Bontempo, Paula (2012) - Los Ninos de Billiken Las Infancias en Buenos Aires en Las Primeras Decadas Del Siglo XX
Bontempo, Paula (2012) - Los Ninos de Billiken Las Infancias en Buenos Aires en Las Primeras Decadas Del Siglo XX
Bontempo, Paula (2012) - Los Ninos de Billiken Las Infancias en Buenos Aires en Las Primeras Decadas Del Siglo XX
12,
2012, pp. 205-221.
Bontempo, Paula.
Cita: Bontempo, Paula (2012). Los niños de Billiken: las infancias en Buenos
Aires en las primeras décadas del siglo XX. Anuario del Centro de
Estudios Históricos "Prof. Carlos S. A. Segreti", (12) 205-221.
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Para Ti: UnA rEvISTA mODErnA
pArA UnA mUjEr mODErnA,
1922-1935
Paula BontemPo
resumen Summary
Este artículo estudia la revista femenina Para Ti, The purpose of this article is to study the femi-
desde que apareció en los quioscos de diarios y nine magazine Para Ti, since it first appeared in
revistas en 1922 hasta 1935, cuando comenzó the newsstands in 1992 to 1935, when Vosotras,
a editarse Vosotras, su principal competidora. its main competitor, started to be published. Du-
En este período, el semanario se afianzó en el ring this period, the weekly magazine, reinforced
mercado e inauguró un modelo que no sólo lo itself in the market and installed a model that
convirtió en un éxito editorial, sino también fue not only turned it into an editorial success but
reproducido por otras publicaciones. La revista also was reproduced by later publications. The
se analizará a través de dos dimensiones. En magazine will be analyzed through two dimen-
primer lugar, como una novedad en el ámbito sions. Firstly, as a novelty for the journalistic en-
periodístico y como parte de una estrategia de vironment and as part of a strategy of the Atlan-
Editorial Atlántida, destinada a satisfacer las de- tida Publishing House, which was sketched to
mandas de un público especializado. En segun- satisfy the demands of a specialized audience.
do lugar, como un producto cultural que supo Secondly, as a cultural product that was able to
conjugar en sus páginas desde notas de moda y combine in its pages fashion and advertisement
publicidad, hasta historietas o instrucciones de articles as well as comic strips or instructions
cómo pelar una naranja. Estos contenidos fue- on how to peel an orange. These contents were
ron articulados alrededor del concepto de «mujer articulated around the concept of «modern wo-
moderna», haciendo posible que tanto madres man», making it possible both for mothers and
como hijas fueran lectoras del magazine. daughters to be readers of the magazine.
128 [Para Ti: una revista moderna para una mujer moderna] pAULA BOnTEmpO
semanarios: Atlántida (1918) –de interés general–, El Gráfico (1919) –dedicada al
mundo del deporte– y Billiken (1919) –destinada a los niños. Iris (1920), que al
salir Para Ti todavía tenía un rumbo errático y un destino incierto, no contó con
la misma aceptación que los otros semanarios y terminó desapareciendo meses
después. El fracaso de esta revista, de interés general y dirigida a toda la familia,
parece sugerir que esta forma y estilo de presentar la información se estaba agotando
y que no tenía lugar en un mercado cada vez más complejo1.
Editorial Atlántida había sido fundada por el uruguayo Constancio Cecilio
Vigil en 19182. El periodista, escritor y editor llegó a Buenos Aires en 1903 y al
año siguiente, junto con el autor de libros escolares sobre «Moral Cívica» Enrique
Antuña, fundó su primera revista en Argentina: Pulgarcito, una publicación infantil
novedosa y diferente a las existentes en el mercado. Sin embargo, este semanario
no tuvo el éxito esperado y, a partir de 1905, se transformó en una revista para
toda la familia muy similar a Caras y Caretas3. Esta última había inaugurado en
Argentina el formato de magazine, es decir una publicación que en sus páginas
conjugaba géneros textuales diferentes, los colocaba en un mismo plano y los hacía
coexistir en el mismo espacio4. Luego del cierre de Pulgarcito, en 1907, colaboró
en diversos diarios hasta que, en 1911, fundó Mundo Argentino, un magazine de
1
Aníbal Ford, Jorge Rivera, Eduardo Romano, Medios de comunicación y cultura popular, Buenos
Aires, Legasa, 1990 [1985]; Alejandro Eujanian, Historia de las revistas argentinas. La conquista del
público (1900-1950), Buenos Aires, AAER, 1999.
2
Constancio Cecilio Vigil nació en la ciudad de Rocha –Uruguay–, en 1876, y falleció en Buenos Aires,
en 1954. Se graduó como Bachiller en Ciencias y Letras en la Universidad de Montevideo y comenzó
su ocupación literaria con poesías publicadas en una revista dirigida por José Enrique Rodó. Colaboró
en el diario El Nacional, de Montevideo, y El Uruguay y, en 1900, fundó su primer semanario político-
literario, La Alborada. Luego dirigió el diario La Prensa de Montevideo, órgano del partido «blanco»,
hasta que el gobierno lo clausuró en 1903. A partir de entonces, se radicó en Buenos Aires y continuó
su labor como escritor y periodista. Arturo Scarone, Uruguayos contemporáneos. Nuevo diccionario
de datos biográficos y bibliográficos, Montevideo, Casa A. Barreiro y Ramos, S.A., 1937.
3
Sandra M. Szir, Infancia y cultura visual. Los periódicos ilustrados para niños (1880-1910), San
Martín, Miño y Dávila Editores, 2006.
4
Caras y Caretas sirvió de modelo no sólo a las publicaciones que siguieron su línea como PBT (1904)
o Fray Mocho (1913), sino también a la mayoría de los semanarios ilustrados que se publicaron durante
el medio siglo posterior. Entre ellos se encontraban Mundo Argentino y Atlántida. Ver: Eduardo Romano,
Revolución en la lectura. El discurso periodístico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses,
Buenos Aires, Catálogos/El Calafate Editores, 2004; Geraldine Rogers, Caras y Caretas. Cultura, política
y espectáculo en los inicios del siglo XX, La Plata, Editorial de la Universidad de La Plata, 2009.
