Fobias

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LUIS FERNANDO ZAPATA BEDOYA

FOBIAS
Y
PSICOANÁLISIS

Una contribución a la investigación


sobre la etiología de las fobias.
El síntoma en cuanto
metáfora de lo inconciente.

1
Otras textos del mismo autor:

-Epistemologìa de las ciencias humanas. 1996. U. P. B. Medellìn. Colombia.


-Construcciones en el psicoanàlisis. Un estudio sobre tècnica y clìnica psicoanalítica. 2007. Ed.
Lealon. Medellìn. Colombia.
-Genealogìa de la violencia. Un estudio psicoanalítico sobre las fuentes de la agresiòn, el amor y
la angustia en nuestra sociedad. 2010. Ravenna. Italia.
-Psicoanàlisis y psicoactivos. Aporte psicoanalítico a la investigaciòn sobre los procesos psìquicos
que intervienen en el consumo de sustancias psicoactivas. 2011. Ravenna. Italia.
-Paterlogìa. Una disciplina psicoanalìtica que investiga la figura del Padre en sus mùltiples
implicaciones. 2016. Ravenna. Italia.
-El duelo en el psicoanàlisis. Nuevas contribuciones al estudio de la experiencia sobre el duelo.
2020. Ravenna. Italia.
-La funciòn fraterna. Estudio psicoanalítico sobre la inter-relaciòn entre los hermanos. 2021.
Ravenna. Italia.

Explicaciòn de la caràtula:
Surreal Cherry Trees. Painting by Leah Saulnier. The Painting Maniac.
Leah Saulnier es una artista que pinta al olio. Humorista, surrealista y retratista.
Su versatilidad no tiene lìmites. Su arte està marcado por lo macabro, lo humorìstico
y elementos a sorpresa. Combina lo absurdo con lo racional, las personas, las
màquinas y la naturaleza. Naciò y creciò en Midwest. Hija de un artista y mùsico.
Reside en Santa Fe, New Mèxico desde 1992.

2
LUIS FERNANDO ZAPATA BEDOYA

FOBIAS
Y
PSICOANÁLISIS
Una contribución a la investigación
sobre la etiología de las fobias.
El síntoma en cuanto
metáfora de lo inconciente.

3
4
“... Juanito recobra la salud, no se asusta ya de
los caballos y trata a su padre con libre familiaridad,
como èl mismo nos comunica, un tanto divertido.
Pero lo que el padre pierde en respeto lo gana en confianza:
'como supiste lo del caballo, creìas que lo sabìas todo.'
Y es que el anàlisis no destruye el resultado de la represiòn.
Las pulsiones antes dominadas y sometidas siguen estando.
Pero alcanza estos resultados por otros caminos.
Sustitituye la represiòn por el dominio mesurado.
Parece aportarnos la prueba,
tan buscada, de que la conciencia
tiene una funciòn biològica y que su entrada en juego
supone una importante ventaja.

S. Freud.
Anàlisis de la fobia de un niño de cinco años. (1909).
Pag. 1438 O. C. Ed. Biblioteca Nueva

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6
ÍNDICE
Pag.
9 Introducciòn
13 El psicoanàlisis y las fobias
15 Origen de la teorìa acerca de las fobias
17 Hermenèutica psicoanalìtica sobre la naturaleza de las fobias
-Mecanismos que intervienen en la estructura fòbica
-La regresiòn
-El desplazamiento
-La sustituciòn
-La proyecciòn
-La tranformaciòn en lo contrario
-La racionalizaciòn del sìntoma.
31 Contexto freudiano sobre la investigación de las fobias
33 El yo y su relaciòn con el sìntoma fòbico
35 Stress, defensa y situaciòn fòbica
39 Engranaje zoofòbico en Freud
43 Totemismo, factor negativizado y factor positivizado
47 Henry Ey y la neurosis fòbica
49 Diacronìa fòbica.
-Conductas fòbicas: A. Conductas de evitaciòn
B. Conductas de tranquilizaciòn
53 El significante fòbico en Lacan
57 Aportes a la clìnica de la fobia
61 El lenguaje y la estructura fòbica
65 Bleichmar E. D. y las fobias por insuficiencia de las funciones yoicas
69 Objeto fòbico vs. objeto fetiche
71 Los objetos fobìgenos y el sujeto de soporte
73 El sujeto de soporte en psicoanàlisis
77 El mundo externo, el cuerpo y la dinàmica psiquica
79 Weltanschauung y catalizaciòn de los propios recursos psìquicos
83 “Congelamiento” en las funciones de la angustia y las

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manifestaciones fòbicas
87 Proceso operativo del conflicto biogràfico desde el psicoanàlisis
91 “Coagulaciòn” de los nùcleos fantasmàticos
93 Coordenadas endògenas y exògenas de la experiencia fòbica
95 El encuadre fòbico
101 Anti-reflejo fòbico
-Enganche imaginario y alienaciòn simbòlica
105 La metàfora del sìntoma fòbico.
-La necesidad de metaforizar el conflicto
109 Heterotopia del sentido de la pulsiòn en la satisfacciòn fòbica
115 Pathos y representación fòbica
121 Referencias bibliogràficas 127 Índice de esquemas

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INTRODUCCIÓN

La investigaciòn acerca de los procesos psìquicos que intervienen en


la etiologìa de las fobias està desplegada en una serie de textos
disgregados a partir de factores que obedecen a lo històrico, a lo
geogràfico, lo diacrònico, lo sincrònico, tendencias teòricas
especìficas, entre otros. Es preciso enfocar las nuevas investigaciones
con base en las transformaciones de caràcter contemporàneo que
incluyen una gran extensiòn de tèrminos y configuraciones del todo
novedosas.

Con el aporte de Freud hemos aprendido que la manifestaciòn de las


fobias nunca se presentan de modo aislado o independiente de otros
factores patologizantes al interior de procesos sintomàticos altamente
complejos. Hemos observado de què manera estos procesos
inconcientes, en muchas ocasiones latentes o camuflados, difìcilmente
salen a la superficie del lenguaje y tienden a crear nudos traumàticos
poco descifrables.

Nos hemos extendido en ofrecer una variedad amplia de explicaciones


a partir de mùltiples realidades encontradas a partir del conflicto
interno, las formaciones defensivas, la sintomatologìa maleable, las
reacciones del yo, el stress, los factores depresivos, las distintas fases
de la evoluciòn pulsional, las neurosis, las tendencias ero-thanàticas,
los objetos fobìgenos, los procesos operativos inconcientes, el sujeto
de soporte, los transtornos de ansiedad, los nùcleos fantasmàticos, el
lenguaje y su funciòn significante, la alienaciòn simbòlica, el encuadre
fòbico, la necesidad de metaforizar el conflicto, entre otros.

9
Para comenzar la contextualizaciòn de la problemàtica ubicamos la
posiciòn del tema al interior de las fuentes psicoanalíticas mismas, nos
referimos a la hermenéutica freudiana donde la teorìa acerca de los
mecanismos que intervienen en el sìntoma fòbico despliega un
abanico de posibilidades investigativas.

Rastreando el lugar comùn donde puede ser homologada la


conformaciòn fòbica a una nosografìa mucho màs amplia del sujeto
nos encontramos con elementos de estudio como la extensiòn de las
funciones del yo, el “engranaje” zoofòbico, el totemismo, el factor
negativizado y el factor positivizado, una particular weltanschauung
que configura la visiòn del mundo desde una percepciòn reactiva de
las configuraciones vinculares.

Se trata de un conflicto con la representación de las cosas, las


situaciones, los espacios, el proprio cuerpo, la imagen de sì mismo, la
amenaza significante de los animales, donde la idea psìquica del
encuentro repentino con ciertas realidades despierta la percepciòn de
una amenaza, un peligro, un signo de inestabilidad y ahogo con
respecto a las alternativas ofrecidas por la funcionalidad del yo.

Evidentemente el yo del sujeto fòbico se ve enfrentado crucialmente a


deliberar sobre una serie amplia de dicotomìas: lo permitido y lo
prohibido, el principio del placer y del displacer, lo real y lo
imaginario, lo real y lo alucinante, graves estados de angustia, el amor
y el odio, ausencia y presencia del Padre, ausencia y presencia de la
madre durante la infancia, lo “endògeno” y lo “exògeno”, los deseos
del yo y las imposiciones del superyò, los intereses del yo y la
voluntad del ello, los contenidos reprimidos en contra de formaciones
reactivas, el ideal del yo en contra de la des-identificaciòn.

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12
El PSICOANÁLISIS Y LAS FOBIAS

Freud plantea el estudio de las fobias en dos fases del proceso


neuròtico. La primera tiene que ver con la represiòn de la libido, con
sus manifestaciones y con el proceso de su transformaciòn en
angustia. Esta fase se fundamenta a partir de su permanencia en un
posible peligro considerado como externo. En la segunda fase
comienzan a instaurarse las formaciones -psìquicas- defensivas cuya
funciòn especìfica es la de impedir un contacto con la representaciòn
del peligro, el cual es relegado por un mecanismo proyectivo al campo
de un hecho del todo exterior.

Las fobias pueden ser caraterizadas no por una operaciòn psìquica de


temor sino por varias de estas que a su vez interactùan organizando
manifestaciones reactivas. Intentan proteger al yo de una
representaciòn de inestabilidad, amenaza o riesgo, uno de sus rasgos
generales es el de implicar un mecanismo de desadaptaciòn con
respecto a un contexto o a una situaciòn considerada como generadora
de conflicto y crisis. Las motivaciones latentes procuran la activaciòn
de conductas de evasiòn frente al encuentro con determinada
circunstancia, objeto, animal o actividad.

Entre los factores interactuantes en la evoluciòn de las fobias podemos


resaltar los siguientes:

-El factor de adaptabilidad de la respuesta frente al temor configurado.


-El factor del contexto situacional.
-El factor de las capacidades racionales.
-El factor consecuencial de las reacciones o de re-aseguramiento.

El estìmulo fòbico esta compuesto en especial por un temor irracional,


generalmente no expresado mediante el lenguaje verbal, y por un

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innombrable nivel de ansiedad o dolor que se rastrea mediante las
relaciones entre el superyò y el ello. El incremento de la capacidad de
adaptaciòn a circunstancias novedosas no corresponde al estado real
del mundo exterior. El sistema de reacciòn limita la visiòn del mundo
y define el alcance de las percepciones no peligrosas, no amenazantes.

En este punto hemos de interrogarnos por la funciòn del objeto


fobìgeno y sus implicaciones frente a la desproporciòn de la angustia,
las diferencias se verifican en torno a la intensidad mas que a la
referencia sobre los contenidos. Es factible constatar el lugar de la
ausencia respecto a los significados que no logran explicarla, el
fenòmeno ansiògeno actùa resistièndose al nùcleo etiològico que le ha
dado origen y cuyo semblante semàntico permanece desconocido por
parte de los intereses del yo.

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ORIGEN DE LA TEORÍA ACERCA DE LAS FOBIAS

Segùn Martìn Seligman la consideraciòn que propende por la


definiciòn de las fobias tiene su base en factores biològicos. Los
organismos vivos y en especial los seres humanos estàn preparados
para asimilar el concepto de temor con aquellos estìmulos externos
que de algùn modo han representado una amenaza para la evoluciòn
de la especie en su historia psìquica. La teorìa de la preparaciòn a la
fobia de Seligman indica cuatro rasgos ineludibles en la delimitaciòn
del concepto:

-Una ràpida adquisiciòn.


-Rasgos irracionales.
-Sentido de pertenencia.
-Alta resistencia a la extinciòn (dificultad para su desapariciòn).

En este sentido la existencia de las fobias tienen como propòsito


esencial la conservaciòn de la especie ante peligros externos, crea
lazos de pertenencia social donde los seres vivos cumplen un ciclo
vital auto-protectivo. El sujeto adquiere cierto nivel de habilidad para
seleccionar y clasificar estìmulos variables segùn aquellas
experiencias vivenciadas como amenazantes, adquiere la capacidad
para discernir el significado de un rasgo evidente o indirecto mediante
una asociaciòn de representaciones ya antes experimentada.

Por su parte Stephan G. Hofmann1 plantea que es preciso ampliar la


teorìa acerca del proceso de formaciòn de las fobias estudiando los
factores cognitivos que influyen en su operacionalidadò. Es asì que
Öhman y Mineka en su obra “Miedos, fobias y preparaciòn: hacia un
modelo evolucionado del temor y su aprendizaje” (2001), exponen los
detalles de un modelo selectivo y asociativo donde la supremacìa de

1 Departamento de psicologìa de la universidad de Boston.

15
los temores se transforma en manifestaciones fòbicas mediante cuatro
fuentes primordiales:

– Selectividad respecto al mòdulo de entrada. El temor


experimentado obedece a la sensibilidad establecida en
situaciones amenazantes del pasado evolutivo.
– Automaticidad. El anàlisis del temor evolutivo puede
desenmascarar estìmulos significativos incluso bajo una
percepciòn real del contexto en cuestiòn.
– Encapsulaciòn. El temor resiste a las consideraciones racionales
estableciendo una modalidad de encapsulaciòn del sujeto.
– Circuitos neuronales especializados. Los circuitos neuronales
especìficos han condicionado la estructura de formaciòn de los
temores durante miles de años de evoluciòn humana.

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HERMENÉUTICA PSICOANALÍTICA SOBRE LA
NATURALEZA DE LAS FOBIAS

Mecanismos que intervienen en la estructura fòbica

La regresiòn.

La situaciòn traumàtica o no es producida con los mismos medios con


los cuales se quizo evitar dicha situaciòn. La funciòn de la angustia a
priori desempeña el rol de transformar la regresiòn en circunstancias
anteriores, en un terreno abonado para el pànico o el temor variable,
repetitivo. El fracaso de la funciòn a priori de la angustia se realiza
cuando la elevada tensiòn interna del yo, el estado de bloqueo, ha
cultivado un campo adecuado para el incremento de la angustia, en
esta encrucijada la señal de peligro por parte del mismo yo actùa como
el encendedor de una bomba a tiempo.

Frente a una situaciòn de amenaza la reacciòn de un sujeto en


situaciòn de tensiòn es diferente a la reacciòn de un sujeto con
ausencia de esta tensiòn. En el primer sujeto re-aparecen temores que
son utilizados por el superyò para establecer de modo latente una
disposiciòn a la explosiòn que proviene de ansiedades originarias
acerca de la particular percepciòn del peligro, una disposiciòn hacia el
estado de la paràlisis, Es de resaltar que si el peligro percibido es
imaginario o real las condiciones del estado de pànico y angustia no
cambiarìan en absoluto.

La re-activaciòn inconciente del conflicto a posteriori se configura en


cuanto una formaciòn sintomàtica que revela su etiologìa patògena.
El yo intenta provocar una señal de angustia ante la cercanìa de un
riesgo, pero esta señal no se produce, lo que ocupa su lugar es el
pànico de la angustia, desde ese momento la predisposiciòn al temor

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queda fijada a la situaciòn originaria que ha dado origen a este primer
hecho conflictivo.

Etiologìa conflictiva de la fobia

Situaciòn Señal Fijaciòn Reacciòn


originaria → de alerta → Repetitiva → Sintomàtica
de por posible de la angustia Fòbica
conflicto peligro originaria

El concepto especìfico de una representaciòn acerca del objeto o de la


situaciòn amenazante habrà de explicarse en tèrminos de ligazòn al
proceso de limitaciòn de la angustia o de la autodestructividad
reprimida. En dichas operaciones de ligazòn el trabajo del yo consiste
en implementar tècnicas especializadas para enfrentar la manifestaciòn
de fuertes dosis de angustia o de agresividad.

Resaltamos que la agresividad latente no implica una problemàtica


significativa para el sujeto, en cambio la agresividad reprimida si
constituye una verdadero caudal de riesgo y peligro. Sabemos que en
el mundo latente se hallan factores desencadenantes de alto relieve
como el temor a la pèrdida del amor, el temor a no ser protegido, a
estar desamparado, sentimientos angustiosos de culpa, temor al
castigo por sentir deseos agresivos, entre otros.

El desplazamiento.

¿Què es aquello que define un objeto o una situaciòn como


amenazante o peligrosa? ¿Cuàles son las cualidades singulares que
definen el conflicto revelado en una situaciòn? Entre las fobias de
caràcter general el desplazamiento influye de manera particular
cuando la vinculaciòn a tensiones latentes se realiza mediante
asociaciones familiares o no, al significado simbòlico del pasado del
sujeto. Existe una fòrmula que no se puede aplicar a la generalidad de

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la nosografìa fòbica al estar evolucionada cada categorìa en un
singular proceso latente y de alta complejidad, la fòrmula en cuestiòn
es: aquello que el sujeto teme corresponde -por desplazamiento o
transformaciòn- a lo que el sujeto desea de modo inconciente.

En algunos sìntomas fòbicos la situaciòn que se teme no representa


una tentaciòn temida, sino, precisamente la amenaza a causa de la cual
es temida la tentaciòn, el castigo, la pèrdida del amor, la imposiciòn
del superyò sàdico. Aquello que se teme convoca un significado
latente -desconocido-, para el sujeto, la representaciòn de los objetos,
animales o situaciones habrìa de simbolizar un contenido pulsional
que se rechaza.

Dejar de lado la satisfacciòn de ciertos impulsos inconcientes


corresponde a la imposibilidad de reconocer su origen, a la necesidad
de impedir situaciones estresantes cuyo vìnculo con circunstancias
crìticas remite al pasado infantil, el encuentro con lo real de aquello
amenazante termina por acrecentar en el yo un matiz sintomàtico o
con estructura fòbica.

En el prototipo de la agorafobia, por ejemplo, la percepciòn de los


lugares abiertos trae a colaciòn significados del todo latentes u
opuestos entre sì, la oposiciòn entre el mundo real y el mundo
imaginario donde las manifestaciones fòbicos indican una “pantalla”
con respecto a la señal de angustia originaria.

Algunos autores explican la etiologìa de la angustia fòbica frente a los


espacios abiertos en el conflicto agorafòbico a partir de las
representaciones inconcientes que en la vida preconciente no son
percibidas, nos referimos al proceso de simbolizaciòn de los lugares
abiertos en cuanto existirìa en ellos un potencial peligro de ser
seducido por un sujeto desconocido, de encontrar una situaciòn
propicia para acceder a las pulsiones de orden sexual, o es posible, por
otra parte, padecer el delirio de ser perseguido, vigilado con finalidad
agresiva.

