Corte Suprema Le Ordena A La Fiscalía Seguir Investigación Contra Cielo Gnecco

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CARLOS ROBERTO SOLÓRZANO GARAVITO

Magistrado Ponente

STP5867-2024
Radicación n°. 137278
Acta 118

Bogotá, D.C., veintiuno (21) de mayo de dos mil


veinticuatro (2024).

I. VISTOS

1. Se pronuncia la Sala sobre la impugnación


instaurada por el FISCAL 103 DELEGADO ANTE EL
TRIBUNAL SUPERIOR DE BOGOTÁ y el defensor de CIELO
MARÍA GNECCO CERCHIARO, contra el fallo proferido el 10
de abril del presente año por la SALA PENAL DEL TRIBUNAL
SUPERIOR DE BOGOTÁ, mediante el cual concedió las
pretensiones de la demanda de tutela formulada por la
PROCURADORA 10 JUDICIAL II PENAL de esta ciudad
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Número interno 137278
Tutela impugnación
Procuradora 10 Judicial II Penal

contra la Fiscalía recurrente, por la presunta vulneración de


sus derechos fundamentales.

II. ANTECEDENTES

2. De acuerdo con lo allegado a la actuación, contra


Cielo María Gnecco Cerchiaro, se adelanta el proceso No.
11001600009920230000033, por la presunta comisión de
los delitos de secuestro extorsivo y homicidio en persona
protegida, con ocasión de la retención y posterior asesinato
de Jairo Alberto Hernández Hinojosa y Carlos Alberto
Guerra, cometidos por integrantes de la Autodefensas
Unidas de Colombia.

3. En desarrollo de dicha actuación, la Fiscalía Quinta


Delegada ante los Jueces Penales del Circuito Especializados
de Valledupar, el 30 de enero de 2023, resolvió la situación
jurídica de Gnecco Cerchiaro en el sentido de abstenerse de
imponer medida de aseguramiento y precluyó la
investigación.

4. Dicha decisión fue impugnada por el representante


del Ministerio Público. Las diligencias fueron asignadas a la
Fiscalía Tercera Delegada ante el Tribunal Superior de
Valledupar, que en resolución del 6 de octubre de 2023,
declaró como delitos de lesa humanidad las conductas
punibles atribuidas a la procesada. Además, le impuso
medida de aseguramiento de detención preventiva en
establecimiento carcelario, dispuso la emisión de orden de

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captura y ordenó a la Fiscalía de primer grado que


continuara con la investigación.

5. Posteriormente, el defensor de Gnecco Cerchiaro


solicitó la revocatoria o sustitución de la medida de
aseguramiento impuesta. En resolución del 30 de octubre de
2023, la Fiscalía Quinta Delegada ante los Jueces Penales
del Circuito Especializados de Valledupar accedió a las
pretensiones, ordenó la cancelación de la orden de captura
emitida contra Cielo María Gnecco Cerchiaro y dispuso
seguir adelante con la actuación.

6. Inconforme con esa decisión, el Procurador 177


Judicial Penal II instauró el recurso de apelación, por lo que
las diligencias fueron remitidas a la Fiscalía 103 Delegada
ante el Tribunal Superior de Bogotá1.

7. El 7 de marzo de 2024, la Fiscalía de segunda


instancia declaró que las conductas investigadas no
constituían delitos de lesa humanidad, decretó la nulidad de
las actuaciones realizadas con posterioridad al mes de
noviembre de 2022, por haberse presentado el fenómeno
jurídico de la prescripción de la acción penal, revocó las
decisiones emitidas, entre las que se encontraban las del 30

1 Lo anterior, porque mediante resolución No. 00573 del 31 de octubre de 2023, el


entonces Fiscal General de la Nación varió la asignación de la actuación a un Fiscal
de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos,
correspondiéndole a la Fiscalía 86 Delegada ante los Jueces Penales del Circuito
Especializados de Bogotá, con resolución del 1 de noviembre siguiente.
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de enero2, 63 y 30 de octubre de 20234 y precluyó la


instrucción contra Cielo María Gnecco Cerchiaro, entre
otros.

8. Manifestó la Procuradora 10 Judicial II Penal de


Bogotá que la Fiscalía 103 demandada, con esta última
decisión, incurrió en vía de hecho por defectos orgánico,
fáctico y violación directa de la Constitución, dado que la
apelación versaba exclusivamente sobre la revocatoria de la
medida de aseguramiento, pero de manera irregular la
accionada actuó como superior funcional de la Fiscalía
Tercera Delegada ante el Tribunal Superior de Valledupar, al
criticar y revocar la declaratoria de lesa humanidad de las
conductas atribuidas a Gnecco Cerchiaro.

9. Agregó que ordenó el archivo de las diligencias sin


posibilidad de habilitar los recursos pertinentes; analizó
temas no discutidos en la primera instancia ni planteados
por el recurrente; se basó exclusivamente en la denuncia sin
tener en consideración la contextualización y las pruebas del
poder militar, social y político del frente Mártires del Bloque
Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia, en plena
connivencia con las autoridades, al igual que su fuente de
financiación eran la contratación pública y la corrupción
administrativa.

2 A través de la cual la Fiscalía Quinta Especializada de Valledupar se abstuvo de


imponer medida de aseguramiento a la implicada y precluyó la investigación.
3 En la que la Fiscalía Tercera Delegada ante el Tribunal Superior de Valledupar

declaró como delitos de lesa humanidad el secuestro extorsivo y homicidio en persona


protegida, impuso medida de aseguramiento a Gnecco Cerchiaro y revocó la
preclusión y dispuso seguir adelante con la investigación.
4 En la que la Fiscalía Quinta Especializada de Valledupar revocó la medida de

aseguramiento impuesta a Cielo María Gnecco Cerchiaro.


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10. Además, para efectos de la prescripción, de acuerdo


con las sentencias C-580 de 2002 y SU-312 de 2020, el límite
prescriptivo en los delitos de lesa humanidad debe
computarse a partir de la diligencia de indagatoria.

11. En ese contexto, pidió el amparo de los derechos al


debido proceso y acceso a la administración de justicia. En
consecuencia, que se deje sin efecto la resolución del 7 de
marzo de 2024 por medio de la cual se declaró que las
conductas investigadas no constituyen delitos de lesa
humanidad, se decretó la nulidad de la actuación a partir de
noviembre de 2022, revocó todas las decisiones emitidas a
partir de dicha fecha, incluidas las del 30 de enero, 6 y 30
de octubre de 2023 y se precluyó la instrucción por
prescripción de la acción penal a favor de Cielo María Gnecco
Cerchiaro y se ordene al Fiscal 103 Delegado ante el Tribunal
Superior de Bogotá, que al resolver el recurso de apelación
contra la decisión del 30 de octubre de 2023, se circunscriba
a los puntos de la impugnación.

EL FALLO IMPUGNADO

12. La Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá


indicó que era procedente la protección invocada, dado que,
la Fiscalía demandada, «(i) desbordó de forma protuberante
su competencia no solo por pronunciarse sobre un aspecto no
atacado en el recurso, sino por pretender fungir como superior
funcional de una autoridad de igual jerarquía; (ii) soslayó el

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contenido de la prueba aportada; (iii) inaplicó el precedente


constitucional que regula la imprescriptibilidad de los delitos
de lesa humanidad».

12.1. Lo anterior, porque el Fiscal 103 en cita, de


conformidad con lo establecido en el artículo 204 de la ley
600 de 2000, decidió ejercer un control sobre la declaratoria
de los delitos de lesa humanidad, aun cuando ese tema no
había sido objeto de debate y si bien la defensa invocó la
nulidad en el traslado para los no recurrentes, dicha
oportunidad no debía utilizarse para exponer situaciones
diferentes o manifestaciones de inconformidad, por lo que
nada justificaba la reapertura de un debate que había hecho
tránsito a cosa juzgada bajo lo dispuesto previamente por un
fiscal de la misma categoría.

12.2. Además, al analizar dicha situación tuvo en


consideración únicamente la denuncia, con lo que se
presentó el defecto fáctico, dado que «no podía desatender el
modus operandi de las autodefensas para la época de los
hechos, el cual incluía participaciones ilegales en la
contratación pública y en múltiples alianzas con políticos».

12.3. Afirmó que se configuró la violación directa de la


Constitución, dado que no es cierto que la declaratoria de
lesa humanidad deba realizarse antes de que opere la
prescripción conforme a las reglas ordinarias, porque ello
desconoce la jurisprudencia constitucional, pues esas
conductas se destacan por su complejidad probatoria y

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jurídica y de ser así, muchos casos quedarían en la


impunidad.

12.4. Por lo anterior, dispuso:

«1°. CONCEDER el amparo propuesto por la Procuradora 10


Judicial II Penal de Bogotá. En consecuencia, DEJAR SIN
VALOR Y EFECTO alguno la resolución de 7 de marzo de
2024.

2°. ORDENAR al Fiscal 103 Delegado ante el Tribunal


Superior de Bogotá que, dentro de los 5 días siguientes a la
notificación de esta sentencia, emita una nueva decisión en
la que circunscriba su pronunciamiento a la revocatoria de la
medida de aseguramiento impuesta a CIELO MARÍA
GNECCO CERCHIARO, único tema cuestionado por la parte
recurrente.

3°. COMPULSAR copias ante la Comisión de Disciplina


Judicial y la Fiscalía General de la Nación para que, en el
marco de sus competencias, investiguen si el Fiscal 103
Delegado ante el Tribunal Superior de Bogotá incurrió en
posibles faltas disciplinarias o comportamientos que
incursionan en los linderos del derecho penal».

