La Noción de Subsistencia y Supósito en Suárez

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LA NOCIÓN DE SUBSISTENCIA

SU PÓSI TO EN SUAR EZ
Nada en la metafísica auténtica y genuina es .accesorio y
menospreciable. Cualquier átomo de ella apagado y opaco pro-
yecta un cono de sombra, que dilatándos e indefinida mente sume
en las tinieblas espacios inmensos del mundo de las esencias.
Y cuando se trata no ya de átomos, sino de cuerpos céntricos,
entonces, o se tornan verdadero s soles, o son obstácu1oa que
eclipsan 1a esplendidez de numerosos astros.
Al intentar en este nuestro estudio un e1qimen de las nocio-
nes de subsistenc ia y supósito, lo hacemos con la conciencia de
que tratamos de elementos céntricos en la metafísica .escolástica,
y bien sabedores <lel principio aristotélia o, que Santo Tomás re-
cuerda o inculca en las primeras líneas de su De ente et essentia:
"Quíá parvus error in principio magnus est in fine ... " Está in-
teresada la especulación filosófica, y no menos la teológica, a
causa de sus misterios más profundos y menos asequibles a lai
superficial idad de nuestra inteligenci a. Cuanto contribuy a aun:
en grado, por lo demás, mínimo, a hacer luz sobre estos puntos
cardinales de la metafísica , d~be ser muy e~timado y ponderado,
para medir sus influjos y deducir sus consecuencias.
Por eso nos; llama la atención el que en los manuales de filo-
sofía y teología apenas o nada se examinen estas nociones de
subsistenc ia y de supósito, cual 'las entiende Suár.ez. Tal ocurre
no menos en los autores adictos al Doctor Eximio, pronuncia dos
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34 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

sin empacl10 como discípulos suyos, que en los que de él se apar-


tan con ánimo adverso.
Ciertamente, la opinión de Suárez .respecto del constitutivo
físico de la supositalidad ha sido estudiada con esmero, y de ello
ha resultado entre los suarezianos grave desacuerdo; pues mien-
tras los unos han adoptado con &u maestro un modo físicamente
<listinto de la naturaleza, han creído otros poder disentir razo-
nablemente de él contentándose con sola distinción de .razón,
aunque sin pasarse ¡por ello, al menos formal y explícitamente,.
al grupo Escotista, que concibe la supositalidad como algo ne-
gativo.
'l'al vez estas disensiones han distraído la atenció11 de iü,;
estudiosos, no permitiéndoles fijar su mirada en la concepcióri
metafísica suareziana. Suárez, el tildado de nominalista, aunque,
en realidad, metafísico exacto que en las esencias absolutas y
depuradas de toda abstracción y fisicidad escruta sus último"
constitutivos y distintivos, trabaja con esmero y acribia el con••
torno especulativo del concepto de subsistencia. Al pasar luego
de las regiones puras de las esencias: :a las llanadas de la realidad
existente, señalará una o más entidades reales y físicas en coJJ-
formidad y consecuencia con los datos especulativos.
El aspecto físico de la subsistencia tiene singular importanciá
para el teólogo emp,eñado en responder a la grave cuestión 'í,l'O·
puesta por la duplicidad de naturalE:zás de la única persona de
Cristo y por la trinidad de Personas en la unidad de naturaleza
divina. Si la opinión suarezia:na para explicar la asunción de la
naturaleza humana por el Verbo encarnado encuentra numerosos
adictos, en cambio,· por lo que hace al misterio de la Trinidad
apenas si es ella tan siquiera tomada en consideración, pues las
cuatro subsistencias distintas que los autores creen :ifirmadas.
por Suárez, contra ex,presas y formales aseveraciones de éste (1),

(1) ,,Cavendum ·est tamen loquentium abusus, qui hunc vocant·


quartam subsistentiam, ac si tres relativae, et una absoluta·, essent
quatuor subS''.•stentiáe, quod est omnino falsum: quia cum absoluta
non dist'nguantur in re a relativis, non auget numerum, sicut, licet
essentia ¡:it res absoluta, non est tamen quarta res a personis, sunt
ergo tria, quae unum sunt, non tamen quatuor». De Tnc., D. XI, s. IV,
n. 7.-Como luego diremos, usámos la tercera edición de esta obra:
carece de números marginales: los tomamos de la edkión usual de
Vives,
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 35
a saber, una absoluta y tres relativas, son re-chazacfo.s de plano
como absurdas o poco menos.
Estas repercusio nes en los problemas más delicados de fa
teología espern 1ativa confieren realce e importanc ia a la concep·
. ción de subsistenc ia, pero no menos las metafísica f,: al fin y al
cabo, la subsistenc ia es en el orderi metafísico e,l último perfec-
tivo del ser, del cual podrá depender toda la escala de los grados
metafísico s, su conexión, su función y su suhordina ci6n mutua.
Por ello, a quien rpxetenda construir una síntesis sistémátic a de
la especulación metafísica suareziana y parangona rla con otras,
muy particular mente con la tomista, no le será permitido des-
cuidar el estudio profundo y concienzudo de un aspect-0 tan im-
portante de su filosofía.
Pretendien do nosotros esbozar las líneas directrices del pen•
samiento de Suárez en el punto indicado, hemos de apoyarnos
directa y exclusivam ente en las fuentes mismas manadas de la
pluma del Eximio escritor, sobre las cuales, DOi! cor..viene prenotar
algunos datos históricos.
Suárez comenzó sus publicacio~es con el comentari o a la ter-
cera parte <le la Suma de Santo Tomás, profesand o ya en las
primeras líneas de su prólogo profundísi mo respeto al Doctor
Angélico y a sus opiniones, y tomándole al mismo tiempo como
ejemplar <le modestia al tratar, aceptar o rechazar las opiniones
ajenas, y como dechado de prudencia en la seleeción de doctri-
nas (2). Durante su magisterio <le Roma en el curso de 1584
.a 1585 •había leído sobre la Encarnaci ón, dato éste afirmado por
él mismo en carta de 15 de septiembr e de 1599 al P. Francisco
de Benavides, rector a la sazón del Colegio de Alcalá: "Lo de
incarn.atione ley en Roma el año de 84 y 85" (3). La mala salúd
del profesor español obligó a sus Superiores a hacerle retornar

(2) «Quarum illa fuit certe non parva, qua omni opera, studio,
ac diligentia conatus sum D. Thomae sententias sic explicare, ut aper-
te ac dil!ucide intelligant ur ... In aliorum opinionibus , vel confirman-
. dis, vel refutandis D. Thomae modestiam (quae summa est) imitari
studui... In quibus 1'ebus op'nioni locus est, ipsius ·etíam Angelíci
Doctoris prudentíam , atque exemplum secutus, eum delectum habui,
ut quae pía, quae gravia, quae a'ntiqua sunt anteponer2 m iis qu~e a
pietate, gravitate, antiquitate videntur abhorrere» . De Inc. Pio Lec•
tori Salutem.
(3) Cfr. ,R. DE ScoRRAILE, P1:anqois Snárez; t. 1, pág. 17 4, 1:::>ta.,
36 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

a Alcalá, donde sustituiría en la cátedra al P. G. Vázquez, lla-


mado a su vez a Roma para ocupar la dejada por Suárez en el
Colegio Romano: en Alcalá debería .Suárez volver a explicar
el tratado De Incarnatione, y así le sería dado atender al mismo
tiempo a su quebradiza salud (4).
En .conformida'd con un vasto plan madurado por Aquaviva
de publicar por parte de la Compañía un comentario esmeradí-
simo de toda 1a Suma de Santo Tomás, comenzó Suárez, no sin
antes d.ominar las prolongadas vacilaciones nacidas de su mo-
de¡Jtia, a imprimir en Alcalá su tratado De Inoar1wtione: El
tomo primero,, terminado en 1590, comentaba las primeras veinti-
séis cuestiones de la tercera parte. Así inauguraba Suárez su
magna obra (5).
En este primer vo1m;nen, y por lo tanto en el amanecer mismo
de esta lumbrera de la eséolástica, se encuentra del todo per-
filada la doctrina suareziana sobre la subsistencia, de la que
trata "ex profosso" y con pausada detención en .Ja Di&¡putatio XI,
titulada De diitina existenUa et subsistenti:a.· Cómo venía Suárez
a entablar esta discusión, lo dejó explicado momentos antes de
entrar en ella:

«Explicata essentia huius unioni~ seu incárnationis, incipit


D. Thom. de extremis agere, quae ad hanc mil'abilem coniunctionem
convenerunt, et in hac quaestione tractat de persona assumente, in
sequenti vero de natura a,ssumpta... Quoniam vero totius materiáe
bufos inrelligentia pendet ex cognitio:r.<> subs;stentiae, ve! existentiae
divinae, quae for:malis est terminus huius unionis, ideo operae pretium
duco ante expositionem litterae D. Tho. disputationem prae:mittere,
in qua quid u traque haru:m sit, breviter tráda:mus» ( 6).

Lá sección tercera, intitulada Utrmn iii D6o sit a[iqua. s1{bst~,-


tentia absoluta, et essentialis es la que más cm pa:·ticu1ar trc,ta k,
cuestión que nos interesa. Pero también la c~ispubción VEI, Qé,·[
inoarnn,tio sit, con sus secciones I y IV, nos ha de suministrar
elementos predosos.

(4) En este sentido háblaba el General, P. Aquaviva, en carta


al Provincial d!:) Toledo. Cfr. SCORRAILE, o. c., t. 1, págs. 178-9.
(5) Cfr. SCORRAILE, o. c., t. 1, págs. 248-252.
(6) De [ne., q. III, prooe:mium.
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 37:

Cuando Suárez en obras posteriores haya de referirse a la


8ubsistencia, se remitirá de ordinario a la disputación XI De
Incarnatiüne, prueba de que ya desde el comienzo habíia perfilado
con exactitud este concepto.
E,s de notar que en 1595, cuando, también en Alcalá, habian
ya aparecido dos nuevos volúmenes de comentarios a la tercera
parte: el de De m.ysteriis 1,itae Christi y el primero de los dos
De sacramentis, hubo de volver Suárez, antes de continuar ade-
lante, sobre su primera obra, para volverla a editar refundiéndola
y ampliándola (7). He aquí cómo .él mismo justifica en el prólogo
las modificaciones introducidas:

dn huius operis editione priori veritus sum ne longum id mm1s,


prolixumqu~ videretur; postea vero a multis, qui bus credere par
erat, plene 'intellexi, multa potius in eo concisiora visa fuisse, qua,m
exigebat argumenti et gravitas €t difficultas. Praeterea post librum
ihunc in !ucem editum alii prod:erunt, qui doctis illis quidem, acuti-s-
que contrá nostram doctrinam obiectionibus, excitarunt, impulerunt-
que nos, ut, quae prius scripseramus, ve! explicarem11s amplius Vf'l
eonfirmaremus ac defenderemus. Quod utrumque in causa fnit. ut
liber non parum excreverit: vix enim ulla in eo disputatio reperietnr,
non multe, quam edita primum fucrnt, locupletior, ut non immerito
novum, aliudque opus possit et appelh,ri et existimari. Faxit Deus nt
quemadmodum prodit máior, prodeat et melior atque util:ox» (8).

Entre las opiniones combatidas, como más tarde de algún


modo lo hemos de comprobar, está precisamente la inter,p.retaci6n
dada por Suárez a lá subsistencia: se la achacaba de desconec-
tada con la tradición, sobre todo teológica.
Esta tercera edición es la que ha sido legada a la posteridád,
a la cual únicamente nos referiremos nosotros en lo sucesivo.
Por modo extraño Suárez interrumpió n-ipentinamente sus
publicaciones teológicas, para estampar sus famosas Disputa,tio-
nes MCtwphysica-e. No se trataba de una obra concebida a fa

(7) En la portada de esta ob1·a s'" dice «Editio tei·tia». De hecho


era la cuarta, pues además de la edición que en 1G92 se hábía he--
cho en Lyón, había aparecido otra en Venecia, en lf;93. Estas dos
ediciones ,;on las únicas que han reprodLJcido el texto pr:mitivo. Las
siguientes son reediciones de la de 159':í. .
(8) · De Ino. «Ad eundem [lectoreml de hac posterio1i editiont\
admonitio».
38 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

lige1a y estampada de improviso y con precipitadas premuras.


