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Codigo Penal Dcap

Este documento trata sobre el delito de desobediencia y resistencia a la autoridad según el Código Penal peruano. Explica las generalidades de este delito, la diferencia entre desobediencia y resistencia, y el bien jurídico protegido. También analiza casos prácticos y jurisprudencia sobre este tema.
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Este documento trata sobre el delito de desobediencia y resistencia a la autoridad según el Código Penal peruano. Explica las generalidades de este delito, la diferencia entre desobediencia y resistencia, y el bien jurídico protegido. También analiza casos prácticos y jurisprudencia sobre este tema.
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CODIGO PENAL

POLICIA NACIONAL DEL PERU


ESCUELA NACIONAL DE FORMACIÓN PROFESIONAL
POLICIAL
ESCUELA DE OFICIALES DE LA PNP
“ALFEREZ PNP MARIANO SANTOS MATEOS”

TRABAJO APLICATIVO INDIVIDUAL

PRESENTADO POR:

JHOSED ANTHONY SULCA HUILLCA

DOCENTE:

TEMA:

DELITO CONTRA LA ADMINISTRACIÓN PUBLICA - DESOBEDIENCIA Y


RESISTENCIA A LA AUTORIDAD

CURSO:

CODIGO PENAL

SECCIÓN:

LIMA - PERÚ
2024
CODIGO PENAL

DEDICATORIA
A mis padres, que siempre me guían por el sendero de
lo correcto y que hoy en día no me desamparan en
cualquier circunstancia que esté viviendo,
permitiéndome así seguir adelante con mis objetivos.
CODIGO PENAL

INDICE

CARATULA

DEDICATORIA

INTRODUCCIÓN

CAPITULO I

MARCO TEORICO

DELITO

Generalidades sobre el delito de desobediencia y resistencia a la autoridad:


tipicidad objetiva

Desobediencia a la autoridad

Resistencia a la autoridad

Bien jurídico protegido en el delito de desobediencia y resistencia a la autoridad

ANALISIS

CAPITULO III

CONCLUSIONES

CAPITULO IV

ANEXOS
CODIGO PENAL

INTRODUCCIÓN

En la presente investigación daremos detalles de un Delito que se ha vuelto


muy frecuente en el Perú y que el poder Legislativo plantean incrementar
penas a los infractores que se encuentren inmersas en este delito, conforme se
puede observar al revisar en el Código Penal, en el capítulo concerniente a los
delitos contra la administración pública contempla no solo aquellos ilícitos
penales en los que pueden incurrir los funcionarios públicos en el ejercicio de
sus funciones, sino también las figuras delictivas que atentan contra la correcta
administración pública, cometidos por sujetos particulares.

El delito de desobediencia y resistencia a la autoridad forma parte de los delitos


contra la administración pública cometidos por particulares —entendidos estos
como personas naturales que actúan como tal o en representación de una
persona jurídica—, pero también puede ser cometido por funcionarios o
servidores públicos, siempre que estos se encuentren obligados de acatar la
orden determinada impartida por un funcionario público en el ejercicio legal de
sus funciones. Es decir, se trata de un ilícito penal que puede ser cometido
tanto por particulares o extraños —que no tienen relación funcional con la
administración pública— como también por funcionarios o servidores públicos
distintos —extraños— de la autoridad que imparte una orden o mandato de
cumplimiento obligatorio; para cuya configuración es condición necesaria la
existencia de una orden o mandato impartidos por funcionario competente en
ejercicio legítimo de sus funciones y que necesariamente debe ser de cabal
conocimiento y cumplimiento por parte del sujeto activo, quien, pese a conocer
su deber de acatamiento, incumple el mandato emanado por el funcionario
estatal con poder de decisión.

La presente investigación tiene como fin detallar las etapas del procedimiento
administrativo para así poder identificar los problemas que se dan en cada una
de ellas, de qué manera impactan en el resultado final y cuáles serían las
alternativas de solución para cumplir con el debido procedimiento
administrativo, como derecho fundamental del investigado.
CODIGO PENAL

Cautelar la disciplina en una institución tan grande como la Policía Nacional


constituye una ardua labor, principalmente porque las inconductas funcionales
de sus miembros constituyen materia prima “exquisita” para los titulares de los
medios de comunicación, cuya presión mediática en varias ocasiones conlleva
a decisiones administrativas aceleradas e inmotivadas, que en el futuro
terminan declarándose nulas.

