DOS EXTREMOS DEL MUNDO CONOCIDO POR LA (IS-
toria Natural, con sus dos variedades humanas tan inconexas, se en-
cuentran –después de todo– intrínsecamente unidas bajo la idea sote-
rrada de ‘pureza’, que ha hecho de criollos e indios de sangre pura a
hombres igualmente fuertes, bellos, y cultos: “la mente humana, pues-
TA EN LAS MISMAS CIRCUNSTANCIAS SE FORMA LAS MISMAS IDEASv -OLINA
1787b: 91); he ahí, el verdadero sentido de aquella expresión que –según
2ODOLFO *ARAMILLOn CONSTITU¤A UNO DE LOS hHECHOS PS¤QUICOS FUNDAMEN-
TALESv 0RLOGO -OLINA 8886)) EN LA TEOR¤A ANTROPOLGICA DEL
naturalista chileno253.
RALES EN TODA !M£RICA $E AH¤ QUE SU REFERENCIA A 2AYNALS AUNQUE TRATE DE CRIOLLOS
ingleses y franceses, crea que puede ser aplicable también a los criollos descendien-
TES DE ESPA¶OLES -OLINA ADMIRA A 2AYNALS POR LOS ELOGIOS QUE £STE HAC¤A DE #HILE
CFR (ANISCH 7ALTER
253 La idea monogenética sobre el origen de los habitantes americanos, y del posible
desarrollo de sus facultades en distintas partes del mundo con características cli-
máticas análogas, es desarrollada ampliamente en su Memoria sobre la propagación
sucesiva del género humano (cfr. Molina, 1821).
La ‘historia natural’ en el orden y clasificación etnoracial de la humanidad 189
NACIONALESv254, jamás genuinos ni puros, sino más bien “una raza bastar-
da e infectada de la sangre de los negros y mulatos con que ellos se han
MEZCLADOv -OLINA 255.
254 -E PARECE EXTRA¶O QUE EL PROFESOR ,UIS (ACHIM ,ARA QUIEN ES nA MI JUICIOn UN EX-
celente conocedor del tema, diga que por ‘nacionales’ Molina entendía a los ‘crio-
LLOS CFR (ACHIM ,ARA EL PROFESOR DA COMO EJEMPLO UN PÕRRAFO QUE
justamente sirve de evidencia a lo contrario. Que los ‘nacionales’ sean los ‘criollos’
es un completo equívoco. Molina llama ‘nacionales’ a los ‘araucanos’; prueba de
ello, son una suficiente cantidad de ejemplos en que claramente se entiende lo que
digo; véase, solamente en Sagg. civ.: (cfr. Molina, 1787a: 31, 45, 92, 136, 159, 177,
!L PARECER EL PROFESOR (ACHIM EMPLEA EL CONCEPTO
moderno de ‘nacional’, en un contexto discursivo que antecede a esa categoría; por
no decir que ha pecado allí de un evidente ‘presentismo histórico’. En Molina, no
está operando esa idea moderna de lo ‘nacional’; de hecho, el mismo jesuita utili-
za el concepto de ‘Congreso nacional’ (Molina, 1787a: 149), o de ‘Junta nacional’
(Molina, 1787a: 241), para referirse explícitamente a las reuniones entre Toquis y
dirigentes guerreros ‘araucanos’, jamás con alguna referencia a los criollos. Peor
aún, agrega el mismo profesor, que Molina se identificaría con los ‘mestizos’ (cfr.
(ACHIM ,ARA $ECIR ESTO EQUIVALE A RESTARLE TODO EL SENTIDO A LA PARTICI-
pación que tuvo éste en la ‘disputa del nuevo mundo’. Valga todo el trabajo de este
libro como un contraargumento a ese punto.
255 Al finalizar su Sagg. civ. se refiere a los negros como llegados a Chile sólo por
medio del contrabando, y que han sido sometidos a una servidumbre de tipo ‘to-
lerable’. La explotación que han hecho de ellos los españoles, en otras localidades
(principalmente para las plantaciones de caña dulce), han ‘sufocado’ (ahogado) en
ellos sus sentimientos de humanidad (cfr. Molina, 1787a: 324). Más tarde, luego
de la independencia de Chile, Molina cambiará de opinión al respecto; y en sus
Memorias de 1821, dirá en relación a los negros: “Llegará una época en que estos
desgraciados serán finalmente considerados como individuos de la gran familia
HUMANAv CIT EN (ANISCH 7ALTER
Capítulo V
CLASIFICACIÓN RACIAL
EN LA FILOSOFÍA ILUSTRADA.
EL CASO DE IMMANUEL KANT256
256 Una versión resumida de este capítulo, aunque enfocado exclusivamente a la idea
de ‘raza’ en Immanuel Kant, ha sido publicada en: (Lepe-Carrión, 2014).
257 %N (ERDER %L LECTOR ENTENDERÕ EN EL TRANSCURSO DE ESTE CAP¤TULO LA RAZN DE
esta cita (Véase infra, nota al pie n° 269).
258 Véase: (Lott, 2002).
259 Véase: (Squadrito, 2002; Uzgalis, 2002).
260 Véase infra, nota al pie n° 439.
261 Véase: (Moran III, 2002).
262 Véase: (Immerwahr, 1992; Eze, 2000).
192 Patricio Lepe-Carrión
263 La obra de Carole Pateman (1995), publicada originalmente en 1988, como res-
puesta a la e0fervescencia de los estudios contractualistas que se venían haciendo
desde los años 70, habría sido un libro clave en este aspecto. Pateman hace una
reconstrucción de la historia del Estado moderno, fundándose en la idea de que
el contrato originario en realidad no fue un ‘contrato social’, como nos ha hecho
ver la filosofía política tradicional, sino más bien hubo en los orígenes un ‘contrato
sexual-social’, donde una de las partes –la mujer– no sólo fue reprimida y silen-
ciada, sino también, marginada de todo proceso histórico y político. El ‘contrato
social’, para Pateman no es más que la representación de un derecho patriarcal, que
legitima la violencia y abusos de poder (tanto físico como simbólico) que ejerce la
‘masculinidad’ sobre las mujeres.
264 Los trabajos de David Theo Goldberg (Goldberg, 1993), Emmanuel Chukwudi Eze
(Eze, 1998), y Charles W. Mills (Mills, 1997, 1999), pueden estar –a mi juicio– a la
vanguardia de una crítica en torno a la ausencia de estudios sobre la ‘raza’, y de un
replanteamiento en relación a los fundamentos [eurocentristas] epistemológicos de
la academia; sin perjuicio de que sus críticas se hayan nutrido, en parte, de los estu-
dios postcoloniales. Veinte años después de abierto el camino por la crítica feminista,
tanto Pateman como Mills (2007) publicaron conjuntamente una obra que vuelve a
revisar –ahora desde ambas perspectivas, desde los estudios de ‘género’ y de la ‘raza’–
los caminos que habían tomado sus críticas durante los últimos años, y la actual
situación de la academia al respecto. Ambos autores, aunque lejos de considerarse
a sí mismos como ‘postcoloniales’, sin lugar a dudas que responden a las mismas
preocupaciones e interrogantes que los estudios que llevan ese nombre.
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 193
265 Locke no tenía esclavos propios, sin embargo, estaba profundamente involucrado en
la compra y venta de esclavos africanos. Fue accionista de la Royal African Company,
que era responsable del envío de esclavos al continente americano para servir a la
élite inglesa que allí residía. Además, mantenía una estrecha relación de amistad y
correspondencia, con Peter Colleton, quien era uno de los propietarios de plantacio-
NES Y DE ESCLAVOS MÕS INmUYENTES EN LA ISLA DE "ARBADOS CFR 5ZGALIS
194 Patricio Lepe-Carrión
cia en Chile sólo a partir del siglo XIX268. Por lo tanto, resultaría absurdo
Y SUPERlCIAL PLANTEAR QUE LAS IDEAS SOBRE LA @RAZA EN +ANT INmUYERAN DE
manera directa en los ilustrados de los siglos XVIII y comienzos del XIX
en Chile. Pero Kant es tan víctima (permítaseme el adjetivo), como el
!BATE -OLINA -ANUEL DE 3ALAS O #AMILO (ENR¤QUEZ nPOR NOMBRAR SLO
algunos–, de una visión del mundo que dominaba por toda Europa, y
que luego también hiciera su aporte a lo que conocemos como Ilustra-
ción en América269.
268 (ACIA lNES DEL SIGLO 8)8 *% #REIGTON ESCRIBI UN ART¤CULO EN +ANT 3TUDIEN +3
titulado The Philosophy of Kant in America (KS 2 1897/98, 237-252), donde literal-
mente por ‘América’ se entiende ‘Estados Unidos’; lo mismo sucederá con su Ame-
rican Current Literature on Kant (KS 3 1898/99, 148-159) y su Kantian Literature
in America since 1898 (KS 7 1902, 409-419). Del mismo modo, seguirán una serie
de textos en dicha revista que no cambiará en nada la situación: M.M. Curtis con
Das erste Auftauchen der kantischen Philosophie in Amerika (KS 14 1909, 62-67);
G. Muller con Josiah Royce. Ein amerikanischer Kantianer (KS 38 1933, 153-170).
2ECI£N EN 2A¢L &ORNET PUBLICA Anmerkungen zur Rezeptionsgeschichte Kants
in Südamerika, unas breves notas sobre revisión bibliográfica de nuestro continen-
TE @SUBCONTINENTE SEG¢N EL AUTOR (AY SIN EMBARGO UN INTERESANTE ESTUDIO DEL
lLSOFO ALEMÕN (EINZ +RUMPEL QUIEN ADEMÕS HA SIDO CLAVE EN LAS INVESTIGACIONES
para el entendimiento intercultural, de cómo el pensamiento de la Ilustración y el
ROMANTICISMO COMO EL DE +ANT O (EGEL HAN LLEGADO A ,ATINOAM£RICA 3IN EMBAR-
go, lo que Krumpel destaca es la notable inmediación que el krausismo español
como doctrina filosófica ha significado para la recepción de Kant en América Lati-
na: “Entre otras aportaciones, el Krausismo español ha contribuido esencialmente
A LA DIVULGACIN DE LAS IDEAS DE +ANT &ICHTE 3CHELLING Y (EGEL EN !M£RICA ,ATINAv
+RUMPEL h%S ENTRE OTRAS COSAS EL M£RITO DE 2OIG HABERNOS ESTIMU-
lado con su trabajo de ocuparnos con Krause que había contribuido en América
,ATINA A LA REALIZACIN DE UN AMPLIO MOVIMIENTO LIBERAL DE REFORMA Y RENOVACINv
+RUMPEL 6£ASE TAMBI£N LOS SIGUIENTES ESTUDIOS (ERNÕNDEZ ,
Larroyo, 1949; Bravo L., 1983; Dotti, 1984, 1992; Granja C., 2001; Sobrino O.,
2005; Sobrevilla, 2006).
269 Este último punto debería tomarse con cierta precaución. No estoy justificando
el racismo kantiano como un fenómeno ‘exclusivo’ de la época y que, por lo tan-
to, sea un asunto marginal y a la vez excusable (de esta opinión, como veremos
MÕS ADELANTE ES 2OBERT ,OUDEN .O TODOS LOS lLSOFOS DE LA £POCA ESTABAN EN LA
misma línea argumentativa, lo que nos hace pensar que no era una irremediable
@NECESIDAD HISTRICA PENSAR A LA HUMANIDAD EN CLAVE RACIAL (ERDER POR EJEMPLO
tuvo una interesante discusión con Kant en muchos temas relacionados con la
‘historia’, y principalmente con la idea de ‘raza’ (véase el epígrafe de este capítulo).
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 197
273 ¸NGEL 2AMA LLAMA A LOS INTELECTUALES ILUSTRADOS COMO LOS @DUE¶OS DE LAS LETRAS HA-
ciendo referencia al grupo social especializado que estaba destinado a “facilitar la
JERARQUIZACIN Y CONCENTRACIN DEL PODERv 2AMA 3I LA INTELECTUALIDAD
criolla estuvo protegida bajo implícitos estatutos de limpieza de sangre, y si, al
mismo tiempo, no es extraño pensar que dicho grupo social dominante económi-
camente era quien mantenía los mecanismos de explotación de la emergente clase
mestiza; agregaría que la ‘ciudad letrada’, durante los siglos XVIII y XIX, consiste
siempre en una especie de ‘patronazgo letrado’. Creo que el concepto que subyace a
LA DENOMINADA @CIUDAD LETRADA DE ¸NGEL 2AMA ES SUSCEPTIBLE DE PERDER SU FUERZA
crítica cuando se confunde con las utopías literarias y filosóficas del siglo de las
luces. Se hace necesario, entonces, pensar el ‘patronazgo’ (que casi por definición
viene a ser ‘letrado’) como una relación de poder que mantiene en una permanen-
te condición de subalternidad al ‘inquilinaje’, el ‘peonaje’, etc.
274 Sobre el reducido círculo de personas que accedían a la educación superior, y a los
cargos administrativos, judiciales y del Ejército en Chile durante los últimos años
del siglo XVIII, véase: (Ávila Martel, 1989; Bravo Lira, 1989).