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Un lugar abierto ocuparìa el lugar del temor a no ser protegido, de
sentirse desamparado y expuesto a un peligro o a un castigo. Del
mismo modo en cual se sentìa en la infancia cuando la madre u otra
figura afectiva lo dejaba sòlo o cuando esta no era presente durante un
periodo del crecimiento.

La sustituciòn.

Aquello que es temido en cuanto representaciòn indica el acceso a la


pèrdida del afecto, es decir, al caos del superyò sadico, el sìntoma
fòbico tiene que ver con el mecanismo de la sustituciòn con respecto a
ese vacìo vital del cual se es vìctima ya desde hace cierto tiempo, el
temor al abandono es sustituìdo por la proyecciòn de una amenaza
interna, el sujeto podrà participar en situaciones que le generan cierto
malestar cuando observa que el mundo externo le despierta nudos
traumàticos todavìa no elaborados y abandonados a la represiòn.

El paradigma de esta explicaciòn es reportado en el anàlisis de El caso


Juanito realizado por Freud donde “el significado inconciente del
temor a ser mordido por un caballo -en las calles- significaba la
expresiòn oral -regresiva- de la idea de ser castrado”. 2

El dolor psìquico que se pueda experimentar en torno al pànico por


hallarse encerrado en un lugar pequeño habrà de vincularse con el
caràcter atemorizante que ha representado en la vida latente del sujeto
el conocimiento y la aceptaciòn de la dinàmica pulsional, el sujeto
identifica aquella angustia anterior con la situaciòn actual donde
probablemente se siente expuesto a un castigo paterno-maternal,
imaginario, y a circuitos de sentimientos de culpabilidad irracionales.

La sustituciòn de factores infantiles hacia contenidos especìficos de la


edad adulta se plantea en los siguientes puntos determinantes:

2 Freud, S. (1909). Anàlisis de la fobia de un niño de cinco años. Amorrortu Ed. Madrid. 1995. OC.

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-La historia biogràfica con caràcter doloroso y atemorizante.
-Temor a estar encerrado en un lugar pequeño (claustrofobia).
-Evitaciòn de estas circunstancias.
-Inhibiciòn emotiva resultante.
-Intensificaciòn de la angustia.
-Sustituciòn de la vida pulsional ahora bloqueada.

La carga emotiva de las ideas originarias conduce a la creaciòn de


operaciones sustitutivas que contienen menor grado de presiòn
psìquica sobre el sufrimiento del sujeto. En general, las pulsiones
referidas contienen componentes relativos a la agresiòn y a la
psicosexualidad, de este modo el trabajo del yo en modalidad auto-
reguladora procede con las formaciones defensivas buscando a toda
costa el camuflaje de las ideas reprimidas.

Aquellas fuerzas que se han unido al sìntoma continùan su lucha en


contra de la represiòn, es asì que el sujeto esta padeciendo una batalla
declarada entre el retorno del contenido reprimido y la expresiòn
sintomàtica -fobia- del mismo, se defenderà sustituyendo algunas
representaciones displacenteras por otras que involucren un
significado de seguridad y protecciòn.

El odio hacia la causa de la amenaza permanece anclado en las


condiciones emotivas del yo, por lo tanto no se encuentra en libertad
para amar o para ser objetivo en sus consideraciones. Este odio es
proyectado en circunstancias o personas catalogadas como
sustituciones de un antiguo superyò, se evitarà el encuentro con
determinados significados percibiendo la existencia de un especìfico
peligro cada vez que la angustia invade una porciòn importante de la
actividad yoica, no la fortalece sino que la debilita.

La proyecciòn.

El mecanismo psìquico de la proyecciòn en la estructura fòbica lo

21
explicamos a partir de una situaciòn o de un objeto externo que
desempeña el rol de representar un sentimiento de culpa o el sentido
de una angustia inespecìfica. El temor es dirigido ahora hacia un
elemento del mundo externo y no hacia un factor de la dinàmica
psìquica interna, se ubica afuera una proyecciòn de aspectos
intrapsìquicos.

Lo que se proyecta en el mundo exterior no simboliza solamente el


objetivo concreto de un impulso sino ademàs la naturaleza
indeterminada de la vida pulsional en cada evento subjetivizada. La
proyecciòn de ciertos impulsos proviene del rechazo a estos mismos
mediante un proceso alternado de sustituciones:

“La angustia de que uno vaya a ser devorado,


por ejemplo, puede corresponder a
deseos sàdico-orales, la angustia de que
uno pueda ser asesinado corresponderìa
a deseos latentes de muerte.”3

La impresiones traumàticas iniciales han sido desfiguradas con el


mecanismo de la regresiòn, los autoreproches que el sujeto se dirija
hacia sì mismo tiene su origen en una relaciòn conflictiva con la figura
del padre o con la figura de la madre, luego estos puntos de
ambivalencia e inseguridad habràn de ser proyectados hacia el mundo
externo en forma de convicciones racionales.

Las fantasìas inconcientes que se refieren a la permanencia en el


vientre materno -tantas veces refiguradas en las producciones onìricas-
son la causa de algunas claustrofobias y sentimientos de pànico por
sofocaciòn. El sujeto intenta privilegiar un alto sentido del equilibrio
cuando coordina la necesidad de enfrentar la impulsividad libidinal
con el deliberado proceso de proyecciòn en el intercambio entre el yo
y el ello.

3 Fenichel, O. (1932). Teorìa psicoanalìtica de las neurosis. Ed. Paidòs. Barcelona.

22
La situaciòn externa que se teme desequilibra la constancia de los
ritmos internos al tener que hacer frente a una amenaza concreta, es el
caso de la fobia social donde el sujeto piensa en poder hallar una
soluciòn satisfactoria al crucevìa entre lo que se desea y lo que se
teme. La solicitud de huir de los lugares pequeños y encerrados
permite al sujeto huir de su propia dinàmica pulsional a la cual teme
con igual o mayor intensidad. Se intenta calcular un recurso màs o
menos reconocido que brinde la posibilidad de fuga debido a la
representaciòn del peligro que la situaciòn implica. Sin embargo, el
estado de tensiòn comprobarìa el nivel de pànico ante una posible
destrucciòn de la organizaciòn del yo.

La proyecciòn del cuerpo en caracterìsticas del mundo exterior


constituye otro eje de anàlisis en el estudio de los sìntomas fòbicos.
Aquello que se proyecta cumple la funciòn de representaciòn
simbòlica de los contenidos inconcientes en cuanto la tendencia a
perseguir una fuente de protecciòn ante el dolor interno, el sujeto
percibe que es la calle, lo que es “estrecho” y no el proprio cuerpo, la
calle es amplia y no el proprio cuerpo, como en las circunstancias del
agorafòbico huir de los espacios abiertos significa el deseo por huir
del proprio cuerpo y de las propias excitaciones.

El temor a la pèrdida de orientaciòn en el deambular por las calles


remite a un temor construido por desorientarse en la vida pulsional, la
angustia infantil es proyectada en el riesgo que se experimenta en la
exterioridad con el fin de tramitar una vìa de fuga pre-conciente.

El rechazo de un objeto interno odiado puede re-aparecer de acuerdo


con el retorno de lo reprimido bajo la configuraciòn de deseos de
muerte hacia otros sujetos que habrìan de requerir nuestra protecciòn,
en la lucha constante contra esta serie de represiones el sujeto intenta
re-asegurarse, puesto que no es permitido manifestar odio, huye de
todo aquello que le despierte sensaciòn de amenaza.

La necesidad del contacto inter-humano se aplica a todo ser humano

23
aunque persista la tendencia hacia la fobia social o a la ambivalencia
sintomàtica. Quien teme ir muy lejos de su propia casa habrìa de
expresar el temor a perder contacto con quienes convive, su ausencia
producirìa la persistencia de un dolor inexpresable, retorna a un estado
infantil donde se asegurarìa la protecciòn materna y lejos de su
amparo se cosecharìan fuertes sensaciones de malestar.

La evitaciòn del contexto que pueda simbolizar un dolor, una alusiòn a


la agresiòn, se explica en cuanto deformaciòn del deseo de muerte y
en los impulsos hostiles reprimidos que se han deformado mediante
operaciones yoicas para dar lugar a sustituciones paliativas. El temor
obsesivo a la idea de la propia muerte implica analizar el conjunto de
impulsos agresivos, reprimidos, que han reemplazado la vida pulsional
no patologizante.

Cuando la tensiòn procurada por la angustia busca un canale para su


desahogo mediante el simbolismo externo tiene vida la formulaciòn de
la fobia. El sujeto enfrenta sensaciones y percepciones que limitan el
anàlisis realizado por el yo en torno a su libertad y a sus alcances
pràcticos en el interactuar humano. La porciòn afectada del yo
pretende comprender la existencia de un peligro interno como si en
realidad se tratase de un peligro generado en el mundo fenomènico,
aquellas originarias crisis de ansiedad se han cimentado en la
organizaciòn psìquica como plataforma fundante de un hecho
traumatizantes.4

El temor a la angustia ha escogido el camino torturador que le lleva a


sentir pànico por el re-despertar de esta ansiedad primitiva. El alcance
limitante de la acciòn de la fobia puede extenderse cada vez màs hacia
un horizonte diverso. Es el caso de un sujeto que teme cruzar las
calles, y posteriormente temerà salir de su casa, y luego, no saldrà de
su habitaciòn. Las pulsiones continùan a ejercer presiòn sobre los
mecanismos implementados por el desplazamiento y las proyecciones,
pero su efecto representa una caràcter regresivo, el equilibrio anhelado
4 Weiss, Edoardo. (1935). Agoraphobia and Its Relation to Hysterical Attacks and Traumas. Jo. XVI. International
Journal of Psychoanalysis.

24
termina estructurando un sentido de confusiòn ya que el objetivo de
ubicar la angustia fuera del proprio cuerpo no ha funcionado de
manera eficaz.5

El re-encuentro con estas situaciones fòbicas podrà remitir al recuerdo


inconciente de circunstancias donde hubo un propòsito pulsional
obstruido o desplazado, el rumbo que ha tomado este propòsito ha
acrecentado el ansia frente a eventos externos de proyecciòn a partir
del retorno de de un “material represado”. El esfuerzo del yo por
controlar y orientar la confrontaciòn con la angustia implementa
recursos adecuados para ir en contra de situaciones fòbicas, mediante
el uso de circuitos contra-fòbicos, mediante los procesos defensivos
segùn la compulsiòn a la repeticiòn, mediante la identificaciòn con
objetos no amenazantes, y la alternativa de complementarse con
refuerzos protectivos de orden externo.

La transformaciòn en lo contrario

Con la publicaciòn de Las pulsiones y sus destinos, en 1915, Freud


postula el mecanismo de la transformaciòn en lo contrarrio no sòlo
como una formaciòn defensiva entre las operaciones concientes y la
presiòn de las fuerzas inconcientes sino ademàs en cuanto un proceso
gracias al cual el fin de una pulsiòn es transformado en su relidad
contraria, por ejemplo el pasar de la actividad a la pasividad.

La investigaciòn clìnica psicoanalítica ha permitido correlacionar una


vez màs la intrincada complicidad del mundo pulsional en la
producciòn y compulsiòn a la repeticiòn de las conductas fòbicas.
Mediante la represiòn el yo intenta huir de una representaciòn
amenazante convirtiendo el escenario del deseo -represo- en el
escenario de algo prohibido y peligroso.

El yo se observa sobresaltado por factores de orden masoquìstico o


sàdico, por “la vuelta en contra del sujeto” ya que es determinado por

5 Freud, S. (1915). El inconsciente. Amorrortu Ed. Madrid. OC.

25
la afectaciòn de la meta y el objeto de un modo paralelo. El sujeto
acepta no realizar algùn daño a los demàs prefiriendo hacerse daño a
sì mismo, trata asì de encontrar un vìa de fuga con respecto a
cualquier posiciòn de responsabilidad en el mundo racional externo.

En las fobias la dinàmica psìquica sustituye el objeto externo por un


objeto interno -alucinatorio-, convirtiendo el fin objetal en un motivo
de reflexòn, en un padecer pasivo o reactivo. El yo del sujeto se
defiente de la actividad pulsional propia proyectàndola en situaciones
externas o en los demàs sujetos, implementando un mecanismo
fantasmàtico: “No soy yo quien provede a la vida pulsional, son los
otros quienes realizan este quehacer.”

De esta manera la dinàmica pulsional habrìa de orientarse en dos


sentidos, cuando parte del yo hacia el objeto negado, y cuando parte
del objeto negado hacia el yo en la proyecciòn de la proveniencia
pulsional. Se trata de dos procesos que funcionan a un nivel opuesto y
que proporcionan la disposiciòn psìquica hacia la pasividad o la
actividad.

Freud considera que el retorno de la libido a partir de un objeto


exterior sobre el yo -la asì denominada libido del yo o libido
narcisista-, no habrà de ser definida, a su vez, como “vuelta en contra
del sujeto”. Lo que sucede es un movimiento de transformaciòn
donde la libido es retirada del yo y luego, en un segundo movimiento,
con el retorno de esta sobre el yo, tiene vida la modificaciòn del
contenido y la forma de la actividad especìfica, el amor es modificado
por el odio y viceversa.

En la actitud fòbica las formaciones defensivas transforman los


contenidos de base para otorgarle la forma subjetiva de reacciòn o
evitaciòn, la intensidad de la angustia represa aumenta la respuesta
defensiva y la difìcil labor por descifrar el mundo traumàtico
-genealògico- y la cadena de situaciones desencadenadas por este
hecho.

26
En el anàlisis de algunos casos se ha determinado la existencia
subyaciente de una segunda fobia totalmente diferente a la que se
manifiesta segùn la percepciòn del sujeto. La comunicaciòn entre la
fobia manifiesta y la fobia subyaciente es rastreable en el campo de lo
simbòlico, a partir de las defensas màs tempranas.

Otras operaciones del yo que resaltan su caràcter defensivo frente a la


angustia fòbica son el rechazo directo o indirecto, tanto del orden
como de las secuencias fundamentales de los hechos afectivos, la
racionalidad, el aislamiento, aunque si este ùltimo puede ser
considerado ademàs como consecuencia y no como un sìntoma
paralelo.

Racionalizaciòn del sìntoma

En ocasiones la funciòn paradigmàtica de la seudo-explicaciòn


subjetiva acerca de la naturaleza del sìntoma fòbico no abarca
conceptos afectivos sino que se acude, de modo particular, al proceder
cognitivo o moral. Cuando se procura racionalizar los rasgos
comunes a una conducta fòbica el yo intenta lograr alcanzar una
justificaciòn lògica o ètica de los hechos en cuestiòn o de los procesos
bajo los cuales la secuencia de fases pudo haber evolucionado.

El yo proyecta en el sentimento fòbico la probabilidad implìcita de la


percepciòn angustiosa en el campo de las ideas persecutorias. La
funciòn de los intentos contra-fòbicos desempeña el rol de fomentar a
un nivel manifiesto el trabajo defensivo de la racionalizaciòn (semi-
objetiva. Al no conocer el verdadero estado etiològico de la actual
situaciòn representacional el yo opta por invertir considerables
cantidades de energìa en la elucubraciòn intelectual en cuanto
compulsiòn reactiva.

Los procesos racionales son necesarios en la vida cognoscitiva de todo


sujeto y constituyen una dimensiòn indispensable enla configuraciòn

27
del caràcter, sin embargo, su alcance repercute ademàs en el àmbito
del delirio y circunstancias de particular resonancia nerviosa, estados
alterados, excesivo stress, accidentes o patologìas fisiològicas. Los
criterios para establecer si el mundo racional y las explicaciones
lògicas puedan bastar para la conceptualizaciòn de los motivos
vivenciales no son suficientes, el el mundo racional se ha revelado
incompleto, y en ciertos casos del todo inadecuado.

Es imprescindible abordar las motivaciones en escena partiendo del


perfil artificioso y establecer paulatinamente una confrontaciòn con
los factores de lo real, involucrando el valor de las resistencias y los
nuevos sìntomas-pantalla cuyo objetivo es el de ocultar el nùcleo
traumàtico de otra fuente fòbica hasta el momento desconocida.

Las funciones intelectuales cultivan el hecho de que las conductas se


presentarìan muy integradas al yo no obstante la distancia entre la
angustia y los niveles de satisfacciòn sea todavìa un recorrido
desconocido. Corresponde al yo descubrir estos contenidos
artificiosos que se han conformado a partir de las ideologìas, las
religiones, la ètica, la moral. La influencia del superyò procura
simular el conflicto como si se tratase de una secuencia lògica y
coherente.

Segùn Claudio Neri las vivencias de la claustrofobia, por ejemplo, son


causadas generalmente por un estado de “demasiado lleno”, con
respecto al ansia por tener demasiada responsabilidad, por el esfuerzo
en ser siempre perfectos para la familia, el estudio, la empresa, los
amigos, la vida social, lo cual implicarìa una especie de opresiòn en
algunos casos muy oprimente respecto a las potencialidades del sujeto.

Un sujeto que padece explìcitamente de agorafobia podrà esconder


una fobia con respecto a los otros, en su dinàmica inconciente el yo
padece un narcisismo circular que no le permite acceder a lugares
extensos pero ademàs percibe como amenazante la relaciòn con los
otros, podrà sentirse superior o inferior pero no en igualdad.

28
“La claustrofobia emerge en situaciones de 'demasiado lleno'.
Se puede sentir claustrofobia en un ascensor donde hay un gran
nùmero de personas. La claustrofobia puede ser causada tambièn
por un 'demasiado vacìo'. Algo de importante se ha quedado fuera
del ascensor cuando se han cerrado las puertas. Las personas
sienten que es algo importante pero no pueden recuperarlo. Por
ejemplo, se pudieron haber quedado afuera la tolerancia y la
capacidad de hacer amistad, los sentimientos que permiten
compartir un espacio comùn. Deberìamos intentar recuperar
estos sentimientos para que nos ayuden a disminuir o al menos
a modular la claustrofobia.”6

La relaciòn con los otros se ha impregnada simbòlicamente de signos


negativos, se trata de un conjunto de preocupaciones relacionadas a
objetos internos, que de este modo -en la agorafobia-, son rechazados
o subvalorados. El sujeto no puede evitar dichos contrastes ya que no
se trata de un propòsito voluntario sino sintomàtico.

