Sentencia Del Caso Alves

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AUDIENCIA PROVINCIAL

BARCELONA
SECCIÓN 21ª

ROLLO DE SUMARIO 27/2023


SUMARIO DE ORIGEN 1/2023
Juzgado de Instrucción nº 15 de Barcelona
Procesado: DANIEL ALVES DA SILVA

SENTENCIA

Ilustrísimas Señorías

Dª. MARÍA ISABEL DELGADO PÉREZ


D. PABLO DÍEZ NOVAL
D. LUIS BELESTÁ SEGURA

En la ciudad de Barcelona, a 22 de febrero de 2024

Vista en nombre de S.M. El Rey en Juicio Oral y público ante la Sección 21ª de
esta Audiencia Provincial, la presente causa Sumario 27/2023, procedente del
Sumario 1/2023 del Juzgado de Instrucción 15 de Barcelona, seguido por un
delito de agresión sexual con penetración contra el procesado D. DANIEL
ALVES DA SILVA, mayor de edad, representado por la Procuradora de los
Tribunales Sra. Dª. Ana de Orovio Jorcano y defendido por la Letrada Sra. Dª.
Inés Guardiola Sánchez, ejerciendo la acusación pública el Ministerio Fiscal y
la acusación particular la Sra. Dª. VVVVV representada por la Procuradora de
los Tribunales Sra. Dª. Susana Puig Echeverría y asistida por la Letrada Sra.
Dª. Ester García López, y ha sido Ponente D. Luis Belestá Segura, que expresa
el criterio unánime del Tribunal.

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- El presente procedimiento de sumario se incoó en virtud de


comunicación del Hospital Clinic de Barcelona al Juzgado de Incidencias en
fecha 31 de diciembre de 2022. Tras la instrucción pertinente, se dictó auto
acordando el procesamiento de DANIEL ALVES DA SILVA, declarándose
concluso y remitiéndose las actuaciones a esta Sala. Confirmada la conclusión
del sumario, se dictó auto de apertura de juicio oral en fecha 9 de noviembre de
2023, cumpliéndose posteriormente el trámite de calificación por las
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acusaciones y la defensa del acusado, señalándose los días 5, 6 y 7 de febrero
de 2024 para su enjuiciamiento.

SEGUNDO.- El Ministerio Fiscal planteó como cuestión previa la aportación de


nuevos testigos (agente 0000 el primero que llegó a la víctima, Inspectora 000,
los intervinientes en la cadena de custodia y los facultativos 000 y 000). Solicitó
además que se admitieran cuatro documentos relativos a la cadena de custodia
y a documentos presentados por la defensa junto con su recurso de apelación
contra el auto decretando la prisión provisional del Sr. Alves.
La acusación particular aportó como cuestión previa nueva documental
consistente en el parte médico de confirmación de incapacidad temporal de la
denunciante, de fecha 21 de diciembre de 2023, y dos noticias de prensa
relativas a intervenciones del Sr. Alves en medios de comunicación.
La defensa planteó las siguientes cuestiones previas:
1.- Vulneración del derecho fundamental a un proceso con todas las garantías
y a la defensa, ex art. 24 CE en relación con los artículos 284 y 118 LECRIM.
2.- Vulneración del derecho fundamental a un proceso con todas las garantías
y a los medios de prueba, art. 24 CE.
3.- Vulneración del derecho fundamental a la presunción de inocencia a causa
del juicio paralelo sufrido en los medios de comunicación y el impacto que ha
tenido en el presente procedimiento.
4.- Lesión al derecho a un juez imparcial, puesto que la jueza instructora se
hallaba contaminada por los medios de comunicación.
5.- Exceso de los escritos de acusación respecto del contenido del auto de
procesamiento, con expulsión del enjuiciamiento de aquellos hechos que no
habían sido contemplados en el auto.
6.- Formuló protesta por la decisión de que la declaración de la víctima se
realizara a puerta cerrada, así como su grabación con distorsión de voz e
imagen.
7.- Lesión del derecho fundamental a un proceso con todas las garantías y a un
juicio justo, ex art. 24 CE y art. 6 CEDH, por acumulación de todas las
anteriores.
En cuanto a los medios de prueba aportó nueva documental, concretó los
aspectos en que se fundamentaba la impugnación de la documental de las
acusaciones, retirando la impugnación respecto de otros. También renunció a
la pericial biológica. Y solicitó que el acusado declarara en último lugar.
Igualmente interesó que declararan los agentes de los MMEE 000, 000 y 000
propuestos por las acusaciones. Solicitó también que se garantizara que los
testigos no se comunicaran entre ellos y que la declaración de estos y del
acusado lo fuera con exhibición de los vídeos de las cámaras de seguridad.
Renunció a la testifical de la madre de la denunciante.
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Por el Tribunal se admitieron las documentales de las acusaciones como de la
defensa. Y se desestimaron las cuestiones previas relativas a la vulneración de
derechos fundamentales, así como la relativa a la exclusión de determinados
hechos del enjuiciamiento, se admitió la documental y la testifical propuesta, se
denegó que los testigos prestaran declaración con la exhibición de vídeos, al
ser ello impracticable, además de tratarse de una prueba documental, que al
haber sido solicitado el visionado podría este Tribunal contrastar. Se acordó
que los testigos no se pudieran comunicar entre sí. Se tuvo por renunciados a
peritos y testigos. Y se acordó que el acusado declarara en último lugar porque
ello podría contribuir al esclarecimiento de los hechos, más teniendo en cuenta
que las acusaciones habían interesado la práctica de nuevas testificales, pero
no por entender que ello garantizaba el derecho de defensa.

TERCERO.- Practicada la prueba el Ministerio Fiscal, elevó a definitivas sus


conclusiones provisionales y calificó los hechos como legalmente constitutivos
de: UN DELITO DE AGRESIÓN SEXUAL CON PENETRACIÓN de los
artículos 178 y 179 del C. Penal, (conforme a la redacción dada por Ley
Orgánica 10/2022 de 6 de septiembre por ser más favorable al reo) sin la
concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal. Por
ello interesaba la imposición de las siguientes penas: NUEVE AÑOS DE
PRISIÓN, con la accesoria legal de inhabilitación especial para el derecho de
sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, así como la pena de
LIBERTAD VIGILADA por tiempo de DIEZ AÑOS, la cual deberá ejecutarse
con posterioridad al cumplimiento de la pena de prisión de conformidad con el
artículo 192.1 del C. Penal. A tenor de lo establecido en el artículo 57 y 48 CP
procede acordar como pena accesoria la prohibición de que el acusado se
acerque a VVVVV así como a su domicilio, lugar de trabajo, o a cualquier otro
lugar en que se encuentre, a menos de 1.000 metros y prohibición de que se
comunique con ella por cualquier medio de comunicación o medio informático o
telemático, contacto escrito, verbal o visual, por un periodo superior en diez
años al de la prisión que se le imponga en Sentencia. Y al pago de las costas
procesales.
En concepto de responsabilidad civil interesó que el acusado indemnizara a la
denunciante en la cantidad de 150.000 euros por las secuelas físicas y
psíquicas y los perjuicios morales sufridos, cantidades que se deberán
incrementar según dispone el artículo 576 LEC.
La acusación particular interesó la condena del acusado como autor
responsable de un delito de agresión sexual con acceso por vía vaginal,
tipificado en los artículos 178 y 179 del Código Penal y un delito de lesiones del
artículo 147.2 CP, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal. Por ello interesó la imposición de las siguientes
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penas: 1) Por el delito de agresión sexual con acceso carnal, procede imponer
la pena de 12 años de prisión e inhabilitación especial para el ejercicio del
derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena.
2) Por el delito de lesiones del art. 147.2. a la pena de 3 meses de multa con
cuota diaria de 150 €.
Al amparo del art. 57.1 CP, como PENA ACCESORIA se impondrá al
procesado la prohibición de aproximación a menos de 1.000 metros respecto
de la Sra. VVVV, su domicilio y lugares que frecuente, así como prohibición de
comunicación por cualquier medio, ambas durante diez años por encima de la
pena privativa de libertad impuesta, respecto del primer delito, y un año por
encima de la pena, respecto del delito de lesiones.
Asimismo, se le impondrá la medida de seguridad de libertad vigilada por un
período de diez años a cumplir por el investigado, una vez extinguida la
responsabilidad criminal al amparo de lo establecido en el artículo 192.1 CP.
En concepto de responsabilidad civil solicitó que el acusado fuera condenado a
indemnizar a la Sra. VVVVV en la suma de CIENTO CINCUENTA MIL EUROS
(150.000 €) teniendo en cuenta las lesiones físicas y psicológicas sufridas.
Asimismo, solicitó que se le condenara a abonar las costas causadas en el
procedimiento, incluidas las de la acusación particular.

CUARTO.- Por su parte, la defensa del acusado solicitó su libre absolución. Y


como primera alternativa considera que concurriría el error de tipo del artículo
14.1 CP. Como segunda alternativa concurrirían las siguientes circunstancias
modificativas de la responsabilidad criminal: la circunstancia eximente
incompleta de embriaguez del artículo 21.1º CP en relación con el artículo 20.2º
CP; la atenuante muy cualificada de reparación del daño del artículo 21.5º CP y
la atenuante analógica del artículo 21.7º CP en relación con la vulneración de
derechos fundamentales, interesando la imposición de la pena de un año de
prisión y que se estableciera la responsabilidad civil en 150.000 euros.
Seguidamente las partes informaron lo que tuvieron por oportuno en apoyo de
sus calificaciones, declarándose el juicio visto para sentencia una vez se dio al
acusado la oportunidad de realizar una última alegación.

HECHOS PROBADOS

En fecha 31 de diciembre de 2022, sobre las 02:45 horas, el acusado DANIEL


ALVES DA SILVA, mayor de edad y sin antecedentes penales, con doble
nacionalidad brasileña y española, con el DNI número XXXXX, acudió junto con
su amigo AAA a la discoteca Sutton sita en la calle Tuset nº 13 de la localidad
de Barcelona. Una vez en su interior accedió a la zona reservada denominada
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“Moet” y concretamente se ubicó en la mesa nº 6 que tiene acceso en exclusiva
al reservado denominado “Suite”, de lo que tenía pleno conocimiento el
acusado al ser cliente habitual de la discoteca y de esa zona reservada en
particular.
La mesa 6 colinda con una puerta que da acceso a dicha “Suite”. Una vez
traspasada la puerta se encuentra un pasillo donde hay otra puerta que da
acceso a un pequeño aseo, así como unas escaleras que suben a una sala
donde hay un sofá, un televisor y una nevera. Tanto el aseo como la habitación
son de uso exclusivo para los clientes de la mesa 6. Una vez Daniel Alves y su
acompañante ocuparon la mesa 6, un empleado de la discoteca Sutton colocó
una catenaria que separaba la mesa 6 y la puerta de acceso a la “Suite” del
resto de la zona VIP “Moet”.
Sobre las 02:30 horas del día 31 de diciembre de 2022 accedió a la discoteca
Sutton la Sra. VVVVV, nacida el ……., acompañada de su prima BBB y su
amiga CCC. Las tres chicas estuvieron en la sala general y posteriormente,
sobre las 02:50 horas accedieron a la zona reservada denominada “Moet” al
ser invitadas por un grupo de chicos mejicanos.
El acusado y su acompañante, tras invitar a dos mujeres a su mesa en la zona
VIP, solicitaron a un camarero del local que invitara a VVVVV y a sus dos
amigas a tomar una copa de champán con ellos. Inicialmente las chicas
rechazaron la invitación, si bien a un segundo requerimiento del camarero,
acudieron a la mesa donde se encontraba Daniel Alves con su amigo, siendo
las 03:20 horas.
Al llegar a la mencionada mesa nº 6, las otras dos mujeres antes referidas
abandonaron el lugar, quedándose únicamente allí los dos hombres y la Sra.
VVVVV y sus dos acompañantes. El procesado, que disponía en su mesa de
una botella de Champagne Moet rosado mágnum, de 1,5 litros, invitó a cada
una de las chicas a una copa de champán, y estuvieron los cinco bailando y
charlando en la zona de la mesa n° 6. El procesado y la Sra. VVVVV estuvieron
hablando y bailando juntos, sin que haya quedado acreditado que el acusado
cogiera la mano de la denunciante para llevársela a su pene ni que la Sra.
VVVVV tocara voluntariamente el pene del acusado.
Tras haberlo acordado con la Sra. VVVV, sobre las 03:42 horas el procesado
Daniel Alves se dirigió a la puerta colindante con su mesa, que da acceso a la
denominada "Suite" y accedió a su interior. Dos minutos después accedió la
Sra. VVV.
Una vez allí, y sin que conste acreditado ni que el acusado introdujera el pene
en la boca de la denunciante ni que esta accediera voluntariamente a practicar
una felación al Sr. Alves, el acusado pretendió penetrar vaginalmente a la
víctima, para lo que haciendo uso de su mayor fuerza, la tiró al suelo,
golpeándose la Sra. VVVVV con la rodilla.
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La victima solicitó a Daniel Alves que la dejara marchar, que quería salir de allí,
no permitiéndoselo el procesado. La víctima, al encontrarse en esta situación,
en ese pequeño aseo sin posibilidad de salida por impedírselo el Sr. Alves y
ante la actitud violenta que éste mostraba, se sintió impresionada y sin
capacidad de reacción, llegando a sentir que le faltaba el aire dada la situación
de angustia y terror ante lo que estaba viviendo.
Tampoco ha resultado probado que el Sr. Alves tratara de practicar sexo oral a
la Sra. VVVVV levantándola del suelo y colocándola en el lavamanos de
espaldas a él.
Finalmente, el procesado utilizando su fuerza física, venciendo con ello la
oposición de la Sra. VVVVV la colocó inclinada sobre el retrete, donde la
penetró vaginalmente con su pene hasta eyacular dentro de ella, sin usar
preservativo y sin su consentimiento.
Inmediatamente después, siendo las 04:00 horas, el procesado salió del aseo
dejando allí a la víctima y se dirigió hacia su mesa, donde cogió una copa y se
alejó hacia otra mesa distinta. Unos segundos después salió la víctima, que se
dirigió hacia su prima y le pidió marcharse del lugar, haciéndolo ambas sin
despedirse de Daniel Alves, pero sí de su acompañante.
Al caminar hacia la salida de la discoteca la víctima rompió a llorar por lo
sucedido, siendo atendida por personal de la discoteca, que activaron el
Protocolo de Agresiones sexuales. Mientras el personal de Sutton atendía a la
víctima llorando en el pasillo de salida de la discoteca, el Sr. Alves y su
acompañante abandonaron la misma con rapidez, a las 04:06 horas,
cruzándose con la Sra. VVVVV y sus amigas en dicho pasillo y sin dirigirle
palabra alguna ni a ella ni a sus amigas.
La víctima VVVVV fue acompañada en ambulancia al Hospital Clínic, donde
efectuaron la correspondiente exploración médica la ginecóloga de guardia y el
médico forense, que recogieron muestras del cuerpo y ropas de la víctima para
su posterior estudio, administrándosele tratamiento profiláctico.
En el curso de estos hechos, la víctima sufrió lesiones en la rodilla consistentes
en excoriación de 2x1 cm a nivel inferolateral de rodilla izquierda con tres
equimosis adyacentes, la mayor de 1 cm de diámetro, restando como secuela
una cicatriz, según informe del médico forense, que precisó de una sola
asistencia facultativa para su curación.
Asimismo la victima presenta sintomatología de tipo ansiosa depresiva con
somatizaciones, compatible con un trastorno secundario a un hecho estresante
o traumático, persistiendo la sintomatología postraumática con una intensidad
globalmente elevada con repercusión funcional a nivel laboral y social, no
siendo posible determinar qué proporción de la sintomatología está
exclusivamente relacionada con el hecho traumático sufrido y cuál estaría
modulada por el estrés ambiental posterior que actuaría como un factor
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ansiogénico potenciador, sobreañadido.
La víctima presenta sintomatología postraumática activa y con indicadores
psicométricos significativos en todos sus componentes o factores sintomáticos:
el impacto es significativo en el funcionamiento de la persona con una
afectación de las áreas personal, socio familiar y de salud física y mental; no se
encuentran indicadores caracterológicos o de la personalidad de base
disfuncionales o desadaptativos previos a los hechos. La víctima sufre en la
actualidad un trastorno de estrés postraumático de intensidad globalmente
elevada, con repercusión funcional y deterioro en varias áreas del
funcionamiento, siguiendo tratamiento por ello. A fecha de celebración del juicio
seguía de baja laboral, desde que se produjeron los hechos.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- CUESTIONES PREVIAS. Pese a que se han desestimado in voce


por el Tribunal, tras la oportuna deliberación, las vulneraciones de derechos,
argumentándolas en el acto o remitiéndose al auto de fecha 9 de noviembre de
2023 de esta Sala u otros, haremos una somera alusión a algunas de las
cuestiones previas planteadas por la defensa del Sr. Alves relativas a la nulidad
de actuaciones en relación con el auto citado, cuya argumentación
recogeremos en lo sustancial por facilitar el eventual recurso que las partes
pudieran plantear contra esta sentencia y la comprensión y conocimiento del
tribunal superior sobre lo decidido.
1.- En lo que se refiere a la primera cuestión previa, centrada en la vulneración
del derecho a un proceso con todas las garantías, indica la defensa que desde
el primer momento el acusado estaba identificado, por lo que de conformidad
con el artículo 284.1 de la LECRIM se debería haber comunicado
inmediatamente a la autoridad judicial el delito y presunto autor del hecho
delictivo y al amparo del artículo 118 del mismo texto legal que se hubiera
informado al Sr. Alves para que pudiera haber ejercido el derecho de defensa
desde el primer momento. Y el 31 de diciembre de 2022 el Juzgado de
Instrucción dictó auto de sobreseimiento provisional. Indica que de haberse
seguido contra él el procedimiento ese mismo día podría haberse sometido, por
ejemplo a un control de alcohol en sangre.
Posteriormente al investigado se le habría conculcado este derecho al recibir el
Juzgado el atestado ampliatorio y acordando únicamente el desarchivo y
reapertura de las actuaciones, “retrasando el conocimiento y comunicación de
la vertencia del proceso penal a mi defendido”. Tampoco lo habría hecho el
Juzgado cuando en fecha 16 de enero de 2023 recibió el atestado ampliatorio
aportando CDs con más de 20 horas de grabaciones.