275 Véase infra, cap. IV.
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 199
276 Se dirá que gran parte de la población indígena estaba conforme con las políticas im-
periales; pero creo que dicha conformidad radicaba en una ‘creación de conciencia’
que el mismo sistema evangelizador hizo posible, en la asimilación de una ‘diferencia
colonial’ naturalizada (véase supra, cap. II, pp. 52ss.). La Ilustración, insisto, tiene
una doble cara, que no es sino la dinámica entre Modernidad/Colonialidad; por una
parte es emancipatoria, pero, por otra, implícitamente discriminatoria.
277 Según John Lynch, en el siglo XVIII había cerca de 1 100 000 personas en el virrei-
nato, de las que sólo cerca de 141 000 eran de origen europeo; por lo tanto –dirá
Nelson Osorio Tejeda (cfr. 2008)–, relatar la historia de la Ilustración desde la mi-
rada europeizada de los blancos en Chile (tanto criollos como peninsulares), sería
SLO CONTAR UN DE LA HISTORIA REAL (AY UN PROYECTO &ONDECYT MUY INTERESANTE
que dirigió el profesor Nelson Osorio Tejeda en Chile, con el objetivo de abrir
futuras investigaciones en torno a cómo se vivió la Ilustración desde lo indígena y
lo mestizo, o del casi 90% restante que habría sido marginado de la historiografía
tradicional hispanoamericana (Osorio Tejeda, 2009).
200 Patricio Lepe-Carrión
278 Ya vimos cómo los jesuitas contribuyeron a la gestación de la institución del ‘inqui-
linaje’, y a la reproducción de nuevos peones y subordinados. Véase infra, pp. 95ss.
279 Véase supra, pp. 239ss.
280 (AY AQU¤ nCOMO SE VERÕn UNA ESTRECHA RELACIN ENTRE URBANIDAD E ILUSTRACIN QUE SE
vuelve muy interesante. Quizás adquiera aquí mayor sentido el concepto de ‘civiliza-
ción’. Decía en el primer capítulo (véase supra, nota al pie n° 16) que ‘urbanización’
hacía una referencia muy específica al ‘espacio’ físico en que se habita; y que ‘civi-
lización’ hacía relación a un ‘modo’ de habitar ese espacio, a la ‘civilidad’ en tanto
participación o ejercicio de los derechos y deberes. Sin embargo, en el siglo XVIII
ocurre algo muy particular; la urbs y la civitas son superpuestas una sobre otra, de tal
modo que ‘civilizar’ exige un conjunto de estrategias de ‘urbanización’. La biopolítica
imperial de los borbones, en su afán civilizador, tanto del indígena que vivía en los
campos, como del pobre en la ciudad, del criminal, o del vagabundo, va a promover
una serie de reformas que tienen como objetivo la redistribución del espacio, o el
reordenamiento de la ciudad. Las políticas de poblaciones, la fundación de ciudades,
constituye en Chile, un ejemplo impresionante de implementación de tecnologías
biopolíticas en las tareas de limpieza y el orden social. Véase infra, lo que diré sobre el
proyecto biopolítico de civilización/urbanización en Chile (con el escrito del jesuita
*OAQU¤N DE 6ILLARREAL EN EL CAP¤TULO SOBRE h0ROSPERIDAD P¢BLICAv Y PARTICULARMENTE
la nota al pie n° 88.
281 Para una mayor profundización en torno a los antecedentes de la imagen que se
tenía de América en la literatura alemana del siglo XVIII y XIX, véase: (Altmann,
2IBAS 0APAVERO Y ,LORENTE "OUSQUETS 4AMBI£N PUEDE CONSUL-
TARSE !RCINIEGAS 3AN 2OMÕN *OHNSON
282 Antes que Linneo constituyera la fuente principal de las taxonomías alemanas, ya
había varios naturalistas que colaboraron en la construcción de sistemas clasifica-
torios (principalmente en los ámbitos de la botánica y la zoología). El médico y
BOTÕNICO ALEMÕN !UGUSTUS 1UIRINUS 2IVINUS CONOCIDO COMO !UGUST
Bachmann, había hecho grandes avances en los sistemas clasificatorios de las plan-
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 201
De la misma idea será Charles Mills (Mills, 2005), quien dice que
la aplicación del principio de ‘igualdad para todos’ frente al derecho o
la ley en Kant, no se refiere sino solamente a un grupo muy reducido de
personas, a un ‘todos los blancos’, o todos los ‘blancos y varones’; pero
que a cambio, los sub-humanos (Untermenschen) quedarían por fuera
de este planteamiento; el racismo de Kant ocupa un papel central en su
pensamiento filosófico, por lo que –sugiere– “una reformulación radical
de nuestras narrativas convencionales de la historia y contenido de occi-
DENTEv CFR -ILLS 288.
dos ‘temporalmente’ del europeo, o en un ‘retraso’ que los coloca muy por debajo de
quienes ‘geográficamente’ han sido favorecidos en el desarrollo de sus facultades. Y,
por lo tanto, dicho ‘retraso’ justifica o legitima que el europeo (en el caso de Kant),
o el criollo (en el caso de Molina y los intelectuales chilenos), se sienta con el ‘deber’
moral de dirigir o guiar los destinos del pueblo americano.
286 Las investigaciones más relevantes sobre el tema, pueden encontrarse en: (Judy,
%ZE B ,OUDEN "ERNASCONI B %ZE (ILL Y "OXILL
Serequeberhan, 2001; Bernasconi, 2002; Mills, 2005; Bernasconi, 2006; Larrimore,
2006; Shell, 2006; Zammito, 2006; Kleingeld, 2007; Larrimore, 2008). Otras refe-
rencias secundarias irán apareciendo en el texto.
287 “[...] a racism that will be directed against those peoples who resist cosmopolita-
NISMv "ERNASCONI Y #OOK
288 “A radical rethinking of our conventional narratives of the history and content of
7ESTERNv -ILLS
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 205
(AY DOS RAZONES POR LAS CUALES DIlERO DE LA LECTURA DEL PROFESOR
3ANTOS (ERCEG 0RIMERO PORQUE SU ANÕLISIS NO CONSIDERA LA TESIS @FUN-
289 Phillip Sloan, insiste en que el asunto de las ‘razas’ en Kant, no fue un asunto pe-
riférico de su pensamiento crítico; muy al contrario, la fundamentación episte-
mológica de sus críticas constituía también un lenguaje muy preciso para el trata-
miento de los problemas sobre ‘historia natural’, y su refutación al monogenismo:
“Cuando Kant sacó a la luz el asunto de las razas, en 1777, se consideraba a sí
mismo como un novato en antropología y en historia natural; parece que, hasta
1781, se mantuvo ocupado trabajando en su primer Kritik. Sin embargo, la recep-
ción que dieron sus contemporáneos a sus ideas sobre las razas, hicieron surgir
interrogantes que aparentemente nunca estuvieron lejos de su mente; en 1785 y
1788, Kant volvió sobre el tema, esta vez armado con una detallada epistemología
CR¤TICAv 3LOAN C
290 Véase, supra, pp. 136ss. Particularmente, la nota al pie n° 169.
206 Patricio Lepe-Carrión
Esto es, el filósofo prusiano, en sus textos menos leídos, entrega mu-
chas luces respecto a una visión de la humanidad que tiene a los europeos
como ‘conductores’ del género humano, y a los nativos de los continentes
COLONIZADOS COMO @SALVAJES MUCHOS DE ELLOS IRREmEXIVOS INCAPACES DE
ilustrarse por sí mismos; es decir, la visión que tiene Kant del colonizado
(americano, asiático, y africano), respondería más bien a un orden o ‘hilo
conductor’ perfectamente tejido por la propia ‘naturaleza’ en provecho
del perfeccionamiento de la especie humana en la historia.
291 “Dank sei also der Natur für die Unvertragsamkeit, für die mißgünstig wetteifernde
%ITELKEIT FÓR DIE NICHT ZU BEFRIEDIGENDE "EGIERDE ZUM (ABEN ODER AUCH ZUM (ERRS-
CHEN /HNE SIE WÓRDEN ALLE VORTREFmICHE .ATURANLAGEN IN DER -ENSCHHEIT EWIG UNENT-
wickelt schlummern. Der Mensch will Eintracht; aber die Natur weiß besser, was für
SEINE 'ATTUNG GUT IST SIE WILL :WIETRACHTv 4RADUCCIN DESDE +ANT A
292 Véase supra, nota al pie n° 176.
208 Patricio Lepe-Carrión
293 Es muy importante que el lector comprenda que no se trata aquí de una apología
de ‘lo latinoamericano’, como si se tratara de una ‘exterioridad cultural’ o ‘identi-
dad latinoamericana’ que se despliega ‘por fuera’ y ‘en contra’ de la Modernidad
occidental, y desde la cual reivindicar una suerte de cultura de lo ‘propio’, en tér-
minos de lo ‘popular’, lo ‘tradicional’, o como si esta fuera previa (y a priori) a la
racionalización moderna (cfr. Castro-Gómez, 1996: 47-66); nada más lejos que
eso. Favorecer el pensamiento local, es para nosotros pensar la ‘identidad’, prime-
ramente como ‘mutable’ o ‘inestable’ (véase supra, nota al pie n° 61), y segundo,
como re-significaciones o re-simbolizaciones construidas al interior de las luchas
o experiencias históricas de los sujetos frente y al interior de la racionalización (no
fuera de ellas), esto es, “como [un] producto de los entrecruces simbólicos, las re-
LOCALIZACIONES DISCURSIVAS Y LAS HIBRIDACIONES CULTURALESv #ASTRO 'MEZ
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 209
Desde el año 1756, esto es, mucho antes que escribiera sus ‘crí-
ticas’ Kant venía dictando cursos sobre antropología y geografía física.
Un decreto ministerial, le autorizaba de forma exclusiva para dictar el
curso como una cátedra permanente en la Universidad de Königsberg:
“[...] el decreto ministerial [dictado por Zedlitz, quien era Ministro de
Enseñanza y Cultos] [...] exceptúa expresamente al señor profesor Kant
y a su curso de Geografía Física, habida cuenta de que aún no existía un
BUEN LIBRO DE TEXTO SOBRE ESTA MATERIA ;=v #ASSIRER 296.
animales y plantas (cfr. Sloan, 2008c: 34.34). Dado que no existía, como seña-
la el decreto, un ‘manual’ de estudio sobre la materia, Kant llegará a elaborar un
COMPENDIO PARA SUS CLASES QUE SERÕ PUBLICADO EN POR SU DISC¤PULO & 4 2INK
(Véase infra, nota al pie n° 314).
297 Si hacemos un breve balance de la vida académica de Kant (desde 1755 hasta
1796), contabilizamos cerca de 267 cursos que, en términos de números y por-
centajes, podrían distribuirse de la siguiente manera: “54 fueron dedicados a ‘ló-
gica y metafísica’ (20,2%); 49 a ‘geografía física’ (18,4%); 46 a ‘ética’ (17,2%); 28 a
‘antropología’ (10,5%); 24 a ‘física teórica’ (8,9%); 20 a ‘matemáticas’ (7,5%); 16 a
‘derecho’ (6%); 12 a ‘Enciclopedia de ciencias filosóficas’ (4,5%); 11 a ‘pedagogía’
A @MECÕNICA A @MINERALOG¤A Y A @TEOLOG¤A v
$OMINGUES 2IBAS Y 6ITTE ,A TRADUCCIN ES M¤A
298 Los textos kantianos que más se utilizan para el estudio de la ‘raza’ y el ‘racismo’,
son los siguientes: Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime (1764;
GSE). Sobre las diferentes razas humanas 6V2- Determinación de un con-
cepto de raza humana (1785; BBeM). Sobre el uso de los principios teleológicos en
filosofía (1788; UGTP). Antropología en sentido pragmático (1798; Anth). Más ade-
lante, iremos citando otros pasajes que también forman parte de este conjunto de
escritos antropológicos.
299 En torno a los estudios de la teoría racial en Immanuel Kant: (Judy, 1991; Eze,
B ,OUDEN "ERNASCONI B %ZE (ILL Y "OXILL "ERNASCO-
ni, 2002; McCarthy, 2005a; Mills, 2005; Bernasconi, 2006; Larrimore, 2006; Shell,
2006; Zammito, 2006; Kleingeld, 2007; Larrimore, 2008).
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 211
las fuerzas de la naturaleza, tal y como ésta se nos muestra ahora, eso sería
HISTORIA DE LA NATURALEZA ;=v 5'40 !! 302.