Durante sus estudios de teología, obligado por fa necesidad, ha-
bía profundizad o seriamente los problemas metafísicos que de-
bían bá.Samentar las construccion es teológicas, y redactado un
como es-bozo de lo que sus futuras di&p,utaciones habían de ser (9).
Puesto ya a 1'€<lactar su teología, palpaba la falta de una obra
metafísica publicadá, en que pudiera apoyar sus construccion es
especulativa s, sin tener que interrumpir las de continuo para des-
arroilar sus fundamento s metafísicos. Pues care.cía de tál obra,
decidi&<;.e a hacerfa él mismo .. Para cuando se reeditó el primer
volumen de ·ve lncn1atione, la gran obra metafísica estaba ya
acabada, y a ella podía referirse, sin necesidad de cortar el dis-
curso teológico.
Son varias las reforencias a esa metafísica que aun dentro
de las materias que nos interesan hemos notado, de las que a
modo de -ejemplo citaremos algunás a continuación :

«Exacta huius dubii t!xpositio pendet ex tribus Metaphysicis


qua•estionlbus, quas, ne huius materiae cursum impedirent, in pro-
prium Metaphysicae gcientiae opus remittendas duximus, quod bre-vi,
ut spero, in lucero -edemus, in eoque omnia metaphysica principia,
quae tam in hoc, quam in aliis theologicis libris supponimus, declá-
rare et persuadere conabimur» (10).
«Supponimus tn p'r:rnis ex iis, quae in disputationib us Metaphy-
Sicis de iexistentia et subsisten tia creaturarum dicuntur ... » (11).

Como se anuncia en el texto citado, poco después de la reedi-


cíón de De lncan1atione, aparecieron en dos tomos las Disputas
metafísicas, en Salamanca, el año ,1597. El prólogo estampado al
:fr0nte de toda la obra razona así las intenciones del autor:

~Qu-emadmodum fieri nequit, nt quis Theologus perfectus evadat,


nisi firma prius Metaphysicac iecierit fnndámenta: ita intellexi sern •
per, operae pretium fuisse, ut antequ:cim Theologica scriberem com-

(9) Cfr. ScORRAILE, o. c., t. 1, pág. 96.


(10) De lnc. D. VIII, s. IV, n. 3.
(11) De Inc. D. XI, prooemium. Cfr. «Quáe mihi non sunt in-
tellig.'bilia, ut in Metaphysica latius disputavi». lb., D. VIII, s. I.
,~Hoc dubinm tractaYi sufficienter in dictis quaestionibus Metap]-¡¡y;;i-
cis. Et ideo illud omitto». lb., s. IV. «Ut Iatius iú lVletaphy¡¡ica os-
tensum esb. lb., D. XVII, s. V.
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁRBZ 39

mentaria ... opus hóc ... diligenter elaboratum praemitterem. Verum


iustas ob causas lucubrationes in tertiam D. 'rhomae partem d~fferre
non potui, easque primum omnium prr.elo mandare oportuit. In dies
tamen luce clarius intuebar, quam illa divina ac supernatu:ralis Theo-
logia hanc humanam et naturalem desiclerarct, ac requireret: adeo ut.
non dubitaverim illud inchoatum opus paulisper intermittere, quo huic
doctrinae metaphysicae stlum quasi locum, ac sedem darem, vel potius
restituerem» {12).

El estudio que luego haremos colmará las esperanzas de Suá-


rez, esperanzado de que los lectores encontrárían acertada la de-
terminación adoptada. De entre las Disputas es la XXXIV la
que detenidamente trata del objeto de nuestro estudio, a más
de otras que de pasáda lo tocan.
En estas do.s obras tenemos ya perfectamente trazada la con-
(,<epción de Suárez sobre el punt-0 que investigamos, y a ellas
hemos de dedicar nuestro esfuerzo, completándolas, para mayor
abundancia, con algunos elementos que en los libros tercero y
cuart-0 del trátado De Sanctissim-0 TrinifJ.atis mysterio se pusie-
ron en 1606 al comentar la primera parte de la Swm.nia de Santo
Tomás.
No entra en el plan de nuestro estudio adual la explicación
suareziana acerca de ·los misterios de la Encarnación y Trini-
dad, aun.que la sola posición metafísica que sobre la subsistenciia
y supositalidad se adopte, muoho influye ya de por sí en la so-
lución humanamente posible a las dificultades provenientes de
dichos misterios; ni siquiera entramos en la cuestión filosófica
del constitutivo físico de la supositalidad, ni desarrollamos algu-
nas cuestiones a las que abre puerta directa el estudio que se ha ·
de seguir. Esos aspeetos y otros rnucihos, especialmente el que
dilucida 'hasta qué punto Suárez depende en esta teoría de los
teólogos anteriores o se aparta de ellos, y hasta qué punto ha
influído en los posteriores, sobrepasan el marco de un :artículo
y requieren un estudio complejo y amplio, al que por ahorli
renunciamos.

(12) Dispu.tcitiones 1Yietaphy8icae, Ratio et discursus totius ope••


rís ad pium lectorem. Usamos la primera edición de Sálamanca. Esta
tenía ya numeración marginal, la cual repetidas veces es enónea y
no coincide con la actual de la edición de Vives. En caso de diver-
gencia haremos constar entre paréntesis el número corregido de
Vives.
40 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

Son más modestas nuestras aspiraciones : nos limitamos es-


cuetamente a explicar con toda exactitud el concepto, y nada más
que el concepto metafísico suareziano dé subsistencia y supósito,
utilizando pa.ra eHo las fuentes ya indicadas.
Para proceder con orden y facilitar en lo posible la lectura,
de suyo difícil y severn, como fo es en gene:rál la de toda espe-
cuiadón pura, dividiremos el campo de nuestro estudio en cuatro
como grandes parcelas: I. Existencia y sustanáa. II. Subsis-
tencva-perseidad. III. Su,positalidad-incom:nnicabilidad. lV. Supo-
8italidad-su,bsistencia creada-.
Con advertir que seguimos un orden expositivo más bien que
lógico y deductivo, tenemos ya abierto y despejado el itinerario.

I. EXIST·ENC IA-SUST AN CIA

En el comentario a la tercera parte, después de proponerse


en la Disp. VIII como tema de estudio Quid incarnatio sit, y
desarrollarlo en tres secciones, examina Suárez en la cuarta las
dificultades que a su teoría pudieran oponerse. Expuesta la pri-
mera, ál entrar a resolver/a anuncia en un como preámbulo,
transcrito ya por nosotros (13), la necesidad _de ,resolver previa-
mente tres cuestiones metafísicas para la plena inteligencia de
la solución por dar. Dos de las tres están relacionadas con la
existencia. ,.
Donde Suárez las trata propia y detenidamen te es en las va-
rias seociones de la Disp. Met. XXXI. No necesitamos entrar en
ellás a fondo, pues Suárez, según va tratando de la subsisténcia ,
va también prü'J.)oniendo y recordando cuanto como base de su
especulación necesüa. Nos bastará, pues, con entresacar sucinta
y metódicame nte su doctrina sobre la existencia.
En el proemio de la Disp. XI de Jnca,rnatione da la definición
eX:acta de la existencia:

~!taque nomine existentiae intelligímus illud esse, quod res habet,


ut sit aliquid in actu, seu actualis entitas distincta ab ente, quod
tantum est in poten tia obiectiva, áctu vero non -est, seu nihil est» (14).

(13) Cfr. texto correspondien te a la nota 10.


(14) De lnc.,, D. XI, prooemium.
SUBSISTENCIA y SUPÓSITO EN ·suÁREZ 41

Poco después, en la sección III, en forma más concisa, vuelve,


a insistir en lo mismo :

«existentia praecise dicit actualitatem essendi» (15).

Con frecuencia suele también Suárez emplear otra expresión


para indicar la función de la existencia con relación a las causas:

«existere ex se solum dicit habere .entitatem extra causas seu in


rerum natura» (16).

Según Súárez, yor lo tanto, la existencia no tiene otra fun-


ción que la de poner en el orden real una esencia de suyo en el
de potencia objetiva, dando de por sí á la esencia la actualidad,
pero sin transformarla en nada.
De esta su concepción, que debe tendrse muy en cuenta al
comparar el sistema existencial suareziano con el tomista, pues
aquí es donde propiamente se origina la tradicional controversia
de ambas escuelas, Suárez deduce inmediatamente, y en toda la:
cuestión que tratamos presupónelo en absoluto sin vacilación al-
guna, que en la realidad la esencia y la existencia no se distin-

(15) lb., s. III, n. l.


(16) Disp. Met., XXXIV, s. IV, n. 24 ,(Vives, n. 23). Es muy de
notar esta concepción de la existencia en Suárez. Por lo demás, bien
sabía él que no todos. coincidían; por lo mismo, se esforzaba en co--
rroborar la posición tomada, razonándola detenidámente. Como pruB.
iba de esto, citaremos un pasaje del tratado De lnc., en que lo trat!t
con la precisa intención de evitar todo equívoco en la discusión. Sé
trata de la existencia en Cristo, y dice: «Ut ratione · probemus hanc
conclusionem, .oportet, ut in aequivoco non laboremus, et ínter auc~·
tores utriusque op•inionis conveniat, quid nomine existentiae signi-
:ficetur. Ego enim per existentiam intell'go id, quo unaquaeque re:,
formaliter habet ut sit actualis entitas in rerum · natura, et extra
nihil, seu extra causás suas: ut v. g. imima Christi vel humanitas
prius quam crearetur, actu nihil erat, sed solum in potent:a, cum
primum ergo intelligitur exire ·ex illa potentia in actum, et desinere
esse nihil, intelligitur actu existens, et ex'.stentia illius erit ille mo-
dus vel ma actualitas, quo intrinsece et formaliter constituitur extra
nihil. Quod autem ipse sit proprius et praecisus conceptus ex:stentiáe,
late ostensum est in propria disputatione metaphysica de hRc re».
Siguen a contjnuación bre<ve y sucintamente indicadas las razo:nes de
orden metafísico y aun de orden usual y común para ápoyar firme-
mente es.ta concepción de la existencia. De· lnc., D. XXXVI, s. I, n. '.~.
-42 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

guen, sino que son una misma e idéntica realidad. Así lo !mee
notar expresamen te:

«Primr1 quaestio est, quomodo in rebus creatis existentia distin-


guatur áb esaentia ..Et suppono in re non distinguí, si sumatur (,'S
sentia, quatenus entitas actualis est, habens aliquod esRe extra causa3
suas, quia in eo statu intelligitur constituí formaliter per ipsam
existentiam ... » (17).

Consiguient emente, tampoco admite Suárez que la existencia


sea un acto reeibido real y físicamente en una potencia actual y
distinta realmente del acto. Discutiendo la opinión de Cayetano
sobre la supositalida d, al atacarla por confundir la función pro-
pia de la supositálida d, pues, dice Cayetano;

«consistere in hoc, quod est constituere •prox.imum subiectum exii-


tent1ae»

afirma Suárez, por su parte· y en contra de ella:

,mulla est proprie potentia receptiva, aut susceptiva reapectu


propriae existentiae, sed tantum obiectiva: ergo fleta est talis entita:1,
quae constituat proximum subiectum existentiae» (18).

Para completar las bases que la doctrina existencial sua-


reziana pone a la subsistencia !, todavía deberíamos explicar la
división de existencia en completa e incompleta, pero mejor la
hemos de entender, y para entonces lá dejamos, una vez que
expliquemos la noción de sustancia, de sumo válor para toda
esta teoría.
Suárez inicia su estudio en la Disp. Met. XXXII, al ipropo-
ner la división del sér creado en sustancia y accidente. Contra
lo que pudiera esperarse de su método, no comienza por esta-
blecer una definición de susta,ncia. En el proemio de la
Disp. XXXIII encontramos una advertencia, qmi transcribimo s
literalmente , porque derrama l.uz profusa sobre la relación ín-

(17) De Irte., D. VIII, s. IV, n. 3.