5
Emile Schaub-Koch, Constancio C. Vigil y su obra, Buenos Aires, Ediciones del Comité Cultural Ar-
gentino, S/F; Juan de Plasencia, Constancio C. Vigil y su obra, Buenos Aires, Intercambio de Noticias
Culturales Americanas, 1960.
6
Constancio C. Vigil, El clero católico y la educación, Buenos Aires, Editorial Tor, 1926; Constancio C.
Vigil, Las verdades ocultas, Buenos Aires, Talleres Gráficos R.B.P, 1927. Ver: Clara Brafman, «Billiken,
poder y consenso en la educación argentina. (1919-1930)», en: Todo es Historia, año XXV, Nº 298,
1992; Lila Caimari, «Sobre el criollismo católico. Notas para leer a Leonardo Castellani», en: Prismas.
Revista de Historia Intelectual, N° 9, 2005.
130 [Para Ti: una revista moderna para una mujer moderna] pAULA BOnTEmpO
en sus páginas ofrecía una gran variedad de material, fotografías y publicidad. A
igual que sus competidoras, el precio de los ejemplares –que oscilaban entre veinte
y treinta centavos– era accesible a públicos con ingresos módicos. No obstante las
similitudes, los semanarios de Editorial Atlántida poseían características que los
distinguían del resto. Por un lado, los artículos que contenían eran más breves que
los de otras publicaciones, estaban escritos en un lenguaje sencillo y llevaban una
fuerte impronta moral. Muchas de las secciones que incluían funcionaban como
pequeños manuales que ejercían una suerte de pedagogía de la vida cotidiana,
enseñando como vivir, cuidar el cuerpo y transitar por la ciudad. Por otro lado,
cada publicación se dirigía a una franja de lectores específicos –hombres, mujeres y
niños–, o con intereses particulares –los deportes, las historietas y, hacia la década
del treinta, el cine o el campo.
La primera revista de la editorial, Atlántida, apareció en 1918 y era un hebdo-
mario de interés general –no muy diferente a los existentes en el mercado– cuyo
principal competidor era otra creación de Vigil, Mundo Argentino7. En sus páginas
conjugaba desde notas políticas –especialmente en el período de elecciones– y
sentencias morales hasta artículos sobre teatro –bajo responsabilidad de Arturo
Capdevila– y poesías. Durante los primeros años de su existencia, Atlántida reunió
en sus páginas autores reconocidos junto con firmas que tenían especial llegada a
los lectores porque formaban parte de los catálogos de libros accesibles. También
tuvieron su espacio las reseñas de libros de Juan Torrendell –responsable de la
Editorial Tor y talentoso en el descubrimiento del gusto del público– y las crónicas
del periodista Juan José de Soiza Reilly, estrella de Crítica, diario que construyó su
perfil como defensor de los intereses populares8. Además, Atlántida formó parte
de esa constelación de escritores y textos que mediante la incorporación de temas
como la teosofía y las ciencias ocultas, los adelantos técnicos y las especulaciones
sobre los inventos futuros y lo maravilloso, supo captar ciertos elementos de la
sensibilidad de los sectores populares9.
7
César L. Díaz, «Atlántida. Un magazine que hizo escuela», en: AAVV, Historia de las revistas argen-
tinas, Buenos Aires, Asociación Argentina de Editores de Revistas, Buenos Aires, t. III, 1999.
8
Sylvia Saítta, Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920, Buenos Aires, Editorial
Sudamericana, 1998.
9
Beatriz Sarlo, La imaginación técnica. Sueños modernos de la cultura argentina, Buenos Aires,
Nueva Visión, 2004.
10
Martín Bergel y Pablo Palomino, «La revista El Gráfico en sus inicios: una pedagogía deportiva para
la ciudad moderna», en: Prismas, Revista de Historia Intelectual, Nº 4, 2000.
11
Eduardo Archetti, «Estilo y virtudes masculinas en El Gráfico: la creación del imaginario del fútbol
argentino», en: Desarrollo Económico, vol. 35, Nº 139, Buenos Aires, 1995; Eduardo Archetti, El
potrero, la pista y el ring. Las patrias del deporte argentino, Buenos Aires, FCE, 2001.
12
La mayoría de los libros fueron escritos antes de 1935 y entre los más conocidos se encuentra ¡Upa!
(1935), Cartas para gente menuda (1927), Botón Tolón (1927) e innumerables personajes como La
hormiguita viajera y El mono relojero.
13
Mirta Varela, Los hombres ilustres de Billiken. Héroes en los medios y en la escuela, Buenos Aires,
Colihue, 1994.
132 [Para Ti: una revista moderna para una mujer moderna] pAULA BOnTEmpO
de valores morales y de normas de buena conducta urbana para los niños. Por eso, no
resulta extraño que haya alentado la formación de los «Comité Billiken» –asociaciones
de niños y preadolescentes que realizaban actividades caritativas y de beneficencia14.
En el contexto del surgimiento y consolidación de proyectos editoriales, Edito-
rial Atlántida presentó revistas pedagógicas para la vida cotidiana que definían a
sus lectores por género, edad y, aunque difusa, jerarquía social. En los productos de
Vigil, por lo menos en la etapa de formación de la empresa, es decir hasta mediados
de los años veinte, no abundan las publicidades dirigidas a sectores con alto poder
adquisitivo ni las referencias sostenidas, más allá de las fotografías sociales que
aparecían en todos los medios, a un estilo de vida aristocrático. Así, sus contenidos
apuntaron a un público medio y popular, probablemente el mismo que consumía
diarios, folletines y libros baratos. Se dirigieron a la familia con aspiraciones de
ascenso social, modelo que en estos años aparece en construcción, y con deseos
de ser identificada como «respetables» y «decentes»15. En la elaboración de estas
ideas tuvieron un rol importante ciertos «distintivos sociales» –como la posibilidad
de adquirir bienes y servicios, la valoración de características personales para la
búsqueda de algunos trabajos, el acceso a la vivienda unifamiliar en determinados
barrios, el nivel de escolarización, la ascendencia europea y la solidez moral de la
familia y de las mujeres– que circularon en las revistas, el cine y la radio16.
