MEDITACIONES PARA EL TIEMPO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. I. P. Avancini
MEDITACIONES PARA EL TIEMPO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. I. P. Avancini
MEDITACIONES PARA EL TIEMPO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. I. P. Avancini
MEDITACIONES
PARA EL TIEMPO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
desde la fiesta de la Santísima Trinidad
hasta la dominica XV después de Pentecostés
***
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por
nosotros.
***
¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación,
compártela con tus familiares y amigos!
***
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO
5 Rito Romano 1962
(1) Deut., 6. (2) Matth., 28. (3) Apoc., 4. (4) Levit., 11.
1.- ¿Yo por ventura, que doy a otros que tengan hijos,
no engendraré también (1)? El Padre es el origen y
fuente de las procesiones y perfecciones divinas; que
de nadie procede, y de quien proceden las otras
Personas; que, conociéndose a sí mismo, produce al
Hijo, a quien comunica toda la esencia, y todas las
absolutas perfecciones. ¿No alcanzas esto? Cautiva tu
entendimiento en obsequio de la fe, adórale
humildemente, alábale, glorifícale, ámale con todos
los ángeles. 2. De tal modo engendra al Hijo, que con
todo el Padre está en el Hijo, y el Hijo en el Padre.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO
7 Rito Romano 1962
(1) Is., 66. (2) Ephes., 3. (3) II Paral., 20. (4) Ps., 99.
MEDITACIONES PARA EL TIEMPO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. P. Avancini 8
Vos, y quién soy yo? Y con todo eso, ¡con cuan pocos
obsequios os sirvo! ¡Con cuántos me sirvo a mí y a la
vanidad!
2.-El que come mi carne, y bebe mi sangre, está en Mí
y Yo en él (2). Ocultóse en especies de pan y vino,
para incorporarse con nosotros, y como alimento
nuestro pasar a ser nuestra sustancia. ¿No reparas el
amor que te tiene, con el cual Jesús quiere hacerse
una cosa contigo? ¡Qué puro, pues, debe ser y sin
mancha tu corazón! ¡Qué apartado de toda cosa
criada, y a solo Dios unido! Porque el que ama otra
cosa fuera de Dios, no ama como debe a Dios.
3.- Mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre
verdaderamente es bebida (3). Para que viviésemos
vida divina, nos dio divino alimento. No quiso las
sustancias del pan y del vino permaneciesen en este
sacramento para alimentarnos a nosotros con la
sustancia misma de su cuerpo y de su sangre. ¿No es
este argumento de un amor verdaderamente divino?
¿No debía esta comida saciar todos mis apetitos?
Tantas veces me alimento de Él, y con todo eso
suspiro por las cebollas de Egipto, por los deleites de
los sentidos, en fin, por las cosas criadas. ¡Oh
vergüenza!
(1) Luc., 14. (2) Prov., 23. (3) Serm. 33, de Verb. D.
(4) Serm. 33. (5) Lib. 4, De Adorat. (6) Luc., 14.
(7) Hom. 36. (8) Lib. I, de Poenit., c. 6.
(1) Ps., 33. (2) Joan., 1. (3) Luc., 24. (4) Luc., 18.
(5) Ps., 102. (6) In c. 3 Ezech. (7) Luc., 1.
(8) L. 2 in Luc.
1.- De Él, por Él, y en Él son todas las cosas (1). Todo
lo que puedes concebir de perfección, bondad,
santidad, hermosura, sabiduría, poder, felicidad, etc.,
todo está en Dios con modo infinitamente más
perfecto de lo que tú puedes alcanzar. De Éste y por
Éste son todas las cosas que parece tienen alguna
perfección. ¡Oh Dios mío, y todas las cosas! Vos sois
un ser necesario de Vos mismo: toda criatura de sí es
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO
23 Rito Romano 1962
(1) 1 Joan., 4. (2) Joan., 16. (3) Sap., 11. (4) Ps.113
(5) Ps., 53.
