Folleto Completo Teoria
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TEORIA
A principios del siglo XIX, a medida que crecía la lista de elementos conocidos, se intentaba descubrir
patrones en el comportamiento químico. Esos esfuerzos culminaron en 1869, cuando se desarrolló la
tabla periódica. El reconocimiento de las regularidades periódicas en las propiedades físicas y en el
comportamiento químico, así como gran cantidad de información disponible sobre la estructura y
propiedades de las sustancias elementales, condujeron al desarrollo de la tabla periódica. La tabla
periódica es la herramienta más importante utilizada en la química para organizar y recordar hechos
químicos. [1]
El químico sueco J.J. Berzelius inventó un sistema sencillo de notación química que introdujo en
1814. Sus símbolos eran letras tomadas del nombre del elemento. Hoy en día, estos símbolos se
emplean en todo el mundo. El símbolo de un elemento no tiene más de dos letras: la primera siempre
es mayúscula; la segunda letra es minúscula. [2]
Los nombres de los elementos y sus símbolos provienen de muchas fuentes. Algunos nombres tienen
su origen en palabras latinas, griegas o alemanas que describen una propiedad característica del
elemento. Otros deben su nombre al país o lugar donde se descubrieron, o lo han recibido en honor
de científicos famosos. [2]
Inicios. En el siglo XIX ya se habían hecho mediciones exactas de la masa atómica de muchos
elementos. Ordenar los elementos de acuerdo con sus masas atómicas en una tabla periódica parecía
una idea lógica para los químicos de aquella época, ver figura 1, quienes pensaban que el
comportamiento químico debería estar relacionado, de alguna manera, con las masas atómicas. [3]
Fig. 1: Primeros ordenamientos de los elementos de la Tabla Periódica. [4]
El ordenamiento de los elementos dado por Dimitri Mendéleiev, se consideró como la tabla
periódica más exacta, ya que incluyó los 66 elementos que se conocían hasta entonces y porque
hizo viable la predicción de las propiedades de varios elementos que aún no se descubrían (el eka-
aluminio, cuando se descubrió el galio cuatro años más tarde, notó que sus propiedades coincidían
con las propiedades que pronosticó para el eka-aluminio).
Además de su tabla, Mendéleiev propuso la LEY PERIÓDICA donde se establecía que: “Las
propiedades, tanto físicas como químicas, de los elementos varían periódicamente al aumentar
la masa atómica” [2].
A partir de aquí se formula la Ley Periódica de los Elementos, en la que se basa nuestra
Tabla Periódica Actual.
En 1945 Glenn Seaborg, un científico estadounidense, sugirió que los actínidos, como los
lantánidos, estaban llenando un subnivel “f” en vez de una cuarta fila en el bloque “d”, como se
pensaba hasta el momento, como se indica en la figura 2.
Fig. 2: Tabla Periódica Actual. [5]
Las filas de la tabla se denominan períodos y las columnas grupos (número) o familia (nombre).
Debido a que las posiciones están ordenadas, se puede utilizar la tabla para obtener relaciones entre
las propiedades de los elementos, o pronosticar propiedades de elementos nuevos todavía no
descubiertos o sintetizados.
Períodos. Las filas horizontales de la tabla periódica se conocen como periodos (niveles de
energía).
Los elementos que componen una misma fila tienen propiedades diferentes, pero masas similares:
todos los elementos de un período tienen el mismo número de niveles de energía u orbitas. La tabla
está dividida en períodos que se enumeran del 1 al 7 de arriba hacia abajo y el número de elementos
en cada período no es el mismo: en primer periodo solo tiene dos elementos: hidrógeno (H) y helio
(He). El segundo y tercer periodo consisten en ocho elementos cada uno. El cuarto y quinto periodos
contienen 18 elementos. El sexto periodo es de 32 elementos, pero para que estos ocupen una sola
página, 14 de esos elementos (aquellos con números atómicos del 57 al 70) se presentan en la parte
inferior de la tabla. El séptimo y último periodo está incompleto, pero también tiene 14 de sus
miembros en la fila inferior de la tabla. [1]
Los elementos que pertenecen al mismo período tienen sus electrones dispuestos en el mismo
número de niveles de energía. Ejemplo: los electrones del hierro, níquel y calcio que pertenecen al
período 4, al ordenarse, llegan hasta el 4.º nivel de energía. Ejemplo: ¿A qué periodo pertenece el
12Mg?
En resumen, los cambios periódicos de las propiedades de los elementos coinciden con su ubicación
en la tabla periódica. [2]
GRUPO
P
E
R
I
O
D
O
S
La reactividad química de los elementos está determinada en gran parte por sus electrones de
valencia, que son los electrones que ocupan el nivel de energía externo; todos los electrones que no
son de valencia en un átomo reciben el nombre de electrones del Kernell o internos. La similitud de
su configuración electrónicas de valencia es lo que hace que los elementos en un mismo grupo
tengan un comportamiento químico parecido. Por lo tanto, todos los metales alcalinos (los
elementos del grupo 1A), por ejemplo, tienen la configuración electrónica de valencia ns1 y tienden
a perder un electrón para formar los cationes monopositivos. [3]
Metales de transición. Son los elementos de los grupos 1B y 3B hasta 8B, los cuales tienen
incompleto el subnivel “d”, o forman fácilmente cationes con el subnivel “d” incompleto. (Algunas
veces se hace referencia a estos metales como los elementos de transición del bloque d.) [3]
Metales. Casi todos los metales, a diferencia de los no metales, adquieren un lustre metálico
brillante cuando se pulen. Los metales no tienden a combinarse químicamente unos con otros, pero
sí reaccionan con los no metales para formar muchos y muy variados compuestos. Las menas
comunes de metales como el hierro y el aluminio contienen el metal combinado con oxígeno. Los
metales del Grupo IA de la tabla periódica son los más reactivos.
Estos metales nunca están presentes en la naturaleza como elementos “libres”, esto es, no
combinados. Los me tales menos reactivos, como el cobre, la plata y el oro, situados cerca del
centro de la tabla periódica, presentan más probabilidades de hallarse en la naturaleza como
elementos “libres”. [2]
Los metales de transición, son de elevada dureza, con punto de fusión y ebullición alto, buenos
conductores tanto del calor como de la electricidad. Muchas de las propiedades de los metales de
transición se deben a la capacidad de los electrones del orbital d de localizarse dentro de la red
metálica. En metales, cuantos más electrones compartan un núcleo, más fuerte es el metal.
No metales. Entre los no metales se encuentran dos gases muy conocidos, el nitrógeno y el
oxígeno, que están presentes en la atmósfera. El carbono presente en forma de diamante, grafito y
carbón vegetal y el azufre son no meta les que pueden encontrarse en la naturaleza como sólidos en
forma elemental, no combinada. En los minerales, los metales están combinados químicamente con
no metales como oxígeno, azufre, nitrógeno y fósforo. Los no metales también se combinan unos
con otros para formar compuestos como dióxido de carbono, CO2, monóxido de carbono, CO,
dióxido de azufre, SO2, metano, CH4, y amoniaco, NH3. El flúor es el no me tal más reactivo. El
Hidrógeno a pesar de estar en la familia de los elementos alcalinos, también es un no metal. [2]
Elementos diatómicos. En tanto que muchos elementos existen en la naturaleza como átomos
individuales, siete de los elementos no metálicos -hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, flúor, cloro, bromo
y yodo- existen como pares de átomos combinados químicamente en forma de moléculas diatómicas
en las condiciones ambientales ordinarias. [2] El subíndice 2 de sus fórmulas químicas respectivas
son, H2, N2, O2, F2, Cl2, Br2 y el I2.
Propiedades de los elementos de la Tabla periódica.
Las principales propiedades físicas de los metales y no metales se encuentran resumidas en la Tabla
1.
Bibliografía
Ley periódica
Tendencias periódicas
A mediados del siglo XIX se habían descubierto un gran número de elementos químicos, determinado
sus masas atómicas y medido un gran número de propiedades físicas. Los químicos de la época
comenzaron a agrupar los elementos según propiedades, dando lugar a las primeras tablas periódicas
de los elementos. Las clasificaciones periódicas permiten ver las similitudes y diferencias entre los
distintos elementos y predecir propiedades de elementos que aún faltaban por descubrir. [1]
Mendeleiev ordenó los elementos según masas atómicas crecientes, pero se vio obligado a modificar
la posición de algunos de ellos para formar grupos con propiedades similares. En 1913, Moseley
observó que las frecuencias de los “rayos X” emitidos por un elemento estaban relacionadas con el
número de cargas positivas presentes en el núcleo (protones).
De esta forma consiguió predecir la existencia de tres nuevos elementos, con números atómicos Z=43,
61 y 45. A partir de los trabajos de Moseley los elementos se ordenaron por número atómico y no por
masa atómica. Los elementos con propiedades semejantes, al ordenar por número atómico, quedan
situados en la misma columna (grupo).
Radio atómico.
Dado que la densidad electrónica de un átomo no se hace cero nunca resulta difícil definir el tamaño
de los átomos. Una posibilidad es considerar el radio de la esfera que contiene una probabilidad
elevada de encontrar el electrón, por ejemplo del 90%. Sin embargo, como se observa en la figura 1,
estamos más interesados en conocer el tamaño de los átomos cuando están enlazados, formando
compuestos covalentes o iónicos.
“Se define el radio covalente como la mitad de la distancia entre los núcleos dos átomos iguales unidos
por un enlace covalente simple” [2].
Aumento del radio atómico en un grupo. Al incrementarse el valor de “n” (nivel de energía o
periodo) se desplaza la densidad de probabilidad hacia valores más elevados de “r” (radio atómico),
dando lugar a un átomo más grande. Se observa un incremento importante del radio al pasar del Li al
Na y del Na al K. El aumento de radio en elementos de número atómico elevado (paso del potasio al
rubidio) es menor debido a la existencia de subcapas “d” y “f” que apantallan el núcleo con menor
efectividad que las “s” y “p”, haciendo que los electrones externos se encuentren más atraídos por el
núcleo.
El radio iónico es la distancia entre los núcleos de dos átomos unidos por un enlace iónico. En este
último caso la distancia debe repartirse de forma correcta entre el catión (más pequeño) y el anión (más
grande). [2].
Los cationes isolectrónicos son tanto menores cuanto mayor sea su carga, como se muestra en la
figura 6, ciertos cationes isolectrónicos. Ejemplos:
Los aniones son más grandes que el átomo del que proceden. Los aniones se forman cuando el
átomo neutro captura uno o más electrones. Este exceso electrónico produce una disminución de la
carga nuclear efectiva, que se traduce en una menor atracción de los electrones externos por parte del
núcleo. Un ejemplo se muestra a continuación en la figura 7, con el átomo de cloro y su ion:
Figura 7. Radio iónico del elemento cloro [1]
Los aniones isolectrónicos son tanto mayores cuanto mayor sea su carga. Ejemplos:
Energía de Ionización.
