Ética Profesional Provincial

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 10

Normas de Ética Profesional (Provincia)

El Art. 25, inc.8 de la ley 5177 y el art. 32, inc. b del Dec. 5410/49, imponen al Colegio de
Abogados de la Provincia de Buenos Aires la obligación de dictar Normas de Ética para
los abogados.
Una comisión especial constituida por los Dres. Sixto F. Ricci, Presidente del Colegio de
Abogados del Departamento Judicial del Sudoeste, y Santiago Cenoz, Presidente del
Colegio de Abogados del Departamento Judicial de la Costa Sud, tuvo a su cargo la
redacción del proyecto.
Con gran conciencia y sin apresuramientos fue estudiado por el Consejo Superior,
pasado dos veces en consulta a los Colegios Departamentales, tratado en última
revisión el 25 de febrero de 1954 y sancionado en esa oportunidad. Las modificaciones
que se introdujeron al proyecto no afectaron su valor originario.
Se hallan en vigencia desde el 1º de agosto de 1954.

SECCIÓN PRIMERA

NORMAS GENERALES
Art. 1º.- ESENCIA DEL DEBER PROFESIONAL. CONDUCTA DEL ABOGADO.
El abogado debe tener presente que es un servidor de la justicia y un colaborador de su
administración; que su conducta ha de estar caracterizada por la probidad y la lealtad, y
por el desempeño con dignidad de su ministerio; y que la esencia de su deber
profesional es consagrarse enteramente a los intereses de su cliente, y poner en la
defensa de los derechos del mismo su celo, saber y habilidad, siempre con estricta
sujeción a las normas morales.-
La conducta profesional supone, a la vez, buen concepto público de la vida privada del
abogado.-

Art. 2º.- DEFENSA DEL HONOR PROFESIONAL.-


El abogado debe mantener el honor y la dignidad profesional. No solamente es un
derecho, sino un deber, combatir por todos los medios lícitos, la conducta moralmente
censurable de jueces y colegas y denunciarla a las autoridades competentes o a los
Colegios de Abogados.-

Art.3º.-INDEPENDENCIA.-
El Abogado debe guardar celosamente su independencia frente a los clientes, los
poderes públicos, los magistrados y demás autoridades ante las cuales ejerza
habitualmente; y en el cumplimiento de su cometido profesional, debe actuar con
independencia de toda situación de interés que no sea coincidente con el interés de la
justicia y con el de la libre defensa de su cliente; si así no pudiera conducirse debe
rehusar su intervención.
Art. 4º.- DESINTERÉS.-
El espíritu de lucro es extraño fundamentalmente a la actividad de la abogacía.-
El abogado, aunque debe defender su derecho a la digna retribución de su trabajo,
debe tener presente que el provecho es sólo un accesorio del fin esencial de la
profesión, y no puede constituir decorosamente el móvil determinante de su ejercicio.
Dentro de la medida de sus posibilidades y con sujeción a la ley y a las presentes
normas, el abogado debe prestar su asesoramiento a toda persona urgida o necesitada
que se lo solicite, con abstracción de que sea o no posible la retribución. Le está
impuesto en especial, como un deber inherente a la esencia de la profesión, defender
gratuitamente a los pobres.

Art.5º.- RESPETO A LA LEY:


Es deber primordial del abogado respetar y hacer respetar la ley y las autoridades
legítimas.

Art. 6º.- VERACIDAD Y BUENA FE:


La conducta del abogado debe estar garantizada por la veracidad y la buena fe. No ha
de realizar o aconsejar actos fraudulentos, afirmar o negar con falsedad, hacer citas
inexactas o tendenciosas, ni realizar acto alguno que estorbe la buena y expedita
administración de justicia o que importe engaño o traición a la confianza pública o
privada.

Art.7º .- ABUSOS DE PROCEDIMIENTO PERJUICIOS INNECESARIOS.-


El abogado debe abstenerse del empleo de recursos o medios que, aunque legales,
importen una violación a las presentes normas y sean perjudiciales al normal desarrollo
del procedimiento; de toda gestión puramente dilatoria que, sin ningún propósito justo
de defensa, entorpezca dicho desarrollo; y de causar aflicciones o perjuicios
innecesarios.-

Art.8º.- ACUSACIONES PENALES.-


El abogado que tenga a su cargo una acusación criminal, ha de considerar que su deber
primordial es conseguir que se haga justicia y no obtener la condenación del acusado.