(18) D1fop. Met., XXXIV, s. IV, n. 22 (Viv~, n. 21).
SUBSISTENCIA y SUPÓSITO EN suk1u;z 41

tima entre lá noción ele sustancia y la de sub;iistencia, de lail


cuales la última ha de ser explicada en la Disp. XXXIV:

«Quia vero essentialis ratio suh¡,tantiae in communi, declarari 110n


¡1otest a nobis 11isi per ordinem ad subsistentiam, seu .ad suppositum
creatum, eo quod et nomen substantiae a subsistendo, ,vel substando
sumptum sit, ~t ratio ipsa substa;;tiae non nisi in ipsi,s supposifü;
exerceatm· et per illa a no bis cognoscatur; ideo in praesenti disputa-
tione solum communem rationem substantiae traditis quibusdam dívi ·
sionibus declarabimus, ea fere exponendo, quae Aristoteles in rpraedi-
camento subtantiae tradidit, in sequenti vero disputatíonc dicemus de
substantiali supposito, eiusque fórmali constitutivo, nam bis cognítis
ipsa essentialis ratio subs_tántíae creatae magis perspicua fiet» (19) •

Efeetivamente, a Jo largo de las diSputas siguientes va Suá-


rez retocando y ,precisando cadn. vez más los determinativos esen-
ciales de la noción de. sustancia, hasta dejarla perfectamente
=perfilada. Una de las {:.aracterístieas de este trabajo de prcd-
sión es la frecu~mte comparación de las nociones de sustancia
y accidente, como que siendo ambas a dos opuestas entre sí y
elementos totalés de una división completa del. ente creado será
menester precisar con justeza absoluta los valores formales de
ambas nociones, para que, purificados de todo elemento no e&Brl·
cial, den formalmente los eonstitutivos específicos y últimos.
Suárez recuerda de continuo que la r.azón formal de acciden-
te no está precisamente en la inhesión actual en un sujeto pro-
porcionado, sino más bien en la necesidad de tal inhesión, la
cuaI, de suyo y sin intervención del p,oder milagrow de Dios,
se satisfará normalmente. Y así como para constituir la esencia
ae un accidente no se requiere que aquella exigencia natural sea
cumplida, sinÓ que la mera exigen~ia de tal inhesión hace ya
qut> un sér que la teng·a sea verdadero y propio acci<lente, de
modo igual, para constituir en _sustancia un sér y señalar el·
mínimum necesario :,,., suficiente para que se distinga de cuan•
to no sea sustancia; bnstnrá la falta de tal exigencia de inhesión,
'bastará un sér que sea apto,· según su naturaleza, :para ser en
sí y no en otro, aun sin que dicha aptitud o exigencia de per-
seidad haya s.ido cumplida.

(19) Disp. Met., XXXIII, rrooemium.


44 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

He aquí exvresione s suareziana s que lo dicen definitivam ente:

«A priori vero ratio esse videtur quia essentia substantiae crea-


tae ut sic non consistit in actuali modo per se essendi, sed in aptitu-
dine, id est in hoc quod sit talis natura, cuí talis modus .essendi de-
beatur: et ideo talis modus semper ést aliquid additum, et in r~ di-
•stinctum a substantiál i essentia. Sicut in accidente, quod propriam et
distinctam entitatem accidentalem habet, quia .essentia eius non co11-
·sistit in actuali inhaerentia , sed in aptitudinal i, ideo aetualis inhae-
sio modus ést ex natura rei distinctus ab essentia talis acoidentis ...
Quod autem essentialis ratio su):¡stantiae . creatae non consistat in
actu, sed aptitudine respectu .subsistentiae, colligitur á nobis ex omni-
' bus indiciis adductis, et ex mysterio Incarnation is, nam rerum quid-
<iitates non possumus nos nisi hoc modo investigare» (20).

Como poco Jm hemos dicho, para Suárez la existencia no tie-


ne otra función que · la de poner en el orden actual y real · una
esencia de suyo en potencia objetiva, sin modificarl a por lo de-
más en nada. Apliquemo s a la esencia sustancial , cual la aca-
bamos de rprec:isar en su concepto, la existencia . Esta en nada
la habrá cambiado; · por lo tanto, la existencia :mstancial , de por
sí y sin más, continuará todavía teniendo aptitud y capacidad
y aun exigencia de ser en sí, rpero esa capacidad no. habrá sido
áún lograda con sófo que la esencia sustancial haya pasado de
la potencia objetiva al orden actual.
Suárez es en esto perfectam ente lógico. No puede ser otra
la eonclusión si se combinan 'I)Urás las nociones de sustancia y
existencia . Aquí de nuevo irá e:i...1)licando paralelam ente la exis-
tencia de accidente y de sustancia; en ambas actualidlid es que-
dará por llenar una exigencia de ser o en .otro o en sí, según fa
esenciá correspond iente.

«Nam in forma accidentali actu inesse alteri .est quasi ultimus


terminus seu modus talis formae secundum exístentiam eíus. Acci-
dens enim quamvis ex vi suae existentiae ,sít aptum, et propensum
ad inhaerrndu m, non támen est actu inha;;rens ex vi solius existen-
tiáe, sed indiget speciali modo inhaerendi, qui est veluti ultimus ter-
minus existentiae ipsius. Igitur opeposito quidem modo, tamen propor-
tionabili, intelligendum est in substantial i natura, quae licet ,¡¡j,t actuam

(20) Disp. l'rlet., XXXIV, s. III, n. 17 (T'i-vés, n. 15).


SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 45
mititas ,per existentiam suam, ex vi talis existentiae praecise ,sumptae,
non est subsistens, sed indiget modo per se essendi ... » (21).

Contra esta doctrina pone Suárez mismo, al cabo de pocas


líneas, una dificultad, según la cual no puede la existencia sus-
tancial ser indiferente a la perseidad, por tenerla ya esenciál-
mente, pues por ella se distingue de la existencia accidental.
Para resp,onder a la objeción, cornienzü Suárez por explicar los
diversos sentidos que el término esse per se tener pudiera.
Transcribimos a continuación estas líneas, que vienen a ilus-
tra'tnos su doctrina sobre las condiciones en que formalmente
se ~mcuentra una sustancia sín más que habérsele dado con la
eústenda la actualidad:

«uno enim modo sumitur [esse per se] ut distinguit contra ac-
eidens, et opponitur modo essendi. in alio, prout est de essentia acei-
dentis: et in hoc sensu verum est, substantialem existentiam non esse
indifferentem ad hunc modum per se, sed p•er illum essentialitei- con-
stituí: ... , Tamen per se hoc modo ·sumptum non dicit talem modum
essendi áctualem, qui actu excludat unionern et dependentiarn ab omni •
sustentant0, sed solum dicit aptitudinem, seu existentiam cui ex na-
tura sua talis modus, talisque independent:a debetur: sicut e contra-
rio essé in al-io, prout est esscntialis modus constituens accid·211s, non
dicit actualcm dependentiam vel inhaesionem ad subiectum, sed na--
turam quáe illarn postulat» (22).

Por eso poco después deduce Suárez otra propiedad de esta


existencia sustancial:

«Atque hinc obiter colligitur, cur existentia suhstantialis naturae


creatae, quamvis completae, per se ipsam et ex vi suae rationis for-
malis non sit subsistentia, quia nimirum non includit dictum modum
pet· se, sed potius .est ind:fferens in .sensu dicto, ut ipossit inniti alteri
sustentanti, ci ab illo pendere» (23).

Es decir, la existencia sustanciál exige sí por su náturaleza


misma que se le dé la perseidad, y esta exigencia es esencial a
dicha existencia; pero no sé la confiere de por sí, sino que en

(21) Ib., s. IV, n. 25 (Vives, n. 26).


(22) Ib., n. 28 (Vives, n. 27).
(23) !b., n. 29 (Vives, n. 28).
46 ESTUDIOS ECLESIÁST ICOS

absoluto es ¡posible que la perseitfod la reciba de un sustent,m te


ajeno; en ese sentido puede la existencia sustancial pura decirse
indiferent e a la ,propia perseidacl.
Esta misma doctrina habfo. sido expuesta con precisa con-
tinuidad de pensamien to en el tratado De' Incar·natione, entre
aquellas tres cuestiones metafísica s previas que necesitab& di-
lucidar para resolver algunas dificultades contra )a Encarnad ón:

<N an ex \'' ,,,: i.stentíiie solum intelligitur natura L,ubstantia lis ]·


esse extra causas suas, et apta, ut in se, ·et per se sit; pn· subsisten-
tiam vero actu forminatur , et quasi formaliter const:tuitu1· in modo
per se essendi, sicut proportione serváta intelligitur in exemplo <latr,
de inhaerentia ac!!identis, quae est modus existentiae accid;mtali s.
Nam ex vl illius solum constituitu r fo!.Tila accidentali s extra causas
suas apta ad existendum in alio; per modU1~ aut-&m inhaerentia e ter•
minatur, ut actualiter in alio existat.»

Inmediata mente, áplicando ya esta doctrina, 1·esuelve la di-


ficultad:

«Ex his ergo ad difficultate m propositam respondetu r, negando


existentiam naturae ut natura est, esse omnino ídem cum subsistent; a,
quia licet existen tia naturae substantial is sit; non tamen includit in
suo form:J.li et essentiali conceptu modum illum, quo actualiter per se
éxistit; sed solum petit illum ex natura sua, seu constituit naturwrn
aptam ad per se existendum , ita ut, ¡;i miraculose non impediatur ...
Sicut e contrario in acc'denti, quod existenti.a .eius üccidentali s sít,
non consistit in hoc quod per illam existentiám actualiter inhaercat:
sed in hoc, quod per illam taliter existat, ut illi debeatur actualis in-
haerentia ... :) (24).

En este mismo tratado,' proponiénd ose la pregunta de si la


humanida d de Cristo existe con .existencia creada o más bien
increada, respondien do a lá segunda razón de los que están por
la increáda, dice:

«Ad secundam rationem respondetu r .ad priorem partem, subsi-


stentiám ex natura rei distinguí ab existentia substantial i naturae.
creatae, nam licet illa existentia dicatur ess·e per se, ut distingu:tu r
contra esFe in alío per modum accídentis, quia ex natura sua est

(24) De !ne., D. VIII, s. IV, n. 4.


SOBSIS'l'ENCIA Y SUPÓSITO EN SUJ\.RÉZ

apta, ut wrminetur pe:i; subsistentia~u, tamen in suo formali conceptu


non includit actualem modum per se essendi, in quo -subsistentia con-
sistit. Et hoc modo subsistentia est modus existentiae, ut recte Da>
mascenus dixit, sicut in accidentibus, existentia accidentalis potest
dici esse in alio, non quia actualis inhaerentia, sit de conceptu cius, •sed
quia natura suá apta est per illam terminari.. .» (25).

Hemos insistido en este punto por juzgarlo básico para cuan-


to luego :hemos de escuchar de Suárez acerca de la subsfatencia
misma. Realmente, es menester confesar la sutileza y exactitud
de Suárez en <libujar el contorno metafísico de las nociones que
maneja. Este aspecto potencial de la inhesión de los accidentes
quedaba suficientemente manifiesto en la Eucaristía, donde con-
tinúan existiendo, sin dejar de serlo, aun sin adherirse a un su-
jeto. Apoyado en esto, Suárez exmniná hasta sus últimos ele-
mentos formales la noción de sustancia, y observa que para
constituírla esencialmente no se requiere que ya actu, de hecho
sea en sí, sino que la exigencia de esta pemeidad es bastante
para que una naturaleza aún existente sea en verdad sustancia,
admitiendo, sí, que sin milagro dicha exigencia será satisfoch!\,
por necesidad.
Teniendo esto presente podemos entender fácilmente algunas
expresiones suarezianas, que en otro caso ¡pudieran chocar y aun
turbar mentes que no creen en el rigor lógico y sistemático de
la metafísica suareziana.
A la naturaleza sustancial existente y actual, pero concebida
en el signo anterior a que su exigencia de perseidad 8ےt satis-
fecha, llama Suárez imperfecta y potencial:

«In humanitate Christi (iuxta probab:lem sententiám) !uit exis-


tentia creata, imperfecta tamen et separata a proprio modo per 'ile
existendi, quia existentia naturáe creatae non includit modum illum
in suo conceptu formali et essentiali, et illo ablato manet imperfecta,
et quasi in potentia· ut per modum potius inexistentia(,, quam per se
existentiae affic:.atur, seu terminetur» (26).

Del mismo modo se entienden las expresiones de sustancia


completa y perfecta por una parte, y las de incompleta e im-

(25) De lnc., D. XXXVI, s. I, n. 24.