La energía de ionización (E.I.), es la energía necesaria para arrancar un electrón a un átomo gaseoso,
aislado y en estado fundamental. Los electrones se encuentran atraídos por el núcleo y es necesario
aportar energía para arrancarlos. Siempre se pierden los electrones de la última capa, que son los más
débilmente atraídos por el núcleo. [1]
Mg (g) + E. I. → Mg +(g) + 1e
−
Esta ecuación representa la primera ionización del Mg y requiere I1 = 738 kJ/mol. Es posible continuar
arrancando electrones al ion Mg+ obteniendo el Mg2+. Esta segunda ionización siempre requiere más
energía que la primera (I2 = 1451 kJ/mol).
El Mg2+ tiene la misma configuración electrónica que el Ne, siendo relativamente fácil formar este
ion. Sin embargo, tratar de arrancar más electrones al magnesio tiene un coste energético mucho
mayor, observándose un incremento muy importante en la tercera energía de ionización.
Ahora vamos a ver como varían las energías de ionización a lo largo de la tabla periódica.
Tendencia de la Energía de ionización en la tabla períodica.
Como se muestra en la figura 9, la tendencia del radio atómico de los elementos químicos se da como:
Al bajar en un grupo la energía de ionización disminuye. Los electrones entran en capas cada vez
más alejadas del núcleo, estando cada vez menos atraídos lo que facilita su extracción del átomo.
El bajar en un grupo “n” (nivel energético) aumenta mientra que la carga nuclear efectiva camba poco
(aumenta ligeramente), lo que produce una disminución significativa en la enegía de ionización.
Ahora vamos a analizar algunas excepciones como se muestra en la figura 10. El aluminio tiene menos
energía de ionización que el magnesio debido a que un electrón “3p” es más energético que un “3s”,
y por tanto más fácil de arrancar. El azufre tiene menos energía de ionización que el fósforo debido a
que empieza a completar uno de los orbitales de la subcapa “3p”. La repulsión entre los dos electrones
que entran en el mismo orbital hace más fácil su sutración, en comparación con el fósforo que tiene
toda la subcapa “p” semiocupada.
Figura 11. Tendencia de la energía de ionización para los elementos químicos. [3]
Afinidad Electrónica.
La afinidad electrónica (AE), se define como la energía intercambiada (suele liberarse) cuando un
átomo gaseoso aislado y en estado fundamental coge un electrón para formar un anión. Así el átomo
de F libera 328 kJ/mol cuando captura un electrón y se transforma en F−. El anión fluoruro es muy
estable por tener la configuración electrónica del neón. [2]
Aunque los átomos que más energía liberan al captar un electrón se encuentran en la tabla periódica a
la derecha, se observa que metales como el litio, en estado gaseoso, también liberan energía formando
aniones litio.
Como se aprecia en la figura 12, algunos elementos como los alcalinoterreos (grupo 2) no muestran
tendencia a captar electrones debido a que tienen completa la subcapa “2s”. El grupo del nitrógeno
tampoco tiene tendencia a coger electrones dado que supondría comenzar a competar la subcapa “np”.
Algunos elementos pueden coger más de un electrón, pero solo se desprende energía en la primera
captura, el resto son endotérmicas.
Tal como se muestra en la figura 13, en general la afinidad electrónica aumenta hacia la izquieda y
hacia arriba, con las excepciones del grupo 2 (II A) y 15 (V A). Conviene conocer otra excepción a
esta regla, que encontramos en el grupo de los halógenos: el cloro tiene mayor afinidad electrónica
que el flúor. Debido a su pequeño tamaño el flúor presenta repulsiones electrónicas importantes que
dificultan la captura del electrón, explicando así un valor de afinidad electrónica inferior al cloro.
Electronegatividad.
La electonegatividad se define como la capacidad de un elemento para atraer hacia sí los electrones
que lo enlazan con otro elemento. Esta propiedad periódica nos permite predecir la polaridad del enlace
formado entre dos átomos, así como el carácter covalente o iónico del mismo. [2]
La electronegatividad aumenta, por tanto, hacia la derecha y hacia arriba en la tabla periódica, como
se aprecia en la figura 14.
Una escala de electronegatividades muy utilizada es la creada por Linus Pauling en 1904 (Figura 15).
Los valores de la escala de Pauling oscilan entre 0.7 para el Francio y 4 para el Flúor.
Figura 15. Tabla de elelectronegatividades de Pauling [3]
Carácter metálico.
El carácter metálico de los elementos se refiere a todas aquellas variables, químicas y físicas, que
definen a los metales o los distinguen de otras sustancias de la naturaleza. En general, esta propiedad
relaciona a la capacidad que tienen los elementos para perder electrones, es decir, para oxidarse.
Cuando pierden electrones, los metales forman cationes M+, por lo tanto, los elementos con mayor
carácter metálico forman cationes con mayor facilidad que aquellos de menor carácter metálico. [1]
Por lo general son sólidos brillantes, densos, duros, con altas conductividades térmicas y eléctricas,
maleables y dúctiles. Sin embargo, no todos los metales exhiben tales características; por ejemplo,
en el caso del mercurio, este es un líquido negro brillante.
Como se muestra en la figura 17, el carácter metálico disminuye de izquierda a derecha en un periodo
y aumenta en sentido contrario. Asimismo, el carácter metálico aumenta de arriba hacia abajo y
disminuye a medida que se recorren los periodos hasta los cabezales de grupo.
Referencias
La idea de los átomos resurgió en Europa durante el siglo XVII, cuando los científicos intentaron
explicar las propiedades de los gases (el aire está compuesto por algo invisible, en constante
movimiento y podemos sentir el movimiento del viento contra nosotros). Dicha idea fue apoyada por
Isaac Newton y, a medida que los químicos aprendían a medir las cantidades de elementos que
reaccionaban entre sí para formar nuevas sustancias, se establecían los cimientos para una teoría
atómica que vinculaba la idea de elementos con la idea de átomos [1].
Esa teoría surgió del trabajo realizado por un maestro de escuela inglés, John Dalton (figura 2)y en
su teoría atómica aseguró que: la materia se constituye por partículas atómicas, de carácter indivisible
e indestructible; los átomos de un mismo elemento son iguales, al igual que su peso y calorías; los
átomos no se dividen aun cuando se combinan por medio de reacciones químicas, los sensores de
diversos elementos pueden combinarse y formar compuestos; por último, los compuestos químicos
nacen por la unión de átomos de dos o más elementos distintos.
Figura 2. Estatua de John Dalton
ubicada en la Universidad de Manchester [3]
El uso de la electricidad fue de gran trascendencia para lograr establecer la estructura atómica. Los
científicos como Michael Faraday, William Crookes y Joseph J. Thomson, en la década de 1890
utilizaron un tubo de rayos catódicos que es un tubo de vidrio al vacío con dos placas metálicas en su
interior conectadas a una fuente de alto voltaje, la placa con carga negativa (cátodo), emite un rayo
invisible que se dirige hacia la placa con carga positiva (ánodo), que pasa por una perforación y
continúa su trayectoria hasta el otro extremo del tubo. Cuando dicho haz de luz denominado “rayo
catódico” alcanza la superficie recubierta de una manera especial, produce una fuerte fluorescencia o
luz brillante (figura 3). En algunos experimentos se colocaron, por fuera del tubo de rayos catódicos,
dos placas cargadas eléctricamente y un electroimán que mientras permanecían conectados,
desviaban a los rayos catódicos hacia la placa con carga positiva y repelidos por la placa con carga
negativa [4].
Figura 3. Tubo de rayos catódicos empleado por J.J. Thomson para observar
la desviación del haz de rayos catódicos por efecto de un campo eléctrico [5]
Se concluyó que los rayos catódicos están constituidos por partículas con carga negativa y hoy se
conocen como electrones (denominados así, por George Stoney). El físico inglés John J. Thomson,
utilizó un tubo de rayos catódicos y su conocimiento de la teoría electromagnética para determinar la
relación entre la carga eléctrica y la masa de un electrón. El número que obtuvo fue de 1,763*108
C/g, en donde C corresponde a coulombs (unidad de carga eléctrica). Entre 1908 y 1917, Robert
Millikan llevó a cabo una serie de experimentos para medir la carga del electrón con gran precisión,
en su experimento denominado el de la “gota de aceite” (figura 4), Millikan analizó el movimiento
de minúsculas gotas de aceite que adquirían carga estática a partir de los iones del aire. El valor de la
carga electrónica aceptado actualmente y expresado en culombios es —1,6022*10-19 C. Utilizando
este valor y un valor exacto de la relación masa carga para un electrón, se obtiene que la masa de un
electrón es 9,1094*10-28 g [6].
Eugene Goldstein en 1886 colocó un cátodo horadado en uno de estos tubos y observó que, en
dirección contraria a los rayos catódicos, fluía una corriente de electricidad positiva, se dio pasa al
descubrimiento de los protones.
Una vez considerado el electrón como una partícula fundamental de la materia existente en todos los
átomos, los científicos especulaba sobre cómo estaban incorporadas estas partículas dentro de los
átomos. Se aceptó un modelo propuesto por John J. Thompson, con el nombre de “budín de pasas”.
Thomson pensó que la carga positiva necesaria para contrarrestar las cargas negativas de los
electrones en un átomo neutro estaba en forma de una nube difusa y que los electrones, flotaban en
esta nube difusa de carga positiva, semejante a una masa de gelatina con los electrones a modo de
≪frutas≫ embebidos en ella [6].
Ernest Rutherford en el año 1900, investigó al uranio, el radio y otros elementos radiactivos, hizo
pasar dicha radiación a través de un campo magnético intenso, observando que los rayos se separaban
en 3 direcciones distintas, descubriendo 3 tipos de partículas radioactivas (figura 5): I) los rayos α
(alfa) que tienen una carga doblemente positiva (2+), que se desviaban hacia una placa con carga
negativa y su masa resultó ser cuatro veces mayor que la del átomo de hidrógeno; II) los rayos β
(beta) con características idénticas a los rayos catódicos, que son corrientes de electrones con una
carga negativa, 1–; y III) los rayos gamma, que resultaron ser muy parecidos a los rayos “X”, aunque
más penetrantes, los rayos gamma no tienen masa ni carga y no eran afectados por el campo
magnético [6].
Figura 5. Descubrimiento de las partículas radioactivas: α, β, ɣ. Los rayos α consisten en
partículas con carga positiva, por lo que son atraídas por la placa con carga negativa.
Los rayos β consisten en partículas con carga negativa, por lo que son atraídas por la placa
con carga positiva. Los rayos ɣ, que no tienen carga, no se ven afectados por el campo eléctrico [7].
En 1910, Rutherford, utilizó partículas α (alfa) para demostrar la estructura de los átomos; efectuó
una serie de experimentos utilizando láminas muy delgadas de oro como blanco de partículas α
provenientes de una fuente radiactiva y observó que la mayoría de las partículas atravesaban la lámina
sin desviarse, o bien con una ligera desviación (figura 6). De cuando en cuando, algunas partículas α
eran dispersadas de su trayectoria con un gran ángulo y en pocos casos las partículas α regresaban
por la misma trayectoria hacia la fuente radiactiva. De acuerdo con esto, para Rutherford, la mayor
parte de los átomos debe ser espacio vacío, porque la mayoría de las partículas α atravesaron la lámina
de oro sufriendo poca o ninguna desviación. Rutherford propuso que las cargas positivas de los
átomos (protones) estaban concentradas en un denso conglomerado dentro del átomo, que llamó
núcleo [7].
