Guia Homiletica

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INSTITUTO BÍBLICO TEOLÓGICO

2 Timoteo 2:15
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien
La Palabra de Verdad”

Evangelista: Yovani Conde

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Introducción

La palabra "Homilética" viene de la palabra latina "Homilía" que significa


"discurso sencillo" Es el arte de ordenar un sermón. Es importante entender que
sin el esfuerzo y dedicación, nunca se podrá llegar a un buen expositor de la
Palabra de Dios en público.
En la iglesia hace falta buenos expositores que presenten el evangelio de tal
manera que llegue al corazón de la gente.
Toda la teoría que en esta guía se ha ordenado con mucho cuidado, lleva la
finalidad sincera de motivar a todo varón o mujer cristiana interesado en aprender
a predicar en público de manera sencilla, pero eficiente.
Se debe ser humilde para tener la capacidad de aceptar nuestros errores en
este proceso de aprender a predicar.
Es de suma importancia que recuerdes que el predicador debe hablar de la
Palabra de Dios; porque ella es la única que produce crecimiento en nuestras
vidas, ya sea que el tema te gustó personalmente o lo encuentres edificante para
tu audiencia. Pero tu como el mensajero debes llevar a tu audiencia un mensaje
que has recibido de parte de Dios. Por lo tanto, es posible que con un poco de
estudiar las Escrituras, de esforzarte, y practicar puedas convertirte en un buen
predicador. Pero, es cuestión entre Dios y tú, si llegas a ser un mensajero Divino.
Mi oración al Señor es para que todos sean iluminados a ser buenos prospectos
para la predicación. Te deseo éxito al 1000%.

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DEFINAMOS QUIEN ES UN PREDICADOR.
1º No es uno que sube a un pulpito para Decir algo.
2º Es uno que sube a un pulpito porque Tiene algo que decir.
3º Predicación. Es la comunicación de la verdad divina a través de un hombre o
una mujer con el fin de persuadir

Definamos ¿Qué es la Homilética?


1. Es la Ciencia de la preparación y exposición de un Sermón de manera
clara y definida
2. La Homilética por tanto, trata de la ciencia que enseña los principios
fundamentales para preparar y predicar sermones.
Homilética es una rama de la teología pastoral, la cual se encarga del
estudio del sermón o discurso religioso. Trata de manera principal sobre la
composición, reglas de elaboración, contenidos, estilos, y correcta
predicación del sermón. Nos enseña cómo presentar, con elegancia y
estilo, un discurso religioso. Puede decirse, por lo tanto, que la Homilética
es el arte y la ciencia de predicar.
La Predicación o sermón Homotética, fue la principal forma de comunicar
la fe utilizada por Cristo durante su ministerio terrenal, sus apóstoles
continuaron utilizándola con grandes resultados, según ha quedado
registrado en el libro de Hechos de los Apóstoles. Durante la época
apostólica de la Iglesia cristiana, el apóstol Pablo fue sin dudas el más
destacado y prolifero predicador del evangelio.
En épocas modernas, la Homilética recibe grandes aportes gracia a la obra
de destacados autores y evangelistas, entre ellos: Juan Wesley, Charles H.
Spurgeon, y Dwight L. Moody, cuyos escritos sentaron los fundamentos
modernos de la Homilética. Charles Haddon Spurgeon publicó su obra
célebre: Discursos a mis estudiantes, que ha sido de gran ayuda para la
comprensión de esta ciencia.
Cabe mencionar la gran aportación de autores contemporáneos, como
James D. Crane, autor de la obra "El Sermón Eficaz", el cual ha sido un
texto base para el estudio de la Homilética.

EL ORADOR.
El Orador, como autor y ejecutor de la oratoria, debe poseer cualidades
Innatas pero que son susceptibles de perfeccionar mediante el estudio y el
ejercicio.

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El orador debiera también poseer cualidades físicas ya que generalmente
hay que verle Un timbre de voz agradable y mímicas adecuadas son también
deseables, ya que ayudan a la expresividad y sugestión del discurso, pero ambas
cosas pueden conseguirse. Son las cualidades intelectuales las que realmente
interesan en última instancia.

