Estrategias para Estimular La Inteligencia Emocional en El Aula

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 13

Estrategias para estimular la

Inteligencia Emocional en el aula


5.1K

También te puede interesar:

 ad

Inteligencia Emocional fue un término utilizado por Peter Salovey y


John Mayer en 1990, quienes la definen como: “la capacidad de
controlar y regular las emociones de uno mismo para resolver los
problemas de manera pacífica, obteniendo un bienestar para sí
mismo y para los demás”.

I. Cómo aplicar la inteligencia emocional en el aula.

Algunas estrategias para estimular el desarrollo de la Inteligencia


Emocional en los educandos son:

1. Dejar que los educandos expresen sus sentimientos y emociones


y, como adulto, escuchar y expresar las propias.
El autoconocimiento y autoconciencia, capacidad de saber qué está
pasando en nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo, son dos de los
pilares fundamentales para desarrollar la Inteligencia Emocional. Se
debe estimular la afectividad a través de la expresión regulada del
sentimiento positivo y, más difícil aún, de las emociones negativas.

2. Mostrar que la persona con la que está tratando es importante. A


veces las cosas más sencillas de hacer son las que mayor impacto
causan en los demás: dar un abrazo, dedicar unos minutos sin
mostrar que se está apurado para irse, escuchar con atención y
comprensión.

3. Enseñar que en la vida no siempre se puede tener lo que


queremos. A veces es posible, aunque es probable que cueste mucho
esfuerzo y trabajo. Enseñarle a los niños a esperar hasta que llegue el
momento de tener lo que se quiere y, que mientras tanto, tenemos
que seguir viviendo. Otros pilares de la Inteligencia emocional son
el autocontrol y el autodominio: regular la manifestación de una
emoción y modificar un estado de ánimo.

4. Enseñar que cuando se tiene un problema, lo primero que hay que


hacer es reflexionar y luego actuar de una forma pacífica, sin
lastimar a otras personas para solucionar el problema. Enseñarle al
educando cómo afrontar emociones negativas como la ira, el enojo,
la rabia, etc. Está bien expresar que uno está enojado, siempre y
cuando se haga de una manera saludable y sin herirse ni hiriendo a
otra persona.

5. La capacidad de automotivarse y de motivar a los demás. Tener la


habilidad de despertar en uno mismo y en otras personas la
estimulación para llevar a cabo acciones o tareas está íntimamente
ligada al optimismo y autoestima. Un educando que recibe
reconocimiento raramente será agresivo o pesimista.

6. Cuando se reconocen las actitudes y acciones positivas que tus


educandos realizan, también se debe señalar con firmeza que algo
está mal cuando una acción es negativa. Ayuda a los educandos a
ponerse en el lugar de la otra persona y a pensar cómo se sentiría él
en aquella situación. De esta manera estarás favoreciendo el
desarrollar la empatía. Enséñale a pedir perdón. La enseñanza de
habilidades empáticas se logra mostrando a los educandos cómo
prestar atención, saber escuchar y comprender los puntos de vista de
los demás.

7. En las relaciones sociales, enseña a tus educandos que la mejor


manera de solucionar conflictos es conversando, no agrediendo ni
física ni verbalmente a la otra persona. Una buena charla puede
achicar brechas, enseñarnos a ver las cosas desde otro punto de
vista, aprender y aceptar que quizás lo mejor es lo que la otra
persona propone. De no ser así, enseñar a expresar lo que siente para
que pueda lograrse la solución del conflicto. También puedes enseñar
que su influencia personal puede servir para inspirar a otros a
comunicar y expresar lo que sienten.

8. Dialoga con tus educandos. Comentar con ellos temas variados les
ayudará a comprender la realidad y a desarrollar el juicio crítico.
9. Felicita al educando cada vez que enfrente una emoción negativa
de manera adecuada. Además, ayudará a desarrollar su optimismo y
autoestima.

10. No olvides nunca que la mejor manera de enseñar y educar es


mediante el ejemplo.