Art.9º.- CALIDAD DE LAS CAUSAS DEFENSA DE ACUSADOS.-


El abogado no debe abogar o aconsejar en causa manifiestamente inmoral, injusta o
contra disposición literal de la ley, sin perjuicio de asumir las defensas criminales con
abstracción de la propia opinión sobre la culpabilidad del acusado.- No puede aconsejar
ni aceptar causa contraria a la validez de un acto jurídico, en cuya formación haya
intervenido profesionalmente.

Art. 10.- ACEPTACIÓN O RECHAZO DE ASUNTOS.


Dentro de las normas del artículo precedente, el abogado tiene libertad para aceptar o
rechazar los asuntos en que se solicite su patrocinio, sin necesidad de expresar los
motivos de su resolución, salvo el caso de nombramiento judicial o del Colegio de
Abogados, en que la declinación debe ser justificada. Cuando voluntaria o
necesariamente manifieste los motivos de su resolución, debe hacerlo en forma de no
causar agravio o perjuicio a la defensa cuyo patrocinio rehúsa. Al resolver sobre la
aceptación o rechazo, el abogado debe prescindir de su interés personal y cuidar que
no influyan en su decisión el monto pecuniario del asunto, ni el poder o la fortuna del
adversario. No debe aceptar asuntos en que haya de sostener tesis contrarias a sus
convicciones, aunque, excepcionalmente, podrá aducir una tesis contraria a su opinión,
dejando claramente a salvo ésta, si aquella fuere ineludible por virtud de ley o de la
jurisprudencia aplicable. Debe, asimismo, abstenerse de intervenir, cuando no esté de
acuerdo con el cliente en la forma de realizar la defensa, o cuando una circunstancia de
parentesco, amistad u otra cualquiera, pudiera afectar su independencia. En suma, el
abogado no debe hacerse cargo de un asunto sino cuando tenga libertad moral para
dirigirlo o atenderlo.

ART. 11.- SECRETO PROFESIONAL. SU EXTENSIÓN Y ALCANCE.


El abogado debe guardar rigurosamente el secreto profesional.
1) La obligación de la reserva comprende las confidencias recibidas del cliente, las
recibidas del adversario, las de los colegas, las que resulten de entrevistas para conciliar
o realizar una transacción, y las hechas por terceros al abogado en razón de su
ministerio. En la misma situación se encuentran los documentos confidenciales o
íntimos entregados al abogado.
2) La obligación de guardar secreto es absoluta. El abogado no debe admitir que se le
exima de ella por ninguna autoridad o persona, ni por los mismos confidentes. Ella da
al abogado el derecho ante los jueces, de oponer el secreto profesional y de negarse a
contestar las preguntas que lo expongan a violarlo.
3) Ningún asunto relativo a un secreto que se le confíe con motivo de su profesión,
puede ser aceptado por el abogado sin consentimiento previo del confidente.

ART. 12.- EXTINCIÓN DE LA OBLIGACIÓN DE GUARDAR EL SECRETO PROFESIONAL.


1) La obligación del secreto profesional cede a las necesidades de la defensa personal
del abogado, cuando es objeto de acusaciones por su cliente. Puede, entonces, revelar
tan sólo lo que sea indispensable para su defensa y exhibir los documentos que aquel
le haya confiado.
2) Cuando un cliente comunica a su abogado la intención de cometer delito, la reserva
de la confidencia queda librada a la conciencia del abogado, quien , en extremo
ineludible, agotados otros medios, puede hacer las revelaciones necesarias para
prevenir el acto delictuoso o proteger a las persona en peligro.