El orador deberá penetrar hondamente en el Asunto que trata y exponerlo


en forma interesante. La capacidad de razonamiento y la disposición didáctica son
primordiales. Todas las demás cualidades, incluso las emociones, en los instantes
más patéticos, deben estar reguladas por la inteligencia. Si no hay conocimiento,
domino de las ideas, seguridad en el tema del discurso, no puede haber buena
oratoria.

Lo primero es tener algo que decir. Si ese algo es profundo, original y


oportuno el éxito se da por descontado.

Pero también, si son importantísimo el conocimiento del tema y la


inteligencia, Quintiliano encárese, sobre todo, las cualidades morales. En muchos
géneros de la oratoria es decisivo el ejemplo. Confiere una autoridad “Moral” que
no pueden lograr otras cualidades.

La conformidad de la vida con las actitudes ejerce un extraordinario poder


de persuasión. La valentía que en aras de la verdad y la justicia, nos hace a
menudo ir contra los intereses del público y el altruismo que nos lleva al
desinterés, al patriotismo y la nobleza, deberán ser cualidades que el orador debe
poseer en alto grado.

EL AUDITORIO.
Los receptores son las personas que reciben el mensaje y pueden ser
divididos en dos grupos, creyentes o inconversas. El auditorio no es un ente
pasivo, es quien condiciona en gran medida el discurso. Entre Orador y Auditorio
se establece un nexo espiritual por eso el Orador tiene la obligación de conocer a
su auditorio, su aspiraciones, los móviles que lo impulsa, la disposición de aviso
en el que se encuentra y que espera de él. Deberá estimar a su auditorio y
demostrar esa estimación en el respeto con que les habla, en la manera que
emplea para persuadirlos sin usar sofismas ni recursos sin ética. El que
únicamente razona con lógicas y solides ante su auditorio será filósofo, pero no
orador; el que los deleita con bellas expresiones, será poeta pero no Orador; el
que sacude su sistema nervioso con emociones superficiales, será prestigiador,
pero no orador. Orador es el que establece una estrechan comunicación con su
auditorio y la mantiene constantemente.

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LA IMPORTANCIA DE TENER UN BOSQUEJO.
La importancia de poder tener un bosquejo es para ordenar los
pensamientos. Es exactamente como exponer un tema. El objetivo es este,
ordenar los pensamientos para pensar bien, luego esto hará que lo hablemos bien,
y llevará a otros a obrar el bien que predicamos.

¿Qué es un bosquejo?
Es el esqueleto del sermón, la armazón donde se organizan las ideas de
forma que se comunique ordenadamente.

El bosquejo consta de divisiones principales y subdivisiones. Estas


primeras se pueden enumerar en números romanos, I, II, III y las segundas con
números naturales como son: 1, 2,3. Las divisiones principales serán las
enunciadas por el predicador.

En líneas generales, el sermón bíblico puede ser


catalogado en tres clases:
PRIMERO: TEXTUAL, el que se limita a exponer y explicar un texto bíblico.

SEGUNDO: TEMÁTICO, el que se basa sobre un tema o asunto.

TERCERO: EXPOSITIVO, es el que comenta un pasaje bíblico, narración o


parábola de la Sagrada Escritura.

LOS PROPÓSITOS GENERALES DE LA PREDICACIÓN:


Tomando como base este análisis, podemos decir que la predicación, si ha
de ser fiel a su misión de satisfacer las necesidades humanas necesita cumplir
con seis propósitos generales.
1. El Propósito Evangelisticos. Este es el de persuadir a los perdidos a
recibir a Cristo Jesús como su salvador personal.
2. El Propósito Doctrinal. Este es el propósito didáctico, o sea el de instruir a
los creyentes, haciéndole ver el significado de las grandes verdades de la fe
cristiana e indicando cómo éstas tienen aplicación práctica a la vida diaria.
3. El Propósito Ético Moral. Este es el propósito de ayudar al creyente a
normar su conducta diaria y sus relaciones sociales de acuerdo con los principios
cristianos.

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4. El Propósito de Devoción. Este es el propósito de intensificar en los
creyentes el sentimiento de amorosa devoción para con Dios, así como de
guiarles en la expresión apropiada de la adoración que Dios merece.