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Alega que en fecha 17 de enero de 2023 se denegó in voce a la Procuradora
Ana de Orovio Jorcano la personación en la causa.
Finalmente, cuando fue detenido, se le entregó a la defensa parte de la causa,
conteniendo algunas frases tachadas o con tipex y teniendo menos de dos
horas para instruirse y hablar con su defendido. Y no fue hasta después de su
declaración judicial que se le hizo entrega de las grabaciones.
La cuestión previa debe desestimarse. Como es bien sabido, es frecuente que
en los delitos contra la libertad sexual la notitia criminis provenga del hospital
donde se hace reconocimiento de la víctima. Al tratarse de un delito
semipúblico es preciso que exista primeramente la denuncia de la víctima. En
la presente causa la víctima no denunció hasta el 2 de enero de 2023 a las
18:49 de la tarde, según consta al folio 14 de la causa.
La actuación del Juzgado de Instrucción fue la correcta; tras recibir la
comunicación ordenó que fuera visitada por el médico forense, acordó el
sobreseimiento de la causa hasta que pudiera reabrirse con la presentación de
la denuncia.
El 5 de enero de 2023 tuvo entrada en el Juzgado de Instrucción 15 un
atestado ampliatorio, donde, tras explicar los hechos, se indicaba que “aquesta
UCAS inicia les gestions d’investigació oportunes per tal d’esclarir els fets,
essent pertinent escoltar en declaració a diversos testimonis, així com la
visualització de les imatges de les càmeres de seguretat de la discoteca
SUTTON, entre d’altres diligències. Serveixin les presents per donar
coneixement a VI de la primera notícia del fet, i del resultat de les gestions
practicades s’informarà degudament en diligències ampliatòries”.
Ante esta comunicación, el Juzgado de Instrucción dicta en fecha 9 de enero
de 2023 providencia por la que se ordena que se reabran las actuaciones,
quedando a la espera de que los Mossos d’Esquadra aporten las grabaciones.
El 16 de enero de 2023 tiene entrada en este Juzgado atestado ampliatorio con
más información y declaraciones. Ese mismo día se dicta una providencia con
el siguiente contenido: “por recibidas las anteriores ampliatorias, únanse a los
autos de su razón, quedando a la espera de las diligencias que quedan por
practicar por Mossos d’Esquadra, en especial la localización e identificación del
denunciado, y con su resultado se acordará”.
El 20 de enero de 2023 presentan en calidad de detenido al Juzgado de
Instrucción al Sr. Daniel Alves.
Paralelamente al recorrido judicial, hemos tenido conocimiento por las
manifestaciones de los Mossos d’Esquadra que han declarado en el plenario
que la defensa del Sr. Alves estuvo informada desde el primer momento de las
actuaciones que se seguían contra él. Así lo ha manifestado la MMEE 000,
Instructora del atestado. Según ha declarado esta testigo se decidió hacer un
primer oficio al juzgado. Con la declaración de la víctima y la persona
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denunciada. Allí indican que van a continuar con las gestiones. El atestado lo
presentaron cree que fue 10 días después. En ese tiempo contactaron con la
letrada de Alves. Incluso se presentó en comisaría el día de la declaración
policial de la víctima. Tuvo también conversaciones telefónicas con ella.
También le pidieron a ella datos del denunciado y su acompañante y al mismo
tiempo intentaban saber qué día podría ir a comisaría. Las gestiones eran para
que se presentara delante de la unidad.
Por otra parte, de los correos electrónicos aportados por el Ministerio Fiscal en
el trámite de cuestiones previas, se pone de manifiesto la letrada del Sr. Alves,
Dª. Miraida Puente estaba en contacto con la UCAS, habiendo intercambiado al
menos desde el 11 de enero de 2023 correos electrónicos con esta unidad y
con los otros letrados que asistían al Sr. Alves.
No consta en la causa, más que por las manifestaciones de la actual letrada de
la defensa, que in voce se le denegara la personación a la Procuradora en
nombre del investigado.
No se considera ni que se haya producido una investigación al margen del
investigado, el cual, por cierto, al día siguiente de los hechos viajó a Mexico, ni
que se haya vulnerado derecho alguno.
En cuanto al tiempo de que dispuso para conocer el contenido de la causa, lo
dice la actual letrada “de oídas” por cuanto no fue ella la que asistió al detenido,
desconociéndose si para su anterior letrada o letrados el tiempo de que
dispusieron fue suficiente. En cualquier caso, si no era así, podrían haber
solicitado al Juzgado más tiempo, cosa que no consta que se hiciera.
Y en lo que se refiere a las partes del atestado con tipex o tachadas, estas son
únicamente las referidas a los datos personales de la denunciante y de los
testigos, de los que sí podía leerse sus respectivos nombres o el cargo que
ocupan y en calidad de qué declaraban, por lo que su desconocimiento no
provoca indefensión alguna.
2.- Sobre la denegación de medios de prueba, por la intervención del perito de
la defensa Sra. Blanca Navarro en el reconocimiento médico forense de la
víctima, ya nos pronunciamos en nuestro auto de admisión de pruebas de
fecha 18 de diciembre de 2023 donde decíamos que: No ha lugar a practicar
nueva pericial psiquiátrica de la denunciante con exploración de esta por los
Doctores Blanca Navarro y Jaime Ayguadé. Y ello sin perjuicio de que a la vista
de la documentación obrante en las actuaciones los peritos emitan el informe
que consideren oportuno.
Por una parte, el Estatuto de la Víctima del Delito en su artículo 21 limita
reconocimientos médicos de las víctimas, debiendo reducirse al mínimo. Y por
otra, no consta que se impidiera a la perito de la defensa, de conformidad con
los establecido por la Sección 3ª de esta Audiencia Provincial en su auto de
fecha 3 de mayo de 2023, el acceso a la exploración llevada a cabo por los
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médicos forenses. Consta en este sentido la providencia de fecha 23 de mayo
de 2023 donde se indicaba que la denunciante podría ir acompañada por la
psicóloga Silvia Moreira y podrá acudir la perito designada por la defensa,
cuando fuera explorada el 13 de junio de 2023. Y en fecha 12 de julio de 2023
tuvo entrada en el Juzgado de Instrucción escrito presentado por la defensa del
Sr. Alves en el que se decía expresamente “que la última diligencia de
investigación ha sido el reconocimiento forense de la denunciante por parte del
IMLCFC el pasado día 13 de junio de 2023. El transcurso de un mes sin que se
haya emitido el correspondiente informe médico-forense y sin que quede
pendiente la práctica de otra diligencia de investigación está causando una
irrazonable dilación procesal…”.
Ni se denegó la asistencia de la perito de la defensa, ni la defensa del Sr. Alves
indicó dicho extremo en su escrito de fecha 12 de julio.
De hecho, en el plenario ha declarado la Dra. Navarro, que ha manifestado que
estuvo presente en la exploración psicológica junto con la Dra. Mateu. La
exploración médico forense ya se había realizado. Ha declarado igualmente
que no pudo preguntar adecuadamente lo que hubiera deseado, por no tener
un conflicto delante de la víctima con la psicóloga Dra. Mateu. Y pese a que
puso estos hechos en conocimiento del letrado de la defensa por aquel
entonces, este se dio por satisfecho puesto que, como se ha dicho, solicitó que
se recabara del médico forense el informe, sin que en ningún momento
interesara nueva pericial o ampliación de las facultades de la Dra. Navarro en
la exploración. Entendemos que no se ha producido vulneración alguna del
derecho de defensa del Sr. Alves ni se ha practicado la prueba de manera
irregular, por lo que procede la desestimación de esta cuestión previa.

3.- En lo que se refiere a la existencia de un juicio paralelo, también nos


referimos a ello en el auto de 9 de noviembre de 2023: “Este Tribunal no puede
por menos que admitir que el principio de presunción de inocencia ampara a
cualquier persona, incluso en el ámbito extraprocesal, tal y como ha reconocido
el Tribunal Constitucional y el TEDH. Esta dimensión extraprocesal impide
tratar como culpable a quien no ha sido declarado así tras un previo juicio justo
o arrojar dudas de sospecha sobre quien ha sido absuelto por sentencia firme.
Los procedimientos penales que afectan a personajes públicos tienen una
indudable repercusión mediática. Y frecuentemente se debate en diferentes
medios de comunicación los hechos, incluso se analizan los indicios, y se
vierten opiniones que pueden atentar contra el principio de presunción de
inocencia en su vertiente extraprocesal, por más que no provengan de
autoridades o funcionarios públicos.
Sin embargo, estos ataques a la presunción de inocencia no tienen
consecuencias intra-processum, sino que deben ser prevenidos o en su caso
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reparados desde el ámbito de protección del derecho al honor. De ningún modo
pueden significar la nulidad de todo lo actuado en el procedimiento.
En lo que se refiere a las filtraciones que ha existido en toda la tramitación de la
causa, este Tribunal las lamenta. Pero lo lamenta tanto en esta como en todas
las causas. Y lamenta asimismo la existencia de los denominados “juicios
paralelos”. Pero ello no supone la nulidad de la instrucción, no siendo tampoco
el trámite del artículo 627 LECRIM el mecanismo a través del cual deban
corregirse estas filtraciones, al no tener incidencia directa en la causa”.
Estas reflexiones realizadas en el trámite del artículo 627 LECRIM se
mantienen en este momento, más teniendo en cuenta que, en virtud de los
documentos aportados por la acusación particular al inicio del acto del juicio
oral, la existencia de un juicio paralelo así como de filtraciones, podrían
también ser atribuidas al propio entorno del acusado. En cualquier caso,
ninguna incidencia tienen en la vulneración del principio de presunción de
inocencia intra processum y por lo tanto ninguna consecuencia puede tener.

4.- La denominada lesión al derecho a un Juez imparcial con que se relaciona


la anterior cuestión previa, también debe ser desestimada. En el auto de 9 de
noviembre de 2023 decíamos que “Alega igualmente la defensa del Sr. ALVES
que la Magistrada-Juez de Instrucción ha sido parcial en la instrucción del
sumario, perdiendo su posición de neutralidad. No obstante, no ha recusado al
Instructor por tener interés directo o indirecto en la causa ni ha señalado de qué
manera esta pérdida de la imparcialidad se ha plasmado en alguna resolución
que haya limitado la defensa del procesado. La única que alega, a la que luego
nos referiremos, es a la negativa a que la víctima fuera conjuntamente visitada
por el perito designado por la defensa.

No obstante, sobre la posición de neutralidad del Juez de Instrucción debe


hacerse alguna matización.

La imparcialidad constituye un hábito intelectual y moral del Juez, que se


concreta en la total ausencia de interés personal en el resultado del proceso,
más allá de la satisfacción de la realización de la Justicia y precisamente, tal y
como nos recuerda la STS 614/2017 de 14 de septiembre, “el Tribunal
Constitucional ha proclamado que el derecho a un Juez imparcial, aunque no
aparezca expresamente aludido, forma parte del derecho fundamental a un
proceso con todas las garantías del artículo 24.2 de la Constitución ( STC
45/2006, de 13 de febrero ) y constituye una garantía fundamental de la
Administración de Justicia en un Estado de Derecho, que condiciona su propia
existencia pues, sin juez imparcial, no hay propiamente un proceso
jurisdiccional (STC 178/2014, de 3 de noviembre )”.

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De ahí que el Juez no pueda actuar supliendo con su actividad las funciones de
una de las partes intervinientes, asumiendo un papel que procesalmente no le
corresponde, siendo por lo tanto “juez y parte” (STC 38/2003 de 27 de febrero).
Y conforme a la STC 60/1995, de 16 de marzo “Esta obligación de no ser
«Juez y parte» ni «Juez de la propia causa» -continúa la sentencia- se traduce
en dos reglas: «según la primera, el Juez no puede asumir procesalmente
funciones de parte; por la segunda, el Juez no puede realizar actos ni mantener
con las partes relaciones jurídicas o conexiones de hecho que puedan poner de
manifiesto o exteriorizar una previa toma de posición anímica a favor o en su
contra» ( STC 162/1999, de 27 de septiembre , F. 5). Con arreglo a este criterio
nuestra jurisprudencia ha diferenciado entre la imparcialidad subjetiva, es decir,
la que garantiza que el Juez no ha mantenido relaciones indebidas con las
partes; y la imparcialidad objetiva, referida al objeto del proceso, por la que se
asegura que el Juez o Tribunal no ha tenido un contacto previo con el «thema
decidendi» ( SSTC 136/1992, de 13 de octubre , 157/1993, de 6 de mayo ,
7/1997, de 14 de enero , 47/1998, de 2 de marzo y 11/2000, de 17 de enero ,
entre otras)”.

Ahora bien, la posición del órgano de enjuiciamiento ya sea unipersonal o


colegiado frente a la prueba que se practica a su presencia dista mucho de la
actitud proactiva que asume el Juez de Instrucción en la tramitación de las
causas. El Juez de Instrucción, conforme a lo establecido en la LECRIM tiene
la obligación de practicar cuantas diligencias sean necesarias para comprobar
el delito, averiguar e identificar a los posibles culpables y proteger a los
ofendidos o perjudicados por el mismo: “Constituyen el sumario las actuaciones
encaminadas a preparar el juicio y practicadas para averiguar y hacer constar
la perpetración de los delitos con todas las circunstancias que puedan influir en
su calificación y la culpabilidad de los delincuentes, asegurando sus personas y
las responsabilidades pecuniarias de los mismos” (art. 299 LECRIM).

A diferencia de lo que ocurre en otros ordenamientos jurídicos, en nuestro país


la instrucción de las causas criminales (a excepción de las seguidas contra
menores de edad) corresponde a los Jueces de Instrucción que al mismo
tiempo son los garantes de los derechos de los sometidos a su propia
investigación. Con ello se pierde necesariamente la imparcialidad y de ahí que
no sea el Juez de Instrucción el que enjuicie definitivamente la causa.

Como parte de las obligaciones del instructor figuran tomar declaración a los
investigados, a los testigos, practicar las periciales oportunas, recabar
informes, requerir documentación, en definitiva, practicar todas las diligencias
necesarias para el esclarecimiento de la “noticia criminis” de la que ha tenido
conocimiento.
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Y la declaración del investigado debe realizarse conforme a lo dispuesto en los
artículos 385 y siguientes de la LECRIM, destacando entre ellos el artículo 389
LECRIM que establece que en relación con las declaraciones de los
investigados “Las preguntas que se le hagan en todas las declaraciones que
hubiere de prestar se dirigirán a la averiguación de los hechos y a la
participación en ellos del procesado y de las demás personas que hubieren
contribuido a ejecutarlos o encubrirlos. Las preguntas serán directas, sin que
por ningún concepto puedan hacérsele de un modo capcioso o sugestivo.
Tampoco se podrá emplear con el procesado género alguno de coacción o
amenaza.”

Es bajo este prisma de actitud proactiva del Juez de Instrucción frente a la


causa, desde el cual debe examinarse la actuación del Juez y no desde el
prisma del órgano de enjuiciamiento. Lo relevante no es la mayor o menor
proactividad del Instructor en relación con la causa que instruye, sino que se
haya podido vulnerar el derecho de defensa del sometido a la causa, de
manera que no haya podido corregirse a través del oportuno régimen de
recursos. Y ello no consta en la presente causa, por cuanto no aparece
ninguna diligencia de instrucción que haya sido solicitada por la defensa y no
se haya practicado o que no haya podido completarse con alguna otra
pincelada el cuadro indiciario que se eleva a esta Sala y de ahí que la
representación procesal del Sr. ALVES no solicite la revocación del auto de
conclusión del sumario para la práctica de alguna de ellas, sino en general el
archivo de la causa”.

Ningún impacto ha tenido en la decisión de la prisión del Sr. Alves el hecho de


que haya conocido de alguna circunstancia (el negado divorcio u otra versión
de los hechos) por medios diferentes a lo que consta en la causa, puesto que el
auto de prisión provisional, que fue declarado firme, no contiene como
argumento principal razones que no consten en las diligencias, por lo que
tampoco ninguna indefensión se generó, ni se vulneró el derecho a un juez
imparcial. Por otra parte el auto de prisión provisional fue confirmado por la
sección 3ª de la Audiencia Provincial.

5.- Sobre el exceso de los escritos de acusación en relación con los hechos
recogidos en el auto de procedimiento abreviado.

Examinado por este Tribunal dicho auto de procesamiento de fecha 27 de julio


de 2023 comprobamos que los escritos de acusación no exceden del contenido
del primero.
Son numerosos los pronunciamientos jurisprudenciales que establecen que los
escritos de acusación no pueden apartarse de la esencia de los hechos

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contenidos en el auto de procesamiento o auto de acomodación procedimental
en el procedimiento abreviado, que las acusaciones no podrán desbordar el
relato fáctico dibujado por el Juez de instrucción ni podrán acusar a quien
previamente no haya sido declarado procesado (cfr. STS 78/2016 de 10 de
febrero).
Pero la STS 562/23 de 6 de julio señala que no cabe hablar de una
identificación completa del escrito de acusación con el relato de hechos del
auto de procesamiento, que no pueden apartarse los primeros de las líneas
generales establecidas en este: “…se hace preciso advertir que ni el auto de
procesamiento ni el de prosecución preconstituyen los términos de la
acusación. Ambos delimitan el marco fáctico-normativo posible en el que esta
puede formularse a partir de los hechos justiciables que han sido objeto de
investigación e imputación en la fase previa. Lo que explica, precisamente, que
en la regulación del contenido del escrito de calificación se haga referencia, en
el artículo 650.1. 1º LECrim, a los "hechos punibles que resulten del sumario" y
que en el artículo 779.1. 4º LECrim se vincule la determinación de los hechos
punibles a los que hayan sido objeto de previa información inculpatoria ex
artículo 775 LECrim.

El auto delimita, por tanto, un marco de referencia con una función


esencialmente pragmática en garantía de que la persona inculpada no pueda
verse acusada de forma sorpresiva por hechos punibles que no fueron objeto
de previa imputación y respecto de los que, por ello, no pudo defenderse en
fase previa.

La delimitación del objeto inculpatorio contenida en el auto de procesamiento


del artículo 384 LECrim o de continuación del artículo 779.1. 4º LECrim
permitirá la prosecución del proceso por los trámites preparatorios del juicio
oral. Pero, insistimos, no tiene como función institucional ni la de fijar los
términos normativos de la acusación ni tampoco de los concretos extremos del
relato fáctico sobre los que se asiente la pretensión acusatoria.

Será, por tanto, a partir de la fase preparatoria, con la irrupción en plenitud del
principio acusatorio, cuando las partes que ostentan la legitimación activa
asumen la responsabilidad de formular acusación provisional respetando el
marco de referencia delimitado en la fase previa. Lo que resulta del todo
compatible con la incorporación de precisiones, formulas narrativas o
estructuras secuenciales diferentes que, sin superar el alcance comunicativo
del marco fijado en el auto de procesamiento o de prosecución, permitan
conocer con más detalle el objeto de acusación”.

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En el mismo sentido la STS 146/23 de 2 de marzo apunta que “Es admisible,
empero, una relativa desarmonía entre los hechos recogidos en el auto de
transformación y los plasmados en los escritos de acusación. Es exigible cierta
congruencia entre ese auto y los escritos de acusación, pero no un seguidismo
absoluto. No se produce una vinculación fuerte o rígida que impediría variar ni
un ápice lo narrado (en relato que no tiene por qué descender a todos los
detalles) en el auto de transformación. Esta idea concuerda con la
funcionalidad de tal interlocutoria: supone la constatación de que existe
fundamento para abrir el juicio oral porque se aprecian indicios de unos hechos
que revisten caracteres de delito. Su función no consiste en perfilar en sus
últimos detalles los hechos, ni acotar de manera inflexible las valoraciones
jurídicas, sino dar paso a la fase de enjuiciamiento de un material fáctico que,
en lo sustancial, ha de ser respetado pero que puede ser objeto de
matizaciones, modulación o transformaciones siempre que no supongan un
cambio esencial”.
No aprecia este Tribunal que el relato de las acusaciones se aparte de la
esencia de los hechos recogidos en el auto de procesamiento. Ni los
tocamientos previos, ni la ausencia de consentimiento, ni el intento del acusado
de practicar sexo oral a la denunciante supone que se haya producido un
cambio esencial en los hechos. Tampoco la descripción de las lesiones que
presentaba la víctima que desde el primer momento aparecen reflejadas en el
atestado y la consecuente calificación de la acusación particular como
constitutivos de un delito leve. De hecho, consta expresamente en el auto de
procesamiento que “le cogió la parte posterior de la cabeza y la tiró al suelo
hecho que fue lo que le provocó la herida en la rodilla que ha sido recogida en
las fotografías y que fue reseñada por el informe del médico forense”.
Procede en consecuencia desestimar igualmente esta cuestión previa.

