Tema 1

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TEMA 1: LA INTEGRACIÓN EUROPEA

1. ANTECEDENTES

El concierto europeo es el nombre que se le otorga a las relaciones entre Estados que se inicia en el periodo de
la Europa de la Restauración; al final de las Guerras Napoleónicas; y, que fundaron la Cuádruple Alianza
(Austria, Prusia, Rusia y el Reino Unido), que eran las grandes potencias del momento, cuando derrotaron a
Napoleón. El concierto duró hasta el estallido, en el año 1914, de la Primera Guerra Mundial.

Con la publicación en el año 1923 del manifiesto Paneuropa por Kalergi, se inició un movimiento con la idea
de un Estado europeo unificado. En el año 1927, Aristide Briand acepta la presidencia de honor de la Unión
Paneuropea. Este presentó un Memorándum “sobre la organización de un régimen de unión federal europea”.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, los países europeos llegaron a avances en materia económica, pero no
existía un sistema que garantizara la paz y la seguridad. En 1948, Francia, Reino Unido y los países del
Benelux (Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo), firmaron el Tratado de Bruselas que da origen a la Unión
Europea Occidental, donde se hará una defensa común de estos países y que incluía una cláusula de asistencia
mutua en el caso de agresión por un tercero. Esta organización contaba con dos instituciones: un Consejo, de
carácter consultivo y compuesto por los ministros de Asuntos Exteriores, y, un Consejo Permanente,
compuesto por los embajadores en Reino Unido de los países del Benelux y de Francia, junto con un
funcionario británico (la sede se encontraba en Londres).

En mayo de 1948, se convoca el Congreso de la Haya, y en 1949 nace el Consejo de Europa a través del
Estatuto del Consejo de Europa, que fue firmado por diez países: Reino Unido, Francia, Bélgica, Países Bajos,
Luxemburgo, Italia, Irlanda, Dinamarca, Noruega y Suecia. En la actualidad, cuenta con 47 países miembros,
entre los que se encuentran todos los estados miembro de la Unión Europea.

Este es un órgano de cooperación internacional en el que las decisiones se adoptan por unanimidad de los
miembros. Se han adoptado convenios en muchos ámbitos, pero, el más importante es el Convenio Europeo
para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales.

Por otro lado, las organizaciones euroatlánticas surgen tras la Segunda Guerra Mundial por la alianza de
Estados Unidos y algunos países europeos. En el año 1948, se funda la OECE, a iniciativa de EE. UU.

El ministro de Asuntos Exteriores de Estados Unidos de la época, George Marshall, llamó a los países
europeos a unir esfuerzos para la reconstrucción económica del continente que se concretó en el Plan
Marshall.

El objetivo del OECE fue la liberalización del comercio interestatal. En 1960, EE. UU y Canadá se unen a la
organización, estableciendo como objetivo el fomento a la economía del tercer mundo a través de la ayuda al
desarrollo. La OECE pasó a llamarse OCDE, y, en la actualidad, cuenta con 35 estados miembros.

En 1949, se crea la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que tiene como objetivo la defensa
de los estados miembros y el apoyo colectivo. Otro de los objetivos fue suavizar la influencia soviética. Tras
la caída en 1989 del Telón de Acero, y, a su vez, la caída de la Unión Soviética, la organización se a orientado
a la gestión de las crisis y el fomento de la estabilidad. En la actualidad, tiene 28 estados miembros; 22 de la
UE.

2. EL ESPACIO EUROPEO

El Consejo de Europa, que ya hemos mencionado con anterioridad, es una organización intergubernamental
que no forma parte de la Unión Europea. No se debe confundir con el Consejo Europeo y el Consejo de la
Unión Europea.
El Consejo europeo son unas reuniones de los jefes de Estado o de Gobierno y del Presidente de la Comisión
Europea, que se producen cuatro veces al año y se las conoce como “cumbres”. Este fija las orientaciones
políticas generales de la UE.

El Consejo de la Unión Europea es donde los distintos ministros de los Estados miembros se reúnen para
temas referentes a la política de la Unión. Dependiendo de los temas a tratar acude los ministros
correspondientes (política exterior, ministro de Asuntos Exteriores, temas económicos, ministro de
Economía…). Este es el principal centro de decisión política de la UE y donde se establece la mayor parte de
la legislación europea.

3. HISTORIA DE LA INTEGRACIÓN EUROPEA

El Tratado constitutivo de la Comunidad europea del Carbón y el acero (CECA), adoptado el 18 de abril
en 1951 en París, fue impulsado por Robert Schuman a través del Plan Schuman elaborado junto a Jean
Monnet, y que entró en vigor el 23 de julio de
1952. Los seis Estados fundadores fueron Bélgica, la República Federal de Alemania, Francia, Italia,
Luxemburgo y los Países Bajos.

Se estableció por un periodo limitado de 50 años y se integró en la Comunidad Europea el 23 de julio de 2002
al expirar su tratado constitutivo. La CECA creaba una “alta autoridad” que asumía competencias soberanas
de los Estados.

Los Tratados de Roma del 25 de marzo de 1957 crearon la CEE y la CEEA o Euratom, mediante el Tratado
Constitutivo de la Comunidad Económica Europea y el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea
de la Energía Atómica. Iniciaron sus actividades el 1 de enero de 1958 con la entrada en vigor de los
tratados.

Por un lado, el objetivo de la CEEA o Euratom era crear una organización de integración en el campo de la
explotación pacifica de la energía nuclear. Por otro lado, el objetivo de la CEE era crear un mercado común
que instituyera una unión aduanera con el fin de garantizar la libre circulación de personas, bienes y capitales.

El Tratado de Schengen de 1985, es un tratado no comunitario donde se suprimieron el control de las


fronteras interiores para trasladar esos controles a las fronteras exteriores (de terceros países que no se
encuentran en el acuerdo).

El Acta Única Europea modifica los Tratados de Roma estableciéndose una cooperación política europea.
Con la entrada en vigor (1 de julio de 1987), la Asamblea paso a denominarse Parlamento Europeo y se
ampliaron los poderes legislativos de este. La decisión se adoptó en el año 1986, en La Haya y Luxemburgo.