Editorial Atlántida se constituyó como una empresa cuyos objetivos eran funda-
mentalmente comerciales –ello lo prueba la búsqueda de anunciantes, la incorpo-
ración de maquinaria, la introducción de nuevos materiales o la suspensión de los
mismos si no tenían la aceptación del público–, pero con proyectos que incluían
la moralización y educación cotidiana y urbana de sus lectores. Como vimos, los
productos de la empresa no eran originales pero las propuestas que enfatizaron los
aspectos morales y pedagógicos sintonizaron con las necesidades y expectativas del
público. En el contexto de expansión empresarial, de innovación en relación a los
productos presentados y de intentos de especialización de los públicos lectores, en
mayo de 1922, apareció Para Ti, un semanario destinado a las mujeres.
14
Estas asociaciones llegaron a nuclear a miles de chicos de todo el país e incluso de los países
limítrofes. Clara Brafman, op. cit, 1992.
15
Eduardo J. Míguez, «Familias de clase media: la formación de un modelo», en: Fernando Devoto, Mar-
ta Madero, Historia de la vida privada en la Argentina, t. 3, Buenos Aires-Madrid, Taurus, 1999.
16
Ezequiel Adamovsky, Historia de la clase media argentina. Apogeo y decadencia de una ilusión,
1919-2003, Buenos Aires, Planeta, 2009.
17
Diego Armus, La ciudad impura. Salud, tuberculosis y cultura en Buenos Aires, 1870-1950, Bue-
nos Aires, Edhasa, 2007.
18
Joanne Entwistle, El cuerpo y la moda. Una visión sociológica, Barcelona, Paidós, 2002.
19
Oscar Traversa, Cuerpos de papel. Figuraciones del cuerpo en la prensa, Barcelona, Gedisa, 1997.
20
Feminil, 11/01/1926.
21
Dora Barrancos, «Moral sexual, sexualidad y mujeres trabajadoras en el período de entreguerras», en: Fernan-
do Devoto y Marta Madero, op. cit. 1999; Nancy Cott, «Mujer moderna estilo norteamericano: los años veinte»,
en: George Duby y Michele Perrot, Historia de las mujeres en occidente, Madrid, Taurus, vol. IX, 1993.
134 [Para Ti: una revista moderna para una mujer moderna] pAULA BOnTEmpO
Cuando las mujeres de los hogares en ascenso tenían que trabajar, se elegían
actividades que posibilitaran permanecer en la casa, como brindar clases de piano
o de recitación de poesías, aunque algunos testimonios relatan que las profesoras
debían realizar largos viajes debido a que las alumnas preferían quedarse en sus
domicilios22. Entre los trabajos remunerados con mayor prestigio social se encon-
traba la docencia, sobre todo la primaria, ya que era estimada una ocupación ade-
cuadamente femenina porque estaba asociada con el cuidado de los más pequeños.
Así, la escuela, tanto para docentes como para niños, era considerada un «segundo
hogar» y en ella se podía aspirar a una carrera y pasar de maestra a directora23.
Para Ti aparece en un mundo femenino que se había transformado pero que era
bastante más complejo que el que hace mención la revista o aspira, como veremos
más adelante, para sus lectoras. Porque, además de la docencia, las oportunidades
laborales para las mujeres se ampliaron a medida que se diversificaron las activi-
dades industriales, administrativas y comerciales. Así, las mujeres se emplearon
como obreras, secretarias, asistentas en las tiendas que comenzaron a proliferar
en las calles de las ciudades o en ocupaciones novedosas, como la telefonía24. Por
estos años, también las mujeres comenzaron a asistir progresivamente a las uni-
versidades e intervinieron en política reclamando por leyes que protegieran a las
trabajadoras o participando en huelgas, como las anarquistas y socialistas. Hacia
el Centenario, la incapacidad de la mujer casada consagrada por el Código Civil
Argentino era cuestionada por diversas corrientes de pensamiento y por numerosas
organizaciones creadas por mujeres. También se escucharon voces que reclamaron
los derechos cívicos –entre las más enérgicas se destacó Julieta Lanteri–, y aunque
la ciudadanía política no se alcanzó hasta la llegada del peronismo, estos movi-
mientos feministas lograron que se pusiera en el tapete el tema y se discutiera en
el Congreso diversos proyectos, como el de 193225.
22
Matilde Velaz Palacios, Memorias de Matilde Velaz Palacios. El libro que no debe faltarle a ninguna
mujer, Buenos Aires, S/E, 1933.
23
Graciela Morgade, Mujeres en la educación. Género y docencia en la Argentina (1870-1930),
Buenos Aires, Miño y Dávila, 1997.
24
Mirta Zaida Lobato, Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-1960), Buenos Aires,
Edhasa, 2007.
25
Silvana A. Palermo, «El sufragio en el Congreso Nacional: ideologías de género y ciudadanía en
la Argentina (1916-1955)», en: Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana «Dr. Emilio
Ravignani», Nº 16/17, 1998.
26
Janet Greenberg logró contabilizar en Argentina, entre 1922 y 1940, 48 publicaciones, muchas de
ellas feministas, dirigidas y editadas por mujeres. Janet Greenberg (1984), AA.VV., «Toward a Historiry
of Women’s Periodicals in Latin American: A Working Bibliography», in: Women Culture and Politics
in Latin America. Seminar on Feminism and Culture in Latin America, University of California Press.
Las diversas asociaciones publicaron periódicos o revistas para difundir sus ideas. Entre ellos podemos
mencionar el periódico anarquista La Voz de la Mujer (1896-1897), la revista Unión y Labor (1909-
1912; 1920) y Nuestra Causa (1919) órgano de difusión de la Unión Feminista Nacional.
27
Tania Diz, Alfonsina periodista. Ironía y sexualidad en la prensa argentina (1915-1925), Buenos
Aires, Libros del Rojas/Universidad de Buenos Aires, 2006.
