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TEMA – Quédate con nosotros

Lucas 24,13-35
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea
llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había
sucedido.
Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos.
Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:
—¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?
Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
—¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?
Él les preguntó:
—¿Qué?
Ellos le contestaron:
—Lo de Jesús, el Nazareno, que fue profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo
el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a
muerte, y lo crucificaron.
Nosotros esperábamos que él sería el futuro liberador de Israel. Y ya ves, hace dos días que
sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues fueron muy de mañana al sepulcro y
no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles que les habían dicho que estaba vivo.
Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.
Entonces Jesús les dijo:
—¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su
gloria?
Y comenzando por Moisés y siguiendo por los Profetas les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea
donde iban, él hizo ademán de seguir adelante, pero ellos le apremiaron diciendo:
—¡Quédate con nosotros, porque anochece y el día va de caída!
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les
abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron:
—¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban
diciendo:
—Era verdad, el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

 Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola

Primera reunión: Acercamiento al Evangelio


– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración

Quédate con nosotros

Estamos llegando al final de este camino que hemos podido recorrer juntos, con bastante esfuerzo en algunos momentos. Es una
experiencia de aprendizaje maravillosa, vivenciar la comunidad cristiana y crecer espiritualmente en el conocimiento del Señor. Nos
provoca un doble sentimiento, alegría de que hemos podido llegar hasta aquí y pena de saber que ya se acaba. Nos hemos sentido
cercanos leyendo y escuchando nuestros aportes y comentarios.
Este relato trata de mostrarnos lo que nos pasa a los seguidores de Jesús, nos sentimos retratados todos. Los discípulos habían
convivido con Jesús, estaban a gusto con él, con sus enseñanzas, con sus milagros, les daba seguridad, todo encajaba… de repente la
muerte los destroza, todo se viene abajo, no saben qué hacer, a donde ir…

Sin embargo, los discípulos iban caminando, la muerte de Jesús no los había paralizado. Jesús se acerca y camina con ellos “¿De qué
van discutiendo por el camino?”. Una simple pregunta que va permitir la liberación de tanta amargura y tristeza contenidas en el alma.
Jesús deja que los discípulos enfrenten la dura realidad que están viviendo. No pone ningún paliativo a sus penas, ni consuela ni
mitiga, sólo acompaña y escucha. Cuántas veces ha hecho eso el Señor a través de nuestras vidas. Tenemos dificultades, nos sentimos
perdidos y de pronto sentimos su compañía.

Se encontraban escuchando a Jesús, a quién no habían reconocido aún, lo invitaron a que se quedara con ellos; dice la “noche está
cayendo” – se viene la oscuridad – “quédate con nosotros” – contigo nos sentimos seguros -. Y aquí viene el momento culmen del
pasaje cuando pronunciando la bendición, “partió el pan y se lo dio”, “a ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron”. Pero Jesús ya
no estaba con ellos. Y comentan después ¿acaso no ardía nuestro corazón…?

¿Cómo lo reconocen sus seguidores? Por sus acciones. Por su manera de partir el pan. Un ritual que muchas veces había compartido
con los suyos. Compartir la comida no es solo alimentarse sino también compartir intimidad. Sentarse a la mesa con las personas que
uno ama.

Nos ayuda la idea de pensar en Jesús como una persona real, como cualquier otro amigo, con el cual debo cultivar mi amistad, pues la
amistad no surge solo de pasar tiempo con otra persona. Surge de compartir mis dificultades, mis tristezas y mis alegrías y todo esto es
lo que comparte Jesús con nosotros.

El Señor entró nuevamente a sus vidas y a nuestras vidas, nos acompaña en el camino, si lo invitamos, se hospeda en nuestro corazón,
lo reconocemos cada vez que celebramos la Eucaristía y también en nuestros hermanos que sufren. El mensaje de Jesús es una
experiencia que va modificando nuestra vida a pesar de nuestra incapacidad de comprender.

La experiencia pascual requiere de ese doble componente, escuchar la palabra que es también escuchar al otro y celebrar la eucaristía,
que tiene por extensión compartir el pan.

La Eucaristía transporta nuestra vida a la acción, es una celebración en comunidad que nos ayuda a sentirnos unidos a Jesús. Se hace
presente su vida y su espíritu en cada uno de nosotros.

Es el momento cumbre de esa experiencia donde revivimos la cena pascual donde convertimos el pan, fruto del trabajo, en cuerpo de
Cristo partido y compartido.
Pagola nos dice: “si al celebrar la Eucaristía nos sentimos alimentados por Jesús, reafirmados en la fe y alentados para seguirle con
esperanza nueva, no pidamos más. El Resucitado está caminando con nosotros” El misterio no se puede razonar es para contemplar,
los discípulos cuando hicieron silencio en reposo, callados, escucharon a Jesús.

La presencia del Señor es algo que nos acompaña siempre. En todo momento y en cualquier circunstancia. De hecho, gracias a esa
presencia podemos sobrellevar con entereza y paz lo que la vida nos presenta. Sentimos y sabemos que Dios va con nosotros. Su
presencia dentro nuestro nos anima y reconforta. Es la sensación de no sabernos nunca solos. En los evangelios se dice que al expirar
Jesús se rasgó el velo que cubría el templo y pudo verse la Luz: es la Luz del Espíritu. El Señor resucitado en nuestros corazones y en
nuestra vida nos da esperanzas. Nos recuerda a diario que estamos transitando este mundo para aprender de sus enseñanzas y ayudar a
la construcción del reino de Dios, imaginando una nueva sociedad más atenta, más justa y compasiva.
«Y porque ya anochece quédate con nosotros, no dejes que la noche nos sorprenda sin ti», así decía el estribillo de esa vieja canción,
así le digo hoy a Jesús, que no me deje en la noche, que pueda regresar para verlo otra vez y reconocerlo al compartir el pan.

Conversación con Jesús


Señor, ayúdanos a poder descubrirte dentro nuestro
y que te manifiestas en nuestras relaciones con los demás,
y fundamentalmente, en los gestos de caridad y acogida
hacia las personas marginadas y perseguidas,
y sobre todo en los gestos que construyen fraternidad
y conciencia de cuidar todos juntos de nuestra casa común.
Tenías que irte para que apareciera el Espíritu.
Tenías que irte para que apareciéramos nosotros.
Gracias Jesús por mostrarnos el camino hacia al Padre
y gracias por la Luz que ilumina las noches oscuras.

Señor, me cuesta hacer silencio,


mis preocupaciones y mis temores no me permiten vivenciarte totalmente.
Pero sé que estás en mí y en cada uno de mis hermanos.
Tú eres mi fortaleza, mi luz, confío en ti y en tu palabra de amor.
Dame fuerza y valor para seguirte,
para poder llegar a la plenitud para lo cual fuimos creados. Amén

1. Natalia - GVJ 20 03/07/2023 at 23:52 Responder


Aporte a la web.
Tema 39: quédate con nosotros. (lucas 24, 13-25)
A través de la lectura tan conocida de los discípulos de Emaús hemos ido guiadas por las preguntas adentrándonos en las
siguientes reflexiones.
En este pasaje dos discípulos iban camino de Emaús, hablando y discutiendo sobre lo que había pasado. Jesús se les acerca y
pregunta ¿qué ha pasado? … le comentan lo acontecido y también el diálogo con las mujeres… paciencia grande la de Jesús
con ellos…con nosotras! Duros de entendimiento sois… ¿no era necesario que Jesús sufriera todo eso antes de entrar en su
gloria? Y empezando por el libro de Moisés y siguiendo por todos los profetas les va explicando los pasajes de las escrituras
que se refieren a él. ¡Y pensar que sigue hoy igualito para mí para ti, para nosotras! Y quizás podremos añadir después de
estos dos añitos juntas y explicándonos las escrituras las unas a las otras… no es verdad que nuestro corazón ardía a medida
que avanzábamos.
Los discípulos de Emaús reconocen al señor cuando se sientan juntos, lo escuchan y comparten el pan. Mantener la capacidad
de «ver» con la fe y los «ojos del corazón» es mucho más difícil de lograr.
Reconocer a Jesús en la Eucaristía significa una invitación a seguir sus pasos, ser pan partido y compartido, servir con amor a
nuestros semejantes y cuidar de nuestra casa común.
Los discípulos corrieron a comunicar lo que habían vivido, porque cuando uno tiene algo hermoso, siente la necesidad de
compartirlo con los demás. Al reconocerlo, al estar con Él, sólo queda por compartir la alegría de vivirlo. Escuchar, compartir
y comunidad. Tres pilares importantes para sentir a Jesús resucitado y señor de nuestras vidas. Siendo importante la oración
personal y la reflexión de los evangelios es imposible vivirla sin «otr@s», sin comunidad. En esa Eucaristía, en esa acción de
gracias a Dios, escuchando(se) y recordando lo que otras personas han contado (para nosotras los Evangelios) hacen presente
al maestro en nuestras vidas. Intentado entender a Jesús y lo que con sus gestos, palabras y símbolos trataba de decir a sus
discípulos y a nosotras. Parece tan profundo y revolucionario «haced esto en memoria mía» que no nos podemos quedar sólo
en el símbolo ni en las palabras… ¿qué quiere que hagamos? ¿qué hizo Él? Entregarse totalmente por el Reino. Entonces,
cuando comulgamos, es decir, adherimos a su mensaje debemos entregarnos como él.

