REGULACION DE COMPETENCIA Maritima

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Exp. Nº 12.

423 S2-241-13

JUZGADO SUPERIOR SEGUNDO EN LO CIVIL, MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA


CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL
DEL ESTADO ZULIA
Maracaibo, 19 de Diciembre de 2013
203º y 154º

Verifica este Sentenciador Superior que en fecha 14 de octubre de 2013, fue


solicitado por ante este Tribunal de Alzada, por el representante judicial de la
sociedad mercantil COOPERATIVA SERVIMARSUB H&B 8622, R.L, inscrita por ante
el Registro Público del Municipio Puerto Cabello del Estado Carabobo, en fecha 15
de junio de 2004, bajo el N° 11, tomo 18, protocolo 1°, domiciliada en la ciudad de
Puerto Cabello del estado Carabobo, abogado ALEJANDRO MORALES LOAIZA,
inscrito en el Inpreabogado bajo el N° 126.463, se suspenda la medida de
embargo decretada y ejecutada sobre el buque-remolcador RIO GRANDE,
matriculado bajo el N° AJZL-27206, activado como remolcador y cuyas
dimensiones principales son las siguientes: Eslora: 36,65; Manga: 9,75; Puntal: 4,52
mts, con una capacidad de combustible en tanque de 201.980 litros, con el
certificado de Arqueo N° INEA/KCAP-MRB/02-0190, con una longitud general de
38,16 mts y una profundidad de 4,30 mts. El referido buque se encuentra
registrado por ante el Ministerio de Energía y Petróleos, Viceministro de
Hidrocarburo, Dirección General de Hidrocarburos, Dirección de Mercadeo Interno,
Registro de Buques N° AC-10-00532 de fecha 11 de noviembre de 2005.

En tal sentido, dicho apoderado judicial expuso los fundamentos por los cuales
considerada debe ser suspendida la aludida providencia cautelar, vale decir, que el
aludido bien es inembargable por su naturaleza jurídica, conforme a lo previsto en
el artículo 17 de la Ley General de Marinas y Actividades Conexas, y, por la
naturaleza del presunto crédito que avala, en aplicación de los artículos 93 y 94 de
la Ley de Comercio Marítimo.

Las referidas disposiciones normativas establecen lo siguiente:

“Artículo 17 de la Ley General de Marinas y Actividades Conexas: Se entiende por


Buque toda construcción flotante apta para navegar por agua, cualquiera sea su
clasificación y dimensión que cuente con seguridad, flotabilidad y estabilidad.
Toda construcción flotante carente de medio de propulsión, se considera
accesorio de navegación.

Ley de Comercio Marítimo:

“Artículo 93: A los efectos del embargo preventivo previsto en este Título, se
entiende por crédito marítimo, la alegación de un derecho o de un crédito que
tenga una de las siguientes causas:
1. Pérdidas o daños causados por la explotación comercial del buque.
2. Muerte o lesiones corporales sobrevenidas, en tierra o en el agua, en relación
directa con la explotación del buque.
3. Operaciones de asistencia o salvamento o todo contrato de salvamento,
incluida, si corresponde, la compensación especial relativa a operaciones de
asistencia o salvamento respecto de un buque que, por sí mismo o por su carga,
amenace causar daño al medio ambiente.
4. Daño o amenaza de daño, causados por el buque al medio ambiente, en el
espacio acuático, las zonas costeras o intereses conexos; así como las medidas
adoptadas para prevenir, minimizar ese daño; las indemnizaciones originadas por
ese daño; los costos de las medidas razonables de restauración del medio
ambiente efectivamente tomadas o que vayan a tomarse; las pérdidas en que
hayan incurrido o puedan incurrir terceros en virtud de ese daño.
5. Gastos y desembolsos relativos a la puesta a flote, la remoción, la recuperación,
la destrucción o la eliminación de la peligrosidad que represente un buque
hundido, naufragado, embarrancado o abandonado, incluido todo lo que esté o
haya estado a bordo de un buque, y los costos y desembolsos relacionados con la
conservación de un buque abandonado y el mantenimiento de su tripulación.
6. Todo contrato relativo al transporte de mercancías en el buque formalizado en
póliza de fletamento o de otro modo.
7. Todo contrato relativo a la utilización o al arrendamiento del buque formalizado
en póliza de fletamento o de otro modo.
8. Todo contrato relativo al transporte de mercancías en el buque formalizado en
póliza de fletamento o de otro modo.
9. Las pérdidas o los daños causados a las mercancías y equipajes, transportadas
a bordo del buque.
10. La avería gruesa o común.
10. El uso de remolcadores.
11. El Lanchaje.
12. El pilotaje.
13. Suministro de las mercancías, materiales, provisiones, combustibles, equipos
contenedores o servicios prestados al buque para su explotación, gestión,
conservación o mantenimiento.
14. La construcción, reparación, modificación, desguace o equipamiento del
buque.
15. Los derechos y gravámenes de puertos, canales, muelles, radas y otros
servicios.
16. Los sueldos y otras cantidades debidas al Capitán, los oficiales y demás
miembros de la dotación, en virtud de su enrolamiento a bordo del buque,
incluidos los de repatriación y las cuotas de seguridad social pagaderas en su
nombre.
17. Los desembolsos hechos por cuenta del buque o de sus propietarios.
18. Las primas de seguro, incluidas las cotizaciones de seguro mutuo, pagaderas
por el propietario del buque o el arrendatario a casco desnudo, o por su cuenta,
en relación con el buque.
19. Las comisiones, corretajes u honorarios de agencias, pagaderos por el
propietario del buque o el arrendatario a casco desnudo, o por su cuenta, en
relación con el buque
20. La propiedad impugnada de un buque.
21. La copropiedad impugnada de un buque, acerca de su utilización o del
producto de su explotación.
22. Toda hipoteca inscrita o gravamen de la misma naturaleza que pesen sobre el
buque.

Artículo 94: Un buque sólo podrá ser objeto de embargo en los siguientes casos:
1. En virtud de un crédito marítimo, pero no en virtud de otro crédito de
naturaleza distinta.
(Negrillas de este operador de justicia)

Así, se constata del expediente in examine que en fecha 26 de octubre de 2011, la


apoderada judicial de la parte actora solicitó medida preventiva de embargo sobre
bienes de la parte demandada, hasta cubrir la suma de DOS MILLONES
QUINIENTOS TREINTA Y NUEVE MIL CUATROCIENTOS OCHENTA Y UNO
BOLÍVARES CON SESENTA CÉNTIMOS (Bs.2.539.481,60), por constituir -según
afirma- el doble del monto demandado; aunadamente requirió medida
innominada de prohibición de zarpe de las siguientes embarcaciones propiedad
de la demandada: MR. KILREN JR., matricula A JZL-22.500, eslora de arqueo 18.29
mts, manga 8.23 mts, puntal 1.83 mts y TRAVELCA 11, de eslora 42 mts, manga 10
mts, puntal 2,50 mts, toneladas de arqueo bruto 358,95 y 358,95 toneladas de
arqueo neto.

En fecha 8 de noviembre de 2011, el Tribunal de Primera Instancia decretó la


medida preventiva de embargo sobre bienes muebles propiedad de la demandada
hasta cubrir el monto de DOS MILLONES TRESCIENTOS VEINTISIETE MIL
SETECIENTOS SETENTA Y CUATRO BOLÍVARES CON OCHENTA CÉNTIMOS
(Bs.2.327.774,80), haciéndose la salvedad que en caso de recaer sobre sumas
dinerarias sería hasta cubrir la cantidad de UN MILLÓN DOSCIENTOS SESENTA Y
NUEVE MIL SETECIENTOS CUARENTA BOLÍVARES CON OCHO CÉNTIMOS
(Bs.1.269.740,08), y manifestando que se pronunciaría por separado sobre la
medida innominada requerida.

Ahora bien, en fecha 12 de diciembre de 2011, el Juzgado Cuarto Ejecutor de


Medidas de los Municipios Maracaibo, Jesús Enrique Lossada, San Francisco, Mara,
Páez y Almirante Padilla de esta circunscripción judicial, ejecutó la medida
preventiva de embargo decretada por el Juez de la causa, sobre diversos bienes,
entre ellos, el buque-remolcador RIO GRANDE, identificado precedentemente,
motivo por el cual, resulta impretermitible traer a colación lo dispuesto por la Sala
de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia N° AVOC. 00311,
de fecha 15 de abril de 2004, expediente N° 03-907:

“y visto los antecedentes de los procedimientos anteriores donde se decretaron y


ejecutaron embargos cautelares sobre bienes que presuntamente son
inembargables, como serían buques, de conformidad con lo previsto en el artículo
94 de la Ley de Comercio Marítimo, se pasará a estudiar el asunto, toda vez que si
se llegase a considerar que tales bienes efectivamente son inembargables, la Sala
tendría que advertir tal circunstancia e instar a las instancias que conocen de los
juicios contra PETROLAGO, C.A., para que se abstengan de decretar y ejecutar
medidas preventivas de embargo sobre buques.
(…Omissis…)
DEFINICIÓN EN LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA.
Antes de la promulgación de las nuevas leyes marítimas venezolanas, teníamos
varías definiciones , todas ellas deficientes, por cuanto fallaban en el propósito de
determinar el concepto apropiadamente; así tenemos que el Código de Comercio
se fundamentaba, exclusivamente, en la destinación, mientras que la Ley de
Navegación se basaba en la autopropulsión. En este orden de ideas, para citar el
ejemplo más claro, encontramos que una gabarra que transporta mercancías no
era un buque, ni para el Código de Comercio, ni para la Ley de Navegación, por
carecer de autonomía de movimientos; en cambio si se considera buque, como
veremos, en las Reglas de La Haya.
La nueva legislación marítima, siguiendo la tendencia de las convenciones
internacionales y las más modernas legislaciones nacionales, eliminó, en primer
lugar la multiplicidad de acepciones manteniendo, exclusivamente, el término
“buque”, el cual define como “...toda construcción flotante apta para navegar por
agua, cualquiera sea su clasificación y dimensión que cuenten con seguridad,
flotabilidad y estabilidad. Toda construcción flotante carente de medio de
propulsión, se considera, accesorio de navegación.”
La redacción original de la definición resultaba más apropiada a los fines de evitar
que se pudieren generar confusiones en la interpretación de las disposiciones
legales contenidas en las distintas leyes sobre la materia; en efecto: todas las
normas de la Ley de Comercio Marítimo, Ley General de Puertos y la misma Ley
General de Marinas y Actividades Conexas, están referidas al término ‘BUQUE’; en
tal sentido resultaba más apropiado incluir en el artículo 18 (clasificación de
buques) un literal que expresara: “...
‘...4....
d. Accesorios de Navegación: toda construcción flotante carente de medio de
propulsión...’
Es necesario enfatizar que para la legislación venezolana, el término buque se
define como “...toda construcción flotante apta para navegar por agua...”, el
señalamiento sobre ‘accesorios de navegación’ sólo establece una diferenciación
entre ‘buques’ con o sin medio de propulsión; la propia redacción del artículo
evidencia tal circunstancia: “... se considera accesorio de navegación...”. A mayor
abundamiento cabe señalar el contenido del artículo 4 eiusdem:
“Artículo 4. Todo buque nacional y los extranjeros, así como también los
hidroaviones cuando se encuentren posados en el espacio acuático nacional, están
sometidos a esta Ley, en cuanto sea aplicable.
Están sometidos, además, a esta Ley cualquier construcción flotante apta para
navegar, carente de propulsión propia, que opere en el medio acuático o auxiliar
de la navegación pero no destinada a ella, que se desplace por agua. En el evento
que ésta se desplace para el cumplimiento de sus fines específicos con el apoyo
de un buque, será considerada buque, y por lo tanto deberá cumplir con todas las
regulaciones previstas en la ley.”
La redacción del artículo transcrito supra, evidencia:
a) a) La Ley es aplicable a todo buque.
b) b) En el aparte único se extiende la aplicación a “...cualquier construcción
flotante apta para navegar, carente de propulsión propia, que opere en el medio
acuático o auxiliar de la navegación pero no destinada a ella, que se desplace por
agua...”. Es decir: aún el caso de las construcciones flotantes no destinadas a la
navegación (plataformas de perforación, casas flotantes, diques flotantes, etc),
serán consideradas buque, cuando se desplacen en el agua .
c) c) Por vía de consecuencia, las gabarras, que son construcciones flotantes aptas
para navegar y siempre están destinadas a la navegación son, en todo momento
buques.
Habida cuenta de lo expresado queda demostrado que, el término es aplicable,
tanto a buques con medios fijos de propulsión como sin ellos; de navegación
interior o marítima; afectados a servicios comerciales o no...”
Con vista de la definición contenida en la Ley de Comercio Marítimo y que hemos
referido y también el criterio expuesto en la ut supra transcripción, el cual es
totalmente compartido por la Sala, debemos concluir afirmando que la definición
de buque es aplicable en el comercio marítimo, en el entendido que el objeto de
esta ley se circunscribe al control de las relaciones mercantiles en el comercio
marítimo y no al aspecto administrativo del sector acuático del buque en relación
a su construcción y utilización en las aguas territoriales.
Por tales razones, en el caso concreto, encuentra la Sala que dentro de los bienes
embargados en los juicios previamente extinguidos, se encuentran tanto buques
como accesorios de éstos, como son las gabarras, las cuales son también buques,
pero pertenecientes a otra clasificación de los mismos, razón suficiente para
aplicar la consecuencia prevista por el artículo 94 de la Ley de Comercio Marítimo
y señalar que tales medidas se ejecutaron sobre bienes inembargables.
La anterior declaración es concluyente para establecer que en el caso del juicio
BUZDECOL C.A., en el que también se ejecutó una cautelar sobre dos gabarras,
antes identificadas y que por su identificación también fueron objeto de embargo
preventivo en los dos juicio y antes referidos, dicha medida se practicó sobre
bienes inembargables, lo cual conlleva a declarar la nulidad de tal decreto y de
todos los actos posteriores, ordenándole al Depositario Judicial Provisional la
devolución inmediata de dichos bienes y la consecuente orden al juez de
abstenerse de decretar medidas cautelares sobre cualquier bien de PETROLAGO,
C.A., que sea considerado buque de acuerdo con la exposición citada supra. Así se
decide.”

Dentro de este marco, es importante traer a colación la definición de orden


público, contenida en el “Vocabulario Jurídico” de HENRI CAPITANT, Ediciones
Desalma. Buenos Aires. 1961. pág. 405, que señala:

“Conjunto de instituciones y reglas destinadas a mantener en un país el buen


funcionamiento de los servicios públicos, la seguridad y la moralidad de las
relaciones entre particulares, y cuya aplicación en las convenciones no puede ser
en principio excluida por los contratantes.”

El Orden Público concierne fundamentalmente, al interés del Estado como


sociedad política (garantía de la constitucionalidad de la ley), al interés de la
colectividad (uti civis), al resguardo de las buenas costumbres y al interés de los
terceros eventualmente interesados en el proceso, correspondiéndole la
salvaguarda de todo ello a la magistratura judicial, a objeto de cumplir con la
finalidad jurídica y pertinente composición de la litis.

Por su parte, el autor EMILIO CALVO BALCA, en su obra “Vocabulario Derecho


procesal Civil Venezolano jurisprudenciado”, Ediciones Libra, C.A., expresa sobre el
orden público:

“Generalmente el significado del orden público evoca diversas disciplinas jurídicas:


orden público administrativo, económico, internacional, procesal, judicial, etc. Sin
duda alguna se trata de un concepto clave en cada una de esas ramas del
Derecho, en la medida en que está en la base de todo el ordenamiento jurídico, y
de ahí que su tratamiento por razones sistemáticas y de especificación pueda ser
separada. Pero la noción de orden público es unitaria y debe evitarse una posible
mutilación o fragmentación.”
(Negrillas de este Juzgador Superior)

En esta perspectiva, estableció la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de


Justicia en sentencia N° 301, de fecha 10 de agosto de 2000, expediente N° 99-
340, bajo ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez:

“En lo referente al concepto de orden público, esta Sala, elaboró su doctrina sobre
el concepto de orden público, con apoyo en la opinión de Emilio Betti, así:
“…Que el concepto de orden público representa una noción que cristaliza todas
aquellas normas de interés público que exigen observancia incondicional, y que no
son derogables por disposición privada. La indicación de estos signos
característicos del concepto de orden público, esto es, la necesidad de la
observancia incondicional de sus normas, y su consiguiente indisponibilidad por
los particulares, permite descubrir con razonable margen de acierto, cuándo se
está o no en el caso de infracción de una norma de orden público.
(…Omissis…)
A estos propósitos es imprescindible tener en cuenta que si el concepto de orden
público tiende a hacer triunfar el interés general de la sociedad y del Estado frente
al particular del individuo, para asegurar la vigencia y finalidad de determinadas
instituciones de rango eminente, nada que pueda hacer o dejar de hacer un
particular y aun una autoridad, puede tener la virtud de subsanar o de convalidar
la contravención que menoscabe aquel interés, lo que equivaldría a dejar en
manos de los particulares o autoridades, la ejecución de voluntades de Ley que
demandan perentorio acatamiento”(G.F. Nº 119. V. I., 3ª etapa, pág. 902 y S.
Sentencia de fecha 24 de febrero de 1983) (Subrayado y negritas de la Sala).
(Negrillas de este Tribunal de Alzada)

Producto de lo cual, determina esta Superioridad conforme a los criterios


jurisprudenciales precedentemente expuestos, los cuales comparte plenamente,
que erró el Juzgado Cuarto Ejecutor de Medidas de los Municipios Maracaibo,
Jesús Enrique Lossada, San Francisco, Mara, Páez y Almirante Padilla de esta
circunscripción judicial, al ejecutar la medida preventiva de embargo decretada
por el Tribunal de la causa en fecha 8 de noviembre de 2011, entre otros bienes,
sobre el buque-remolcador RIO GRANDE, matriculado bajo el N° AJZL-27206,
activado como remolcador y cuyas dimensiones principales son las siguientes:
Eslora: 36,65; Manga: 9,75; Puntal: 4,52 mts, con una capacidad de combustible en
tanque de 201.980 litros, con el certificado de Arqueo N° INEA/KCAP-MRB/02-
0190, con una longitud general de 38,16 mts y una profundidad de 4,30 mts. El
referido buque se encuentra registrado por ante el Ministerio de Energía y
Petróleos, Viceministro de Hidrocarburo, Dirección General de Hidrocarburos,
Dirección de Mercadeo Interno, Registro de Buques N° AC-10-00532 de fecha 11
de noviembre de 2005, por cuanto dicho bien es inembargable en aplicación de lo
previsto en el artículo 94 de la Ley de Comercio Marítimo, producto de no haberse
embargado el mismo, en virtud de un crédito marítimo, sino de un crédito de otra
naturaleza. Y ASÍ SE ESTABLECE.

Por consiguiente, este suscrito jurisdiccional amparado en su soberanía,


independencia y autonomía para valorar cada caso en concreto, y en resguardo
del orden público cuya infracción debe evitarse por representar una noción que
cristaliza todas aquellas normas de interés público que exigen observancia
incondicional, y que no son derogables por disposición privada, y a objeto de
cumplir con la seguridad jurídica que debe regir en todo proceso, y en
acatamiento de la sentencia proferida por nuestro máximo tribunal de justicia en
fecha 15 de abril de 2004, supra citada, declara la nulidad parcial del acta de
ejecución de la medida preventiva de embargo, levantada por el Juzgado Cuarto
Ejecutor de Medidas de los Municipios Maracaibo, Jesús Enrique Lossada, San
Francisco, Mara, Páez y Almirante Padilla de esta circunscripción judicial, en fecha
12 de diciembre de 2011, y de todos los actos posteriores, ordenándole al
Depositario Judicial Provisional la devolución inmediata de dicho bien, dejándose
con total validez, la ejecución de la mencionada providencia cautelar respecto de
los demás bienes embargados. Y ASÍ SE DECIDE.