5. El Propósito de Consagración. Este es el propósito de estimular al


creyente a dedicar su talento, tiempo e influencia al servicio de Dios.

6. El Propósito de Dar Aliento. Este es el propósito de fortalecer y dar aliento


al creyente en medio de las pruebas y crisis de su vida personal.

Cualquier sermón que sea digno de un pulpito cristiano puede ser clasificado de
acuerdo con uno de los propósitos generales que acabamos de discutir.

Elementos básicos para elaborar un Sermón temático.

ASUNTO:
TEMA:
TITULO:
TEXTO:
INTRODUCCIÓN:
ORACIÓN DE TRANSICIÓN:
I. DIVISIÓN PRINCIPAL.
1. División segundaria.
2. División segundaria.
II. DIVISIÓN PRINCIPAL
1. División segundaria.
2. División segundaria.
III. DIVISIÓN PRINCIPAL
1. División segundaria.
2. División segundaria.
IV. CONCLUSIÓN:

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¿Qué es el Asunto?
De gran importancia en la predicación es el proceso de escoger asuntos, conseguir
buenos temas y lograr títulos interesantes, para ello es muy importante la ayuda del
Espíritu Santo.

En Castellano, la palabra asunto y tema son sinónimos en cuanto se refiere a la


materia en general. La palabra título no es sinónima de ninguna de las dos anteriores.
En general y en la práctica el asunto es más amplio que el tema.

El asunto, pues, es lo general; el tema, lo particular; el título, el nombre que se le da al


sermón cuando ya está listo.

El asunto es la base del discurso y si la materia básica está bien escogida y se adapta
al propósito, el resultado será algo que edifica, sano y agradable.

El título de un sermón es la forma definitiva de anunciar el sermón. El pensamiento es


el mismo, pero en el título tiene que aparecer de tal modo que despierte el interés en
los oyentes.

Podemos indicar mejor la naturaleza general de los asuntos bíblicos mediante los
siguientes ejemplos expresados en pocas palabras:
1) Aflicción 11) La Cruz
2) Ángeles 12) La Muerte.
3) Expiación 13) Divorcio.
4) Bautismo 14) Santidad.
5) Fraternidad 15) Espíritu Santo.
6) Cristo 16) Honor.
7) La Iglesia 17) Esperanza.
8) Compromiso 18) Humildad.
9) Conciencia 19) Idolatra.
10) Valor 20) Obediencia.

Es posible predicar sobre todos los asuntos de la Biblia, pero casi imposible
agotar los temas diversos que hay en estos asuntos.

Cuando el asunto general está definido específicamente, el tema del


sermón puede expresarse en pocas palabras, el tema es pues, un enfoque
particular sobre un aspecto del asunto general que siempre resulta más fácil
entender. Al predicador le es también más fácil de predicar

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Algunos asuntos generales son difíciles de tratar, pero los temas
específicos que proceden de ellos resultan muy fáciles. De allí la necesidad de
distinguir entre el asunto general y el tema específico en las porciones de la Biblia.

Muchos usan intercambiadamente los términos asunto y tema pero ese es


un descuido en el uso de las palabras y revela que el pensamiento no tiene
claridad ni blanco definido. El asunto es la materia general de que se trata; el tema
es el aspecto particular de esa materia que nos interesa.

Cuando falla en la delimitación del asunto durante la preparación del


sermón, se incurre en un error en el cual han caído también los oradores
seculares. Probablemente el error común del novicio sea el de escoger temas
demasiados generales.

El tema debe ser claro, breve y representa ampliamente la esencia del


sermón. El tema puede dividir el asunto, o sugerir relaciones, o hacer afirmaciones
con respecto al asunto general. El tema es el mismo asunto general al cual se le
ha impreso una dirección determinada. El procedimiento para poder limitar el
asunto por medio de temas se puede deducir de los siguientes ejemplos en los
cuales EL ASUNTO O MATERIA GENERAL ES LA ORACIÓN:

Ejemplos:
1.) La necesidad de la oración 2.) El valor de la oración

3.) El tiempo de la oración 4.) El poder de la oración

5.) El propósito de la oración. 6.) Los Métodos de la oración

7.) Los resultados de la oración 8.) Las condiciones de la oración

9.) Los problemas de la oración. 10) La oración Eficaz.

