Sintesis
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Sintesis
La educación es también un clamor de amor por la infancia, por la juventud que tenemos que
integrar en nuestras sociedades en el lugar que les corresponde, en el sistema educativo
indudablemente pero también en la familia, en la comunidad de base, en la nación.
Este último cuarto de siglo ha estado marcado por notables descubrimientos y progresos
científicos, muchos países han salido del subdesarrollo, el nivel de vida ha continuado su
progresión con ritmos muy diferentes según los países. Pero también podemos entonces hablar de
desilusiones del progreso, en el plano económico y social, después de la última guerra mundial.
A este fin conviene afrontar, para superarlas mejor, las principales tensiones que sin ser nuevas
están en el centro de la problemática del siglo XXI. La tensión entre lo mundial y lo local :
convertirse poco a poco en ciudadano del mundo sin perder sus raíces y participando
activamente en la vida de la nación y las comunidades de base.
Debe imponerse el concepto de educación durante toda la vida con sus ventajas de flexibilidad,
diversidad y accesibilidad en el tiempo y el espacio. Es la idea de educación permanente lo que ha
de ser al mismo tiempo reconsiderado y ampliado, porque además de las necesarias adaptaciones
relacionadas con las mutaciones de la vida profesional, debe ser una estructuración continua de
la persona humana, de su conocimiento y sus aptitudes, pero también de su facultad de juicio y
acción.
Lo primero, aprender a conocer. Esta cultura general sirve de pasaporte para una educación
permanente, en la medida en que supone un aliciente y además sienta las bases para aprender
durante toda la vida.
Por último, y sobre todo, aprender a ser. Nos exigirá una mayor autonomía y capacidad de juicio
junto con el fortalecimiento de la responsabilidad personal en la realización del destino colectivo.
Todo ello viene a confirmar la necesidad de comprenderse mejor uno mismo.
Se habla que la era tecnológica constituye a todas luces un elemento esencial para entender
nuestra modernidad, en la medida en que crea nuevas formas de socialización, e incluso nuevas
definiciones de la identidad individual y colectiva. La extensión de las tecnologías' y de las redes
informáticas lleva simultáneamente a favorecer la comunicación con los demás, a veces a escala
planetaria, y a reforzar las tendencias a encerrarse y aislarse.