Ortiz Andrea-Final Historia 2021

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INSTITUTO SUPERIOR DEL PROFESORADO N°5 “PERITO FRANCISCO MORENO”

PROFESORADO DE NIVEL PRIMARIO

HISTORIA SOCIAL DE LA EDUCACIÓN Y POLITICA EDUCATIVA ARGENTINA

La Educación en
nuestra Historia

ALUMNA: ORTIZ ANDREA MARISEL


PROFESOR: ABECASIS JOSÉ EMILIO

AÑO: 2021
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………4
CAPÍTULO I: EDUCACIÓN Y LA LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES……………….…5

 América antes de Colón………………………………………………………………5


 Educar en nombre de Dios……………………………………………………...……5
 Expulsión de los Jesuitas……………………………………………………………..6
CAPÍTULO II: EDUCACIÓN Y EL CAMINO A LA LIBERTAD…………………………..8

 Pedagogía liberal vs. Pedagogía tradicional……………………………………….8


 Artigas…………………………………………………………………………………..9
 Estanislao López y el método lancasteriano…………………………………….....9
 Juan Bautista Alberdi y las Juntas Protectoras de la Educación……………….10
 Justo José de Urquiza y el Reglamento de Sastre……………………………….10
CAPÍTULO III: ¿EDUCAR AL PUEBLO O AL DIRIGENTE?......................................11

 Bernardino Rivadavia y el conservadurismo modernizante……………………..11


 Rosas y Quiroga: la caída de la educación pública………………………………11
 La generación de 1837 y el liberalismo pedagógico……………………………..12
 Juan B.
Alberdi…………………………………………………………………………………12
- La educación no es la instrucción…………………………………………12
- Acción civilizadora de Europa en Sudamérica…………………………...12

 Sarmiento……………………………………………………………………………..13
CAPÍTULO IV: EL SISTEMA EDUCATIVO NACIONAL………………………………...15

 Constitución y educación……………………………………………………………15
 El Colegio Nacional………………………………………………………………….15
 La Escuela Normal y la formación del nuevo maestro…………………………..16
 El derecho de enseñar y de aprender: Ley 934 de Adscripción………………..17
 Universidades………………………………………………………………………..18
 El Congreso Pedagógico de 1882………………………………………………….18
 Ley 1420………………………………………………………………………………19
 Ley N°|1579 o Ley Avellaneda……………………………………………………..19
 Ley N° 4878 o Ley Láinez…………………………………………………………..19
CAPÍTULO V: EL DEBATE PEDAGÓGICO……………………………………………...21

 Inmigración y educación………………………………………………………….…21
 El normalismo……………………………………………………………………..….21
CAPÍTULO VI: DEL YRIGOYENISMO A LA DÉCADA INFAME……………………....22

 Gobierno de Roque Sáenz Peña…………………………………………………..22


 Primer Presidencia de Hipólito Yrigoyen (1916-1922)………………………......22
 La Reforma Rezzano………………………………………………………………..22
 Programa “Escuelas de Nuevo Tipo”……………………………………………...23
 Gobierno de Agustín P. Justo y el inicio de la Década Infame………………….24
CAPÍTULO VII: EL PERONISMO………………………………………………………..…25

 Escenario……………………………………………………………………………..25

2
 El peronismo y la docencia…………………………………………………………25
 Plan Quinquenal……………………………………………………………………..26
 Reforma Constitucional de 1949…………………………………………………..27
CAPÍTULO VIII: GOLPES MILITARES……………………………………………………28

 La educación tras la caída de Perón………………………………………………28


 Desarrollismo…………………………………………………………………………28
 Laica y libre…………………………………………………………………………...29
 Gobierno de Arturo Humberto Illia (1963-1966)…………………………………..29
 Dictadura de Onganía-Lanusse…………………………………………………….30
 Tercer Gobierno Peronista………………………………………………………….31
 Proceso de Reorganización Nacional……………………………………………..32
CAPÍTULO IX: VUELTA A LA DEMOCRACIA…………………………………………..33

 El período de Alfonsín……………………………………………………………….33
 Menemismo y Educación……………………………………………………………34
- Ley de Transferencia N°24049…………………………………………….35
- Ley Federal de Educación N°24195.….
…………………………………..35
- Ley de Educación Superior………………………………………………...35
 La educación durante el período Kirchnerista…………………………………….35
- Ley N° 25864 (2003)………………………………………………………..35
- Ley N°26058 de Educación Técnico Profesional (2005)………………..36
- Ley N°26075 de Financiamiento Educativo (2006)……………………...36
- Ley N°26150 de Educación Sexual Integral (2006)……………………..36
- Ley de Educación Nacional N°26606 (2006)…………………………….36
REFLEXIÓN FINALSOBRE LOS PERÍODOS ESTUDIADOS…..……………………..38
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS……………………………………………………….40

INTRODUCCIÓN

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El término “educación” proviene del latín educere: “guiar, conducir”;
o educare: “formar, instruir”.
En el primer caso, educere, la acción del docente es la de apoyar en la
construcción del aprendizaje propio del alumno. En el segundo caso, educare,
la función del docente es indispensable, es decir, la persona no puede formarse
de ninguna manera sin la intervención de un docente porque necesita que lo
instruyan. Es la versión asignada a la denominada “escuela tradicional”.
Ya sea que tomemos una acepción u otra, el punto es que a lo largo de la
historia de nuestro país, la responsabilidad sobre la educación y, por qué no, el
derecho de acceso a la misma, ha sido objeto de controversias, luchas,
disputas y desentendimientos.
La escuela surge a partir de la necesidad del ser humano de transmitir toda su
experiencia y la información adquirida en lo cotidiano en su medio natural y
social. Sin embargo, la educación corría por canales propios en estas tierras,
aún antes de que los españoles pisaran suelo americano, ya que los pueblos
que lo habitaban tenían su propia cultura, tradiciones y forma de transmisión de
las mismas.
A pesar de ello, los recién llegados se autoproclamaron como los únicos con
derecho a educar, lo cual significaba evangelizar, tarea que estuvo a cargo de
los jesuitas.
Durante años la educación fue un privilegio al que sólo pudo acceder un
pequeño sector privilegiado de la población, perteneciente por supuesto, a las
familias más poderosas.
Fue larga y ardua la lucha hasta lograr la promulgación de una ley que
garantizara la educación a todos, independientemente de la posición social,
ideología o creencia religiosa.
Si bien la mayoría estaba de acuerdo en la necesidad de una educación
obligatoria, laica y gratuita, era necesario decidir de dónde saldrían los fondos
para llevar a cabo dicho propósito.
En el presente trabajo de investigación se realizará un recorrido por la historia
de nuestro país, intentando dilucidar su proceso de evolución en lo que a
educación respecta, teniendo en cuenta sus avances y retrocesos, las causas y
consecuencias de los mismos, sabiendo que la historia es un tejido de hechos
que aun en la actualidad intentamos desentramar.

CAPÍTULO I: EDUCACIÓN Y LA LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES

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América antes de Colón
Antes de la llegada de los europeos, se desarrollaba una intensa vida cultural
en estas tierras. Si bien los shamanes guaraníes no tenían la sabiduría de los
sacerdotes aztecas, ni eran expertos astrónomos como los mayas, ni tampoco
sabían construir diques, acueductos o ciudades como los incas y los europeos,
poseían un conjunto de saberes importantes, tenían tradiciones y se regían
bajo el poder gerontocrático. Además, educaban sistemáticamente y contaban
con una organización política sencilla y poco estratificada.
En el noroeste argentino, como consecuencia del sometimiento de los diaguitas
por parte de los incas, se articularon ambas culturas, las cuales luego fueron
dañadas por la acción de los conquistadores, quienes impusieron la suya.
El emperador azteca Moctezuma Ilhuicamina había instaurado un sistema de
escuelas vinculado a la reproducción de clases sociales. El pueblo aprendía
mediante el trabajo, los rituales y las costumbres transmitidas por sus mayores,
mientras los nobles concurrían a casas de enseñanza masculina y femenina El
educador era el sacerdote, pero la educación había comenzado a concebirse
como una práctica diferente de la política y la religión.
Educar en nombre de Dios.
Americanos y españoles ignoraban uno, la existencia del otro. Sin embargo
estos últimos se instauraron como los únicos con derecho a educar, lo que
significaba “evangelizar”, sin respetar la cultura de los indígenas.
Desde el punto de vista pedagógico, un documento fundamental es el
Requerimiento o Conminación a los indios, en donde el Papa entregaba el
continente americano a españoles y portugueses, pero también se informaba a
los indios que quienes no aceptaran la situación de dominación serían
esclavizados y castigados. En ningún momento se pensó siquiera que los
españoles pudieran aprender de los indios o que se difundiese el Popol Vuh, el
libro sagrado de los mayas.
En una primera etapa, las órdenes religiosas se encargaron de brindar
educación de manera masiva con un fin homogeneizador. Sin embargo, esa
utopía en donde prevalecía la igualdad fue quebrantada tras duros
enfrentamiento entre los indígenas y los buscadores de oro y plata.
En una segunda etapa, se intentó imponer la fe cristiana en gran escala y a la
vez, domesticar a los indios para ser utilizados como mano de obra. Si bien en
el Concilio de Trento otorgaba el derecho a la colonización, recién en 1550 se
reconoció a los indios como seres humanos, redactándose las Leyes de Indias,
las cuales omitieron el tema de la educación elemental. En la Junta de
Prelados de Lima, en 1552, se dispuso que además del catecismo se les
debiera enseñar a leer, escribir y contar.