EL JUEZ SUPERIOR PROVISORIO,

DR. LIBES GONZÁLEZ GONZÁLEZ


LA SECRETARIA

ABOG. ANY GAVIDIA PEREIRA

LGG/ag

En la REGULACION DE COMPETENCIA incoada por la representación judicial de la


parte demandada en contra de la sentencia dictada el 16 de marzo de 2007, por el
Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario del Segundo
Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, que declaró sin lugar la
cuestión previa de incompetencia del tribunal opuesta por la representación
judicial de la parte demandada y reafirmó su competencia para el conocimiento de
la demanda que por cumplimiento de contrato de seguro incoara el ciudadano
MARCELLO MARTINEZ en contra de la compañía anónima SEGUROS GUAYANA, se
procede a dictar sentencia con la siguiente motivación.

I. FUNDAMENTOS DE LA DECISION
I.1. Mediante sentencia dictada el 16 de marzo de 2007, el Juzgado Primero de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario del Segundo Circuito de la
Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, declaró sin lugar la cuestión previa de
incompetencia del tribunal opuesta por la representación judicial de la parte
demandada y reafirmó su competencia para el conocimiento de la demanda que
por cumplimiento de contrato de seguro incoara el ciudadano MARCELLO
MARTINEZ en contra de la compañía anónima SEGUROS GUAYANA, sustentando
su decisión que en el caso subjudice se trata del cumplimiento de un contrato de
seguro de una embarcación deportiva lo que no se relaciona con el comercio
marítimo o tráfico marítimo, que es el supuesto de hecho para el surgimiento de la
competencia de los Tribunales Marítimos, con la siguiente fundamentación:

“En el caso de autos, de acuerdo a los hechos alegados por la parte accionante en
el libelo de demanda y lo señalado por el apoderado judicial de la parte
demandada en el escrito de cuestiones previas, la relación que presuntamente
existe entre el demandante y la demandada dimana de una póliza de seguro sobre
una embarcación. En tal razón la parte demandada señala que este Tribunal es
incompetente por la materia ya que la Ley de Espacios Acuáticos e Insulares
suprimió la competencia de los Tribunales Mercantiles para conocer este tipo de
acción.

En este sentido este Tribunal, después de haber realizado una acuciosa revisión de
las actas que conforman el presente expediente y del conjunto de normas
invocadas observa que la pretensión de la parte actora es que se cumpla el
contrato de póliza de seguro, acción esta que se decidirá si procede o no una vez
sustanciado el juicio, pero la naturaleza de esta acción nada tiene que ver con el
comercio marítimo o tráfico marítimo, que son los dos supuestos de hecho en los
que de manera expresa, la Ley de Espacios Acuáticos e Insulares suprime la
competencia de los Tribunales Mercantiles y se la otorga a los Tribunales de
Primera Instancia Marítimos.

Si se hace una interpretación de la norma in comento, en estricto apego a lo


establecido en el artículo 4 del Código Civil, primeramente debe analizarse que se
entiende por comercio marítimo y que se entiende por tráfico marítimo.

Al respecto, el Comercio Marítimo lo define el tratadista Manuel Osorio en su obra


Diccionario de Ciencias Jurídica Políticas y Sociales Pág. 136 como: “…Comercio
Marítimo el que se realiza por medio de buques que surcan el mar territorial o el
que separa de otros países. Se incorpora a lo jurídico a través del derecho
Marítimo, que tiende a encuadrarse como una rama del derecho mercantil (v) y su
codificación…” y Tráfico lo define así: “…Tráfico Marítimo: comercio, Actividad
lucrativa con la venta, cambio o compra de cosas o trueques y préstamo de dinero.
Negociación, Transporte de personas, animales o cosas o ferrocarriles
especialmente, Contrabando u otro comercio ilegal: trata de negros, trata de
blancas introducción y lucro ilegal con drogas (Dc. Der. Usual).

Se constata así que no están dados los supuestos contenidos en el numeral 1º del
artículo 113 de la Ley de Espacios Acuáticos e Insulares, donde se le suprime la
competencia a los Tribunales Mercantil, habidas cuentas que en el presente juicio
no se discute sobre comercio marítimo o trafico marítimo, lo que se discute es la
procedencia o no de las indemnizaciones que derivan de una póliza de seguro que
por naturaleza es eminentemente mercantil. En el caso de autos se evidencia que
el siniestro reclamado ni siquiera es derivado de un accidente con motivo de
circulación, se trata de una indemnización de un siniestro de una embarcación
deportiva por lo que al no ser una activada directa del comercio marítimo o del
tráfico marítimo no se cumplen los supuestos establecido en la norma.

Siguiendo el presente análisis, la parte demandada también resalto el numeral 18º


del artículo 113 de la Ley de Espacios Acuáticos e Insulares que señala: (…). Es
decir, cualquier acción en materia reguladas en la referida ley, pero si se hace un
estudio pormenorizados de las materias que están reguladas en la referida ley se
concluye que la materia de seguros no está regulada en la referida Ley de Espacios
Acuáticos e Insulares, por lo que, tampoco se cumple el supuesto para suprimirle
la competencia al Tribunal Mercantil. No puede pretenderse que por el solo hecho
de haberse creado los Tribunales de Primera Instancia Marítimo con Competencia
Nacional, ya se le suprime la competencia mercantil que por su naturaleza,
clasificación doctrinal y lo especial que son los temas de seguros, han sido desde
vieja data de competencia exclusivamente del juez de comercio, en vista de que
no se trata de otra cosa sino de un contrato de seguro por lo que es indudable
que la naturaleza mercantil de la cuestión que se discute artículo 28 del Código de
Procedimiento Civil, pues, lo contrario, habría que suprimirle también la
competencia al Tribunal mercantil cuando se demanda, por ejemplo el
cumplimiento de una póliza de vehículos, habría que dársela a un Tribunal de
Tránsito o de siniestros aéreos o de cualquier otra de la diversa gama de pólizas
de seguros existentes.

Por último es importante señalar que en el escrito de cuestiones previas


presentado por la parte demandada se alegó que en materia de seguros de
embarcaciones tienen preeminencia la aplicación de las normas de seguro
marítimo sobre las normas de seguro general y esto es cierto artículo 374 de la
Ley de Comercio Marítimo, pero una cosa es la preeminencia de aplicación de las
normas de seguro marítimo y otra cosa es, que una norma suprima o elimine
competencia a un Tribunal y como ya se dijo, Ley que habla de la competencia de
los Tribunales Marítimos es la Ley de Espacios Acuáticos e Insulares y dicha norma
nada dice con respecto a las pólizas de seguros, por lo que ante todas las
circunstancias anteriormente expuestas, se concluye que este Tribunal Primero de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, y Agrario del Segundo Circuito de la
Circunscripción Judicial del Estado Bolívar ES COMPETENTE para conocer de la
presente demanda de CUMPLIMIENTO DE CONTRATO DE SEGURO incoado por el
ciudadano MARCELLO MARTÍNEZ contra la sociedad mercantil COMPAÑÍA
ANÓNIMA SEGUROS GUAYANA, pues la controversia surgida entre las partes
conforme a lo antes analizados, es de naturaleza mercantil y no de comercio o
tráfico marítimo y por tal razón, se declara improcedente la cuestión previa de
incompetencia del Tribunal contenida en el ordinal 1º del artículo 346 del Código
de Procedimiento Civil opuesta por la parte demandada, y así se decidirá en el
dispositivo del presente fallo”.

I.2. La parte demandada solicitó regulación de la competencia alegando que de


conformidad con el artículo 112.1 de la Ley Orgánica de los Espacios Acuáticos e
Insulares la competencia para el conocimiento de la presente acción corresponde
a los Tribunales de Primera Instancia Marítimos con los siguientes alegatos:
“…en tiempo hábil opuse la cuestión previa de incompetencia de este Tribunal por
la materia para conocer de la presente demanda por CUMPLIMIENTO DE
CONTRATO DE SEGUROS SOBRE EMBARCACIÓN E INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y
PERJUICIOS, habida consideración de que en materia de seguro de embarcaciones
tienen preeminencia la aplicación de las normas del seguro marítimo sobre las del
seguro general…

En la determinación de la competencia por la materia se atiende a la naturaleza de


la relación jurídica objeto de la controversia, y solo en consideración a ella se
distribuye el conocimiento de la causa entre diversos jueces. De allí que sean de
aplicación preferente al seguro de embarcaciones las normas sobre el seguro
marítimo en lo que constituya su especialidad.