El Tratado de Maastricht en el que se funda la Unión Europea fue firmado el 7 de febrero de 1992, y, entró
en vigor el 1 de noviembre de 1993. El Tratado se autodefinió como “una nueva etapa en el proceso creador
de una unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa”.

Este Tratado contiene el acto fundacional de la UE e introdujo nuevas formas de cooperación entre los
gobiernos de los Estados miembros en defensa, justicia e interior. La UE no tenía como objetivo sustituir las
Comunidades Europeas, sino que las combinó con nuevas políticas y formas de cooperación bajo una rubrica
común (Comunidad Europea).

La Unión Europea se asienta sobre tres pilares. El primer pilar, lo constituyen las Comunidades Europeas
(CEE, CEEA, CECA (hasta 2002). El segundo pilar es la cooperación de los estados miembros en política
exterior y seguridad común. Y, por último, el tercer pilar, se refiere a la cooperación en justicia y política
interior.

El Tratado de Ámsterdam, adoptado el 2 de octubre de 1997, entró en vigor el 1 de mayo de 1999. Este
modificó los Tratados de la UE y la Comunidad Europea estableciéndose la versión consolidada de ambos.
El Tratado de Niza se adopto el 26 de febrero de 2001 y entró en vigor el 1 de febrero de 2003. El Tratado
reformó las instituciones para que la Unión pudiera funcionar eficazmente tras su ampliación a 25 miembros
en 2004 y 27 miembros en 2007. Además, se fusionaron en una versión consolidada el Tratado de la UE y el
Tratado de la Comunidad Europea. Por último, se adoptó la Carta de Derechos Fundamentales.

4. ORIGEN DEL PRIMER INTENTO DE CONSTITUCIONALIZACIÓN

Después de la aprobación del Tratado de Niza, se produjo un debate sobre el futuro de la UE que desembocó
en la Declaración de Laeken sobre el futuro de la Unión Europea aprobada el 15 de diciembre de 2001.

La UE se comprometió a abordar tres retos. El reto democrático que consistía en acercar Europa al ciudadano,
el reto institucional y normativo que pretendía simplificar las normas y adaptar las instituciones a la existencia
de casi 30 miembros, y el reto exterior que pretendía reforzar el liderazgo de Europa en el ámbito
internacional. Esto concluyó en la necesidad de crear una Constitución para los ciudadanos europeos.

El proyecto del Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, elaborado por la Convención
sobre el futuro de Europa, se entregó al presidente del Consejo Europeo el 18 de julio de 2003, y los jefes de
Estado y de Gobierno lo adoptaron con algunas modificaciones los días 17 y 18 de julio de 2004 en Bruselas.

Esta Constitución tenía como objetivo aglutinar la Unión Europea y la Comunidad Europea en su forma
anterior en una nueva y única Unión Europea que debía basarse en un tratado constitucional único. Solo la
Comunidad Europea de la Energía Atómica mantendría su estatus de comunidad independiente.

Tras la ratificación de trece de los veinticinco Estados miembros, el Tratado Constitucional de la Unión
Europea fue rechazado mediante sendos refrendos en Francia y en los Países Bajos. Sin estos dos estados no
podía continuarse el proceso “constituyente”.

Tras un periodo de reflexión de dos años (2005-2007), para estudiar las posibles evoluciones en relación con
el tratado y fomentar el debate de los ciudadanos, el impulso que dio Alemania para poner un nuevo paquete
de reformas, aprovechando su presidencia en el Consejo de la Unión Europea supuso el abandono formal del
enfoque de una constitución europea. En su lugar, se elaboró un Tratado de reforma que introdujo en los
Tratados vigentes de la UE modificaciones básicas para potenciar la capacidad de actuación de la UE en el
interior y en el exterior, reforzar la legitimación democrática y, en general, mejorar la eficacia de la actuación
de la UE. De esta forma se vuelve a la forma clásica de negociación de los tratados comunitarios.

Se modificaron el Acta única europea, el Tratado de la UE, el Tratado de Ámsterdam y el Tratado de Niza.

5. EL TRATADO DE LISBOA

El Tratado fue firmado el 13 de diciembre de 2007 por los jefes de Estado o de Gobierno de los 27 Estados
miembros de la UE (Croacia todavía no había ingresado). No obstante, no fue hasta el 3 de noviembre de 2009
cuando se ratifica el Tratado por diversos problemas con Polonia y Chequia. La entrada en vigor se produjo el
1 de diciembre de 2009.

Mediante el Tratado de Lisboa se fusionan la Unión Europea y la Comunidad


Europea para formar una única Unión Europea. El término «Comunidad»
será sustituido de forma universal por el concepto «Unión». La Unión sustituye y sucede a la Comunidad
Europea. Sin embargo, el Derecho de la Unión
continúa siendo determinado por los siguientes tres Tratados: el Tratado de la Unión Europea, el Tratado de
Funcionamiento de la Unión Europea y el Tratado Constitutivo de la Comunidad Económica Europea de la
energía atómica.

La estructura del Tratado de Lisboa es una modificación del Tratado de la UE y el Tratado de Funcionamiento
de la UE. Además, menciona la Carta de Derechos Fundamentales y los Acuerdos de Adhesión que los hace
jurídicamente iguales a los tratados.
Los logros del Tratado de Lisboa recogidos del Tratado constitucional son la unificación orgánica de la UE y
la CE en una sola, en un acercamiento a los ciudadanos de la realidad europea. Además, desaparece las
estructuras de los pilares.

Por otro lado, se refuerza la visibilidad en el mundo de la Unión Europea contando con un Servicio Exterior
de la UE y dándole personalidad jurídica a la Unión. Hay una mayor legitimidad democrática de la UE y se
fortalecen los derechos de los ciudadanos rescatando la Carta de Derechos Fundamentales. Además, se
produce una reforma institucional entorno a los nuevos altos cargos fusionando el cargo de Comisario de
Relaciones Exteriores con la del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de
Seguridad y un presidente del Consejo Europeo.