6 Neri, Claudio. (2021). Il gruppo come cura. Raffaello Cortina Ed. Milano

29
30
CONTEXTO FREUDIANO SOBRE LA INVESTIGACIÓN
CLÍNICA DE LAS FOBIAS

Freud ha incluido el sìntoma fòbico en la configuraciòn acerca de la


histeria de angustia. Lo cual quiere decir que las manifestaciones
fòbicas nunca se revelan de manera aislada sino que involucran
caracterìsticas especìficas de cuadros neuròticos, psicòticos u
obsesivos. Sin embargo, esto no imposibilita la definiciòn estructural
del caràcter fòbico en cuanto realidad delimitada por elementos
distintivos.

El estudio psicoanalìtico tiene su origen en la reconocida fobia infantil


y en sus conexiones con la vida psìquica del adulto, es preciso
considerar la transitoriedad tan comùn en las fases iniciales de su
conformaciòn, muchos casos del anàlisis infantil no llegan a expresar
signos de reperecusiòn significativos en el mundo manifiesto pero lo
que hay que profundizar es la simbolizaciòn y el intercambio
conflictivo con lo imaginario.

Las primeras hipòtesis estàn lejos de presentar posiciones rìgidas o


estables, las explicaciones fluctùan de acuerdo al contexto de la teorìa
y a los nuevos hallazgos. Segùn Freud, la histeria de angustia se
opone a la histeria de conversiòn, allì tienen vida algunas formas de
excitaciòn unidas a la inversiòn libidinal de representaciones
represadas, esto ha dado vida a una formaciòn sintomàtica
-sustitutiva-.

Estas situaciones somàticas provienen de una representaciòn


angustiante. Esta cadena de afectos generarà a su vez, en el contexto
de la histeria de angustia el dominio de los procesos de represiòn
sicoafectivos, hacia la determinaciòn de emprender una vìa de fuga
como posible vìa de soluciòn, que re-direccione la inversiòn libidinal
hacia una nueva representaciòn caracterizable por dos factores

31
esenciales:

-Ejerce el rol de señal de angustia.


-Ejerce el rol de “pantalla” con respecto a la real etiologìa del sìntoma

Configuraciòn estructural de las fobias

Etiologìa Representaciòn Señal Funciòn Representaciòn


del → represa → estructural → de → sustitutiva → Fobia
sìntoma de angustia pantalla

32
EL YO Y SU RELACIÓN CON EL SÍNTOMA FÓBICO

En Inhibiciòn, sìntoma y angustia, Freud expone que la lucha


defensiva contra la presiòn pulsional -indeseada- queda determinada
con la conformaciòn del sìntoma fòbico. 7 Las primeras acciones de
represiòn continùan a ejercer su dominio mediante una larga serie de
secuelas, casi de un modo indefinido. La batalla contra la vida
pulsional encuentra su realizaciòn en la batalla contra el sìntoma.

Dicha modalidad de batalla defensiva revela dos factores diversos: 1.


Por una parte, el yo se ve obligado por su propia realidad a propiciar
un intento de recuperaciòn o conciliaciòn. 2. Debido a la acciòn que
tiende a unificar al yo en cuanto organizaciòn, en cuanto intercambio
entre sus componentes, y su recìproco influjo, la energìa no
sexualizada exige instaurar su procedencia a partir del propòsito por
lograr la sìntesis en torno al yo mismo.

Por su propia iniciativa el yo buscarìa suprimir el aislamiento del


sìntoma implementando todas las correlaciones factibles e
integràndolas a su propia funcionalidad psìquica. El sìntoma fòbico es
homologable al sìntoma histèrico cada vez que en ambos interviene
una transacciòn entre la necesidad de una satisfacciòn y la necesidad
-latente- de castigo por vìa de la culpabilizaciòn.

Mediante la extensiòn de una norma del superyò los sìntomas


participan activamente en la organizaciòn del yo colocando en
evidencia la tensiòn entre posiciones opuestas y la influencia de las
formaciones represoras. Cuando el yo intenta establecer conexiones
de conciliaciòn con la firmeza del sìntoma y observa que no puede ir
muy lejos en esta direcciòn decide de entablar cierto nivel de amistad
con èl para sacar provecho de esta nueva situaciòn, donde

7 Freud, S. (1925). Inhibiciòn, sìntoma y angustia. Amorrortu Ed. Madrid.

33
predominarìa el lugar del sìntoma sobre el lugar de la conciencia sobre
el sìntoma.

Proceso de adaptaciòn de la fobia

Elementos del mundo


interior → Representados por → El sìntoma
Elementos del mundo → Representados por → El yo
exterior

El yo reconoce las motivaciones y percibe las circunstancias donde el


sìntoma es utilizado para llevar a cabo una respuesta ante la exigencia
del superyò o para rechazar una propuesta activa planteada en los
elementos del mundo exterior.

El yo establece relaciones de interdependencia con respecto al


sìntoma, comparte intereses y valores de autoafirmaciòn, en algunos
casos se observa que el yo ha logrado un alto nivel de adaptaciòn
sobre la posiciòn de dicho sìntoma para sacar ventaja de la sustituciòn.
Ha sufrido una especie de fijaciòn al estado sedudonarcisista del
sìntoma haciendo casi imposible el desprendimiento patologizante que
este lazo entraña.

Otro camino para la bùsqueda de resoluciòn por parte del sìntoma se


relaciona con los efectos de la represiòn. La funcionalidad del yo no
habrìa de considerarse contraproducente ya que es pacifista y de
acuerdo a este principio intenta conciliarse con la sintomatologìa. El
dolor se origina en el caràcter sustitutivo y en el ser representante de la
vida pulsional -represada-, exigiendo en continuaciòn satisfacciones,
asì el sìntoma producirìa la apariciòn de la señal del displacer y la
necesidad de emprender operaciones defensivas.

34
STRESS, DEFENSA Y SITUACIÓN FÓBICA

Es el efecto angustioso de la fobia lo que constituye su verdadero


fundamento. La angustia no se origina en el proceso de represiòn ni
de las cargas de la libido en la dinàmica pulsional sino en la instancia
represora misma. El temor angustioso hallado en la zoofobia
representa el miedo al superyò cruel, a la pèrdida del afecto, lo cual
corresponde a un temor real, inminente, en este caso la causa se sitùa
en cuanto etiologìa de la represiòn y ya no como antes se planteaba,
que la represiòn generaba la angustia.

El temor a los espacios abiertos en la agorafobia puede conectarse no


sòlo con una inseguridad por encontrar oportunidades de orden
afectivo sino ademàs a una verdadera fobia social hacia los demàs
sujetos. Se trata de un despertar de la sospecha por las exigencias de
la libido que asustan al sujeto cuando ejercen presiòn para salir a la
superficie.

Lo primario en estas fuerzas pulsionales corresponde a la disposiciòn


del yo a la angustia y a la impulsividad hacia la represiòn. Aquello
que produce la represiòn es catalogado como una homologìa de la
angustia, en la fobia existe un temor a despertar un contenido latente
que es considerado como un peligro para la integridad fìsica y
psìquica. De esta manera la libido se transforma en sìntoma de
angustia y la fobia indicarìa el pànico por percibir el sentido externo
de tal afecto.

Con respecto a la interferencia de la angustia sobre los procesos


represivos las operaciones del ello experimentan algunas alteraciones
a partir de la modalidad de los impulsos mismos llevadas a cabo por
las tendencias infantiles. Sin embargo, la angustia de la represiòn, su
cantidad y cualidad dependen directamente del monto de la carga

35
pulsional frente a la presiòn imperiosa de la libido y los impulsos
afectivos.

Nace ahora la siguiente interrogaciòn: ¿Còmo es factible comprender


la angustia de la fobia en cuanto angustia del yo? ¿Acaso la fobia
tiene su origen en el yo y no tanto en la angustia? El yo procura un
intercambio existencial a un nivel històrico y biogràfico con las
funciones del ello y del superyò, de esta manera postulamos una
segunta teorìa etiològica màs allà de la teorìa de la represiòn.

El yo reacciona ante las situaciones de peligro reales o imaginarias,


mediante la producciòn de angustia podemos suponer que este proceso
implica una actitud en contra del sìntoma desde el ìmpetu de un yo
secundario. Por otra parte, el beneficio indirecto operado por
mecanismos narcisistas nos explica que en determinados casos se han
realizado muchas actividades de “transaciòn” entre el yo y el sìntoma,
de modo que la situaciòn fòbica en lugar de representar algo
displacentero termina siendo considerada como algo còmodo y hasta
conveniente.

En la fobia el yo reacciona:

La angustia
se La represiòn
El yo → defiende → La exigencias de la libido
de: De las pulsiones
Del superyò
Del Ello
Del sìntoma configurado
De la agresiòn inconciente

La percepciòn de un peligro interno no causarìa por sì misma el


sìntoma, pero la convicciòn de que a un peligro interno corresponda
un peligro externo -proyectado, sustituido- proporciona que el yo trate
de evitar ciertas situaciones con el fin de evadir la angustia unida a

36
estas circunstancias fòbicas.

La angustia representa un afecto que ha venido transformàndose en la


vida psìquica del sujeto, por este motivo la respuesta del yo indica una
reacciòn afectiva cuya procedencia sufre un proceso deformado y
disfrazado para poder acceder a la conciencia. En la fobia sobreviene
un ataque de angustia que espera hallar una condiciòn protectiva que
disminuya el nivel de la tensiòn entre lo conciente y lo inconciente,
entre el yo y el superyò, mediante la evitaciòn o por una manifestaciòn
fisiològica de los òrganos respiratorios y el corazòn.

La angustia se configura en cuanto respuesta de reacciòn frente a un


posible peligro, cada vez que este se vuelva a producir el factor
angustioso tiende a salir a la superficie, de modo que se convierte en
un instrumento eficaz para indicar y prevenir una situaciòn de riesgo
mayor para la integridad psìquica y fìsica.

La angustia como un estado afectivo sòlo puede tener lugar en el yo,


ni el ello ni el superyò pueden experimentar angustia ni en el
contenido ni en la forma. El proceso de las represiones infantiles y de
muchas posteriores son motivadas por la angustia del yo frente a
operaciones llevadas a cabo en el ello. Diferenciemos acà dos
modelo motivacionales:

-El caso donde en el ello suceda algo que active alguna de las
situaciones amenazantes para la integridad del yo y le movilice a
producir la señal de angustia en pro de alguna inhibiciòn.

-El caso donde se constituya en el ello una situaciòn anàloga a la del


trauma del nacimiento -del todo inconciente-, de la cual se origina en
forma automàtica la reacciòn angustiosa.

La fobia antecede la señal de angustia que buscarìa proteger al yo


frente a una amenaza de orden interno y/o externo, frente a una
acumulaciòn de la tensiòn de la que el cuerpo quiere ser liberado

37
mediante la existencia del sìntoma. La fobia intenta proteger al yo
refugiàndose en las caracterìsticas re-asegurantes del sìntoma,
propende por la evitaciòn de los peligros en las formaciones
sustitutivas.

La estructura fòbica consiste en la consideraciòn de un sìntoma que


pudo haberse constituido en la primera infancia, en ocasiones con
orientaciones nerurotizantes, y en otras bajo tendencias pre-psicòticas.
Segùn Charles Melman, la sintomatologìa fòbica habrìa de ser
explicada como una patologìa acerca de lo imaginario. Si bien la
teorìa freudiana postula el origen de las reacciones fòbicas en la
infancia podemos anotar que estas se originan ademàs en las neurosis
o en las psicosis en cuanto patologìas confirmadas.

Esto supone que tanto el origen como la sintomatologìa se encuentran


ligados a otros factores psìquicos y no se realiza un proceso aislado
entre lo no-patològico y lo patològico. Los disprocesos neuròticos y
psicòticos pudieron haber tenido su procedencia en el mundo primario
-infantil-, en las fases de la adolescencia y en un tiempo posterior.

38
ENGRANAJE ZOOFÓBICO EN FREUD

En Totem y tabù, Freud establece un paralelo descriptivo entre las


actitudes del infante con respecto a los animales y aquella de la
comunidad primitiva. La infancia humana no comparte los mismos
criterios impuestos por el mundo adulto para delimitar el reino de los
sujetos y el de los animales. La infancia, por el contrario, considera
los animales como entidades semejantes y cercanas a su propia
naturaleza haciendo posible una relaciòn màs neutral.

Sin embargo, en esta natural relaciòn entre la infancia y el reino


animal ocurren ocasionalmente algunas dificultades. Es factible que
el infante empiece a fomentar temores hacia algunos animales, evite
entrar en contacto con ellos o quizà no quiera observar todos los
animales de una especie determinada. Es el caso de la zoofobia, una
de las perturbaciones psiconeuròticas màs comunes en la infancia y la
modalidad màs prematura de esta tipologìa de patologìa.

La fobia evoluciona sobre aquellos animales sobre los cuales el


infante habrìa demostrado algùn interès en un tiempo anterior, la
clasificaciòn de tales animales es muy compleja ya que algunos
sujetos muestran fbias por insectos, mariposas, arañas, y otros de
animales de mayor talla como lo son los perros, gatos, caballos, etc.
El objeto de la fobia puede que no sea reconocido todavìa por el
infante sino que lo ha escuchado mediante narraciones, làminas o
videos.

La investigaciòn psicoanalítica ha descubierto el simbolismo que


prevalece en la elecciòn de la actitud fòbica hacia algunos de estos
animales. Cuando el infante pertenece al sexo masculino repercute
directamente cierta angustia con respecto a la figura paterna que ha
sido proyectada sobre la representaciòn animalesca. El doctor M.
Woolf, uno de los autores que ha estudiado con mayor rigor las

39
neurosis infantiles nos propicia la ilustraciòn donde el infante expresa
un temor inexplicable hacia los perros, cuando observa uno por la
calle comienza a llorar y a gritar: “¡No me cojas perrito!, serè
bueno”. Por “ser bueno” querìa decir no volver a tocar el violìn, no
tener movimientos onanistas.8

En dicho estudio se llega a la hipòtesis que el temor fòbico hacia los


perros representa el temor hacia el castigo paterno desplazado sobre
estos animales, de hecho la expresiòn “¡Perrito serè bueno!”, es decir,
no tendrè movimientos onanistas, en realidad van dirigidos hacia la
figura paterna que es quien establece la ley y òla prohibiciòn
superyoica.

Otra explicaciòn que se ha dado a la elecciòn del animal fòbico reside


en el hecho de que son los mismos padres quienes han transferido al
menor la inspiraciòn del temor, luego està inseguridad en forma de
pànico termina manifestàndose en pesadillas, fobia a la oscuridad, en
un mecanismo de desplazamiento hacia otros elementos que lo
circundan. No obstante, esta segunda explicaciòn puede no aplicarse a
los temores tan generalizados como las fobias a los ratones y a los
escarabajos, y habrìa que analizar si tuvieron otro mecanismo de
formaciòn.

Desde el punto de vista totèmico Freud considera El caso Juanito


como un fiel representante de la lucha edìpica del infante con su padre
por obtener el amor de la madre, habìa desplazado hacia el animal, en
este caso hacia los caballos una parte de los sentimientos -latentes-
que experimentaba por el padre. Pensaba que el caballo le podrìa
hacer daño, que entrarìa a su habitaciòn para morderlo, este temor a la
agresiòn era la respuesta al deseo de ver muerto al animal, cuando se
logrò pacificar este temor que inspiraba al menor tuvo que luchar con
el sentimiento de luto al imaginar que su padre muriese o no estuviese
màs a su lado.

8 Woolf, W. (1912). Beiträge zur infantilen Sexualitä. En Zentralblatt für Psychoanalyse II, N° 1.

40
Una vez màs el natural conflicto edìpico en cuanto centro activo de las
neurosis infantiles en los menores del sexo masculino habìa
determinado las coordenadas del nudo traumàtico sustituyendo y
desplazando unos contenidos psìquicos por otros mucho màs visibles
y preconcientes. Al colocar en lo manifiesto estas transposiciones se
obtiene una transvaloraciòn de los criterios etiopatològicos y una
mayor comprensiòn de los fenòmenos.

El infante se ha encontrado en una posiciòn afectiva de doble faz, la


ambivalencia que es dirigida hacia la figura paterna trata de ser
mitigada y desplazada por la intensidad del conflicto manifiesto, es en
esta direcciòn que la actitud hostil, temerosa con respecto a una
situaciòn externa, o a un objeto representa a tìtulo pleno la
transferencia emotiva dirigida inicialmente haciala figura del padre.

Una vez definidas las diferencias entre los dos conjuntos de


sentimientos el objetivo de solucionar el conflicto no resulta del todo
eficaz, se refuerza la intensidad de la ambivalencia y su naturaleza
contrapuesta, dirigidos esta vez hacia un objeto diferente que podemos
denominar objeto secundario de desplazamiento. En la resonancia
fòbica intervienen ademàs factores que no son relacionados
directamente al temor, el interès, el respecto, el saber, suelen
acompañar el anàlisis del sìntoma y sus posteriores repercusiones.

Los juegos de identificaciòn desempeñan un rol independiente en la


educaciòn de los sujetos, se otorga un valor existencial predefinido al
nombre de ciertos animales, en adelante la representaciòn psìquica
referida a estos valores actuarà de motor en la movilizaciòn de tejidos
-traumàticos- emotivos cuyos lazos de conexiòn con estos no habìan
sido considerados inicialmente.

En ocasiones las valoraciones establecidas otorgadas por el proceso


educativo -familiar e institucional-, al nombre de estos animales o
figuras mitològicas pueden ser atribuidos ademàs a los padres, a los
familiares, a los objetos, a los fenòmenos naturales o a situaciones

41
especìficas. Es en esta orientaciòn que sostenemos la premisa de que
una fobia cumple la funciòn de esconder o proteger la naturaleza -màs
traumàtica- de otra fobia hasta ahora desconocida en la biografìa del
sujeto.

42
TOTEMISMO, FACTOR NEGATIVIZADO
Y FACTOR POSITIVIZADO

La investigaciòn de los sìntomas fòbicos en las zoofobias infantiles ha


definido ciertas actitudes en cuanto paralelas a la visiòn del mundo
totemista, aunque bajo una percepciòn negativista. Refirièndose a un
totemismo positivizado Freud cita un trabajo de Ferenczi donde las
tendencias totèmicas tienen vida gracias a una organizaciòn narcisista
y ya no con una repercusiòn directa de la conflictividad edìpica.

En ambas circunstancias el elemento comùn tiene que ver con las


ideas asociadas a la figura del padre en cuanto un temido adversario.
Las fantasìas con respecto a la vida sexual del adulto entran en abierta
contraposiciòn con las fantasìas pertenecientes a la vida psìquica
infantil, si en medio a este dilema se hayan condiciones especìficas
como el ejercicio del poder, el autoritarismo, la prohibiciòn excesiva y
los castigos, se crearà un castigo propicio para las neurosis como un
eterno retorno de los deseos por cobrar venganzas simbòlicas frente al
mundo adulto.