6.- Respecto del acuerdo de celebración de la vista a puerta cerrada con


distorsión de la voz y la imagen de la denunciante, nos remitimos a nuestro
auto de fecha 1 de febrero de 2023 donde decíamos que: “La publicidad de las
actuaciones judiciales, con las excepciones que prevean las leyes de
procedimiento, es un principio de aplicación común en los regímenes
democráticos y en el caso de España, además, una exigencia constitucional
contemplada en el artículo 120 de la Constitución, y recogida tanto en la Ley
Orgánica del Poder Judicial como en la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

La publicidad y transparencia de las actuaciones judiciales es consecuencia del


principio constitucional conforme al cual la justicia emana del pueblo y se
administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder
judicial. De esta manera la publicidad se configura como una obligación en
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favor no tanto del Derecho a la información de la ciudadanía, sino como una
garantía del ciudadano de que los Tribunales van a administrar rectamente
justicia y al mismo tiempo como garantía del justiciable de que no se le va a
juzgar de manera clandestina u oculta. Se trata de un control difuso sobre la
actividad de los llamados a aplicar las leyes emanadas del Poder Legislativo,
propia, como decíamos, de los estados democráticos.

En palabras del Tribunal Supremo, “Con amparo en los artículos 11.1 de la


Declaración Universal de Derechos Humanos y 14.1 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, encuentra acogida en nuestro ordenamiento
jurídico el principio a un proceso público establecido en el artículo 120.1 de la
CE y recogido en el artículo 232 de la LOPJ . El principio atiende, por un lado, a
la finalidad de proteger a las partes de una justicia sustraída al control público
y, por otro, a la de mantener la confianza de la colectividad en los Tribunales y
en su normal funcionamiento. El principio constituye una de las premisas
esenciales para la consecución de un proceso con todas las garantías, pilar
esencial del Estado de Derecho, hasta el punto de que el art. 24.2 de la
Constitución ha otorgado a los derechos vinculados a la exigencia de la
publicidad el carácter de derechos fundamentales, lo que abre para su
protección la vía excepcional del recurso de amparo ( STC 96/1987 , de 10- 6).
En los mismos términos se encuentra reconocido el derecho a un proceso
público en el art. 6.1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos , habiendo
sostenido al respecto el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que « la
publicidad del procedimiento de los órganos judiciales, establecida en el art. 6.1
del referido Convenio, protege a las partes contra una justicia secreta que
escape al control público; por lo que constituye uno de los medios de preservar
la confianza en los Jueces y Tribunales » ( sentencia en el caso «Pretto y
otros», de 8 de diciembre de 1983 ; asimismo en la del caso «Axen», de la
misma fecha)” (STS 775/2016 de 19 de octubre de 2016).

SEGUNDO.- En lo que se refiere al momento procesal en el que nos


encontramos, el enjuiciamiento en el ámbito penal, el artículo 680 LECRIM
dispone el principio general de publicidad de manera tajante: “Los debates del
juicio oral serán públicos, bajo pena de nulidad, sin perjuicio de lo dispuesto en
el artículo siguiente”.

Y el artículo 681 LECRIM establece que “El Juez o Tribunal podrá acordar, de
oficio o a instancia de cualquiera de las partes, previa audiencia a las mismas,
que todos o alguno de los actos o las sesiones del juicio se celebren a puerta
cerrada”. Y excepciona de la regla anterior “…cuando así lo exijan razones de
seguridad u orden público, o la adecuada protección de los derechos
fundamentales de los intervinientes, en particular, el derecho a la intimidad de
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la víctima, el respeto debido a la misma o a su familia, o resulte necesario para
evitar a las víctimas perjuicios relevantes que, de otro modo, podrían derivar
del desarrollo ordinario del proceso”.

Los hechos que serán enjuiciados en este procedimiento tienen una evidente
repercusión mediática que suscita el interés de los medios de comunicación y
de la ciudadanía, sin que ello de por sí sea obstáculo para limitar la publicidad
de la vista oral. Sin embargo, esta resonancia informativa puede tener graves
consecuencias en la esfera de la intimidad de la denunciante, que podría verse
doblemente victimizada.

Para evitarlo el Estatuto de la Víctima en su artículo 25.2 prevé una serie de


medidas: “a) Medidas que eviten el contacto visual entre la víctima y el
supuesto autor de los hechos, incluso durante la práctica de la prueba, para lo
cual podrá hacerse uso de tecnologías de la comunicación.

b) Medidas para garantizar que la víctima pueda ser oída sin estar presente en
la sala de vistas, mediante la utilización de tecnologías de la comunicación
adecuadas.

c) Medidas para evitar que se formulen preguntas relativas a la vida privada de


la víctima que no tengan relevancia con el hecho delictivo enjuiciado, salvo que
el Juez o Tribunal consideren excepcionalmente que deben ser contestadas
para valorar adecuadamente los hechos o la credibilidad de la declaración de la
víctima.

d) Celebración de la vista oral sin presencia de público. En estos casos, el Juez


o el Presidente del Tribunal podrán autorizar, sin embargo, la presencia de
personas que acrediten un especial interés en la causa.”

Para conjugar la publicidad de las sesiones del juicio oral y la adecuada


protección a la denunciante, este Tribunal considera que la celebración del
juicio oral no será en general a puerta cerrada como solicitan las acusaciones
pública y particular, sino que solamente será a puerta cerrada la declaración de
la denunciante.

Además, se considera necesario, la adopción de las siguientes medidas de


protección previstas en el artículo 682 de la LECRIM:

a) Los medios de comunicación que sigan la celebración del juicio desde la


sala de prensa del Palacio de Justicia no podrán grabar el sonido ni la imagen
del juicio. Y lógicamente tampoco podrán difundir ninguna imagen ni sonido.

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b) Tampoco podrán tomar imágenes de la denunciante o sus familiares
cercanos que puedan declarar en el juicio.

c) Dado que la celebración del juicio será en su mayor parte en audiencia


pública, las partes intervinientes en el juicio, así como los testigos y peritos
deberán referirse a la denunciante como “la denunciante” sin referirse a ella por
su nombre o apellidos. En este sentido, se prohíbe expresamente la
divulgación o publicación de información relativa a la identidad de la
denunciante, de datos que puedan facilitar su identificación de forma directa o
indirecta y la obtención, divulgación o publicación de imágenes de la
denunciante o de sus familiares.

d) la grabación de la declaración de la denunciante será con la voz


distorsionada y la imagen pixelada, para evitar que con posterioridad se pueda
filtrar su imagen o su voz. Igualmente se acuerda que la declaración de la
denunciante se realice garantizando que no haya confrontación visual con el
acusado, mediante un biombo”.

Además, como ya se puso de manifiesto por el Tribunal, previamente a la


celebración del juicio se realizaron las pruebas oportunas para poder
comprobar que la distorsión de la voz y de la imagen no dificultaría la grabación
a los efectos de poder ejercer el derecho de defensa y tener un recurso efectivo
y que el Tribunal de Apelación pudiera, en su caso, oír a la víctima.

7.- La cuestión previa interesando que se declare la lesión del derecho


fundamental a un proceso con todas las garantías y un juicio justo,
considerando que en caso de que no se estimen los anteriores concretamente,
sí debe entenderse vulnerado en sentido amplio, dado el cúmulo de
infracciones o situaciones objetivas acaecidas, debe ser desestimado de plano.
Ya se han desestimado todas las cuestiones previas relativas a la vulneración
de derechos fundamentales. El acusado ha tenido un juicio justo; no se le ha
mermado el derecho de defensa; las filtraciones y juicios paralelos no han
tenido trascendencia intra processum; no se le ha limitado el derecho a la
prueba, ni se ha practicado la instrucción a sus espaldas, ni se le ha juzgado
por hechos diferentes a los que inicialmente se le atribuían. Por ello no cabe
hablar tampoco en “sentido amplio” de ninguna vulneración.

SEGUNDO. VALORACIÓN DE LA PRUEBA.-


En la práctica mayoría de los delitos contra la libertad sexual, más cuando la
pieza fundamental es la existencia de consentimiento, la prueba se asienta
principalmente sobre la declaración de la víctima. En unas ocasiones
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corroborado mediante la existencia de lesiones, de restos biológicos o de otros
indicios poderosos. Pero ni es necesaria la existencia de lesiones para la
comisión de un delito de agresión sexual, ni en todos los casos nos hallamos
ante la existencia de restos biológicos.

Ello no significa que la mera interposición de la denuncia suponga la


acreditación de los hechos denunciados, ni siquiera cuando esta denuncia se
ratifica en el plenario y se explican los hechos por parte de la víctima. En las
agresiones sexuales no existe una presunción de veracidad de la víctima ni su
declaración prevalece sobre las manifestaciones del acusado. En este sentido
las recientes reformas legislativas en materia de delitos contra la libertad sexual
no han modificado ni los criterios para la valoración de la prueba otorgando
prevalencia de la declaración de la víctima sobre la del acusado, ni se ha
alterado la necesidad de que sean las acusaciones las que deban acreditar la
comisión del delito. En fase de informe, la letrada de la defensa se ha referido a
alguna sentencia de esta Sala, donde recogiendo la jurisprudencia del Tribunal
Supremo señalamos que no podemos incurrir en el error fatal de sustentar la
condena “sobre la base de la mera "creencia" en la palabra del testigo, a modo
de un acto ciego de fe. No basta "creérselo", es necesario explicar por qué es
objetiva y racionalmente creíble; y por qué de ese testimonio se puede seguir
una certeza con solidez suficiente para no tambalearse ante otros medios de
prueba contradictorios, desechando así o sorteando las dudas objetivas que
pueden ensombrecer su realidad.” (STS 183/2017, de 25 de enero).

Pero el hecho de que existan versiones contradictorias sobre los mismos


hechos no supone tampoco que no pueda haber un pronunciamiento
condenatorio.

Nuestro sistema procesal, que se apoya en la libre valoración y apreciación de


la prueba (Artículo 741 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal), permite que el
Tribunal adquiera la plena convicción sobre los hechos -y sobre la culpabilidad,
incluso- en base a cualesquiera de los medios probatorios producidos en el
juicio oral, con cumplimiento de los principios que le son propios, y exige que
dicha valoración se exponga motivadamente.

Este Tribunal ha alcanzado la convicción sobre los hechos al haber valorado


positivamente la declaración testifical en el acto del juicio oral, de la víctima,
conjuntamente con otras pruebas que corroboran su relato, que en el núcleo
esencial de su declaración –con las particularidades que expondremos- ha sido
coherente y especialmente persistente, no sólo a lo largo de la instrucción de la
causa, sino también en el plenario sin que se evidenciase en el interrogatorio la
concurrencia de contradicción relevante en relación a lo previamente declarado

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por ella en instrucción. Ya advertimos que algunas de las manifestaciones de la
denunciante no se compadecen con el resto de pruebas practicadas.
Posteriormente analizaremos el alcance de estas incoherencias o
inconcreciones.

La STS 636/2018 de 12 de diciembre señala que la declaración de la víctima


cuando pretenda hacerse valer como única prueba de cargo debe ser valorada
con arreglo a tres parámetros, elementos o “notas que no son más que pautas
orientativas”:

-Valoración de la credibilidad subjetiva del testimonio (o ausencia de


incredibilidad subjetiva en la terminología tradicional del Tribunal Supremo).

-Análisis de credibilidad objetiva o verosimilitud del testimonio, y según las


pautas jurisprudenciales debe estar basada en la lógica de la declaración
(coherencia interna) y en el suplementario apoyo de datos objetivos de carácter
periférico (coherencia externa).

-Análisis de la persistencia en la incriminación, lo que conforme a las referidas


pautas jurisprudenciales supone:

“a) Ausencia de modificaciones esenciales en las sucesivas declaraciones


prestadas por la víctima. Se trata de una persistencia material en la
incriminación, valorable "no en un aspecto meramente formal de repetición de
un disco o lección aprendida, sino en la constancia sustancial de las diversas
declaraciones" ( STS de 18 de Junio de 1998, entre otras).

b) Concreción en la declaración. La declaración ha de hacerse sin


ambigüedades, generalidades o vaguedades. Es valorable que la víctima
especifique y concrete con precisión los hechos narrándolos con las
particularidades y detalles que cualquier persona en sus mismas circunstancias
sería capaz de relatar.

c) Ausencia de contradicciones entre las sucesivas versiones que se ofrecen a


lo largo del procedimiento, manteniendo el relato la necesaria conexión lógica
entre las diversas versiones narradas en momentos diferentes”.

TERCERO.- En lo que se refiere al parámetro de valoración de la credibilidad


subjetiva del testimonio, no consta la existencia de ningún móvil espurio en la
denunciante. Ni conocía al Sr. Alves ni consta que tuviera ningún tipo de
animadversión hacia el acusado; se conocieron el día de los hechos instantes
antes de ocurrir estos. No se ha señalado ninguna causa de incredibilidad
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subjetiva, alguna rencilla, envidia, celos u otro motivo que le llevara a denunciar
unos hechos que no habrían ocurrido según el acusado. Al contrario, de todo lo
que ha relatado la víctima, de los partes de baja aportados, de los informes
psicológicos y psiquiátricos, concluimos que la denuncia, a priori, le traería más
problemas a la denunciante que ventajas. Además, la víctima presentaba temor
a denunciar los hechos por las posibles repercusiones mediáticas que pudiera
tener y por el hecho de que su identidad pudiera ser revelada. Este temor
podría haberse visto confirmado por cuanto, según ha sido expuesto por la
letrada de la Acusación Particular, recientemente han denunciado la filtración
de los datos personales de la denunciante.

El modo en que finalmente se denunciaron los hechos, la acreditación,


mediante la cámara que portaba el agente que se entrevistó con la denunciante
en la propia discoteca Sutton, así como su inicial resistencia a denunciar los
hechos porque le podrían cambiar la vida (como así ha sido) dan cuenta de que
inicialmente no presentaba una actitud que le moviera a perjudicar al acusado o
de conseguir notoriedad con la presentación de la denuncia.

Tampoco cabe hablar de interés económico. Con anterioridad a la celebración


del juicio la defensa ha ofrecido la cantidad de 150.000 euros, a lo que más
adelante nos referiremos, para que fueran entregados a la denunciante. Esta
podría haber aceptado esta cantidad, renunciando seguidamente al ejercicio de
acciones civiles y penales, pero no lo hizo, presentando un escrito, de fecha de
entrada en esta Sección 11 de diciembre de 2023, por el que se señalaba que
no era deseo de la denunciante percibir cantidad alguna durante el
procedimiento judicial, salvo lo que se pudiera establecer por la Sala en el caso
en que recayera sentencia condenatoria.

No, no parece que ninguna ventaja obtuviera la denunciante denunciando los


hechos, sino todo problemas, sin contar los que se derivan de la victimización
secundaria: explicar los hechos a los trabajadores de Sutton, posteriormente a
los Mossos d’Esquadra, a los médicos que le asistieron primero de urgencias y
luego a los forenses, al Juez de Instrucción y acudir a un juicio donde iba a ser
interrogada por un mínimo de tres profesionales de la Justicia ante la
observación de un Tribunal de tres magistrados.

No consta, en definitiva, la existencia de ningún ánimo espurio ni ninguna


circunstancia que permita dudar de la credibilidad de la víctima en este sentido.

CUARTO.- En lo que se refiere al análisis de la credibilidad objetiva, la


denunciante, en su declaración en el plenario, ha relatado lo ocurrido el día 30
de diciembre de 2022: ese día estuvieron cenando en casa de su prima.
Tomaron una consumición en el Bar XXX para tener una pulsera que les diera
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acceso a la discoteca Sutton. Entraron en ésta sobre las 2. Al entrar en Sutton
estuvieron en la zona general. Posteriormente, conocieron a un grupo de
chicos mexicanos y éstos les invitaron a ir al reservado. También les invitaron a
una consumición. Mientras consumían vino un camarero a invitarles a ir a otra
mesa. Inicialmente dijeron que no, pero posteriormente accedieron. En esa otra
mesa a la que fueron había dos hombres y dos chicas. Las chicas no
estuvieron mucho tiempo. Estuvieron conversando. No sabía quiénes eran
estos chicos.

No recuerda el momento exacto en que se dio cuenta que uno de ellos era
Dani Alves. Sí sabe que no les dejaban sacar el móvil, hacer fotos. Oyeron que
era alguien famoso. Estando en la mesa trajeron una botella de cava o
champán y les ofrecieron una copa. Ella no quería, la dejó. Estaban
conversando. Ella estuvo bailando con sus amigas.

Después estuvieron bailando y hubo un momento en que empezaron a ver


cosas más extrañas. El acusado le hacía comentarios que no entendía. Notó
en él una actitud de superioridad o prepotente. Le dijo: “¿es que no sabes
quién soy?”. Le dijo que jugaba a la petanca en Hospitalet. Tras eso solo
recuerda momentos puntuales en que él le decía que se fueran. Ella le decía
que sí, en 5 minutos. En un momento él se puso detrás de ella, le cogió su
mano y se la puso detrás poniéndoselas en sus partes bajas. Lo hizo una
segunda vez y se empezó a asustar. Empezó a hablarle en un idioma que no
entendía.

Él le decía que se fueran a otra parte. Se le pasó de todo por la cabeza. Ella
acudió a hablar con él, después de que él se alejara un poco. Le pidió que
fueran a hablar. Le dijo a su prima que él quería hablar. Quiso ir a hablar con
él. Esto lo hizo porque tenía miedo de que después estos chicos les pudieran
seguir. Por eso fue a hablar con él.

Él se ubicó al lado de la zona VIP y le dijo que fuera. Al llegar allí vio un pasillito
oscuro con una puerta negra. Un pasillo que seguía hacia arriba. El abrió la
puerta, estuvo en ese lugar y se le pasó de todo por la cabeza y se asustó. No
vio ni el lavamanos ni el váter. Luego se dio cuenta de dónde estaba metida.
En cuanto quiso salir él se puso en medio y cerró la puerta. Ella decía que se
quería ir. Él le dijo que no. Allí fue cuando empezó a pasar todo.

La denunciante en su declaración en el plenario ha manifestado no recordarlo


todo, sino momentos puntuales: le vienen flashes, de estar él sentado,
estirándole hacia él. Recuerda que luego le giró y le puso en el lavamanos y
después pasó todo muy rápido. Momento en que él le puso contra el suelo, le

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tiró al suelo, fue cuando le hizo la herida de la rodilla. Él tenía los pantalones
bajados, tenía el bajo abdomen tatuado, se empezó a paralizar bastante.