La cuestión previa opuesta, de eminente orden público, que impugna los límites
de los poderes del Juez ante quien ha sido propuesta la demanda para conocer de
la misma en razón de la materia, tiene su fundamento en los siguientes
argumentos:

1. La Ley Orgánica de los Espacios Acuáticos e Insulares (Gaceta Oficial Nº 37.290


del 25 de septiembre de 2001) crea la jurisdicción marítima venezolana tomando
en consideración dos elementos fundamentales, por una parte, el lugar geográfico,
que abarcaría la jurisdicción en el espacio acuático nacional, y, por otra parte, el
buque como elemento para determinar la jurisdicción del juez venezolano,
independientemente del factor geográfico antes mencionado, ya que los
tribunales de la República tendrían jurisdicción sobre los buques inscritos en el
Registro Naval venezolano independientemente de la jurisdicción de las aguas
donde se encuentren. Estamos en presencia de una “Competencia Especial y
Exclusiva en lo Marítimo”.
2. Asimismo, el artículo 13 del Decreto con Fuerza de Ley de Comercio Marítimo,
permite forzar la jurisdicción venezolana mediante el embargo del buque, salvo en
los casos que hubiere un acuerdo arbitral o de atribución de competencia a otra
jurisdicción, en cuyo caso la medida preventiva o cautelar se decretará, a los solos
efectos de obtener una garantía para ejecutar el eventual laudo arbitral o
sentencia judicial que se dicte principio se repite una vez más en el artículo 100 de
la misma Ley.
3. Por su parte, el artículo 110 de la Ley Orgánica de los Espacio Acuáticos e
Insulares, en relación a la jurisdicción especial acuática, establece: (…)
4. El artículo 112 de dicha ley, en relación a la competencia de los Tribunales
Marítimos de Primera Instancia, dispone: Los Tribunales Marítimos de Primera
Instancia, son competentes para conocer: (…)
5. Asimismo, el artículo 6 de la Ley de Procedimiento Marítimo (Gaceta Oficial Nº
554 Extraordinario del 14 de noviembre de 2001) establece: (…)
6. Finalmente, la Disposición Transitoria Primera de la Ley Orgánica de Espacios
Acuáticos e Insulares dispone que: (…)
7. Las normas citadas sirven de sustento al argumento de que en el presente
asunto la competencia por la materia (en el presente caso que tiene por objeto
una pretensión de cumplimiento de contrato de seguro sobre una embarcación)
corresponde a la jurisdicción especial marítima, la cual a su vez tiene el monopolio
de la competencia por la materia sobre todo el espacio acuático nacional, sobre
los buques inscritos en el Registro Naval Venezolano independientemente de la
jurisdicción de las aguas donde se encuentren (art. 109 Ley de Espacio Acuáticos e
Insulares). Esto implica que los tribunales creados con competencia en lo marítimo
tienen jurisdicción sobre toda Venezuela y sus espacios marítimos, insulares,
fluviales y lacustres.
8. La Sala Plena de Tribunal Supremo de Justicia en Resolución Nº 2004-0010, del
28 de agosto de 2004, Gaceta Oficial Nº 38.021 decidió crear un (1) Tribunal
Superior Marítimo y un (1) Tribunal de Primera Instancia Marítimo, ambos con
competencia nacional y con sede en la ciudad de Caracas… dentro del marco de la
Constitución Bolivariana de la República de Venezuela y la Ley Orgánica de los
Espacios Acuáticos e Insulares.
9. Que habiendo sido creados dichos Tribunales, la competencia para conocer la
presente demanda ha quedado sustraída a la competencia mercantil de este
Juzgado y atribuida a la competencia especializada en materia marítima que
corresponde al Tribunal de Primera Instancia Marítimo con competencia nacional y
sede en Caracas, en la siguiente dirección:
Torre Falcón, Piso 2, Avenida Casanova, Bello Monte. Caracas
Teléfono: 0212 9521219 Fax: 0212 9523306
En al forma que antecede quedan expuestos los argumentos que sirven de
sustento a la presente solicitud de Regulación de la Competencia”.

I.3. Observa este Juzgado Superior que según lo afirmado por la sentencia dictada
en primera instancia la presente demanda se circunscribe al cumplimiento de un
contrato de seguro de una embarcación o buque, contrato de seguro que se
encuentra regulado por la normativa prevista para el seguro marítimo - aquél en
virtud del cual el asegurador, a cambio de una contraprestación o prima, se obliga
a indemnizar al asegurado, en los términos fijados en el contrato, por los daños
que sufra el interés asegurado como consecuencia de los riesgos de la
navegación-, en este orden, la Ley de Comercio Marítimo, en los artículos 375 y
403 que disponen:

“Artículo 375. Se entiende por contrato de seguro marítimo, aquel mediante el


cual el asegurador se compromete a indemnizar al asegurado mediante el pago
de una prima, en la forma y medida convenida en la póliza, contra las pérdidas
marítimas; entendiéndose por estas las pérdidas ocurridas a la expedición
marítima, extendiéndose por sus términos o por uso de comercio a cubrir las
pérdidas sufridas en aguas interiores, o durante las operaciones terrestres que
fueren accesorias.

Artículo 403. El seguro del buque, comprende todas sus pertenencias, dentro del
concepto expresado por la ley, inclusive los gastos de equipamiento y
provisiones”.

Asimismo el artículo 112.12 de la Ley Orgánica de los Espacios Acuáticos e


Insulares atribuye competencia a los Tribunales Marítimos de Primera Instancia de
las acciones que se propongan en razón de seguros de buques, la cual establece:

“Artículo 112. Los Tribunales Marítimos de Primera Instancia son competentes para
conocer:

(…)

12. De las acciones que se propongan con ocasión de primas de seguro, incluidas
las cotizaciones de seguro mutuo, pagaderas por el propietario del buque o el
arrendatario a casco desnudo, o por cuenta, en relación con el buque…”.

En consecuencia de lo expuesto, corresponde el conocimiento de la demanda por


cumplimiento de contrato de seguro sobre una embarcación e indemnización de
daños y perjuicios al Tribunal de Primera Instancia Marítimo con competencia
nacional y sede en la ciudad de Caracas de conformidad con las previsiones
contenidas en los artículos 375 y 403 de la Ley de Comercio Marítimo y 112.12 de
la Ley Orgánica de los Espacios Acuáticos e Insulares, por ende, se declara con
lugar la cuestión previa de incompetencia del Juzgado Primero de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario del Segundo Circuito de la Circunscripción
Judicial del Estado Bolívar, opuesta por la parte demandada y se le ordena la
remisión del expediente al Tribunal declarado competente para que continúe
conociendo conforme al procedimiento que deba seguir, de conformidad con lo
previsto en el artículo 353 del Código de Procedimiento Civil, quedando revocada
la sentencia dictada el 16 de marzo de 2007, que reafirmó su competencia para el
conocimiento de la demanda incoada. Así se decide.

II. DISPOSITIVA

En mérito de las consideraciones expuestas, este Juzgado Superior Primero en lo


€Civil, Mercantil, del Tránsito, de Protección del Niño y del Adolescente y
Contencioso Administrativo del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del
Estado Bolívar, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad
de la ley DECLARA:

PRIMERO: Que es COMPETENTE para el conocimiento de la demanda por


cumplimiento de contrato de seguro e indemnización de daños y perjuicios el
TRIBUNAL DE PRIMERA INSTANCIA MARÍTIMO CON COMPETENCIA NACIONAL Y
SEDE EN LA CIUDAD DE CARACAS.

SEGUNDO: CON LUGAR LA CUESTIÓN PREVIA DE INCOMPETENCIA del Juzgado


Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario del Segundo Circuito
de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, opuesta por la parte demandada y
se le ordena la remisión del expediente al Tribunal declarado competente,
quedando REVOCADA la sentencia dictada el 16 de marzo de 2007, en la que
reafirmó su competencia para el conocimiento de la demanda incoada.

Publíquese, regístrese y déjese copia certificada de la presente decisión.

Dada, firmada y sellada, en la Sala de Despacho del Juzgado Superior Primero, en


Puerto Ordaz a los veintiún (21) días del mes de enero del año dos mil ocho
(2008). Años 197° de la Independencia y 148° de la Federación.

LA JUEZA
BETTI OVALLES LOBO
LA SECRETARIA TEMPORAL
MARIA ISABEL IGLESIAS

Publicada en el día de hoy, veintiuno (21) de enero de 2008, con las formalidades
de ley, siendo las dos y media (2:30) de la tarde. Conste.
LA SECRETARIA TEMPORAL
MARIA ISABEL IGLESIAS

Diarizado N°

EXPEDIENTE Nº 11.950

Sentencia Interlocutoria. Jurisdicción Especial Marítima. Reposición de la


Causa al Estado de Admisión.

os complace publicar en este espacio una sentencia interlocutoria del Juez


Superior Marítimo con Competencia Nacional y sede en la Ciudad de Caracas en
el juicio que opone a JEAN MAURICE-BERGERON, nuestro apoderado y a la
sociedad mercantil ASTILLERO Y VARADERO DEL CARIBE C.A.

Palabras clave: incompetencia del juez civil - jurisdicción especial marítima -


reposición de la causa al estado de admisión - leyes especiales acuáticas.

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


JUZGADO SUPERIOR MARITIMO CON COMPETENCIA NACIONAL Y SEDE EN LA
CIUDAD DE CARACAS
197º y 148º
Exp. Nº 2007-000092

PARTE ACTORA: ASTILLERO Y VARADERO DEL CARIBE C.A, sociedad mercantil


Inscrita en el Registro Mercantil Segundo de la Circunscripción Judicial del Estado
Nueva Esparta, en fecha 16 de Marzo de 1.998, bajo el N° 74, Tomo 6-A.

APODERADO JUDICIAL DE LA PARTE ACTORA: JESUS DANIEL PEREZ MARTINEZ,


venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad Nro. v- 8.353.874, e
inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el Nro. 32.816.

PARTE DEMANDADA: JEAN MAURICE BERGERON de nacionalidad francesa,


domiciliado en la ciudad de Paris, mayor de edad, identificado con el pasaporte
número 04AE64282.

APODERADOS JUDICIALES DE LA PARTE DEMANDADA: MARIA GABRIELA


SARMIENTO, JOSE GABRIEL SARMIENTO, PEDRO SARMIENTO y RAFAEL
SARMIENTO venezolanos, mayores de edad, titulares de las cédulas de identidad
Nº V-6.949.129, 3.174.473, 3.665.316 y 5.003.048, respectivamente, e inscritos en
el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los Nros: 65.653, 3.053, 11.452 y.
34.308, en ese mismo orden.

