Oración Por Los Matrimonios Rotos y Promesas Matrimoniales

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Oración por los matrimonios rotos

Señor, confío plenamente en tu amor y tu misericordia. A través de tu palabra me


siento amado, perdonado, sanado y liberado. Estoy dispuesto a seguir abriendo mi
corazón para que en él manifiestes todas las gracias que tienes preparadas para mí.

Hoy, te suplico que me des la fuerza para saber enfrentar y luchar contra todas mis
tentaciones. Abre también mi mente, quiero tener ideas claras en mi cabeza que den
como resultado obras y acciones en pro de mi familia, mi matrimonio y mis hijos.

Sigue mostrándome caminos de solución y conciliación, que, con mucho gozo,


sabiéndome acompañado por Ti, quiero recorrerlos porque sé que allí encontraré las
formas de crecer en santidad, fortaleciendo mi espíritu y llenar mi matrimonio y
hogar de felicidad y bendiciones. Gracias Señor mío, porque estás allí escuchando mi
oración.

Ven a mi vida en este día, pido tu fuerza, tu luz, tu guía, sé que nada hay imposible
para Ti. Quiero pedirte una fe cada vez más firme, que no me deje vencer cuando
aparezcan las pruebas en la vida, las diferencias con mi cónyuge, la falta de
entendimiento con mi familia.

Restaura toda herida que hayan podido dejar palabras hirientes y acciones impulsivas
y faltas de amor. Sana nuestra relación y llévala hacia la bondad infinita de tu dulce
amor.

Dame un amor capaz de comprender que la vida comienza todos los días y que solo
Tú tienes la última palabra. Hazme honesto y honrado para cumplir con mis
compromisos nupciales, acorde con tu perfecto plan de amor.

Dame además la valentía para enfrentar los problemas y dificultades y la humildad


para saber reconocer mis errores y estar dispuesto a crecer en el camino del amor
verdadero.

Que yo pueda ser luz para mi cónyuge, fortaleza para su espíritu y apoyo en todo
momento. Aliméntame con la abundancia de tu Palabra y que pueda yo siempre
buscar, en el servicio y la caridad, el bienestar de mi pareja y de mi matrimonio.

Señor, llénanos de tu amor, toca nuestros corazones, restaura los hogares que hoy
están separados. Sana nuestras heridas con tu amor. Amén.
Prometo serte fiel en el matrimonio es una gran promesa, significado de las promesas
matrimoniales
Prometo serte fiel en el matrimonio es una gran promesa de amor que nace del
corazón. Y en el matrimonio, los novios pronuncian estos votos: Prometo serte fiel,
tanto en la prosperidad como en la adversidad, prometo serte fiel en la salud como en
la enfermedad, prometo serte fiel amándote y respetándote durante el resto de mi
vida.

Lo importante es saber traducir ese prometo serte fiel en obras hacia la pareja. No
nos referíamos solamente a la fidelidad en cuanto a que nunca comenzaríamos una
relación sentimental, seria o superficial con otra persona, por un momento o para
toda la vida. Significa muchísimo más.

Prometo serte fiel e ir en la misma dirección.


A veces me he topado con un hombre o una mujer, que sólo viendo cómo se comporta
con la persona a quien dice que ama, me dan ganas de preguntarle: "¿tú, para dónde
tiras? Si los dos tuvieran puesta la camiseta del mismo color y "se pasarán el balón",
meterían goles, alcanzarían metas, jugarían en equipo y así harían la vida más simple y
tendrían la felicidad más a la mano.

Pero uno parece ser delantero de un equipo y el otro defensa del contrario: se
estorban en las jugadas, se cometen frecuentes faltas, se ignoran. Algunos parecen
estar buscando la tarjeta roja ¡después de haber visto no una sino mil veces la
amarilla!

Esto no debe suceder en el matrimonio.

"Amarse no es mirarse uno al otro, sino mirar en la misma dirección".

Tirar en la misma dirección. Amarse es tener una meta común y unos mismos ideales,
y eso debe reflejarse en los acontecimientos de la vida diaria. Amarse es mirarse uno
al otro con comprensión, respeto y con capacidad incluso de diferir.

Prometo serte fiel y no bajarme del burro.

Te explico de qué se trata: en mis años de estudiante, paseaba en una ocasión por un
pueblo de Santander, en el norte de España, y me encontré a un pastor con quien
entablé una conversación debajo de un cobertizo, pues llovía a cántaros. La recuerdo
como una charla muy interesante.