IV. LA IMPUGNACIÓN

13. Inconforme con la anterior decisión, el Fiscal 103


Delegado ante el Tribunal Superior de Bogotá la impugnó e
indicó que la declaratoria de nulidad se puede realizar de
oficio y al analizar el caso determinó que la prescripción era
el fundamento para que el homólogo de Valledupar hubiera
expresado que los delitos debían calificarse como de lesa
humanidad, tema que tiene claro en razón a las múltiples

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decisiones que sobre el particular ha emitido en sede de


segunda instancia.

13.1. Pidió tener en consideración las razones


expuestas en la resolución cuestionada, dado que los hechos
no ocurrieron como lo indicó la accionante, el denunciante
es un testigo de oídas dado que alias “39” falleció y no puede
corroborar el dicho de aquel y al revisar la actuación
determinó que no era procedente la declaratoria de lesa
humanidad.

13.2. Agregó que contrario a lo dicho por la


demandante y el a quo, sí podía analizar la nulidad planteada
y por esa vía verificar si era o no acertada la declaratoria de
lesa humanidad de aquellos comportamientos, pues aquella
no opera de manera automática por involucrar a personas
pertenecientes a grupos al margen de la ley y en su criterio,
lo que ocurrió fue que el fiscal del caso no se percató de la
configuración del aludido fenómeno jurídico de la
prescripción, ante lo cual la Fiscalía Tercera en cita le dio
esa calidad a los reatos, al margen de los presupuestos para
ello.

13.3. Afirmó que la actuación del Ministerio Público y


la primera instancia constituyen una afectación a la
independencia y autonomía judicial, pues cuando se
presenta una decisión de un caso mediático, se presiona por
diversos medios para que las decisiones «sean a su leal saber
y entender».

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13.4. Dijo que se refirió a las pruebas allegadas a la


actuación, la cual constaba de 4 cuadernos originales y los
restantes 4 y 10 discos compactos le fueron entregados el 15
de abril de 2024, pero en ninguno existía narración fáctica
diversa a la que había expresado el denunciante, por lo que,
en su criterio, su decisión no fue caprichosa ni antojadiza y
por ello, se debía revocar la decisión impugnada. Además,
suspender el numeral segundo del fallo recurrido, dado que
el término otorgado para el cumplimiento no se encuentra
acorde con los documentos recibidos.

14. Por su parte, el defensor de Cielo María Gnecco


Cerchiaro en calidad de recurrente, relacionó las
actuaciones adelantadas al interior del proceso para luego
referir que la decisión cuestionada por vía de tutela ostenta
respaldo constitucional y legal y se emitió por el instructor
natural, por lo que no entendía que aquella fuera arbitraria,
caprichosa o dolosa, en razón a que las providencias
dictadas en favor de su prohijada han sido objeto de
expedición de copias disciplinarias y penales.

14.1. Agregó que lo que se pretende es condenar a su


poderdante porque posee el apellido Gnecco, el cuál ha sido
objeto de juicios mediáticos, pero no se evidencia en la
resolución atacada algún defecto, pues claramente la
nulidad se presentó debido a que la acción penal se
encontraba prescrita desde el año 2022.

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14.2. Afirmó que el fenómeno de la prescripción sí era


un asunto que podía y debía plantearse ante la segunda
instancia por el recurrente, el no recurrente o de oficio, dado
que era un aspecto relacionado con la legalidad de la
actuación, por lo que dicho aspecto estaba vinculado con los
recursos y por ende, era procedente su estudio, máxime que
de acuerdo con los artículos 307 y 308 de la Ley 600 de 2000,
las nulidades se pueden invocar en cualquier estado del
proceso, por lo que sí era competente el Fiscal 103 para
pronunciarse sobre la petición de nulidad.

14.3. Sostuvo que la Fiscalía calificó los delitos como de


lesa humanidad de manera extemporánea, pues su
declaratoria debe darse en vigencia de la acción penal
ordinaria, por lo que no ostentaron el atributo de la
imprescriptibilidad.

14.4. Afirmó que el fenómeno jurídico de la prescripción


de la acción penal ocurrió para el delito de secuestro
extorsivo en abril de 2022 y del homicidio en noviembre
siguiente, es decir, con anterioridad a la emisión de las
resoluciones del 30 de enero y 6 de octubre de 2023, esta
última en la que se declararon como de lesa humanidad, por
lo que tal irregularidad debía ser subsanada por vía de la
nulidad, pues si lo que pretendía la Fiscalía era darles tal
connotación debió hacerlo al abrir investigación contra la
procesada o al momento de recibir la indagatoria, lo cual no
ocurrió.

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14.5. A lo expuesto suma que, la Fiscalía Tercera


Delegada ante el Tribunal Superior de Valledupar desbordó
el principio de limitación, al declarar en la resolución del 6
de octubre de 2023 los delitos endilgados como de lesa
humanidad, pese a que el Estado ya había perdido la
potestad punitiva.

14.6. En esas condiciones, consideró que erró la


primera instancia al conceder el amparo invocado, pues la
declaratoria de lesa humanidad no opera de plena derecho,
dado que produce efectos jurídicos como la
imprescriptibilidad de la acción penal hasta cuando se
identifique a su autor y sea vinculado, momento a partir del
cual inicia el término de prescripción y si ello no se hace, el
lapso correrá de manera normal. Por lo anterior, pidió la
revocatoria del fallo impugnado y, en consecuencia, la
negativa de la protección invocada.

V. CONSIDERACIONES

15. Competencia.

De conformidad con lo establecido en el artículo 32 del


Decreto 2591 de 1991, la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia es competente para resolver la
impugnación instaurada contra el fallo emitido por la Sala
Penal del Tribunal Superior de Bogotá.

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16. De la acción de tutela contra providencias


judiciales.

16.1. La acción de tutela es un mecanismo de


protección excepcionalísimo cuando se dirige en contra de
providencias judiciales y su prosperidad va ligada al
cumplimiento de rigurosos requisitos de procedibilidad que
esta Corporación, en posición compartida por la Corte
Constitucional en fallos C-590 de 2005 y T-332 de 2006,
entre otros, ha venido acogiendo y que implican una carga
para el actor, no sólo en su planteamiento, sino también en
su demostración.

16.2. Según la doctrina constitucional, los requisitos


generales de procedencia de la acción de tutela contra
providencias judiciales ameritan que la cuestión que se
discuta resulte de evidente relevancia constitucional.
Además, que se hayan agotado todos los medios – ordinarios
y extraordinarios – de defensa judicial al alcance de la
persona afectada, salvo que se trate de evitar la consumación
de un perjuicio iusfundamental irremediable.

16.3. Igualmente, exige la jurisprudencia que se cumpla


el requisito de la inmediatez, es decir, que la tutela se hubiere
interpuesto en un término razonable y proporcionado a partir
del hecho que originó la vulneración; así mismo, cuando se
trate de una irregularidad procesal, debe quedar claro que la
misma tiene un efecto decisivo o determinante en la

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sentencia que se impugna y que afecta los derechos


fundamentales de la parte actora.

16.4. Además, «que la parte actora identifique de manera


razonable tanto los hechos que generaron la vulneración como
los derechos vulnerados y que hubiere alegado tal vulneración
en el proceso judicial siempre que esto hubiere sido posible»5,
y que no se trate de sentencias de tutela.

16.5. De otra parte, los requisitos de carácter específico


han sido reiterados en pacífica jurisprudencia a partir de la
sentencia C-590 de 8 de junio de 2005, los cuales son:

a. Defecto orgánico, que se presenta cuando el funcionario


judicial que profirió la providencia impugnada, carece,
absolutamente, de competencia para ello.

b. Defecto procedimental absoluto, que se origina cuando el


juez actuó completamente al margen del procedimiento
establecido.

c. Defecto fáctico, que surge cuando el juez carece del apoyo


probatorio que permita la aplicación del supuesto legal en el
que se sustenta la decisión.

d. Defecto material o sustantivo, como son los casos en que


se decide con base en normas inexistentes o
inconstitucionales o que presentan una evidente y grosera
contradicción entre los fundamentos y la decisión.

e. Error inducido, que se presenta cuando el juez o tribunal


fue víctima de un engaño por parte de terceros y ese engaño
lo condujo a la toma de una decisión que afecta derechos
fundamentales.

5 Ibídem.
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f. Decisión sin motivación, que implica el incumplimiento de


los servidores judiciales de dar cuenta de los fundamentos
fácticos y jurídicos de sus decisiones en el entendido que
precisamente en esa motivación reposa la legitimidad de su
órbita funcional.

g. Desconocimiento del precedente, hipótesis que se presenta,


por ejemplo, cuando la Corte Constitucional establece el
alcance de un derecho fundamental y el juez ordinario aplica
una ley limitando sustancialmente dicho alcance. En estos
casos la tutela procede como mecanismo para garantiza r la
eficacia jurídica del contenido constitucionalmente vinculante
del derecho fundamental vulnerado.

h. Violación directa de la Constitución.

16.6. Desde esa decisión (C-590/05), la procedencia de


la tutela contra una providencia emitida por un juez de la
República se habilita, únicamente, cuando se presenten los
defectos generales y al menos uno de los específicos antes
mencionados.

17. Análisis del caso concreto

17.1. La Procuradora 10 Judicial II Penal cuestiona por


vía de tutela la resolución emitida el 7 de marzo de 2024, a
través de la cual la Fiscalía 103 Delegada ante el Tribunal
Superior de Bogotá, al conocer del recurso de apelación
instaurado contra la decisión del 30 de octubre de 2023, en
la que la Fiscalía Quinta Delegada ante los Jueces Penales
del Circuito Especializados de Valledupar, revocó la medida

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de aseguramiento impuesta a Cielo María Gnecco Cerchiaro6,


en el proceso No. 2023-0000033, resolvió:

Primero- Declarar que las conductas investigadas en este


proceso NO constituyen delitos de “lesa humanidad”, de
conformidad con lo expresado y argumentado en el cuerpo de
esta providencia.