MOTIVO: INDEMNIZACION DE DAÑOS Y PERJUCIOS, DAÑO EMERGENTE, LUCRO


CESANTE y subsidiariamente ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA. (Apelación en
Ambos Efectos)

SENTENCIA: INTERLOCUTORIA

EXPEDIENTE: Nº 2007-000092

I
En el Juicio que por INDEMNIZACION DE DAÑOS Y PERJUCIOS, DAÑO
EMERGENTE, LUCRO CESANTE y subsidiariamente ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA,
sigue la sociedad mercantil ASTILLERO Y VARADERO DEL CARIBE C.A, en contra
del ciudadano JEAN MAURICE BERGERON, le corresponde a este Tribunal Superior
Marítimo con competencia nacional, en virtud de la facultad expresa contemplada
en el artículo 111 del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de los Espacios
Acuáticos e Insulares, pronunciarse en la presente causa respecto a la apelación
de fecha diecinueve (19) de junio de 2007, interpuesta por el abogado PEDRO
SARMIENTO SOSA, actuando en su carácter de apoderado judicial de la parte
demandada en la presente causa ciudadano JEAN MAURICE BERGERON, en contra
del auto de fecha ocho (08) de marzo del año en curso, dictado por el Tribunal de
Primera Instancia Marítimo con competencia nacional y sede en la ciudad de
Caracas, que dejó sin efecto la reposición de las causas acumuladas a etapas
distintas que fuera ordenada mediante auto de fecha doce (12) de febrero 2007,
resolviendo reponer las causas inicialmente identificadas con los Nros. 22.284 y
22.368, a la oportunidad en que transcurriera íntegramente la etapa probatoria
prevista en los artículos 9 y 10 de la Ley de Procedimiento Marítimo teniéndose
como validas las pruebas ya evacuadas, salvo su apreciación en la definitiva, a fin
de que existiera una mayor certeza procesal, y una vez transcurrido ese lapso
pudiere hacer el pronunciamiento al que se refiere el artículo 11 de la referida Ley,
así como la fijación de la audiencia preliminar. Asimismo, se dejaron sin efecto las
boletas de notificación que habían sido libradas por el Tribunal, ordenándose
emitir unas nuevas.
Por auto de fecha 22 de junio de 2007, el Tribunal de Primera Instancia Marítimo
con competencia nacional, oyó en ambos efectos la referida apelación, alegando
que la decisión objeto del recurso pudiera causar gravamen irreparable, y resolvió
remitir mediante oficio el presente expediente a esta Superioridad a fin de que
conociera de dicha apelación.
En fecha 29 de junio del año en curso, se le dio entrada al presente expediente,
remitido por oficio N° 229-07 quedando anotado en el Libro Cronológico de
Causas N° 1 bajo el N° 2007-000092; igualmente se dejó establecido que se
empezaría a transcurrir a partir de ese día exclusive, el lapso para la promoción y
evacuación de pruebas previsto en el artículo 21 de la Ley de Procedimiento
Marítimo.
Mediante escrito de fecha nueve (09) de julio de 2007, el abogado Jesús Daniel
Pérez Martínez, en su carácter de apoderado judicial de la parte actora, se adhirió
a la apelación interpuesta en fecha 19 de junio de 2007, por el abogado Pedro
Sarmiento Sosa, apoderado del demandado JEAN MAURICE BERGERON, en contra
del auto de fecha ocho (08) de marzo de 2007, dictado por el Juzgado de Primera
Instancia Marítimo con competencia nacional; asimismo, por auto de fecha diez
(10) de julio de 2007, esta Superioridad ADMITIO dicha adhesión al Recuso
Ordinario de Apelación interpuesto por el apoderado judicial de la parte actora,
en la cual solicitó que la reposición de la causa se efectuara al momento en que
fuese fijada por el a-quo la oportunidad para la realización de la audiencia o
debate oral conforme a lo dispuesto en los artículos 869 último aparte y 870 y
siguiente del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con la norma
adjetiva del artículo 8 de la Ley de Procedimiento Marítimo.
Por auto de fecha once (11) de julio de 2007, esta Superioridad fijó para el día de
despacho siguiente de haber precluído la etapa probatoria, la oportunidad para la
celebración de la audiencia oral y pública.
En fecha doce (12) de julio de 2007, fue presentado escrito de alegatos por la
abogada MARIA GABRIELA SARMIENTO, en su carácter de apoderada judicial de la
parte demandada, asimismo en fecha dieciséis (16) de julio de 2007, consignó
escrito de pruebas constante de un (01) folio útil y dos anexos conformes en su
totalidad de diez (10) folios útiles.
En fecha diecisiete (17) de julio del presente año se llevó a cabo la celebración de
la Audiencia Oral y Pública en la que este Juzgado oyó las exposiciones de las
partes.
En fecha veinte (20) de julio de 2007, fue presentado escrito de conclusiones por
la abogada MARIA GABRIELA SARMIENTO, apoderada judicial de la parte actora,
solicitando se declarare la reposición de la causa al estado de la admisión de la
demanda, alegando que las actuaciones practicadas por el Juzgado de Primera
Instancia de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta son
absolutamente nulas. Asimismo, en esa misma fecha fue presentado por el
abogado JESUS DANIEL PEREZ MARTINEZ, escrito de conclusiones donde solicitó
que fueran declaradas validas todas las actuaciones procesales cumplidas en las
presentes causas, las cuales fueron acumuladas ante el Tribunal Primero de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y Agrario del Estado Nueva
Esparta, y que se declarare la improcedencia de la solicitud de nulidad y
reposición alegada por la parte actora, igualmente la nulidad del auto de fecha
ocho (08) de marzo del 2007, dictado por el Juez de Primera Instancia Marítimo.

II
MOTIVACIONES PARA DECIDIR
Estando en la oportunidad para decidir, esta Alzada pasa a hacerlo con base a las
siguientes consideraciones:
PRIMERO: Corresponde a esta Superioridad dictar decisión en la presente causa
en virtud de la apelación de fecha diecinueve (19) de junio de 2007, ejercida por el
abogado Pedro Sarmiento Sosa, en contra del auto de fecha ocho (08) de marzo
del presente año, dictado por el Tribunal de Primera Instancia Marítimo con
competencia nacional, en el cual ese mismo juzgado corrigió de oficio el auto de
fecha doce (12) de febrero de 2007, dejando sin efecto la reposición ordenada en
dicho auto y resolviendo reponer las causas (inicialmente identificadas con los
Nos. 22.284 y 22.368), a la oportunidad de que transcurriera íntegramente la etapa
probatoria prevista en los artículos 9 y 10 de la ley adjetiva marítima, teniéndose
como validas las pruebas ya evacuadas, salvo su apreciación en la definitiva, para
que una vez transcurrido dicho lapso hacer el pronunciamiento a que se refiere el
artículo 11 ejusdem, así como la fijación de la audiencia preliminar. La apelación
formulada por la parte demandada se realizó con base a que la reposición de la
causa debió ser efectuada al momento de admisión de la demanda, por cuanto
para la interposición de la demanda que intento VARADERO Y ASTILLERO DEL
CARIBE C.A., así como la reconvención planteada por el ciudadano JEAN MAURICE
BERGERON, ambas de naturaleza marítima, ya habían entrado en vigencia el
Decreto con Fuerza de Ley de Procedimiento Marítimo, la Ley Orgánica de los
Espacios Acuáticos e Insulares, la Ley de Comercio Marítimo y la Ley General de
Marinas y Actividades Conexas, e inclusive ya se habían constituido e instalado los
Tribunales Marítimos con competencia nacional y sede en Caracas.
Por otra parte en fecha nueve (09) de julio del año 2007, el abogado Jesús Daniel
Pérez Martínez, antes identificado, en su carácter de apoderado judicial de la parte
demandada, interpuso Recurso Ordinario de Adhesión a la Apelación interpuesta
en fecha (19) de junio de 2007 por el abogado PEDRO A. SARMIENTO SOSA,
apoderado del demandado JEAN MAURICE BERGERON, contra el precitado auto
dictado el (08) de marzo de 2007, dictado por el Juzgado a quo.
SEGUNDO: Este Tribunal Superior Marítimo para decidir observa:
Mediante Resolución N° 2004-0010 del dieciocho (18) de agosto de 2004, la Sala
Plena del Tribunal Supremo de Justicia, dispuso la creación de un (01) Tribunal
Superior Marítimo y un (01) Tribunal de Primera instancia Marítimo ambos con
competencia nacional y sede en la ciudad de Caracas, en consideración a que los
artículos 109 y 110 de la Ley Orgánica de los Espacios Acuáticos e Insulares
establecen, respectivamente la creación de esa Jurisdicción especial conformada
por Tribunales Superiores Marítimos y Tribunales de Primera Instancia Marítimo,
por lo que resolvió en sus artículos 1 y 2 lo siguiente:
Artículo 1°: Se crea un (01) Tribunal Superior Marítimo con competencia nacional y
sede en la ciudad de Caracas.
Artículo 2°: Se crea un (1) Tribunal de Primera Instancia Marítimo con competencia
nacional y sede en la ciudad de Caracas.
Por otra parte, la referida Resolución en su artículo 5° estableció lo siguiente:
Artículo 5: Una vez instalados los Tribunales Marítimos indicados en esta
Resolución, los Tribunales competentes en lo Civil y Mercantil que estén
conociendo de las causas marítimas a que se refieren los artículos 111 y 112 de la
Ley Orgánica de los Espacios Acuáticos e Insulares, 13 y 54 del Decreto con Fuerza
de Ley de Comercio Marítimo, efectuarán la remisión de los expedientes
respectivos al tribunal marítimo que corresponda según el grado de la causa, a
cuyo efecto se procederá de la siguiente manera:
a) Cada expediente conservará su número original al cual se agregará la letra “T”,
más “I” o “S” según sea de primera instancia o superior.
b) Los expedientes de las causas se clasificarán según el orden numérico de
entrada de la causa.
c) Los expedientes debidamente relacionados y organizados según lo
anteriormente especificado, se remitirán al tribunal marítimo que corresponde
según el grado de la causa.
d) Los expedientes identificados según códigos conservaran su número hasta la
definitiva conclusión de la causa.
La referida Resolución fue publicada en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela N° 38.021 del 13 de Septiembre de 2004.
En fecha 22 de diciembre de 2004, en el Diario “Ultimas Noticias” se publicó un
Aviso Oficial del Tribunal Supremo de Justicia, Dirección Ejecutiva de la
Magistratura que textualmente expresa:
“Se hace saber a los Tribunales de la República, a los abogados y al público en
general que el Tribunal Superior Marítimo y el Tribunal de Primera Instancia
Marítimo con competencia nacional y sede en la ciudad de Caracas, creados
mediante resolución N° 2004-0010 de la Sala Plena del Tribunal Supremo de
Justicia, comenzarán sus actividades a partir de 12 de enero de 2005, con las
competencias establecidas en los artículos 111 y 112 de la Ley Orgánica de los
Espacios Acuáticos e Insulares. Los Tribunales Marítimos funcionarán en la
siguiente dirección: Torre Falcón, Avenida Casanova, Bello Monte, Municipio
Libertador, Distrito Capital. A partir de la mencionada fecha, los Tribunales
competentes en lo civil y mercantil que estén conociendo de las causas marítimas,
efectuarán la remisión de los expedientes respectivos al Tribunal Marítimo que
corresponda según el grado de la causa. En Caracas, a los 22 días del mes de
diciembre de 2004.”