Creemos que en este grupo hemos ido descubriendo a ese Jesús viviente en cada una de nosotras, que nos ha acompañado en
nuestras tristezas y alegrías, y compartiendo en comunidad. Estamos en el final de nuestro recorrido pautado y vamos en el
anteúltimo tema. Es algo tan hermoso lo que hemos vivido… lo que nos hemos conocido… lo que hemos crecido- tanto
como grupo como individualmente con nuestra fe – solo alrededor y con cristo se genera esto.
No cabe duda que Dios se manifiesta en nuestras vidas, solo es estar atentas a Él, abrir los sentidos, descubrimos que siempre
ha estado a nuestro lado, aún en los momentos muy difíciles. Lo hemos experimentado también en nuestro grupo más de una
vez… unas y otras hemos ido lanzando pelotas al aire… hasta que una de nosotras nos hace ver cuán fácil es encontrar a
Jesús.
Seguirlo a Jesús es practicar el casi (conocer (lo), amar (lo), seguir(lo) e imitar(lo)).
Son los últimos encuentros donde vamos decidiendo cómo seguir, pero seguras que con la ayuda del Espíritu vamos a seguir
caminando unidas en Cristo.

Carmen, Mariana, Roser, Griselda, Shirley y Natalia


GVJ 20

2. GVJ Camino de Emaús 13/11/2022 at 14:46 Responder


GVJ “CAMINO A EMAÚS” TEMA 39 (Resumen Web)
REFLEXIONES
• Jesús es nuestra única vía para acercarnos a Dios, y su estilo de vida entre nosotros, completamente entregado a los demás
hasta el extremo para hacerles más libres y más dichosos, sería nuestro patrón de conducta para la propagación de su Reino.
• Pues creo que todos estamos preocupados porque se hace chiquita la flama del nuestro amor por Jesús, de cómo ser buenos
discípulos, de salir corriendo a compartir su mensaje, pero es una realidad como lo comentan que no somos los mismos los
que iniciamos hace 5 años a los que somos hoy, creo que hemos crecido mucho aunque no nos damos cuenta y poco a poco
sin pensarlo hemos ido adquiriendo formas de actuar como las que tenia Jesús, de no juzgar, de escuchar, de tolerar, de
apertura, de paciencia, de compartir, de empatizar y quizá no nos damos cuenta hasta que alguien nos lo dice……
• Pienso que tengo que estar con los ojos, oídos y corazón bien abiertos porque en la actualidad hay muchos profetas como
Fray Marcos, Pagola, Olaizola, Pablo Dors, Meloni y muchos más que hablan en nombre de Dios y me transmiten el mensaje
de Jesús.
• Los caminantes de Emaús estaban tan apesadumbrados como nosotrxs cuando decimos, sentimos y pensamos en nuestra
humanidad tan rota. Que el ser humano no tiene solución, no tiene retorno. Hay días que todo parece atravesado por el odio,
por el poder real corrupto, deshumanizante.
• Posiblemente la trayectoria de nuestro grupo que en su nombre evoca ese momento del relato evangélico da cuenta de
situaciones como esas. Momentos que van y vuelven. Situaciones que iluminan y el camino se hace más claro, pero sabiendo
que nuevas recaídas nos esperan. Creo que así es la vida misma.
• Este camino de Emaús me brindó crecer en mi fe, me abrió profundidades nuevas. Insisto con la gratitud, no hubiera sido lo
mismo leer el libro individualmente. La posibilidad de diálogo, aún con la mediación tecnológica y con los tiempos
intermedios, pero eso ayudó a la reflexión, a sedimentar los aprendizajes.
• Pues los discípulos de Emaús se sienten débiles y le piden que no les abandone, que se quede con ellos. A veces me siento
así cuando tengo que afrontar un reto difícil, entonces le pido a Dios que me de fuerzas y que no me abandone, o mejor que
yo pueda sentirlo cerca de mí en esos momentos difíciles, porque El nunca nos abandona.
• “ Señor, no soy digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastara para sanarme”. Es lo que necesito para que se
me restituyan las fuerzas psíquicas, mentales, emocionales y de todo tipo, siento que el pequeño caos que amenazaba se
vuelve paz y buena vibración. Desaparecen los pensamientos de desánimo y claudicación y vuelvo a sentir una pequeña
liberación que me restituye al camino.
• Anteriormente buscaba a Jesús en las iglesias, en las horas santas cantadas con exposición del santísimo, que la verdad me
siguen gustando mucho para hacer silencio y reflexión, pero ahora lo busco más en la belleza de la naturaleza, en las
personas, aunque a veces uno se topa con cada personalidad, que es difícil armarse de paciencia y ver que ahí también esta
Dios.
• Estoy convencida que Jesús camina no solo a mi lado, sino al lado de cada persona, nos acompaña en el grupo y nos da
fuerzas para seguir. Su presencia la siento cuando voy con el coche para el trabajo y voy observando los campos, el
amanecer, también la siento presente en cada enfermo que atiendo y sobre todo en la comunidad cuando nos reunimos a
celebrar la Eucaristía.
• Siempre siento a Jesús que me acompaña mientras voy caminando por la vida y converso con él. A veces su presencia es
más fuerte y lo siento muy cerca y hasta bromeo con él. Otras veces, me despisto, me distraigo y me atrapa la vorágine diaria
y puedo olvidarme de que está a mi lado. Pero él siempre tiene la estrategia justa para que no me olvide de su presencia, que
la sienta, que la respire… y ahí viene la calma, y le agradezco su insistencia, su paciencia, su cercanía, su acompañamiento…
• No sé si Jesús resucitado esta dentro de mí o no. Sólo tengo en mi mente frases que él nos ha dicho y son verdad absoluta
para mí. “El que tenga sed venga a beber porque yo le daré de beber del agua de la fuente de la vida.” Y otra; “Señor no soy
digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”
• Desde mi entender personal el Espíritu de Jesús me acompaña pero no externo a mí como a Cleofás y al discípulo. Me
acompaña dentro de mi propio espíritu. Que esté convencido de ello, no lo puedo decir. Deseo que llegue a ser una
convicción absoluta. Debo hacer no sé qué cosas para lograrlo. Pero lo deseo.
• En ciertos episodios difíciles donde la mente me produce miedo del desenlace final, temor a quedar mal ante la familia o los
demás, enjuiciamientos a otros, culpabilidades mías y de los otros, preocupaciones nocturnas, angustia, desasosiego
permanente, etc., he logrado en los últimos dos años una compostura diferente, más desde mi espíritu interior que ha
neutralizado lo negativo y que para mí feliz sorpresa el desenlace final ha sido de gozosa paz. Y cuando el desenlace ha sido
nefasto su aceptación ha neutralizado la frustración. Confieso que no ha sido en el 100% de los conflictos pero hay modestos
avances.
PLEGARIAS
• Siento, al igual que los discípulos de Emaús, la necesidad de expresarle con ímpetu a Jesús: “¡Quédate con nosotros/as,
porque anochece y el día va de caída!”, los ánimos decaen, la incertidumbre nos acecha y las fuerzas no son las mismas…
Trasmítenos tu espíritu para ayudarnos a comunicar, con palabras o acciones, lo que hemos vivido a lo largo de estos cinco
hermosos años.
• Quédate a decirnos tus palabras vivas, que aquietan la mente y encienden el alma.
• Devuélvenos la ilusión a veces perdida….quita la tristeza danos esperanza
• Jesús quiero sentirte en cada persona que me rodea, en la naturaleza y en todo lo creado. Quiero ser evangelio y que en la
Eucaristía toda la comunidad se fusione como un solo ser con tu presencia en medio de nosotros.
• Jesús querido, gracias por sentirte siempre cerca de mí, a pesar de mis despistes, de mis distracciones y de mi
inconstancia…. No te canses nunca de insistirme, de sacudirme, de despertarme… que no te pierda nunca de vista.
• Jesús, en esta etapa de mi vida me siento sobre todo agradecido por la fuerza que a través de tu fe me das para afrontar las
dificultades que surgen en la vida. También me siento agradecido por ese acompañamiento que me haces en cada momento
que me paro y pienso en Tí.
• Jesús te acojo. Pero por favor que no sea de palabra ni sensiblería. Que sea como acojo a mi vida biológica, a mis hijos, a mi
esposa, a mis nietos, a mis amigos, sin hacer bulla; pero mi actitud es de acogida permanente, aunque se note solo en
momentos donde viene bien abrazar, jugar, expresar con gestos o palabras o buen humor la acogida, la alegría y la unidad que
salta del corazón.
Han contribuido todos los miembros del Grupo: Adolfo, Adriana, Consuelo, Ilda, Graciela, Juan, Kontxi, René

3. GVJ En Camino 16/03/2022 at 17:11 Responder


Quédate con nosotros.

