Apéndice - Alergias (Vivido Físico) y Fobias (Vivido Psíquico)

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APÉNDICE: ALERGIAS (VIVIDO FÍSICO) Y FOBIAS (VIVIDO

PSÍQUICO)

“El cuerpo humano es un saco inmerso en el mundo que absorbe


permanentemente las innumerables señales que le agreden.”

La palabra “alergia” es un término genérico de realidades muy diversas.


Desde un punto de vista biológico, la alergia es una reacción a un
elemento exterior llamado “alérgeno” y que puede ser absolutamente
cualquier cosa: cualquier cosa que se siente, que se come, que se toca,
que se ve incluso o que se oye.

Puede ser polvo, polen… ¡una vaca! La diferencia, es que no hallaremos


una vaca en el cuerpo, pero sí podremos encontrar polen. Entonces se
dirá en un caso que es químico y en otro caso que es psicológico. Pero
de hecho, se trata exactamente de la misma cosa, porque siempre es el
inconsciente biológico que decide y que produce los síntomas.

Lo que hay que comprender bien, es que el alérgeno es de hecho el


soporte de un desplazamiento.

Aquí un ejemplo real: una joven montaba a caballo y cuando no se lo


esperaba, un señor mayor en otro caballo la arrinconó e intentó
manosearla. Tenía quince años y era incapaz de soportar que un señor
mayor tenga tal comportamiento. Hubo entonces un desplazamiento
inconsciente de lo afectivo, de lo emocional, hacía el pelo del caballo.
Más tarde, cada vez que se hallaba en contacto con el pelo del caballo,
tenía una reacción epidérmica violenta. Su cuerpo reaccionaba porque
se encontraba de nuevo en contacto con la emoción del shock original,
inhibido éste en el inconsciente por ser tan insoportable, ingerible.

Desde un punto de vista psicológico, la alergia podría relacionarse con


lo que Freud puso en evidencia en la lógica de la inhibición y de la
transferencia: el síntoma como desplazamiento. Es un descubrimiento
genial de Freud, y es un proceso mucho más frecuente de lo que se cree.
A pesar de no estar consciente de ello, “grabamos” elementos
concomitantes con el shock emocional. Si uno de estos elementos
concomitantes se presenta más tarde, corre el riesgo de desencadenar
lo que llamamos una alergia. El síntoma es la señal del desplazamiento
de un vivido emocional (ya inconsciente) sobre un elemento periférico
(antes neutro) de las circunstancias del drama.

Por este motivo, mencionaba las vacas. No se dice que una vaca es
alérgena, porque es demasiado gorda, pero se dice que el polvo es
alérgeno. Sin embargo, hay gente que estuvo chocada por una vaca o
por una escena vista en un recinto de vacas y cuando las ven, u oyen la
palabra “vaca”, tienen irritaciones y se rascan. ¡Pero no se les hallará
ninguna vaca en la piel ni moléculas anti – vaca en la sangre!

Ejemplo: Un muchacho y una muchacha estaban sentados en un banco;


ella estaba muy enamorada de él. Pero le dijo: “Sabes, ya no podremos
vernos, mis padres y yo nos trasladamos”. Para ella fue un shock. En ese
mismo instante, su inconsciente operó un desplazamiento en un elemento
periférico del contexto. Era la estación de las gramíneas, se volvió pues
alérgica a las gramíneas y se puso a hacer una conjuntivitis, traducción
inmediata de lo experimentado: “Lo pierdo de vista” en su realidad
biológica: visual + contacto.

Esto dicho, ciertas alergias provocan afecciones de la piel, otras del


sistema ORL, digestivo, etc. Lo cual hace referencia a la sensibilidad
personal, a lo que en PNL, llamamos los “predicados”. Es un modo
personal de ser.

Si yo pido a diferentes personas de hablarme de un momento de gracia,


de oración o de meditación, una me dirá: “Contemplé la gloria de Dios
con mis propios ojos”; otra: “el sabor de Dios es de una dulzura infinita”;
otra: “Dios me habla, me dice palabras de amor, oigo su voz”; o “vengo
a ingerir la santa hostia que me alimenta en permanencia” o aún: “Desde
que conozco a Dios, respiro la vida con todos mis pulmones y su perfume
está presente en mi vida”… Cada cual tiene un modo de ser que le es
personal: visual, gustativo, auditivo, digestivo, respiratorio…

Para volver al ejemplo anterior, cuando el joven revela a su amiga que


se va a marchar, puede vivirlo en términos visuales: “ya no le veré”; en
términos auditivos: “ no puedo creer mis oídos, no puedo oír esto”; en
términos cutáneos: “estoy separada de él”; o incluso en términos
digestivos: “no puedo digerir esta noticia, este cambio”, etc.
Su modo de vivir el shock, según su modo de ser, expresada a través de
los predicados privilegiados de esta persona y de este contexto, implicará
un órgano más que otro. Por ejemplo, la alergia afectará el nivel de la
piel si se siente separada, el nivel de los ojos si lo pierde de vista, de la
nariz si es una angustia, etc.