28
Marcela Nari, «El Feminismo frente a la cuestión de la mujer en las primeras décadas del siglo XX», en:
Juan Suriano (comp.), La cuestión social en Argentina 1870-1943, Buenos Aires, La Colmena, 2000.
29
Marcela Nari, «Feminismo y diferencia sexual. Análisis de la Encuesta feminista Argentina de 1919», en:
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana «Dr. Emilio Ravignani», Nº 12, 1995, p. 76.
136 [Para Ti: una revista moderna para una mujer moderna] pAULA BOnTEmpO
espacio para su cuestionamiento, en el imaginario de la familia de clase media, el
lugar natural de la mujer, fundamentalmente de la casada, era el hogar y su función
primordial era la maternidad. Aunque la identidad de clase media no se adquiriría
hasta los años cuarenta30, a este estereotipo de familia y de mujeres –que participó
de cierta apertura de las costumbres y las conductas pero con una posición resistente
y conservadora hacia las que percibían como disolventes– estaba dirigida Para Ti.
30
Ezequiel Adamovsky, op. cit., 2009.
31
Beatriz Sarlo, El imperio de los sentimientos, Buenos Aires, Catálogos, 1985.
32
Helen Damon-Moore, Magazines for the Millions. Gender and Commerce in the Ladies’ Home Journal
and the Saturday Evening Post, 1880-1910, Albany, State University of New York Press, 1994.
138 [Para Ti: una revista moderna para una mujer moderna] pAULA BOnTEmpO
después33. De esta manera, la revista proponía una lectura «en retazos» e ingresó a
las lectoras en la lógica de «elegir y escoger». Sin embargo, esta organización, lejos
de garantizar «libertad» en la elección de los artículos, obligaba a recorrer toda la
revista, incluyendo los avisos.
También por sus tapas Para Ti intentaba distinguirse de sus competidoras y
asemejarse a las publicaciones de los Estados Unidos. El Hogar contenía en sus
portadas ilustraciones de mujeres pero lo distintivo de Para Ti fue que muchas
de ellas tuvieron como protagonistas a mujeres realizando alguna actividad. En
imágenes armónicas, que no remitían ni a tensiones sociales o políticas ni a ten-
siones de género, mujeres anónimas, ya que en general no se representaban a las
celebridades de la pantalla y muy pocas veces a mujeres de la alta sociedad local,
se mostraban activas: jugando con niños, conduciendo automóviles o practicando
golf. También a diferencia de otras publicaciones, algunas cubiertas llevaban la
firma del estadounidense Harrison Fisher, cuyos diseños estuvieron en boga en-
tre 1905 y 1915. Este artista, que realizó tapas para Ladies’ Home Journal, dibujó
mujeres que dejaban de lado a la recatada muchacha victoriana y daban paso a la
atlética «mujer moderna»34. Vestidas de manera casual y despreocupadas por el
peinado, las mujeres que trazó Fisher se caracterizaron por tener un rostro suave
que denotaba cierta sensualidad en su mirada. Sobre las ilustraciones de mujeres
anónimas, activas y sin conflictos, Para Ti desplegó su nombre en letras grandes
y cursivas en el margen inferior de la portada, a la manera de una dedicatoria o
de la firma de una carta informal.
Otra especificidad de Para Ti respecto a los magazines locales fue que la dirección
y la mayoría de las secciones estaban a cargo de mujeres. En el período analizado,
la publicación contó con dos directoras. Una de ellas, la escritora uruguaya María
Morrison de Parker, quien se desempeño desde 1922 hasta 1925 y desde 1933 hasta
1935. La otra, Matilde Velaz Palacios, estuvo a cargo de la revista entre 1925 y
1933. Otras firmas femeninas tuvieron lugar en las páginas del semanario como las
33
Por ejemplo, el cuento «Una mujer que quiso ser moderna» de la escritora y educadora Rosalba Aliaga
Sarmiento fue publicado el 15 de abril de 1924 y se distribuyó en el ejemplar en siete partes diferentes.
De esta manera, comenzó en la página 12 y concluyó en la 50. Sally Stein, «The graphic ordering of
desire: modernization of a middle-class. Women’s magazine, 1919-1939», en: Richard Bolton, The
Contest of Meaning: Critical Histories of Photography, Cambridge, MA: MIT Press, 1989.
34
Carolyn Kitch, The girl on the magazine cover. The origins of visual stereotypes in american mass
media, Chapel Hill & London, The University of North Carolina Press, 2001.
35
Josefa Tordesillas era escritora y publicó el libro de cuentos Relatos de Mujeres (1929) y las novelas
Madre (1945) y Gloria Peralta (1949). Lea Fletcher, Narrativa de mujeres argentinas: bibliografía de
los siglos XIX y XX, Buenos Aires, Feminaria Editora, 2007.
36
Delia Castellanos de Etchepare era escritora uruguaya y pertenecía a la Liga de Damas Católicas
de Uruguay. Era editora del diario femenino católico El bien público y en 1921 publicó Mariposas,
un conjunto de trabajos de estilo romántico que habían aparecido previamente en ese diario bajo el
seudónimo de «Madre». Christine Ehrick, The Shield of the Weak. Feminism and the State in Uruguay,
1903-1933, University of New Mexico Press, 2005.
37
Carmen Scarlatti de Pandolfini, quien había trabajado junto a Vigil en Mundo argentino, colaboró
en Atlántida, Billiken y Para Ti. Participó en el Congreso del Centenario organizado por el Consejo
Nacional de Mujeres y, a partir de 1924, fue vocal del Consejo Nacional de Educación. Dentro del
Consejo Nacional de Mujeres se encontraba en la línea más tradicional. Su intensa labor educativa y
caritativa fue registrada en el dossier fotográfico de Para Ti. Lily Sosa de Newton, Diccionario biográfico
de mujeres argentinas, Buenos Aires, Plus Ultra, 1986.