En este pasaje tan esperanzador se abren varias puertas por las que el grupo En Camino queremos transitar.
En primer lugar, los discípulos invitan al caminante a compartir mesa con ellos, y aunque aquel gesto de acogida no parece
gran cosa, se abre la primera puerta por la que entra el conocimiento y abre los ojos de aquellos hombres mostrándoles todo
lo estaba allí, delante de ellos, esperando.

La segunda puerta se abre con otro gesto sencillo: el de partir el pan. Aquella acción tan llena de simbolismo, se convierte en
un lenguaje tan claro que no necesita palabras. El lenguaje de Jesús es un idioma de detalles, porque es en ellos donde
suceden las cosas importantes. Jesús lo explicaría cuando hablaba a sus discípulos de la levadura o de la semilla de mostaza.

Aquellos hombres, sin saberlo, estaban descubriendo un nuevo paradigma: los sentidos no son suficientes para ver o sentir a
Jesús, ahora es necesario abrirnos para reconocerlo. Y nuestra puerta se abre en la acogida al extraño, en la empatía con el
enfermo, en la confianza en el encarcelado, etc.

Una vez reconocido Jesús, aquellos dos discípulos se ponen en camino de vuelta para contar al resto el descubrimiento en el
caminante desconocido, porque es nuestra esencia fraternal la que nos lleva a compartir cualquier descubrimiento que nos
haya emocionado y ayudado.

Consideramos que “El camino de Emaús” es una pequeña representación de lo que va a ser el otro gran camino de dos mil
años tras la “decepción” que supuso la crucifixión de Jesús como uno más de los cientos que morían cada año en Palestina.

Acercamiento a la vida
Para nosotros, el pasaje encierra una fuerza simbólica muy valiosa: el forastero iba a seguir su camino…pero un acto de amor
en la insistencia para que se quedara con ellos, hizo posible lo demás. Si no somos capaces de realizar estos gestos, estamos
dejando que el caminante se vaya y siga su camino.

Por esto, nos proponemos limpiar nuestros ojos y tratar de verle en cualquier persona que se cruce con nosotros en nuestras
calles, y compartir con los que nos necesitan, tanto si son pobres o ricos, sin olvidar que pobres de Dios somos todos y
solamente Él puede saciarnos.

Si este pasaje nos muestra a dos seguidores de Jesús que habían perdido el rumbo en su vida, con los que nos sentimos
reflejados por nuestro desánimo en forma de cansancio, también nos recuerda que Jesús está en camino, y sin imponerse a
nuestra libertad, está dispuesto a entrar si le abrimos la puerta, o a seguir su camino si no lo hacemos.

Un abrazo.

4. GVJ SHEMÁ-EFFETÁ 01/09/2021 at 02:08 Responder


Queridas amigas y amigos de los Grupos de Jesús: A continuación, les compartimos nuestro trabajo del Tema 39.

ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO.


Parece ser que nadie sabe bien dónde se localizaba Emaús. No es que no existiera, para mí es que está en todos lados. Todos,
alguna vez en la vida, emprendemos ese “camino a Emaús”.
Emaús no es el final, sino un punto de retorno (los dos discípulos que abandonaron el grupo de los Once, ahora retornan a
Jerusalén); es un punto de conversión (porque, al final de su larga marcha, los dos discípulos están renovados por completo.
Su comprensión de la vida ya es “otra”. Hasta entonces, veían en la muerte el fracaso último de la humanidad), y de
encuentro personal e íntimo con Cristo resucitado.

Los dos discípulos (el relato “en cuestión”, sólo menciona el nombre de uno, cosa sugerente, ¿no?) están caminando,
discutiendo sobre todo lo que había acontecido por aquellos días en la Ciudad Santa; van en estado de desconsuelo, de
desolación, de desesperanza… Han perdido, con la cruenta muerte del Maestro en el patíbulo del Gólgota (cosa no poca
esto), la esperanza en la vida de verse «libres»… (Pero, ¿«libres» de qué?, o mejor, ¿de quién/es?… ¿Qué «MÁS» [les]
faltaba? ¡Gran pregunta!

Me parece que los dos discípulos en cuestión, no han comprendido del todo la predicación de Jesús −incluso les pasó a los
Once− y están desilusionados porque creen “frustrado” el Proyecto de Jesús. Vale la pena recalcar que muchos esperaban un
guerrero que liberara al pueblo del yugo romano.

Lo que les falta a los discípulos, para creer en Cristo resucitado, es la fe (en que ese hecho haya ocurrido de verdad, cosa que
me pasa a mí en numerosas ocasiones, más de las que desearía).

Pasa a menudo que somos torpes para comprender al Señor, pero es porque nos dejamos llenar la cabeza por ideas
“modernas”.

Creo que hablar de Jesús, aún sin fe, es importante porque así se mantiene “viva” aunque sea una pequeña llama que puede
luego volverse FUEGO.

Mientras Jesús habla, ellos sienten “arder” sus corazones.

También me ha sido dada la gracia de sentir “arder” mi corazón, sea hablando de Jesús con otros (mis alumnos de la
catequesis, en el pasado, o mis enfermos, recientemente), o hablando con Jesús Eucaristía en alguna visita al Santísimo
Sacramento del Altar. O escuchando a un ministro ordenado con mucho carisma y gran vida interior.

Mientras iban de camino juntos, y ya estando cerca del pueblo adonde dos de ellos iban, el «Acompañante» misterioso hizo
ademán de seguir adelante Su camino, pero ellos [los dos compañeros = Comunidad; cf. Mt 18,20], lo detuvieron al unísono
y le dijeron: «¡Quédate con-nosotros!… Ya es “de noche”… ¡Quédate!». Entonces, Él entró en la Casa y cenó con ellos (cf.
Ap 3,20).

Cuántas veces deberíamos estar más atentos a Aquel “desconocido” que encontramos en nuestro Camino, pues bien puede ser
Jesús que viene a “encender” de nuevo la esperanza. Esa esperanza que, si nos aferramos a ella a pesar de la evidencia y con
confianza en Dios, veremos cómo nos cambia y hace que las cosas se resuelvan; quizás no como nosotros esperábamos, pero
sí como Dios las quiere.

Hay una cosa que siempre me enfurece: Jesús, en toda Su “plenitud”, viene a predicar a Sus discípulos y al resto del mundo, a
dar testimonio de Dios; y cómo ha permitido, desde sus inicios, que la Iglesia sea un Estado político, con el mismo machismo
que ha imperado desde siempre en todas las religiones. ¿Realmente ha cambiado algo desde la llegada de Jesús? A nivel de la
interpretación de la religión, ¿no sigue la Iglesia llena de “fariseos”? A veces me consuela la idea de que ya responderán por
sus actos.
¡Quédate, Señor, ¡te necesitamos! Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos Tu alivio y fortaleza. ¡Tu Amor
misericordioso hecho “Signo” de comunión!

¡Que nuestra fe en Jesús, el Cristo, se acreciente −o reavive− caminando junto a otros, escuchando Sus «Buenas Nuevas» y
anunciando gozosamente que la Muerte no tuvo −ni tendrá nunca− la última palabra: ¡ni en la vida, ni en la historia!

ACERCAMIENTO A LA VIDA.
Sí, definitivamente tengo el convencimiento de que un Cristo «VIVO» me acompaña todos los días, mientras voy de camino
por la vida… Esto lo veo reflejado fielmente en mi día, cada día: En algún momento de él, lanzo una miradita al cielo (sin
decir palabra alguna) o la vida misma se encarga de sorprenderme con algún detalle bonito que me hace recordarlo y
renovarlo, me posibilita el vivir y agradecer… ¡me hace, definitivamente, SER! Y ser «Uno con el Todo».

Estoy convencido de que Jesús me acompaña siempre en mi caminar y lo he experimentado un sinfín de ocasiones, no
solamente en mi persona, sino en mi familia, hermanos de comunidad y amigos. Jesús, ¡ESTÁ VIVO!

Contra viento y marea, debo siempre mantener la “llama” de la esperanza, la fe (o sea la confianza) en Dios, y no juzgar a
nadie para poder amarlos como Dios manda. Para esto tengo que vivir en un estado consciente para ver las cosas como son,
sin los filtros de mis prejuicios.