El caso de un infante llamado Arpad retomado por Ferenczi expone la


experiencia del pequeño cuanto contaba con dos años y medio que
estando un dìa en el gallinero de la casa intento orinar cuando una
gallina intentò picarle el pene. Al año siguiente que retornò a ese
lugar pudo imaginar ser èl mismo una gallina, estuvo muy interesado
por el gallinero y todo lo que allì sucedìa, hasta llego a cambiar su
lenguaje humano y empezò a imitar a las gallinas, comenzò a cacarear,
a piar como lo hacen las aves del corral.

A la edad de los cinco años retornò a su lenjuaje humano pero hablaba


sòlo de gallinas y volàtiles, cantaba canciones sòlo sobre estos
animales, albergaba un amor y un odio evidente, su ambivalencia era
manifiesta. Su juego preferido era el de presenciar o simular la muerte

43
de una gallina o de un pollo, para èl era una fiesta asistir a la muerte
de estas aves, bailaba en torno al cadàver, luego acariciaba el animal
muerto, ademàs cubrìa de besos las imàgenes de las aves que èl
mismo maltrataba.

El pequeño Arpad era muy explìcito cuando trataba de comunicar un


mensaje, los deseos totèmicos se traducìan en un lenguaje popular,
“mi padre es el gallo, ahora yo soy pequeño y soy un pollito, pero
cuando sea mayor serè una gallina, y cuando sea màs mayor aùn serè
un gallo”, dijo un dìa. En una ocasiòn se nego a comer “madre asada”
en comparaciòn con la gallina al horno. Por ùltimo, amenazaba a los
demàs con el discurso de la castraciòn transfiriendo aquellas amenazas
que eran dirigidas inicialmente hacia èl mismo.

La causa del interès por aquel gallinero significaba fundamentalmente


descubrir las relaciones entre el gallo y la gallina, la puesta del huevo
y la salida del pollito, buscaba satisfacer su curiosidad intelectual
orientada hacia la vida de los sujetos en la familia. Combinaba los
objetos de su deseo con aquello que observaba en el gallinero. Alguna
vez dijo a una vecina: “Me casarè con tigo, con tu hermana, con mis
tres primas y con la cocinera... o no; mejor con mi madre que con la
cocinera”.

Existe en este caso la total identificaciòn con el animal totèmico


-identificaciòn que segùn Frazer constituye el fundamento del
pensamiento totèmico-, y la actitud ambivalente hacia este. Segùn los
pueblos primitivos el valor sagrado del totem se refiere a la
importancia suprema que tienen los antepasados en la celebraciòn de
los rituales para identificar su memoria y su mensaje. En este sentido
el objeto totèmico o el animal puede ser homologado a la figura del
padre y a los valores que se tejen en torno a èl.

En esta sustituciòn simbòlica, si consideramos al animal totèmico en


cuanto representante de la figura paterna habràn de tomar forma los
dos postulados primordiales que catalogan el totemismo, nos

44
referimos a la prohibiciòn del parricidio y al de no elegir a una mujer
del proprio totem como pareja, lo cual coincide con los criterios de la
tragedia edìpica donde se realiza el parricidio y el protagonista contrae
matrimonio con la propia madre. Se trata de los dos deseos infantiles
del ser humano donde el retorno a lo reprimido constituye el nùcleo de
todas las neurosis.

Homologaciòn del totemismo con la infancia

-Totemismo → Prohibiciòn del parricidio y de la uniòn con una mujer del


mismo totem.

-Conflicto edìpico → El deseo del parricidio. El desear a la madre.

-Deseos primarios del infante → Desear el parricidio. El desear a la


madre.

Stella Maris Gulian plantea que en la negativizaciòn del totem se


sostiene el lugar fèrreo de las prohibiciones en cuanto instauraciòn del
Nombre del Padre que se opone abiertamente al goce caprichoso de la
madre. Segùn Lacan, “Con la ayuda de la fobia se instaura un nuevo
orden del interior y del exterior, una serie de umbrales que se ponen a
estructurar el mundo”.9

La positivizaciòn del totem se realiza en cambio cuando este retoma la


exigencia de ir màs allà, ya no se trata de impedir el modelo
prohibitivo sino que respalda la propuesta de traspasar los lìmites, las
funciones del yo presentan asì un nivel de marginaciòn frente a la
presiòn del goce superyoico, es factible confirmar que el totemismo
positivizado corresponde a una denominaciòn del superyò en cuanto
goce del otro.10

Lo que està bloqueado en las fobias es el lugar expreso del deseo bajo
el peso agobiador de lo represado, con la ausencia constante del objeto
9 Lacan, J. (1956-7). Seminario: Las relaciones de objeto y las estructuras freudianas. Ed. Paidòs. Buenos Aires.
10 Maris, Gulian Stella. (2008). Fobias negativizadas y positivizadas. Rev. Fort-DA. N° 10 Nov. 2008

45
Otro, del objeto-goce. El discurso sintomàtico se apodera de todas las
funciones superyoicas, se trata de un objeto internalizado en el proprio
cuerpo, como en la claustrofobia, se trata de un objeto que ha sido
perdido en la angustia de un espacio extenso y doloroso, como en la
agorafobia.

La renuncia angustiosa al deseo produce reacciones obsesivas que


trastocan el mundo manifiesto y las relaciones interpersonales, allì
donde se visualice la posibilidad del goce la realidad se teñirà de
dolor, peligrosidad, riesgo, de modo que la angustia retorna bajo la
forma de compulsiòn repetitiva, la culpa se traduce en evitaciòn para
intentar controlar el impacto del objeto fòbico. Aquello que està en
juego es la posiciòn del yo frente a la intensidad de la falta, de lo que
està ausente, en el àmbito de los simbòlico, antesala paradògica de la
castraciòn imaginaria.

Origen de la fobia por tipologìa

-Por la identificaciòn con las fobias de los progenitores o figuras de


identificaciòn, son transmitidas.
-Por contra-identificaciòn con las fobias de estos mismos
estableciendo una respuesta o reacciòn a lo represado.
-Por la influencia del conflicto edìpico.
-Por el temor a la pèrdida del amor y a la castraciòn simbòlica.
-Por deficiencia o debilidad en las funciones del yo.
-Por la imposibilidad de realizar un proceso de sublimaciòn.
-Por la imposibilidad de establecer relaciones objetales satisfactorias.
-Por el efecto de acciones traumàticas o eventos conflictivos.
-Por la calidad de la vida fantasmàtica, temores y angustias.
-Por el predominio de la posiciòn paranoide.
-Por la frustracciòn frente a tempranas identificaciones.

46
HENRY EY Y LA NEUROSIS FÓBICA

La estructuraciòn de las neurosis fòbica segùn Henry Ey cumple la


funciòn de sistematizar y de desplazar las cantidades de angustia hacia
un objeto, una situaciòn singular, sujetos o acciones, donde estas
referencias se convierten en generadores de un terror paralizante.
Mediante el estudio de las neurosis se descubre que la angustia, en el
caso de las fobias, traduce una tensiòn interior que se deriva de una
imposibilidad para descargar la energìa pulsional.

Por este motivo se denomina “energìa flotante” y es comparable con


una nebulosa que propende por “Nombrar” dicho dolor confuso,
indefinido, el objetivo central es poder localizar el lugar psìquico de
este padecer y poder ubicarlo en un espacio perifèrico, habrìa que
“sacarle afuera” y liberarse de este mecanismo defensivo consistente
en el desplazamiento.11 Como consecuencia nos referimos a la
existencia de un sìntoma constituido en cuanto fobia.

La estimulaciòn que activa el sìntoma en cuanto una mediaciòn de


variable intensidad està situada al externo y su misiòn es la de huir la
angustia yubyaciente. El estìmulo exterior le permite al yo reunir un
conjunto de reacciones singulares, tomar medidas para fortalecer la
lucha contrafòbica y proporcionar la actividad destinada a la descarga
de las tensiones acumuladas.

Se trata de un mecanismo bastante comùn y se halla ademàs en


diversos estados neuròticos, como en las neurosis de angustia, en la
histeria, en la neurosis obsesiva, en la depresiòn melancòlica, en
determinados delirios sistematizados, en delirios hipocondrìacos, entre
otros.

11 Desplazamiento: del alemàn Verschiebung. Se realiza cuando el acento, la intensidad de una representaciòn puede
desprenderse de esta para pasar a otras representaciones en origen poco intensas, aunque conectadas a la primera por
una cadena asociativa. La energìa de catexis es suceptible de desligarse de las representaciones y de introducirse
mediante la vìa asociativa. (J. Laplanche y B. Pontalis, Diccionario de psicoanàlisis).

47
Freud ha denominado a la neurosis fòbica neurosis de angustia. Ante
la presencia de un peligro interno la neurosis tiende a sustituir dicha
angustia por diversas formaciones defensivas y con algunas
contracatexis cuyo fin se cundario es el de sacar a la superficie la
problemàtica de pulsiones represadas.

La amenaza ante la presencia de un peligro de orden interno se


transforma en la amenaza por la presencia de un peligro de orde
externo. La complejidad del anàlisis radica, segùn Freud, en los
mecanismos inconcientes y en la ambivalencia conflictiva en cuanto
sintomatologìa de las neurosis. La neurosis fòbica ha sido separada de
aquella obsesiva y en la literatura psicoanalìtica es denominada
indiferentemente con el nombre de histeria de angustia.

48
DIACRONÍA FÓBICA

Es preciso diferenciar entre situaciòn fòbica y las conductas ligadas a


esta. El hecho aislado que configura la manifestaciòn es la elecciòn
del “objeto fòbico” y el relativo pànico que “re-vive” en el sujeto. El
estudio clìnico de estas derivaciones ha llevado a la descripciòn de
procesos patògenos unidos a representaciones pasadas donde el
simbolismo del objeto de la fobia se mezcla con el afecto singular del
sujeto. Las asì llamadas “conductas de tabù” pueden explicar los
temas y las situaciones que reducen dichos fenòmenos a una ìndoles
de manifestaciones etiològicas.

J. Mallet, en 1995, postula la hipòtesis de que puedan persistir en el


adulto algunas fobias que son consideradas en cuanto restos directos
directos de experiencia infantiles y lo describe del siguiente modo:

A. Restos de fobias de la primera infancia que se refieren a los


grandes animales conocidos por el infante en experiencias directas o
que ha escuchado de ellos -caballo, leòn, perro, lobo-. Dichos
animales son imaginados en actitudes amenazadoras, por ejemplo de
devoraciòn o persecusiòn. El famoso caso clìnico de Freud, el
pequeño Hans constituye un testimonio tìpico de la fobia al caballo.

B. Restos de fobia de la segunda infancia que se refieren a los


animales pequeños -ratones, insectos-, son de la amenaza vivenciada
representa un atentado a la integridad corporal, estos habrìan de
representar una terrible aversiòn.

Las representaciones visuales remiten a representaciones percibidas


anteriormente de modo traumàtico, el pànico a los lugares abiertos
simboliza la inseguridad no definida ante lo “insospechado”, como si
se tratase de un lugar “alucinado” para buscar justificar la evitaciòn y
alcanzar mayor tranquilidad. Cada especìfica fobia trata una posiciòn

49
subjetiva que indica nuevas fantasìas o ideaciones imaginarias desde
la proyecciòn externa de tensiones y angustias elaboradas a un nivel
interno.

Sin embargo, en la investigaciòn de las neurosis fòbicas desde el


mundo interno se ha descubierto un factor comùn a todas ellas, el
deseo por desplazar la angustia con un pretexto màs o menos definido,
en ocasiones este objeto externo -fòbico- puede cambiar de una
representaciòn a otra, lo cual ha de comprenderse como un propòsito
del yo por controlar la angustia real o por tratar de apaciguarla.

Conductas fòbicas: Su definiciòn consiste en a estratagemas variables


con el fin de mitigar la tensiòn de la angustia.

A. Conductas de evitaciòn: Cuando el objeto fòbico se halla en el


campo de la situaciòn el sujeto temerà el surgimiento de la crisis
psìquica y fisiològica, actuarà de modo que evitarà encontrarse con el
objeto tabù, esto le induce a comportarse de modo diverso, adoptando
el sistema de la fuga, por ejemplo evitando ir a la calle, evitando el
encuentro con muchos sujetos, realizando determinadas acciones,
excluyendo otras posibilidades.

B. Las conductas de tranquilizaciòn: El sujeto se asegura de estar


protegido de la angustia interna mediante recursos que le permitirìan
reducir la tensiòn de la angustia, por este motivo recurre a la presencia
de otro sujeto, elegido o no, lo importante en esta situaciòn es no estar
sòlo. El sujeto podrà sentirse seguro ademàs en su habitaciòn o con
un objeto que simbolice el “alma” de la protecciòn, algo que asegure
su estabilizaciòn.

En 1955, ha planetado la conceptualizaciòn con el nombre de “soterìa”


una variedad de manifestaciones caracterizadas por esta bùsqueda de
seguridad. Es el movimiento inverso de la neurosis fòbica ya que se
dirige hacia los objetos o situaciones que tranquiizarìan. No obstante,
tales posiciones extremas, objetos temidos y objetos buscados se

50
complementan, ambas direcciones pueden ser orientadas por
ideologìas, supersticciones, donde se mezclan -ambivalentemente-
tendencias fòbicas con provocaciones de ìndole contra-fòbico.

51
52
EL SIGNIFICANTE FÓBICO EN LACAN

El anàlisis de la fobia se refiere a una especìfica relaciòn con el deseo,


con el significado y con los interrogantes desatados por la represiòn,
por el trabajo del mecanismo de la denegaciòn, creàndose elcamino
abonado para la conformaciòn del pànico frente a lo simbòlico de la
psicosexualidad, frente a los elementos del mundo real que remitan a
la intensidad de aquellas anteriores represiones.

El conflicto se halla atravezado por una historicidad, por una


modalidad de saber inconciente en conjunto:

S (Ⱥ)-

Segùn Lacan, en cuanto lugar del lenguaje, donde el sujeto se ubica en


la transmisiòn del significante, mediante las redes simbòlicas del
lenguaje el yo comienza a conformar el nudo que une la filiaciòn a los
valores de la nominaciòn. El temor por perder el amor de los otros
-primero el de la madre y luego el de los otros-, “historiza” los
diferefentes lugares ocupados por el sujeto con el fin de disminuir la
intensidad del peligro, del temor por padecer algùn daño fìsico,
mutilaciòn o muerte simbòlicas.

La posiciòn de la figura del padre ausente contribuye de manera


decisiva la instauraciòn de una imagen paterna en el mundo de lo
imaginario, se tratarà de una funciòn paterna alucinatoria bajo el signo
del vacìo. Es en esta direcciòn donde aparece la pregunta por la ley
ausente del padre en cuanto ley de la ausencia y de su duelo.

En la organizaciòn fòbica las conexiones entre el mundo interno y el


mundo externo se caracterizan por el impase entre un lenguaje interno
y el modo con el cual el sujeto se ubica en el mundo real. Esto sucede

53
cada vez que la conexiòn entre las palabras y lo imaginario -en el
espacio y en la visiòn del mundo- constituyan una soluciòn particular.

La reacciòn fòbica es la respuesta a un “andamiaje” llevado a cabo


entre factores inconcientes con el fin de evitar el displacer de la
neurotizaciòn de los procesos preconcientes, es la selecciòn de una
resoluciòn determinada para la simbolizaciòn de las actividades
racionales que intervienen en la evitaciòn de las circunstancias
fòbicas.

A partir del anàlisis que Lacan realiza del texto de Freud sobre el
pequeño Hans, se propone el pasaje de la consideraciòn sobre el
objeto fòbico a la consideraciòn sobre el significante fòbico. 12 La idea
central de este significante permite al infante del caso Hans poder
simboizar lo real del goce fàlico aunque si para ello habrà de
confrontarse con las operaciones edìpicas.

El objeto fobògeno se instaura como aquello que es implementado


para “enmascarar”, en el espacio subjetivo, la angustia fundamental
del yo. Para poder enfrentar lo intolerable de esta angustia el yo se
sirve de la motivaciòn esencial del temor frente a un elemento externo.
En este punto habrìa que interrogarse: ¿Què es aquello que relaciona
el objeto fobògeno con el significante fòbico?

La problemàtica no ha sido abordada de manera directa sino mediante


la teorìa del objeto ɑ. Lacan se pregunta si es posible referirse a una
estructura fòbica propiamente dicha.13 No se puede prescribir una
tipologìa clìnica sino que se revela un “crucevìa” que sòlo es
descifrable desde el sustento articulado del anàlisis sobre las
obsesiones, la histeria, en cuanto sìntomas neuròticos.

Tanto el objeto fòbico como el objeto fetiche presentan una relaciòn


directa con la angustia de castraciòn, ambas situaciones establecen
valores significantes y valores imaginarios en torno al goce fàlico y a
12 Lacan, J. (1956-57) La relazione d'oggetto. Seminario IV. Ed. Paidòs.. Buenos Aires.
13 Lacan, J. (1963). Les Noms-du-Père. Inèdito.

54
su reglamentaciòn. De acuerdo con Ch. Melman, el animal fòbico no
representarìa el Nombre-del-Padre sino màs bien al falo, el animal no
indica una extensiòn de la configuraciòn paterna o la represiòn del
odio hacia este, se trata de un “retorno” hacia una imaginaria
paternidad totalmente diversa del mundo real.14

Esta hipòtesis hermenéutica sobre la naturaleza intrìnseca del objeto


fòbico sufre una modificaciòn decisiva en el seminario XXII -R.S.I-,
(1974-75), en el cual lo imaginario es ubicado con justicia en el
mismo plano de los otros dos registros, el real y el simbòlico, se
describe ademàs de què modo este hecho es indispensable para el
“anudamiento”.

Al tratarse de u sujeto hablante que es atravezado por la angustia


primitiva ante el falo paterno descubrimos que el lugar reservado por
las sustituciones simbòlicas a la angustia derivada le corresponde, de
un modo directo, el equivalente casi traumàtico Փx donde se delimitan
las funciones del hiato radicale entre la diferenciaciòn sexual. Aqui
entra en juego la influencia terciaria del componente pre-edìpico
donde la “escena primaria” habrìa instaurado un terreno propiciohacia
el enraizarse de las actitudes fòbicas y contrafòbicas.