ART. 13.- INCITACIÓN A LITIGAR, AVENIMIENTOS Y TRANSACCIONES. PASIONES DE LOS


CLIENTES.
1) Es contrario a la dignidad del abogado, fomentar conflictos o pleitos. También lo sería
ofrecer espontáneamente sus servicios o aconsejar oficiosamente, con objeto de
procurarse un cliente o provocar se instaure un pleito, excepto los casos en que
vínculos de parentesco o de íntima confianza lo justifiquen.
2) Es deber del abogado favorecer las posibilidades de avenimiento y conciliación o de
una justa transacción. Tal deber es más imperioso en los conflictos de familia y en
general entre parientes, en los cuales la intervención del abogado debe inspirarse en el
propósito de allanar o suavizar las diferencias.
3) El abogado no debe estimular las pasiones de sus clientes y se abstendrá de
compartirlas.

ART. 14.- CUIDADO Y HONOR DE LA RESPONSABILIDAD.


El abogado debe cuidar su responsabilidad y hacer honor a la misma.
1) No debe permitir que se usen sus servicios profesionales o su nombre, para facilitar
o hacer posible el ejercicio de la profesión por quienes no están legalmente autorizados
para ejercerla.
2) Afecta el decoro del abogado la firma de escritos en cuya preparación o redacción no
ha intervenido.
3) No es aceptable que el abogado se esculpe de los errores y omisiones en que incurra
en su actuación pretendiendo descargarlos en otras personas, ni de actos ilícitos
atribuyéndolos a instrucciones de su cliente
4) El abogado debe adelantarse a reconocer la responsabilidad derivada de su
negligencia o actuación inexcusable, allanándose a resarcir los daños y perjuicios
causados al cliente.

ART. 15.- INCOMPATIBILIDADES


1) El abogado debe respetar las disposiciones legales que establecen las
incompatibilidades de la profesión, absteniéndose de ejercerla cuando se encuentre en
algunos de los casos previstos.
2) Debe evitar, en lo posible, la acumulación al ejercicio de la profesión, de cargos o
tareas susceptibles de comprometer su independencia, insumirle demasiado tiempo o
resultar inconciliable con el espíritu de la abogacía, tales como el ejercicio del comercio
o la industria, las funciones públicas absorbentes y los empleos en dependencias que
no requieran título del abogado.
3) Es recomendable que el abogado evite, en lo posible, los mandatos sin afinidad con
la profesión, los depósitos de fondos y administraciones, y en general las gestiones que
puedan dar lugar a acciones de responsabilidad y rendiciones de cuenta.
4) El abogado legislador o político, debe caracterizarse por una cautela especial,
preocupándose en todo momento de evitar que cualquier actitud o expresión suya
pueda ser interpretada como tendiente a aprovechar su influencia política o su
situación excepcional. No aceptará designaciones de oficio que no se hagan por sorteo.

ART. 16.- El abogado no debe procurarse clientela por medios incompatibles con la
dignidad profesional ni recurrir directamente o por terceras personas o intermediarias
remunerados, para obtener asuntos. Tampoco debe celebrar contratos de sociedad
profesional con personas que no sean abogados o procuradores.

ART. 17.- ESTUDIO. DECORO EN LA ATENCIÓN DE LA CLIENTELA.


Debe estimarse que el Estudio es indispensable para la debida actuación del abogado
en el ejercicio de su profesión.
1) El abogado debe cumplir la obligación de tener Estudio, manteniendo dentro de la
jurisdicción departamental una oficina digna de la calificación de tal. En ella debe
concentrar la atención personal y predominante de sus asuntos y de los clientes, de
modo que sirva para determinar el asiento principal de su actividad profesional. El
mismo Estudio puede serlo de dos o más abogados, siempre que estén asociados o
compartan la actividad profesional, lo que se hará saber al respectivo Colegio.
2) El abogado que teniendo el siento principal de su profesión fuera de la Provincia,
actúe en ésta y no establezca y atienda el Estudio en las condiciones expresadas, debe
fijarlo a los efectos de la ley y de la presente disposición en el Estudio de otro abogado,
vinculado a su actividad en la Provincia, lo que se hará saber el respectivo Colegio. El
abogado vinculado contrae la obligación de atender en su Estudio los asuntos y los
clientes del otro abogado.
3) Cuando el abogado interviene accidentalmente en otro Departamento, debe
constituir domicilio y atender a sus clientes en Estudio de colegas de la jurisdicción, que
solicitará le sea facilitado a ese objeto en la medida más discreta posible.
4) Sólo en casos justificado, puede el abogado atender consultas y entrevistar a los
clientes fuera de su Estudio o del otro colega. Afecta al decoro del abogado hacerlo en
lugares públicos o concurridos, inadecuados a tal objeto.
5) El abogado no deberá dar su nombre para denominar un Estudio, sin estar vinculado
al mismo.

