Aguirre, C. Manual de Morfologia (Fragmento)

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 28

Carmen

Aguirre

Manual
de
Morfología
del español

C A S T A L IA
INSTRUMENTA
Consulte nuestra página web: http://www.castdlia.es

i;i)iCH)\h"s es un sello propiedad de: edhasa


Oficinas en Barcelona:
Avda. Diagonal, 519-521
08029 Barcelona
Tel. 93 494 97 20
E-mail: [email protected]
Oficinas en Buenos Aires (Argentina):
Avda. Córdoba 744, 2 o, unidad 6
C 1054AAT Capital Federal
Tel. ( 11) 43 933 432
E-mail: [email protected]

Primera edición: junio de 2013


O Carmen Aguirre, 2013
© de la presente edición: Edhasa (Castalia), 2013
www.edhasa.com
Ilustración de la cubierta: Kazimir Malevitch: Pintura suprema-
tista con trapecio negro y cuadrado rojo ( 1915).
Stedelijk Museum, Ámsterdam.
Diseño gráfico: RQ

ISBN: 978- 84-9740-562-1


Depósito Legal: B. 8826-2013
Impreso en Liberdúplex
Impreso en España
¿Qué es la |
morfología?
E l termino morfología empieza a utilizarse en el siglo XIX en
el campo de la biología. Su etimología viene del griego
morpho, que quiere decir ‘form a’. Esta palabra comienza
a designar la form a y estructura de los organismos.
E l térm ino pasa pronto a la lingüística para designar la
forma y la estructura interna de las palabras. A sí pues,
la m orfología es la parte de la lingüística que se ocupa
de todo lo relacionado con la palabra y su forma. La
m orfología estudia los com ponentes en que puede divi­
dirse cada una de las palabras, la utilización de dichos
com ponentes para form ar nuevas palabras, sus posibili­
dades de variación y tam bién su agrupación en clases.

15
I.i.
El estatus
de la
palabra

De manera intuitiva todos los hablantes tenemos


claro qué es y qué no es una palabra.
Tomemos la siguiente oración:

— Todos los pajarillos pasan frío en invierno.

Prácticamente todos los hablantes coincidiremos


en que esta oración tiene siete palabras. Es un hecho
que al escribir la oración separamos cada una de las pa­
labras por un espacio en blanco, pero si hiciésemos
la pregunta escuchando la oración, la respuesta sería la
misma; incluso, si la persona preguntada no tuviese nin­
gún tipo de instrucción.
El hecho de que todos sepamos de manera intuitiva
qué es una palabra se debe principalmente a que las pala­
bras son los elementos primitivos con los que trabaja la
sintaxis. Dicho de otra manera, las oraciones se constru­
yen con palabras. Podemos alterar en muchos casos el
orden en el que estas palabras aparecen en la oración, pero
lo que nunca vamos a poder hacer es fragmentar una de
estas palabras. De igual manera, si aparece un pronombre,
su antecedente tendrá que ser obligatoriamente una pala­
bra completa y no una parte de ella, un morfema. 17
Carmen Aguirre / Manual de morfología del español

18

r Además, la palabra es la única unidad de la lengua que puede apare­


cer sola en un acto de habla:

— ¿Cuándo quieres que vayamos al cine?


— Abora.

Esta claridad intuitiva y el hecho de que palabra sea un concepto tan


primario hacen precisamente que sea tan difícil de definir.
La palabra tiene también una característica fonológica importante
y es que constituye un grupo fonológico independiente, una serie de fo­
nemas que se unen en sílabas y que se agrupan en torno a una sílaba acen­
tuada. Por esta razón podemos hacer una pausa al finalizar una palabra,
entre dos palabras, pero nunca podemos interrumpir con una pausa la ex­
presión de una palabra.
Hay algunas palabras de contenido estrictamente gramatical que no
tienen independencia fonológica; es decir, son palabras átonas que tienen
que agruparse fonológicamente con la palabra que las precede o con la que
las sigue. Es el caso de los artículos y los pronombres clíticos. Estas pala­
bras constituyen “formas ligadas”, frente a las palabras que tienen una in­
dependencia fonológica, que son consideradas “formas libres”.
Consideremos los ejemplos siguientes:

— Me lo trae.
— Tráemelo.

