Amnistía e Indulto

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B) CASO 2: AMNISTÍA O INDULTO.

1. Causales de extinción en el Código Penal de 1991


Las causales de extinción de la acción penal, reguladas en el artículo 78 del
Código Penal de 1991, son circunstancias que terminan tanto el derecho de
persecución penal del Estado como la facultad del Ministerio Público de
ejercitar la acción penal. Estas causales son las siguientes:
a. Muerte del imputado: Si el imputado fallece, la acción penal se
extingue, ya que no se puede procesar a una persona que ya no está
viva.
b. Prescripción: La prescripción es el transcurso del tiempo establecido
por la ley durante el cual se puede ejercer la acción penal. Una vez que
ha transcurrido el plazo de prescripción sin que se haya iniciado el
proceso penal, la acción penal se extingue.
c. Amnistía: La amnistía es una medida de carácter político o legislativo
que perdona o exonera a un grupo de personas por los delitos
cometidos. La amnistía extingue la acción penal, impidiendo que los
delitos sean perseguidos.
d. Derecho de gracia: El derecho de gracia es la facultad que tiene el
poder ejecutivo de conceder indultos o conmutar penas. Si se concede el
derecho de gracia a un imputado, la acción penal se extingue.
e. Autoridad de cosa juzgada: Cuando una sentencia ha adquirido
firmeza y no puede ser objeto de recurso, se produce la autoridad de
cosa juzgada. Esto significa que el caso ya ha sido juzgado y no puede
ser procesado nuevamente, por lo que la acción penal se extingue.
f. Desistimiento: El desistimiento ocurre cuando el querellante o
denunciante renuncia a continuar con el proceso penal. Si el querellante
o denunciante se desiste de la acción penal, esta se extingue.
g. Transacción: La transacción es un acuerdo entre el imputado y la
víctima para poner fin al conflicto. Si se llega a una transacción en un
caso, la acción penal se extingue. Cabe mencionar que esta causal solo
aplica a delitos perseguibles por ejercicio privado de la acción penal,
como los delitos contra el honor (injuria, difamación o calumnia).
Cabe señalar que las dos últimas causales sólo son aplicables a los delitos
perseguibles por ejercicio privado de la acción penal, como los delitos contra el
honor (injuria, difamación o calumnia).
2. Causales de extinción de la ejecución de la pena
Las causales de extinción de la ejecución de la pena, reguladas en el artículo
85 del Código Penal de 1991, son circunstancias que suprimen el derecho del
Estado de ejecutar la pena impuesta al condenado. Estas causales son las
siguientes:
a. Muerte del condenado: Si el condenado fallece, se extingue la
ejecución de la pena, ya que no se puede cumplir una pena con una
persona que ha fallecido.
b. Amnistía: Al igual que en las causales de extinción de la acción penal,
la amnistía también opera como una causal de extinción de la ejecución
de la pena. Si se concede una amnistía al condenado, se extingue la
ejecución de la pena y se le perdona su cumplimiento.
c. Indulto: El indulto es una medida de gracia que otorga el poder
ejecutivo para perdonar total o parcialmente una pena impuesta al
condenado. Si se concede un indulto, se extingue la ejecución de la
pena, permitiendo al condenado quedar en libertad o reducir su pena.
d. Prescripción: Al igual que en las causales de extinción de la acción
penal, la prescripción también opera como una causal de extinción de la
ejecución de la pena. Si ha transcurrido el plazo de prescripción sin que
se haya ejecutado la pena, esta se extingue y el condenado no tiene la
obligación de cumplirla.
e. Cumplimiento de la pena: Cuando el condenado ha cumplido
íntegramente la pena impuesta, se extingue la ejecución de la pena. En
este caso, el condenado ha cumplido con su obligación y se le considera
libre de cualquier restricción o sanción adicional.
f. Exención de la pena: En algunos casos previstos por la ley, se puede
eximir al condenado de la pena que le fue impuesta. Esta exención
puede deberse a circunstancias particulares o a la concurrencia de
ciertos requisitos legales. Si se exime al condenado de la pena, se
extingue su ejecución.
g. Perdón del ofendido: Esta causal se aplica únicamente a las
infracciones perseguibles por acción penal privada. Si el ofendido
perdona al condenado, se extingue la ejecución de la pena y el
condenado queda libre de su cumplimiento.
Es importante destacar que algunas de estas causales pueden operar
simultáneamente como causales de extinción tanto de la acción penal como de