Cuando el tema es importante, cuanto más específico, más sugestivo será y


más fácil de tratarle. Los ejemplos que hemos dados sobre la oración nos muestra
que son numerosos los temas que pueden obtener de los grandes asuntos que se
tratan en la Biblia.

El título de un sermón es la forma definitiva de anunciar el sermón. El


pensamiento es el mismo, pero en el título tiene que aparecer de tal modo que
despierte el interés en los oyentes. Cuando el tema es la necesidad de la oración,
el título pudiera expresarlo así:

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Ejemplo de un Sermón Temático
ASUNTO: LA ORACION.
TEMA: LA NECESIDAD DE LA ORACION.
TITULO: LA OBLIGACIÓN DE ORAR.
TEXTO: Lucas 18: 1
Introducción. El Ser humano fue creado con necesidades físicas y espirituales, y
todas ellas demandan ser atendidas. Pero las de mayores relevancias son las
necesidades espirituales como lo es la oración y el de leer la palabra de Dios.
Oración de Transición. Por eso hoy quiero disertar sobre tres razones del
porque es una necesidad orar sin desmallar.
I. ES NECESARIA PORQUE ME PERMITE HABLAR CON DIOS.
A. Le confieso los pecados cometidos.
B. le agradezco los favores recibidos.
C. Intercedo por mis necesidades y las de otros.
II.. ES NECESARIA PORQUE RECIBO DIRECCIÓN DE DIOS.
A. Cuando tengo que tomar alguna decisión en mi vida.
B. Cuando voy a predicar.
C. Cuando leo su palabra.
III. ES NECESARIA PORQUE ME GUARDA DE CAER EN LA TENTACIÓN.
A. Cuando percibo las asechanzas del enemigo.
B. Cuando me siento seducido por mis propias concupiscencias.
C. Cuando los deseos de la carne se levantan.
CONCLUSIÓN. El Señor dijo: oíd lo que dijo el juez injusto. Acaso se tardara
Dios en responder a sus escogidos que claman a El día y noche
EL TEMA DEL SERMÓN
La primera cosa para preparar un buen sermón es tener un mensaje definido.
Antes de proceder a la preparación de un sermón, todo predicador debe
responderse esta sencilla pregunta: ¿DE QUE VOY A HABLAR?
Mientras el predicador no pueda contestar claramente tal pregunta, no debe seguir
adelante. Ha de tener un tema y debe saber con precisión cuál es. Sólo puede
estar seguro de que lo sabe cuándo pueda expresarlo en palabras. Si el tema está
entre la bruma, también lo estará todo lo que le pertenece: su introducción, su
arreglo y su objeto.
El tema debe ser la expresión exacta del asunto, o la respuesta a la pregunta: ¿De
qué voy hablar? Nunca debe escogerse un tema por ser bonito o sonoro como
fase, sino que ha de expresar claramente el objeto que el sermón persigue. Todo
predicador, para preparar bien su sermón, debe responder a la pregunta:
¿Qué voy hablar de este tema? ¿Qué fin deseo lograr?

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Nota: El tema no sólo ha de abarcar o incluir lo que se va a decir, sino que ha de
excluir todo lo que no tenga que ver con el asunto.

CÓMO ENCONTRAR UN TEMA


El mensaje debe venir como una inspiración de Dios, y el predicador debe estar
pidiendo mensajes a Dios para sus oyentes. Pero no es de esperar que venga
siempre como una inspiración profética, si no que él mismo debe afanarse en
buscarlos de diversas maneras.

El predicador puede recibir la inspiración de un mensaje:


a.) Reflexionando sobre las necesidades espirituales de sus
oyentes.
Considerar bien qué pecados se encentran en mayor número en la iglesia. Ver si
son la vanidad humana, la codicia, la falta de amor fraternal, la calumnia u otros
defectos semejantes. Tomad en cuenta cariñosamente las pruebas que la
Providencia plazca sujetar a vuestros oyentes, y buscad un bálsamo que pueda
cicatrizar sus heridas. Dejad tan sólo caer vuestro mensaje como la nieve que se
posa suavemente sobre los secos prados, y permitid a Dios hacer el resto.

b.) En sus lecturas devocionales de la Biblia.


