Aristóteles Metafísica Selección Definitiva

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Filosofía – Prof. Rocío Santos – Sextos años.

METAFÍSICA - ARISTÓTELES
TEXTOS SELECCIONADOS

LIBRO PRIMERO – CAPÍTULO PRIMERO

“Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer


que nos causan las percepciones de nuestros sentidos son una prueba de
esta verdad. Los animales reciben de la naturaleza la facultad de conocer por
los sentidos. Pero este conocimiento en unos no produce la memoria, al paso
que en otros la produce. Y así los primeros son simplemente inteligentes; y
los otros son más capaces de aprender.
En los hombres la experiencia proviene de la memoria. En efecto,
muchos recuerdos de una misma cosa constituyen una experiencia. Por la
experiencia, progresan la ciencia y el arte en el hombre. La experiencia – dice
Polus- “ha creado el arte, la inexperiencia marcha a la ventura”.
El arte comienza, cuando de un gran número de nociones suministradas
por la experiencia, se forma una sola concepción general que se aplica a
todos los casos semejantes.

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La experiencia es el conocimiento de las cosas particulares y el arte, por


el contrario, de lo general. El conocimiento y la inteligencia, según la opinión
común, son más bien patrimonio del arte que de la experiencia.

El arte, más que la experiencia es ciencia; porque los hombres de arte


pueden enseñar y los hombres de experiencia no. Los hombres de experiencia
saben bien que tal cosa existe, pero no saben por qué existe; los hombres da
arte, por el contrario, conocen el porqué y la causa. El hombre de experiencia
parece ser más sabio que el que sólo tiene conocimientos sensibles: el
hombre de arte lo es más que el hombre de experiencia; y la especulación es
superior a la práctica.

Capítulo dos

La ciencia que se llama Filosofía es, según la idea que generalmente se


tiene de ella, el estudio de las primeras causas y de los principios.
Examinemos de qué causas y de qué principios se ocupa la Filosofía como
ciencia. La Filosofía es aquella ciencia que se busca por sí misma, sólo por el
ansia de saber. Es la ciencia soberana, la ciencia superior a toda ciencia
subordinada, es aquella que conoce el porqué debe hacerse cada cosa. Y este
porqué es el bien de cada ser, que tomado en general, es lo mejor en todo el
conjunto de los seres. Es imprescindible que la Filosofía sea la ciencia teórica
de los primeros principios y de las primeras causas, porque una de las causas
es el bien, la razón final. “Hay una ciencia que estudia al ser en tanto que ser y
los accidentes propios del ser. Esta ciencia es diferente de todas las ciencias
particulares, porque ninguna de ellas estudia en general al ser en tanto que
ser”, ( Libro cuarto, capítulo primero ).

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Y que no es una ciencia práctica lo prueba el ejemplo de los primeros


que han filosofado. Lo que en un principio movió a los hombres a hacer las
primeras indagaciones filosóficas fue, como lo es hoy, la admiración. Entre los
objetos que admiraban y de que no podían darse razón, se aplicaron primero a
los que estaban a su alcance; después avanzando paso a paso, quisieron
explicar los más grandes fenómenos, por ejemplo, las diversas fases de la
Luna, el curso del Sol y de los astros y, por último, la formación del Universo.

Ir en busca de una explicación y admirarse, es reconocer que se


ignora. Y así, puede decirse, que el amigo de la ciencia lo es en cierta manera
de los mitos, porque el asunto de los mitos es lo maravilloso. Por
consiguiente, los primeros filósofos filosofaron para librarse de la ignorancia,
es evidente que se consagraron para saber, y no por miras de utilidad.
Así como llamamos hombre libre al que se pertenece a sí mismo y no
tiene dueño, en igual forma esta ciencia es la única entre todas las ciencias
que puede llevar el nombre de libre. Sólo ella efectivamente depende de sí
misma. No, el filósofo no debe recibir leyes y sí darlas.
Y así con razón debe mirarse como cosa sobrehumana la posesión de
esta ciencia. Porque la naturaleza del hombre es esclava en tantos respectos,
que sólo Dios, hablando como Simónides, debería disfrutar de este precioso
privilegio. Sin embargo, es indigno del hombre no ir en busca de una ciencia a
que puede aspirar.. Si los poetas tienen razón diciendo que la divinidad es
capaz de envidia, con ocasión de la Filosofía podría aparecer principalmente
esta envidia, y todos los que se elevan por el pensamiento deberían ser
desgraciados. Pero no es posible que la divinidad sea envidiosa, y “los poetas
- como dice el proverbio - mienten muchas veces”.

