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FACULTAD DE EDUCACIÓN DE PALENCIA

UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

ADOLESCENCIA Y SEXUALIDAD:
resolviendo el conflicto NATURA-CULTURA

TRABAJO FIN DE GRADO


EDUCACIÓN SOCIAL

AUTOR: MARIO GARCÍA AGUDO

TUTORA: CARLOS MARTÍN BRAVO

Palencia, Junio 2014.

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INDICE
1. LA ADOLESCENCIA 5
1.1 Cambios Físicos y Fisiológicos 7
1.1.1 La pubertad 8
1.1.2 El desarrollo cerebral 14
1.2 Desarrollo de la personalidad en la adolescencia 17
2. SEXUALIDAD Y ADOLESCENCIA 19
2.1. Desarrollo psicoafectivo 19
2.2. Sexualidad y cultura 22
2.2.1. Identidad sexual – Identidad de género 25
2.2.2. La familia en la adolescencia 26
2.2.3. El grupo de iguales 27
2.2.4. La escuela 28
2.2.5. Las tecnologías de la información y comunicación 29
2.2.6. La moral sexual 29
ABORDAJE AFECTIVO SEXUAL EN CENTROS
3. 31
EDUCATIVOS
3.1. Perspectiva metodológica 31
Formación para referentes adultos sobre el desarrollo afectivo
3.2. 32
sexual
3.2.1. Objetivos 33
3.2.2. Contenidos 34
3.3. Taller afectivo sexual para adolescentes 35
3.3.1. Objetivos 36
3.3.2. Contenidos 37
3.4. Metodología 38
3.5. Evaluación 38
3.5.1. Indicadores de evaluación 39
4. CONCLUSIONES 40
REFERENCIAS

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1.- ADOLESCENCIA

Existe una extensa bibliografía sobre la adolescencia y los fenómenos que suceden en ella al interior
del individuo y en la sociedad. En ella vemos como diferentes conceptos sobre la misma aparecen
en función tanto de la disciplina científica como del momento histórico desde el que se aborde.
Tal como comenta la Alonso (2005) la adolescencia, al igual que la niñez, es un periodo evolutivo
que ha sufrido cambios en su grado de “visibilidad” social a través de la historia y de las culturas. Al
abordar un estudio sobre este momento del ciclo vital de la persona sería necesario que no
olvidásemos su contextualización tanto histórica como cultural, así como diferenciar y aclarar los
términos que en esta etapa se dan cita, tales como adolescencia, pubertad, infancia, juventud,…
En nuestra cultura occidental, aunque la pubertad -entendida como ese conjunto de cambios físicos
que denotan la madurez física de un individuo adulto- ha existido siempre, el individuo que sufría
estos cambios no era considerado de igual forma a lo largo de los siglos. Así, con anterioridad al
siglo XX, tanto la constitución de una familia como la incorporación al mundo laboral, y en
definitiva la entrada en el mundo adulto, era muy rápida y es, por tanto, a partir del desarrollo de las
sociedades industriales y los avances científicos y tecnológicos asociados, cuando comienza a
requerirse otra concepción del sujeto adolescente. Puede ser por este motivo, por el que en las
sociedades actuales, caracterizadas por una creciente especialización y complejidad, la etapa de la
adolescencia se dilata de manera progresiva y continua. De este modo, el concepto de adolescencia,
asociado con la idea de tránsito evolutivo, se ha ido construyendo socialmente.
Según la Organización Mundial de la Salud la adolescencia es el período de la vida que transcurre
entre los 10 y los 19 años, y se divide en 2 fases: la adolescencia temprana, que abarca desde los 10 a
los 14 años, y la adolescencia tardía que comprende desde los 15 a los 19 años. Esta etapa y los
primeros años de la juventud son cruciales, porque en ellas se producen profundos cambios físicos,
psicológicos y sociales que impactan el resto de la vida de los seres humanos. Una definición en la
que se destacan fases diferenciadas, y unos cambios que se dan en el propio individuo en diferentes
dimensiones de su vida.
Por otro lado como recoge Alonso (2005) vemos como desde la literatura científica, la adolescencia
ha sido definida como un periodo de transición que vive el individuo desde la niñez a la edad adulta
(Frydenberg, 1997; Jackson, Cicognani y Charman, 1996; Noller y Callan, 1991; Palmonari, 1993), el
cual suele situarse cronológicamente entre los 12 y los 20 años; esto es, constituye un lapso de 8
años que habitualmente se divide en tres etapas: primera adolescencia (12-14 años) – etapa en la
cual se producen la mayor parte de los cambios físicos y biológicos que se mantendrán durante toda
la adolescencia -; adolescencia media (15-17 años) -etapa en la que los cambios de estado de ánimo
son bruscos y frecuentes-; y adolescencia tardía (18-20 años) -donde, según Arnett (1999), se
incrementa la implicación en conductas de riesgo tales como el consumo de sustancias, la

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conducción temeraria o la conducta sexual de riesgo-. Vemos una concepción de la adolescencia
como un proceso de transición de la niñez a la vida adulta en donde el sujeto sufre cambios a
diferentes niveles. Es decir una transición evolutiva en la que el individuo debe hacer frente a
numerosos cambios según palabras de Alonso (2005).
Otras aproximaciones como la de Muñoz Vivas (2000), señala que el término “adolescencia” se
deriva del verbo latino “adolescere “, que significa “crecer”, “madurar” y “pubertad” es el período en
el que una persona alcanza la madurez sexual y adquiere la capacidad reproductiva. También se
utiliza la palabra “pubescencia” que significa volverse velludo o peludo, para denominar todo el
periodo en el que se producen los cambios físicos relacionados con la madurez sexual. Con el
término “juventud”, en la actualidad se hace referencia a la generación más joven, usualmente
adolescente y el término “madurez” se aplica al momento vital en que una persona se convierte en
adulto física, intelectual, emocional, social y moralmente, no alcanzándose esta madurez de forma
igual en todas las áreas, pues muchas personas pueden ser física o socialmente maduras pero no lo
son intelectual o moralmente.
Como se puede apreciar en las definiciones anteriores sobre la adolescencia hacen referencia al
período evolutivo que va desde la niñez hasta el momento en que la persona alcance su completo
desarrollo, destacando que no se limita, por ejemplo en la pubertad, simplemente a los cambios
biológicos sino que dejan un amplio margen a las modificaciones propias del paso de la infancia a la
edad adulta en las que se han de incluir cambios psicológicos y sociales. Hay que tener en cuenta
que durante la adolescencia no sólo se experimentan cambios en la apariencia apariencia física, sino
también en las relaciones interpersonales, intereses, gustos, actividades, etc.
Muchos autores destacan el particular incremento de cambios a diferentes niveles que experimentan
los adolescentes tales como el desarrollo psíquico, los cambios físico-biológicos y en el desarrollo
social. Esta idea fue descrita en 1904 por Hall cuando decía que la adolescencia va más allá de los
cambios biológicos, presentando rasgos y conductas que no son simplemente el resultado de los
cambios puberales, sino de una toma de conciencia de sí mismo.
Según Alarcón (2012) la etapa de la adolescencia se caracteriza por cambios drásticos y rápidos en el
desarrollo físico, mental, emocional y social, que provocan ambivalencias y contradicciones en el
proceso de búsqueda del equilibrio consigo mismo y con la sociedad a la que el adolescente desea
incorporarse. Los adolescentes son una «materia» moldeable y receptiva que está muy abierta a las
influencias de los modelos sociales y de los entornos de vida que frecuentan.
Otra aproximación científica a la adolescencia viene de la mano de Erikson, citado por múltiples
autores, afirmando que la principal tarea psicosocial de la adolescencia es el logro de la identidad.
Esta identidad es personal e individual, pero no es únicamente el “yo”, sino también social y
colectivamente, el “nosotros” dentro de los grupos y de la sociedad (Hoare, 1991).
En la actualidad, existe un gran consenso frente a los planteamientos de Erikson (1968) que
consideraba a la adolescencia como un periodo de moratoria o aplazamiento donde se han

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alcanzado capacidades tanto físicas como cognitivas muy similares a las de los adultos, pero en el
que todavía no se asumen las responsabilidades familiares y laborales típicas de la adultez. Esta
“moratoria social” se hace imprescindible en una sociedad tan compleja e imprevisible
especialmente para los jóvenes que necesitan hacer continuas adaptaciones y acomodaciones en un
mundo en el que la única constante es el cambio, el movimiento, las transformaciones, elementos
que generan unas demandas cada vez más fuertes en todas las esferas vitales. Es por ello que, hoy
más que nunca, los y las adolescentes necesitan de más tiempo para aprender y ensayar las
diferentes funciones de la vida adulta dentro de un entorno protegido en el que puedan desarrollar
una identidad diferenciada que les sirva de escudo protector frente al exceso de estímulos que les
llegan a través de los medios de comunicación y de sus pares.
La adolescencia como un periodo dinámico en continua evolución, en donde la maduración
biológica del individuo, su relación con el entorno y cómo este la integra en su propia vida van
dando como resultado a una persona que va sintiendo la necesidad de visibilizarse en el mundo
como independiente, depositario y depositante de unas expectativas, unas exigencias, unas
necesidades, unas inquietudes, unas aptitudes, cualidades,… En definitiva, una amalgama de
factores que necesariamente han de resolverse para constituir un sí mismo adulto dejando atrás la
etapa infantil, adquiriendo desde aquí la identidad personal y la estructura de carácter como sostiene
Reich (1976)
Como ya hemos mencionado la adolescencia es en sí misma una etapa de crisis, entendida esta
como gran cambio. Trataremos de aquí en adelante cuáles son esos cambios que sufre el ser
humano en la etapa en la cual se prepara para situarse de manera independiente en el mundo. Este
desarrollo tiene que ver con las siguientes cuestiones, entendidas estas desde el más amplio sentido
de los términos:

- Cambios físicos, fisiológicos y estructurales.

- Desarrollo de la personalidad.

- Relaciones del adolescente.


o Consigo mismo.
o Con el entorno.

1.1. CAMBIOS FÍSICOS Y FISIOLÓGICOS


Los cambios físicos que sufre el adolescente no solamente tienen que ver con el desarrollo puberal,
centrado este en las características sexuales del individuo. El sistema nervioso también va
evolucionando en interrelación con las necesidades internas del sujeto, como con las necesidades y
circunstancias de su entorno.
Podemos decir que en la adolescencia se inician y culminan una serie de cambios orientados a
preparar al niño para ser adulto, donde el desarrollo puberal forma parte de ellos, pero no es el

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único, unos cambios que, por otra parte, no son inmutables en otras etapas de la vida. Sin embargo,
es en esta etapa donde el organismo está más predispuesto a la evolución, al cambio y al
dinamismo. Se podría interpretar que es desde aquí, donde el sujeto elige qué lugar en el mundo
quiere/puede ocupar y cómo y de qué manera lo va a hacer.