El predicador no debe alimentar a otras almas manteniendo la suya a escasa
dieta. La lectura devocional diaria, personal o familiar, proporcionará al predicador
temas y le hará descubrir filones de riqueza espiritual en lugares insospechados.
Anote cuidadosamente las ideas que surjan en tales momentos.
El predicador no debe ser insípido bajo la pretensión de ser original, ni debe fiar
tampoco en las despensas de otros para alimentar su propia familia. Ambos
extremos son malos.

c.) En sus visitas pastorales.


Muchas veces la conversación con personas inconversas, o con miembros débiles
de la iglesia, hacen sentir al pastor alguna necesidad espiritual común a muchos
de sus oyentes. A veces aun el texto que responde a tal necesidad es dado
durante la conversación (Debe anotarlo antes que lo olvide).

d.) En la consideración de las cosas que le rodean.


El predicador debe ser un atento observador de la naturaleza y de los hombres.
Todo lo que ve y oye debe archivarlo cuidadosamente en su memoria por si
alguna vez pudiera serle útil como ilustración de un sermón, y a veces una
ilustración provee el tema de un sermón.

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e.) Pidiendo a Dios en oración.

Si la dificultad de escoger un texto se hace más dura, multiplicad vuestras


oraciones; será esto una gran bendición. (Haber bien orado, es más de la mitad
estudiado). Lutero.

f.) Evitar la repetición.

Me parece bien y necesario revisar con frecuencia la lista de mis sermones, para
ver si en mi ministerio he dejado de presentar alguna doctrina importante, o de
insistir en el cultivo de alguna gracia cristiana.

EL TITULO
El título del sermón ha de ser exageradamente breve, y por tal razón no
puede a veces contener todos los pensamientos o partes que el predicador desea
desarrollar en su tema.

El título debe ser chocante y atractivo, para despertar la atención e intriga al


público. Esto pone al predicador en el peligro de formular su tema en un título que
se aparte del asunto del cual realmente quiere tratar. En otras palabras: que sirva
tan sólo de excusa o motivo para llamar la atención y no de verdadera base al
mensaje. En tal caso se expone a que el público, sintiéndose defraudado, pierda
confianza al predicador.

EL TEXTO DEL SERMÓN


Campbell Morgan dice que el texto es “aquel párrafo, versículo o porción de
un versículo en el cual se basa el sermón”. Crane amplía el sentido un poco, al
decir que es el pasaje de la Escritura, sea breve o extenso, del cual el predicador
deriva su tema o, en otras palabras, la raíz del tema. Por lo tanto, el texto no es
solamente el punto de partida, sino también una raíz que está entretejida en el
mensaje. No es una tabla para zambullirse, sino un trineo sobre el cual el
predicador descansa en camino a su destino. En otras: es necesario depender del
texto todo el transcurso del mensaje. Como la raíz de la planta influye en su
crecimiento, así también el texto nutre el desarrollo del mensaje.
Las razones para tener un texto:
Contribuye a darle autoridad: El auditorio respeta “la palabra de Dios,
más que la palabra nuestra”. Cuando leemos un texto, al comenzar el mensaje,
captamos la atención y el respeto de la congregación. El texto, pues es el mensaje
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con autoridad que proclamamos. “Si encontramos un tema para el cual no existe
un texto apropiado, no vale la pena que sea desarrollado. Sin un texto, el mensaje
carece de autoridad. No tiene lugar en el pulpito Cristiano.

LA INTRODUCCIÓN DEL SERMÓN.