El modelo atómico nuclear de Rutherford no indica cómo se ordenan los electrones alrededor del
núcleo de un átomo. El científico danés Niels Bohr, propuso un primer modelo experimentando en el
átomo de hidrógeno y que explicaría cómo giraban los electrones alrededor del núcleo influenciado
por el sistema planetario. Así como los planetas giran alrededor de un sol, en el átomo los electrones
girarían alrededor de un núcleo en órbitas bien definidas; permitió entender el fenómeno de la emisión
de luz (fotones) empleando aportes de la hipótesis cuántica de Max Planck.
Bohr supuso que los electrones solamente se podían mover en órbitas específicas, caracterizadas por
su nivel energético identificado por un número entero “n” llamado número cuántico principal que
toma valores desde 1 en adelante. Los electrones no emiten radiación en su viaje alrededor del núcleo,
sólo lo hacen cuando cambian de un estado de energía más alto a uno de menor energía. Si un electrón
absorbe energía entonces se encuentra en estado “excitado” y puede desplazarse de un nivel inferior
de energía (estado basal) a uno de mayor energía (figura 7) [6].
Figura 7. Emisión y absorción de energía. Cuando una molécula absorbe un fotón de energía
luminosa, uno de sus electrones queda energizado, lo que significa que el electrón se transfiere
de un orbital atómico de baja energía a otro orbital de alta energía más alejado del núcleo
atómico. Entonces, la molécula puede seguir una de las dos vías que se muestran en la imagen [8].
En 1915, Arnold Sommerfeld desarrolló su propia versión del modelo atómico de Niels Bohr
(publicado dos años antes) y que funcionaba para el átomo de hidrógeno, más no era capaz de explicar
el comportamiento de los átomos con más de un electrón. Sommerfeld consideró órbitas elípticas
además de las órbitas circulares del modelo de Bohr y consideró que en algunos átomos los electrones
se podían mover a velocidades relativistas (figura 8). Este modelo atómico de Sommerfeld,
combinaba conceptos de la Física clásica y de la Teoría cuántica de Planck, y fue uno de los resultados
más importantes de la “vieja teoría cuántica” [9].
Mecánica cuántica: como se revisó con anterioridad, la teoría de Bohr (experimentando en el átomo
de hidrógeno: el electrón sólo podía estar en ciertos niveles de energía y emitía fotones al pasar de un
nivel a otro), no podía explicar el comportamiento de átomos que tenían más de un electrón, como
los del helio y el litio [4].
En 1924, Louis de Broglie resolvió este enigma, razonó que si las ondas luminosas se comportan
como una corriente de partículas (fotones), quizá las partículas como los electrones tuvieran
propiedades ondulatorias. De acuerdo con De Broglie, un electrón enlazado al núcleo se comporta
como una onda estacionaria. Un objeto depende de una onda de luz característica que depende de su
ℎ
momento, para ello presentó la siguiente expresión matemática: 𝜆 = 𝑚𝑣 donde ʎ, m y v son la
longitud de onda asociada a una partícula en movimiento, su masa y velocidad, respectivamente [11].
Con el descubrimiento del comportamiento ondulatorio de los electrones surgió otro problema:
¿cómo se podía precisar la “posición” de una onda? Para ello Werner Heisenberg, estableció un límite
inherente en la precisión con la que se puede medir al mismo tiempo la posición y el momento de una
partícula y formuló una teoría que ahora se conoce como principio de incertidumbre de Heisenberg
que reza: “es imposible conocer con certeza el momento “p” (definido como la masa por la velocidad)
ℎ
y la posición de una partícula “x” simultáneamente. Expresado en forma matemática: Δ𝑥Δ𝑝 ≥ 4𝜋
donde Δx y Δp son las incertidumbres en la medición de la posición y el momento de la partícula,
respectivamente [11].
Ecuación de Schrödinger
En 1926, Erwin Schrödinger formuló una ecuación que describe el comportamiento y la energía de
las partículas subatómicas en general (ecuación análoga a las leyes de Newton del movimiento de los
objetos macroscópicos) en términos de una función de onda Ψ (psi), la cual depende de la ubicación
del sistema en el espacio (como la que guarda un electrón en un átomo). Con la ecuación de
Schrödinger comenzó una nueva era en la física y la química, ya que dio inicio a un nuevo campo: la
mecánica cuántica o mecánica ondulatoria.
Cada función de onda permitida contiene una energía conocida con precisión, pero la ubicación del
electrón no puede ubicarse de manera exacta; en su lugar, la probabilidad que se encuentre en un
punto específico del espacio está dada por la densidad de probabilidad, (Ψ2). La distribución de
densidad electrónica es un mapa de encontrar el electrón en todos los puntos del espacio. A las
funciones de onda permitidas del átomo se conoce como orbitales (figura 10) [11].
Configuración electrónica
Recuerda que lo átomos tienen un núcleo donde se encuentran los protones y los neutrones, pero
alrededor del núcleo están los electrones girando en las llamadas órbitas (niveles de energía). La
configuración o distribución electrónica nos dice cómo están ordenados los electrones en los distintos
niveles de energía, cuanto más alejado del núcleo esté girando el electrón mayor es su nivel de
energía. En la actualidad un átomo posee 7 niveles de energía diferentes, numerados del 1 al 7, en los
que están distribuidos los electrones; los electrones con menos energía estarán girando en el nivel 1.
Pero además cada nivel se divide en subniveles (orbitales) que pueden llegar a ser hasta 4. A los
subniveles se les representa con letras minúsculas “s” (sharp), “p” (principal), “d” (difuse), “f”
(fundamental). Cada subnivel aloja un número determinado de electrones. En el subnivel “s” solo
puede haber como máximo 2 electrones, en el subnivel “p” máximo 6, el subnivel “d” aloja máxima
10 y en el subnivel “f “máximo 14. Veámoslo con una imagen [4].
Así como los subniveles poseen un número máximo de electrones, cada nivel de energía alberga un
número máximo de electrones. Gracias a la colaboración de Niels Bohr que estableció una fórmula
matemática 2n2 en donde “n” corresponde al nivel energético; se pudo determinar que en el nivel 1
podríamos tener como máximo 2 electrones; en el nivel 2 máximo 8 electrones; en el 3, hasta 18
electrones; en el nivel 4, hasta 32 (tabla 1).
Tabla 1. Distribución de los niveles y subniveles de energía
Nota. En la tabla se resumen los cuatro primeros niveles electrónicos, con sus
correspondientes
subniveles, orbitales y número máximo de electrones admitidos. [14]
Para encontrar la configuración electrónica de cualquier átomo, a medida que “Z” aumenta en una
unidad, los electrones se agregan de a uno a los orbitales, simultáneamente con el agregado de uno
en uno de protones en el núcleo y siempre ocupando el nivel de menor energía. Este principio se
conoce como principio de Aufbau (Aufbau en alemán significa construcción) del sistema periódico
(figura 11) [1].
Figura 11. Diagrama o pirámide de Aufbau. El principio del Aufbau ("construir"). Cada electrón
agregado ocupa la subcapa de la energía más baja disponible (en el orden que se muestra en la
figura), sujeto a las limitaciones impuestas por los números cuánticos permitidos de acuerdo con el
principio de exclusión de Pauli. [15]
Para saber el orden en que se llenan los subniveles, hay una regla sencilla. Se llenan primero, aquel
subnivel que tenga la suma (n+l) más baja, por ejemplo:
El subnivel 4s (n = 4, l = 0; 4+0 = 4) se llena antes que el subnivel 3d (n = 3, l = 2; 3+2 = 5).
Cuando (n+ l) da el mismo valor para dos subniveles, se llenará primero aquel que tenga menor valor
de n: 3d (3+2=5) se llena antes que 4p (4+1=5) [7].
Escriba las configuraciones electrónicas de:
He= 1s2.
Li= 1s2 2s1.
Be= 1s2 2s2.
B= 1s2 2s2 2p1.
La tabla periódica brinda mucha información y entre ellas se la ha dividido en bloque que
corresponden a la presencia de ciertos subniveles en dichos bloques que también nos sirven para
determinar la configuración electrónica. Los electrones se incorporan a los átomos en el orden que se
muestra respecto a la tabla periódica (figura 12), llenando primero los niveles y subniveles de más
baja energía [6].
Masa atómica promedio: En una tabla de masas atómicas (tabla periódica) el valor que se encuentra
para el carbono es 12,0107; aunque la masa atómica estándar es exactamente 12. ¿Por qué existe esta
diferencia? En la naturaleza, tenemos la presencia de tres isótopos de átomos de carbono: carbono-
12 ( 126𝐶), carbono-13 ( 136𝐶) y carbono-14 ( 146𝐶). La masa atómica promedio de un elemento es la
media de las masas isotópicas, ponderada de acuerdo a las abundancias (%) en la naturaleza de los
isótopos del elemento. Puesto que los átomos de carbono-12 son mucho más abundantes que los de
carbono-13 y carbono-14, la media ponderada debe estar mucho más próxima a 12. Este es el
resultado que se obtiene cuando se aplica la siguiente ecuación general [17]:
𝒎𝟏 %𝟏 + 𝒎𝟐 %𝟐 + ⋯
𝑴𝒂𝒔𝒂 𝒂𝒕ó𝒎𝒊𝒄𝒂 𝒎𝒆𝒅𝒊𝒂 =
𝟏𝟎𝟎
Ejemplo: Calcular el peso atómico promedio para el átomo de oxígeno, de acuerdo a la siguiente
tabla (tabla 2).
Tabla 2. Datos de 3 isótopos del oxígeno
Isóbaros: son núclidos que corresponden a átomos que presentan igual número másico (A), pero
distinto número atómico (Z) [11]
Iones: un ión es un átomo o conjunto de átomos que adquiere carga positiva o carga negativa.
Producto de una transferencia de electrones. Un átomo neutro puede donar o aceptar electrones.
Dependiendo de esto, se pueden formar cationes y aniones [6].
Catión: se forma cuando un átomo neutro cede uno o más electrones. Queda entonces con carga
positiva, es decir, posee una mayor cantidad de protones en su núcleo que de electrones [11].
Anión: se forma cuando un átomo neutro acepta uno o más electrones. Queda entonces con carga
negativa, es decir, posee una mayor cantidad de electrones que de protones en su núcleo [11].
Ejercicio: determine si los siguientes pares de átomos son isótopos, isóbaros o isótonos (tabla 3).
[5] Medida dde la masa del electrón mediante espectrometría de masas, 2018.
[9] S. Baggio, Química inorgánica: Teoría y práctica, Lima: UNSAM EDITA, 2012.
Números Cuánticos
Fueron tres científicos prominentes quienes sentaron las bases del nuevo modelo mecánico
cuántico:
- En 1924, Louis de Broglie, postuló que los electrones tenían un comportamiento dual de
onda y partícula, combina ecuaciones de Einstein y Planck para demostrar que los electrones
tienen propiedades ondulatorias. [1] Cualquier partícula que tiene masa y que se mueve a
cierta velocidad, también se comporta como onda.