Me y lo son palabras átonas en las dos oraciones, y, por tanto, for­


mas que tienen que ligarse a la palabra tónica siguiente o anterior, frente
a trae, que es una palabra tónica y una “forma libre”.

i .i .i .
Palabras léxicas y palabras
gramaticales
Cuando pensamos o hablamos de las palabras tendemos a pensar en
un determinado grupo de palabras, aquellas que tienen un fuerte conte-
I. ¿Qué es la morfología?

19

nido léxico-sem ántico, las que se definen en los diccionarios. Estas pala­
bras léxicas están integradas por un núm ero elevado de nombres, verbos,
adjetivos y, en m enor medida, adverbios. Estas palabras forman grupos
abiertos, con m iembros que se van incorporando día a día y también
m iembros que van desapareciendo porque ya no se usan más. Ju n to a
estas palabras, están aquellas que no tienen contenido léxico, que tienen
un significado o una función exclusivamente gramatical. Este tipo de pa­
labras entre las que se encuentran los determinantes y artículos, las pre­
p osiciones y las conjunciones constituyen grupos cerrados, cuyos
m iembros sólo cambian en muy raras ocasiones. A estas palabras se les
llama palabras de “ función” y están en la lengua al servicio de la sintaxis
porque sirven para señalar las relaciones de dependencia entre las pala­
bras de contenido. Ayudan a form ar los constituyentes que integran la
oración y a señalar la relación que se establece entre dichos constituyen­
tes, así com o a determinar su estructura jerárquica.

P A L A B R A S D E C O N T E N ID O P A L A B R A S D E F U N C IÓ N

N o m b re s : á rb o l, h o m b re , J u a n D e t e r m in a n t e s : e s t e , m i, a lg ú n

V e rb o s : v e r, c o rre r, d a r A r t íc u lo s : e l, lo s , u n

A d je t iv o s : a z u l, c a lie n t e , b u e n o P ro n o m b re s : y o , m ío , q u e

A d v e r b io s : t a r d e , c la r a m e n t e P re p o s ic io n e s : d e , p o r, p a ra

C o n ju n c io n e s : q u e , p o rq u e , c u a n d o

V e rb o s a u x ilia re s : h e , t ie n e q u e ...

M ientras las palabras de la izquierda del cuadro nos marcan los sig­
nificados individuales que van a integrar el significado de la oración, las
palabras de la derecha son las que nos indican com o se relacionan entre
sí estas palabras de contenido, y gracias a ellas se organiza toda una es­
tructura de constituyentes con relaciones de dependencia que es la que
nos da el significado com pleto de la oración.
Las palabras de contenido estrictamente gram atical nos pasan com ­
pletamente desapercibidas cuando hablamos, no les prestam os ninguna
atención porque las empleamos de una manera casi automática. Si quere­
mos expresar una idea o un sentim iento de cierta complejidad, haremos
Carmen Aguirre / Manual de morfología del español

20

un esfuerzo por encontrar las palabras adecuadas que mejor expresen


aquello que sentimos o pensamos; sin embargo, esta búsqueda se refiere
exclusivamente a las palabras de contenido. Las otras, las gramaticales,
aparecen sin que las busquemos.
Cada día vemos como surgen nombres o verbos nuevos que desig­
nan objetos o acciones de nueva creación. Nosotros mismo somos capa­
ces de inventar un nombre sin que esto suponga un especial esfuerzo por
nuestra parte; sin embargo, ninguno de nosotros podrá inventar, ni verá
que nadie lo haga, un artículo nuevo o una conjunción.
Las palabras de contenido y las palabras de función van a tener un
comportamiento morfológico muy diferente. Hemos visto que las pala­
bras de función no admiten la creación de nuevos términos, y por esa
razón, no van a estar afectadas por los mecanismos de creación de nuevas
palabras. Es decir, la morfología derivativa no va a actuar sobre ellas. N o
van a incorporar afijos derivativos de ningún tipo: ni prefijos ni sufijos.
Los morfemas flexivos sí van a modificar las formas de estas pala­
bras formando paradigmas del tipo este, esta, estos, estas. Estas alteraciones
se producen en las categorías que se vinculan al nombre (los determinan­
tes y artículos y los pronombres) y están motivadas por la concordancia,
que es un mecanismo de reconocimiento, una manera de señalar que una
determinada palabra está relacionada con otra, se refiere a otra y están
dentro del mismo constituyente. Podemos decir, pues, que las marcas fle-
xivas en estas categorías cerradas son secundarias o heredadas.
1.2
El componente
morfológico