ART. 18.- PUBLICIDAD.


El abogado debe reducir su publicidad a avisar la dirección de su Estudio, sus nombres,
títulos científicos y horas de atención al público.
No debe publicar ni inducir a que se hagan públicas noticias o comentarios vinculados a
los asuntos en que intervenga, a la manera de conducirlos, la importancia de los
intereses comprometidos y cualquier ponderación de sí mismo. Debe abstenerse de
publicar escritos judiciales o las discusiones mantenidas con relación a los mismos
asuntos. Si circunstancias extremas o causas particulares muy graves justifican una
exposición al público, no debe hacerse anónimamente; y en ese caso, que es mejor
evitarlo, no deben incluirse referencias a hechos extraños al proceso, más allá de las
citas y documentos de los autos. Concluido el proceso, puede publicar en forma
ponderada y respetuosa sus escritos y las sentencias y dictámenes del expediente; pero
no los escritos del adversario sin autorización de su letrado.

ART. 19.- ESTILO.


En sus expresiones verbales o escritas, el abogado debe usar la moderación y energía
adecuadas, tratando de decir nada más que lo necesario al patrocinio que se le ha
confiado. En la crítica del fallo o de los actos de un magistrado, y en las contestaciones y
réplicas dirigidas al colega adversario, debe mantener el máximo respeto,
absteniéndose de toda expresión violenta o agraviante. Debe tratar a los litigantes,
testigos y peritos del juicio con la consideración debida. La severidad en el trato que
puedan imponer las exigencias de la defensa, no autoriza ninguna vejación inútil o
violencia impropia. El cliente no tiene derecho a pedir a su abogado que falte a la parte
contraria o que incurra en personalismos ofensivos.
ART. 20.- PUNTUALIDAD.
Es deber del abogado ser puntual con los tribunales y sus colegas, con los clientes y con
las partes contrarias, y ser preciso y directo en todo cuanto se expida.

SECCIÓN SEGUNDA

RELACIONES DE LOS ABOGADOS CON LOS TRIBUNALES Y DEMÁS AUTORIDADES.

ART. 21.- RESPETO Y APOYO A LA MAGISTRATURA. ACUSACIÓN DE MAGISTRADO Y


FUNCIONARIOS.
Es deber de los abogados guardar a los magistrado el respeto y la consideración que
corresponden a su función social.
No siendo los jueces enteramente libres para defenderse, tienen derecho a esperar la
ayuda del foro contra las críticas injustas. Frente a motivos fundados de serias quejas
contra un magistrado, es derecho y deber de los abogados presentar la denuncia o
acusación ante las autoridades o ante sus Colegios. En tales casos, los abogados que los
formulen deben ser apoyados por sus colegas. La presente norma se hace extensiva a
todo funcionario ante quien deban actuar los abogados en el ejercicio de su profesión.

ART. 22.- NOMBRAMIENTO Y ACTIVIDAD DE MAGISTRADOS. ASPIRACIÓN A LA


MAGISTRATURA.
Es deber de los abogados procurar por todos los medios lícitos que el nombramiento
de magistrados se haga en consideración exclusiva a sus aptitudes para el cargo y que
los jueces se contraigan a su función, apartándose de actividades distintas a la
judicatura, que impliquen el riesgo de comprometer su imparcialidad o disminuyan la
jerarquía de su investidura.
La aspiración de los abogados al desempeño de funciones judiciales, debe estar
inspirada en una estimación imparcial de su idoneidad para aportar honor al cargo, y
no por el deseo de obtener las distinciones que el cargo pueda significar.-