1.1.1. La pubertad
Tal y como expone Toro (2010), es el proceso biológico en el que un individuo pasa de un estado
no reproductivo a uno reproductivo, a modo de marcador de esta transición individual.
Es necesario mencionar la diferencia entre pubertad y adolescencia ya que la primera es una
cuestión eminentemente fisiológica, aunque puede estar influido por las circunstancias en que vive
el púber. Y la segunda es un complejo fenómeno biopsicosocial evolutivo, que tiene que ver con
cómo integra el sujeto todos los cambios y procesos que se dan en esta etapa.
El proceso puberal se inicia con la aparición de las características sexuales secundarias (son aquellas
que marcan las diferencias visibles del cuerpo de un hombre y el de una mujer) y finaliza, en las
chicas, con la llegada de la menarquía y el establecimiento de los ciclos de ovulación; en los chicos,
con una producción eficiente de semen. Pero ¿qué es lo que hace que se produzcan estos cambios?
¿ qué mecanismos están relacionados con el proceso puberal? ¿qué cambios internos preceden a los
cambios físicos evidenciados?
El proceso de maduración biológica en la pubertad se refiere a un proceso complejo de crecimiento
y desarrollo corporal comprendido en el periodo denominado puberal, el cual está englobado en la
edad adolescente, a cuya culminación el individuo logra la aptitud y capacidad integral para el
ejercicio de su sexualidad y la reproducción humana como sostienen Cusminsky y Vojkovic (1992).
Todos estos cambios son desencadenados por una gran movilización hormonal que se activa y
alcanza su máxima expresión en esta edad. Esta actividad hormonal está organizada dentro de lo
que se conoce como mecanismo neuroendocrino del eje hipófisis-hipotálamo-gonadal.

Antecedentes Puberales
Tal y como comenta Calaf (2001) numerosos estudios, demuestran como desde tempranos
momentos de la vida intrauterina hasta antes del tercer año de vida del ser humano se observan
importantes niveles de hormonas (Gonadatropinas, Testosterona, Estradiol,…) relacionadas con el
desarrollo puberal. Estas hormonas están relacionadas con el Eje Hipófisis-Hipotálamo-Gonadal
que presenta una gran actividad en el individuo desde la vida intrauterina hasta la “Pausa
Prepuberal” que tiene lugar desde los 3 a los 8 años de edad. A partir de aquí, se vuelve a presentar
gran actividad hormonal que precipitará la entrada del individuo en la pubertad.

Bases Hormonales de la pubertad

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El rol que desempeña el sistema endocrino en el desarrollo del ser humano y también en la
pubertad es fundamental ya que las hormonas son ejecutantes del programa genético determinan el
crecimiento y desarrollo físico, especialmente a través de su acción sobre el tejido óseo y
cartilaginoso.
Los cambios puberales son secundarios a la maduración del Eje Hipotálamo-Hipófisis-Adrenal o
adrenarquia y a la reactivación del Eje Hipotálamo-Hipófisis-Gonadal o gonadarquia.
Adrenarquia
La adrenarquia ocurre alrededor de los seis a ocho años de edad y precede a la gonadarquia en
aproximadamente dos años. Se caracteriza histológicamente por un aumento en el grosor de la zona
reticular de la corteza suprarrenal y bioquímicamente por el aumento de las vías enzimáticas que
llevan a la formación de andrógenos. Clínicamente se manifiesta por un cambio en el olor del
sudor, que adquiere las características propias del adulto, y menos habitualmente por la aparición de
vello púbico y axilar. El mecanismo de producción de la adrenarquia no se conoce, pero como
comenta Cattani (1997) aparentemente intervendría una hormona probablemente de origen
hipofisiario, que estimularía específicamente la zona reticular. Si bien es cierto que la adrenarquia
tiene relación temporal con la gonadarquia, estos eventos son independientes y regulados por
mecanismos diferentes.
Gonadarquia
Los mecanismos neuroendocrinos que dan origen a la pubertad propiamente dicha, están
directamente relacionados con cambios en el patrón de secreción de GnRH Hipotalámico
(Hormona Liberadora de Gonadotrofina) que genera una serie de cambios y procesos aumentando
la secreción de esteroides sexuales Sepúlveda (2011).
Estos cambios a nivel hipotalámico se dan alrededor de los 7 años en las mujeres y 9 años en los
hombres, ocurriendo inicialmente durante el sueño nocturno y poco a poco dándose a lo largo de
las 24 horas del día generando durante el proceso en todo el organismo una maduración orientada a
conseguir la aptitud y capacidad integral para el desarrollo de su sexualidad.

Eje Hipotálamo-Hipófiso-Gonadal
Al secretar el hipotálamo la GnRH, da vía libre a que las hormonas luteinizante y
foliculoestimulante sean secretadas y provoquen la estimulación correspondiente en las gónadas
(ovarios y testículos) donde a su vez se liberaran estrógeno y progesterona hacia la circulación.
Considerando este eje, como la fuerza motriz de la pubertad, ¿qué efectos causan las hormonas
movilizadas aquí tanto en el hombre como en la mujer? Diferenciaremos aquí entre las hormonas
típicamente femeninas y típicamente masculinas:
1. Hormonas típicamente femeninas: destacaremos aquí como las más importantes pero no las
únicas al estrógeno y la progesterona.

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El estrógeno: es secretado por los ovarios en grandes cantidades y en forma mucho menor también
lo hace la corteza suprarrenal y la placenta durante el embarazo. En el plasma de la mujer
encontraremos entonces tres tipos de hormonas estrogénicas: el beta estradiol, la estrona y el
estriol, siendo el primero el más importante.
Su función es estimular el desarrollo de los órganos sexuales femeninos, glándulas mamarias y
caracteres sexuales secundarios. Sus efectos son:
a. Sobre el útero y los órganos genitales externos, provoca su crecimiento a partir de la
adolescencia y la proliferación periódica del endometrio durante cada ciclo menstrual.
b. Sobre las trompas de Falopio, prolifera también en cada ciclo sexual el epitelio de
revestimiento.
c. Sobre las mamas, incrementa el tejido estromal, de los conductos y el depósito de grasa.
d. Sobre el esqueleto, aumenta la actividad osteoblastica y fusiona tempranamente las
epífisis.
e. Sobre las proteínas, eleva la concentración de las proteínas totales en plasma.
f. Sobre el metabolismo y las grasas, aumenta el metabolismo y el depósito de grasa en el
tejido subcutáneo.
g. Sobre la piel, le dan textura blanda y tersa y aumentan su temperatura.
h. Sobre el pelo, desarrolla el vello en la región púbica y axilar con características
femeninas.
i. Sobre los electrolitos, retiene sodio y agua.
La progesterona: secretado por los ovarios y la placenta junto a pequeñas cantidades de otro
progestageno, la 17-alfa-hidroxiprogesterona.
Su función es estimular la secreción de las glándulas uterinas y el desarrollo del aparato secretor
mamario. Sus efectos son:
a. Sobre el útero, promueve la secreción del endometrio durante la segunda mitad del ciclo
sexual, por otra parte disminuye las contracciones uterinas durante el trabajo de parto;
b. Sobre las trompas de Falopio, promueve los cambios en el revestimiento epitelial
necesarios para la nutrición del óvulo;
c. Sobre las mamas, promueve el desarrollo de los lobulillos y alvéolos mamarios;
d. Sobre los electrolitos, facilitan la reabsorción de sodio, cloro y agua por los túbulos
renales.

2. Hormonas típicamente masculinas: destacaremos la testosterona como la hormona más


importante en este proceso.
La testosterona: se secreta junto a dos hormonas mas, la dihidrotestosterona y la androstenodiona,
pero la concentración de testosterona es tanto más superior que se la considera la más importante.

~ 10 ~
Su función radica en estimular el crecimiento de los órganos sexuales masculinos y desarrollar los
caracteres sexuales secundarios masculinos.
Sus efectos son:
a. Sobre la distribución del pelo corporal, aumenta su crecimiento en la región del pubis,
ombligo, cara, pecho y lo disminuye en el área superior de la cabeza.
b. Sobre la voz, la torna baja y ronca, mediante la hipertrofia del tejido laríngeo.
c. Sobre la piel, aumenta su espesor, endurece el tejido celular subcutáneo e incrementa la
secreción de las glándulas sebáceas.
d. Sobre el metabolismo basal, incrementa su tasa en un 15 % con respecto a la mujer.
e. Sobre los glóbulos rojos, aumenta su concentración en un 15 a 20 %.
f. Sobre los electrolitos, aumenta la reabsorción de sodio.
g. Sobre las proteínas y los músculos, incrementa la masa muscular en un 50 % más que en la
mujer.
h. Sobre el crecimiento óseo, aumenta su resistencia y da forma estrecha y fortalecida a la
región pelviana.

Eventos Puberales
La pubertad, como momento definido en la biografía del ser humano, comprende los siguientes
elementos:

1. Aceleración y desaceleración del crecimiento en la mayor parte de las dimensiones óseas y


una gran parte de los órganos internos (Estirón Puberal).
2. Modificaciones de la composición corporal que comprenden crecimiento del esqueleto y de
los músculos, así como de la cantidad y distribución de grasa.
3. Desarrollo del sistema cardiovascular y respiratorio, con incremento de la fuerza y
resistencia, principalmente del sexo masculino.
4. Desarrollo de las gónadas, los órganos de reproducción y los caracteres sexuales
secundarios (Maduración Sexual)

Veremos a continuación los eventos puberales diferenciados por sexos, según Tanner:

~ 11 ~
EN LA MUJER

Figura 1: Escalas de Tanner en mujeres

~ 12 ~
EN EL HOMBRE

Figura 2: Escalas de Tanner en hombres

~ 13 ~
1.1.2. El desarrollo cerebral
Durante la adolescencia se generan cambios en las estructuras físicas a todos los niveles, también en
el cerebro. Se da un proceso de maduración que tiene que ver con una remodelación neuronal no
homogénea que permite, según Toro (2010), alcanzar una mejor comunicación entre las regiones
cerebrales corticales y las subcorticales, facilitándose así el funcionamiento óptimo de los sistemas
sensomotor, motivacional, emocional y cognitivo.
Desde el nacimiento el número de neuronas no experimenta cambios importantes a lo largo de la
vida del sujeto. El desarrollo cerebral tiene que ver con un proceso de arborización o sinaptogénesis
que va a crear un número excesivo de conexiones, de tal forma que a los pocos meses este número
será muy superior al de las existentes en el cerebro adulto. Este periodo temprano de proliferación
sináptica, de varios meses de duración, es seguido por otro denominado poda sináptica que se
prolonga hasta el final de la infancia y en el que se eliminan aquellas conexiones que no se usan,
quedando reducido el número de sinapsis a los niveles propios de la adultez. Este proceso tal y
comenta Oliva (2007) depende del contexto, y se verá influido por las experiencias vividas por el
sujeto, lo que refleja la enorme plasticidad del cerebro humano para adaptarse a las circunstancias
ambientales existentes en un determinado momento. Desde aquí se observa como la estructura
cerebral como órgano funcional está casi definido desde la niñez, pero no completado. En la
adolescencia numerosas zonas cerebrales continúan desarrollándose.
Diferentes estudios como los citados por Oliva (2007) sobre la arquitectura cerebral en la
adolescencia indican que es la Corteza Prefrontal (CPF) la que experimenta cambios importantes
durante y tras la pubertad, incluso afirmando que su maduración no culmina hasta la adultez
temprana. Esto tiene una importancia radical a la hora de pensar en la relación entre la maduración
cerebral y muchos comportamientos de los adolescentes, sobre todo teniendo en cuenta, como
veremos más adelante, el papel tan importante que tiene la CPF como soporte de la función
ejecutiva y de la autorregulación de la conducta. Si a esto añadimos que hay que resaltar en la
adolescencia otro fenómeno de gran importancia, la progresiva y mejora en la conexión entre la
CPF y algunas estructuras límbicas como la amígdala, el hipocampo y el núcleo caudado. Este
fenómeno supone, como sostiene que muchas respuestas emocionales automáticas, dependientes
de estas regiones, pasarán a estar más contraladas por la CPF, lo que contribuirá a una disminución
de la impulsividad propia de la adolescencia temprana según indica Oliva (2007).