5
En 1565 se fundó la primera escuela conventual en Tucumán; en 1572 una
Real Cédula de Felipe II estableció que los gobernadores debían nombrar
maestros en toda su jurisdicción. En 1612 se educaba a las mujeres en el
convento de Santa Catalina de Córdoba. Estos hechos educacionales, y
algunos más demuestran la expansión escolar producida por las órdenes
religiosas, el clero secular y algunos maestros laicos.
Durante casi dos siglos la educación pública se brindaba en los Ayuntamientos.
Las escuelas para el pueblo enseñaban y evangelizaban, mientras que en las
universidades se transmitían los saberes cultos.
Expulsión de los jesuitas
En 1767 se produce la expulsión de los jesuitas y en 1776 se funda el
Virreinato del Río de la Plata.
El desarrollo económico, social y cultural de la América Hispánica y Portuguesa
había sido desigual, del mismo modo que la educación había sido desigual en
las distintas regiones, sectores sociales, étnicos, culturales y lingüísticos. Sin
los jesuitas, muchas escuelas pasaron a manos de domínicos y franciscanos,
quedando la Universidad de Córdoba en manos de estos últimos.
Con las reformas borbónicas las escuelas elementales se multiplicaron pero
eran sólo para varones:
Escuelas Pías: gratuitas y elementales.
Escuelas de los conventos: brindaba una preparación para el ingreso a la
Universidad.
Escuelas de los Ayuntamientos: dirigida a la población pobre.
Escuelas del Rey: las antiguas escuelas de los jesuitas pasaron a ser
costeadas por los cabildos y padres.
Escuelas particulares: maestros que brindaban enseñanza en su casa, con
autorización del Cabildo.
Universidades: San Marcos, Córdoba y Chuquisaca.
En 1780, el obispo José Antonio de San Alberto, Códoba, comenzó a formar a
curas como docentes ya que consideraba necesario que la Iglesia encabezara
el proceso de inevitable de modernización.
Durante esta época, llegaron a las universidades de Latinoamérica la
economía, las ciencias exactas, físicas y naturales, el dibujo y las lenguas vivas
comparando muchos autores a nuestras universidades con las universidades
europeas.

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Si bien la sociedad había cambiado profundamente, el acceso a la educación
era muy desigual, ya que negros, mulatos, zambos y cuarterones habían
quedado excluidos.

7
CAPÍTULO II: EDUCACIÓN Y EL CAMINO A LA LIBERTAD
Pedagogía liberal vs pedagogía tradicional
Muchos jóvenes que habían estudiado en Europa o que estaban informados de
los que ocurría en el exterior comenzaron a pensar en independizarse de la
corona española y a soñar con crecer a la par de las naciones avanzadas.
Mariano Moreno había estudiado en la Escuela del Rey y luego en el colegio de
San Carlos. Estudió derecho en la Universidad de Chuquisaca y estuvo
profundamente interesado en la polémica sobre los “títulos injustos” y el
derecho indiano. Pensó en la necesidad de construir un país con esfuerzo,
sacrificio y medios propios, pero a pesar de que el virreinato se venía abajo,
sectores acomodados no podían imaginar más que a un europeo ocupando el
lugar que dejaba la corona hispánica. Es decir, muchos soñaban con la
independencia pero temían construir una nueva sociedad por caminos
autónomos.
Manuel Belgrano imaginó un país de gente laboriosa, que cultivara la tierra;
consideraba que la agricultura que la agricultura era la base de la riqueza. En
1793 fue nombrado secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires y
creó las escuelas de náutica y minería y fundó la Sociedad Patriótica, Literaria
y Económica, vinculando el progreso económico con la educación. Siendo
vocal de la Primera Junta dictó un Reglamento para las Escuelas del Norte,
donde determinaba, entre otras cuestiones, que los establecimientos debían
ser estatales y que los salarios docentes y aportes para los niños pobres
debían ser pagados por conducto del Gobernador del pueblo. Sostenía que las
bases de una sociedad independiente era la educación. Cornelio Saavedra se
oponía a Mariano Moreno y prefería una concepción colonial de la educación.
En la primera mitad del siglo XIX diferentes expresiones del liberalismo en
educación:
-Una pedagogía liberal radicalizada; influida por Rousseau, sostenía la
necesidad de la educación del pueblo para lograr una Nación libre. En
Argentina fueron sus representantes Moreno y el presbítero Gorriti.
-Una educación federalista popular con elementos liberales; una educación
moderna apoyada en la participación de la sociedad civil y en la cultura de los
pueblos. Representantes: caudillos como Urquiza, Artigas y Bustos, entre otros.
-La pedagogía de la generación liberal de 1837; moderadamente liberal,
excluía a los indios y descalificaba la cultura popular. Buscaba imitar la cultura
europea y adoptar el modelo educativo norteamericano. También impulsaba la
educación pública fundada criterios democráticos. Representante: Sarmiento.

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La pedagogía oligárquica: liberales porteños, pertenecientes a la oligarquía
querían modernizar el sistema basándose en la ideología más elitista de la
educación francesa. Representante: Rivadavia.
En oposición a estas corrientes, debo agregar la pedagogía tradicionalista
colonial anti-independentista, representada por sectores pro-hispánicos de la
Iglesia Católica, tenía su núcleo directivo en Córdoba y luego se extendió a
todo el país. Defendía la educación colonial-clerical y rechazaba la educación
de los indios y mestizos.
Artigas
Los caudillos progresistas combinaron federalismo, primacía del Estado,
religiosidad y participación popular, adoptando métodos modernos, contenidos
científicos y cierta dosis de libertad ideológica. Los caudillos conservadores, en
cambio, pretendían quitar al Estado la responsabilidad del financiamiento,
restar poder a las juntas e incluir contenidos conservadores y métodos
tradicionales.
Artigas con el fin de mejorar la situación moral y material de sus paisanos,
desde su postura progresista, fundó una escuela en su campamento de
Hervidero, difundió cartillas y almanaques en Corrientes y fundó la biblioteca
pública.
Además quiso traer al Rio de la Plata el método de Lancaster, uno de los más
avanzados de Europa. Este método requería de pocos docentes y alumnos
monitores, que eran los alumnos más avanzados. Los educandos eran
divididos en clases de lectura, escritura y matemáticas, las cuales estaban a
cargo de los monitores.
Estanislao López y el método lancasteriano
Era un hombre culto, con ideas ilustradas. Consideraba importante la religión
para la educación moral del ciudadano. Sostenía que la educación debía ser
gratuita para los ciudadanos de escasos recursos y los padres debían ser
obligados a mandar a sus hijos a la escuela. Este fue un antecedente de la Ley
1420.
Además recomendaba puntualidad en el pago de los salarios docentes,
establecía la inspección escolar obligatoria para evitar la vagancia en la niñez y
en la juventud.
Durante su administración como gobernador de Santa Fe, fundó varias
escuelas elevando de 5 a 13 los establecimientos educativos en la provincia, e
instaló el método lancasteriano en todas ellas. Además propuso como
obligatorio la enseñanza del latín, primeras letras, aritmética geografía, historia
americana y filosofía.

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López asociaba los conceptos de Estado, ciudadano, religión, sistematización y
cultura moderna, no solo en torno a la perspectiva del progreso de su provincia,
sino con una perspectiva nacional.
Juan Bautista Bustos y las Juntas Protectoras de la Educación
La educación progresista se apoyaba en las Juntas Protectoras de la
Educación, las cuales apoyaban la labor de las escuelas y difundían la
educación moderna.
Una de las experiencias más avanzadas fue la del gobernador de Córdoba,
Juan Bautista Bustos. En 1822 creó una Junta Protectora de Escuelas, la cual
obligaba a los vecinos a invertir en la construcción de nuevas escuelas,
además impuso un impuesto destinado a la educación, con el cual creó un
fondo permanente escolar, lo cual fue otra medida precursora de la Ley 1420.
Justo José de Urquiza y el Reglamento de Sastre
Junto al Inspector General de Escuelas, Marcos Sastre, impulsaron la
educación pública y privada y la formación de comisiones inspectoras y
protectoras de las escuelas en la provincia de Entre Ríos. Sastre elaboró un
Reglamento que respetaba las inclinaciones naturales del niño, eliminando los
premios y castigos, y estableciendo requisitos que apuntaban a un perfil
profesional del docente. Fue muy avanzado, ya que establecía entre otros
puntos, la duración de las jornadas escolares de 6 horas para los varones y 7
para las mujeres, fijaba la edad de escolaridad obligatoria de (de 7 a 15 años,
los varones y de 6 a 14 las mujeres). Además estableció dos turnos de cursado
y el período de vacaciones.
Consideraban que la función de la escuela era modelar el carácter y el intelecto
del hombre del futuro. De hecho, en 1849, Urquiza Colegio de Concepción del
Uruguay, al cual concurrieron jóvenes de todas las provincias que luego fueron
dirigentes en las siguientes décadas.

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CAPÍTULO III: ¿EDUCAR AL PUEBLO O AL DIRIGENTE?
Bernardino Rivadavia y el conservadurismo modernizante
El conservadurismo liberal porteño se centraba en la educación de los
dirigentes y en una atracción por la moda europea de la estética del progreso.
Rivadavia actuó en la educación argentina siendo Secretario de Guerra del
Primer Triunvirato, colaborador de Las Heras y Presidente de la República.
Adhería a los intereses de la clase alta porteña y se desentendía del interior,
aislando profundamente a Buenos Aires de las provincias.
Introdujo el método lancasteriano en las escuelas de Buenos Aires, decretó la
obligatoriedad escolar y fundó la Sociedad de Beneficencia con el fin de que
dirija las escuelas para niñas.
Mientras que los caudillos progresistas promovían las Juntas Protectoras de la
Educación, provinciales y locales, con activa participación de los vecinos,
Rivadavia quiso una centralización de completa de la educación en el poder
porteño.
Del imaginario pedagógico de Rivadavia se deriva un liberalismo elitista,
mientras que del imaginario pedagógico de los caudillos progresistas surge un
federalismo pedagógico democrático.
Rosas y Quiroga: la caída de la educación pública
Facundo Quiroga estaba en contra del liberalismo porteño como de las
reformas provinciales progresistas. Se inclinaba por una concepción
educacional colonial de la mano de la Iglesia Católica. Defendió la vieja cultura
y la educación tradicionales bajo el lema “Religión o muerte”.
Juan Manuel de Rosas sostuvo una línea pedagógica similar a la de Quiroga.
Asumió el poder en 1829 y una de sus primeras medidas fue una dura censura
de prensa y la destrucción de libros, llevándose a cabo una quema pública
frente al Cabildo el 16 de abril de 1830. Expulsó a los intelectuales liberales. El
gobierno de Rosas se desligó de la educación, estuvo en contra de la
obligatoriedad escolar y de la educación pública. Dispuso que los contenidos se
adapten al conservadurismo popular y exigió a los docentes la adhesión al
gobierno mediante un certificado, dejando cesantes a quienes se negaran. En
1835 impuso la divisa punzó a docentes y empleados públicos. En 1838 sacó