(26) De Inc., D. XI, s. III, n. 14.
48 ESTUDlOS ECLESIÁSTICOS

perfecta vor otra, que _Suárez emplea precisam ente en orden a


esta perseidá d, llamando complet as y perfecta s a las •que de por
sí y por virtuali dad esencial tienen la perseid ad; tal es única-
mente la esencia divina, mientra s que son incompl etas e im-
perfB-Ctas cuantas necesita n dé un complemento sustanc ial para
ser de heclJ.o en sí. Cuánto puéda importa r esta concepción de
la sustanc ia para establec er meta'fís icament e la jerarqu ía de los
seres fácilme nte lo eohará de ver el lector que seria y atenta-
mente lea la primera sección de !as Disp. Met. XXXII y XXXIII .
Paralela s a estas expresio nes son las que hablan de la exis-
tencia incompleta, potencia l o no termina da:

«Exister e ex se solum dicit habel.'e entitatem extra causás seu in


rerum natura: unde d-e se indiffere ns est ad modun; cx.istendi inni-
tendo alteri ut sustenta nti, et ad modum existend i per se sine depcn-
dentia ab aliquo sustenta nte: at vero subsiste re dicit dctermin atum
modum existend i per Se et sine depende ntia a sustenta nte: unde
illi
opponitu r inex.ister e, vel innesse, dicitque determin atum modum
exis-
tendi in alio. Igitur quamdiu existent ia non est termina ta per modum
·existend i in se, et per se, adhuc est incompl eta, et in statu quasi
po-
tentiali, et ideo ut sic non potest habere rationem subsisten tiae. Rur-
sus si afficiatu r modo existend i in aliquo ... etiam habet statum
in-
complet um... Tune igitur existent ia naturae substant ialis ·erit com-
plete termina tá, quando fnerit affecta modo existend i per se ... :. (27).

Como conclusión de esta rprimerá parte recojamos la noción'


de existenc ia sustanc iál en toda su puridad metafís ica; incluye,
sí, actualid ad real, con exigenc ia real y esencial de perseid ad;
pero sin que de suyo y esencial mente esta exigenc ia venga to-
davía a ser satisfec ha .. Al pasar al párrafo siguient e llevamos
un sér incompleto, potencial, todavía no termina do, y por lo
mismo como inquieto y sediento , hasta que venga una entidad
de orden .sustancial y real que complete y termine esa natura-
leza en estado todavía por ultimar .

(27) Disp. Met., XXXIV, s. IV, n. 24 (Vives, 11. 23). Esta mis-
ma distin.::·ión de existenc ia compl€ta e in-completa se había' heoho
en
De lnc., D. VIII, s. IV.
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 49

II. SUBSI STENC IA-PER SEIDA D

Record ará el lector cómo Suárez , en el prólogo a su tercera


edición del tratado De Inr:arnat-ione, aludía a necesid ad de
to-
mar la defensa de opinion es antes propue stas y que ,habían
sido
combat idas. Sin metern os a cuestio nes históri cas, entre lo
ata-
cado estaba precisa mente la interpr etación dada a subsist encia;
al menos en el tratado De SS. Trinita tis Mysterio se alude
ex-
presam ente a este punto (28), señalan do como base contra
ria
de impugn ación el uso que los Santos Padres y los Concili
os
hiciero n de tal término . No nos extend eremos ahora a estudia
r
este punto, que en realida d es de interés . Y tendría todavía
ma·
yor import ancia el estudio de la noción de subsist encia en
San-
to Tomás, cuya autorid ad quiere Suárez repetid as veces aducir
para robuste cer la propia posició n; pero de nuevo este trabajo
rebasa los límites que a nuestro escrito hemos señalad o.
Pres-
cindien do, pues, de relacio nes y depend encias, entrem os derech
a-
mente a la exposic ión positiv a de la teoría suarez ianá (29).
Suárez apoya el punto de partida para su estudio en Ta filo•
logía, examin ando el signific ado etimoló gico del términ o subsis-
tencia. Tal hace detenid amente en la Disp. Met. XXXII I
a lo
largo de la sección primer a, cuyo objeto es:

«Quidn am substan tia significet, et quo modo in incomp letam


et
comple tam dividat ur. Etymol ogia vocis explica tur.»

Suárez asigna como posible una doble etimolo gía para sus-
tancia: la una tomada de San Agustí n y San Isidoro , según
la
cual sustanc ia proven dría de subsistere, y la otra, de Aristót
e-
les; según éste, sustanc ia proven dría de substare, como lo
no-
tan tambié n San Agustí n . y San Isidoro . Suárez prefier e
esta

(28) De Smo. T1·in. Myst., L. IV, c. 11, n. 2: «Secundo asserun


etiamsi in Divinit ate admitte retur per se existen tia absolut t
a, illam
non posse appella ri subsiste ntiam. Ratio est, quia ex usu sanctor
Patrum subsiste ntia idem est, quod ,persona vel hyposta sis .. um
mos también la primer a ·edición. .» Usa-
(29) Para indicár algunos sitios, pueden verse los siguien
De Jnc., D. XI, s. III, en varias partes; Disp. Met., XXXIV tes:
, s. I, n. 5.
~
50 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

segunda etimología; después de estudiarla no pasa adelante sin


examinar detenidamente el significado de subsistere.

«Atque haec omnia f·el'e accommodari possunt ad alteram etymo--


logiam a ver•bo subsistendi, quamvis huius vocis significatio magi:s
aequivoca sit. Subsistere énim in sign:ficatione ,propriissima nihil
aliud est quam immorari, vel pedem figere álicubi, qua·e significátio
ad rem praesentem nil refert; inde vero derivatum ·est hoc verbum ad
significandum ídem quod existere, .seu permall'ere in esse... Un.de:
apud Aristotelem interdum subsisUwe significat idern quod vere esse,
et opponitur ei quod est esse tanturn in speci-e seu ap,parentia.»

Suárez no adopta esta interpretadón como etimología de sus-


tancia, pues precisamente sustancia se opone a accidente; ahora
bien, la verdad y realidad de entidad en oposición a mera apa-
rienc,ia vale tanto en la sustancia como en el accidente, y aquí
trataimos de interpretar sustancia en cuanto se contradistingue
de accidente. Hay que buscar, por lo tanto, otra interpretación:

«Aliam igitur significationem habere potest verbum subsistn,.


quam ipsa eius compositio práe se fert, ut id:em sit subsis,tere quod
sub aliis esse tanquam eorum fnndamentum.»
~?ti!~
Esta inte1,pretación parece aceptable a Suárez, pero hacien-
do notar que entonces las dos etimologíás vienen a decir lo mis-
. mo; con todo, tomada la palabra en su materialidad, le parece
que se deriva más de substare que de subsistere. Y aquí añade
Suárez una observación, que es la que a nosotros nos interesa:

«Nam a verbo &ubsisto potius vox subsi:3tentia quam súbstantia


derivata est, quae vox licet non sit adeo latina, a philosophis tamen
et Theologis usurpáta est, de cuius significatione, et de re significata,
infra dicendum est latius, nunc satis sit nosse, per illam significari
propiam rationem essendi in s·e •ac per se, ;per quam proprietatem
propria r~.tio substantiae a nobis declarata est» (30).

Al fi:n de la sección siguiente vuelve Suárez incidentalmente


ai mismo tema, tomando pie de una interpretación de Santo
Tomás:

«Mens autem Divi Thomae satis clara est .ex aliis locis eitatis::

(30) Disp. Met., XXXIII, s. I, n. 3.


SUBSIS1'ENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ
51
videtur tamen interdu m aequivo ce uti nomine subsist entiae:
proprie
enim signific at actuale m modum per se ex'stend i, seu ter:rninu
m na-
turae substan tialis: quomodo de illa Iocuti ,sumus, aliquan
do vero
signific at naturam et essentia m quae est rádix talis modi subsiste
ndi,
in quo infra dicemus ratione m essentia lem substan tiae
consis-
terc» {31).

Con ocasión parecid a, en la siguien te Disputa tio; ert la pri-


mera sección, vuelve de nuevo al signific ado etimoló gico
de
subsist ere.

«Imo etiam quoad etymolo giam, quamvi s hyposta sis dicatur


quasi
substan s, nihilom inus dici .potuit a subsiste ndo, nam, ut álibi
dix:t
idem D. Thomas , subsiste re dicitur aliquid in quantu m est
sub esse
·suo, non c¡uod habeat esse in al'quo sicut in suibiecto, sed
quod cum
per se sit, et quási in se sustent etur, ipsumm et sit qua sit
primum
subiectu m, seu fundam entum sui csse» (32).

Del estudio etimológico y por pasos sucesiv os ha venido Suá-


rez a fijar su interpr etación filológica de subsist encia del modo
si-
guient e: El signific ado primor dial es el l de imm,ora.ri; viene
lue-
go el de eS6'e sub aliis et in esse suo, de donde definiti v.amen
ta
se .pasa. a ex~stere per se.
Aquí tenemo s ya, aunque todavía imprec isa, la definición real
de subsist encia repetid ísimá por Suárez a lo largo de las dispu-
tas que estamo s maneja ndo. La fórmul a definito ria más breve
es: E.xistent-ia per se.
Pero ella nos pone ai10-ra en conflicto con las nociones d0
existen cia y de sustanc ia. ¿ En qué se diferen cia lde ellas
la
subsist encia así definid a?
Comencemos por aclarar la definición misma, donde nos en-
contram os con el término per se suscept ible de varias interpr
e-
tacione s: ya Suárez había percibi do por sí mismo la necesid
ad
de hacerlo "ex profess o".
Al exp,licar nosotro s más arriba la noción formal y exacta
de sustanc ia, según Suárez , hemos aducido una explica ción
de

(31) lb., s. II, n. 19.


(32) Dísp. Met., XXXIV , s. I, n. 15.
52 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

per.se transcrita. de su Metafísica (33), con la cual concuerda.


esta otm, tomada, a su vez, del tratado sobre la Encarnación :

«Ne vero in ternrini ambigüitate decipiamur, oportet advertere


illud per se, seu perse:tatem essendi, hic non sumí ut distinguatur
contra esse in alio, ut in Bubiecto sustentánte: hac enim significatione
,esse per se omni naturae substantiali, praesertim completae, essentia-
liter convenit, et significat potius aptitudinem ·subsistendi, quant
actualem modum per se essendi, qualem declaravimus , quo modo etiam
Jrnmanitas Christi. .. » {34).

Es decir, que cuando Suárez habla de perseidad en la noción


de subsistencia no la entiende simplemente cual es la ,propia y
formal de la sustancia, en cuanto .con ella se distingue ésta del
:accidente como tal. Bien advierte Suárez que · esa perseidad ee1
propia y común a todá sustancia y tal que nada añadiría sobre
su noción. Es otra la ,perseidad que trae consigo la subsisten-
cia. He aquí cómo la la explica Suáréz a continuación del texto
que acabamos de copiar:

«Sumitur ergo hic IJ)er se, ut dicit complementu m quoddam exis-


tentiae substantialis , seu -·modum ex:stendi, quo constituitur id quod
proprie est in se sine adhaesione ad aliud ut ad sustentans, et termi-
nans existentiam naturae» (35).

En 1a Metafísica vuelve a dar, en forma algo _más amplia, ta


misma explicación de la perseidad, al tratar de definir exacta-
mente la función de la subsistencia :

«Alio autem modo sumitur per se, ut dicit talero actuaiem essendi
modum, qui omnino excludat dependent'am et unionem actuálem cum
a:liquo sustentante: et de hoc modo negamus ,esse esentialem existen-
tiae propriae substantialis naturae, quando quidem ablato hoc modo
potest exiatentia naturae conservari ut in Christi humánitate factum
est. Et ideo non ,solum existentia in communi, ut abstrahit ab acd-
dentali, et substantiali, sed etiam existentia substantialis , non includit
actu hunc modum sed a,ptitudinem tantum (loquimur semper de exis-
itentia ,creata, quae ob suam imp·erfectionem hanc habet limitationem ,
nam in increata secus est), atque illa capacitas non esf solum Logica

(33) Cfr. texto correspondien te a la nota 22.


(34) J)c lrw., D. XI, s. III, n. 10.
(35) lb.
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 53

potentia, sed physica et realis, qualis est in re term1nabili respectu


termini ex natura reí distincti. Atque in hoc sensu dicitur existentia
,mbstantialis indifferens ad hunc modum, non indifferentia quasi
neutra .(ut sic dicam) qua talis existentia ex natura sua postulat de-
finite ac detenninate hunc modum, et cum illo habet naturalem con-
:nexionem; sed indifferentia in primis praecisiva, quia in suá essentia
illum non includit, et deinde obedientiali, quia potest de potentia ab-
eoluta illo carere, et ali o opposito affici» •(3 6).