En un determinado momento le pregunté cuántos años tenía de casado, a lo que


respondió:

"¿Cómo ve, Padre? Tenemos treinta años de casados y no nos hemos bajado del
burro".

La expresión realmente me encantó. Si él hubiese dicho, "no nos hemos bajado del
tren... o del caballo", hubiese sido diverso. El caballo sugiere libertad, velocidad,
crines al viento... En cambio, dijo:

"no nos hemos bajado del burro".

En el burro, como en el matrimonio, a veces se va hacia adelante, a veces hacia atrás,


a veces rebuznando, a veces, el animal, me refiero al burro, como que no se mueve.
Así es en el matrimonio. A veces para atrás, a veces para adelante, a veces
rebuznando, pero siempre los dos en el burro.

¿Qué importa por dónde y cuánto haya costado mientras hayan ido juntos, en la
misma dirección, apoyándose, acompañándose, amándose?

Prometo serte fiel y buscar tu felicidad.


Si prometiste serle fiel, te comprometiste a buscar su felicidad, ya que la fidelidad no
puede reducirse a no fallarle en el sentido de nunca enamorarte de otra persona. Eso es
más que nada una obligación, un requisito y algo que deberían dar por supuesto.
Prometo serte fiel, es llenar las expectativas que tenían el uno sobre el otro cuando eran
novios.
"Desde que nos vimos y pensamos en unirnos para toda la vida, pensamos que juntos
seríamos felices y desparramaríamos esa felicidad en nuestros hijos. Si queremos sernos
fieles, tenemos que hacer realidad ese sueño que tuvimos desde el inicio".
No voy a olvidar jamás esa escena de la película "Los puentes de Madison" en la que ya
casi al final de la vida, el marido, muriendo en la cama, llama a sus esposa y le dice más o
menos lo siguiente:
"Fanny, yo sé que tenías tus propios sueños e ilusiones en la vida, perdóname por no
haberlos hecho realidad".
La mujer simplemente lo besó en la frente e hizo un gesto de resignación.
Es tan fácil hacer felices a los demás cuando uno se lo propone, que sinceramente,
honestamente, para no lograrlo, se necesita ser de verdad egoísta.
Cuando prometieron ser fieles, entre otras cosas, prometieron buscar con tesón la
felicidad del otro, pues la fidelidad no es sólo cuidar que no haya engaños, sino que
apunta a todo un proyecto de vida.
De hecho, y aunque no es el ideal, hay matrimonios en los que, uno de los dos, por
descuido, ha caído en una infidelidad. Pero como siempre ha buscado hacer feliz al
cónyuge, este error, por más grave que sea, no es más que una mancha en una pared
llena de luz.
Desde luego que no es el caso de la persona descuidada, sensual, irresponsable, que
frecuenta ambientes inconvenientes y que trata con personas del sexo opuesto sin ningún
pudor y sin respeto. En una persona así, la caída siempre será inminente e injustificada. El
derrumbe comenzó desde que se descuidó en su conducta ordinaria.
Prometo serte fiel es cuidar el corazón.
No permitir que nada ni nadie le robe la paz inicial. Cuando pronunciaron las palabras
prometo serte fiel, Prometieron luchar especialmente cuando les vinieran a la cabeza
ideas rubias.
La fidelidad no es no meterse con otra persona, sino sobre todo cuidar el corazón. Hay
mucha gente que quizá jamás concretará una infidelidad conyugal, sin embargo, vive en
una continua deslealtad al no cuidar el corazón de cualquier amor que no sea su único y
verdadero amor.
Prometo serte fiel: prometo hablar bien de ti.
Tú tienes que hacerte este propósito dentro del matrimonio:
"Lo que tenga que decirte, te lo diré a ti, para ayudarte, con amor y por amor. No se lo
diré a mi mamá ni a mis hijos, menos a mis amigas en un desayuno".
Prometo hacer crecer tu fama dentro de lo más íntimo que tenemos que son nuestros
hijos, padres, hermanos y también nuestros amigos. Me esforzaré para que ellos siempre
tengan una buena imagen de ti. Sólo escucharán cosas positivas acerca de quién y cómo
eres tú. Estarán orgullosos de nosotros.
Finalmente, ese prometo serte fiel, ahora sí, significa que no te cambiaré por nadie. No te
quiero para un amor intermitente u ocasional, ni como un amor de paso.
Estas promesas que hicieron, además tienen dos especificaciones que deben considerar