Corteza Prefrontal (CPF)


La CPF comprende casi 30% del total de la corteza en humanos y es considerada como un área de
asociación, es decir, integra la información proveniente de otras regiones. Esta área representa la
estructura neocortical más desarrollada en los seres humanos y se localiza en las superficies lateral,
medial e inferior del lóbulo frontal.

~ 14 ~
Figura 3: Lóbulo Frontal

Tal y como afirma Fuster (2002) se divide en tres regiones:


1. Corteza prefrontal dorsolateral (CPFDL): se ha relacionado aspectos cognitivos que tienen
que ver con los procesos de planeación, memoria de trabajo, solución de problemas,
flexibilidad, inhibición y organización temporal. También con los procesos de mayor
jerarquía cognitiva, como la metacognición, la cognición social, la conciencia del yo y el
autoconocimiento.
2. Corteza prefrontal medial (CPFM): relacionada con los procesos de inhibición de
respuestas, regulación de la atención, de la conducta y de estados motivacionales como la
agresión y la mentalización Shallice citado por Flores y Ostrosky-Solis (2008).
3. Corteza orbito frontal (COF): está relacionada con los aspectos afectivos y motivacionales
de las funciones ejecutivas, con la adaptación y el aprendizaje de cambios relacionados con
estímulo – respuesta, detección de condiciones de riesgo y con el procesamiento de los
matices negativo-positivo de las emociones Bechara y Damasio citados por Flores y
Ostrosky-Solis (2008).
En términos anatómicos, la CPF ocupa un lugar privilegiado para orquestar las funciones ejecutivas
entre otras, puesto que es la región cerebral de integración por excelencia. Goldberg (2002) utiliza
la metáfora del “director de orquesta”. Según esta metáfora los lóbulos frontales como sustrato
anatómico principal de las funciones ejecutivas serían los encargados de recibir información del
resto de estructuras cerebrales coordinándolas entre sí para realizar conductas proposicionales o
dirigidas a un fin.
Muchas funciones complejas dependen directamente de esta área. Según Flores y Ostrosky-Solis
(2008) se pueden dividir en:
1. Metafunciones: metamemoria, comprensión del sentido figurado y actitud abstracta.

~ 15 ~
2. Funciones ejecutivas: fluidez verbal, productividad, flexibilidad mental, planeación
visoespacial, planeación secuencial, secuenciación inversa, control de codificación.
3. Memoria de trabajo (en adelante MT): MT visual autodirigida, MT verbal-ordenamiento,
MT visoespacial-secuencial.
4. Funciones básicas: control inhibitorio, seguimiento de reglas, procesamiento riesgo
beneficio.
Durante el desarrollo del sistema nervioso central y de la CPF van apareciendo tanto cambios
estructurales como funcionales asociados a un desarrollo acelerado de las funciones ejecutivas.
Estos cambios estructurales y funcionales de la CPF, según Hackman y Farah (2008), no garantizan
por sí solos la aparición y adecuado desarrollo de las funciones cognoscitivas asociadas a esta
región cerebral. El desarrollo de las funciones ejecutivas depende tanto de la maduración a través
de procesos biológicos como de la cantidad y calidad de las experiencias de aprendizaje que
proporciona el medio ambiente, por lo que se ha postulado que factores tales como los
socioculturales pueden influir en su desarrollo.

Sistema Límbico
La vida emocional del adolescente constituye una parte fundamental en el desarrollo de su
personalidad. El desarrollo emocional y las respuesta ante situaciones de estrés se basan en la
maduración del sistema límbico tal y como expone Toro (2002).

Figura 4: Sistema Límbico

Se puede decir que el sistema límbico es la central reguladora de las emociones del cerebro,
generadora de los apetitos, impulsos, emociones, y estados de ánimo que dirigen la conducta. Este
se asocia funcionalmente con aspectos emocionales y de supervivencia, e incluye respuestas

~ 16 ~
viscerales que acompañan a tales emociones y los mecanismos cerebrales para la memoria, por ello,
algunos han propuesta que el sistema límbico es el cerebro visceral.
Está formado por varias estructuras cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos
emocionales. Está relacionado con la memoria, atención, instintos sexuales, emociones (por
ejemplo placer, miedo, agresividad), personalidad y la conducta. Fisiológicamente se encuentra
constituido por partes del tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septo
y mesencéfalo.
El sistema límbico interacciona muy velozmente (y al parecer sin que necesiten mediar estructuras
cerebrales superiores) con el sistema endócrino y el sistema nervioso autónomo.
Pese a que estas estructuras ya están casi completamente formadas antes del inicio del proceso
puberal, lo destacable es que en la adolescencia se produce una mejora en la conexión entre este y el
lóbulo prefrontal.
Martín y Navarro (2011) afirman que en la adolescencia se desarrollan fuertes lazos emocionales.
Estos lazos generan conductas que pueden ser prosociales y agresivas. Se produce aquí un
procesamiento de los sentimientos, que es esencial porque como expone Gómez (2009) la
expresión emocional no sólo aporta el significado de las modificaciones de los órganos internos
provocadas por la percepción de situaciones de seguridad o amenaza, sino también el lenguaje no
verbal que hace posible la interacción social efectiva. Se evidencia aquí la importancia de las
emociones y los afectos en la conducta de las personas adolescentes.

1.2. DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN LA


ADOLESCENCIA
Una de las cuestiones a tener en cuenta en el mundo de la adolescencia es que las diferencias
comportamentales entre chicos y chicas se hace más visible. Como ya hemos mencionado, la tarea
fundamental del adolescente tiene que ver con construir-se una identidad propia a través de cómo
integra en sí mismo los cambios que se van dando en su desarrollo. Desde aquí vemos como una de
las cuestiones fundamentales es el sexo del adolescente y la tensión entre lo que la naturaleza
desarrolla y la cultura empuja (conflicto NATURA – CULTURA) todo eso al interior de un cuerpo
y personalidad en desarrollo.
“Al llegar a esta etapa los adolescentes no parten de cero” Martín y Navarro (2011). Es necesario, tal y
como comentan estos autores, en insistir en la continuidad del desarrollo: “la adolescencia de cada
persona es, en buena parte, heredera de su primera infancia y de su niñez”.
La adolescencia es una etapa de transición en donde ocurren una serie de cambios, ya comentados,
a nivel físico, cognitivo y emocional, que generan al mismo tiempo una serie de tareas o retos
evolutivos que tendrán que afrontar los adolescentes para construir de esta manera su propia
identidad personal. Esas tareas son según Martín y Navarro (2010):

~ 17 ~
- Aceptarse físicamente y utilizar el propio cuerpo satisfactoriamente.

- Conseguir relaciones nuevas y más duraderas con coetáneos de ambos sexos.

- Lograr un rol social masculino o femenino.

- Alcanzar la independencia emocional de los padres y otros adultos.

- Prepararse para la vida en pareja o en familia.

- Prepararse para tener una profesión.

- Adquirir un conjunto de valores y un sistema ético como guía de conducta; desarrollar


una ideología.

- Desear y llevar a cabo una conducta socialmente responsable.


Podemos observar en estas tareas o logros de la persona adolescente una evolución en que a lo
social se refiere. De lo natural instintivo se va pasando a incorporar la cultura, el mundo social y
relacional en el sentido más amplio del término, como una parte fundamental de nuestro ser, todo
ello guiado por la búsqueda de placer, como veremos más adelante. Algo que mediatiza nuestro
desarrollo y nuestro comportamiento. Es aquí como del grupo infantil inicial formado por el
binomio madre-hijo, incorporándose después el padre (entendemos aquí madre y padre como las
personas que ejercen la función materna y paterna respectivamente), y fratria, va pasándose a
incorporar estructuras relacionales más amplias y con un peso específico determinante para el
sujeto. Hablamos aquí de las relaciones con otros adultos, los iguales, las relaciones a través de las
redes sociales y medios de comunicación.
Por lo tanto se ha de tener en cuenta que el adolescente ha de resolver en sí mismo y para sí mismo
la tensión y el conflicto originario entre NATURA-CULTURA, y es justo ahí donde podemos
ubicar la sexualidad en su más amplio sentido como veremos a continuación.

~ 18 ~
2.- SEXUALIDAD Y ADOLESCENCIA
Altable citado por Fernández y Rodríguez (2013) habla de la adolescencia alrededor de cambios
fisiológicos y sexuales responsables de una serie de transformaciones psicológicas y sociales que van
a crear nuevas necesidades de relaciones afectivas y sexuales.
Las autoras, haciendo referencia a Oliveira (1998) la sexualidad no se puede reducir a unos órganos
o funciones concretas porque somos seres sexuados. Todo el cuerpo es sexuado, por lo que todo el
cuerpo es susceptible de ser estimulado y acariciado. No obstante, es cierto, por otro lado, que los
genitales así como otras zonas corporales pueden ser más fácilmente estimulantes (zonas erógenas
del cuerpo) que otras. Yendo más allá todavía, podemos, incluso, afirmar que «somos sexuados
psicológica y socialmente, pues nuestra identidad, los roles, los deseos, la fantasía, los pensamientos
y las conductas son, de algún modo, sexuados».
A continuación abordaremos el papel que juega la sexualidad en el desarrollo del ser humano y de la
persona adolescente en particular.

2.1. DESARROLLO PSICOAFECTIVO


Como punto de partida es necesario comentar que según Freud (1905) que sexualidad y genitalidad
no son la misma cosa. Esto se desprende del descubrimiento de que sexualidad y procreación no
son lo mismo.
Durante su desarrollo, la sexología ha ido pasando de una concepción de la sexualidad en un
sentido finalista, cuyo objeto es la procreación o las relaciones coitales, a un concepto de la
sexualidad más amplio y dinámico. Presente en todas las facetas del ser humano, en tanto en cuanto
está enraizada en el cuerpo y de este a todas las manifestaciones humanas.
Conceptos o temas como la sexualidad, el sexo, la libido, la genitalidad,… han estado siempre muy
mediatizadas por cuestiones morales y sociales que entorpecen su conocimiento científico, de ahí
que la ciencia natural de la sexualidad haya estado siempre tan deslegitimada y perseguida. No es
objeto de este trabajo sentar cátedra sobre el lugar que debería ocupar la sexualidad en la sociedad
actual, pero sí el intento de acercarse a esta disciplina desde una predisposición, abierta y carente en
lo posible de juicios de valor o consideraciones morales.
Se podría decir que el inicio del concepto dinámico de sexualidad, como algo que envuelve y
atraviesa al ser humano tiene que ver con el concepto de instinto.
El instinto, desde la biología, se define como una pauta hereditaria de comportamiento cuyas
características son las siguientes:
 Es común a toda la especie, las excepciones y variabilidad son mínimas, explicándose por el
instinto mismo.
 Posee finalidad adaptativa.

~ 19 ~
 Es de carácter complejo, es decir, consta de una serie de pasos para su producción:
percepción de la necesidad, búsqueda del objeto, percepción del objeto, utilización del
objeto, satisfacción y cancelación del estado de necesidad.
 Es global, compromete a todo el organismo vivo.
En el ser humano podemos hablar de que el instinto tiene que ver con la motivación. En psicología
hay históricamente un arduo debate en esta cuestión Barberá (1997), sobre todo en lo que tiene que
ver con la contraposición de Instinto y Razón. Las diferentes teorías sobre Motivación humana son
entre otras:

- McDougal (1908): los instintos no sólo impulsan la actividad humana sino que también
fijan las metas hacia las que la actividad se dirige.