La iniciación del movimiento progresivo del sermón.
Esta se logra con una buena introducción. En la preparación del sermón la
introducción es la última parte que se arregla. Esto es lógico porque sólo así
puede asegurarse que la introducción sea del todo apropiada. Pero en esta parte
de nuestra discusión estamos considerando el sermón como un producto ya
terminado. Estamos dando atención a la progresión de su pensamiento y a la
manera en que establece contacto con la mente de la congregación, despertando
su interés y obligándola a seguir sus ideas hasta lograr que pongan por obra el
propósito específico que desde un principio ha palpitado en el corazón del
predicador. Así es que tenemos que empezar por la introducción, porque allí
empieza el sermón mismo.
La Función de la Introducción
La introducción de un sermón debe lograr que los oyentes tengan buena
voluntad para con el predicador mismo, que le presten atención, y que estén
dispuestos a recibir la enseñanza que él les quiera impartir.

LAS CUALIDADES DE UNA BUENA INTRODUCCIÓN.


1. Debe ser apropiada. Para asegurar esto es menester que el predicador
tenga en cuenta la naturaleza de su tema, las peculiaridades de la congregación
que va a escuchar su sermón y cualquier consideración especial que puede ser
sugerida por la ocasión en que va a predicar. Es precisamente por esto que se dijo
arriba que en la preparación de un sermón, la introducción es la última parte que
se arregla. Por esto también el predicador encontrará que un mismo sermón
tendrá que ser introducido a veces de distinta manera cuando vuelva a ser
predicado ante una congregación nueva.

2. Debe ser interesante. La primera oración gramatical. Estas palabras


iníciales de la introducción son de mayor importancia que cualquiera otras que se
digan en todo el sermón, con la única excepción de los últimos dos o tres
renglones de la conclusión. Su importancia estriba idoneidad especial para captar
La atención y despertar el interés desde el principio del sermón.

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3. Debe ser breve. Dargan relata la siguiente anécdota: “Se dice que una de
las hermanas de su congregación una vez observó que el Señor Howe era en
verdad un gran hombre de Dios, pero que en sus sermones el buen hombre
gastaba tanto tiempo poniendo la mesa, que ella perdía su apetito para la comida”.
4. Debe ser modesta. Es decir, no debe prometer demasiado, y esto se
refiere tanto a sus pensamientos, como a su estilo y su declamación.
5. Por fin una buena introducción será cuidadosamente bien preparada.
Se le atribuye a Napoleón una declaración en el sentido de que, “en una batalla
son los primeros cinco minutos los que determinan el resultado”. La misma idea
tiene estrecha relación con el sermón.

LA ORACIÓN DE TRANSICIÓN.
El segundo requisito para el sostenimiento del movimiento progresivo del
sermón es que haya transiciones fáciles de un pensamiento a otro. La Falta de
éstas hace que los oyentes experimenten una sensación algo parecida a la que se
sufre cuando se viaja en una carreta tirada de bueyes por una calle empedrada.
Los choques bruscos que su mente recibe al pasar abruptamente de una idea a
otra lo hacen perder todo sentido de relación entre las diferentes partes del
discurso, y esto es fatal para el impacto total del mensaje. El movimiento
progresivo del sermón no debe ser como el arranque de un tren carguero, sino
como el suave desliz de un moderno tren de pasajeros cuando es conducido por
un maquinista perito.
Hay grandes posibilidades de variedad placentera en este asunto de las
expresiones que pueden ser empleadas para indicar un cambio de pensamiento.
Las siguientes constituyen sólo una lista parcial por vía de sugestión: en primer
lugar; por otra parte; además; un punto adicional es...; no sólo... si no enseguida;
en consecuencia; ahora pues; ni tampoco; en resumen; para concluir. Aparte de
tales expresiones, a menudo el predicador verá la necesidad de emplear
oraciones gramaticales completas, y a veces hasta un párrafo entero, con el fin de
ligar bien un nuevo pensamiento con lo que le ha precedido en el sermón. La
pericia en este asunto demanda un esfuerzo constante y una continua observación
de la práctica de los mejores oradores y escritores.

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El corazón de la organización Homilética
Está en la división del tema.
La división del tema es una absoluta necesidad. Don Alejandro Treviño,
distinguido pastor bautista mexicano quien por muchos años impartió la cátedra de
Homilética en el seminario, acostumbraba decirles a sus alumnos: Muchachos, la
Homilética tiene tres reglas: primera, divida su asunto; segunda, divida su asunto;
y tercera divida su asunto.