11. Como docentes, se debe tratar a los educandos “como le


gustaría que lo tratasen ellos a uno”, siendo conscientes de cómo se
controlan las propias emociones y qué actitudes se tienen con los
otros, de esta manera, se enseña al educando cómo desarrollar estas
conductas.

12. Se debe tratar con especial énfasis la habilidad de resaltar los


aspectos positivos por encima de los negativos y los objetivos
alcanzados antes que las insuficiencias.

13. Reconocer y nombrar las diferentes emociones, realizando


ejercicios prácticos para desarrollar la empatía con los compañeros
de clase, fomentando el diálogo y la apertura y, enseñar recursos
para controlar la ira y la rabia son algunas de las estrategias que
pueden utilizar los docentes para fortalecer el desarrollo emocional
de sus estudiantes.

14. Parte importante del rol del docente es saber captar los
distintos mensajes que le transmiten sus alumnos y alumnas,
respondiendo a sus intereses y necesidades, favoreciendo la
comunicación con ellos y adecuando las estrategias educativas para
tratar de integrarlos a todos al proceso de aprendizaje. Las
interacciones educador-educando son un espacio socio-emocional
ideal para la educación afectiva con actividades cotidianas como:

 Contar problemas o intercambiar opiniones y consejos.


 Recurrir a la mediación en la resolución de conflictos
interpersonales entre educandos.
 Contar anécdotas del propio educador sobre cómo resolvió
problemas similares a los que pasan los educandos.
 Creación de tareas que permitan vivenciar y aprender sobre los
sentimientos humanos como la proyección de películas, la
lectura de poesía y narraciones, las representaciones teatrales
cómo ayudar a los niños
con dificultades de la
escuela
English | español

A los niños les encanta aprender. Para ellos, aprender es tan natural como el
respirar—absorben todo que sucede a su alrededor. Aprenden a través del juego,
a través del comportamiento de otros y a través de experimentar ellos mismos.
Definitivamente, asistir a la escuela, donde encontrarán muchas experiencias
nuevas, muchos niños y la oportunidad de dominar habilidades importantes como
leer y matemáticas, debería ser algo divertido y emocionante para todo niño.

para poder aprender, un niño necesita


sentirse seguro y apreciado
Su mente no funciona bien a menos que se cumplan las condiciones
fundamentales de ser bienvenido y apreciado. En la escuela, necesita saber que su
profesor le estima y lo considera especial. Necesita saber que en la escuela no se
van a reír de él y que nadie le va a amedrentar ni humillar. Necesita que se le
anime, que se espere mucho de él y que haya mucha diversión. El juego, que es
el lenguaje y ocupación de los niños, sigue siendo muy importante durante la
edad escolar. Entre más se les permita que jueguen junto a sus actividades de
aprendizaje, más pronto desarrollará habilidades y captará nueva información. En
casa, todo niño necesita de afecto, bondad y cierta cantidad de atención
individual de parte de sus padres, aunque sólo sean 5 minutos antes de ir a dormir
o durante un viaje en coche.
Existen varias ideas básicas sobre cómo ayudar a los niños con el aprendizaje que
no son bien entendidas en nuestra cultura. De hecho, no son bien entendidas en la
mayoría de las culturas. Para que en las escuelas se fomente el aprendizaje y que
los padres lo apoyen, necesitamos asegurarnos que las necesidades de los niños
se cubran tanto en casa como en la escuela. Enseguida enumero algunos
conceptos clave que no son bien entendidos todavía:

 Los niños necesitan sentirse amados, o por lo menos comprendidos y


respetados, para que sus mentes tengan la claridad necesaria para aprender.

 Los niños necesitan grandes cantidades de afecto y cercanía física. La cercanía


abastece a su autoconfianza y libera sus mentes de las dudas en cuanto a su
capacidad. Los niños que se sienten inseguros de su capacidades no se pueden
concentrar para aprender.