Pero, además de logros, también hubo sacrificios, por ejemplo, en la referencia a los valores se diluye en el
preámbulo, se eliminan las referencias a los símbolos y ya no habrá leyes y leyes marco. Además, los nuevos
textos se hacen incomprensibles y complicados, Europa se aleja de los ciudadanos, desaparece el texto de la
Carta de Derechos Fundamentales del Tratado y se le da más protagonismos al poder gubernamental. Se
introdujeron excepciones a la Carta de Derechos Fundamentales para Reino Unido, Polonia y República
Checa.

Por lo tanto, se han introducido las líneas rojas de los euroescépticos y se sacrifica la posible
constitucionalidad del tratado, pero, a pesar de su eliminación expresa, los
Declaraciones de los Estados y, además, sigue primando el Derecho comunitario sobre el derecho interno.

6. SIGNIFICADO Y NATURALEZA DE LA UNIÓN

La Unión Europea (que no partía ex novo en 1992), es una organización internacional que asume todo el
acervo de integración y sucede a la Comunidad Europea. Continúa el proceso iniciado en 1951 y 1957. El art.
1 del Tratado de la Unión Europea (TUE), declara que la Unión “se fundamenta” en el Tratado de la UE y
en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), continuadores del proceso. La realidad de
la UE se sustenta en las realizaciones conseguidas mediante las “antiguas” Comunidades Europeas en más de
sesenta años de integración económica, social y política, y en los avances a través de los dos antiguos pilares
intergubernamentales de la PESC y los asuntos de interior y justicia (JAI).

Los Estados crearon la UE sobre el edificio jurídico-político de las Comunidades Europeas. La Unión es “una
nueva etapa en el proceso creador de una Unión” (1er párrafo del Preámbulo y art. 1 TUE).

El compromiso de una “unión casa vez más estrecha” apareció originalmente en el preámbulo el Tratado de
Roma, 1957. Desde la entrada en vigor de la reforma de Maastricht en 1993, este enunciado se recoge en el
art. 1 del Tratado de la UE. Fue uno de los puntos de enfrentamiento entre Reino Unido y la UE en 2016.

La Unión es una organización internacional sui generis que se constituye por Estados democráticos y su
ciudadanía, de los que recibe las competencias para alcanzar los objetivos comunes que aquéllos quieren
lograr. Se enuncia así el principio básico y clásico de todos los Tratados constitutivos de organizaciones
internacionales: el principio de atribución de competencias (art. 5 TUE). Son los Estados, y por medio de
ellos los ciudadanos, quienes han dotado de competencias a la Unión.

La UE no es un Estado federal, aunque sólo sea por el hecho de que ni siquiera es un Estado. Es una
organización internacional intergubernamental, muy distinta a las Organizaciones clásicas; es una
organización internacional original única. La UE es un ente jurídico-internacional y político atípico; y no tiene
en el horizonte sustituir a los Estados soberanos.

La voluntad de los Estados es una condición sine qua non del sistema. Sin un pacto entre los Estados no se da
vida a normas originarias o constitutivas. Nuestros Estados, nuestros gobiernos democráticos, son el poder
constituyente intergeneracional constante.
El Tratado de la Unión deja claro que los Estados miembros, soberanos e independientes, permanecen como
tales y que esta entidad política internacional hunde sus raíces y sus límites en el Derecho Internacional. El
TUE mantiene su carácter de organización internacional sin definir ni orientarse hacia contornos políticos
federales, máxime teniendo en cuenta las continuas ampliaciones, el fracaso del Tratado constitucional de
2004, las tensiones de la globalización y la tendencia a un fuerte control intergubernamental.

7. LA DOBLE LEGITIMIDAD

No se recoge expresamente en el art. 1 TUE, pero el proceso de integración se fundamenta en la doble


legitimidad democrática e internacional. Esto es lo que ha distinguido a las Comunidades Europeas de otras
organizaciones internacionales (Tribunal de Justicia en sentencias como Van Gend en Loos). El Tribunal
afirmaba que el proceso de la integración europea “contempla a los pueblos” y les convoca a participar en el
mismo mediante “la creación de órganos” en los que están llamados a colaborar. Desde los años sesenta era ya
una “Comunidad de pueblos y de Estados” con doble legitimidad reconocida. Esta contribución del Tribunal
fue esencial para la fundamentación del sistema de integración.

Aunque la nueva redacción no incluye el expreso reconocimiento a la doble legitimidad del proceso, es
innegable por sus propios orígenes históricos después de la Segunda Guerra Mundial: aspiración ampliamente
querida por los pueblos europeos democráticos, base popular o democrática, a la que se unió la voluntad de
los Estados. El consentimiento de Estados y pueblos impregnó la fundación de las Comunidades Europeas, no
sólo por el hecho de que los Tratados constitutivos requirieran entonces y hoy la ratificación de los
parlamentos nacionales, sino por el hecho de que en su estructura institucional misma y en el proceso de
decisión se diera cabida a la ciudadanía de los Estados con su presencia en el Parlamento Europeo, en el
Comité Económico y Social.

El respeto a la doble legitimidad se observa en el proceso decisorio y de revisión pues en ambos tiene que
confluir el acuerdo de instituciones dotadas de legitimidad internacional (el Consejo, el Consejo europeo) y de
legitimidad democrática (el Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales) que encarnan las dos
legitimidades para la aprobación de normas de Derecho derivado y las normas nuevas de los Tratados.

Desde el origen, el principal destinatario de las normas es la ciudadanía y las personas jurídicas por lo que
disponen de un acceso directo o legitimidad activa al sistema jurisdiccional de la UE en determinadas
condiciones.

Se viene fomentando el sentimiento de ciudadanía compartida mediante un estatuto de derechos ciudadanos y


una común Carta de Derechos fundamentales, las disposiciones sobre los principios democráticos y la
participación en igualdad de la ciudadanía de la UE, además de una apreciable preocupación por la
implicación real ciudadana en el proceso de decisión mediante sus sugerencias y respuestas a los libros
“verdes” y en las iniciativas legislativas ciudadanas.

8. LA PERSONALIDAD INTERNACIONAL DE LA UNIÓN

El artículo 47 TUE declara que la UE tiene personalidad jurídica. La Unión se erige con expresa personalidad
jurídica internacional y se responsabiliza de la continuidad del proceso de integración.