La morfología es una parte esencial de la gramáti­


ca que está íntimamente relacionada con el resto de los
componentes: la fonología, la sintaxis y la semántica.
De alguna manera, podemos decir que la morfo­
logía está íntimamente relacionada con cada uno de los
componentes ya que las palabras están en la base de
todos ellos. En el caso de la fonología, cada palabra
tiene una realización fonológica indispensable para ser
expresada. Cada palabra tiene además una interpreta­
ción semántica, un significado. Como señalaba Saussure,
esta dualidad entre expresión fonológica y significado
es lo que convierte a la palabra en un signo lingüístico.
Finalmente, como ya hemos explicado en el apartado
anterior, las palabras son las unidades con las que opera
la sintaxis, son sus primitivos. Con estos elementos in­
dividuales, que son las palabras, la sintaxis va formando
constituyentes y crea una compleja estructura jerárqui­
ca, una oración con un significado propio y comple­
jo que va mucho más allá del significado de las palabras
que la integran tomados uno a uno.
El componente morfológico se va a encargar de la
estructura de las palabras y de los elementos en que
puede descomponerse cada una de ellas, de las diferen- 21
Carmen Aguirre / Manual de morfología del español

22

r tes formas que puede adoptar una misma palabra y de las agrupaciones y
las regularidades que se producen en estas formas, así como de la poten­
cialidad que tienen las lenguas para formar nuevas palabras usando ele­
mentos morfológicos. Además, las peculiaridades morfológicas de las
lenguas van a ser la base que nos lleve a su clasificación, a lo que se cono­
ce como tipología lingüística.
I-3-
Palabras
lexemas

¿En qué medida podemos decir que río y ríos son


la misma palabra o dos palabras diferentes? La respues­
ta no parece fácil. Por una parte, parece claro que se
trata de dos palabras; pero, por la otra, sabemos que son
dos palabras que están unidas, que son, de algún modo,
la misma. Por eso, nadie esperaría encontrar estas dos
formas listadas por separado en un diccionario. Lo que
sucede es que nos encontramos ante dos formas de un
mismo lexema.
El lexema es la base común que tienen todas las
formas o realizaciones de una entrada léxica. Sobre esta
misma base se irán añadiendo las distintas modificacio­
nes (género y número, en el caso de los nombres o los
adjetivos, y persona, tiempo, modo..., en el caso de
los verbos). El lexema de la palabra es el que porta el
significado léxico de la misma.
Algunas palabras pueden estar integradas exclusi­
vamente por un lexema. Es el caso de palabras como gas,
sol, pan, ayer o león. Pero lo más habitual, en español, es
que el lexema vaya acompañado de otros elementos que
señalen aspectos gramaticales, como el género, el núme­
ro y el tiempo. Estos elementos son los morfemas flexi-
vos. Así estas palabras integradas por un solo lexema 2j
Carmen Aguirre / Manual de morfología del español

24

r pueden aparecer con morfemas flexivos: gases, soles,panes, leona, leones, leonas.
Estos elementos se van repitiendo y son, por eso, fácilmente identificares,
igual que pasaba con los lexemas.
No todas las palabras admiten estos morfemas flexivos. El hecho de
admitirlos o no nos lleva a la primera clasificación de las palabras con re­
lación a su forma: palabras variables y palabras invariables.
Las palabras invariables no pueden llevar morfemas flexivos y por
tanto no tienen variaciones de ningún tipo. Los adverbios {ayer, bien, fá cil­
mente..) son palabras invariables, igual que las conjunciones y las pre­
posiciones. El resto de las categorías gramaticales del español admiten
morfemas flexivos y las palabras que pertenecen a estos grupos pueden
variar en su forma. Al conjunto de variaciones flexivas o posibles formas
que puede adoptar una misma palabra le llamamos paradigma.
Si las palabras están integradas por un solo lexema y carecen de
morfemas derivativos, estamos ante palabras simples y si junto al lexema
encontramos morfemas derivativos, estamos ante palabras complejas.
Arbol, hombre y romper son palabras simples, integradas por un solo lexe­
ma y no pueden descomponerse en elementos constitutivos. Sin embar­
go, arboleda, hombruno e irrompible son palabras complejas en las que
podemos distinguir el lexema y los morfemas derivativos:

[[árbol lex] eda suf]


