Qué Es El Sistema Circulatorio

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Sistema

Circulatorio

Tema: El Sistema Circulatorio


Profesora: Mis Susana
Gado: 5to Grado
Colegio: NSTRA. Señora de Fátima
Autor: Pedro M. Chero Giraldo
¿Qué es el sistema circulatorio?
El sistema circulatorio, también conocido como sistema cardiovascular, es una
compleja red de estructuras y órganos que tienen la función primordial de
transportar sangre, nutrientes, oxígeno y otros elementos esenciales por todo el
cuerpo. Este sistema es vital para el funcionamiento adecuado del organismo, ya que
asegura la distribución de sustancias necesarias para el metabolismo celular y la
eliminación de productos de desecho.

El corazón, un órgano muscular situado en el centro del pecho, es el componente


principal del sistema circulatorio. Este órgano actúa como una bomba que impulsa la
sangre a través de los vasos sanguíneos para asegurar el flujo continuo y constante de
sangre a todas las partes del cuerpo.
Los vasos sanguíneos son estructuras tubulares que se dividen en tres tipos
principales: arterias, venas y capilares. Las arterias son vasos que transportan la
sangre rica en oxígeno y nutrientes desde el corazón hacia los tejidos y órganos del
cuerpo. Las venas, por otro lado, transportan la sangre desoxigenada y cargada de
productos de desecho de vuelta al corazón para su posterior oxigenación. Los capilares
son los vasos más pequeños y delgados, y son el sitio donde se produce el intercambio
de nutrientes, oxígeno y productos de desecho entre la sangre y las células del cuerpo.

El sistema circulatorio también incluye la sangre, un fluido vital compuesto por


plasma y células sanguíneas. El plasma es la parte líquida de la sangre y contiene una
amplia variedad de sustancias, como proteínas, hormonas, electrolitos y nutrientes. Las
células sanguíneas, por su parte, incluyen los glóbulos rojos (eritrocitos), que
transportan el oxígeno; los glóbulos blancos (leucocitos), que son fundamentales para
el sistema inmunitario y la defensa del organismo contra infecciones; y las plaquetas
(trombocitos), que intervienen en la coagulación sanguínea.

El funcionamiento coordinado del sistema circulatorio es esencial para mantener


la homeostasis del organismo. El corazón se contrae rítmicamente y genera fuerza
para impulsar la sangre a través de las arterias, mientras que las venas contienen
válvulas que facilitan el retorno de la sangre al corazón. Esta acción de bombeo del
corazón, junto con la resistencia y elasticidad de los vasos sanguíneos, permite que la
sangre fluya de manera continua y sin interrupciones.

El sistema circulatorio es responsable de diversas funciones esenciales para el


cuerpo humano:

1. Transporte de oxígeno y nutrientes: La sangre oxigenada transporta el oxígeno


desde los pulmones hacia todas las células del cuerpo. Además, lleva nutrientes, como
glucosa y aminoácidos, que son necesarios para el metabolismo y la producción de
energía en las células.

2. Eliminación de productos de desecho: La sangre desoxigenada recoge los


productos de desecho, como dióxido de carbono y urea, y los lleva hacia los pulmones
y los riñones para su posterior eliminación del cuerpo.

3. Regulación de la temperatura: El flujo sanguíneo contribuye a regular la


temperatura corporal, ya que puede redistribuir el calor en respuesta a cambios
ambientales y necesidades fisiológicas.

4. Defensa inmunitaria: Los glóbulos blancos de la sangre forman parte del sistema
inmunitario y se encargan de identificar y neutralizar patógenos, como bacterias y virus,
protegiendo así al organismo contra infecciones y enfermedades.

5. Coagulación sanguínea: Las plaquetas juegan un papel fundamental en el proceso


de coagulación, que detiene el sangrado en caso de lesiones o heridas y previene la
pérdida excesiva de sangre.