- Freud: antes de 1929 consideró que existían lo instintos del yo o instintos de


conservación y los instintos sexuales o libido; posteriormente consideró que los
instintos de conservación son la expresión de la libido hacia el propio individuo, por lo
que sólo existiría la libido como instinto básico.

- Hull (1943, 1953): explica el comportamiento a partir de dos conceptos motivacionales


activadores: el impulso (drive) y el incentivo y uno de aprendizaje asociativo: el hábito
que marcará la dirección de la conducta (Todt, 1982). Motivación y aprendizaje
representan para el modelo neoconductista los ejes fundamentales explicativos de la
conducta.

- Maslow (1943): que prefiere hablar de necesidades que de motivaciones y desde ahí
elabora su famosa pirámide de necesidades.

- Watson: explicaba la conducta no con la motivación o el instinto sino con la


adecuación de estímulos específicos.
Ninguno de los enfoques psicológicos mencionados niega el componente biológico impulsivo de la
motivación humana. Sin embargo, aunque todos ellos lo consideran imprescindible, juzgan
incompleta cualquier explicación motivacional que quede reducida a las bases orgánicas.
En este sentido, escogiendo la rama del psicoanálisis para hablar sobre instinto y sexualidad, el
sujeto se desarrolla desde su nacimiento y su conducta y acción está orientada a la búsqueda de
placer y gratificación. Es desde ahí desde donde surge en 1922 la última edición de la Teoría del
Desarrollo Psicosexual.
Esta teoría sostiene que el ser humano, desde el nacimiento, posee una libido instintiva (energía
sexual) que se desarrolla en cinco etapas. En esta teoría, desarrollada hacia finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX, Freud propone un concepto ampliado de la sexualidad humana, idea
revolucionaria en su época, que postula la existencia de una sexualidad infantil, cuyo desarrollo está
organizado en fases. Cada una de estas fases está caracterizada por una zona erógena que es la
fuente de la pulsión libidinal durante esa etapa. Estas fases son (en orden de su aparición):

~ 20 ~
1. Oral: la primera etapa del desarrollo psicosexual es la fase oral, la cual dura desde
el comienzo de la vida hasta el primer año. Durante la misma, el foco de la
satisfacción está en la boca y el placer se obtiene por los cuidados, pero también a
través de la exploración del entorno (los pequeños tienden a llevarse objetos
nuevos a la boca). En esta etapa el Ello es el que domina ya que ni el Yo ni el
Superyó están totalmente desarrollados. A causa de esto el bebé no tiene noción de
sí mismo y todas sus acciones están basadas en el principio de placer
2. Anal: el foco de la energía pulsional (zona erógena) mueve desde el tracto digestivo
superior al final inferior y el ano. Esta fase dura desde aproximadamente el 15º
mes hasta el tercer año de vida. Durante la misma la formación del Yo continúa.
De acuerdo a la teoría, la experiencia más importante durante esta etapa es el
entrenamiento en la higiene personal. Éste ocurre alrededor de los dos años
(pueden haber diferencias con respecto a la edad según la sociedad que
corresponda), y da como resultado un conflicto entre el Ello, que demanda
satisfacción inmediata de las pulsiones que involucran la evacuación y las
actividades relacionadas con ella (como el manipular las heces) y las demandas de
los padres.
3. Fálica: abarca desde los tres a seis años, en los cuales los genitales del niño son su
principal zona erógena. Es en esta tercera etapa de desarrollo infantil que los niños
se vuelven conscientes de su propio cuerpo, los cuerpos de los otros niños, y los
cuerpos de sus padres, y satisfacen la curiosidad física por desnudarse y explorarse
entre sí y los genitales, y así aprender la física (sexual), las diferencias entre lo
"masculino" y lo "femenino" y las diferencias de género entre el "niño" y la "niña.
4. Latencia: se extiende desde la edad de seis años hasta la pubertad, en la que el niño
consolida los hábitos de carácter que él o ella han desarrollado en las tres etapas
más tempranas del desarrollo psicológico y sexual.
5. Genital: abarca la pubertad y la edad adulta, por lo que ocupa la mayor parte de la
vida de un hombre y de una mujer, cuyo propósito es el desprendimiento de la
psicología cognitiva y la independencia de los padres. La etapa genital brinda a la
persona la capacidad de enfrentar y resolver sus restantes conflictos infantiles
psicosexuales. Al igual que en la etapa fálica, la etapa genital se centra en los
órganos genitales, pero la sexualidad es consensual y adulta, en lugar de solitaria e
infantil. La diferencia psicológica entre las etapas fálica y genital es que en este
última se establece el ego, la preocupación de la persona cambia desde la
gratificación-impulsiva principal (instinto) a la aplicación de proceso de
pensamiento secundario para gratificar el deseo simbólico e intelectual por medio

~ 21 ~
de la amistad, una relación de amor, la familia y las responsables que conciernen a
los adultos.
Esta visión natural, habla de un ser humano con necesidades y deseos propios, ya desde el
nacimiento que lo motivan y guían en su desarrollo en la relación de este y el medio que lo rodea.
Como vemos, el niño inicia su vida relacionándose con el medio y las circunstancias que le ha
tocado vivir que le influyen, que no determinan. Y es guiado, que no determinado, por su
naturaleza, motivado siempre a la búsqueda del placer, y por lo tanto también, alejamiento al dolor,
y para ello organiza y dirige sus afectos en función de cómo consiga la gratificación. Su sexualidad
va madurando y evolucionando, complejizándose y pasando a tener diferentes objetivos que en un
primer momento es de conservación (necesitando a la madre (función-materna) para ello), e irse
añadiendo objetivos de relación, aprendizaje, procreación,... (ampliando de esta manera su mundo
relacional). Es por eso que la sexualidad está tan íntimamente ligada a los afectos y de ahí, que de la
Teoría de Desarrollo Psicosexual de Freud se hable del Desarrollo Psicoafectivo.
Ese medio y esas circunstancias que influyen y actúan sobre el sujeto, en un primer momento son
los padres, como portadores de la cultura (usos, costumbres, normas, valores, tabús, ideas,
sociedad,…) De la relación y tensión NATURA – CULTURA es desde donde el sujeto va
definiéndose para sí mismo y para el mundo.
La sexualidad, desde aquí, como búsqueda de placer, es lo que motiva al ser humano a vivir. O
dicho de otra manera “Es la producción vital per se” como sostenía Reich (1942).

2.2. SEXUALIDAD Y CULTURA


Existen múltiples definiciones de “cultura”, en este estudio entenderemos por cultura en su
concepto científico que hizo uso desde el principio de ideas de la teoría de la información, de la
noción de meme introducida por Dawkins (2000), de los métodos matemáticos desarrolladas en la
genética de poblaciones por autores como Cavalli-Sforza, Bodmer y Walter (1981) y de los avances
en la compresión del cerebro y del aprendizaje. Diversos antropólogos, como Durham (1991), y
filósofos, como Dennett (2005) y Mosterín (2009), han contribuido decisivamente al desarrollo de
la concepción científica de la cultura. Mosterín (2009) define la cultura como la información
transmitida por aprendizaje social entre animales de la misma especie. Como tal, se contrapone a la
naturaleza, es decir, a la información transmitida genéticamente.
Es justo en el centro de ese conflicto dialéctico entre NATURA- CULTURA donde se sitúa y
resuelve la sexualidad del ser humano. Como decía Reich la Sexualidad es la producción vital per se,
en donde la libido desde la infancia mueve al ser humano en la búsqueda de placer y huída del
dolor. Es decir, las necesidades naturales del individuo tales como necesidad de afecto, cuidado,
alimentación, seguridad son las que lo movilizan y lo guían el mundo. Y el mundo en el que el ser
humano se desarrolla están muy presentes los usos, las costumbres, las ideologías, la tecnología,…
es decir sus propias producciones.

~ 22 ~
En este momento en el que vemos la importancia de la cultura en el desarrollo de la sexualidad de la
sociedad, es donde es interesante saber cómo el desarrollo de la identidad y el carácter del
adolescente es definido en gran medida por la transmisión de la cultura a través de los modelos de
masculinidad y feminidad existentes en el entorno.
Se entiende por masculinidad y feminidad como la construcción cultural de género que designa el
rol de los varones y las mujeres en la sociedad. Estas construcciones son fundamentadas a través de
la historia, el conocimiento y las necesidades de la época. Corresponden pues a la resolución y
adaptación de la sociedad en su conjunto a la realidad del momento. Una realidad que tiene que ver
con esa tensión una vez más entre NATURA-CULTURA, o dicho de otra manera las necesidades
como especie (SEXO) y las demandas socioculturales (GÉNERO).
En este punto es necesario comentar que tal y como expone Martín Bravo (2011) existe una gran
polémica sobre el conflicto SEXO-GÉNERO (conflicto derivado del anterior), así como unos
autores se basan en unas características intrínsecamente determinadas por el sexo, apoyándose en
las neurociencias, otros hablan de que el entorno es algo que condiciona también la construcción
cerebral.
Se puede ver esta afirmación en el momento actual, ya que cuando antes las necesidades del trabajo,
la familia, la economía, la ideología, el conocimiento, los conflictos,… demandaban que las
personas ocuparán un lugar determinado en la sociedad y se comportaran como esta necesitaba,
actualmente se van necesitando otras. Es por eso, que de la masculinidad y feminidad hegemónica
van tomando más protagonismo otros tipos de masculinidad y feminidad diferentes, que demandan
unos posicionamientos diferentes para adaptarse a las diferentes realidades que vivimos en nuestro
entorno.
Esta cuestión sería objeto de un extenso trabajo e investigación, nos ceñiremos aquí al esbozo de lo
que se entiende actualmente y en la sociedad occidental por masculinidad y feminidad.

- Masculinidad: en su concepto hegemónico está asociada directamente con el


patriarcado como lógica de relación y de comprensión del mundo, donde el varón es el
género predominante en la condición humana. Esta postura antropológica es, desde
hace varias décadas, cuestionada a partir de los estudios antipatriarcales, en particular
en los estudios feministas.
Dentro de los roles característicos que se les asigna a la masculinidad hegemónica se
encuentran: virilidad, caballerosidad, superioridad, fortaleza, temple, competición, entre
otros. Esto lleva a una división social del trabajo desigual donde el varón tiene un lugar
en el mundo asociada a la fuerza de trabajo y la mujer al de la reproducción.
Esta visión del hombre tiene su fundamentación en sociedades donde la fuerza física,
la agresividad y la razón tienen un papel fundamental en el mundo del trabajo, la
producción y las relaciones sociales, por ejemplo sociedades industriales, sociedades
determinadas por conflictos armados (primera mitad del Siglo XX), entre otras.