[{hombr ,ex] uno suf]
[i pref [[rromp(i) icx} ble SU(J1
i . 4 -

Las unidades
morfológicas:
los morfemas

Las unidades mínimas portadoras de significado


que pueden detectarse en una palabra se llaman mor­
femas.
Los morfemas pueden identificarse porque son
segmentos con significado que aparecen de manera re­
currente en otras palabras. Sabemos que, en recoger, re­
es un morfema independiente porque es un fragmento
añadido a coger que aparece también en otras palabras
con el mismo significado “de repetición”, como releer o
reorganizar. De igual manera, en coches, -s es un morfema
que aparece como marca de plural en muchas palabras.
Estas unidades mínimas tienen un significado, bien sea
léxico o bien gramatical.
Esta definición que hemos dado del morfema
como unidad portadora de significado implica que te­
nemos que ser capaces de entender el significado de
cada uno de los morfemas que integran la palabra. Sin
embargo, la evolución de las lenguas hace que en algu­
nos casos tengamos que recurrir a la etimología para ser
capaces de asignar el significado a un determinado mor­
fema. Veamos el siguiente grupo de palabras:

25
Carmen Aguirre / Manual de morfología del español

26

r inferir
conferir
preferir
referir
transferir

Si a cada una de estas palabras le quitamos la terminación de infini­


tivo (-ir) y el prefijo (¿n-, con-,pre-, re-, trans-) nos queda el segmento fer,
que tiene que ser de manera obligada el lexema de la palabra. Ahora bien,
este lexema no es ya una palabra del español que funcione de manera in­
dependiente, no existe el verbo ferir. Tenemos que acudir a la etimología
para saber que fe r es una raíz latina y conserva el significado que tiene en
latín: ‘portar’, ‘tener’... Veremos que estas raíces, latinas o griegas, son bas­
tante habituales en la formación de palabras compuestas y derivadas.
Un morfema puede estar integrado por una sola palabra, como papel,
o puede ser una parte de una palabra con un significado autónomo. E npa-
pelito, -ito es un morfema que expresa el diminutivo, y que encontramos en
los nombres masculinos diminutivos (niñ-ito, libr-ito...). Las palabras que
están integradas por un solo morfema se llaman monomorfémicas; las
que contienen más de un morfema, polimorfémicas. En español, la mayo­
ría de las palabras son polimorfémicas.
Los morfemas que son capaces por sí mismos de formar una pala­
bra son los morfemas libres. Por el contrario, aquellos que sólo pueden
aparecer unidos a otro morfema reciben el nombre de morfemas ligados.
Los afijos son siempre morfemas ligados.
Los morfemas se clasifican según la posición que ocupan en la pala­
bra y según el tipo de significado que aportan. Los morfemas van unién­
dose uno a uno para formar cada nueva palabra, de tal manera que en la
estructura de la palabra encontramos distintos niveles de constitución.
Una palabra como finalmente no está constituida, sin más, por la
suma de los morfemas fin-al-mente. Hay una estructura de niveles. Sobre
la raíz nominaly?« añadimos el morfema -a l y formamos el adjetivo fin al,
y sobre la palabra fin a l añadimos el morfema —mente para formar el adver-
bio finalmente.

[[[fin]N al]A mente]A{Jv


i-5-
Raíz

La raíz o lexema es el morfema más primario, el


último constituyente de la palabra, el que nos queda
cuando hemos quitado todos los afijos. Es el que apor­
ta el significado léxico de la palabra. Desde el punto de
vista semántico o del significado le llamamos lexema y
desde el punto de vista formal, raíz, porque es la esen­
cia, la base sobre la que se irán añadiendo los distintos
afijos para formar nuevas palabras.
Como ya hemos visto, los lexemas o raíces son los
únicos capaces por sí mismos de integrar una palabra.
Palabras como papel, empapelar, papelería y papelera tienen
la misma raíz: papel. En este caso, la raíz coincide con la
palabra simple, aunque en la mayoría de los casos, la raíz
suele estar integrada por un segmento menor que resul­
ta de quitar a la palabra todos sus afijos, tanto flexivos
como derivativos.
Examinemos el siguiente conjunto de palabras:
caja, cajón, cajita, encajar, encajonado, encajado. El segmen­
to que se va repitiendo en todas ellas, la raíz o lexema
que soporta el significado léxico de todas ellas, es caj.
En este caso, la raíz de la palabra no coincide con la pa­
labra simple, que sería caja. 29
Carmen Aguirre / Manual de morfología del español