Este texto nos revela ya de una vez, al menos en sus lh1eas


fundamentales, toda la concepción metafísica de Suárez sobre
la subsistencia. Recordemos los elementos que la existencia sus.,
tancial pura incluía: por de pronto, en cuanto existencia, hicluiai
extracausalidad; en cuanto sustancial, rperseidad, pero una per..,
seid.ad potencial o aptitudinal, o, si se ,quiere, exigitiva; no to•
davía actual, física, real. Por esto dic!ha existencia sustancial
quedaba todavía en estado incompleto y aún por ultimar. ¡, Qué
es lo que consigo trae la subsistencia? La subsiswncia trae pre-
cisamente esa perseidad real; hace que la existenciá sustancial
no sólo exigitiva y á¡ptitudinalmente sea per se, sino que lo sea
real y físicamente. En el momento en que la existencia sustan-
cial llega a subsistir, es ya en sí y ipor sí.
Esta explicación sucinta nos patentiza ya las relaciones de
la 1subsistencia con la existencia y con la sustancia.
Fijemos por de pronto la función formal de la subsistencia,
empleando diversas fórmulas suárezianas, positivas y negativas,
ya que con ellas acabará de precisarse el concepto del Eximio
Doctor:

«Ratio per se existenti a e» (3 7).

es una fórmula brevísima y suficiente p:ara concentra1• la idéá


de Suárez. Esta misma expresión 1p,uede desenvolverse en forma
dinámica:
«ratio.·.. qua constituitur aliquid ut in se et per se» (38).

(36) Disp. Met., XXXIV, s. IV, n. 28 ("Vires,· n. 27). Cfr. De


Sm.o. T-rin. Myst., L. IV, c. 11, nn. 1, 3. .
(37) De [ne., XI, .s. IV, n. 5.-El texto está tomado de· una ob•
jeción que Suárez se hace a sí mismo apoyándose en las conclusio-
nes de la sección precedente. Expresa, nor lo tanto, la rnentardad de
Suárez mismo. ·
(38) Dé !ne., XI, s. III, n. 13.
ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

Conviene tener presente fambién otra fórmula, que implica


!Y'a ulteriores precisaciones de la teoría de Suárez, con la ,que
en concreto y 'Particular determiná la peculiaridad física de esta
entidad sustancial:

«subsistentia formaliter magis significát modum ipsü1s esse;¡, (39).

donde se explica la subsistencia como modo.


En forma negativa propónese así dicha determinación modal:

csubsistentia dicit determínatum modum . exístendi per se et sin0


dependentia a sustentante: unde illí op.ponítur ine:iristere, vel inesse,
dicitque determinatum modum inexistendi in alío» (40).

Fijadas así la noción y función formal de la subsistencia,


;pasemos ya a compararla con la de existencia, cual la hemos obs
tenido en la sección primera de este estudio.
Suárez se pregunta si la subsistencia como tal comprende la
existencia en cuanto ya modificada por la pen.'!eidad, o más bien,
única y exclusivamente la modalidad de 1a perseidád sin la exis-
tencia en cuanto fal. Es una pr-egtinta sutil, pero aipta sobrema-
nera para poner en claro con tod~i precisión lo que .cada uno
de estos términos de por sí comprende, lo cual · será de suma
importancia ¡para cuando se haya de aplicarlos a la Santísima
Trinidad. La pregunta se limita únicamente á la subsistencia
cr.:ada. He aquí la respuesta de Suárez:

«si sermo sit de exist~mtia naturae, de qua locuti 'sumus, illa non
includitur formaliter in conceptu subsistentiae, sed praesupponitur et
includitur tanquam additum, ita ut non dicatur -subsistentia es5e exi-
stentiá per se, sed dicatur potius perseitas existentiae, seu modus per se
naturae existentis» (41).

Por ser estos dos conceptos tan afines y tan relacionados, no


pocas veces se detiene Suárez a compararlos, ·ajustando al de-
talle sus notas esenciales y características, que al fin se redu~
cen a que la existencia en cuanto tal no tiéhe otro efecto for-

{39) De Inc., XI, s. IV, n. 7.


{40) Disp. Met., XXXIV, IV, 24 (Vives, n. 23).
{41) lb., n. 29 (Vives, n. 28).
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 55
mal que la extracausalidad de la esencia, mientras que de la
subsistencia -como tal .es dar perseidacl actual y efectiva a la exis-
t..Bncia sustancial (42). Así, la subsistencia es términp último,
modo intrínseco y perfectivo de la existencia.
Aquí entraría, si quisiéramos ampliar este punto, una cues-
tión, quizás de máximo interés J)ára construir la metafísica sua-
reziana y tratada repetidas veces por el Doctor Eximio. Para ,él
es ,evidente que la. naturaleza creada, aun cuando se identifica
con su existencia, necesita de un modo, realmente distinto, para
subsistir. ¿ Y la naturaleza divina en cuanto tal, es decir, en
cuanto la 1pOdemos mentalmente distinguir de las divinas Per-
wnas y considerarla en absoluto, tiene una subsistencia propia
y absoluta, independiente de la subsistencia relativá de las tres
Personas?
Aun cuando la p11egunta ::;obrepasa los alcances de nuestro
<'-Studio, sin embargo, por cuanto la justificación de la afirma-
tiva a ella por Suárez dada, puede contribuir no poco a ilustrar
el punto en que estamos, la ponemos aquí en forma concisa,
sin indagarla con la amplitud con que Suárez lo 'hace en otros
sitios. He aquí cómo se opone Suárez a los que niegan didhw
subsistencia absoluta:

,<Hoc vero non satisfacit, quia perfcctio simpliciter non tantum


identice, sed omnino essentialiter est de ratione entis infinite simp1ici-
ter ... quia si divinitas cum suo esse per essentiam ex vi illius nom intelli-
gitur sufficiens ad existendum in s·e et per se, ergo non inte}ligitur
ut actus omnino perfectus, sed quasi ip. potentia, et indigens ad suum
complementum ulteriori actu, quomodo ergo, ut sic concipi ,potest tan-
quam infinite perfecta? pertinet ergo ad perfectionem ipsius esse per
essentiarn, ut per se •et ex vi su'a perfectissirno modo dt, quia est
abstractissimum et purissimum, abstrahens ah omni potentialita-
te:. (43)

F!n este razonamiento está suponiendo lo que en parecida

(42) Cfr. De !ne., D. VIII, s. IV, n. ,l; D. XI, prooemium; s. III,


n. 1; Disp. Jvlet., XXXIV, s. IV, nn. lG, 24 (V'Íves, n. 23).
(4g) De !ne., D. XI, s. III, n. 17.
56 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

ocasión afirma explícita y formalmente, contraponiéndo lo a opi-


niones de contrarios :

«Ratio, quae me maxime movet, est quia huiusmodi per se exi-


stentiá pertinet ad summam perfectionem intensivam entis, est enim
perfectio simpliciter simplex» (44).

Así queda ya clara la relación entre existencia y subsisten-


cia. Tienen ambas sus funciones propias, las cuales con todo es-
tán coordinadas, en cuanto que la subsistencia supone previa-
mente la existenciü de la naturaleza, existencia que en su mis"
mo orden de extracausalidad y adualidad es completada por la
subsistencia, de la cual es reducir también fuera de potencia y
de causas a la actualidad la exigencia de perseidad, esencial a
toda sustancia. Los ámbitos quedan perfectamente dibujados.
Con no mayor dificultad obtendremos el perfil disáirninati-
vo de subsistencia y naturaleza; entiéndase siempre naturalezá
o esencia sustancial, pues de ella únicamen,te tratamos.
Partamos de nuevo de la suposición, ya fundamentada, de
que hablando de naturalezas creadas no les compete formalmen-
te por sí mismas la perseidad, y que mientr.a& están sin ella:
están toda,vía como en potencia, en estado imperfecto. La fun-
ción de la subsistencia es precisamente dar ese complemento
exigido, pero no satisfecho, por la existencia sustancial; de en-
tre las muchas veces qu,e lo dice Suá1'€z, transcribimos un par
de expresiones, concisas y terminantes:

cSubsistentia est complementum :rnbstantiae» (45).


cSubsistentia pertinet ad complementum reí et substantiae eius,,
(46).

Es decir, que la naturaleza toda entera y en cuanto tal que-


da ya terminada y ultimada por la subsistencia adquiriendo e.l
subsistir en sí:

~Tota natura ... est quae terminatur totali subsistentia et qua;;


subsistit per illam» (47).

(44) De Smo. Trín. Mysi., L. IV, il, n. 3.


{45) De Inc., D. X, s. II, n. 6.
(46) Disp. Met., XXXIV, s. VII, n. 12.
(47) De Inc., D. XVII, s. V.
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 57

Suárez, indudablemente y sin vacilaciones algunas, sosti,ene


que este complemento de la sustancia es una perfección simple
y, en cons'c1Cuencia; debida a la naturaleza de Dios; pero como
no es posible tal complemento sin subsistencia, de ahí que tam~
bién a la naturaleza divina, en cuanto absoluta, haya que atri-
buir una subsistencia propia y también absoluta (48).
Si se quiere especificar más en concreto la mutua relación
entre naturaleza y subsistencia, encontraremos en Suárez toda
la claridad y precisión deseada. Por de pronto, la subsistencia
no es causa formal de la naturaleza; si se entiende con pleno
rigor esta causalidad, puede con todo reducírsela al orden formal:

«Dicimus, subsistentiam reduci quidem posse ad rationem formae,


nam eITT véluti ultimus actus naturae, proprie tamen non esse causam
formalem» (49).

Pocas líneas después precisa exactamente su concf,,pción · de


las relaciones enti,e subsistencia y nah~raleza:

«Recte ergo appellatur hace subsistentia ultimus ac purus termi-


nus naturae, quia ante hunc modum existendi est natura, ut supra
dicebam, quasi in potentia, et indifferentia quadam ut possit in ,se
esse vel alteri unil'i: per hunc autcm modum ita finitur et terminatur
ut amplius indifferens non sit: idque absque causálitate vel informa-
tione, sed per intrinsecam modificationem» (50).

Con estas fórmulas va muy unida otra, la cual, con todo, no


es tan del agrado de Suárez, porque no le satisface decir que
la subsistencia sea acto, que incluiría de algún modo causaiidacl
formal:

«Subsistentia est actus naturae 'substantialis et ultimus» (51).

(48) De ,Smo. Trin. Myst., L. IV, 11, n. 9.


(49) Disp. Met., XXXIV, s. IV, n. 35 (Vives, 11. 34).
(50) lb. Véanse también alg1mas 0tras expresiones: «Subsfaten-
tia egt ultimus terminus existentiae». De lnc., D. XI, s. III, n. 1.
«Nam cum subsistentia sit ultimus t€rminus naturae». Ib., D. VIII,
I!!, I, n. rn. «Subsistentia non est vera forma, sed tántum terminus
naturae». lb., D. XXIV, s. II.
J51) Disp. Met., XXXIV, IV, n. 40 (Vives, n. 39).
ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

Acerca del paralelismo de estos dos modos de eX<presarse, tér·


mino y acto, se ex'l)lica el mismo Suárez:

«Tum etiam propter rationem factam, quod subsistentia non com-


paratur ad naturám ut forma, sed üt purus terminus: ergo nec na·
tura comparatur ad subsistentiám ut materia, vel iproprium sub-
iectum: comparatur ergo ut terminabile ad suum terminum, cum'quo
habet naturalem connexionem necessariam: et late loquendo seu re-
ductive se hahent ut actus et potentia» (52).

Sob1,e esta conexión necesaria entre el término y la natura-


leza terminable habla con mayor fuerza en otra parte; la subsis~
. tenda es un término tal, que por su natudleza es inmutable, y
mayor unidad hace con la existencia sustancial que la figura con
la can ti dad (53).
De cómo se hace esta consumación sustancial de la naturale-
za por medio de la subsistencia se ,hará luz suficieilte con .estas
palabras, las cuales, a la vez, pondrán como en línea, ocupando'
su propio puesto, las funciones formales de la existencia, de la
sustancia y de la .subsistencia:

«Tune igitur existentia naturae substantialis erit complete ter-


minata, quando fuerit affecta modo existen di per se: hic -ergo modus
complet rationem subsistentiae creatae: ille ergo habet propriam ra-
tion-em personalitatis, seu suppositalitatis. Ideoque merito dicitur esse
terminus aut modus naturae ·Secundum esse existentiae, quia secun-
dum esse essentiae, iam natura est omnino completa, neque indiget
alia determinatione, praesertin cui-11 iám supponatur· contracta usque
ad individuationem et singuláritatern: sic igitur concepta secundum·
esse essentiae proxime ac immediate indiget (ut modo concipiendi
nostro loquamur) e¡Cistentia qua fi.at ens actu: postquam vero est es-
sentia in actu, solum indiget modo existendi in se ác per se: hic ergo
est ultimus terminus naturae secundum exist-entiam e1us: et hoc est
propriurn munus suppositalitatis» (54).

Una vez fijado ya y puntualizado el concepto de subsisternciai

(52) Jb., s. VI, n. 23 .


