Lectura. Trastornos Bipolares - U1mrctkc4s
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Definición
El trastorno bipolar es un trastorno mental que puede ser crónico o episódico (lo que significa
que ocurre ocasionalmente y a intervalos irregulares). Puede ocasionar cambios inusuales, a
menudo extremos y fluctuantes en el estado de ánimo, el nivel de energía y de actividad, y la
concentración.
La mayoría de las veces, el trastorno bipolar se presenta o comienza durante los últimos años
de la adolescencia o cuando inicia la edad adulta. En ciertas ocasiones, los síntomas bipolares
pueden presentarse en niños. Aunque los síntomas aparecen y desaparecen, por lo general, el
trastorno bipolar requiere de tratamiento de por vida y no cesa por sí solo. El trastorno bipolar
puede ser un factor importante en el suicidio, la pérdida del trabajo y la discordia familiar, pero
un tratamiento adecuado genera mejores resultados.
Las siguientes especificaciones sólo se aplican al episodio depresivo mayor actual (o más
reciente):
Crónico.
Con características de melancolía.
Con características atípicas.
Las siguientes especificaciones pueden ser usadas para indicar el patrón de los episodios:
Especificadores de curso longitudinal (con o sin recuperación completa entre los episodios).
Patrón estacional.
Con ciclaje rápido.
Algunas personas con trastorno bipolar pueden tener síntomas más leves que otras que
también lo tienen. Por ejemplo, los episodios hipomaníacos pueden hacer que la persona se
sienta muy bien y sea muy productiva, y es posible que no sienta que algo está mal. Sin
embargo, la familia y los amigos pueden notar que los cambios en el estado de ánimo y en los
niveles de actividad muestran un comportamiento diferente que el de costumbre, y usted puede
caer en una depresión grave después de los episodios hipomaníacos leves.
Trastorno Bipolar I
Lo esencial del Trastorno Bipolar I es su curso clínico, caracterizado por la presentación de uno
o más episodios de manía o episodios mixtos. Frecuentemente, los sujetos con este trastorno
han tenido también uno o más episodios de depresión mayor. Es común tanto en varones como
en mujeres. La prevalencia de vida del trastorno es de 0,4% a 1,6%. En los primeros(varones),
el episodio inicial tiende a ser de manía; mientras que en mujeres suele ser de depresión. Las
mujeres tienen más posibilidades de desarrollar un Trastorno Bipolar I en el post parto.
Curso. El Trastorno Bipolar I es recurrente y más del 90% de los sujetos que han tenido un
episodio maníaco los presentarán en el futuro. En términos generales, el 60% a 70% de los
episodios maníacos ocurren inmediatamente antes de, o siguen a, un episodio depresivo
mayor. Con un patrón característico en cada sujeto. En el bipolar I, el número de episodios
durante la vida (tanto de manía como de depresión mayor) tiende a ser más numeroso que en
la depresión mayor recurrente. El intervalo entre los episodios tiende a disminuir a medida que
el sujeto envejece. Existe evidencia que los cambios en el patrón de sueño pueden precipitar o
exacerbar episodios maníacos, mixtos o hipomaníacos. Un 5% a 15% de los sujetos con
trastorno bipolar tienen múltiples episodios afectivos (4 ó más) (de depresión mayor, manía,
mixto o hipomanía) que ocurren en el lapso de un año. Por lo que les denomina de ciclaje
rápido.
Aunque la mayoría de los individuos con trastorno bipolar I recuperan su nivel de
funcionamiento previo, algunos (20%-30%) continúan presentando cambios en el humor con
dificultades interpersonales y ocupacionales.
Trastorno Bipolar II
El Trastorno Bipolar II, llamado también depresión mayor recurrente con hipomanía, es una
nueva categoría diagnóstica en el DSM-V. Se caracteriza por la ocurrencia de uno o más
episodios de depresión mayor acompañado de, por lo menos, un episodio hipomaníaco. La
presencia de un episodio maníaco o mixto; episodios de trastorno del humor inducido por
sustancias; o, condiciones médicas generales, descarta el diagnóstico de bipolar II. Asimismo,
los episodios no deben ser explicados por trastorno esquizoafectivo y no debe estar
sobrepuesto a un trastorno esquizofreniforme, delusivo u otro cuadro psicótico sin
especificación. Los síntomas deben causar distrés clínicamente significativo o deterioro en el
funcionamiento social, ocupacional u otro. Aunque la hipomanía es usualmente una condición
recurrente que no produce mayor alteración funcional, el deterioro puede resultar de los
episodios depresivos mayores o de un patrón crónico de episodios de humor impredecibles, y
de fluctuaciones en el funcionamiento interpersonal y ocupacional. Tiende a no responder al
tratamiento.