30

r Las palabras que comparten una misma raíz forman una familia de
palabras; o lo que es lo mismo: dos palabras pertenecen a la misma fami­
lia cuando tienen la misma raíz.
Si tomamos varias palabras de una misma familia, veremos que la
raíz es la parte constante que aparece en todas ellas. Por eso, la mejor ma­
nera de delimitar la raíz es buscar varias palabras de la misma familia y ais­
lar el elemento que se repite. Por ejemplo, enflor,flores,florecilla,floristería,
florero,florido,florecer..., el elemento que se repite, la raíz es flor.
i.6.
Tema

E l tema es el segmento que se va repitiendo en


todo el paradigma de una palabra, en todas sus formas fle-
xivas. Si a una palabra le quitamos todos sus morfemas
flexivos lo que nos queda es el tema de la palabra.
Se trata de una entidad abstracta que no aparece n
B
de manera independiente, pero que resulta muy útil en
el análisis morfológico, pues los morfemas flexivos se H
añaden al tema. Adem ás, las nuevas palabras se forman
sobre los temas, no sobre la palabra com pleta, aunque
en m uchos casos el tema y la palabra simple coinciden.
E n el caso de los verbos, el tema está integrado por
ii
la raíz más la vocal temática {a para los verbos de la pri­
mera conjugación, e para los verbos de la segunda conju­
gación e i para los verbos de la tercera conjugación). Esta
vocal temática no forma parte de la raíz y tampoco de la
desinencia flexiva, pero es importante para señalar la
clase flexiva, la conjugación, en el caso de los verbos. Por
la vocal temática sabemos si un verbo pertenece a la pri­
mera, a la segunda o a la tercera conjugación:

cantaba, canta, cantaras, cantáramos, cantarán...


(i.a conjugación, vocal tem ática a)
comeré, comía, comiese, comerán... (2.a conjuga­
ción, vocal tem ática e)‘
reír, reían, reirán, reíamos... (3.a conjugación,
vocal tem ática i)

'La vocal temática de la 2.a conjugación, e, se convierte en i en


muchas de las formas del paradigma. Por ejemplo,
en el pretérito imperfecto de indicativo y subjuntivo,
comía, comiese; en el pretérito perfecto simple, comiste-,
y en el participio, comido. 31
Carmen Aguirre / Manual de morfología del español

32

Además, la ausencia o alteración de la vocal temática en alguna de


las formas del paradigma verbal puede ser también una marca morfológi­
ca; esto es, puede indicar formas flexivas diferentes. Por ejemplo, en la
primera conjugación el presente de subjuntivo se marca sustituyendo
la vocal temática a por una e: cante, cantes, cantemos... Mientras que en la se­
gunda y tercera conjugación tenemos el fenómeno contrario, la vocal te­
mática es sustituida por una a\ corra, corras, corramos, salga, salgas, salgamos...
Los temas de los verbos son siempre vocálicos; es decir, acaban
siempre en vocal.
En el caso de los elementos nominales (nombres y adjetivos), el
tema puede coincidir con la palabra simple o, al igual que sucede en los
verbos, puede ser un segmento de la misma. En cárcel, zapato y alegre el
tema coincide con la forma simple de la palabra, porque los paradigmas
flexivos que tenemos en cada caso son cárcel/ cárceles, zapato / zapatos y ale­
gre / alegres.
Sin embargo, en chica, perro y amarillo el tema coincide sólo con la
raíz chic-, p err- y a m a r illya que la alternancia de género (chico / chica,
perro /perra y amarillo / amarilla) es de tipo flexivo. Algunos nombres y ad­
jetivos tienen temas acabados en vocal átona, como mesa y cuchillo, temas
acabados en vocal tónica, como café y rubí, y temas acabados en conso­
nante, como ángel y feliz.
En las palabras simples, el tema está constituido sólo por la raíz y,
en su caso, la vocal temática, o la marca de palabra de los nombres (véase
el capítulo 13.3.1.1. para una explicación sobre las marcas de palabra del
nombre), pero en las palabras derivadas está formado por la raíz más
algún afijo derivativo. En estos casos hablamos de tema derivado. En za­
patería tenemos un tema derivado acabado en vocal {zapatería / zapaterías),
que coincide con la palabra derivada formada por la raíz (zapat-) + el sufi­
jo (-ería). En chicuelo el tema sería chicuel, ya que tenemos la alternancia
flexiva chicuelo / chicuela.
También podemos encontrar temas compuestos si en el tema en­
contramos más de una raíz, como en la palabra pelirrojo.
En el caso de los nombres, el tema resulta fundamental a la hora de
adscribir ese nombre a un paradigma flexivo; es decir, a la clase flexiva a
la que pertenece. Si un nombre tiene un tema acabado en vocal átona,
pertenece a la clase de nombres que forman su plural en -s, si su tema
I. ¿Qué es la morfología?