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Por último, no hay ciencia más digna de estimación que ésta, porque
debe estimarse más la más divina, y esta lo es en un doble concepto. En
efecto, una ciencia, que es principalmente patrimonio de Dios, y que trata de
las cosas divinas, es divina entre todas las ciencias. Pues bien, sólo la
Filosofía tiene este doble carácter.
Dios pasa por ser la causa y el principio de todas las cosas, y Dios
sólo, o principalmente al menos, puede poseer una ciencia semejante. Todas
las demás ciencias tienen, es cierto, más relación con nuestras necesidades
que la Filosofía, pero ninguno la supera. Decimos que se sabe, cuando
creemos que se conoce la causa primera. Evidentemente es preciso adquirir la
ciencia de las causas primeras del ente en cuanto ente.
Se distinguen cuatro causas.

La primera es la esencia, la
forma propia de cada cosa, porque lo
que hace que una cosa sea, está toda
entera en la noción de aquello que ella
es; la razón de ser primera es, por
tanto, una causa y un principio. La segunda es la materia, el sujeto; la tercera
el principio del movimiento (causa eficiente ); la cuarta, que corresponde a la
precedente, es la causa final de las otras, el bien, porque el bien es el fin de
toda producción.

LIBRO DOCE.

La esencia es el objeto de nuestro estudio, porque buscamos los


principios y las causas de las esencias.
La sustancia o esencia sensible perecedera es susceptible de
mudanza. Hay dos clases de ser; el ser en potencia y el ser en acto; todo
cambio se verifica pasando de uno a otro, de lo blanco en potencia a lo blanco
en acto. Todo proviene del ser; pero sin duda del ser en potencia, es decir, del
no- ser, en acto.

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Todo lo que muda es algo, y el cambio tiene una causa y un fin. La


causa es el motor, el sujeto es la materia, y el fin es la forma.
El ser en acto es, por una parte, la forma, en caso que la forma pueda tener
una existencia independiente, y el conjunto de la materia y de la forma. el ser
en potencia es la materia, porque la materia es lo que puede devenir o llegar a
ser uno u otro de los opuestos.

La serie de causas no puede ser infinita. Necesidad de un primer principio.

“Es evidente que existe un primer principio, y que no existe ni una serie
infinita de causas, ni una infinidad de especies de causas; no es posible bajo
el punto de vista de la materia que haya producción hasta el infinito; que la
carne, por ej., proceda de la tierra, la tierra del aire, el aire del fuego, sin que
esta cadena se acabe nunca. Lo mismo debe entenderse del principio del
movimiento; (...)En igual forma sucede con la causa final, no puede irse hasta
el infinito, y decirse, que el paseo existe en vista de la salud, la salud en vista
del bienestar, el bienestar en vista de otra cosa, y que toda cosa existe
siempre en vista de otra cosa. Y, por último, lo mismo puede decirse de la
causa esencial.”

“... de manera que si no hay algo que sea primero no hay absolutamente
causa”

“... lo mismo que entre el ser y el no ser hay siempre el devenir, en igual
forma, entre lo que no existía y lo que existe, hay lo que deviene. Y así el que
estudia deviene o se hace sabio, (...) o de aprendiz que era se hace maestro”

“Aún más_ la causa final es un fin. Por causa final se entiende lo que no
se hace en virtud de ninguna otra cosa sino, por lo contrario, aquello en
virtud de lo que se hace otra cosa.(...). Los que admiten la producción hasta el
infinito, no ven que suprimen de esta manera el Bien porque ¿hay alguien que

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quiera emprender algo sin proponerse llegar a un término? Esto sólo ocurriría
al insensato. El hombre racional obra siempre en vista de alguna cosa y esta
mira es un fin,(...)Pero no puede indefinidamente ir de una esencia a otra .”

“Más aún; un sistema semejante hace imposible todo conocimiento. No


es posible saber y es imposible conocer, antes de llegar a lo que es simple, a
lo que es indivisible.”