No reconocer a Jesús es mantener los ojos cerrados al dolor de los más necesitados.

En relación a esta parte, comentar que ando bastante perdida, y no siempre siento la Presencia de Jesús en mi vida.

Si Sus discípulos dudaban de que hubiera resucitado, me consuelo pensando que en cierta manera es “normal” que yo
también tenga mis dudas, y no siempre sienta Su Presencia.

Ciertamente, pareciera más fácil “sentir” a Dios cuando todo marcha bien, sobre ruedas, que cuando algunas nubes grises
cruzan temerosamente nuestro, a veces, estrecho y ya sombrío cielo… Cuando esto ocurre, ante el desconcierto, Rm 8,28: Me
consuela saber que Dios me ama y, por esto, quiere solamente mi Bien, y lo busca incansablemente también junto con-migo.
Esto ya es, de por sí, un gran motivo para comenzar ya a ser feliz.

¡Qué hermoso es ir en compañía en el camino de la vida! Me agradó mucho esta idea de que los discípulos de Emaús
posiblemente pudo haber sido una “pareja”. Y me recordó el sueño de hace muchos –pero, de verdad–, muchos años, el día
de nuestra boda: ir juntos por la vida animándonos el uno a la otra, y viceversa, en caso de tropezar.

Antonio Machado lo dijo así:

Yo amo a Jesús, que nos dijo:


“Cielo y tierra pasarán…
Cuando cielo y tierra pasen,
Mi Palabra quedará”.
¿Cuál fue, Jesús, Tu Palabra?…
¿Amor?, ¿perdón?, ¿caridad?
Todas Tus Palabras fueron
una sola: “¡VELAD!”.
ORACIÓN:
¡Gracias, Jesús Eucaristía,
por estar cerca de nosotros,
aún en medio de esta pandemia
y del confinamiento!

¡Gracias por permitirnos seguir


en contacto con los que amamos
a través de la oración!

¡Gracias, Señor,
por la recuperación de la salud
de muchas personas!

¡Bendito seas, por siempre!


¡Alabado y glorificado
seas por siempre!
Amén.

AURORA, MARÍA JOSÉ, ÉDGAR, CARLOS, MANUEL Y WILMER.


GVJ Shemá-Effetá

5. JESUS FUSTER MILLET 01/02/2020 at 01:06 Responder


APORTACIÓN PARA LA WEB. GVJM. TEMA 39: “Quédate con nosotros “ ( Lu 24, 13 – 35 )
ACERCAMIENTO AL TEXTO :
En cuanto a la situación de los discípulos de Jesús, básicamente es de tristeza , están en un «duelo», no tienen esperanza
porque sus expectativas eran las de triunfar al lado de un liberador que suponían era un líder político que iba a salvar a Israel
(como un estado). Muchos cristianos también asocian a Jesús como el prototipo del libertador de «la patria» de cada uno…
Ellos no olvidaban lo ocurrido y discutían. Aún con poca fe, tenían la necesidad de que el mensaje de Jesús no cayera en el
olvido. Los discípulos se sienten confortados con lo que les dice el caminante que conocen en un camino y se sienten atraídos
por El. Quieren que se quede con ellos. Los discípulos sienten un ímpetu con deseos de comunicar a todos su experiencia.
Jesús les reprocha su falta de fe, su poca comprensión de las escrituras. Cuando Jesús les explica como se cumplió lo que
estaba escrito, ellos sentían que su corazón ardía, lo que yo entiendo como que iban lentamente recuperando la fe y la
esperanza y alegrándose íntimamente de lo que había sucedido.
“Quédate con nosotros Señor, porque anochece..” es una suplica que con frecuencia hacemos, cuando todo parece difícil y
oscuro, su presencia que tanto bien hizo a esos discípulos que no querían que les faltase, también debe iluminar nuestras
vidas siempre, pero especialmente en la oscuridad.
También nosotros que hemos estado alimentándonos del mensaje de Jesús, al terminar esta bonita experiencia, y teniendo en
cuenta nuestras circunstancias, creo que estamos movidos a animar a otros a emprender esta experiencia de conocimiento y
vida.
Desde la Buena Noticia de cada día y los domingos, vamos recordando todo lo que Jesús nos ha ofrecido del rostro de Dios
Padre, de un Proyecto de Amor para todos sus hijos e hijas.
Nosotros recordamos la vida de Jesús, y lo más importante que Él se queda con nosotros en la Eucaristía, en su Palabra y la
Comunidad reunida. Sabemos que todos podemos ver al Resucitado en el hombre desconocido, en los refugiados, en los
emigrantes, en los enfermos, en los marginados, en cualquier situación que se da de injusticia.
Levantándose al momento corrieron a contar lo que les había pasado y encontraron a los Once con sus compañeros,
comentando que era verdad que el Señor había resucitado como había dicho: “al tercer día resucitaré”.
La gran tarea de hoy, para nosotros, que seamos capaces de anunciar y vivir el Proyecto del Padre, y reconocerlo en los
hermanos.
Hermosa la súplica que le hacen a Jesús de que se quede. No era solo una norma de hospitalidad sino que demostraba cuán
necesitados estaban de seguir escuchándolo. Y si esa misma sensación la experimento muchas veces.
Que emoción poder ir a compartir con sus amigos la gran alegría. Me imagino era algo que no les cabía en el pecho. El
Maestro había vencido a la muerte. Que bonito debe ser poder comunicar algo con semejante entusiasmo. Seguro que
seríamos más creíbles. Que Dios nos de su gracia para poder salir a hacerlo como hicieron los de Emaús.
CONVERSIÓN Y COMPROMISO
Acabando esta etapa… ¡ ha habido una evolución…!
-. A las preguntas de la Conversión diré que sí vivo con consciencia de que voy con la compañía de Jesús. Asisto a la
Eucaristía semanal (siempre en la misma parroquia, porque es la forma de hacer comunidad) y comulgo siempre. Le pido
fuerza para seguir la vida con El y poder dar testimonio.
Suelo hacer mis ratitos de silencio para hablar con El.
No he puesto en marcha ningún grupo de Jesús y no se me ocurre cómo hacerlo…
Las personas susceptibles de formar este grupo, ya están involucradas en otros compromisos similares.
Habría que pensar qué hacer para no desconectar este grupo. Tal vez, poniendo una fecha al mes o cada dos, nos podríamos
enviar correo al grupo , que, supongo nos podríamos quedar con el mismo nombre. Aunque sólo sea para decirnos cómo nos
va la vida o poder compartir asuntos de nuestra fe o alguna reflexión…
-. Jesús me acompaña casi las 24 horas, pero en algunos momentos , parece que no le atiendo y vuelvo rápidamente
preguntándome qué haría o pensaría Jesús en este momento . Suelo pedirle perdón . Por supuesto que me comunico con Él en
silencio y acogida.
Hace ya dos años aproximadamente , nos reunimos en mi casa 8 o 10 personas ( según circunstancias ) para seguir los
mismos temas de este libro de Pagola , vamos por el tema 15. Las reflexiones nos llevan a situaciones bastante íntimas con
respecto a nuestras experiencias vitales.
Respecto a nuestro grupo virtual aprovecho para invitaros a no perder contacto por Email , podríamos ponernos a pensar
sobre los contenidos de nuestras futuras relaciones.
-. Creo que Jesús resucitado me acompaña siempre, pero muchas veces no tomo conciencia de esta compañía, ni aún en mis
ratos de oración. Si he vivido momentos especiales en su compañía, pero con menos frecuencia de lo que sería deseable.
Alimento mi fe con la Eucaristía, desde que sigo al Padre Jalics, recuerdo que ésta me debe ayudar en la entrega, servicio y
alabanza al Creador y me importa menos, o hago menos caso del sacerdote que celebra, lo que no me impide darme cuenta
que algunos no responden a mis expectativas. Yo también falló muchas veces en mi participación.
Sí , me encuentro con Jesús al comulgar, pero también a veces me distraigo con tonterías. Es un momento importantísimo
para mi, aunque estoy segura que si al mismo tiempo no comulgo con el hermano, estoy perdiendo el tiempo.
Desde antes de pertenecer a este grupo tratamos con una amiga crear un grupo presencial, pero Bogotá es una ciudad muy
grande y las condiciones de movilidad son muy difíciles, por eso y otras dificultades, cuando conocí las convocatorias de
grupo virtual, me acogí a ellas.
Me gustaría seguir en contacto con el grupo, creo que de todas maneras este caminar juntos profundizando en el Evangelio,
crea un vínculo que me gustaría sostener. No tengo una idea clara de como serían los nuevos encuentros, pero me gustaría
saber que puedo contar con ustedes y por supuesto ustedes conmigo para cualquier cosa en la que crean puedo servir.
Para continuar mi camino hacia Dios, como lo he comentado anteriormente estoy haciendo los ejercicios espirituales que
propone el Padre Jalics y por supuesto los hago con algunas personas, con las que comparto mi búsqueda de Dios. También
asisto a reuniones y seminarios promovidos por los jesuitas. En particular ahora tengo algunas invitaciones a profundizar en
la vida de Etty Hillesum y continúo leyendo y meditando los libros de Pagola sobre los cuatro evangelios,(el camino abierto
por Jesús), particularmente el Evangelio de Juan que me encanta.
-. A diferencia de los discípulos que caminan hacia Emaús, desorientados y tristes, yo estoy convencidísima que Él camina
junto a mí en el día a día, y siento su presencia y su Amor; al mismo tiempo, su Espíritu me empuja a realizar pequeños
gestos hacia los demás.
Necesito cada semana el celebrar con otros creyentes y participar en la Eucaristía, y en la escucha de su Palabra. Todos los
días con mi pareja hacemos un rato de oración con el evangelio del día.
Él está dentro de cada hijo/hija, y nos espera siempre.
-. Es innegable que en muchas ocasiones he experimentado a Jesús muy de cerca y que si alguien me pregunta que si creo
que está conmigo le diría que sí. Pero también es cierto que a veces me siento tan lejana que me desmotivo mucho, pero sé
que el creer en Jesús es una convicción y que no debo dejarme llevar por lo que siento o dejo de sentir.
En cuanto a la comunión es un área en la que aún tengo mucho que andar y le pido al Señor que me ayude a creer firmemente
y a apreciarla en lo que vale, y no sea algo que solo deseo hacer por ritual, sin la conciencia exacta de implica reafirmar mi
adherencia a su proyecto.
Estoy pidiendo luz al Espíritu Santo sobre este punto de poner en marcha algún otro grupo. Como ya les compartí en otro
momento creo que sería importante compartir la experiencia con un grupo de mujeres pero que además tuviera un espacio
para conversar y compartir sobre nuestros dolores, inquietudes y preocupaciones . Siento que estamos en tiempos en que las
personas necesitan hablar. No sé si es una quimera o sería factible conjuntar las dos cosas. En fin Dios sabrá.,
De momento me estoy integrando a un estudio de la biblia con los Jesuitas.