Los sujetos con Trastorno Bipolar II pueden no considerar patológico el episodio hipomaníaco,
aunque otros sean mortificados por su conducta errática. La información indirecta es a menudo
crucial para el diagnóstico.
Ciclotimia
Los pacientes ciclotímicos oscilan entre hipomanía y depresiones leves. Los síntomas
hipomaníacos no aparecen en suficiente número, severidad, o duración como para alcanzar el
criterio de manía o de depresión mayor. Los sujetos con este diagnóstico tienen un riesgo
estimado entre 15% y 50% de desarrollar un Trastorno Bipolar I o II. Los trastornos ciclotímicos
deben diferenciarse de aquellos causados por una condición médica general, inducidos por
sustancias químicas o de cuadros de ciclaje rápido o personalidades fronterizas.
1. Modelos Biológicos
La hipótesis catecolamínica de los trastornos del afecto fue formulada inicialmente por Glowiski
y cols. en el año 1965. Proponía que la depresión se relacionaba con una deficiencia funcional
de neurotransmisores a nivel de los receptores adrenérgicos, mientras en la manía ocurría lo
inverso.
Los trastornos del afecto serían precipitados por cambios en la función cateco-lamínica. Así, un
estado afectivo dado podría representar un balance entre una actividad colinérgica central y
una a nivel de los neurotransmisores, en áreas del cerebro que regulan el afecto. De acuerdo
con esta hipótesis, propuesta por Janowsky y col., la depresión es una manifestación de
dominio colinérgico, mientras que la manía es adrenérgica. El soporte para esta hipótesis
procede de experimentos en animales que demuestran efectos antagonistas centrales de
naturaleza colinérgica y adrenérgica. La reserpina, una droga que causa depresión tiene
propiedades colinomiméticas centrales. En humanos, la fisiostigmina y otras drogas de acción
colinomimética central, que aumenta los niveles centrales de acetilcolina, pueden contrarrestar
la manía y causar depresión en ciertos sujetos. Por otra parte, los antidepresivos tricíclicos
tienen propiedades anticolinérgicas centrales.
Otros investigadores han informado, también, una reducción funcional en los niveles de
serotonina, que podría contribuir directamente o predisponer al desarrollo de síntomas de
depresión y probablemente de manía. Es importante señalar, sin embargo, que un defecto en la
transmisión serotonérgica podría permitir el desarrollo de un trastorno afectivo, aunque es
insuficiente como agente causal.
Una opinión reciente es que existe un desequilibrio entre los diferentes neurotrasmisores en la
manía y la melancolía. Esta hipótesis considera que, en todo momento, el equilibrio entre los
neurotrasmisores accesibles en el receptor es el que determina la conducta y la naturaleza del
fenómeno depresivo.
2. Modelos Genéticos
Existe suficiente información que sugiere la existencia de un factor genético en la etiología de
los trastornos afectivos; que los trastornos unipolares y bipolares son genéticamente distintos;
y, que los trastornos afectivos son genéticamente diferentes de la esquizofrenia.
Recientemente, dos grupos de investigadores han publicado, independientemente, resultados
que asocian los trastornos del afecto bipolar con localizaciones genéticas específicas. En
ambos estudios, los análisis estadísticos sobre la probabilidad que tales observaciones sean
resultado de la asociación genética en vez del azar, excedían 1.000: 1. En el primer informe,
Egeland y colab. identificaron en una comunidad Amish, en los Estados Unidos, un segmento
cercano al punto distal del brazo corto del cromosoma 11 como el locus del gen que predispone
a la enfermedad bipolar. Un segundo estudio, basado en el análisis de linajes por Barón y cols.
provee nueva evidencia en apoyo de una cercana asociación entre enfermedad bipolar y dos
marcadores en un extremo del cromosoma X: ceguera al color y deficiencia de glucosa-seis-
fosfato-dehidrogenasa.
3. Modelos Psicológicos
En la revisión del tema emergen ciertas áreas con relación al papel de las pérdidas en la
infancia, los modelos cognoscitivos de la depresión y a la relación entre personalidad y
trastornos del afecto.
Akiskal y cols. revisaron la literatura acerca de la relación entre personalidad y trastorno del
afecto, y resumieron las posibles interacciones en las siguientes: 1) ciertos rasgos de
personalidad predisponen al individuo a desarrollar trastornos afectivos; 2) la personalidad
subyacente modifica la forma clínica de presentación de los trastornos del afecto; 3)
alteraciones de la personalidad evidencian, en ciertos casos, la presencia de un trastorno
subyacente del afecto; 4) ciertos trastornos de la personalidad representan formas atenuadas
de un trastorno afectivo.