302 “Allein nur den Zusammenhang gewisser jetziger Beschaffenheiten der Naturdin-
ge mit ihren Ursachen in der ältern Zeit nach Wirkungsgesetzen, die wir nicht
erdichten, sondern aus den Kräften der Natur, wie sie sich uns jetzt darbietet,
ableiten, nur blos so weit zurück verfolgen, als es die Analogie erlaubt, das wäre
.ATURGESCHICHTEv 4RADUCCIN DESDE +ANT B
303 “Die Eintheilung der Erkenntnisse nach Begriffen ist die logische, die nach Zeit
UND 2AUM ABER DIE PHYSISCHE %INTHEILUNG $URCH DIE ERSTERE ERHALTEN WIR EIN .A-
tursystem (Systema naturae), wie z. B. das des Linne, durch die letztere hingegen
EINE GEOGRAPHISCHE .ATURBESCHREIBUNGv 4RADUCCIN DESDE 3LOAN C
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 213
La división lógica [de los taxónomos] procede por clases de acuerdo con
similitudes; la división natural las considera de acuerdo con su tronco
[Stamme], y divide a los animales de acuerdo con su genealogía y con
referencia a la reproducción. Uno produce un sistema arbitrario para
la memoria, el otro un sistema natural para el raciocinio [Verstand]. El
primero únicamente tiene la intención de poner la creación bajo títulos;
EL SEGUNDO INTENTA SOMETERLA A LEYES 6V2- !! 304.
304 “Die Schuleintheilung geht auf Klassen, welche nach Ähnlichkeiten, die Nature-
intheilung aber auf Stämme, welche die Thiere nach Verwandtschaften in Anse-
hung der Erzeugung eintheilt. Jene verschafft ein Schulsystem für das Gedächtniß;
diese ein Natursystem für den Verstand: die erstere hat nur zur Absicht, die Ges-
CHPFE UNTER 4ITEL DIE ZWEITE SIE UNTER 'ESETZE ZU BRINGENv 4RADUCCIN DE 3LOAN
2008c); los corchetes son míos.
214 Patricio Lepe-Carrión
305 h$IE +ENNTNISSE WELCHE DIE NEUEN 2EISEN ÓBER DIE -ANNIGFALTIGKEITEN IN DER
Menschengattung verbreiten, haben bisher mehr dazu beigetragen, den Verstand
über diesen Punkt zur Nachforschung zu reizen, als ihn zu befriedigen. Es liegt gar
viel daran, den Begriff, welchen man durch Beobachtung aufklären will, vorher
selbst wohl bestimmt zu haben, ehe man seinetwegen die Erfahrung befragt; denn
man findet in ihr, was man bedarf, nur alsdann, wenn man vorher weiß, wornach
MAN SUCHEN SOLLv 4RADUCCIN DESDE +ANT A
306 “[...] que los comienzos (principios) no deben multiplicarse sin necesidad (entia
PRAETER NECESSITATEM NON ESSE MULTIPLICANDA v +R6 ! " 4RADUCCIN DE
(Kant, 2009).
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 215
307 h$ER "EGRIFF EINER 2ACE ENTHØLT ALSO ERSTLICH DEN "EGRIFF EINES GEMEINSCHAFTLICHEN
Stammes, zweitens nothwendig erbliche Charaktere des klassischen Unterschiedes
DER !BKMMLINGE DESSELBEN VON EINANDERv 4RADUCCIN DESDE +ANT A
308 $E LA MISMA IDEA ES 2OBERT "ERNASCONI CFR
309 “Die unausbleibliche Anartung beiderseitiger Eigenthümlichkeiten der Eltern ist
also der einzig wahre und zugleich hinreichende Probirstein der Verschiedenheit
DER 2ACEN WOZU SIE GEHREN UND EIN "EWEIS DER %INHEIT DES 3TAMMES WORAUS
sie entsprungen sind: nämlich der in diesem Stamm gelegten, sich in der Folge
der Zeugungen entwickelnden ursprünglichen Keime, ohne welche jene erblichen
Mannigfaltigkeiten nicht würden entstanden sein und vornehmlich nicht hätten
NOTHWENDIG ERBLICH WERDEN KNNENv 4RADUCCIN DESDE +ANT A
216 Patricio Lepe-Carrión
Lo que vale destacar acá, es que Kant emplea esta idea de ‘desa-
rrollo’ (entwickeln) como un proceso natural por el cual los diferen-
tes ‘troncos’ de la especie humana, podrán ejercer una ‘transmisión
infalible’ de sus características esenciales. La herencia, o la recepción
de aquellos rasgos propios de un desarrollo genético de largo alcance,
constituiría en Kant el criterio fundamental o la prueba fehaciente de la
pertenencia a una determinada ‘raza’; las que, naturalmente, se han visto
‘degeneradas’ (en sentido estrictamente buffoniano) con el tiempo, con
el clima y con la geografía a que, eventualmente, se haya visto enfrentada
la especie respectiva.
En las notas sobre ‘geografía física’314, Kant señala que: “La huma-
nidad encuentra su mayor plenitud [Vollkommenheit] en la raza blan-
freno a los abusos que se hacía en las especulaciones sobre el origen de la vida or-
gánica a partir de la ‘materia bruta’. Me excedería en abordar el interesante, aunque
complejo, concepto de Bildungstrieb, que emplea tanto Kant como Blumenbach.
Sobre esto, véase supra, la bibliografía citada en la nota al pie n° 310.
314 El filósofo Erich Adicken ha sembrado una duda respecto a la autenticidad de las
notas o apuntes sobre las lecciones que Kant habría dado sobre ‘geografía física’
(AA 09, 151-436), en tanto que éstas fueron publicadas (por su discípulo F. T.
2INK CASI EN EL LECHO DE MUERTE DEL MAESTRO EN .O PODEMOS ASEGURAR SI
Kant se encontraba o no en condiciones físicas (y psicológicas) de revisar exhaus-
tivamente los manuscritos de sus clases que se venían impartiendo desde el año
1756; pero tampoco podríamos negar –como ya he demostrado– que hay en el
filósofo prusiano un interés y un desarrollo del pensamiento antropológico en
torno a las razas que, en muchos aspectos, se enmarcaba al interior de las preocu-
218 Patricio Lepe-Carrión
ca. Los indios amarillos [asiáticos] tienen menos talento [Talent]. Los
negros están mucho más por debajo, y más bajo aún se encuentran parte
DE LOS PUEBLOS AMERICANOSv 0' !! 315.
Flemática Melancólica
Razas
(muy) blanca roja-cobriza
europea americana
Raza blanca de color moreno
Keime
Negra amarilla
africana asiática
Sanguínea Colérica
Por otro lado, el filósofo prusiano nos señala que si bien la huma-
nidad alcanza su máximo grado de madurez o plenitud por medio de un
uso gradual de la ‘razón’ (donde algunos pueblos de Europa ciertamente
van por delante), la especie humana en su conjunto se ha visto auxilia-
da o asistida (Beihülfe) por la ‘naturaleza’ en una cierta complicidad, al
diferenciar y otorgar las facultades que cada ‘variación’ requiere en los
ambientes que le ha tocado desarrollarse; es decir, “la Naturaleza le ha
De este modo, Kant se hace eco de una distinción que vuelve a ex-
plicitar en su Anth cuando dice que “[el carácter físico] es el signo dis-
tintivo del hombre como ser sensible o natural; [...] [y el carácter moral]
LO DISTINGUE COMO UN ENTE RACIONAL DOTADO DE LIBERTADv !NTH !!
285)321. Del primero, dícese las ‘naturalezas individuales’ y los ‘tempera-
mentos’ (una especie de Antropología fisiológica), que son aquellas dis-
posiciones que indican lo que ‘naturaleza’ puede hacer del hombre; en
cambio la segunda, relativa más estrictamente a una ‘antropología prag-
mática’, se dice de aquellas disposiciones por las cuales el hombre puede
hacerse a sí mismo. De este modo, los ‘talentos’ son disposiciones ‘innatas’
(angeboren) sobre los que se construyen las diferencias habidas entre indi-
viduos y pueblos pertenecientes o descendientes de cada una de las cuatro
‘variaciones’ de la especie humana (cfr. McCarthy, 2005a: 44).
320 “Denn die Natur hat einem jeden Stamm seinen Charakter ursprünglich in Bezie-
HUNG AUF SEIN +LIMA UND ZUR !NGEMESSENHEIT MIT DEMSELBEN GEGEBENv 4RADUC-
ción desde (Kant, 2004a: 48).
321 “Das erste ist das Unterscheidungszeichen des Menschen als eines sinnlichen oder
Naturwesens; das zweite desselben als eines vernünftigen, mit Freiheit begabten
7ESENSv 4RADUCCIN DESDE +ANT A
322 Nótese el uso que he hecho de ambas palabras. ‘Variedades’ (Varietäten) se refie-
RE A LOS CAMBIOS PRODUCIDOS EN LAS CARACTER¤STICAS DE UNA RAZA POR INmUENCIA DEL
ambiente, donde pueden desaparecer o reaparecer de una generación a otra. Y
‘variaciones’ (Spielarten) a las características que permanecen indefectiblemente
en una raza a lo largo del tiempo, y que serán transmitidas al producto ‘híbrido’
entre dos razas distintas. De este modo, las ‘variaciones’ diferencian una raza de
otra, pero cada una de ellas puede tener una serie innumerable de ‘variedades’ que
darían origen a los distintos linajes (Schlag).
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 221
puesto que jamás se hereda. Por eso, las simientes [Keime] originaria-
mente depositadas en el tronco [Stamm] de la especie humana, destina-
das a la procreación de las razas, tuvieron que desarrollarse [entwickelt],
en las épocas más remotas, según las necesidades del clima, siempre que
la estadía en tales regiones durara mucho tiempo. Cuando algunas de
estas disposiciones [Anlagen] se desarrollan [entwickelt] en un pueblo
borran por completo las otras (BBeM AA 08, 105)323.
323 h$IE 3CHMINKE DIE DIE 3ONNE AUF IHRER (AUT HINZUTHUT EINE KÓHLERE ,UFT ABER WIE-
DER WEGNIMMT MU MAN NUR NICHT MIT DER DER 2ACE EIGENEN &ARBE VERWECHSELN
denn jene erbt doch niemals an. Also müssen sich die Keime, die ursprünglich in
DEN 3TAMM DER -ENSCHENGATTUNG ZU %RZEUGUNG DER 2ACEN GELEGT WAREN SCHON IN
der ältesten Zeit nach dem Bedürfniß des Klima, wenn der Aufenthalt lange daurete,
entwickelt haben; und nachdem eine dieser Anlagen bei einem Volke entwickelt war,
SO LSCHTE SIE ALLE ÓBRIGEN GØNZLICH AUSv 4RADUCIDO DESDE +ANT A
324 Kant hace no sólo una distinción entre Keime y Anlagen, diciendo que el primero
se refiere a una función propia de la materia, mientras que el segundo a la forma
O PROPORCIN EN SU CONJUNTO 6V2- !! AMBOS CONCEPTOS SE RElEREN A
la ‘forma’ en tanto conductores del complejo proceso de materialización (forma
dat esse rei), y según recuerda Kant en su KrV (B 75), estos permanecerían en
‘potencia’ o ‘ciegos’ si no entraran en contacto directo con el medioambiente para
que puedan desarrollarse (Sánchez Madrid, 2006/7). Sin embargo, acá he reducido
considerablemente su significado, y he optado por entenderlos como sinónimos,
tal como aparece en BBeM (AA 08, 98; y 105). Sobre la identificación ambos con-
ceptos ‘Keime’ y Anlagen’, véase: (Bernasconi, 2006: 79).
325 No estoy hablando aquí de un poligenismo; véase el apartado anterior.
222 Patricio Lepe-Carrión
326 “Unter Talent (Naturgabe) versteht man diejenige Vorzüglichkeit des Erkennt-
nißvermögens, welche nicht von der Unterweisung, sondern der natürlichen An-
LAGE DES 3UBJECTS ABHØNGTv 4RADUCCIN DESDE +ANT A
327 Se hace muy curioso este juego de palabras, cuando Kant en su opúsculo sobre
la Ilustración, hace un llamado universal a hacer uso del propio entendimien-
to (Sapere aude). Puesto que si el ‘talento’ (Talent) pertenece al ‘entendimiento’
(Verstande), ¿deberíamos entonces entender este llamamiento a la emancipación
y ejercicio público de nuestra libertad, como una afirmación de aquella ‘igualdad
de posibilidades’ que coloca el destino de la justicia social en las manos de una
‘libre competencia’ entre ‘todos’ los individuos ‘por igual’, aunque diferenciados
conforme a sus ‘talentos’, dejando de este modo en manos del ‘plan oculto de la
NATURALEZA EL FUTURO DE LA SOCIEDAD (ACE MUCHO SENTIDO ESTE @LLAMADO A LA EMAN-
cipación, con lo que diré más adelante (véase, infra, ‘Intermezzo’, p. 226ss.) sobre
cómo Kant justifica el ‘colonialismo’ de su tiempo; Kant concibe la ‘desigualdad’
social, como un ‘inconveniente’ al interior del proyecto de civilización. Cree que
los seres humanos son ‘iguales’ en un sentido ‘participativo’, en tanto nadie debe
ser ‘desplazado’ de dicho proyecto; sin embargo, al mismo tiempo dice que la ‘ne-
cesaria’ diferencia entre ‘señores’ y ‘súbditos’, está determinada por los ‘talentos’
(Talent), ‘aplicaciones’ (Fleiß), y ‘suerte’ (Glück) de los individuos y/o pueblos que
componen el entramado social (véase, infra, nota al pie n° 347 y principalmente la
nota al pie n° 433).
