Modulo N°1 Conocimientos Generales en Materia de Seguros

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Modulo N°1: Conocimientos Generales en Materia de Seguros

Aspectos macro económicos


Desde el punto de vista macroeconómico, la institución del seguro proporciona dos
grandes aportaciones:
Estímulo de la inversión: Según Kenneth Arrow, el desplazamiento del riesgo que
supone el seguro es muy provechosa desde un punto de vista social ya que induce el
emprendimiento de nuevas actividades económicas y puede afirmarse que en ausencia de
actividad aseguradora, el volumen de inversión sería menor y en definitiva disminuiría la
renta y el bienestar de la población.
Contribuye a evitar las desigualdades: El seguro evita los empobrecimientos extremos
que tienen su causa en fallecimientos o siniestros, contribuyendo a una mayor equidad
económica.
Contrato de seguro
El contrato de seguro es un acuerdo, denominado póliza de seguro, por el cual una
Compañía de Seguros (el asegurador), se obliga a resarcir de un daño o a pagar una suma
de dinero a la otra parte, tomador, al verificarse la eventualidad prevista en el contrato, a
cambio del pago de un precio, denominado prima, por el tomador. El contrato de seguro
puede tener por objeto toda clase de riesgos si existe interés asegurable, salvo prohibición
expresa de la ley.
El contratante o tomador del seguro, que puede coincidir o no con el asegurado, por su
parte, se obliga a efectuar el pago de esa prima, a cambio de la cobertura otorgada por el
asegurador, la cual le evita afrontar un perjuicio económico mayor, en caso de que el
siniestro se produzca.
El contrato de seguro es consensual; los derechos y obligaciones recíprocos de asegurador
y tomador, empiezan desde que se ha celebrado la convención, aun antes de emitirse la
«póliza» o documento que refleja datos y condiciones del contrato de seguro.
Un seguro es un contrato, denominado póliza de seguro, por el que una Compañía de
Seguros (el asegurador) se obliga, mediante el cobro de una prima y para el caso de que se
produzca el evento cuyo riesgo es objeto de cobertura a indemnizar, dentro de los límites
pactados, el daño producido al asegurado; bien a través de un capital, una renta, o a
través de la prestación de un servicio. En este contrato intervienen: El asegurador, que
siempre ha de ser una compañía de seguros, que es la entidad responsable de la cobertura
en caso de siniestro. El asegurado, que es el propietario de la póliza de seguro y
responsable del pago de la prima correspondiente, el asegurado que es la persona a la que
se asegura (bien a ella o a sus propiedades o intereses), y el beneficiario que es la persona
que cobrará la indemnización correspondiente en caso de siniestro. No siempre estas tres
figuras han de ser la misma persona pudiendo ser todos distintos. A modo de ejemplo:
Una empresa (tomador) que paga un seguro de vida a su empleado (asegurado) para que
cobren sus hijos (beneficiarios) en caso de fallecimiento de éste.
También puede existir una figura más, el agente de seguros, que es la persona que
intermedia entre el Asegurado y la compañía de seguros antes de la compra de la póliza
de seguro, en el momento de la formalización (compra) y después de la compra
(modificaciones que sean necesarias, tramitación de siniestros, etcétera).
La cantidad de dinero que se cobra por el seguro se llama prima. La prima garantiza que el
asegurador esté obligado a cumplir con las prestaciones que le ha prometido al Tomador.
La gestión del riesgo, que es la práctica de la evaluación y control del mismo, se ha
desarrollado como un campo discreto de estudio y práctica.
La transacción implica que el asegurado supone una pérdida relativamente pequeña y
conocida en la forma de pago de una prima a la aseguradora a cambio de la garantía de la
compañía de seguros para compensar (indemnizar) al asegurado en el caso de una pérdida
financiera o comercial.
El asegurado recibe un contrato, denominado la póliza de seguro, que detalla las
condiciones y circunstancias en las que el asegurado será compensado.
Desde un punto de vista matemático, el seguro transforma los riesgos a los que están
sometidos las personas en probabilidades soportables a través de una organización. El
seguro se configura como una pieza básica de la actual estructura social. La institución del
seguro tiene dos grandes manifestaciones en la sociedad:

 Seguridad social, que es un sistema obligatorio de cobertura, administrado por el


Estado, dirigido a proporcionar protección y bienestar a los ciudadanos, que suele
garantizar una prestación económica en caso de jubilación, incapacidad laboral,
fallecimiento, desempleo, etc.
 Seguros privados, que cubren y protegen a las personas o entidades que lo
contratan, pudiendo ser de suscripción obligatoria o voluntaria. Ejemplos de
seguros privados son los seguros de robo o incendio de un inmueble o los seguros
de automóviles o de accidentes de personas.
Tipos de seguros privados

 Los seguros privados pueden estar clasificados como seguros personales, seguros
patrimoniales o de daños y de servicios, aunque también son diferenciados como
seguros de daños a personas y seguros contra daños materiales. En los seguros que
cubren daños a personas, si se refiere a los personales, la persona queda cubierta
ante cualquier situación o imprevisto que le afecte. Estos abarcan los seguros de
vida, los seguros médicos privados y accidentales, los cuales cubren al asegurado
en caso de enfermedad y la integridad de la persona ante un accidente. Los
seguros contra daños materiales cubren de manera parcial o total la pérdida
patrimonial a causa de un siniestro o catástrofe, pudiendo ser seguros para el
hogar, seguros contra robo, seguros para automóviles, seguros contra incendios y
también de responsabilidad civil.
Seguro solidario

 Un seguro solidario es un seguro que tras su contratación se genera un donativo


de un importe proporcional a la póliza. Este donativo es realizado por la compañía
aseguradora, o en su defecto, por la correduría o agente de seguros. Suele existir
una colaboración de estas entidades con diferentes ONG, asociaciones o
fundaciones sin ánimo de lucro a los que se derivarán los donativos, presentando
diferentes opciones de destino. El tomador del seguro será quien decida a dónde
dirigir las donaciones generadas.

El seguro
El seguro es el mecanismo por el cual quienes soportan riesgos pueden transferirlos al
asegurador, quien se compromete a indemnizarlo total o parcialmente de las pérdidas que
los riesgos pueden ocasionar. Al realizar un contrato de seguro, se intenta obtener una
protección económica de bienes o personas que pudieran en un futuro sufrir daños.
El seguro tiene una doble función: la económica y la social.