14 Lacan, J. (1968-69). Seminario XVI. D'un Autre à l'autre. Inèdito.

55
56
APORTES A LA CLÍNICA DE LAS FOBIAS

Los diferentes retos a los que nos expone la investigaciòn sobre las
conductas fòbicas propenden por la configuraciòn de una estructura
especìfica, en el pasado muchos casos clìnicos habìan sido
considerados en cuanto extensiones colaterales de modalidades
patològicas diferentes. Existen catalogaciones acerca de reacciones
fòbicas a los animales , al espacio cerrado y al espacio abierto:
manifestaciones claustrofòbicas y conductas agorafòbicas.

Desde la prospectiva de Legrand du Saulle los espacios pueden ser


organizados a partir de la òptica de lo fobògeno, de la posibilidad de
que la representaciòn de estos lugares generen actitudes de angustia y
amenaza.15 Aquella mirada que se pierde al contacto con lugares
extensos sin tener algo para reposar la vista genera ansiedades que
tienen que ver ademàs con lo fisiològico.

El sujeto teme perder su autonomìa o parte de ella al sentir que la


confusiòn propicia la desubicaciòn de los puntos de referencia
internos y externos, permanece siempre la alianza con los puntos de
fuga y las conductas de evitaciòn, como si se estuviesen buscando
antiguas identificaciones especulares, a las cuales se les adjudicarìa el
origen de cierto nivel de seguridad y autoprotecciòn.

En el seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del


psicoanàlisis, (1964), Lacan reconoce que el psicoanàlisis ubica el
puesto de la mirada en el punto de fuga de un cuadro. 16 este punto de
fuga ha sido inducido por una relaciòn con los lugares cada vez que
estos espacios simbolizantes en la fobia representan algo parecido a un
peligro angustioso, lo real mismo de la mirada y ya no su
representaciòn.

15 Legrand du Saulle H. (1878). Étude clinique sur la peur des espaces, névrose émotive. Ed. Hachette. Parìs.
16 Lacóte, Chistiane. (1998). Fobia. En: Dictionnaire de la Psychanalyse. Larouse-Borlas. Ed. Roma

57
El lugar, bajo la extensiòn psìquica de la angustia propia, invoca un
sentimiento de complicidad, deuda, duelo o vacìo existencial por la
co-relaciòn con lo imaginario. En la estructura fòbica observamos un
componente presente preconciente y un componente del pasado-
biogràfico- del todo inconciente. El lugar intermedio es conducido
por lo imaginario, su relaciòn con la conducta externa repercute
abiertamente a partir de un dominio sobre las partes latentes del yo.
El sujeto ubica en el lugar de lo real la percepciòn de la angustia, y la
percepciòn de esta angustia ha sido incrementada por la intensidad de
las represiones ya bastante evolucionadas.

Segùn Melmal, el acto fòbico ha de oponerse al acto neuròtico, el acto


fòbico paga con la castraciòn el goce de una deuda simbòlica ante el
gran Otro:

“Es {…} como si el sujeto pagase al Otro {…} una deuda


en el orden de lo imaginario con la invenciòn del animal
fobògeno {…}, la fobia se presenta entonces como si la
amputaciòn del espacio fuese inesperadamente a constituir
la deuda que el fòbico es llevado a pagar.”

Es como si el sìntoma asimilara el caràcter amenazante de un espacio


abierto en la agorafobia, estos lugares se han vuelto inaccesibles
porque han sido demarcados con el signo de la interdicciòn. El
discurso se problematiza cada vez que para la estructura fòbica tal
sentimiento de deuda no presenta un lìmite, aunque si el yo se
proponga realizar esfuerzos significativos por disminuir la presiòn de
aquella deuda.

En la teorìa de Melmal, estas hipòtesis han permitido establecer una


vìa de “rastreo” para el anàlisis de la fobia entre lo imaginario y lo
real, en especial cuando se retoma el problema lacaniano del nudo
borromeo. En general es el anillo de lo simbòlico aquello que crea el
“hueco”, el de lo imaginario aquello que crea “consistencia”, y el de lo
real aquello que funda la existencia. En el sìntoma fòbico lo que

58
sucede es como si lo imaginario fuese marcado por las dimensiones de
este “hueco”.

Intersecciòn etiològica del sìntoma fòbico

1. Lo simbòlico 2. Lo imaginario crea la


2
crea consistencia.
1
el “hueco”. 3. Lo real
“funda” la
3
existencia.

Esto implica algunas consecuencias: -Explica de este modo en el


sujeto fòbico el juego, el nivel de equivocaciòn entre el caràcter finito
e infinito del goce con el cual èl tuvo que ver en tèrminos del goce
fàlico o goce del Otro. Se trata de la demostraciòn que impregna en la
relaciòn yoica con los otros cierta economìa de la castraciòn en la
relaciòn con el falo, que, determina necesariamente, alguna
diferenciaciòn entre los sexos.

La ligazòn con la finitud pagada con el sentimiento de angustia ofrece


al sìntoma fòbico la posibilidad de que el yo restablezca su naturalidad
a partir del discurso del Nombre-del-Padre en cuanto coyuntura
indispensable que constituirìa la adquisiciòn del sentimiendo de
pèrdida, o la infiltraciòn de las actitudes fòbicas. El yo, cargado de
una historia semàntica provede a evitar el encuentro con la angustia en
cuanto formaciòn reactiva ya que en este ascenso vertiginoso
accederìa al lugar del lìmite, de su sentido y de su valoraciòn
contraproducente.

59
60
EL LENGUAJE Y LA ESTRUCTURA FÓBICA

Segùn Jean-Michel Vappereau, la estructura fòbica contiene los


mismos factores del terror mediante el territorio del lenguaje, allì
donde la fobia no es tratada de acuerdo con las sintomatologìas
clàsicas observaremos que esta permanece bajo la forma de “placa
giratoria” de las neurosis.17

Se trata de una modalidad lùdica del sujeto con el entorno, el yo


construye y revive sus pequeños rituales en torno al silencio, entre las
conjugaciones del deseo y aquellas simbòlicas. El sujeto de la
simbolizaciòn se pregunta a sì mismo sobre el fundamento de su
naturaleza y de què manera no pertenece a otros reinos como el animal
o el vegetal. No hay necesidad de exponer los tèrminos de la anorexia
o de la adicciòn para poder saber que lo que exige la fobia es una
cuestiòn territorial.

Segùn los estudios en etologìa, el reino animal tiene una relaciòn muy
especìfica con el territorio, por ejemplo no existe la percepciòn de las
puertas, sin embargo, sus rituales y comportamientos circunscriben la
extensiòn de sus lìmites. En el sujeto el “territorio” circunscribe la
extensiòn de la libido, se trata de una analogìa que traslada
imaginariamente la modulaciòn del deseo, las estructuras defensivas y
la plataforma del lenguaje.

El metalenguaje del lenguaje en el psicoanàlisis significa ir màs allà


en cuanto presencia del principio de razonamiento procurando
implementar aquellos mismos instrumentos correlacionados con el uso
gramàtico de un idioma. Entre el mundo de la escritura y el mundo de
las palabras predomina el elemento de la repeticiòn, una sustituciòn ha
de ser argumentada por una elocuciòn nueva donde la metonimia
-como un simple desplazamiento del sentido-, desempeña el trabajo de
17 Vappereau, Jean-Michel. (2008). El territorio de la fobia. De la neurosis como una realizaciòn de la teorìa de los
grafos. Fort-DA. N° 10. Nov. 2008.

61
producir imperativos referentes a la delimitaciòn amo-esclavo, al
conflicto entre generaciones y a los deseos parricidas inconcientes.

La investigaciòn del lenguaje abarca ademàs las diferencias entre


fonètica y fonologìa, ya Aristòteles habìa establecido un paralelo entre
phonè y logos,luego en el siglo XIX, De Courtenay -segùn R.
Jakobson-, habìa abordado ampliamente la teorìa acerca de esta
materia.

Las particularidades en la pràctica del uso del concepto signo


consisten en que este no centra suficientemente la estructura del objeto
letra, en general ayuda a concebir la correspondencia con la
conceptualizaciòn en el hecho que el discurso tiende a ser anclado por
las exigencias del concepto mismo. Mientras que el sujeto se expresa
mediante el discurso compuesto por letras, el lenguaje en cuanto
configuraciòn de una “puerta” diferencia lo irreductible de la libido
con respecto a los alcances de sus transiciones.

El discurso coloca a disposiciòn pliegues lingüìsticos que permiten la


entrada y la salida de diversos semblantes, espacios incalculables,
descripciones cualitativas, las sombras de la verdad, en este escenario
hablar constituye saber leer o escribir. Lo natural del ser se
circunscribe a la multifuncionalidad del lenguaje cada vez que el
sujeto barrado de las psicosis modifica parte del “territorio” discursivo
segùn la proyecciòn de la imagen narcisìstica.

En el trauma lo que inaugura al sujeto del lenguaje, es el cuerpo


hablado, el deseo interrogado, la prolongaciòn del sentido del agujero
de la represiòn -originaria-, las derivaciones de la propia imagen
especular y sus relaciones fòbicas con los objetos, En este desenlace
el territorio del lenguaje sufre una especie de reducciòn o
delimitaciòn, la fobia indica la presencia de ciertas cantidades de
angustia -latente o manifiesta-, donde se tiende a ignorar que su
presencia es regeneradora por la captaciòn del deseo del Otro, como
en una especie de batalla proclamada en contra del deseo hacia la

62
producciòn de una condiciòn singular.

En la actividad fòbica y contrafòbica el yo transforma el displacer


hallado en los objetos o situaciones fòbicas en satisfacciones
masoquistas -deseadas-, se trata del metalenguaje modificado por el
sìntoma. Con el fin de evitar enfrentar el deseo la estructura del
lenguaje incita al yo para encontrar las puertas de salida con respecto a
su territorio infantil, el trauma utiliza las palabras o las actitudes de
represiòn para sucumbir a la repeticiòn de eventos contrafòbicos. Se
revela de este modo, la tensiòn no sòlo al nivel de la libido del yo sino
ademàs al nivel de la libido del objeto.

El lenguaje exige un acercarse a la verdad de los hechos desde una


òptica no castrante, para cargar sutìlmente con el peso de la verdad, se
analizan conexiones lingüìsticas en pro del no ilusionismo y la no
culpabilizaciòn del deseo en el respaldo natural del objeto. Es crear el
retorno a las dificultades de una lectura ya antes realizada por el
conjunto de las experiencias “fundantes” para proporcionar una re-
escritura constructiva frente al ejercicio de lo represado en la
dimiensiòn fòbica de los fenòmenos.

El uso de la palabra tendrìa una funciòn esencial, aquella de


revelarnos el nivel de vecindad con la verdad, representa el estatuto
que instaura “lo dicho” como aquello que impone una marca, un sello,
de hecho, hay que considerar que este uso de la palabra se presenta
dominada por los criterior pùblicos de la ley, el poder, la autoridad, las
instituciones, con sus significantes, sus imperativos, y donde el còdigo
lògico de lo real diferencia los temores ligados a la neurosis de los de
las demàs psicosis.

En el caso de Juanito, analizado por Lacan, se procede mediante


desvìos, “lo inconciente camina para volver a sus mismos pasos”,
tomando la tècnica de los desvìos del lenguaje en cada desvìo se halla
la permanencia de la pulsiòn estructural en el nudo de la suplencia.
luego, Lacan ha situado la funciòn de la falta, de aquello ausente en el

63
el discurso analìtico como tejido social que ha de expresar la
necesidad de la cura en las diversas presentaciones del discurso, todos
estos elementos son recurrentes bajo la forma de la metonimia.

El lenguaje es derramado sobre la faz del cuerpo en el sujeto fòbico de


la neurosis, su sìntoma establece una particular relaciòn con la
sublimaciòn cada vez que se tiene conciencia acerca del fracaso del
objeto transicional y de sus posiciones fantasmàticas. La actitud
fòbica contiene un temor artificioso que se aferra -intrèpidamente- a
las condiciones de su invensiòn, a los matemas entretegidos del
Nombre-del-Padre, a las identificaciones con el deseo en el objeto,
para no evitar del todo un corte dramàtico con la semàntica libidinal.

La libido es un lenguaje desconocido que se enfrenta a la tensiòn del


yo, proyecta sobre el mundo externo cierto nivel de reactividad fòbica,
se manifiesta en lo hablado y en lo escrito para transformar el trabajo
de los sueños en fragmentos analizables, reconoscibles, rastreables,
para no estancarse en la tiranìa de lo literal-fenomènico.

64
BLEICHMAR E. D. Y LAS FOBIAS POR INSUFICIENCIA
DE LAS FUNCIONES YOICAS

En su texto Temores y fobias, la autora re-descubre el valor implìcito


de las funciones del yo en relaciòn con la angustia especìfica, el yo se
disgrega, se disocia, se desorganiza. La teorìa freudiana del conflicto
define la psicopatologìa a partir de los pilares clàsicos de las neurosis,
las perversiones, y las psicosis:

“Ante la angustia de castraciòn el yo neuròtico


reprime o se disocia,el perverso reniega,
el psicòtico se desintegra.”18

Se observa que lo que ha de repercutir en la sintomatologìa del adulto


es su causalidad “muda”, es decir, las inhibiciones, las restricciones
del yo, el dèficit de las funciones, y las expectativas que no
evolucionaron. El yo padece un daño estructural debido a la fuerza de
las inhibiciones, esto repercute directamente en la formaciòn de otros
conflictos colaterales.

Las condiciones del yo, ya sean estas de madurez o deficiencia,


proporcionan una relaciòn directa con la producciòn de problemàtica,
en Nuevas aportaciones al psicoanàlisis Freud considera la etiologìa
de la angustia bajo tres perspectivas:

a. Debido a la debilidad infantil del yo, como en las fobias infantiles.


b. Debido a los transtornos somàticos, como en las neurosis de
angustia.
c. Debido a la represiòn, como en la histeria.

La representaciòn de la libido disponible es reprimida, en ocasiones

18 Bleichmar, E. D. (1980). Temores y fobias. Condiciones de gènesis en la infancia. Ed. Gedisa. Buenos Aires.

65
permanece deformada hasta ser irreconoscible, la fobia aprovecha este
caudal enèrgètico para ejercer presiòn sobre las formaciones
defensivas y proyectar sobre una circunstancia externa el conflicto de
la represiòn de la libido que se experimenta a un nivel interno.

Primero que todo el yo se conoce como el yo de las representaciones


que produce catexias en torno a factibles procesos de sublimaciòn.
Las actitudes del yo nunca se presentan aisladas con respecto a otros
factores de la personalidad, como la participaciòn de otros sujetos en
las fases relacionales y la influencia de la educaciòn recibida.

Tendrà que enfrentar los propios ideales narcisìsticos en


contraposiciòn con los ideales del yo, de acuerdo a las exigencias del
principio de realidad, habrà de tener en cuenta el hilo conductor entre
la autoestima y las inhibiciones estructurales.

Cuando la experiencia vital de un infante padece fuertes rechazos


dirigidos a la estima del yo, formàndose una creciente
autodevaluaciòn de las capacidades , lo que se obtiene es la evoluciòn
de una posiciòn depresiva que limita la dimensiòn activa del mismo.
Los temores y la inseguridad narcisìstica abonan el terreno propicio
para no interactuar con el medio que le rodea, de modo que se entabla
un circuito basilar entre dèficit del yo, depresiòn, inhibiciòn y las
contra-reacciones fòbicas.

La direcciòn de la clìnica ha de ser enfocada hacia el reconocimiento


del dèficit del yo, de su constituciòn, de su funcionalidad, los procesos
de catectizaciòn, los estìmulos narcisistas, los soportes de idealizaciòn
desde la ligazòn con el objeto, aquello que percibe corresponde con
aquello que podrà otorgar. Cuando los refuerzos fallan o no son muy
eficaces el yo sufre una doble devaluaciòn, la de la organizaciòn de las
partes constitutivas y la de la relaciòn con el el “objeto asegurador”.

Es preciso diferenciar entre los transtornos de deficiencia en la


funcionalidad del yo y las perturbaciones neuròticas en torno al medio

66
con el cual se comparte la existencia. Segùn H. Kohut, el dèficit en la
estructura del yo infantil tiene lugar segùn dos condiciones:

a. Por dèficit de caudal de libido idealizadora, lo que conduce a una


organizaciòn defectuosa del “self grandioso inicial”.

b. Por las fallas reales de los padres que conducen a la imposibilidad


de organizar una eficiente “imago parental idealizada”.19

El potencial afectivo de aquellos que rodean la formaciòn cualificada


del infante repercute directamente en el fortalecerse de la empatìa.
Para H. Kohut, en este proceso educativo pueden surgir conjuntos de
sìntomas denominados transtornos de conexiòn del yo, a saber, baja
autoestima, depresiòn, ansiedad y vacìo, como perturbaciones de la
imagen de sìmismo.

Un objetivo importante en la investigaciòn psicoanalítica es el de


poder lograr diferenciar entre conflicto conflictos entre estructura de la
personalidad y dèficit de formaciòn de la propia estructura de la
personalidad.20 La pèrdida de asertividad en las capacidades innatas
del yo suele expresarse en un atenuarse de las defensas mediante la
depresiòn, pero no se trata de una depresiòn por sentimiento de vacìo,
de desintegraciòn interna, de ser asì esto tendrìa como consecuencia
una carencia de simbiosis, ataques de ira, actitud manipuladora frente
a los conflictos de socializaciòn.

En este sentido, la expresiòn simbòlica de la fobia indica la revelaciòn


de una dinàmica interna no neuròtica sino de deficiencia en las bases
estructurales del funcionamiento yoico. La configuraciòn de un factor
ausente en la estructura del yo, como “el agujero de la trama”, habrà
de contrastarse con el significante de la figura paterna, de la figura
materna, en la evoluciòn de las vìas de simbolizaciòn.

19 Kohut, H. (1971). The Analysis of the Self. The psychoanali Study of the Child. N° 4 N. Y.
20 Tolpin,Marìa. (1978) Self-Objets and Oedipal Objets: A crucial development distinction. Psychoanal Study of the
Child. Vol. XXXIII.

67
Cuando los refuerzos narcisistas son ausentes las fantasìas pueden
caer en el territorio de lo thanàtico, la libido no se realiza màs de
acuerdo a la identificaciòn primaria sino que el yo y el potencial
afectivo -socializante-, requieren de una identificaciòn transicional
con el analista para dar forma a nuevos recursos en torno a
probabiliades sublimatorias.