11
del presupuesto los salarios docentes, y la educación pasó a manos privadas,
dejando fuera de las escuelas a los niños cuyas familias no pudieran pagar.
El argumento que utilizó para quitar el financiamiento a la educación pública fue
la necesidad de destinar fondos para financiar la guerra contra el invasor
extranjero, como el Combate de Obligado contra la flota anglo-francesa en
1845.
La generación de 1837 y el liberalismo pedagógico
La generación de 1837 reunía a los jóvenes liberales que se diferenciaban de
los unitarios y federales, ya que creían en una democracia liberal. Se decían
herederos de la Patria y querían hacer una revolución moral ante la
imposibilidad de una revolución material.
Querían retomar la tradición democrática de la Revolución de Mayo,
defendiendo los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Aspiraban a una
democracia social, ya que el pueblo necesitaba ilustrarse para poder ejercer la
ciudadanía, adquirir dignidad y estímulo para el trabajo. Para ello era necesario
que no exista una religión de Estado, la sociedad religiosa debía ser
independiente de la sociedad civil.
Juan Bautista Alberdi
*La educación no es la instrucción
El inspirador de la Constitución de 1853 sostiene que los ensayos de Rivadavia
apuntaban a formar demagogos, sofistas, monárquicos. Pensaba que la
educación era la forma en que los pueblos podrían alcanzaran el progreso. La
instrucción primaria brindada al pueblo naciente no fue la más apropiada, y en
cuanto a la educación superior, tampoco fue adecuada a sus necesidades. El
país estaba necesitando más de ingenieros, geólogos y naturalistas, que
abogados y teólogos. Para Alberdi, la educación debía contraerse a cosas
prácticas, a lenguas vivas como el inglés, a conocimientos de utilidad
inmediata. América necesitaba encaminar sus propósitos a la industria.
*Acción civilizadora de Europa en Sudamérica.
Alberdi sostenía que la educación se subordinaba a la economía y a los
cambios demográficos culturales, por lo cual consideró que primero había que
traer inmigrantes europeos quienes traerían su cultura, hábitos de industria, de
orden, de disciplina que luego serán transmitidos a nuestros habitantes.
Además contribuirían a poblar nuestro país, lo cual era necesario para el
progreso y desarrollo de nuestra cultura.
Toda nuestra civilización tiene algo de Europa: nuestras ciudades fueron
fundadas por europeos y llevan sus nombres; nuestro idioma, nuestra religión
cristiana es de Europa; nuestro régimen administrativo y nuestras leyes fueron
dadas por reyes extranjeros. Todo lo que no es europeo es bárbaro. El salvaje

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está vencido. Las leyes españolas enseñaron a odiar lo que no sea español,
mientras que los libertadores de 1810 nos hicieron detestar todo lo que no haya
nacido en América.
La Patria no es el suelo, la patria es libertad, orden, riqueza, la civilización en el
suelo nativo, bajo la enseña y en su nombre 1. Y esto también ha sido traído de
Europa.
Sarmiento
Compartía la idea de que la población indígena y mestiza era culturalmente
irrecuperable. En su libro Educación popular, llegó a lamentarse de que México
y Bolivia no hubieran acabado con la población indígena. También rechazó
nuestras raíces hispánicas y sostenía que el atraso de los pueblos
latinoamericanos se debía a la mezcla de sangre y cultura españolas y las
indígenas.
En esos tiempos, la educación era accesible solo para las clases gobernantes,
para el sacerdocio, la aristocracia, pero el pueblo no formaba parte activa de la
misma.
En 1847 Sarmiento visitó los Estados Unidos y quedó deslumbrado por los
aspectos democráticos del sistema educativo norteamericano y propuso darle a
la población una educación básica integral que elevara su cultura.
Tras la última revolución europea, todos los hombres tuvieron derecho a ser
reputados inteligentes para la gestión de negocios públicos por el ejercicio del
derecho electoral. Esta igualdad de derechos a todos los hombres sirvió como
base para la organización social, debiendo el gobierno proveer de educación a
las generaciones venideras, para que pudieran ejercer los derechos que se les
atribuían.
La educación pública debía aumentar las fuerzas de producción, de acción y
dirección. El desafío era lograr el mayor desenvolvimiento posible de todos los
individuos para que no quedaran excluidos y pudieran bastarse a sí mismos.
Impulsó el desarrollo de las escuelas de artes y oficios como también de una
educación racional y científica.
Si bien sus ideas sobre educación eran democráticas, se contradecían con su
pensamiento acerca de la población latinoamericana, a la cual excluía. Con el
fin de seleccionar a los más aptos abrió las puertas a inmigrantes europeos y
apoyó las campañas al desierto para terminar con la población indígena.
En Educación popular expuso sus ideas sobre los métodos de enseñanza de la
lectura y escritura, formas de organización escolar, y opciones de
administración educativa.
1
ALBERDI, J.B. Argentina 1852. Bases y puntos de partida para la organización política de la República
Argentina”.

13
En Educación popular: “La concurrencia de los niños a la escuela, trae el
efecto moralizador de absorber una parte de tiempo, que sin ella sería disipado
en la ociosidad y en abandono; habituar el espíritu a la idea de un deber
regular, continuo, le proporciona hábitos de regularidad en sus operaciones;
añadir una autoridad más a la paterna […] lo que empieza ya a formar el
espíritu a la idea de una autoridad fuera del recinto de la familia […]”.

14
CAPÍTULO IV: EL SISTEMA EDUCATIVO NACIONAL
Constitución y educación
La inmigración europea transformaría nuestra sociedad; la libertad de industria,
comercio, expresión y trabajo, y el ejercicio político de los derechos de todos
los ciudadanos, harían de la Argentina un país civilizado.
Los resultados del Primer Censo de la República Argentina, en 1869, arrojaron
datos poco alentadores en cuanto a materia educativa, ya que la tasa de
analfabetismo era muy alta, llegando en general, al 77%, con algunas
variaciones según las provincias o regiones; las escuelas sufrían una situación
precaria e inestable y la mayoría de los inmigrantes no sabía leer ni escribir.
Era necesario llevar a cabo cuanto antes una política educativa que afianzara y
promoviera la enseñanza, encuadrándose en el marco jurídico-político de la
Constitución Nacional (sancionada en 1853 y reformada en 1860) , la cual
había colocado a la educación entre los deberes y funciones del gobierno.
También confirió al Congreso la facultad de dictar planes de instrucción general
y universitaria, y afirmó como un deber de las provincias, el cuidado de la
enseñanza primaria. Además se estableció que la enseñanza primaria debía
ser gratuita y obligatoria, y se asignó rentas propias para la educación pública.
Ley de Subvenciones N° 463. Política Nacional de fomento de la educación.
La educación era un problema de interés nacional, lo cual llevó a la creación de
un ministerio cuyas funciones eran el fomento y progreso de la enseñanza.
Esto llevó a que Nación y provincias combinen esfuerzos para lograr resultados
positivos.
Regularmente se llevaría a cabo una entrega de subvenciones para controlar la
inestabilidad de las escuelas y de los maestros. Sin embargo, estos fondos solo
fueron suficientes para cubrir por completo las necesidades educativas y
muchas veces las provincias no brindaban con claridad el informe
correspondiente del destino de esos fondos.
Esto llevó a establecer reglas más estrictas y reclamar su cumplimiento,
abriéndose una segunda etapa en la política de fomento y concurrencia,
ratificando la obligación de las provincias de cumplir con el deber de fomentar
la enseñanza.
Estas ideas se concretaron con la Ley N° 463 de 1871, que organizó la
distribución de las subvenciones, fijando una regla proporcional a los esfuerzos
de las provincias en favor de la enseñanza.
El Colegio Nacional

15
En cuanto a la enseñanza secundaria, hasta 1863, la República contaba sólo
con dos colegios que dependían de las autoridades naciones: el de Monserrat,
en Córdoba, y el del Uruguay, en Entre Ríos. Ambos eran preparatorios para el
ingreso a carreras universitarias o estudios superiores y con régimen de
internado. Pero resultaban insuficientes para satisfacer las necesidades de la
enseñanza secundaria.
La política educativa se orientó entonces a difundir una enseñanza secundaria
con aplicaciones útiles y variadas para facilitar el ingreso tanto a carreras
científicas como literarias.
En 1864 se crearon Colegios Nacionales en Catamarca, Salta, Tucumán, San
Juan y Mendoza, debiendo ajustar su reglamento, el régimen interno y planes
de estudio a los del Colegio Nacional de Buenos Aires, base y modelo de las
nuevas creaciones.
Para garantizar las funciones de la vida social y el ejercicio de los derechos y
deberes de la República a un mayor número de habitantes, en 1876, a los
Colegios Nacionales se anexaron departamentos profesionales de Agronomía,
Minería o escuelas profesionales de Comercio.
Estos anexos servirían para fomentar la enseñanza secundaria de acuerdo a
las necesidades de una instrucción general y utilitaria.

La Escuela Normal y la formación del nuevo maestro


El desarrollo de la escuela primaria requería de maestros capacitados. Sin
embargo, quienes se dedicaban a la tarea de enseñar no contaban con un
título y mucho menos con un método. Además, el pago era irregular e
insuficiente, lo cual era otro factor de desinterés por la enseñanza.
Surge entonces la necesidad de capacitar a los maestros para no se perdieran
los esfuerzos de la Nación y las provincias. Si bien con anterioridad a 1863 las
provincias habían establecido sus escuelas normales, recién en 1870 comenzó
formalmente el proceso de institucionalización de la escuela normal nacional,
con la creación de la Escuela Normal de Paraná, que dependía de las
autoridades nacionales.
Esta escuela tomó como modelo la norteamericana, siendo sus docentes
norteamericanos, con textos traducidos del inglés y del francés, y con doctrinas
y procedimientos también norteamericanos.
Los aspirantes no solo adquirían un conjunto de conocimientos acordes a las
necesidades de la educación de la República sino también aprendían sobre
métodos pedagógicos y sobre el manejo de escuelas. Al finalizar el primer
curso se graduaron cuatro maestros.