(1) Ps., 144 (2) Ibid. (3) Sap., 11. (4) Ps., 98
(1) Ps., 22. (2) Sap., 6. (3) Gen., 50. (4) Rom., 8.
(5) Joan., 18. (6) Ps. 30. (7) Ps., 4. (8) I Petr., 5.
(1) Joan., 1. (2) Ibid. (3) Ibid. (4) Matth., 11; Luc., 1.
(5) Joan., 1. (6) Ps., 35. (7)Joan., 1.
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO
41 Rito Romano 1962
1.- Otro día vio Juan a Jesús que venía hacia él, y
dice: Mirad al Cordero de Dios, mirad al que quita
los pecados del mundo (1). Profeta al mismo tiempo
y Apóstol, al que predijo vendría, le muestra
presente ya, dice san Cirilo (2). Hecho precursor no
pierde la primera ocasión que se le ofrece de predicar
a Cristo. ¡Oh si no permitieses tú, se te fuese ocasión
alguna de manifestarte a ti y a otros a Cristo, de
alabarle, etc., con palabras y con obras! Espera que
esto así sea; si es que viene a ti Jesús por la gracia, sin
la cual no puedes cosa: Si es, que tú ves a Jesús, y
adviertes la ocasión con madurez. Esto es lo que a
Jesús debes pedir.
2.- Mirad al Cordero de Dios, mirad al que quita los
pecados del mundo. Pondera todas las palabras del
testimonio. 1º. Llámale Cordero, para traer a la
memoria aquello de Jeremías (3): Como cordero que
es llevado a la víctima. 2º. Cordero de Dios: con lo
cual manifiesta su divinidad. 3º. Que quita los
pecados del mundo: con que muestra el fin para que
vino. Considera la mansedumbre de este Cordero, la
paciencia, la obediencia. Mira como le puedes imitar
y ofrecértele por víctima a ti mismo. Date parabienes
a ti y al mundo, porque quita los pecados. Pon en Él
sólo tu esperanza. Mira, Ecce. Pon de ordinario en Él
MEDITACIONES PARA EL TIEMPO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. P. Avancini 42
(1) Joan., 4. (2) Ibid. (3) Joan., 4. (4) Ibid. (5) Hom. 33.
(1) Luc., 9. (2) Luc., 9. (3) Ibid. (4) Ibid. (5) Ibid.
(1) Joan., 5. (2) Joan., 5. (3) Ibid. (4) Ibid. (5) Apoc., 3.
(6) Prov., 31.
1.- Una mujer que había doce años que padecía flujo
de sangre, y había gastado todo cuanto tenia y nada
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77 Rito Romano 1962
(1) Matth., 12. (2) Hom. 60 sup. Matth. (3) Matth., 12.
(4) Ibid. (5) Jeb., 19.
(1) Matth., 6. (2) Luc., 17. (3) Ps., 21. (4) Matth., 6.
(5) II Reg., 15. (6) Joan., 5. (7) Matth., 6. (8) II Petr., 2.
MIÉRCOLES DE LA DECIMOPRIMERA
SEMANADESPUÉS DE PENTECOSTÉS
NO SE HA DE ATESORAR EN LA TIERRA,
SINO EN EL CIELO.
(1) Matth., 7. (2) Prov., 14. (3) Matth., 7. (4) Luc., 13.
MIÉRCOLES DE LA DECIMOSEGUNDA
SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
DEL GUARDARSE DE LOS PROFETAS FALSOS.
(1) Matth., 11. (2) Matth., 11. (3) Sap., 6. (4) Matth., 11.
MIÉRCOLES DE LA DECIMOTERCERA
SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
LA CONVERSIÓN DE LA MAGDALENA.
(1) Ibid. (2) Ibid. (3) Luc., 19. (4) Matth., 13. (5) Ibid.