33

acaba en consonante pertenece a la clase de nombres que forman su plu­


1
ral en -es y si su tema acaba en vocal tónica forma parte de la clase de
nombres que vacila entre formar el plural en -s o en -es (jabalí/jabalíes o
jabalís). De la misma manera, la vocal temática de los verbos es la que ads­
cribe a los mismos a una de las clases flexivas, a una de las conjugaciones.
Aquellos verbos cuyo tema acaba en a se adscriben a la 1.a conjugación, los
verbos cuyo tema termina en e integran la 2.a conjugación y los verbos
cuyo tema acaba en i forman la 3.a conjugación.
Hasta ahora estamos viendo temas que coinciden con raíces y pala­
bras simples, pero también encontramos algunos temas, especialmente
temas latinos o griegos, que no pueden aparecer como palabras simples
independientes. Sólo pueden aparecer con afijos derivativos, forman­
do temas derivados, o con otros temas formando temas compuestos.
Estos temas clásicos tienen, sin embargo, un significado léxico claro que
aportan a la palabra formada. Son temas de este tipo dom{o) en doméstico,
domicilio o domótica; grafio) en gráfico, ágrafo o grafología y filio ) en filántro­
po, filosofía y bibliófilo.
Tanto la raíz como el tema son las bases sobre las que se construyen
las nuevas palabras. Teniendo en cuenta que cada palabra formada se
constituye, a su vez, en una base potencial para la formación de una nueva
palabra.
17-
Base

La base es la parte de la palabra a la que se le


añade un determinado afijo para formar una nueva pa­
labra. El concepto de base es más amplio que el de raíz
y tema. Tanto la raíz como el tema son la base para la
formación de nuevas palabras. La base es el segmento
al que se une un afijo para crear un nuevo término o
una nueva forma flexiva. Como explicamos al inicio de
este apartado, las palabras complejas van formándose
en niveles de estructura. Cada afijo forma una palabra
nueva al añadirse a la raíz o al tema, y esta palabra se
convierte en una base potencial para formar una nueva
palabra; basta con añadirle un nuevo afijo, y así sucesi­
vamente.
El concepto y el término tema se emplean sobre
todo en morfología flexiva, mientras que en morfología
derivativa se usa con más frecuencia el término base.
La base puede ser simple y estar constituida ex­
clusivamente por una raíz o puede ser compleja y estar
constituida por una o más raíces y uno o más afijos. Por
ejemplo, control es la base, y al mismo tiempo el lexema
o raíz de controlar, y controla es la base de controlable. A su
vez, controlable será la base sobre la que se forma incon­
trolable y así sucesivamente. 35
i.8.
Afijos

Los afijos son cada uno de los morfemas que se


van añadiendo a las raíces o a los temas para formar
nuevas palabras. También son afijos los morfemas flexi-
vos que señalan el género, número, tiempo, persona...,
en los nombres y verbos; pero a estas marcas de flexión
solemos llamarlas desinencia, y dejamos el término afijo
para los morfemas derivativos que crean palabras nue­
vas.
A diferencia de lo que sucede con los lexemas o
raíces, los afijos no pueden formar por sí mismos una
palabra, tienen que estar obligatoriamente ligados a un
lexema o a una base compleja. Aunque todos los afijos
son morfemas ligados, no todos los morfemas liga­
dos son obligatoriamente afijos, existen temas clásicos
(griegos o latinos) que funcionan como base y raíz en la
construcción de nuevas palabras, y que, sin embargo, no
pueden tener una existencia independiente. En la pala­
bra telégrafo, tanto tele como grafo son temas o raíces
griegas que no pueden funcionar de manera indepen­
diente. Son también morfemas ligados.
Los afijos son identificables porque tienen una
forma, una función y un significado constante en las
distintas palabras en las que aparecen. 37
Tipos de afijos
C ZSZEB aSSB

Según la colocación que tengan los afijos con res­


pecto a la base a la que se añaden tenemos:

¡1.9.1. Prefijos
Son los afijos que se colocan delante de la base.