 Los niños aprenden mejor a través del juego y actividades prácticas. No hay
mejor maestro que la práctica. Necesitamos aulas en donde los niños realicen
actividades juntos, practiquen y se enseñen unos a otros lo que van
aprendiendo. En particular, el juego libre sin fines de competencia ni reglas es
un gran promotor del intelecto, la imaginación y la autoconfianza en los niños.
Saltar sobre las camas en casa, perseguirse corriendo, jugar luchas y
almohadazos (en lo que los niños ganan, por supuesto), son la clase de juegos
que fortalecen el espíritu en los niños y les proveen de suficiente diversión
para que se mantengan optimistas aun cuando lo que viven en la escuela no les
inspire. Cuando la vida se siente como una faena cansada y aburrida, el
aprendizaje simplemente no se da. El juego libre es muy importante porque
mantiene viva en el niño la chispa de esperanza e interés.

 Los niños necesitan la libertad de cometer errores y hacer preguntas sin temor
a ser avergonzados o humillados. Las “fallas” y los errores enseñan tan bien
como los éxitos, siempre y cuando se respete al niño.

 El profundo sentido de justicia de los niños exige que ellos y otros sean
tratados con justicia y consideración. Justicia para ellos significa que se fijen
límites, pero sin ira, que se establezan reglas, pero sin humillaciones, que se
enfrenten los problemas, pero sin atacar a las personas por tenerlos.

 Cuando un niño no puede concentrarse o aprender, por lo general hay un


asunto emocional que bloquea su progreso. ¡Uno se siente mal cuando no
puede pensar! Uno siente temor por dentro cuando no puede hacer lo que se
espera de uno y uno no sabe qué hacer al respecto. Esto es lo que le sucede al
niño cuando no puede escribir el relato que se le pide, aprenderse de memoria
las tablas, ni concentrarse para hacer su tarea. El niño se siente mal, a menudo
temeroso y muy solo.

 Cuando vemos a nuestro niño atorado de frustración con el aprendizaje, por lo


general nos enfurecemos. Los problemas de nuestro niño nos hacen sentir
exhaustos y vencidos. Asumimos algo parecido a: “¡Para esta edad, ya debería
de poder hacer sus tareas solo! ¿Por qué necesita que YO le ayude?”
Ansiamos que sus problemas desaparezcan para nosotros poder descansar.

 Lo que ayuda inmensamente es algo que se nos ha enseñado a evitar a toda


costa. Si usted puede sentarse a su lado mientras el niño llora a rienda suelta
por su frustración con la escuela, o hace un berrinche por no querer hacer la
tarea, su niño se liberará de los sentimientos que le mantienen paralizado. El
desahogo emocional le ayuda a los niños a enfocar su atención y recuperar el
optimismo por el aprendizaje. Su niño no sonará “razonable” mientras que
llora enfurecido. Parecerá completamente convencido de los sentimientos
terribles que ahora exprese. Pero asombrosamente, el llanto y la oportunidad
de poder decirle a usted lo mal que se siente por dentro tienen un profundo
efecto curativo. Por lo mismo, no trate de discutir ni razonar con él y limítese
a hacerle sentir su cercanía para que pueda deshacerse de sus “fantasmas” por
medio de lágrimas y expresiones pesimistas y furiosas. Esto no dura para
siempre y entre más pueda llorar, más mejoría verá usted en su capacidad para
concentrarse y creer en si mismo.

 Las escuelas no están diseñadas para ayudar a los niños con las tensiones que
les impiden aprender y llevarse bien con los demás. Ayudarles con esto es
trabajo para nosotros los padres. No es un trabajo fácil y es algo que nunca se
hizo por nosotros. No parece correcto dejar que un niño llore y llore sin
remediar algo para que deje de hacerlo, sin mandarlo a su cuarto hasta que se
calle, o forzarle a que recupere su compostura. Trate de escucharle. El
escuchar sana. Vea si puede escuchar el llanto o berrinche de principio a fin
sin tratar de “arreglar” sus sentimientos o resolver el problema y usted verá lo
mucho que esto ayuda a limpiar la mente de su niño y a que sienta más
cercanía y confianza con usted.