Por otra parte, véase también el interesante artículo del profesor Francisco Con-
treras Peláez sobre el concepto de ‘igualdad’ en Kant; aunque no estoy de acuerdo
en muchos puntos con él, sobre todo en relación a cómo el profesor insiste en
mostrar a Kant como un paladín de la ‘no discriminación’, no deja de ser muy fruc-
tífero el diálogo que hace con Norberto Bobbio para definir el proyecto kantiano
como inspirado en una concepción meritocrática de la ‘igualdad’, muy cercano a
una concepción liberal-competitiva. En Kant, dirá el autor, puede entenderse este
concepto, más como una ‘igualdad de oportunidades’ o de ‘partida’, que está muy
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 223
lejos de ser compatible a una ‘igualdad de resultados’, que es la que interesa a Bob-
bio en tanto doctrina verdaderamente igualitaria (cfr. Contreras P., 2000).
328 Es polémico porque aún no existe acuerdo respecto a su data.
329 “Das Volk der Amerikaner nimmt keine bildung an. Es hat keine Triebfedern, denn
es fehlen ihm affekt und Leidenschaft. Sie sind nicht verliebt, daher sind auch ni-
cht furchtbar. Sie sprechen fast nichts, liebkosen einander nicht, sorgen auch für
NICHTS UND SIND FAULv 4RADUCCIN ES M¤A
330 Véase supra, p. 89ss.
331 Las ‘hojas sueltas’ del conjunto de manuscritos también pertenecen a esos textos
no revisados por Kant.
332 “Amerikaner und Neger können sich nicht selbst regiren. Dienen also nur zu Scla-
VENv 4RADUCCIN ES M¤A
333 (AY UN TEXTO QUE PUEDE RESULTAR DE INTER£S QUE HE ADQUIRIDO POR GENTILEZA DE SU
autor; en él, se hace una revisión de algunas expresiones de Kant en torno a la
‘desvalorización’ del hombre americano (Jiménez, 1992).
224 Patricio Lepe-Carrión
motivaciones, los afectos y pasiones, todos los talentos, todas las dispo-
siciones naturales para la cultura y la civilización, y pueden tanto obe-
DECER COMO MANDARv (. !! 334.
334 “Enthalten alle Triebfedern der Natur in affecten und Leidenschaften, alle Talente,
alle Anlagen zur Cultur und Civilisirung und können so wohl gehorchen als herrs-
CHENv 4RADUCCIN ES M¤A
335 Con los ‘negros’ no empleará la palabra ‘educar’ (Bildung), sino que prefiere ‘en-
trenar’ (abrichten). Dirá que –muy contrariamente a los americanos– están reba-
sados de afecto y pasión, que son muy activos, buenos para entablar conversacio-
nes y muy vanidosos; y agrega que pueden perfectamente ser ‘entrenados’ como
esclavos, poseen mucha motivación, y tienen mucho miedo a los golpes (cfr. Kant,
1831: 353). Véase también en el texto de Eze algunos consejos que da el filósofo
prusiano para castigar de manera eficiente a un ‘negro’; dice que en vez de usar
un látigo, que casi no le causa dolor a los negros a raíz de su piel gruesa, es mejor
utilizar una caña de bambú partida en dos, procurando –obviamente– no llegar a
causarle la muerte al esclavo (Eze, 2001).
336 2ECU£RDESE LO QUE DIJE RESPECTO A LOS DOS MOMENTOS DEL PENSAMIENTO DE +ANT SOBRE
las ‘razas’; primer en la década de 1780, y luego en la de 1790, según (Kleingeld, 2007).
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 225
(AY EN LOS PREJUICIOS DEL ABATE -OLINA Y EN LOS DEL lLSOFO )MMA-
nuel Kant, una impresionante similitud. Ambos, sin tener una directa
INmUENCIA DE UNO SOBRE EL OTRO COLOCAN AL NATIVO AMERICANO EN UNA CON-
dición de ‘tutelaje’ respecto al hombre europeo/criollo, ‘encubriendo’ la
‘diferencia colonial’ como una ‘diferencia cultural’.
337 h;= DER WAHRSCHEINLICHER 7EISE ALLEN ANDEREN DEREINST 'ESETZE GEBEN WIRDv )A'
AA 08,29). Traducción y corchetes son míos.
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 227
Éstos últimos, los del segundo subgrupo, si bien eran ‘bárbaros’, no lo eran
por ‘inferioridad’, sino más bien por una ‘diferencia cultural’.
338 Existe una ‘similitud’ entre una subalternización y otra, pero son también muy di-
FERENTES 2ECORDEMOS UN EXTRACTO DE LA CITA QUE HICE DE !RISTTELES h;= EL ESCLAVO
carece totalmente de la facultad deliberativa, la mujer en cambio la posee, pero sin
AUTORIDAD Y EL NI¶O LA TIENE PERO IMPERFECTAv !RISTTELES A
228 Patricio Lepe-Carrión
339 2ECORDAR QUE PARA +ANT LA @ILUSTRACIN LLEGA A SER UN SEGUNDO MOMENTO DEL DE-
sarrollo de la especie humana hacia una ‘moralización’ de los individuos. Cuando
hablamos acá de los ‘medios’ de los que se sirve la naturaleza (la insociable socia-
bilidad humana), es más bien parte de un proceso inicial, que conduce sólo hacia
una ‘legalidad’ de los pueblos. Véase un detallado análisis sobre este punto, que
obviamente escapa a los propósitos de este trabajo, en: (Menendez Ureña, 1979).
340 Kant distingue entre una ‘religión revelada’ (referente al culto), de una ‘religión na-
tural’ (o racional). La primera se refiere a lo histórico, lo que acontece, lo que atañe
exclusivamente a lo temporal: a los ritos, al templo, a los elementos de adoración,
a los instrumentos sagrados, a las danzas y cantos de invocación. En cambio, la
segunda, es necesaria y cognoscible a priori porque no depende de cultura alguna,
ni de ritos ni de cantos sagrados; no hay tiempo que la retenga, ni historia que sea
capaz de contenerla, pues se trata de la ‘razón’ que es necesariamente universal
y común a todos los hombres. Se entenderá entonces por qué habla Kant de una
‘religión verdadera’ (la moral), y de varios tipos de creencias (fe, históricas o ecle-
siales). Esto porque, en primer lugar, Kant cree encontrar aquí la dificultad de todo
hombre, pues es muy fácil hacerse parte de una religión revelada, tan sólo basta
con asentir a un dogma, pedir unos cuantos favores divinos, bailar, cantar, orar, o
simplemente basta con quererlo y el Dios de semejante religión nos hará felices
concediéndonos todos nuestros antojos de deseo. En cambio, para ser partícipes
conscientes de una ‘religión racional’, no bastan ya los ritos, ni los bailes ni cantos,
y menos aún con el simple querer; sino más bien hace falta el sacrificio humano, el
obrar en contra de nuestros instintos que, de alguna forma, nos conllevan a prác-
ticas contrarias a la virtud, y hace falta el uso autónomo de nuestra razón; pues
bien, para obrar conforme a lo que nuestra razón determina, es un hecho de suyo
dificultoso y digno de llevar a cabo sólo por hombres virtuosos o ‘ilustrados’ (cfr.
Lepe-Carrión, 2008).
230 Patricio Lepe-Carrión
341 Para Kant, el tránsito de un estado de sociedad a otro “debe haber sido muy len-
TOv -!- !! DEL MISMO MODO LA @CIVILIZACIN DE LOS INDIVIDUOS ES UN
proceso paulatino que requiere de varias generaciones. Juan Ignacio Molina nos
advertía igualmente que el tránsito de la barbarie a la vida civil, no era tan fácil
como podría creerse (cfr. Molina, 1787a: 25).
342 En: (cfr. Kant, 1990: 92-93).
343 h$IE )DEE EINER MIT DEM NATÓRLICHEN 2ECHTE DER -ENSCHEN ZUSAMMENSTIMMEN-
den Constitution: daß nämlich die dem Gesetz Gehorchenden auch zugleich, ve-
reinigt, gesetzgebend sein sollen, liegt bei allen Staatsformen zum Grunde, und das
gemeine Wesen, welches, ihr gemäß durch reine Vernunftbegriffe gedacht, ein pla-
TONISCHES )DEAL HEIT RESPUBLICA NOUMENON IST NICHT EIN LEERES (IRNGESPINNST
sondern die ewige Norm für alle bürgerliche Verfassung überhaupt und entfernt
ALLEN +RIEGv 4RADUCCIN DESDE +ANT A
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 231
lamente como un postulado heurístico (cfr. IaG AA 08, 18), que orienta
la conducta humana y los proyectos de moralización de la humanidad.
344 “Ob nun gleich das letztere niemals zustande kommen mag, so ist die Idee doch
ganz richtig, welche dieses Maximum zum Urbilde aufstellt, um nach demselben
die gesetzliche Verfassung der Menschen der möglich größten Vollkommenheit
IMMER NØHER ZU BRINGENv 4RADUCCIN DESDE +ANT
345 h;= COLLECTIV GENOMMEN UNIVERSORUM NICHT ALLER %INZELNEN SINGULORUM v
Traducción desde (Kant, 1991a: 286).
346 “[...] daß bei allen übrigen sich selbst überlassenen Thieren jedes Individuum sei-
ne ganze Bestimmung erreicht, bei den Menschen aber allenfalls nur die Gattung:
SO DA SICH DAS MENSCHLICHE 'ESCHLECHT NUR DURCH &ORTSCHREITEN IN EINER 2EIHE
UNABSEHLICH VIELER 'ENERATIONEN ZU SEINER "ESTIMMUNG EMPOR ARBEITEN KANNv
Traducción desde (Kant, 1991a: 281).
232 Patricio Lepe-Carrión
347 Kant es muy enfático en señalar la ‘igualdad’ de los hombres dentro del Estado en
cuanto ‘súbditos’; sin embargo, la ‘igualdad’ de los individuos está siempre condi-
cionada al ‘talento’ (Talent), la ‘aplicación’ (Fleiß), y la ‘suerte’ (Glück); es decir, que
la ‘igualdad’ convive perfectamente bien (ganz wohl) con la ‘desigualdad’ (cfr. Kant,
2004a: 113). Véase, supra, nota al pie n° 327.
348 Traducción desde (Kant, 1990: 78).
349 Kant piensa que el sentimiento de ‘desgracia’ que tiene el ‘salvaje’ frente a su ‘señor’,
se asemeja al grito desesperado de un niño alejado del seno materno. El ‘salvaje’ no
Clasificación racial en la filosofía ilustrada. El caso de Immanuel Kant 233
352 Una versión del presente capítulo fue publicado en: (Lepe-Carrión, 2012a).
353 Estas palabras fueron parte de un discurso escrito por Manuel de Salas para los
alumnos de la Academia de San Luis. El texto fue pronunciado por su alumno Joa-
QU¤N #AMPINO QUIEN LLEGAR¤A A SER MÕS TARDE -INISTRO Y DIPUTADO DE LA 2EP¢BLICA
354 (E SEGUIDO MUY DE CERCA LOS PLANTEAMIENTOS DE LOS PROFESORES 3ANTIAGO #ASTRO
Gómez (Castro-Gómez, 2005a, 2010b, 2010e, 2010c) y Francisco Vásquez-García
(Vásquez García, 2006, 2009b), al ver en las reformas borbónicas de España y sus
colonias durante el siglo XVIII, un lugar preeminente de esparcimiento de los
‘dispositivos de seguridad’ (biorregulación del Estado) de los que hablaba Michel
Foucault en sus cursos tardíos. Sobre el concepto de ‘biopolítica’, lo tomaremos en
un sentido muy lato, sin incurrir en aquellas distinciones de especificidad que la
palabra toma al interior de la obra de Foucault.
240 Patricio Lepe-Carrión
357 Sobre el vagabundaje en España puede consultarse (Norman, 1957; Peset, 1983;
Trinidad Fernández, 1991). Y sobre el vagabundaje en Chile (Mellafe, 1959; Gón-
gora, 1966; Araya, 1999; León León, 2007, 2010).
358 Véase, sobre el largo proceso de desacralización de la pobreza (Vásquez García,
2009b).
242 Patricio Lepe-Carrión
359 Evidentemente el concepto ‘ocio’ (lat. Otium, gr. scholé), exige un análisis más de-
tenido que no podemos abordar en este trabajo. Valga aclarar que, de manera muy
general, se ha querido significar con la palabra ‘ocio’, aquella experiencia que los
individuos alcanzan en el desprendimiento de los oficios manuales y serviles.
Biopolítica borbónica en Chile 243
360 (ACIA lNALES DEL SIGLO 86))) SE ENCUENTRAN EN #HILE LAS PRIMERAS ENCUESTAS OlCIA-
les de población que dan cuenta del brutal descenso de las comunidades indígenas
que ocurre entre 1541 a 1810. La gran población la constituían los mestizos, y una
parte muy reducida de criollos y peninsulares formaban los grupos dominantes.
