LDCROP52LAD Actividad Integradora Gonzalez Ximena
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en situación de vulnerabilidad
Grupo: 503
Modalidad: A distancia
En este presente trabajo se abordará el tema sobre las personas en situación de calle; para
dicho trabajo se tomar en cuenta la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
que nos dice sobre los derechos de las personas en este caso en situación de calle. Para su
mejor comprensión se realizará un “ejemplo” sobre dicho tema, y se emitirá una propuesta
de solución.
DESARROLLO
Censar a las personas que viven en situación de calle es una empresa casi imposible. La
metodología es inadecuada, sobre todo porque casi todas se empeñan en ocultarlo o, de
plano, no hablan de ello, pues no se enorgullecen de vivir así. Los censos que se han hecho
alcanzan a ver únicamente la superficie del problema. Ahora bien, registrar eso como si
fuera lo único da la impresión de que la situación es menor de lo que en realidad es.
“En efecto, esas personas tratan de ocultar su situación. Por eso viven en zonas de difícil
acceso. Y cuando el encuestador se hace presente, siempre hay algunas que no se cuentan
porque están en otro lado: en una esquina, limpiando parabrisas, lanzando fuego por la
boca o haciendo juegos malabares; en un hotel, con una pareja temporal; detenidas en una
delegación policiaca; heridas en un hospital…”
Además, en la fase de riesgo, por lo general no tienen ninguna adicción, conservan algunos
vínculos y siguen manteniéndose aseadas, por lo que nadie las podría identificar como
personas en situación de calle.
Se debe tomar en cuenta que una crisis económica, un incendio, una inundación o un sismo
también pueden orillar a muchas personas a vivir, temporal o definitivamente, en situación
de calle.
le ocurrió a mi vecino…
Muchas personas que nos ven en la calle piensan que nosotros quisimos salirnos de nuestra
casa por vagos, drogadictos, callejeros o malvivientes. Sí, lo decidimos, pero hay una
enorme diferencia entre querer y decidir. La vida me llevó a decidir separarme de mi familia
hace ocho años, pero muchas veces pienso que quiero volver con ella, pero no siempre se
puede, ojalá fuera más fácil. A unas personas la vida les resulta más fácil que a otras en
algunas cosas, depende de la lotería del nacimiento y a nosotros nos tocó vivir en la calle,
pero seguimos siendo personas, seguimos teniendo derechos, sentimientos y experiencias,
seguimos teniendo sueños.
Por ahora vivo en la calle, cerca del metro Juárez, aquí en la Ciudad de México, con personas
que también están en las calles y que igual que yo se salieron de sus casas. Hay días en que
platicamos mucho y nos desahogamos, o nos reímos de nuestras ocurrencias. Me hacen
sentir parte de algo, son como mi familia y los quiero como a una familia. Tengo la sensación
de que las personas que no nos conocen creen que somos distintos a ellos, que no sentimos
o que somos malas personas y que no amamos, pero no es así.
Quisiera que se dieran el tiempo para conocernos conocerme y que se den cuenta de que
no soy lo que parezco, que cambien esa opinión que tienen hacia todos nosotros, que vean
que no somos rateros ni mucho de lo que ellos piensan y critican. Como los vecinos y
nosotros no nos conocemos, no podemos tener una buena relación y casi siempre son ellos
los culpables de que nos desalojen y que haya problemas con la policía, que muchas veces
no lo hacen de la mejor manera y nos golpean, nos tiran nuestras cosas y nos avientan agua
que quema, aun habiendo niños y ancianos. Toda esa violencia nos lastima mucho, nos hace
sentir mal y creemos que eso no debería ser así, me gustaría mucho que no existiera, que
nos vieran como sus iguales y nos dejaran estar tranquilos y tranquilas en el espacio público.
Antes podíamos ir a una pizzería cerca de donde vivimos y nos trataban bien. Las personas
a veces nos daban alguna rebanada y podíamos platicar con ellas o simplemente ir a estar
un rato ahí, pero ahora nos corren y no nos dejan entrar, aunque vayamos a comprar: eso
es discriminar.