Art. 23.- INFLUENCIAS PERSONALES SOBRE EL JUZGADOR. COMUNICACIÓN PRIVADA


CON EL JUEZ.
El abogado no debe ejercer influencia sobre el juzgador, apelando a vinculaciones
políticas, de amistad o de otra índole, o recurriendo a cualquier otro medio que no sea
el de convencer con razonamiento.
Las atenciones excesivas con los jueces y las familiaridades no usuales, deben ser
prudentemente evitadas por los abogados cuando, aun motivadas por relaciones
personales, pueden suscitar falsas o equivocadas interpretaciones de sus motivos.
El abogado debe abstenerse de comunicarse o discutir en privado con los jueces,
respecto del mérito de las causas sometidas a su decisión, salvo casos de justificada
urgencia. Puede hacerlo en el despacho de los magistrados, fuera de la actuación
ordinaria de las causas, para urgir pronunciamientos o reforzar oralmente sus
argumentaciones. Pero en ninguna de ambas hipótesis es admisible que en ausencia
del abogado contrario, se aduzcan motivos y consideraciones distintos de los que
constan en autos.
Art. 24.- RECUSACIONES
El abogado debe hacer uso del recurso excepcional de las recusaciones con gran
moderación, recordando que el abuso de ella compromete la majestad de la justicia y la
dignidad de la profesión.

SECCIÓN TERCERA

RELACIÓN DE LOS ABOGADOS CON SUS CLIENTES

Art. 25.- OBLIGACIONES PARA CON EL CLIENTE


El abogado debe realizar plenamente la gestión y defensa de los intereses de su cliente.
Ningún temor a la antipatía del juzgador ni a la impopularidad, ha de detenerle en el
desempeño de su deber. El cliente tiene derecho a los beneficios de todos los recursos
y defensas autorizados por ley, y debe esperar de su abogado que apele a todos esos
recursos y defensas.
Pero tendrá presente que la misión del abogado debe ser cumplida dentro de los
limites de la ley, y que debe obedecer a su conciencia y no a la de su cliente.

Art. 26.- ASUNTOS POSTERIORES, CONTRARIOS A LOS INTERESES DEL CLIENTE,


CONFIADOS EN SECRETO
El deber de patrocinar al cliente con absoluta fidelidad y de no revelar sus secretos y
confidencias, impide al abogado la aceptación subsiguiente de tareas profesionales en
asuntos que afecten el interés del cliente, con respecto a los cuales se le haya hecho
alguna confidencia.

Art. 27.- CONOCIMIENTO DE LOS ASUNTOS. ASEVERACIONES SOBRE SU ÉXITO Y


CONVICCIÓN PERSONAL DEL ABOGADO.
El abogado debe tratar de obtener pleno conocimiento de la causa de su cliente antes
de emitir opinión sobre ella, pero no debe nunca asegurar el éxito del pleito,
limitándose a significarle si su derecho está amparado por la ley y cuáles son, en su
caso, sus probabilidades, sin adelantarle una certeza que él mismo no puede tener.
El abogado debe abstenerse de afirmar como argumento en juicio, su convicción
personal sobre la inocencia de su cliente o la justicia de su causa.

Art. 28.- ACLARACIONES AL CLIENTE. CONFLICTO DE INTERESES.


Es deber del abogado enterar al cliente de todas las circunstancias que puedan influir
sobre él, respecto de la elección de abogado.
Es contrario a la profesión representar intereses opuestos, excepto mediando
consentimiento unánime prestado, después de completa aclaración de los hechos.
Dentro del sentido de esta regla, existen intereses encontrados cuando se debe
simultáneamente defender e impugnar una misma medida.

Art. 29.- RENUNCIA AL PATROCINIO


Una vez aceptado el patrocinio de un asunto, el abogado no podrá renunciarlo sino por
causa justificada sobreviniente o anterior recién conocida, especialmente que afecte su
honor, dignidad o conciencia o implique incumplimiento de las obligaciones morales o
materiales del cliente hacia el abogado, o haga necesaria la intervención exclusiva del
profesional especializado. Pero, aun en este caso, debe cuidar que su alejamiento no
sea intempestivo y perjudicial al cliente, y en todos los casos, reservar las causas que lo
hayan determinado a alejarse, cuando la revelación pueda perjudicar al cliente.
Aunque la renuncia se produzca antes de asumir el patrocinio, el abogado debe
considerarse hacia el cliente con las mismas obligaciones que si lo hubiera
desempeñado.