De lo anteriormente trascrito se infiere que los Tribunales Marítimos comenzaron


sus actividades el 12 de enero de 2005.
Por otra parte; aprecia este Tribunal Superior que el libelo de demanda fue
presentado ante el Juzgado Distribuidor de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
del Transito y Agrario del Estado Nueva Esparta el 09 de Agosto de 2005, quien
asignó el caso al Juzgado Primero en lo Civil, Mercantil, del Transitó y Agrario de
la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta, el cual admitió la demanda el
11 de agosto de 2005, expresando lo siguiente:
“…y por cuanto la misma no es contraría al orden público, a las buenas
costumbres o alguna disposición expresa de la Ley, la admite cuanto ha lugar en
derecho; y la misma será tramitada por el procedimiento oral, establecido en el
artículo 859 y siguientes del Código de Procedimiento Civil; por remisión expresa
del artículo 8 del Decreto con Fuera de Ley de Procedimiento Marítimo”

Es importante destacar aquí que el auto de admisión de la demanda erró en su


admisión, por las siguientes circunstancias:
1 ) La demanda es contraria al orden público, por cuanto la competencia por la
materia es eminentemente de orden público, la competencia por razón de la
materia se determina por la naturaleza de la pretensión procesal y por las
disposiciones legales que la regulan, esto es, se toma en cuenta la naturaleza del
derecho subjetivo hecho valer con la demanda y que constituye la pretensión y
normas aplicables al caso concreto.
Por otra parte, todo lo concerniente a la defensa del orden constitucional y el
debido proceso imponen al Juez dar aplicación a los principios procesales de
saneamiento, relevancia o trascendencia, de nulidad esencial y de obligatoriedad
de los procedimientos establecidos en las leyes marítimas especiales.
En lo atinente al concepto de orden público, Emilio Betti ha expresado lo
siguiente:
“…el concepto de orden público representa una noción que cristaliza todas
aquellas normas de interés público que exigen observancia incondicional; y que
no son derogables por disposición privada…nada que pueda hacer o dejar de
hacer un particular y aún una autoridad, puede tener la virtud de subsanar o de
convalidar la contravención que menoscabe aquel interés, lo que equivaldría a
dejar en manos de los particulares o autoridades, la ejecución de voluntades de la
Ley que demandan perentorio acatamiento.” (G.F. N° 119.V.I., 3° ETAPA, pág. 902 y
siguientes. Sentencia de fecha 24 de febrero de 1983).

2 ) El artículo 8 del Decreto con Fuerza de Ley de Procedimiento Marítimo ordena


que el procedimiento marítimo, cualquiera que sea su cuantía, se desarrollará en
forma oral, aplicando los principios de la brevedad concentración, inmediación,
gratuidad y publicidad, conforme a las disposiciones contenidas en Libro Cuarto,
Título XI del Código de Procedimiento Civil, que se refiere al procedimiento oral,
pero con las modificaciones señaladas en el Decreto con Fuerza de Ley de
Procedimiento Marítimo. (Subrayado del Tribunal).
3 ) Se encontraban legal y físicamente habilitados los Tribunales Marítimos para
cuando fue intentada la demanda. Lo que significa que cuando del contenido del
asunto el Juez observa que la competencia está atribuida a otro Tribunal, bien sea
por la cuantía, el territorio o la materia, ha debido declinar en esa oportunidad la
competencia en el Tribunal que estime competente, y no darle curso a la
demanda correspondiente, para la cual no tenia competencia para sustanciar.
Considera este Tribunal que en el presente caso, no se tuvo en cuenta el precepto
contenido en el artículo 24 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela el cual señala expresamente lo siguiente:
“Art. 24: Ninguna disposición legislativa tendrá efecto retroactivo, excepto cuando
imponga menor pena. Las leyes de procedimiento se aplicaran desde el momento
mismo de entrar en vigencia, aun en los procesos que se hallaren en curso, pero
en los procesos penales, las pruebas ya evacuadas se estimaran en cuanto
beneficien al reo o la rea, conforme a la Ley vigente para la fecha en que se
promovieron.
Cuando haya dudas se aplicará la norma que beneficie al reo o a la rea”
En igual sentido, se pronuncia el artículo 9 del Código de Procedimiento Civil al
establecer lo siguiente:
“La ley procesal se aplicará desde que entre en vigencia, aún en los procesos que
se hallaren en curso; pero en este caso, los actos y hechos ya cumplidos y sus
efectos procesales no verificados todavía, se regularan por la ley anterior”

Vistas las referencias legales y reglamentarias que han sido expuestas, procede
esta Alzada ahora a analizar el tema en concreto con base en el punto que será
desarrollado seguidamente.
TERCERO: Establecidos los hechos procesales señalados anteriormente, el
presente juicio debió haberse intentado ante el Tribunal de Primera Instancia
Marítimo, el cual es competente para tramitar y decidir la presente controversia de
conformidad con el ordenamiento jurídico marítimo vigente.
Es de hacer notar que el procedimiento especial de la Jurisdicción Acuática, es
distinto en todos los principios procesales con relación al procedimiento ordinario
civil, a tal punto que se aplican principios generales del juicio oral contemplados
en el Libro Cuarto del Título XI del Código de Procedimiento Civil, además de las
especificaciones señaladas en la propia ley adjetiva especial.
Por otra parte, es imperativo tener presente que en los procesos orales
indispensablemente se aplican, por ser su efecto directo, los principios de
inmediación, concentración, brevedad y publicidad de los actos procesales; a
diferencia del procedimiento ordinario y escrito, el cual es flemático y lerdo, son
escasos los actos donde interviene personalmente el Juez, los lapsos procesales
son más extensos y no hay concentración de actos procesales.
En el procedimiento marítimo aún antes de promovida la demanda, cualquier
interesado puede solicitar ante un tribunal una inspección judicial para dejar
constancia del estado de personas, cosas, lugares o documentos, la cual se regirá
por las disposiciones del Capitulo VII, Titulo II del Libro Segundo del Código de
Procedimiento Civil. Para la evacuación de la prueba, previamente, se citará a
aquellos a quienes se pretenda oponer, salvo cuando resulte imposible por razón
de la urgencia, en cuyo caso se le designará de inmediato un defensor judicial el
cual atenderá la evacuación. A los efectos de la evacuación de esta prueba, el juez
dictará las medidas conducentes.
Igualmente conviene tener presente que el propio Decreto con Fuerza de Ley de
Procedimiento Marítimo reconfirma su especialidad cuando admite incluso la
reforma de la contestación de la demanda; tiene formas peculiares de hacer la
citación del demandado; previa a la celebración de la audiencia oral las partes
podrán promover testigos, inspecciones judiciales, experticia o reconocimientos,
etc., actuaciones que debe consentir el Juez de Primera Instancia Marítimo.
En el procedimiento marítimo se fijan los lapsos para la interposición de la
demanda y la contestación de ésta, de igual manera, se establecen los lapsos de
reforma de las mismas, se incluye dentro de este Decreto Ley una figura novísima,
como lo es que el demandado pueda reformar la contestación así el demandante
hubiere o no reformado la demanda.
Para la presentación y admisión de la demanda, la representación del
demandante se podrá demostrar mediante cualquier medio escrito o electrónico
siempre que se acompañe de la garantía respectiva pudiendo las partes valerse de
todos los medios de prueba previstos en la ley, para la demostración de su
pretensión.
Es oportuno destacar que la Sala de Casación Civil ha expresado en relación con el
procedimiento marítimo lo siguiente:
“En este orden de ideas, considera la Sala, pertinente hacer alusión a los actos
llevados a cabo en el Procedimiento Marítimo Venezolano, como son la audiencia
preliminar y audiencia oral, observando que la preliminar está dirigida a que las
partes expresen o convengan en algunos hechos que trate de demostrar la
contraparte, así como aquellos que estimen admitidos o probados con las
pruebas consignadas junto con el escrito libelar y la contestación, mientras, que la
audiencia oral está destinada a que el Juez pronuncie oralmente su decisión
expresando el dispositivo del fallo y una síntesis clara, precisa y lacónica de los
motivos de hecho y de derecho”. (Sentencia de fecha del 10 de agosto de 2007.
Juicio por incumplimiento de contrato. Distribuidora Caroní, C.A vs. Seguros
Guayana, C.A. Expediente No. 2007 – 000055. Magistrado Ponente: Yris Armenia
Peña Espinoza).

