Gancho Maria
Gancho Maria
Gancho Maria
ABALLAY, AZUCENA A.
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GANCHO: MARIA EN EL PLAN DE SALVACION ABALLAY, LIDA ROSA
ABALLAY, AZUCENA A.
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GANCHO: MARIA EN EL PLAN DE SALVACION ABALLAY, LIDA ROSA
ABALLAY, AZUCENA A.
Cuando hablamos de PLAN DE SALVACION, nos referimos a todo cuanto Dios había programado
y ha sido realizado en favor de nuestra salvación. Todo cuanto se ha revelado como promesa en
el antiguo testamento y como realización o cumplimiento en el nuevo Testamento.
La salvación nos ha llegado con lo que SAN PABLO denominó LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS,
que se da con el misterio de la Encarnación y con el Misterio Pascual, es decir, de la Pasión,
Muerte y Resurrección de Jesucristo, misterios que se hacen presentes en las celebraciones
litúrgicas de nuestra Iglesia.
Y aunque el mas importante de este misterio sea Jesús, también debemos de recordar a
quienes fueron participes de este camino como ha sido el Pueblo de Israel, destinatario y
portador de las promesas, y en él de un modo particular los Profetas y cuantos fueron fieles al
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob y a la Ley dada por Dios por medio de Moisés.
Se trata de un camino de siglos que converge en María Santísima, quien acoge el Misterio que
es Jesús, Palabra hecha carne (Juan 1;14); el Hijo del altísimo (Lucas 1,32).
Entonces, como lo escribió alguna vez MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)” María representa,
O mejor aún, es la humanidad que por los caminos de la humildad y de la obediencia, “sube”
hacia Dios, y en ella, por los caminos de la humildad y de la obediencia “baja” el Hijo de Dios.”
Resulta clara, pues, la afirmación de San Luis M. Griñón de Montfort cuando escribe que Dios
quiere revelar a María el Plan de Salvación. Afirmación que cabe entenderla en dos sentidos.
Primero, en el sentido de que el Plan salvífico se manifiesta plenamente o se devela, cuando
María expresa su plena disponibilidad a ese Plan divino diciendo: “He aquí la esclava del Señor,
que se cumpla en mí tu palabra” (Lc 1, 38) … Y el Verbo tomó carne en ella. Y San Luis M.
Griñón, apunta a este primer sentido, cuando escribe: “en las manos de María está la Luz de la
salvación”, a saber, Jesucristo.
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Descubrir a María La Virgen, nos lleva no solo a contarnos lo que ya hemos aprendido a través
de las doctrinas de la Iglesia, descubrir a María nos invita a conocerla, a impregnarnos, de ella,
Descubrirla, nos lleva más al interior de su corazón, qué bello seria conocerte de verdad
Madre, conocerte no solo de vista, no solo por llamarte Maria, por llamarte Mi señora, por ser
mi mediadora ante Dios, sino conocer Tu vida, tu amor, tus dolores, tus alegrías, tú fe, tu
entrega, tu bello rostro.
Descubrir a María, nos hará realmente querer imitarla, imitarla en su Fe, imitarla en su corazón
amoroso, imitarla en su caridad, en su urgencia por auxiliar a los demás, en su paciencia, en la
oración.
María, la joven de Nazaret, fue una muchacha de su tiempo. Creció en el seno de una familia
creyente, siguiendo los usos y costumbres de su época. Aunque no sabemos muchos detalles
específicos sobre su juventud, podemos inferir algunos aspectos:
1. Vida Normal: María llevó una vida normal como cualquier joven israelita. Compartió las
ilusiones propias de su edad y tuvo esperanzas en las promesas de Dios
2. Devoción y Oración: Se cree que era una joven piadosa y devota. Dedicaba tiempo a la
oración y a la lectura de las Escrituras
4. Actitud de Servicio: La vida de María estuvo marcada por el servicio. Ayudó a su prima
Isabel, a los novios en Caná y a los discípulos en el Cenáculo. Nos enseña que
encontramos a Dios al servir a quienes necesitan ayuda .
En resumen, María fue una joven con una gran capacidad de fe, contemplación, servicio y
compromiso. Su ejemplo sigue siendo relevante para la juventud actual.
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LA ESTIRPE DE MARIA:
María, la madre de Jesús, provenía de Nazaret y tenía un linaje que se remontaba a David, el
rey de Israel. Este linaje real era crucial, ya que los profetas del Antiguo Testamento habían
predicho que el Mesías vendría de la descendencia de David. Así, María cumplía con esta
profecía al ser parte de la línea real de David, lo que la convertía en una figura importante en la
historia de la salvación.
El linaje de María, descendiente de David, establece su conexión con las profecías del Antiguo
Testamento y confirma su papel como parte del plan de salvación de Dios. Esta conexión real y
espiritual resalta la importancia de María como madre de Jesús y su papel en el cumplimiento
de las promesas divinas. Su linaje no solo es un detalle histórico, sino que también demuestra
la fidelidad de Dios al cumplir sus promesas a través de generaciones.