De otro lado, la teoría cognoscitiva señala que ocurren distorsiones muy tempranas en el
proceso del pensamiento; una cadena de acontecimientos evaluados negativamente que
culminan en depresión. Demandas no realistas de uno mismo o de otros, o creencias en el
destino, son vistas como causantes de la vulnerabilidad para desarrollar delusiones, pérdida del
optimismo, y eventualmente producir depresión. Analizando material grabado en entrevistas de
psicoterapia, de sujetos deprimidos y no deprimidos, Beck, encontró que los primeros tienden a
hacer interpretaciones equivocadas de sucesos irrelevantes, en el sentido de fracaso personal,
privación o rechazo. Tienden a ser exagerados y crear generalizaciones erradas sobre
cualquier acontecimiento, con información negativa sobre ellos mismos. Basado en tales
hechos, Beck propuso que ciertos esquemas cognoscitivos adquieren importancia durante la
depresión, dominan el proceso mental y llevan a distorsiones cognoscitivas.
Algunos síntomas del trastorno bipolar son parecidos a los de otras enfermedades, lo que
puede dar origen a un diagnóstico erróneo. Por ejemplo, algunas personas con trastorno
bipolar que también tienen síntomas psicóticos pueden diagnosticarse erróneamente con
esquizofrenia. Algunas enfermedades o trastornos físicos, como la enfermedad de la tiroides,
pueden imitar los cambios en el estado de ánimo y otros síntomas del trastorno bipolar. A
veces, las drogas ilícitas pueden imitar, provocar o empeorar los síntomas del estado de ánimo.
Observar los síntomas en el transcurso de la enfermedad (seguimiento longitudinal) y los
antecedentes familiares de la persona pueden desempeñar un papel fundamental para
determinar si una persona tiene trastorno bipolar con psicosis o con esquizofrenia.
Terapia farmacológica
Ciertos medicamentos pueden ayudar a controlar los síntomas del trastorno bipolar. Algunas
personas pueden tener que probar con varios medicamentos diferentes y colaborar con su
médico antes de encontrar los que le funcionan mejor. Los tipos más comunes de
medicamentos que recetan los médicos incluyen estabilizadores del estado de ánimo y
antipsicóticos atípicos. Los estabilizadores del estado de ánimo como el litio pueden ayudar a
evitar episodios anímicos o reducir su gravedad si ocurren. El litio también disminuye el riesgo
de suicidio. A veces, además de los estabilizadores del estado de ánimo, se agregan otros
medicamentos al plan de tratamiento para ayudar a controlar los problemas del sueño o la
ansiedad.
Psicoterapia
La psicoterapia (a veces denominada “terapia de diálogo”) es un término utilizado para una
variedad de técnicas de tratamiento que tienen como objetivo ayudar a una persona a
identificar y cambiar emociones, pensamientos y comportamientos problemáticos. La
psicoterapia puede ofrecer apoyo, educación, habilidades y estrategias a las personas con
trastorno bipolar y sus familias. A menudo, se recurre a la psicoterapia en combinación con
medicamentos. Algunos tipos de psicoterapia (por ejemplo, la terapia interpersonal y de ritmo
social) pueden ser un tratamiento eficaz para el trastorno bipolar cuando se usan con
medicamentos.
Otros tratamientos
Algunas personas pueden beneficiarse de otros tratamientos para controlar sus síntomas
bipolares, entre ellos:
La terapia electroconvulsiva, que es un procedimiento de estimulación cerebral que puede
ayudar a las personas a aliviar los síntomas graves del trastorno bipolar. Por lo general, se
contempla este tipo de terapia solo si el paciente no ha mejorado después de probar con
otros tratamientos (como medicamentos o psicoterapia), o cuando se necesita una
respuesta rápida, como en el caso de riesgo de suicidio o catatonia (un estado de estupor).
El ejercicio vigoroso regular, como trotar, nadar o andar en bicicleta, ayuda con la depresión
y la ansiedad, promueve un sueño más profundo y es saludable para el corazón y el
cerebro.
Mantener un life-chart, o gráfico vital de la evolución de la enfermedad en el que se registran
los síntomas anímicos diarios, los tratamientos, los patrones de sueño y los acontecimientos
de la vida, puede ayudar a las personas y a sus médicos a dar seguimiento y a tratar el
trastorno bipolar.