16
Dos de las características más importantes de la escuela normal fueron el
carácter nacional y el carácter laico. La primera se alcanzó a través del
gobierno central que fijó planes y programas y a través de la nacionalización de
las mismas. La segunda característica fue por la exclusión de la enseñanza
religiosa de los programas.
La creación de la Escuela Normal de Maestras en la ciudad de Tucumán, en
1875, y su posterior propagación en varias provincias, dio inicio a la
feminización del magisterio. Esto revertió el estado de ignorancia de la mujer,
que en muchos casos carecía de conocimientos básicos de lectura, escritura y
cálculo. Fue la oportunidad de obtener una ocupación lucrativa, que hasta ese
momento no estuvo en condiciones de desempeñar.
Con la Escuela Normal, surge una nueva ideología: el normalismo, un
movimiento liberal, progresista, democrático y laico, condicionado por una
filosofía influida por el naturalismo, el positivismo y el cientificismo.

El derecho de enseñar y de aprender: Ley N° 934 de Adscripción.


En 1877 se planteó un proyecto de ley para solucionar el problema de la
validez de los certificados de estudio de los colegios secundarios, provinciales
y particulares. En el debate del proyecto surgen dos tendencias: la liberal y la
católica.
El pensamiento católico, con respecto al sentido y al alcance de la libertad de
enseñanza, lo definió como un derecho abierto en tres dimensiones: un
derecho natural (el de los padres de familia), un derecho político (complemento
de otras libertades públicas) y un derecho de la inteligencia a expresarse
libremente. Sostuvo que al quedar las Escuelas normales bajo la dependencia
exclusiva del Gobierno Central, éste imponía sus maestros a todo el país sin
que las provincias tuvieran la posibilidad de conocer los principios y métodos
que se emplearía en las escuelas.
Lo correcto hubiese sido que el Estado no hiciera de la enseñanza su
monopolio y que reglamentase el ejercicio del derecho de enseñar y aprender
por medio de una legislación con criterios nuevos.
Para la tendencia liberal, la Iglesia Católica centralizaba, dirigiendo desde el
exterior el pensamiento de los católicos, y que la escuela debía estar orientada
de acuerdo a principios científicos, determinantes para el progresos humano.
Para esta tendencia, la libertad de enseñanza era el derecho de cada uno de
pensar, hablar, enseñar y escribir, aquello que la razón le dicta, libre de todo
dogma y religión.
En 1879, se reglamentó la Ley 934 que establecía que los alumnos de
Colegios Particulares tendrían derecho a presentarse a examen de las materias

17
de la enseñanza secundaria de los Colegios Nacionales, ante cualquiera de
estos, siempre que acrediten con certificados de sus directores, haber seguido
cursos regulares. Los certificados serían iguales a los que recibirían los
alumnos de Colegios Nacionales y debían ser respetados en los Colegios y
Universidades Nacionales, para los efectos legales.

Universidades
No había bases legales comunes a la enseñanza superior. El país contaba con
dos universidades, la de Córdoba y la de Buenos Aires, las cuales estaban
regidas por una Constitución Provisoria, aprobada en 1858.
La Universidad de Córdoba no contaba con el número de cátedras
determinadas en su creación. Sólo funcionaba una cátedra de filosofía, una de
matemáticas y tres de derecho. Era necesario ampliar la enseñanza de algunas
materias, introducir el estudio de otras y adoptar libros acordes con los
adelantos científicos de entonces.
En 1873, con la apertura de la Universidad de Córdoba a las ciencias
modernas, se establecieron la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas y la
Academia de Ciencias Exactas.
En 1879, se sancionó un Estatuto General: la Universidad de Córdoba se
dividió en cuatro facultades: Derecho y Ciencias Sociales, Ciencias Físico-
Matemáticas, Medicina y Filosofía y Humanidades.
La Universidad de Buenos Aires como organismo provincial dependía para su
desarrollo de decretos y resoluciones, carácter, criterios y exigencias
circunstanciales, en cuanto no había una política nacional en materia
universitaria. Su estructura hasta el año 1873 estaba conformada por un
Departamento de Jurisprudencia y una Academia, un Departamento de
Estudios Preparatorios y un Departamento de Ciencias Exactas.
A partir de 1873, como consecuencia de la reforma de la Constitución de
Buenos Aires, la Universidad comenzó formalmente a organizar su estructura
administrativa y a adquirir perfiles institucionales más claros.
En el año 1874, la Provincia de Buenos Aires reglamentó su enseñanza
universitaria constituyendo cinco facultades: Humanidades y Filosofía; Ciencias
Médicas; Derecho y Ciencias Sociales; Matemáticas y Ciencias Físico-
Naturales.
En el año 1883, se dictó un Estatuto Provisorio que debía regir uniformemente
las Universidades de la Nación.
El Congreso Pedagógico de 1882

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Realizado en Buenos Aires en 1882, en donde un grupo de conservadores y
liberales católicos coincidió con los lineamientos generales del Syllabus.
Reafirmó a la educación como un medio para combatir las tendencias que
buscaban disolver el papel de la religión como el fundamento de la moral, de la
familia, de la ley, de la concordia social y de la paz pública. Sus posiciones se
basaban en principios axiomáticos y que el vínculo con Dios quedaría dañado
si se establecía la necesidad de la enseñanza.
Algunas resoluciones que surgieron a raíz del Congreso Pedagógico, fue la
gratuidad de la enseñanza primaria; el establecimiento de un mínimo de
instrucción obligatoria tanto en escuelas comunes como privadas, a niños de
seis a catorce años; la penalización a aquellos padres que no cumplan con su
obligación de enviar a sus hijos a la escuela; la creación de escuelas en zonas
rurales; la instrucción primaria a adultos en los cuarteles, destacamentos,
cárceles, fábricas, etc.; Además se estableció la supresión de premios y
castigos humillantes; la inspección higiénica y médica en escuelas comunes y
privadas; se declaró la vacunación obligatoria de los niños que concurren a la
escuela; entre otras cuestiones.
Ley 1420
Durante la presidencia de Julio A. Roca (1880-1886), máximo representante de
la Generación del 80, el Congreso de la Nación debatió ampliamente y luego
aprobó la Ley 1420 (1884) de educación común, laica, gratuita y obligatoria,
cuya jurisdicción abarcaría la Capital Federal y los Territorios Nacionales.
Quien debía garantizar la educación era el Estado. Esto generó conflictos con
otras instituciones, principalmente con la iglesia, ya que hubo enfrentamientos
entre quienes defendían un estado docente y una enseñanza laica y los que
tenían un papel activo de la iglesia en el ámbito educativo.
Si bien la ley 1420 logró beneficios importantes como la erradicación del
analfabetismo, fracasó en un objetivo fundamental: incorporar al ciudadano a la
Nación. Esto se debió a que quiso sustituir las raíces de nuestro estilo de vida,
la vigencia de los orígenes hispánicos y cristianos de la nacionalidad, por una
ideología plasmada en los moldes del laicismo militante francés.
Ley N° 1579 o Ley Avellaneda
En 1885, por iniciativa del presidente Nicolás Avellaneda, el Congreso de la
Nación sancionó la Ley Universitaria N°1579, que establecía una forma parcial
de autonomía universitaria e introducía el principio de la elección de las
autoridades por parte de la comunidad universitaria. Establecía algunos de los
órganos de gobierno que aún conforman la universidad, como la Asamblea
Universitaria y el Consejo Superior.
Ley N° 4874 o Ley Láinez

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En 1905, el gobierno presidido por Manuel Quintana sancionó la Ley Láinez,
que autorizaba a la Nación a instalar escuelas de su jurisdicción en las
provincias que así lo solicitaran. Entre 1875 (Ley de Educación de la Provincia
de Buenos Aires) y 1905 (Ley Láinez) quedó organizado legalmente el sistema
educativo argentino.

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CAPÍTULO V: EL DEBATE PEDAGÓGICO
Inmigración y educación
El analfabetismo era el tema de debate de la época. Hacia las últimas décadas
del siglo XIX los efectos de la Ley 1420 habían sido limitados por los efectos
devastadores de la inmigración adulta analfabeta. Los inmigrantes que llegaron
a fines del siglo XIX y principios del XX no eran los noreuropeos cultos que
esperaban los dirigentes argentinos.
Los debates entre políticos y educadores en torno al papel que se le daba a la
educación. El bloque de poder porteño, librempresista y agrario exportador,
quería usar la educación para imponer orden. Los trabajadores rurales, los
artesanos, el naciente proletariado industrial y los nuevos sectores medios
inmigrantes querían que jugara un papel más progresista.
El nacionalismo católico desarrolló un sistema escolar privado y luchó por
obtener el dominio de la educación pública.
Un sector progresista de la oligarquía propuso reformas al sistema educativo
para vincular la educación con el trabajo; la población quedaría así contenida
en el marco de un país al cual querían industrializado y moderno.

El normalismo.
La Escuela Normal de Paraná fue la cuna de los normalistas. El docente
normalista se sentía apóstol del saber y consideraba que educar al ciudadano
era una misión. Creían profundamente en la escuela pública y adscribían con
convicción al laicismo. El método, la organización escolar, la planificación, la
evaluación y la disciplina eran nociones que organizaban su práctica. Eran
profundamente sarmientinos y se sentían representantes de la civilización y
combatientes contra la barbarie.
La concepción normalizadora fue influida por el higienismo, una corriente
médica y sociológica que tuvo mucho auge en la Argentina como consecuencia
de las epidemias de cólera y fiebre amarilla de fines del siglo XIX. La
preocupación por los hábitos higiénicos se acrecentó con la llegada de los
inmigrantes.
El higienismo penetró en la vida de las escuelas. Los mobiliarios escolares
fueron cuidadosamente seleccionados para prevenir la escoliosis de la columna
y garantizar que las manos limpias reposarían ordenadamente sobre los

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pupitres para evitar contactos sexuales; los guardapolvos eran impecablemente
blancos, los libros desinfectados. La escuela se convirtió en un mecanismo de
adaptación a las normas.