Los procesos de sublimaciòn tienen lugar siempre por la mediaciòn


del yo. Este yo encuentra la realizaciòn de las primeras cargas de
objeto en el ello, de esta manera se acoge la energìa de la libido
destinada a ser ligada a las modificaciones del yo cuando estàn
presentes las identificaciones. Se produce una transformaciòn de la
libido sexual en la libido del yo conforme a una diagramaciòn
secundaria del narcisismo.21

El yo habrìa de ampliar su estructura funcional, desarrollar


capacidades socializantes, expanderse con dedicaciòn, constancia,
adquirir nuevos conocimientos, en un proceso de autovaloraciòn,
incrementando las cantidades de autoestima, creando metas
novedosas e ideales constructivos a partir de un narcisismo
elaborado y ya no primarizante, estableciendo la posibilidad de
generar satisfacciones, realizando aquellas funciones, recursos y
propuestas desde objetivos realìsticos.

21 Freud, S. (1923). El yo y el ello. Amorrortu Ed. Madrid.

68
OBJETO FÓBICO VS. OBJETO FETICHE

El yo ha de interrogarse sobre cuàl es su posiciòn entre la


configuraciòn materna de la realidad y la configuraciòn paterna de la
misma, el espacio interior es evocado por las emociones que ha
recibido como si se tratase del reflejo un “espejo” introyectado.

El sujeto no ha tenido los elementos necesarios para acceder al Edipo,


pero, simultàneamente ignora el saber del acceso a la castraciòn en
cuanto tendencia autodestructiva latente. Con la “evaporaciòn” de las
funciones de la figura paterna se consolida la posiciòn de la sombra
bajo la dimensiòn de una coyuntura crìtica.

A partir del descubrimiento del caràcter altamente ambivalente de la


figura materna la fobia y el deseo contraponen orientaciones
divergentes con respecto al lugar del objeto fòbico del temor y del
objeto fetiche del deseo. El lugar del objeto fetiche es ocupado por la
promesa del re-encuentro con las representaciones de un objeto
ubicado en el pasado fundacional, se trata de luchar por lograr una
funciòn asegurante y “reparadora”.

La actitud fòbica no existe de manera aislada, habrà de ser


acompañada por la ilusiòn del objeto fetiche -representante del deseo-,
del cual provee para interferir en la posiciòn del luto, de la ausencia y
sus obturaciones. El objeto del deseo -fetiche-, en cuanto la otra cara
de la moneda del objeto fòbico ocupa el centro de atenciòn en la
escenografìa psìquica de la personalidad, su punto de origen se
remonta a los primeros deseos por la madre, y al deseo mismo de la
madre esta vez dirigidos hacia el hijo, ya sean estos reales o
imaginarios

Por otra parte, el nùcleo del objeto fòbico establece su permanencia


segùn la referencia de la amenaza, del temor y de la angustia, esto

69
equivale a una dogmatizaciòn del sentimiento de castraciòn -en
tèrminos de tendencias autodestructivas-, como si se sintiese
expulsado del paraìso (fetal) y fuese arrojado en una selva animada
por fobias fenomènicas.

El desligarse de una idea o de un afecto en la reacciòn fòbica, con


respecto a la angustia, que le dio origen y su posterior desplazamiento
hacia otra idea, hacia otro afecto, hacia otro objeto o situaciòn,
corresponde a la definiciòn de la defensa en cuanto factor
estructurante en las inter-relaciones del yo con el superyò.

La simbolizaciòn del temor que busca rechazar la fuente de la angustia


permite al sujeto comprender toda relaciòn con el objeto fòbico en
tèrminos de amenaza, riesgo o situaciòn de peligro inminente.

70
LOS OBJETOS FOBÍGENOS Y EL SUJETO DE SOPORTE

Esther Romano explica que en la primera mitad del siglo XIX la


clasificaciòn de las fobias comienza a diferenciarse de los cuadros
delirantes, el sìntoma fòbico conservarìa, a su vez, una estrecha
relaciòn con los cuadros de tipo obsesivo. Pero la descripciòn
especìfica fue realizada màs tarde por algunos tèrminos retro-traìdos
del griego, agorafobia, claustrofobia, eritrofobia, entre otros. 22

Las definiciones de Pitres y Régis (1962), circunscriben la


organizaciòn de la sintomatologìa fòbica en tres subdivisiones:

1. Fobias a objetos: agujas, cuchillos, tijeras, etc.


2. Fobias a lugares: espacios abiertos, espacios cerrados,
precipicios, alturas, elementos naturales como el aire, el viento,
el calor. Pero tambièn a enfermedades y a la muerte.
3. Fobias a seres vivos: como animales, insectos, serpientes, gatos,
perros, etc.

Un aporte indispensable a la elaboraciòn de la teorìa sobre la historia


de la investigaciòn psicoanalítica fue realizado ademàs por P. Janet
quien resaltò la importancia decisiva del valor de la intersubjetividad y
la biografìa del sujeto con referencia a la organizaciòn fòbica. 23

Con la publicaciòn del Caso Juanito, la conformaciòn de la teorìa


acerca de las fobias encuentra una plataforma analìtica de gran
profundidad, las bases para una concepciòn psicoanalìtica de estas las
hallamos con la publicaciòn de Tres ensayos sobre la vida sexual
infantil, donde se rastrea la intrìnseca relaciòn entre neurosis y
perturbaciones de la dinàmica psìquica infantil.

22 Romano, Esther. (1980) Notas sobre objetos fòbigeno y acompañante: una apertura hacia el “espacio” de la
cultura. En: Aportaciones al concepto de objeto en psicoanàlisis. Amorrortu Ed. Buenos Aires.
23 Perrier, F. y Conte, C. (1954). Les névrosis phobiques. En: Encyclopédie Medico-Chyrurgique. T. 3

71
Entre varias lìneas de trabajo implicadas en el texto sobresalen las
siguientes:

1. La existencia de una estructuraciòn defensiva tìpica -la


evitaciòn-, ante la existencia de un objeto externo animal, en este
caso el caballo, que es temido en cuanto definiciònde objeto
fobìgeno.
2. La multideterminaciòn subyaciente a la elecciòn de dicho objeto
fobìgeno que es reconducible, en este caso, al desplazamiento
efectuado de la imagen -disociada- del padre-superyò.
3. La funciòn del temor al superyò paterno en la gènesis de la
represiòn consecuente de la prohibiciòn del Edipo.
4. Se plantea una hermenèutica acerca de la angustia en cuanto
transformaciòn de la libido por la acciòn de la represiòn. Dicha
consideraciòn sobre la angustia es diferente a la que se presenta
en Inhibiciòn, sìntoma y angustia, donde se expone que la
angustia habrìa de tener su sede central en el yo, actuando
reactivamente frente al temor imaginario por el superyò paterno,
sin embargo, esta conformaciòn psìquica ha de ser tomada en
cuanto un temor de caràcter real.
5. La presencia protectora de la figura materna no evita la actitud
fòbica -en cuanto factible objeto acompañante-, hacia la lucha
por vencer el pànico por los caballos. Es evidente que la
angustia generada por la aversiòn a estos animales en tèrminos
de inseguridad emocional no podrà ser traducida en deseo ya que
el pequeño Hans expresa tambièn temores cuando està
acompañado por su madre en cuanto sujeto-soporte.

72
EL SUJETO DE SOPORTE EN PSICOANÁLISIS

La funciòn protectora del sujeto de soporte en las respuestas fòbicas


ha sido fundamentada por Freud en el historial del pequeño Hans y en
Inhibiciòn, sìntoma y angustia, en cuanto requisito bajo el cual el
sujeto que padece la sintomatologìa fòbica habrìa de prescindir de la
renuncia a la situaciòn percibida como peligrosa o amenazante.

Esta comprensiòn implica una operaciòn de regresiòn a fases


infantiles cada vez que se revive la dependencia y el deseo de ser
protegido por un sujeto externo a sì mismo. La relaciòn con los
espacios abiertos, con las calles, con las zonas desconocidas, implica
la necesidad de estar acompañado -como en la infancia-, de frente a
personas desconocidas.

K. Abraham, en 1913, expone el caso de una mujer inhabilitada para


salir del hogar paterno, se trataba de un sìntoma agorafòbico que
disminuìa su intensidad cuando salìa en compañìa de parientes
cercanos. El sujeto de soporte aporta el valor de transmitir seguridad,
cuando paseaba con su padre experimentaba en cambio gran
satisfacciòn. Agrega Abraham, que se trata de un acto simbòlico con
respecto al deseo inconciente de la uniòn incestuosa, el verbo coire, ir
juntos, en muchos idiomas es equiparable al significado del acto
genital.

Helene Deutsch, en 1929, explicita en su texto La gènesis de la


agorafobia, que la figura de un sujeto de soporte fortalece la debilidad
en un sujeto con patologìa agorafòbica. Este acompañante cumple la
funciòn de representar agentes de identificaciòn infantil como el padre
o la madre, un hermano mayor, pero estos agentes pueden ser
simultàneamente odiados de acuerdo a variantes de mùltiples
condiciones vinculares. El principio activo de la ambivalencia

73
psìquica nunca desaparece por completo.24

Los hechos analizados por Helen Deutsch son confirmados por O.


Fenichel al confirmar el extraordinario valor de la regresiòn infantil
allì donde se percibe la superaciòn de un peligro gracias a la presencia
de un sujeto soporte, omnipotente, a partir del contacto con el mundo
externo. Incluso sujetos que no padecen agorafobia responden a la
necesidad de querer ser acompañadas de un agente que sustituya el
objeto protector.

El factor que interviene a un nivel ambivalente es el del amor-odio por


esta modalidad de lazo y complicidad afectiva que en ocasiones
percibe al sujeto soporte como carente totalmente de su funciòn
protectiva.

Henry Ey, en 1965, cuando investiga la teorìa acerca de los recursos


para conciliar la angustia ubica las conductas de evitaciòn en aquellas
que buscan tranquilidad mediante la presencia mediante la presencia
de una figura, un objeto, una habitaciòn, un determinado clima, que
instauren el factor asegurante y protector. 25 Indica F. Perrier, que en
la agorafobia el factor de apoyo, en el orden de lo imaginario, brinda
seguridad al mismo tiempo que autoriza el control de los estados de
angustia.

Este factor asegurante-protector puede ser simbolizado en un sujeto de


soporte, un objeto, un animal, entre otros. El impacto sintomàtico de
la fobia termina por hacer hundir al sujeto en una especie de
introversiòn exasperante, necesita confirmar la existencia de un alter
ego para tratar de invalidar su condiciòn, en esta situaciòn se presenta
como dominado por un conjunto de ideas o deseos desconocidos por
el mismo yo.26

Es de resaltar que algunos autores trabajan las implicaciones psìquicas


24 Deutsch, H. (1929). La gènesis de la agorafobia. International Journal of Psycho-analysis. 10, 51-69
25 Ey, Henry. (1965). Tratado de psiquiatrìa. Ed. Toray Masson. Buenos Aires.
26 Perrier, F. y Conte, C. (1954). Les névrosis phobiques. En: Encyclopédie Medico-Chyrurgique. T. 3

74
de la agorafobìa y la claustrofobia en torno a la amplitud y
conocimiento del concepto de espacio. Si se considera el concepto de
espacio en cuanto “extensiòn” o sucesiòn infinita de inter-relaciones
se puede hipotetizar que el sujeto con fobia sintomàtica es vìctima de
fuertes formaciones defensivas en contra del concepto de “espacio” en
cuanto “maternidad viva”, concreta.

Sin embargo, en el “espacio psìquico” del sujeto, allì donde pudieron


evolucionar las estructuras de los modelos inconcientes -aquellas que
tienen un origen temprano-, se refuerzan las experiencias referidas a a
las ideas sobre el proprio cuerpo y sobre la cercanìa con el mundo
externo.

La historia de cada sujeto va entretegiendo una serie de convenciones


entre las acciones especìficas y algunas fantasìas referentes a
emociones con caràcter placentero o con caràcter displacentero. Se
trata de una “cosmovisiòn” del sujeto en tèrminos de un modelo
cultural cada vez que la visiòn del mundo externo, la visiòn del
proprio cuerpo y del proprio pensamiento, han tenido como
procedencia la visiòn y la educaciòn de las figuras vinculares y la
particular definiciòn del mundo externo.

75
76
EL MUNDO EXTERNO, EL CUERPO
Y LA DINAMICA PSÍQUICA

En la organizaciòn de los objetos fòbicos el sujeto obedece la


determinaciòn de especìficas lìneas directivas, nos referimos a la
clasificaciòn establecida por el ideal del yo y el superyò. El
significado de los objetos, de las situaciones, tiende a imprimir un
movimiento oscilatorio entre lo que es permitido y lo que es
prohibido.

Aquel valor que rodea el criterio indicado para aquello que entra en el
campo de lo permitido señala en el sujeto la factibilidad de encontrar
un elemento protector y asegurante. Por otra parte, el valor que rodea
el criterio indicado para aquello que entra en el campo de lo prohibido
señala en el sujeto la desestabilizaciòn, algo que se teme y el
entrecruzamiento con la estructura fòbica.

Desde la conformaciòn ancestral de nuestros antepasados se han


podido configurar aspectos determinantes de nuestro yo, de nuestra
singularidad psìquica, esto influye decisivamente en la definiciòn de la
conflictividad no sòlo edìpica sino ademàs superyoica. Se construyen
de este modo, al menos tres escenarios metafòricos con respecto a la
propia posiciòn:

Dinàmica sobre la espacialidad

a. Espacialidad fìsica: àreas permitidas ₌ libertad de movimiento.


àreas interdictas: reacciòn de alarma.

b. Espacialidad corporal: zonas de goce permitidas.


Zonas prohibidas o “mudas”.

c. Espacialidad en la dinàmica psìquica: constituciòn del proprio

77
sistema de creencias.

1. CONTRUCCIÓN INTEGRAL: Funciòn objetiva del yo desde a, b,


y c.

2. DECONSTRUCCIÓN FÓBICA: Funciòn sintomàtica del yo desde


a. b, y c.

La construcciòn integral esquematiza la funciòn objetivizante del yo


en su relaciòn con las tres modalidades de espacialidad: fìsica,
corporal y dinàmica psìquica. Mientras que la deconstrucciòn fòbica
padece las funciones sìntomàticas que habitan en el yo. Las
circunstancias que habrìan de diferenciar ambos esquemas son
determinadas por la compulsiòn a la repeticiòn y por el factor
angustioso que atravieza la relaciòn con los instrumentos fòbicos en
cuestiòn.

78
WELTANSCHAUUNG Y CATALIZACIÓN DE LOS
PROPIOS RECURSOS PSÍQUICOS

Los desplazamientos que tratan de ubicar al yo frente a las acciones


del superyò terminan siendo interceptadas por el temor a la amenaza
de perder el afecto de aquellos que conviven con el sujeto fòbico. A
partir del concepto de interdependencia de y con los otros, cada sujeto
se adhiere a un sistema de valores que le permite fortalecer un sentido
de protecciòn, una determinada weltanschauung asegurante acerca de
la vida y del mundo concreto en cuanto sistema interpretativo que
representa un sujeto de soporte acompañante de las exigencias
subjetivas.

Los siguientes factores han constituido la estructuraciòn del objeto


fòbico, la situaciòn fòbica o, de modo contrario, las reacciones contra-
fòbicas:

Etiologìa variable sobre las fuentes de la fobia

– Los nùcleos traumàticos no elaborados.


– La conflictualidad edìpica o antiedìpica.
– El superyò contra el ideal del yo.
– La bùsqueda de sustituciòn del objeto.
– Las defensas repetitivas.
– El dilema entre lo permitido y lo prohibido.
– El duelo por la ausencia del sujeto-soporte.
– El conflicto con la imagen y el concepto del cuerpo, el conflicto
con el espacio externo introyectado.
– La supervaloraciòn moral o ideològica de las acciones o de los
espacios.
– La represiòn de la estructura deseante.

79
– La determinaciòn del no-yo frente al no-nosotros.

Los sistemas hermenéuticos, filosòficos, polìticos, cientìficos o


religiosos cumplen ademàs el rol de ayudarle al yo a confrontarse con
lo desconocido del mundo interno y del mundo externo, en ocasiones
la procedencia parental circunscribe las orientaciones generales bajo el
signo de la disociaciòn impidiendo la posibilidad del goce, la
factibilidad estructural del ser deseante en la participaciòn cultural,
segùn el encuentro “amenazante” con el objeto fòbico.

El criterio del lìmite impuesto por las estrategias del sìntoma en las
fobias se expresa desde el mundo de los otros, allì se ha instaurado
una “pared inquebrantable” que simboliza la modalidad de
aproximaciòn y lejanìa, como si se tratase de un espacio aterrador,
infinito, angustiante y peligroso. El yo reproduce de manera circular
el dilema desolante que se refiere a un espacio-tiempo del lìmite y no
una visiòn del espacio-tiempo elàstica, flexible y con apertura a lo
novedoso.

La operatividad defensiva que caracteriza el factor fòbico en las


conductas de reacciòn constituye la manifestaciòn del desencuentro
entre el sistema de valores posicionado y la percepciòn de lo
desconocido. La claustrofobia alberga el rechazo de todo elemento
proprio y autònomo como respuesta en la bùsqueda de la verdad.
Aquellas ideas propias o autònomas establecen un “mundo
acompañante”, cuando son transitorias y cuando son estables, que
sustituye la profunda angustia frente a las circunstancias fòbicas
-desestabilizantes-.

La raìz de algunas formaciones fòbicas que se han forjado al interior


de la imagen de la relaciòn entre los padres en cuanto una “unidad” de
hecho fundamenta el terror del infante al ser amenazado por la pèrdida
de èstos cuando tenga vida una separaciòn, una ruptura imprevista.
Esto implicarìa romper todo lazo de “unidad” tambièn al nivel de las
estructuras basilares del proprio yo, implicarìa re-plantear el sentido

80
de una neo-organizaciòn simbòlica entre lo permitido y lo interdicto,
entre las tendencias del yo y las provocaciones superyoicas.

La pregunta existencial por la pertenencia a un especìfico lazo


parental reconoce la necesidad de haber establecido una complicidad
con la biografìa infantil, perder el contacto o romper la comunicaciòn
con este lazo afectivo repercute fuertemente en tèrminos dialècticos
acerca del proprio ser o del no-ser, del estar o del no-estar, cuando el
yo està con los otros o los otros estàn con migo, analizando la eterna
lucha del exo-grupo contra el no-yo vìctima de la fobia.