En su escrito de apelación el abogado Pedro A. Sarmiento Sosa, en su carácter de


apoderado judicial del ciudadano JEAN MAURICE BERGERON expresó lo
siguiente:
“Seguidamente en dicho auto afirma que “se hace necesario” a los fines de
garantizar el debido proceso, reponer la causa, pero que “sería innecesaria la
reposición al momento de admisión de la demanda” reponiendo la causa al
estado que allí señala. Tal razonamiento es parcialmente valido: Si “se hace
necesario en el presente caso reponer la causa a los fines de garantizar el debido
proceso previsto en el artículo 49 eiusdem (de la Constitución)”, pero no al estado
que aleatoria y caprichosamente lo señale el Juzgador, sino que debe ser al
momento de admisión de la demanda, sobre todo si se considera que fue el día 6
de diciembre de 2004 cuando el Tribunal Supremo de Justicia inauguró los
Tribunales de jurisdicción marítima, y no fue sino hasta agosto y noviembre de
2005, respectivamente, cuando se admitieron las causas acumuladas y que
constituyen la presente causa. En aquella ocasión el Juez Civil de Nueva Esparta
debió negar la admisión de ambas demandas o declinar de inmediato su
conocimiento a este Juzgado Marítimo dando así cumplimiento, entre otras, a la
Ley Orgánica de los Espacios Acuáticos e Insulares y a la Resolución de la Sala
Plena del T.S.J. mencionada supra.
Así las cosas, siendo que en este juicio no se ha aplicado el procedimiento
especial pautado en la Ley de Procedimiento Marítimo y en la Ley Orgánica de los
Espacios Acuáticos e Insulares; y siendo que tales normas procesales “dejadas de
cumplirse” afectan el orden público por ser esenciales a la validez de este proceso,
nos vemos precisados a solicitar del ciudadano Juez Superior Marítimo, en aras de
mantener la estabilidad del juicio, de rescatar el debido proceso en las causas
acumuladas, de respetar los principios de legalidad de las formas, formal del
proceso y de la disciplina judicial de las formas procesales previstos en el artículo
7 del Código de Procedimiento Civil y el derecho constitucional a la defensa,
DECLARE la NULIDAD de todos los actos procesales ocurridos dentro de los
juicios acumulados, tanto las ocurridas ante el Juzgado Primero de Primera
Instancia Civil del Estado Nueva Esparta como el Auto del Juzgado de Primera
Instancia Marítimo objeto de la presente apelación, reponiendo ambas causas,
hoy acumuladas, al estado de que se admitan nuevamente las respectivas
demandas”

Como se ha expresado en la motiva de este fallo, el auto de fecha ocho (08) de


marzo de 2007, dictado por el Tribunal de Primera Instancia Marítimo con
competencia nacional y sede en la ciudad de Caracas, dejó sin efecto la reposición
de las causas acumuladas a etapas distintas, que fuera ordenada mediante auto
de fecha doce (12) de febrero de 2007, resolviendo reponer las causas
inicialmente identificadas con los números 22.284 y 22.368 a la oportunidad para
que transcurriera íntegramente la etapa probatoria prevista en los artículos 9 y 10
del Decreto con Fuerza de Ley de Procedimiento Marítimo teniéndose como
válidas las pruebas ya evacuadas, salvo su apreciación en la definitiva, a fin de que
existiera una mayor certeza procesal, y una vez transcurrido ese lapso pueda hacer
el pronunciamiento al que se refiere el artículo 11 de la referida Ley, así como la
fijación de la audiencia preliminar.
Dicho lo anterior esta Alzada, parte del criterio de que si bien es cierto que el
procedimiento especial marítimo se nutre de muchas formas esenciales de la
jurisdicción ordinaria, no es menos cierto que existen fases procesales novedosas
que difieren del trámite ordinario y que el legislador consagró en la normativa
marítima con la finalidad de hacer más expedito el iter procesal y la resolución de
controversias en el área, tal es el caso de la audiencia preliminar, la audiencia de
juicio, la posibilidad de reformar la contestación a la demanda, entre otras
particularidades, como ya se ha mencionado. Asimismo, resulta pertinente traer a
colación que la posibilidad de otorgarle validez a actos de sustanciación dictados
y ejecutados por un Juez incompetente, tiene que ver con que los procedimientos
que lleven a cabo tanto el Juez competente como el incompetente sean
compatibles en cuanto a fases procesales se refiere, lapsos de ley y oportunidades
en las cuales se produzcan las actuaciones de las partes y del tribunal,
particularmente en aquellos casos en los cuales la preclusión de los lapsos
procesales tiene aplicación.
Otro aspecto importante a destacar es el carácter oral que reviste el juicio
marítimo, al que ya se ha hecho referencia, que es propio de los nuevos
procedimientos consagrados en muchas leyes de reciente data, como es el caso
del Laboral, Agrario, Tránsito, Protección al Niño y al Adolescente, entre otros, ello
le otorga un carácter de especialidad única que no ostenta el procedimiento
ordinario, el cual se traduce en el otorgamiento de oportunidades específicas en
las cuales las partes en litigio tienen oportunidad de explanar a viva voz sus
alegaciones y pedimentos al Juez, configurándose de esa manera el más claro
ejemplo de aplicación del principio de inmediación procesal que diferencia esas
materias especiales-como la nuestra-de aquellas que son sustanciadas a través del
juicio ordinario.
En ese mismo sentido, es oportuno igualmente señalar que dentro de cada
especialidad existen procedimientos ordinarios y procedimientos especiales, que
resultan aplicables según el caso, por lo que siendo así, cada materia por muy
especial que sea, posee igualmente un trámite procesal ordinario definido en la
ley para dirimir las controversias que al efecto se le sometan a su consideración,
distinto a los procedimientos especiales que también tienen aplicación en cada
competencia jurisdiccional. Con base en lo dicho, la competencia marítima -en su
norma procesal- persigue garantizar con mayor eficacia la resolución de los
conflictos que se planteen en el área marítima, razón por la cual su procedimiento
difiere del ordinario y en virtud de ello, negarle a las partes la posibilidad de
ventilar su conflicto a la luz de esa norma procesal especial se traduce en
vulneraciones de principios consagrados legal y constitucionalmente que tienen
como finalidad mantener a las partes en igualdad y garantizarles el debido
proceso y el derecho a la defensa.
Además de lo dicho, se observa que para el momento en que fueron interpuestas
las demandas de marras, ya la jurisdicción marítima, conformada por un (01)
Tribunal de Primera Instancia y un (01) Tribunal Superior, se encontraba legal y
físicamente habilitada para conocer de dichas controversias, por cuanto el cúmulo
normativo de leyes marítimas ya había consagrado su creación y la sede física
para su ubicación ya se encontraba operativa para ese momento, por lo que
procedía que dichos juicios fueran promovidos ante esta jurisdicción y no ante un
Juez competente en materia civil y mercantil, por lo que a los fines de garantizar
la aplicación del debido proceso en el presente juicio, este Tribunal Superior
Marítimo repone la presente causa al estado de que el Tribunal de Primera
Instancia Marítimo con competencia nacional y sede en Caracas, se pronuncie
sobre la admisión de las demandas acumuladas en el presente expediente y Así se
decide.-
Por otra parte, es menester para este Juzgador, emitir pronunciamiento con
respecto a la adhesión al recurso ordinario de apelación, interpuesta por el
abogado Jesús Daniel Pérez Martínez, contra el prenombrado auto de fecha ocho
(08) de marzo de 2007, bajo la premisa de que el a quo debía fijar la oportunidad
para la celebración de la audiencia oral, alegando que no procedía la reposición
de las causas al estado de la admisión de las demandas. En ese sentido, esta
Alzada considera que dicha solicitud no puede prosperar en derecho por cuanto
se ha definido la procedencia de la reposición al estado de que el a quo se
pronuncie sobre la admisión o no de las demandas, razón suficiente para declarar
su improcedencia. Así se decide.
III
DISPOSITIVO DEL FALLO

Por los razonamientos anteriormente expuestos, este Tribunal Superior Marítimo


con competencia nacional y sede en la ciudad de Caracas, en nombre de la
República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley expresamente
declara:
PRIMERO: CON LUGAR la apelación de fecha diecinueve (19) de junio del año en
curso, intentada por el abogado Pedro A. Sarmiento Sosa, actuando en su
condición de apoderado judicial del ciudadano JEAN MAURICE BERGERON.
SEGUNDO: SE REVOCA el auto de fecha ocho (08) de marzo del presente año
dictado por el Tribunal de Primera Instancia Marítimo con competencia nacional,
ORDENANDO LA REPOSICION DE LA CAUSA AL ESTADO DE QUE EL TRIBUNAL DE
PRIMERA INSTANCIA MARITIMO SE PRONUNCIE SOBRE LA ADMISIÓN DE LAS
DEMANDAS ACUMULADAS.
TERCERO: SIN LUGAR la adhesión al Recurso Ordinario de Apelación de fecha
nueve (09) de julio de 2007, intentada por el abogado Jesús Daniel Pérez Martínez,
en su carácter de apoderado judicial de la sociedad mercantil ASTILLERO Y
VARADERO DEL CARIBE C.A.
CUARTO: Por la naturaleza del presente fallo no hay condenatoria en costas.
PUBLIQUESE Y REGÍSTRESE
Déjese copia de la presente decisión en el Archivo de este Tribunal, de
conformidad con lo establecido en el artículo 248 del Código de Procedimiento
Civil.
Dada, firmada y sellada en la sede del Juzgado Superior Marítimo con
competencia nacional y sede en la ciudad de Caracas. Caracas, veinticuatro (24)
del mes de septiembre año 2007. Años 197º de la Independencia y 148º de la
Federación.
EL JUEZ,

FREDDY BELISARIO CAPELLA


LA SECRETARIA ACC

MARIA ALEJANDRA ROJAS MONTERO


En esta misma fecha, siendo las doce y treinta minutos de la tarde (12:30 p.m), se
publicó, se registró y se agregó al expediente la anterior sentencia.
LA SECRETARIA ACC
MARIA ALEJANDRA ROJAS MONTERO

FBC/MAR/lea
Exp. 2007-000092
Pieza N° 3

Fuente: http://caracas.tsj.gov.ve/decisiones/2007/septiembre/2175-24-2007-
000092-.html

on lugar Procedimiento Maritimo vs Corinoco


REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

EN SU NOMBRE
EL JUZGADO SEGUNDO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL Y DEL
TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ÁREA METROPOLITANA DE
CARACAS

Año: 198º y 149º

PARTE ACTORA: SIDOR, C.A., sociedad mercantil registrada por ante el Registro
Mercantil de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda bajo
el No. 86, Tomo 13-A-Pro de fecha 01 de abril de 1964.