Segundo- Como corolario de todo lo expuesto, se decreta la


NULIDAD de todas las actuaciones procesales a partir del
mes de noviembre del año 2022, inclusive, por cuanto al
sobrevenir la prescripción de la acción penal, la Fiscalía
perdió competencia y la potestad de continuar investigando y
profiriendo todo tipo de decisiones, de acuerdo con las
razones expuestas en el cuerpo de esta resolución.

Tercero- Revocar todas las decisiones proferidas en este


proceso a partir de noviembre de 2022, entre estas, la del 30
de enero de 2023 mediante la cual la Fiscalía 5* de
Valledupar se abstuvo de imponer medida de aseguramiento
en favor de CIELO GNECCO C.; igualmente la del 6 de octubre
de 2023 proferida por el Fiscal 3” delegado ante el TS de
Valledupar, mediante la cual declaró como delitos de lesa
humanidad las conductas antes mencionadas e impuso
medida de aseguramiento intramural contra la sindicada y
ordenó captura; así mismo, la del 30 de octubre de 2023
mediante la cual la F-5ª de esa localidad revocó dicha medida
de aseguramiento impuesta contra la sindicada.

Cuarto- Precluir la instrucción por prescripción de la acción


penal en favor de la procesada CIELO MARÍA GNECCO
CERCHIARO, identificada con la C.C. (…), así como del
sindicado JAVIER GÁMEZ conforme con con (sic) lo
argumentado en esta resolución.

6Impuesta por la Fiscalía Tercera Delegada ante el Tribunal Superior de Valledupar


en resolución del 6 de octubre de 2023.
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17.2. Al respecto, advierte la Sala que se cumplen los


presupuestos generales de procedencia del amparo contra
providencias judiciales, pues:

i) se trata de un asunto de relevancia constitucional,


dado que se alega la presunta afectación de los derechos
fundamentales al debido proceso y acceso a la
administración de justicia, contemplados en los
artículos 29 y 229 de la Constitución Política;

ii) se indicaron los fundamentos del amparo;

iii) se acudió a la acción de tutela en un término


razonable, pues la decisión objeto de controversia data
del 7 de marzo de 2024;

iv) la parte actora no cuenta con otro mecanismo de


defensa judicial, en la medida en que la decisión objeto
de controversia se emitió en sede de segunda instancia
y;

v) no se cuestiona un fallo de tutela.

18. Aclarado lo anterior, procede la Sala a verificar si


razón le asistió a la primera instancia al conceder la
protección invocada o si, por el contrario, se debe revocar el
fallo de primer grado, como lo solicitan los impugnantes.

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19. El a quo advirtió que se configuraban los defectos


orgánico, fáctico y de violación directa de la Constitución
Política, los cuales ha dicho la Corte Constitucional que se
presentan cuando:

Defecto orgánico. Tiene como fuente principal el artículo 121


de la Constitución, el cual dispone que las autoridades del
Estado solo pueden ejercer las funciones que les asigna la
Constitución y la ley.

Defecto fáctico. Se erige sobre la malinterpretación de los


hechos expuestos en un proceso, la cual deviene de una
inapropiada valoración probatoria, bien porque el juez no
contaba con pruebas para sustentar sus afirmaciones, ora
porque al estimar su valor demostrativo fue arbitrario 7.

19.1. Respecto a la violación directa de la Constitución


ha dicho la Corte Constitucional que se puede configurar en
varios eventos, a saber, cuando a) en la solución del caso se
deja de interpretar y aplicar una disposición legal de
conformidad con el precedente constitucional; b) se trata de la
violación evidente a un derecho fundamental de aplicación
inmediata; c) los jueces, con sus fallos, vulneran derechos
fundamentales porque no tienen en cuenta el principio de
interpretación conforme con la Constitución; y d) si el juez
encuentra, deduce o se le interpela sobre una norma
incompatible con la Constitución, y no aplica las disposiciones
constitucionales con preferencia a las legales (excepción de
inconstitucionalidad)8.

7 CC SU-072 de 2018.
8 CC SU-027 de 2021.
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19.2. Ahora bien, para la solución del caso, se debe


tener en consideración lo establecido en el artículo 204 de la
Ley 600 de 2000, normatividad bajo la cual se rige el proceso
No. 2023-0000033, seguido contra Cielo María Gnecco
Cerchiaro, que señala:

Artículo 204. En la apelación, la decisión del superior se


extenderá a los asuntos que resulten inescindiblemente
vinculados al objeto de la impugnación.

Cuando se trata de sentencia condenatoria el juez no podrá


en ningún caso agravar la sanción, salvo que el fiscal o el
agente del Ministerio Público o la parte civil, teniendo interés
para ello, la hubieren recurrido.

Tampoco se podrá desmejorar la situación de la parte civil o


del tercero civilmente responsable cuando fueren apelantes
únicos.

La consulta permite al superior decidir sin limitación sobre la


providencia.

19.3. Frente a dicha norma, esta Corporación ha


indicado que:

“el Art. 204 del C. de P. Penal establece en relación con la


decisión del recurso de apelación, que la competencia del
superior "se extenderá a los asuntos que resulten
inescindiblemente vinculados al objeto de la impugnación",
valga decir, a todo aquello que está íntimamente ligado con lo
que es materia de la alzada, a lo que tiene una conexidad
sustancial con los aspectos objeto de cuestionamiento
respecto del pronunciamiento judicial recurrido. De otro modo
dicho, el superior no puede ocuparse de aspectos diferentes
a los que le delimita el escrito de sustentación del recurso.” 9.

9 CSJ SP, 01 feb. 2007, rad. 23609.


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Dicha competencia es limitada, porque está dada por el


contenido del recurso y los aspectos que guardan íntima
relación con él, lo cual no le impide frente a la violación de las
garantías fundamentales de cualquiera de los sujetos
procesales, repararlas mediante el mecanismo oficioso de la
nulidad, que el deber constitucional y legal le impone.

(…) Así mismo, la disposición legal al restringir la


competencia del superior a los aspectos relacionados con la
impugnación, impide que la segunda instancia termine
convertida en el escenario de un nuevo juicio, en el cual sean
abordados temas ajenos a los resueltos en la sentencia
impugnada, y que el recurso pierda su naturaleza de medio
de control de la legalidad y acierto del juez de primera
instancia.

Por eso:

"atendiendo el carácter progresivo que nuestro sistema


ostenta, la apelación, como una de las formas de acceder a
la segunda instancia, no ha sido instituida a manera de un
nuevo juicio fáctico y jurídico con prescindencia de lo ya
resuelto por el a quo, sino como instrumento de control de
juridicidad y acierto de las decisiones adoptadas por los
funcionarios de primer grado, limitada, por tanto, a revisar
los aspectos sobre los que la parte que a dicho mecanismo
acude, manifieste inconformidad.

Y si bien esta inconformidad en últimas recae sobre el sentido


de la decisión adoptada por la primera instancia, esto en
modo alguno indica que en todos los casos la impugnación
verse sobre la totalidad de los aspectos contenidos en ella,
pues, como párrafos arriba se ha dejado expuesto, es la
sustentación del recurso la que impone el límite al funcionario
de alzada. Entenderlo de manera diversa conllevaría
reconocer que la exigencia de interponer oportunamente el
recurso y sustentarlo frente a los motivos de disenso,
constituye apenas la apertura de una vía de acceso sin

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limitación ninguna para el funcionario de segundo grado, lo


cual repugna a la idea de proceso reglado y contradictorio.” 10

Si la competencia del superior se extiende sólo a los asuntos


que están "inescindiblemente vinculados" al objeto de la
impugnación, esto es, a aquellos que guardan vínculo directo
con la materia de la apelación, su intervención en temas
ajenos y que jamás le fueron planteados, desborda los límites
de su competencia funcional y lesiona el debido proceso, al
impedir el contradictorio sobre los mismos y la posibilidad de
la segunda instancia, garantías establecidas a favor de los
intervinientes en el proceso penal11.

19.4. Adicionalmente, para el presente asunto se ha de


indicar que el artículo 194 de la Ley 600 de 2000, prevé el
traslado a los no recurrentes, para que se pronuncien en
torno a los argumentos expuestos por el apelante, norma
frente a la cual se ha pronunciado esta Corporación así:

Adviértase que el traslado a los no recurrentes está previsto para


garantizar la dialéctica propia del proceso adversarial y el
connatural principio de contradicción mediante la confrontación
de argumentos que por su misma razón están limitados a los
temas y aspectos tratados en la censura más no para exponer
disímiles circunstancias o manifestaciones de inconformidad, de
modo que esa oportunidad procesal solo es permitida para hacer
planteamientos tendientes a refutar o coadyuvar las razones de
disenso12.

20. Aclarado lo anterior, procede la Sala a analizar la


decisión que a juicio del a quo afectó las garantías
fundamentales.

10 CSJ SP, 02 may. 2002, rad. 15262.


11 Csj sp17466, 16 dic, 2015, Rad. 38957.
12 CSJ AP4440, 22 SEP. 2021, Rad. 59342, en la que reiteró lo dicho en la decisión

CSJ SP235–2019, 6 feb. 2019, rad. 52852.