 Función económica: elimina la incertidumbre económica sobre el futuro logrando


aumentar la eficiencia, estabiliza la riqueza, combate la pobreza y estimula el
ahorro.
 Función social: estimula la previsión, contribuye con el mejoramiento de la salud.
Elementos personales del contrato de seguros
Dentro de la relación contractual se encuentran los siguientes sujetos:
El asegurador
El ente asegurador puede ser definido como «la persona jurídica que, constituida con
arreglo a lo dispuesto por la legislación correspondiente, se dedica a asumir riesgos
ajenos, cumpliendo lo que a este efecto establece aquella legislación, mediante la
percepción de un cierto precio llamado prima».
En la figura del asegurador cabe destacar unos perfiles concretos entre los que podemos
apreciar los siguientes:
 Por imperativo legal, ha de tratarse de una persona jurídica. No cabe ni siquiera
ocasional de alguien que, individualmente, realice operaciones de cobertura de
riesgos. Las condiciones de funcionamiento del seguro y su proyección en el
tiempo ya exigen, por sí solas, que el asegurador sea una persona jurídica;
 Aquella persona debe revestir, precisamente, alguna de las formas que la ley
considera únicamente válidas para la práctica de la industria aseguradora;
 Ha de haber merecido previamente la aprobación de la Administración Pública,
para actuar como aseguradora;
 Debe dedicarse en forma exclusiva a la práctica del seguro o del reaseguro, en su
caso sin que sea admisible otro tipo de actividades, salvo las operaciones de
gestión de fondos colectivos de jubilación;
 Han de ajustar su situación a las normas de la legislación de seguros, que regulan
con detalle la práctica aseguradora, a la vez se hallan sometidas a la inspección y
control del Poder público.
Dentro del amplio espectro de las posibles personas jurídicas son supuestos admitidos
como válidos:

 Sociedad Anónima.
 Sociedad Mutua a prima fija.
 Mutuales de previsión social.
 Sociedad Cooperativa.
Siendo el seguro un asunto que afecta a toda la comunidad, y que está directamente
conectado con el bienestar de esta y cuya base indispensable es la confianza y el crédito, a
las entidades que deseen actuar como aseguradoras se le exigen una doble serie de
formalidades tanto como jurídicas como económicas, obedeciendo estas de la entidad que
se quieran formar para proveer los seguros.
El tomador
El tomador es la persona natural o jurídica «que contrata y suscribe la póliza de seguro,
por cuenta propia o de un tercero, asumiendo las obligaciones y derecho en la LCS. se
establecen» busca trasladar un determinado riesgo a un tercero (empresa aseguradora) a
efecto de que le sean resarcidos a él o a un tercero los daños o perdidas que puedan
derivar del acaecimiento de un suceso incierto a la fecha del contrato de seguro. Con tal
objeto deberá abonar una retribución (prima) al asegurador.
El asegurado
El asegurado puede ser definido como el titular del área de interés que la cobertura del
seguro concierne, y del derecho a la indemnización que en su día se satisfaga que, en
ciertos casos, puede trasladarse al beneficiario. Es la persona natural o jurídica a quien el
acontecimiento del siniestro va a afectarle más directamente. En definitiva, es aquel sobre
cuya cabeza o bienes van a recaer las consecuencias del siniestro. La figura del asegurado
es esencial dentro del contrato de seguro. Porque lo mismo que no cabe concebir un
contrato de aquella naturaleza sin la existencia de un riesgo que cubrir o tampoco resulta
dable pensar un negocio jurídico de la naturaleza mencionada sin que haya una persona o
destinatario final de la garantía que se pacta, y cuyos intereses, protegidos de esta suerte,
son la causa eficiente del contrato.
El beneficiario
Es la persona que tiene derecho a recibir la prestación del asegurador. La figura del
beneficiario tiene especial relevancia en los seguros de personas, ya que con frecuencia
están destinados a aprovechar a un tercero, e incluso en ciertas modalidades esto es
necesario, como ocurre en los seguros para caso de muerte.
El beneficiario es también la persona que, va a recibir la utilidad del seguro cuando se
produzca el hecho contemplado en el mismo (sin ser asegurado). Es aquel sobre quien
recaen los beneficios de la póliza pactada, por voluntad expresa del tomador. La
designación del beneficiario responde a unos planteamientos de previsión que
corresponden a los seguros de carácter personal, de manera especial a los seguros de vida
y accidentes, para el caso de muerte del asegurado.
El tomador del seguro podrá designar beneficiario o modificar la designación
anteriormente realizada, sin necesidad del consentimiento del asegurador. Con ello queda
claro que la facultad de señalar y revocar beneficiarios está en la mano del tomador. El
asegurado no posee ningún derecho o disposición sobre el particular, ni siquiera de
aprobar o rechazar el beneficiario que el tomador ha elegido.
Elementos formales del contrato de seguro

 Proposición: es un contrato de buena fe, donde la compañía cree lo que declara el


proponente (cliente) para apreciar el riesgo y así determinar el coste y alcance del seguro.
 Póliza: es el documento principal que instrumenta el contrato de seguro, en donde
constan los derechos y obligaciones de las partes. Se trata de un contrato privado,
redactado normalmente en varios folios, que incluye las condiciones generales y las
condiciones particulares. Las condiciones generales, que son únicas para todos los
asegurados, suponen el conjunto de los principios básicos que ha fijado el asegurador para
regular la totalidad de contratos formalizados en un ramo o producto determinado, tales
como la forma en que se liquidan las indemnizaciones o se cobran las primas,
comunicaciones mutuas entre asegurador y asegurado, etc. También incluyen las
definiciones y las exclusiones que se aplican, de forma general, al contrato de seguro. La
póliza contendrá, como mínimo, las indicaciones siguientes:
 los nombres, domicilios de los contratantes y firma de la empresa aseguradora;
 la designación de la cosa o de la persona asegurada;
 la naturaleza de los riesgos garantizados;
 el momento a partir del cual se garantiza el riesgo y la duración de esta garantía;
 el monto de la garantía;
 la cuota o prima del seguro;
 las demás cláusulas que deban figurar en la póliza de acuerdo con las disposiciones
legales, así como las convenidas lícitamente por los contratantes.
Elementos reales del contrato de seguro
Son aquellos elementos que, de no concluir, no permiten la existencia del contrato de
seguro:

 el interés asegurable
 el riesgo asegurable
 la prima
 la obligación del asegurador a indemnizar
El interés asegurable
En general, el objeto inmediato del contrato es la obligación que por él se constituye, pero
como ésta, a su vez, tiene por objeto una prestación de dar, hacer o no hacer, se llama
ordinariamente objeto del contrato a las cosas o servicios que son materia,
respectivamente, de las obligaciones de dar o de hacer.
La obligación principal del asegurador tiene por objeto o prestación la tutela del interés
amenazado por el riesgo asegurado, mientras no se haya producido el siniestro, y esta
obligación se convierte en la de indemnizar el daño causado, si el siniestro se produce.
Por interés se entiende la relación lícita de valor económico sobre un bien. Cuando esta
relación se halla amenazada por un riesgo, es un interés asegurable.
El interés asegurado tiene necesariamente un valor económico, que en unos seguros (los
de cosas) se determina a posteriori mediante la correspondiente tasación pericial, y en
otros (los de personas) se determina a priori, contractual o legalmente. No obstante, en
aquellos seguros, al tiempo de formalizarse el contrato se fija unilateralmente por el
asegurado la cantidad que él estima suficiente para reparar el daño en caso de siniestro,
esta cantidad llamada suma asegurada, representa el valor aproximado del interés, sirve
de base para calcular la prima (a mayor suma mayor prima) y de límite contractual a la
futura prestación del asegurador. El ideal es que exista coincidencia entre el valor del
interés y la suma asegurada, pero la discordancia siempre es posible, pues, como hemos
dicho, esta última la fija libremente el asegurado y, deliberadamente o por error, puede
fijarla en cantidad distinta del valor del interés.
En principio, se pueden asegurar todas las cosas corporales (coches, viviendas, negocios,
etc.) e incorporales (perjuicios económicos, paralización de actividad, etcétera); además,
se puede asegurar la vida y el patrimonio. Para que la cosa sea susceptible de ser
asegurada, debe cumplir con los siguientes requisitos:

 Debe tratarse de una cosa corporal o incorporal.