Habría que preguntarse, entonces, si el costo-beneficio de vulnerar con


celeridad los derechos del investigado, con la finalidad de saciar a la opinión
pública es superior a la indemnización que todos los peruanos pagaremos por
la vulneración de los citados derechos. No sería mejor acaso que se desarrolle
un debido procedimiento disciplinario, en un plazo razonable, que conlleve a
una decisión administrativa motivada en derecho y resistente a cualquier
cuestionamiento judicial.
CODIGO PENAL

CAPITULO I

MARCO TEORICO

DELITO DE DESOBEDIENCIA Y RESISTENCIA A LA AUTORIDAD

El delito de desobediencia y resistencia a la autoridad se encuentra previsto en


el artículo 368 del Código Penal, que sanciona la conducta del agente que no
cumple u obstruye la orden impartida por la autoridad en el ejercicio de sus
funciones. Estas figuras penales tienen como finalidad combatir las conductas
obstruccionistas de las personas frente a los actos ejecutivos de la
administración pública, que pone en marcha el aparato estatal para lograr el
buen funcionamiento de la administración pública y el bien común de las
personas. Entre las figuras de la desobediencia y resistencia existe una
marcada diferencia. La primera de ellas se produce cuando el agente no
cumple a través de una conducta negativa una orden emitida por la autoridad.
En cambio, la modalidad de resistencia se suscita cuando el sujeto activo con
un accionar positivo se opone ante la ejecución de la orden. Producto de la
práctica diaria, en el presente trabajo se han escogido algunas jurisprudencias
y casos prácticos que se suscitan en el diario trajín de la administración pública
y la sociedad. Asimismo, estos delitos se invocan con frecuencia en todas las
instituciones y se denuncian ante el Ministerio Público; sin embargo, en la vida
práctica para su configuración se requieren ciertas formalidades, como que la
orden legalmente impartida se encuentre establecida de manera adecuada y
que sea de pleno conocimiento del obligado. Al sancionar la conducta rebelde
frente a un mandato emanado de la autoridad estatal pertinente, se concluye
entonces que la finalidad del tipo penal de desobediencia y resistencia a la
autoridad es proteger el correcto desarrollo de la administración pública,
procurando evitar que los ciudadanos entorpezcan la función ejecutiva de una
orden emanada de la administración pública —funcionario público dotado de
poder de gobierno o mandato sobre los miembros de la sociedad—. Es así que
la administración pública impone su fuerza coactiva racional frente a los
ciudadanos obligados a cumplir un mandato, por encontrarse dentro de una
sociedad jurídicamente organizada. Pues, si acaso las decisiones-órdenes de
la administración pública no llegasen a materializarse o ejecutarse debido a la
contraria voluntad de los administrados, el orden jurídico público se convertiría
CODIGO PENAL

en un caos, produciéndose el desgobierno. La existencia del tipo penal de


desobediencia y resistencia a la autoridad no solo obedece a un hecho social,
que es el comportamiento marginal ciudadano que dificulta la plena labor
directriz, organizativa y ejecutiva de la administración pública, tipificando ello
como un tipo de criminalidad cometido por un ciudadano frente a la
administración estatal y sus componentes funcionariales dotados de mandato,
que conllevaría al desgobierno y el caos; sino también se pretende dotar a la
administración pública de una norma que garantice la efectividad de la
ejecución de sus órdenes. Se trata pues de una figura penal muy frecuente en
la práctica judicial, tanto a nivel de la investigación como del juzgamiento, por lo
cual es de mucha importancia contar con un profundo análisis del injusto penal
materia de comentario, a fin de poder distinguir en la praxis entre un hecho
típico respecto del delito de desobediencia y resistencia a la autoridad, y un
hecho que no lo es.