De los negros es muy poca la información que tenemos (cfr. INE, 2010). Por otro
lado, según John Lynch, en el siglo XVIII había cerca de 1.100.000 personas en el
virreinato del Perú, de las que sólo cerca de 141.000 eran de origen europeo; es
decir, la élite dominante sólo constituía el 12% de la población (cfr. Osorio Tejeda,
2008). Sin embargo, cabe cuestionar estas cifras, en tanto que en los censos de la
época, muchos mestizos fueron inscritos como españoles.
361 Castro-Gómez (2010e) y Vásquez García (2009b), toman como ejemplo tres modos
de intervención del Estado en la sociedad dieciochesca: demografía, pobreza y enfer-
medad. La historiadora chilena Alejandra Araya (1999), hablará de disciplinamiento
laboral o de la mano de obra, y de una racionalización del tiempo de ocio (malentre-
tenimiento). Nótese que en el presente trabajo he fusionado elementos provenientes
de cada tipo de intervención en un único ‘discurso sobre la ociosidad’.
362 %L RELIGIOSO #AMILO (ENR¤QUEZ OTRO DE LOS GRANDES ILUSTRADOS CHILENOS TAMBI£N
podría considerarse un brazo fundamental al interior de la biopolítica imperial. El
fraile valdiviano pensaba que las razones por las cuales Chile ‘no progresaba’ no ra-
dicaban en la despoblación, sino más bien “en la imperfección de la agricultura, en
el atraso de la industria, comercio, policía, ciencias exactas y naturales, artes útiles
;=v (ENR¤QUEZ B 0ARA £L LA @EDUCACIN DEB¤A ESTAR SEPARADA DE LA )GLE-
sia, pero a cargo del Estado, ya que por su instrumentalización se podía garantizar
244 Patricio Lepe-Carrión
366 %L MANUSCRITO @)NFORME HECHO AL 2EI NUESTRO SE¶OR DON &ERNANDO EL 6) POR *OA-
quín de Villarreal, sobre conducir i reducir a la debida obediencia los indios del
2EINO DE #HILE CIRCULA DESDE HASTA EN QUE ES PUBLICADO POR EL PE-
riodista Antonio Valladares en el tomo XXIII del Semanario Erudito (obra en 34
Biopolítica borbónica en Chile 247
tomos, que se publican entre 1787 y 1791), desde donde suponemos lo habría leído
Manuel de Salas. El informe, también fue publicado en 1876, en el tomo X de la
Colección de historiadores de Chile, versión que se ha utilizado en este trabajo,
pero conservando el año de primera aparición.
El informe se proponía una estrategia para controlar a los indios del sur; decía el
jesuita que se debían fundar ocho villas con cincuenta personas (armadas) apro-
ximadamente, y ubicadas al norte del territorio araucano, por las riberas del rio
Biobío, con tal de ir avanzando en la construcción de nuevas villas, hasta poblar
toda la zona, y mantener a los indios bajo un control absoluto.
Lo cierto es que el plan, tal como lo formuló Villarreal, a pesar de ser promulgado
POR 2EAL #£DULA DE FEBRERO NUNCA CONT CON EL APOYO DE LA GENTE NO
llevándose a la práctica finalmente. Sin embargo, sus ideas formarían parte im-
portante del espíritu de la época que inspiraría las ‘políticas de poblaciones’ (véase
infra, nota al pie n° 367). Por otro lado, también adquieren importancia las noti-
cias o descripciones que el jesuita hacía del reino en aquel entonces, y que fueran
tomadas por muchos pensadores de fines de siglo, entre ellos, Manuel de Salas (cfr.
Barros Arana, 1886a: 151-152).
367 El documento es una de las primeras propuestas que se hace en Chile en torno a las
‘políticas de poblaciones’; es un documento clave para comprender la interacción
que se hace (¡por primera vez!), entre dos conceptos históricamente disociados:
‘civilización’ (como opuesto al salvajismo) y ‘urbanidad’. Ambas, pertenecientes
a esferas de significado muy distantes, que históricamente no han sido asociadas
sino hasta la emergencia de las técnicas de seguridad en el siglo XVIII; en que la
construcción de calles, plazas y edificios (es decir, la urbanitas latina), se convierte
en un muy poderoso dispositivo de dominación cultural, respecto a los indígenas
resistentes de la zona sur de Chile; esto es, la ‘civilización’ (civitas), en tanto con-
junto de conocimientos, de creencias y costumbres, sólo era posible por medio del
emplazamiento ‘urbano’ que significaba la construcción artificiosa de ciudades.
Véase supra lo que dijimos en las notas al pie n° 16, y n° 280.
248 Patricio Lepe-Carrión
368 La ‘blancura’ no hace una referencia directa, ni necesaria, al color de la piel; tenía más
que ver con un estilo de vida, con un modo de escenificar socialmente como blancos
un tipo de riqueza estrictamente cultural proveniente de Europa (como el lujo, los
modales, tipos de vestimentas, lenguaje, ideas políticas, etc.), y que operaba como un
referente o ideal social para los habitantes del ‘nuevo mundo’, como un ‘espejo de la
apariencia’ en el cual podían distinguirse los diferentes roles y jerarquías sociales (cfr.
Castro-Gómez, 2005a: 68-73; cfr. Valenzuela Márquez, 2005: 86).
369 Para profundizar sobre las estrategias arribistas de la élite chilena, ancladas en la
nobleza de sangre, puede verse el interesante trabajo que lleva a cabo el profe-
sor Jaime Valenzuela Márquez (Valenzuela Márquez, 2001, 2005), y algunos de
LOS MIEMBROS DEL ,ABORATORIO DE (ISTORIA #OLONIAL QUE £L COORDINA )NSTITUTO DE
(ISTORIA DE LA 0ONTIlCIA 5NIVERSIDAD #ATLICA DE #HILE ,O QUE MÕS SE EXTRA¶A EN
este tipo de estudios historiográficos, es la reformulación ‘racial’ de la nobleza que
se hizo a partir de las reformas borbónicas, o de cómo las nuevas técnicas políti-
cas llevadas a cabo por los borbones modificaron los intereses y representaciones
del poder en los distintos actores sociales de Chile en los siglos XVIII y XIX. El
profesor Valenzuela reconoce dicha ‘recomposición de la élites chilenas’ durante
la segunda mitad del siglo XVIII, como sostenida principalmente sobre la nueva
BASE MATERIAL DEL CAPITALISMO REmEJADA EN LA NOTORIA ACELERACIN DE LA ECONOM¤A Y
la inmigración vasca. El análisis de Valenzuela se enfoca principalmente en cómo,
luego de esta reconfiguración política y social, los inmigrantes se posicionan en
los cargos de poder gracias a la recepción ‘enaltecida’ que le otorgan los mismos
chilenos por la condición de europeos que ellos tenían; sin embargo, Valenzuela
remite siempre a un imaginario colonial antiguo de superioridad, sin considerar
LA INmUYENTE DISPUTA QUE DURANTE EL SIGLO 86))) SE VEN¤A DANDO EN EL ÕMBITO DE LA
(ISTORIA .ATURAL 3EG¢N MI OPININ EL ACENTO RECAERÕ EN EL ASPECTO ANTROPOLGICO
(racial); de ahí que haya querido hurgar menos en los acontecimientos o consta-
taciones de orden empírico, para dar paso a las relaciones de poder que hicieron
posible un ‘racismo de Estado’ en Chile. Sin embargo, por mucho que nos parezca
Biopolítica borbónica en Chile 249
Las políticas sobre movilidad social que llevaron a cabo los bor-
bones estaban en directa relación a la crisis del estamento nobiliario,
que había convertido a España en una sociedad de clases permanente
que no se condecía a su situación laboral o de riqueza efectiva370. Du-
rante las reformas, y principalmente en el siglo XVIII, esta situación se
revierte; el Estado se propone reducir el número de nobles, y abrir el
acceso hacia la nobleza mediante estrategias que nada tenían que ver
con la sangre ni el linaje. El dinero, la riqueza y, sobre todo, la tierra, iban
a ser elementos esenciales a la hora de reclamar un status y clase (cfr.
Lynch, 1991: 203-210). Evidentemente, esto irá en contra de un sistema
que estaba muy arraigado en el Chile de la colonia371.
extraña dicha omisión, debo reconocer que el enfoque crítico que hace el profesor
Valenzuela abre una vertiente original en el análisis de las formas simbólica de la
nación chilena. Véase infra, p. 311ss.
370 De igual modo en Chile, hubo nobles de origen (de linaje) que cayeron en la más
extrema pobreza. Manuel de Salas da fe de ello cuando dice que “los campos están
llenos de gentes que, llevando un nombre ilustre, son continuamente atormen-
tados de la discordancia que hay entre aquél y su fortuna: idea que les hace más
AMARGA Y VIOLENTA SU SITUACINv 3ALAS B
371 Esto último ha sido tratado muy detalladamente por el profesor Santiago Cas-
tro-Gómez (2005a), pero en relación a la Nueva Granada; sin embargo, podemos
CONSTATAR QUE MUCHAS DE SUS REmEXIONES SON APLICABLES nCON MATICES DIFERENTESn AL
reino de Chile.
250 Patricio Lepe-Carrión
No son los hombres quienes deben ser dichosos, no son los hombres
quienes deben ser prósperos y, en el límite, ni siquiera son ellos quie-
nes deben ser ricos, sino el Estado mismo. Éste es uno de los rasgos
fundamentales de la política mercantilista de la época. El problema es
la riqueza del Estado y no de la población. La razón de Estado es una
relación del Estado consigo mismo, una automanifestación en la cual el
elemento de la población se esboza pero no está presente, se bosqueja
SIN REmEXIONAR SOBRE £L &OUCAULT
377 La analogía con Marx tómese solamente como un ejemplo que permite ampliar
nuestra descripción, y por ningún motivo de modo explicativo; estoy consciente
de la crítica que hacía Aníbal Quijano (Quijano, 1989) al empleo de categorías
provenientes del materialismo histórico a la realidad de América Latina, y del de-
bate que se había generado en los años 60 en torno al eurocentrismo con los teó-
ricos de la ‘dependencia’, y no es mi intención caer en ese uso tan deliberado de un
lenguaje dualista y eurocentrista en la interpretación de las clases sociales en Chile.
254 Patricio Lepe-Carrión
miento de las cargas que llevaban inherentes los indios y negros en tor-
no al trabajo forzado y, por lo mismo, su condición liberada del peso
jurídico directo, lo convertía en una fuente permanente de ociosidad y
vagabundancia: “Mestizos, mulatos y sambos, es decir, todo lo que las
fuentes llaman ‘las castas’, constituyen una fuente perenne de vagabun-
daje, al cual estaban ellos destinados, en cierto modo, por su propio
status, excluidos del deber de trabajar que pesaba sobre indios y esclavos
NEGROSv 'NGORA
378 Valga señalar que por ‘raza’ en este trabajo no entiendo el concepto biológico seu-
docientífico que aparece a finales del siglo XIX. Estoy suponiendo, más bien, una
interpretación social de la ‘raza’ que está más en relación a un ‘imaginario cultural’
que a un asunto de ‘fenotipo’. Este proto-racismo, o construcción social de la raza
en la historia, se encuentra evidenciado en la organización o clasificación de la
sociedad que se hace –a partir del siglo XV, con la llegada de los españoles–, con-
forme a una ‘anulación’ de las culturas locales, y la ‘imposición’ de un prototipo o
ideal de humanidad levantado por la cultura ‘europea’.
Biopolítica borbónica en Chile 255
379 2ECORDEMOS LO QUE SE¶AL£ ANTES RESPECTO A *UAN )GNACIO -OLINA EN EL CONTEXTO DE
la ‘disputa del nuevo mundo’, con su reivindicación del ‘indio araucano’. En sus
textos es muy claro en señalar la pureza de aquellos, y el desprecio hacia los mes-
tizos. La pureza del indio araucano, su bravura, su fuerza de lucha y de resistencia,
va a constituir –paradójicamente– uno de los símbolos patrios más significativos
para la clase criolla durante la independencia. Véase, supra, pp. 172ss.
256 Patricio Lepe-Carrión
380 No podemos dejar de mencionar que esta ‘inferioridad’ era doble: por un lado, la
reivindicación del ‘indio’ fue sólo una reivindicación en el papel, que sirvió como
fundamento patriótico, pero que en la práctica la élite de comienzos del siglo XIX,
seguía considerando como una ‘mácula’ en la sangre de cualquiera; y por otro lado,
LA INFERIORIDAD QUE EN LA (ISTORIA .ATURAL SUPON¤A EL MESTIZAJE 0ARA ESTO ¢LTIMO
no hay que remontarse muy lejos, véase, por ejemplo, lo que se dijo antes de Juan
Ignacio Molina (supra, p. 183ss.), quien pone las bases intelectuales de casi toda la
clase criolla que funda el Estado-nación.