No saben lo que sentimos al ser rechazados y excluidos, como si no fuéramos seres
humanos o como si estuviéramos haciendo daño a alguien. Como seres humanos, tenemos
derecho a ser respetados. Yo sé que tengo el derecho a tener un lugar digno para vivir, un
trabajo que no me lastime, una atención buena en los centros de salud y a no ser
discriminado por mi estado social o por vivir en la calle. Pero esos derechos durante mucho
tiempo no se me han respetado, porque, por ejemplo, se me ha negado la entrada a centros
de salud que se supone que son públicos y nos deberían atender o dar cita a todos de
manera gratuita, porque tenemos derecho a la salud. También me han negado la entrada a
lugares públicos a simplemente disfrutar de un evento que se presenta en la calle; eso me
hace sentir como si no fuera humano, como si fuera menos que todos y no es justo. Somos
humanos vivamos donde vivamos.
No nos deberían querer sacar de la calle, ni deberían tampoco forzar a movernos. Lo que el
gobierno debería hacer es hacer valer nuestros derechos y respetarnos como personas,
aunque no tengamos una vida como la que ellos tienen o han tenido. A veces pienso en la
posibilidad de estar un poco lejos de la calle, porque creo que eso me ayudaría a vivir más
dignamente, porque en la actualidad vivir en la calle es igual a no existir o a ser visto como
menos, ser discriminado a diario, ser violentado y rezagado. He pensado en salir de esto,
por ello quisiera que el gobierno me apoyara en el trámite de mis papeles, como mi acta de
nacimiento y una identificación como la credencial de elector, porque sin ellas se vuelven
muy difíciles varias cosas, como conseguir un buen trabajo, el primer paso para salir de la
situación en la que me encuentro. Varias veces he ido a preguntar sobre trabajos buenos
que yo podría hacer muy bien y con mucho esfuerzo, pero en el momento que me piden un
papel, una identificación o un comprobante de domicilio, se estanca todo y me desanimo
mucho, me siento incapaz y las energías se me bajan, se vuelve complicado avanzar y no
me dan ganas de seguir buscando o esforzarme. Pero sí quiero y con un poco de ayuda del
gobierno en hacer más ligeros los trámites y encontrar nuevas formas de que comprobemos
que somos personas mexicanas de calle, que necesitamos identificarnos– sé que puedo,
sobretodo, porque tenemos ganas de salir adelante.
Está claro que cada persona vive su manera, como bien se comenta no sabemos las
verdaderas razones por lo que los llevan a esa situación; pero en lugar de eso nos ponemos
a juzgar a la gente, de cierta manera también está en la forma en la que se puede llegar a
acercar a la gente también causándole temor…
Como individuos, debemos actuar en el entendido de que las personas en situación de calle
son personas iguales a nosotros, lo diferente es su situación. Como individuos, podemos
actuar sin discriminar, estigmatizar, ni prejuzgar. Podemos no asumir lo que ignoramos y no
atribuir a la persona rasgos que sólo imaginamos. Podemos ser amables, podemos tener un
gesto de solidaridad y mostrar empatía. Con ello no me refiero a dar dinero. Las limosnas
perpetúan la asimetría entre quien da y quien recibe; fomentan el arraigo a la calle y
patrocinan el consumo problemático de sustancias. Si deseamos hacer algo que trascienda
a la escala meso social y vaya más allá de las interacciones esporádicas individuales, el mejor
camino es incorporarse a una organización de la sociedad civil.
Alí Ruiz Coronel. (S/F). La inclusión de las personas en situación de calle como una
oportunidad para el ejercicio de ciudadanía. México. Consultado en
https://sdsnmexico.mx/wp-content/uploads/2023/02/A_Ruiz_4.pdf
Roberto Gutiérrez. (2020). Personas en situación de calle, tragedia casi invisible. México.
Consultado en https://www.gaceta.unam.mx/personas-en-situacion-de-calle-tragedia-
casi-invisible/