la ejecución de la pena, como es el caso de la muerte del infractor, la amnistía
y la prescripción.
3. Amnistía en la legislación peruana.
La amnistía es una causal de extinción de la acción penal y de la ejecución de
la pena que tiene un origen político. Consiste en un acto del Estado en el cual
se decreta que determinados delitos no serán perseguidos penalmente ni se
ejecutará la pena correspondiente. Es una medida coyuntural y su aplicación
está estrechamente ligada a los avatares de la vida política.
En el Perú, la amnistía debe ser decretada mediante una ley ordinaria y es
atribución exclusiva del Congreso, según lo establecido en el artículo 102,
inciso 6 de la Constitución. Sin embargo, también puede ser decretada por la
Comisión Permanente del Congreso si esta facultad le ha sido delegada.
Es importante destacar que el carácter político de la amnistía ha llevado a que
su aplicación esté sujeta a abusos, especialmente en casos en los que se
utiliza para favorecer la impunidad de miembros de los órganos represivos del
Estado. Un ejemplo de ello fue la amnistía decretada en 1995, conocida como
la Ley N° 26479, que benefició a militares condenados por los graves sucesos
de La Cantuta. Esta ley fue considerada una interferencia del Poder Legislativo
en las competencias exclusivas de la administración de justicia.
Para que una ley de amnistía sea válida, debe indicar claramente los delitos
por los que es dictada, haciendo referencia expresa a las disposiciones legales
correspondientes. Además, debe establecer el período en el cual los delitos
debieron haber sido cometidos, de manera que no se incluyan aquellos delitos
cometidos con posterioridad a la promulgación de la ley. En el caso de delitos
continuados o permanentes, el responsable debe cesar en su comisión para
ser beneficiado por la amnistía.
4. Indulto en la legislación peruana
El indulto es una causal de extinción de la ejecución de la pena que suprime la
pena impuesta al condenado. A diferencia de la amnistía, el indulto es una
manifestación del derecho de gracia que se aplica de manera individualizada
sobre un condenado específico. Requiere una sentencia condenatoria firme
como presupuesto.
En el Perú, el indulto es una facultad del Poder Ejecutivo, que es ejercida por el
Presidente de la República de acuerdo con lo establecido en el artículo 118,
inciso 21 de la Constitución. El Presidente decide otorgar el indulto basándose
en informes elaborados por comisiones del Ministerio de Justicia, las cuales
analizan casos concretos para determinar si procede indultar a uno o varios
condenados.
El indulto puede ser total o parcial. En ambos casos, se extingue la pena
principal y también las penas accesorias asociadas. Sin embargo, es
importante destacar que el indulto no afecta la reparación civil establecida a
favor de la víctima. Esto significa que, a pesar de que se suprime la pena
impuesta al condenado, la obligación de compensar o reparar el daño causado
a la víctima sigue vigente.
5. Prescripción
La prescripción es una institución jurídica mediante la cual una persona se
libera de obligaciones o adquiere derechos por el transcurso del tiempo. En el
ámbito penal, la prescripción implica la invalidación, por el paso del tiempo,
tanto del interés represivo y de la alarma social generada por el delito, como la
extinción de los efectos de este.
La fundamentación constitucional de la prescripción se basa en varios
principios. En primer lugar, se encuentra el derecho a la presunción de
inocencia, que implica que una persona no puede ser perseguida penalmente
indefinidamente por un delito del que se le acusa. Además, está el derecho a
un juicio sin dilaciones indebidas, que implica que el proceso penal debe ser
llevado a cabo de manera oportuna y eficiente. También se invoca el principio
de prohibición de indefensión, que garantiza que la persona tenga la
oportunidad de defenderse adecuadamente en el proceso penal. Todos estos
principios están conectados con el principio de seguridad jurídica.
Además, se ha argumentado que la prescripción se fundamenta en el principio
de necesidad de la pena. Según este principio, después de un cierto período de
tiempo, la imposición de una pena se vuelve innecesaria por razones de
prevención general y especial. En este sentido, el Estado renuncia a ejercer su
poder punitivo (ius puniendi) y declara extinguida la acción penal en base a
consideraciones de utilidad social.

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