La “Sinfonía Doméstica” Op.53 fue empezada a principios de 1902 y terminada en el
mes de junio de 1903, en la isla de Wight, donde pasaba sus vacaciones con su esposa y su hijo. Cuando volvió a Berlín, donde ejercía como director de la Opera de la Corte Imperial, la orquestó, terminando la víspera del año nuevo de 1904. Se estrenó el 21 de marzo de 1904 en el Carnegie Hallde New York, durante su primera gira por América. La obra está dedicada “a mi querida esposa y nuestro niño”. Está orquestada para piccolo, tres flautas, dos oboes, oboe d’amore, corno inglés, clarinete piccolo, tres clarinetes, clarinete bajo, cuatro fagots, contrafagot, tres saxos, ocho trompas, cuatro trompetas, tres trombones, tuba, timbales, dos tambores, triángulo, platillos, glockenspiel, dos arpas y cuerda. Según el programa de mano del concierto de la Orquesta Filarmónica de Berlín del 12 de diciembre de 1904, la obra está dividida en cuatro movimientos, que se interpretan sin interrupción. También puede pensarse que se trata de un único gran movimiento de sonata. En este caso, el primer movimiento correspondería a la introducción de los temas o sea a la exposición. Notaremos una de las características de la música de Strauss. En pocos compases introduce una gran cantidad de motivos diferentes, produciendo al oyente la impresión de que solo esboza los temas. El primer movimiento comprende la introducción de los tres grupos temáticos. El primer grupo temático que aparece, es el grupo de Papá Strauss. Está compuesto por cinco partes, dibujando su carácter. En primer lugar los violoncelos interpretan un tema bonachón. Luego el oboe presenta su tema soñador. Los clarinetes añaden una pizca de mal humor. Finalmente los violines exponen un tema ardiente, que al pasar a las trompetas se vuelve más fogoso. Una vuelta al primer tema cierra la descripción del carácter del padre. Después sigue el grupo temático que describe la madre, Mamá Pauline. El primer tema es el inverso del primer tema del padre. Un tema duro refleja su mal carácter y sus enfados. Pero otro tema dulce y con ritmo de vals muestra su dulzura y sensibilidad. El tema del padre reaparece de una forma mas dulce, expresando su amor. Finalmente, después de una cadencia, aparece el hijo Franz con su tema característico, lleno de calma mientras el niño duerme. Para este tema Strauss resucita un instrumento antiguo, el oboe d’amore. Los temas del padre y de la madre reaparecen reflejando la identidad de su hijo. Lo que sería el segundo movimiento, un scherzo, empieza con los agudos gritos del nene que se ha despertado. Su tema aparece de nuevo en el oboe d’amore, reflejando que se ha tranquilizado y empieza sus juegos. El tema del niño resuena de forma esplendorosa. Un solo de violín refleja el cansancio de la criatura. Ha llegado la hora del baño antes de acostarlo. Aunque se resiste su madre consigue con engaños meterlo en la bañera. De nuevo aparecen los gritos del niño. Después para dormirlo se interpreta una canción de cuna en forma de romanza con una gran dulzura. Sus padres, a través de sus respectivos temas, le dan las buenas noches. El reloj marca las siete de la tarde. El adagio empieza con una reminiscencia del Don Juan, representando al compositor en su trabajo. Si contemplamos a la sinfonía como un único movimiento en una forma de sonata, esta parte correspondería al desarrollo. Por ello los temas son más trabajados. La mujer lo llama diciendo que es hora de acostarse. Finalmente se acuestan y Strauss nos presenta una maravillosa historia de amor. Los temas se hacen más fogosos. En la explosión amorosa se llega al climax de una forma muy realista, constituyendo una de las escenas sexuales más explícitas en el campo de la sinfonía. Mediante disonancias y la superposición de los dos motivos, el femenino sobre el masculino. Según las notas del propio Strauss escritas sobre la partitura, en el momento del climax escribe : “Das Weibliche motiv in sehr aufgeregter Figuration; das männliche sich schnell beruhigend”. (El motivo femenino en