El artículo 1 TUE declara que la Comunidad Europea es sustituida por la Unión misma (asume todos sus
derechos, obligaciones y procedimientos). No se extinguió el Tratado de la CE o de Roma que se modifica por
el Tratado de Lisboa. Lo que se eliminó o desapareció es la Comunidad Europea como organización
internacional separada; sus atribuciones, instituciones y procedimientos se asignan a la Unión Europea.

La personalidad internacional de la Unión sucede a la Comunidad Europea. La UE es una organización


internacional heredera de la Comunidad Europea.

Cuando los Estados miembros crearon la Unión como ente político en el Tratado de Maastricht de 1992, no
quisieron atribuirle expresamente personalidad jurídica internacional ni con ocasión de los Tratados de
Ámsterdam y Niza. Las dos organizaciones internacionales existentes en la época, la CE y la CEEA o
Euratom, conservaron por separado su carácter de sujetos del Derecho Internacional como también hasta la
expiración del Tratado de la CECA en 2002.

La personalidad jurídica se tiene o no se tiene en función de las competencias atribuidas por los Estados y
realmente ejercidas en el orden jurídico internacional. Aunque el TUE en 1992 no había atribuido
explícitamente personalidad jurídica a la UE, ni en 1997 ni el 2000, la UE tuvo a partir de 1997 cierto
reconocimiento en función de su efectividad en el ejercicio de sus competencias y funciones en materia de
PESC y de cooperación policial y judicial. Tras la reforma de Ámsterdam se reconoció a los dos pilares
intergubernamentales competencia para suscribir acuerdos internacionales (antiguo art. 24 TUE).

Para poder atribuir personalidad jurídica internacional a una organización internacional se necesita: una
asociación voluntaria de Estados, con base convencional, que posea sus propios órganos, que traduzca una
voluntad distinta de sus Estados miembros, y que tenga competencias normativas y las ejerza efectivamente
tanto en el plano interno como en el externo. La UE suscribe acuerdos internacionales, goza de privilegios e
inmunidades, ejerce derechos y asume obligaciones en el orden internacional y, mantiene relaciones
diplomáticas con otros sujetos internacionales.

9. LOS VALORES DE LA UNIÓN

El Tratado de la Unión expresa los valores que nos unen. El fundamento último de la Unión es la existencia de
unos valores comunes a la Unión y a sus Estados miembros, que son: la dignidad humana, la libertad, la
democracia, la igualdad, Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos (art. 2 TUE).

Esos conceptos son los presupuestos esenciales del sistema en los que se inspira el proceso jurídico-político y
a los que se debe subordinar. El respeto a estos valores es una obligación común para las instituciones
europeas y para todo Estado miembro de la UE.

El art. 2 TUE incluyó, como novedad, la dignidad humana, la igualdad y el respeto de los derechos de las
personas pertenecientes a minorías.

También sus acciones externas pueden ser contrastadas jurídicamente a la luz de los valores. Ello explica que
los artículos 21, 32 y 42.5 TUE expliciten los valores comunes, adaptados a la acción exterior de la Unión: el
respeto a su independencia e integridad, la seguridad, o los principios de la Carta de las Naciones Unidas y el
Derecho Internacional. Los Tratados TUE y TFUE enuncian en diversos preceptos valores económicos y
valores sociales.

La construcción europea no se limita al progreso económico, sino que su objetivo es crear un espacio de paz.
La obligación de respetar esos valores y de su activa promoción es una obligación jurídica expresa desde la
reforma de Maastricht y una condición esencial del éxito del proyecto europeo por lo que el respeto a este
precepto es un doble requisito expreso para alcanzar y mantener el estatuto de Estado miembro. Respeto al art.
2 como condición de ingreso (art. 49 TUE) y de permanencia en la UE (sanciones, art. 7.2 TUE).

Estos valores son exigibles a la acción autónoma de los Estados miembros, pues se trata de valores comunes y
no propios o exclusivos de la UE. Son valores universales, fruto de la herencia común cultural, religiosa y
humanista que compartimos los europeos con otros pueblos (párrafo 2º del Preámbulo del TUE).

10. LOS VALORES DE LA UNIÓN

El art. 3 TUE enuncia los objetivos de la UE que justifican su propia existencia y su acción en beneficio de
los ciudadanos. Son objetivos generales diferenciables de los objetivos específicos perseguidos por las
diversas políticas de la Unión. Cada sociedad nacional renuncia a decidir unilateralmente y acepta decidir en
común a cambio de lograr esos objetivos y garantizar el respeto a los valores superiores.

Del art. 3.1 TUE se enuncia los fines generales políticos propios de sociedades comprometidas (paz, defensa
de los valores de la dignidad humana y bienestar). Son elementos fundamentales de la ética que ha guiado y
debe seguir guiando el proceso de integración (Declaración de Schuman, preámbulo del tratado CECA,
tratado UE).

La presión por una Europa más social se traduce en objetivos nuevos que no figuraban en los Tratados
precedentes: el compromiso de combatir la exclusión social y la discriminación; o el de fomentar la justicia y
la protección social, la solidaridad entre generaciones y la protección de la infancia. El objetivo social se ve
reforzado por el artículo 9 TFUE en la que se exige que toda política de la Unión en cualquier ámbito vele
por la consecución de objetivos social (nivel de empleo elevado, protección social…).

El conjunto de objetivos representan “valores-meta” especialmente apreciados por los europeos por concebir
el tiempo en progreso. Los objetivos o valores-meta del artículo 3 TUE son aquellos valores más peculiares
del conjunto organizativo europeo de desarrollo continuado en el tiempo.
El carácter de metas a alcanzar por la UE, representan también una condición del ejercicio de las
competencias atribuidas en el sentido de que deben informar de toda la acción legislativa y políticas de las
instituciones de la UE. Por ello, estos objetivos están precisados en el TFUE (art. 7).

Los objetivos del art. 3 que tiene su reflejo en los artículos 7 a 14 TFUE forman parte de la legalidad de la
norma legislativa europea o del acto jurídico europeo. Se podría impugnar la legalidad de una norma o acto si
se puede probar que tiene un efecto negativo sobre los objetivos del artículo 3 o los objetivos protegidos de
los artículos 7 a 14 TFUE.

La amplitud de objetivos no debe confundirse con una amplia atribución de competencias normativas para
lograrlos. El art. 3.6 TUE advierte que los objetivos se alcanzaran de acuerdo con las competencias atribuidas
en los Tratados.