Las razones para insistir en que el tema sea dividido son las siguientes. En
primer lugar, la división del tema es necesaria para asegurar la unidad de la
discusión. Una buena prueba de la unidad de algún tema en su capacidad de ser
dividido en parte coordinadas. La división del tema es necesaria, además, para
conseguir la claridad de la discusión. Una idea se comprende mejor cuando se la
puede examinar por parte. Por otra parte, la división del tema es necesaria para
promover el movimiento progresivo de la discusión. La idea no sólo es lo que se
organiza bien se ejecuta con mayor rapidez, sino que los oyentes pueden percibir
la progresión de la discusión cuando son conscientes de que están pasando a la
consideración de división tras división del tema.

Consideración de división tras división del tema.

Otra razón es que la división del tema es necesaria para sostener el interés
de la discusión. En cuanto al predicador, el acto de formular las divisiones de su
tema despierta entusiasmo en la ejecución del plan. En cuanto a la congregación
la división del tema provee “descansos mentales” que alivian el cansancio
inherente a toda discusión prolongada.

La división del tema es necesaria también para lograr la economía de


tiempo. Las congregaciones cristianas modernas no están dispuestas por lo
regular a tolerar los sermones kilométricos. Demandan la brevedad y la concisión.
Si el predicador va a poder meter en los breves minutos de que disponen todo el
material que sea necesario para la explicación de su tema, necesita organizar su
material.

Por último, la división del tema es necesaria para garantizar la permanencia


de las impresiones causadas por el sermón. El bien que un sermón determinado
hará en el corazón de los oyentes probablemente está en proporción directa al
tiempo que su mensaje es recordado. El mejor sermón a menudo resulta ser aquel
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que provee a los oyentes los medios para tener sus enseñanzas en la mente. De
tales medios, los más eficaces son: el texto, la introducción y las divisiones. Son
éstas las partes del sermón que suelen dejar las más hondas impresiones en lo
que escuchan al predicador.
La división del tema precisa la selección del principio de división que ha de
regir en el plan del sermón. Un buen plan se caracteriza por el hecho de que todas
divisiones tienen la misma clase de relación con el tema del sermón. Para
asegurar esta uniformidad de relación, se precisa la determinación del principio de
división que va a regir en el plan. Este principio, una vez determinado, debe ser
observado uniformemente en todas las divisiones principales del bosquejo.

La conclusión del sermón


Si empezar bien es importante, no lo es menos terminar bien y terminar a
tiempo.
Hay predicadores que no encuentran la manera de terminar y divagan
repitiendo exhortaciones de carácter más o menos semejante, hasta que el
público, en lugar de sentirse conmovido por tales llamamientos, sólo desea
angustiosamente que el predicador ponga fin a su perorata.
Es terrible que nosotros hayamos tenido un excelente propósito en nuestro
sermón, una buena base Bíblica bien analizada, en armonía con un excelente
asunto, con su buen tema, proposición intachable, palabra clave y buen bosquejo,
pero si no sabemos concluir de nada sirve el resto del trabajo.
ELEMENTOS QUE COMPONEN LA CONCLUSIÓN:
1. La recapitulación. Recoge en una sola mirada las perspectivas
generales de todo el camino recorrido por el sermón.
2. La aplicación. “Donde empieza la aplicación empieza el sermón” Aquí se
le hace hincapié a la relación practica que tiene el asunto con la vida diaria del
oyente.
La invitación. ¿Qué hace un vendedor de seguros después que le ha
presentado su promoción? ¿Acaso le muestra su producto, lo convence de que es
bueno y luego se va? Es ir por la decisión de la persona. Si aceptas tendrás esto y
si no dice la Biblia que te sucederá esto. Haga contrastes entre las ventajas de
aceptarlo y las desventajas de no recibirlo. La invitación tiene que ser clara,
precisa y directa. Levanta tus manos, ponte de pie, pasa al frente, dobla tu rodilla,
y repite conmigo.

CONCLUSION:
UN BUEN CONSEJO:
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no
tiene de qué avergonzarse, que trace bien la palabra de verdad. 2 TIMOTEO
2:15

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