PROYECTO
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Actividad:
PROYECTO
ASIGNATURA:ENFOQUE CONTEMPORANEO
DE LA COMUNICACION
Alumno:
MIGUEL ANGEL
RAMIREZ
INTRODUCCION
Uno de los elementos más representativos de la evolución tecnológica humana está en los medios
de comunicación, los mismos han logrado evolucionar con el pasar del tiempo. En todos lados se
puede visualizar el avance en estos medios. Los medios de comunicación social se clasifican en:
medios impresos, medios sonoros, medios visuales, medios audio-visuales.
Dichos medios de comunicación ejercen una poderosa influencia en la sociedad; estos son
llamados medios de comunicación masiva y los más importantes son, sin duda, la prensa, la radio
y la televisión.
.- Así pues, Durkheim, Marx, Weber y otros, coinciden en señalar las múltiples corrientes
transformadoras que, en su época, comenzaban a cambiar el aspecto del mundo
social. De entre estas corrientes o líneas de transformación podemos destacar las
siguientes:
.- A lo largo de los siglos XVI a XVIII tiene lugar un proceso de ‘economización’ del
mundo social. Desde la aparición de la burguesía y el auge del comercio marítimo al
hilo de las colonizaciones y el desarrollo tecnológico, las estructuras políticas y jurídicas
de Occidente comienzan a cambiar.
.- Junto con la economización de la vida social apuntada por Marx, Weber señala la
importancia del proceso de racionalización creciente de las formas sociales. Para
Weber lo característico de la modernidad es ‘el desencantamiento del mundo’, la
sustitución de la ‘racionalidad sagrada’ por la ‘racionalidad burocrática’, la
organización racional y burocrática de todas las esferas de la vida social simbolizadas
en el control creciente del estado y el auge tecnológico.
.- La profunda transformación que este proceso subraya tiene como resultado una
redefinición de los vínculos sociales, cada vez menos asentados en la proximidad, la
afectividad, la tradición, la moral o la espontaneidad y más en la distancia, el
anonimato funcional, la racionalidad, la norma y la utilidad.
.- La concepción ‘prometeica’ del sujeto señala, por tanto, una idea del sujeto
individual fuertemente economizada y ligada a las aplicaciones tecnológicas y a los
procesos de producción, directamente relacionada con la importancia creciente del
trabajo en la vida cotidiana de las sociedades del XIX, que pasa a ser un factor central
de la identidad y del proyecto de vida individuales.
.- El estilo de vida que impone tal concepción del sujeto se enmarca en el modelo
general de la vida urbana que se fragua a lo largo del XIX. Ese modelo, como es
sabido, genera grandes desigualdades y tensiones, tanto a nivel social como a nivel
individual.
.- A partir del segundo cuarto del siglo XX, la progresiva transformación de la economía
de producción en economía de consumo favorece notablemente la generación de
excedentes de tiempo disponible (el ocio), que se integran en los procesos
económicos precisamente por la vía del consumo (el tiempo libre es el tiempo
dedicado al consumo de lo que se produce en el tiempo de trabajo).
.- Así, por ejemplo, Durkheim reflexiona con preocupación a raíz del clima social en
torno al Affaire Dreyffus, constatando un cambio radical en la conducta de los
individuos hacia motivaciones irracionales, inmediatas y atávicas.
.- Gabriel Tarde es el primero en establecer una relación entre la masa y los nuevos
públicos, anticipando el papel central que los nuevos medios (prensa, cine, radio)
juegan en la homogeneización de las conductas de la masa a través de la
fascinación y la imitación. En La opinión y la masa, publicado en 1901, Tarde sienta las
bases de lo que será una tradición crítica de los medios como herramientas de
manipulación y control que llega hasta nuestros días.
.- En 1921, Freud publica Psicología de las masas, obra en la que traslada al ámbito
social su teoría del inconsciente. La masa aparece así caracterizada como
encarnación del inconsciente colectivo: exenta de la presión de la norma, la ética o la
ley, la masa se muestra irracional, regida por sus deseos inmediatos, salvaje. La masa
es, para Freud, un fenómeno social que permite la liberación individual del peso de las
normas sociales, una válvula de escape de la presión civilizadora. Concede especial
importancia a los lazos afectivos en la articulación de la masa y la vincula con la
cultura popular en su vertiente creativa.