Él estaba sentado en la taza del váter. Ella de rodillas. La cogía de la


mandíbula y le empezaba a dar bofetadas. Él le decía que ella dijera que era su
putita, le hablaba en portugués, la levantó, la giró en el lavamanos. Él le subió
el vestido. Estaba intentando tocarle a ella. Ella estaba apoyada contra la taza
del váter, empezó a tocarle más, a manosearle, la empezó a penetrar. En ese
momento no podía aguantar más, tenía sensación de ahogo. Sensación de
angustia. Ella pensó en dejar de luchar, de dejarse ir, tenía la sensación de
estar cayéndose. Recuerda que paró, se separó y vio una mancha en el suelo.
Ella quería bajarse el vestido y quería coger el bolso que estaba en el suelo y
quería irse pero él dijo que saldría él primero. Se le hizo eterno no poder salir,
se sentía encerrada. Al salir fue a buscar a su prima y tenía como la vista
anulada.

Preguntada para que explicase cómo le bajó al suelo ha indicado que él le


bajaba cogiéndole como de la cintura, también de la coleta o la nuca, también
acercándola contra sus partes. Y ella se separaba la boca del pene de él.

En el lavamanos no recuerda qué le dijo.

Se dio cuenta de que se acabó porque notó como que él aflojaba, se relajaba.
Le dijo a su prima que se fueran. Pero no llegó a la salida, explotó, estaba muy
mal. Vino el portero de la disco, que les preguntó si eran mal de amores. Y
luego recuerda estar en otra sala, en un lavabo que había allí.

Preguntada para que dijera si le sirvieron más de una copa, ella no lo ha


recordado, manifestando que la copa que le sirvieron ni se la tomó y que esa
noche no bebió, como mucho una copa y media o dos en total.

Respecto de la puerta de acceso de la zona VIP al lavabo y suite ha indicado


que la puerta era negra y estaba cerrada y no sabía que había un baño detrás
de la puerta. Sabe que él cerró la puerta, pero no quién entró primero.

Después de salir del baño no vio más al acusado. Y ha añadido que al principio
no quería denunciar. Porque quería irse a su casa. Le sugerían que fuera a
presentar denuncia, pero no quería saber nada, solo olvidarse. Escuchó que
era Alves pero no lo asoció. Luego fue al Hospital Clínic y le exploraron.

La herida en la rodilla fue con ocasión de estos hechos. Le hicieron esa foto en
el hospital. Decidió denunciarlos al llegar a casa y contarlo a su madre.

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Al día siguiente los Mossos d’Esquadra le dijeron que era grave y que tenía que
poner la denuncia.

El día que fue a denunciar fue a Urgencias y le tuvieron que dar tranquilizantes.

El vestido lo llevó a Mossos. En Hospital Clinic le dieron medicación para no


contraer infecciones. El acto se produjo sin preservativo. Posteriormente a los
hechos ha recibido tratamiento psicológico y psiquiátrico. Por su cuenta intentó
no tomar medicación. Fue al psiquiatra por su cuenta. Pero decidió hacerlo
sola porque el psiquiatra le ofrecía un tratamiento con pastillas largo. Una vez
pasó el verano y pasó septiembre intentando rehacer su vida, tuvo un bajón
muy fuerte y tuvo que pedir otra vez ayuda. A raíz de esta situación decidió
empezar un tratamiento.

Respecto de la exploración con la Dra. Anna Mateu, ha declarado que también


había una perito de la defensa que le preguntó sobre su tratamiento
psiquiátrico. También participaba en la conversación.

Le han preguntado igualmente a la denunciante si el acusado estaba bebido,


manifestando que no puede decirlo, aunque por su actitud y lo que vio no se lo
pareció: estaba consciente en todo momento.

Ha sido preguntada sobre si se besaron, manifestando ella que no, sin recordar
tampoco que él le besara. Esto no recuerda habérselo dicho a los médicos.

Él no le dijo nada cuando acabó.

A preguntas de la acusación particular no recuerda si se presentaron al


acceder al reservado, solamente un “hola” general. Pero advirtió que veían
cosas extrañas. La puerta donde accedió el acusado creía que podía ser
acceso a la calle o a otra salida, pero no el lavabo.

No le explicó con detalle a su prima lo ocurrido, sino que él le había hecho


daño y había eyaculado dentro. No ha explicado a nadie con detalle lo ocurrido.

Respecto del tratamiento ha recibido apoyo psicológico continuado en


asociación XXX. Y ha tenido que cambiar su rutina porque ha cambiado su vida
de antes. Ha tenido la baja laboral por episodios de ansiedad, su vida cambió.

A preguntas de la defensa ha señalado que no conocía al autor de los hechos,


que ha ido a Sutton dos veces, que no es cierto que dijera que sí en la primera
ocasión que le dijeron de ir al reservado donde estaba el acusado y la testigo.
No recuerda si vinieron los mejicanos a donde ellas se dirigieron, ni que
intenten saludar a Alves.

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Ha indicado que no intentó hacerle una foto a él. Ha negado haber rozado sus
nalgas con las partes íntimas del acusado. También ha negado haber abrazado
al acusado ni haberle tocado el pene.

Ha insistido en manifestar que la puerta negra no sabía que era un baño.


Anteriormente había ido al baño de la parte general de la discoteca. El acusado
no entró en el baño, sino que le esperó en el marco de la puerta.

La explicación de por qué se dirigió a donde estaba el acusado es porque iba a


hablar con él ya que estaba incómoda y le estaba insistiendo porque tenía
miedo de que les pudiera pasar algo al salir de la discoteca.

Y ha manifestado que no recuerda que le abrazara o cogiera de la cintura. No


recuerda haber dicho a los Mossos d’Esquadra que le había besado. Ha
negado haber ayudado al acusado a desabrocharse los pantalones; estaban
bajados hasta los tobillos. Alves le quitó las bragas porque ella no se las quitó.

No recuerda cuándo se las puso. No recuerda si le introdujo los dedos en la


vagina. No le hizo felación a Alves.

Le ha preguntado igualmente la letrada de la defensa cómo se resistió,


indicando que lo hacía separándole. No recuerda cuantas bofetadas él le dio.
Sabe que tenía un tatuaje en la barriga.

Ha añadido que se apoyó en el lavamanos y supone que también en la taza del


váter y la cisterna.

Ha indicado que tras los hechos, al “hacer pipí” también sintió dolor.

El bolso estaba en el suelo. No recuerda despedirse del amigo de Alves, ni de


darle la mano. El personal de la disco le dijo que tenía alguna herida.

No recordaba haberle dicho al Mosso que “sabía a donde iba y a lo que iba”.
Tampoco recuerda que le dijeran que era mejor a renunciar a la indemnización
o que CCCC iba a ser su abogada. En la entrevista que tuvo en un primer
momento no sabía quién era mosso y quién no. Recuerda que decía que
quería irse.

Para aquilatar la versión de la víctima, exigencia especialmente rigurosa


cuando nos hallamos ante declaraciones únicas que pretenden hacerse valer
como prueba de cargo, debemos distinguir tres momentos: la narración sobre
lo ocurrido antes de entrar en el baño de la suite del reservado, el relato de lo
ocurrido dentro, y lo que ha explicado sobre lo acontecido con posterioridad a
estos hechos.

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A)Respecto de lo ocurrido en el reservado en los momentos antes de que
la denunciante y el acusado fueran al baño. La información nos las aportan
los testigos AAAA, CCCC y BBBB, así como los camareros que servían la zona
VIP y las cámaras de seguridad del establecimiento.

El testigo AAAAA amigo del acusado y su acompañante esa noche, ha relatado


que invitaron a unas chicas, haciendo él una señal al camarero. Esto lo hizo
con varias chicas. Estuvieron bailando con ellas. Alves y la denunciante
bailaban juntos, había química. Después Alves se fue al baño. No le dijo lo que
iba a hacer. Vio entrar a la denunciante después. No sabe si él la esperaba en
el marco de la puerta, solo vio cuando entró. Él se quedó fuera con las otras
chicas.

También ha declarado, a preguntas de la defensa, que entre la denunciante y


Alves había una química respetuosa sexual. No observó que la denunciante y
sus amigas estuvieran incómodas, al contrario. Al entrar al baño las tres
amigas se quedaron hablando entre ellas y un camarero. Este camarero era el
mismo que les había invitado al reservado. Mientras Alves estaba en el baño él
se quedó en el reservado, bromeando, pasándolo bien, bailando, con la prima y
la amiga. A estas dos chicas no se las veía preocupadas, al contrario.

La testigo CCCC amiga de la denunciante ha declarado que el acusado


mantenía una actitud “babosa”, le dio un beso, y no pudo mover más la cabeza,
le tocó la espalda y cree que el culo. Con la amiga y la prima tuvo una
actuación similar. También observó una actitud babosa del acusado con la
denunciante. A ella la notó tensa. Había un marco con unas escaleras. Fue él y
luego ella. Les perdió de vista. Pasados cinco minutos AAA les dijo si entraban
o no. Y ella le contestó diciendo: “no se, es tu amigo”. Y él contestó, “no se es
tu amiga”. Ha expuesto que fue al baño de la planta baja, el único que conocía.
Al ir al baño recibe un mensaje de la prima que dice que necesita irse. Sabía
que pasaba algo malo. Fue hacia arriba, de ahí al ropero. Se encontró a la
denunciante desconsolada, que le dijo: “Me ha hecho mucho daño, se ha
corrido dentro”. A la testigo le salió llorar con ella.

La testigo BBBB, prima de la denunciante, ha declarado que hacia las 2,15


fueron a Sutton. Estuvieron en la zona de bailes y vinieron unos chicos
mejicanos para subir a la zona VIP. Estuvieron un rato con ellos. Fueron al
baño público. Luego vino un camarero y les dijo si querían ir a otra mesa. Al
cabo de unos minutos volvió otra vez y al final decidieron ir. Les sirvieron una
copa de champan. Y estuvieron en la mesa. Había dos chicas y Dani y AAAA.

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Bailaron, estuvieron con ellos. Al principio estuvo bien pero luego estuvieron un
poco incómodas, les bailaban muy cerca, les tocaron. A ella Dani le puso su
mano en su zona íntima. Estaban incómodas.

Ella no conversó mucho. Su prima no bailaba pegada al otro ni le abrazaba. Su


prima le dijo que Dani quería ir a otro sitio con ella. Ella le iba dando largas, el
entró en la puerta que creía que era una sala aparte o para fumar.

Mientras su prima y Alves estaban en el interior, AAAA dijo de entrar y ella dijo
que entrara él, que era su amigo.

Luego salió Dani. Después, al cabo de un poco ella, que tenía muy mala cara.

Ella le dijo que necesitaba irse, y se fueron de allí. Fueron al guardarropa.


Antes de llegar su prima le dijo que le había hecho mucho daño, que se había
corrido dentro, “estaba como en un bucle” repitiendo lo mismo.

Al verlas un portero les dijo “¿que?, ¿mal de amores?’” pero luego llamó al
director de Sutton y les llevaron a una sala separada. Ella no quería denunciar,
quería irse a casa.

De lo que pudo ver al principio ellos no se besaron. Su prima no le dijo que se


hubieran besado.

A preguntas de la defensa ha explicado que no vio coqueteo, bailar juntos sí.


Su prima no le dijo que se quisiera ir. Le cogió la mano. Pero ella no se reía.

Después de haberle cogido la mano, Alves y ella estuvieron bailando durante


unos minutos. Y ha confirmado que su prima entró voluntariamente en el baño.

El camarero de Sutton DDDD ha declarado que al principio no atendió a Alves


y a su amigo, ya tenían una botella de champan grande. No le cambió la
botella. El amigo le hizo un gesto para que invitaran a las chicas que les
acompañaran. Al principio le dijeron que no. Pero luego les dijo otra vez y
aceptaron. Era la mesa numero 6, de Alves, que da acceso a la “suite”. Es un
espacio para que tengan privacidad, para estar más cómodo. Ha explicado al
respecto que en Sutton el acceso a suite lo tienen únicamente los de la mesa 6
que a veces se abre o no, según lo pague el cliente. Les puso las copas y
posteriormente se marchó. Respecto al baile o la manera de comportarse de
las chicas y de Alves y AAA ha indicado que la actitud era como la de cualquier
persona. Era una actitud amigable.

El testigo EEE también camarero del local en la zona VIP Moet ha aclarado que
Alves y su amigo estuvieron primero en la mesa al lado del pasillo pero luego a
la mesa 6. Primero en la 7 y luego supone que lo pidió él para ponerle en la 6.
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Pidió una botella de Moet y se la cambiaron por una más grande, que la pidió el
amigo. Luego trajo copas para más personas. Había chicas pero no sabe
cuántas. No recuerda si sirvió copas cuando ya estaban las chicas. Ha
explicado que Alves era cliente habitual. Se colocaba en la mesa 6 a veces si a
veces no. No siempre tienen acceso a la suite. El precio es más alto. Supone
que la pedirían, porque ese día le pidieron que abriera la suite. Arriba hay un
sofá, televisión, nevera, copas…. En la parte de abajo estaba el lavabo. Ha
confirmado que a esta zona solamente tienen acceso los clientes de la mesa 6.
Generalmente ponen separación entre la mesa 6 y el resto. Cuando viene
Alves también. Alves sabía que había esa suite.

Además se puede apreciar en las cámaras de seguridad del establecimiento


Sutton que:

CAMARA 9: a las 3:21 horas, las tres amigas se acercan a donde está el
acusado con AAAA, se saludan, se dan dos besos en las mejillas y empiezan a
hablar.

Hora 3:24: el acusado abraza a CCCC, le acaricia el pelo y baja la mano hacia
la espalda, así en tres o cuatro ocasiones.

Hora 3:26: la denunciante y sus dos acompañantes están junto al acusado.


Nuevamente al acusado acaricia el pelo de CCCC.

Hora 3:28: el interés del acusado se empieza a centrar en la denunciante.

Hora 3:29: el acusado toca los glúteos a la denunciante.

Hora 3:30: la denunciante se gira, dando la espalda al acusado y próximo a él


sigue bailando.

Hora 3:32: siguen hablando y bailando y el acusado toca nuevamente los


glúteos de la denunciante. Tras ello la denunciante sigue bailando y se da la
vuelta nuevamente bailando unos segundos de espaldas al acusado pero cerca
de él.

Hora 3:38: la denunciante y el acusado están muy próximos, ella le pasa el


brazo por los hombros y los brazos de él. El acusado le toca el glúteo a ella.

Hora 3:40 se observa lo que en el acto del juicio se ha denominado “perreo”


que este Tribunal aprecia que se trata de una ligera aproximación,
manteniendo la posición recta, de zona posterior de la denunciante a la zona
anterior del acusado, puesto que no se puede observar desde la cámara.
Tampoco se puede llegar a saber si hubo contacto efectivo con la zona íntima.

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No hemos apreciado que la denunciante tocara con su mano el pene del
acusado.

Hora 3:42:40, el acusado se retira hacia la suite donde está el baño.

Hora 3:44:15, la denunciante acude al baño de la suite.

Contrastando la versión de la denunciante con lo registrado en las cámaras de


seguridad podemos concluir que no coinciden estas versiones. No se aprecia
en las cámaras que la denunciante y sus amigas se encuentren incómodas o
que la denunciante no se encuentre a gusto, no acepte o no tenga voluntad de
seguir la fiesta con las personas que acababa de conocer. Se la ve participar
en el baile con el acusado de la misma manera que lo harían cualesquiera
otras personas dispuestas a pasárselo bien. E incluso puede apreciarse que
existe cierta complicidad.

De ahí que no parezca razonable la versión de la denunciante conforme a que


acudió a hablar con el acusado a la zona del baño por miedo a que después de
la discoteca estos chicos pudieran seguirles y hacerles algo a ella y sus
amigas. Y más que vaya a hablar con él dos minutos después de que este se
haya ido. Más bien parece un acuerdo previo de ir uno después de otro. Ni es
coherente con lo que hemos observado en los vídeos ni es lógico atendiendo a
la cantidad de personas existentes en la discoteca, incluidos personal de
seguridad o a la posibilidad de acudir a la policía al salir de la discoteca.

Concluimos que la denunciante acudió voluntariamente a la zona del baño de


la suite, con el propósito de estar con el acusado en un espacio más íntimo. Y
que desde el lugar donde se encontraba podía saber que se dirigía a un
espacio cerrado, posiblemente un baño, tal y como se desprende de la prueba
documental aportada por la defensa donde se puede observar el interior desde
donde accedió la denunciante (folios 148 y siguientes de la pericial videográfica
y de reconstrucción de los hechos realizada por D. Francisco Marco y que no
ha sido impugnada).

Llegados a este punto debemos plantearnos qué consecuencias tiene haber


observado que la declaración hasta este momento de la víctima no se
compadece con lo observado en las cámaras de seguridad del establecimiento.
Estas consecuencias debemos establecerlas en dos ámbitos.

1. En el ámbito de que haya podido ocurrir con posterioridad una agresión


sexual, debe señalarse que ni que la denunciante haya bailado de
manera insinuante, ni que haya acercado sus nalgas al acusado, o que
incluso haya podido abrazarse al acusado, puede hacernos suponer que
prestaba su consentimiento a todo lo que posteriormente pudiera ocurrir.
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Estas actitudes o incluso la existencia de insinuaciones no suponen dar
carta blanca a cualquier abuso o agresión que se produzca con
posterioridad; el consentimiento en las relaciones sexuales debe
prestarse siempre antes e incluso durante la práctica del sexo, de tal
manera que una persona puede acceder a mantener relaciones hasta
cierto punto y no mostrar el consentimiento a seguir, o a no llevar a cabo
determinadas conductas sexuales o hacerlo de acuerdo a unas
condiciones y no otras. Es más, el consentimiento debe ser prestado
para cada una de las variedades de relaciones sexuales dentro de un
encuentro sexual, puesto que alguien puede estar dispuesto a realizar
tocamientos sin que ello suponga que accede a la penetración, o sexo
oral pero no vaginal, o sexo vaginal pero no anal, o sexo únicamente con
preservativo y no sin este. Ni siquiera el hecho de que se hubieran
realizado tocamientos, implicaría haber prestado el consentimiento para
todo lo demás.

2. Sin embargo, en el ámbito de la credibilidad de la denunciante, esta sí


se ve afectada, lo que nos lleva a preguntarnos si no entender ajustada
a la realidad parte de su declaración permite considerar que nada de lo
declarado por la denunciante se corresponde con la realidad de lo
ocurrido. Este Tribunal cree que no, que cabe la posibilidad de que se de
credibilidad a parte del relato y a otra parte no, porque su versión se ha
mantenido tanto en el tiempo, porque ningún motivo tiene la denunciante
para acusar falsamente a quien no conoce y sobre todo porque la
reacción de la denunciante tras los hechos es tan coherente con la
existencia de una relación vaginal inconsentida, que la misma no se
puede llegar a entender sino es desde el convencimiento de que han
ocurrido los hechos tal y como vienen relatados por la denunciante en
este punto.
Se desconoce por qué se ha producido este desajuste en la declaración
de la denunciante, si ha sido por un mecanismo de evitación de los
hechos, de intentar no asumir que ella misma se habría colocado en una
situación de riesgo, de no aceptar que habiendo actuado de diferente
manera pudiera haber evitado los hechos o para que los destinados a
escuchar su declaración no pensaran que esta aproximación con el
acusado supondría que su relato de lo ocurrido posteriormente tendría
menos credibilidad.
Pero este desajuste no afecta al núcleo esencial de la conducta que se
atribuye al acusado, por lo que no permite privar de credibilidad al relato
de los hechos referidos a la penetración vaginal inconsentida.