GENERALIDADES SOBRE EL DELITO DE DESOBEDIENCIA Y


RESISTENCIA A LA AUTORIDAD: TIPICIDAD OBJETIVA

La creación de los injustos penales que reprimen los actos que atentan contra
la administración pública y, específicamente, la creación del tipo penal de
desobediencia y resistencia a la autoridad que protege concretamente la
actividad funcionarial ejecutiva —entendida esta como parte de la actividad de
la administración pública— tiene como objeto de protección penal, el efectivo
cumplimiento de los mandatos u órdenes emanados por la autoridad
competente en el legítimo ejercicio de la función pública. El delito tipificado bajo
el nomen iuris de desobediencia y resistencia a la autoridad lo encontramos
previsto y sancionado por el primer párrafo del artículo 368º del CP, conforme
al texto normativo que a continuación se cita: “El que desobedece o resiste la
orden legalmente impartida por un funcionario público en el ejercicio de sus
atribuciones, salvo que se trate de la propia detención, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de seis meses ni mayor de dos años”. De
conformidad con el supuesto de hecho contenido en el artículo precitado, la
conducta sancionada se materializa a través de un desacato o rehusamiento
por parte del sujeto activo, frente al mandato impartido en forma expresa,
directa y legítima por un funcionario público. En la jurisprudencia se ha
CODIGO PENAL

señalado que el delito en comentario “consiste en desobedecer o resistir la


orden impartida por un funcionario público en el ejercicio de sus atribuciones;
por lo tanto, para que se consuma dicha acción típica basta el incumplimiento
de la orden u omitir su realización, siempre y cuando esta se encuentre dentro
del marco de la ley”.

Su estructura típica contiene elementos que lo hacen fácilmente distinguible


frente a otras posiciones típicas relacionadas con actos contra la autoridad, y
las principales están contenidas en los verbos rectores “desobedecer” y
“resistir”. Estos comportamientos típicos pueden ser considerados como los
medios que utiliza el agente para lograr la finalidad preconcebida por aquel, de
pretender que la orden emanada de una autoridad quede sin ejecutarse, toda
vez que producto de la desobediencia o la resistencia la orden carece de la
efectividad. En efecto, la desobediencia contiene una omisión o rehusamiento
frente al mandato legítimamente emitido por la autoridad pertinente, en tanto
que la resistencia implica una conducta activa tendiente a impedir u
obstaculizar la ejecución de un mandato. En la desobediencia, hacer algo o no
hacer algo es una situación fáctica cuya ejecución solo la debe realizar el
sujeto al cual va dirigida la orden; en otras palabras, el acto de la ejecución de
la orden no es una labor que deba realizar la administración pública o quien la
represente, sino el mismo destinatario de la orden; pero sí, en caso de
resistencia a la autoridad, la administración pública es quien ejecuta la orden,
donde surte el acto obstruccionista de parte del agente

Desobediencia a la autoridad

Desobedecer quiere decir no hacer caso a un mandato o a una orden


impartida, ya sea para que el destinatario debidamente individualizado realice
una conducta positiva (hacer) o para que no la realice (no hacer). En este caso,
el agente dice: “Hagan lo que hagan, no voy a hacer caso a lo que se me pide,
así me lo rueguen”, configurando una conducta reacia. La doctrina nacional9
cuando se refiere a esta modalidad delictiva, la define como no aceptar,
conducta omisiva, no acatar, conducta omisiva. Por otra parte, no obedecer lo
ordenado por la autoridad, pudiéndolo hacerlo (por ejemplo cuando una
Fiscalía Especializada en Corrupción de Funcionarios, en una investigación
preparatoria, seguida contra un exalcalde, una Municipalidad, ordena al alcalde
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actual entregar la documentación que sustenta la realización de una obra,


dentro del plazo de 5 días de notificado, poniéndole en conocimiento que en
caso de no entregar la documentación solicitada se procederá a denunciar por
el delito de desobediencia a la autoridad, y se configura el delito de
desobediencia a la autoridad cuando, pese al requerimiento de la Fiscalía, la
autoridad edil pudiendo hacerlo no cumple con remitir lo solicitado). Además, la
posibilidad de realización del mandato por parte del agente (destinatario de la
orden) implica también que este pueda adoptar un comportamiento físicamente
real de hacer algo o de no hacer algo, esto es, que permita al agente realizar
una acción positiva, como realizar una acción negativa, esto es, dejar de hacer
algo. Esto último, necesariamente está vinculado al tipo de orden emitida por el
funcionario que se pretenda ejecutar; por ejemplo, cuando se exige que el
agente se retire de determinado lugar o que se le prohíba que pase por
determinado lugar. Sobre la posibilidad de cumplimiento frente a una orden, el
derecho jurisprudencial señala que “en cuanto al delito de desobediencia si
bien en el sub judice se cursó un mandato legítimo y con las formalidades
internas correspondientes, la desobediencia presupone, de un lado, la
posibilidad real de su cumplimiento y, de otro lado, el conocimiento efectivo de
la orden de parte de quien debe obedecerla; que el mandato cursado por el
juzgador no era de posible cumplimiento porque el vehículo ya no estaba en el
poder del imputado, y, además no existe prueba que establezca que tal orden
llegó a su conocimiento efectivo pues el imputado ya había cambiado de
domicilio, que en todo caso, no está acreditado fehacientemente que recibió la
notificación o que conoció de dicho mandato”.