Ej. re- en reaparecer-, re-aparec-er

5 ÜSÜÜ?1.9.2. Sufijos
Son los afijos que se colocan detrás de la base.

Ej. -oso en doloroso-, dolor-oso

5 5 SÜÜ5 ! 1.9.3. Infijos


Son afijos que se intercalan en la base y la parten
en dos unidades.

Ej. - i t en azuquítar-, azuqu-it-ar 39


C arm en A guirre / M anual de m orfología del español

40

r En este ejemplo vemos como la palabra azúcar ha quedado partida


en dos mitades al añadirle el afijo de diminutivo -it. Este afijo es normal­
mente un sufijo, pero de manera excepcional, como en este caso, puede
realizarse como infijo.

1.9.4. Interfijos
Son un tipo de afijo que se encuentra entre dos morfemas y no tie­
nen ningún valor semántico, ni de tipo léxico ni gramatical. Constituyen
una excepción a la norma general de que los afijos, en tanto que morfe­
mas que integran una palabra, son unidades mínimas dotadas de signifi­
cado. La inclusión de los interfijos entre los morfemas nos lleva a una
definición más amplia de morfema en la que no entra la característica de
ser portadora de significado. En esta definición más amplia el morfema es
una unidad formal recurrente que participa en la formación de la palabra.

Ej. -a r en polvareda, - i en boquiabierto

Vemos como el interfijo -a r se coloca entre la base polv y el sujifjo


-eda (polv-ar-eda). Sin embargo, no le añade ningún valor léxico ni grama­
tical. La relación entre polvo y polvareda es la misma que puede darse entre
rosal y rosaleda o entre humo y humareda. De igual manera, el interfijo - i en
boquiabierto se coloca entre los dos radicales boc-i-abierto.
Este mismo interfijo -a r que encontramos en polvareda lo encon­
tramos en otras palabras como hojarasca (hoj-ar-asca) o montaraz 0mont-ar-
az). El interfijo - i lo encontramos en pelirrojo o paticorto. La recurrencia
pasa, pues, a ser la característica indispensable de todo morfema. La ma­
nera de aislar y distinguir un morfema en una palabra es su aparición en
la formación de otras palabras.
Los prefijos, sufijos e interfijos reciben el nombre de confijos, por­
que se añaden a la base, bien por delante o bien por detrás, pero no la al­
teran. Frente a los confijos, están los infijos que, como ya hemos visto, se
intercalan en el interior de la base y la parten en dos unidades. Si la base
es una raíz, el infijo la divide en dos partes.
1.9.5. Circunfijos
El circunfijo es un afijo discontinuo, formado por un prefijo y un su­
fijo que se unen al mismo tiempo a la base. El prefijo y el sufijo se exigen
mutuamente y funcionan al unísono.
Las formaciones llamadas “parasintéticas” del español que aparecen
en verbos como aterrizar o enternecer son de este tipo. Vemos que el prefi­
jo a- y el sufijo -iza r se unen al mismo tiempo a la base tierra (térra), pues­
to que no existe, ni puede existir terrizar y tampoco aterr. Lo mismo
sucede con enternecer. En esta palabra el prefijo en- y el sufijo -ecer se unen
al mismo tiempo a la base tierno.
Por esta razón, en estos casos podemos muy bien hablar de un afijo
discontinuo que consta de dos partes, una de prefijo y otra de sufijo.
En estos casos la estructura de constitución por niveles sería la si­
guiente:

[en prt:({ t e m xJ e c e r ^ J
I.IO.
Morfos
y morfemas

Llamamos morfo a la realización fonológica de un


morfema y llamaremos alomorfos a las distintas realiza­
ciones o variantes de un mismo morfema.
Esta diferenciación entre morfo y morfema viene
motivada por el hecho de que algunos morfemas pue­
den tener más de una realización fonológica: pueden
estar representados por más de un morfo. Esta diferen­
ciación nos permite también entender que un determi­
nado morfema puede no tener realización fonológica,
puede tener un morfo cero; y, por otra parte, podemos
también encontrar morfos que carezcan de significado,
que no estén representando a ningún morfema. Es el
caso que veíamos antes de los interfijos.

i .io .i .L os alomorfos
Los alomorfos son morfos diferentes que perte­
necen a un mismo morfema; en otras palabras, realiza­
ciones diferentes del mismo morfema.
Para que dos morfos sean considerados alomorfos
y, por tanto, pertenecientes a un mismo morfema tienen 43
Carmen Aguirre / Manual de morfología del español