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Procuradora 10 Judicial II Penal

20.1. Al respecto, los hechos que dieron origen a la


actuación se sintetizaron en la resolución del 6 de octubre de
2023, por cuyo medio la Fiscalía Tercera Delegada ante el
Tribunal Superior de Valledupar al resolver el recurso de
apelación instaurado contra la resolución del 30 de enero del
mismo año13, de la siguiente manera:

JULIO MANUEL ARGUMEDO GARCÍA, alias GABINO, ex


integrante de la criminal sociedad denominada Autodefensas
Unidas de Colombia, A.U.C., Frente Mártires del Cesar,
remitió a la Fiscalía Octava Especializada, desde su lugar de
reclusión Cárcel La Modelo de Barranquilla, Atlántico, el 21
de enero de 2018, un escrito, a través del cual, informó que
los ciudadanos JAIRO ALBERTO HERNÁNDEZ HINOJOSA y
CARLOS ALBERTO MENDOZA GUERRA, quienes habrían
estado vinculados contractualmente con la Gobernación del
departamento del Cesar, fueron retenidos contra su voluntad
por miembros de esa organización, el 10 y 12 de abril de
2002, respectivamente, en virtud de orden impartida por el
sujetos DAVID HERNÁNDEZ ROJAS, alias 39, por petición
que hiciera CIELO MARÍA GNECCO CERCHIARO.

La privación ilegal de la libertad tenía por fin, obligar a los


plagiados a devolver a CIELO MARÍA GNECCO CERCHIARO,
la suma de dos mil quinientos millones de pesos
($2.500.000.000.00), que habrían obtenido, al parecer, de su
actividad con el ente departamental y de la cual, debían
entregar parte a aquella.

Como los secuestradores no hicieron devolución de la


millonaria suma, CIELO MARÍA GNECCO CERCHIARO y
JAVIER GÁMEZ, según el denunciante JULIO MANUEL
ARGUMEDO GARCÍA, pidieron a DAVID HERNÁNDEZ
ROJAS, alias 39, que los asesinara, sugerencia que fue
atendida positivamente por éste, el 8 de noviembre de 2002,
a través de miembros vinculados al grupo criminal.

13 A través de la cual, la Fiscalía Quinta Especializada de Valledupar al resolver la


situación jurídica de Cielo María Gnecco Cerchiaro se abstuvo de imponer medida de
aseguramiento y precluyó la investigación.
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Tutela impugnación
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20.2. En dicha decisión, la Fiscalía Tercera en mención,


analizó la prescripción de los delitos atribuidos y determinó
que los punibles de secuestro y homicidio en persona
protegida de los que fueron víctimas Jairo Alberto Hernández
Hinojosa y Carlos Alberto Mendoza Guerra, habían sido
cometidos por integrantes de las Autodefensas Unidas de
Colombia, por lo que adquirían la connotación de crímenes
de lesa humanidad y así lo declaró, al igual que indicó que el
término de prescripción debía contarse a partir del 18 de
diciembre de 2018, fecha en que Gnecco Cerchiaro fue
vinculada formalmente a la investigación, de acuerdo con la
jurisprudencia de esta Corporación.

20.3. Además, emitió medida de aseguramiento de


detención preventiva en establecimiento carcelario contra
Cielo María Gnecco Cerchiaro, al igual que determinó revocar
la preclusión decretada y en su lugar, ordenó a la Fiscalía
Quinta «continuar adelantando diligentemente la
investigación».

20.4. Adujo que:

«De conformidad con el contenido de la resolución proferida


por la Fiscalía Quinta Especializada, el 30 de enero de 2023,
los delitos de secuestro y homicidio de JAIRO ALBERTO
HERNÁNDEZ HINOJOSA, habrían ocurrido el 10 de abril y 8
de noviembre de 2002 y los de CARLOS ALBERTO MENDOZA
GUERRA, el 12 de abril y 8 de noviembre de 2002, de donde
deviene incontrastable que desde entonces hasta ahora,
transcurrieron más de veinte (20) (sic), término con el que
contaba la Fiscalía General de la Nación, en principio, para
investigar y acusar, si a ello hubiere lugar, a los presuntos
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responsables ante los jueces competentes para adelantar la


etapa del juicio.

No obstante, la Fiscalía General de la Nación, estima que


tales crímenes, atroces, por decir lo menos, deben ser
considerados de lesa humanidad, respecto de los cuales, el
conteo del término de prescripción de la acción penal, se
realiza de la forma como se expondrá más adelante 14.

Acto seguido, citó la decisión CJS AP2230-2018, Rad.


45110, para concluir que:

(…) A pie de lo discurrido, la Fiscalía General de la Nación


arriba a la incontrastable conclusión, según la cual, al estar
acreditado que los delitos de secuestro y homicidio en
persona protegida de los que resultaron víctimas JAIRO
ALBERTO HERNÁNDEZ HINOJOSA y CARLOS ALBERTO
MENDOZA GUERRA, fueron cometidos por miembros
adscritos a la asociación delictiva denominada Autodefensas
Unidas de Colombia, A.U.C., adquieren la connotación de
crímenes de lesa humanidad, para los que el cómputo de
prescripción de la acción penal, se realiza de la siguiente
manera:

“La imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad


consiste en que el Estado tiene la potestad y el deber de
investigarlos sin límite en el tiempo. Sin embargo, no se trata
de una prerrogativa absoluta, toda vez que la persona que ya
ha sido vinculada a la investigación mediante indagatoria o
declaración de persona ausente, bajo el régimen de la Ley
600 de 2000, no puede permanecer indefinidamente atada al
proceso, a la espera de los resultados del trámite. En tales
hipótesis, los términos de prescripción de la acción penal
empiezan a correr desde el momento de la vinculación al
proceso (…)”.

Dentro del anterior contexto, resta decir que la declaración de


crimen de lesa humanidad es un acto de connotación judicial
que puede hacerlo la Fiscalía General de la Nación, por

14 Página 8 y ss de la decisión del 6 de octubre de 2023.


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conducto del funcionario que tenga a su cargo la


investigación, conforme se dejó sentado por la Corporación de
cierre en lo penal en la decisión que viene de citarse.

Si lo anterior es así, como en efecto lo es, el término de


prescripción de la acción penal respecto de la
sindicada CIELO MARÍA GNECCO CERCHIARO, que es de
veinte (20) años, debe contarse a partir del 18 de
diciembre de 2018, fecha en la fue (sic) vinculada
formalmente al proceso mediante la declaración de
indagatoria y, en consecuencia, está lejos de
consolidarse tal fenómeno». (Negrilla fuera de texto)15.

21. Mediante resolución del 30 de octubre de 2023, la


Fiscalía Quinta Delegada ante los Jueces Penales del Circuito
Especializados de Valledupar revocó la medida de
aseguramiento impuesta a Gnecco Cerchiaro.

22. Contra dicha determinación, el representante del


Ministerio Público instauró el recurso de apelación, con el
objeto de obtener «la revocatoria de la resolución confutada y
en consecuencia se deje sin valor la REVOCATORIA de la
medida de aseguramiento dictada en contra de la procesada
por estimarse que no están desvirtuados los presupuestos
objetivo y subjetivos exigidos por la norma adjetiva para
soportar dicha decisión»16.

22.3. Lo anterior, al considerar el agente designado que


si bien la Fiscalía 86 había admitido que se cumplía el
presupuesto de carácter objetivo, consideró que no se
cumplían los presupuestos de peligro para la comunidad y

15 Página 9 de la decisión del 6 de octubre de 2023.


16 Sustentación recurso de apelación.
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comparecencia al proceso, pese a que estaba demostrado que


Gnecco Cerchiaro «al conocer que fue afectada con una
medida restrictiva de su libertad, huyó sin que hasta la fecha
se sepa de su paradero, actualizando con su actuar
precisamente uno de los fines subjetivos de la medida, esto es
que el procesado comparezca al proceso»17¸ por lo que
resultaba «necesario restringir su libertad para que
compareciera al proceso», por lo que razón le había asistido a
la Fiscalía Tercera al imponer la medida de aseguramiento.

22.4. Advirtió que frente a la «innecesaridad» de la


medida impuesta, el Fiscal 86 se había limitado a cuestionar
la postura de la Fiscalía Tercera al indicar que «no existe
medio de convicción que indique alguna afectación a los
testigos u otros medios de prueba», pero tampoco había
indicado cuáles pruebas nuevas desvirtuaban lo dicho por el
superior.

22.5. Sostuvo que en el evento de admitirse como


pruebas nuevas los testimonios de John Jairo Hernández
Sánchez y Luis Francisco Robles Mendoza, desmovilizados de
las autodefensas y «de otras actuaciones judiciales», le
correspondía a la Fiscalía demostrar que aquellas piezas
procesales desvirtuaban el aspecto subjetivo que se había
acreditado al momento de imponerse la medida.

22.6. También cuestionó la retractación de Robles


Mendoza, quien en un primer momento contó con detalles lo

17 Folio 6 de la sustentación del recurso de apelación.


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sucedido y luego de la imposición de la medida a la


procesada, se limitó por lo que «la versión rendida es rica en
detalles respecto de personas (víctimas y victimarios), lugares,
hechos, tiempo e instigador», por lo que la última versión
resultaba sospechosa y en todo caso, «no desvirtúa en nada
la versión ofrecida anteriormente por él mismo» y que en todo
caso, la retractación no era prueba nueva como para
disponer la revocatoria de la medida de aseguramiento.

