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1. FUNDACIÓN DE AE
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(3) Véase Luis MARÍA ANSÓN: Acción Española, Ed. Círculo, Zaragoza, 1960,
págs. 40 y sigs.
(4) Véase RAYMOND CARR: España 1808-1939, Ariel, Barcelona, 1969, págs. 590-591.
(5) Véase EUGÉNE WEBER: L'Action francaise, pág. 49.
(6) Véase VEGAS LATAPIÉ: Escritos políticos, Ed. Cultura Española, Madrid, 1940,
pág. 12.
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(13) Véase PEMARTÍN: Antología de AE, núm. 89, 1937, pág. 411, editado en
Burgos. Aunque lleva formalmente el número 89 se trata, en realidad, de una antología
de la revista, precedida de un amplio estudio más o menos sistemático.
(14) Véase VEGAS LATAPIÉ: «La causa del mal», en AE, 85 (1936), pág. 425.
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tonio Primo de Rivera estaban casi todos ellos dentro de AE, en gran parte
por haber sido colaboradores de su padre. Sea por cuestión de «imagen»
en los jóvenes fascistas o por cuestión institucional en los católicos conserva-
dores, lo cierto es que muchos sectores —especialmente estos últimos— se
sitúan al margen de esta aventura intelcctual-política-conspiratoria. AE, en
definitiva, quiere servir de plataforma doctrinal o, como le gustaba definirse,
siguiendo a Barres, de un «laboratorio» de las derechas. Sáinz Rodríguez, en
efecto, explícitamente afirmaba: «...sabéis todos que Acción Española no
es un partido político, que queremos y hemos logrado que sea un laboratorio
doctrinal, de ideas nacionales, que son el común denominador de lo que
equivocadamente se suele llamar las derechas españolas» (15).
Plataforma o «laboratorio» doctrinal y no partido político que pretende
aunar esfuerzos y, sobre todo, crear la nueva ideología, ya no liberal, es
decir, instalar una monarquía tradicional que forzosamente tendría que ser
autoritaria. Sáinz Rodríguez, uno de los hombres de más inteligencia y
erudición del grupo, al hablar de las tres grandes negaciones que constituyen
la base doctrinal de AE —antiparlamentarismo, antiliberalismo, antipartidis-
mo— concluye así: «... Pues si estas tres negaciones son un ansia total del
alma española, cuando os pongáis a construir la doctrina que está delimita-
da por estas tres negaciones, veréis cómo fatalmente venís a construir una
doctrina de tipo nacional, de tipo autoritario, de tipo monárquico en su-
ma» (16).
Maeztu, Quintanar y Calvo Sotelo coincidirán también en esta misión
nacionalista de AE. Calvo Sotelo, uno de los últimos en conocer y aceptar
la doctrina francesa contrarrevolucionaria, constatará, sin embargo, esta iden-
tificación de objetivos. En un discurso recogido en AE se expresará así:
«Está haciendo Acción Española lo que hicieron la mayor parte de los in-
telectuales franceses en 1870. Después de la Commune un grupo enormísimo
de intelectuales, entre los cuales estaban Renán, Taine, Anatole France y
otros, se rebelaron abiertamente contra el significado de aquel movimiento
revolucionario y hubo en ellos adhesión a los principios monárquicos. Y es
que había sencillamente un sentido de buen gusto (sic), había un sentido de
dignidad humana. Aquellos hombres, cultivadores de la inteligencia, no que-
rían rendirse de ninguna manera ante la muchedumbre, no querían poner
a los pies de las masas el mérito y la inteligencia» (17).
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4. SIMPATIZANTES Y COLABORADORES
(35) Entre los «100 grandes del capitalismo español». Ministro y embajador con
Franco. Cfr. S. ROLDAN y otros, op. cit., pág. 400.
(36) Entre los «100 grandes del capitalismo español». Cfr. S. ROLDAN y otros,
op. cit., pág. 405. Lucas María Oriol será presidente del Consejo de Estado y ministro
de Justicia con Franco.
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Sin perjuicio de que más adelante se estudien los tres grandes supuestos
ideológicos de AE —monarquía, catolicismo, corporativismo— en donde
lógicamente me referiré a las fuentes doctrinales de nuestros contrarrevolu-
cionarios, conviene aquí señalar, aunque sea someramente, los maestros y
antimaestros que sirven de punto de partida a. AE y que están presentes,
como apoyo y como pretexto, en las páginas de la revista.
Tres son los grandes maestros que AE considera como tales y que cons-
tituyen la especificidad contrarrevolucionaria española: Balmes, Menéndez
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(62) Véase CARLOS FERNÁNDEZ CUENCA: «El profesor Ortega se pregunta ¿qué
pasa en el mundo?», en AE, 31 (1933), pág. 96.
(63) Así, P. BRUNO IBEAS: «La filosofía de Ortega y Gasset», en AE, 74 (1935),
pág. 6.
(64) Véase ARAQUISTAIN en relación con la crítica a Ortega.
(65) Véase J. REINA: «La rebelión de las masas», en AE, 30 (1933), págs. 590 y
también del mismo autor en AE, 34 (1933), pág. 462.
(66) Véase VÁZQUEZ DE MELLA: «La política internacional de España», en AE,
79 (1935), pág. 492.
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(67) Véase MIGUEL HERRERO (comentario crítico) en AE, 1 (1931), págs. 106-107.
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