44

r que tener el mismo significado. Además, es habitual que aparezcan en dis­


tribución complementaria. Es decir, uno de los morios aparecerá en de­
terminados contextos, normalmente fonológicos, y otros en otros
contextos.
Encontramos alomorfos en los morfemas flexivos, en los morfemas
derivativos y también en las raíces nominales y verbales.
Por ejemplo, los alomorfos -s y -e s que integran el morfema de plu­
ral del español. El fonema final de la base a la que se añade el morfema de
plural es el que determina la elección del morfo. Si la base termina en
vocal, se añade el morfo -s, y si la base termina en consonante se añade el
morfo -es.
Las alternancias e/ie y o/ue en las raíces nominales y verbales pueden
ser consideradas también alomorfos del morfema de raíz. Por ejemplo,
en piedra, pedrera y pedregal tenemos dos realizaciones diferentes de una
misma raíz:piedrypedr. Lo mismo sucede en la raíz de las formas verbales
contar, contaba y cuento: cont y cuent son realizaciones de la misma raíz.
En el sufijo derivativo -ción, que convierte verbos en nombres, te­
nemos también distintas realizaciones del morfema: actuar > actua ción;
tensar > ten sión; reunir > reun ión. Los sufijos -ción -sión y -ión son también
realizaciones de un mismo morfema; es decir, alomorfos. El sufijo -ble
forma adjetivos a partir de verbos: contar > conta ble, revocar > revoca-ble.
Pero, si queremos formar una nueva palabra añadiendo el sufijo -dad a la
base adjetiva que termina con el sufijo -ble, este sufijo se transformará en
su alomorfo -b ili: conta ble > conta b ili dad, responsable > responsa-bili-dad,
edificable >edifica-bili-dad. Los sufijos -ble y bili son dos realizaciones del
mismo morfema.

1.10.2.EI morfo cero


Ya hemos visto que algunos morfemas pueden carecer de realiza­
ción fonológica. Esto es una manera de decir que la ausencia de marca
constituye una marca en sí misma. Se trata de un principio de economía
de la lengua.
Normalmente los significados de tipo gramatical más habituales ca­
recerán de marca morfológica, o dicho de otra manera, su marca será un
I. ¿Qué es la morfología?

45

morfo cero. Eso es lo que pasa en los morfemas de singular frente a los de
plural. El singular carece de marca fonológicamente expresada, frente al
plural, que en español se marca con el morfema de plural -s y su alomor-
fo -es. Lo mismo sucede en el paradigma de los verbos: el presente carece
de marca frente al pasado y al futuro, que se marcan con distintos morfos
según la conjugación a la que pertenezca el verbo.
Bibliografía
recomendada

ARO NO FF, Mark y Kirsten Fudeman (2005): What is Morpho/ogy?


Oxford, Blackwell.
Es un libro claro y ameno que ofrece una panorámica
general del componente morfológico. Son especialmen­
te recomendables los capítulos 1, 2 y 3, dedicados a pre­
sentar el estatus de la palabra y los componentes del
análisis morfológico.

M A T T H EW S, Peter (1980): Introducción a la teoría de la estructura de la


palabra. Madrid, Paraninfo. Es un clásico que recoge una
panorámica general del componente morfológico. El es­
tatus de la palabra y los distintos tipos de morfemas
aparecen en los dos primeros capítulos del libro.

PEN A , Jesús (1999): “Partes de la morfología y las unidades del análisis


morfológico”. En Gramática descriptiva de la lengua espa
ñola, dirigida por Ignacio Bosque y Violeta Demonte.
Madrid, Espasa Calpe. El trabajo de Jesús Pena está re­
cogido en el capítulo 66 de esta obra (páginas 4305 -
4367). Presenta un análisis exhaustivo de los distintos
tipos de morfemas y de las unidades que hay que tener
en cuenta en el análisis morfológico.
P IE R A , Carlos (2009): “Lina idea de la palabra”. En Panorama de lexico­
logía. Edición de Elena de Miguel. Barcelona, Ariel. El
capítulo I (25-45) está dedicado a los problemas de deli­
mitación de la palabra. En este capítulo, Carlos Piera ex­
plica de una manera exhaustiva y profunda el origen del
concepto de palabra, sus características y las dificulta­
des que encontramos al intentar definirlo.

46

También podría gustarte