Resistencia a la autoridad

Resistir la orden emitida por el funcionario público es cuando el agente se


opone abiertamente para que no se ejecute materialmente la orden. La
resistencia puede dar como consecuencia que la orden no se ejecute o que
esta se ejecute de manera distinta a la que supone su materialización o que
suponga un obstáculo con la consecuente dilación en la ejecución de la orden.
Cuando la orden no se ejecuta debido a los actos de resistencia, el servidor
que la ejecuta termina por retirarse del lugar, sin lograr la ejecución de la orden,
momento en el que se perfecciona esta modalidad delictiva.
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Tal como sucede en el supuesto de la desobediencia, se podría cometer el


delito de resistencia a la autoridad, siempre que la orden que se ejecuta sea
factible de ser oponible según los recursos con que cuente el agente opositor,
ya que, según creemos, no podríamos estar hablando de resistencia si la
acción del servidor que ejecuta la orden es avasalladora debido a la
intervención de un número considerable de miembros de la fuerza pública,
frente a un solo sujeto que se resiste a la ejecución, por ejemplo, cuando el
dueño de una tienda no deja que se lleve a cabo la clausura, pese a que existe
la orden de clausura expedida por la gerencia municipal, por no cumplir con
normas de salubridad y, pese a la negativa del destinatario de la orden, se lleva
a cabo su ejecución, ya que es imposible la obstaculización por la gran
cantidad de los servidores de la Municipalidad que la ejecutan. En el delito de
resistencia a la autoridad, podemos diferenciar un sujeto pasivo del delito y otro
sujeto pasivo de la acción. El funcionario público que sufre los embates
materiales del sujeto activo es sujeto pasivo de la acción; sin embargo, este no
es sujeto pasivo del delito, pues no es quien emite la orden, siempre que no
concurran severa violencia o amenaza —no justificadas por las circunstancias
— contra esta última, lo que podría configurar otras figuras penales. Por
ejemplo, el sujeto pasivo del delito es el Estado Peruano que dispuso la orden
de clausura de un local comercial y el sujeto pasivo de la acción es el servidor
que ejecuta la medida de clausura del negocio. En resumen, una es la persona
que dicta la orden a cumplir, pudiendo ser otra la que la ejecuta y que sufre la
acción de resistencia del agresor, agregándose a esto la necesidad
concurrente de ligera violencia o amenaza contra el mismo ejecutor. Lo que no
se puede permitir es que el agente ejerza dicha violencia o amenaza haciendo
uso de algún tipo de arma blanca, de fuego, etc., pues, esta da gravedad al
hecho, y hace que se configure otro delito. Por su parte, la jurisprudencia
nacional ha señalado que “es la rebeldía u oposición abierta, hostil y maliciosa,
acompañada de actos de contradicción, decidida y resuelta al cumplimiento de
una mandato u orden en curso de ejecución, expreso y personal de la autoridad
en el ejercicio de sus funciones”.

Bien jurídico protegido en el delito de desobediencia y resistencia a la


autoridad
CODIGO PENAL

Pensamos que los tipos penales que reprimen los actos que afecten a la
administración pública protegen la correcta administración en las entidades del
Estado; y el tipo penal de desobediencia y resistencia a la autoridad, conforme
ya se ha expresado previamente, en concreto protege la ejecutabilidad de la
orden funcionarial —que es una parte de la actividad de la administración
pública—. Existe una relación entre lo genérico y lo específico, ya que, al
vulnerarse los aspectos vinculados a la actividad funcionarial ejecutiva, tiene
una repercusión en el buen funcionamiento de la administración pública. Lo
importante es identificar el bien jurídico que subyace dentro de un caso
específico, pues este es el motivo de la imposición del reproche a determinada
conducta, de tal suerte que si la conducta no abate al bien jurídico protegido o,
en su caso, no lo amenaza, no encontraría justificación alguna el imponerse
una sanción. Por ejemplo, no podemos decir que se ha ocasionado perjuicio al
bien jurídico protegido penalmente por el artículo 368° del CP con la actitud de
una persona dueña de un local de expendio de productos de limpieza de no
acatar el requerimiento de colocar el precio a cada producto con números de
color rojo, sino que los exhibe en un pizarrón ubicado dentro de su puesto de
venta, para continuar con la venta. Resulta por tanto insignificante para el
derecho penal la desobediencia mostrada por el comerciante.
CODIGO PENAL