Es fundamental la distinción que hace Santiago Castro-Gómez, entre criollos con-
servadores e ilustrados; los primeros se apegaban al establecimiento e inmutabili-
dad del sistema etno-racial que venía operando desde la colonia, mientras que los
segundos (como ya hemos visto con Manuel de Salas), optaban por las medidas
transformadoras que la biopolítica borbónica venía promulgando en torno a la
‘movilidad social’ que favorecía a los indígenas y mestizos. De modo que, habrá
una buena parte de intelectuales que no estarán abiertamente en contra del mes-
tizaje, aunque, asumirán –paradójicamente– un rol preponderante a la hora de
llevar adelante un mecanismo de jerarquización social (de clase, ya no de ‘raza’ o
casta) sobre la base de una nobleza de privilegios.
Biopolítica borbónica en Chile 257
HACEN LOS CRIOLLOS DEL SIGLO 86))) POR INmUENCIA DE LAS ESTRATEGIAS DE
subjetivación de la biopolítica borbónica) entre la ambigüedad e impre-
cisión de la idea de ‘vago’ y la creciente población mestiza.
381 (AY UNA CITA EXTRAORDINARIA DE "ERNARD 7ARD QUE HE OBTENIDO GRACIAS A LAS PISTAS SE-
ñaladas por Vásquez García, que muestra cómo la Iglesia chocaba en algunos puntos
con el Estado; sobre todo respecto a la veneración que el clero seguía rindiendo a la
mendicidad: “La humildad de un religioso, que pudiendo tener sus conveniencias,
se sujeta a vivir de limosna, es sin duda de mucho exemplo, y digna de estimación;
pero quando vé el niño que su madre al dar la limosna al hermano le besa la mano:
aquello de ver juntas la mendicidad y la veneración, engendra en los ánimos desde
la tierna edad una impresión, que en gente ruda, que no sabe distinguir la pobreza
religiosa de la mendicidad culpable, los inclina insensiblemente a la vida holgazana.
En los países donde no hay religiosos mendicantes, ni peregrinos, no teniendo la
pobreza viso alguno favorable, el horror que tiene la gente plebeya a tal estado, es un
PODEROSO INCENTIVO A FAVOR DE LA INDUSTRIAv 7ARD
382 (AY QUE PENSAR LOS HOSPICIOS NO COMO LUGARES DE DESCANSO SINO COMO UNA MEZCLA
entre prisiones, reformatorios y fábricas, donde los vagabundos eran severamente
explotados (cfr. Lynch, 1991: 215).
383 El primer hospicio en Chile será el ‘de Pobres’, fundado recién en el siglo XIX (1803).
384 En los albores del siglo XIX, surge también la ‘orfandad’, como un problema dife-
RENCIADO DEL QUE EL %STADO DEBERÕ HACERSE CARGO h#UERPOS SANOS EN PELIGROv nCOMO
258 Patricio Lepe-Carrión
diría la profesora Illanes (cfr. 2006: 119-120)–, que la ‘ciencia’ deberá rescatar.
385 En la ciudad de Santiago –para hacernos una vaga idea– se fundan una serie de hos-
pitales que, fuera de sus funciones vitales, cumplían, además, con una suerte de ‘salud
social’ que involucraba el adoctrinamiento de los presos y el entierro de las víctimas
DEL CRIMEN (OSPITAL @,A #ARIDAD DE O EL AISLAMIENTO DE LAS PROSTITUTAS (OSPI-
TAL @,AS 2ECOGIDAS DE LLAMADA VULGARMENTE COMO LA @#ORRECCIN O @#ORRUPCIN
Y QUE HOY SE DENOMINA @"UEN 0ASTOR CFR &ERRER 2ODR¤GUEZ
Biopolítica borbónica en Chile 259
@(ACER VIVIR O DEJAR MORIR faire vivre ou laissez mourir) a las po-
blaciones que se adapten al nuevo modelo de sociedad productiva, exi-
gía entonces una serie de reformas sanitarias (higienismo), económicas,
urbanas (política de poblaciones), laborales, familiares, policiales, etc.,
que posibilitaran el aumento de ‘vasallos eficientes’ y, por ende, la dis-
minución del vagabundaje y la prevención permanente y controlada de
un accidental decaimiento de las fuerzas productivas.
386 La incipiente ‘asistencia social’ otorgada por el Estado a comienzos del XIX es, sin
lugar a dudas, no solamente un antecedente de las políticas sociales que aparecerán
años más tarde con la denominada ‘cuestión social’, sino también un poderoso di-
seño de abaratamiento de costos en la preservación de la ‘familia’ como una esfera
privada y fundamental de subjetivación social; o como diría Foucault (cfr. 2005a:
SE TRATABA DE UNA ASISTENCIA SOCIAL QUE HACIENDO DE hTEJIDO DISCIPLINARIOv
no sólo podrá sustituir a la familia como núcleo fundamental, o reconstruirla, sino
también, de poder prescindir de ella.
387 Para profundizar sobre ‘salud pública e higienismo’ en Chile, puede consultarse
&ERRER 2ODR¤GUEZ #RUZ #OKE )LLANES
388 Véase supra, nota al pie n° 183.
260 Patricio Lepe-Carrión
390 “Entendemos por clase social el conjunto de personas que tienen un determinado
tipo de vida fijado por la tradición, por la situación económica, por las costum-
BRES POR LAS VINCULACIONES FAMILIARES Y POR LA ESTRUCTURA POL¤TICA DEL PUEBLOv !L-
varez Andrews, 1951: 201).
391 El concepto de ‘heterogeneidad estructural’ tiene sus raíces durante la década de
LOS DEL SIGLO PASADO EN LOS PRIMEROS ESCRITOS DEL ECONOMISTA ARGENTINO 2A¢L 0E-
brisch, “para dar cuenta del modo característico de constitución de nuestra socie-
dad, una combinación y contraposición de patrones estructurales cuyos orígenes
Y NATURALEZA ERAN MUY DIVERSOS ENTRE S¤v 1UIJANO
262 Patricio Lepe-Carrión
392 2ECORDEMOS QUE 1UIJANO ESTÕ PENSANDO EL @MATERIALISMO HISTRICO COMO UNA
mera “versión eurocentrista de la teoría materialista de la historia derivada de
-ARXv 1UIJANO PRIMERO POR INTERMEDIO DE LOS TRABAJOS DE *OS£ #ARLOS
-ARIÕTEGUI Y LUEGO POR LA INmUENCIA DE !LTHUSER Y SUS COLABORADORES %STAS IN-
mUENCIAS HICIERON hLEER A !M£RICA ,ATINA COMO SI FUERA %UROPAv A PARTIR DE UNA
extendida forma canonizada (‘vulgata marxista’ le llama Quijano, siguiendo a
Francisco de Oliveira) de interpretar la complejidad histórica del continente o,
más bien, con “el propósito de encontrar en toda realidad lo que ya fue encontrado
y elaborado en las realidades en cuyo estudio fueron formuladas las categorías y
PROPOSICIONES PUNTUALES DE LA TEOR¤Av 1UIJANO
393 Me atengo a la idea mentada por Immanuel Wallerstein.
El color de las clases sociales chilenas 263
Desde las ‘Siete Partidas’ del rey Alfonso X en el siglo XIII398 que
el ‘matrimonio’ tenía como uno de sus principales objetivos la perpe-
397 Durante el siglo XVIII, más específicamente entre los años 1778 y 1779, el Arzo-
bispo de Santiago manda a registrar en un ‘censo’ a las personas de acuerdo a su
sexo, casta y estado civil. Los mecanismos de contabilidad y clasificación (étnica)
comenzaban a ser utilizados con fines prácticos para la conservación de las ‘bue-
nas castas’, y segregación de las ‘malas’. La real pragmática, por ejemplo, en tanto
técnica de selección, sólo era efectiva en la medida que existiera un ‘conocimiento’
y ‘ordenamiento’ de la naturaleza del campo social (taxonomía).
Es importante señalar que desde mediados del siglo XIX, los administradores del
poder cultural y simbólico en Chile, casi no hablarán de ‘castas’ propiamente tales,
más bien sus retóricas políticas jugarán una suerte de ‘homogeneización’ de la so-
ciedad, sobre la base de lo que he llamado como ‘desnaturalización de las castas’.
Véase, como ejemplo, el texto al que nos remite la profesora Nara Milanich (cfr.
2009: 9; y nota al pie n°4), titulado Ordenanza sobre libros parroquiales del religio-
SO 2AFAEL 6ALENT¤N 6ALDIVIESO !RZOBISPO DE LA !RQUIDICESIS DE 3ANTIAGO DONDE
dice que: “En todo el arzobispado cuasi no quedan personas pertenecientes a los
indios, negros y demás castas [...] No habiendo, pues ya, necesidad de averiguar
quiénes son verdaderamente indios y negros de orijen, hemos creído que ha cesa-
do el motivo que había para asentar en distintos libros las partidas de bautismo de
LAS PERSONAS DE DIVERSAS CASTASv 6ALDIVIESO
Por otro lado, es bueno señalar que la desaparición del lenguaje sobre ‘castas’,
tiene relación también con los procesos de ‘modernización’ y ‘urbanización’ que
comienzan a acelerarse desde 1830 aproximadamente. Por eso es que hasta 1850
en Chile, el 80% de la población era ‘rural’ y, por lo mismo, la élite chilena estaba
estrechamente ligada a una estructura de tipo agraria. La ampliación del ámbi-
to agrario a la minería de la plata, la exportación del cobre, el auge triguero y
la creciente actividad mercantil-exportadora, tanto las élites como el mundo del
campesinado, inquilinaje, peonaje, etc., se verían altamente transformados (cfr.
Salazar y Pinto, 1999: 33-34). Sin embargo, el elemento diferenciador al interior
de la población, o de segregación racial, estuvo siempre presente, aunque ope-
rando invisiblemente bajo estrategias muy distintas (más ligadas al ámbito de lo
‘privado’); de allí, entonces, que pueda hablarse públicamente de ‘ciudadanos’, de
‘chilenos’, o ‘pueblo’, con un tono homogeneizador fundado en los mitos, símbolos
y creencias sobre la idea de nación.
398 3E ESTIMA QUE EL TEXTO ORIGINAL FUERA REDACTADO ENTRE LOS A¶OS (E UTILI-
ZADO LA EDICIN DE LA 2EAL !CADEMIA DE LA (ISTORIA #ASTILLA
266 Patricio Lepe-Carrión
La ‘calidad’ que señalo aquí, tiene en el Chile de fines del siglo XVIII,
un claro sentido étnico; donde los indígenas, y principalmente la mul-
tifacética población mestiza, de identidades muy diversas, conformaron
el despreciable y ‘vil linaje’, que la élite criolla intentaba mantener a una
muy prudente distancia respecto a la muchedumbre399. El ‘bajo pueblo’, y
más tarde la clase trabajadora en Chile, tienen un directo antecedente en
LOS CONmICTOS £TNICOS O RACIALES QUE CONlGURAN LOS DISCURSOS CULTURALES
científicos y políticos de los orígenes del Estado-Nación; o, como ya lo
decía Immanuel Wallerstein respecto al capitalismo histórico: “el racismo
ha sido de la mayor importancia para la construcción y la reproducción
DE LAS FUERZAS DE TRABAJO ADECUADASv 7ALLERSTEIN 400.
399 2ESULTA MUY ILUSTRATIVA LA RELACIN QUE HACE EL PROFESOR #ASTRO 'MEZ CFR A
81-89) respecto al abismo racial existente entre criollos y mestizos (e indígenas) y
sus respectivas estrategias de visibilizar las distinciones entre señores y subalter-
nos, con lo que Nietzsche llamaba “El pathos de la nobleza y de la distancia, como
hemos dicho, el duradero y dominante sentimiento global y radical de una especie
SUPERIORv .IETZSCHE
400 Esta idea, de que el ‘racismo’ actúa al interior de los procesos de construcción ca-
pitalista en América Latina, ha sido ampliamente trabajada por Aníbal Quijano
conjuntamente a Wallerstein. Véase: (Quijano y Wallerstein, 1992).
El color de las clases sociales chilenas 267
indio como tal no puede ser considerado como ‘clase social’, puesto que
hay en Chile muchos predios agrícolas en que sus dueños son indios
que pagan a gente blanca o mestiza para trabajar sus tierras (cfr. Alvarez
Andrews, 1951).
401 Esta misma importación de esclavos, tendría también una extensa justificación
racional; pero no puedo extenderme en ella.
El color de las clases sociales chilenas 269
402 La vigencia a que hago alusión –ya lo habrá notado el lector–, es la análoga refe-
rencia al Norte-Sur Global en la disputa por el control de los poderes económicos
y epistémicos al interior del sistema-mundo.