El sistema circulatorio está estrechamente relacionado con otros sistemas del


cuerpo, como el sistema respiratorio, el sistema digestivo y el sistema renal. La
colaboración entre estos sistemas asegura un equilibrio óptimo y una función integrada
del organismo.
Es importante tener en cuenta que el sistema circulatorio puede verse afectado
por diversas condiciones médicas y factores de riesgo, como la hipertensión arterial,
la diabetes, el tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo. Estos factores pueden
aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como enfermedades
coronarias, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia cardíaca.

Para mantener la salud del sistema circulatorio, se recomienda adoptar un estilo


de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada, actividad física regular,
abstinencia del tabaco y el control adecuado de otras condiciones médicas crónicas.

¿Qué es la circulación mayor y la circulación menor?


El aparato circulatorio del cuerpo humano es un doble circuito cerrado,
compuesto por el corazón, las arterias, las venas y los capilares sanguíneos. Se
denomina «doble» porque la sangre pasa por el corazón dos veces, sin mezclarse la
sangre arterial con la venosa, cada una por sus conductos.
Estos dos circuitos de circulación de la sangre se denominan circulación mayor
y circulación menor. Ambos circuitos se dan en simultáneo.
Sin embargo, tienen objetivos distintos, se dan mediante conductos distintos e
incluso involucran sectores distintos del corazón, que al bombear imprime energía en
ambos circuitos a la vez. Por eso, para entenderlos resulta mejor ver cada circuito por
separado.

La circulación mayor
La circulación mayor lleva sangre rica en oxígeno al cuerpo y retira CO2 y desechos.

La circulación mayor, conocida también como circulación sistémica, recibe


su nombre porque es el que mayor distancia recorre dentro del cuerpo. Su
función es alimentar a todos los tejidos del cuerpo, llevándoles sangre rica
en oxígeno y nutrientes indispensables para el metabolismo celular.
Este circuito se inicia en el ventrículo izquierdo del corazón, de donde
sale la sangre directo por la aorta (atravesando la válvula aórtica que le impide
devolverse), y se esparce por las arterias del cuerpo, que luego pasan a las
arteriolas, haciéndose más delgadas, y culminan en la finísima red de capilares
que envuelven todos los tejidos.
Allí, las células captan el oxígeno y los nutrientes. A cambio, liberan
el dióxido de carbono que queda de la respiración celular, así como otros
materiales de desecho.
Entonces la sangre pasa a las vénulas, también pequeñas, para iniciar su
recorrido de vuelta, juntando toda la sangre desoxigenada y contaminada en las
venas cada vez más grandes del cuerpo, hasta alcanzar las venas cavas,
superior e inferior. Culmina su recorrido en la aurícula derecha del corazón.

La circulación menor
La circulación menor lleva sangre con desechos a los pulmones donde se llena de oxígeno.

Por su parte, la circulación menor, también llamada pulmonar, se encarga


de transportar la sangre desoxigenada y repleta de dióxido de carbono
hacia los pulmones, donde se produce un intercambio de gases que expulsa el
CO2 del organismo y lo reemplazará con oxígeno del aire. Entonces puede
volver oxigenada para incorporarse al ciclo mayor.
Este circuito inicia en el ventrículo derecho del corazón, con la sangre
que la aurícula derecha drena del cuerpo entero, y tras atravesar la válvula
pulmonar, alcanza la arteria pulmonar, que luego se ramifica para conducir la
sangre hacia los dos pulmones, uno a cada lado del corazón.
Una vez en los pulmones, la sangre alcanza las arteriolas y luego los
capilares, donde la hematosis puede producirse: el intercambio de dióxido de
carbono por oxígeno.
La sangre, ahora rica en oxígeno y libre de CO 2, inicia entonces un camino
breve de retroceso hacia el corazón, a través de las venas pulmonares (dos por
cada pulmón), que conectan con la aurícula izquierda, completando el ciclo y
pasando el testigo a la circulación mayor.

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