COMPONENTES DEL GVJ MISERICORDIA

De: Iciar Martinez Soriazu , Jesús Fuster Millet , Maria Mecedes Angarita Urdaneta , Marina Saiz Hoz , Puri Ugarte
Lopetegui , Xinia Flores Marchena , Lc. Wolfgang Streich BNL.

6. GALILEA 30/11/2019 at 15:52 Responder


-XXXIX-GALILEA- TEMA 39- APORTACIÓN A LA WEB
Es uno de los textos más bellos del Evangelio.
Nos pone en situación, con la experiencia de aquellos discípulos, en la que nos podemos reconocer también nosotros.
Vivimos, trabajamos, nos movemos y existimos, sin ser capaces de reconocer a Jesús en nosotros ni en el hermano.
Vivimos sin ser conscientes de que Dios nos habita; que somos cada uno una “chispa divina” de este Dios que nos ama sin
condiciones y que se hace uno de nosotros, para enseñarnos el camino a seguir, que es un camino de AMOR y SERVICIO.
Nosotros también caminamos muchas veces a ciegas, como los discípulos de Emaús.
Tenemos que despertar, como hicieron ellos, dándonos cuenta de que desde siempre EL va a nuestro lado en el camino de la
vida.
Sin este reconocimiento ni este encuentro, ya podríamos llenar Iglesias y rezar millones de Rosarios , pero nos faltaría lo
fundamental.
¿Qué nos puede ayudar a encontrarnos con EL?…….pues esa desazón, ese estupor de los caminantes hacia Emaús…esas
preguntas estupefactas que se están haciendo, ese vacío de sentido…… La cuestión es que cuando nos hemos encontrado así,
Jesús ha venido a hablarnos, aunque a veces no le hayamos reconocido.
Muchas veces nos podemos reconocer en esos amigos que van hacia Emaús , viajando cabizbajos y desolados que tan
preocupados estaban , que sólo sabían mirar hacia el suelo , sin lograr ver lo que tenían a su lado, cerca de ellos.
La fe que habían puesto en Jesús, está herida de muerte:”…nosotros esperábamos…..”Pero ya no esperan nada……
Lo vieron muerto y destrozado, aquello estaba todavía en sus retinas. ¿Cómo olvidarlo?
Cargaban con sus miedos, la amistada los unía. Separados se sentían más débiles, pero juntos, se fortalecían, con la
experiencia vivida en común.
Y ( esto es muy significativo,) no paraban de hablar de Jesús….recordarían todo lo vivido con El…
Así caminaban, recordando a Jesús, reteniéndolo en su mente y entonces….EL se les acerca, pero sus ojos no son capaces de
verlo.
-Cuando se pierde la ilusión y la esperanza, no somos capaces de encontrarnos con Jesús y reconocerlo-
Jesús, tras el Calvario, ha pasado tan perfectamente al Gozo del Padre, que no se acuerda ya del terrible camino que ha tenido
que atravesar y ante la pregunta de si no sabía lo que había pasado esos días atrás en Jerusalén, contesta con una pregunta
sorprendente:-“¿Qué cosa?.”…-
Como dice Paul Claudel :”¿Llegaremos a comprender alguna vez esa especie de inocencia divina , de asombro radiante, de
“eterna infancia “ de Dios?
El “forastero” que se ha unido a ellos, tiene otra visión, otra forma de interpretar. Y su discurso es tan luminoso, tan
alentador, que reanima los corazones agobiados y genera un fuego interior, que les anima a seguir .Entonces le
piden:”Quédate con nosotros “
Hay que detenerse a descansar y reponer fuerzas con el alimento compartido con El y es en ése momento cuando se les abren
los ojos y le reconocen al partir el pan….pero El desaparece de su vista. Pero ya ha desaparecido la tristeza y vuelven
dispuestos a dar testimonio de su Presencia.
Le han reconocido “al partir el pan “.Cuando vayamos a nuestras Eucaristías, que lo hagamos para llenarnos de El y de su
palabra y no para “cumplir y llenar el expediente”, sino en una Eucaristía VIVA y no rutinaria y triste, porque sin EL, nada
tiene sentido.
Así como en nuestros momentos de oración, en el Silencio, .en esa experiencia directa de lo que SOY, percibida cuando
acallo mi mente y me quedo en silencio….vemos que “arde nuestro corazón “.
Este Evangelio está lleno de ternura y nos viene bien, nos hace falta; porque cierta iglesia con la que nos topamos a
veces….nos resulta muy difícil y muy triste Una de nuestras compañeras del Grupo, comentaba al final de su aportación, que
este Grupo nuestro de Jesús, es como oxígeno que nos da vida para seguir y que es una suerte poder así respirar en medio de
estos ambientes asfixiantes en que nos movemos.
Tenemos que seguir adelante y bien dispuestos a llevar la Buena Noticia de nuestros Encuentros con Jesús y compartirla con
los demás.
A veces nos preguntamos, dónde está Jesús….y ahora mismo, lo visualizamos, caminando a nuestro lado, como lo hizo con
los de Emaús
No perdamos esta realidad de vista, y estemos muy atentos a tantas veces que en personas y circunstancias, El nos sale al
encuentro, como nuestro “invisible y seguro compañero”
_______________________________________________________________________________

7. GVJ MARANATHA 30/09/2019 at 19:33 Responder


Te invitamos, querido/a lector/a, a que leas lo que nos ha suscitado el tema 39 después de haber trabajado y compartido
nuestras reflexiones.

ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO

Tras la crucifixión de Jesús, dos discípulos retornan a la aldea de Emaús desde Jerusalén. Uno de ellos se llama Cleofás pero
el texto no nos informa sobre la identidad del otro discípulo. El hecho de que este discípulo no sea identificado nos invita ya
de antemano a que cada uno de nosotros nos pongamos en su lugar, pues lo que estos dos personajes vivieron se repite en
nuestras vidas una y otra vez. La situación emocional llama la atención pues caminan entristecidos, desesperanzados y con
incertidumbre ya que han ocurrido hechos inquietantes como la desaparición del cuerpo de Jesús y la aparición de unos
ángeles anunciando que estaba vivo. Su esperanza ha quedado truncada cuando todo se les ha puesto en contra, reflejando
con ello que no han tenido la fe suficiente para creer y esperar en el Señor, ya que aparentemente han vencido los enemigos
de Jesús y lo han matado. Resulta complicado comprender la resurrección. Es una verdad indemostrable que hay que creer
por fe. Aunque estos seguidores de Jesús tuvieron una suerte inaudita y especial, pues Jesús les ofreció tener una experiencia
de Él resucitado. Para creer en Jesús resucitado les hacía falta verlo. Nosotros no hemos tenido esa Gracia, pero los
testimonios de estas humildes personas que lo vieron y tocaron nos ayudan a sostener esa fe.