22.7. En relación con el peligro para la comunidad,


luego de indicar los argumentos expuestos al momento de
emitirse la medida de aseguramiento y las pruebas que había
tenido en consideración la Fiscalía Tercera Delegada ante el
Tribunal Superior de Valledupar, indicó que «el fiscal que
decide la revocatoria tiene que verificar de forma específica
cuál de los nuevos medios de prueba y cómo incide en la
desacreditación de aquellos que sirvieron de soporte a la
medida y no criticar la inexistencia de prueba», sino referir
cuál era el nuevo elemento de prueba que permitía desvirtuar
el elemento subjetivo, sin que procediera a ello, por lo que en
su criterio, no se cumplían los presupuestos para revocar la
medida de aseguramiento impuesta a Cielo María Gnecco
Cerchiaro y por ello, pidió la revocatoria de la decisión del 30
de octubre de 2023.

22.8. Por su parte, el defensor de Gnecco Cerchiaro en


condición de no recurrente, pidió la nulidad de la actuación,
por cuanto se había configurado el fenómeno jurídico de la
prescripción de la acción penal, para el delito de secuestro

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extorsivo en abril de 2022 y para el homicidio en persona


protegida en noviembre de 2022, es decir, con anterioridad a
la decisión del 6 de octubre de 2023 que declaró aquellas
conductas como de lesa humanidad e impuso medida de
aseguramiento.

22.9. Por lo anterior, pidió la nulidad de la actuación a


partir de la resolución del 30 de enero de 2023 y, en
consecuencia, que se decretara la preclusión de la
investigación.

22.10. De otro lado, consideró que la oposición del


delegado de la Procuraduría resultaba insuficiente, pues se
limitaba a recordar los argumentos expuestos para el
momento en que se impuso la medida de aseguramiento, a lo
que se suma que Gnecco Cerchiaro no se fugó, por cuanto no
ha estado privada de la libertad.

22.12. En esas condiciones, pidió la nulidad de la


actuación, declarar la prescripción de la acción penal y de
forma subsidiaria, que se confirmara la resolución del 30 de
octubre de 2023.

23. Al resolver la apelación, la Fiscalía 103 Delegada


ante el Tribunal Superior de Bogotá, en la resolución del 7 de
marzo de 2024 que es objeto de controversia por vía
constitucional, anticipó que revocaría las decisiones emitidas
a partir de diciembre de 2022, incluida la declaratoria de lesa
humanidad realizada por la Fiscalía Tercera Delegada ante el

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Tribunal Superior de Valledupar y accedería al pedimento de


la defensa de declarar la prescripción de la acción penal.

23.1. Para el efecto partió de analizar el deber de


declarar la nulidad, de conformidad con los artículos 306 y
307 de la Ley 600 de 2000, para luego indicar que aunque el
defensor había solicitado la nulidad para que se decretara la
prescripción, por haber operado antes de la declaratoria de
lesa humanidad de las conductas investigadas, en su
criterio, el problema jurídico: «consiste en que ninguna cumple
con los estándares nacionales ni internacionales para tenerse
como de “lesa humanidad”, pues de serlo, realmente esa
propuesta del togado se haría indiscutible e interminable, por
cuanto serían muchas las voces en uno y otro sentido».

23.2. Luego de lo cual, trajo a colación jurisprudencia


relacionada con la definición de crímenes de guerra y lesa
humanidad, para indicar que:

«(…) Haciendo eco de los argumentos defensivos, contrario a


lo planteado por el Ministerio Público, en realidad el término
legalmente establecido por el legislador para proferir
decisiones y adelantar actuaciones es el dispuesto en los
artículos 83 y subsiguientes del Código Penal, pues debe
recordarse que la seguridad y estabilidad jurídica, así como
la misma eficiencia y ante todo la celeridad no es una medida
dispuesta por el legislador que queda al criterio o arbitrio del
funcionario, pues si el servidor público puede en cualquier
momento decidir a su antojo, sobrarían los principios
constitucionales y procesales, prueba de ello, es que estos
fueron acogidos como “Normas Rectoras” del procedimiento

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penal, así lo establece claramente el Artículo 15 de la Ley 600


de 2000»18.

23.3. Seguidamente, la autoridad accionada transcribió


el artículo en cita, para indicar que:

«Si bien, por infinidad de razones eventualmente no se


pueden cumplir esos plazos y términos legales, ello per se no
implica que una vez se encuentra prescrita la acción penal, el
funcionario puede motu proprio (sic) seguir emitiendo
pronunciamientos, menos aún con la “loable finalidad” de
revivir lo ya fenecido, porque en el mejor de los casos
requeriría una orden superior o de una Corporación
Internacional que al estudiar un asunto, como ocurre
frecuentemente en la CIDH (Corte Interamericana de
Derechos Humanos), cuando se ventilan asuntos que
comprometen a un Estado, como el caso colombiano, es allí
en donde después de hacer un estudio previo ante la CIDH
(Comisión Interamericana de Derechos Humanos) que le da
vía a la Corte, resuelven sancionar al Estado y le ordenan
proseguir cualquier investigación en aras de satisfacer y
mejorar la situación de impunidad y en beneficio de las
víctimas, pero eso ocurre después de un proceso en el cual se
determina plenamente que las conductas son o tienen la
connotación de afectaciones graves a los derechos humanos
y/o al Derecho Internacional Humanitario, y se consideran de
“lesa humanidad”»19.

23.4. Luego de hacer alusión a las funciones de la


Comisión Interamericana de Derechos Humanos, refirió que:

«(…) no se puede por parte de un funcionario que por cualquier


razón ha permitido la prescripción de la acción penal, con la
simple finalidad de pretermitir o soslayar dicha prescripción,
sostenga inopinadamente que es un caso de “lesa
humanidad”, tal como lo deja entrever el defensor, quien
18 Página 30 y ss de la resolución del 7 de marzo de 2024.
19 Páginas 31 y 32 de la resolución del 7 de marzo de 2024.
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afirma que solo con dicho propósito se sostuvo por parte del
Fiscal 3° delegado ante el Tribunal Superior de Valledupar
que estas conductas constituían dicha categoría lesiva contra
la humanidad, lo cual se debió haber dispuesto pero antes de
noviembre del año 2022, fecha esta para la cual la acción
penal para las conductas investigadas prescribió, es decir
feneció o expiró la posibilidad de continuar con el proceso.

Esta situación, si se quiere calamitosa, puede resultar o


considerarse como un verdadero “obstáculo de derecho”, o
como lo expresa el defensor haciendo eco de la
jurisprudencia: un “obstáculo de iure”, infranqueable, y salvo
lo dicho en precedencia en relación con esa posibilidad que
tiene la CIDH y tal vez otras organizaciones de DH, no resulta
jurídicamente viable ni admisible, es decir deviene imposible
para el mismo funcionario que viene conociendo del asunto y
que al darse cuenta que prescribió la acción penal, entonces
decida declararlo de “lesa humanidad”, muy seguramente
para pretermitir la figura jurídica aludida, lo cual constituye
serias irregularidades que afectan el debido proceso y violan
el derecho de defensa, pero principalmente contra la
estabilidad y seguridad jurídica, así como lo expresa la
norma rectora procesal antes aludida» 20.

23.5. Adujo que lo correcto sería que «nada


prescribiera», pero ello «es absolutamente imposible e
inaplicable en nuestro aparato legal y judicial», al punto que
las Cortes Constitucional y Suprema de Justicia, «le dan vía
libre a la prescripción en los delitos de “lesa humanidad”, solo
que condicionan esta figura señalando que se inicia la
prescripción de la acción penal en estas conductas a partir de
cuando el sindicado es efectivamente vinculado al proceso»21,
a través de la diligencia de indagatoria o la declaratoria de
persona ausente.

20 Página 35 de la resolución del 7 de marzo de 2024.


21 Ibídem.
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23.6. Acto seguido, hizo alusión a la jurisprudencia de


la Corte Suprema de Justicia, para concluir que:

«Este despacho debe aclarar que toda la anterior


argumentación solo se hace en mera gracia de discusión,
partiendo de un supuesto como es el que las conductas
investigadas constituyen delitos de “lesa humanidad”, esto
con el fin de pronunciarse acerca del tema expuesto por el
togado de la defensa y en parte lo que sostiene el Ministerio
Público como apelante, lo cual significaría que en el evento de
catalogarse como de lesa humanidad, aun así en el mejor de
los casos no se podría proseguir por prescripción de la acción
penal, todo lo cual no deja de ser un argumento serio y
fundado, pero lo que en realidad importa apreciar con
sensatez y de acuerdo a la verdad fáctica, es que ninguna de
estas conductas investigadas tiene dicha connotación» 22.

23.7. Luego de lo cual, el Fiscal accionado partió del


origen e historia del delito de lesa humanidad y los elementos
integrantes y refirió que:

«(…) Como bien se puede apreciar en la narración fáctica del


denunciante, al parecer la sindicada ejerciendo cierto poder
en la Gobernación del Cesar logró que a dos contratistas se
les adjudicaran algún jugoso contrato a cambio de una
supuesta y casi inverosímil “coima” de 2.500 millones de
pesos, pero en vista de que no cumplieron su promesa, según
afirma el quejoso, entonces la sindicada acudió a un
paramilitar, supuestamente alias “39”, para que se
encargara de dicho cobro, y al no lograrlo les dieron muerte,
todo lo cual en nada se asimila a lo que se viene analizando
en relación con delitos catalogados como de “lesa
humanidad”, pues en lo que en realidad consiste es, a lo
sumo, en un muy común “ajuste de cuentas” entre personas
al margen de la ley.