81
82
“CONGELAMIENTO” EN LAS FUNCIONES DE LA ANGUSTIA Y
LAS MANIFESTACIONES FÓBICAS

H. Segal, a propòsito del valor de la ansiedad claustrofòbica en


correspondencia con la teorìa psicoanalìtica equipara
metapsicològicamente la nociòn “terror sin nombre” para comprender
la intensidad de la angustia que acompaña la actitud fòbica.27

Por su parte W. Bion expone la definiciòn del estado de angustia,


cuando esta es extrema, desde la ausencia de representaciones internas
a un nivel simbòlico, es decir, la no presencia del pecho materno, de
su protecciòn y sentido de seguridad. Mientras tanto A. Green
considera el estado de ausencia total de representaciones en cuanto
“psicosis blanca”, el yo busca defenderse de esta con la creaciòn de un
universo interno “devastante”.

La vivencia “espacial” del “terror sin nombre” se analiza en tèrminos


de una prolongaciòn psìquica de los lugares sin tener un punto de
llegada. Se trata del encuentro con aquello que no se puede calcular,
con la percepciòn del territorio sin lìmites y con la amenaza de
sentirse extraviado en la soledad de lo infinito.

La proyecciòn de estas investigaciones ha llevado a J. Mom, a


describir en 1953, el caràcter de la angustia en cuanto derivado de
situaciones traumàticas que han sido asumidas como fragmentaciòn
del yo, de este modo consigue reunir aquellos elementos que antes se
estaban disociados.28

La visiòn de la desintegraciòn psìquica ha evolucionado en la teorìa


psicoanalìtica de las fobias gracias a los trabajos llevados a cabo por
H. Segal, W. Bion, A. Green, J. Mom, H. Rosenfeld, J. Steiner, R. D.
27 Segal, H. (1954). Schizoid Mechanisms Underlying Phobia Formation. En: International Journal of
Psychoanalisis. Vol.35. n. 3.
28 Mom, J. (1960). Aspectos teòricos y tècnicos en las fobias y en las modalidades fòbicas. Revista de psicoanàlisis.
Vol. 17.

83
Hinshelwood, I. Yildiz, entre otros. El objeto del fòbico es la
estructura particular de su angustia, a su vez, la angustia constituye el
objeto con el cual entabla una alianza de dependencia y dolor, es el
elemento de conexiòn con los otros, “si existe la angustia entonces
existe el Otro”. Su existencia esta correlacionada con la presencia del
Otro, “si el Otro existe entonces existo yo tambièn”,, mientras
permanezca la angustia habrà de permanecer ademàs la existencia de
los otros.

La angustia es un factor acompañante con impacto psìquico y fìsico en


el sujeto, es pertinente plantear la premisa acerca de la estructuraciòn
defensiva que convoca el conjunto de afectos represados para buscar
un medio de salida mediante la vìa de lo somàtico. De este modo
dichos afectos permanecerìan ocupados bajo la modalidad de
percepciones displacenteras, e, impidiendo el movimiento expansivo.
El cuerpo denuncia y delata cierto nivel de congelamiento, un estado
de prisiòn, quizà debido a la fobia latente hacia el deseo, en cuanto
entidad inaprensible.

La angustia simboliza un “crucevìa” entre tendencias imaginarias de


orden paranoico, aquellas partes persecutorias -perjudiciales-, y las
tendencias protectivas, aquellas partes positivas- del proprio yo, es
decir, de los propios objetos internos. La direcciòn que ha tomado
este terror innombrable significa que el temor por perder el afecto de
los padres sigue desempeñando una funciòn incisiva en la elaboraciòn
de las emociones, sean estas de clase traumàtica o no.

La percepciòn alucinatoria del cuerpo en cuanto “prisiòn”, por


ejemplo con respecto al goce, al placer, entre otros, restringe la
actividad de los sentidos, oìdos, visiòn, motilidad, a un ejercicio de
reacciòn y alarma, ha de preferirse el recurso de la fuga en lugar de
confrontarse con la precipitaciòn de una eventual crisis.

La auto-prohibiciòn masoquista de no acceder al deseo, al goce, o al


placer representa la perseverancia angustiosa de la proyecciòn en los

84
espacios abiertos de aquellos objetos internalizados. Estos objetos
simbòlicos internalizados contienen situaciones emotivas de gran
importancia para la represiòn de la agresiòn, las partes del cuerpo
simbolizarìan el estado de inmovilidad paralelo a los estados psìquicos
disociados.

En el anàlisis de la estructura fòbica juega un papel fundamental el


sentimiento de culpa -eventual- que acompaña la renuncia al principio
del placer y a las manifestaciones ambivalentes de agresiòn. Asì pues,
el yo ha de comportarse como si fuese un hèroe que lucha por superar
todas las dificultades, y, finalmente, intentarò obtener una
recompensa, el amor de la madre, su seguridad y protecciòn.

El yo ha de constituir la consolidaciòn de objetos que generen


confianza y estabilidad, su relaciòn con lo desconocido se traduce en
el temor a la creatividad relacional, se teme descubrir la propia
autenticidad, las fuentes y los instrumentos adecuados a las
capacidades sublimatorias.

Contraposiciòn sintomàtica-formal

Estructura sintomatizante Estructura formal

-Yo fòbico no real. vs. Yo real, yo antifòbico.


-Ello fòbico negado. vs. Ello sublimante y creativo.
-Superyò fòbico, el vacìo. vs. Superyò paterno represo,
latente.

85
86
PROCESO OPERATIVO DEL CONFLICTO BIOGRÁFICO
DESDE EL PSICOANÁLISIS

Hemos de participar activamente en la estructuraciòn sistemàtica que


contribuye a la formaciòn de un diseño teòrico en grado de explicar la
etiologìa fòbica en el camino que han elegido algunos conflictos
psìquicos frente a su ambiente, frente a los afectos, y en especial
frente a una sintomatologìa que en principio se plantea como invisible
bajo la òptica de la esfera conductual.

La disposiciòn intrapsìquica de las diferentes instancias procura


hipotetizar la configuraciòn de las funciones del yo en tres niveles
diferentes:

-Aquellas pertenecientes a un yo embrionario.


-Aquellas pertenecientes a un yo infantil.
-Aquellas pertenecientes a un ulterior yo pararental.

El ciclo vital de cada sujeto ejerce presiòn desde lo interno hacia lo


externo, hacia las relaciones socializantes, sin embargo, el caràcter
ambivalente del conflicto proporciona retrocesos, discontinuidad,
haciendo que el movimiento de desplazamiento de las funciones del
yo no trascienda hacia una visiòn realìstica del mundo, incluidos los
objetos, sino que procede bajo el sesgo de la intuiciòn pre-psicòtica,
no ha recibido el suficiente apoyo a un nivel secundario y permanece
anclado a los fantasmas infantiloides.

Es en el universo parental donde toma vida la modalidad presencial de


la organizaciòn simbòlica, es decir, el inicio de la valoraciòn de
criterios especìficos que determinan la fundamentaciòn de una
personalidad en torno a criterios vinculares, socializantes, y
culturizantes. En este proceso evolutivo el sujeto se sirve del uso del
lenguaje en cuanto sustento revelador de su propia intersubjetividad,

87
bajo esta orientaciòn la posiciòn fòbica no privilegia màs la tendencia
a sentirse vìctima (como sucede en la pragmàtica dialèctica amo-
esclavo). Se tratarìa de avanzar transversalmente partiendo del
sentido de una inter-dependencia para llegar al sentido de la
autonomìa creativa.

El acceso al mundo del lenguaje -clìnico, social, simbolizante-,


promueve la plataforma emotiva del sujeto fòbico hacia el ideal del yo
que se habìa constituido en fases anteriores de la identificaciòn. El
acceso al lenguaje que exige la ubicaciòn sociocultural al interior de
un discurso màs objetivo y menos prepsicòtico impulsa la integraciòn
de un yo màs o menos fragmentado a las fases ulteriores de la
proyecciòn innovativa, profesional, socializante, sublimatoria.

Podemos representar este proceso operativo del siguiente modo:

Proceso operativo del yo

Yo embrionario Organizaciòn Acceso El Yo en un


Yo infantil → Simbòlica → al lenguaje → proceso de
Yo intra-parental no sàdico- pro-sociali-
masoquista ciòn creativo

Cuando el nùcleo traumàtico de la sintomatologìa fòbica no es


integrado por el acceso a una organizaciòn simbòlica el trabajo del yo
se presenta fuertemente inclinado hacia la nostalgia del pasado pre-
simbòlico, hacia los antivalores que recuerdan el semblante del duelo
y el vacìo, la lògica del sin-sentido circular, la actividad fòbica habrìa
de incentivar la tarea ardua de trascender las propias expectativas.

No hay que ignorar que la identidad del conflicto biogràfico es


caracterizada por el fenòmeno especìfico de la compulsiòn repetitiva,
la historia subjetiva se percibe “tartamuda” con respecto a sus puntos
crìticos, màs relevantes, quizà latentes o intermitentes. El predominio
de la circularidad convierte al conflicto en sinònimo de precursor de la

88
represiòn y defensor de la faz angustiosa de la cual se sirve la
ambivalencia para impedir la “negociaciòn” de las representaciones
antagònicas y la resoluciòn de las coordenadas sintomatizantes.

La operatividad del proceso en cuestiòn involucra la influencia del


sistema defensivo, de las formaciones inmunològicas (psicofìsicas),
responsables de crear un mecanismo de “rebote” ante los ataques
perpetrados por la represiòn inconciente, lo superyoico y el
masoquismo fòbico.

La hipòtesis de la instalaciòn de los recursos del yo en cuanto


modalidad de aseguraciòn -caja de resonancia del amor materno-, en
un tiempo especìfico de la evoluciòn biogràfica influencia de modo
distinto las condiciones de un futuro lapso temporal màs elaborado y
menos primitivizante. El efecto y la configuraciòn del “Fort-Da”
como campo que asegura una protecciòn a toda costa no responde o
no funciona de similar modo en otro tiempo diferente de la evoluciòn
yoica.

La conducta fòbica implica la exigencia de recuperar y proteger aquel


temprano afecto con respecto a la figura simbòlica de la madre, allì
donde se ha verificado una ruptura, una crisis de relaciòn, la etiologìa
del perfil fòbico pudo haberse estructurado bajo el semblante de
sìntoma alegòrico de los lazos vinculares.

89
90
“COAGULACIÓN” DE LOS NÚCLEOS FANTASMÁTICOS

La referencia de la imagen de la “coagulaciòn” la implementamos


para procurar dar forma a la consolidaciòn de partìculas separadas y
que se han re-unido con base en el acaecer de un fenòmeno externo
que obliga a conservar el nivel de “compacteza” en la conformaciòn
de un conjunto multifacètico de manifestaciones psìquicas o
conductuales.

Esto alude efectivamente a la constituciòn natural de los dos procesos


psìquicos reconocidos por la teorìa psicoanalìtica, a saber, la
linearidad preconciente y la su correlaciòn conciente donde tiene lugar
el escenario de las condiciones desencadenantes con respecto a
concatenaciones de orden externo.

Al interno de las manifestaciones fòbicas pueden esconderse


tendencias inconcientes de orden masoquista cuyo objetivo
fundamental es el de apoyar o contradecir operaciones psìquicas bajo
la titularidad del orden sàdico. La fobia delata un desencuentro con la
constituciòn de las propias estructuras motivacionales, allì donde la
identificaciòn influye decididamente en la debilidad o fortaleza del yo,
de su funcioanalidad. Es posible visualizar las siguientes luchas
internas:

Microbatalla vs. Macrobatalla

-Microbatalla masoquista vs. Macrobatalla sàdica


inconciente pre-conciente

-Microbatalla sàdica vs. Macrobatalla masoquista


inconciente pre-conciente

El movimiento de estas microbatallas està basado en las mùltiples

91
contradicciones por las cuales el yo no acepta, o no puede aceptar el
orden externo de las cosas asì como son sin ejecutar la impresiòn
proyectiva de formaciones fantasmáticas, que, en algunos casos,
representan un rasgo narcisista del caràcter, una cualidad ambivalente
con respecto al compromiso con el objeto.

Cuando la percepciòn del conflicto fòbico se convierte en fuente


perenne de angustia se postula la factibilidad de una relaciòn
“coagulada” con respecto al objeto, es decir, la negaciòn de la
probabilidad allà donde el nùcleo fantasmático patrocina la
reproducciòn de la ambigüedad angustiosa.

Aunque si la fuente de la angustia fòbica aparezca como indescifrable


por parte del yo, esto no significa que la intensidad del conflicto
disminuya su efecto o evoluciòn. El hecho de ignorarla es
contraproducente para el proceso analìtico y se corre el riesgo de ser
sepultada por la ley de la represiòn

92
COORDENADAS ENDÓGENAS Y EXÓGENAS
DE LA EXPERIENCIA FÓBICA

Nos referimos a la encrucijada radical que ubica el lugar de la fobia al


centro de un “desencuentro” con las condiciones de lo real. La
experiencia psìquica permite que los recuerdos activen cierto nivel de
rechazo hacia aquellas situaciones donde es involucrada una relaciòn
de alerta, peligro o amenaza la idea “endògena” de que algo pueda
pasar, de que algùn castigo superyoico pueda sobrevenir.

Son elementos que unen algunos rasgos infantiles seleccionados por la


etiologìa del sìntoma para dar vida a manifestaciones fòbicas actuales,
del modo que el yo-adulto continùa a tener conductas caracterìsticas
de un yo-infantil siempre activo y determinante.

Dicha encrucijada radical busca y encuentra representaciones que


facilitan la proyecciòn de su angustia interna. Tales proyecciones
“exògenas” indican el nivel de afecto que cargan las representaciones,
aunque si en el mundo externo y en las nuevas situaciones las
condiciones de las representaciones cambian en continuaciòn, la
proyecciòn “exògena” de la angustia permanece invariable y fija si no
se renuevan las raìces de su pasado traumàtico.

Frente a un yo vulnerable, susceptible, es admisible que el superyò


estè compuesto por el fantasma de una madre dominante, o que la
posiciòn edìpica haya afectado de modo significativo la disoluciòn de
los lazos objetales, asì, la influencia de la figura materna y la metàfora
del padre integran la simbolizaciòn de unos contenidos que superarìan
aquel triàngulo edìpico cuyo rasgo esencial es la producciòn del
conflicto vincular “endògeno”.

La etiologìa edìpica de la fobia tiene como funciòn “camuflar” otra


fobia de la cual el mismo sujeto desconocìa su presencia. Al centro

93
de una confrontaciòn entre el mundo psìquico “endògeno” y la vida
intersubjetiva “exògena” la fobia halla su “nido”, su lugar intermitente
en la angustia que ha despertado antiguos contenidos represados y que
se han ligado a representaciones de paso, transitorias, para sacar a la
superficie vestigios, rasgos, trazos de aquellas “sombras” infantiles
todavìa no dilucidadas.

Esta capacidad tangible de las manifestaciones fòbicas por cubrir una


realidad diversa de la suya ofrece la oportunidad de yuxtaponer el
movimiento “endògeno” de la conflictividad al movimiento
“exògeno” del mundo manifiesto, por medio de este mètodo ofrece a
la luz del dìa sòlo una porciòn expresa, en cuanto producciòn
defensiva, como en la metàfora del iceberg donde s no se puede
observar un contenido mucho màs amplio e intrincado.

94
EL ENCUADRE FÓBICO

La angustia que genera una situaciòn novedosa, desconocida, en el


encuadre fòbico, transforma al sujeto en vìctima de una situaciòn
inquietante que configurarìa un campo de ensamblaje de muchos
factores psìquicos que se han organizados para construir la idea del
vacìo fobìgeno, al interior de las relaciones del yo con sus funciones
bàsicas.

En la posiciòn del vacìo estructural ya no se ubica el yo sino sino la


relaciòn fòbica que tiende a coordinar las demàs disposiciones de la
voluntad, los afectos, los intereses sociales, la visiòn del mundo y el
compromiso con la realizaciòn subjetiva.

La transaciòn entre la expectativas del mundo interno en abierta


discordancia con las exigencias del mundo externo especifica el
encuadre fòbico bajo la modalidad de operaciones defensivas que se
refieren a los rasgos subjetivizantes del sìntoma. Durante las primeras
fases de la infancia el sujeto ha sido invadido por intensas cargas
afectivas que han desbordado su prematura capacidad de elaboraciòn
secundaria.

Estos contenidos pulsionales han sucumbido a la represiòn por la


presiòn de un discurso externo del todo alienante, asì se establece una
modalidad de ruptura fundacional del conflicto entre lo pulsional y lo
racional. Aquellas tempranas representaciones ligadas a la energìa
pulsional habìan cumplido la misiòn de revestir afectivamente los
objetos internalizados de la infancia.

Encontramos asì un nùcleo base y unas representaciones derivantes


que integran la etiologìa de las fobias entre el afecto primario y el
goce reprimido de la adultez, se trata de la envoltura formal de la
formaciòn sintomàtica.

95
Envoltura de la formaciòn sintomàtica de la fobia

1. Nùcleo, objetos
internos de la infancia.

2. Representaciones
de objeto. 2
1
4 3

3. Afectos primarios.

4. Goce represado de la
adultez.

El proceso constructivo de esta formaciòn constituye el propòsito


central a descifrar, los significantes que se adhieren a
representaciones, los signos multiformes del deseo, los niveles de
escisiòn en la dinàmica psìquica son factores que intervienen en el
sentimiento de culpa por el temor al superyò paterno. Un superyò
paterno no elaborado se convierte en sinònimo de un superyò sàdico y
cohartante en sus coordenadas morales, eductivas y sociales.

La arquitectura significante del sìntoma fòbico se comprende a partir


de la “envoltura formal” desde las condiciones estructurales de la vida
subjetiva. Con la estructura significante comienza la comunicaciòn de
las diversas percepciones de lo inconciente con el mundo del Otro y
de los otros. Allì habràn de metabolizarse las “mareas” del goce
aunque nunca del un modo total.

El lenguaje es el encargado de envolver aquello inconciente pero


nunca podrà envolverlo del todo, siempre habrà de permanecer
material que no serà metabolizado por el sistema pre-conciente de
modo total sino de un modo parcial. De hecho la capacidad del

96
lenguaje para elaborar la intensidad afectiva en tèrminos de
“metaforizaciòn” es limitada.29

La funciòn de la metàfora es la de intentar sacar a la superficie el


sentido de lo no evidente mediante el ejercicio del lenguaje. El
movimiento lingüìstico de las narraciones busca evitar una pèrdida
real en relaciòn con el vacìo de lo latente de por sì, es la recursividad
que tiene el sujeto de lo inconciente para subjetivizar las marcas del
goce.