EL SUMO BIEN, LA CAUSA FINAL O EL MOTOR INMÓVIL

ARISTÓTELES, METAFÍSICA, LIBRO XII

Las sustancias, en efecto son los seres primeros, y si todas fuesen


corruptibles, todas las cosas serían corruptibles. Pero es imposible que el
movimiento se genere o se corrompa (pues ha existido siempre); lo mismo
ocurre con el tiempo. Pues no puede haber antes ni después si no hubiera
tiempo. Y el movimiento (circular de los planetas) es continuo.
El cambio primero es el movimiento de traslación y el primero de los
movimientos de traslación es el movimiento circular. El ser que imprime este
movimiento es el motor inmóvil.
Pero, si hay algo que puede mover o hacer, pero no opera nada, no
habrá movimiento; ya que es posible que lo que tiene potencia (de actuar) no

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actúe. De nada sirve que supongamos sustancias eternas, como los


partidarios de las Ideas Porque si no actúa, no habrá movimiento. Y, aunque
actúe tampoco si su sustancia es potencia; pues no será un movimiento
eterno; ya que es posible que lo que existe en potencia deje de existir. Es
preciso, por lo tanto que haya un principio tal que su sustancia sea acto.
Además es preciso que este principio sea inmaterial, ya que hay cosas
inmateriales.
Hay, sin embargo, una dificultad. Parece que todo lo que actúa puede actuar,
mientras que no todo lo que puede actuar actúa. Pero si fuese así no habría
ningún ente; cabe, en efecto, que algo pueda ser pero todavía no sea. Pero
¿cómo podrá haber movimiento si no hay ninguna causa en acto? La madera,
en efecto no se moverá a sí misma, sino que la moverá el arte del carpintero...
... Nada se mueve al azar sino que siempre tiene que haber algún
motivo. Por eso decir que el acto es anterior a la potencia es correcto en y en
sentido y en otro no
...Si siempre se repite cíclicamente lo mismo, tiene que subsistir
siempre algo que actúe del mismo modo. Y, si ha de haber generación y
corrupción, tiene que haber otra cosa que actúe siempre, unas veces de un
modo y otras veces de otro. Tendrá que actuar, por tanto, en cierto modo por
sí misma, y en cierto modo en virtud de otra cosa: o bien en virtud de un
tercero o bien en virtud de una primera causa...
...y hay algo que se mueve siempre con un movimiento incesante, que
es el movimiento circular de los planetas… Por tanto hay también algo que
mueve .Y, puesto que lo que se mueve y mueve es intermedio, tiene que haber
algo que sin moverse mueva, que sea eterno sustancia y acto.
Y mueven así lo deseable y lo inteligible. Mueven sin ser movidos. Es
apetecible lo que parece bueno y es objeto primario de la voluntad lo que es
bueno...
La causa final, por tanto, es inmóvil. Y mueve en cuanto que es amada,
mientras que todas las demás cosas mueven al ser movidas. La causa final es,
por tanto, ente por necesidad; y en cuanto es por necesidad, es un bien, y de
este modo principio.

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Así, pues, que hay una sustancia eterna, inmóvil y separada de las
cosas sensibles, resulta claro. Queda demostrado que no cabe que esta
sustancia tenga ninguna magnitud, sino que carece de partes y es indivisible
(pues mueve durante tiempo infinito, y nada finito tiene potencia infinita); y
puesto que toda magnitud es infinita o finita, no puede tener magnitud finita;
pero tampoco infinita porque no hay absolutamente ninguna magnitud infinita.
Queda también demostrado que es impasible e inalterable...

La identificación del primer motor con el Entendimiento

El Entendimiento parece ser el más divino de los fenómenos; explicar


cómo puede ser tal plantea algunas dificultades. Pues si nada entiende ¿cuál
será su dignidad? ...Pero si entiende pero depende en esto de otra cosa, pues
su sustancia no es esta, es decir intelección, sino potencia, entonces no será
la sustancia más noble; su nobleza, en efecto lo debe a la intelección.
Además, tanto si su sustancia es entendimiento como si es intelección ¿qué
entiende? O bien se entiende a sí mismo, o bien a alguna otra cosa. (Si es lo
más noble y lo más divino) es evidente que entiende lo más divino y lo más
noble, y no cambia pues el cambio sería a peor y esto sería y cierto
movimiento. Por lo tanto se entiende a sí mismo, puesto que es lo más
excelso, y su intelección es intelección de intelección.
....No siendo distinto, pues lo entendido y el Entendimiento, en las cosas
inmateriales, será lo mismo, y el Entendimiento se identificará con lo
entendido.
Se debe investigar también de cuál de estas dos maneras se encuentra
el Bien Supremo en la naturaleza del Universo: ¿mueve como algo separado e
independiente, o como el orden? ¿O de ambas maneras, como en un ejército?
Aquí, en efecto, el bien es el orden y el general, y más éste; pues no existe
éste gracias al orden, sino el orden gracias a éste.
Y todas las cosas están coordinadas de algún modo, pero no
igualmente, los peces, las aves y las plantas; y no es como si las unas no
tuvieran ninguna relación con las otras, sino que tienen alguna. Pues todas las
cosas están coordinadas hacia una; pero del mismo modo que, en una casa,