22 Página 38 de la resolución del 7 de marzo de 2024.


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En cierta forma y pese a la gravedad de las conductas


investigadas, puede decirse sin ambages que es un hecho
aislado o insular, a la manera de un delito común, como si
alguien quisiera hacer un cobro forzoso con homicidio incluido
y acudiera a unos delincuentes dedicados al crimen, a
cambio de reportarles alguna ganancia personal, pero
totalmente alejado de las circunstancias señaladas por la
doctrina y la jurisprudencia para los mencionados delitos
contra la humanidad, no se ve un fin de desvertebrar todo
aquello que consideraran como una organización de
“izquierda” o “sindical”, etc., menos aún contra personas
protegidas por el Derecho Internacional Humanitario, como
cuando ocurren persecuciones por cuestiones ideológicas,
políticas, religiosas, raciales, etc 23.

23.8. Para sustentar esa aseveración trajo a colación lo


dicho por el denunciante y agregó frente al elemento
generalizado, que los hechos no ocurrieron en «un acto de
combate, ni de agresión, tampoco sistemático ni generalizado
contra la población civil o contra personas protegidas por el
derecho Internacional Humanitario»24.

23.9. Agregó que tampoco se configuraba la


sistematicidad, pues:

«Se desprende del acervo probatorio existente en el proceso y


principalmente de la denuncia del ex paramilitar MANUEL
ARGUMEDO GARCÍA que jamás existió un plan o política
global, metódicamente elaborada e incluso con la
participación de miembros de la fuerza pública, para
desmantelar organizaciones guerrilleras, organizaciones
sindicales, o cualquier otra similar, con el fin de exterminar a
los miembros y simpatizantes de aquellas agrupaciones, por
ser estas enemigos naturales de los posibles autores del

23 Página 50 ibídem.
24 Página 52 de la resolución del 7 de marzo de 2024.
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secuestro extorsivo y posterior homicidio de los contratistas


JAIRO HERNÁNDEZ HINOJOSA y JUAN CARLOS MENDOZA;
por el contrario, de lo que se trata al parecer, fue de un cobro
de una cuantiosa deuda para lo cual la sindicada según
afirma el denunciante, se valió de un paramilitar, alias “39”
quien dio orden a otros para ejecutar los actos, pero nada de
ello se esclareció mientras era posible de conformidad con la
acción penal vigente»25.

23.10. Con base en ello, concluyó el accionado que se


trataba simplemente de «un mero acto posiblemente criminal
similar a los cientos de conductas delictivas que a diario se
cometen en nuestro país», pero no se le podía dar la
denominación de delito de lesa humanidad.

23.11. Respecto al presupuesto del ataque, sostuvo el


Fiscal 103 en cita, que:

«(…) la decisión mediante la cual la Fiscalía Tercera delegada


ante el Tribunal Superior de Valledupar los categorizó como
delitos de “lesa humanidad”, carece por completo de un
fundamento fáctico y aparece totalmente descontextualizada,
ya que al parecer solo se tuvo en cuenta la calidad de los
sujetos activos de las conductas, sin parar mientes en todos
los demás aspectos relacionados en esta providencia, y ni
siquiera se analizó el supuesto móvil de esos actos
criminales»26.

23.12. Además, en relación con que el ataque esté


dirigido contra la población civil, como elemento del delito de
lesa humanidad, refirió el demandado que:

25 Página 53 ibídem.
26 Página 56 de la resolución del 7 de marzo de 2024.
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«(…) los diversos actos investigados NO fueron dirigidos por


aquellos paramilitares del denominado “Frente Mártires del
Cesar de las Autodefensas” contra quienes consideraban era
un guerrillero más, o por lo menos un colaborador de la
subversión en esa conflictiva región del país para el momento
de los hechos, o un tema relacionado con la mal llamada
“limpieza social”, etc.; por el contrario, como se viene
insistiendo, solo con un firme propósito o móvil como era el de
obligarlos a pagar la deuda adquirida con la supuesta
intermediaria contractual, lo cual dista mucho de ser un
crimen contra la humanidad al cual se hace referencia en los
diversos estatutos y convenios internacionales mencionados.

Pese a que el denunciante también afirma que parte de ese


dinero era para las autodefensas, o que la sindicada les
entregó una cuantiosa suma para que les dieran muerte a los
secuestrados, ello no implica financiación de esos grupos
armados ilegales, pues se asemeja más al determinador que
paga al autor material para la comisión de un delito, o lo que
comúnmente se conoce como acto de “sicariato”, lo cual no
necesariamente constituye en sí mismo un delito de “lesa
humanidad”.

Ciertamente, si se tratara de la financiación de las


Autodefensas de la cual se habla en otros casos en diversas
versiones de los desmovilizados haciendo referencia a ciertos
empresarios que contribuyeron con la causa paramilitar, la
sindicada habría aportado dicho dinero sin necesidad de que
esos criminales secuestraran y asesinaran a los dos
contratistas, por ese motivo el haberles pedido
supuestamente o solicitado la comisión de esas conductas
delictivas no era con el fin de financiarlos, sino de recuperar
una cuantiosa suma de dinero que aquellos debían por
otorgarles contratos. En tal virtud, el dinero que se dice fue
entregado por la sindicada para realizar las conductas
investigadas se puede tomar como una especie de “pago por
servicios prestados”.

Además, es obvio que, si la sindicada hiciera parte de esa


estructura criminal, o se considerara otro miembro más de las
Autodefensas, no hubiese requerido pagar para que la
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ejecución de esos delitos contra aquellos contratistas, pues


siendo parte de la misma organización criminal, solo le
hubiese bastado con dar la orden sin contraprestación
alguna. Por ese motivo, este despacho concluye que ni
siquiera hacía parte de los armados ilegales, tal como lo
expone el togado defensor quien hace referencia a las
declaraciones del excomandante SALVATORE MANCUSO
ante la JEP, quien bajo juramento afirma que CIELO GNECCO
jamás hizo parte de las Autodefensas27.

23.13. En relación con el aspecto relativo al que el acto


cometido fuera por motivos discriminatorios, refirió que la
«victimización NO se debió a la creencia de la posible
pertenencia, simpatía o colaboración a una agrupación
guerrillera o a un grupo al cual se le debía atacar para
aniquilarlo», por lo que no era procedente tipificar los hechos
como delitos de lesa humanidad.

23.14. Sobre el conocimiento del ataque por parte del


autor dijo el Fiscal demandado que de la actuación se
concluía que «los paramilitares sabían que ese tipo de actos
ilegales no era de los que normalmente o de acuerdo con sus
criterios realizaban con frecuencia, necesariamente sabían y
conocían que estaban actuando como delincuentes comunes,
solo que al parecer lo hacían a cambio de alguna jugosa o
sustanciosa coima», pues el denunciante afirmó haber
recibido «un pago por parte de la sindicada para esas
acciones, aun sin que los dos secuestrados pagaran suma
alguna, todo lo cual se ha esclarecido precisamente por
sobrevenir la prescripción de la acción penal»28.

27 Páginas 57 y 58 de la resolución del 7 de marzo de 2024.


28 Página 60 de la resolución del 7 de marzo de 2024.
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23.15. En ese sentido, indicó que:

«Efectivamente, en relación con esa suma dineraria


mencionada por el denunciante, inicialmente habla de que
CIELO GNECCO les daría 800 millones para cometer esas
conductas, pero en otro aparte se habla de mil millones, lo
cual pese a resultar contradictorio, el despacho considera que
ello para nada incide en la decisión de nulidad que se
proferirá, solo que con dicha mención se permite o se puede
entrever y concluir que el móvil era similar al de cualquier
delincuente común que comete actos similares a fin de
ganarse unos buenos dividendos, pero jamás cometer un
delito de lesa humanidad, pues según los relatos fácticos
antes mencionados, ni tenían conocimiento ni era esa la
intención de los delincuentes paramilitares en su momento,
al parecer solo recibir dinero por esas “labores” criminales,
de las cuales el quejoso ni siquiera tiene pleno conocimiento
(…)»29.

23.16. Seguidamente, se pronunció en torno al


elemento del ámbito nacional de los crímenes de lesa
humanidad, para lo cual partió de lo establecido en los
artículos 11, 12, 13 y 17 de la Constitución Política e indicó
que el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional fue
aprobado por Colombia, a través de la Ley 742 de 2002,
objeto de revisión por la Corte Constitucional en la Sentencia
C-578 de 2002 e hizo alusión a la Ley 1268 de 2008 y la
providencia C-801 de 2009, para concluir que el legislador
no pretendía que «todo homicidio o secuestro y ni siquiera el
concierto para delinquir con dichos fines, como viene
analizando en esta investigación, tuvieran el carácter o
“estatus” de aquellas conductas contempladas en el

29 Página 61 ibídem.
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mencionado Estatuto de Roma o en otras normas


internacionales», por lo que, en su criterio:

«(…) considerar unas conductas como las denunciadas por el


desmovilizado ARGUMEDO GARCIA, tal como lo hizo el Fiscal
3° delegado ante el Tribunal Superior de Valledupar y como
resignadamente lo admitieron la Fiscal 5ª de dicha localidad
y el agente del Ministerio Público, no deja de ser una mera
actuación sin fundamento probatorio y fáctico que solo
implica afectación de derechos y garantías procesales y
constitucionales, precisamente por cuanto ello implica
proseguir con una investigación bajo el precario argumento
de que se trata de delitos de “lesa humanidad”30».

23.17. Seguidamente, en el acápite que denominó «del


principio de legalidad flexible y del bloque de
constitucionalidad en la aplicación de los crímenes de lesa
humanidad y de guerra en Colombia», hizo alusión a la
jurisprudencia de las Cortes Suprema de Justicia y
Constitucional, para concluir:

«(…) no resulta viable ni jurídico que el funcionario a quien le


prescribe la acción penal de un proceso de su despacho, con
la simple finalidad de no admitir o no permitir dicha figura
jurídica, sin mayores explicaciones ni argumentos suficientes
decida de forma tardía darle el título de “lesa humanidad” a
cualquier conducta común, solo teniendo en cuenta la calidad
del sujeto activo de dicha conducta, pues por esa vía, como
se dijo en precedencia, se estaría en cierta forma atropellando
o exagerando la jurisprudencia y la normatividad tanto
nacional como internacional, lo cual deviene en una
afectación no solo al debido proceso, sino también al derecho
de defensa, como se señaló en precedencia»31.