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B) Respecto de lo ocurrido en el baño. No podemos contrastar lo ocurrido
con grabaciones de cámara de seguridad alguna. La versión del acusado a la
que debemos contraponer la versión de la víctima es de sostener que la víctima
prestó su consentimiento a mantener relaciones sexuales con penetración. Es
más, ha declarado –respondiendo únicamente a las preguntas de su letrada-
que al entrar en el baño ella empezó a desabrochar sus pantalones. Él le
ayudó. Se sentó en la taza del váter, ella se puso de rodillas y le empezó a
hacer una felación. Estuvo prácticamente todo el rato así sentado, solo se
levantó para correrse fuera de su sexo. Ella apoyaba las manos en la parte del
váter. Él la espalda en la cisterna. Después de la felación ella se levantó, se
puso encima de él, pero para eyacular la quitó fuera de su sexo. Ella no apoyó
las manos en el lavamanos. Ha negado haber impedido que se fuera ni
tampoco que ella expresara que quería irse. También ha negado haberla
abofeteado, ni haberla cogido del pelo, ni haberla llamado putita. Ha señalado
que en ningún momento ella le dijo que no quería mantener la relación sexual,
sino que estaban disfrutando los dos.

Ha admitido que ha cambiado su declaración respecto de alguna anterior por


creer que así haría menos daño a su mujer.

En este punto debe dejarse claro que el acusado no tiene obligación de


declarar, y de hacerlo, la falta de credibilidad de sus declaraciones
exculpatorias no constituye una prueba de cargo de su culpabilidad, pues
también tiene el derecho constitucional a no declarar contra sí mismo.
Tampoco que el acusado incurra en contradicciones o su relato no se ajuste a
lo ocurrido, en todo o en parte, no supone que deba considerársele sin más
autor de los hechos, no puede entenderse que constituya prueba de cargo (cfr.
STS 367/2014 de 13 de mayo).

En lo que se refiere a lo ocurrido en el baño, el relato de la denunciante no es


incoherente con el resto de vestigios hallados en el lugar de los hechos y las
pruebas practicadas en el plenario a las que luego nos referiremos cuando
hablemos de las corroboraciones periféricas.

Ahora bien, respecto de la felación, el acusado ha declarado que ella le estuvo


practicando una felación voluntariamente, mientras que la denunciante ha
manifestado que él le bajó al suelo cogiéndole como de la cintura, también de
la coleta o la nuca, y acercándola contra sus partes. Y ella se separaba la boca
del pene de él. Esto significa que la versión de la denunciante es que él le forzó
para que ella se pusiera de rodillas, golpeándose una de ellas con el suelo y
causándose la herida que consta documentada y posteriormente utilizó la
violencia para aproximar la boca de ella a su pene. Luego se le ha preguntado

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por la defensa si ella le practicó a él una felación, respondiendo la víctima que
no.

El hallazgo de material genético del acusado en el hisopo bucal de la víctima


puede obedecer fundamentalmente a dos causas, según han explicado los
peritos, una, la más probable, la introducción del pene en la boca por la
posibilidad de que se haya vertido esmegma y otra, menos probable, por
contacto con la boca del acusado, aportando el material genético el acusado a
través de la saliva de la boca. Y decimos menos probable porque la saliva
contiene menos ADN que el esmegma y es menos duradero, tal y como ha
expuesto el perito Dr. AYGUADÉ.

De tal manera que, si concluimos que el material genético del acusado en la


saliva de la víctima proviene del esmegma, podría llevarnos a considerar que
ello es incompatible con su relato y podría entenderse corroborada la versión
del acusado de que ella le practicó voluntariamente una felación. Ya se ha
dicho que la denunciante, a preguntas de la defensa, ha negado haber
practicado una felación al acusado. En este punto debe entenderse felación
como acto por el que una persona estimula, masturba o masajea el pene de
otra con la boca.

¿Cómo entonces ha llegado el ADN del acusado a la saliva de la boca? La


prueba practicada en el plenario no ha sido capaz de acreditar una versión un
otra; existe una posibilidad, pequeña, de que fuera por un intercambio de besos
entre acusado y víctima (besos por otra parte negados por la denunciante) o
que haya habido una introducción del pene del acusado en la boca de la Sra.
VVVVV. Pero esto último ha sido negado por la denunciante, que por una parte
ha señalado que intentaba apartar el pene de él de su boca y por otra niega
haberle practicado una felación.

De esta manera respecto de lo ocurrido en el baño podemos descartar la


existencia de una penetración bucal inconsentida de la víctima, por no quedar
suficientemente acreditado. Y respecto del resto de violencia empleada
tampoco podemos tener por acreditado que el acusado cogiera del pelo a la
denunciante, que la atrajera contra su cuerpo cogiéndola por la nuca, ni que le
obligara a llamarle putita. Estos hechos, que serían anteriores a la penetración
vaginal, no quedan acreditados por ningún otro extremo más que por las
manifestaciones de la denunciante y estarían dirigidas precisamente a lograr la
felación que ya se ha explicado que no queda acreditada.

QUINTO.- Sin embargo, existen suficientes corroboraciones periféricas que


apuntalan la versión de la denunciante en lo referido a la penetración vaginal
inconsentida. No vamos a referirnos a la existencia de pruebas biológicas que
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constan a los folios 114-116 de los Dres. Ana María Buforn y Antonio Soler
Murall, de los informes de la Unidad Central de Genética Forense de los
Mossos d’Esquadra obrantes a los folios 473 a 492 de las actuaciones, ni del
informe del Servicio de Biología del Instituto Nacional de Toxicología obrante a
los folios 587 a 589 por cuanto el acusado en el acto del juicio ha reconocido la
penetración y la eyaculación. Existen más corroboraciones periféricas que son
las siguientes:

A.-La existencia de lesiones en la rodilla de la víctima. A juicio de este


Tribunal las lesiones en la rodilla son producto de la violencia usada por el Sr.
Alves para agachar a la denunciante y así colocarla en el suelo. Queda claro
que la lesión se produjo en ese momento, al haber declarado el testigo FFFF,
trabajador de Sutton, que le estuvo curando la herida.

El médico forense Dr. FABRÉ ha señalado la compatibilidad de las lesiones


con el mecanismo lesivo descrito, indicando que la afectación es de mayor
profundidad, porque tenía hematomas adyacentes. Es compatible con
frotamiento y traumatismo asociado. En las rodillas una escoriación es
altamente improbable, además porque es inferolateral, lo que apunta más a un
traumatismo. Es un tipo de lesión que requiere de un impacto, contusión y
frotamiento, que es lo más importante.

Por el contrario, el perito de la defensa Sr. AYGUADÉ ha indicado que en


caídas lo normal es que se produzcan lesiones en las dos rodillas. Al ser del
lado externo puede ser por un roce contra una superficie rugosa. Y ha añadido
que no se puede establecer el mecanismo lesional, “es muy aventurado
hacerlo”. Reconoce que hay equimosis, erosión. Puede ser por mecanismos de
apoyo reiterado en la rodilla. Y no tiene por qué ser producida al 100% por
caída. Puede ser un mecanismo indirecto; al haberse producido en el lateral de
la rodilla le hace pensar que es un mecanismo indirecto.

A ello ha respondido el Dr. FABRÉ puntualizando que la denunciante es una


chica joven, y la equimosis con lesión apunta más a traumatismo. Para que
fuera por apoyo tendría que haber estado mucho tiempo apoyada. Ha
concluido indicando que es posible que se produzca erosión, pero escoriación
implica más movimiento.

Este Tribunal considera que las conclusiones del Dr. FABRÉ han estado mejor
razonadas y son más acordes con las máximas de la experiencia. En primer
lugar porque, no parece muy probable que quienes lleven a cabo esta práctica
sexual voluntariamente acaben lesionados. En segundo lugar, porque cuando
una persona empieza a sentir dolor en una parte de su cuerpo, la tendencia
natural es a rectificar la posición que le causa dolor, si puede evitarlo, y no
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seguir con el frotamiento que además de una erosión le produciría una
escoriación. Y en tercer lugar porque cualquiera ha podido experimentar una
caída en la que solamente se lesiona una de las rodillas y no las dos.

B) El comportamiento de la víctima tras producirse los hechos. Al respecto


debe señalarse que contamos con medios de prueba suficientes que acreditan
el estado de la víctima poco después de haber salido del baño del reservado.

Se argumenta por la defensa que tras salir del lavabo la víctima se comportó de
manera natural, despidiéndose adecuadamente de los allí presentes. Ello no
supone que no hayan ocurrido los hechos. Es frecuente que tras la vivencia de
un hecho vergonzoso se suela actuar con naturalidad, para disimular o no
desmoronarse delante de desconocidos. Pensemos por ejemplo en las
personas que se caen en la calle, se levantan rápidamente y actúan como si
nada hubiera ocurrido pese a sentir un inmenso dolor.

Pero la víctima apenas estuvo dos minutos en el reservado tras salir del baño,
marchándose seguidamente. Y la cámara del pasillo de salida de la discoteca
(cámara 4, a partir de las 4:17 horas) pone de manifiesto que cuando la
denunciante iba a salir se desmoronó; comenzó a llorar y se abrazó a su
amiga. Seguidamente acudió un trabajador de la discoteca, el encargado de la
puerta Sr. GGGG, el cual ha relatado que vio a las chicas en el pasillo. Estaban
las dos, una llorando con su amiga. Él se acercó. Les preguntó si eran “mal de
amores”. Cuando estaba intentando sonsacar pasó el acusado por detrás.
Enseguida vino HHH, el director, que se involucró en la conversación. Y ellas
explicaron el problema con el acusado. Recuerda que la chica le dijo que había
tenido un problema con alguien muy importante. No quería decir nada. El
responsable de Sutton paso por allí y se interesó.

JJJJJ, Responsable de sala de Sutton ha declarado que vio a las chicas


sentadas, y les dijo que allí no podían estar. Vino HHH y le dijo que esperara
un momento. La chica estaba bastante mal, lloraba mucho. A él no le contó
nada. Solo le preguntó si quería denunciar.

HHH, director de la discoteca, ha manifestado que estaba en la puerta y se giró


porque el de seguridad estaba hablando con unas chicas. Se acercó y le
dijeron que había sido víctima de una agresión sexual. Costó mucho que les
dijera lo que había pasado. Le acompañaron a una zona más tranquila. Ella
estaba alterada diciendo que se quería ir a casa. Él quería saber qué había
ocurrido para activar o no el protocolo. Luego les dijo que había sido víctima de
una agresión sexual. Posteriormente él llamó a la policía.

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La víctima le dijo que no le iban a creer, que había entrado de forma voluntaria,
que quería salir luego, pero no le dejó. El testigo ha declarado que le explicó
que el protocolo tenían que seguirlo, se lo intentaron explicar. Al final accedió y
se quedó.

Ha insistido en que la vio bastante alterada. Se dio cuenta de que no era lo


“típico de tocar el culo” (sic), que era algo más. Luego ella le dijo que había
habido penetración. No recuerda que le dijera que le había introducido los
dedos.

FFFF, también trabajador de Sutton ha declarado que le llamaron para estar


con las chicas hasta que llegaran los Mossos y que no estuvieran solas. La
herida que tenía en la rodilla se la curó, era como una quemadura. No habló
con ella. Solo escuchaba lo que hablaban ellas. De lo poco que recuerda es
que estaba clara y segura a lo que iba, pero en ese momento no quería, que se
arrepintió de estar allí y quería salir. La chica estaba llorando mucho, muy
nerviosa. Cuando llegaron los agentes, a los dos minutos se fue.

El MMEE 000 ha explicado que llevaba una cámara corporal que


accidentalmente se le activó con el marco de la puerta del vehículo. La
grabación comienza dos minutos antes de la activación accidental por el buffer
de dos minutos que lleva incorporada la cámara.

La grabación ha sido reproducida en el plenario. En ella se puede ver a la


víctima y a sus amigas, y oír el estado en que se encontraba la denunciante,
llorosa, afectada, como en estado de shock, sin saber si denunciar o no,
manifestando inicialmente su voluntad de irse a casa.

Este comportamiento de la víctima corrobora periféricamente la versión de la


denunciante en la medida en que tenía prisa por abandonar la zona donde
ocurrieron los hechos y por cuanto no ha podido existir una maquinación o
elaboración de una denuncia que no se correspondiera con la realidad de lo
ocurrido y además el estado en que se encontraba no puede ser sino como
consecuencia de la vivencia de una experiencia traumática.

C) La actuación del acusado tras los hechos.

En la cámara del pasillo de Sutton (cámara 4) se puede observar a la


denunciante junto con su amiga CCCC, instantes después de que la primera se
pusiera a llorar, cuando estaban dando explicaciones a los testigos GGG y el
director de la discoteca HHH. A las 04:21 horas el acusado pasa a muy poca
distancia de CCC y la denunciante y necesariamente tenía que verlas. Pero no
se paró, no se interesó por saber lo que le ocurría a aquella con la que había
mantenido un encuentro sexual “en el que ambos estaban disfrutando tanto”.
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Ello permite a este Tribunal concluir que el Sr. Alves era consciente de que
había actuado en contra de la voluntad de la víctima y tenía interés por
abandonar lo antes posible el local.

D) La existencia de secuelas en la víctima. En la tercera sesión del acto del


juicio oral se han practicado las pruebas periciales, entre ellas la pericial
psicológica y psiquiátrica de la víctima. Han comparecido los peritos,
ratificándose en sus respectivos informes, los médicos forenses Dr. FABRÉ y
Dr. CUCURELLA (informes obrantes a los folios 4 a 7, 892 a 896 y 1067 a 1080
de las actuaciones) así como la psicóloga forense Sra. Anna (informe obrante a
los folio 1070 a 1080). Por parte de la defensa ha intervenido la Dra. Blanca
NAVARRO (informe obrante a los folios 430 y siguientes del Rollo de Sala).

Respecto de las secuelas psicológicas, los Dres. FABRÉ y CUCURELLA han


explicado que se entrevistaron con la víctima en abril de 2023 y el informe
definitivo es de julio. En la exploración de abril la denunciante mantenía la
compostura, uno tono emocional mantenido, con algún episodio de labilidad
emocional. En el momento de explicar los síntomas en relación con los hechos
sí que mostraba labilidad. Relató de manera ordenada las preguntas.
Decidieron derivarla a psicología forense.

En este punto intervino la psicóloga Dra. Anna Mateu que ha relatado que los
médicos forenses le pidieron entrevista y exploración psicológica y pruebas de
personalidad y cuestionario de impacto del trauma, que permiten aportar un
poco más de información. La doctora Blanca Navarro estuvo presente. La
exploraron juntas el 13 de junio. Se incorporó a la exploración. También estaba
presente la psicóloga de la denunciante. Le pasó los cuestionarios sin que
apareciera ningún indicador ni sospecha de simulación o exageración.
Respecto de la intervención de la Dra. Navarro, ya nos hemos referido en el
apartado de cuestiones previas.

Los médicos forenses han declarado que en la víctima se daban todos los
criterios establecidos en el DSM-V para diagnosticar un cuadro de Trastorno
por Estrés Postraumático (en adelante TEP) y no solamente un cuadro de
ansiedad. Se cumplen los criterios, se indican unos síntomas que tienen
concordancia con lo que refirió la denunciante. Han explicado los forenses que
integrando todos los indicadores les daba que presentaba un cuadro por TEP.
Y ha explicado el Dr. FABRÉ cuáles son estos 8 criterios que se deben cumplir:

1º. Vivir un suceso de exposición a la muerte, lesiones graves o violencia


sexual.
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2º. Presentar síntomas de intrusión asociados al suceso traumático. Según el
Dr. FABRÉ cumple varios de ellos.

3º. Evitación de aspectos externos o internos que le recuerden el suceso,


también lo cumple.

4º. Alteración negativa cognitiva del estado de ánimo. Tiene que cumplir dos,
que los cumple.

5º. Alteración de la alerta y reactividad, que también cumple.

6º. Duración de esta alteración del 2º al 5º que dure más de un mes.

7º. Que estas alteraciones causen causa malestar clínicamente significativo o


deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento, lo
cual también cumple.

8º. Que no se puedan atribuir a otras sustancias o alteración médica.

Por el contrario la perito de la defensa Dra. NAVARRO ha señalado que la


paciente le dijo que le habían pautado medicamentos para la depresión y ella
decidió no seguir, que la baja no se le da por TEP y sólo consta trastorno
inespecífico. Además, la médico que acordó la baja no la derivó al centro de
salud mental, no hizo constar en la baja el TEP. Igualmente ha indicado que en
uno de los test dice que no toma medicación y que no necesita ir al psiquiatra.

A preguntas de la letrada de la defensa ha apuntado que la doctora del CAP


señaló en su momento que la paciente presentaba una clínica de ansiedad,
que todos los ítems del diagnóstico son referidos por la propia paciente. En
este punto ha explicado que a las víctimas de agresiones sexuales se les
facilita, al menos en el Hospital Clínic, una serie de síntomas que se podrían
presentar y que estarían asociados al TEP, dando a entender que la víctima
podría haber preparado estos síntomas. Para la Dra. NAVARRO, la entrevista
de abril hubiera servido como una primera valoración. Pero faltarían más
valoraciones. Según ella, los resultados de la psicometría no confirmaron los
síntomas. Hay que explorarlo más, puesto que, por ejemplo, la escala CIT
arroja puntuaciones que rondan con el rango psicótico.

En cuanto a la corrección del test, señala que hay que volver a realizarlo,
porque hay una situación de casi pérdida de la realidad. Ello se recomienda por
la propia empresa que confecciona estos test.

Indica igualmente que en ninguna de las entrevistas ningún dato clínico ha


objetivado estos síntomas que aparecen en la prueba del test.

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Considera que deberían haberse realizado más entrevistas, que podría haber
influido el factor mediático. De ahí que llegara a la conclusión de que hay un
trastorno de ansiedad no especificado, en el que en parte tiene su origen en el
estrés ambiental.

No podemos compartir las conclusiones de la Sra. NAVARRO, la cual no


descarta la existencia de un TEP, puesto que indica que debería estudiarse
más todavía a la denunciante.

En lo que se refiere la medicación, este Tribunal coincide con la Dra. ANNA


MATEU en el sentido de que el hecho de que la denunciante no tome
medicación, no significa que no la necesite. La propia denunciante ha señalado
que cuando acudió inicialmente al psiquiatra desistió de hacer un tratamiento
largo con medicamentos, en la creencia de que ella sería capaz de superarlo.
Pero en septiembre se dio cuenta de que ello no era así y volvió a pedir ayuda.

Además, coincidimos con el Dr. AYGUADÉ en el sentido que no tiene por qué
reflejarse la patología en el parte de baja, tratándose este de un documento
administrativo que tiene efectos en el ámbito laboral y donde un diagnóstico de
TEP podría suponer una intromisión de la empresa en la intimidad de la
paciente.

En cuanto a la medicación que se le pautó, el Dr. FABRÉ ha señalado que


Citalopram es el primer medicamento se da cuando hay TEP, actúa en primera
línea, admitiendo no obstante que puede ser insuficiente.