38
La Mujer y la Casa estaba dirigida por un hombre. El director de Plus Ultra, entre 1919 y 1924, fue el
dibujante Juan Alonso. Femenil, una revista para la mujer que apareció en 1925, estaba dirigida por Adolfo
I. Cúneo. La sección «Notas y Comentarios» de El Hogar estaba escrita por un hombre. En general, este
tipo de espacios eran reservados para la dirección de la revista o para alguien influyente en la misma.
39
María Morrison de Parker nació en Montevideo en 1878 y falleció en 1961. Vivió en Argentina entre
1922 y 1937 y luego regresó a Uruguay. Colaboró en la revista femenina Rosalinda, en diarios y en La
Prensa de Buenos Aires. Escribió cuentos, poesías y libros para niños como Mamboretá. Su novela
Los Altúnez figuraba en el catálogo de la Editorial Tor junto con libros de Amado Nervo, Pedro Sonde-
rénguer, Frederic Nietzsche, Baldomero Fernández Moreno y José Ingenieros. Lilly Sosa de Newton,
op. cit, 1986; Beatriz Sarlo, op. cit, 1985.
140 [Para Ti: una revista moderna para una mujer moderna] pAULA BOnTEmpO
exponía sus opiniones respecto a ciertos debates legislativos que concernían a las
mujeres o a los niños. En esta página discutía, por ejemplo, un proyecto presentado
a la Cámara de Diputados para la creación de varios reformatorios de menores o
celebraba otro presentado por la Asociación Pro Derechos de la Mujer pidiendo
circunscribir los focos de tuberculosis40. Durante su dirección la revista destinó
páginas a diversas instituciones y asociaciones donde las mujeres desempeñaban
algún rol importante privilegiando aquellas que no cuestionaban su lugar en la
sociedad. Estas secciones pierden espacio cuando, en 1925, se hace cargo de la
revista Matilde Velaz Palacios41.
En el período que Velaz Palacios dirigió Para Ti, entre 1925 y 1933, el magazine
elevó la tirada, aumentó el número de páginas, amplió el dossier fotográfico y
los espacios dedicados a la moda. Según sus memorias, el exitoso encauzamiento
de la publicación estuvo asociado a la compra de libros y de artículos de revistas
extranjeras –que posibilitaron la formación de un archivo–, y con su percepción
de qué era aquello que les interesaba a las mujeres42. Incorporó secciones nuevas,
como los artículos de la influyente escritora estadounidense Dorothy Dix, y
desaparecieron otras, como las entrevistas a personalidades de las instituciones de
beneficencia. Al mismo tiempo, se multiplicaron las columnas de moda y «sociales»
mediante las cuales las lectoras pudieron estar más al tanto de cómo vivía la alta
sociedad porteña y quizás imaginaron acercarse a ella, a través de la imitación de
la moda o del uso de cremas, jabones y polvos publicitados en la revista. Este sutil
cambio de orientación también puede ser observado en otras revistas como en
Caras y Caretas y Plus Ultra43. A diferencia de éstas, donde habían desaparecido las
fotografías de feministas, intelectuales y actrices y reemplazadas por miembros de
la alta sociedad porteña, en Para Ti, el «giro aristocrático» apareció con la inclusión
de nuevas secciones que pretendieron brindar guías para conocer e imitar a las
40
De las asociaciones feministas, la Asociación pro-derechos de la mujer fue la que mayor atención
tuvo por parte de la revista y de la cual Vigil era miembro.
41
Matilde Velaz Palacios nació en España y llegó a Argentina de niña. Fue profesora de canto y «de-
clamación» de poesías (habilidad muy valorada para jóvenes de la época). Durante su gestión escribió
tres novelas que fueron publicadas en la revista: Cartas de amor (1929), La dicha ajena (1929) y
Añoranzas (1929). Lily Sosa de Newton, op. cit., 1986.
42
Matilde Velaz Palacios, op. cit, 1933.
43
Kathleen Newman, «Modernization of feminity: Argentina (1916-1926)», en: AAVV, Women, culture
and politics…, op. cit, 1990.
44
Nancy Walker (comp.), Women’s Magazines, 1940-1960. Gender roles and the popular press,
Boston/ New York, Bedford/ St. Martin’s, 1998.
45
Matilde Velaz Palacios, op. cit., 1933, p. 64.
142 [Para Ti: una revista moderna para una mujer moderna] pAULA BOnTEmpO
aparecían en el cuerpo principal. Por otro, creaba una atmósfera de intimidad
que se proyectaba a todo el semanario. En los inicios de la publicación, todas las
consultas –sentimentales, sobre salud y los modos de comportarse en público–
eran contestadas en «Correspondencia». Con el tiempo, los apartados de «ayuda»
se fueron fragmentando en aquello que parecerían las inquietudes de las lectoras.
Así, bajo la dirección de Matilde Velaz Palacios apareció el «Correo Elegante»,
especializado en modas y buenas maneras; y tomó fuerza el «Correo Sentimental»,
destinado a resolver los conflictos amorosos.
Durante los primeros años de la revista, momento que buscaba consumidoras
fieles que le aseguraran permanencia en el mercado, Para Ti apeló a un recurso
bastante utilizado por otras publicaciones de Editorial Atlántida, y con muy buenos
resultados en Billiken. La estrategia consistió en abrir canales para que las lectoras
se conectaran entre sí y con la propia revista. Este período no fue el momento de
mayor proliferación de «correos» en el magazine, pero fue uno inaugural donde no
sólo una lectora le escribía a otra en particular sino también a potenciales «amigas»
y a la propia revista. De esta manera, en sus orígenes, Para Ti también funcionó
como un espacio de encuentro y sociabilidad para quienes la leían u ojeaban. Así
lo sugiere la presencia de la sección «Cartas entre Lectoras» donde básicamente
se buscaba que las lectoras entablaran una relación, se convirtieran en «hermanas
espirituales», pudieran brindarse consejo, conversar o pasear.