.- Después de leer a Freud y a raíz de sus propias experiencias entre 1925 y 1940, Elías
Canetti, ensayista y dramaturgo alemán de origen judío, Premio Nobel de Literatura en
1981, gesta entre 1925 y 1960 la que será una obra de referencia en las reflexiones en
torno a la masa: Masa y Poder.
.- Distingue así entre diversas formas de masa: La masa de guerra (heredera de los
fenómenos sociales vinculados a la caza, la defensa y la conquista), la masa de acoso
(relativa a los fenómenos de persecución), la masa de inversión (movimientos
espontáneos de inversión de las estructuras de poder social), la masa festiva (que
surge en torno al disfrute colectivo) o la masa de lamento (configurada en torno a la
conciencia del sufrimiento colectivo respecto de un elemento externo).
.- Por otra parte, el siglo XX aparece definido como un paso del predominio de las
masas agresivas (de guerra o de acoso) al predominio de las masas no agresivas
(fundamentalmente, la masa festiva).
.- A partir de ese momento, y tras la Guerra Mundial, los orígenes políticos e industriales
de la masa, que habían suscitado por igual los recelos elitistas y las esperanzas
revolucionarias de la izquierda, sufren una radical transformación, fundamentalmente
debida a:
a) El paso de la economía industrial a la economía de consumo
b) El auge de los nuevos medios y espectáculos
c) La experiencia traumática de la II Guerra Mundial y la polarización de
la Guerra Fría
.- Si bien durante la Edad Media se desarrolla una intensa convivencia entre ambas
formas culturales, el Renacimiento y, después, la Ilustración, plantean una marcada
distinción así como una ruptura entre ambas. La época del Barroco, en especial en el
contexto de la Reforma y la Contrarreforma, constituye una excepción a esta
dinámica de separación entre lo culto y lo popular. En el Barroco la cultura de élite
bebe de las fuentes inspiradoras de la cultura popular y, al mismo tiempo, la cultura
popular se enriquece imitando y, en ocasiones, parodiando, las formas de la cultura
de élite. Finalmente, el Romanticismo se perfila precisamente como un movimiento de
reencuentro o de fusión: la cultura de élite se apropia de los temas y las formas de la
cultura popular y ésta, en el contexto de las revoluciones nacionalistas y del despertar
de los estados-nación, adquiere un importante valor político y social.
.- Sin embargo, el sujeto masa no se parece en nada a los sujetos sociales que habían
caracterizado a las formas culturales anteriores: el individuo en el caso de la cultura de
élite, el grupo o la comunidad en el caso de la cultura popular. El sujeto masa impone
unas nuevas condiciones al producto cultural, que se resumen en una
democratización del gusto y una naturaleza paradójica en cuanto a su valor social
(uniformidad e individualización).
.- Entre las corrientes de pensamiento y autores vinculados a una u otra visión cabe, de
forma orientativa, destacar los siguientes:
APOCALÍPTICOS INTEGRADOS
Conductismo Funcionalistas
Escuela de Chicago Mass Communication Research
Escuela de Frankfurt Deterministas tecnológicos
T. Adorno M. McLuhan (en su primera etapa)
Horkheimer Walter Ong
H. Marcuse D. De Kerckhove
W. Benjamin Sociología de los media
J. Habermas E. Morin
Otros J. B. Thompson
Estructuralismo D. Wolton
R. Barthes Otros
Deterministas tecnológicos Semiótica y estudios culturales
H. Innis U. Eco
J. Ellul Stevenson
P. Virilio Otros
Estudios culturales, ecología y
sociología de los media
R. Williams
R. Hoggart
E. P. Thompson
S. Hall
N. Postman
P. Bourdieu
J. Baudrillard
G. Sartori
Marxismo y economía política de la
comunicación
H. M. Enzensberger
H. Schiller
A. Mattelart
N. Chomsky
Otros
.- La cultura de masas fue fuertemente criticada en los años 50-70 por los pensadores
europeos, especialmente por la Escuela de Frankfurt y la tradición marxista, que veía
en ella una superestructura destinada a garantizar la pervivencia de los mecanismos
de poder característicos del modo de producción capitalista (así, por ejemplo,
Althusser habla de “ideología de medios” y Gramsci de “hegemonía de medios”).
.- Sin embargo, las primeras definiciones de cultura de masas por oposición a “alta
cultura” (Wilensky) han quedado obsoletas: en nuestra sociedad la “alta cultura” tanto
como la producción mediática e incluso la “cultura popular” (basta pensar en el folk,
el turismo rural, etc) son ya un producto industrial, objeto de procesos económicos y
políticos y difundida, evaluada y calificada por los propios medios de comunicación:
al tiempo que se tiende a “elitizar” productos culturales de masas, se ‘popularizan’ los
productos culturales de ‘élite’.