Estos objetivos no se pueden lograr de cualquier manera, sino por medios apropiados teniendo en cuenta, caso
por caso, las competencias específicas, limitas y expresas que se prevén en el Tratado de Funcionamiento. El
art. 3 no es un titulo competencial o base jurídica para motivar por sí solo una norma de derecho derivado.

11. LOS VALORES DE LA UNIÓN

11.1 El principio de la democracia

La Unión y sus Estados miembros se comprometen con el principio de la democracia (arts. 2 y 9 a 12


TUE). La condición democrática es un requisito para el ingreso y la permanencia en la UE con un
sistema de control en caso de desviación (art. 7 TUE). La Unión se basa en la democracia representativa
“que encarna el valor de democracia”. Tras la reforma de Lisboa, prácticamente se garantiza la igualdad
de los ciudadanos de la UE, cualquiera que sea su nacionalidad; tendrán igual trato o atención por pare de
las instituciones, órganos y organismos (art. 9 TUE).

La UE es una democracia representativa, en la que los ciudadanos de los Estados miembros están
representados directamente en el Parlamento Europeo, mediante elecciones casa cinco caños por sufragio
universal directo. Los ciudadanos tenemos derecho a participar en la vida democrática de la Unión (art.
10.3 TUE) eligiendo a nuestros representantes en el Parlamento Europeo.

Representados indirectamente en el Consejo Europeo por el Presidente del Gobierno de cada país y en el
Consejo por un miembro del Gobierno de cada Estado (art. 10.2 TUE). Como ciudadanos que
participamos en organizaciones socio-económicas, también estamos indirectamente representados en el
Comité Económico y Social europeo: o como vecinos de municipios y regiones, estas organizaciones
territoriales pueden hacer llegar esos intereses específicos ante el sistema de decisiones de la UE por
medio del Comité de las Regiones (CdR).

La UE se compromete a abrir cauces de participación de la ciudadanía de la UE, como son los “libros
verdes” de consulta abierta a la ciudadanía y los “libros blancos” que sintetizan sus posiciones y las
opciones de la Comisión. Se prevé la posibilidad de la presentación de una iniciativa legislativa
ciudadana ante la Comisión.
Los parlamentos nacionales no han estado del todo ajenos, pero ahora se refuerza su participación e
influencia en determinadas decisiones para aumentar la participación y el control democrático (art. 12
TUE). El compromiso democrático informa la acción exterior de la UE con terceros Estados (art. 21
TUE).

11.2 El principio del respeto a los DDHH

La Unión con el principio del respeto a los derechos fundamentales (art. 6.3 TUE). Se reconoció por
primera vez en el Tratado de Maastricht el compromiso con los DDHH por una sentencia.

El TUE consagró los patrones normativos que el Tribunal venía exigiendo desde 1974 a los actos de las
instituciones. Todo acto de la Unión para ser conforme a Derecho debe respetar los derechos
fundamentales (Convenio Europeo para la Protección de los DDHH de 1950).

El principio de respeto a los DDHH se vio fortalecido y precisado tras la aprobación en Niza de la Carta
de los Derechos Fundamentales de diciembre de 2000; y tras la reforma de 2007, se declara en el art. 6.1
TUE que la Carta forma parte del Derecho que hay que aplicar con el mismo valor que los Tratados.

Se reconoce la obligatoriedad de la Carta de los Derechos Fundamentales para las instituciones y los
Estados miembros, incluido el poder judicial (exceptuando Polonia).

La Carta representa la formulación jurídica mínima de esos valores y permitirá examinar la actuación de
cada Estado miembro y de las instituciones y organismos de la UE, así como decidir si vulneran o no su
obligación de respeto a los derechos humanos y del pluralismo político. Se trataría de prevenir y
sancionar en el caso de desviación democrática de un Estado miembro (art. 7 TUE).

Si un Estado miembro se apartara de la senda democrática, la UE dispone desde 1997 de medios


jurídicos para prevenir las violaciones a los DDHH por parte de sus Estados miembros y, llegado el caso,
sancionarlas (art. 7 TUE y 354 TFUE). La Comisión y las instituciones que pueden activar ese
mecanismo deben hacerlo con prudencia, pero no inhibirse hasta esperar niveles políticos alarmantes. La
Comisión se ha preocupado de enfriar este control sobre el respeto al Estado de Derecho en la UE
mediante un marco previo antes de activar el precepto que permite vigilar o sancionar al Estado que viola
el art. 2 TUE.

El respeto a los derechos fundamentales y a la democracia se refiere en origen y ejercicio. Requiere una
democracia normalizada por la continuidad y la rendición de cuentas. Un elemento imprescindible para
la Unión es tener un poder judicial independiente, así como el sometimiento de todos los poderes del
Estado a la ley y a la autoridad judicial, la libertad de prensa, el respeto a las minorías, tolerancia,
igualdad, etc.

Ha habido conductas poco esperables en Estados de la UE (trato discriminatorio a minorías, control del
Tribunal constitucional…). La Comisión inició un dialogo con Polonia a fin de restablecer la confianza
en el Estado de Derecho, en particular el respeto que todo Gobierno debe al Tribunal Constitucional
(dictamen 1 de junio de 2016) sin lograr progresos. Aunque la Comisión y el Parlamento Europeo
activaron contra Polonia y Hungría el procedimiento de constatación del art. 7 TUE se han paralizado en
el Consejo pues casa Estado infractor veta los procedimientos de otro socorriéndose entre sí.

La Comisión ha demandado a ambos Estados ante el TJUE por leyes y prácticas políticas contrarias al
art. 2 y se han constatado judicialmente graves violaciones.

El Tribunal de Justicia ha reconocido que un tribunal nacional puede no atender una orden europea de
detención y entrega si tiene serias sospechas de trato inhumano o degradante si se entrega al Estado
remitente o cuando hay vulneración sistémica del Estado de Derecho por interferencias ilegítimas de
otros poderes sobre el sistema judicial.

11.3 El principio de igualdad de los Estados miembros


Todos los Estados miembros de la UE son iguales en derechos y obligaciones. El Tratado lo introduce de
forma expresa en el art. 4.2 TUE.

