Tu Oracion Es Escuchada
Tu Oracion Es Escuchada
Tu Oracion Es Escuchada
9 Era el primer año del reinado de Darío, el medo, hijo de Asuero, quien llegó a ser rey de
los babilonios.[a] 2 Durante el primer año de su reinado, yo, Daniel, al estudiar la palabra
del Señor, según fue revelada al profeta Jeremías, aprendí que Jerusalén debía quedar
en desolación durante setenta años.[b] 3 Así que dirigí mis ruegos al Señor Dios, en
oración y ayuno. También me puse ropa de tela áspera y arrojé cenizas sobre mi cabeza.
Jeremías 25:11-12
Nueva Traducción Viviente
11 Toda la tierra se convertirá en una desolada tierra baldía. Israel y las naciones
vecinas servirán al rey de Babilonia por setenta años.
12 »”Entonces, después que hayan pasado los setenta años de cautiverio, castigaré
al rey de Babilonia y a su pueblo por sus pecados—dice el Señor—. Haré del país de
los babilonios[a] una tierra baldía para siempre.
Jeremías 29:10-12
Nueva Traducción Viviente
10 »Esto dice el Señor: “Ustedes permanecerán en Babilonia durante setenta años;
pero luego vendré y cumpliré todas las cosas buenas que les prometí, y los llevaré de
regreso a casa. 11 Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—.
Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.
12 En esos días, cuando oren, los escucharé.
Dos imagenes:
Cosas que destaco en daniel en no cambiar su corazon a pesar de estar en un lugar
al que no pertenecia:
La vida de Daniel cambió radicalmente a sus diecisiete años. Criado como miembro
de la nobleza judía, este adolescente hebreo fue capturado y llevado cautivo al país
de Babilonia, donde gobernaba el rey Nabucodonosor, cuando su cuidad, Jerusalén,
fue conquistada..
hizo que ganara el favor del mundo secular, sin embargo, él se negó a comprometer
su fe en Dios.
Por que Daniel es tan sabio Así que Daniel se puso a estudiar la Palabra de Dios.
DANIEL 9:2
Daniel 3, acciona:
Así que dirigí mis ruegos al Señor Dios, en oración y ayuno. También me puse ropa
de tela áspera y arrojé cenizas sobre mi cabeza.
Reconocimiento y Confesión:
«¡Oh Señor, tú eres un Dios grande y temible! Siempre cumples tu pacto y tus
promesas de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos; 5
pero hemos pecado y hemos hecho lo malo. Nos hemos rebelado contra ti y
hemos despreciado tus mandatos y ordenanzas. 6 Nos hemos rehusado a
escuchar a tus siervos, los profetas, quienes hablaron bajo tu autoridad a
nuestros reyes, príncipes, antepasados y a todo el pueblo de la tierra.
7 »Señor, tú tienes la razón; pero como ves, tenemos el rostro cubierto de
vergüenza. Esto nos sucede a todos, tanto a los que están en Judá y en
Jerusalén, como a todo el pueblo de Israel disperso en lugares cercanos y
lejanos, adondequiera que nos has mandado por nuestra deslealtad a ti. 8 Oh
SEÑOR, nosotros y nuestros reyes, príncipes y antepasados estamos cubiertos de
vergüenza porque hemos pecado contra ti. 9 Pero el Señor, nuestro Dios, es
misericordioso y perdonador, a pesar de habernos rebelado contra él. 10 No
hemos obedecido al SEÑOR nuestro Dios, porque no hemos seguido las
instrucciones que nos dio por medio de sus siervos, los profetas. 11 Todo Israel
ha desobedecido tus instrucciones, te ha dado la espalda y ha rehusado
escuchar tu voz.
15 »Oh Señor nuestro Dios, al rescatar a tu pueblo de Egipto con gran despliegue
de poder, le diste honor perpetuo a tu nombre; pero hemos pecado y estamos
llenos de maldad. 16 En vista de tus fieles misericordias, por favor, Señor, aparta
tu enojo y furor de tu ciudad, Jerusalén, tu monte santo. Todas las naciones
vecinas se burlan de Jerusalén y de tu pueblo por causa de nuestros pecados y
de los pecados de nuestros antepasados.
17 »¡Oh Dios nuestro, oye la oración de tu siervo! Escucha mientras te hago mis
ruegos. Por amor a tu nombre, Señor, vuelve a sonreírle a tu desolado santuario.
18 »Oh Dios mío, inclínate y escúchame. Abre tus ojos y mira nuestra
desesperación. Mira cómo tu ciudad—la ciudad que lleva tu nombre—está en
ruinas. Esto rogamos, no porque merezcamos tu ayuda, sino debido a tu
misericordia.
19 »Oh Señor, óyenos. Oh Señor, perdónanos. ¡Oh Señor, escúchanos y actúa! Por
amor a tu nombre, no te demores, oh mi Dios, porque tu pueblo y tu ciudad llevan
tu nombre».