.- Las ideas de deseo y placer, apuntadas por el psicoanálisis, constituyen el nexo entre
los extremos opuestos de lo individual y lo masivo: la cultura de masas es una cultura
orientada desde, por y para el disfrute. De ahí que numerosos autores hayan llamado
la atención sobre la doble crisis de la identidad individual y colectiva en la cultura de
masas: el individuo se disuelve en la masa, que, al mismo tiempo exalta la singularidad
individual (en una dinámica próxima a la lógica contradictoria del ‘ser como todos
para ser diferente’ o ‘ser diferente para ser como todos’).
a) Nihilismo:
.- La sensación de ‘irrealidad’ permanente, característica de las sociedades
mediáticas, junto con su permanente orientación hacia el presente (incluyendo la
‘presentización del futuro’) redunda en una conciencia latente de ‘falsedad de las
cosas’. El resultado es la sensación de vivir en una lógica permanente del ‘como si’: el
orden político, la cualificación profesional, las interacciones cotidianas, etc., parecen
funcionar como apariencias de lo que deberían ser.
b) Hedonismo:
.- La economización del mundo social y el desarrollo de la economía de consumo en
el contexto del ocio como valor hacen posible una profunda reorientación de la vida
cotidiana del individuo hacia el deseo o el disfrute. De hecho, de acuerdo con autores
como J.P. Dupuy, el papel de cohesión social que juega la masa en el contexto
contemporáneo de la economía de consumo aparece estructurado conforme al
principio de la envidia (‘el deseo del deseo del otro’).
c) Narcisismo:
.- Precisamente la redefinición de la individualidad en torno al consumo y el placer han
propiciado la extensión del narcisismo como forma de vida social. En palabras de
Gilles Lipovetsky (1986:127):
«…el narcisismo designa el surgimiento de un perfil inédito del individuo en sus relaciones
con él mismo y su cuerpo, con los demás, el mundo y el tiempo. En el momento en que el
‘capitalismo’ autoritario cede el paso a un capitalismo hedonista […] acaba la edad de
oro del individualismo, competitivo a nivel económico, sentimental a nivel doméstico,
revolucionario a nivel político y artístico, y se extiende un individualismo puro, desprovisto
de los últimos valores sociales que coexistía aún con el reino glorioso del homo
economicus, de la familia, la revolución y el arte. Emancipada de cualquier marco
trascendental, la propia esfera privada cambia de sentido, expuesta como está
únicamente a los deseos cambiantes de los individuos».
d) Formalización:
.- La uniformidad y la estandarización de las formas expresivas aparece como un
requisito característico de la cultura de masas. Este aspecto, unido al de la difusión
masiva provoca una formalización de los relatos e imágenes a través de las cuales los
individuos y las colectividades reflejan su identidad. Un síntoma característico de esta
formalización lo encontramos en la importancia creciente de los estereotipos, los
esquematismos y las simplificaciones, que finalmente se convierten en requisito de la
difusión mediática: si algo no es simple, accesible o esquemático, no es difundible.
e) Pasividad:
.- Una de las características distintivas de las masas festivas (configuradas en torno al
disfrute espectacular) tanto como de la individualidad narcisista es la pasividad. La
concepción del mundo como un contexto de oportunidad para el disfrute individual
repercute en una creciente mitigación de la responsabilidad, de la conciencia de
participación y colectividad que, entre otros aspectos, plantea una importante crisis
de la concepción comunitaria del orden social y una creciente suspicacia con
respecto al control y la manipulación.
f) Aislamiento:
Román Gubern (2000) habla de ‘claustrofilia’ para referirse a la dinámica social
derivada del individualismo narcisista que redunda en un creciente papel de la
mediación tecnológica de las interacciones entre individuos en detrimento de la
socialidad cotidiana. La paradoja de la sociedad globalmente interconectada es que
sus individuos se aíslan unos de otros. Por otra parte, esos mismos desarrollos
tecnológicos facilitan la implosión de los espacios públicos en los espacios privados: la
habitación se convierte, a través del ordenador o de la televisión, en una cafetería, un
foro político, una biblioteca, un museo, un salón de juegos o un centro comercial.