CAPÍTULO VI: DEL YRIGOYENISMO A LA DÉCADA INFAME


Gobierno de Roque Sáenz Peña.
Las elecciones que llevaron a la presidencia a Roque Sáenz Peña (1910) tuvo
muchas irregularidades, que eran habituales en aquella época.
Sáenz Peña se comprometió a promulgar una ley electoral que modernizara los
comicios e impidiera el fraude electoral. La ley Sáenz Peña, sancionada por
el Congreso de la Nación Argentina el 10 de febrero de 1912, estableció el
voto universal secreto y obligatorio para los ciudadanos argentinos, nativos o
naturalizados, mayores de 18 años de edad, habitantes de la nación y que
estuvieran ya inscriptos en el padrón electoral.
Primer Presidencia de Hipólito Yrigoyen (1916-1922)
En 1916, Hipólito Yrigoyen fue el primer presidente surgido de elecciones sin
fraude, siendo su vicepresidente Pelagio Luna.
Durante el gobierno de Yrigoyen ocurrió un hecho lamentable, hoy recordado
como “La Patagonia Trágica”. Osvaldo Bayer, en las páginas de “La Patagonia
Rebelde”, nos brinda un relato de la masacre acontecida en el sur de nuestro
país. En 1921, un grupo de trabajadores de lana exigían mediante una huelga,
que se cumpliera un convenio firmado con anterioridad, en donde se pautaba
una mejora en sus condiciones laborales, las cuales no fueron cumplidas por
los dueños de las estancias. Lo que reclamaban era un salario mínimo de cien
pesos, comida en buen estado, condiciones de higiene, velas para alumbrar a
la noche y que las instrucciones de los botiquines sanitarios estuvieran en
español en lugar de inglés. Este levantamiento tuvo lugar en dos etapas. En la
primera, se llegó a un acuerdo pacífico entre patrones y huelguistas; y en la
segunda 1921-1922, los peones ocuparon los establecimientos rurales y
tomaron como rehenes a los hacenderos o a sus mayordomos, debido al
incumplimiento del convenio. Durante esta última, el gobierno envió al teniente
coronel Héctor Varela y un batallón del ejército para que reprimiera a los
huelguistas y como consecuencia, unos 1500 obreros y líderes sindicales
fueron fusilados.
En 1922 termina su mandato, sucediéndolo en la presidencia otro radical: don
Marcelo T. de Alvear.
La Reforma Rezzano

22
Durante la década de 1920 la relación entre el gobierno y la docencia se fue
deteriorando. El gobierno de Marcelo T. de Alvear se alió con los
conservadores y colocó funcionarios políticos en los cargos directivos del
sistema escolar. Las gestiones de los ministros de Educación de Alvear se
caracterizaron por las deficiencias administrativas, la escasez presupuestaria y
el mal estado de los edificios.
Paralelamente, algunos representantes de la vanguardia pedagógica de la
década anterior, como José Rezzano (delegado de la Liga Nacional de la
Escuela Nueva) y Clotilde Guillén de Rezzano, (introductora en la Argentina de
la pedagogía de Decroly y directora de la escuela Normal N°5 de la Capital
Federal), fueron funcionarios del Consejo Nacional de Educación y trataron de
institucionalizar algunas innovaciones. Ese proceso comenzó en 1920, con la
reforma denominada Sistema de labor y programas del Consejo Escolar 1 (o
Reforma Rezzano) y culminó en 1936, con la implantación de los Programas de
Asuntos en todas las escuelas de Capital Federal y los Territorios Nacionales.
La reforma estaba influuida por el pragmatismo democrático del pedagogo
norteamericano John Dewey. Consistía en un sistema integral de
educación/trabajo, con talleres y laboratorios. Esta reforma daba prioridad a las
necesidades biológicas y psicológicas del niño y se basaba en los principios de
la Ley 1420. La organización de los contenidos debían responder a los lazos
que unen naturalmente las cosas, inspirándose en Decroly. La clase era
considerada un grupo social donde debía reinar el amor.
La reforma enfrentó al positivismo normalista pero sin salir de los límites de la
tolerancia ministerial. Nunca pretendió abandonar los rituales, ya que
construían la identidad de la escuela pública. Los docentes eran patriotas,
enseñaban con convicción la historia, la geografía y los símbolos de la Nación.
Pero reclamaban su derecho a diseñar las ceremonias escolares y a crear los
homenajes cívicos.
Programa “Escuelas de Nuevo Tipo”.
El segundo gobierno de Yrigoyen heredó del alvearismo la burocracia, la mala
administración y la enemistad con los docentes. El Ministro De la Campa sumó
a la inconformidad generalizada la introducción de un nuevo programa llamada
Escuelas de Nuevo Tipo, dirigidas a niños de 6 a 8 años para formarlos en
oficios artesanales, rurales y urbanos. Las opiniones acerca de este programa
eran desfavorables y fue por ello que los maestros no ofrecieron resistencia al
gobierno surgido tras el golpe del 6 de septiembre de 1930, que derrocó a
Yrigoyen.
Durante el año y medio que duró el gobierno de José Evaristo Uriburu, Juan B.
Terán, un espiritualista antilaicista y conservador, fue presidente del Consejo
Nacional de Educación. Terán provenía del normalismo y respondió de
inmediato a las demandas de los docentes, quienes apoyaron su gestión.

23
Terán repudiaba el reformismo universitario y la Escuela Activa, así trató de
congelar la identidad del maestro sobre la figura del apóstol, cuya misión era
“curar el hedonismo de la sociedad”. También suprimió las Escuelas de Nuevo
Tipo ya que consideraba que la enseñanza práctica era una tiranía para el niño
y propuso centrar su educación en la moral. Había que espiritualizar la escuela,
combatir el comunismo entre los estudiantes e impulsar la gestión educativa
privada.
Gobierno de Agustín P. Justo y el inicio de la década infame.
Fue presidente de nuestro país entre 1932 y 1938. Su gobierno ocurrió durante
la Década Infame, llamada así por la corrupción y el fraude electoral.
Durante su gobierno, el presidente del Consejo Nacional de Educación fue
Ramón Cárcano, quien suprimió los centros de estudiantes en los colegios
secundarios. Este gobierno persiguió a los docentes que tenían posturas
radicalizadas, laicistas y escolanovistas. Se exoneró a muchos, se trasladó a
lugares inhóspitos a otros. Se hicieron más estrictas las normas para el
ejercicio de la docencia y se ordenó la enseñanza privada estableciendo el
régimen de incorporación de los establecimientos particulares a los públicos.
También hay que consignar experiencias conservadoras populistas llevadas a
cabo por sectores de la oligarquía. Iban dirigidas a sus peones, a niños
desvalidos, a los huérfanos y a sectores pobres en general. Un ejemplo fue la
Asociación Amigos de la Escuela Ambulante Argentina, presidida por María
Bertolozzi.

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CAPÍTULO VII: EL PERONISMO
Escenario
Cuando el peronismo llegó al poder, la oligarquía y la clase media alta tenían
miedo de que los “cabecitas negras” invadieran las aulas de las escuelas. El
gobierno impuso un porcentaje de música nacional en las programaciones
radiales y sintieron que la estética populista insultaba su buen gusto
conservador.
Las aguas estaban divididas entre los discursos pedagógicos del radicalismo y
del peronismo; mientras que los socialistas habían acentuado sus
componentes liberales. Los educadores escolanovistas que eran socialistas
como Delia Etcheverry, demócratas progresistas como Olga y Leticia Cossetini;
radicales como Antonio Sobral y también vinculados al Partido Comunista
como Luis Iglesias, se alinearon en defensa de los principios educativos
liberales contra el avance del nacionalismo, identificando peronismo con
fascismo, sin comprender sus posibilidades democráticas.
El peronismo heredó del régimen instalado en 1943 funcionarios
ultranacionalistas que querían imprimir en la escuela el carácter de un
regimiento.
Enfrentado el peronismo con los liberales y con la izquierda, en el poder
educativo avanzó el nacionalismo católico. Los cargos políticos del sistema
fueron cubiertos por funcionarios vinculados con el régimen de 1943 (médicos,
abogados, militares) que ahora coincidían con el nacionalismo católico, pero
tenían distintas concepciones pedagógicas.
El primer ministro de Educación fue el jurista Belisario Gache Pirán,
consideraba que la justicia social se debía ejercer mediante la educación
humanística, desde una doctrina antimaterialista, antitotalitaria y
antirracionalista dirigida al hombre concreto.
El segundo ministro de Educación fue el cirujano ultranacionalista Oscar
Ivanissevich. Impulsó desde la UBA y desde el Ministerio una política
oscurantista, con contenidos enciclopédicos y elitistas.