una forma muy excitada; el masculino calmándose muy rápidamente). Con lo cual Strauss diferenciaba perfectamente los dos tipos de orgasmos. Luego llega el deseado descanso. Se interrumpe cuando el reloj marca las siete de la mañana. Se escucha al niño que empieza a gritar. El último movimiento, sehr lebhaft, Doppelfuge und Finale, es el más complicado. En el caso de la forma sonata correspondería a la recapitulación. Aparecen variaciones de los temas de la exposición. Se trata de una doble fuga donde se combinan los temas del padre y de la madre. Los padres discuten sobre diversos motivos. Finalmente se reconcilian y la larga coda nos muestra la felicidad familiar. Strauss renunció a colocar explicaciones programáticas cuando editó la obra. Reproducimos sus propias palabras escritas en una carta que envió al musicólogo Oscar Bie, debido a ser un reflejo de sus pensamientos. “Ist es nicht wunderschön, wenn es einem einfällt, die dichterische Idee zu verschweigen oder nur anzudeuten, als reuiger, in den Schoβ der allein seligmachenden absoluten Musik (wissen Sie vielleicht, was absolute Musik ist? Ich nicht) zurückkehrenden Sohn gefeiert zu werden?”.(¿No es maravilloso, cuando se consigue silenciar la idea literaria o solamente apuntarla, ser de este modo celebrado como el hijo arrepentido, que regresa al seno de la bienaventurada música absoluta? [ ¿acaso saben, lo que es la música absoluta?. Yo no]). Aprovechando las palabras de Strauss discutiremos un tema que nos parece fundamental en la música. El de la música programática y su correcta interpretación por parte del oyente. En primer lugar expondremos dos situaciones límites. La primera se podría titular como la audición pictórica y la segunda como la audición musical pura. En la audición pictórica la música se podría escuchar como ilustración de una serie de imágenes plásticas, diapositivas o imágenes en movimiento como un film. Mientras contemplamos las imágenes, la música se escucharía de manera que se correspondería fielmente a lo que quiere expresar. De esta manera sería muy fácil comprender lo que nos desea decir su autor, pues veríamos la imagen que la interpreta fielmente. En la audición musical pura no tendríamos ninguna referencia sobre el programa que interpreta la música. Los temas musicales serían puros. La belleza estaría únicamente en la música, sin ninguna referencia literaria ni visual. Vistos los dos extremos, intentemos reflexionar sobre cual sería la posición ideal. En el caso de nuestro estudio, comprenderemos que lo fundamental es la música. La forma Sinfonía es una forma definida como música pura. Lo que realmente analizamos en esta obra es la evolución de una forma musical. Pero no podemos olvidar, sin caer en un academicismo inmovilista, que las formas evolucionan y uno de sus modos consiste en la introducción de elementos descriptivos en la música. Una circunstancia que ya se emplea en épocas anteriores al nacimiento de la propia sinfonía, como era en la época barroca. Por ello se pueden introducir ideas programáticas en la música. El compositor tiene todo el derecho de comunicarnos lo que desea expresar con su música. Pero se trata de ideas abstractas, únicamente apuntadas. La verdadera fuerza de la música es llegar a sugerir a nuestra mente, lo que quiere expresar su autor. Pero nunca serán imágenes reales, como las que nos muestra un film. Cada persona que escucha la obra se formará sus propias imágenes. Si la música necesitara apoyarse sobre imágenes reales o textos literarios, su poder disminuiría, colocándose en un papel auxiliar, como mera música de acompañamiento. En el caso de la forma Sinfonía, la música debe sobreponerse sobre cualquier imagen real o literaria, puesto que su valor, lo que nos muestra su belleza, su estética, radica en su único poder, el de la propia música. Su interpretación en forma figurativa es un trabajo que debe realizar la imaginación de cada espectador, lo cual produce un efecto más gratificante al oyente.
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