Jesús lleno de amor les sale al encuentro, se une a caminar con ellos dándoles confianza. Con toda paciencia se une a la
conversación preguntándoles y escuchando lo que cuentan. En ese momento están hablando y discutiendo sobre Él y todo lo
acontecido. Este hecho de recordarlo es muy importante, tengamos más o menos fe, pues su vida, su comportamiento y todo
lo que nos enseñó es válido para todo el mundo, tenga fe o no. Ensimismados expresan el sentimiento que les acongoja: la
pérdida de ese profeta en quien esperaban al futuro libertador de Israel. Es decir, todavía siguen viendo y sintiendo con los
ojos, con lo material, en vez de con el corazón.

Inmediatamente Jesús les reprende, les hace reflexionar, les hace recordar…. Y con toda paciencia les explica el sentido de la
venida del Mesías ya anunciado por los profetas; pues ellos habían entendido esos relatos y a los profetas con un espíritu más
parecido al que aparece en el Antiguo Testamento, de grandiosidad, poder,…. Jesús les dice que todo lo que pasó era
necesario, y les explica todo lo que las Escrituras dicen sobre Él de otra manera, la de la misericordia y el amor. Ellos,
mientras tanto sienten que su corazón “arde”, es decir, sus palabras llegan adentro, les afecta, las sienten. Ese sentimiento, a
pequeña escala comparado con lo que ellos sintieron, lo vivimos a veces cuando se leen determinadas palabras de Jesús y se
profundiza en ellas, o cuando las escuchas.

También nosotros, cuando estamos lejos de Jesús sentimos, al recordar lo que nos dijo y lo que tenemos que hacer, la
necesidad de volver a Él. Y le pedimos que nos ayude a ser auténticos seguidores suyos. Sentimos deseos de amar al Padre y
amar a nuestros semejantes.

Cuando llegan al pueblo, los discípulos ya han recuperado el interés y le piden al caminante que se quede con ellos porque
anochece. Ya son capaces de preocuparse por el compañero de camino. Y al partir el pan sus ojos se abren y, por fin, lo
reconocen. A continuación, Jesús desaparece y estos vuelven adonde están sus compañeros. No importa la noche ni el
cansancio. Tienen que contar que han visto al Señor. Entendemos que estos dos hombres corran a comunicar lo vivido, pues
han pasado de la pena a la alegría, y quieren compartir este hecho y todo lo experimentado con sus amigos para que ellos
también participen de esa alegría.

Conmueve cómo Jesús es fiel y nunca nos abandona pues es Él toma la iniciativa y siempre sale al encuentro, no para
recriminarnos nuestra falta de fe sino para ayudarnos a reconocerlo resucitado y cumplidor de la voluntad del Padre.

ACERCAMIENTO A LA VIDA

+ Yo partí de cero y he descubierto algo que en modo alguno veía con las enseñanzas de la escuela, catequesis, … Volver al
Evangelio original, poco a poco desentrañar lo que Jesús nos quería enseñar con sus palabras, aplicarlo a la vida diaria,… me
ha abierto una ventana que no sabía que existía. O, mejor dicho, se supone que existía, pero no sabía cómo abrirla. En el
trabajo grupal, escuchar las reflexiones y experiencias de otras personas, la interpretación personal tan variada y útil es
siempre muy enriquecedora.

+ Me entristece pensar que terminemos este recorrido, abrigo la esperanza de que nosotros en Maranatha vamos a continuar y
así será, porque a cada uno se nos nota la sed el deseo de estar compartiendo con Jesús. Ya se nos ha convertido en un hábito
y creo que es difícil dejar de seguir conociendo a Jesús en grupo como lo hemos venido haciendo, con esa misma disciplina.
Sigamos este camino, unidos. Maranatha.
+ Es muy importante continuar con una formación de estudios bíblicos, pero en la línea de Pagola, fray Marcos, que nos
ayuden a descubrir el Dios de Jesús. hacer nosotros nuestra confrontación con toda la riqueza de las Sagradas Escrituras, qué
me dice a mí en este momento.

+ Vivo totalmente convencida de que Jesús resucitado me acompaña siempre y en todo momento de mi vida y mi pensar.
Seguramente si no fuera así, no sabría caminar con los demás, no respetaría a los demás como todas las personas se merecen,
por ser hijos de Dios. hermanos nuestros y compañeros de comunidad y de camino. Lo experimento muchas veces,
especialmente cuando soy incapaz de decir no os puedo ayudar.

+ Creo que esta parte del camino me está sirviendo para aprender a ver el mundo con otra mirada; y creo que me falta otro
tanto para aprender a encontrar a Dios en todas las cosas y en todas las personas. De ahí que sea un camino largo, pues es
como darle la vuelta a tu vida igual que si se la dieras a un calcetín.

+ Jesús y el Padre están en mi interior, dentro de mí. No es que me acompañen, forman parte de mí. De eso estoy convencido,
y ese es el tesoro al que alude Jesús en el evangelio. Aún no he encontrado el tesoro. Creo que para dar con él debo crecer en
humanidad. Ser cada vez mejor, con más bondad hacia los demás.

+ Si estoy convencido de que Jesús nos acompaña, Él siempre está dispuesto, nosotros somos los que fallamos y nos alejamos
de Él, es cuando caemos en pecado, pero Él siempre está con los brazos abiertos para que volvamos a Él.

+ Creo que el grupo de creyentes, las pequeñas comunidades parroquiales, es un lugar teológico donde vivir la experiencia
del encuentro. Y los pobres, de toda condición y clase. Se dice que los pobres nos evangelizan. Es verdad, al Señor también
se le identifica por sus llagas como Tomás. Y por las maravillas que Dios hace a pesar de la torpeza de sus instrumentos.

+ A veces sí que he experimentado la cercanía de Jesús. Y, a pesar del desastre de mi vida, me sigue saliendo al encuentro
ofreciéndome el amor compasivo y misericordioso del Padre, el deseo de que se haga realidad en mí y en todo el mundo el
Reino de Dios, el ansia de poder asumir activamente sus mismos sentimientos, vivir entrañablemente unido al Padre y a todos
los hombres.

MARGALIDA, MARIVI, RICARD, ANA VILMA, ANTONIO, FRANCIS, ISABEL, JAVIER, LUCILA

8. María Pilar López de Andújar Pastor


Quédate con nosotros
Lucas 24,13-35
I ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
-Los dos discípulos están tristes por todo lo acontecido respecto a Jesús, su condena y muerte. Han perdido la esperanza
porque le han crucificado como un malhechor y está muerto y su fe se ha disipado. Para creer en el Cristo resucitado les falta
verlo, les falta pruebas
– Pienso que no habían entendido nada de lo que Jesús pretendía…y que les iba diciendo…
… lo que también es cierto es que ese seguimiento, aunque mal enfocado. no cabe duda de que tuvo que suponer un
esfuerzo…un gran esfuerzo para todos ellos... Le habían seguido con la esperanza puesta en que Él iba a ser un Rey que
desplegaría una serie de poderes terrenales para liberar a Israel..…

– «Nosotros esperábamos que él sería el futuro liberador de Israel».


-Y, con esa idea…esa ilusión en sus corazones, caminan tras Él durante tres años… Y Jesús …muere crucificado…
Asesinado!…Abatido por los poderes religioso y político e ignorado por los intelectuales de la época…
Desencanto…Decepción…Amargura por haber dedicado tanto esfuerzo y depositado tanta ilusión en Jesús
…Desconcierto…Rechazo ante esa situación que les sume en la tristeza…Una tristeza que les desborda…tan profunda como
intensa y arrolladora había sido su confianza…
Ese rechazo y esa tristeza…que les invadió…les llenó de impotencia…
Querían olvidar…Olvidar esos tres años…vividos junto a Jesús…Jesús no había conseguido lo que ellos esperaban de Él
¿Para qué había servido su entrega?…
El haber abandonado todo para seguir a Jesús…trabajo, familia, bienes…amigos…
Habían sido capaces de abandonarlo todo…¿Dónde quedaban esa horas pasadas junto a Él?
Huían llenos de miedo…Llenos de desesperanza….