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El tercer ministro de Educación, fue Armando Mendez San Martín, quien
acompañó en el proceso de ruptura de relaciones entre Perón y la Iglesia
Católica, en los últimos años del segundo gobierno.
El peronismo y la docencia
La docencia estaba cargada de demandas insatisfechas y requería un
ordenamiento del campo técnico profesional que aclarara las reglas del juego
entre los docentes y el Estado. Las demandas de los docentes abarcaban
también aspectos pedagógicos y político-educacionales, como la educación de
la población en zonas de fronteras, de los discapacitados y la capacitación
laboral.
La suspensión de la Ley 1420 y la posición antilaicista militante del Ministerio
de Educación fue una de las cuestiones que más enervaron la relación de los
docentes con el peronismo.
El gobierno mantuvo la posición antinormalista casi hasta el final y organizó un
sindicato oficialista, la “Unión de Docentes Argentinos” (UDA). En 1954 se
promulgó el Estatuto del Docente Argentino del General Perón, que alcanzó a
todos los docentes nacionales. El nuevo estatuto cayó bastante mal porque si
bien recogía demandas históricas, cometía el error de darle al cuerpo legal un
tono partidario. Esto contribuyó a empeorar las ya deterioradas relaciones entre
los docentes y el gobierno.
Plan Quinquenal
Las reformas educativas más importantes se fundamentaron en los principios
del Primer Plan Quinquenal. En él, la democratización de la enseñanza era
entendida como un patrimonio igual para todos.
Jorge Arizaga, autor del Primer Plan Quinquenal, trató de dar respuesta a los
grandes problemas pedagógicos históricamente no resueltos. Quería el
equilibrio entre materialismo e idealismo, apoyándose en los principios del Plan
y en las palabras de Perón. Intentaba alejarse del nacionalismo católico y del
liberalismo normalizador.; pretendía formar en el niño la inteligencia práctica,
sin dejar de enseñarle el dominio de las normas, los sentimientos y la voluntad
de superación moral, dentro de una concepción argentina del mundo y de la
vida; los planes y los programas tendrían como principio básico organizador el
idioma y la historia nacionales. Arizaga incluía la educación moral y religiosa,
ya que consideraba que el hombre no puede vivir de la razón y que los niños
necesita sentir la religión por contagio.
El nuevo Plan contemplaba una enseñanza primaria formada por un primer
ciclo optativo preescolar de dos años (4 y 5 años de edad); un segundo ciclo
obligatorio de 5 años (6 a 11 años de edad); un tercer ciclo también obligatorio
de dos años (12 a 14 años de edad) llamado de Preaprendizaje General con
cultura general. El preaprendizaje, atendía a la urgencia de formar obreros con

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nivel de oficiales para todas las especialidades, incluyendo el manejo de
herramientas para oficios y prácticas de huertas y granjas experimentales,
manufactureras y comerciales.
La reforma mantenía también bachilleratos clásicos, con un ciclo mínimo de 5
años, tres de conocimientos generales y dos de capacitación en artes y oficios.
Otra modalidad introducida por Arizaga eran las escuelas técnicas de
capacitación (1 año de estudios), las de perfeccionamiento (2 años) y las de
especialización (3 años).
La educación técnica era gratuita para todo obrero, artesano o empleado que
viviera de su trabajo.
Respecto de la educación superior universitaria, el Plan Quinquenal establecía
que sería gratuita y exigía calificaciones suficientes en el secundario para
acceder a ella. La universidad dependería de un organismo del Ministerio y
estaría gobernada por un Consejo Universitario.
Reforma constitucional de 1949
Con la renuncia de Arizaga el Plan Quinquenal queda sin efecto.
En la reforma constitucional de 1949 fueron incluidas la obligatoriedad y la
gratuidad de la enseñanza primaria. Pero la enseñanza media y superior sólo
estarían oficialmente garantizadas para los alumnos más capaces y meritorios,
mediante becas que se entregarían a sus familias.
La Constitución de 1949 interrumpió la gestión de un modelo pedagógico
nacionalista popular.
Detrás de la reforma peronista estaba valorizada la educación laboral como
parte de la planificación centralizada del desarrollo nacional. Se crearon
numerosos establecimientos de educación técnica destinadas a llevar cursos
para formación de mano de obra calificada al interior del país.
El sistema educativo privado había decrecido al término del segundo gobierno
peronista. Pero la ley 13.047 de 1947 había establecido el subsidio oficial a las
escuelas privadas. Perón iniciaba un doble juego de poder con la Iglesia. Por
un lado favorecía al liberalismo católico ratificando la enseñanza religiosa en
las escuelas públicas. Por otro lado, incorporaba formas de control estatal
sobre los programas de religión de las escuelas públicas.
Pero tiempo más tarde, el peronismo y la Iglesia volvieron a entrar en conflicto.
En 1954 se dictaron la Ley del Divorcio y la Ley de la Profilaxis, se
suspendieron las festividades religiosas y se retiró la enseñanza de la religión
en las escuelas públicas. Esto significó un duro golpe, ya que era la conquista
más preciada que la Iglesia Católica había logrado durante el gobierno
peronista.

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CAPÍTULO VIII: GOLPES MILITARES
La educación tras la caída de Perón
El 16 de septiembre de 1955 estalló la Revolución Libertadora que derrocó a
Perón y nombró presidente de la Nación al militar Eduardo Lonardi. El 13 de
octubre fue sucedido por Pedro Eugenio Aramburu, quien estaba decidido a
limpiar al país del peronismo.
Durante el gobierno de Aramburu (1955-1958), hubo cuatro ministros de
educación, los cuales luchaban por el control del poder en el área educacional
del liberalismo católico y del liberalismo laico; el nacionalismo católico, que se
había separado de Perón a raíz del conflicto con la Iglesia en 1954, había ido
perdiendo adhesiones.
Se impulsó la desestructuración del montaje pedagógico peronista; se eliminó
su simbología de los textos, los planes de estudio y la vida cotidiana escolar.
No fue necesario cambiar más porque a través de casi una década de
nacionalismo popular en la escuela, persistía casi intacto el viejo discurso
normalista mechado con enunciados católicos. El normalismo se mantenía
fuerte.
Los docentes que formaban parte del bloque que derrocó a Perón, habían
pasado muchas décadas estructurando acuerdos sobre las formas de ingreso,
calificación, promoción, expulsión y convivencia en su espacio profesional
específico. Su reclamo principal era un Estatuto del Docente que representara
el complejo conjunto de esos acuerdos, que mostraban la madurez del campo
técnico profesional gremial. Una característica común a aquellos gremialistas
era su doble interés por el sindicalismo y la pedagogía.
Los maestros socialistas, demócratas progresistas y radicales volvieron a la
superficie en 1955 e impulsaron una revivificación de la escuela activa, además
generaron un clima que rápidamente seria contaminado por el psicoanálisis,
que empezaba a difundirse en las escuelas privadas y en escuelas públicas de
doble escolaridad.

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Desarrollismo
A partir del 1° de mayo de 1958 hasta el 29 de marzo de 1962, gobernó el país
una fracción del radicalismo, la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI)
encabezada por Arturo Frondizi,.
Tras un acuerdo con Perón, Frondizi devolvió los sindicatos a las direcciones
justicialistas y estableció un aumento salarial del 60%. Pero en 1958 reorientó
su política económica para favorecer el ingreso de capital extranjero y aplicó
una política dura al movimiento sindical.
Frondizi ordenó la cuestión docente, impulsó la teoría del planeamiento,
comenzó la transferencia de escuelas nacionales a las provincias y se impulsó
la enseñanza privada. En 1958 se promulgo el “Estatuto del Docente”,
comenzaron a funcionar las juntas de Calificación y Disciplina y se realizaron
concursos. Como cláusula provisoria del Estado se duplicó el sueldo de los
docentes y por primera vez en la historia se logró un acuerdo curricular básico
para un programa de aplicación en todas las escuelas del país.
También, comenzó la transferencia de escuelas. A las provincias de Chubut,
Neuquén, Santiago del Estero, Corrientes y San Luis pasaron todos los
establecimientos dependientes del Consejo Nacional de Educación, quedando
asegurados los derechos de los docentes por la vigencia del Estatuto. Por otra
parte, se reformaron los planes de educación física, se crearon inspecciones
regionales e institutos de formación de profesores en Santa Fe y Mendoza; se
avanzó en la educación diferencial al abrirse el Instituto del Mogólico; se
fundaron Institutos de Artes y también se creó el Consejo Nacional de
Protección de Menores.
El objetivo de estos cambios era preparar recursos humanos para el desarrollo.
Se creó también el Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET). Por otra
parte, la Universidad Obrera Nacional paso a llamarse Universidad
Tecnológica. Pero, como en ocasiones anteriores, la vinculación entre
educación y trabajo no alcanzó el tronco del sistema educativo. Como parte de
las políticas desarrollistas se creó el Bachillerato en Sanidad, en coordinación
con Salud Pública.
Laica y libre
El mayor conflicto del período ocurrió en 1958 al impulsarse la Ley
Domingorena, que impulsaba la educación privada. Esto dividió a la opinión
pública: por un lado, estaban quienes apoyaban la laicidad y estaban contra las
medidas del gobierno y por otro, quienes defendían la libertad de enseñanza,
que representaba en especial al liberalismo católico. Las banderas de Laica y
Libre enfrentaron a miles de jóvenes; a favor de la enseñanza laica se produjo
la mayor manifestación estudiantil docente de la época.

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En medio de la crisis, se dictó la legislación educativa necesaria para facilitar el
subsidio estatal al sector privado. El Congreso aprobó el artículo 28 de la Ley
14.557/58 y el Poder Ejecutivo emitió el decreto reglamentario 1404/59
mediante el cual se creó la Inspección General de Enseñanza Universitaria
Privada. Por primera vez en la historia educativa nacional quedó configurado
un sistema orgánico privado.
Gobierno de Arturo Humberto Illia (1963-1966)
Médico y político que se desempeñó como presidente de la Nación Argentina
entre el 12 de octubre de 1963 hasta el 28 de junio de 1966, cuando fue
derrocado por un golpe militar.
El gobierno de la Unión Cívica Radical del Pueblo comenzó en 1963, y su
ministro de educación fue Carlos Alconada Aramburu. La relación entre el
gobierno y los docentes había mejorado desde 1961, cuando la Cámara
Federal del Trabajo resolvió a su favor sobre la deuda que el gobierno tenía
con ellos desde 1958, poniéndose en vigencia por primera vez el Estatuto del
Docente. La acción educacional de mayor importancia del Dr. Illia radicó en la
apertura democrática del campo educacional.
La primera parte de la década de 1960 fue muy buena para el desarrollo de
experiencias pedagógicas democráticas, alguna de las cuales quedaron
interrumpidas por el golpe militar de Onganía, en 1966. Un nuevo Liberalismo
Laico escolanovista, muy influido por el psicoanálisis y la psicología social, se
desarrolló en jardines de infantes, en colonias de vacaciones, campamentos y
centros de recreación. También tuvo eco en algunas escuelas públicas donde
se realizaron reformas tales como la instauración de la doble escolaridad, y en
zonas marginales a través de programas de extensión universitaria.
Otra expresión de las tendencias pedagógicas democráticas fueron las
experiencias realizadas por los departamentos de Extensión Universitaria de
varias universidades nacionales. Los programas se dirigieron a una población
marginal, obrera y analfabeta, a desertores escolares y adultos.
Durante el periodo de Illia hubo un importante aumento de escuelas, alumnos y
docentes en todos los niveles, pero durante este gobierno no se realizó
ninguna reforma fundamental del sistema.
Desde 1955 hasta 1962 se dio el periodo más prolongado del reformismo
universitario, cuya política se caracterizó por restaurar el cogobierno, la
autonomía universitaria y la libertad de cátedra y por promover la libertad
científica y cultural. Pese a sostener tales principios, esta gestión universitaria
excluyó a los intelectuales peronistas y a los de izquierda que en esos años se
acercaban al peronismo.
Dictadura de Onganía-Lanusse