 La gran necesidad que tienen los niños de atención individual cuando tratan de
aprender, es natural. Es el ambiente escolar donde tantos niños compiten por la
atención de un solo adulto lo que va contra natura. Las necesidades de los
niños se sienten como una gran molestia para padres y maestros no porque lo
niños estén equivocados, sino porque es nuestra sociedad la que lo está.
Gobierno y ciudadanía aún no se deciden a proveer suficiente atención adulta
en las escuelas y suficiente apoyo a madres y padres para cubrir la necesidad
natural de atención y asistencia. El día que las escuelas verdaderamente
apoyen a los niños, recordaremos el tamaño actual de las clases, la falta de
apoyo a los maestros y la falta de servicios para niños que experimentan
dificultades con el aprendizaje, y diremos que ¡en el año 2008 las condiciones
eran primitivas!

al ayudar a nuestros niños, apoyamos sus


escuelas
Casi todo niño llega a pasar por tiempos difíciles en la escuela. Y casi todo padre
y madre llega a sentir coraje, frustración e impotencia cuando surgen dificultades.
El inmenso amor que le tenemos a nuestros hijos y nuestra frustración con una
sociedad que no ofrece mucho apoyo a sus jóvenes, hace difícil que pensemos
bien cuando nuestros niños están teniendo dificultades. Sabemos de algunas
medidad básicas que la gente ha encontrado útiles cuando las cosas no van bien.
 No ayuda el culparse a si misma, a su hijo, ni a los maestros por las
dificultades. Culpar sólo desperdicia tiempo y hace a las personas sentirse más
mal. Debido a que el culpar disemina malos sentimientos, se convierte en un
estorbo para pensar mejor e impide la cooperación que se necesita para
encontrar soluciones. Usted no tiene la culpa y está haciendo un esfuerzo para
realizar un trabajo muy difícil. Su niño no tiene la culpa y lleva encima cargas
de las que no le ha podido contar, ni sabe cómo deshaceres de ellas. Su
profesora no tiene la culpa. Independientemente de quién haya cometido un
error, la causa fundamental es la falta de apoyo y asistencia que sufrimos
todos.

 Vivimos en una sociedad en la que no se valora a los niños ni a las personas


que trabajan con ellos. Se habla mucho sobre la importancia de la educación y
mucha gente de buen corazón y capacidad se dedican a este ramo, pero se
otorga muy poco financiammiento y respeto a las escuelas. En la mayoia de
éstas, hay una gran escacez de bondad y experiencia en la enseñaza. Usted, su
niño y sus maestras viven bajo mucha presión porque las condiciones para
aprender no son óptimas. Implementar acciones constructivas significará que
se aprovechen las cualidades de las personas, se cultiven sus buenas
intenciones y quizás, que se procure asistencia adicional.

 Primero, escuche a su niño hablar sobre su dificultad. Si está herido y


frustrado, no podrá resolver su problema. Trate de mostrar bondad y
optimismo para ver si esto le ayuda al niño a llorar o hacer un berrinche. Muy
a menudo, si en casa se les da la oportunidad de desahogar sentimientos
dolorosos a través del llanto tendido, los niños pueden desahogar lo que les
hace sentirse víctimas y encontrar soluciones a sus problemas de la escuela.

 Deje que su niño sea quien esté a cargo de la solución. Después de que se haya
deshecho de los grandes sentimientos, y después de que usted haya pasado un
buen tiempo a su lado sin tratar de solucionarle el problema, pregúntele lo que
quisiera hacer. Escuche con mucha atención. Tal vez haya un papel que usted
pueda jugar si se trata de hablar con el maestro u otro estudiante. No asuma
que por haberle mostrado a usted sus sentimientos, quiere que usted se haga
cargo de la situación. Muchas veces, después de uno o varios llantos, el niño
podrá decidir la mejor manera de enfrentar la situación.

