Este discurso habla sobre la importancia de la unión, el trabajo y el patriotismo para lograr el progreso de México. También celebra el Día de la Bandera y alienta a los habitantes de Tetla a continuar su organización para lograr la victoria.
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Este discurso habla sobre la importancia de la unión, el trabajo y el patriotismo para lograr el progreso de México. También celebra el Día de la Bandera y alienta a los habitantes de Tetla a continuar su organización para lograr la victoria.
Este discurso habla sobre la importancia de la unión, el trabajo y el patriotismo para lograr el progreso de México. También celebra el Día de la Bandera y alienta a los habitantes de Tetla a continuar su organización para lograr la victoria.
Este discurso habla sobre la importancia de la unión, el trabajo y el patriotismo para lograr el progreso de México. También celebra el Día de la Bandera y alienta a los habitantes de Tetla a continuar su organización para lograr la victoria.
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DISCURSO NÚMERO 1.
PUEBLO DE TETLA:
VENGO, conciudadanos, a una liza de civismos y de
emulaciones. Van mis palabras sinceras, fervorosas, ardientes, como son mis sentimientos y mis intenciones cada vez que me dirijo a cualquier pueblo de mi Patria, porque contraigo serios compromisos de afecto y gratitud: me refiero a los habitantes de este pueblo, y en especial atención al Primer Grupo de Campesinos Militarizados. Nosotros los maestros sabemos captar esa verdadera gratitud y aprecio, y es mi obligación hacer público este sentimiento que brota espontáneo de mi corazón a favor de cada uno de ustedes como organizados, porque miro para el futuro y aprecio los valiosos servicios que darán a los suyos y a su Patria. Y como prueba de esa gratitud, solo deseo por estos momentos, decirles como caso único, que el Profr. Cuanalo, el Teniente Cuevas y otros que son para ustedes sus visitantes, el resultado del esfuerzo y sacrificio del Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo y Costilla, del esfuerzo y sacrificio del gran Morelos, del Benemérito de las Américas Lic. Benito Juárez; del Presidente Mártir Francisco I. Madero, que hizo despertar al pueblo del letargo en que yacía; del inmortal Manco de Celaya, Álvaro Obregón y otros: pues las multitudes se congregan con entusiasmo para concurrir a las festividades cívicas. Ahora, ya todos los hombres libres, todos los hombres conscientes, toman parte en las manifestaciones populares, porque saben que de esa forma lograrán la reivindicación de su pueblo que es su Patria misma. Los que convivimos con ustedes, estamos y estaremos dispuestos al sacrificio hasta lograr la felicidad económica de todos los pueblos, porque disfrutando de ella se logrará el bienestar social y educativo; pero para conseguir el bienestar económico, es indispensable la unión estrecha de todos ustedes; es necesario que todo mexicano vea en otro mexicano a un hermano, sobre todo si es de la misma clase trabajadora; he aquí la finalidad única del progreso: la luz anuncia la paz, la paz engendra la libertad, y la libertad llama y pone el amor en el corazón de los hombres. Cuando se pide la paz de las conciencias y la armonía de los mexicanos, se alude al trabajo desinteresado de cada uno de ellos, pues cuando nuestro pueblo, al que todos pertenecemos con cariño, sepa respetar a los contrarios si es necesario y los contrarios sepan respetarnos, vendrá esa paz y esa tranquilidad que se desea. Tal esfuerzo no es obra de un hombre, ni de dos, es de todos. Ustedes que son conscientes, que lo han demostrado con sus hechos, que han sabido algunos ir al campo de batalla para apreciar como cuando el enemigo los respeta, también sabrán respetarlo. Todos acogemos con beneplácito esta manifestación alta de civismo, y con esta prueba tan patriótica, viene a la mente el recuerdo del esfuerzo del viejo luchador a quienes ustedes deben la libertad económica, social, política y educativa; me refiero al Presidente Francisco I. Madero: él fue quien conquistó con su sangre bendita la libertad del sufragio, pues, pésele a la reacción, ésta se desarrolla con toda libertad, y es una garantía de progreso y bienestar para el pueblo mexicano. El sufragio es el lema más bello que puede tener la democracia. Celebramos hoy el “Día de la Bandera”. Viajero, campesino mexicano, has llegado a la región más transparente del aire. Oh, como evocar este momento de patriotismo, como pulir de mi lira la palabra radiante y divina para cantar a la Patria Mexicana, a la gloriosa Anáhuac de Cuauhtémoc? Permitirme los que ahora me escucháis, vuestra inspiración que ya busco la luz. BANDERA NACIONAL, TELA TRICOLOR: Tierra india que con la semilla que maduras das a tus hijos la vida; mosaico de pueblos que engalanas con tu cielo y tu éter en amor; Venecia Azteca, dintel de gloria que flotas al cuidado de los que te amamos y te cantamos; tierra prometida, perfume del maíz indio: yo te saludo y te reconozco. Eres para la mujer un rebozo de bolita; rebozo que guardas en tu alma las tristezas y sinsabores de todos tus hijos; rebozo que eres cuna para los niños, en la espalda