 La cosa debe existir al tiempo del contrato, o al menos al tiempo en que
empiecen a correr los riesgos o daños.
 La cosa debe ser tasable en dinero.
 La cosa debe ser objeto de una estipulación lícita.
 La cosa debe estar expuesta a perderse por el riesgo que corre el asegurado.
A contrario sensu, no se pueden asegurar:

 los riesgos especulativos (precepto básico: "La indemnización no constituye


ganancia");
 los objetos del comercio ilícitos;
 las cosas en donde no existe un interés asegurable.
El riesgo
La finalidad del seguro consiste en proporcionar seguridad económica contra el riesgo,
esta finalidad se consigue no por la supresión del acontecimiento temido (fuego, muerte,
enfermedad, etc.), sino por la certeza de tener una compensación económica cuando se
produzca el evento dañoso temido.
Desde el punto de vista jurídico, el riesgo viene a ser un elemento esencial del contrato y
consiste en un acontecimiento incierto en cuanto al hecho mismo o en cuanto al
momento de su realización, o respecto a la cuantía del efecto. El riesgo, según expone
Garrigues, es la posibilidad de que por azar ocurra un hecho que produzca una necesidad
patrimonial. Esta necesidad patrimonial puede ser concreta, como ocurre en los seguros
contra daños; o abstracta, como ocurre en los seguros de personas o, mejor dicho, en los
seguros de sumas, especialmente en el seguro sobre la vida.
Sin riesgo, no puede existir seguro, porque al faltar la posibilidad de que se produzca el
evento dañoso, ni podrá existir daño ni cabrá pensar en indemnización alguna. El riesgo
presenta ciertas características que son las siguientes:

 Es incierto y aleatorio.
 Posible. Lo imposible no origina riesgo. Debe ser incierto, porque si
necesariamente va a ocurrir, nadie asumiría la obligación de repararlo.
 Es concreto.
 Es lícito.
 Es fortuito.
 Es de contenido económico.
En el contrato de seguro, el asegurador no puede asumir el riesgo de una manera
abstracta, sino que este deber ser debidamente individualizado, ya que no todos los
riesgos son asegurables, es por ello que se deben limitarse e individualizarse, dentro de la
relación contractual.
La prima o precio de seguro
La prima es uno de los elementos indispensables del contrato de seguro. Es el precio del
seguro o contraprestación, que establece una compañía de seguros calculada sobre la
base de cálculos actuariales y estadísticos teniendo en cuenta la frecuencia y severidad en
la ocurrencia de eventos similares, la historia misma de eventos ocurridos al cliente, y
excluyendo los gastos internos o externos que tenga dicha aseguradora.
Salvo pacto contrario, si no se ha pagado la prima antes de producirse el desastre o
accidente, el asegurador se libera de la obligación contraída en el contrato. También, salvo
pacto en contrario, es pagada en dinero; su pago es de carácter obligatorio para el
tomador o contratante según las condiciones establecidas en la póliza de seguros.
La obligación del asegurador a pagar la suma asegurada
Este elemento resulta trascendente porque representa la causa de la obligación que
asume el tomador de pagar la prima correspondiente. Debido a que este se obliga a pagar
la prima porque aspira que el asegurador asuma el riesgo y cumpla con pagar la
indemnización en caso de que se produzca el siniestro.
Esta obligación depende de la realización del riesgo asegurado. Esto no es sino
consecuencia del deber del asegurador de asumir el riesgo asegurable. Y si bien puede no
producirse el siniestro, ello no significa la falta del elemento esencial del seguro que ahora
nos ocupa, por cuanto este se configura con la asunción del riesgo que hace el asegurador
al celebrar el contrato asegurativo, siendo exigible la prestación indemnizatoria sólo en
caso de ocurrir el siniestro.
Tipos de seguros:
Los contratos de seguros pueden clasificarse de diferentes formas, una de ellas, los divide
en seguros contra daños y los seguros de personas.
Seguro contra daños: Este tipo de seguros persiguen la indemnización estricta del daño
sufrido, el asegurador se limita a facilitar el valor que remplaza la pérdida sufrida por el
asegurado. No se sabe la cantidad hasta que no ocurre el daño, por lo que, en el momento
de celebración del contrato de seguro, no se fija una cuantía, sino bases y métodos para
poder proceder al cálculo con posterioridad al acontecimiento del daño. Los contratos de
seguro contra daños establecidos en la Ley de Contrato de Seguro son los siguientes:
Seguro de defensa jurídica: Es aquel por el cual el asegurador se obliga a hacerse
cargo de aquellos gastos en que pueda incurrir el asegurado por su intervención en un
procedimiento administrativo, judicial o arbitral, así como a brindarle los servicios de
asistencia jurídica (judicial y extrajudicial) derivados de la cobertura del seguro. Esta clase
de seguros permite que el asegurado pueda protegerse de diversas contingencias diarias
en las que pueda llegar a requerir asistencia técnica de procurador y abogado, debiendo la
aseguradora solventar los gastos que la asistencia técnica requiera. Según la doctrina el
interés del asegurado “es la integridad de su patrimonio frente a posibles gastos derivados
de la defensa jurídica y el riesgo estará integrado por el conjunto de actuaciones que
podrán afectar a ese patrimonio”. Es un contrato de seguro autónomo que debe
diferenciarse de otros, como el caso de la defensa jurídica incluida en los seguros de
responsabilidad civil. En ordenamientos de algunos países se permite la libre elección de
procurador y abogado para la representación y defensa en cualquier clase de
procedimiento, no actuando éstos últimos bajo instrucciones del asegurador. En otros
países se establece que el abogado será proporcionado por la compañía de seguros.
Seguro de transporte terrestre: Se entiende éste como aquel en que el asegurador se
obliga, a cambio del cobro de una prima, a indemnizar los daños materiales que puedan
surgir por el transporte de las mercancías porteadas, el medio que se utiliza u otros
objetos asegurados. El contrato de seguro de transporte terrestre es un contrato típico
cuyos elementos son la consensualidad, la bilateralidad, la onerosidad, la aleatoriedad y la
ejecución sucesiva. Pueden contratar este seguro no solamente el propietario de las
mercancías o del vehículo que las transporta, sino todos aquellos que tengan
responsabilidad en su conservación, tales como el comisionista o la agencia de transporte.
Adicionalmente, puede contratarse por viaje o por un tiempo determinado.
Normativamente se entiende que la cobertura del seguro comienza desde el momento en
que se entrega la mercancía al porteador para su transporte (en el punto de partida del
viaje asegurado), es decir, que la responsabilidad del asegurador ahora inicia en el
momento en que el transportador recibe o ha debido recibir las mercancías objeto del
seguro, y terminar cuando se entregue la mercancía al destinatario en el punto de destino.
Ahora bien, cuando se utilicen diversos medios para el transporte de la mercancía
(terrestre, aéreo, marítimo o fluvial), y no se pueda determinar el momento exacto del
siniestro, la ley establece que se deben aplicar las normas del seguro de transporte
terrestre si el viaje por este medio constituye la parte más importante del mismo. Si, por
el contrario, el transporte terrestre es accesorio de otro medio de transporte, deberán
aplicarse las normas del transporte predominante. Respecto al riesgo asegurable, en este
seguro se comprenden todos los riesgos inherentes al transporte. Sin embargo, es
importante tener en cuenta que el asegurador no está obligado a responder si la
mercancía sufre algún deterioro ocasionado por el simple transcurso del tiempo, ni por los
riesgos expresamente excluidos al momento de contratar el seguro.
Seguros contra incendios: En estos el asegurador se obliga a indemnizar al asegurado
por los daños producidos por un incendio en el objeto asegurado, el seguro se extenderá a
los objetos descritos en la póliza. Cuando los bienes asegurados sean objetos de arte,
joyas y metales preciosos, títulos valores, dinero y documentos de cualquier clase se
requiere una inclusión expresa para su cobertura. Se entiende cubierto bajo el seguro de
incendio también aquellos daños ocasionados por consecuencias asociadas al fuego, como
los daños derivados del calor, humo, vapor …
Seguro contra robos: En este tipo de seguros, el asegurador cubre los daños
derivados de la sustracción ilegítima, por terceros, de las cosas aseguradas en el contrato.
Generalmente se establece que la “la cobertura comprende el daño causado por la
comisión del delito en cualquiera de sus formas”. El seguro de robo también cubre la
figura del hurto.
Seguro de lucro cesante: En este contrato de seguro, el asegurador cubre la pérdida
del rendimiento económico que se hubiese podido alcanzar en un acto o actividad de no
haberse producido el siniestro descrito en el contrato. Se cubren las expectativas
frustradas, pero cuando esta situación se haya producido como consecuencia de los
acontecimientos determinados en el contrato. La Ley establece, que en caso de que el
asegurador contrate un seguro de lucro cesante con una aseguradora y otro seguro de
daños con otra aseguradora, deberá comunicar a ambos aseguradores tal situación, para
evitar que, por un mismo objeto, causa y temporalidad en la cobertura, se proceda al
cobro de dos indemnizaciones produciendo un enriquecimiento injusto.
Caución: La aseguradora cubre los daños patrimoniales derivados del incumplimiento
de una obligación por parte del deudor. Estamos ante un seguro donde intervienen tres
personas, el asegurador, el tomador del seguro y posible incumplidor, que es el que
contrata el seguro y el asegurado, que es la persona que tiene derecho a la recibir la
indemnización. También se le conoce como un seguro de garantía, debido a que su
finalidad es establecer una garantía de que se van a cumplir con las obligaciones.
Seguro de Crédito: En este seguro el riesgo asegurado es la insolvencia o quiebra. Por
tanto, la aseguradora cubre los daños sufridos y derivados de la insolvencia definitiva de
los deudores y que como consecuencia de esta se produce el impago de sus créditos. Bajo
este seguro, la aseguradora indemnizaría al asegurado con un porcentaje, anteriormente
establecido en la póliza, del importe del crédito impagado, más los gastos de recobro y
otros daños expresamente pactados.
Seguro de Responsabilidad civil: Seguro por el que el asegurador se obliga a cubrir el
riesgo del nacimiento a cargo del asegurado de la obligación de indemnizar a un tercero
por los daños y perjuicios causados, cuando el asegurado es civilmente responsable de
estos, por un hecho previsto en el contrato. Se entiende como tercero “la persona que ha
sufrido los daños y perjuicios de que se deben responder y que quedan asegurados”.
Los Seguros Agrarios: Tal y como establecen BROSETA PONT, M. MARTÍNEZ SANZ, F. estos
tipos de seguros han sido objeto de especial atención y de particular intervención estatal
debido a su complejidad y a la importancia de los riesgos que soportan las actividades
agrarias, forestales y pecuarias, teniendo en cuenta que estas se encuentran sometidas a
riesgos de muy diversa naturaleza. Cabe destacar que anualmente se aprueba un Plan de
Seguros Agrarios Combinados, estableciéndose las subvenciones y ayudas que concede el
estado para la conclusión de estos seguros.
En cuanto a sus características, debemos empezar estableciendo que se trata de un
seguro combinado contra riesgos agrícolas múltiples, riesgos pecuarios por accidentes,
enfermedad o epizootias del ganado, o riesgos de incendios forestales. La suscripción de
este seguro es voluntaria excepto en los supuestos en que la ley establece lo contrario, y
como ya se ha especificado con anterioridad, se encuentran fuertemente subvencionados
por el Estado. En este tipo de seguros las pólizas pueden suscribirse individual o
colectivamente, confiándose la cobertura de los riesgos a las Compañías aseguradoras
públicas y privadas. Por último, estos tipos de seguros se llevan a cabo según
producciones, zonas y riesgos, a través de los distintos planes anuales de seguros agrarios
combinados aprobados por el Gobierno.
Seguros de personas: Este tipo de seguros cubren los riesgos que pueden afectar a la
existencia, integridad o salud del asegurado. A diferencia de los seguros de daños, en este
caso no se suele resarcir el daño sufrido por el asegurado, sino que tienden a tener una
finalidad de previsión y ahorro. En este tipo de seguros la cifra de la indemnización está
previamente pactada en el contrato de seguro. Los seguros de personas más comunes son
los siguientes:
Seguro de vida: Mediante este seguro el asegurador se obliga a satisfacer al
beneficiario, un capital, renta u otras prestaciones convenidas, en el caso de muerte o
bien de supervivencia del asegurado, o de ambos conjuntamente. El seguro de vida puede
ser sobre la vida del tomador o sobre la vida de un tercero, aunque en el caso de este
último se requiere de su consentimiento. El tomador del seguro puede designar a un
beneficiario y si no se estipula un beneficiario el capital derivado del seguro se incluirá en
el patrimonio del tomador del seguro.
Seguro de accidentes: La aseguradora se obliga a cubrir las lesiones corporales que
derivan de una causa violenta súbita, externa y ajena a la intencionalidad del asegurado,
que produzca invalidez temporal o permanente o muerte. Este seguro tiene la
consideración de híbrido en cuanto es un seguro de personas, debido a que el riesgo es la
protección de la integridad física de la persona, pero este puede actuar como seguro de
daños cuando el seguro cubre los gastos de hospitalización, rehabilitación, traslado …
De enfermedad y asistencia sanitaria: El riesgo en este tipo de contratos es que el
asegurado contraiga enfermedades. Por lo que en virtud de este seguro la aseguradora
cubriría los gastos de asistencia médica y farmacéutica, cuando nos encontramos ante un
seguro de enfermedad, o bien en el caso del seguro de asistencia sanitaria la aseguradora
asume la prestación directa de servicios médicos y quirúrgicos del asegurado.
Seguro de Dependencia: El asegurador se obliga al cumplimiento de la prestación
establecida en el contrato, cuando se produzca una situación de dependencia, con la
finalidad de atender, total o parcialmente y directa o indirectamente las consecuencias
negativas que deriven para el asegurado cuando se halle en tal situación. La misma Ley
nos remite a la normativa de promoción de la autonomía personal y atención a las
personas en situación de dependencia para observar en que situaciones nos hallamos
ante un caso de dependencia. En este caso el riesgo sería la falta de autonomía, la pérdida
de independencia.
Seguro de decesos: En este caso la aseguradora se obliga a prestar los servicios
funerarios pactados en el contrato de seguro, en caso de que se produzca el fallecimiento
del asegurado. Cuando se pacte una cuantía en la póliza, y los gastos del servicio prestado
sean inferiores a esta, la diferencia corresponderá al tomador del seguro y en caso de
defunción de este, a sus herederos.
Seguros obligatorios
La ley suele establecer determinados seguros con carácter obligatorio. Ejemplos de
seguros obligatorios por ley son los siguientes:

 Seguro obligatorio de vehículos, que es un seguro básico del ramo más amplio del
seguro del automóvil. En Panamá de obligatoria suscripción, y se conoce como
seguro de daños a terceros.
 Seguro de perros considerados peligrosos; En nuestro país no es obligatorio, sino
opcional.
 Seguros deportivos: Cubren las actividades deportivas, entrenamientos y
competencias, desarrolladas bajo la supervisión y/o autorización de la institución
por la cual fue contratada la cobertura y durante la vigencia señalada en la póliza;
 Seguro de caza: La mínima cobertura que puede conseguir es la póliza de
responsabilidad civil del cazador que cubre los daños involuntarios que pudiese
ocasionarle a otros durante la actividad de la caza.
 Seguro de buceo: La mayoría incluyen rehabilitación, asistencia quirúrgica,
medicación, gastos, así como los de prótesis o similares. Algunas pólizas establecen
una profundidad máxima a la que puede descender el asegurado.
 Seguro de bicicleta: seguro deportivo no obligatorio; seguro de responsabilidad
civil; para obtenerlo, es necesario tener placa matricula de circulación de cualquier
municipio y registrar la bicicleta;
 Seguro de esquí: seguro deportivo no obligatorio; mínimo seguro de
responsabilidad civil;
 Seguros de “four Wheel”: es una moto de cuatro ruedas y necesita contar con un
seguro de responsabilidad civil obligatoria para circular;
 Seguro de daños materiales o de caución: los poderes públicos entienden que la
peligrosidad de ciertas actividades es suficiente para obligar a quien las efectúa a
contratar un seguro que proteja a terceras personas de los daños que se puedan
causar.
Otros contratos pueden venir obligados por un contrato anterior. Es muy habitual en una
hipoteca tener que asegurar el bien hipotecado a favor del acreedor.
Seguros poco comunes
Algunos ejemplos menos frecuentes son:

 Asegurar una parte del cuerpo humano: las piernas, el pecho, la nariz, la voz, etc.
 Asegurar un sorteo. Si sale premiado, lo paga la aseguradora; si no sale, la
aseguradora ha ganado.
 Seguro de vehículos de duración un día. Por ejemplo, vehículos antiguos que se
conducen uno o pocos días al año, sobre todo cuando van a exhibiciones.
 Seguro de título inmobiliario. También llamado seguro de título, es un tipo de
seguro creado en los Estados Unidos para proteger toda clase de compraventa
inmobiliaria o gravamen sobre inmueble. Según Carlos Odriozola, autor del primer
libro escrito sobre el tema en castellano, El seguro de título inmobiliario, el seguro
de título es un convenio de indemnización, pues colateralmente a una operación
principal, que puede ser la compraventa o la hipoteca, la aseguradora se obliga a
indemnizar al asegurado en el caso de que este tuviera alguna pérdida causada por
acciones incoadas por un tercero.
Cláusulas especiales del contrato de seguro
La distinción entre las cláusulas delimitadoras y las cláusulas limitativas ha estado muy
discutida tanto por la doctrina como por la jurisprudencia.
Las cláusulas delimitadoras: Tienen por objeto delimitar y/o precisar el contenido y
alcance del contrato, precisamente son las utilizadas para determinan el objeto del
contrato, esto es, el riesgo. Por lo tanto, delimitan los propios riesgos del asegurado, y en
consecuencia no son ni lesivas ni limitativas. Además, como requisitos de forma, se tienen
que destacar de manera especial y deben ser específicamente aceptadas por escrito.
Las cláusulas limitativas: Restringen, modifican o simplemente condicionan el derecho del
asegurado a la indemnización o a la prestación garantizada en el contrato de seguro, al
haberse producido efectivamente el riesgo asegurado. Estas cláusulas deban ser
redactadas de manera clara, precisa y asimismo, su validez está sujeta a la aceptación por
escrito del asegurado.
Las cláusulas lesivas: Son aquellas que reducen considerablemente y de manera
desproporcionada el derecho del asegurado, vaciándolo de contenido, de manera que es
prácticamente imposible acceder a la cobertura del siniestro. En definitiva, impiden la
eficacia de la póliza. Generalmente las cláusulas lesivas son nulas de pleno derecho y no
pueden ser válidas, aun cuando sean expresamente aceptadas por el asegurado.
Por último, desde el punto de vista del derecho, podríamos considerar lesivas aquellas
cláusulas del contrato de seguro que se pudieran llevar a colación con el concepto de
cláusulas abusivas.
Agente de seguros
El agente de seguros es el intermediario entre la compañía y el cliente, y para poder
intermediar deberá contar con licencia y una autorización tanto de la compañía que
representa como de un órgano gubernamental que lo vigila. Está autorizado para verificar
que el riesgo existe y que está en condiciones de ser asegurado.
Sobreseguro e infraseguro
El riesgo asegurado no puede ser notablemente superior o inferior al del valor real de la
cosa o interés asegurado (suma asegurada), de forma que es esencial una prudente
valoración del objeto asegurado. En el primer caso (sobreseguro) producido el siniestro, la
aseguradora sólo indemnizará el daño hasta el valor real de la cosa, aunque el asegurado
fuera mayor. En el caso de infraseguro, la compañía indemnizará en la misma proporción
en la que cubría el interés asegurado: si la cosa valía $1000 y se aseguró en $500,
causándose un daño de $500, indemnizará la mitad del mismo: $250. Se aplica en estos
casos, la cláusula denominada "Proporción Indemnizable". Esta cláusula se aplica para
todo tipo de seguros, a excepción de aquellos denominados como seguros a primer riesgo.
No ocurre así cuando se trata de un seguro de vida, ya que en este tipo de contratos una
persona puede ser asegurada con más de un seguro de vida, de una o varias compañías,
pero es recomendable cuando se contrata el segundo seguro de vida, informar en la
declaración de la solicitud, sobre el cúmulo de los capitales que tiene contratados en la
primera póliza y así sucesivamente. Por lo tanto, si un asegurado tiene un seguro de vida
contratado, compra una vivienda y contrata un nuevo seguro de vida para cubrir el valor
de la hipoteca, en caso de fallecimiento, los beneficiarios designados en las pólizas
cobrarán de ambos seguros. Únicamente, en el caso de que exista una cláusula de cesión
de derechos a favor de la entidad financiera, la compañía solicitará al banco que le
informe del capital pendiente de la hipoteca, para pagar primero al banco y una vez
cancelada la deuda, si existe un sobrante, se liquidará a los beneficiarios designados en
póliza.
Sector asegurador
Las empresas de seguros son intermediarios financieros desde el punto de vista
económico y financiero. Este sector se diferencia de otros sectores económicos en que,
para iniciar su actividad, necesita un capital fijo relativamente pequeño, puesto que no
necesita realizar grandes inversiones en activos para ejercer su actividad y su capital
circulante se lo anticipan sus propios clientes a cuenta del producto que ha de empezar a
fabricar en ese momento (la seguridad). Por eso, teóricamente, sus necesidades técnicas
de financiación son muy pequeñas. Por otra parte, el producto que comercializan, la
seguridad, se garantiza a todos los clientes, aunque la entrega solo se efectúa a una parte
de la clientela. El tiempo juega además a favor del asegurador, ya que el coste
correspondiente (la siniestralidad) se reparte posponiéndose y dando lugar, entretanto, a
un cúmulo de ahorro que forman las denominadas provisiones técnicas; por eso, desde un
punto de vista financiero, el tomador de una póliza de seguros es un prestamista que
proporciona un crédito al asegurador para que fabrique el producto (la seguridad),
convirtiéndose de esta forma el asegurador en un mero inversor de los fondos no
consumidos.
La actividad aseguradora, por su propia naturaleza, convierte en inversión a largo plazo lo
que, en general, el contratante del seguro ni siquiera consideró ahorro. Sin embargo, se
trata de un ahorro que desde el punto de vista financiero es muy estable y a largo plazo.
En la mayoría de los países del mundo, las aseguradoras privadas están sometidas a un
control y supervisión por parte de las autoridades administrativas, y para poder operar
necesitan obtener una autorización especial, puesto que el seguro es un contrato en el
que el asegurado paga la prima por adelantado, en tanto que la aseguradora le
indemnizará a posteriori cuando ocurra el siniestro y por ello es de interés público que
para entonces la aseguradora tenga capacidad financiera para hacerlo. Todo esto se hace
bajo disposiciones de Derecho Administrativo que dictan las autoridades.

Regulación de las actividades de Seguros en algunos países de habla hispana:


Argentina
En Argentina, el contrato de seguro se encuentra regulado por la Ley de Seguro Nº 17.418,
sancionada el 30 de agosto de 1967 y las resoluciones dictadas por la Superintendencia de
Seguros de la Nación.
En adición, al encuadrarse como una relación de consumo, la póliza también es alcanzada
por la normativa de protección y defensa del consumidor (Ley 24.240) y por el Código Civil
y Comercial de la Nación (CCyC) en lo referente a los contratos de adhesión, cláusulas
generales de contratación y relación de consumo.
Del plexo normativo se desprende que las cláusulas generales deben ser redactadas de
manera clara, comprensible y completas. Asimismo, si bien no se diferencia entre
cláusulas delimitadoras, cláusulas limitativas y cláusulas lesivas, el art. 988 del CCyC
establece que en los contratos de adhesión se tendrán por no escritas las cláusulas
consideradas “abusivas”, es decir, aquellas que desnaturalizan las obligaciones del
predisponente, las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, las
que amplían derechos del predisponente y/o las que, por su contenido, redacción o
presentación, no son razonablemente previsibles. En otras palabras, toda aquella que
tenga por objeto o por efecto provocar un desequilibrio significativo entre los derechos y
las obligaciones de las partes, en perjuicio del consumidor (art. 1119 CCyC).
Este control de cláusulas no se limita únicamente al contenido contractual, sino también a
la incorporación de las mismas. Por esta razón, podrá ser declarada abusiva una cláusula
aun cuando hubiera sido negociada individualmente y el tomador la apruebe
expresamente, en cuanto, además de ser un contrato de adhesión también es un contrato
de consumo.
Por otra parte, es importante resaltar que la aprobación y control previo administrativo de
las cláusulas generales por parte de la Superintendencia de Seguros de la Nación no obsta
la posibilidad de efectuar un control judicial posterior y resolver sobre la nulidad de una
cláusula específica (art. 989 CCyC).
Bolivia
En Bolivia el contrato de seguros está regulado en el Código de Comercio Boliviano (CC).
Aunque no comprende una ordenación específica para las cláusulas limitativas ni las
limitadoras, el art. 1013, relativo a las discrepancias en la póliza, señala que, si el tomador
o asegurado encuentran que la póliza no concuerda con lo convenido o con lo propuesto,
pueden pedir la rectificación correspondiente por escrito, dentro de los quince días
siguientes a la recepción de la póliza. Si no lo hiciera así, se consideran aceptadas las
estipulaciones expirado dicho plazo. Por el contrario, si el asegurador de no da curso a la
rectificación solicitada o mantiene silencio, se entiende aceptada en los términos de la
modificación.
El art. 1023 establece que el contrato de seguro, a excepción del de vida, puede ser
resuelto por voluntad unilateral de cualquiera de las partes contratantes, siempre que ello
se estipule en la póliza. Si es el asegurador el que ejerce dicha facultad deberá notificar
por escrito su decisión al asegurado en su domicilio y con una antelación no menor de
quince días, mientras que si es el asegurado quien ejerza la facultad de resolver, ésta
producirá sus efectos desde su notificación escrita al asegurador.
Colombia
En Colombia, la actividad aseguradora es de interés público, por ello, debe ser regulada y
autorizada por el Estado mediante la Superintendencia Financiera, adscrito al Ministerio
de Hacienda, el cual ejerce funciones de inspección, vigilancia y control.
Esta actividad se encuentra consagrada en el Título V del Código de Comercio (decreto
410 de 1970) como marco normativo principal. Sin embargo, desde la expedición del
mencionado decreto, se han promulgado leyes, decretos y jurisprudencias que
complementan la regulación de la actividad aseguradora. De manera especial
encontramos su regulación en materia de salud en la Ley 100 de 1993, y el Decreto 2150
de 1998; el seguro por daños lo encontramos regulado en la Ley 675 de 2001 y en el
Código de Comercio y el de vehículos se encuentra regulado en el Decreto 1507 y en el
172 de 2001
En cuanto al Contrato de Seguro, según el artículo 1045 del Código de Comercio, debe
contener, como elementos esenciales: el interés asegurable, el riesgo asegurable, valor de
la prima, obligación condicional del asegurador. En el caso de faltar cualquiera de los
anteriores elementos, el contrato de seguro no producirá ningún efecto.
Además, debe ser escrito (Póliza de seguro) o por confesión. Esta Póliza deberá contener
1) La solicitud, mediante el cual el asegurado le indica a la aseguradora su interés de
contratar el seguro y donde deberá determinar claramente el estado del riesgo; 2) una
carátula o portada; 3) las Condiciones Particulares, que se definen para cada caso
concreto; 4) Las Condiciones Generales, y 5) Los anexos que indiquen la póliza a la cual se
accede.
Es común que en los contratos de seguros las partes dominantes añadan cláusulas que
atenten lesivamente contra los adherentes. En Colombia, se ha definido los tipos de
cláusulas que surgen del abuso de la posición dominante como “Cláusulas Abusivas”. Las
normas de protección al consumidor (Ley 1480 de 2011) y la Ley de protección al
consumidor de servicios del sector financiero (Ley 1328 de 2009) prohíben expresamente
cualquier tipo de cláusula lesiva, o en su término, cláusula abusiva y tienen el mismo
efecto de las cláusulas lesivas, invalidad los derechos del consumidor que es parte del
contrato de seguro y resultan inválidas de pleno derecho.
Para analizar este tipo de cláusulas y establecer porqué son lesivas o abusivas, la Corte
Suprema de Justicia en Sentencia SC129-2018, de 12 de febrero de 2018, señaló que se
deben determinar los siguientes aspectos: “1. Sea impuesta en un contrato de adhesión
(lo que conlleva a que las cláusulas del contrato no son discutidas); 2) genera la imposición
de una carga exagerada para el tomador y asegurado; y, iii) evidencia un desequilibrio
contractual, en la medida en que varios de los fines para los cuales adquirió el seguro
terminan siendo frustrados, a raíz de una cláusula de exclusión que ab initio desvirtúa ese
propósito.”
Chile
La regulación básica del Contrato de Seguro en Chile figura en el Título VIII del Libro II del
Código de Comercio. Entre las normas de protección al asegurado y beneficiario, el art.
542 señala que las disposiciones que rigen al contrato de seguro tienen carácter
imperativo, salvo disposición en contrario. No obstante, se entenderán válidas las
estipulaciones contractuales que sean más beneficiosas para el asegurado o el
beneficiario.
Por otro lado, el art. 538 faculta al contratante o asegurado a retractarse de un contrato
de seguro celebrado a distancia, dentro del plazo de diez días, contado desde que reciba
la póliza, sin expresión de causa ni cargo alguno, teniendo el derecho a la devolución de la
prima que hubiere pagado.
Ecuador
En Ecuador, el artículo 25 de la Codificación de la Ley General de Seguros estipula que la
Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros determinará las cláusulas que
obligatoriamente contendrán las pólizas, así como las cláusulas prohibidas, las cuales
carecerán de efectos y se tendrán por no escritas en caso de existir. Las pólizas de seguro,
entre otras condiciones, deben: i) responder a normas de igualdad y equidad entre las
partes contratantes; ii) incluir una cláusula en la que conste la opción de las partes de
someter a decisión arbitral o mediación las diferencias que se originen en el contrato o
póliza de seguros; y iii) encontrarse redactadas con caracteres tipográficos fácilmente
legibles. Además, cuando las condiciones generales de las pólizas o de sus cláusulas
especiales difieran de las normas establecidas en la legislación sobre el contrato de
seguros, prevalecerán estas últimas sobre aquellas.
España
En España el contrato de seguro se encuentra regulado por la Ley 50/1980, de 8 de
octubre, de Contrato de Seguro (LCS).
El art. 2 de la Ley de Contrato de Seguro establece que las distintas modalidades del
contrato de seguro se regirán por dicha LCS, salvo que les sea aplicable otro
ordenamiento. Sus preceptos tienen carácter imperativo, por lo que otorgan derechos
irrenunciables al asegurado, a no ser que en ellos se disponga otra cosa. No obstante, se
entenderán válidas las cláusulas contractuales que sean más beneficiosas para el
asegurado.
Como excepción a lo señalado en el art. 2 del LCS, su art. 44 estipula que el asegurador no
cubre los daños por hechos derivados de conflictos armados ni aquellos que dimanen de
riesgos extraordinarios sobre las personas y los bienes, salvo pacto en contrario.
Igualmente, ese mismo art. 44 estipula que no será de aplicación a los contratos de
seguros por grandes riesgos, tal como se delimitan en esta Ley, el mandato contenido en