– Por el camino a Emaús los dos discípulos recuerdan a Jesús «como un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y
ante todo el pueblo, pero su crucifixión y muerte, acaba con todas sus esperanzas. El anuncio de las mujeres les resulta no
creíble: «a Él no lo vieron». NO BASTA QUE TE LO CUENTEN OTROS, ES NECESARIO QUE TENGA UNO LA
OSADÍA DE HACER LA EXPERIENCIA DEL ENCUENTRO CON EL CRUCIFICADO/RESUCITADO
– Estos discípulos que se encaminaban a Emaús en el fondo de sus corazones se sentían inquietos porque no se resignaban a
quedarse sin entender lo que había pasado…Querían entenderlo…
…Y para ello iban hablando entre sí…Recordaban cosas de Jesús…Uno a otro se decían… ¿Tú te acuerdas? De cuando Jesús
nos decía aquello… ¿y de cuando nos decía aquello otro y cuando nos explicaba? ¿Tú te acuerdas?
Querían averiguar si entre los recuerdos que guardaban de Jesús había alguno…algún dato…algún detalle que se les hubiera
pasado desapercibido que les pudiera dar un poco de luz, que les iluminara…que les hiciera entender el porqué de la
crucifixión de Jesús…El porqué de ese golpe tan atroz y tan inesperado que había supuesto para ellos la desaparición de
Jesús…Y con Jesús…la desaparición de todos sus sueños…Unos sueños a los que habían dedicado tres años de su vida.

– Jesús se les acerca, están tristes y pensativos y desesperanzados y no le reconocen, sumidos en su confusión.
Los discípulos a pesar de todo estaban pensando en sus mensajes y lo que les dijo, sus parábolas y todo lo que les dejó q ellos
pensaban.
-Y es solo entonces…cuando están los dos discípulos en ese estado de vacío, de aturdimiento insufrible…cuando Jesús se les
aparece…

-Mientras Jesús les habla van recuperando la esperanza y se van curando sus corazones, volviendo a recuperar la fe.

-La petición de los discípulos para que se quede responde a la necesidad de que sea Jesús quien les de algún signo de
reconocimiento de que está vivo: que no están solos, que hay Alguien que los acompaña y camina con ellos. Y es en el gesto
del partir del pan «se les abrieron los ojos y lo reconocieron». En aquel gesto se concentraba todo lo que había sido la vida de
Jesús: vida entregada, ser buen pan partido, compartido y comido para dar vida en plenitud. Es en esos gestos donde se hace
presente y donde quiere que también sus seguidores le reconozcan y le reconozcamos.

-…Es entonces y solo entonces, no antes, cuando ellos son capaces de percibir que Jesús vive y está junto a ellos…

-El encuentro con Jesús resucitado les devuelve a la misión: lo que han vivido y experimentado por el camino, y en la
fracción del pan les hace volver a Jerusalén para contar lo mismo que habían vivido otros por otros caminos: «era verdad, el
Señor ha resucitado».
– …y ya le encuentran sentido a todo lo que ha sucedido… se sienten plenos y con una necesidad irrefrenable de contárselo a
sus amigos…y vuelven a Jerusalén transformados…Ya no volverán a tener miedo siempre que su corazón les haga vivir otra
vez la luz de la experiencia que acaban de tener..
II ACERCAMIENTO A LA VIDA
-VEO. X acompaña a Z, que viene de Senegal por una ONG que colabora con los Hermanos de San Juan de Dios, en la
acogida, acompañamiento y tratamiento, durante tres semanas en España; que requiere por no tener familia para los cuidados
que necesita sobre su operación de un ojo, antes de regresar a su país.

CONTEMPLO. A Jesús resucitado presente en profesionales, trabajadores y voluntarios que ponen a disposición de los
enfermos, los descartados, débiles… de manera gratuita su tiempo, su competencia, aptitudes y competencia profesional para
devolver la vista y la salud: son pan partido y compartido para dar vida y dignidad a las personas como Jesús.

ACTÚO. Doy gracias a Dios por tantos testigos del proyecto de Jesús que secundan con sus vidas la alegría del Evangelio.
Ellos son los que a la luz de la Palabra y la celebración de le Eucaristía me animan y ayudan a crecer en la fe y ser también
testigo del crucificado/resucitado en el anuncio y realización del proyecto de Jesús: amor de Dios para con todos y con
preferencia a los pobres.

-. Yo a veces me he sentido y siento muy lejos de Jesús sumida en otras realidades de la vida y en mis problemas y
preocupaciones. También esa falta de fe y desesperanza que sentían los discípulos, aunque no tuve la suerte de estar con
Jesús como ellos
Reconocer a Jesús es creer qué está vivo y sigue con nosotros fortaleciéndonos y dándonos ánimo y fuerza mediante su
espíritu y que es alimento para el alma, porque no solo de pan vive el hombre sino de toda la palabra que procede de Dios y o
Jesús.
– Benditos discípulos de Emaús…que podemos ser cada uno de nosotros…de nuestro grupo Emaús..
Benditos porque yo creo que será precisamente cuando tras uno de esos golpes fuerte con que las vida nos pone a prueba,
cuando nosotros, cada uno de nosotros, queridos todos, con el corazón vaciado por la tristeza…terminaremos percibiendo que
Jesús está vivo…y camina a nuestro lado…
Yo ya lo percibí. Cuando al morir mi hermano, pasé por todos y cada uno de esos pasos que os acabo de describir…También
por ese diálogo final con las personas que me acompañaban en ese trance…Un diálogo que necesitamos tener en aquel
momento para ver de entender el porqué de aquel suceso…Os lo puedo asegurar…Fue así.

III CONVERSIÓN PERSONAL


-y es desde ahí, Palabra y Eucaristía, como el aporte más importante que durante estos tres años del proyecto de Jesús he
recibido y se me han confirmado, para seguir fortaleciendo los lazos de fraternidad que con otros compañeros sacerdotes en
la escucha y discernimiento misionero entre los pobres: ancianos enfermos y centro de escucha, vamos a continuar cada
semana en la oración y discernimiento comunitario;
y con la incorporación más asidua en la eucaristía diaria de la parroquia.

– Vivo muy enfocada en la realidad y sin pensar si Jesús me acompaña o no, quizás un poco alejada por la vorágine de la
sociedad y la vida que te invade y te absorbe. Alguna vez lo he experimentado a Jesús, pero siento que estoy un poco lejos de
él. Debería hacer más silencio, leer el evangelio y orar más…
-…Hace ya muchos años que volví a escuchar esa frase, esa súplica dirigida a Jesús…”Quédate con nosotros porque
anochece”…Aquel sacerdote nos la repetía a un grupo de madres catequistas que nos habíamos reunido en torno a él…a
escucharle…Nuestros .hijos iban a toma la Primera Comunión…Y queríamos involucrarnos en su preparación…En nuestra
preparación..
Luego mi querido A.L. nos regalaba apoyos y recursos para salir airosas de los contratiempos y dificultades…grandes y
pequeños …con que la vida nos iba a salir al paso …repitiendo… llegado el caso, a modo de jaculatoria un “Ven, ven, Señor
no tardes” …que fue la llave para entrar en ese espacio de confianza que te serena y te acerca a la presencia de Jesús…Y nos
contaba ya entonces la historia de El Peregrino ruso..
Han pasado muchos años ya de todo aquello …y todavía siento emoción cuando ahora sale de mi corazón aquel “Ven …ven,
Señor no tardes”…En esos momentos en que la duda y el desencanto aparecen por el horizonte.. .
El camino de Emaús y los dos discípulos rogándole a Jesús que se quede con ellos porque anochece, han sido para mí, desde
entonces…mi vía preferida para buscar a Jesús…Para salir a su encuentro.

IV COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS


-agradecer a Dios el camino que con otros hemos realizado juntos y que por mi parte doy como concluido: se abre una nueva
etapa, etapa a mis setenta años de edad y cuarenta y cuatro como cura, que debo continuar con la escucha, oración y
discernimiento de la voluntad de Dios; y en la participación activa en la eucaristía
-Sí, nos haría mucho bien seguir con Grupos de Jesús para fortalecer nuestra fe y recordar las palabras de Jesús en este
mundo y tener alegría y esperanza de hacer un mundo mejor para todos, empezando desde los más necesitados. Por eso Jesús
aumenta nuestra fe, haz qué vea y qué veamos.

9. Miren Josune
SALIENDO AL ENCUENTRO, TRAS LAS HUELLAS DE EMAUS.

Mi corazón es la estancia donde Jesús viene a orar conmigo. He abierto las «ventanas» para que la Luz penetre a raudales,
pueda verme como soy, sin «ropaje» de apariencia, tan sólo la verdad desnuda, humilde y sencilla de mi carencia.

A Jesús le encontré en el camino de mi vida, saliendo al encuentro y encendiendo la trémula y frágil lamparita de mi corazón.

Él fue poniendo luz en mis ideas, pensamientos, sentimientos. Y al percibir su presencia amorosa, llena de Misericordia, el
corazón, todo mi ser, quedó habitado.