como muy importantes y darles su sentido propio, porque de verdad, parece que no todos
las han entendido.
Cuando se da una infidelidad en el matrimonio por parte de quien sea, y el cónyuge
decide que esto es lo único que no está dispuesto a perdonar, y que ahora sí se acabó
todo, es simplemente porque no ha entendido qué fue lo que prometió.
1. Prometo serte fiel en lo próspero y adverso.
Hay quienes creen que lo próspero es tener dinero mientras lo adverso se identifica con
todo tipo de carencias económicas. Prometo serte fiel va más allá de eso.
Muchas parejas tienen los recursos necesarios para vivir felices y sin embargo no alcanzan
la felicidad porque ésta se compone de muchos otros factores que ellos no han logrado
completar.
Lo próspero es efectivamente cuando todo va bien. Como se suele decir: "viento en
popa". Hay algo de dinero, tienen su propia casa, no hay grandes intromisiones de la
suegra, siguen teniendo más o menos las mismas aficiones y casi idénticos gustos, no se
han desgastado con el tiempo, hay armonía, diálogo, intimidad.
¡Ah, lo próspero! ¿Por qué no todo en la vida es crecer? ¿Por qué no todo en este mundo
camina hacia adelante sin más complicaciones?
La respuesta es muy sencilla: los problemas y las dificultades existen desde que
aparecieron hombre y mujer sobre la tierra, y esta vida simplemente no sería la misma si
quisiéramos quitarle esta contrapartida de la dificultad.
Además no siempre está en nuestras manos evitar algunas dificultades que se van
suscitando en el camino, pues muchas de ellas nos las imponen la sociedad, la cultura, el
entorno en el que nos movemos.
Pero es interesante que sepan partir de este presupuesto cuando piensan ya en el
matrimonio y cuando están por emitir esas palabras de "prometo serte fiel" que los
comprometen para siempre.
Cabe añadir que en el matrimonio, los problemas son una oportunidad maravillosa de
crecimiento. Este debe ser un camino de crecimiento, y para eso necesitan aprovechar
todas las oportunidades.
En el matrimonio, lo adverso puede ser: dificultades en el campo económico, la pérdida
del trabajo o el fracaso rotundo en el negocio. También la intromisión indeseada de algún
familiar político en el propio hogar, la llegada de los niños quizá demasiado rápida. La
enfermedad de uno de ellos que acusa gravedad. Y, ¿por qué no? el hecho mismo de que
el amor que sentían el uno por el otro ya no sea como era en el noviazgo, o al inicio del
matrimonio.
2. Prometo serte fiel en la salud y en la enfermedad.
"Prometo que, en la salud, te aplaudiré, te proyectaré, te acompañaré y apostaré por ti.
No estaré celoso de tus triunfos, ni permitiré que me afecte el que tú seas más que yo a
los ojos de los demás".
En la enfermedad, prometes que estarás a su lado. Pero cuando prometiste esto, no te
referías a enfermedades que se arreglan con un suero ni aun con una enfermera de
cabecera. Te referías a enfermedades más profundas, más complicadas, con alcances más
intensos, como el alcoholismo, el desánimo, la pérdida del sentido de esta vida o
enfermedades del corazón o del carácter.
Tú, un día puedes llegar a dejar de amarle y es entonces cuando debes demostrarle esa
declaración de amor de "prometo serte fiel".
Es precisamente en estos momentos, de enfermedad del corazón, cuando puedes probar
tu fidelidad. Qué fácil era cuando todo marchaba bien, cuando parecían competir en el
darse cariño.
La fidelidad se demuestra en la prueba y en el dolor, y quizá no haya prueba más grande
para una persona que ama de verdad, que el sentir que no es correspondida y que no es
amada con la misma intensidad.
Ante un problema de esta naturaleza, se puede reaccionar de dos maneras: pagar con la
misma moneda, que no sería ni amor ni fidelidad (traicionando el "prometo serte fiel"). O
luchar con todo el corazón por recuperar ese amor que se está apagando o se ve casi
perdido. La fidelidad sólo acepta este segundo tipo de actitud.
"Si te pierdo, lucharé por reconquistarte, ése será mi programa".
"Si la enfermedad es grave y llego incluso a perderte definitivamente, seguiré siendo tuyo,
y tú seguirás siendo parte de mi proyecto de vida"