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La dictadura de Onganía reprimió la actividad gremial y las Universidades. La
experiencia científica, los equipos tendencias académicos, las publicaciones,
las modalidades pedagógicas democráticas fueron abruptamente
interrumpidas. Renunciaron masivamente centenares de profesores e
investigadores, produciéndose el éxodo de gran parte de ellos.
La Iglesia Católica desplegó su acción educacional en áreas sociales, desde
varias ramas de la organización pastoral Acción Católica. Este “apostolado
organizado” tenía una misión evangelizadora y pedagógica. Se desarrollaron
modelos políticos académicos y métodos de enseñanza-aprendizaje que fueron
evolucionando hasta encontrarse con la pedagogía de la liberación, tendencia
originada en la obra del pedagogo brasileño Paulo Freire, que deriva del
liberalismo católico socialcristiano y se dirige a los sectores marginales, obreros
y campesinos y en particular en los adultos analfabetos.
El golpe de estado de Onganía clausuró las experiencias innovadoras de la
educación pública, intervino las universidades y reprimió al movimiento
estudiantil. El sistema educativo nacional no tuvo grandes cambios durante
este período y se desarrolló en un clima totalmente represivo.
Los docentes, que reclamaban ser consultados, estuvieron siempre en conflicto
con el gobierno de Onganía y al mismo tiempo el gremio docente consolidó dos
organizaciones nacionales: la Central Única de Trabajadores de la Educación y
el Acuerdo de Nucleamiento Docentes. Estas dos agrupaciones se unieron en
1973 y constituyeron la Confederación de Trabajadores de la Educación.
Durante el periodo de Lanusse (1971-1973) se creó por ley el Consejo Federal
de Educación, presidido por el ministro de Educación de la Nación, medida que
no despertó simpatías en las administraciones educativas provinciales. En
relación a la educación superior se limitó el ingreso y comenzó a aplicar el
proyecto elaborado por Alberto Tanquini, cuyo objetivo era crear universidades
pequeñas para dispersar la población de las que estaban en proceso de
masificación. El problema fue que las universidades no se ubicaron en entornos
económicos sociales estimulantes, ni se logró la emigración estudiantil hacia
ellas, como se deseaba.
Tercer gobierno peronista
En 1972, Perón regresa al país, pero por se impide presentarse como
candidato a presidente. Con el 49,59% de los votos, Héctor J. Cámpora triunfa
el 11 de marzo de 1973 frente al candidato radical Balbín.
Su mandato duró apenas 49 días, hasta que Perón lo obligó a renunciar para
permitir nuevas elecciones. El 23 de septiembre de 1973 Perón se presentó a
elecciones y fue elegido por tercera vez con más de 61,8 % de los votos.

31
El nacionalismo popular había vuelto a producir manifestaciones pedagógicas
desde fines de los 60 y fue la política del Estado en el plano de la educación
desde 1973 hasta 1975.
Desde la DINEA, en coordinación con los gobiernos provinciales, se desarrolló
el programa de educación de adultos más importante desde aquellas primeras
“escuelas de puertas abiertas”, dirigidas por José Berruti a principios de siglo.
Pero los conflictos internos del movimiento peronista y la guerrilla, sumados a
la crisis económica mundial de 1973, complicaron las cosas que se agravaron
aún más con la muerte de Perón en 1974.
Su sucesora, la vicepresidente María Estela Martínez de Perón había heredado
un complejo escenario político y económico. Esta crisis fue utilizada como
excusa para terminar con el gobierno democrático y dar un nuevo golpe de
Estado el 24 de marzo de 1976. Se estableció una dictadura cívico-militar
autodenominada Proceso de Reorganización que suprimió las garantías
constitucionales del país y la mantuvo detenida durante cinco años.

Proceso de Reorganización Nacional


Durante la dictadura, denominada Proceso de Reorganización Nacional, el
gobierno estuvo en manos de una junta de militares conformada por Jorge
Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti.
Se llevaron a cabo fuertes en forma clandestina e incluían secuestros,
desapariciones y asesinatos que se estima que rondarían entre 20.000 y
30.000 personas. Además se aplicó censura a la prensa, se suprimieron
partidos políticos, derechos y libertades públicas.
La noche del 16 de septiembre de 1976, fue conocida como “La noche de los
lápices”. En la ciudad de La Plata, militares secuestraron a un grupo de
estudiantes secundarios que participaban de una movilización para conseguir
el boleto escolar. Éstos fueron secuestrados, torturados y luego asesinados.
Fue de los sucesos más conocidos entre los actos de represión cometidos por
esta dictadura.
En cuanto a la educación, se produjo una etapa de oscurantismo, ya que
docentes, alumnos e intelectuales eran perseguidos y hasta fueron prohibidos
ciertos libros. Se ejerció también un control sobre las instituciones.
Tras haber asumido el gobierno, el delegado militar ante el Ministerio de
Cultura y Educación, designaba delegados militares en todas las direcciones
nacionales y generales del Ministerio.
Además de la desaparición y secuestro de estudiantes y docentes a esto se
sumaba la expulsión de maestros y profesores. Muchos debieron optar por el

32
exilio. Se llevaba un control sobre los contenidos, las actividades de los
alumnos, padres y docentes, y sobre los comportamientos visibles, como la
vestimenta, el corte de pelo, etc.
Se realizaron intervenciones en el currículum escolar de los niveles primarios,
secundarios y además en la formación docente que eran dirigidas hacia el
control ideológico. Más allá de los contenidos, se pretendía imponer el miedo
para lograr una sociedad manipulable. Lo que llevó a un vaciamiento de los
contenidos educativos. La tarea del docente se limitaba a enfocarse en la
ejecución de actividades y a la evaluación.

CAPÍTULO IX: VUELTA A LA DEMOCRACIA


El período de Alfonsín.
Luego de siete años de deterioro y oscurantismo, la caída de la dictadura aflojó
la tensión y el miedo en escuelas. Pero ya nada era igual. Cuando la
administración de Alfonsín eliminó las normas represivas, lo que se dio no fue
el resurgimiento de las experiencias que habían sido interrumpidas, sino la
sensación de un gran vacío. La situación educativa era en 1983 mucho más
caótica de lo que parecía.
Poco después de asumir la presidencia de la Nación, Alfonsín convocó al
conjunto de fuerzas políticas y sociales para que debatieran el tema de la
educación nacional. Elevó al Congreso un proyecto de Ley por el cual se
conmemoraría el centenario de la Ley 1420 con un Congreso Pedagógico
Nacional (1984). La convocatoria contó con el apoyo de los partidos políticos y
de las principales instituciones democráticas, de los gremios docentes y
estudiantiles y de las Iglesias.
La sociedad se pronunció en el Congreso por una educación democrática. Las
conclusiones actualizaron el marco ideológico liberal, laicista y reformista,
insistiendo en la participación y la democratización de la educación.
El gobierno radical terminó con el control policial a estudiantes y a docentes,
con los currículos dictatoriales y con las restricciones al ingreso a la enseñanza
media y a las universidades. Además, respetó el derecho de huelga a los
docentes, restableció la autonomía universitaria, el gobierno de los claustros y
la libertad de cátedra y reinstalo el sistema de concursos.
Entre 1983 y 1987 se duplicó el número de estudiantes universitarios, así como
el número de estudiantes de preescolar; y aumentó la cantidad de alumnos
inscriptos en establecimientos del Consejo Nacional de Educación Técnica. A
partir de la apertura del ingreso a las universidades, la tasa de crecimiento de
la educación terciaria pública y privada decreció.

33
Durante este gobierno, los educadores llegaron a su mayor grado de
organización gremial y encabezados por el sindicato mayoritario, la
Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina,
enfrentaron al gobierno con un movimiento que tuvo enorme consenso y
culminó con la Marcha Blanca2 en 1988.
Dos procesos importantes se vivieron durante este gobierno: el juicio a las
Fuerzas Armadas que participaron de la represión y las leyes de Obediencia
Debida y Punto Final.
En 1989 la crisis afectaba todos los ámbitos de la vida nacional; educar era una
meta que parecía difícil de alcanzar. El problema salarial docente seguía
presente, pero el gremio decidió iniciar el ciclo lectivo. El gobierno comenzaba
a reformar la enseñanza media. Los docentes, por su parte, reclamaron su
participación en esa reforma para discutir cuestiones pedagógicas y laborales
que les afectaban.
El gobierno argentino seguía cada vez más los dictados del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial, aumentando su deuda externa. La pobreza
había aumentado. La hiperinflación terminó fracturando el sistema escolar.
Muchas familias no pudieron seguir mandando a sus hijos a la escuela y
muchos niños llegaban a la escuela con hambre. Los comedores escolares se
multiplicaron; y a los docentes no les alcanzaba el sueldo para pagar los
viáticos hasta su trabajo.
Ante esto, las parroquias y algunas asociaciones civiles se vieron rebasadas de
demandas, mientras que el Estado brillaba por su ausencia. Fue en esta etapa
que la pobreza invadió las escuelas. En consonancia con lo que ocurría en la
sociedad, el sistema escolar argentino se quebró.