Mi amigo sabe bien, me conoce, «cuando me acuesto y levanto, de día y al anochecer, todos mis pasos le son familiares».

Jesús no tiene que pedir permiso para «sentarse», ni guardar protocolo alguno. Soy yo quien le pide se quede conmigo,
penetre dentro de mí, en la intimidad de mi ser, y el anhelo callado de mi corazón.

Acabo de recibir la Eucaristía, le he mirado agradecida y turbada, ¡oh Señor, soy tan pequeña, tan poca cosa! Necesitada de
amor y perdón, de apoyo y ayuda, de tu Misericordia.

Después de conversar contigo, de hablarte de mis deseos y esperanzas, de mis sufrimientos, miedos, incertidumbres, de orar
al Padre y pedirle se haga en mi vida su voluntad, sí, la suya, no la mía ni la de otros. Voluntad en la misericordia, la certeza
de tu escucha atenta, la paz si tregua ni pactos de conveniencia.

¡Quédate con nosotros Jesús!

Sé guía en nuestro caminar, en nuestra incertidumbre tantas veces en sombra.

Ha llegado el momento del envío, de salir yo también al encuentro, como tú me has pedido y quieres que lo haga. Hay tanta
soledad, tanto abandono e indiferencia.
Tenía reservado, pues bueno… ya me conoces, algún que otro regalo, el que más te agrada: mi misericordia para aquéllos-as
que más la necesiten, y estos pequeños y entrañables gestos, «golosinas» de sonrisas, caricias, ternura, palabras amables de
ánimo y consuelo. No permitas que el sufrimiento se convierta en vehículo del mal, «triunfo» de los perversos.

-Te digo: «Quédate Señor, dentro de mi corazón, donde el ruido y las prisas, las preocupaciones y problemas, no entorpezcan
mi encuentro contigo y los otros. Sé que donde estás tú, hay espacio para el otro-a, hay acogida en la Eucaristía, hay alegría
de sentirte cerca, muy dentro».

-Hasta otro momento Jesús, te pido disculpas si llevada por mi torpeza, ha quedado pendiente algo, ya me irás diciendo
cuanto quieras, señalando el camino.

Que esta hermosa canción, por tantos-as conocida, nos prepare a Orar la Palabra, con más entrega y don de cada uno de
nosotros, que podamos decir: tú, Jesús, nunca has pasado en balde, indiferente por la vida, cuando de verdad te hemos
buscado y hemos querido quedarnos contigo, Señor del AMOR y la VIDA:

Quédate, buen Jesús,


que anochece y se apaga la fe;
que las sombras avanzan, Dios mío, y el mundo no ve.

Quédate, por piedad, no te vayas,


porque Tú eres amor,
y una nube derrama en mi mente
su tul de dolor, su tul de dolor.

Quédate con nosotros tus hijos


¡Oh divino Jesús!
te decimos lo mismo que un día
los dos de Emaús;
no te vayas, Jesús que anochece
y se apaga la fe,
que las sombras avanzan,
Dios mío, y el mundo no ve.

Con vosotros me quedo,


las sombras tendiéndose van;
¡ay por siempre!
¡ay de aquel que no crea!
¡ay de aquel que no crea!
al partir yo el pan.

Para todos y todas, los que buscando no encuentran, los que llamando no obtienen respuesta, los abandonados y solos, Jesús
es siempre AMIGO, nunca «pasa de largo», de manera que escucha nuestro ruego y lamento, tan sólo hemos de decirle:
«QUÉDATE CON NOSOTROS», tantas veces como haga falta. Y él nos enseñará a reconocer su presencia, al «partir el
pan» del Amor y la Misericordia.

Miren Josune
10. miren josune
RECONOCERTE SEÑOR, AL PARTIR Y COMPARTIR TU AMOR, EN LA CERCANA MISERICORDIA.

Nadie muere del todo mientras es amado, mientras su vida importa a los demás, tiene razón y sentido.

Experimentamos esta realidad a través del amor, que como fuego del Espíritu sigue ardiendo sin consumirse en lo más
profundo de nuestro ser, en el latido de nuestro corazón anhelante de la presencia del otro.

Jesús promete vivir más allá de esta vida, él dice: YO SOY EL PAN VIVO QUE HA BAJADO DEL CIELO, QUIEN
COMA DE ESTE PAN VIVIRÁ PARA SIEMPRE.

Es la vida transformada por el amor, cuya certeza permanece más allá de nuestro tiempo.

Jesús nos da su vida, él es puro don de sí mismo. Se ofrece como PAN DE VIDA, Pan amasado con amor que busca ser
acogido y compartido.

El hombre y la mujer necesitan el alimento del amor para vivir la vida con sentido; amar y sentirse amado, es la experiencia
más grande y profunda de todo ser humano.

¿Qué otro anhelo puede haber más sublime que sentir el pálpito del corazón lleno de amor? Experimentar el amor y la
misericordia de Dios sabiendo que al final de esta vida, nos aguarda la Resurrección.

Dios nos creó para la vida, plena, gozosa, en íntima comunión de amor. Una vida que está llamada a ser promesa colmada de
plenitud.

Jesús nos ofrece su amor, alimento de vida. Es lo más valioso que tiene y que a su vez ha recibido del Padre. Él dirá: «Como
el Padre me ha amado, así os amo yo, permanecer en mi amor». Amor-comunión de vida, Eucaristía.

La tristeza y decepción de multitud de seres humanos, radica en no haber tenido la clara y luminosa certeza del amor
compartido en la Eucaristía. Otros, más escépticos, afirman no haber visto el «rostro de Dios» en sus semejantes.

Es una incoherencia total hablar de Eucaristía, del Pan de la Vida, mientras seguimos manteniendo actitudes y gestos que
nada tienen en común con el Amor que Jesús nos da, pues son causa de sufrimiento lacerante, hieren la sensibilidad de las
personas, destruyen y roban su esperanza, atentan contra su vida y dignidad.

Cuántas Eucaristías profanadas por falta de coherencia con el amor de Jesús Resucitado.

La puerta de la VIDA está abierta a todos.

Jesús nunca tuvo acepción de personas, su rechazo no estuvo dirigido a ningún hombre, sino que, por amor, buscó a lo largo
de toda su vida al ser humano, para que alcanzara el perdón y la Misericordia del Padre. Esa fue su misión: salvar al hombre
y la mujer de las garras de todo mal y sus consecuencias, de ahí que, nunca condenó, sino que derramó su misericordia por
encima de las leyes, la censura, el interés y los prejuicios.
Vendrá un día, tal vez temerosos y angustiados, con las excusas preparadas para eludir como ya hicimos tantas veces, la voz
de la conciencia: ¿Qué has hecho de tu hermano?, tratando de hacer creer a Dios nuestro malévolo «despiste».

Creámoslo o no, la VIDA al igual que el AMOR no se dejan engañar. Estar en el «dintel de la puerta», ver a Jesús cara a cara,
no significa pasar, tener acceso al otro lado, allí donde el Amor y la Vida serán plenitud.

Sin duda, hombres y mujeres, cuyos nombres están escritos en el libro de la Vida, portarán la única realidad creíble, su vida
llena de obras y gestos de amor.

YO SOY EL PAN DE VIDA, QUIEN CREE EN MI Y COME DE ESTE PAN, VIVIRÁ PARA SIEMPRE.

Eucaristía convertida en gestos de Misericordia, reflejo del Amor de Dios. Cuántas veces nos hemos alimentado del Pan y
Vino de Amor, ignorando al otro.

Consciente o no, creer en tu vida Jesús, en tu mensaje de amor, me compromete e insta a salir de mí, para compartir.
Debemos ser fieles transmisores de Amor y misericordia, no sólo como don, sino como servicio.

¿Quieres atravesar la puerta de la Vida que nada ni nadie podrá cerrar, o prefieres quedarte al otro lado, esperando a ver qué
pasa?

Nos lo dice Jesús: Pasa que, si quieres la Vida, has de entregar mi amor a corazón abierto, hasta el último aliento.

La Eucaristía no es «un caramelo de pega» que alguien me ofrece sin más, (a ver si cuela).

Mi dador es Jesús cuya entrega es certeza de Vida y Amor para ser compartido.

Cada día me siento más MIRÓFORA de la Vida y el Amor del Resucitado. Por eso siembro en mi corazón la Palabra, con el
sincero compromiso de hacerla fecunda en obras y gestos de amor, buenos para la vida.

La mejor imagen que podemos ofrecer a nuestro prójimo, es el don de la Eucaristía, lleno de gestos de amor y misericordia.
Ojalá la vida de Cristo fuera para todos, motivo para compartir la fiesta sin dejar a nadie fuera. Antes hay que creer de verdad
que Cristo está presente en la Eucaristía.

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