30 Páginas 63 – 64 ib.
31 Páginas 76 – 77 de la resolución del 7 de marzo de 2024.
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23.18. Acto seguido se pronunció sobre la


imprescriptibilidad de los crímenes internacionales en el
sentido de indicar que de acuerdo con la jurisprudencia, «no
a toda conducta se le debe dar esa denominación» 32, por lo
que confundir hechos aislados como lo había efectuado
«extemporáneamente» el Fiscal Tercero Delegado ante el
Tribunal Superior de Valledupar, no se ajustaba a los
parámetros y exigencias legales.

23.19. Concluido dicho acápite, se encaminó a analizar


el delito de homicidio en persona protegida33, de acuerdo con
el artículo 135 del Código Penal y los ingredientes del tipo
penal, para determinar que:

«(…) como viene de verse es fácil concluir que NO se está


frente a delitos de esa categoría jurídica de “lesa humanidad”
– lo cual los haría imprescriptibles- por el contrario,
careciendo de todas esas características y prerrogativas no
resulta jurídico decir que un caso en donde supuestamente
se pretende cobrar una deuda adquirida por unos
contratistas a través o acudiendo a delincuentes con cierto
poder criminal, como en este caso serían los paramilitares de
esa zona del país, por ello se convierta de ser un posible delito
común de “homicidio agravado”, en un “homicidio en persona
protegida”, pero especialmente conociendo las circunstancias
y el contexto en el cual se dio la conducta, pues como se dice
documental y testimonialmente dicho homicidio se cometió
por la supuesta – no comprobada- orden de la sindicada por
negarse los dos contratistas a pagar la deuda al parecer
adquirida con ella a cambio de que les consiguiera uno o
varios contratos con la gobernación del departamento del
Cesar.

32 Página 81 ibídem.
33 A partir de la página 82 ib.
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Tampoco se trataría de un homicidio en “persona protegida”,


pues en sentido genérico todos los seres humanos somos
protegidos por nuestros correspondientes Estados que
desarrollan dicha actividad de protección a través de las
diferentes autoridades tanto civiles como armadas, pero no
es ese el tipo de protección del Derecho Internacional, ni de
los diferentes convenios y tratados aprobados por cada país,
sino aquellos que cumplen con esas exigencias, como se
analizó en precedencia.

(…) Como bien se puede apreciar, este álgido y enrevesado


tema no es para nada pacífico, por cuanto darle dicha
categoría de “homicidio en persona protegida” a un homicidio
agravado de común ocurrencia en nuestro medio, es algo que
suscita variada discrepancia, pero lo que no se puede admitir
de tajo es que se pretenda considerar un homicidio agravado
como un homicidio en persona protegida y seguidamente de
manera alejada de la juridicidad pretender así mismo
rotularlo como un delito de “lesa humanidad”, solo con la
simple finalidad de convertirlo – como lo expresa el togado de
la defensa – en “imprescriptible”, para poder así continuar la
investigación, pues ello a todas luces resulta no solo
arbitrario, sino además incoherente con la normatividad y
jurisprudencia nacional e internacional»34.

23.20. Además, agregó que aunque la Sala de Casación


Penal de esta Corporación a los casos conocidos como «falsos
positivos», los ha tipificado bajo el delito de homicidio en
persona protegida, no los ha catalogado como delitos de lesa
humanidad, pese a la gravedad de los hechos, por lo que:

«(…) no resulta lógico ni jurídico, menos aún razonable decir


que el asunto aquí debatido en relación con la sindicada
CIELO GNECCO CERCHIARO sea de la magnitud y
proporción jurídica como para darle la denominación que le
otorgó de manera equivocada el Fiscal Tercero delegado ante
el Tribunal Superior de Valledupar, razón por la cual, este

34 Página 86 y ss de la resolución del 7 de marzo de 2024.


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despacho considera que estos homicidios aquí investigados


aun siendo en “persona protegida” no por ello se pueden
enmarcar dentro de los delitos de “lesa humanidad”; en tal
virtud, la acción penal de esa conducta prescribe en el
término legalmente establecido en los artículo (sic) 83 y
subsiguientes del Código Penal»35.

23.21. De otro lado, procedió a analizar la configuración


del delito de concierto para delinquir agravado, respecto del
cual, consideró que se había presentado una falla en la
calificación jurídica y en los cargos formulados en la
indagatoria, pues la fiscal del momento no indicó el verbo
rector, dado que en su sentir, «tener “vínculos” (sic) con los
paramilitares, no es una conducta específicamente señalada
en la ley penal».

23.22. Lo anterior, aunado a que:

«(…) bien puede especularse al respecto, pero solo con el


ánimo de concretar el cargo, este despacho ve viable indicar
que se trataría del verbo rector denominado “promover”, así
como el de posiblemente concertarse para cometer “secuestro
extorsivo” e incluso “homicidio”, tal como lo destaca el inciso
segundo de la norma aludida, todo lo cual resulta más
ajustado a la sindicación antes mencionada, así como al
aspecto central de la denuncia presentada por el
desmovilizado MANUEL ARGUMEDO GARCÍA»36.

23.23. Afirmó que resultaba importante esclarecer


dicha situación para efectos de la prescripción, «lo cual en
últimas es el alegato central del apelante».

35 Página 95 ibídem.
36 Página 97 de la resolución del 7 de marzo de 2024.
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23.24. En ese orden, la autoridad accionada procedió a


pronunciarse sobre la prescripción de la acción penal, así:

«Como viene de verse entonces, el despacho encuentra


jurídicamente viable señalar que la posible pena máxima
para este delito, al parecer cometido por la sindicada al
concertarse con los paramilitares de la zona de Valledupar,
sería de 12 años de prisión, y aun exagerando también
doblemente agravada por “promover” dicha agrupación
armada ilegal, lo cual eventualmente conllevaría a una
sanción penal máxima de 18 años, precisamente por cuanto
el tipo penal así lo expresa, tiempo este ya superado
suficientemente, tal como lo asevera la apelante, pues si la
conducta se cometió en el año 2002, y no existen elementos
probatorios que digan lo contrario, esto es, que la sindicada
continuó concertada con posterioridad a esa fecha, se puede
concluir que la acción penal prescribió a lo sumo en el año
2020, aunque realmente prescribió en el 2014, es decir
muchos años antes de cuando precisamente muy inexplicable
y sorpresivamente se le ocurrió al ex paramilitar MANUEL
ARGUMEDO GARCÍA “colaborar”(años 2017) con la justicia y
decir una supuesta verdad oculta durante todos esos años37.

23.25. Además, sostuvo que la Fiscal que adelantó la


diligencia de injurada no expuso las razones para considerar
que se trataba de un delito de lesa humanidad, sino que se
limitó a imputar a Gnecco Cerchiaro, el punible de homicidio
en persona protegida, sin «ahondar en las circunstancias
fácticas», por lo que de acuerdo con la jurisprudencia de la
Sala de Casación Penal, ese tipo penal «no necesariamente es
considerado como de “lesa humanidad”, razón por la cual el
término de prescripción comienza desde cuando se verifica
probatoriamente que culminó finiquitó la reunión criminal» 38,

37 Página 98 ibídem.
38 Página 99 ib.
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que para el caso objeto de análisis era «entre los años 2001 y
2002», por lo que, «los 20 años de que trata la normatividad
penal se cumplieron precisamente en las fechas mencionadas
por el togado defensor, esto es, aproximadamente en el mes
de noviembre de 2022»39.

23.26. Respecto al delito de secuestro extorsivo, el


Fiscal 103 accionado se limitó a decir que:

«Al respecto, este despacho solo debe señalar que no siendo


tampoco de aquellos denominados como de “lesa
humanidad”, la pena aun siendo superior a 20 años de
prisión, ello para nada incide en la mencionada “prescripción
de la acción penal”, dispuesta en el artículo 83 y
subsiguientes de la Ley 599 de 2000, por cuanto si bien esta
conducta delictiva es de aquellas denominadas como de
“conducta permanente”, es obvio que termina o culmina la
acción cuando el secuestrado es liberado, aquí se sabe
probatoriamente que sus cuerpos sin vida fueron encontrados
en esa misma época, razón por la cual así deberá declararse
en esta providencia»40.

23.27. Finalmente, en un apartado que denominó


“cuestión final”, sostuvo el demandado que:

«Se sabe que el quid o aspecto central del pronunciamiento


del Fiscal Tercero delegado ante el Tribunal Superior de
Valledupar, lo fue la declaratoria de “lesa humanidad” de los
delitos investigados, razón por la cual sostuvo que eran o se
hacían “imprescriptibles”, por ello consideró viable continuar
con la actividad procesal y con los pronunciamientos de rigor.

39 Página 106 ib.


40 Páginas 106 – 107 de la resolución del 7 de marzo de 2024.
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Igualmente, cuando el proceso regresó al despacho de la


Fiscalía 5ª Especializada de dicho municipio cesarense, la
Fiscal instructora recibió solicitud de revocatoria de la medida
de aseguramiento impuesta por la Fiscalía Tercera
mencionada, y continuó su desarrollo bajo el criterio al
parecer tácito de que estaba ante unas conductas de “lesa
humanidad” y obviamente imprescriptibles, y en tal condición
podía continuar con el trámite procesal.