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los libres son los que menos pueden hacer cualquier cosa, sino que todas o la
mayoría están ordenadas, mientras que los esclavos y los animales pueden
contribuir poco al bien común, y generalmente obran al azar.
Así se explica (ya que nadie lo ha explicado) por qué ha de haber
siempre generación y cuál es la causa de la generación.

El cambio primero es el movimiento de traslación y el primero de los


movimientos de traslación es el movimiento circular. El ser que imprime este
movimiento es el motor inmóvil.
El motor inmóvil es, pues, un ser necesario, tal es el principio de que
penden el cielo y toda la naturaleza. Nosotros sólo por poco tiempo podemos
gozar de la felicidad perfecta pero Él la posee eternamente, lo cual es
imposible para nosotros (“toda la vida de los dioses inmortales es una
felicidad, los hombres no conocen la felicidad sino en tanto que hay en sus
facultades algo que les es común con los dioses”, Ética a Nicomáco, X, 8 ).”

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ÉTICA A NICOMÁCO
TEXTOS SELECCIONADOS

LIBRO PRIMERO.

“Toda arte y toda investigación, y del mismo modo toda acción y toda
elección , parecen tender hacia algún bien; por esto se ha dicho con razón que
el bien es aquello a que tienden todas las cosas.
Si realmente existe algún fin de nuestros actos que nosotros queremos
por sí mismo, mientras que los demás fines por él, y no elegimos todo por otra
cosa, pues así se procedería hasta el infinito, de tal manera que el deseo sería
vano y vacío – es evidente que ese fin será el bien y el bien supremo. Si esto
es así, hemos de precisar e intentar comprender de forma general en qué
consiste este bien, y a qué ciencias o facultades implica.

Podría parecer que depende de la más


principal y más directiva u organizativa de las
ciencias. Esta es, manifiestamente la ciencia
política.
Dado que la política legisla qué es lo que se
debe hacer y qué es lo que se debe evitar su fin
constituye el bien supremo del hombre.
Y aunque el bien del individuo se identifica
con el bien de la ciudad ( polis ), parece evidente
que alcanzar el bien de la ciudad es mucho más
grande y perfecto, porque si el bien es deseable
conseguirlo cuando afecta a un solo individuo, es
más hermoso y divino conseguirlo para un pueblo
y las ciudades ( “ello es así dado que el hombre es, por naturaleza un ser o

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realidad social”, 1.7 ). Este es, pues, el objeto de nuestra investigación


presente, que es, de alguna manera, una cierta disciplina política.
Volviendo a nuestra cuestión inicial, puesto que todo conocimiento y
toda elección tienden a algún bien, ¿cuál es el bien que aspira a conseguir la
política, y cuál es el bien supremo entre todos los bienes que pueden
realizarse con nuestras actividades?
Existe un consentimiento general en relación a su nombre, pues tanto
la multitud como los hombres cultivados dicen que es la felicidad y creen que
vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz. Pero acerca de la naturaleza
misma de la felicidad no hay consentimiento ni unanimidad entre la multitud y
los hombres cultivados. Unos creen que es alguna de las cosas visibles y
manifiestas, como el placer o la riqueza o los honores; otros dan una
respuesta distinta a la cuestión.
Pero algunos creen que, por encima de todos estos bienes, hay otro
bien que es bueno por si mismo y que es la causa de que todos aquellos
bienes sean tales. Este bien parece ser de forma especial la felicidad y ello es
así porque la elegimos siempre por ella misma y nunca por otra cosa. Ella es
lo más deseable de todo, aun sin añadirle nada. Así pues, según el parecer
general, la felicidad es algo perfecto y autosuficiente ( autárquico ), por ser el
fin de los actos.

Parece oportuno mostrar con mayor claridad y precisión qué es


realmente la felicidad. Quizás llegaríamos a esta claridad y precisión si
comprendiéramos plenamente la función del hombre.