~ 23 ~
- Feminidad: en su concepto hegemónico se entiende por feminidad un conjunto de
atributos asociados al rol tradicional de la mujer. Algunos ejemplos de esos atributos
son la comprensión, la delicadeza y suavidad, la muestra de afecto, la educación y los
cuidados de la descendencia, etc. Esta construcción social se corresponde con la
mirada que la sociedad tiene sobre la mujer, sobre todo como portadora de la vida y de
la perpetuación de la especie. Esto explica esta asociación de la mujer con el mundo
interno, el mundo de la familia.
En la actualidad la tecnología, el conocimiento, los medios de producción van cambiando. Esa
evolución no necesita tantas restricciones en función de la fuerza como valor primordial para el
trabajo, ni a la agresividad evidente como forma de relación. Estos atributos van perdiendo
protagonismo en beneficio de otros como la inteligencia, la creatividad, la cooperación, la
adaptabilidad,… para el progreso social. Es desde aquí desde donde los discursos feministas en pro
de una igualdad de oportunidades entre las mujeres y los hombres tienen eco y cada vez más
aceptación, desarrollándose cada vez más, nuevas feminidades y por lo tanto también de nuevas
masculinidades. En definitiva y resumiendo, ya no tienen que ser sólo los hombre los que vayan a
trabajar y por lo tanto ya no son sólo las mujeres las que se tengan que encargar del cuidado de la
prole.
Vemos aquí como el conflicto NATURA – CULTURA demanda una serie de atributos y conductas
por parte de la sociedad, que hasta el momento se ha resuelto a partir de las atribuciones culturales
que se daban al sexo de los individuos.
Estos cambios que se van produciendo, tienen que ver con cambios en la esencia de la sociedad, ya
que constituyen una nueva forma de ser y de relacionarse, y por lo tanto son lentos, costosos y
dolorosos. En el momento de cambio que vivimos, la evolución social de la mujer la lleva a querer y
necesitar desarrollarse en otras esferas que la familia, y la evolución social del hombre le lleva a
entrar en relación con otras realidades como el desempleo, la mujer como compañera de trabajo, la
mujer como fuente de ingresos, el mundo del hogar y el cuidado de la familia,…
Esto nos lleva a cuestionarnos lo siguiente ¿Cómo ser mujer en esferas tradicionalmente machistas?
¿Cómo ser hombre en unas circunstancias tradicionalmente de mujeres?
Estas son las preguntas que actualmente se están haciendo la sociedad a un nivel íntimo, cómo
ajustarse a estas nuevas realidades. Es en ese desajuste o en ese conflicto desde donde los adultos
viven, se desarrollan y se relacionan, transmitiendo sus sentimientos, frustraciones, necesidades,
intereses a los niños y los adolescentes. Siendo estos depositarios, hoy día, de una cultura en tensión
y cambio, de unos estilos de relación ambiguos, de unos valores cambiantes, de un futuro incierto.
De aquí la importancia de la persona adolescente en el mundo de hoy, por su función fundamental
de responder-se a la pregunta ¿Cómo hacerse adulto en y para el mundo actual?
Para responder-se a esta pregunta el adolescente ha de contemplar su realidad global, como sujeto
natural enmarcado en un contexto y tiempo determinado. Anteriormente hemos definido la cultura en su

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sentido científico como todo aquello que es transmitido a través del aprendizaje social entre animales de
la misma especie, es decir a través de la relación. En el animal humano el primer grupo de transmisión
cultural es la familia, siendo en primera instancia la figura materna a la que posteriormente el individuo
va incorporando nuevas esferas de relación como es la figura paterna, la fratria, los iguales, la escuela, la
pareja, el territorio, los medios de comunicación, redes sociales, sociedad, política, religión… Es en esa
interacción desde dónde la cultura se crea como un proceso dinámico y en continua evolución, y
también desde dónde se transmite y se aprende.
Es ahora cuando nos resulta interesante abordar qué pasa en el mundo relacional del adolescente,
en qué esferas se relaciona y de qué manera.

2.2.1. Identidad Sexual – Identidad de Género


El hito fundamental a nivel biológico en la adolescencia es pasar de un cuerpo de niño/niña a un
cuerpo de hombre/mujer. Sin embargo la identidad adolescente es algo que tiene que mediar con la
cultura y sociedad. El adolescente aquí es el centro de las tensiones entre la biología y la cultura, ya
que esta a cada sexo otorga un género determinado. El cómo el adolescente integra su identidad
sexual y su identidad de género es un conflicto mayúsculo en esta etapa.
La identidad de género e identidad sexual se diferencian en que la primera es más general e incluye
aspectos no estrictamente biológicos como sucede con la mera identidad sexual. La identidad de
género por tanto añade una dimensión psicológica de identificación que puede ser independiente de
los caracteres fenotípicos que todos los humanos poseen por condicionantes biológicos, estos
pueden ser independientes del ámbito psicosocial, a pesar de que en la mayor parte de seres
humanos existe correlación entre ambos.
La identidad de género es la conciencia que se adquiere de la igualdad, la unidad y la persistencia de
la individualidad como varón o mujer, y en nada tiene que ver la ambivalencia como mal afirmaba
John Money (1955). Los roles de género se «aprenden», es decir se desarrollan mentalmente, desde
la más temprana niñez. La observación de otras personas de diferentes identidades sexos, como los
padres y familiares, sirven de modelo para desarrollar una autoidentificación, que además se puede
ver influida por factores biológicos y genéticos. Los niños aprenden rápidamente a asociar
determinados colores, juguetes, objetos, actividades y vestimentas con identidades psicosociales. Sin
embargo, existen estructuras cerebrales que influyen en la diferenciación sexual de hombres y
mujeres. El hipotálamo que influye en la temperatura corporal, la presión sanguínea, las sensaciones
de hambre y sueño también tiene un papel decisivo en el comportamiento sexual. De hecho,
estadísticamente los hombres tienden a presentar un mayor desarrollo del núcleo preóptico medial.
La conciencia de pertenencia a una de las categorías de género existentes parece desarrollarse
precozmente y en relación con los estereotipos sociales referentes a los papeles que han de
representar los miembros de cada sexo. Algunos autores como Vasta, Haith y Miller (1996) y
Shaffter (2002) refieren que hacia los dos años de edad, los niños ya tienen conocimiento de las

~ 25 ~
categorías de género existentes en la sociedad, y que este conocimiento parece tener lugar a la par
que el niño toma conciencia de su identidad sexual (conciencia del propio sexo biológico). Sin
embargo, no será hasta los siete años de edad cuando esta identidad se consolide (en etapas previas
los niños aún creerán que, si bien pertenecen a uno u otro sexo, este hecho puede cambiar en
función de características o atributos externos tales como los atuendos o la longitud del pelo).
Cuando se hace referencia a la expresión de género se alude a la exteriorización de la identidad de
género de una persona como define la obra de Ferreyra (2010).

2.2.2. La familia en la adolescencia


El proceso de individuación del sujeto, presente desde la infancia se agudiza en esta etapa.
Siguiendo a López y Castro (2007) al principio la coexistencia diferenciada del hijo se observa en
adquisiciones de autonomía personal en sus aspectos más físicos y funcionales, hasta lograr, con el
paso del tiempo, una discriminación en los gustos, preferencias, criterios, responsabilidades, etc.
Estas elecciones y formas de estar en el mundo van construyendo y sosteniendo la personalidad del
adolescente, y son fruto de la relación con los padres como una manera de acercarse o alejarse a las
primeras figuras adultas de referencia.
Por su parte los padres van pasando de una permanente presencia en los cuidados y decisiones que
recaen sobre el hijo, a irse retirando paulatinamente para que sea éste quien adopte las
responsabilidades y elecciones que le conciernen. Esta paulatina retirada de la atención paterna
sobre los hijos tiene que ver con la interacción entre las necesidades del hijo y los padres, y las
expectativas interiorizadas que la sociedad tiene con respecto a ellos. Cómo lo vivencia cada uno
ese proceso será lo que determine un desapego sano o no. Dicho esto se desliza la idea de que una
adolescencia positiva es una cuestión familiar.
Cada familia mantiene un funcionamiento preciso y diferente de otras familias, tejido en la
convivencia diaria. Todos los miembros influyen en el establecimiento de costumbres, normas y
reglas que mantienen un cierto equilibrio familiar según afirman López y Castro (2007). Esta
cultura familiar tiene que ver con la cultura social en la que está inmersa la familia. Estas reglas,
normas y costumbres son en última instancia cuestiones que se permiten y se prohíben al interior
de la familia, que tienen su base en los ideales, las tendencias, los tabús, actuados a través de los
mecanismos de aprendizaje social y la represión.
Se da lugar aquí, el deseo de intimidad, deseo de ponerse en un plano de igualdad con respecto a los
adultos, las frustraciones y la pérdida de la imagen ideal de los adolescentes hacia los padres y
viceversa, pérdida de seguridad, entre otras cuestiones. Se corresponde con el esfuerzo de conseguir
una diferenciación de la influencia parental que se traduce en actos o conductas dirigidas a
demostrar y a demostrarse que actúan por sí mismos y que la opinión de los padres queda en un
segundo plano. Esta cuestión favorece las conductas de riesgo propias de la adolescencia.

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La adolescencia a nivel familiar es una época de conflicto continuo, en donde el hijo mantiene un
pulso con los padres para demostrar y demostrarse que ya no es un niño, que es un adulto. Esta es
una necesidad del hijo, que necesita verse a sí mismo en función de cómo él ha vivido a sus figuras
adultas de referencia. En esa difícil situación de búsqueda de equilibrio entre lo real y lo deseado es
en la que se encuentran las figuras parentales para el ejercicio de la parentalidad, de la que depende
en gran medida la salud de la familia.
En el mencionado conflicto NATURA – CULTURA las figuras parentales como portadores de esa
cultura que ha interiorizado el adolescente influyen decisivamente en la sexualidad del chico/a a
través no solo de la genética (características básicas de la apariencia física), sino también a través de
las actitudes, las relaciones conyugales y/o de pareja, las creencias religiosas, las actividades
laborales y de ocio según indica Toro (2010).

2.2.3. El grupo de iguales


En la adolescencia la elección del grupo de iguales es una de las primeras reivindicaciones del ser
humano de individualización y diferenciación del grupo primario, su familia. Hasta ese momento,
por norma general, todos los grupos más allá de la familia, como la escuela, actividades deportivas o
de ocio, han sido propuestas por los adultos y estos han tenido una función de supervisión para el
cuidado, introduciendo a la vez elementos socializadores, de aprendizaje y de formas de relación
aceptados o censurados por estos, e interiorizados de una u otra forma por los hijos.
La adolescencia en clave de etapa de cambio profundo y de búsqueda de uno mismo necesita tal y
como exponen López y Castro (2007) “tanto un espacio propio, sin injerencias, como evitar sentirse sólo. El
grupo de amigos se convierte justamente en eso que busca: algo propio que no comparte con su familia, pero donde no
se encuentra solo”.
En esa búsqueda constante de individuación se contrapone la norma paterna con la norma del
grupo, que es vivida como una creación propia en toda su intensidad y resulta una experiencia
necesaria para la estructuración de la personalidad adolescente. Es decir el grupo ejerce una función
estructurante a nivel evolutivo, ya que el proceso grupal se presenta como algo novedoso y es
vivido con la emoción de descubrimiento, hay que tener en cuenta que en ese proceso el bagaje
previo actuará facilitándolo o dificultándolo según López y Castro (2007).
Es con el grupo de iguales en interrelación con otras esferas de relación que han aparecido antes y
van apareciendo en la adolescencia desde donde se va configurando la identidad del ser humano.
Este da respuesta a una serie de necesidades que experimenta el/la chico/a en esta etapa, tales
como:
 Conquista y aceptación de las diferencias individuales.
 La familia como grupo de relación es insuficiente.
 Espacio para compartir los conflictos con su cuerpo, su familia o sus miedos.
 Ensayar su independencia.