CAPITULO II
ANALISIS
El delito de desobediencia y resistencia a la autoridad, como su propio nombre
lo indica, puede ser cometido por un sujeto que efectúa actos de desobediencia
o actos de resistencia a una orden. Estos dos comportamientos son distintos,
cuya característica es que no se pueden desenvolver simultáneamente, sino
que se dan en contextos muy diferentes, de tal modo que un sujeto no podría
desobedecer y resistir una orden al mismo tiempo. En ese sentido, podemos
válidamente hablar de un sujeto activo del delito de desobediencia a la
autoridad y de otro sujeto activo del delito de resistencia a la autoridad, ambos
diferenciados por el verbo que los individualiza, así como la intensidad de una
modalidad frente a la otra. Así, sería más potente la acción de resistencia frente
a la desobediencia, pues la primera implica —en algunos casos— cierta acción
física frente a los actos del funcionario público que pretende imponer la orden
dada; en cambio, la desobediencia, se constituye en una mera inacción del
agente. Asimismo, cabe poner el énfasis en que la diferencia esencial entre
estas dos modalidades es la relación entre la forma en que se ejecuta la orden
y la consecuente respuesta del destinatario.
CODIGO PENAL

CAPITULO III

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

El momento delictivo de la resistencia se demarca durante los actos ejecutivos


de la orden, pero no antes de su inicio ni mucho menos después de que la
orden se hubiere cumplido. En nuestra opinión, los actos materiales de la
resistencia se dan en el mismo lugar y momento en que se pretende ejecutar la
orden. Trae consecuencias directas contra el funcionario que ejecuta la orden.
En cambio, “tratándose de los actos de desobediencia, el momento comisivo
parte desde el instante en que el destinatario toma conocimiento de su deber
de acatamiento hasta el vencimiento del plazo señalado para dar cumplimiento
a lo ordenado, incluidas las prórrogas del plazo debidamente ordenadas”. Por
ende, se configura el delito de desobediencia cuando el sujeto activo no cumple
con la orden en el tiempo exigido para ello. En ese sentido, podríamos concluir
que incurre en el delito de desobediencia a la autoridad, quien cumple la orden
impartida luego de vencido el plazo otorgado. De igual modo, resistirse u
oponerse a una orden que ya ha sido ejecutada no constituye el delito de
resistencia a la autoridad, pues ya no sería posible la resistencia a la ejecución.
Cuando hablamos de consumación decimos que el hecho ha completado su
círculo, y esto nada tiene que ver con la afectación a la orden dada, sino en
que si realmente el agente desobedeció o se resistió, o sea, la consumación
está en relación al desarrollo de tales verbos por parte del sujeto activo; en ese
sentido, se deberá analizar detalladamente los pormenores de la conducta
desarrollada por el agente y su impacto en relación con la orden. En
consecuencia, en ambas modalidades no se requiere de un resultado, pues
basta la mera actividad del sujeto activo para su consumación, aunque en
verdad la comisión del delito siempre se apreciará en relación a que si lo
mandado se cumplió o no. La resistencia se consuma con la conducta
opositora siempre que se haya generado una efectiva obstaculización, por lo
menos de la función de ejecución de la orden, y a lo mucho, su impedimento.

La desobediencia se consuma en el momento en que el destinatario incumple


la orden dispuesta. Como se ha visto, la norma penal no exige nada adicional
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para la consumación del delito, por tanto, no es necesario la existencia de


perjuicio o no, ni mucho menos que la orden hubiere sido reiterada bajo
apercibimiento de entablarse denuncia por el presente delito; sin embargo,
como menciona Salinas Siccha, este último es un requisito de procedibilidad
que ha impuesto la jurisprudencia nacional que se viene acatando de manera
vinculante, pero que no es parte constitutiva del delito, sino un requisito para
ejercer la acción
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ANEXOS
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