270 Patricio Lepe-Carrión
403 Vimos en el segundo capítulo de esta investigación, cómo las fronteras geográ-
ficas traían consigo una serie de otras fronteras: epistémicas, ontológicas, cultu-
rales, etc. La clasificación geopolítica de Edwards Vives, es –naturalmente– una
prolongación de las ‘diferencias coloniales’ entre conquistadores e indígenas; pero
durante el siglo XIX, en el período pos-colonial, se trata más bien de una clasifi-
cación más sofisticada que supone la Colonialidad como un proceso ya instalado
y operando hace siglos. Durante el siglo XIX, las clasificaciones geopolíticas refie-
ren directamente a la ‘raza’ en tanto entrarían en juego fuerzas provenientes de la
construcción de un ‘sujeto colonial’ frente a un ‘sujeto nacional’ que comenzaba
a nacer. Por eso, más que de una ‘diferencia colonial’ o externa, hablamos en este
caso, y siguiendo en parte a Mignolo (véase infra, Bartolomé de Las Casas y el
encubrimiento de la diferencia cultural; p. 46), de una ‘diferencia imperial’ o in-
terna, dado que se gesta en el centro o al interior de un mismo juego de relaciones
culturales o de una misma ‘comunidad imaginada’: la nación.
404 Las negritas son mías.
El color de las clases sociales chilenas 271
Ilustración 15
‘Una tertulia en 1790’, de Claudio Gay407
407 En: (Gay, 1854: 63). En la ilustración puede apreciarse cómo el lenguaje del cuerpo
respondía a un conjunto de significados sobre la ‘pertenencia’, o de cómo la vida
‘privada’ (de la sangre, de la raza, del parentesco, de la ‘clase’) se hacía visible o
escenificaba en ‘lo público’. Puede consultarse un interesante trabajo sobre el len-
guaje del vestuario colonial y poscolonial en Chile, en: (Cruz, 2005).
Capítulo VIII
IMAGINANDO LA NACIÓN
408 La cita hace referencia a una pomposa ceremonia pública que se celebró en los
salones criollos en 1812, con el objeto de conmemorar el 18 de septiembre. La
presencia de estas dos mujeres pertenecientes a la aristocracia criolla vestidas con
atuendos indígenas, no es casual; responde al deseo de la élite ‘patriota’ de asociar
y enriquecer el ideario ilustrado de Independencia, con figuras enraizadas en lo
folclórico. Como veremos en este capítulo, la nación independentista es una retó-
rica que se construye sobre la base de símbolos y mitos, que al igual que estas dos
damas travestidas, se irá constituyendo en una extraña amalgama de intereses de
clase, superioridad étnica, y caricaturas en torno al valor, al coraje, y a la fuerza
guerrera de los mapuche.
274 Patricio Lepe-Carrión
409 El filósofo político angloindio Bhikhu Parekh (cfr. 2000: 103-107), piensa que hay
dos formas de constituir una Nación-Estado: primero como una comunidad ét-
nica o identitaria (una nación preexistente) que busca o lucha por conformar una
aparato o estructura jurídica formal: ‘Estado nacional’; y segundo, como un Esta-
do ya constituido que ‘construye’ artificiosamente una homogeneización de sus
ciudadanos, o los moldea conforme a un modelo de nacionalidad (Estado nacio-
nalista). En el caso chileno hablaríamos de un Estado nacionalista, sin embargo, la
homogeneización a que hago referencia, en América Latina tuvo un componente
racial muy significativo (en el sentido que he venido hablando en esta investiga-
ción) que nada tenían que ver con lo ‘étnico’, sino más bien con modelos culturales
en su mayoría ‘exógenos’.
410 Muy en sintonía con lo señalado por Parekh, también Smith considera dos gru-
pos de investigadores del nacionalismo: los modernistas y los primordialistas. De
los primeros, dice Smith, que entienden la nación como un concepto ‘reciente’ o
como un ‘epifenómeno moderno’ o un ‘constructo discursivo’ de los mecanismos
SOCIALES DEL SIGLO 86))) AQU¤ SE ENMARCAR¤AN !NDERSON O (OBSBAWM MIENTRAS
que en el segundo grupo, donde se incluye Smith, consideran la ‘longevidad histó-
rica del nacionalismo’ y de la ‘etnicidad’, o que la nación (como identidad étnica)
es una ‘esencia’ que se remonta a miles de años. Sin embargo, ambos bandos están
Imaginando la nación 275
411 No hay que confundir el ‘imaginario racial’ con el ‘sentimiento o amor a la patria’
del siglo XVIII principalmente. Los historiadores tienden a ver en aquella epifanía
NACIONALISTA DEL SIGLO 86))) UNA ESPECIE DE @PROTONACIONALISMO *OCELYN (OLT ,
1999: 40), o como un mero ‘regionalismo natural’ (Góngora, 1981: 11). Pienso que
el imaginario colonial (su diferencia racial) permea dicho sentimiento, justamente
porque lo ha hecho posible. El ‘patriotismo’ de los criollos que se aprecia en los
años previos a la independencia o incluso desde mucho antes (como en Ovalle,
Lacunza, Molina, etc.), fue siempre un sentimiento emparentado con la diferencia
racial, y sin la cual sería imposible de comprender.
412 Véase supra, nota al pie n° 84.
413 Según Anderson: “Es imaginada porque aun los miembros de la nación más pe-
queña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán
siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comu-
NINv !NDERSON
278 Patricio Lepe-Carrión
la Nueva Granada. Afirmo con ello que la Ilustración puede ser consi-
derada entre nosotros como un fenómeno relativamente independiente
Y NO SOLO COMO UNA hRECEPCIN TARD¤Av O UNA hCOPIA MAL HECHAv DE LA
Ilustración europea), porque su locus enuntiationis y su locus traductio-
nis estuvieron marcados por una historia local de saber/poder. Tratar de
entender la especificidad de este fenómeno ha sido el propósito central
de este trabajo (Castro-Gómez, 2005a: 308).
El nativo de papel
414 De Aníbal Quijano, Castro-Gómez toma la idea de que América Latina “no fue so-
lamente receptora [del movimiento de la Ilustración o Iluminismo], sino también
parte del universo en el cual se producía y se desarrollaba el movimiento, porque éste
OCURR¤A SIMULTÕNEAMENTE EN %UROPA Y EN !M£RICA ,ATINA COLONIALv 1UIJANO
Imaginando la nación 279
415 Véase lo que dice Molina de los criollos, y especialmente la cita que hace sobre lo
MISMO SIGUIENDO A 2AYNALS EN supra, pp. 182ss.
280 Patricio Lepe-Carrión
416 La expresión ‘el peso de la noche’, para referirse al viejo sistema colonial (aunque
sin el sentido racial que he profundizado aquí), ha sido tomada de un conoci-
do texto de Portales. La ubicación de la misma, se la debo al historiador Alfredo
*OCELYN (OLT QUIEN DEDICA UN LIBRO AL RESPECTO CFR *OCELYN (OLT , %L HIS-
toriador, no hace ningún énfasis significativo en el aspecto racial que ‘constituye’ al
sistema colonial; y me parece hasta cierto punto injustificado el valor excesivo que
le otorga al analizar aquella frase de Portales, como una suerte de derroche de ori-
ginalidad del político, al no haber ningún antecedente histórico en el pensamiento
chileno que atestiguara alguna metáfora particular con el tema de la ‘oscuridad’.
Bastaba que el historiador sólo diera una mirada al primer escudo nacional, para
darse cuenta de la trascendencia, y del significado filosófico que tenía la antigua
expresión ‘después de las tinieblas, la luz’; o incluso, el reverso del mismo escudo,
llevaba una inscripción que decía Umbra et nocti, Lux et libertas succedunt, que
significaba nada más que “la luz de la libertad, viene después de las sombras de la
NOCHEv -ANZO '
Imaginando la nación 281
417 El primer escudo de Chile data de 1812, cuando José Miguel Carrera lo exhibe en
la misma pomposa ceremonia que aludí en otra parte (véase supra, nota al pie n°
408). Según su versión ‘oral’, puesto que no hay registros del mismo, se dibujaron
dos indígenas en el centro (cfr. Martínez de Urquiza, 1848: 149-150). Todas las
reproducciones posteriores, tanto en pinturas, grabados, etc., han sido realizadas
conforme a la memoria histórica del relato o crónicas como la de Martínez de
5RQUIZA (AY UN DIBUJO MUY INTERESANTE QUE APARECE EN EL SEMANARIO DEL DE
Julio de 1912, en la revista Zig-Zag (s/a, 1912), donde los ‘supuestos’ indígenas
en su interior, aparentan más ser unos guerreros greco-romanos que mapuche.
Esto, evidentemente, tiene que ver con la concepción cultural que se tiene de ello
a comienzos del siglo XX; sin embargo, creo que no se encuentra muy alejado del
imaginario del siglo XIX, al idealizar al nativo siempre desde un punto de vista ‘eu-
ropeo’ (recordemos que Europa, durante a segunda mitad del siglo XIX, también
realiza un proceso de sacralización de su propia cultura, a partir de una genealogía
con ‘lo griego’ y ‘lo romano’).
Imaginando la nación 283
Ilustración 16
Primer escudo de Chile (1812)418
Ilustración 17
Primer escudo de Chile (versión 1912)419
Independencia/civilización, o modernidad/colonialidad
420 La analogía la he tomado prestada del historiador Mario Góngora; sin embargo,
no me parece del todo exacta. Según el historiador, el ‘vagabundaje’ sería lo mismo
que el ‘ejército industrial de reserva’ en Marx; pero no puedo estar completamente
de acuerdo. Para Marx, la pobreza y el proletariado podían mirarse desde dos pun-
tos de vista muy diferentes: uno respecto al excedente obrero que la acumulación
capitalista originaría al interior de la sociedad, por medio de un proceso de utili-
zación de esta mano obrera cuando la industria se encuentra en su momento de
más alto trabajo, pero que en momentos de crisis se ve desplazada a las calles y al
desempleo (pobreza digna); a esta clase de obreros desplazados Marx los considera
como el motor oculto o el corazón que moviliza la acumulación capitalista. Y, por
otro lado, se encontraría el ‘lumpen proletariado’ (o pobreza indigna), que nada
tienen que ver con el ‘ejército de reserva’, y al cual se refería Marx muy despecti-
vamente como libertinos, degenerados, vagabundos, aventureros, mendigos, etc.
Creo que que la analogía aquella, podría aplicarse mejor al ‘mestizaje’, y a una bue-
na parte de los ‘vagabundos’ (pero no a todos) que, como sabemos, se constituye
como clase emergente sólo gracias al tránsito o emigración desde una vida rural
–principalmente provenientes del inquilinaje de la zona central del país–, hacia las
ciudades que comenzaban a constituirse en el centro político y comercial (Véase
infra lo que decimos respecto al ‘pobre vergonzante’ y el ‘pobre fingido’, pp. 239ss.).
421 Por ‘bajo pueblo’, he comprendido lo mismo que ‘plebe’ o ‘capa popular’; conscien-
tes de que –como señala Salazar (Salazar, 1989: 10)– será durante los años 30’ del
siglo XIX cuando los patricios de entonces relacionarán la ‘clase trabajadora’ con
buena parte del campesinado y de los estratos sociales más bajos.
422 No quisiera ser tan majadero en este asunto; pero es de vital importancia entender
los conceptos de ‘raza’, racismo’, ‘racialización’, etc. siempre desde el contexto que
he esclarecido en los capítulos anteriores. Puede resultar un anacronismo tremen-
Imaginando la nación 285
423 Sobre esto he dicho suficiente; aunque remito siempre al segundo capítulo de esta
investigación, donde intento explicar más detalladamente cómo la colonialidad se
instaura en Chile de manera objetiva durante el siglo XVII. Supra, pp. 57ss.
Imaginando la nación 287
425 2ECORDEMOS QUE LA @BLANCURA NO HAC¤A UNA REFERENCIA DIRECTA NI NECESARIA AL COLOR
de la piel, tenía más que ver con un estilo de vida, con un modo de escenificar so-
cialmente como blancos un tipo de riqueza estrictamente cultural (como el lujo, los
modales, tipos de vestimentas, lenguaje, ideas políticas, etc.) (cfr. Castro-Gómez,
2005a: 68-73).
426 Véase: (Bottinelli Wolleter, 2008, 2009).
427 Es muy interesante el texto de Francisco Bilbao sobre Los Araucanos; si bien, no es
tan radical como Vicuña Mackenna, hay en él un sesgo muy propio del racismo
que impregnó los saberes científicos y filosóficos de la Ilustración. Véase (Bilbao,
1866: 305-350).
290 Patricio Lepe-Carrión
430 “Aufklärung ist der Ausgang des Menschen aus seiner selbst verschuldeten Unmün-
digkeit. Unmündigkeit ist das Unvermögen, sich seines Verstandes ohne Leitung
eines anderen zu bedienen. Selbstverschuldet ist diese Unmündigkeit, wenn die Ur-
sache derselben nicht am Mangel des Verstandes, sondern der Entschließung und
DES -UTHES LIEGT SICH SEINER OHNE ,EITUNG EINES ANDERN ZU BEDIENENv 4RADUCCIN Y
corchetes míos). El empleo de las palabras ‘decisión’ y ‘valentía’, las he tomado presta-
das de la traducción de Enrique Menéndez Ureña (cfr. 1979: 56-60). Enrique Dussel,
emplea las palabras ‘pereza’ y ‘cobardía’ respectivamente (Dussel, 1992: 14).