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 Pertenencia a un grupo propio.
 Identidad diferenciada.
 Despertar sexual.
Es en la adolescencia, en esa reivindicación de uno mismo hacia sí mismo y hacia el mundo, en
donde tiene lugar el despertar sexual. La energía libidinal se ha ido desplazando desde la necesidad
de conservación, cuidado, protección y alimento, propias de la niñez, hacia el erotismo y el
encuentro sexual, siguiendo a Freud, estaríamos en la etapa genital, propiamente dicha. La
naturaleza guía al adolescente hacia todo lo relacionado con el sexo y el erotismo, y encuentra en el
grupo de iguales el lugar adecuado para satisfacer esa necesidad de saber y de experimentar.
Es en el juego de las relaciones sociales en donde las conductas que se observan en los adolescentes
tienen que ver con puestas en escena para la seducción y la reivindicación sexual. Son muchas las
diferencias conductuales entre los chicos y las chicas, todas ellas dependiendo de las estrategias de
cada sexo para desarrollar.
Las relaciones con iguales entre adolescentes suele orbitar alrededor de la sexualidad.

2.2.4. La escuela
Funes (2010) dice textualmente“Difícilmente podríamos entender la condición adolescente sin tener presente que
se trata de un sujeto que pasa buena parte de su tiempo de autoconstrucción entre aulas, pasillos y patios”.
Siguiendo a este autor y su obra, vemos como la escuela y sus alrededores pasan a ser espacios
clave de las interacciones adolescentes, tratándose este del territorio central en el que aprenden y
practican unas u otras formas de ser adolescentes.
Es el espacio que contiene no solamente el aprendizaje, sino sobre todo todas aquellas cuestiones
que tienen que ver con su desarrollo identitario y de carácter. El mundo de las relaciones, las
rivalidades, los deseos, las fantasías, los agobios, los líos vitales, en definitiva, en la escuela se dan un
conjunto de variables que condicionan las dinámicas adolescentes, las propuestas y las limitaciones
que el alumnado tendrá para construir una buena parte de su identidad, provisionalmente
adolescente.
En la escuela se dan cita de nuevo, los intereses vitales, los afectos, la búsqueda de placer y la norma
a través de las figuras de los adultos (profesores). En esta relación el adolescente continúa con su
aprendizaje, no solo académico, sino su socialización. Esta socialización es de gran trascendencia ya
que es en función de esta el tipo de adultos que generará la sociedad: adultos responsables, críticos,
sumisos, agresivos, intolerantes,…
En las relaciones que se establecen en la escuela entre los adolescentes, los adultos y entre estos, se
dan las condiciones necesarias para desarrollar una actitud vital hacia el mundo que nos rodea, más
allá de la familia. Las relaciones de los adolescentes entre sí están guiadas y marcadas por los
instintos y los afectos en la búsqueda constante de placer y gratificación, sin embargo la norma de
que no todo vale guardada por los profesores y la institución está muy presente.

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2.2.5. Las tecnologías de la información y comunicación
El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación en los últimos años ha
generado cambios profundos en nuestra sociedad. A día de hoy es imposible no sentirse afectado
por su presencia, pues las nuevas tecnologías se han constituido como parte natural de nuestro
entorno, siendo especialmente notable su influencia en los adolescentes, quienes han encontrado en
las TICs nuevas formas de comunicación, interacción, búsqueda de información y aprendizaje. Se
trata pues de herramientas poderosas que debemos tener en cuenta en la educación de los
adolescentes, sobre todo teniendo en cuenta que el uso de las TICs no está exento de riesgos.
Vivimos en una sociedad de consumo que ha visto a los adolescentes como consumidores
destacados, que viven orientados hacia la exploración de su sexualidad, el erotismo y el éxito social,
cuestiones constantemente presentes en los medios de comunicación. Una población en definitiva a
seducir, a mantener y proteger para su propio interés comercial. De ahí que los medios de
comunicación como empresas en competencia y rivalidad, afinen sus propuestas dirigidas a este
colectivos diana. En este sentido algunos estudios señalan que las TICs, aunque han sido creadas
como medio de comunicación e información, el diseño de las mismas ejerce una influencia
significativa en la voluntad de la persona, favoreciendo así la aparición de nuevas problemáticas
comportamentales a consecuencia de su uso generalizado, en aquellos casos en los que también
confluyen factores personales y ambientales como señala Saldaña (2001).
Junto con el interés de los adolescentes por las TICs, se constata el interés en la comunidad
científica por conocer el manejo que los adolescentes realizan con esta tecnología. A día de hoy son
muchas las investigaciones realizadas en este ámbito, a través de las que se pretende recoger
información sobre la influencia de las TICs en la adolescencia. Entre los grandes proyectos
internacionales, destacar el estudio EU Kids Online, red temática financiada por el Safer Internet
Plus Programme de la Unión Europea que informa de las investigaciones sobre menores, jóvenes y
el uso de Internet en Europa. Así mismo en España existe una organización llamada “Foro
Generaciones Interactivas” que busca fomentar una relación saludable de los jóvenes y las TICs.
Es de interés señalar, como lo hace Vidales (2013), que son frecuentes los estudios que concluyen
que las TICs influyen en la psicología del adolescente, en su forma de aprender, de relacionarse y de
comunicarse. Por ello se ha convertido en una prioridad evaluar el impacto de las TICs en el
desarrollo psicosocial durante la adolescencia, concretamente en la construcción de identidad, la
socialización y el estilo de vida.

2.2.6. La moral sexual

Tomando como referencia a Freud (1907) diferenciamos en este punto los conceptos de Moral
Sexual Natural y Moral Sexual Cultural. La primera es la que permite al ser humano la conservación

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en estado de salud y aptitud vital. La segunda es la que permite al ser humano desarrollar un trabajo
cultural intenso y productivo.

Esto nos sirve como punto de partida para entender la función de la Moral Sexual Cultural en el
desarrollo del ser humano en general y de los adolescentes en particular, Freud afirmaba que
nuestra cultura se construye fundamentalmente sobre la base de la inhibición de las pulsiones, es
decir de su sofocación. Desde aquí, a partir de las renuncias individuales que cada uno ha ido
haciendo a favor de la producción, el trabajo cultural, se ha ido construyendo una serie de ideales,
de tabús, de restricciones sociales socialmente integradas, a través de la represión de los deseos, las
pulsiones y los instintos.

En las sociedades occidentales, la Moral Sexual siempre ha estado dirigida por el poder, ligado
tradicionalmente a la religión, que han perseguido siempre la represión sexual natural,
circunscribiendo las relaciones eróticas en el ámbito exclusivo de la reproducción. Esta presión
constante y severa que se hace en estas sociedades sobre todos sus integrantes, tiene especial
relevancia en el mundo infantil, ya que, como indica Escobedo citando a Reich, la represión de la
sexualidad natural en el niño, especialmente de su genitalidad, lo hace aprehensivo, tímido y
obediente, así como temeroso de todo tipo de autoridad, lo hace "amable" y "tranquilo", paraliza
sus tendencias rebeldes porque asocia la rebelión con la angustia. Al inhibir la curiosidad sexual del
niño, la represión provoca un oscurecimiento general de su sentido crítico y de sus facultades
mentales.

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3.- ABORDAJE AFECTIVO SEXUAL EN
CENTROS EDUCATIVOS
Una vez introducido el concepto de sexualidad como vehiculizador de la tensión y conflicto
NATURA - CULTURA y el papel de esta en la construcción identitaria de la sociedad como
hombres y mujeres, estamos en disposición de plantear un abordaje sobre la cuestión afectivo
sexual en centros educativos. Desde ahí entendemos que lo que entienda la institución y los
referentes adultos de la misma sobre la sexualidad será lo que efectiva y afectivamente se transmita
a los adolescentes.

Tal como decía Reich (1978) “en la educación es necesario manejar correctamente la sexualidad de los niños”.
Esta afirmación tiene que ver con que la expresión de la sexualidad en los niños y adolescentes es
espontánea y tiene que ver con la búsqueda de la relación, la exploración propia y común y la
búsqueda de placer. La sexualidad vista desde la perspectiva infantil y adolescente es en sí misma
sana, motivadora y dinamizadora, es cuando la expresión de la sexualidad de los niños y
adolescentes es vista desde la mirada del adulto, analizando e interpretando desde esta perspectiva
cuando actúa la moral sexual cultural y pone en funcionamientos los mecanismos de represión e
inhibición, cargando desde ahí la sexualidad de prejuicios, de fobias y tabús.

La sexualidad se expresa, se vive y se siente, es por esto por lo que el abordaje educativo ha de ser
global, no bastando la mera transmisión de información, que si bien es necesaria y útil, por sí sola es
insuficiente. Consideramos que sería de interés el plantear un abordaje integral, en donde no se
tuviera en cuenta solamente a los adolescentes como beneficiarios del mismo, sino a toda la
comunidad educativa, teniendo al profesorado y referentes adultos como piedra angular de este
enfoque. Esto permitiría que tal y como afirmaba Reich (1950) “Podemos hacer todo lo posible para quitar
los obstáculos del camino de nuestros hijos para que construyan un mundo nuevo y mejor para ellos mismos”.

3.1. PERSPECTIVA METODOLÓGICA


La sexualidad sigue siendo una cuestión incómoda que tiende a ser relegada y silenciada. Ello ocurre
probablemente por varios motivos tal y como exponen Gómez, J.; Ibaceta, P. y Pinedo, J. A.
(2000):
1. La expresión de la sexualidad como el encuentro erótico o el deseo sexual se ubica en el
espacio de la intimidad de cada uno, lo cual genera una importante implicación personal.
De este modo el tratamiento de la sexualidad es percibido como algo delicado y
comprometido, finalmente incómodo.
2. La sexualidad ha sido fuertemente ideologizada desde hace décadas.

~ 31 ~
3. Bajo nivel de formación sobre la sexualidad humana de los profesionales de la salud y de la
educación. Esta cuestión aumenta la inseguridad en el momento de tener que implicarse en
el tratamiento profesional de la educación sexual.
Dado que vivimos en un medio cultural democrático y plural, compuesto por múltiples
sensibilidades, diversas ideologías y creencias, la educación sexual no puede ser planteada desde
unos principios u otros, dirigida hacia un sector u otro, no puede ser manipulada desde una creencia
u otra. Es preciso como comentan Gómez, J. et. al. (2000) llegar a un consenso a través del cual la
educación sexual no sea utilizada para adoctrinar desde una postura u otra, sino para abrir
posibilidades a través de las cuales cada persona se sienta libre de decidir, organizar e integrar en su
propia biografía la dimensión afectivo – sexual.
El modo de lograr un consenso, a partir del cual se pueda avanzar en la consecución de los
objetivos previstos, consiste en acordar un modelo de intervención que sea coherente, respetuoso y
riguroso con los conocimientos científicos. Este modelo de abordaje afectivo sexual en centros
educativos opta por el “Modelo biográfico-profesional” propuesto por López (2005), en donde
comentaba que “...El objetivo básico de este modelo es favorecer la aceptación positiva de la propia identidad
sexual y el aprendizaje de conocimientos que permitan vivir las diferentes posibilidades de la sexualidad en cada edad,
conforme la persona o personas implicadas lo deseen. Los contenidos están libres de prejuicios y tópicos, ofreciendo una
información lo más científica posible. El derecho al placer sexual, libremente deseado, es reconocido; no se limita a una
edad, al matrimonio, a la genitalidad, a la heterosexualidad o la procreación. Educación sexual que ofrece los
instrumentos para un análisis crítico del funcionamiento social, pero a la vez, es tolerante y respetuosa con las
diferentes creencias e ideas presentes en una sociedad democrática. Educación sexual que pone el énfasis en la
necesidad de responsabilidad y ética social para que sean evitados los riesgos y las relaciones de explotación entre las
personas. Educación sexual en la que el alumnado no recibe una “doctrina moral o política”, sino que son activos
participantes en la búsqueda de información y en el diálogo a través del cual se intentan resolver las discrepancias o
conocer las opiniones de los demás en los numerosos temas que son objeto de discusión. Se trata en definitiva de un
modelo en el que se procura ofrecer información profesional, fomentar actitudes positivas hacia la sexualidad y sentido
ético en las relaciones.”

