Salud Mental
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De otra parte, cada tradición cuenta con su forma de tratar a los indi-
viduos que padecen trastornos psicológicos. Los tratamientos sobrena-
turales comprenden el exorcismo, que consistía en la práctica de una
serie de rituales religiosos para librar el cuerpo de los espíritus sobre-
naturales. Los tratamientos biológicos por lo común ponen el acento
en el cuidado físico y la búsqueda de curas médicas, en particular las
cirugías y los fármacos. Los planteamientos psicológicos se sirven de
tratamientos psicosociales, que participan con la terapia moral e inclu-
yen la psicoterapia moderna.
Ahora bien, no existe una línea divisoria rígida que separe con preci-
sión a la persona mentalmente sana de la que no lo está; existe toda una
gama de grados de salud mental y no hay una característica singular que
pueda tomarse aisladamente como evidencia de que se la posee. De
otra parte, tampoco la ausencia de uno de esos atributos puede admi-
tirse como prueba de “enfermedad” mental. Más aún, nadie mantiene
durante toda su vida las condiciones de una “buena” salud mental.
• Se sienten bien con los demás. Son capaces de amar y tener en con-
sideración los intereses de los demás. Sus relaciones personales son
satisfactorias y duraderas. Son capaces de confiar en los demás y
están abiertos experiencialmente a que los otros confían en ellos.
Respetan las múltiples diferencias que encuentran en la gente.
Un estilo de vida que es muy común hoy en día, sobre todo en la juven-
tud, es el consumo de drogas. Hay incluso personas que intercambian
sexo por drogas, y dentro de este estilo de vida las personas que son
consumidoras de crack y cocaína, que suelen vivir en entornos sociales
de violencia, pérdida de poder, y donde se presenta abuso sexual en su
familia, de alcohol y drogas, muestran también un rompimiento emo-
cional por parte de miembros significativos de la familia y pérdidas del
yo (Ellis, 1997).
La satisfacción que cada persona tiene de su vida, con el estilo de vida que va
llevando, está fuertemente relacionada con la salud tanto mental como física y
puede influir en estas (Zullig, Ward & Horn, 2006). De esta manera la
persona podría sentir estrés por el contenido de los di- ferentes proyectos de
vida, lo cual traería como consecuencia no solo déficit en la salud sino que
también puede causar depresión (Wallenius, 2007).
Este último punto nos remite directamente al gran interés que hay
actualmente por los instrumentos de evaluación psicométrica en este
campo (Franic, et al, 2008), debido a que hay problemas con los mode-
los conceptuales a nivel de confiabilidad, validez y respuesta de los ins-
trumentos disponibles. Igualmente, hay otras dificultades como la falta
de datos normativos comprensibles, los cuales sugieren la necesidad de
desarrollar y validar instrumentos específicos para el área de la salud.