- En 1926, Erwin Schrödinger, establece una ecuación matemática que al ser resuelta
permite obtener una función de onda (Ψ2) llamada orbital. Esta describe
probabilísticamente el comportamiento de un electrón en el átomo. Esta función es llamada
densidad electrónica e indica la probabilidad de encontrar un electrón cerca del núcleo. La
probabilidad es mayor mientras más cercana al núcleo y menor si nos alejamos del núcleo.
Con esta teoría de Schrödinger queda establecido que los electrones no giran en orbitas
alrededor del núcleo como el modelo de Bohr, sino en volúmenes alrededor del núcleo.
Edwin Schrödinger utilizó la idea de Broglie para obtener una ecuación que es la base científica
de la mecánica ondulatoria. La ecuación está construida alrededor de cuatro constantes análogas a
los cuatro números cuánticos de la teoría de Bohr. La resolución de la ecuación de Schrödinger
proporciona 4 valores numéricos para la energía de los electrones (números cuánticos) y predice
la ubicación más probable del electrón alrededor del núcleo. Como se muestra en la figura 2.
Números Cuánticos
l = 0 orbital s (sharp)
l = 1 orbital p (principal)
l = 2 orbital d (diffuse)
l = 3 orbital f (fundamental)
Número Cuántico del Spin o Giro (s); Describe la orientación del giro del electrón, como se
observa en la figura 7. Este número tiene en cuenta la rotación del electrón alrededor de su propio eje
a medida que se mueve rodeando al núcleo, lo que genera un campo magnético cuya dirección
depende del sentido de la rotación. Asume únicamente dos valores +1/2 y - 1/2, significa que el
electrón solamente tiene dos posibilidades de rotación sobre su eje. Como se muestra en la figura 6.
Se resume en la Tabla 1 y hay que tomar en consideración las siguientes observaciones importantes:
• El conjunto de orbitales que tienen el mismo valor de n se conoce comúnmente como nivel o
capa electrónica, tal como 3s, 3p y 3d.
• Una subcapa o subnivel es el conjunto de uno o más orbitales con los mismos valores de n y l;
por ejemplo, el nivel con n = 2 está formado de dos subniveles, l = 0 y 1 que corresponden a
los subniveles 2s y 2p respectivamente (los valores permitidos para n = 2).
• Cada subcapa consiste en un número especifico de orbitales, cada orbital corresponde a un valor
distinto permitido de ml (-l hasta +l). Por tanto, existe un orbital en una subcapa s, tres en una
subcapa p, cinco en una subcapa d y siete en una subcapa f.
• El orbital de más baja energía es el 1s, es posible representar con un diagrama de contorno de
superficie que abarca el 90% de la densidad electrónica total en un orbital, similar a una esfera.
Indica mayor probabilidad de encontrar un electrón.
Figura 7. Números cuánticos
Tomada de Números cuánticos [Imagen], Slideshare, 2017, Es. Slideshare.net
El principio de exclusión de Pauli dice que en un átomo no puede haber dos electrones que tengan el
mismo conjunto de cuatro números cuánticos, n, l, ml , ms (el número cuántico principal, el número
cuántico de momento angular, el número cuántico magnético y por último, el número cuántico de
espín).Es decir que dos electrones no pueden ocupar el mismo estado cuántico dentro del mismo
sistema al mismo tiempo.
Por tanto, si queremos colocar más de un electrón en un orbital y satisfacer el principio de exclusión,
la única opción es asignar diferentes valores de ms a los electrones, dado que, solo tiene dos valores,
entonces, un orbital puede contener un máximo de dos electrones, los cuales deben tener espines
opuestos. [2]
Por ejemplo, el caso del 2He la configuración electrónica es1s2, existe dos electrones en su estructura,
por tanto, los números cuánticos n, l, ml son iguales para ambos electrones:
n= 1 l=0 ml = 0
Pero el número cuántico spin, cambia en cada uno de los electrones:
1s2
(1,0,0, +1/2)
(1,0,0, - 1/2)
La multiplicidad es una medida del número de electrones desapareados que hay en un átomo
(electrones solos en un orbital; es decir, orbitales semillenos). Tiene comprobación experimental
mediante la medida de las propiedades magnéticas de los átomos.
La regla de Hund establece que la distribución electrónica más estable en los subniveles es la
que tiene el mayor número de espines paralelos [1]
Por ejemplo, un átomo de nitrógeno en estado basal tiene tres electrones en el subnivel 2p, que
permanecen sin aparearse; [1] en primer lugar, se semillenan, colocándose un electrón en cada
uno de los orbitales px, py y pz, con espines paralelos y después se termina de llenar con espines
opuestos cada uno de ellos, si fuera el caso, hasta lograr que todos los electrones estén apareados.
De esta forma se alcanza una multiplicidad máxima en cada caso. Como se observa en la figura
8.
1. Bibliografía
Símbolos de Lewis
El símbolo de Lewis para un elemento consiste en el símbolo químico del elemento más un punto
por cada electrón de valencia. Por ejemplo, el azufre tiene la configuración electrónica [Ne] 3s2 3p4
y, por lo tanto, seis electrones de valencia. [1]
Su símbolo de Lewis es:
Aclaraciones:
• Los puntos se colocan en los cuatro lados del símbolo atómico: arriba, abajo, a la izquierda y
a la derecha.
• Cada lado puede dar cabida a dos electrones como máximo.
• Los cuatro lados del símbolo son equivalentes; la colocación de dos electrones en un lado o
de uno a cada lado es arbitraria.
•
Tipos de Enlace
Enlace Iónico
Las sustancias iónicas resultan de la interacción de metales del lado izquierdo de la tabla periódica
con no metales del lado derecho (excluyendo los gases nobles, grupo 8A).
Para formar iones con cargas opuestas la transferencia de electrones ocurre cuando un átomo cede
con facilidad un electrón es decir tiene baja energía de ionización, y otro átomo gana fácilmente un
electrón por lo que tiene alta afinidad electrónica. De esta manera los elementos alcanzan el octeto.
[1]
Él 𝑁𝑎𝐶𝑙 es un compuesto iónico típico porque consiste en un metal con baja energía de ionización y
un no metal de alta afinidad electrónica. Utilizando los símbolos de electrón-punto de Lewis y
mostrando un átomo de cloro en lugar de la molécula 𝐶𝑙2 , ya que el cloro se presenta de forma
diatómica, se puede representar esta reacción como se observa en la figura 2:
Es aquel que se genera entre no metales, en donde dos o más átomos comparten electrones para
alcanzar juntos el octeto. Cuando se comparte un par de electrones, se forma un enlace covalente
sencillo, que en general se conoce como enlace sencillo.
Como ejemplo tenemos la siguiente molécula 𝐹2 , donde en la figura 3 podemos observar cómo se
forma el enlace covalente;
Figura 3. Enlace Covalente.
En donde para formar la molécula solo participan dos electrones de valencia y se llaman pares
enlazantes. Los demás, electrones no enlazantes, se llaman pares libres, es decir, pares de electrones
de valencia que no participan en la formación del enlace covalente como se puede observar en la
figura 4. Así, cada átomo de 𝐹 en la molécula de 𝐹2 tiene tres pares libres de electrones:
También dentro de estos enlaces podemos tener enlaces dobles o tripes, en donde hay dos o más
pares enlazantes para formar la molécula; Ejemplos:
Dentro de los enlaces covalentes tenemos dos divisiones; enlaces Covalente Polar y Covalente
Apolar o No Polar
Y la pregunta que surge en estos momentos es; ¿Cómo diferenciar estos tipos de enlace?
Pues se lo realiza mediante la electronegatividad y la polaridad de la molécula:
Electronegatividad
La electronegatividad es la capacidad de un átomo para atraer hacia sí los electrones de un enlace
químico. Los elementos con electronegatividad alta tienen mayor tendencia para atraer electrones que
los elementos con electronegatividad baja. Esta es una propiedad útil para distinguir el enlace
covalente no polar del enlace covalente polar y del iónico. [2]
En la figura 6, se puede observar la electronegatividad de los elementos de la tabla periódica.
Figura 6. Tabla de Electronegatividades.
Pero ojo ya determinamos el tipo de enlace de acuerdo por la electronegatividad; pero ocurre un
problema con las moléculas Polares determinadas por la electronegatividad porque están pueden
volverse Apolares por la polaridad de la molécula. Este tema de polaridad lo veremos más adelante.
Pasos para armar una estructura de Lewis:
Las estructuras de Lewis pueden ayudar a comprender los enlaces de muchos compuestos, y con
frecuencia se utilizan para explicar las propiedades de las moléculas. [2]
1. Sume los electrones de valencia de todos los átomos. (Utilice la tabla periódica para determinar
el número de electrones de valencia de cada átomo). Para un anión, sume un electrón al total de cada
carga negativa. Para un catión, reste un electrón del total por cada carga positiva. No se preocupe por
saber de qué átomos provienen los electrones.
Solo el número total es importante.
2. Escriba los símbolos de los átomos para mostrar cuáles están unidos con cuáles y conéctelos
mediante un enlace sencillo (una línea representando dos electrones)
Recuerde que, en general, el átomo central es menos electronegativo que los átomos que lo rodean.
En otros casos, es probable que necesite más información antes de que pueda representar la estructura
de Lewis. En algunos casos el elemento central es el que no se repite en la formula
3. Complete los octetos alrededor de todos los átomos unidos al átomo central. Sin embargo,
recuerde que un átomo de hidrógeno solo tiene un par de electrones a su alrededor.
4. Coloque los electrones que sobren en el átomo central, incluso si al hacerlo resulta más de un
octeto de electrones alrededor del átomo.
5. Si no hay electrones suficientes para que el átomo central tenga un octeto, intente con enlaces
múltiples.
Utilice uno o más de los pares no compartidos de electrones de los átomos unidos al átomo central
para formar enlaces dobles o triples.
Número impar de electrones: Cuando el número total de electrones es impar y queda como electrón
libre, provocando que el átomo central no cumpla el octeto. Ejemplo: 𝑁𝑂2 , 𝑁𝑂
Octeto expandido: Cuando el átomo central posee más de 8 electrones de valencia. Ejemplo: 𝑆𝐹6 ,
𝑃𝐶𝑙5
Ahora una vez vimos las reglas del octeto y sus excepciones veremos polaridad.
Polaridad
La diferencia de electronegatividad entre el H y el F origina un enlace covalente polar en la molécula
del HF. En consecuencia, existe una concentración de carga negativa en el átomo más electronegativo,
el F, dejando al átomo menos electronegativo, el H, en el extremo positivo de la molécula.
Una molécula como el HF, en la que los centros de carga positiva y negativa no coinciden, es una
molécula polar. Por lo tanto, describen a los enlaces y a las moléculas completas como polares y no
polares. La polaridad de la molécula de HF se puede indicar de dos formas: como un vector o como
cargas parciales positivas o negativas. [1]
Como conocimiento extra las moléculas que posean simetría en su geometría molecular son
molecular apolares por que su momento dipolar es cero:
• Lineal
• Trigonal Planar
• Tetraédrica
Estructuras de resonancia
Un ejemplo de molécula resonante es el Ozono.