Una alergia se instala debido a un shock inicial, algo inesperado.

Hay que distinguir entre dos grandes etapas: el momento inmediato y el


plazo, la adaptación a largo plazo.

La primera reacción, la respuesta inmediata, es una reacción de


protección. Luego hay la puesta en memoria a través de las células
específicas (los macrófagos) presentes en la sangre. El sistema inmunitario
conserva por así decirlo la memoria de una sustancia codificada como
peligrosa, porque está asociada a una emoción dolorosa. Por esto
intenta eliminarla cuando la encuentra, incluso un año, dos años, diez
años más tarde.

Es un sistema de alerta: a cada vez que hay este polen, hay una
reactivación de la memoria de este sufrimiento: ¡Ojo, cuando hay este
polen, hay problema! (Es únicamente un problema de memoria, de
código de la información emocional. Lo que en PNL llamamos: “el
anclaje”.

El sistema inmunitario funciona en realidad muy bien, a la perfección.


Pero, da una información que se ha de descodificar.

Ejemplo. Una joven estaba en un restaurante con su novio, comiendo


mariscos cuando estalla una pelea que acaba en ruptura. Algunos meses
más tarde, estaba comiendo otra vez mariscos y tuvo repentinamente
una crisis anafiláctica que la llevó al hospital. Desde entonces, ya ni
siquiera podía oír la palabra “mariscos”. La emoción era demasiado
fuerte. Cuando comía mariscos, volvía a vivir con mucha violencia esta
separación, esta angustia, esta problemática. Sin embargo, el joven ya
no estaba ahí…

En el plano terapéutico, diría que se puede curar fácilmente de una


alergia, tomando consciencia del suceso original. En la práctica de
Acompañante, la toma de consciencia del shock original siempre basta.
Sólo hay que ser muy exacto en lo que fue el problema en el shock, volver
a encontrar el acontecimiento preciso y volverlo a vivir conscientemente,
expresando la emoción de aquel instante. Y sobre todo, volver a
encontrar conscientemente todos los elementos sensoriales periféricos
del drama, todos los pequeños carriles engramados: hora, lugar, etc. La
dificultad reside a menudo en el hecho que lo que realmente fue
problema estuvo “inhibido”, cayó en el olvido, en lo inconsciente.
Precisamente es aquí donde se tiene que volver a contactarlo.

Si la toma de consciencia no bastara (caso que, personalmente, nunca


encontré), existe también en psicoterapia cierto número de protocolos.
Robert Dills por ejemplo propone para las alergias ejercicios a base de
visualización, rápidos y eficaces.

Ejemplo: Un hombre joven tenía alergia a los pelos de gato… ¡Pero


solamente los gatos pelirrojos! Diez años antes, tenía un gato pelirrojo que
amaba, pero lo había matado ahogándolo debajo de su almohada. Este
acto para él era tan monstruoso que lo puso en una bolsa de plástico, lo
tiró a la basura e hizo una amnesia con el suceso.

Lo recibí algunos años más tarde en consulta. Su hermana tenía un gato


negro, y su hermano un gato pelirrojo… Tenía alergia solamente al gato
de su hermano. Buscamos y volvimos a encontrar el suceso. Resurgió en
su memoria y expresó toda la emoción… Inmediatamente se curó de un
modo muy simple y rápido.

Para situar este acercamiento, emplearemos una metáfora:


Pasando delante de la puerta del cuarto de baño, noto un charco de
agua que corre debajo de la puerta. Varias soluciones se ofrecen a mí:
voy a buscar un trapo, recojo el agua y vuelvo a recoger cada hora
aproximadamente. O bien, otra solución, abro la puerta y cierro el grifo.
O bien, ya que es una situación que se repite, pregunto alrededor mío
quien se deja el grifo abierto. Resulta que es mi hijo. Le voy pues a enseñar
cómo se cierra un grifo. Pero es un niño distraído, y sigue… Me pregunto
por qué está tan distraído. Resulta que es porque no me cuido bastante
de él, trabajo demasiado; cuidándome de él, deja de estar distraído…

Obviamente, se trata de remontar a la fuente activadora, en la medida


en que el paciente está disponible para esta trayectoria emocional
exigente. Es un proceder en el cual el paciente es activo. En la mayoría
de los procesos que emplean medicamentos, químicos, el médico es
activo, sí, pero el paciente es pasivo. Aquí reside la gran diferencia.