«A Dieu et mon doit.– Vivo placer me causó tu inesperada cartita; desde ya acepta mi
amistad, que te entrego contentísima; verás que buenas amigas vamos a ser. Si Para
Ti –mil veces querida, ya que me hace tan feliz con tu amistad y con todas mis otras
hermanas– se digna publicar estas líneas, sabe también por ella que espero me escribas
pronto, pero sin olvidarte de tu domicilio. Porteña». (Para Ti, 22/08/1922: 35)
46
Dora Barrancos, «La vida cotidiana», en: Mirta Lobato, El progreso, la modernización y sus límites
(1880-1916), Nueva Historia Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 2000.
144 [Para Ti: una revista moderna para una mujer moderna] pAULA BOnTEmpO
del reconocimiento de los derechos civiles y políticos femeninos y, como señalamos
anteriormente, fue miembro de la Asociación Pro-Derechos de la Mujer47.
Esta sección es un ejemplo de cómo la revista, por un lado, daba cuenta de los
temas del momento y, por otro, cómo éstos fueron incorporados de manera que no
cuestionaran el proyecto vital de sus lectoras. Así, Para Ti introdujo algunos debates
respecto a la naturaleza femenina, debates que las lectoras quizás desconocían téc-
nicamente pero que seguramente habían escuchado o leído en otros medios. Este
registro convivió con otros, como se advierte en la justificación de la inclusión de la
columna, que cuidaban las sensibilidades de su público, el cual observaba con recelo
las modificaciones de las costumbres sobre todo aquellas que se percibían como
disruptivas. A lo largo de 1924, la sección recorre el Código Civil y el Código Penal e
informa sobre las disposiciones que afectan a la mujer48. Allí encontramos referencias
sobre los derechos y obligaciones de la mujer casada, como la patria potestad, la
legitimación de los hijos, el derecho de los hijos naturales, la sociedad conyugal y
su disolución junto con los delitos y sus penas. Pero este conocimiento encuentra
sus límites en las relaciones entre los géneros. Cuando el Código Civil se modifica
parcialmente en 1926, Morrison de Parker, desde su columna, asegura que:
«Callada, serenamente, sin que nos hayamos tomado mucho trabajo para conseguirlo,
las leyes argentinas acaban de concedernos igualdad de derechos civiles con el hombre.
(…) Leyes como la actual y como la de divorcio no se hacen para los felices, para
los que marchan de perfecto acuerdo en todas las cosas de la vida común. Son para
reprimir los abusos, para dar al débil, posibilidades de defensa.
No hay, pues motivo para creer que, provista de derechos civiles, la mujer se ensor-
decerá como un niño mal criado y, por consiguiente, las cosas marcharán peor que
antes en los hogares». (Morrison de Parker, María, Para Ti, 06/10/1925: 6)
47
Constancio C. Vigil, «El precio de nuestra dicha», Para Ti, 16/05/1922.
48
En 1924, los senadores socialistas Mario Bravo y Juan B. Justo presentaron un proyecto que contemplaba
la ampliación de la capacidad civil de la mujer. Este proyecto fue considerado y aprobado en 1926. En su
primer artículo, la ley 11.357 reconocía igualdad de capacidad para ejercer todos los derechos y funciones
civiles entre hombres y mujeres, ya sean éstas solteras, divorciadas o viudas. Para las casadas, se levantaron
gran parte de las restricciones pero todavía no se le otorgaba la igualdad plena. Verónica Giordano, «Ciu-
dadanía universal / Derechos excluyentes. La mujer según el código civil en Argentina, Brasil y Uruguay (c.
1900-1930)», en: e-l@tina. Revista Electrónica de Estudios Latinoamericanos, Nº 2, UDISHAL, Facultad
de Ciencias Sociales, UBA, 2003. Consultado en: http://sala.clacso.org.ar (Acceso 19/08/2009).
49
Helen Damon-Moore, op. cit, 1994.
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rumbo editorial que se tradujo en el aumento de la tirada, de anunciantes y de
páginas, la revista comenzó a otorgar menos espacio a las secciones que «informa-
ban» y en su lugar incluyó más ficción y moda. Mientras que en los comienzos de
la publicación Morrison de Parker había adherido a un «feminismo maternalista»50
y alguna referencia positiva o negativa respecto a la mujer en la política se podía
encontrar en las páginas de Para Ti, durante la dirección de Velaz Palacios no
hubieron alusiones a los debates parlamentarios de 1925 respecto de la ciudadanía
femenina o de la celebración del III Congreso Femenino Internacional de 1932.
50
Morrison de Parker, «Comentarios», Para Ti, 16/05/1922.
51
Peter Osborne, «Modernidad», en: Michael Payne, Diccionario de Teoría Crítica y Estudios Cultu-
rales, Buenos Aires, Paidós, 2002.
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límites en el ámbito público52. El semanario retrata a las mujeres en las calles pero
estos espacios siguen siendo, juntos con los tranvías, lugares indecorosos. Cuando
la fotografía, de manera similar que El Hogar o Plus Ultra, lo hace en ámbitos con-
siderados seguros como a la salida de misa o en las plazas con sus hijos. Aunque las
mujeres salían era preferible que fueran «mujeres modernas» en sus casas.
Así, la otra característica que atraviesa los discursos sobre la «mujer moderna»
es la idea de una «profesional del hogar». Desde sus páginas, Para Ti promueve el
hogar como el campo de acción más adecuado para la mujer. Del mismo modo
que otras revistas femeninas argentinas, como La Mujer y la Casa y El Hogar, o
de revistas extranjeras, como Women’s Own, y en sintonía con otros ámbitos e
instituciones que impulsaban la domesticidad como ideal, la revista propone,
mediante consejos e instrucciones precisas, la profesionalización del ama de casa53.
Innumerables artículos se encargaron de difundir ideas que habían circulado, desde
fines del siglo XIX, en los manuales de economía doméstica. Como a las lectoras de
estos libros, Para Ti, educaba a su público para el ahorro, mediante la contabilidad
estricta, con los modelos de planillas de entradas y salidas de recursos, y para el
mantenimiento de un hogar higiénico: lleno de aire puro y luz, provisto de agua
potable y despojado de muebles y superficies porosas difíciles de limpiar54. Como
podemos ver, la propuesta de Para Ti no es original y se asienta en la ideología de
la mujer doméstica. Pero la divulgación de estas ideas en un lenguaje sintético y
sencillo, junto con la disposición del material en una publicación comercial con
diseño dinámico, revisten a estas nociones de novedad y actualidad.