Art. 30.- REEMPLAZO POR COLEGA


En general, el abogado no debe, sin consentimiento del cliente, hacerse reemplazar por
otro en la defensa o patrocinio confiados. Empero, puede proceder a ese reemplazo en
caso de impedimento súbito o imprevisto, dando inmediato aviso al cliente.

Art. 31.- COLABORACIÓN PROFESIONAL EN LA DEFENSA DEL CLIENTE Y CONFLICTO DE


OPINIONES.
La proposición del cliente de dar intervención a otro abogado adicional, no debe ser
considerada como prueba de falta de confianza, pues el asunto debe ser al arbitrio del
cliente y, por regla general, aceptarse la colaboración. Sin embargo, el abogado debe
rehusar la asociación de otro colega, si no le resulta grata, declinando el patrocinio
confiado.
Cuando los abogados que colaboran en un asunto discrepan, el conflicto de opiniones
debe ser expuesto al cliente para su resolución final. La decisión debe ser aceptada, a
menos que la diferencia la vuelva impracticable para el abogado cuya opinión ha sido
rehusada, en cuyo caso corresponde se lo dispense de seguir interviniendo.

Art. 32.- CONDUCTA INCORRECTA DEL CLIENTE


1) El abogado debe procurar que sus clientes no incurran en la comisión de actos
reprobados por las presentes normas y velar porque guarden respeto a los
magistrados y funcionarios, a la contraparte, a sus abogados y a los terceros que
intervengan en el asunto. Si el cliente persiste en su actitud, el abogado debe renunciar
al patrocinio.
2) Cuando el abogado descubre en el juicio una equivocación o una impostura que
beneficie injustificadamente a su cliente, deberá comunicárselo a fin de que la
rectifique y renuncie al provecho que de ella pudiera obtener. En caso que el cliente no
esté conforme, el abogado debe renunciar al patrocinio.

Art. 33.- HONORARIOS Y ANTICIPOS. CONTROVERSIA ACERCA DE LOS HONORARIOS.


El abogado debe ajustar la fijación y cobro de sus honorarios a las reglas de la ley.
Puede solicitar del cliente entregas a cuenta de honorarios o gastos, siempre que
observe la moderación adecuada a su ministerio.
Debe evitar los apremios y toda controversia con el cliente acerca de los honorarios,
hasta donde sea compatible con su dignidad y con el derecho a recibir la justa
retribución. Sólo debe recurrir a la demanda contra su cliente para impedir justicia, la
injustificada demora o el fraude, y en tal caso se aconseja al abogado se haga
representar o patrocinar por un colega.
Art. 34.- ADQUISICIÓN DE INTERÉS EN EL ASUNTO
Es recomendable que el abogado no adquiera interés pecuniario de ninguna clase
relativo al asunto que patrocina o haya patrocinado, ni directa o indirectamente bienes
pertenecientes al juicio en los remates judiciales que sobrevengan, aunque sea por
razón del cobro de sus honorarios; ni acepte en pago de éstos dación de bienes que
hayan pertenecido a la causa patrocinada.

Art. 35.- BIENES DEL CLIENTE


El abogado debe dar aviso inmediato a su cliente, de los bienes y dinero que reciba para
él y entregárselo tan pronto aquél los solicite. La demora en comunicar o restituir,
constituye falta grave a la ética profesional.