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Si la función propia del hombre es la actividad del alma según la razón,


o en parte según la razón y afirmamos por otra parte que esta función es
específica del hombre y del hombre bueno; si ello es así, afirmamos que la
función del hombre es un tipo de vida, y que este tipo de vida es la actividad
del alma acompañada de las acciones razonables, y que la vida del hombre
bueno consiste en estas mismas cosas hechas de un modo perfecto y bello, y
realizadas cada una de ellas, según la virtud adecuada.
El bien propio del hombre, entonces es la actividad del alma en
conformidad con la virtud, y si las virtudes son varias, en conformidad con lo
mejor y más perfecta, y además a lo largo de la totalidad de la vida. Pues una
golondrina no hace primavera, ni un solo día de sol, de igual modo, ni un solo
día ni un tiempo muy corto hace venturoso y feliz a alguien.
Nuestro razonamiento está de acuerdo con los que pretenden que la
felicidad consiste en la virtud, en general, o en alguna virtud en particular,
pues la felicidad es, según nuestra opinión, la actividad del alma conforme a la
virtud. Las acciones conformes a la virtud son agradables por sí mismas. La
vida de los hombres virtuosos no necesita el placer como un añadido de su
vida, es esta vida, la que es placer por si misma.
Sin embargo, es evidente que la felicidad no puede prescindir de los
bienes exteriores. Pues es, en efecto, imposible, al menos difícil, hacer el bien
cuando se carece de recursos. Muchas acciones exigen, como instrumentos
de su realización, los amigos, la riqueza o un cierto poder político.
Aceptado que la felicidad es una actividad del alma conforme a la
virtud perfecta, debemos tratar ahora, de la virtud. Llamamos virtud humana
no a la del cuerpo, sino a la del alma, y afirmamos que la felicidad es una
actividad del alma.
Las virtudes del alma son unas
dianoéticas; las otras éticas, y así la
sabiduría, la inteligencia y la prudencia son
dianoéticas; y la liberalidad y la templanza
éticas.
En efecto, cuando hablamos del
carácter ( ethos ) no decimos que alguien

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es sabio o inteligente, sino que es amable o sobrio, y al sabio lo alabamos


también por sus hábitos, y a los hábitos dignos de elogio los llamamos
virtudes.

LIBRO SEGUNDO

Ninguna de las virtudes éticas se produce en nosotros por naturaleza y


ello es así, porque ninguna cosa natural puede ser modificada por la
costumbre. Por tanto, las virtudes no se originan en nosotros por naturaleza,
ni contra la naturaleza sino por estar dotadas de una aptitud natural para
adquirirlas y perfeccionarlas mediante la costumbre.
Las virtudes éticas adquirimos desde un principio mediante el
ejercicio. La prueba de esto está en lo que ocurre en las polis; los legisladores
hacen buenos a los ciudadanos haciéndoles adquirir buenas costumbres, y
ésta es la intención de todo legislador y se equivocan todos aquellos
legisladores que no actúan así. Por consiguiente, adquirir desde jóvenes tales
o cuales hábitos no sólo tiene importancia o mucha importancia, sino una
importancia total.
Es necesario actuar según la recta razón, es un principio aceptado
comúnmente y que damos por admitido como supuesto. Las acciones éticas
deben realizarse con conocimiento, voluntariamente y con una actitud firme. A
continuación debemos investigar qué es la virtud. Las virtudes son hábitos.
Llamo hábito a todo aquello en virtud de lo cual nos comportamos correcta o
incorrectamente respecto de las pasiones ( lo que nos afecta en el alma ); por
ejemplo, nos comportamos incorrectamente respecto de la ira, si nuestra
actitud es desproporcionada o parca y correctamente si obramos con medida,
y lo mismo puede decirse respecto al miedo, envidia, alegría, deseo, celos,
compasión, etc. y otras pasiones.

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Sin embargo, no basta con decir que la