En el ámbito de la Administración de Justicia, nos encontramos con informes


médicos forenses donde en unas ocasiones, sobre todo en aspectos no
objetivables, se indica que “el paciente refiere”. Difícilmente se puede objetivar
el padecimiento de insomnio si el forense no acude a la cabecera de la cama
de la paciente y observa directamente si la paciente se despierta o no. Existen
síntomas que son difícilmente comprobables, como la hipervigilancia, la
sensación de miedo, la falta de concentración, el enfado, la vergüenza….
aspectos que, asociados a una patología, solo pueden ser reflejados si se
refieren por la paciente.

Sin embargo por la experiencia de los médicos forenses, que conforme a la Ley
Orgánica del Poder Judicial establece que deben prestar "la asistencia técnica
a Juzgados, Tribunales y Fiscalías en las materias de su disciplina profesional,
emitiendo informes y dictámenes en el marco del proceso judicial o en las
actuaciones de investigación criminal que aquellos soliciten" ( artículo 480.5.b
de la LOPJ), los informes que redactan no están basados únicamente en
manifestaciones del paciente, sino que alcanzan sus conclusiones en virtud del
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examen de documentación, anamnesis del paciente, y de la práctica de
exploraciones complementarias que consideren oportuno.

El informe de los Dres. FABRÉ y AYGUADÉ no es un “refiere, refiere”. Para


ello ni se necesita ser médico ni se precisa ser perito. Bastaría con que el Juez
de Instrucción hiciera constar los síntomas que refiere la denunciante. En los
informes se alcanzan unas conclusiones con base en las fuentes de prueba
adecuadas a las patologías que se padecen. Por supuesto que para afinar
todavía más el diagnóstico podríamos realizar más estudios en la paciente,
someterla a más entrevistas, a más exploraciones. Ello no serviría más que
para seguir victimizando a la denunciante, cuando con arreglo a las diversas
fuentes los médicos forenses intervinientes han sido capaces de diagnosticar el
TEP.

SEXTO.- En lo que se refiere a la persistencia en la incriminación, entendemos


que también cumple la declaración de la víctima este criterio, puesto que no ha
habido modificaciones sustanciales en las sucesivas declaraciones prestadas,
ni contradicciones. Además, la declaración ha sido suficientemente concreta,
detallando el episodio con las limitaciones propias del transcurso del tiempo y
de la vivencia traumática.

Pretende hacer valer la defensa elementos ajenos a sus declaraciones en


instrucción y en el acto del juicio oral para apreciar que nos hallamos ante
contradicciones en el testimonio prestado por la denunciante. Y para ello se
refiere a la conversación mantenida con el Mosso d’Esquadra 000 que llevaba
una cámara corporal, cuya grabación ha sido visionada en el plenario, así como
las manifestaciones de los testigos que se encontraban en el lugar respecto de
lo que les habría relatado la denunciante, y lo reflejado en los informes
médicos. Y estas contradicciones serían sobre si hubo o no penetración digital
o besos intercambiados por la denunciante con el acusado y si la denunciante
“sabía a lo que iba”.

Las únicas contradicciones que pueden hacerse valer por la vía del artículo 714
LECRIM son respecto de las prestadas en el sumario, ni siquiera las que
constan en el atestado. Así la reciente STS 3/2024 de 10 de enero apunta que
“Como hemos dicho en nuestra sentencia 681/2018, de 20 de diciembre, es
necesario que la declaración sumarial sea introducida mediante lectura,
conforme a lo previsto en el artículo 714 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y
sometida a contradicción durante el juicio; la declaración debe haber sido
realizada ante el juez de instrucción quedando extramuros de toda valoración
las declaraciones prestadas ante la policía ( SSTS 20/05/1997 y STC
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29/09/1997). La lectura de la declaración debe producirse a instancia de parte o
de oficio ( art. 798, párrafo 2º de la LECrim) y el acusado/testigo debe ser
interpelado sobre la contradicción existente, que debe recaer sobre aspectos
esenciales del testimonio. No obstante, la lectura no es imprescindible en tanto
que la doctrina de esta Sala y del Tribunal Constitucional ha reducido esta
exigencia formal y basta que las contradicciones se hayan puesto de manifiesto
en el juicio y que sobre ellas haya sido interrogado el acusado”.

No cabe hablar, por lo tanto, de contradicciones con lo declarado en el pasillo


cuando un agente le pregunta e insiste si quiere denunciar. Tampoco sobre lo
que un testigo manifiesta que la denunciante le habría contado o lo que la
denunciante hubiera relatado a los médicos forenses. Únicamente podríamos
plantearnos acudir a estos otros medios de prueba cuando las contradicciones
son tan flagrantes que pueden hacernos dudar de su relato, más cuando se
obtiene la primera versión de la víctima a través de una cámara corporal de un
agente que permite percibir desde el primer momento el estado en que se
encontraba la víctima y lo que declaró en ese primer momento.

No obstante, deben hacerse las siguientes precisiones:

-Respecto de los besos: la denunciante ha negado haber besado a Alves. Y no


recordaba tampoco habérselo dicho así a los médicos o a los Mossos
d’Esquadra. CCCC y BBB han negado que la denunciante les dijera que se
habían besado. El MMEE 000 ha declarado que cree que la denunciante les
dijo que se habían besado. El MMEE 000 ha dicho que cree que ella les
comentó que se habían besado. El Dr. FABRÉ ha relatado que en la
exploración que llevaron a cabo con la ginecóloga, la víctima les dijo que hubo
besos en el cuello, luego quiso salir o parar y no pudo.

Ello no es incoherente con la valoración del Tribunal de que ella accedió


voluntariamente a la suite del reservado, e incluso, que podría haberse besado,
lo cual, como se ha dicho, no invalida el resto de su declaración.

-Respecto de la penetración digital o el “assetjament”. Nadie ha podido


determinar la fuente originaria de estas expresiones. En el visionado de la
cámara corporal se observa que el MMEE entra a las 05:04:50 en Sutton y se
entrevista con el director GGG. Este le dice que “una noia els havia comentat
que havia rebut un assetjament a un reservat que tenim al privat (…) es una
persona coneguda per tots (…) no volia denunciar (…) les amigues estaven
convencent-la perquè denunciés… al principi ha comentat que hi havia més
que magreig, que hi havia hagut una mica de penetració, no se si amb els dits o
de quin tipus, després ha dit que no, no ho se...”

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A partir de las 05:08 el agente se entrevista con la víctima, la cual le relata que
él le estaba insistiendo en ir a un aparte, y ella le estaba diciendo que después,
que después, y así varias veces. Al final accedió a ir voluntariamente y ha
entrado ella con esta persona, momento en que al explicarlo se ha puesto a
llorar. El agente ha intentado calmarla. Llorando ha dicho: “es que em fa molta
vergonya” (…) he entrat voluntàriament. Allà ell ha començat a donar-li petons i
al minut o així li ha dit “ay, me tengo que ir”, després el pestillo, han seguit fent
petons i jo li deia “me tengo que ir, me tengo que ir”. M’ha dit coses
desagradables, que “si tu eres mi putita, que dímelo”, i l’estava agafant i
l’estava pegant i ella estava dient, “para me quiero ir”, ell li estava tirant de la
roba, el bolso.

Luego ella dice que no quiere nada... a preguntas del Mosso confirma que le ha
agredido sexualmente. El Mosso d’Esquadra le pregunta si le ha introducido
dedos y ella manifiesta que sí. A continuación, el agente le informa de los
pasos a seguir, con visita del médico. La amiga confirma que ha habido
penetración. Posteriormente ella se ve preocupada porque aparezca su
nombre. El mosso le explica que, si todo se gestiona bien, fuera del ámbito
judicial el nombre no saldrá.

De todo ello cabe señalar que la palabra “assetjament”, en castellano, acoso,


no es propiamente lo ocurrido, desconociéndose cómo puede haberse
introducido este término en el relato de hechos del director de la discoteca.
Queda claro, a la vista del resto de explicaciones que lo que ha ocurrido es una
agresión y no un acoso. Y respecto a la penetración digital, la misma se ofrece
como respuesta a una pregunta del agente, sin que se añada penetración con
el pene, lo cual es –a tenor de todo el acervo probatorio- lo que ocurrió, siendo
lo relevante que se produjo penetración contra la voluntad de la denunciante,
pareciendo que decir que hubo penetración digital es menos vergonzoso –dada
la existencia de numerosas personas en el pasillo- que penetración con el
pene.

De esta manera el uso de estos dos términos, “assetjament” y penetración con


dedos, no desvirtúa el resto de pruebas practicadas en el plenario.

-En lo que se refiere a la expresión de “sabía a lo que iba”, el trabajador de


Sutton FFFFF ha manifestado que ella estaba segura de a dónde iba y a lo que
iba, pero después se arrepintió. Aun de tener por cierto que esta frase fue
efectivamente dicha por la denunciante –ni ella ni sus amigas recuerdan que la
dijera- su contenido es suficientemente amplio para que pueda deducirse que
sabía que iba a ser penetrada vaginalmente y lo consintiera. Saber a lo que se
va, puede referirse a seguir con el baile, con un contacto más íntimo en un

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espacio más reservado, e incluso a un acercamiento sexual, pero de ninguna
manera a ser consciente de que la otra persona iba a penetrarla vaginalmente.

SÉPTIMO.- La defensa pretende hacer valer una serie de circunstancias que


para ella serían indicios de que no habrían ocurrido los hechos, centrados en
tres elementos:

A)Inexistencia de lesiones vaginales tras la penetración. Para la defensa, el


hecho de que tras la exploración no se hayan apreciado lesiones vaginales,
permite llegar a la conclusión de que las relaciones sexuales fueron
consentidas. Así lo ha expresado el Dr. AYGUADÉ.

Ello no es así: basta un superficial examen de la jurisprudencia en materia de


agresiones sexuales para darse cuenta de que en numerosos casos no se
aprecian lesiones vaginales. Ni la ausencia de estas lesiones acredita el
consentimiento, ni la presencia de lesiones vaginales supone que se hayan
producido relaciones inconsentidas; puede no haber lesiones en una agresión
sexual y pueden producirse lesiones en una relación consentida.

En este sentido ha explicado el Dr. FABRÉ en el juicio que un estudio ha


revelado que, de 500 mujeres penetradas vaginalmente por un solo agresor,
exploradas en las primeras 48 horas, tan sólo el 22,8% presentaba lesiones. Y
del estudio de 68 mujeres que habían mantenido relaciones sexuales
consentidas, el 5,9 %. De esta manera la inexistencia de lesiones vaginales no
puede considerarse un contraindicio de que ocurrieran los hechos.

B) Inexistencia de lesiones corporales. La misma conclusión cabe alcanzar


respecto de la ausencia de lesiones en la víctima, más allá de las que
presentaba esta en la rodilla. Sabido es que el tipo por el que viene siendo
acusado no precisa de la existencia de lesiones objetivables. Así lo ha
establecido el Tribunal Supremo, v.g. en la STS 13/2019 de 17 de enero: “En
los casos tipificados en los hechos probados por la vía del art. 178 CP se
evidencia el empleo de violencia. Y por esta entendemos actos de compulsión
física, de acometimiento o imposición material. Y se trata de una agresión, con
mayor o menor empleo de violencia, pero al fin y al cabo de agresión, como
coger a alguien del brazo y tratar de arrojarle al suelo, de la cintura para
realizar un movimiento sobre ella y tirarla al suelo; en definitiva, de actos de
coerción física para vencer su voluntad, no con intimidación para vencer el
aspecto psicológico de la víctima y conseguir el autor su voluntad de ataque a
la libertad sexual, sino de vis física, la cual no requiere que sea grave, o muy
grave, sino cualquier acto que implique una acción física sobre la víctima”. De
esta manera concluye que no se exige, con ello, lesiones objetivables para
entender cometido el delito.
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Explica el Dr. AYGUADÉ que la dinámica de los hechos relatada por la
denunciante implicaría la existencia de otras lesiones. Ello no es así. El hecho
de agarrar a alguien por la nuca para acercarla al pene, o de sujetarla por las
caderas para evitar que pueda moverse, e incluso de darle bofetadas, no
supone que se produzcan lesiones objetivables, por lo que su ausencia
tampoco puede considerarse un contraindicio como pretende la defensa.

C)Posición de las huellas dactilares en los diferentes elementos del


mobiliario. La defensa ha expuesto en la fase de informe lo que a su juicio
sería la posición del acusado y de la víctima con arreglo al lugar en que se
tomaron las huellas. Sin embargo ello excede del conocimiento del Tribunal,
que debería haber sido objeto de la correspondiente pericia. Se trata de una
interpretación de la letrada de la defensa que no viene adverada por ninguna
pericial técnica. De hecho, los propios agentes encargados de la investigación
no pudieron determinar la posición de la denunciante y del acusado en atención
a las huellas. En este sentido el MMEE 000, que llevó a cabo la inspección
ocular ha declarado que les avisaron a mediodía. Fueron a Sutton sobre las 16
horas. El reservado estaba precintado el reservado y la zona separada de la
discoteca por una puerta. Hallaron indicios biológicos y lofoscópicos. Las
fotografías son de ese día. A preguntas de la defensa ha indicado que no
encontraron más huellas. Las de la cisterna estaban en la parte izquierda.

El MMEE 000 fue el policía que hizo el análisis simplificado de las huellas y
también participó en el dictamen completo. Ha manifestado que recepcionó las
huellas, de las que 9 eran de la chica. Pero en virtud de la posición de estas no
puede identificar las posturas que tenían las personas que las depositaron.

D) Informe pericial psicológico de la defensa. Por las Dras. Alicia Romero y


Marta Vizcaíno se ha aportado un informe de fecha 22 de enero de 2023, que,
además de lo relativo a la afectación del consumo de alcohol, concluyen que el
sujeto evaluado presenta un bajo riesgo psicosocial y descartan la existencia
de factores de personalidad que sugieran un riesgo evidente respecto a que el
explorado pueda materializar conductas que atenten a la intimidad sexual de
otras personas.

Pues bien, ni que el acusado no presente un perfil de agresor sexual es un


indicio de que no ha cometido los hechos ni el hecho que lo presente sería un
indicio de que los hubiera cometido (cfr. STS 889/23 de 29 de noviembre).
Cualquier delito, también el de agresión sexual, puede ser cometido por
personas que no tengan un perfil criminal determinado.

No nos encontramos por lo tanto ante ningún contraindicio.

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OCTAVO.- Ya se ha apuntado que el relato de la denunciante es valorada de
manera favorable, salvo los déficits apuntados en el relato de lo ocurrido con
anterioridad a entrar en le denominada “Suite”. Ahora bien, la propia STS
636/2018 de 12 de diciembre nos advertía que estas notas que han de
concurrir en la declaración de la víctima no son requisitos sine qua non, sino
pautas orientativas, de tal manera que la debilidad de uno de estos elementos
puede verse reforzada por otro. Así señala la sentencia aludida, con cita de la
STS 381/2014 de 21 de mayo, “…que tales tres elementos no han de
considerarse como requisitos, de modo que tuvieran que concurrir todos unidos
para que la Sala de instancia pudiera dar crédito a la declaración testifical de la
víctima como prueba de cargo. A nadie se le escapa -dice la STS. 19.12.03 -
que cuando se comete un delito en el que aparecen enemistados autor y
víctima, en estas infracciones que ordinariamente se cometen en la
clandestinidad, puede ocurrir que las declaraciones de esta última tengan que
resultar verosímiles por las circunstancias concretas del caso. Es decir la
concurrencia de alguna circunstancia de resentimiento, venganza o cualquier
otro motivo ético y moralmente inadmisible, es solamente una llamada de
atención para realizar un filtro cuidadoso de sus declaraciones, no pudiéndose
descartar aquellas que aun teniendo esas características, tienen solidez,
firmeza y veracidad objetiva”.

Por tanto, la deficiencia de uno de los parámetros no invalida la declaración y


puede compensarse con un reforzamiento de otro, pero cuando la declaración
constituye la única prueba de cargo, una deficiente superación de los tres
parámetros de contraste impide que la declaración inculpatoria pueda ser apta
por sí misma para desvirtuar la presunción de inocencia”.

Tal y como hemos expuesto, la declaración de la víctima presenta los déficits


apuntados, que, pese a no afectar al núcleo básico de la conducta atribuida al
acusado, si suponen una menor credibilidad en parte de su relato. Pero
además de no afectar a lo ocurrido en el interior del baño, existen suficientes
corroboraciones periféricas, persistencia en la incriminación e innecesariedad
de acusar por los hechos con los perjuicios apuntados, que compensan las
carencias en uno de los parámetros de valoración.

En este punto no podemos dejar de citar la reciente sentencia STS 32/2024 de


11 de enero que señala que: “En la valoración de la información testifical que
resulta decisiva para fundar la condena, el tribunal viene obligado a ofrecer
razones que hagan patente que la decisión no se basa en un juicio voluntarista

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que se limita a otorgar credibilidad al testigo. Aquellas deben patentizar,
además, que la información suministrada por este es altamente fiable.

Y creemos que la diferencia no es retórica. La atribución de valor probatorio


reconstructivo a la información testifical no debe venir determinada solo por lo
creíble que se considere a la persona que testifica sino por lo fiable que resulte
la información que facilita.

En términos epistémicos resulta mucho más consecuente con las exigencias


cognitivo-materiales derivadas del principio de presunción de inocencia poner
el acento en la fiabilidad de la información transmitida que en la credibilidad del
testigo como juicio de valor personal - STC 75/2013, de 8 de abril-.

Lo fiable de la información hace referencia a las condiciones fenomenológicas


de producción probable de lo relatado mientras que lo creíble atiende más a un
plano subjetivo, a que el testigo no ha mentido. Por lo tanto, más abierto a
valoraciones y prejuicios de tipo culturalistas e intuitivistas. Lo primero -lo
fiable- exige mayores cargas de justificación al juez que atribuye valor a la
información. Lo segundo -lo creíble- favorece la utilización de fórmulas de
justificación con menores cargas cognitivo-materiales.

La fiabilidad, como elemento para otorgar valor reconstructivo a la información


suministrada por un testigo, se nutre, en muy buena medida, del grado de
compatibilidad de dicha información con el resultado que arrojan el resto de las
pruebas que integran el cuadro probatorio plenario y las demás circunstancias
contextuales que han quedado acreditadas. Entre estas, desde luego, también
aparece la credibilidad personal del testigo que no puede ser, por tanto, un
elemento ajeno a la valoración de la información suministrada. Pero, insistimos,
no la agota. No basta, por tanto, la presunción de que lo que afirma un testigo
es verdadero salvo prueba en contrario.

De ahí que no quepa aplicar soluciones estandarizadas que obliguen a excluir


la información testifical por la simple identificación de impersistencias o
incoherencias actitudinales o tachas de credibilidad subjetiva en el testigo que
la aporta. Algunas de estas tachas, en efecto, pueden ser de tanta entidad que
neutralicen todo atisbo de credibilidad comprometiendo, también, la fiabilidad
de la información trasmitida hasta límites irreductibles. Otras, por contra, aun
afectándola no neutralizan los rendimientos reconstructivos si al tiempo puede
identificarse, y justificarse, un grado de compatibilidad corroborativa razonable
con los resultados que arroja el cuadro de prueba observado y valorado en su
conjunto”.