Igualdad significa que las normas de los Tratados se formulan de forma abstracta para todos los Estados
miembros al margen de consideraciones relativas a las características de cada Estado miembro. En el
orden interno y en el internacional, este principio es de carácter formal y general, y no impide estatutos
diferenciados en situaciones objetivas aceptados por todos en los Tratados mismos.

Igualdad debe haber entre los Estados miembros y la hay en la atribución de competencias internas:
todos los Estados ceden el ejercicio de los mismos poderes. La cláusula de reciprocidad en relación con
la UE sólo tiene sentido en relación con la atribución de competencias que los Tratados exigen por igual
a todos los Estados.

Igualdad entre los Estados miembros en la obligación de cumplir íntegramente los compromisos jurídicos
adquiridos. No cabe alegar el principio de reciprocidad como excusa a cumplir las obligaciones. Al
aceptar los compromisos de los Tratados de la Unión, los Estados en ningún precepto han condicionado
sus obligaciones al cumplimiento por otro o todos los Estados miembros.

- TRIBUNAL DE JUSTICIA – No exonera responsabilidades por infracción de un estado que se


excusa por el incumplimiento de otro.
El pr. de igualdad requiere el derecho de todos los Estados a formar parte o estar representados por sus
nacionales en las instituciones en las mismas condiciones, pero su contribución a la decisión puede
variar.
El pr. de igualdad de los Estados se debe ponderar y compensar en ocasiones con el principio de la
democracia o con otras consideraciones (pr. de eficacia) o en razón del carácter unipersonal de ciertos
organismos (defensor del pueblo, fiscal europeo).

11.4 El principio del respeto a la identidad nacional de los Estados miembros y a sus funciones
esenciales

- Se incluyó por primera vez en 1992. Tratado de Maastricht

 Reforma Tratado de Lisboa (art. 4.2) lo detalla más


Pertenecer a la UE no disminuye el derecho de autoorganización de cada Estado. Todo Estado decide
libremente sobre su constitución, su forma de Estado. Organización de sus poderes, lengua, cultura, etc.
- Esto último se condiciona por el deber de cumplir sus superiores obligaciones con la UE.
 De lo contrario, opción de retirada art. 50 TUE
La personalidad de cada uno de los pueblos de la Unión tiene cabida dentro de ésta. LIMITE: respetar los
valores que sustentan la Unión.
El respeto a la identidad nacional no es no poder injerirse en los asuntos internos del Estado miembro. Los
ámbitos de competencias de la UE son muy amplios y complejos, y penetran en el tejido económico, social,
jurídico, político; y condicionan acentuadas tradiciones, autonomías…
- I. N. también significa la permanencia de los Estados como soberanos e independientes¸ como
condición para la existencia de la propia UE. La identidad política es un límite al sistema de revisión
de los Tratados y se refleja en la necesidad de la autorización de los parlamentos nacionales antes
de cualquier reforma de los Tratados.

- ART. 4.2 La UE es una asociación internacional de Estados soberanos, que conservan sus
prerrogativas y características internacionales de Estados.
Las Directivas permiten un espacio apreciable para las tradiciones político-jurídicas de los Estados
miembros.
El respeto a la I.N. y las funciones esenciales del Estado no debe ser interpretado ni como una cláusula de
excepción que permita disminuir la obligación que tienen los Estados de respetar las disposiciones de los
Tratados, ni como una reserva de competencias nacionales, reconociendo que será el Tribunal de Justicia el
que dilucide si las instituciones vulneran un margen razonable de apreciación.

NO EXISTE LA IDENTIDAD EUROPEA, pero si la identidad nacional.


El pueblo es un elemento constitutivo propio de cada Estado, no de la UE.

 El Estado puede utilizar todos los medios del Estado de Derecho para defenderse en caso de disturbios,
sedición, amenazas de la integridad territorial… Y puede recabar solidaridad de la UE y sus Estados
miembros.

Los tratados ofrecen al Estado miembro suficientes fundamentos jurídicos en el respeto el derecho de la
Unión para que se desmarque de aquellas normas europeas que le pueden impedir cumplir sus funciones
esenciales. Los artículos 42.7 y 50 TUE. Artículos. 72., 78.3, 82.3., 222, 347 TFUE.

No hay un territorio de la Unión, la UE y sus Tratados tienen un ámbito de aplicación territorial, (ARTS.
52.2 TUE y 355 TFUE). Hoy el territorio es de cada 1 de los Estados miembros y estos tienen un derecho
inherente a defenderlo. Hubo una pérdida de territorio por parte de un Estado miembro conlleva
automáticamente en el territorio independizado se dejan de aplicar los tratados de la UE, y queda fuera de
la UE debiendo el nuevo estado, si desea ingresar, solicitar, y seguir el procedimiento de adhesión (art. 49
TUE).

11.5 El principio de cooperación real

El principio de cooperación leal rige con carácter general la totalidad de las relaciones entre los Estados y
la Unión. Es un principio constitucional porque refleja la estructura política, jurídica y económica de la
UE y facilita la organización de los poderes. Siempre ha estado expresa en los Tratados desde la
fundación de las Comunidades Europeas en 1951 y 1957.

El artículo 4.3 TUE es una expresión formal y limitada de ese principio. Su formulación literal no es
muy diferente de la obligación que se recoge en otras organizaciones internacionales o del principio
pacta sunt servanda. El Tribunal de Justicia ha tejido un complejo principio general de derecho inherente
a la estructura política y jurídica de la UE. Este principio se encuentra en la base del sistema comunitario
y rige las relaciones entre la UE y sus Estados miembros. Se exige cooperación leal entre las
instituciones entre sí en sus relaciones recíprocas.

Los tres deberes que se derivan del art. 4.3 TUE:

1) Colaboración activa o deber de adopción de todas las medidas generales o particulares apropiadas
para asegurar el cumplimiento del Derecho de la Unión.

2) Deber de abstención de adoptar todas aquellas medidas que puedan poner en peligro la realización de
los fines de los Tratados. El deber de colaboración impide a los Estados miembros adoptar
disposiciones contrarias a los compromisos asumidos. No toda infracción del derecho de la Unión
Europea comporta deslealtad. La violación de este principio se refiere a una violación caracterizada
inadmisible que afecte a las bases mismas del ordenamiento comunitario.