Al dibujar la estructura de Lewis del ozono (𝑂3) satisfacemos la regla del octeto para el átomo central
porque colocamos un enlace doble entre este átomo y uno de los dos átomos de O externos. De hecho,
el enlace doble lo podemos colocar en cualquier extremo de la molécula, como se muestra en la figura
10, estas dos estructuras de Lewis son equivalentes.
Cada una de estas estructuras se conoce como estructura de resonancia. Una estructura de
resonancia es, por lo tanto, una de dos o más estructuras de Lewis para una sola molécula, la cual no
se puede representar adecuadamente mediante una sola estructura de Lewis. La doble flecha señala
que las estructuras mostradas son estructuras de resonancia.
Carga Formal
La carga formal de cualquier átomo en una molécula es la carga que tendría el átomo si todos los
átomos de la molécula tuvieran la misma electronegatividad (es decir, si cada par electrónico de
enlace de la molécula se compartiera equitativamente entre sus dos átomos). Para calcular la carga
formal de cualquier átomo en una estructura de Lewis, los electrones se asignan a los átomos como
sigue. [2]
Referencias
[1] R. Chang, & K. A. Goldsby, Química, 12a. ed., México, Editorial Mc Graw Hill, 2017.
[2] T. L Brown, H. E. LeMay Jr, B. E. Bursten & J. R. Burdge, Química: La ciencia central,
Decimosegunda edición, México, Pearson educación, 2014.
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QUÍMICA (ING)
Cuando todos los dominios de electrones en una molécula se derivan de enlaces, la geometría
molecular es idéntica a la geometría del dominio de electrones. Sin embargo, cuando uno o más
dominios implican pares de electrones de no enlace, es importante que se ignore esos dominios
cuando se determina su geometría molecular.
Se puede generalizar los pasos a seguir para usar el modelo RPECV para predecir las formas de
moléculas o iones:
1. Dibuje la estructura de Lewis de la molécula o del ion y cuente el número total de dominios de
electrones
alrededor del átomo central.
Nota: cada par de electrones de no enlace, cada enlace sencillo, cada enlace doble y cada enlace triple
cuenta como un dominio de electrones.
2. Determine la geometría de dominios de electrones acomodando los dominios de electrones
alrededor del
átomo central, de tal forma que las repulsiones entre ellos se minimicen, como se muestra en la tabla
1.
3. Utilice el arreglo de los átomos enlazados al átomo central para determinar la geometría molecular.
Nota: También se puede determinar el ángulo según su geometría molecular.
Figura 1. Pasos para usar el modelo RPECV
Tabla 1. Geometría de moléculas e iones sencillos en los cuales el átomo central tiene o más pares
libres.
Referencias
[1] P. Ralph, Química general Principios y aplicaciones modernas, Madrid: Pearson, 2011.
[2] B. T. L., Química La ciencia central, Madrid: Pearson, 2004.
[3] C. Raymond, Química, México: Mc Graw Hill, 2017.
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Ejemplo: En el 𝐻𝐶𝑙, el cloro tiene valencia 1 porque se combina con un átomo de hidrógeno
(con valencia 1).
- Número de oxidación
El número de oxidación de un átomo en un compuesto es un número entero que representa el
número de electrones que un átomo pone en juego cuando forma un compuesto determinado.
4) La suma de los números de oxidación de todos los átomos de un compuesto neutro es cero.
La suma de los números de oxidación en un ion poliatómico es igual a la carga del ion. [2]
Figura 1. Números de oxidación de los elementos en sus compuestos. Los números de oxidación
más comunes se encuentran con color. Fuente: Química – Raymond Chang (2017)
Nomenclatura química
- Nomenclatura tradicional
- Nomenclatura de Stock
- Nomenclatura sistemática o IUPAC
Nomenclatura tradicional
Nomenclatura de Stock
En este tipo de nomenclatura, cuando el elemento que forma el compuesto tiene más de una valencia,
ésta se indica al final, en números romanos y entre paréntesis.
Emplea los prefijos: mono, di, tri, tetra, penta, hexa, hepta, octa, nona, deca, undeca, para
especificar el número de átomo presentes en un compuesto. Es exclusiva para no metales.
Compuestos inorgánicos
Recordar: Para formar un compuesto necesitamos dos partes: el anión (carga negativa) y el catión
(carga positiva):
𝐹𝑒 3+ 𝑂2−
Luego procedemos a intercambiar los números de oxidación entre ambos y los escribimos juntos.
𝐹𝑒2 𝑂3
Hay que recordar, que siempre se debe escribir primero el ion positivo seguido por el ion negativo.
Cuando la función exija un cambio en el orden de los elementos y en la estructura se debe respetar (a
veces el anión primero y después el catión y no siempre se simplifica).
Compuestos binarios
Se forman al combinar NO METALES entre sí, uno actúa como catión (+) y el otro como anión (-).
Nota: En el último caso es importante recalcar que la nomenclatura es quien determina la fórmula
del compuesto, en donde no se pueden simplificar los subíndices, y los números de oxidación se
obtienen teniendo en cuenta al anión porque esas cargas negativas son fijas para los no metales.
Se forman a partir de los NO METALES y con el hidrogeno con un número de oxidación de +1.
Casos especiales
Se forman a partir de los NO METALES con número de oxidación -3 y -4 (IIA y IVA) junto con el
hidrogeno con número de oxidación de +1. La ubicación de los elementos es contraria al caso anterior
y sus nombres dependen de la familia.
Hidruros metálicos
Se forman a partir de los METALES con número de oxidación positivo y más el hidrogeno con
número de oxidación -1.
Nomenclatura tradicional: Se escribe la palabra HIDRURO seguido del METAL, Si este es del
tipo variable entonces se coloca la terminación OSO para el menor número de oxidación e ICO para
el mayor.
Nomenclatura Stock - IUPAC: Para metales con número de oxidación fijo es el mismo caso que en
la tradicional, si son de número de oxidación variable, al final se lo escribe entre paréntesis en
números romanos.
Se forman a partir de los NO METALES con número de oxidación negativo y METALES (fijos y
variables) con número de oxidación positivo.
Nomenclatura Stock: Se escribe el NO METAL terminado en URO seguido del METAL (con #
oxidación variable) se coloca al final entre paréntesis y con números romanos.
Compuestos oxigenados
Nomenclatura tradicional: Se escribe la palabra OXIDO seguido del METAL. Si este último es de
número de oxidación variable se coloca OSO para el menor e ICO para el mayor.
Peróxidos
Se forman a partir de los metales de número de oxidación fijo +1 y +2 (IA y IIA) más un ion peróxido
(𝑂2 )2− en estos compuestos el oxígeno tiene un estado de oxidación de -1.
Se forman a partir de los NO METALES con número de oxidación positivo junto a el oxígeno con
un número de oxidación de -2.
Nomenclatura stock – IUPAC: Se escribe la palabra OXIDO seguido del NO METAL, indicando
con prefijos griegos el número de veces que se repite el elemento.
Compuestos ternarios
Hidróxidos
Se forman a partir de los óxidos metálicos sumándole una o varias moléculas de agua. Directamente
se forman tomando un metal más un ion oxidrilo (𝑶𝑯)−
Nomenclatura tradicional: Se escribe la palabra HIDROXIDO seguido del METAL con las
terminaciones ICO (Mayor número de oxidación del metal) e OSO (Menor número de oxidación del
metal).
Ácidos oxácidos
Se forman a partir de los ÓXIDOS ÁCIDOS sumándoles una o varias moléculas de agua.
Nomenclatura tradicional: Se escribe la palabra ÁCIDO seguido de las terminaciones con prefijos
y sufijos que el óxido no metálico está usando.
Nomenclatura sistemática – IUPAC: Se escribe utilizando el nombre del NO METAL con prefijos
y sufijos cambiando la terminación OSO = ITO, ICO = ATO, seguido de la palabra DE
HIDROGENO.
Iones poliatómicos
Estos aniones se llaman oxianiones. La terminación -ato se emplea para el oxianión más común de
un elemento. La terminación -ito se usa para un oxianión que tiene la misma carga, pero un átomo
menos de O:
Compuesto Nomenclatura
(𝑁𝑂3 )− Ion nitrato
Compuesto Nomenclatura
(𝐶𝑙𝑂4 )− Ion perclorato
(𝐶𝑙𝑂3 )− Ion clorato
(𝐶𝑙𝑂2 )− Ion clorito
(𝐶𝑙𝑂)− Ion hipoclorito
Nomenclatura tradicional: Se nombra al ION POLIATOMICO seguido del METAL con las
terminaciones OSO (menor número de oxidación del metal) e ICO (mayor número de oxidación del
metal).
Nomenclatura Stock – IUPAC: Se nombra al ION POLIATOMICO seguido del METAL y se
escribe en números romanos el número de oxidación del metal.
Nomenclatura de iones
Los compuestos iónicos por lo regular consisten en combinaciones químicas de metales y no metales.
Los metales forman los iones positivos, y los no metales, los negativos. [3]
a) Los cationes que se forman a partir de átomos metálicos tienen el mismo nombre que el metal.
b) Si un metal puede formar cationes con diferente carga, la carga positiva se indica con un
número romano entre paréntesis después del nombre del metal o en su defecto el que tiene
menor estado de oxidación termina en oso y el de mayor estado de oxidación termina en ico.
c) Los cationes formados a partir de átomos no metálicos tienen nombres que terminan en -io:
a) Los aniones monoatómicos (de un átomo) tienen nombres que se forman eliminando la
terminación del nombre del elemento y agregando la terminación -uro; en el caso del oxígeno
la terminación es -ido.
𝐻− Ion hidruro
𝑂2− Ion oxido
b) Algunos aniones poliatómicos sencillos tienen también nombres que llevan las siguientes
terminaciones:
𝐶𝑁 − Ion cianuro
𝑂𝐻 − Ion
hidróxido
𝑂2 2− Ion
peróxido
c) Para los aniones poliatómicos revisar nuevamente la sección anterior en la formulación de
iones poliatómicos donde se detalla la nomenclatura de estos.
VII A VIA VA IV
A prefijo sufijo
Cl, Br, I S, Se, Te N P, As, Sb C, Si, Ge
+1 (𝐶𝑙𝑂4 )− hipo ito
+3 (𝐶𝑙𝑂3 )− +4 (𝑆𝑂3 )2− +3 (𝑁𝑂2 )− +3 (𝑃𝑂3 )3− ito
Figura 5. Fórmulas y nomenclatura de los aniones más comunes. Fuente: Química -Raymond
Chang (2017)
Nomenclatura de compuestos iónicos
Los nombres de los compuestos iónicos consisten en el nombre del anión seguido de la
palabra DE y el nombre del catión:
Referencias
[1] P. Ralph, Química general Principios y aplicaciones modernas, Madrid: Pearson, 2011.
[2] B. T. L., Química La ciencia central, Madrid: Pearson, 2004.
[3] C. Raymond, Química, México: Mc Graw Hill, 2017.
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QUÍMICA (ING)
En el capítulo sobre formulación, vimos que podemos representar las sustancias con sus fórmulas
químicas. Aunque las fórmulas químicas siempre son más cortas que los nombres químicos, no son
meras abreviaturas, en cada una se ha codificado importante información cuantitativa acerca de las
sustancias que representa.
