Transcripción de La Declaración Institucional Del Presidente Del Gobierno
Transcripción de La Declaración Institucional Del Presidente Del Gobierno
Transcripción de La Declaración Institucional Del Presidente Del Gobierno
PRESIDENCIA
DEL GOBIERNO
TRANSCRIPCIÓN
Como saben, el pasado miércoles escribí una carta dirigida a toda la ciudadanía. En
ella les planteaba si merecía la pena soportar el acoso que desde hace diez años sufre
mi familia a cambio de presidir el Gobierno de España.
Hoy, tras estos días de reflexión, tengo la respuesta clara. Si aceptamos todos como
sociedad que la acción política permite el ataque indiscriminado a personas inocentes,
entonces no merece la pena.
Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas
que uno más quiere y respeta, y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más
mínimo fundamento.
Tal y como les anuncié, necesitaba parar y reflexionar sobre todo ello. Y sé que la
carta que les envié pudo desconcertar, porque no obedece a ningún cálculo político.
Y es cierto. Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en política no
suele ser admisible. He reconocido ante quienes buscan quebrarme, no por quien soy,
sino por lo que represento; que duele vivir esta situación, que no deseo a nadie.
También porque sea cual sea nuestro oficio, nuestra responsabilidad laboral, vivimos
en una sociedad donde solo se nos enseña y se nos exige mantener la marcha a toda
costa. Pero hay veces en que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar y
decidir con claridad por dónde queremos caminar.
Si consentimos que los bulos deliberados dirijan el debate político, si obligamos a las
víctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla
más elemental de nuestro Estado de derecho. Si permitimos que se vuelva a relegar
el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional
en beneficio de la de su marido. Si, en definitiva, permitimos que la sinrazón se
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convierta en rutina, la consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a
nuestra democracia.
Exigir resistencia incondicional a los líderes objeto de esa estrategia es poner el foco
en las víctimas y no en los agresores. Y confundir libertad de expresión con libertad
de difamación es una perversión democrática de desastrosas consecuencias.
De hecho, durante estos cinco días ya hemos comenzado a hacerla. Una reflexión
colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio. Llevamos
demasiado tiempo dejando que el fango coloniza impunemente la vida política, la vida
pública, contaminados de prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años.
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Una sociedad que asombró al mundo por su aceptación entusiasta de los derechos y
las libertades, pasando de ser un país oscuro a un referente internacional de libertades
y de democracia, de progreso y de convivencia. Hoy pido a la sociedad española que
volvamos a ser ejemplo, inspiración para un mundo convulso y herido. Porque los
males que nos aquejan no son ni mucho menos exclusivos de España.
Forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda
regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y
amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad.
Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango
de la única manera posible: mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más
allá de las siglas y de las ideologías, que yo me comprometo a liderar con firmeza
como presidente del Gobierno de España.
Gracias.