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(…) Toda reconstrucción probatoria arroja sombras de dudas, espacios fácticos
que resultan de imposible reproducción. Pero la cuestión esencial reside en
determinar si dichas incertezas impiden a los jueces justificar de forma
cognitiva la hipótesis acusatoria, ya sea por ausencia de prueba sobre
elementos fácticos esenciales sobre los que aquella se apoya, porque los
medios utilizados para ello vienen afectados de un racional déficit de habilidad
reconstructiva, porque se acredite que lo relatado es subjetivamente
inverosímil, porque, a la luz de las otras pruebas, resulta fenomenológicamente
imposible o poco probable o porque susciten una duda razonable”.

Hemos señalado anteriormente que no podemos llegar a la conclusión de que


la denunciante acudió a la “Suite” por error o para “parlamentar” con el acusado
a los efectos de que posteriormente no les siguieran. Y tampoco podemos
concluir que nada más entrar en el baño de la “Suite” la denunciante y el
acusado pudieron incluso tener un encuentro sexual. Pero no alberga este
Tribunal ninguna duda de que la penetración vaginal de la denunciante se
produjo utilizando la violencia, teniendo en cuenta tanto su relato de ese
momento que se ver corroborado periféricamente por las pruebas que hemos
mencionado y dada la reacción de la víctima desde instantes después de
producidos los hechos. Se consideran por lo tanto acreditados los hechos que
aparecen reflejados en el apartado de hechos de esta resolución.

NOVENO.- CALIFICACIÓN JURÍDICA.

A) Los hechos son constitutivos en primer lugar de un delito de agresión


sexual con acceso carnal de los artículos 178 y 179 del Código Penal en la
versión reformada por LO 10/2022 de 6 de septiembre –“Ley del solo sí es sí”-
que más favorece al acusado. Establecía el artículo 178 CP (posteriormente
modificado por Ley Orgánica 4/2023, de 27 de abril) que “1. Será castigado con
la pena de prisión de uno a cuatro años, como responsable de agresión sexual,
el que realice cualquier acto que atente contra la libertad sexual de otra
persona sin su consentimiento. Sólo se entenderá que hay consentimiento
cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las
circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona.

2. A los efectos del apartado anterior, se consideran en todo caso agresión


sexual los actos de contenido sexual que se realicen empleando violencia,
intimidación o abuso de una situación de superioridad o de vulnerabilidad de la
víctima, así como los que se ejecuten sobre personas que se hallen privadas
de sentido o de cuya situación mental se abusare y los que se realicen cuando
la víctima tenga anulada por cualquier causa su voluntad.

3. El órgano sentenciador, razonándolo en la sentencia, y siempre que no


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concurran las circunstancias del artículo 180, podrá imponer la pena de prisión
en su mitad inferior o multa de dieciocho a veinticuatro meses, en atención a la
menor entidad del hecho y a las circunstancias personales del culpable.”

Y el Artículo 179: “Cuando la agresión sexual consista en acceso carnal por vía
vaginal, anal o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por
alguna de las dos primeras vías, el responsable será castigado como reo de
violación con la pena de prisión de cuatro a doce años”.

Conforme al relato de hechos que se consideran probados el acusado cogió


bruscamente a la denunciante, la tiró al suelo y evitando que pudiera moverse
la penetró vaginalmente, pese a que la denunciante decía que no, que se
quería ir. Con ello se cumple el tipo de ausencia de consentimiento, con uso de
la violencia, y con acceso carnal.

STS 723/2023 de 2 de octubre con cita de la STS 344/2019 de 4 julio explica


que "En el delito de agresión sexual, tampoco se consiente libremente, pero
aquí el autor se prevale de la utilización de fuerza o intimidación (vis phisica o
vis moral), para doblegar la voluntad de su víctima.

El autor emplea fuerza para ello, aunque también colma las exigencias típicas
la intimidación, es decir, el uso de un clima de temor o de terror que anula su
capacidad de resistencia, a cuyo efecto esta Sala Casacional siempre ha
declarado que tal resistencia ni puede ni debe ser especialmente intensa. Basta
la negativa por parte de la víctima, pues para el delito de agresión sexual es
suficiente que el autor emplee medios violentos o intimidatorios. Por eso hemos
declarado en STS 953/2016, de 15 de diciembre, que la intimidación empleada
no ha de ser de tal grado que presente caracteres irresistibles, invencibles o de
gravedad inusitada. Basta que sea suficiente y eficaz en la ocasión concreta
para alcanzar el fin propuesto, paralizando o inhibiendo la voluntad de
resistencia de la víctima y actuando en adecuada relación causal, tanto por
vencimiento material como por convencimiento de la inutilidad de prolongar una
oposición de la que - sobre no conducir a resultado positivo-, podrían derivarse
mayores males."... En definitiva, mientras que en el delito de abuso sexual el
consentimiento se obtiene de forma viciada o se aprovecha el estado de
incapacidad para obtenerlo, en la agresión sexual la voluntad del autor se
impone por la fuerza, bien ésta sea violenta bien lo sea de carácter
intimidatorio.".

Por ello la línea diferencial entre el delito de agresión sexual y el de abuso


sexual queda verificado por la concurrencia o no de violencia o intimidación. En
ambos casos, evidentemente, no hay consentimiento. La violencia es un acto
claro de empleo de la misma sobre el cuerpo de la víctima, no exigiéndose un
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acto causante de una lesión, sino el empleo coercitivo, utilizando un
movimiento sobre una parte del cuerpo de la víctima por el que intente vencer
su voluntad, como puede ser cogerle de las manos de forma fuerte para vencer
su resistencia a llevar a cabo el acto sexual, o ponerse encima de la víctima
tras haberla arrojado al suelo. No se exige un resultado lesivo con el empleo de
la violencia, sino su mero uso sobre alguna parte del cuerpo de la víctima para
someterla y vencer su oposición, por lo que valdría cogerle por las muñecas o
brazo de forma fuerte para que no se pueda mover, o escapar y atacar a su
libertad sexual. Mientras tanto, en el abuso sexual no hay ningún empleo de
violencia o intimidación. De ahí que esta Sala del Tribunal Supremo haya
señalado en SSTS 396/2018, de 26-7; 610/2018, de 3-12; 3/2019, de 17-1, que
cualquier acción que implique un contacto corporal inconsentido con significado
sexual, en la que concurra el ánimo tendencial ya aludido, implica un ataque a
la libertad sexual de la persona que lo sufre y como tal, ha de ser constitutivo
de un delito de abuso sexual previsto y penado en el art. 181 CP; sin perjuicio
de que la mayor o menor gravedad de dicha acción tenga reflejo en la
individualización de la pena.

Nótese que en estos casos no estamos exigiendo ni violencia ni intimidación


para llevar a efecto ese acto, por lo que el caso típico son los meros
tocamientos en parte sexual, pero sin violencia o intimidación, por lo que si ese
acto de ataque a la libertad sexual se lleva a cabo con actos ejecutivos contra
la voluntad de la víctima, pero que impliquen violencia o intimidación nunca
podrá tratarse de meros abusos sexuales y sí de actos de agresión sexual. El
empleo de la violencia se evidencia por:

1.- Ausencia de consentimiento de las víctimas, manifestada claramente en los


hechos probados.

2.- Empleo de violencia o intimidación.

3.- Actos que suponen ataque a la libertad sexual de la víctima”.

Ya se ha dicho anteriormente que para la existencia de agresión sexual no es


preciso que se produzcan lesiones físicas, ni que conste una heroica oposición
de la víctima a mantener relaciones sexuales. Pero en el presente caso nos
encontramos además con unas lesiones en la víctima que hacen más que
evidente la existencia de violencia para forzar su voluntad, con el subsiguiente
acceso carnal que no viene negado por el acusado. También hemos dicho en
las líneas precedentes que el consentimiento no solamente puede ser revocado
en cualquier momento, sino que también es preciso que se preste el
consentimiento para cada una de las variedades sexuales dentro de un
encuentro sexual y no consta que al menos en lo que se refiere a la
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penetración vaginal, la denunciante prestase su consentimiento, y no solo eso,
sino que además el acusado sometió la voluntad de la víctima con uso de la
violencia.

Alega la defensa que existe error de tipo invencible en la conducta del acusado,
puesto que desconocía que ella no prestaba el consentimiento a la penetración
vaginal o que hubiera revocado este consentimiento. Ello no es admisible.
Sabemos que el error de tipo del artículo 14.1y 2 CP (art. 14.1 y 2 CP) se
produce sobre alguno de los elementos configuradores del tipo penal, actúa
sobre la tipicidad y la antijuridicidad, actúa sobre el dolo del autor y elimina la
tipicidad dolosa. El invencible excluiría la responsabilidad penal y el vencible
sería castigado como imprudencia. Y concurriría el vencible cuando pudo
evitarse aplicando las más elementales normas de cuidado. Y el invencible
cuando ni aun aplicando las más elementales normas de la diligencia exigible
se hubiera podido evitar el resultado (cfr. STS 930/2022 de 30 de noviembre).

Pero toda esta disquisición teórica quiebra cuando el medio para doblegar la
voluntad de la víctima es la violencia. Sobre ello no cabe interpretar error
alguno. No concurre por lo tanto el error de tipo alegado.

B) Los hechos son igualmente constitutivos de un delito leve de lesiones


del artículo 147.2 CP. Hemos expuesto a lo largo de la presente resolución
que la agresión sexual no precisa de la existencia de lesiones. Por lo tanto,
entendemos que cuando se produce un ataque contra la integridad corporal
que no está directamente relacionado con el acto sexual propiamente dicho
(v.g. lesiones vaginales, anales …) no causados directamente sino como
consecuencia de la penetración violenta, deben ser penados por separado. Así
lo ha acogido el Tribunal Supremo por ejemplo en la STS 2047/2002 de 10 de
diciembre: “El motivo carece de fundamento, pues la naturaleza y entidad de
las lesiones proferidas, con independencia de que estuviesen dirigidas a forzar
la voluntad de la víctima, exceden notoriamente de la intimidación o violencia
ínsitas en la comisión de cualquier delito de violación, por lo que merecen su
sanción adicional. La producción de lesiones en el rostro, por ejemplo, implica
un atentado a la integridad física que no se encuentra abarcado por la sanción
exclusiva del delito de agresión sexual.

La violación solamente consume las lesiones producidas por la violencia


cuando éstas pueden ser abarcadas dentro del contenido de ilicitud que es
propio del acceso carnal violento, por ejemplo leves hematomas en los muslos
o lesiones en la propia zona genital, no ocasionados de modo deliberado sino
como forzosa consecuencia del acceso carnal forzado. Pero cuando, como
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sucede en este caso, se infieren lesiones deliberadas y adicionales, como
medio de vencer la violencia de la víctima pero con entidad sustancia
autónoma, procede la aplicación de lo dispuesto en el art 77, párrafos primero y
tercero, sancionando ambas acciones por separado, ya que el disvalor del
resultado realmente producido supera el disvalor del delito más grave (ver
sentencias de 3 de junio y 23 de diciembre de 1996)”.

En consecuencia la lesión causada en la rodilla es constitutiva de un delito leve


de lesiones.

DÉCIMO.- AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN. De los hechos declarados probados


es responsable criminalmente DANIEL ALVES DA SILVA en concepto de autor,
por aplicación del artículo 28 del Código Penal, al haber realizado por sí todos
los actos tendentes a obtener el resultado delictivo.

DÉCIMO PRIMERO.- CIRCUNSTANCIAS MODIFICATIVAS.

A)Reparación del daño. La defensa solicita la aplicación de la atenuante de


reparación del daño como muy cualificada. Consta acreditado que con
anterioridad a la celebración del juicio la defensa ha ingresado en la cuenta del
Juzgado la cantidad de 150.000 euros para que fueran entregados a la víctima,
sin ningún tipo de condicionante.

A juicio de este Tribunal, por más que en el auto de procesamiento se


estableciera la obligación del procesado de abonar una fianza de 150.000
euros, el hecho de que haya indicado que solicita que esta cantidad le sea
entregada a la víctima con independencia del resultado del juicio, expresa una
voluntad reparadora que tiene que ser contemplada como una atenuante.

Para determinar si esta atenuante ha de tener la consideración de simple o


cualificada debemos hacer las siguientes consideraciones:

1.- El legislador ha querido, con la aplicación de esta atenuante, “premiar”


aquellas conductas posteriores a la comisión del delito tendentes a compensar
o al menos disminuir el daño causado. Ahora bien, aun en el caso en que nos
encontremos ante delitos que permiten la reparación íntegra (v.g. delitos
económicos), ni siquiera en estos casos la reparación total supondría siempre
la aplicación de la atenuante como muy cualificada: “Si la reparación total se
considerara sistemáticamente como atenuante muy cualificada, se llegaría a
una objetivación inadmisible y contraria al fin preventivo general de la pena;
finalidad preventivo general definida por el legislador que quedaría, al entender
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de este Tribunal, burlada con la rebaja sustancial que se pretende, exigiéndose
por ello que concurra un plus que revele una especial intensidad en los
elementos que integran la atenuante” ( STS 654/2016, de 15 de julio).

2.- La Jurisprudencia ha señalado que debe atenderse a las circunstancias


personales del autor y el contexto para valorar en qué medida le ha supuesto
un esfuerzo reparar el daño causado. Así la STS 94/2017 de 16 de febrero
expone que “para la especial cualificación de esta circunstancia se requiere que
el esfuerzo realizado por el culpable sea particularmente notable, en atención a
sus circunstancias personales (posición económica, obligaciones familiares y
sociales, especiales circunstancias coyunturales, etc.), y del contexto global en
que la acción se lleve a cabo ( STS 868/2009, de 20-7 ). Si bien se ha matizado
que no es determinante la capacidad económica del sujeto reparador, aunque
sea un dato a tener en cuenta, porque las personas insolventes gozarían de un
injustificado privilegio atenuatorio, a pesar de la nula o escasa repercusión de
su voluntad reparadora en los intereses lesionados de la víctima (STS 20-10-
2006)”. De no ser así los millonarios tendrían siempre asegurada una
atenuación privilegiada de la que no dispondrían los que no disponen de tanta
capacidad económica o estos con poco esfuerzo reparador podrían ver
atenuada su responsabilidad criminal.

3.- Estas consideraciones son aplicables a la generalidad de los delitos. Pero


en el ámbito de los delitos sexuales, los perjuicios que se irrogan a la víctima
son irreparables, siendo que la indemnización económica no cubre el total
perjuicio causado que es de orden moral. En estos delitos “la reparación
indemnizatoria de los daños morales nunca es completa, ni siquiera, podemos
decir, que aproximada, ante la propia entidad del bien jurídico infligido por el
delito. Difícilmente pueden repararse con una indemnización de tipo
económico, que no resulta más que una mera ficción legal. Ello produce que
las resoluciones judiciales en esta materia deban ser enormemente restringidas
y calibradas a las concretas circunstancias del caso concreto analizado”. STS
1112/2007 de 27 de diciembre).

En este sentido la STS 273/2023 de 19 de abril expone que “en el supuesto


analizado, no puede obviarse la naturaleza extrapatrimonial del daño causado
por el delito que comporta su ontológica irreparabilidad. En estos casos, en los
que se afecta a bienes jurídicos personalísimos como lo son los derechos a la
libertad sexual y, en el caso de los menores, además, al libre desarrollo de la
personalidad sin interferencias indebidas de terceros, la indemnización
económica no cumple una función ni restitutoria ni reparatoria en un sentido
estricto. Adquiere un valor simplemente compensatorio que sirve para para

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mitigar de una manera muy poco significativa la grave lesión del bien jurídico
producido”.

4.- Para que pueda apreciarse efectos atenuatorios a la indemnización o al


ofrecimiento de que determinadas cantidades se entreguen a la víctima, ha de
valorarse además la actuación del reo en orden a minimizar el impacto de la
acción delictiva sobre la víctima, de tal manera que la indemnización
económica puede no ser suficiente cuando se ejecutan actos que muestran que
no existe una verdadera voluntad reparadora, sino una instrumentalización de
la entrega de las cantidades para obtener un beneficio atenuatorio. Así lo ha
recogido en TS en algunos pronunciamientos, como en la STS 273/2023 de 19
de abril: “En los casos de delitos contra bienes jurídicos personales de especial
rango constitucional, el efecto atenuatorio en un doble grado debe reservarse, y
siempre con carácter excepcional, a aquellos supuestos en los que mediante el
concreto acto con el que se pretende disminuir los efectos del delito se
identifique un verdadero "actus contrarius" con un destacado valor normativo.
Que permita identificar una conducta postdelictual que reivindica los fines de la
norma contenida en el artículo 21. 5º CP: la prevalencia de los fines de
protección integral de quien ha sufrido las consecuencias del delito, por un
lado, y de reinserción de quien lo ha infringido, por otro.

Y para ello no puede bastar la sola consignación económica del importe en el


que se ha cuantificado el daño moral. Debe reclamarse, también, la
exteriorización de una conducta comprometida con la idea de la reparación
integral de la víctima, en la que pedir perdón, reconociendo el daño causado,
puede adquirir un rol y un valor muy destacado”.

Atendiendo a estas consideraciones, este Tribunal sí valora que tiene que


aplicar la atenuante de reparación del daño.

En virtud de los sucesivos escritos presentados, la defensa del Sr. Alves ha


interesado que se entreguen a la denunciante las cantidades consignadas.
Incluso, en sus conclusiones definitivas, ha añadido como alternativa que en
caso de sentencia condenatoria se fije la responsabilidad civil en la cantidad de
150.000 euros, pese a conocer las resoluciones de esta Sala y de otras
Secciones de la Audiencia Provincial de Barcelona, que establecen
indemnizaciones por hechos similares muy inferiores.

El hecho de que la acusación particular no haya querido que se le entregase


las cantidades consignadas, cuando en su escrito de conclusiones
provisionales solicita la indemnización de 150.000 euros, no puede hacer
decaer la atenuante. El dinero que reclamaba estaba a su disposición y no

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puede dejarse a merced de la denunciante por su voluntad de retrasar el pago
de la RC, la aplicación de la atenuante.

Sin embargo, la atenuante se valora únicamente como simple, no muy


cualificada.

Por una parte los 150.000 euros son, atendido en contrato de trabajo con el
equipo de futbol PUMAS de México que obra al folio 254 de las actuaciones, o
el valor de su vivienda en Esplugues de Llobregat, una cantidad pequeña en
relación con su patrimonio, después de haber estado jugando en equipos de
primera línea, por lo que tampoco supone demasiado esfuerzo reparador.

Y consideramos que tampoco debe ser apreciada como muy cualificada la


atenuante por el hecho de que los delitos sexuales no son reparables
económicamente, excediendo el perjuicio causado de parámetros que pueden
ser valorados económicamente. En los delitos sexuales se establecen
indemnizaciones para compensar en parte el perjuicio causado. Pero ya se ha
dicho que este no es cuantificable y además es irreparable.

Por ello procede la apreciación como simple de la atenuante de reparación del


daño.

B)Embriaguez. No concurre la circunstancia modificativa de la responsabilidad


criminal de embriaguez, al no haber quedado acreditado en el plenario la
afectación que el consumo de alcohol pudo tener en las facultades volitivas y
cognoscitivas del acusado. Podemos entender que los medios de prueba
propuestos sí acreditan que el acusado bebió alcohol. Así se desprende de las
declaraciones de los amigos AAA, KK y LLL, de los tickets aportados de la
Taverna del Clinic e incluso de las grabaciones de los vídeos de seguridad de
la discoteca Sutton. Ahora bien, ni sabemos las cantidades que tomó el Sr.
Alves, ni la afectación que le produjo a sus facultades.