h) Fusión realidad/ficción
.- La fusión entre las categorías de realidad y ficción en la cultura de masas y en los
medios de comunicación tiene como base una dinámica inicial de
exprotación/importación de códigos expresivos: desde los años 50 y de forma
creciente, se experimenta con géneros realistas que incorporan códigos expresivos
ficcionales y, a la inversa, géneros ficcionales que incorporan códigos expresivos
realistas. Paralelamente, los avances tecnológicos y la deriva de la producción hacia
lo espectacular desplazan, como ha señalado Darley, la atención y el interés del
contenido o el significado a la técnica de producción, a la factura.
i) Hipervisibilidad
.- El desplazamiento de la fuerza expresiva del significado a la técnica de
representación (del fondo a la forma), especialmente relevante a partir de la
configuración de la cultura de masas como una cultura eminentemente visual, así
como el narcisismo y el hedonismo característicos del sujeto social en la cultura de
masas asientan lo que González Requena y Gonzalo Abril han señalado como una
cultura de la pulsión escópica. La imagen se convierte en signo intrínseco de presencia
y, en el contexto de la economía de consumo, asume el protagonismo como canal de
desarrollo de la dinámica del deseo: ver equivale a hacer y a ser.
.- La compulsión del ver, asociada por algunos autores con el voyeurismo, invade los
espacios privados y los ritos íntimos de la vida social, extiende el foro público más allá
de sus fronteras normativas y plantea serias cuestiones en relación a la identidad
individual y colectiva.
.- Una de las cuestiones que con más insistencia se plantea en los últimos años en el
ámbito de los estudios sobre el impacto sociocultural de los medios es, precisamente,
que la complejidad y estrecha interrelación de los elementos que componen el
fenómeno de la cultura de masas demanda cada vez más una redefinición de la
concepción del ‘medio de comunicación’. Una redefinición que, precisamente, parte
de la constatación de que los medios de comunicación nunca han constituido (y
ahora menos que antes) un fenómeno social aislado, ni tampoco un fenómeno social
únicamente conceptualizable en función de la mera ‘transmisión de información’. Las
principales líneas de argumentación en torno a esta reflexión pueden condensarse en
las siguientes:
a) Convergencia tecnológica:
Los desarrollos tecnológicos presuponen e implican una integración cada vez
mayor de los contenidos y de los procesos de producción, hasta el punto de
que, en el terreno de las nuevas tecnologías de la comunicación, se vaticina
una desaparición de la concepción tradicional del medio (basada en el
soporte tecnológico). Algunos autores, en el contexto de las NTC, denominan a
este proceso ‘mediamorfosis’ (Fidler) y hablan ya de ‘metamedios’ que fusionen
las capacidades y recursos de la prensa, la radio y la televisión.
b) Industria cultural:
Los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio y televisión) forman ya
parte indisociable de la industria cultural: se nutren de sus productos, participan
en la gestión, producción y difusión de sus contenidos y, en última instancia, se
integran en las estrategias productivas y comercializadoras de las industrias
culturales. Con la excepción cada vez más relativa de la prensa, los medios
CONCLUSION
Para reflexionar un poco sobre todo lo que ha sido comentado en entradas anteriores, creo que
es importante situarse desde un punto de vista de contexto social. Sabemos que existe una
especie de control totalitario, una tendencia manipuladora que nos tiene a los consumidores
atados y bajo control. La visión de Marcuse como «cultura de masas como cultura de
manipulación» no es tan desacertada. Pero hay que saber diferenciar el estar totalmente
manipulado de «tender a manipular».
Los medios de comunicación de masas están estrechamente ligados a una ideología: se produce
un conflicto entre la neutralidad que se supone que hay que adoptar y la parcialidad. Hay
discursos que tratan o pretenden ser imparciales y objetivos, pero el mero hecho de producir un
discurso ya implica situarse bajo un punto de vista determinado. Sabiendo esto, las palabras de
Marcuse quedan avaladas: ¿por qué un punto de vista subjetivo se presenta como algo objetivo?
La respuesta más obvia es que alguien pretende manipular, engañar bajo la apariencia de que
no existe tal punto de vista.
Se dice que es «objetivo» para convencer al otro. Porque, ¿acaso no es más fácil que el receptor
crea al emisor si éste dice que el discurso que lanza es objetivo? ¿Acaso no sabe el emisor que
el receptor desconfiaría si supiera que el discurso es subjetivo? Tiene lógica: aquí se define el
esquema básico de emisor-receptor.