Durante el período de entreguerras, la ideología de la domesticidad adquiere en
países como Estados Unidos, Inglaterra y Francia un matiz profesional asociado a
la adquisición de bienes de consumo y electrodomésticos55. Las revistas femeninas
52
Liz Conor, The Spectacular Modern Woman. Feminine Visibility in the 1920s, Bloomington and
Indianapolis, Indiana University Press, 2004.
53
Omar Acha, «Organicemos la contrarrevolución: discursos católicos sobre los géneros, la familia y la
reproducción a través de Criterio (1928-1943)», en: Omar Acha, Paula Halperín, Cuerpos, géneros e
identidades. Estudios de historia de género en Argentina, Buenos Aires, Ediciones del Signo, 2000.
54
Jorge Francisco Liernur, «El nido de la tempestad. La formación de la casa moderna en la Argentina
a través de manuales y artículos sobre economía doméstica (1870-1910)», en: Entrepasados. Revista
de Historia, año VI, Nº 13, Buenos Aires, 1997.
55
Clifford Edward Clark J., The American Family Home. 1800-1960, Chapel Hill and London, The
University of North Carolina, 1986; Margaret Marsh, Suburban Lives, New Brunswick and London
Rutgers University Press, 1990.
56
Susan Weiner), «Two Modernities: from Elle to Mademoiselle. Women’s Magazines in Postwar Fran-
ce», en: Contemporary European History, vol. 8, Nº 3, 1999; Nancy Cott, The grounding of modern
feminism, New Haven and London, Yale University Press, 1987.
57
Helen Damon-Moore, op. cit, 1994.
58
Marcela Nari, Políticas de la maternidad y maternalismo político, Buenos Aires, Editorial Biblos,
2004.
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por un lado, a las nuevas ideas; pero por el otro, exigió a las mujeres que estuvieran
informadas y la revista funcionó como fuente de consulta59.
La «mujer moderna» que propuso el semanario no fue «moderna» por las
características con la cuales la definió sino por la manera en que la presentó en
sus páginas: el ama de casa profesional, al lado de anuncios clasificados que la
animaban a trabajar, de publicidades que la estimulaban a comprar y de figurines
que la invitaban a adoptar el último grito de la moda. Estas contradicciones y
ambigüedades inherentes a la revista y a la definición de la «mujer moderna»
lograron que el magazine fuera interesante para un amplio espectro de lectoras ya
que modernas podían ser todas aquellas dispuestas a serlo. Sólo dependía de cómo
se apropiaran del concepto y con qué aspecto se identificaran.
Pero en líneas generales, la «mujer moderna» construida por Para Ti estuvo en
consonancia con las aspiraciones de decencia y respetabilidad de las mujeres de los
sectores medios. En sintonía con las ideas del propio director de Editorial Atlántida,
que pueden rastrearse en su libro La Educación de las Madres, las mujeres debían ser
educadas ya que estas serían como remedios «de los males morales que afligen a nuestra
desasosegada época» («La mujer argentina», Para Ti, 30/01/1923: 15). Pero como vimos
hasta ahora, la educación ideal femenina consistía en tener conocimientos sobre el
funcionamiento de un matrimonio feliz y la crianza de hijos sanos; en la instrucción
sobre el arreglo de la casa y el embellecimiento personal; y en la preparación de aquello
que se consideraba las habilidades básicas femeninas, como realizar «labores», bordar,
coser, tocar el piano y cocinar. «Mujeres modernas» que eran la materia prima de las
ironías y críticas de Storni, y también de Roberto Arlt, sobre el mandato femenino
de ser novia, esposa y madre, vestir a la moda y aparecer bella.
EL éxITO DE Un mODELO
Entre 1922 y 1935, Para Ti creció ininterrumpidamente y extendió el número de
sus páginas conforme aumentó la cantidad de anunciantes. En su primer número
de 1922 ofreció 42 páginas, un año después presentó 50, y al comenzar la década del
30 la publicación contaba con 110 páginas. Al mismo tiempo incrementó en forma
sostenida la cantidad de ejemplares semanales y se proyectó al mercado Latinoame-
59
Hugo Vezzetti, «Las promesas del psicoanálisis en la cultura de masas», en: Fernando Devoto y
Marta Madero (dir.), op. cit., 1999; Nancy Cott, op. cit., 1987; Nancy Cott, op. cit, 1993.
60
Elvia Montes de Oca Navas, «La mujer ideal según las revistas femeninas en México. 1930-1950», en: Con-
vergencia. Revista de Ciencias Sociales, México, año 10, Nº 32, 2003; Matilde Velaz Palacios, op. cit, 1933.
61
Beatriz Sarlo, op. cit., 1985, El Diario, «La prensa argentina, Edición Extraordinaria», 1933.
62
Julia Ariza, «Bellezas argentinas y femmes de lettres. Representaciones de la mujer en la revista
ilustrada Plus Ultra (1916-1930)», en: Laura Malosetti Costa, Marcela Gené (comps.), Impresiones
Porteñas. Imagen y palabra en la historia cultural de Buenos Aires, Buenos Aires, Edhasa, 2009.
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la que ella pueda encontrar como dueña de casa, como inspiradora y animadora
del hogar que habita, como mundana en plena actividad social o como debutante
novel que aspira a formar ese mismo hogar que fascina, los temas predilectos (…)».