3.2. FORMACIÓN PARA REFERENTES ADULTOS SOBRE EL


DESARROLLO AFECTIVO SEXUAL
Los referentes adultos en la escuela, tales como profesores, director, jefes de estudio, orientadores,
miembros del ANPA, celadores,… son los encargados de dirigir la actividad académica, educativa y
de la vida diaria de un centro escolar. Los adolescentes en este marco están a cargo de estos, y por
ello su responsabilidad para con ellos va más allá que la enseñanza en el aula del currículum
académico. Los adultos en la escuela y otros ámbitos de la vida, son observados por los

~ 32 ~
adolescentes, y desde ahí van construyendo su identidad. Es por eso que las actitudes y
comportamientos pesan muchas veces más que la transmisión de conocimientos en el aula.

Como hemos dicho anteriormente, la escuela es un entorno socializador muy importante en el


desarrollo adolescente. El ambiente escolar está cargado de hormonas, en donde el deseo, los
encuentros entre iguales, las actitudes sexuales están en evidencia. Es por esto que la educación
afectivo sexual ha de darse también y sobre todo en la escuela, sin embargo tal y como señalan
Brêtas y Silva citado por Meinardi, E.; Revel, A.; Godoy, E.; Iglesias, M.; Rodriguez, I.; Plaza, M.V.
y Bonan, L. (2008) debido a variables como la falta de preparación de los profesores para la
discusión del tema, la ideología por la cual para dominar una situación usan mecanismos de control
como la represión o la biologización de la sexualidad, con la connivencia de las ciencias médicas,
sólo se logra vincular el ejercicio de la sexualidad con la práctica de las funciones reproductoras. La
equivalencia entre sexualidad y reproducción deja afuera del análisis aspectos muy relevantes para
los jóvenes, como aquellos vinculados con el placer y la subjetividad, es decir, a una verdadera
concepción de la vida sexual.

Ramos citado por Meinardi, E. et. al. (2008), al investigar las concepciones de un grupo de docentes
de una escuela media respecto de la sexualidad y de la educación sexual, muestra claramente cómo
las explicaciones del sentido común en temas de sexualidad impregnan continuamente sus prácticas.
En esta línea, cada vez más se reconoce el impacto que producen las concepciones implícitas de los
docentes sobre su desempeño profesional. Es así que, según Bernardi (1985), la manera
predominante del modelo de educación sexual es aquella en la que el educador intenta eliminar su
propia sexualidad, y anhela que se sofoque también la sexualidad de los educandos.

Silva y Carvalho citado por Meinardi, E. et. al. (2008), señalan que el origen de la falta de
preparación de la escuela para trabajar lo afectivo sexual es la educación familiar antisexual y
opresora que ellos recibieron y, también, en su formación académica inicial.

Desde aquí proponemos una educación hacia la construcción de la sexualidad entendida como una
experiencia histórica y personal, una construcción que no se agota en la información sobre
sexualidad sino que incluye además la formación de actitudes hacia los afectos y lo sexual.

3.2.1. Objetivos

 Generales

- Entender la sexualidad desde la complejidad.

- Observar las actitudes sexuales desde el reconocimiento de la propia moral


sexual cultural.

- Situarse en el lugar del adulto referente desde el saber global.

~ 33 ~
 Específicos

- Comprender la sexualidad como característica esencial de la natureza humana


con relación a las clases, las etnias, las generaciones y los géneros.

- Entender la sexualidad como un hecho complejo, que está en la cultura, en la


conducta, en los afectos y en la personalidad.

- Tomar conciencia del carácter cultural de la sexualidad, y de la diversidad de


enfoques que se dan, según las épocas, los lugares, las religiones, las
ideologías, etc.

- Reconocer las diferentes expresiones de la sexualidad, teniendo en cuenta la


diferencia de espacios entre lo íntimo, lo privado y lo público.

- Entender la expresión de la sexualidad como patrimonio exclusivo de cada


uno desde la resolución del conflicto NATURA-CULTURA.

- Conocer el desarrollo psicoafectivo del ser humano, especialmente en la


infancia y adolescencia.

- Técnicas activas no directivas de intervención en el aula.

3.2.2. Contenidos

Los contenidos a desarrollar a través de este abordaje en educación afectivo sexual serán:

1. Concepto de sexualidad: la función de la educación afectivo-sexual consiste en suscitar, a lo


largo del proceso educativo, los elementos necesarios para construir, desarrollar, la manera
propia de estar en el mundo como mujer, o como hombre. Esta es la situación de partida
desde un punto de vista conceptual. Se debería contemplar a los educandos, no como
personas potencialmente víctimas de sus “impulsos sexuales”, sino como seres que a lo
largo de las edades y en conjunción con otros procesos psicológicos desarrollarán el modo
de vivir su propia sexuación.
2. Actitudes hacia la sexualidad: los referentes adultos son pieza clave en el proceso educativo
del alumnado, estos educan no con la información que comparten, que también, sino sobre
todo con lo que transmiten. Es por eso que tal y como exponen Gómez, J. et. al. (2000) “Si
la revisión de las actitudes hacia la sexualidad es interesante en cualquier persona, dado su interés en la
consecución de un grado razonable de bienestar, para los profesionales de la educación debería ser una
exigencia. Este es el modo en que la intervención profesional estaría preservada de posibles interferencias
procedentes de la propia ideología, contribuyendo a alcanzar el grado máximo de objetividad científica en la
transmisión de conocimientos”. Además de esta revisión de actitudes propias hacia la sexualidad,

~ 34 ~
para ser conscientes de lo que cada uno pone en juego en proceso de enseñanza-
aprendizaje en la educación afectivo sexual, es necesario saber de las actitudes que en la
sociedad existen sobre:
a. Los sentimientos de culpa sexual.
b. Dimensión erotofobia y erotofilia. Tiene que ver con la disposición a responder a
cuestiones sexuales a lo largo de una dimensión positivo-negativa.
c. Sexismo y heterosexismo. Tiene que ver con las actitudes de jerarquizar a las
personas en función de su sexo. Desde aquí el heterosexismo es aquella que
jerarquiza las sexualidades poniendo la heterosexualidad como superior.
d. Homofobia y transfobia. Tiene que ver con las actitudes de rechazo hacia personas
con otras orientaciones sexuales que la heterosexual.
3. Desarrollo psicosexual en la infancia y adolescencia: como referentes adultos, conocer el
momento específico en el que se encuentran los adolescentes y de dónde viene es algo
importante para entender muchos de los conflictos, las necesidades, las dudas, los miedos y
las inseguridades con los que los adolescentes se tienen que manejar, y poderles ayudar en
su proceso.
4. La expresión de la sexualidad: hemos visto que donde se da lugar el desarrollo del
adolescente es en su propio cuerpo, es ahí donde se evidencian las tensiones lógicas de lo
que tiene que ver el gran cambio al que se ve sometido el individuo, pasar de un ser infantil
no reproductivo, a un ser maduro con capacidad reproductiva. Esta transformación a todos
los niveles que sufre el adolescente se expresa a través de su propio cuerpo, pero también a
través de su conducta y sentimientos. Por ese motivo se abordarán desde esta perspectiva:
a. Identidad sexual e identidad de género.
b. Deseo sexual y deseo erótico.
c. La necesidad de intimidad.
d. Las relaciones sexuales y la vinculación afectiva.
e. El autoerotismo y la masturbación.
f. El orgasmo.

3.3. TALLER DE EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL PARA


ADOLESCENTES
Este taller parte de la idea de que los adolescentes tal y como exponen Fernández y Rodríguez
(2013) tomen conciencia de sus propios deseos y necesidades afectivas y sexuales, en un ambiente
de diálogo y tratando de crear un clima sano de relaciones justas, educando en afectos y valores,

~ 35 ~
libres de estereotipos de género. “Es importante que las personas nos acerquemos al mundo de los afectos de
una manera saludable”.

En el presente trabajo se diseña esta propuesta dirigida a la segunda etapa de la ESO. Desde aquí
hay que tener en cuenta que los cambios corporales se van asentando y que, ya en tercero, se está
más cerca de la primera juventud que de la niñez, estimamos oportuno trabajar con la imagen
corporal dentro del contexto del desarrollo de la identidad, relacionadas ambas con el autoconcepto
y la autoestima. La educación sexual según Gómez, J. et. al. (2000) debe cumplir una función
preventiva, por ello debe potenciar la aceptación personal y el desarrollo de los valores propios, y
combatir la manipulación comercial que permanentemente ejercen los medios de comunicación
respecto a los estereotipos de belleza.

3.3.1. Objetivos

 Generales

- Mejorar la expresión y comunicación entre adolescentes.

- Aprender a respetar las opiniones y actitudes de los demás.

- Fomentar el trabajo en grupo.

 Específicos:

- Comprender la sexualidad como característica esencial de la naturaleza


humana con relación a las clases, las etnias, las generaciones y los géneros.

- Entender la sexualidad como un hecho complejo, que está en la cultura, en la


conducta, en los afectos y en la personalidad.

- Valorar y entender la sexualidad como algo propio, que podemos compartir


libremente, que tiene implicaciones sociales.

- Tomar conciencia del carácter cultural de la sexualidad, y de la diversidad de


enfoques que se dan, según las épocas, los lugares, las religiones, las
ideologías, etc.

- Tener un conocimiento de la anatomía y la fisiología de los aparatos genitales


femenino y masculino, y relacionarlo con la conducta sexual y sus
consecuencias.

- Darse cuenta de la influencia de los medios de comunicación, la publicidad y


el entorno social sobre la conducta sexual de las personas.

~ 36 ~
- Promover la autoestima, proporcionando elementos para apreciar y respetar el
propio cuerpo y el del otro, y entender y respetar las diferencias entre las
personas.

- Conseguir expresar, argumentar, fundamentar y defender opiniones, sobre


cualquier aspecto referido a la sexualidad y a la reproducción con una actitud
tolerante hacia otras personas y sus puntos de vista.

3.3.2. Contenidos

Diferenciamos los contenidos a trabajar en áreas, de esta manera tenemos:

1. Área de identidad sexual e identidad de género.


a. Autoconocimiento, autoconcepto y autoestima: el saber de uno mismo y cómo
cada uno se siente con ello. El cómo nos relacionemos con nosotros mismos y con
los demás parte del cómo nos vemos.
b. El cuerpo puesto en juego en la relación interpersonal: la relación entre cuerpo e
identidad sexual y de género. Los diferentes modos de sexuación entre las
personas.
c. Diversidad sexual e integración: estereotipos sexuales tradicionales,
comportamientos sexistas y discriminación, fomento de relaciones justas entre
personas.
2. Área de la expresión erótica.
a. El deseo erótico en el conjunto de la identidad sexual y de género: la propia
orientación del deseo y la de los demás.
b. La respuesta sexual humana: la propia respuesta sexual y las del sexo contrario y
los comportamientos sexuales.
c. Funciones de la sexualidad y toma de decisiones: fecundidad, placer erótico,
comunicación, vinculación, afectos y emociones.
d. Espacios de relación: las diferencias entre lo público, lo privado y lo íntimo.
3. Área de los afectos.
a. Las relaciones de proximidad e intimidad: las diferencias entre las relaciones con
personas significativas. Los vínculos de amistad y de compañía sexual.
b. La expresión emocional: los sentimientos y los afectos que se ponen en juego en
las relaciones interpersonales privadas e íntimas. El placer, el amor, el
enamoramiento, la frustración, etc.