En la vida diaria, en la naturaleza (fotosíntesis, ver figura 1) o en nuestro cuerpo (el metabolismo), se
realizan una serie de cambios o transformaciones en las que ciertas sustancias desaparecen y otras se
producen cumpliendo con la ley de la transformación de la materia, proceso conocido como
reacciones químicas. Una reacción química, también llamada cambio químico o fenómeno químico,
es todo proceso termodinámico en el que una sustancia (o sustancias) cambian para formar una o
más sustancias nuevas [1], transforman su estructura molecular sus enlaces químicos entre
átomos se rompen y se forman nuevos enlaces. En este proceso intervienen dos tipos de sustancias:
las que tenemos inicialmente y conocemos como reactivos o reactantes y las que se obtienen después
de la reacción química, llamadas productos.
En la ecuación química entre el aluminio y el cloro, leemos el signo + como “reacciona con”, y la
flecha como “produce”. Las fórmulas químicas a la izquierda de la flecha representan las sustancias
de inicio, designadas como reactivos. Las fórmulas químicas a la derecha de la flecha representan las
sustancias producidas en la reacción, denominadas productos. Los números que preceden a las
fórmulas, los coeficientes indican el número relativo de moléculas de cada tipo implicadas en la
reacción. (Al igual que en las ecuaciones algebraicas, el coeficiente 1 generalmente se omite), puesto
que los átomos no se crean ni se destruyen en ninguna reacción. [3]
La ecuación química se puede escribir con palabras; sin embargo, la ecuación escrita con fórmulas
químicas proporciona mucha más información. Los subíndices indican la cantidad de cada uno de los
elementos en moles. Además, se indica el estado de agregación de cada una de las sustancias que
intervienen en la reacción: si es un gas (g); un líquido (l), sólido (s) o la sustancia está en estado
acuoso (ac).
En ciertos casos se agrega una sustancia para acelerar una reacción que de otra manera se llevaría a
cabo con lentitud, o que incluso podría no ocurrir. Esta sustancia, llamada catalizador, se muestra
encima de la flecha, y no se consume durante la reacción. Las enzimas son catalizadores especiales
que el cuerpo humano elabora y utiliza en todas y cada una de las reacciones que se llevan a cabo
durante el metabolismo. [2]
En una reacción química ningún átomo se gana ni se pierde; la materia se conserva. Por tanto, en una
ecuación química balanceada el número de átomos de cada elemento representados como reactivos y
como productos debe ser el mismo [2]. Si se satisface esta condición, se dice que la ecuación está
balanceada.
Por ejemplo, en la figura de la ecuación química entre el aluminio y el cloro, analicemos cuáles son
las sustancias participantes a lo largo de la ecuación:
2Al + 3Cl2 → 2AlCl3
Reactivos Productos
2 átomo de aluminio 2 átomo de aluminio
6 átomos de cloro 6 átomos de cloro
8 átomos totales 8 átomos totales
Si realizamos la suma de los átomos totales que participan del lado de reactivos, así como los
átomos totales de los productos es igual a 8 átomos.
Como podemos observar, en una ecuación química, es obligatorio escribir correctamente las fórmulas
y símbolos de las sustancias participantes, así como las cantidades de sus moléculas, con el fin de
poder representar de manera fiel lo que ocurre durante la reacción química y al mismo tiempo
constatar que todas las ecuaciones químicas se ajustan a lo que establece la Ley de conservación de
la materia: la suma de las masas de los reactivos es igual a la suma de la masa de los productos, es
decir, “La materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”.
“Una ecuación química no está completa en tanto no esté balanceada” [2]
b) Desplazamiento del metal: un metal de un compuesto también puede ser desplazado por
otro metal en estado libre (aplica también tabla 1). [1]
Ejemplo: El sodio desplaza al aluminio por ser más reactivo en una solución de cloruro de
aluminio y lo libera en forma de aluminio metálico.
3Na + AlCl3 → 3NaCl + Al
En toda reacción, la ruptura de unos enlaces y la formación de otros nuevos lleva consigo el
intercambio de energía entre las sustancias que intervienen y el medio en que estas se hallan.
Según sea el resultado del balance entre estos dos procesos, las reacciones pueden clasificarse en
endotérmicas y exotérmicas.
1. Reacciones endotérmicas: Son aquellas en las que la energía que se consume en la ruptura de
los enlaces es mayor que la que se libera en la formación de los productos. En estas reacciones
se produce absorción de energía. Por ejemplo, la descomposición electrolítica del agua necesita
el aporte de 285,8 kJ por cada mol de agua. Si la energía que se absorbe tiene otra forma, la
reacción es endergónica. [2]
2. Reacciones exotérmicas: Son reacciones en las que la energía consumida en la ruptura de los
enlaces es menor que la liberada en la formación de los productos. Tienen lugar, por tanto, con
desprendimiento de energía en forma de luz y/o calor. Si se libera otras formas de energía, la
reacción es exergónica. [2]
BALANCE DE ECUACIONES
Una vez que conocemos las fórmulas químicas de los reactivos y de los productos de una reacción, podremos
escribir la ecuación química no balanceada. Después balanceamos la ecuación determinando los
coeficientes que producen números iguales de cada tipo de átomo en cada miembro de la ecuación.
Para casi todas las aplicaciones, una ecuación balanceada deberá tener los coeficientes enteros más
bajos posibles. Para balancear ecuaciones, es necesario comprender la diferencia entre un coeficiente antepuesto a
una fórmula y un subíndice de una fórmula. [3]
Cuando se ajusta una ecuación no se modifica el subíndice de una fórmula, por ejemplo: de H2O
a H2O2 cambia la identidad de la sustancia. La sustancia H2O2, peróxido de hidrógeno, es
muy diferente del agua. Por lo tanto, nunca deben modificarse los subíndices al balancear una
ecuación.
En contraste, si colocamos un coeficiente antes de una fórmula lo único que cambiamos es la cantidad
y no la identidad de la sustancia; 2H2O significa que hay dos moléculas de agua, 3H2O significa que
hay tres moléculas de agua, etcétera.
En general, el balanceo el balanceo de una ecuación química, lo verificamos mediante los siguientes
pasos:
1. Se identifican todos los reactivos y productos, y se escriben sus fórmulas correctas del lado
izquierdo y derecho de la ecuación respectivamente.
2. El balanceo de la ecuación se inicia probando diferentes coeficientes para igualar el número de
átomos de cada elemento en ambos lados de la ecuación. Podemos cambiar los coeficientes (los
números que preceden a las fórmulas), pero no los subíndices (los números que forman parte de
las fórmulas). Si cambiamos los subíndices, cambiamos la identidad de la sustancia.
3. Primero se buscan los elementos que aparecen una sola vez en cada lado de la ecuación y con igual
número de átomos: las fórmulas que contengan estos elementos deben tener el mismo coeficiente.
Por tanto, no es necesario ajustar los coeficientes de dichos elementos en este momento. A
continuación, se buscan los elementos que aparecen una sola vez en cada lado de la ecuación, pero
con diferentes números de átomos. Se balancean estos elementos. Por último, se balancean los
elementos que aparecen en dos o más fórmulas del mismo lado de la ecuación.
4. Se verifica la ecuación balanceada para asegurarse de que hay el mismo total de cada tipo de
átomos en ambos lados de la ecuación. [1]
Hay más de una manera de ajustar una ecuación química. Para transformar un ajuste en otro, basta
con multiplicar todos los coeficientes por un mismo número. En general, es conveniente asignar
los coeficientes enteros más pequeños. Así, si multiplicamos por 2 todos los coeficientes de la
ecuación anterior, obtenemos:
3. Balanceamos el número de átomos en ambos lados de las semirreacciones. En este caso están
balanceados.
4. Igualamos el número de electrones ganados y cedidos.
Nota: El número de electrones ganados debe ser igual al número de electrones cedidos.
Colocamos los coeficientes encontrados en la ecuación original donde verificamos el cambio
del número de oxidación.
3. Si la ecuación está en forma molecular la pasamos a forma iónica. Aquí debemos tener en cuenta
que los elementos libres, los óxidos, el H2O y el H2O2 no se disocian, solo se disocian los
electrolitos (ácidos, bases y sales). Ilustraremos todos los pasos con el siguiente ejemplo:
4. Escribimos por separado el esqueleto de las ecuaciones iónicas parciales del agente oxidante y
el agente reductor.
“Agente oxidante contiene el elemento que se reduce. Agente reductor contiene el elemento que
se oxida” [2]
5. Igualamos los átomos de oxígenos agregando moléculas de H2O para balancear los
oxígenos.
8. Igualamos la ecuación con el número de e- tanto perdidos como ganados. Después multiplicamos
las ecuaciones parciales por los números mínimos necesarios.
9. Sumamos las dos medias reacciones cancelando cualquier cantidad de iones H +, OH- o H2O
que aparezca en ambos lados, con lo cual obtendremos la ecuación finalmente balanceada.
Sumamos:
Si la ecuación fue dada originalmente en forma iónica, esta es la respuesta del problema:
Relaciones Cuantitativas
Las fórmulas y ecuaciones químicas tienen un significado cuantitativo, pues los subíndices de las
fórmulas y los coeficientes de las ecuaciones representan cantidades precisas. La fórmula H2O indica
que una molécula de esta sustancia (agua) contiene exactamente dos átomos de hidrógeno y un átomo
de oxígeno. De forma similar, los coeficientes de una ecuación química balanceada indican las
cantidades relativas de reactivos y productos. Pero ¿cómo relacionamos el número de átomos o de
moléculas con las cantidades que medimos en el laboratorio? Aunque no podemos contar
directamente átomos ni moléculas, podemos determinar indirectamente sus números si conocemos
sus masas. [1]
La masa fórmula (MF*) de una sustancia es la suma de las masas atómicas de los átomos en la
fórmula química de la sustancia. Usando las masas atómicas, encontraremos, por ejemplo, que la
masa fórmula del ácido sulfúrico (H2SO4) es de 98.1 u.m.a.
𝐌𝐅 H2 SO4 = 2( ⏟
1.0 uma ) + 1( ⏟
32.1 uma ) + 4( ⏟
16.0 uma ) = 98.1 uma
masa atómica H masa atómica S masa atómica O
𝐌𝐌 C6 H12 O6 = 6( ⏟
12.0 uma ) + 12( ⏟
1.0 uma ) + 6( ⏟
16.0 uma ) = 180.0 uma
masa atómica C masa atómica H masa atómica O
Debido a que las sustancias iónica existen como arreglos tridimensionales de iones, es inadecuado
hablar de moléculas de esa sustancia. En cambio, hablamos de unidades formulares. La unidad
formular de NaCl, por ejemplo, consiste en un ion Na+ y un ion Cl-. Por lo tanto, la masa formular
del NaCl está definida como la masa de una unidad formular:
𝐌𝐅 NaCl = 1( ⏟
23.0 uma ) + 1( ⏟
35.45 uma ) = 58.45 uma
masa atómica Na masa atómica Cl
a. 𝐌𝐌 C12 H22 O11 = 12(12 uma) + 22(1 uma) + 11(16 uma) = 342 uma
Los químicos algunas veces deben calcular la composición porcentual de un compuesto, es decir, el
porcentaje en masa con el que contribuye cada elemento a la sustancia. Por ejemplo, los químicos
forenses medirán la composición porcentual de un polvo blanco desconocido y lo compararán con las
composiciones porcentuales del azúcar, la sal o la cocaína para identificar el polvo.