virtud es un hábito, es necesario además aclarar
que clase de hábito. La virtud del hombre será
también el hábito por el cual el hombre se vuelve
bueno y por el cual realiza bien su función propia.
La virtud ( ética ) tiene que ver tanto con
pasiones como con acciones, y en ellas es posible
tanto el exceso como el defecto y el término
medio. El término medio es un acierto y es propio
de la virtud y el exceso y el defecto son una
equivocación.
La virtud, por tanto, es un hábito voluntario o electivo, que consiste en
un término medio respecto a nosotros, determinado por la razón y por aquélla
( razón ) por la cual decidiría el hombre prudente.
El término medio es siempre un medio, entre dos vicios, uno por
exceso y otro por defecto, pero vista desde lo mejor y del bien, es siempre un
extremo.
Sin embargo, ni toda acción ni toda pasión admite el término medio,
pues el mero nombre de alguna de ellas implica ya maldad, tal sucede con la
malignidad, la desvergüenza y la envidia entre las pasiones; y el adulterio, el
robo y el homicidio, entre las acciones. Ahora bien, no es suficiente con decir
esto en general, sino que debe aplicarse a los casos particulares.
Así pues, respecto del miedo y la osadía, el valor es el término medio,
el que se excede por osadía es un temerario, y el que se excede en el miedo y
tiene un deficiente atrevimiento es un cobarde.
La indignación es término medio entre la envidia y la malignidad. Así el
que se indigna lo que hace es sufrir por la prosperidad de los que no lo
merecen; el envidioso, yendo más lejos, se aflige de la prosperidad de todos, y
el maligno hasta se alegra.
Por todo ello es trabajoso ser bueno, y ello es así porque es trabajoso
hallar el término medio en todas las cosas. Por eso, el bien no abunda y por
eso es una cosa hermosa y laudable.”

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POLÍTICA – ARISTÓTELES
TEXTOS SELECCIONADOS

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“Es evidente que el Estado existe por naturaleza y que el hombre es


por naturaleza animal social. Sin embargo también el interés lleva hacia la
comunidad...pero no solamente para vivir, sino más bien para vivir bien. Vivir
bien es fin del Estado, es decir, vivir felices y virtuosos.
El ciudadano bueno debe saber y poder obedecer y mandar; y ésta es
la virtud del ciudadano libre el cual primero debe obedecer y después mandar.
La rectitud ( de la ley ) debe entenderse en el sentido de igualdad entre los
ciudadanos. Pero algunos si son desiguales en algo ( por ejemplo, en las
riquezas ) creen ser desiguales en todo, otros, si son iguales en algún aspecto
( por ejemplo, en su libertad ), se creen iguales en todo.
Lo que es igualmente recto es lo que beneficia a todo el estado y a la
comunidad de los ciudadanos ( el Bien Común ).El poder que no se halla
regulado por leyes, sino por el propio arbitrio, es peligroso. Mejor es aquello
que no está sujeto en absoluto a pasiones, y ellas no corresponden a las
leyes.
En las constituciones bien moderadas, conviene vigilar especialmente
que no se violen de ninguna manera las leyes, y sobre todo evitar las
pequeñas violaciones, pues la ilegalidad se insinúa furtivamente, como los
pequeños gastos repetidos a menudo, que llevan a la ruina las fortunas.
Cuando el soberano gobierna para la utilidad pública, son las rectas
constituciones. En cambio, cuando gobiernan para la utilidad particular del
uno, de los pocos o de los muchos, son las degeneraciones.

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Entre las monarquías se suele llamar reinado, aquella que se dirige a la


utilidad pública; el gobierno de los pocos, aristocracia, ya sea porque mandan
los mejores ( aristoi ) sea porque gobiernan para lo mejor de la ciudad o de
sus miembros; cuando la masa gobierna para la utilidad común, se llama con
el nombre común de todas las constituciones, república.
Las degeneraciones de las formas nombradas, son la tiranía en el
reinado; la oligarquía en la aristocracia, la demagogia, en la república. La
tiranía es una monarquía dirigida a la utilidad del monarca, la oligarquía está
vuelta hacia la utilidad de los ricos, la demagogia hacia la utilidad de los
pobres, ninguna de ellas a la utilidad pública. Mejor es que la masa sea
soberana, antes que los óptimos, que son pocos, porque puede darse que los
muchos, sean mejores, no individualmente, sino como masa. Además, la
multitud es más incorruptible...
Es necesario que la constitución debe conservarse y ella quiere que
todas las partes y clases del Estado sean y permanezcan las mismas. Es
evidente que, a veces, entre las leyes algunas deben cambiarse. Pero es malo
habituar ( a los ciudadanos ) a cambiar fácilmente las leyes. Pues la ley no
tiene ninguna fuerza para ser obedecida salvo por la costumbre, por lo cual la
facilidad para cambiar las leyes existentes, es debilitar el poder de la ley.
Al legislador le incumbe sobre todo, la vigilancia de la educación...lo
que más importa para la estabilidad de la constitución es lo que todos
descuidan ahora, es decir, una educación apropiada a la constitución.
Pues que el

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Filosofía – Prof. Rocío Santos – Sextos años.

Estado sea virtuoso no es obra del azar, sino más bien de ciencia y de
voluntad deliberadas.”

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