Vega, Tenutto, Carreras, Cortés y Marzioli - Microclases Como Estrategia de Formación de Doncentes en El Área de Las Relaciones Del Trabajo
Vega, Tenutto, Carreras, Cortés y Marzioli - Microclases Como Estrategia de Formación de Doncentes en El Área de Las Relaciones Del Trabajo
Vega, Tenutto, Carreras, Cortés y Marzioli - Microclases Como Estrategia de Formación de Doncentes en El Área de Las Relaciones Del Trabajo
Nos estamos refiriendo a que este marco o encuadre teórico-ideológico, que expresamente
transmite esta cátedra, es el que se pretende observar y analizar en las clases que desarrollaron
los estudiantes futuros docentes como parte de su “residencia pedagógica”. También corresponde
destacar que adherimos a la idea de que la docencia como profesión debe ser “experimentada”
bajo la óptica no solo de la ética de la responsabilidad sino también de la convicción. Y es desde
esta perspectiva que, sin desconocer los aspectos metodológico-instrumentales inherentes a la
tarea docente, apostamos a construir fuertemente en estos estudiantes el alcance sociopolítico del
rol docente. El equipo de trabajo está formado por licenciados y profesores en ciencias de la
educación, en psicología y en relaciones del trabajo.
Pavlosky (1971) plantea que “El psicodrama es otra manera de “estar”, de compartir, de
dirigirse a los otros, de pensarse uno mismo. Es la participación del cuerpo en la comunicación lo
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que cambia el tipo de mensaje, y al mismo tiempo que el “otro” cobra más realidad, entran más
elementos en escena.
La definición pavloskiana de Psicodrama se ajusta a la práctica docente en una microclase,
pero es observable y se ajusta a una clase real, sin que ello involucre una relación psicoterapéutica
del grupo. En los distintos momentos del desarrollo de ambas se pueden encontrar los distintos
tipos de dramatización que el autor propone, sin hacer un análisis psicoterapéutico y sin hipótesis
previas al colocar a los residentes en el lugar del como si, aparecen sus temores que quedan
objetivados en la escena de la microclase. En el cierre de la experiencia los alumnos son invitados
a comentar sus vivencias (al igual que en sesión terapéutica) con el objetivo de recuperar lo valioso
y analizar las debilidades.
Este tipo de dramatización permite la “catarsis”, el grupo se comporta como una clase donde
cada cual juega su juego y es muy interesante observar cómo los distintos miembros del grupo
encarnan al estudiante tan temido en su futura clase, en forma de divertimento.
Se valoran una serie de elementos que ayudan al profesor analizar y reflexionar sobre los
procesos de aprendizaje y estimar en qué medida esa enseñanza facilita la adquisición integrada
de tres dimensiones: cognitiva (conocer), la ética (responsabilidad moral) y la técnica (capacidad de
hacer).
La puesta en acto de los miedos, las ansiedades, las potencialidades observadas desde
estas dimensiones, en las microclases, nos permite tanto a estudiantes como docentes: explorar,
describir, expresar, reelaborar, interpretar y retroalimentar la práctica para su análisis en grupo e
individualmente, de manera tal que les permitirá la búsqueda de sus mejores habilidades y el
desarrollo de métodos de enseñanza y técnicas pedagógicas.