431 “[...] leben wir jetzt in einem aufgeklärten Zeitalter? So ist die Antwort: nein, aber
WOHL IN EINEM :EITALTER DER !UFKLØRUNGv 4RADUCCIN DESDE +ANT A
292 Patricio Lepe-Carrión
Puestas así las cosas, adquiere sentido la polémica frase del filó-
sofo: “¡razonad tanto como queráis, y sobre lo que queráis, pero obede-
CEDv donde insinúa que el pueblo que aún no ha alcanzado un grado
considerable de Ilustración, debe someterse libremente a las bondades
de un ‘señor’ que sí haya llegado a ese elevado estado de moralidad, que
le permita gobernar ‘como si’ (als ob) sus acciones nunca proscribieran
algo en contra de la salida de la ‘minoría de edad’ de los súbditos.
blos libres a las virtudes, a los méritos y a los talentos porque tienen ante
LOS OJOS LA UTILIDAD GENERALv (ENR¤QUEZ
435 Claro está que la ‘jovialidad’ a que se refiere el texto no es de carácter biológico como
PODR¤A CREERSE 3IN EMBARGO SON DE ESTA IDEA (ANISCH #ANCINO 4
436 Si bien el CPC es un discurso forjado sobre la base de una narrativa ilustrada en
contra de la colonización o coloniaje, está muy lejos de significar un desapego de
las estrategias raciales de subjetivación o Colonialidad. En casi todos sus párrafos
se encuentran frases que dejan entrever las “revindicaciones de la élite criolla con
RESPECTO AL COMERCIO AL SISTEMA TRIBUTARIO A LA AGRICULTURA Y LA EDUCACINv #AN-
cino T., 1989: 117), manteniendo al mismo tiempo una férrea lealtad al rey (en
el caso de los criollos conservadores), y a los capitales simbólicos adheridos en la
cultura europeizada de las élites locales (como los criollos ilustrados). No fue sino
hasta que los criollos (ilustrados) tuvieron la seguridad de que era posible admi-
nistrar la ‘blancura’ conjuntamente a la independencia del poder político y jurídi-
co, cuando comienza a tomar fuerza la idea de independencia total y absoluta de
Imaginando la nación 297
437 La ‘homogeneización’ del discurso patriota es una articulación desde ‘lo público’,
una homogeneización ‘étnica’ en tanto se pretende absorber las diferencias cul-
turales de indígenas y de mestizos bajo un mismo patrón cultural ‘nacional’. Sin
embargo, dicha ‘homogeneización’ trae aparejada una ‘frontera interna’, radicada
fundamentalmente en ‘lo privado’, y que operaría por medio de un poder cultu-
ral o simbólico estrechamente ligado al ‘imaginario europeizado’ de una sociedad
monolítica, cristiana, occidental, patriarcal, ilustrada, heterosexual, etc. Como di-
R¤A *ORGE 0INTO 2 h3E PODR¤A DECIR QUE SE HA ELABORADO UN DISCURSO SEG¢N EL CUAL
los blancos o europeos son cosas de Dios y nosotros, mestizos, cholos o indios,
@HECHURAS DE 3ATANÕSv 0INTO 2ODR¤GUEZ LA @BLANCURA QUE PERMEA LA
sociedad chilena en su conjunto (porque está claro que pertenece al imaginario
colectivo), es absolutamente compatible con el proyecto ilustrado de libertad o
igualdad, en tanto que el concepto de ‘humanidad’ que esgrimieron los filósofos,
hacía referencia a una humanidad ‘restringida’ por la idea de ‘raza’; y como tal,
los mismos principios ‘emancipatorios’, actuarían como diferenciadores de ‘ciu-
dadanos selectos’ pertenecientes a una ‘ciudad oculta en el corazón de la ciudad
colonial’ (y evidentemente, también de la republicana). Sobre la ‘ciudad letrada’,
300 Patricio Lepe-Carrión
véase las notas n° 22, 273, 376, y también, supra, p. 197ss. Sobre la distinción entre
lo ‘público y lo privado’, puede consultarse lo que dijimos en la nota n° 373.
438 En el segundo capítulo señalé que la religión vino a ser una de las tecnologías
POL¤TICAS MÕS IMPORTANTES E INmUYENTES DEL SIGLO 86)) Y 86))) ALL¤ LA DElNIMOS
no sólo como un conjunto de creencias, sino más bien como un “conglomerado
DE INSTITUCIONES DE OBJETOS Y VERDADES Y DE DISCURSOSv -ENDIETA SF %L CPC se
presenta de alguna forma como la heredera de aquella misión ‘civilizadora’, donde
los ‘criollos’ asumirán el rol de tutelaje que ocupaban los europeos durante los
primeros siglos de la conquista y la colonia. La ‘instrucción’ debe entenderse siem-
pre como ‘civilización’, y ésta, en relación muy estrecha a la religión como antiguo
sistema de dominación cultural: “Los Godos, los Vándalos, los Francos, Sajones, y
Lombardos, pueblos barbaros e iliteratos del norte, inbadieron el mediodía de Eu-
ROPA EN EL SIGLO HICIERON MORTANDADES HORRIBLES Y FUNDARON LOS 2EINOS DE )TALIA
Francia, España e Inglaterra: eran idólatras, pero se convirtieron al Cristianismo y
SE CIVILIZARONv !MOR DE LA 0ATRIA ;MS=
Imaginando la nación 301
439 (E EVITADO EXPLAYARME nPOR MUY INTERESANTE QUE PAREZCAn SOBRE LAS CONCEPCIONES
peyorativas que se tenía sobre los ‘negros’ en las taxonomías de los siglos XVIII y
XIX. Los filósofos ilustrados casi formaban un consenso en este punto (algo de esto
VIMOS CON +ANT 6OLTAIRE POR EJEMPLO UNO DE LOS MÕS INmUYENTES PENSADORES FRAN-
ceses en Chile, seguía muy de cerca las apreciaciones que al respecto tenía el conde
de Buffon, y que se condicen con los prejuicios raciales que tenía el abate Molina
respecto a los mestizos, negros y mulatos (véase, supra, p. 182ss.). En el pensamiento
poligenista de Voltaire (recordemos que Buffon era monogenista), los negros son
302 Patricio Lepe-Carrión
448 En la misma cita que he reproducido, el historiador destaca la ‘buena fe’ de Ma-
riano de Egaña: “Estas restricciones [...] eran inspiradas por un buen propósito, y
A¢N POR UN PRINCIPIO DE CARIDAD EN FAVOR DE LOS ESCLAVOSv "ARROS !RANA
nota al pie n° 138).
449 2ECORDEMOS QUE LOS ESCLAVOS @NEGROS CUMPLIERON UN ROL FUNDAMENTAL EN LA CON-
formación del Ejército Unido contra las fuerzas realistas durante las Guerra de
Independencia de Chile (el Ejército de los Andes organizado y liderado por San
Martin, estaba compuesto por un gran número de esclavos); eran ellos los que
componían las primeras líneas de infantería.
%N SE FORM TAMBI£N EN #HILE UN @2EGIMIENTO DE )NGENUOS DE LA 0ATRIA QUE
estaba formado por esclavos que eran entregados al Estado por los mismos amos
como un gesto de ‘patriotismo’ (obviamente recibían a cambio el dinero equiva-
LENTE AL VALOR DEL ESCLAVO EL @2EGIMIENTO DE )NGENUOS NO TUVO MUCHO £XITO POR
un lado, los amos hacían todo lo posible por esconder a sus esclavos e impedir
que éstos fueran a la guerra; y por otro, la falta de preparación hizo que éstos
fueran atrapados por las fuerzas realistas (cfr. Feliú Cruz, 1973: 51-59; cfr. Peri Fa-
gerström, 1999: 215-218; 233-236). Véase también lo que dijimos del mulato José
2OMERO supra, nota al pie n° 7.
Imaginando la nación 305
moral de sus autores451. Por mi parte, creo que la carta puede ser juzgada
conforme al imaginario racial del que he venido hablando, y no tan sólo
en términos ‘éticos’. La carta habla, más que de una ‘bajeza moral’, de un
trasfondo epistémico colonial que se niega a desaparecer con la llegada
del modelo republicano y, aunque desaparezca como ‘práctica institu-
cionalizada’, va a permanecer de modos muy diversos en la sociedad
poscolonial. La élite reinventa formas de ‘distinción’ que le permiten
posicionarse en el pináculo de la escala social, donde pueda perpetuar
y enraizar sus privilegios en estructuras simbólicas menos cuestionadas
por la ‘plebe’ o, más bien, que sean aceptadas como ‘verdaderas’ y que,
de alguna forma, puedan ser re-producidas no sólo en el tiempo, sino en
los distintos espacios o esferas sociales.
451 (AY UN INTERESANTE ESTUDIO DE LA PROFESORA !LEJANDRA !RAYA DONDE ANALIZA
las tensiones existentes entre ‘amos’ y ‘sirvientes’.
Capítulo IX
DIMENSIÓN SIMBÓLICA
DE LAS CLASES SOCIALES:
‘ESCENIFICACIÓN’ Y ‘APARIENCIA’
454 Puede consultarse para una visión más general, el interesante estudio de la asesora
cultural del gobierno vasco en Chile, Ainara Madariaga (2005).
455 Sergio Villalobos (2006), Gabriel Salazar y Julio Pinto (1999), y Jaime Valenzuela
(2005), aunque de vertientes historiográficas muy disímiles, adhieren sin mayor
cuestionamiento a esta idea de una ‘recomposición’ de la aristocracia durante la
segunda mitad del siglo XVIII reforzada por la inmigración vasca. De todas for-
mas, es importante señalar que la importancia que le doy a la inmigración vasca a
nuestro país, no tiene ningún parangón con el sentido que le da Francisco Encina.
Me parece –sólo en este punto– muy atinada la aclaración que hace Sergio Villalo-
BOS AL RESPECTO h,A AmUENCIA DE VASCOS FUE UNA TRANSFORMACIN IMPORTANTE NO EN
el sentido racista que le otorga Encina, sino como un cambio económico y social
EN LOS ALTOS ESTRATOSv 6ILLALOBOS DE ESTE MODO NO ES DIF¤CIL COMPRENDER
el mutable fundamento ‘racial’ que se adhiere como una ‘continuidad’ en los dis-
cursos científicos, políticos y culturales.
456 Es importante que el lector tenga presente lo que se dijo sobre la ‘élite chilena’ al
inicio de esta investigación (véase supra, nota al pie n° 5). Si bien la ‘élite chile-
na’ era bastante heterogénea en sus intereses: mineros, comerciantes, hacendados,
agricultores, etc. (cfr. Barbier, 1972), podemos reconocer una cierta homogenei-
zación gracias al componente ‘racial’ del discurso que sustenta la idea de nación
(véase supra, p. 273ss.). Es importante advertir que no me refiero al ‘modelo ex-
portador’ o ‘integración hacia afuera’ de la ‘clase mercantil’ del que hablan Gabriel
3ALAZAR Y *ULIO 0INTO Y QUE APARECER¤A SEG¢N ELLOS ALREDEDOR DE 0INTO 2ODR¤-
guez, 2003: nota al pie 189). Éste último, según me parece, sólo es posible gracias
a la ‘desnaturalización de las castas’, o de ese proyecto ‘nacional’ que suponía la
Dimensión simbólica de las clases sociales: ‘escenificación’ y ‘apariencia’ 311
458 Esta última cita, se la debemos al texto del profesor Valenzuela (Valenzuela Már-
quez, 2005).
459 Benjamín Vicuña Mackena, hablando justamente de la ‘emigración vizcaína’, decía
que hasta la fecha (1869), “Santiago no sea una ciudad de hombres, sino de pa-
RIENTESv 6ICU¶A -ACKENNA $EBO LA UBICACIN DE ESTA CITA AL HISTORIADOR
Manuel Vicuña Urrutia (cfr. 2001: 24). Véase lo que se dijo sobre la mediación que
hacía el ‘parentesco’ en las relaciones entre ‘raza’ y ‘clase’: supra, pp. 263ss.
460 La ‘familia’ se ha convertido en uno de los temas más estudiados en la historiogra-
fía sobre los sistemas de poder. Puede verse un amplio repertorio bibliográfico en:
(Dedieu y Windler, 1998).
314 Patricio Lepe-Carrión
Ilustración 18
Un baile en la casa de gobierno. Claudio Gay461
461 En: (Gay, 1854: 61). La oligarquía chilena de inicios del siglo XIX, celebrando el
aniversario de un 18 de Septiembre (1820).
Dimensión simbólica de las clases sociales: ‘escenificación’ y ‘apariencia’ 315
ciones comerciales entre familias, con tal de fortalecer sus vínculos con
las administración de los cargos de poder, tanto privados como estatales,
que permitiera a dichas élites la reproducción de ese poder en sus propias
descendencias, como una transmisión hereditaria de los privilegios (cfr.
Bourdieu y Passeron, 1996: 268-269; cfr. Bourdieu, 2005).
Sin embargo, durante el siglo XIX la nueva élite chilena, que ét-
nicamente es la misma que la antigua en tanto imaginario, pero que de-
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