. (53) lb., n. 28.
(54) lb., s. IV, 11. 24 (Vive..s, n. 23). Nótese cómo introduce aquí
Suárez, con función similar, la subsistencia creada y la supositali-
dad. Esta asimilación quedará explicada en lá sección IV d·e . este-
nuestro estudio.
SUBSIST.ENCIA y SUPÓSITO EN suAREZ 59

"tfü sí y en relación con la existencia y con la sustáncia, ·tendría


lugar un ulteriol' desarrollo que estudiara su división en subsis,
tencia completa e incompleta, la cual 111rrojaría todavía luz :abun-
dante para penetrar más en las entrañ:as de la construcción me-
tafísica de Suárez. M,as de nuevo loR límites prefijados nos ve~
dan el paso. Pero no nos lo cierran tan corto que no nos creamos
aun en la posibilidad, y, de pretender ser completos en la justa
medida, también en la necesidad de trasladar aquí uná obser-
vación de Suárez, que podrá alumbrnr quizás 'los fondos meta-
físieos de su sistemática. No añadiremos comentario ninguno;
•el lector mismo podrá tend.er su mirada por las perspectivas que
tal vez se le abran.
Se trata de si la supositalidad
1
creada se debe distinguir o
no necesariamente de la naturaleza. Suárez trata de dilucidar
el problema m,~tafísicamente y a priori:

-.De existentia vero fortasse ratio fa.eta proce<lit iuxta aliam sen-
tentiam, quod existentia sit res addita essentiae. Iuxtá nostram vero
opinionem potest aliter convertí ratio, nam ,probabile est omnem
aubstantiam creatám, aliquam compositíonem substantialem et rea-
lem in re ipsa includere, cum infinite distet .a ·substántiali simplici-
tate Dei; ·sed compositio ,existentiae ,cum essentia non est realis, ne-
que etiam ex genere et differentia, nec superest alía quae in rebus
immaterialibus quantumvis perfectis, locum habere possit; ergo ve-
l'isimile est, hanc esse comnmnem omnihus. Aliter etiam possumuc;
ex proprietate existentiae creaturáe .argumentari: nam licet existen-
tia non sit res <listincta, tamen simpliciter non est de essentia crea-
turae; quia non habét illam ,ex se, sed ab al:o, et cum essentiali de-
pendentia ab illo: si •ergo existentia naturae creátae talis est ut sit
essentialiter dependens a Deo' ut ah efficiente, probabile etiam est
illam ah aliquo pendere tanquam a sustentante, scilicet a rmpposí-
to» (55).

III, SUPOSITALIDAD-INGOMUNICABILIDAD

Hemos necesitado reprimirnos violentamente y cohibir el bro-


te espontáneo de las ideas p,ara que no se nos saltara al cami-
no, a lo largo del estudio que vamos haciendo, un elemento que
4e por sí se merece atención detenida, y hubiera podido en otw

(55) lb., s. III, n. 16 (Vives, n: 14).


60 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

caso entorpecer nuestra marcha. Si subsistenc ia es perseidad


y perseidad ,es ensimisma ción e independe ncia, parece que una.
vez cubiertas las exacciones de la existe~cia sustancial •nada
•quedará ya por hacer, ,pues l_a entidad 'habrá sido del todo ul-
timada, desligada de todas las demás e intransfer ible e inco-
municable en absoluto.
R,estrinjam os de nuevo nuestra intención a la subsistenc ia
sin cialificativos ni determina tivos, pura y nítida, cual de la en-
traña de la especulación metafísica mana. Luego ha de darse
lugar a considerar la partieular izada y especificada en cuanto
subsistenc ia creada.
Suárez, tan aficionado a completar sus estudios enumeron do
todos los casos posibles, también al tratar del elemento de in-
comunicab ilidad en la subsistenc ia o supósito agota la dimem
bmción de la comunicación.
En las fuentes que estamos manejando , dos veces hace tales
enumeraci ons completas de las distiritas co1nunicaciones: una,
en el tratado De lncarnatione, en proporcion es no muy amplias,
110 tanto al menos como en la Metafísica . N"sot.ros combinare -
mos los elementos de ambos tratados, para construir así todo el
esquema de la comunicación.
Existe por de pronto una comunicac ión extrínseca , q~e a su
. vez puede ser ya merament e intenciona l, así en las causas fina-
les, ya real y verdadera ; así en la causa eficiente. Para des1pe-
jar el camino por recorrer, eliminemo s desde :ahora esta co·
municació n extrínseca ; no obsta ni a la noción de subsistenc ia ~i
a la de supósito ,esta posibilidad de ser causa final o causa efi-
ciente y rasí de algún modo comunicar se al efecto. Y pasemos
de seguido a las comunicac iones intrínseca s (56).
Comienza Suárez llamando a esta intrínseca con otro nom-
bre., communicatio f ornialis :

.:Vaco autem formalem, non tántum illam quae est in genere cau-
·.;rae formalis, sed omnem illam in qua res communica t, vel praebet
(56) lb., s. V, n. 54( «Est enim in primis quaedam comnnmica-•
tio extrins-eca intentíonal is... et hoc modo constat su bsistentiam et
suppositum esse communka bilia, dicunt perfectione m aliquam per se
amabilem. Ali4 est communica tio etiam extrinseca, sed rcali~, et
ieffectiva ... et hoc etiam modo clarum est non esse de ratione supposi-
ti ut -sit hoc modo incommuni cabile».
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 61

,a,licui suammet entitatem seu formalitatem, quomo<lo etia.Ul matBria


dicetur intrinsece ac formaliter se communicare composito» (57).

Esta comunicación intrínseca o formal puede también mul-


tiplicarse. La primera manera es tan sólo según razón, la cual
puede de modo conciso definirse:

«Superioris ad inferiorá secundum abstractionem rationis, quae


dici potest communicatio rationis, quia res, quae sic communicari di-
citur, non est vere in re una nec distincta ex natura rei ab inferio-
ribus> (58).

Tal es el caso de los universales, de Las espedes y de los gé-


neros.
Contrapónese a esta comunicación de razón otra real:

«Alia est ergo communicato real:s, qua una res singularis com-
rounicat se il)6am alicui vel aliquibus» (59).

A esta clase de comunicaciones pertenece la del accidente a


su propio sujeto, no considerada por Suárez, pues aquí se trata
únicamente de , entidades sustanciales. Es menester seguir des-
de ahora con esmero y solercia las ulteriores divisiones de esta
comunicación real.
Es posible una comunicáción real de una entidad a otra o a
varias a la vez, y puede todavía realizarse de dos modos:

«Uná per identitatem perfectam, et quasi intimam inclusionem


(ut sic dicam) eiusdem rei quae communicatur, in illa cui communi-
catur. Alia sine identitate, quae necessario esse debet media aliqua
reali unk,ne» (60).

Suárez señala diversas uniones reales de uno u otro género;


IJ}or ejemplo, 1a de la esencia divina a las tres divinas Personas,
la de la materia a la forma, la de la naturaleza a la persona, y
viceversa,

(57) lb.
(58) De /ne., D. XI, s. III, 11. 8.
(59) Jb.
(60) Ib.
62 ,ESTUDI OS ECLgSJÁ STICOS

Antes de compar ar estos tliverso s miembr os de la subdívi~


sión de la comunic abilidad y defini.r en concreto cuál es la co-
municac ión que propia y formalm ente se excluye por la subsis-
tencia• o suposita lidad, reduzcá:moslos a un breve esquem a:
Commun icatio
extrinseca
intention alis
realis
intrúwc w: in qua res commun icat vel ,praebet alicui suammet
entitatem .
rationis: sup.erioris ad inferiora secundu m aibstract ionem
rationia.
realis, qua una res singulár is commun icat se ipsam alicui
ve] aliquibus .
por identitatern perfectam-, ;per quasi intimam inclu·
sionem eiusdem rei quae commun icatur in illa cui
commun icatm.
sine identitat e, media aliqua reali unione.

Hemos dicho ya que tanto en la pel\sona como en la subsis•


tencia cabe la comunic ación extrínse ca. ¿ Qu,é decir de las di-
wrsas formas de la intrínse ca?
Por de pronto, la de 1~azón es incompa tible tanto con la subsis-
tencia como con la suposita lidad. Al fundam entar esta inco-
municab ilidad intrínse ca aparece el g-enio metafísi co y absoluto
de Suárez. Esa incompa tibilidad no es fo1·mal y específica, sino
más bien materia l y común a otras muehas entidad es que sean
singulét res e individu ales:

«Hanc commun icat:onem excludit in primis ,incommunicabilitag


supposit i et subsiste ntiaé, sed non est propria eius, set copunun is cui•
libet rei singular i, nam quaelibe t res •singularis, sive s't natura, sive
supposit um non potest pluribus inferiori bus commun icari. Imo ipsum·
met supposit um, ve! subs:ste ntia in tantum est hoc modo incommu
-
nicabilis , in quantum in re ipsa singular is est, nam ipsa ratio sub-
sistentia e, vel .supposit i, prout abstract e concipi potest, eommun :cá-
bilis est secundum rationem » (61).

Pasemo s a la comunic ación real. Viene en ¡primer lugar la


que se realiza por identific ación perfecta : Aquí intervie ne de-

(61) Disp. Met., XXXIV, s. V, n. 54.


SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ

cisivamente la doctrina sua1eziana de que la naturaleza di~ina


de por sí tiene ya· una subsistencia o perseida.d actua,l absoluta.
Esto supuesto, tenemos el caso de una subsistencia que puede
tener esta comunicación · real:

.:Nam divina natura, licet sit singularis et .essentialiter subsis-


tens, realiter communis est tribus personis realiter distinctis se-
cundum totám suam perfectionem» (62).

En cambio, esta comunicaoión no es posible para la perso-


na, wun para las Personas divinas. De a:quí deduce Suárez una
conclusión de importancia:

«Hinc obiter intelligitur, hanc saltero i.ncomnrnnicabilitatem esse


necessariam ád rationem personae, respectu rerum distinétarum, id
est, ut non · possit hoc modo multis communicari per identitatem:
imo si hoc habeat .et alioqui sit res subsistens, integra et completa,
<erit necessario suppositum, quamvis absolute illa incomunicabilita;;
non sufficiat, nam quaellbet entitas creatá illam habet» (63).

Tenemos ya aquí indicada una 'diferencia entre sÚpositali-


dad y subsistencia, una ~omunicabilidad compatible eon ésta y no
con aquélla. Pero continuemos.
En la comunicación real pueden da1·se dos casos, de los cua-
les el p,riimero es el de la unión simultánea con varias entidades
a la vez. No repugna tal ni a la subsistencia ni a la p;:,rsona. Te-
nemos en hecho de verdad un ejemplo de esto en la Persona y
subsistencia relativa del Verbo, comunieada idénticamente a la
naturaleza divina y, por unión hipostática, a la natunt1eza hu-
mana. Olaro que se trata. de un caso sobrenatural y milagroso,.
pero aun éste sería imposible de existir incompatibilidad me-
tafísica; de tál unión.
Examinemos fina1mente la otra comunicación real:

«Porro praeter communicationem unius rei respectu plurium, po-


test intelligi communicatio unius rei resP'ectu alterius per formalem:
. unionem; ve! coniunct:onem aliquam» (64).

(62) Jb., n. 55.


(63) De /ne., D. XI, ·s. III, n. 8.
(64) Disp. Met., XXXIV, s. V, n. 57.
64 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

Antes de discutir el nuevo caso recordemo s una doctrina sua-


reziana. Suárez admite, como hemos indicado, subsistenc ias com-
pletas e incompletas, según que las existencia s sustancial es de
que se trate sean completas o incompleta s . .A:sí, el alma esp,iri-
tual tiene su subsistenc ia incompleta , como también la tiene la
máteria prima. No nos det,memos a explayai: estos extremos de
la teoría suareziana , porque nos distraeríam os de las líneas esen-
ciales de ella, las cuales son las únicas que por ahora :nos 'inte-
resan.
Esto supuesto: si tomamos la comunicac~ón real sin identi-
dad en bloque, sin distinguir una modalidad de ella concreta y
particular , tal unión es compatible tanto con la supositali dad
como con la subsistenc ia. Porque si la subsistenc ia es :incom-
pleta,. entonces podrá unirse con la comparte para formar una
única completa; si la na tu raleza es completa, podrá unirse con
su prop~a · supositalid ad y subsistenc ia, y ésta, o éstas, con
aquélla.