~ 37 ~
c. El vínculo y los afectos: el erotismo como forma de comunicación íntima entre
personas. La importancia del cuidado propio y de las personas significativas del
entorno.
4. Área de la salud.
a. Comportamientos sexuales en relación con la salud: los comportamientos sexuales
saludables y de riesgo. Poner y ponerse límites en las relaciones.
b. Recursos para el cuidado en las relaciones: las habilidades y sistemas de protección
y cuidado.

3.4. METODOLOGÍA
La metodología será activa y participativa, como forma de concebir y abordar los procesos de
enseñanza-aprendizaje y construcción del conocimiento. Esta metodología de trabajo entiende que
los participantes son agentes activos en la construcción del conocimiento, sobre todo teniendo en
cuenta la temática tan personal e íntima a trabajar.

Las sesiones tendrán un formato de charla-taller en donde:

1. Se utilizarán medios de apoyo para la reproducción de imágenes, power-point, breves


fragmentos de películas, con el objetivo de facilitar el proceso de aprendizaje y el
intercambio de impresiones.
2. Se entregará material formativo accesible, para seguir el contenido de las acciones
formativas, facilitando así mismo datos a cerca de fuentes de información de calidad en
cada uno de los temas abordados.
3. Se realizarán dinámicas grupales con el objetivo de favorecer la acción, la participación y
sobre todo la vivencia personal de los contenidos a tratar.

3.5. EVALUACIÓN
La evaluación de los programas educativos permite analizar si el proceso de enseñanza-aprendizaje
se ajusta a la realidad del grupo al inicio del programa, durante su realización y en el resultado final.
De este modo se podrá determinar la situación de la que se parte, si se logran los objetivos
propuestos y el tipo de necesidades para mejorar todo el proceso.

Para la evaluación de la presente propuesta se tendrá como referencia el trabajo realizado por
Carrera, M.V.; Lameiras, M. y Rodríguez, Y. (2007) en la que plantean:

1. Evaluación inicial o diagnóstica: a través de una prueba de autoinfome formada por


cuestionarios de corte cuantitativo. En esta se tienen en cuenta datos sociodemográficos,

~ 38 ~
satisfacción corporal, autoconcepto, autoestima, conocimiento sobre órganos genitales,
actitudes hacia la sexualidad.
2. Evaluación de la intervención: se utilizará un diario de sesiones recogiéndose de forma
descriptiva y narrativa los datos identificativos de cada sesión, la descripción de la misma,
el grado de participación y el comportamiento de los beneficiarios, el grado de interés por
la temática, los problemas encontrados, nuevos conocimientos y habilidades adquiridos y
verbalizaciones durante la sesión.
3. Evaluación final: se realizará un cuestionario de satisfacción de la intervención teniéndose
en cuenta si se sintieron a gusto y su interés en continuar con la intervención,
cumplimiento de expectativas, claridad y calidad en la presentación de los contenidos,
dominio de los temas tratados por parte de los docentes, aplicabilidad, sensación de
incremento de habilidades y actitudes dirigidas hacia la expresión sexual saludable y
propuestas de mejora.

3.5.1. Indicadores de evaluación

Los indicadores de evaluación a tener en cuenta serán:

- Grado de aceptación de los cambios físicos y sexuales producidos en el propio cuerpo.


- Nivel de preocupación por la autoimagen y el autocuidado.
- Grado de dominio de las habilidades de expresión corporal y lenguaje no verbal.
- Reconocimiento de las propias limitaciones.
- Número de actitudes críticas y sin prejuicios ante la sexualidad.
- Nivel de respeto, sensibilidad, tolerancia y naturalidad en lo referente a las expresiones
sexuales.
- Grado de conocimiento de la anatomía y la fisiología del cuerpo humano.
- Grado de desarrollo y vivencia de las relaciones en espacios adecuados.
- Verbalizaciones de utilización de medios de protección en las relaciones sexuales.
- Verbalizaciones referidas a poner y ponerse límites en las relaciones interpersonales.

~ 39 ~
4. CONCLUSIONES

Hemos abordado en el presente trabajo la adolescencia en lo que tiene que ver con su desarrollo
fisiológico natural, su desarrollo identitario y su entorno. Hemos visto que desde la naturaleza del
ser humano, la sexualidad juega un papel vertebrador de la realidad del sujeto, en tanto en cuanto
desde el nacimiento, nuestros impulsos nos guían hacia la búsqueda de placer y alejamiento al dolor,
que encontramos a través de la relación interpersonal. Es por eso que es la sexualidad natural la que
nos guía a lo largo de nuestro ciclo vital.

En el desarrollo del ser humano, vemos que en la adolescencia son numerosos y muy importantes
los procesos que se dan, en aras de constituirse como personas adultas en sociedad. De esta manera
vemos como los cambios fisiológicos, mediatizados por los factores socioculturales, generan en el
individuo una serie de transformaciones psicofísicas pero también actitudinales. El adolescente a
través de este proceso va constituyendo su personalidad y su carácter como forma de ser y de
presentarse en el mundo.

Esta relación entre lo natural y lo cultural, lo hemos denominado conflicto NATURA-CULTURA,


y tiene que ver con lo que la naturaleza desarrolla y la cultura empuja. La NATURA la entendemos
aquí como aquello con base biológica y hace referencia a los eventos puberales, desarrollo cerebral,
desarrollo físico y su manifestación a través de los instintos y emociones. La CULTURA la
entendemos como aquellas cuestiones sociales que se transmiten, se viven e integran. En última
instancia se trata del proceso de socialización. Y la sexualidad, como hemos visto, ocupa un lugar
fundamental como vehiculizador de ese conflicto en el propio cuerpo del individuo como forma de
carga y descarga de la energía libidinal producida en la relación dinámica NATURA-CULTURA.

El conflicto NATURA – CULTURA, que el adolescente en su proceso de búsqueda de sí mismo y


de su lugar en el mundo necesariamente ha de resolver e integrar en su propio cuerpo. Estas dos
fuerzas, forman parte esencial del ser humano, de tal manera que una persona avocada a la
satisfacción exclusiva de su parte más natural e instintiva es una persona que desarrollará patologías,
del mismo modo que una persona escindida de su parte natural en beneficio de la cultura. Es por
eso que esa tensión vital tiene un destino, que no es otro que irse acomodando en beneficio de un
desarrollo social y personal saludable.

A lo largo del presente trabajo se ha dado cuenta de que la sexualidad es mucho más que el
encuentro sexual y las manifestaciones genitales adultas. Esta tiene que ver con la expresión de la
búsqueda del placer como movimiento originario. Ese movimiento instintivo y saludablemente
desarrollado, que guía naturalmente al individuo en sociedad al bienestar y la plenitud, integra en ese
proceso el autocuidado que no el narcisismo, la necesidad del otro que no la dependencia del otro,

~ 40 ~
la adquisición de una identidad personal que no la asimilación cultural, el desempeño vital en
sociedad que no la hiperactividad sin contenido, la autoregulación desde la integración de la norma
social que no la asimilación a la norma social,… Como vemos cuestiones que hacen del ser humano
un ciudadano adulto, responsable y maduramente crítico en el mundo que le toca vivir.

Sin embargo, el mundo y la sociedad están plagados de perversiones, trastornos y obstáculos que
dificultan e imposibilitan las relaciones plenas y saludables. ¿A qué se debe? Si la sexualidad guía al
individuo, y por tanto también al adolescente, a la natural y adaptativa búsqueda de placer y
bienestar en el mundo que le rodea ¿Qué papel ha jugado y está jugando la cultura en la
adolescencia de hoy? Desde la concepción del presente trabajo, ha quedado definido que la
sociedad actual, con su Moral Sexual Cultural, dirige, determina, prohíbe y somete la expresión
natural pulsional a todos los niveles, siendo los niños de ayer que son los adultos de hoy, los que
han interiorizado como bueno la represión de las motivaciones naturales, de los instintos que nos
permiten realizarnos como personas, en favor de la producción, del deber ser y las conductas
socialmente adecuadas. Cuestiones que por otra parte son transmitidas a las generaciones de hoy.

El papel que juega la cultura y la educación en la socialización es fundamental en el proceso


identitario durante la adolescencia. Ese proceso de socialización que inevitablemente envuelve al
sujeto en sociedad está marcado por las relaciones que se establecen en los diferentes espacios
sociales como la familia, los iguales, la escuela y el mundo del trabajo, los medios de comunicación,
la economía, la política,… Es decir, la persona adolescente se ve influida por todas las esferas de las
que forma parte en mayor o menor medida, siendo de esta manera depositario de la tensión
NATURA – CULTURA que ha de resolver para darse a sí mismo un lugar en el mundo.

Es por esto que los adultos somos la piedra angular en el desarrollo de la personalidad adolescente,
ya que como decía Reich (1950) “Podemos hacer todo lo posible para eliminar los obstáculos que están en el
camino de nuestros hijos, para que construyan un mundo nuevo y mejor para ellos mismos”. Esta frase resume en
sí misma el sentido del presente trabajo, ya que:

- los obstáculos que los y las adolescentes encuentran en su camino son siempre
heredados de los adultos y tienen que ver con los miedos, las inseguridades, la
ignorancia, las envidias, las emociones reprimidas, las insatisfacciones, las
proyecciones,… que son transmitidas e integradas por las nuevas generaciones
convirtiéndose así en sus propios obstáculos.

- que construyan un mundo nuevo y mejor para ellos mismos, no significa dejar hacer a
su cuenta y riesgo, sino acompañarles desde el lugar de guía y de mentores, desde el
lugar de personas adultas que ocupan esa posición porque saben más, no de personas
mayores porque solamente tienen más años.

~ 41 ~
Desde aquí vemos como los adultos tenemos una enorme responsabilidad que nos toca asumir y
hacernos cargo. Las personas adolescentes necesitan del adulto para construir-se un sí mismos en la
sociedad. Tal y como se ha venido señalando, la sexualidad saludable forma parte de la esencia del
ser humano, y es necesario conocerla y aprender a manejarse en ella. Para que las personas
adolescentes puedan hacerlo es necesario que los adultos se lo permitan, y para ello los adultos son
los que primero deben saber de sí mismos, de sus propias limitaciones, de sus prejuicios y tabús,…
En definitiva es necesario ayudarles a ser referentes adultos y maduros.

De aquí surge la necesidad de proponer un abordaje afectivo sexual en centros educativos, que
tenga en cuenta que la sexualidad forma parte de todos y cada uno de nosotros y que la información
sobre conductas sexuales, aparatos genitales y enfermedades de transmisión genital por sí sola, no
es suficiente para un abordaje que, permita al adolescente acercarse a la sexualidad, al sexo y el
mundo de los afectos de una manera saludable.

En esta propuesta de abordaje educativo, hacemos hincapié en que las actitudes, la ideología, los
estilos relacionales se transmiten a través de lo que se expresa, y no tanto a través de lo que se dice.
Por eso es necesario que los referentes adultos se conviertan realmente en referentes maduros que
sean capaces de observar y orientar a los adolescentes no desde las necesidades propias guiadas por
la moral sexual cultural de cada uno, sino desde las necesidades reales de sus alumnos.

~ 42 ~
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