El cálculo de la composición porcentual de cualquier elemento de una sustancia es directo si
se conoce la fórmula química. El cálculo depende de la masa fórmula de la sustancia, de la masa
atómica del elemento en cuestión y del número de átomos de ese elemento en la fórmula química [2]:
𝐌𝐌 C12 H22 O11 = 12(12 uma) + 22(1 uma) + 11(16 uma) = 342 uma
𝐌𝐌 CH3 OH = 1(12 uma) + 4(1 uma) + 1(16 uma) = 32 uma
C12H22O11
(12)(12 uma)
%𝐂 = × 100% = 𝟒𝟐. 𝟏%
342 uma
(22)(1 uma)
%𝐇 = × 100% = 𝟔. 𝟒%
342 uma
(11)(16 uma)
%𝐎 = × 100% = 𝟓𝟏. 𝟓%
342 uma
CH3OH
(1)(12 uma)
%𝐂 = × 100% = 𝟑𝟕. 𝟓%
32 uma
(1)(16 uma)
%𝐎 = × 100% = 𝟓𝟎. 𝟎%
32 uma
(4)(1 uma)
%𝐇 = × 100% = 𝟏𝟐. 𝟓%
32 uma
Nuestros porcentajes calculados deben sumar 100%, lo que sucede en este caso.
Incluso las muestras más pequeñas que manejamos en el laboratorio contienen enormes cantidades
de átomos, iones o moléculas. Por ejemplo, una cucharadita de agua (aproximadamente 5 mL)
contiene 2 × 1023 moléculas de agua, un número tan grande que casi resulta imposible de entender.
Por ello, los químicos idearon una unidad especial de conteo para describir números tan grandes de
átomos y moléculas.
En la vida cotidiana utilizamos unidades de conteo como “una docena” (12 objetos) y una
gruesa (144 objetos). En química, la unidad para manejar el número de átomos, iones o moléculas
de una muestra de tamaño común es el mol. Un mol es la cantidad de materia que contiene tantos
objetos (átomos, moléculas o iones), como el número de átomos en exactamente 12 g de 12C
isotópicamente puro. Mediante experimentos, los científicos determinaron que este número era
6.022 × 1023 . Los científicos llaman a esta cifra el número de Avogadro NA, en honor del científico
italiano Amadeo Avogadro. [2]
Un mol de átomos, un mol de moléculas o un mol de cualquier otra cosa contiene el número
de Avogadro de esos objetos:
1 mol de átomos de 12C = 6.022 × 1023 átomos de 12C
1 mol de moléculas de H2O = 6.022 × 1023 moléculas de H2O
1 mol de iones NO−
3 = 6.022 × 10
23
iones NO3−
El número de Avogadro es tan grande que es difícil imaginarlo. Si esparciéramos 6.022 × 1023
canicas sobre la superficie terrestre, se formaría una capa continua de aproximadamente 3 millas de
espesor. Si colocáramos un número de Avogadro de monedas de un centavo en línea recta, lado a
lado, rodearían a la Tierra 300 billones de veces. [2]
Masa molar
Una docena es un número invariable (esto es, 12), sin importar si se refiere a una docena de huevos
o a una docena de elefantes. Sin embargo, resulta claro que una docena de huevos no tiene la misma
masa que una docena de elefantes. De forma similar, un mol siempre es el mismo número
(6.022 × 1023 ), pero muestras de 1 mol de diferentes sustancias tendrán masas diferentes. [2]
Por ejemplo, compare 1 mol de 12C con 1 mol de 24Mg. Un solo átomo de 12C tiene masa de 12
uma, mientras que un solo átomo de 24Mg tiene el doble, 24 uma. Puesto que un mol siempre tiene
el mismo número de partículas, un mol de 24Mg debe tener el doble de masa que un mol de 12C.
Como un mol de 12C tienen una masa de 12 g (por definición), entonces un mol de 24Mg debe tener
una masa de 24 g. Este ejemplo ilustra una regla general que relaciona la masa de un átomo con la
masa del número de Avogadro (1 mol) de estos átomos: “la masa atómica de un elemento en
unidades de masa atómica es numéricamente igual a la masa en gramos de 1 mol de ese elemento”.
[2] Por ejemplo:
El Cl (cloro) tiene una masa atómica de 35.45 uma → 1 mol de Cl tiene una masa de 35.45 g.
El Au (oro) tiene una masa atómica de 197 uma → 1 mol de Au tiene una masa de 197 g.
Para otras clases de sustancias, existe la misma relación numérica entre la masa fórmula y la masa
de un mol de esa sustancia:
El H2O tiene una masa molecular de 18 uma → 1 mol de H2O tiene una masa de 18 g.
El NaCl tiene una masa formular de 58.45 uma → 1 mol de NaCl tiene una masa de 58.45 g
Figura 2. Comparación de un mol de un sólido (NaCl), un líquido (H2O) y un gas (O2) [2]
La masa en gramos de un mol de una sustancia (es decir, la masa en gramos por mol) se conoce como
masa molar de la sustancia. La masa molar en gramos por mol de cualquier sustancia siempre es
numéricamente igual a su masa formular en unidades de masa atómica. Por ejemplo, la sustancia
NaCl tiene una masa formular de 58.45 uma, y una masa molar de 58.45 g/mol. Otros ejemplos se
muestran en la tabla 1, a continuación:
Tabla 1. Comparaciones entre masas formulares, molares y números de partículas. [2]
Masa Masa
Nombre de la Número y tipo de partículas en un
Fórmula formular molar
sustancia mol
(uma) (g/mol)
Las conversiones de masa a moles, y viceversa, con frecuencia se realizan en los cálculos que
implican el concepto de mol. Estos cálculos se simplifican utilizando el análisis dimensional, como
se muestran en los ejemplos a continuación:
𝐌𝐌 C6 H12 O6 = 6(12 uma) + 12(1 uma) + 6(16 uma) = 180 uma → 180 g/mol
1 mol C6 H12 O6
5.38 g C6 H12 O6 × = 0.029 mol C6 H12 O6
180 g C6 H12 O6
𝐌𝐅 NaHCO3 = 1(23 uma) + 1(1 uma) + 1(12 uma) + 3(16 uma) = 84 uma → 84 g/mol
𝐌𝐅 Ca(NO3 )2 = 1(40 uma) + 2(14 uma) + 6(16 uma) = 164.1 uma → 164.1 g/mol
164.1 g Ca(NO3 )2
0.433 mol Ca(NO3 )2 × = 71.1 mol Ca(NO3 )2
1 mol Ca(NO3 )2
98 g H2 SO4
3 × 10−5 mol H2 SO4 × = 2.9 × 10−3 mol H2 SO4
1 mol H2 SO4
El concepto de mol constituye un puente entre la masa y el número de partícula. Para ilustrar cómo
funciona este puente, calculemos el número de átomos en una moneda antigua de cobre. La moneda
pesa alrededor de 3 g, y supondremos que es 100% cobre.
Observe que la masa molar y el número de Avogadro se utilizan como factores de conversión para
convertir gramos a moles y, luego moles a átomos.
El procedimiento general para convertir entre masa y número de unidades formulares (átomos,
moléculas, iones o lo que sea que represente la fórmula química) se resume en la figura 3 como:
𝐌𝐌 C6 H12 O6 = 6(12 uma) + 12(1 uma) + 6(16 uma) = 180 uma → 180 g/mol
6.022 × 1023 moléc C6 H12 O6
5.23 g C6 H12 O6 × = 1.75 × 1022 moléc C6 H12 O6
180 g C6 H12 O6
6 át O
1.75 × 1022 moléc C6 H12 O6 × = 1.05 × 1023 át O
1 moléc C6 H12 O6
La fórmula empírica de una sustancia nos dice el número relativo de átomos de cada elemento en la
sustancia. La fórmula empírica H2O indica que el agua contiene 2 átomos de H por 1 átomo de O.
Esta relación se aplica también en el nivel molar: 1 mol de H2O contiene 2 moles de H y 1 mol de O.
A la inversa, “la relación del número de moles de todos los elementos en un compuesto proporciona
los subíndices de la fórmula empírica del compuesto”. De esta forma, el concepto de mol ofrece un
medio para calcular fórmulas empíricas. [3]
El mercurio y el cloro, por ejemplo, se combinan para formar un compuesto que es 73.9% de
mercurio y 26.1% de cloro, en masa. Esto significa que, si tuviéramos una muestra de 100 g del
compuesto, esta contendría 73.9 g de mercurio y 26.1 g de cloro. Usando masas atómicas para obtener
malas molares, podemos calcular el número de moles de cada elemento en la muestra:
1 mol Hg
73.9 g Hg × = 0.368 mol Hg
200.6 g Hg
1 mol Cl
26.1 g Cl × = 0.735 mol Cl
35.45 g Cl
Después dividimos a todos los valores de moles para el más pequeño entre ellos para encontrar la
relación molar, para este caso el valor más pequeño es 0.368 mol Hg.
Debido a errores experimentales, los valores calculados para una relación molar pueden no ser
números enteros, como en este cálculo. El número 1.99 es muy cercano a 2, por lo que podemos
concluir con confianza que la fórmula empírica del compuesto es HgCl2. La fórmula empírica es
correcta, ya que sus subíndices son los números enteros más pequeños que expresan las relaciones de
átomos presentes en el compuesto.
1 mol C 3.41
C: 40.92 g C × = 3.41 mol C → =1 ×3=𝟑
12 g C 3.4062
1 mol H 4.58
H: 4.58 g H × = 4.58 mol H → = 1.344 ×3=𝟒 F. empírica:
1gH 3.4062
C3H4O3
1 mol O 3.4062
O: 54.5 g O × = 3.4062 mol O → =1 ×3=𝟑
16 g O 3.4062
Por lo tanto, multiplicamos por 3 cada subíndice de la fórmula empírica para obtener la fórmula
molecular C9H12.
1 mol C 3.225
C: 38.7 g C × = 3.225 mol C → =1
12 g C 3.225
1 mol H 9.7
H: 9.7g H × = 9.7 mol H → =3 F. empírica: CH3O
1gH 3.225
1 mol O 3.225
O: 51.6 g O × = 3.225 mol O → =1
16 g O 3.225
La masa molecular de la empírica: 𝐌𝐌 CH3 O = 1(12 uma) + 3(1 uma) + 1(16 uma) =
31 uma
Determinamos el múltiplo entero:
Masa formular o molecular 62.1
Múltiplo entero = → ~2
Masa de la fórmula empírica 31
Por lo tanto, multiplicamos por 2 cada subíndice de la fórmula empírica para obtener la fórmula
molecular C2H6O2.