SECCIÓN CUARTA

RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS COLEGAS Y LA CONTRAPARTE

Art. 36.- FRATERNIDAD ENTRE LOS ABOGADOS. DEBERES ENTRE SI


Entre los abogados debe haber fraternidad que enaltezca la profesión, y cada uno de
ello hacer cuanto esté a su alcance para procurarla.
1) Los sentimientos hostiles que puedan existir entre los clientes, no deben influir en la
conducta y disposición de los abogados entre sí. Deben evitar los personalismos,
respetar la dignidad del colega y hacer que se la respete debidamente, impidiendo toda
maledicencia del cliente hacia su anterior abogado o hacia el patrocinante de su
adversario.
2) La confianza, la lealtad y la hidalguía deben constituir la disposición habitual del
abogado hacia sus colegas, a quienes facilitará la solución de impedimentos
momentáneos que no le sean imputables, como ausencia, duelo, enfermedad u otros
semejantes. Ningún apremio del cliente debe autorizarlo a apartarse de estas normas.
3) Los esfuerzos directos o indirectos, para apoderarse de los asuntos de otros
abogados o captarse sus clientes, son indignos de quienes se deben lealtad en el foro;
pero es deber profesional dar consejos adecuados a quienes buscan ayuda contra
abogados infieles o negligentes. Es recomendable, como norma general, informar
previamente al colega imputado.
4) Todos los abogados intervinientes deben considerarse con idéntico interés solidario
en el más rápido y económico desarrollo del proceso.
Les alcanza el deber de no demorar el cumplimiento de las diligencias decretadas
durante el litigio. Incurre en desconsideración para sus colegas el abogado que, pese a
solicitación de otro profesional, espere las notificaciones o intimaciones respectivas sin
explicar las causas que justifiquen su demora.

Art. 37 .- AYUDA A LOS ABOGADOS JÓVENES.


Los abogados jóvenes han de utilizar en los primeros tiempos del ejercicio de la
profesión, como conveniente y en algunas circunstancias como necesarios, el consejo y
la guía de abogados antiguos de su Colegio, quienes deben prestar esta ayuda
desinteresadamente y del modo más amplio y eficaz. La omisión en reclamarlo por
parte del abogado nuevo, será estimada al considerarse las transgresiones en que
incurra. Asimismo, la negación del auxilio en la medida en que deba esperarse lo preste
el abogado requerido, constituirá falta susceptible de sanción disciplinaria.

Art. 38.- CONVENIOS ENTRE ABOGADOS.


Los acuerdos celebrados entre abogados deben ser estrictamente cumplidos, aunque
no se hayan ajustado a las normas legales. Los que fueren importantes para el cliente
deberán ser documentados; pero el honor profesional exige que, aun no habiéndolo
sido, se cumplan como si constaran en instrumento público.

Art. 39.- TRATO CON LA CONTRAPARTE Y TESTIGOS.


El abogado no debe tener trato directo ni indirecto con la contraparte. Únicamente por
intermedio de su abogado deben ser gestionados convenios y transacciones.
Cuando el adversario no tenga patrocinante, esté iniciando o no el pleito, y el asunto
requiera razonablemente asesoramiento, el abogado debe exigirle de intervención a
otro abogado para tratar convenios o transacciones.
El abogado puede entrevistar libremente a los testigos de una causa civil o penal en la
que intervenga, pero no debe inducirlos por medio alguno a que se aparten de la
verdad.

Art. 40.- SUSTITUCIÓN DE PATROCINIO.


El abogado debe dar aviso al colega que haya intervenido en un asunto, antes de
aceptar el patrocinio o representación de la misma parte. El aviso previo no es
necesario cuando el anterior colega ha renunciado expresamente al patrocinio o
mandato. Sin embargo, es recomendable que el nuevo abogado haga saber al anterior
su intervención en el asunto.

Art. 41.- DEBERES HACIA SU COLEGIO.


Es deber del abogado prestar su concurso personal para el mejor éxito de los fines del
Colegio a que pertenezca, y del Colegio de la Provincia. Los encargos y comisiones que
se le confíen deben ser aceptados y cumplidos, excusándose sólo cuando pueda
invocar causa justificada.

SECCIÓN QUINTA

Art. 42.- APLICACIÓN E INTERPRETACIÓN DE ESTAS NORMAS. ALCANCE Y


CUMPLIMIENTO.
Las Normas de Ética se aplican a todo ejercicio de la abogacía. Los abogados inscriptos
en los Colegios departamentales de la Provincia quedan obligados a su fiel
cumplimiento.

Art. 43.- REGLA GENERAL DE INTERPRETACIÓN.

Los deberes particulares señalados no importan la negación o exclusión de otras reglas


que, sin estar especificadas, derivan imperativamente de las condiciones esenciales del
ejercicio de la abogacía.

También podría gustarte