Menemismo y educación
Durante la década del 90 se impuso un discurso neoliberal, que llamaba a una
reasignación del presupuesto educativo. Comenzaron a aflorar discursos que
sostenían que se gastaba mucho en educación, en comparación con los logros
obtenidos. La política educativa de este gobierno se ajustó a las directivas del
Banco Mundial y para ello debía disminuir el gasto oficial para así derivar los
fondos hacia el pago de la deuda externa.
Los neoliberales más fundamentalistas buscaron desnacionalizar la educación
debilitando al Ministerio de Educación de la Nación, convirtiéndolo en un
Ministerio de Educación sin escuelas. Es lo que sucedió con la asunción de
Carlos Menem como presidente de la república: su política educativa consistió
en ajustar la educación al programa económico neoliberal (Ley Federal de
Educación N° 24.195). Se trata de una reforma profunda. Como consecuencia,
2
En la Argentina, en 1988, se realizó una huelga docente por tiempo indeterminado(que duró 42 días)

34
el Estado disminuyó su responsabilidad como financiador y proveedor de
educación pública; se transfieren establecimientos a jurisdicciones menores (de
la Nación a las provincias, y de éstas a las Municipalidades), tendiendo a la
privatización; se reduce toda modalidad que no de rédito inmediato (como la
educación para adultos o para discapacitados).
Así, lo estatal se vinculó a lo ineficiente, burocrático y lejos del control de los
usuarios, lo privado, en cambio, se identificó con la eficiencia, la eficacia y la
productividad.
Si bien la política neoliberal ha buscado desnacionalizar la cuestión educativa
no ha logrado desestructurar totalmente el viejo sistema educativo nacional.
Cuerpo legal de la Reforma:

 Ley de Transferencia N°24049:


ARTICULO 1° — Facúltase al Poder Ejecutivo Nacional a transferir, a
partir del 1° de enero de 1992, a las provincias y a la Municipalidad de la
Ciudad de Buenos Aires, los servicios educativos administrados en
forma directa por el Ministerio de Cultura y Educación y por el Consejo
Nacional de Educación Técnica, así como también las facultades y
funciones sobre los establecimientos privados reconocidos, en las
condiciones que prescribe esta ley3.
 Ley Federal de Educación N°24195.
La Ley Federal de Educación reestructura el sistema de acuerdo a un
modelo semejante a las propuestas conservadoras de principios de
siglo. Su diferencia más significativa con las propuestas conservadoras
es que aumenta en lugar de reducir la escolaridad obligatoria,
poniéndose en esto a tono con las directivas de UNESCO.
 La Ley de Educación Superior
Si bien articula entre sí a las instituciones terciarias y universitarias,
habilita la reducción de las primeras, la imposición de arancelamientos a
la enseñanza y la intromisión del Poder Ejecutivo en varios aspectos de
la enseñanza y la organización universitaria.

La educación durante el período kirchnerista.


La llegada de Néstor Kirchner a la presidencia en 2003 marcó un paso
fundamental para la educación argentina, hasta entonces más que castigada
por la ley federal –entre otras– de los años 90. Durante su mandato se
aprobaron cinco normas clave que sin dudas marcaron una política de Estado
para el país.

 Ley N° 25.864 (2003) :


3
https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-24049-448/texto

35
Artículo 1°- Fíjase un ciclo lectivo anual mínimo de CIENTO
OCHENTA (180) días efectivos de clases, para los establecimientos
educativos de todo el país en los que se imparta Educación Inicial,
Educación General Básica, o sus respectivos equivalentes4.

Esta ley que fija un calendario de 180 días de clases como mínimo. Que sigue
siendo una aspiración para muchas jurisdicciones, en el fondo tenía la intención
de que todos los niños tuvieran la misma oportunidad de estar en las escuelas.

 Ley N° 26058 de Educación Técnico Profesional ( 2005 )

ARTICULO 1º — La presente ley tiene por objeto regular y ordenar la


Educación Técnico Profesional en el nivel medio y superior no
universitario del Sistema Educativo Nacional y la Formación Profesional.

ARTICULO 2º — Esta ley se aplica en toda la Nación en su conjunto,


respetando los criterios federales, las diversidades regionales y
articulando la educación formal y no formal, la formación general y la
profesional en el marco de la educación continua y permanente.

ARTICULO 3º — La Educación Técnico Profesional, es un derecho de


todo habitante de la Nación Argentina, que se hace efectivo a través de
procesos educativos, sistemáticos y permanentes. Como servicio
educativo profesionalizante comprende la formación ética, ciudadana,
humanístico general, científica, técnica y tecnológica.

Le siguió la ley de educación técnico profesional en 2005, nada para despreciar


si se recuerda el empeño del neoliberalismo en destruir esta enseñanza.

 Ley de Financiamiento Educativo N° 26075 (2006):

La ley de financiamiento educativo, que fijó un 6% del PBI progresivo destinado


a educación.

 Ley N° 26150 de Educación Sexual Integral (2006)

En 2006 se aprobó la ley de educación sexual integral, con la aprobación de


una currícula común para todo el país, para que ningún docente tenga que
pedir autorización para educar sobre género, salud reproductiva y respeto a la
diversidad sexual.

 Ley de Educación Nacional N° 26.606 (2006)

4
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/90000-94999/91819/norma.htm

36
En el año 2006 fue sancionada la Ley de Educación Nacional (N°26.206) y
tiene por objeto regular el ejercicio del derecho de enseñar y aprender
consagrado por el artículo 14 de la Constitución Nacional 5. En ella, entre otros
puntos, se establece la responsabilidad del Estado Nacional, las Provincias y la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires en relación a la educación, garantizando la
igualdad, equidad y gratuidad en el ejercicio de este derecho (Art. 4).
Según el artículo 9.- El Estado garantiza el financiamiento del Sistema
Educativo Nacional conforme a las previsiones de la presente ley. Cumplidas
las metas establecidas en el ley N° 26.075, el presupuesto consolidado del
Estado Nacional, las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
destinado exclusivamente a educación, no será inferior al seis por ciento (6%)
del Producto Interno Bruto (PIB).
Esta ley fijó además 13 años de escolaridad obligatoria (desde los cinco años
hasta el secundario) para todos los niños del país, restableciendo la división
entre enseñanza primaria y secundaria. Pero sobre todo está impregnada de
un espíritu latinoamericanista, de respeto a los derechos humanos y a
conservar en un lugar muy alto la memoria.

5
Ley de Educación Nacional N° 26.206

37
REFLEXIÓN FINAL SOBRE LOS PERIODOS ESTUDIADOS
Una sociedad democrática e igualitaria es aquella que toma a la educación
como un derecho. Para los argentinos, alcanzar ese derecho requirió de una
larga lucha, con idas y venidas, avances y retrocesos.
La cuestión escolar es objetivamente política porque tiene que ver con el
desarrollo de un capital en las personas. Pero el conocimiento y la cultura son
bienes particulares que no se pueden distribuir. El conocimiento se ha
convertido en un capital, es decir, una riqueza cuya posesión define la posición
política, social, etc. que los individuos ocupan en la sociedad.
El derecho a la educación transitó un duro proceso hasta lograr ser reconocido
como tal (y hasta lograr ser garantizado). Pero organizar el sistema educativo
en nuestro país fue mucho más complejo.
Políticamente, la educación ha sido utilizada como un instrumento para
alcanzar diferentes propósitos: alcanzar el progreso; homogeneizar a una
sociedad pluricultural, consecuencia de nuestras raíces hispánicas y de la ola
de inmigrantes; lograr la igualdad de oportunidades; crear inclusión.
También hubo políticas que tomaron a la educación como una amenaza, y
trataron de reprimirla durante la etapa del oscurantismo que significó la época
de las dictaduras. Ese capital cultural que es la educación, nos fue negado
durante mucho tiempo. La inestabilidad política y los golpes militares
representaron un retroceso, un rompimiento y una violación al derecho a la
educación.
Los síntomas de la crisis del sistema educativo en la Argentina, se vieron
reflejados alrededor de las dificultades para enfrentar los problemas educativos
que heredó la etapa democrática, poniendo de manifiesto las dificultades para
elaborar respuestas efectivas ante los desafíos que le planteaba una sociedad
que estaba emergiendo del momento más traumático de su historia.
En el marco de la década del 90, la educación sufrió las consecuencias de una
democracia de mercado, en donde los principios de obligatoriedad, gratuidad,
laicidad y gradualidad fueron reemplazados por la aspiración de una educación
de calidad, eficaz y equitativa, a través de una ley que quitaba
responsabilidades al Estado, favoreciendo de esta manera la educación
privada.

38
Afortunadamente, tras un proceso de transformación, se sancionó la Ley
26.206 volviendo a instituir el carácter nacional del sistema de educación
pública.
Desafortunadamente, aún falta mucho por mejorar en lo que se refiere a
nuestro sistema educativo, y sobre todo, el acceso (que no todos tienen) a un
derecho tan indispensable como lo es la educación.
¿Cuál es la forma que tenemos cada uno de los argentinos de acceder a este
preciado capital? Defendiendo la enseñanza pública, sin dudas. Creando
igualdad de oportunidades a través de una educación de calidad. El problema
es que hay sectores que sostienen que educar al pobre no es una buena
inversión, y en los últimos años no se ha hecho otra cosa que atentar contra la
educación pública, contra los docentes y contra los alumnos, que en definitiva
son los más perjudicados en todo esto.

39
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- ALBERDI Juan B. “Argentina 1852. Bases y puntos de partida para la
organización política de la República Argentina”. Red Ediciones,
Barcelona, 2019.
- SARMIENTO Domingo F. “Educación Popular”. En Obras Completas,
tomo XI, Bs. As.: Librería la Facultad, Juan Roldán, 1914.
- MARTINEZ PAZ, Fernando. “El sistema educativo nacional. Formación-
desarrollo-crisis”. Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba,1986.
- CUCUZZA. De congreso a Congreso. En Cucuzza, De congreso a
Congreso, 2002.

- FELDFEBER, Myriam. “Estado y reforma Educativa: la construcción de


nuevos sentidos para la educación pública en la Argentina”.
- PUIGROSS, Adriana. “Qué pasó en la educación argentina.” Colección
Triángulos Pedagógicos. Ed. Kapeluz
- GRIMSON, Alejandro. TENTI FANFANI, Emilio. “Mitomanías de la
educación argentina”. Siglo veintiuno editores.
Fuentes de internet:
- Diario La Capital, 29 de octubre de 2010
(https://www.lacapital.com.ar/opinion/kirchner-y-la-educacioacuten-
n338849.html)
- Normativa Nacional. Argentina.gob.ar
(https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-24049-448/texto)
- TIEMPO SUR. El diario digital. 21 de julio de 2013. “La Patagonia
Rebelde” de Bayer será lectura obligatoria en los colegios.

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