Nos comenta un residente luego de una práctica:
“A partir de esta clase y aprendiendo de ella, reflexionaré con respecto a mis clases,
utilizando diversas estrategias interactivas para dar un tema determinado, las cuáles me permitirían
tener un mayor número de alumnos interactuando (formulando preguntas, debatiendo maneras de
ver el tema, etc.). Las mismas deberían vincularse con la realidad cotidiana no sólo de la escuela
sino también del alumno, en las cuáles puedan observarse situaciones que los estudiantes crean
relevantes en el tema. Por último, menciono el aporte significativo que nos brinda no sólo la
tecnología (en la cual los alumnos son especialistas junto al manejo de la Internet) sino también el
uso de los mapas conceptuales (o mentales) que permitirían desarrollar en los estudiantes un
aprendizaje significativo que los ayudaría en el arduo y largo camino recorrido y por recorrer del
sistema educativo escolar.”(sic)
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“Hubo un momento de la clase en que el profesor indagaba sobre el tema a los alumnos, y ellos no
contestaban a esas preguntas. A partir de ello me pregunté si el docente cambió la estrategia de
enseñanza ante esta situación, en donde el clima de la clase se tornaba silencioso y tenso porque
nadie respondía a las preguntas.”…… “En estos momentos en que él repreguntaba pude reflexionar
sobre la manera en la que nos debemos dirigir al grupo, a veces preguntar de manera fuerte puede
resultar chocante y más si es lo primero que hacemos cuando llegamos. Esto también me hace
tomar conciencia de que es bueno primero poder conocer al grupo, y aun si no lo conociéramos,
una actividad como una tormenta de ideas o una exposición dialogada permitiría de a poco ir
generando la participación del grupo.”
A partir de estas apreciaciones es que se puede inferir que no se vio a la microclase “como
si” estuvieran dando clases en una escuela de enseñanza media. Las dramatizaciones fueron tan
reales, tan vivenciales, que era como si estuviesen dando clase. Y este es un valor de la
experiencia muy importante para destacar. La estrategia les permitió “jugar en serio”
posición que cada uno tiene sobre los grupos, para así visibilizar en qué medida cada uno se halla
colocado en el lugar del coordinador-oráculo, sin saberlo ni quererlo. “Tener con quien hablar
significa contar con alguien que me sepa escuchar. Y que me sepa escuchar es un presupuesto
que preside el diálogo sin estar de antemano asegurado.” (Percia: 1997: 21)
Por lo expuesto, creemos que las microclases en la enseñanza de la docencia, permite
contribuir tanto al auto-conocimiento de sus fortalezas y debilidades así como también de sus
posibilidades de cambio en el desempeño frente a grupos. Se trata de una propuesta que procura
incentivar el trabajo cooperativo al compartir sus experiencias y dificultades, y, al hacerlo trasmitir
también el compromiso con el “otro” (alumnos) en esto de la enseñanza y el aprendizaje.
BIBLIOGRAFÍA
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Dispositivos y estrategias. Buenos Aires: Paidós
De Brassi, J. C. (1986): “Elucidaciones sobre el E.C.R.O”. En Lo Grupal 4. Buenos Aires:
Búsqueda.
Devalle de Rendo, A. y Vega, V (2004) La diversidad en la docencia. El modelo del rizoma.
Buenos Aires: Troquel
Foucault, M.(1998) Hermenéutica del sujeto. Buenos Aires: Altamira.
Galeano, E. (1999) El libro de los abrazos. Buenos Aires: Ediciones la Cueva.
McLaren, P.(1995) Pedagogía crítica y cultura depredadora. Buenos Aires: Paidós.
Pavlosky, E; Martínez Bouquet, C; Moccio Fidel. (1971) Psicodrama. Cuándo y por qué
dramatizar” Buenos Aires. Ayllu
Percia, M.(1997) Una subjetividad que se inventa. Buenos Aires: Lugar Editorial.
Tenutto, M. (2001) Herramientas de evaluación en el aula. Buenos Aires: Magisterio del Río
de la Plata.
Tenutto, M. & Milani.M. J (2012) Orientaciones para la enseñanza de la psicología.
Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. Secretaría de Estado de Educación.
Subsecretaría de Estado de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa. Disponible en:
http://www.igualdadycalidadcba.gov.ar/SIPEC-CBA/documentos/psicologia.pdf.
Vega V. (coord.)(2015) Hacia la construcción de una Didáctica de las Relaciones del Trabajo
Capítulo 6. Microclases “La dramatización en la formación docente”: Liliana Carreras, Margarita
Cortés e Isabel Marzioli. Buenos Aires: Lugar Editorial S.A.