La STS 307/2019 de 12 de junio indica que “…para poder apreciar la


circunstancia de consumo de alcohol, sea como una mera atenuante, sea como
una eximente incompleta, es imprescindible que conste probada la concreta e
individualizada situación psicofísica del sujeto en el momento comisivo, tanto
en lo concerniente a la duración de la adicción al alcohol como a la
singularizada alteración de las facultades intelectivas y volitivas cuando ejecutó
la acción punible ; sin que la simple y genérica expresión de que el acusado era
adicto al consumo de alcohol, o que había bebido bastante sin mayores
especificaciones y matices, permita aplicar una circunstancia atenuante de la
responsabilidad criminal en ninguna de sus variadas manifestaciones (SST
577/2008, de 1-12; 315/2011, de 6-4; 796/2011, de 13-7; y 738/2013, de 4-10)”.
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Y precisamente en el supuesto sometido a la consideración de esta Sala no
aparece acreditado que el acusado tuviera sus facultades volitivas y cognitivas
mermadas. Por una parte, la esposa del acusado Sra. MMM ha manifestado
que su marido volvió a casa sobre las 4 y pico de la madrugada, muy borracho,
oliendo a alcohol, se chocó contra el armario que tienen en la habitación, se
desplomó en la cama. Por su parte el acusado declaró que al llegar a casa su
esposa estaba dormida. NNN preguntado para que dijese el estado en que se
encontraba el Sr. Alves ha declarado que “se fue de manera diferente a como
entró” para después añadir que “le vio muy alegre, muy contento, eufórico”.
LLLL ha expuesto que “Alves había bebido bastante, estaba alterado en el
sentido de beber bastante alcohol”.

Finalmente el testigo DDD, camarero del local ha declarado que no notó


comportamiento extraño, ni de quererse ir rápido, ni de ir bajo los efectos del
alcohol.

Por su parte las peritos de la defensa MARTA VIZCAÍNO y ALICIA ROMERO,


tras manifestar que en virtud de la bebida que podría haber ingerido el Sr.
Alves podía tener una afectación importante por el consumo de alcohol, han
añadido que podía distinguir el bien del mal, que las capacidades cognitivas
estaban levemente afectadas; sabía lo que estaba sucediendo.

Las cámaras de Sutton acreditan que el acusado andaba normalmente, no se


tropezaba, ni dejaba de mantener la verticalidad, tampoco se tambaleaba. Así
se observa en la Cámara 15, que graba la entrada del local: a partir de las
04:06:40 horas sale el acusado, caminando normalmente, saluda al portero de
la discoteca con la mano y va junto con dos acompañantes a lo largo de la
calle.

De todo lo expuesto no podemos concluir que las facultades psicofísicas del


acusado estuvieran alteradas por lo que no procede la apreciación de la
atenuante de embriaguez.

C)Vulneración de derechos fundamentales, como atenuante analógica. Ya


se ha relatado al desestimar las cuestiones previas que no se ha vulnerado
ningún derecho fundamental de la defensa, por lo que tampoco es de apreciar
ninguna atenuación de la responsabilidad criminal en este sentido, por otra
parte no contemplada en el catálogo de circunstancias del artículo 21 del
Código Penal. Ni siquiera por la vía de la analogía del artículo 21.7 CP, que se
refiere a las analógicas con respecto a las anteriores, no a cualquier otra que
se les pueda ocurrir a las partes. Así se ha establecido por la Jurisprudencia
del Tribunal Supremo, por todas, la STS 19/2016 de 26 de enero: “Para
apreciar la concurrencia de dicha atenuante como analógica, art. 21.7 actual
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tras la Ley Orgánica 5/2020 (antes numero 6) se debe partir, dice la sentencia
TS de 20-12-2000 , de la existencia de una semejanza del sentido intrínseco
entre la conducta apreciada y la definida en el texto legal, desdeñando a tal fin
meras similitudes formales y utilizándolo como un instrumento para la
individualización de las penas, acercándolas así al nivel de culpabilidad que en
los delincuentes se aprecie, pero cuidando también de no abrir un indeseable
portillo que permita, cuando falten requisitos básicos de una atenuante
reconocida expresamente, la creación de atenuantes incompletas que no han
merecido ser recogidas legalmente ( SSTS 3-2-96 y 6-10-98 ).

Por ello esta Sala considera que pueden ser apreciadas circunstancias
atenuantes por analogía es preciso que: Guarden semejanza con la estructura
y características de las cinco restantes del artículo 21 del Código Penal (EDL
1995/16398) . Tengan relación con alguna circunstancia eximente y que no
cuenten con los elementos necesarios para ser consideradas como eximente
incompletas. Guarden relación con circunstancias atenuantes no genéricas,
sino específicamente descritas en los tipos penales. Se conecten con algún
elemento esencial definidor del tipo penal, básico para la descripción e
inclusión de la conducta en el Código Penal, y que suponga la ratio de su
incriminación o esté directamente relacionada con el bien jurídico protegido.
Esté directamente referida a la idea genérica que básicamente informan los
demás supuestos del artículo 21 del Código Penal (EDL 1995/16398) , lo que,
en ocasiones, se ha traducido en la consideración de atenuante como efecto
reparador de la vulneración de un derecho fundamental, singularmente el de
proscripción o interdicción de dilaciones indebidas”.

DÉCIMO SEGUNDO.- INDIVIDUALIZACIÓN DE LA PENA.- La reforma del CP


operada por la LO 10/2022 de 6 de septiembre es más favorable al acusado al
establecer un marco punitivo más amplio pero un límite inferior más bajo.
Concurriendo la circunstancia modificativa de la responsabilidad criminal
atenuante de reparación del daño, es de aplicación la regla del artículo 66.1.1ª
CP: 1.ª: “Cuando concurra sólo una circunstancia atenuante, aplicarán la pena
en la mitad inferior de la que fije la ley para el delito”. De ahí que este Tribunal
deba imponer la pena, necesariamente, entre 4 y 8 años de prisión.
Habida cuenta de la edad de la víctima, joven y al inicio de su vida laboral, las
secuelas que se le han causado, la violencia ejercida, con lesiones físicas y
psicológicas pero por otra parte valorando la atenuante de reparación del daño
que sin llegar a ser cualificada sí que consta que el acusado se ha mostrado
conforme a indemnizar a la víctima por encima de los parámetros habituales en
este tipo de delitos se impone al acusado la pena de CUATRO AÑOS Y SEIS
MESES DE PRISIÓN.
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Se impone igualmente la pena de inhabilitación para el ejercicio del derecho de
sufragio pasivo durante el tiempo de la condena de conformidad con lo
establecido en el artículo 56 del Código Penal.
El art. 192 CP impone como inicialmente preceptiva la medida de LIBERTAD
VIGILADA cuando la condena afecte a un delito del título VIII, a ejecutar tras el
cumplimiento de las penas privativas de libertad. Atendido que se trata de un
delito grave en atención a la pena prevista en abstracto, no es exigible que se
aprecie la específica peligrosidad del acusado ni que el tribunal se pronuncie
sobre los motivos que justifiquen su imposición. Todo ello sin perjuicio de cual
sea finalmente el contenido que se le otorgue a la misma en el momento de su
aplicación. La misma calificación de delito grave determina que el tiempo
mínimo sea de cinco años a ejecutar con posterioridad a la pena privativa de
libertad sin que consideremos que exista motivo alguno para imponer una
duración superior a la mínima.
Igualmente las acusaciones, de acuerdo a lo previsto en el art. 57 en relación
con el 48 del CP, solicitan que se imponga al condenado la prohibición de
aproximarse a VVV a menos de 1000 metros de su lugar de trabajo, domicilio y
de su persona durante un periodo superior en un diez años a la pena de prisión
que se imponga en sentencia, así como la prohibición de comunicación con ella
por cualquier medio por el mismo plazo, pretensión que se considera excesiva,
siendo suficiente a los efectos de protección a la víctima que estas
prohibiciones se extiendan por un plazo de cinco años superior a la pena de
prisión, esto es NUEVE AÑOS Y SEIS MESES.
Se impone igualmente la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de
empleo, cargo público, profesión u oficio relacionados con menores de edad
por tiempo de 5 años superior a la pena privativa de libertad impuesta, esto es
NUEVE AÑOS Y SEIS MESES.
Por el delito leve de lesiones se impone la pena de 2 meses de multa, teniendo
en cuenta la indemnización que ofrece el acusado además del alcance de las
lesiones con una cuota diaria de 150 euros (dados los ingresos del acusado y
su patrimonio acumulado a lo largo de su vida profesional y a la existencia
acreditada de una casa de Esplugues de Llobregat, con una superficie total
construida de 655 m2 y un precio de compra en 2010 de cinco millones de
euros –folios 262 y siguientes-) que es la cantidad que ha solicitado la
acusación particular, con la responsabilidad personal subsidiaria en caso de
impago de un mes.

DÉCIMO TERCERO.- RESPONSABILIDAD CIVIL.- Los artículos 109 y


siguientes del Código Penal determinan la responsabilidad civil en que incurre
el autor del delito o delitos por que se procede, y que se concreta en la
indemnización de los perjuicios causados con su perpetración.
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Consta que la víctima resultó afectada psicológicamente por los hechos,
encontrándose de baja laboral desde entonces, y está recibiendo apoyo
psicológico y psiquiátrico.
Ya se adelanta, que en los casos de violación no consideramos
analógicamente aplicables los criterios establecidos para la valoración de los
daños corporales en accidentes de circulación, por la difícil determinación de la
valoración de los daños morales en delitos de este tipo.
En fecha 25 de abril de 2019 esta Sección 21 de la Audiencia Provincial de
Barcelona dictó sentencia en el Rollo 13/2016, en la que se condenaba a un
docente por varios delitos de abuso sexual, en dos de ellos con acceso carnal y
continuidad delictiva, cometidos sobre víctimas menores de edad y donde
exponíamos los siguientes razonamientos: “Recuerda el Tribunal Supremo,
STS 804/2018, de 2 de marzo : "La jurisprudencia de esta Sala ha señalado
que el daño moral no necesita estar especificado en los hechos probados
cuando fluye de manera directa y natural del referido relato histórico o hecho
probado, pudiendo constatarse un sufrimiento, un sentimiento de su dignidad
lastimada o vejada, susceptible de valoración pecuniaria sin que haya en ello
nada que se identifique con pura hipótesis, imposición o conjetura determinante
de daños desprovistos de certidumbre o seguridad ( SSTS núm. 264/2009, de
12 de marzo ; núm. 105/2005, de 29 de enero ). El daño moral, en caso como
el de autos, resulta de la importancia del bien jurídico protegido y de la
gravedad de la acción que lo ha lesionado criminalmente; no deriva de la
prueba de lesiones materiales, sino de la significación espiritual que el delito
tiene con relación a la víctima (cifr. STS 1366/2002, de 22 de julio ).

Para su cuantificación, normalmente no podrán los Juzgadores contar con


pruebas que faciliten el parámetro económico para fijarla, más allá de la
expresión de la gravedad del hecho y las circunstancias personales de la
víctima ( SSTS núm. 957/1998, de 16 de mayo y núm. 1159/1999, de 29 de
mayo , entre otras). El daño moral solo puede ser establecido mediante un
juicio global, atendiendo a la naturaleza del delito y a su gravedad atemperando
la demanda de las víctimas a la realidad social y económica de cada momento
histórico ( SSTS 915/2010 )"

Y en lo que se refiere a la cuantificación exponíamos que “el problema para la


Sala, a la hora de fijar la responsabilidad civil, es que se ve obligada a
cuantificar lo que es incuantificable. De las declaraciones de los testigos, así
como de las distintas periciales, si algo ha quedado claro, es que los hechos
que sufrieron los denunciantes constituyeron una experiencia vital negativa en
un momento en que todavía no tenían desarrollada su personalidad, y que
como tal ha condicionado el cómo son de adultos. De manera que hoy son los
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hombres que son, en parte, por haber padecido la conducta del acusado. Y ello
no tiene precio ni reparación posible. Lo único que podemos hacer es
establecer una "compensación" económica. Obviamente, cada persona
gestiona sus experiencias a su manera y reacciona y evoluciona de forma
distinta. Y ello se ha podido ver en el acto de juicio. Pero tal forma de gestión y
asunción, y una distinta repercusión en la situación psicológica, no empece a
que a todos se les haya infligido un sufrimiento y un daño susceptible de ser
indemnizado. Dicho de otro modo, la ausencia de secuelas psicológicas no
implica que no exista daño moral que es inherente a la existencia del delito, su
naturaleza y la afectación al desarrollo de la personalidad de las víctimas. Ni
tampoco que no deban tenerse en cuenta las mayores repercusiones que una
persona haya podido sufrir”.
A fecha de hoy, a la víctima le consta un grado de afectación que le ha llevado
a tratarse psicológicamente y que aún le implica malestar cuando recuerda los
hechos. Tal y como se ha señalado anteriormente, VVV es una chica joven,
cuya vida ha cambiado radicalmente desde que ocurrieron los hechos, los
cuales además tienen resonancia social y mediática, muy a su pesar.
En este sentido la STS 344/2019 de 4 de julio (Sentencia de “La Manada”) que
eleva de 50.000 mil a 100.000 euros la indemnización establecida por la
Audiencia Provincial en favor de la víctima razona que: “En casos muy
mediáticos como el analizado se produce una victimización secundaria, por
aparecer repetidamente la noticia en los medios de comunicación de masas, y
además, en este supuesto se declara acreditado, no solo por las
manifestaciones de "la denunciante", sino por el propio relato de hechos
probados, que existían vídeos en los que se habían grabado los ataques
sexuales a la víctima, y que incluso uno de los acusados llegó a mandar
mensajes a dos grupos de WhatsApp " DIRECCION005 " y " DIRECCION006 ",
en los que no solo contaba al grupo "follándonos a una los cinco".. "puta
pasada de viaje"..., sino que anunciaba que había vídeos, lo que le produjo a la
víctima, una vez que se enteró, un gran desasosiego, ya que pensaba que
cualquier persona con la que se encontraba en la calle le podía identificar. Pero
es más, el propio proceso ha influido en el estado de ánimo de la víctima ya
que fue objeto de seguimientos por detectives privados, lo que implica una
intromisión en su intimidad que le tenía preocupada, incluso temía por su
propia seguridad.

Debemos partir de la doctrina de esta Sala que ha señalado de forma reiterada


que el daño moral solo puede ser establecido mediante un juicio global basado
en el sentimiento social de reparación del daño producido por la ofensa de la
víctima, por lo cual deberá atenderse a la naturaleza y gravedad del hecho, no
siendo necesario que ese daño moral, consecuencia misma del hecho delictivo
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no se olvide, tenga que concretarse en determinadas alteraciones patológicas o
psicológicas.

El daño moral tiene su dimensión en el ámbito propio de la víctima, sujeto


pasivo de una acción grave que atentó contra su indemnidad sexual, por lo que
los citados conceptos no cuantificados por la Sala deben ser indemnizados, -
además del DIRECCION008 que reconoce el Tribunal y valora en 50.000€-, en
concreto en la cantidad de 50.000€, teniendo en cuenta la gravedad de los
hechos en sí mismos considerados, la edad de la víctima, y la angustia que sin
duda le ha provocado posteriormente a los hechos el atentado hacia su
intimidad, la imposibilidad de valorar en este momento sus secuelas futuras, y
la gran repulsa social de los hechos, junto con la revictimización a la que ha
sido sometida durante la duración del proceso”.

En el momento en que nos encontramos, la defensa no se ha opuesto, vía


calificación alternativa, que se establezca 150.000 euros de responsabilidad
civil, por lo que esta Sala, al tiempo de valorar este hecho en el momento de
individualizar la pena, debe fijarla en este sentido, que comprenderá todos los
conceptos.
Con arreglo al artículo 576 LEC se le aplicará a estas sumas el interés procesal
correspondiente desde sentencia y hasta completo pago.

DÉCIMO CUARTO.- COSTAS.- De conformidad con lo dispuesto en el art. 123


del Código Penal, procede imponer las costas al procesado, incluida la de la
acusación particular.

DÉCIMO QUINTO.- SITUACIÓN PERSONAL DEL ACUSADO.

Al finalizar el acto del juicio se ha celebrado la comparecencia para determinar


la situación personal del acusado, en prisión provisional desde el 20 de enero
de 2023. Habiéndose solicitado por el Ministerio Fiscal y la acusación particular
el mantenimiento de la situación de prisión provisional y la defensa la puesta en
libertad, no procede por este momento resolver sobre su situación personal
puesto que no consta que se vaya a apelar la sentencia dictada. En el caso de
presentarse recurso de apelación se valorará de nuevo su situación personal a
los efectos del artículo 504.2 LECRIM.

VISTOS los preceptos legales citados y demás de general y pertinente


aplicación,

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FALLAMOS

Que CONDENAMOS a DANIEL ALVES DA SILVA como autor responsable de


un delito de violación de los artículos 178 y 179 del Código Penal, concurriendo
la atenuante de reparación del daño del artículo 21.5 CP a la pena de CUATRO
AÑOS Y SEIS MESES de prisión, con la accesoria legal de inhabilitación
especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena,
así como la pena de LIBERTAD VIGILADA por tiempo de CINCO AÑOS, la
cual deberá ejecutarse con posterioridad al cumplimiento de la pena de prisión
de conformidad con el artículo 192.1 del C.Penal.
Asimismo se impone al acusado como pena accesoria la prohibición de que se
acerque a VVVVV así como a su domicilio y lugar de trabajo, o a cualquier otro
lugar frecuentado por la misma, en un radio de 1000 metros, y prohibición de
que se comunique con ella por cualquier medio, por un periodo de nueve años
y seis meses.
Se impone igualmente la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de
empleo, cargo público, profesión u oficio relacionados con menores de edad
por tiempo de 5 años superior a la pena privativa de libertad impuesta, esto es
NUEVE AÑOS Y SEIS MESES.

En concepto de responsabilidad civil el acusado indemnizará a VVVVV en la


cantidad de CIENTO CINCUENTA MIL EUROS por el daño moral padecido y
las lesiones producidas. Dichas cantidades devengarán el interés legal
incrementado en dos puntos de conformidad con el art. 576 de la LECivil.

CONDENAMOS A DANIEL ALVES DA SILVA como autor responsable de un


delito leve de lesiones a la pena de 2 meses de multa con una cuota diaria de
150 euros, con la responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago del
artículo 53 CP.

Para el cumplimiento de la pena que se impone, se declara de aplicación y se


debe computar todo el tiempo que el acusado hubiere estado privado de
libertad por esta causa, siempre que no se le hubiere computado en ninguna
otra.

Se condena al acusado al abono de las costas procesales, incluidas las de la


acusación particular.

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Notifíquese al Ministerio Fiscal y a las demás partes, haciéndoles saber que
contra la presente cabe la interposición de recurso de apelación ante la Sala de
lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, en el plazo de
diez días desde su última notificación.

En cuanto a la situación personal del acusado se mantiene la situación


personal del acusado habida cuenta que ha sido condenado. En el caso de
presentarse recurso de apelación se valorará de nuevo su situación personal a
los efectos del artículo 504.2 LECRIM.

Así por esta nuestra sentencia, de la que se unirá certificación al rollo de su


razón, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

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