de la madre; rebozo que cubres el alimento que a paso veloz llevan nuestras campesinas al eterno labrador; rebozo que cubriste en el regazo de tus gloriosas “JUANAS” el puñal, el parque y la carabina para defender tu honor. Oh, hermosa trilogía de colores, tú tienes encadenada la vida del progreso; te debemos todas nuestras energías, todas nuestras obras, todo nuestro amor. Señores: Hasta hoy las civilizaciones del mundo no han podido durar, porque representan la prosperidad de unos pocos, fundada sobre la miseria de muchos, la nueva civilización, a la cual hay que llegar, repasará sobre un sólido fundamento, puesto que todo ser humano, sea cual fuese su clase, su raza o su color, contribuirá a ella y se beneficiará a ella a la vez. Por esto, reconozcamos que hay “algo” que está más alto que nuestras luchas transitorias, y es el sentimiento de la Patria Mexicana. Todo un pasado cargado de sacrificios y todo un porvenir de legítimas esperanzas deben elevar, en un movimiento de unión, ese sentimiento genuino de la Patria. ¡Porqué luchamos? Por un mundo donde el hombre sea amigo del hombre. Llegó el momento de contemplar por vez primera en este pequeño poblado de Tetla, un acto humanamente grande como inmortal; latieron con firmeza y arrogancia los corazones en apretado haz y se alistan a la lucha de los fuertes, al sacrificio de los valientes, este pequeño grupo que para la Patria significa el amor de un pueblo que iluminado, marchará a través de los tiempos como fanal y guía. Viven bajo los pliegues de nuestra Bandera Nacional, y vivirán como viven los héroes si saben cumplir: con honor, con fuerza, con amor y con gloria. Al rememorar dos grandes acontecimientos de la vida de México como país libre e independiente, os envío a todos ustedes mi voto sincero de felicitación por la prosperidad de todos; por el ideal que los envuelve, pues la victoria es siempre del más apto y del mejor preparado. Permitidme que les diga aún, que la finalidad de la Educación Cívica es la creación y el fortalecimiento de una ideología política viva, del amor a la Patria y del sentido del bien común y la educación, basada en una inteligencia clara de las condiciones de la naturaleza y de la Constitución del Estado, en vista de la conciencia del deber ante sus mandatos. La educación cívica cuida de los valores que distinguen al buen ciudadano, el cual es un miembro de la comunidad percatado de su responsabilidad. Está saturado de una fe inquebrantable en el porvenir de su pueblo. Se incorpora a la totalidad y a sus tareas. Cumple su deber ante la comunidad y se sacrifica por ellas. Sabe que la verdadera democracia significa luchar por todo un pueblo y no parte de él, que en la democracia auténtica no cabe la opresión de sectores ni distingos raciales de la nación. No conoce el odio a los que profesan una ideología distinta de la suya, ni de los demás partidos, ni de los demás pueblos. Aprender a comprender mutuamente, respetar la fe de los demás sin vivir compasiones absurdas propias de seres inconcientes o mal intencionados. Se colectiviza el verdadero u auténtico sentido cívico. Ahora, estad siempre prestos a fortificar la columna interminable de los gladiadores de la libertad y del progreso, para beneficio propio y para provecho de los demás, pues el hombre por la serie de esfuerzos que ejecuta en su vida, logra dignidad y honores por medio del trabajo inteligente y honesto, progreso material, que consiste en mejores hábitos, costumbres y experiencias, para lograr buenas casas, buenas máquinas, buenos caminos, buenas escuelas. El trabajo honrado moraliza y no es necesario exigir ciudadanos honrados a un país, si antes no son personas que trabajan infatigablemente y tenazmente. El hombre que trabaja se depura de sus propias pasiones, renueva y pule su conciencia porque se hace más diestro, más hábil y más experto. El que trabaja observa, crea, construye, siente y goza. El trabajo trae prosperidad. Que ninguno desprecie sus energías; que nadie crea que importa poco una persona más o menos; para el progreso de la humanidad no debe perderse una fuerza, por débil que sea; la continua caída de la gota de agua sobre la piedra, termina por taladrarla; muchas gotas hacen un arroyo; mucho arroyos, el río, que nadie detiene su majestuoso curso. Lo mismo sucede con la vida intelectual de la humanidad, y la naturaleza nos da lecciones a cada momento. ¡A luchar y marchar hacia delante por una nueva era! Si no se sucumbe en el curso de la lucha, los que sigan vuestro ejemplo ocuparán el puesto, y vivirán con la conciencia de haber cumplido con su deber de ciudadano y la certidumbre de que consiguieron el fin deseado, a pesar de los esfuerzos de los poderosos enemigos del progreso del hombre. Laborad que nadie os podrá detener: la paz del mundo no será estable más que en la fusión de todas las razas en una sola raza. ¡He aquí la ley suprema del triunfo!; he aquí la humanidad disipando las sombras que la envuelven, pero triunfa como el sol, por constancia, por trabajo ininterrumpible, por la lucha de la razón. SALUD, PUEBLO DE TETLA! Felicito a sus habitantes por la organización que tienen y que los llevará a la más segura de las victorias.