Sabemos hoy, según varias investigaciones llevadas por científicos y


psicólogos, que para que haya conservación de la información,
obligatoriamente, debe estar vinculada a ella un significado, por lo tanto
una motivación que puede ser o bien un placer, o bien una obligación,
pero siempre un factor emotivo.

La cuestión fue planteada a los científicos: “¿Puede una memorización


de información organizarse para mensajes que no tienen significado?
(Por significado, entender carga afectiva, emocional, interés, curiosidad).
Su conclusión es que es “innegable que una información pura y fría, no
relacionada con ningún valor, sin ningún sentido ni significado, elemental
o aislada de todo contexto, no puede dar lugar a una memorización.
Siempre debe haber en trasfondo un significado más o menos complejo
como soporte de la puesta en memoria.”

Durante toda nuestra existencia, vivimos experiencias que debemos


memorizar. Para hacer esto, es necesario que estas experiencias tengan
un significado que se impone bastante. Y lo que hará que este significado
se imponga, es el hecho que le esté asociada una emoción, que sea
agradable o desagradable. Cuanto más fuerte sea la emoción, más
profunda será la memorización, intra – celular.

Gráfico de la “tarta cósmica”. Descripción:


En un círculo partido en tres sectores iguales que representan cada uno
la importancia 1) de los Pensamientos (creencias, valores), 2) de los
Comportamientos (externos o sea los actos, e internos o sea las
enfermedades) y 3) de lo Experimentado, emociones.
El círculo está completado al exterior por una estrella negra de nueve
puntas con perímetro de su círculo interior de color blanco.

Las alergias – igual que las fobias por cierto – se deben vincular con este
modelo. Surge un suceso: tiene un significado que hace que es
importante memorizarlo, sea para la supervivencia, sea por gusto. Para
esto, vamos a “fabricar” emoción. Esta asociación será la que de algún
modo abrirá los discos duros, abrir las neuronas. A partir de este momento,
hay carga emocional, hay experimentado, y por lo tanto engramaje en
la biología, según lo experimentado, en un órgano u otro.

Puede haber también una autonomización de lo experimentado: incluso


si está en su casa, esta mujer que había sido agredida por un hombre
calvo con gafas puede incluso sentirse constantemente en la
inseguridad, sin estimulante externo. Hay un estimulante interno auto –
hipnótico, que hace que ella esté constantemente angustiada. Lejos del
suceso, lejos del hombre calvo con gafas, hay una autonomía de lo
experimentado. Esta persona progresa en este modo de ser, que es estar
angustiada, o manchada, desvalorizada, humillada.

Después de un shock,
hay pues una emoción
negativa, un
experimentado
negativo, y una creencia
implicando
comportamientos,
fracasos sentimentales,
profesionales u otros.

Ejemplo de fobia plural:


Un hombre padece de
insomnios: se despierta
desde siempre todas las
horas y especialmente
hacía las 5 de la
mañana; No soporta que
se le comprima el tórax y
sin cesar necesita aire, es
decir libertad, no soporta ninguna coacción, es algo fóbico (por esto,
practica submarinismo y hace parapente). Cuando es de noche o si no
ve ninguna luz pero oye ruido, se siente muy mal, salvo si está en contacto
con una mujer muy cerca de él; entonces se duerme. ¿Cuál es el shock
causante? Tenemos todos los elementos componentes: cuando era
recién nacido, su padre, o mejor dicho su generador, en presencia de un
amigo, quiso asesinarlo. Es de noche y la madre está en el hospital. Hacía
las cinco de la mañana, al volver de un baile, borracho, el padre vuelve
haciendo mucho ruido, luego toma la almohada y la apoya
violentamente sobre el cuerpo del niño que duerme: no puede ni
moverse, ni llamar. Más tarde, el niño, luego el adulto se volvió fóbico,
miedoso, en presencia de todos los carriles: la hora: las 5; la noche; la
ausencia de la madre, luego de una mujer; noche oscura con ruido:
presión en el tórax, coacciones; no poder llamar ni moverse. Algún tiempo
más tarde fue hospitalizado por pleuresía (lo experimentado conflictivo
de la pleura es “miedo, ataque contra el tórax).

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