1 mol C 0.0128
C: 0.153 g C × = 0.0128 mol C → =3
12 g C 0.0043
1 mol H 0.0343
H: 0.0343 g H × = 0.0343 mol H → =8 F. empírica: C3H8O
1gH 0.0043
1 mol O 0.0043
O: 0.068 g O × = 0.0043 mol O → =1
16 g O 0.0043
Referencias
Así, por ejemplo, si el problema nos dice que tenemos una muestra de caliza de 250 g cuya riqueza
en carbonato de calcio es del 80 %, hemos de considerar que la cantidad real de carbonato de
calcio no es 250 g, sino 200 g:
El proceso se efectúa a continuación, para ello debemos despejar la masa de sustancia pura (m
Q.P.)
𝑚𝑄. 𝑃. = 𝑚𝑎𝑠𝑎 𝑡𝑜𝑡𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑠𝑢𝑠𝑡𝑎𝑛𝑐𝑖𝑎 ∗ %𝑄. 𝑃. = 250 𝑔 ∗ 0.80 = 200 𝑔
𝑚𝑄. 𝑃. = 250 𝑔 ∗ 0.80 = 200 𝑔
Otro ejemplo:
¿Cuál es el peso máximo de NaCl que podría obtenerse de 10 g de NaOH si esta droga tiene una
pureza del 90 %?
La reacción es (figura 8):
NaOH(ac) + HCl(ac) → NaCl(ac) + H2O(l)
Referencias
Introducción
El estado gaseoso es un estado disperso de la materia, es decir, que las moléculas del gas están
separadas unas de otras por distancias mucho mayores del tamaño del diámetro real de las moléculas.
Los gases forman mezclas homogéneas unos con otros sin importar las identidades ni las
proporciones relativas de los gases componentes. [1]Resulta entonces, que el volumen ocupado
por el gas depende de la presión, la temperatura y de la cantidad o número de moles.
Las leyes asociadas al estado gaseoso como lo demuestra la figura 1, son producto de experimentos
que se realizaron sobre las propiedades físicas de los gases.
Todos los gases poseen las siguientes características físicas:
- Adoptan la forma y el volumen del recipiente que los contiene.
- Se considera los más compresibles de los estados de la materia.
- Cuando se encuentran confinados en el mismo recipiente se mezclan en forma completa y uniforme.
- Tienen densidades mucho menores que los sólidos y líquidos. [2]
Teoría cinética molecular de los gases.
Esta teoría fue desarrollada por L. Boltzmann y J. C. Maxwell, y explica satisfactoriamente el
comportamiento de los gases ideales a partir de las siguientes hipótesis:
- Un gas está compuesto de un gran número de partículas pequeñas, átomos o moléculas, de tamaño
despreciable frente a las distancias entre ellas.
- Cuando las partículas chocan unas con otras o con las paredes del recipiente, no se pierde
energía; todas las colisiones son perfectamente elásticas.
- Las moléculas se mueven en línea recta, rápido y al azar, constante y casual.
- Cada partícula tiene una energía cinética propia que no tiene que ser igual a la de las restantes
partículas, pero la energía cinética promedio de todas las partículas es proporcional a la
temperatura absoluta, es así que la temperatura es simplemente una consecuencia del movimiento
molecular. [3]
En la figura 2 se puede observar la distribución de las energías cinética de las moléculas de un
gas, según la teoría abordada. Las energías cinéticas promedio se indican mediante líneas de
trazos. Conforme aumenta la temperatura, las energías cinéticas promedio de las moléculas
aumenta. A cualquier temperatura, una porción de las moléculas puede tener velocidades muy
altas.
Ley de Boyle.
Las propiedades del aire y de la presión atmosférica fueron ampliamente investigadas por el irlandés
Robert Boyle, utilizo un tubo con forma de jota como el que se muestra en la figura 3. [1]
Figura 3. Dispositivo usado por Robert-Boyle.
Tomada de Brown: http://red.unal.edu.co/cursos/ciencias/mtria_ensenanza/gases/html/contenido_06.html
Boyle vertió mercurio por el brazo más largo e inclinando un poco el tubo para que el aire pasará
de ese extremo al corto, consiguió que el mercurio quedara a la misma altura en ambos lados. De
ese modo la presión del aire encerrado se igualaba a la atmosférica. A esta presión P1 le
correspondía un volumen V1. Posteriormente, Boyle siguió añadiendo mercurio hasta que la
diferencia de altura entre los dos brazos fue de 76 cm. En estas condiciones, la presión sobre el
brazo pequeño, P2, se había incrementado en 1 atm, es decir se había duplicado hasta 2 atm y el
volumen ocupado por el aire encerrado, V2, se había comprimido hasta la mitad con respecto al
inicial. [4]
En tanto se utilice la misma muestra de gas encerrado a una temperatura constante, k1 será
igual a K2, al considerar un mismo gas en dos condiciones diferentes se obtiene:
Con respecto a todos los cálculos que tiene que ver con la ley de Boyle, recuerda que el cociente de
presiones o de volúmenes que se necesita es el que mantiene la proporción inversa. [4]
La sustitución directa de estos valores en la ecuación de la ley de Boyle es un método para establecer
el volumen final. También se puede emplear el método de razonamiento, que es como sigue. Se pide
el volumen que se resulta cuando la presión cambia de 1,470 lb/pulg2 a 14.7 lb/pulg2. Se ha reducido
la presión; por lo tanto, el volumen debe aumentar. Anota el volumen inicial (2.00 L) y multiplicado
por una fracción compuesta de las dos presiones. Para que la fracción sea mayor que 1 (a fin de que
el volumen aumente), coloca el valor de presión más grande en el numerador (arriba).
1470 lb/pulg2
V2= 2.00 L X = 200. L (respuesta)
14.7 lb/pulg2
Ley de Charles:
A comienzos del siglo XIX había mucha afición a volar en globos aerostáticos. Charles fue uno de
los pioneros en este tipo de vuelos y realizó numerosas investigaciones sobre el calentamiento de
volúmenes de gases, como se observa en la figura 5. Las conclusiones que obtuvo le llevaron a
publicar una ley que relacionaba volúmenes con la temperatura. Sus conclusiones fueron
corroboradas por su compatriota Guy - Lussac para una amplia muestra de gases.
“A presión constante, el volumen de una mezcla gaseosa, es proporcional a la temperatura del gas,
expresada en la escala absoluta o Kelvin”. La formulación matemática inicial era V = k2 (t + 273,15)
donde k2 es una constante y T la temperatura en centígrados. Kelvin (1824-1907) sugirió que -
273,15 °C representa un mínimo absoluto de temperatura. [5]. Esta temperatura dio origen a la
llamada “absoluta” o Kelvin y se simboliza con una T mayúscula. En esta escala de temperatura,
la ley de Charles se escribe V=k2T. [2]
Si consideramos el mismo gas a dos temperaturas diferentes (T1 y T2), sus volúmenes serán:
V1 V2
=
T1 T2
Se deben cambiar todas las temperaturas a kelvin sumando 273 a cada temperatura Celsius.
T1= 27 + 273 = 300. K
T2= -23 + 273 = 250. K
La temperatura disminuye, por lo tanto, el volumen también debe disminuir.
250𝐾
V2 = 2.00 L x = 1.67 L (respuesta)
300𝐾
Ley de Gay-Lussac:
A volumen constante, la presión que ejerce una muestra especifica de gas es directamente
proporcional a su temperatura Kelvin, [4] , como se puede observar en la figura 6, esto requiere decir
que p= k3T donde k3 es una constante.
Si consideramos el mismo gas a dos temperaturas diferentes (T1 y T2), sus presiones serán:
P1 P2
=
T1 T2
INICIAL FINAL
V1 =17 onz. V2 =17 onz.
P1 = 850 P2 = ¿?
Torr
T1 = 21°C T2 = 450°C
Es necesario expresar todas las temperaturas a Kelvin. Suma 273 a la temperatura Celsius
T1= 21 + 273 = 294 k
T2= 450 + 273 = 723 k
723 𝑘
P2 = 850 torr X 294 𝑘 = 2.09 X 103 torr (respuesta)
INICIAL FINAL
V1 =4L V2 =¿?
P1 = P1 P2 = 2 P1
T1 = T1 T2 = 1/10
T1
1T
P1 V1 T2 P1 4L ( 1)
10
V= = = 0.2 L
T1 P2 T1 2P1
Principio de Avogadro.
Podemos decir que, a presión y temperatura fija, volúmenes iguales de diferentes gases contienen
el mismo número de moléculas. Es decir, V=k4n, donde n representa el número de moles y k4 es
una constante de proporcionalidad. [2]
Relación del volumen de gases en una reacción química
De acuerdo con la ley de Avogadro, cuando dos gases reaccionan entre sí, los volúmenes que
reaccionan de cada uno de los gases tienen una relación sencilla entre sí. Si el producto es un gas,
su volumen se relaciona con el volumen de los reactivos, mediante una relación sencilla (hecho
demostrado antes por Gay Lussac). [2], como se observa en la figura 8.
Nota: es importante acotar que, al utilizar la constante de los gases ideales descrita
anteriormente, las unidades a utilizar para el volumen son en litros, presión en atmósfera y
temperatura en Kelvin. [2]
El volumen molar de un gas (Vm) es el ocupado por un mol de dicho gas Vm = V/n. Las
condiciones normales para un gas son 273,15 K de temperatura y 1 atm de presión. En estas
condiciones, el volumen molar normal para cualquier gas ideal es 22,414 litros.
Ley de gases ideal, Ejemplo:
Calcule el volumen que ocupa 1.00 mol de nitrógeno gaseoso 25ºC y a una presión de 1.00 atm.
Solución: Despeja V de la ecuación de la ley del gas ideal (PV=nRT) y sustituye los valores
apropiados en la nueva ecuación.
𝑛𝑅𝑇 𝑛
V= o, descompuesta en factores. V=𝑃 x R x T
𝑃
1.00 𝑚𝑜𝑙 0.0821 𝐿−𝑎𝑡𝑚
V= 1.00 𝑎𝑡𝑚 x x 298 K = 24.5 L (respuesta)
𝑚𝑜𝑙−𝐾
Advierte que se eliminan todas las unidades salvo los litros. La respuesta es un volumen en litros.
Quizás las unidades de la constante de los gases, R parezcan complejas, pero ello es necesario para
que todas las unidades se eliminen como es debido.
Ejemplo:
Calcule el volumen de O2 (en litros) requerido para la combustión completa de 7.64 L del butano
(CH4) a la misma temperatura y presión: [2], como lo representa la figura 10. la reacción de
combustión del metano
Referencias
[1] y. c. Brown Theodore L., Química. La ciencia central, México: Pearson Educación, 2004.
[10] Z. Lefevre, «Unidad 2 teorico y ejercitación,» 27 Marzo 2016. [En línea]. Available:
http://www.cpel.uba.ar/images/Unidad_2_teorico_y_ejercitacion_prof_zulema_lefevre
_3_a%C3%B1o_parte_2.PDF.
[12] C. T. López, «Cuaderno de cultura científica,» 22 agosto 2017. [En línea]. Available:
https://culturacientifica.com/2017/08/22/la-ley-del-gas-ideal-la-tercera-ley-la-
termodinamica/.
[13] «Universidad Nacional del centro de la provincia de Buenos Aires,» 2018. [En línea].
Available: http://vet.unicen.edu.ar/images/FCV/ICB/Quimica/Mdulo_3__-
_quimica_.pdf.