el artículo 2 de la misma.
Tal como señalan DÍEZ-PICAZO, L. y GULLÓN BALLESTEROS, A. (1990), el contrato de
seguro es del tipo de adhesión, puesto que la aseguradora realiza una contratación en
masa, estableciendo un contenido prefijado para la formalización de todos los contratos
de un determinado tipo. De esta forma, el asegurado no negocia las cláusulas, sino que
tan solo puede aceptarlas o rechazarlas.
El artículo 3 de la LCS establece que «las condiciones generales, que en ningún caso
podrán tener carácter lesivo para los asegurados, habrán de incluirse por el asegurador en
la proposición de seguro si la hubiere y necesariamente en la póliza de contrato o en un
documento complementario, que se suscribirá por el asegurado y al que se entregará
copia del mismo. Las condiciones generales y particulares se redactarán de forma clara y
precisa».
El Tribunal Supremo español ha fijado que una cláusula lesiva o cláusula abusiva, es
aquella “que reduce considerablemente y de manera desproporcionada el derecho del
asegurado, vaciándolo de contenido, de manera que es prácticamente imposible acceder
a la cobertura del siniestro”. En definitiva, aquellas cláusulas que impiden la eficacia de la
póliza.
Las cláusulas lesivas están prohibidas y son siempre nulas, por lo que si figuran en el
contrato se tendrán por no puestas. A diferencia de las anteriores, las cláusulas limitativas
son válidas, incluso aunque puedan no ser favorables al asegurado, siempre que el mismo
haya prestado su consentimiento. La jurisprudencia del Tribunal Supremo ha establecido
que las cláusulas limitativas son aquellas que “condicionan o modifican el derecho del
asegurado a la indemnización o a la prestación garantizada en el contrato, una vez que el
riesgo objeto del seguro se ha producido”. Es decir, que frecuentemente se incluyen en el
contrato para condicionar o modificar los derechos del asegurado ante su eventual
derecho a percibir una indemnización.
Por otro lado, las cláusulas delimitadoras, (arts. 3 y 8.3 LCS) persiguen determinar o fijar
los límites del riesgo asegurado (temporal, espacial o cuantitativamente), describiendo las
garantías y coberturas otorgadas en el contrato. Aunque no suponen la limitación de los
derechos del asegurado o perjudicado, sí pueden ser utilizadas por la compañía
aseguradora para negar o reducir la indemnización. El Tribunal Supremo español ha
señalado que estas cláusulas delimitadoras “concretan el objeto del contrato y fijan los
riesgos que, en caso de producirse, hacen surgir en el asegurado el derecho a la prestación
por constituir el objeto del seguro”. Es decir, una cláusula de este tipo tiene por
fundamento concretar la naturaleza del riesgo e individualizarlo, al objeto de eliminar
ambigüedades. Las cláusulas delimitadoras cualificadas (arts. 8.3 y 22.4 LCS) son aquellas
que describen las “exclusiones y limitaciones” de cobertura, así como las que establecen
“las condiciones y plazos de la oposición a la prórroga de cada parte o su inoponibilidad” y
siempre que no limiten materialmente los derechos de los asegurados, ya que en este
caso pasan a ser cláusulas limitativas.
Al objeto de cumplir con los debidos criterios de transparencia, el Tribunal Supremo ha
fijado la exigencia de que, tanto las cláusulas limitativas como las delimitadoras, cuenten
con una redacción clara, concisa, coherente y lógica, para que no puedan llevar a error
alguno con su contenido y para la correcta protección jurídica del tomador, la parte débil
del contrato. Además, se exige que las cláusulas delimitadoras del riesgo cubierto
respeten el principio de congruencia con el propio objeto del seguro.
La legislación obliga a que la relación entre las aseguradoras y sus asegurados sea
transparente, desterrando la letra pequeña. Por ello, tanto la prohibición de las cláusulas
lesivas como la regulación de las cláusulas limitativas y las cláusulas delimitadoras
suponen una protección para los asegurados. Para evitar los abusos y proteger sus
derechos, se exige que en su redacción, las cláusulas limitativas y las cláusulas
delimitadoras cualificadas estén especialmente resaltadas. Para ello, deberán figurar en la
póliza en negrita o en un color o tipo de letra diferente a la del resto de cláusulas o,
incluso, para su correcta notoriedad, estar separadas físicamente del resto del clausulado.
Además, las cláusulas limitativas deberán ser firmadas expresamente por el asegurado,
para que quede constancia de su reconocimiento y aceptación (lo que suele denominarse
“segunda firma”). El asegurado deberá recibir una copia de todas las cláusulas que
configuran el contrato.
El artículo 3 de la LCS estipula también que “las condiciones generales del contrato
estarán sometidas a la vigilancia de la Administración Pública en los términos previstos por
la Ley”. En el supuesto de que el Tribunal Supremo declare la nulidad de alguna de las
cláusulas de las condiciones generales de un contrato, la Administración Pública
competente obligará a los aseguradores a modificar las cláusulas idénticas contenidas en
sus pólizas.
La Propuesta de redacción del Código Mercantil español, realizada por la Comisión
General de Codificación y publicada en 2013, establece en el artículo 591-3 que “la póliza
del contrato de seguro deberá contener únicamente las condiciones generales, especiales
o particulares que sean aplicables al contrato de seguro que suscriba el tomador del
seguro” y también que “las cláusulas que sean calificadas como abusivas por la Ley o los
jueces o tribunales serán nulas, sin perjuicio de la eficacia del resto de las condiciones
válidas del contrato”. Tal señala Tapia, A. (2017), esta redacción más sencilla elimina la
actual distinción entre las cláusulas delimitadoras del riesgo y las cláusulas limitativas de
los derechos del asegurado, que ha supuesto frecuentes problemas de interpretación,
además de añadir la nulidad automática de las cláusulas tildadas por el juez o tribunal de
abusivas. La jurisprudencia ha reiterado que actualmente las fronteras entre las cláusulas
limitativas y las delimitadoras no son claras, e incluso hay supuestos en que las cláusulas
que delimitan el riesgo se asimilan sorprendentemente a las limitativas de los derechos
del asegurado.
Perú
En Perú, el art. 39 de la Ley del Contrato de Seguro (Ley n.º 29946) define que se
entienden por cláusulas abusivas “todas aquellas estipulaciones no negociadas que, aun
cuando no hayan sido observadas por la Superintendencia, causen en contra de las
exigencias de la máxima buena fe, en perjuicio del asegurado, un desequilibrio importante
de los derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato”. Se considera
que una cláusula no se ha negociado cuando ha sido redactada previamente y el
contratante no ha influido en su contenido.
Según ese mismo artículo 39, el carácter abusivo de una cláusula subsiste aun cuando el
contratante y/o asegurado la haya aprobado específicamente por escrito. En cualquier
caso, las cláusulas abusivas son nulas de pleno derecho por lo que se las tiene por no
convenidas.
En el art. 40 se encuentran las estipulaciones prohibidas para las compañías aseguradoras
y que son nulas de pleno derecho en caso de figurar en una póliza. Entre estas
estipulaciones se encuentran las siguientes: i) renuncia de los asegurados y/o beneficiarios
a la jurisdicción y/o a las leyes que los favorezcan; ii) la fijación de plazos de prescripción
que no se adecúen a la normatividad vigente; y iii) cláusulas que prohíban o restrinjan el
derecho del asegurado a someter la controversia a la vía judicial.
En el art. 41 se indican las prácticas abusivas y el derecho de arrepentimiento. Por
ejemplo, suponen prácticas prohibidas de comercialización i) el imponer directa o
indirectamente la celebración de un contrato de seguro, salvo los seguros obligatorios; o
ii) predeterminar el nombre de empresas de seguro a través de contratos conexos, de
manera tal que se limite la libertad de elección del potencial asegurado.
Ese artículo 41 también establece el derecho de arrepentimiento, que posee el tomador
del seguro cuando la oferta de seguros se efectúe fuera de los locales comerciales de las
empresas de seguros, o de quienes se encuentren autorizados a operar como corredores,
o cuando la oferta sea realizada a través de promotores de venta. En estos casos, el
tomador podrá resolver el contrato de seguro, sin expresión de causa, dentro de los
quince días siguientes a la fecha en que el tomador recibe la póliza o una nota de
cobertura provisional.
Panamá
En Panamá las actividades de Seguros están reguladas mediante la Ley N°12, del 3 de abril
de 2012, que regula la actividad de seguros y dicta otras disposiciones.
Esta ley será analizada posteriormente en el curso.

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