En virtud a las decisiones de la Fiscal 5ª instructora, el


agente del Ministerio Público de dicha localidad presentó
recurso de apelación, en el cual deja entrever que comparte
la tesis del Fiscal Tercero aludido e implícitamente admite y
se funda en que las conductas son de “lesa humanidad” y
que por ese motivo no habría prescrito la acción penal, pues
no de otra forma se entendería su alegato apelativo, pues fue
aquel funcionario quien así lo planteó y con base en dicho
planteamiento se desarrollaron todas las demás actuaciones
procesales, principalmente la apelación y obviamente el
alegato del defensor como no recurrente.

En consecuencia, bajo esa óptica este despacho es del criterio


según el cual, la posible no prescripción de la acción penal es
el tema central del recurso y consecuentemente del alegato
defensivo presentado por el abogado Barceló Camacho, y en
razón a ello esta decisión no tiene recursos»41.

23.28. Concluyó entonces, que se decretaría la


preclusión, al configurarse una causal objetiva de
prescripción de la acción penal.

24. Con tal panorama, considera la Sala que en la


decisión objeto de controversia se presentaron diversas
irregularidades que afectaron los derechos del debido

41 Folios 107 – 108 de la resolución del 7 de marzo de 2024.


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proceso y defensa invocados por la accionante y protegidos


por la primera instancia.

24.1. En efecto, como lo indicó el a quo, el recurso de


apelación instaurado contra la revocatoria de la medida de
aseguramiento delimitaba el análisis que debía realizar la
Fiscalía 103 Delegada ante el Tribunal Superior de Bogotá,
vale decir, que según se indicó, para el Ministerio Público no
se cumplían los presupuestos establecidos en el artículo 363
de la Ley 600 de 2000, que establece que: «Durante la
instrucción, de oficio o a solicitud de los sujetos procesales, el
funcionario judicial revocará la medida de aseguramiento
cuando sobrevengan pruebas que la desvirtúen», para que se
hubiera revocado la medida de aseguramiento de detención
preventiva en establecimiento carcelario que el 6 de octubre
de 2023 había proferido la Fiscalía Tercera Delegada ante el
Tribunal Superior de Valledupar.

24.2. Además, so pretexto de analizar los argumentos


planteados por el defensor en calidad de no recurrente, quien
no solo utilizó dicha oportunidad para presentar
manifestaciones nuevas que no se relacionaban con la
revocatoria de la medida de aseguramiento, el Fiscal 103
demandado entró a analizar si las conductas punibles
atribuidas a la procesada constituían o no delitos de lesa
humanidad y la prescripción de la acción penal.

24.3. En dicho discernimiento de manera desacertada


cuestionó las valoraciones realizadas por la homóloga

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Fiscalía Tercera Delegada ante el Tribunal Superior de


Valledupar en la resolución del 6 de octubre de 2023, la cual
gozaba de presunción de acierto y legalidad y en la que
claramente, se indicó que los hechos constituían delitos de
lesa humanidad y para efectos de la prescripción de la acción
penal, tuvo en consideración la jurisprudencia del órgano de
cierre de la jurisdicción penal, en cuanto ha indicado de
antaño que:

«Es perfectamente factible que algunos delitos,


particularmente los de lesa humanidad, gocen de la
posibilidad de que su investigación sea imprescriptible.
Empero, cuando respecto de esos hechos ya existe una
persona individualizada y formalmente vinculada al
proceso (no basta con el cumplimiento de una sola
condición, vale decir, se tienen que conjugar), respecto de
ella no opera la imprescriptibilidad.

Es factible, entonces, que un delito de lesa humanidad


reporte como tal la condición de imprescriptibilidad en su
investigación, pero acerca de personas determinadas -
individualizadas y formalmente vinculadas- exija el
cumplimiento de los términos de investigación y
juzgamiento»42.

Igualmente, en la decisión CSJ AP2230 del 30 de mayo


de 2018, rad. 45110, que además tuvo en consideración la
Fiscalía Tercera Delegada ante el Tribunal Superior de
Valledupar, esta Corporación reiteró que:

«(…) los delitos de lesa humanidad no prescriben y el


Estado tiene la obligación de adelantar su investigación y
juzgamiento en cualquier tiempo.

42 CSJAP del 21 de septiembre de 2009, rad. 32022.


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La imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad


consiste en que el Estado tiene la potestad y el deber de
investigarlos sin límite en el tiempo. Sin embargo, no se
trata de una prerrogativa absoluta, toda vez que la persona
que ya ha sido vinculada a la investigación (…) no puede
permanecer indefinidamente atada al proceso (…). En tales
hipótesis, los términos de prescripción de la acción penal
empiezan a correr desde el momento de la vinculación al
proceso».

Criterio que ha sido respaldado por la Corte


Constitucional, al sostener que:

«(…) en el ordenamiento jurídico nacional, por regla general,


la acción penal prescribe en los términos establecidos por el
legislador, pues con ello se garantiza el derecho al debido
proceso de los asociados y se exige que exista efectividad en
la persecución criminal por parte de las autoridades
competentes. Sin embargo, en razón de las obligaciones
internacionales que limitan las actuaciones del Estado
colombiano y la necesidad de investigar y juzgar ciertas
conductas dada su gravedad para el conglomerado social, a
modo de excepción, la acción penal es imprescriptible frente
a los delitos de lesa humanidad, el genocidio y los crímenes
de guerra hasta que se individualice y vincule a un proceso
al presunto responsable, porque a partir de este último
momento inicia a contabilizarse el plazo de extinción
respectivo43.

De manera que, no le correspondía al Fiscal 103


accionado entrar a analizar la declaratoria de lesa
humanidad que en otrora había declarado su homóloga
Tercera de Valledupar y por esa vía, declarar la prescripción,
pues ello debía ser objeto de debate en el curso del proceso.

43 CC SU- 312 de 2020.


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24.4. Así mismo y tal como lo aceptó el Fiscal accionado


por vía de impugnación del fallo de tutela, al emitir la
providencia objeto de cuestionamiento no contaba con la
totalidad del expediente, pues para el 7 de marzo de 2024
tenía 4 cuadernos, pues en efecto, indicó en el escrito de
alzada que «los restantes 4 cuadernos (5, 6, 7 y 8 reservado)
y 10 CDs, solo me los entregaron el 15 de abril de 2024»44, lo
cual permite inferir claramente que emitió su decisión sin
considerar la totalidad del proceso y las pruebas arrimadas
a la actuación, las cuales no se limitaban a la denuncia, como
se puede apreciar en la providencia del 6 de octubre de
202345.

24.5. Además, con la determinación emitida por la


autoridad accionada, se afectaron los derechos del debido
proceso y acceso a la administración de justicia,
contemplados en los artículos 29 y 229 de la Constitución
Política, con lo que se configuró la violación directa.

24.6. Lo anterior, porque no se le permitió a la


representante del Ministerio Público pronunciarse en torno a
la no declaratoria de delitos de lesa humanidad, pese a que
se reitera, dicho aspecto ya había sido delimitado por la
Fiscalía Tercera en cita y revisada la prescripción de la acción

44
Párrafo marcado con el número 6 del escrito de impugnación, página 12.
45 En la que la Fiscalía Tercera Delegada ante el Tribunal Superior de Valledupar, en
la decisión por cuyo medio declaró imprescriptibles las conductas e impuso medida
de aseguramiento de detención preventiva en establecimiento carcelario a la
procesada, indicó que «sólo a partir de un testimonio colectivo en el que cada uno de
los diferentes actores aporta o recuerda una parte de los hechos, es posible reconstruir
la historia» y tuvo en consideración las declaraciones de Julio Manuel Argumedo
García, Luis Francisco Robles Mendoza, la aceptación de cargos de Leonardo Enrique
Sánchez Barbosa, entre otros, al igual que los informes allegados a las diligencias
(cfr. página 12 y ss y 27 y ss de la providencia del 6 de octubre de 2023).
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penal en pretérita oportunidad, en la que se había concluido


que no se configuró dicho fenómeno jurídico y se contaba a
partir del 18 de diciembre de 2018, fecha en la que la
procesada fue formalmente vinculada a la investigación a
través de la diligencia de indagatoria.

25. De manera que, razón le asistió a la primera


instancia al conceder la protección invocada y por ello, se
habrá de confirmar el fallo recurrido.

26. Finalmente, en relación con la solicitud del


accionado relativa a que se suspenda la decisión contenida
en el numeral segundo del fallo impugnado por el corto
término otorgado para cumplirla, debe indicar la Sala que
aquella es innecesaria, pues mediante auto del 17 de abril
del año en curso, la primera instancia amplió el término para
el acatamiento de la orden constitucional.

En mérito de lo expuesto, LA SALA DE DECISIÓN DE


ACCIONES DE TUTELA No. 1, DE LA SALA DE CASACIÓN
PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA,
administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley,

RESUELVE

1°. CONFIRMAR el fallo impugnado, de acuerdo con las


razones expuestas en la parte motiva de esta decisión.

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2°. NOTIFICAR esta providencia de conformidad con el


artículo 30 del Decreto 2591 de 1991.

3°. REMITIR el expediente a la Corte Constitucional


para su eventual revisión, una vez en firme.

NOTIFÍQUESE y CÚMPLASE

Firmado electrónicamente por:

Magistrado

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NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

Este documento fue generado con firma electrónica y cuenta con plena validez jurídica, conforme a lo dispuesto
en artículo 103 del Código General del Proceso y el artículo 7 de la ley 527 de 1999

Código de verificación: 9FC8F5AECFAB47A70A2C9EA7D76B31D7BFFF0FB16E30764CA5C1F7B1F9C0627A


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