(Femenil, 14/09/1925: 2) La diferencia parece residir no sólo en el horizonte cultural
con el cual pretende reflejarse –París, Nueva York o Londres– sino también en el
público al cual se destina, como lo confirman los artículos que se dirigen no tanto
a una «mujer moderna» sino a una dueña de casa con actividad social, elegante,
«chic» y con personal a su servicio. Al igual que Para Ti, cuenta con secciones de
belleza, de cocina y consejos para el hogar pero el tono intimista de la revista de
Editorial Atlántida contrasta con la formalidad de Femenil. Por ejemplo, mientras
en esta última aparece la columna «Nuestra Belleza» y «Nuestra Cocina», en Para
Ti contenidos similares se presentan como «Secretos de Belleza» y «Para el Menú».
No obstante los cambios que Femenil introdujo en 1926, intentando acercarse más
al formato y al público de la revista de Vigil, dejó de aparecer en 1930.
Para Ti impuso su modelo, es decir un magazine con contenidos exclusivamente
femeninos con mensajes sencillos –articulados alrededor de la idea de «mujer mo-
derna»–, en absoluto disruptivos con los mandatos femeninos tradicionales pero
revestidos de actualidad. Ya en la década del treinta aparecieron otras publicaciones
femeninas, como Rosalinda (1931) y Maribel (1932), pero el semanario de Edito-
rial Atlántida siguió siendo la revista femenina más leída hasta la aparición de su
principal competidora: Vosotras. Editada por la empresa de Julio Korn, especiali-
zada en la publicación de piezas musicales y responsable de la revista Radiolandia
(1934), el primer número del nuevo semanario para la mujer salió el 4 de octubre
de 1935. Desde sus primeras páginas se presentó como nueva, ágil y moderna.
Vosotras se anunció como una novedad del mercado pero en su presentación pro-
puso materiales que no eran muy diferentes a los que se podrían encontrar en Para
Ti: ficciones, notas con contenido femenino y moda. Sin embargo, la renovación
parecerían ser las mujeres que imaginó como sus interlocutoras:
«Aquellas de vosotras que cruzáis la ciudad afanando por llegar a las cuatro paredes de
la oficina; aquellas de vosotras que, después de deteneros entre las vidrieras tentadoras,
volvéis al hogar dilatadas vuestras pupilas con un nuevo color y una forma nueva,
aquellas de vosotras que gustáis de un cuento, leído en el viaje diario o en el reposo
de la velada, aquellas de vosotras que manejáis agujas y tijeras con la destreza propia
de vuestro sexo y la ansiedad de las cosas bellas (...)». (Vosotras, 04/10/1935: 4)
COnCLUSIOnES
Hacia mediados de los años treinta, las mujeres de cabellos cortos, semides-
nudas y con miradas sugestivas hacia el espectador, como la de aquella primera
portada, habían desaparecido casi por completo. Las mujeres que ahora recorrían
las páginas de Para Ti se acercaban más a la matrona que a la «mujer de hoy que
ha hecho rápidas y asombrosas conquistas en todos los dominios» («La mujer de
ayer y de hoy», Para Ti, 10/10/1925: 30). Así, «la mujer moderna» parece avejentada
y con ella el semanario. Pero hasta ese momento, Para Ti seguía siendo la revista
preferida de miles de mujeres.
A igual que todas las publicaciones de Editorial Atlántida, se dirigió a los
sectores medios y populares con aspiraciones de ascenso que participaron de la
modernización de las primeras décadas del siglo veinte. La aparición de Para Ti
fue un hallazgo editorial, como El Gráfico o Billiken, porque su propuesta captó
el interés de un público específico, explotando un nicho que parecía vacante. Su-
puso una innovación en el mercado por ser una publicación comercial sólo para
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mujeres, dirigida por mujeres, que combinaba coloridas carátulas, fotografías y
publicidades con ficciones, correos de lectoras y lecciones morales y de compor-
tamiento. A través de sus contenidos se propuso como un magazine de «servicios
multipropósitos» y un manual de la vida cotidiana que pretendía abarcar todo el
mundo de la mujer. En Para Ti las mujeres encontraron, fundamentalmente en el
momento en que debían consolidarse en el mercado, un puente para conectarse
con otras mujeres o para conseguir trabajo. Luego, siguió siendo una fuente de
consulta sobre la manera de relacionarse con el sexo masculino y otros temas
considerados femeninos como los dilemas sentimentales, el arreglo de la casa y el
embellecimiento personal.
Como vimos en este trabajo, el universo femenino era más complejo que el que
aparece en Para Ti, pero el semanario recortó esa realidad otorgando espacio a sólo
algunos de esos aspectos. La política y la actualidad no estuvieron en las páginas de
la revista como tampoco los movimientos de mujeres, las reformas parlamentarias,
la ciudadanía civil, social y política femenina, el trabajo fuera de la casa y el acceso
a estudios superiores. Cuando estos temas asomaron en las secciones del semanario,
aparecieron de una forma lateral, en general ambigua, haciendo equilibrio entre
la información que aparecía en otros medios con el perfil de público al que se
dirigía, en general reticente a los cambios de las costumbres.
El éxito de Para Ti puede explicarse, por un lado, por la variedad de materiales,
por el tono intimista y por los servicios que ofrecía. Por otro lado, porque estas
secciones combinaban mensajes amplios, imprecisos y en ocasiones contradicto-
rios que se dirigían tanto a las jóvenes casaderas como a las mujeres que habían
formado un hogar. La revista organizó estos discursos contraponiendo una «mujer
antigua» con una «mujer moderna». Le prometió a sus lectoras que cualquier mujer
anónima, sin alcurnia y sin exorbitantes recursos económicos, joven o madura,
soltera o casada podía «ser moderna». La publicidad y los figurines actualizaron
la imagen femenina poniéndola a la moda, y las diversas secciones del semanario
la definieron como una mujer de su tiempo. En lugar de quedarse encerrada y
manejar su hogar con intuición, la «mujer moderna» salía «a conocer el mundo»
y había profesionalizado las tareas domésticas y la crianza de los hijos. Estas repre-
sentaciones no fueron originales de la revista, al contrario, algunas eran difundidas
tanto en las novelas semanales como en el púlpito de la parroquia. Pero la novedad
consistió en presentarlas todas juntas en un formato informativo –que se pretendía
objetivo y actualizado– y hacerlas accesibles a un público amplio.
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