APODERADO JUDICIAL DE LA PARTE ACTORA: PEDRO PERERA RIERA,


NELXANDRO ROMÁN SÁNCHEZ M. y DUBRASKA GALARRAGA PONCE, abogados
en ejercicio, inscritos en el Inpreabogado bajo los No. 21.061, 39.341 y 84.651.

PARTE DEMANDADA: CORINOCO, C.A., sociedad mercantil registrada por ante el


Registro Mercantil Quinto de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y
Estado Miranda bajo el No. 100, Tomo 501-A-Qto de fecha 22 de enero de 2001.

APODERADOS JUDICIALES DE LA PARTE DEMANDADA: PEDRO J. RAMÍREZ


PERDOMO y NEVAI ALEXANDRA RAMÍREZ BALDO, abogados en ejercicio, inscritos
en el Inpreabogado bajo los No. 8791 y 124.443.

MOTIVO: COBRO DE BOLÍVARES y DAÑOS Y PERJUICIOS

ASUNTO: CUESTIÓN PREVIA ORDINAL 1º

EXPEDIENTE: 06-9062
-I-
SÍNTESIS DEL PROCESO

Se inició el presente proceso mediante libelo de demanda introducido por la


representación judicial de la empresa SIDOR, C.A., y previa distribución, fue
recibida por este Juzgado en fecha 27 de noviembre de 2006.
En fecha 19 de enero de 2007, la demanda es admitida por este Juzgado por no
ser contraria al orden público, a las buenas costumbres o alguna disposición
expresa de la ley.
En fecha 23 de febrero de 2007, se comisiona al Juzgado de Municipio Caroní del
Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, a fin de intimar
a la parte demandada en el presente juicio.
Habiéndose agotado todos los medios necesarios para lograr la citación personal
de la parte demandada, así como la constancia en autos de los carteles para
lograr la citación de la demandada, por auto de fecha 13 de noviembre de 2007,
se nombró como defensora judicial de la misma a la ciudadana MILAGROS
COROMOTO FALCON, aceptando dicho cargo en fecha 15 de noviembre del
mismo año.
En fecha 29 de enero de 2008, la parte intimada estando dentro de la
correspondiente oportunidad legal, promovió la cuestión previa por
litispendencia, contenida en el ordinal 1º del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil.
En fecha 14 de febrero de 2008, la parte actora dio contestación a la cuestión
previa contenida en el ordinal 1º promovida por la parte demandada,
contradiciendo la misma.
Ahora bien, como quiera que nos encontramos en el lapso correspondiente para
ello, este Tribunal pasa a resolver la cuestión previa promovida por la parte
demandada, en los siguientes términos.
-II-
ALEGATOS DE LAS PARTES

El apoderado judicial de la parte demandada, consignó escrito de promoción de


cuestiones previas, en el cual alegó lo siguiente:
1. Que el objeto de la presente demanda tiene relación directa con la Ley de
Comercio Marítimo, específicamente en los artículo 190 y siguientes de dicho
texto normativo.
2. Que la competencia marítima tiene por su especialidad, prevalencia sobre la
jurisdicción Civil o Mercantil.
3. Que este Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y de
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas es
incompetente por la materia para conocer de la causa, siendo el competente el
Tribunal de Primera Instancia Marítimo con Competencia Nacional y sede en la
ciudad de Caracas.

La parte actora contradijo la cuestión previa promovida, alegando lo siguiente:


1. Que si bien entre una de las actividades que realizaba la demandada era el
transporte, carga y descarga de mercancías, éstas las realizaba una vez que
llegaban al puerto.
2. Que la sociedad mercantil CORINOCO, C.A. no realizó transporte o carga alguna
en buques o a través de cualquier medio marítimo, sino que una vez que llegaba
el buque a puerto, la demandada transportaba vía terrestre la mercancía del
muelle de la actora al puerto o viceversa.
3. Que como consecuencia de lo anterior, la demandada no puede pretender que
se aplique la Ley de Comercio Marítimo al presente caso.
-III-
MOTIVACIÓN PARA DECIDIR

Vencida la oportunidad procesal para resolver la incidencia suscitada en virtud de


la cuestión previa contenida en el ordinal 1º del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil, promovida por la parte demandada, pasa este Juzgador a
realizar las siguientes consideraciones:
La cuestión previa propuesta por la parte demandada se refiere a la
incompetencia por la materia de este Juzgado para conocer de la presente
controversia. Dicha cuestión previa se encuentra regulada en el ordinal 1º del
artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, que literalmente reza al tenor
siguiente:

“Artículo 346.- Dentro del lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá
el demandado en vez de contestarla promover las siguientes cuestiones previas:
1° La falta de jurisdicción del Juez, o la incompetencia de éste, o la litispendencia,
o que el asunto deba acumularse a otro proceso por razones de accesoriedad, de
conexión o de continencia. (…)
(Resaltado Nuestro)

Ahora bien, observa quien aquí decide que el núcleo de la presente incidencia se
circunscribe a la solicitud de declaratoria de incompetencia de este Tribunal, por
cuanto la parte actora, según afirma la demandada, ha incoado una demanda de
cobro de una cantidad monetaria e indemnización de unos daños y perjuicios
derivados del supuesto incumplimiento de unas obligaciones de naturaleza
portuaria.
Al respecto y en virtud de lo anterior este juzgador considera pertinente citar lo
contenido en el artículo 112, primer ordinal de la Ley Orgánica de los Espacios
Acuáticos e Insulares, que al respecto expresa lo siguiente:
“Artículo 112. Los Tribunales Marítimos de Primera Instancia son competentes
para conocer:
1. De las controversias que surjan de los actos civiles y mercantiles relativos al
comercio y tráfico marítimo, así como las relacionadas a la actividad marítimo
portuaria, y las que se sucedan mediante el uso del transporte multimodal con
ocasión del comercio marítimo;
(Resaltado de este Tribunal)
El dispositivo legal previamente transcrito, establece la competencia de los
tribunales del marítimos de primera instancia para sustanciar y decidir los asuntos
y controversias relacionados con el tráfico comercial marítimo, haciendo mención
especial de los conflictos y litigios afines a la actividad portuaria. Visto lo anterior,
a los fines de entender que se entiende por actividad portuaria, la disposición
legal anteriormente transcrita debe ser concatenada con el artículo 73 de la Ley
General de Puertos, el cual se lee a continuación.
“Artículo 73. Las operaciones portuarias comprenden los servicios de atraque,
amarre, desamarre, carga, descarga, transferencia, estiba, llenado, consolidación y
vaciado de contenedores, la movilización de la carga, la recepción y entrega de
mercancías móviles; el suministro de agua, combustible , víveres y afines a los
buques; la seguridad industrial, las reparaciones de carga y, en general, otros
servicio de naturaleza semejante.”
(Resaltado de este Tribunal)
En este orden de ideas, y de una revisión del escrito que encabeza las presentes
actuaciones, este Juzgado observa que la parte demandante señala lo siguiente:
“En fecha 01 de septiembre de 2001 SIDOR y CORINOCO, suscribieron la Orden
de Compra Abierta en Valor N° 4600001138 anexa a este libelo de demanda
marcada con la letra “B”, con el objeto de que la demandada prestara el servicio
de carga, descarga, caleta, estiba, manipulación y aseguramiento de material
compuesto principalmente por productos siderúrgicos en el muelle de SIDOR,…”
(Resaltado de este Tribunal)
De una lectura de lo anterior, el demandante promovió una serie de órdenes de
compras, las cuales, según afirma la parte promoverte de las mismas, demuestran
la obligación de la parte demandada a la prestación del servicio de carga,
descarga, caleta, estiba, manipulación y aseguramiento. De una interpretación
literal del artículo 73 de la Ley General de Puertos, este juzgador observa que
dichas actividades pueden ser catalogadas como operaciones portuarias.
Aplicando el artículo 112 de la Ley de Espacios Insulares y Acuáticos, y en vista de
la naturaleza portuaria de las obligaciones cuyo incumplimiento ha generado el
litigio que nos ocupa, este Tribunal debe declararse incompetente para conocer la
presente causa.
Finalmente, y por todas las consideraciones anteriormente realizadas, resulta
forzoso declarar la procedencia de la cuestión previa contenida en el ordinal 1º
del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, promovida por la
representación de la parte demandada. Así se decide.
-IV-
DECISIÓN

De conformidad con los fundamentos de hecho y de derecho anteriormente


esgrimidos, este Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas,
administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,
declara CON LUGAR la cuestión previa establecida en el ordinal 1° del artículo 346
del Código de Procedimiento Civil, promovida por la parte demandada, sociedad
mercantil CORINOCO, C.A., contra la parte actora, sociedad mercantil SIDOR, C.A..
Se ordena la remisión del presente expediente al Tribunal Marítimo de Primera
Instancia con Competencia Nacional con sede en esta ciudad de Caracas. Lo
anterior, una vez vencido el lapso para el ejercicio del recurso de regulación de la
competencia
De conformidad con lo establecido en el artículo 248 del Código de
Procedimiento Civil, déjese copia certificada del presente fallo.
Conforme a lo establecido en el Artículo 274 del Código de Procedimiento Civil se
condena en costas a la parte actora al haber resultado totalmente vencida en esta
incidencia.
Por cuanto la presente decisión se publica fuera del lapso legalmente establecido
para ello, conforme a lo dispuesto en el artículo 251 del Código de Procedimiento
Civil, notifíquese a las partes.
Regístrese, publíquese.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho del Juzgado Segundo de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, a los ___________ (____) días del mes de Abril de dos mil
siete (2008). Año 198° de la Independencia y 149° de la Federación.
EL JUEZ

LUIS RODOLFO HERRERA GONZÁLEZ.


LA SECRETARIA

MARÍA GABRIELA HERNÁNDEZ RUZ.

En esta misma fecha se publicó la presente sentencia, siendo las________.

LA SECRETARIA
Exp. Nº 06-9062
LRHG/MGHR/ngp
Publicado por Pedro J Ramírez Perdomo en 9:55
Etiquetas: Derecho Maritimo

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