 Si lo que desea es hablar con el maestro u otros estudiantes, escuche bien antes
de sugerir soluciones. Una maestra, un director de escuela u otro estudiante
también necesita contar su versión de lo ocurrido antes de cambiar de opinión
o querer cooperar en busca de una solución. Si las cosas no van bien, también
ellos se sienten mal (aunque actúen como si no les importara). Un
comportamiento racional sólo surge de mentes que han sido liberadas de sus
malas emociones através de ser escuchadas, y que las escuche alguien que
considera a todos los interesados por igual. Lo que usted opina es importante y
su búsqueda de soluciones también lo es. Pero poder escuchar a las otras
partes es tan vital como aflojar el suelo bien antes de plantar nuevas semillas.
 Podemos resolver mejor los problemas si tenemos también quien nos escuche.
Cuando nuestros hijos batallan con algo, nos sentimos tan frustrados y
molestos como ellos. Cuando se les trata injustamente, estamos dispuestos a
pelear por ellos. Y cuando en casa parecen incapaces de hacerse cargo de si
mismos, dirigimos contra ellos nuestra frustración y más inútiles les hacemos
sentir. En pocas palabras: cuando nuestros hijos sufren, nosotros también. Para
ser buenos aliados y poder resolver problemas, necesitamos contarle a alguien
lo que sentimos y lo que hemos intentado. Poder contar a alguien lo agotados
y enojados que nos sentimos, nos ayudará a restablecer comunicación con
nuestros niños, sus amigos y sus profesores. Nuestra capacidad de resolver
problemas se mejora 100% si nos decidimos a encontrar alguien que escuche
nuestros temores y frustraciones, antes de tratar de intervenir para ayudar.

cómo el escuchar ayuda


Esta es la experiencia de un padre:
“A mi hija le dieron un mes para aprenderse los nombres de los estados y sus
capitales. Le ofrecí ayudarle a aprendérselos en grupos de seis estados a la vez.
Ya que se aprendió los primeros seis, sintió que no podía aprenderlos todos y
empezó a llorar. Luego se dedicó a aprenderse un segundo grupo de seis, pero
de nuevo, volvió a sentir que no podía más. Tuvo otro gran llanto. Al llorar
decía: ¡Yo nunca voy a poderlos aprender! ¡Yo no sirvo para eso! También se
enojó conmigo por tratar de ayudarle y por ‘entrometido.’ Yo estaba un poco
confundido con todo eso y me preguntaba si en verdad me había inmiscuido
demasiado en el proyecto. Después de unos días, volvió a sentirse rendida e
incapaz de aprenderse todos los estados, y tuvo un gran tercer llanto. Cada vez
que lloraba, lo hacia por media hora o más. Estaba convencida de que nunca
terminaría el ejercicio y estaba muy enojada conmigo, con el mundo y con la
tarea. Yo seguía escuchando y preguntándome en qué terminaría aquello.
Después del tercer gran llanto todo cambió. Se aprendió con facilidad el próximo
grupo de estados y sus capitales. Un día decidió aprenderse 18 de ellos a la vez,
¡y lo logró! Tres días antes del examen me pidió que la probara para ver qué tan
bien los había aprendido, ¡y se los sabía todos! Estaba que no cabía de emoción.
Y creo que bien sorprendida de haber logrado algo que estaba segura no podría.
Y claro, muy orgullosa de si misma.

El día anterior al examen se sentía completamente confiada de que sabría todas


las respuestas y de hecho hasta gustosa estaba de realizarlo. Por lo general, se
ponía muy nerviosa cuando tenía que hacer exámenes, por lo tanto. Yo nunca la
había visto tan segura como hoy. Después del examen me dijo que estaba triste
que ya hubiera pasado. Que ojalá pudiera hacerlo otra vez. Ella todavía menciona
su intento de aprender los nombres de las capitales como una de sus mayores
proezas de aprendizaje, y está muy agradecida conmigo porque dice que sin mi
no hubiera podido lograrlo. Por mi parte, yo estoy muy agradecido de haber visto
este proceso funcionar tan bien.”

También podría gustarte