3) Debe de facilitar a las instituciones el cumplimiento de sus misiones.

Los deberes concretos de la obligación de colaboración se encuentran vinculados con las diversas
situaciones a las que se aplica y puede afectar a una serie indefinida de situaciones:
- obligación de alcanzar los objetivos de la Unión
- el Estado debe contribuir con su presencia y participación en las instituciones
- los Estados tienen el deber de llegar a un acuerdo en las conferencias intergubernamentales
- los Estados miembros no pueden ejercer sus competencias si causan perjuicio a los intereses de la
UE
- la Comisión tiene el deber de facilitar la ejecución de las disposiciones de la Unión y colaborar con
los órganos estatales encargados de la aplicación del derecho de la Unión
- los Estados miembros tienen el deber de actuar como gestores del interés común

11.6 El principio de solidaridad

A la Unión se le confía la misión de organizar de modo coherente y solidario las relaciones entre los
Estados miembros y sus pueblos punto la solidaridad es un fundamento de la Unión (artículo 2 TUE) y
un propósito (preámbulo).

Subyace la existencia de unos valores e intereses comunes coma unos vínculos de interdependencia coma
unos objetivos compartidos y un proyecto de convivencia. La defensa de los intereses nacionales es
legítima. La insolidaridad se manifiesta cuando se defiende intereses nacionales perjudicando de forma
desproporcionada los objetivos comunes.

Los Estados miembros no solo deben cumplir íntegramente sus obligaciones jurídicas, sino hacer frente a
compromisos más amplios de carácter político y económico. El principio de solidaridad es un principio
fundamental, pero no es un principio del ordenamiento jurídico en el sentido de que se pueda
invocar para cuestionar la legalidad de una norma de la Unión. La Unión y los Estados miembros
actuarán conjuntamente con el espíritu de solidaridad en caso de ataque terrorista, o de catástrofe natural
o de origen humano (artículo 222 TFUE). Se podrán adoptar medidas para prevenir ataques terroristas,
proteger a la población y a las instituciones democráticas y prestarle la asistencia que solicite el Estado
miembro afectado, incluidos los medios militares.

Si un Estado miembro es objeto de una agresión armada en su territorio coma debe poder recibir la ayuda
y asistencia de los demás Estados miembros con todos los medios a su alcance, incluidos los militares
(artículo 42.7 TUE). Por primera vez, un Tratado de la UE incluye una cláusula de ayuda mutua o
legítima defensa colectiva fundada en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.

11.7 El principio de transparencia y proximidad

El objetivo de una mayor transparencia en la toma de decisiones y su mayor apertura hacia la ciudadanía
se ha hecho insistente en esta década. Esa idea se reforzó tras la reforma por el tratado de Ámsterdam
coma y el artículo 1 TUE exige que las decisiones serán tomadas en la UE de la forma lo más abierta y
próxima a los ciudadanos que sea posible.

La exigencia aparece como la condición para alcanzar una mayor democratización y para atraer el interés
del ciudadano sobre un proceso que no puede continuar avanzando si éste no alcanza unos adecuados
niveles de proximidad y transparencia. Ya se han aprobado normas y códigos de conducta sobre el acceso
a los documentos, se han presentado reclamaciones y se han proseguido procesos judiciales punto los
libros verdes y blancos con las respuestas y opciones elegidas es una forma adecuada de transparencia.

Destacar la elaboración de un programa anual de trabajo que permite conocer las prioridades legislativas
para cada período y calendarios trimestrales que detallan el ritmo de la acción normativa. Este programa
se debate y se acuerda en el Parlamento Europeo. Incluye todas las propuestas legislativas nuevas y los
documentos legislativos son complementarios. También facilita la transparencia y la proximidad al
ciudadano la mejora de la calidad de la redacción de la legislación.
El Consejo celebra debates abiertos sobre los programas de trabajo de la Presidencia y de la comisión
coma sobre cuestiones fundamentales de interés de la Unión y sobre nuevas propuestas legislativas de
importancia.
12. LA UNIÓN EUROPEA “A LA CARTA”: LA COOPERACIÓN REFORZADA

Se viene hablando de unos desarrollos desiguales del proceso de la integración con fórmulas claras. Se
simbolizan así diversas actitudes de los estados miembro en relación con los con la profundización hoy en la
integración, marcadas por el deseo de acelerar o de frenar el logro de los objetivos de la Unión.

Las cooperaciones reforzadas son opciones a la carta para avanzar; al enfatizar sobre los Estados miembros
que desean integrarse más y que escogen aumentar sus compromisos para avanzar y no para desmarcarse de
los objetivos con estatutos derogatorios. El aspecto positivo es que significa que no caben vetos ante una
revisión o una nueva iniciativa normativa cuando hay una amplia y decidida voluntad en los restantes Estados
miembros de seguir avanzando esto.

Observan aspectos negativos, se rompe la unidad de objetivos. Los estatutos jurídicos de los Estados
miembros y de sus pueblos serán diferentes entre sí: los derechos y obligaciones serán variables.

Hoy la cooperación reforzada se reguló por primera vez en el tratado de Ámsterdam. Y fue reformado su
régimen en el tratado de Niza. Tras la reforma por el Tratado de Lisboa se confirma que es un mecanismo de
ejercicio de competencias atribuidas y un mecanismo de integración residual o subsidiario. No es un
mecanismo de revisión simplificada.

Se establece un marco jurídico general para toda cooperación reforzada (artículo 20 TUE) y, unas
disposiciones específicas, además de preverse una cooperación estructurada en el ámbito de la defensa
(artículo 46 TUE).

También debe respetar ciertos límites materiales: a) respeto a los Tratados y al marco institucional; b) no debe
sobrepasar la atribución de competencias coma solo se puede iniciar en el ámbito de competencias de
atribuidas a la UE; c) no perjudicará al mercado interior ni a la cohesión económica social y territorial; d) no
debe constituir un obstáculo ni una discriminación a los intercambios ni provocar distorsiones en la
competencia entre los estados miembro.