El hecho de que uno de los dos haya fallado, no implica que el otro deba fallar también.
"Lucharé por reconquistarte", como se ve en algunas películas o novelas, sólo que aquí es
de verdad. No hay actores ni música de fondo ni paisajes bonitos. Solo hay sacrificio,
humillación y mucho valor para reconquistar el amor que una vez iluminó la vida y del que
surgió la familia que ya existe.
El matrimonio es para siempre.
Recuerdo a ese general francés, que después de la segunda guerra mundial fue requerido
en el partido comunista. Con el aumento de sueldo y por participar de tantos beneficios
que le ofrecieron, abandonó a su mujer de treinta y siete años, con siete hijos, y se
marchó de la casa.
Lógicamente pronto encontró a otra y así continuaron sus vidas por separado. Pasaron
veinte años y dicho partido nunca terminó de consolidarse bien, hasta que finalmente se
disolvió.
Muchos que habían gozado de los beneficios de la organización, pronto se vieron en la
calle, sin dinero, sin familia y sin amantes, que son las primeras en irse cuando falta todo
lo demás.
Cansado, solo, ya acabado, vuelve un día a su casa, toca la puerta y le abre su mujer. Una
esposa también cansada, que había sacado adelante a todos sus hijos, sola. Una madre
heroica.
- "Quiero hablar contigo" - le dice.
- "Pasa"- abre la puerta y dibuja en el aire con su mano el ademán de "adelante".
Pero él se da cuenta de que está la mesa puesta con dos lugares, y titubeando le dice:
- "Perdona, no quiero importunar, ¿estás esperando a alguien?"
- "Sí", responde segura y sin dejar de mirarlo a los ojos, agrega: "Desde hace veinte años
todos los días la mesa ha estado puesta para dos, porque te sigo esperando".
Lo más probable es que los sentimientos de esta mujer no fuesen tan favorables.
Podemos incluso imaginar que ella hubiese querido golpearlo o que debió azotarle la
puerta al instante sin permitirle no sólo entrar a la casa, sino tampoco entrar a un hogar
que comenzaron los dos pero que sólo ella de verdad construyó. Este relato no tendría
ningún valor si no fuera histórico.
Lo que lo hace grande es precisamente que sucedió. Es una mujer que sacó adelante sola
a siete hijos y que se sobrepuso al orgullo y a un explicable rencor.
Una de esas personas que tienen muy claro que el matrimonio es para siempre. Ella quizás
pensaba:
"Él me dejó, pero yo no lo puedo dejar, porque Dios me lo dio, y por él tengo que
responder"
Ella sabía lo que la declaración de amor contenida en la promesa de "prometo serte fiel"
era un compromiso con Dios, con un hombre y con unos hijos.
En una ocasión, una señora me vino a ver y me dijo:
- "Padre, mi único pecado es que odio a mi marido".
- Yo pensé: "pequeño detalle".
- "Me dejó hace cinco años. Ni quiero, ni puedo verlo".
Comprendí que la dificultad era muy grande y le ofrecí una solución más para ella misma
que para su matrimonio:
- "Señora, lo que usted necesita es un cambio de mentalidad. Renueve el compromiso que
hizo hace treinta años: rece por él, de vez en cuando escríbale, preocúpese en la medida
de sus posibilidades por él, aunque ya nunca puedan volver a reunirse. Usted será más
feliz amando con un amor realmente heroico, que dando rienda suelta a odios estériles.
Prometo serte fiel es declarar amor.
La declaración de amor al pronunciar el famoso prometo serte fiel, se convierte en alianza
y fidelidad de amor eterno en Dios. El amor siempre nos deja algo, nos lleva a algo,
produce algo. Del odio sólo germinan rencores, soberbia, impaciencias, insatisfacciones y
un sin número de frustraciones. Nuestro corazón fue hecho para amar. Ir en contra del
amor es luchar contra nosotros mismos.
Desgraciadamente muchos matrimonios se romperán porque nunca se entendió "el
prometo serte fiel". No entendieron que la fidelidad que se prometieron al inicio, debería
ser, como los mejores relojes, "a toda prueba". Así es, a prueba de todo, incluidas la peor
enfermedad, la más tremenda crisis y el más injusto adulterio.
Prometo serte fiel, tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la
enfermedad, amándote y respetándote durante el resto de mi vida.

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