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3 preguntas a la iglesia actual.
La fe sin obras está muerta
Stg 2:14 Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus acciones? ¿Puede esa clase de fe salvar a alguien? Stg 2:15 Supónganse que ven a un hermano o una hermana que no tiene qué comer ni con qué vestirse Stg 2:16 y uno de ustedes le dice: «Adiós, que tengas un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien», pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirve? Stg 2:17 Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil. Stg 2:18 Ahora bien, alguien podría argumentar: «Algunas personas tienen fe; otras, buenas acciones». Pero yo les digo: «¿Cómo me mostrarás tu fe si no haces buenas acciones? Yo les mostraré mi fe con mis buenas acciones». Stg 2:19 Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios.* ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados. Stg 2:20 ¡Qué tontería! ¿Acaso no te das cuenta de que la fe sin buenas acciones es inútil? Stg 2:21 ¿No recuerdas que nuestro antepasado Abraham fue declarado justo ante Dios por sus acciones cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? Stg 2:22 ¿Ya ves?, su fe y sus acciones actuaron en conjunto: sus acciones hicieron que su fe fuera completa. Stg 2:23 Y así se cumplió lo que dicen las Escrituras: «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe»*. Incluso lo llamaron «amigo de Dios»*. Stg 2:24 Como puedes ver, se nos declara justos a los ojos de Dios por lo que hacemos y no sólo por la fe. Stg 2:25 Rahab, la prostituta, es otro ejemplo. Fue declarada justa ante Dios por sus acciones cuando ella escondió a los mensajeros y los ayudó a regresar sin riesgo alguno por otro camino. Stg 2:26 Así como el cuerpo sin aliento* está muerto, así también la fe sin buenas acciones está muerta. A° De que te sirve o beneficia tu fe actual. De la misma manera que una ayuda de meras palabras no sirve para aliviar unas necesidades reales, sino que más bien es un sarcasmo, así tampoco una fe estéril en obras puede hacer a una persona acepta a los ojos de Dios, pues equivale a una presunción insultante para Dios y engañosa para el propio sujeto. 1Jn 3:18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. La fe real produce inevitablemente buenas obras. Y si las obras están ausentes, la fe que se dice tener es inútil. Pablo dice: “Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas” (Efesios 2:10).
Clarke comenta: “El decirles eso, mientras no les des
nada, les aprovechará tanto como vuestra profesión de fe sin obras que son los frutos genuinos de la verdadera fe, no aprovechará en el día en que Dios venga a sentarse en juicio sobre vuestra alma.” Las obras bajo consideración por Santiago son como las de Stg 1:22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Stg 1:25 Mas el que mira atentamente en la perfecta
ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. Stg 1:26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. Stg 1:27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Stg 3:13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Mat_7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mat_7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; Gál 5:6 porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. B° ¿Qué tipo de fe tienes? Santiago quería despertar a sus lectores complacientes de sí mismos, así que en su ilustración se hace referencia a demonios.
Sorprende a muchas personas el hecho de que los
demonios tengan fe.
¿Qué creen los demonios?
En primer lugar, ellos creen en la existencia de Dios;
no son ateos ni tampoco agnósticos.
También creen en la deidad de Cristo.
Siempre que se encontraron con Cristo, cuando él vivía en la tierra, testificaron de que él era el Hijo de Dios, (Marcos 3:11–12).
Creen en la existencia de un lugar de tormento
(Lucas 8:31); y también reconocen que Jesucristo es el Juez (Marcos 5:1–13). Se someten al poder de su palabra.
“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios uno es”
(Deuteronomio 6:4).
Esta era la declaración de fe diaria de un judío
piadoso. “Tú crees que Dios es uno: bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” (Santiago 2:19).
La persona con fe muerta es afectada solamente en su
intelecto; en cambio, los demonios son afectados aun en sus emociones.
Ellos creen y tiemblan.
Pero el creer y el temblar no salva.
Es posible que la persona esté iluminada mentalmente
y que esté conmovida en el corazón, y todavía su voluntad no ha despertado. La fe verdadera implica algo más; algo que se puede ver y reconocer—una vida cambiada.
“Muéstrame tu fe sin tus obras” retó Santiago, “y yo te
mostraré mi fe por mis obras” (2:18).
¿Cómo puede uno mostrar su fe sin obras?
Cuando recibimos a Cristo, somos “creados en Cristo
Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10).
Ser creyente es aceptar a Cristo y vivir para él;
primero la vida se recibe y luego se muestra.
Fe sin obras no es la fe que salva.
Una persona debe creer en Dios para ser cristiana,
pero no todos los que reconocen la existencia de Dios se han comprometido con Jesucristo.
C° ¿Esta fe que tienes te podrá salvar?
La fe dinámica es una fe verdadera y poderosa, la cual resulta en un cambio de vida. Santiago describe esta fe verdadera que salva. En primer lugar, esa, la fe dinámica que salva, está basada en la Palabra de Dios. Recibimos nuestro nacimiento espiritual por la Palabra de Verdad (1:18). Al recibir la Palabra somos salvos (1:21). “Así que la fe es por el oir, y el oir, por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17).
La fe vivaz está basada en la Palabra de Dios, y atañe
a todos los aspectos de la personalidad del hombre.
La fe muerta sólo toca al intelecto; la fe demoníaca
abarca el intelecto más las emociones; pero la fe viva abarca también la voluntad.
“el tener fe no implica creer a pesar de las evidencias,
sino obedecer a pesar de las consecuencias”. La verdadera fe que salva conduce a la acción. Tal obediencia no es un evento aislado, más Y bien es algo que perdura por toda la vida y produce obras.
¿Cómo podemos saber si una persona es justificada por
fe, ya que este es un acto privado entre Dios y el pecador? El caso de Abraham da la respuesta a esta pregunta importante: la persona justificada exhibe un cambio de vida y obedece la voluntad de Dios.
Su fe se muestra por sus obras.
Es muy importante que cada persona que profesa
ser creyente examine su corazón y su vida para asegurarse de que posee la fe viva—la que salva.
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe;
probaos a vosotros mismos” (2 Corintios 13:5).
Esta sección podría realmente titularse «Justificación
por Obras», porque hay un sentido en el que somos justificados por las obras. De hecho, para poder comprender la plena verdad de la justificación, deberíamos comprender claramente que hay seis aspectos de la justificación. Somos justificados por gracia (Rom_3:24). Esto simplemente significa que no merecemos ser justificados; de hecho, merecemos precisamente lo contrario. Somos justificados por fe (Rom_5:1). La fe es la respuesta humana a la gracia de Dios. Por la fe, aceptamos el don, aquello que se nos da gratuitamente. La fe es aquello que se apropia de lo que Dios ha hecho por nosotros. Somos justificados por la sangre Suya (Rom_5:9). Aquí, la sangre es el precio que tuvo que ser pagado para la adquisición de nuestra justificación. La deuda del pecado quedó satisfecha mediante la preciosa sangre de Cristo, y ahora Dios puede justificar a pecadores impíos siendo que se ha dado una justa satisfacción. Somos justificados por Dios (Rom_8:33). La verdad aquí es que Dios es la Persona que justifica. Somos justificados por poder (Rom_4:25).