«Sumendo autem communica bilitatem ut excludit communica tio-


nem in tota luic amplitudin e, non est de ratione suppositi seu rei sub-
sistentis ut sic: nám res subsistens communica ri potest alteri, ut
forma materiae retento suo subsistendi modo, si ita informet ut non
inha·ereat, nec in suo esse pendeat a subiecto, ut de anima rationali
probabilius est; et similiter potest res subsistens communica ri alteri
ut subiectum formae ... Denique hoc modo, si cut natura communica tur
personae, itá persona potest communica ri natura·e, ut in mysterio
Incarnaticn is, persona Verbi communica t, et iuxta probabilem sen-
tentiam posset etiam communica ri pluribus de potentia absoluta:. (65),

Cortando la prolijidad de este razonamie nto, que no puede


ya ser ulteriorme nte (Prolongado sin daño de la claridad y ·niti-
dez, ciñámonos en concreto a determina r con toda precisión lai
incomunic abilidad propísima de la subsistenc ia y de la suposi-
talidad tomadas en sus eonceptos.
Por lo que hace á la subsistenc ia, encontram os a <primera.
vista justificada la siguiente afirmación suareziana :

dncommun icabilitas onmimoda non est de ratione subsisten-


tiae» (66).

(65) De /ne., D. XI, s. III, n. 9.


(66} Ib., n. 21,
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 65
Esto es evidente después de lo .expuesto y no necesita más
comentarios. Sin embargo, alguna incomunicabilidad lleva consi-
go la subsistenc'ia, incluída en la perseidad:

~Atque ita facile constát quid dicendum sit de subsistentiá ipsa in


abstracto sumpta, nam, generatim loquendo, de ratione illius tantum
:est illa incommunicabilitas quae opponitur inhaerentiae, seu ine:xisten-
tiae, in alio sustentante» (67).

Con otra fórmula había expu~sto esta misma función formal


de la subsistencia:

«Subsistentia intrinsec.e ác formaliter includit independentiam a


sustentante» (68).

Así queda definitivamente fijada la noción esencial de la


Bubsistencia con toda precisión.
Si ahora intentamos hacer lo mismo con la supositalidad,
hemos de presuponer que ella _p,rerrequiere, :aunque no en el tiem-
po, una naturaleza completa ·Y subsistente, y, por lo tanto, que
las comunicaciones excluíd:as por la sustancia completa subsis~
tente deben darse previamente. Entonces tendrá lugar lá deter-
minación formal de la incomunicabilidad del supósito. También
en este punto la mente de Suán:iz vió clara y precisamente eI
punto esencial:

«Formaliter autem ac propriissime, et quatenus suppositum est,


est incommunicabile alteri supposito non solum creato, sed etiam di-
vino, ut ab ·eo sustentetur seu terminetur: nam in ratione sua inclu-
<lit quod sit ultimo terminatum: haec ergo 'ncommunicabilitas est
propria suppositi ut suppositum est. Unde etiam divinis et increátis
suppositis convenit, nam l:cet suppositum divinum communicabile sit
creatis naturis, non tam2n ut ab eis terminetur, .sed ut eas terminet,
et quasi in se sustineat» (69).

Sólo una observación debe añadirse para dar el último to-


que: esta absoluta incomunicabilidad a otro supósito debe en-
tertlerse en forma que el su:p,ósito por comunicar, aun después

(6'7) J)fa,p. Met., XXXIV, s. V, n. 61.


(68) Ib.,- n. 41.
(69) Ib., n. 58.
¡;
66 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

de la unión, continúa siendo supósito, pues si al unirse 'ha de


perder la supositalidad, bien cabe entonces la comunicabilidad
de un supósito a otro, para que p-erdiéndose ambos se fo1'1lne
uno total y único:

~Atque ita contingit in praedict0 exemplo, nam, cum aqua uni •


tur aquae, utraque am:ttit áliquem ultimum terminum terminant€m
et complentem rationem totius, seu totalis substantiae, quam .suppo-
situm sig11ificat, et ambae acquirunt communem terminum, in quo
uniuntur p-er modum partium et ideo quae uniuntur, non sunt .sup-
posita, sed potius ut uniantur, des'nunt esse supposita: atque ita
·semper verum est, sup,positum 11t suppositum esse incommunica;bile,
vel (ut ita dicam) inunibile substantialiter alteri suppos:to» (70).

Finalmente, si comparamos la incomunicabilidad propia de la


subsistencia con la de lá supositalidad, encontraremos las si-•
guientes diferencias, que expresaremos con las palabras de Suá-
rez mismo:

«Addo s-ecundo, ut hoc magis explicetur, ad omnem pe,rseitatem


essendi sequi aliquam incommunicabil:tatem, sed non semper eam.
dem aut omnimodam. Divina enim natura ex suo modo essendi per se
quem subsistentiam absolutám appellamus, habet ut nulli alteri per-
sonae a se dístinctae realiter seu actualirer in re ipsa possit com-
municari per modum compositionis aut hypostaticae unionis, et ita
potest símpliciter dici incommun'cabilis alteri, et in hoc conV<!nit
cum qualil¡et persona, tamen non habet ex vi illius modi quod sit in-
communicábilis per identitatem, quod non €st proprie communicari
alteri, sed multis cum quibus est ídem, et in ·hoc differt a persona ut
sic, nec talis .communicatio necessario excluditur per subsistentiam.
ut sic (71).

Esta comparación ha mil·ado a la incomunicabilidad en sí


misma, y se ha encontrado mayor y más absoluta la de 1a per'~
sona que la de la subsistencia. Si además se tiene en cuenta qué.
la subsistencia puede ser incompleta., entonces es todavía más
neta la mayor incomunicabilidad del supósito, y habrá que de-
cir que la incomunicabilidad simplemente es propiedad y gaje
de la suposiblidRd.

{':()\ lb., n. fül.


('í1) ne hw., D. XI, s. III, n. 22.
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 67

Al llegar a este punto de nuestro estudio bien pudiéramos


darlo por terminado. Han quedado ya del todo fijos los concep-
tos que queríamos definir. Con todo, es aún posible hallar en
Suárez elementos que pueden arrojar más luz ,para penetrar en
toda. la entraña de estos conceptos céntricos en la metafísica y
trascendentales aun en la teología.

· IV. SUPOSITALIDAD-SUBSIST ENCIA CREADA

Hemos he0ho notar que tratábamos 'de la subsistencia sin ca~


lificativos y que la· tomábamos cual de la metafísica salía a flor
de tierra. Por eso hemos reduplicado tantas veces los términos.
Ahora queremos añadir un calificativo a la subsistencia para tra-
tar de la creada, y la vamos a comparar a la sup,ositalidad.
En términos expresos, se propone la definición de la subsis-
tencia creada :

«Ex: dictis... colligi potest definitio, seu descriptio subsistentiae


creatae, <lf• qua sola nunc agimus, videlicet, esse modum substantia-
lem ultimo terminantem substantialem naturam, constituentemque
.rem per ,;:e subs'stentem, et incommunicabifom.»

No se le escapa a Suárez el alcance de la última nota puesta


en la <lefinición, e imnediatamente: añade:

.:Cuim; descriptionis omnes partes declaratae a nobis sunt, pra€-


ter ultimam de incommunicabilitate. quamquam enim haec non sit
d·e ratione subsistentiae ut sic, nam in Deo reper:tur subsistentia
communicabilis: est tamen de ratione subsistenti,ae creatae propter
limltationem eius ut in superioribus táctum est. Ac propterea ómnis
subsistentia creata est suppositalitas vel personalitas, d.c, cuius ra-
tione est incommunicabilitas sine ulla controversia» (72).

Es decir, Suárez !mee aquí una identificación formal entre


subsistencia creada en cuanto creada y supositalidad, suponien-
do que ,por ser creada la subsistencia logr::i. aque'l grado de in-
comunicabilidad pro¡,io ele la su·positaliclact. N0 se le oculta a

(72) Disp. Met., XXXIV, s. V, n. 1.


68 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

Suárez que al concretar la noción de subsistencia en creada se


le ábre un portillo de comunicación que debiera estar herméti-
r·amente cenado, Véase cómo propone él mismo la dificultad:

«Subsi_stentia ergo creáta, quae suppositum semper constituit, in-


commu:qicabilis etiam esse debet: nam si ipsa commun'cabilis ·esset,
quomodo posset rem incommunicabilern reddere, Haec autem incommu-
nicabilitas videtur repugnare cum his, quae diximus de compos·tione
subsistentiae,, et de unione unius subsistentiae cum aliá, quia omnis
compositio fit• per quandam communicationem: oportet ergo verum
sensum huius incommunicabilitatis aperire» (73).

Para resólver esta dificultad y poner dé manifiesto la plena,


incomunicabilidad que la condición de criaturá añade a la subsis-
tencia, recorramos brevemente el esquema ,de comunicaciones án-
teriormente fijádo. Pero obsérvese que de nuevo comparamos
:formalmente los conceptos y que, por consiguiente, es necesario
tener ante los ojos la omnipotencia divina, pues si con ella es
posib 1e una comunicación excluídá en el orden /p,uramente na--
tura!, querrá ello decir que no 'J)rovenía tal exclusión metafísi-
camente de la esencia misma, pues las incompatibilidades de ese
género son absolutas e insuperables.
Por de pronto, cuándo se trata ahora de comparar subsisten-
cia con surpositalidád, se trata de una· subsistencia singular, con
lo que queda eliminada la comunicabilidad del universal, que
Suárez llamába de razón; y además se trata de uná subsisten-
cia completa, con lo que también desde un principio queda eli-
minada la comunicación real de hi parte a la comparte, de la
parte al todo. Por eso Suárez dice claramente:

«In creaturis autem... si res subsist·ens sit etiam completa est


omnino incommunicabilis ac suppositum» (7 4).

Entre 1as comunicaciones reales venía en rp,rimer lugar la de


una entidad a varias "per identitatem perfectam". La noción
general de subsistencia no la excluía, pero la excluye formal-
mente la finitud y limitación que consigo trae la subsistencia

(n) Ib., n. 53.


('74) Jb., n. 60.
SUBSISTENCIA Y SUJ?ÓSITO EN SUÁREZ 69

creada. La comunicabil idad propia de la subsistencia divina pro-,


venía no de imperfección alguna,

«sed propter suam infinitatem, ratione cuius communicatu r mnl-


tis suppositis ineffabili qnodam modo, per summam identitatem et
s_implicitatem» (75).

¿ Cómo es que, por lo tanto, la finitud de la criatura impide


esa comunicabilid;frd? Porque también puede impedirse sin ella:
las Personas divinas tienen su subsistencia propi.a, y, sin em-
1

bargo, siendo también infinita, es con todo absolutamen te in-


comunicable, como que es Persona, y Persona en el alcance más
profundo y perfecto de la palabra. Suárez responde sin dificul-
tad. La subsistencia de las Personas divinas, no la absoluta y
propia de la naturaleza divina, es relativa, y por serlo incluye
opostción mutua de las tres 'Subsistencia s entre sí, pues res-
pecto .de otras subsistencias. o naturalezas inferiores les es in-
comunicable por su ·propia eminencia é infinitud, que les impi-
de identificarse con criatura alguna.
Por una razón del todo opuesta, la subsistencia creada viene
a tener esa misma incomunicab ilidad:

«Quod etiam •est éertissimum, et ratio eius est limitátio · entitatis


finitae et creatae, quae non potest una vere ac realiter existens cum
multis realiter distinctis, ·et cum singulis realiter identificari, absque
ulla: distinct:one actuali, quam in Te ipsa cum illis habeat; si áutem
uni rei tantum hoc modo identificaretu r, illa non esset propria com-
municatio, sed adaequata identitas» '(7 6).

Con esta incomunicab ilidad queda ya resuelta lá diferencia


mayor entre supósito y subsistencia , según la hemos encontra-
do en la te11cera parte de este estudio. Nótese de paso que de
hecho sólo en ta subsistencia absoluta de la natural,eza dívlina
hemos encontrado esta comunicabil idad por identidad perfecta,
pues está eliminada de todas las demás subsistencia s, creadas o
increadas, wunque por razones distintas y aun opuestas.
Continuemo s el examen. Toca su vez a la comuni-cación real.