Su procedimiento detallado se regula en los artículos 326 a 334 TFUE. Ha sido utilizada para aprobar
algunas normas mediante este procedimiento: ley aplicable al divorcio y separación judicial, patente única
europea, regímenes económicos de las parejas internacionales coma y la creación de la Fiscalía europea.

13. LA ADHESIÓN A LA UE

El Estado candidato ha de ser un Estado europeo, lo que se entiende en geografía y en la geopolítica por
Europa. Además, debe ser un Estado democrático. Desde la reforma de Ámsterdam, se han precisado unas
condiciones generales sobre el régimen político del Estado solicitante: debe respetar los valores previstos en el
artículo 2 TUE. Se han formulado requisitos más concretos en los denominados “criterios de Copenhague”.

La comprobación de la capacidad real de integración del candidato y la capacidad de absorción de la UE, y los
criterios de Copenhague, impiden los automatismos. El artículo 49, tras la reforma del Tratado de Lisboa,
remite a los criterios de elegibilidad acordados por el Consejo europeo.

La petición de adhesión se dirige al Consejo. Se informa de la petición al Parlamento Europeo y a los


parlamentos nacionales. El Consejo solicita un dictamen a la comisión en la que se ponen de relieve los
problemas y los efectos del ingreso para la UE y para el solicitante. Sí hay unanimidad en el Consejo coma
entonces se inician las negociaciones con el estado.

En la Conferencia negociadora lo que se discute es el cuándo y el cómo de la aplicación del derecho


originario y derivado; la obligación inicial del Estado candidato es aceptar el acervo comunitario a fin de
asumir los mismos derechos y obligaciones que todos los demás Estados miembros. Se discute los plazos y
modalidades para que el futuro Estado miembro aplique íntegramente las normas de la Unión con las
eventuales excepciones o regímenes especiales.
La aceptación del derecho adoptado con anterioridad a la adhesión se contempla siempre en el acta
relativa a las condiciones de la adhesión y a las adaptaciones de los tratados. El resultado final de las
negociaciones de adhesión requiere el acuerdo entre los Estados miembros y el estado candidato y se
plasma en el acta de adhesión. El acta incluye las adaptaciones institucionales necesarias para acoger al
nuevo estado en las instituciones comunes.

El Consejo solicita la aprobación al Parlamento Europeo por mayoría absoluta de los miembros, una vez
se ha adoptado el acta de adhesión, de forma que el Parlamento Europeo podría vetar el ingreso de un nuevo
estado. El procedimiento de adhesión consta de una fase de control nacional o democrática en el Parlamento
del Estado candidato, y en los parlamentos de los Estados miembros. El solicitante debe recabar la
ratificación interna conforme a sus respectivas normas constitucionales de autorización y prestación del
consentimiento de este tipo de tratados internacionales (artículo 93 Constitución española).

14. LA RETIRADA DE LA UNIÓN

La retirada de la Unión está reconocida expresamente en el artículo 50 TUE, y forma parte del Estatuto
internacional de derechos de los estados dentro de la UE. La retirada es un derecho que se reconoce
implícitamente a todos los Estados parte de una organización internacional.

Los antiguos Tratados CEE y Euratom, así como el vigente tratado de la Unión, establecen que la integración
y los tratados que le rigen tienen una duración ilimitada (artículo 53 TUE). No se han concluido por un
tiempo determinado o a determinar en el futuro tienen vocación de futuro en el tiempo,pero nada impediría
que una parte pueda ponerles fin.

El Tribunal de Justicia declaró que los tratados son una limitación definitiva en determinados ámbitos de sus
derechos soberanos en favor de este ordenamiento jurídico por lo que no puede prevalecer una norma nacional
posterior sobre esos derechos definitivamente transferidos. En los ámbitos atribuidos a la UE hay una
limitación definitiva coma no cabe en actos unilaterales concretos contrarios a una norma europea por la
primacía de aquella. No se puede disponer a voluntad de concretar las competencias y seleccionar las
obligaciones. Solo cabría la retirada.

La reforma introducida por el Tratado de Lisboa al TUE clarifica este derecho de los Estados, teniendo en
cuenta la intensidad y calidad de los compromisos que adquieran los Estados miembros y para evitar cualquier
asimilación de la UE a la estabilidad. Un derecho de ruptura de la membresía sería impensable en el seno de
un Estado, y confirma la naturaleza de organización internacional de la UE.

Es una decisión unilateral del Estado que desea retirarse. Debe formalizarla conforme a lo establecido en el
artículo 50 TUE los puntos se exige que la voluntad del Estado se haya formado según sus propias reglas
constitucionales previa autorización parlamentaria; Debe notificarse por conducto diplomático al Consejo
Europeo para abrir negociaciones sobre la forma y efectos de la retirada.

Un acuerdo de retirada requiere la aprobación del Parlamento Europeo y del Consejo. La fecha oficial de
notificación de retirada será relevante pues entonces se abre un período de 2 años para una doble negociación
muy vinculada entre sí: como se dejarán de ir aplicando los derechos y obligaciones recíprocos adquiridos por
ambas partes en los tratados y derecho derivado, y la Asunción de obligaciones diversas originadas durante la
permanencia. El acuerdo de retirada o desconexión puede tener en cuenta el marco de sus relaciones futuras
con la Unión.

Si no se llegará a un acuerdo en 2 años caben dos opciones: la retirada entrará en vigor al cumplirse ese plazo
desde la notificación oficial de la decisión punto de coma no habría vacío jurídico total pues en el en ese caso
las relaciones comerciales se regirán por las reglas de la Organización Mundial de Comercio.

El artículo 50 garantiza el estado que lo invoca que nada impedirá su retirada tras el preaviso incluso aunque
no hubiera acuerdo por mayoría cualificada en el Consejo, pero a su vez no le impide su revocación.
La otra opción, si no se llega a un acuerdo en 2 años, es la prórroga del plazo de negociación por unanimidad
de los estados que permanecen en la Unión. Esto es lo que le sucedió 3 veces al Reino Unido.

La UE negoció de forma unida para una retirada ordenada que minimizara daños a la ciudadanía de un lado y
otro y, por supuesto a las empresas.

La existencia del artículo 50 invalida las tesis euroescépticas de una Europa prisión de sus pueblos y estados.

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