(75) lb.
(76)
1
De Inc., D. XI, s. III, n. 8.
70 ESTUDIOS ECLESJÁSTICOS

sin identidad por 1medio de unión. El µ1imer caso atiendie .a la


unión simultánea a muchos.
Tomado el caso en el orden puramente natural, Suáre:i no
necesita discutirlo:

«Alia vero communicatio realis unius et eiusdem reí sing·ularis


respectu plurium et distinctarum, non per identitatem, sed per unio-
nem tantum, naturaliter saltem loquendo, repugnat supposito et sub-
sistentiae creatae; unde hoc sensu etiam incommuni-cabilitas tali com-
municatíoni opposita, est de ratione illius» (77).
'
Pero no puede bastarnos, como lo hemos ya advertido, ex-
cluír :esta unión restringida al orden puramente natural: que-
remos deducir consecu'encias absolutas, valederas en el orden me-
tafísico. Por lo tanto, debemos mirar no menos al orden posible
a la· omnipotencia divina, incluyendo aún una intervención mi-
lagrosa. Suárez examina el asunto con detención. Hay que dis-
tinguir dos casos distintos: el primero pregunta de la posibili-
dad de unión con varios supósitos a la cvez. La respuesta es cla-
ra: es imposible en absoluto qwe una subsistencia creada pue-
da unirse con varios supósitos á la vez. Pero planteado el caso
respecto de la unibilidad simultánea con varias naturalezas, s.iem-
pre en el supuesto de una intervención divina, Suárez no resJ
ponde tan ci:itegóricamente. Con todo, cree que también esta
unión es imposible. La razón es la siguiente:

«Imo iuxtá probabilem opi11io11em Theologorum, etiam super11atu-


raliter seu per divinam pote11t:am, om11is subsiste11tia creata est i11-
communicabilis, 11011 solum pluribus suppositis, quod i11dubitatum ·est,
sed etiam pluribus naturis: subsiste11tia e11im crea ta ita est alligata
(ut sic dicam) propriae naturáe quam termi11at, ut 11ulli alteri com-
municari possit, quod aliis verbis dici solet, suppositum creatum ita
ie'Sse imperfectum, ut non possit alienam naturam assumere aut ter-
minare.»

Pa1•ece que ya no había más que QJ,reg~ntar. Suárez, espe~


cialista en agotar las cuestiones hasta en sus últimos detalles,
encuentra algo por examinar todavía. Suponiendo esa incomu-
nicabilidad natural y sobrenatural de que estamos hablando,

·(77) Disp. Met., XXXIV, s. V, 11. 56.


SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 71

¿ cuál e.s su última raíz? Suárez responde por partes, 'I)€l"O dere-
cha y terminantemente:

«Unde fit hanc incommunicabilitatem absolute sumptam [recuér-


dese que hablamos de la unión de la subsistencia creada con varias
naturalezas] non esse de ratione suppositi ut sic, sed de ratione
suppositi creati. Imo in ·ipsomet supposito creato non oritur ex aliqua
eonditione ad rationem suppositi pertinente, nam aliis etiam rebus
convenit qua:e non sunt supposita... Quod ergo subsistentia crea ta
non '.Possit naturaliter communicari pluribus rebus, seu naturis, ex
eo. provenit quod limitata est et finita: ex eadem en:m radice si milis
incommunicabilitas reperitur in omnibus exemplis adductis, et in
aliis rebus aut modis similibus. Quod vero diam supernaturaliter
eadem subsistentia creata incommunicabilis sit multis naturis, etiam
existimatur provenire ex limitatione eius, sed qi::ia haec communis
:ratio non sufficit, ut opinor, addendum est id oriri ex propria im-
perfectione subsistentiae creatae, scilicet, quia solum est modus na-
tm·ae quam terminat, et non Tes omnino ab illa distincta. Est enim
intrinsecum hui e modo ut sol.am illam rem afficere possit quam mo ·.
di:ficat, quia in sU:o modo afficiendi dicit quandam identitatem cum
re quam afficit. Unde hoc non est proprium subs'stentiae, sed com-
mune omnibus modis, tam substantialibus, quam accidentalibus» (78).

Por lo que hace a la comunicación por unión real de la


subsistencia, no ya con mUC'has, sino con una entidad, es fácil
responder a la cuestión., No entra en discusión la comunica:bi-
lidad de una parte a otra párte sustancial, ;¡:lU'es tratamos de,
sola la subsistelliCia completa. Por lo que hace a los accidentes,
advierte Suár-ez qU'e. no es J)ropfamente en la subsistenciá don-
de ellos se reciben, sino en la naturateza (79). Y, finalmente, es
claro que en la subsistencia creada se da la unibilidad con su
propia naturaleza, la cual no obsta a la incomunicabilidad pro-
pÜi. de la supositalidad.
Sintoetizando todos estos resultados, tenemos que la subsis-

(78) Ib.
(79) lb., n. 58: «Unde suppositum creatum ut tale est, omnino
est incommunicabile, quia neque ulterius determinari potest, aut
quasi contrahi, vel modificari in genere substantiae, et quamvis acci-
dentia recipiat, qu'bus communicari videtur, non tamen recipit iHa
secundum -subsistentiam suam, sed secundum naturam, cuiua signum
est, quia ablata subsistentia, éadem aecidentia manent, praeterquam
quod haec communicatio accidentium est in alio geneTe, et valde 4ilX-
trinseca».
72 ESTÚDIOS ECLESIÁSTICOS

tencia creada singular y ,completa, tomada formalmente y re-


duplicando todos estos elementos, es ,en su mismo concepto una
ptropia supositalidad, porque tiene ya toda la incomunicabilidad
constitutiva· de ella. Suárez resume brevemente .todo el anáiisis
razonado que siguiéndole nosotros hemos h•ed10:

«Quarto suppono, in rebus creatis per eundem omnino terminum


,seu modum positivum substantialis naturae constitui rem per ¡,e
existentem, et omnino incommunicabilem, et consequenter personam
vel suppositum. Itaque illá ratio per se essendi est etiam ratio incom-
municabiliter existendi, nec in re haec distinguuntur in tali modo seu
termino, etiam si ratione a nobis praescindantur. Ratio autem est,
quia ille terminus, ut est ratio per se essendi, confert incommunica-
bilitatem ad alterum ut ad hypostasim, seu tern_µnum hypostaticáe
unionis; et quoniam alias t-erminus ille creatus esse supponitur et
finitus, est etiam intrinsece incommunicabilis aliquibus per identita-
tem cum illis, et ita habet omnem incommunicabilitatem, quae ad rá:-
tionem suppositi necesaria est; et ideo in rebus creatis illemet ter-
minus naturae, qui constituit rem subsistentem, seu per se existen -
tem, constituit etiam suppositum ve! personam, estque subsistentia
et suppositalitas seu personalitas» (80).

CONCLUSION

Cerniendo cuanto con razonamientos más o menos largos 'he-


mos expuesto, para cosechar finalmente lo qu•e pudiera presen-•

(80) D,e !ne., D. XI, s. III, n. 11. Hacia el fin de la secc10n V


de la Dfap. Met., XXXIV, a la que tantas veces vamos aludiendo, hac,;
Suárez una síntesis de ,estas mismas doctrinas, bajo otra forma.
Puede completar nuestra exposición, y tál vez aclararla y precisarla
más, pu·es la mira desde otro punto de vista: «Loquendo vero in
particulari de subsistentia completa, quae in rebus creatis semper
est suppoaitalitas, ve! personal'tas, illa potest dici aliquo modo com -
.municabilis ut quod, incommunicabilis vero ut quo, si Metaphysicorum
more loquamur: illa enim quatenus est actus quidem naturae, cui
adiungitm·, communicatur illi, et hoc sensu dicitur ,communicabilis ut
quod, con,,tituit tamen rem omnino incommunicabilem, tum •Per mo-
dum formae inhaerentis quatenus subsistentia est, tum etiam per
modum purtis quatenus completa est: et hoc modo dicitur incom•
mun'cabil:s ut quo. Unde consequenter habet ut etiam ut quod, sit in,
communicabilis caeteris rebus, pr,aeterquam suáe propriae naturae;
et ut illi ftia:m non sit communicabilis per inhaerentiam, sed pér 111•
timam quandam modificationem et ident:tatem. Duobus praeterea
modis intelligi potest subsistentiam creatam, et completam esse in-
SUBSISTENCIA Y SUPÓSITO EN SUÁREZ 73

tar alguna novedad, obtendremos precisados y puntÚalizados con


justeza tres conceptos.
Primeramente, el conceipto de sustancia. Suele. darse como de,
finidón de ella "ens per se stáns". Según las especulaciones· de
Suárez, podrá todavía afinarse más •en esa definición, hasta que
obtengamos su último elemento constitutivo y su primer dis-
criminativo de cuanto sustancial no sea. Para Suárez báStá .v
se requiere para ello : ens exigens ~sse per se.
Lograda esta definición, fílcil es llegar a depurar la de subsis-
tencia.. La subsistencia es una entidad d'e orden existencial, cuya
función es actuar esa exigencia que constituye la sustanciali-1
dad. La subsistencia podrá ser definida per&eitas existentiae, o
modus per se naturae existentis, o modus existendi per se, más
bien que existentia per se. Esta perseidad es simplemente per-
fección, que en consecuencia debe ser atribuída también á Dios,
a su naturaleza absoluta. Por lo tanto, como cualquier otro atri~
btlto absoluto, es comunicable a fas tres divinas Personas por
identidad perfectísima. Así, no es de la noción de subsistencia
una incomunicabilidad absoluta.
_En cambio, la noción de supósito incluye incomunicabilidad.
Si se quiere obtener lá máxima precisión en este concepto, del
supósito es aquella incomunica:bilidad que excluye uniión a otro
como a sustentante o término suyo.
Comparadas la_ noción de subsistencia y Iá de suposita1idad,
a ésta pertenece mayor y más p'erfecta incomunicabilidad. Si

communicabilem ut quo, seu (quod ídem est) esse rátionem constituen-


tem rem incommunicabi!em. Primo resJ:)ectu ipsius constituti per ips-am
ut sic; et hoc est certissimul:n, quia illud constitutum est suppositum,
quod ut tale est, omnino est incommunicabíle ut declaravimus. Se··
cundo respectu naturae quam terminat, id est, quod non solum sup-
positum ipsum, sed et:am naturam se1nel ter,,1inatam, reddat incom-
municabilem alteri supposito, seu incápacem alterius subsistentiae.
Et hoc quidem, si solum secundum naturae leges, et capacitatem na-
turalem il:telligatur, est certissimum, et per se notum. Si autem in
ord'ne etiam ad divína,m potentiam, rss est íncerta, quamvis · proba-
bile sit, hoc etiiam modo reddi prorsus incommunicabilem náturam
-creatam, propria subsístentia tenninatam ... De subsistentía deníque
incompleta dícendum est, constítuere rem incommunicab'lem per m~
dum inhaerentís, non tamen per modum partís; nam hoc ipso quod
i,ncompleta est, potest esse pars; et ideo íllí non repugnat communi-
catio per modum partis, ut sátis ex superioribus constat».. Dis_p. Met.,
XXXIV, s, V, n. 61.
74 ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

la noeión de subsistencia s,e restringe, concretándola en singu-


lar, completa ;s creada, entoruces vienen a identificarse formal.,
mente las nociones de subsistencia y la de supósito, tomando a
ambáS en el orden creado. Pues con la finitud propia de la :cria
tura se cierra aquella posibilidad de comunicación que en la
subsistencia pura quedaba abi<erta.
De querer agotar la materia de nuestro estudio, debería con-
tinuar aquí una valoración crítica de esta esl)'eculación suarezia-
na. Pero ella está en función de elementos que no quer'emos con-
siderar. A saber: sería necesario un estudio de las fuentes en
· que Suárez se ha inspirado, para así ·determinar las innovacio-
nes por él introducidas y justipreciarlas. Ello llevaría consigo.
un estudio detallado de esas fuentes históricrrn, especialmente
de las teológicas. Y a propósito de la teología, sería meneste1·
ceder a ella ,la palabra para obtener el último fallo, pues en es-
tás especulaciones juega papel importantísimo la teología tri-
nitaria.
Mirada esta exposidón simplemente desde el punto de vista
metafísico, no es dificultoso advertir su dependencia casi total
de las nociones fundamental·es de existencia y sustancia, y que,
éstas supuestas, Suárez es perfectamente lógico en las conse-
cu'encias que deduce, a nuestro ver, de gran alcance para su sis-
tema metafísico. Si el lector nos tolera la audacia de expresar
nuestro juicio en materias en que sólo nombres autorizados son
llamados a dar su fallo, nos animaremos a decirle que el punto
de partida suareziano .es sólido y bi'en razonado metafísic,a-
mentl!.
De todos modos, sí nos será permitido llamar' de nuevo la
atención de nu~stros 1-ectores sobre la fuerza es'Peculativa de
Suárez: es amplio al examinar todas las posibilidades 'que en
el caµi'])O metafísico se le abren y es profundo al ahondar en
ellas hasta conseguir extraer limpias y puráS de toda eseoria
las esencias de los s·eres. De un ingenio así bien han podido bro-
tar sus celebérrimas Disp1dationes MeW!physiooe.

J. lTURRIOZ, S. J.

Fctcultad Filos,ó fioa de Ofí,a (Burgos).

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