Segùn la topologìa freudiana este hecho incide para delinear en la


percepciòn aquello que proviene de lo externo con respecto a lo que
proviene de lo interno. El sistema de percepciòn freudiano define el
cuerpo en cuanto aquello que ha de “ser marcado”, el cuerpo està allì
para “ser marcado”, para ser objeto de esa inscripciòn, los
significantes que van a envolver esas marcas provienen del Otro, del
mundo de los otros, lo simbòlico siempre proviene del lenguaje con el
Otro.

La intensidad psìquica del sujeto tiende a ser reducida por la extensiòn


de las marcas simbòlicas mediante la manipulaciòn de aquello que
causa la tensiòn, la agresiòn, la necesidad de una satisfacciòn que
permanece “envuelta” en una serie de significantes, con sus
correspondientes fugas de sentido, es decir, el yo retoma otra
perspectiva en funciòn de la metàfora y la metonimia.

Un rasgo paradigmàtico de esta marca es la de acompañar el caràcter


intrìnseco de la “falla”, del proprio acontecer frente al vacìo, sabemos
que la cualidad de la marca se refiere siempre a los otros y nunca a sì
mismo. Sin embargo, el significante del nombre proprio representa
una excepciòn a esta norma, un significante alude siempre a la
existencia de otro significante que podrà ocupar su posiciòn simbòlica,
el contenido sugiere que haya una necesidad que busca ser satisfecha,
29 Mirapeix, Ramòn. (2018). Condiciones estructurales para el sìntoma. AME. EPFCL. Jornada Rhipna.
Particularidades de la demanda en psicoanàlisis con niños. Consorcio Foros Lacan. Barcelona. (sede Pereica-
Colombia).

97
una ausencia que habrìa de ser colmada por la vìa de la resoluciòn
pulsional y la elaboraciòn del nudo traumàtico -parental-, de base
conflictiva.

Se promueve el avance hacia la descarga de la tensiòn mediante el


desplazamineto motriz y las tendencias al actuar. En el reino animal
la necesidad de satisfacer el hambre en cuanto intenciòn biològica
propugna siempre la tendencia hacia el movimiento, el actuar, el ir
hacia lo externo con el objetivo de desactivar la tensiòn producida por
el hambre. El en el ser humano prevalece la intervenciòn del lenguaje,
esta pulsiòn primaria està mediatizada por la presencia secundaria y
moderadora de la palabra, el signo de la palabra impregna y modifica
la intensidad primarizante de la pulsiòn, de este modo estamos
atravezados por el uso del lenguaje.

El lenguaje como representaciòn del pensar impone su capacidad


delimitante segùn el ejercicio motriz en cuestiòn, “ piensa antes de
actuar” constituye un principio ètico que participa en la construcciòn
pre-conciente de la comunicaciòn activa entre las subjetividades. Se
presenta el dilema acerca del proceso de humanizaciòn, del proceso
educativo, de las bases en la fundaciòn de la sociedad del lenguaje.

El dominio del uso de la palabra va màs allà de la acciòn primaria, es


preciso que la investigaciòn psicoanalítica observe la sintomatologìa
de las conductas, y que estas sean consideradas ademàs como un
dèficit de nuestra civilizaciòn, donde el significante habrà de cobrar
primacìa sobre la mecanicidad rampante de las acciones.

El trabajo del anàlisis sobre las sintomatologìas de las actuaciones, de


las fobias, de las represiones, ha de pasar ademàs, en cuanto una
extrategia basilar, por la simbolizaciòn del lenguaje, las acciones han
de ser traducidas en palabras, la cultura se ha inaugurado precisamente
cuando el hombre primitivo cambiò el golpe por el grito, por el uso de
la palabra, se trata de un acontecimiento inaugural.

98
El actuar de disipa por las vìas del significante, la intenciòn de golpear
se disemina por el pensar para despuès traslucirse en tèrminos
lingüìsticos. Las respuestas que plantea el aparato psìquico a los
“impulsos ancestrales”, a las pulsiones violentas o sexuales se
expresan mediante el uso del lenguaje, el ser humano implementa la
cualidad de mediaciòn secundaria del lenguaje para encontrar la
satisfacciòn adecuada de sus necesidades.

La particularidad fundamental del uso del lenguaje representa la


funciòn de actuar como si se tratase de un “tejido” de vasos
comunicantes que permite facilitar la circulaciòn de la energìa
disponible entre la dinàmica pulsional y el actuar manifiesto, tiene la
funciòn de regular la necesidad pulsional. El infante desea ser
alimentado, aprenderà procesualmente a estructurar un mensaje
lungüìstico destinado a la comunicaciòn de esta necesidad, actuarà
procesando un lenguaje que traerà como resultado final el hecho de
poder alimentarse, lo simbòlico se encaja en lo real.

Los caminos de la satisfacciòn sufren una especie de “metamorfosis”


allì donde la complicidad con la pulsiòn no indica la ùnica funciòn
esperada sino que ademàs esta cobrarìa su proprio “estatuto funcional”
en la dimensiòn del discurso. De este modo existirìan al menos dos
direcciones en la resoluciòn de las tensiones primarias:

-La primera tiende a reducir la intensidad hasta el nivel màs bajo


mediante el uso del principio del placer-displacer.

-La segunda direcciòn propende por conservar un mìnimo grado de


tensiòn -el goce-, para poder acceder a la posibilidad de la
sublimaciòn, un mìnimo de tensiòn pulsional garantizarìa un mìnimo
de satisfacciòn factible.

En el malestar de nuestra civilizaciòn el sujeto se enfrenta a la


necesidad de satisfacer en el consumismo un conjunto variado de
exigencias comerciales que antes no tenìa, nos venden falsas

99
necesidades para ir -indefinidamente-, tratando de complacer anhelos
materialistas de satisfacciòn que se refieren al mundo de las cosas
artificiosas, desechables, en un cìrculo vicioso.

El lenguaje no alcanza a “envolver” todas las marcas del goce, remite


al lenguaje de la madre, a la constancia de la vida fantasmàtica de la
madre, a las escenas que han permanecido como “coaguladas” en las
cadenas significantes del goce , por ejemplo. Lo dicho por el Otro
otorga cierto nivel de oscura autoridad, los significantes que provienen
del Otro otorgan un lugar diferencial al sujeto del lenguaje en las
cadenas simbolizantes.

100
ANTI-REFLEJO FÓBICO

La palabra del Otro legisla, decreta, en cierta medida, como en un


lenguaje “barnizado”, como si tuviese una propiedad “oracular” que
propicia la cualidad del “oscuro real”, se trata de una cadena de
significantes donde se intercambia el rol del “amo” y del “siervo” en
las vinculaciones del Ideal del yo con respecto al superyò. Toda
exigencia de palabra acerca del decir corresponde a una exigencia de
amor, es el caso de las formaciones del inconciente como los lapsus,
las producciones onìricas, la sintomatologìa, que cuando resultan
ineficaces emprenden el camino de la angustia.

La angustia puede ser definida como aquello que se origina a partir del
contacto con lo real y no alcanzarìa a salir a la superficie del lenguaje
manifiesto ni por medio de las formaciones de lo inconciente ni con la
constituciòn de sìntomas. Los marcos significantes de estas
estructuras representan las “envolturas” en las formaciones de lo
inconciente, allì donde el significante arrastra los “hilos” del sentido,
màs allà o màs acà del sentido colectivo, hasta acceder a los màrgenes
de una especìfica formaciòn de compromiso.

El “anti-reflejo” del sìntoma fòbico en cuanto algo que no està


funcionando, en cuanto algo que ha sido aludido por la causalidad
psìquica, en cuanto una estructura formal, obedece a unas reglas de
formaciòn con las operaciones de la condensaciòn, el desplazamiento,
por la vìa de la metàfora, en sìntesis el sìntoma “anti-refleja” el
propòsito simbòlico por realizar la propia curaciòn, la resoluciòn de
una operaciòn de compromiso entre los diversos factores que pugnan
en direcciones antagònicas.

La posiciòn del sìntoma se circunscribe con una carga afectiva que le


hace ser percibido como algo doloroso, insoportable, esto constituye
una diferencia radical con respecto a los lapsus y a los sueños donde

101
este factor puede no ser percibido.

Enganche imaginario y alienaciòn simbòlica.

Otro rasgo apreciable del “enganche” fòbico es su durabilidad, su


persistencia, si se trata de una actitud que se repite en el tiempo como
los lapsus, el Acting-Out, las omisiones fòbicas, entonces podemos
referirnos a la formaciòn de un sìntoma.

El requisito primordial para la existencia del sìntoma es que en primer


tèrmino ha de existir un sujeto S1, aquello que sucede en la relaciòn
con los otros durante la infancia es un factor fundacional para la
investigaciòn psicoanalítica de las fobias manifiestas.

Cada fase del desarrollo psico-afectivo, como la fase del espejo, ha de


contar con una estructuraciòn interna que ha evolucionado con el
inicio de otras fases evolutivas de la personalidad, por lo tanto, en la
producciòn del sujeto habrìa de confirmarse la condiciòn del sìntoma a
partir de una relaciòn de alienaciòn imaginaria en sus tiempos
especìficos, con respecto al Otro del lenguaje, el Otro en cuanto
registro del lenguaje.

Otra formaciòn fundacional es la de la identificaciòn como requisito


formal hacia la constituciòn del yo, algunos llaman a esta modalidad
de alienaciòn la fase secundaria, el corte del goce, es aquì donde
visualizamos los encuentros y desencuentros con los probables
traumas o fallas del discurso. Cada vez que ocurre una alienaciòn
mediante un Otro catalizador corresponde a una separaciòn que
proviene a su vez de otra modalidad de alienaciòn.

Cuando el neonato viene al mundo sufre un proceso de separaciòn


con respecto al no-Otro, aquello que no corresponde a un Otro, a un
ser viviente, es decir, el mundo de las cosas, del lenguaje, que aùn no
se diferncian entre sì. Predomina la indiferenciaciòn, yo soy el Otro y
el Otro soy yo, algo de esto permanecerà en el futuro sujeto. En

102
algunos casos dicho modelo prevalecerìa por el resto de la vida.

La alienaciòn desde la imagen involucra ademàs al proprio cuerpo,


tiene vida de un modo paralelo a la construcciòn del proprio yo, es la
primera clasificaciòn antropològica referida al afuera y al adentro, al
yo y al no-yo, al mundo de la propia imagen y al mundo de las
imàgenes del no-cuerpo. Recordemos al neo-nato que se ve
constituido a sì mismo gracias a la intervenciòn del Otro en cuanto un
agente asegurador, un Otro que puede aceptarlo o rechazarlo, el sujeto
vacìo se convertirà en un sujeto significante, se realiza una “captura”
imaginaria entre el yo y el Otro.

Es acà donde la alienaciòn imaginaria se yuxtapone a la alienaciòn


simbòlica, el Otro juega un papel indispensable en la dimensiòn
especular, en el futuro los rasgos ligados al deseo de independencia o
al deseo de dependencia podràn ser representados por la
sintomatologìa fòbica. ¿Serà verdad que el Otro me conoce un ciento
por ciento? El sujeto reconoce al Otro en cuanto poseedor de un
conocimiento y por este motivo podrà mentir para buscar ocupar un
lugar del todo autònomo, para comprobar la integridad del Otro
cuando ese Otro encarna la ley y el superyò.

El nuevo yo del neo-nato comienza a diferenciar entre aquello viviente


y el caos de la confusiòn interna, sòlo mediante el uso del lenguaje
iniciarà un proceso de reconocimiento estructural del Otro y de las
alienaciones simbòlicas e imaginarias. La alienaciòn por el vacìo
como elemento significante se confronta con la presencia asegurante
del Otro en cuanto sujeto significante sinònimo de protecciòn.

En la formaciòn de la cadena de significantes tiene lugar ademàs la


participaciòn del deseo con el Otro, la demanda afectiva, el sujeto es
el deseo del Otro manifestado en el lenguaje. La homologaciòn con la
estructura especular repercute directamente en la imagen que el yo
elabora de sì mismo y del fantasma thanàtico traìdo a colaciòn por la
sombra del Otro. Desde la relaciòn con el Otro el sujeto accede al

103
sìntoma , al Ideal del yo social, al fracaso psicosocial, buscando
encontrar algunos puntos de anclaje como el deseo de la madre en el
caso de la anorexia, la bulimia, las fobias intrafamiliares, entre otros.

La transmisiòn de los afectos tiene lugar de un modo sintomàtico


mediante la pregunta por el deseo del sujeto, allì entra a tomar un
puesto importante la funciòn de separaciòn, no todo puede ser dicho ni
todo puede hacerse, la cadena significante estructura una fobia sòlo a
partir de esta demanda por el deseo en su complicidad con la
estabilidad del yo. Al interior de esta estructura fòbica habita la
pregunta por algo que falta, pero ademàs se explicita la pregunta por
algo que ha fallado y que no ha salido a la superficie, que podrà
pertenecer anclado en el campo del deseo.

Es precisamente en la conducta fòbica donde se presenta un


compromiso entre el deseo represado y la posibilidad de que este sea
reconocido por las funciones del yo, por las leyes del discurso
manifiesto y por una singular cadena de significantes. El pasaje al
acto de un contenido latente que no ha podido ser metaforizado por el
lenguaje, por la red pre-conciente de las palabras con su carga
representacional, de modo que el porcentaje de la energìa acumulada
ha elegido el camino doloroso del sìntoma.

104
LA METÁFORA DEL SÍNTOMA FÓBICO
La necesidad de metaforizar el conflicto

La etiologìa del sìntoma fòbico conlleva un “sinsentido” no


descifrable por parte de la funcionalidad yoica en cuanto habrìa de
configurarse un lenguaje acerca de aquello por lo cual no se habla o no
existe una referencia narrativa manifiesta. La historia del sujeto en
cuanto sujeto de lo inconciente està subordinada por el lenguaje del
Otro, por el sentido o el “contra-sentido” que el Otro indica, propone o
impone, frente a nuestro lenguaje, es en este abordaje de cruces
simbòlicos donde el sìntoma metafòrico de la fobia ha podido
gestarse.30

En este contexto comienza a instalarse un sentimiento de pèrdida, de


luto, de falla o vacìo, como una cadena de significantes que prepara la
causaciòn para una supuesta alienaciòn segùn los intereses del yo.
Tiene que ver ademàs con la dialèctica del deseo allì donde el deseo
corresponde al deseo del Otro, el sujeto se construye a partir de la
conciencia de este deseo del Otro, podrà padecer la escisiòn o la
subordinaciòn al significante tachado por el fantasma o por las
“sombras” de lo inconciente, se trata de comprender la fobia a partir
de la construcciòn misma de la metàfora, la fobia exige ser
metaforizada desde su conflictividad latente hacia una transformaciòn
de su esquema repetitivo.

La fobia se origina entonces en cuanto respuesta a la angustia derivada


por el desencuentro con el deseo del Otro, por la alienaciòn que ejerce
el fantasma para sostener el deseo del Otro, por un proceso de pensar
la modalidad de fuga, comienza a tomar forma bajo el patrocinio de
las energìas prestadas por el ello. Angustia, deseo del Otro y
fantasma, en cuanto factores fundacionales han propiciado un
escenario adecuado para que la reacciòn fòbica obtuviese la
30 Maya, Beatriz. (2021). El sujeto y el inconsciente estructurado como un lenguaje. Consorcio Foros Lacan. Del
sujeto al parlêtre. Se minario declarado. Clìnica psicoanlìtica. AME. EPFCL.

105
germinaciòn de su andamiaje sintomatizante.

Para que se constituya un sujeto es preciso que la palabra del Otro este
presente. El neonato necesita de las palabras de un pariente para
sentirse protegido, amado, asegurado. El discurso del Otro quedarà
asì enmarcado en la memoria del sujeto estableciendo las condiciones
para representar una falla, una carencia, una conducta fòbica. El
lenguaje en cuanto metàfora de este sìntoma posibilita ademàs la
factibilidad de la sublimaciòn, de la elaboraciòn simbòlica, allà donde
la asociaciòn libre desate los nudos afectivos podrà disminuir la deuda
con el fantasma masoquista como una producciòn de la vida
inconciente.

Las conductas fòbicas son reacciones y no acciones, en un tiempo


pasado las acciones desencadenaron reacciones desordenadas que
implicaban significados confusos de angustia. Se ha efectuado una
forma de discontinuidad, ruptura, en la lineridad evolutiva de lo
latente con respecto a la conformidad del discurso, con respecto a la
expectativa del sentido escenificado por la metàfora misma.

El acontecer perteneciente al mundo de la infancia todavìa no se ha


simbolizado, es vivenciado en cuanto etiologìa formal de los signos
patologizantes. El desplazamiento simbòlico ofrecido por la
mediaciòn del lenguaje y el sìntoma en cuanto metàfora tienden a
despazar algunos contenidos que no le son gratos. Lo que ocurre es
una deliberada apertura del material traumatizante en la “epopeya”
tràgica del sujeto, en la relaciòn con el Otro, una liberaciòn mediante
el uso de la palabra, de la auto-narraciòn que convierte al sìntoma en
una realidad maleable y “plàstica”.

La funciòn de la metaforizaciòn consiste en re-unificar los


componentes de la cadena de significantes necesaria para re-
estructurar la visiòn de la realidad y del mundo social. En la
experiencia fòbica el sìntoma ha ocupado el lugar privilegiado de una
cadena significante en principio represada, aquello de lo cual no se

106
quiere saber nada y que ha sido sustituido por los signos
patologizantes, es decir, el deseo, lo sexual, metonìmicamente todavìa
indescifrables.

No ha existido un objeto que concuerde con el deseo del sujeto, han


existido sòlo sustituciones y “objetos fantasmales”. De este modo, la
interpretaciòn apunta al sentido para tratar de sacar a la superficie el
significante que ha sido metaforizado por la realidad sintomàtica de la
fobia.

Ha de emprenderse un trabajo analìtico con lo simbòlico aunque


siempre existan lìmites a la interpretabilidad. El sìntoma fòbico en
cuanto “verdad amordazada” ha de requerir una vìa libre hacia la
verbalizaciòn aunque si esto no garantice a cabalidad el descubrir del
nùcleo de la represiòn, se llega a descifrar sòlo una parte de este, es asì
que es posible acceder al conocimiento de una parte del sìntoma y no
a su totalidad.

El sujeto fòbico exige una respuesta en tras el encuentro con el Otro,


sin embargo esta respuesta no existe, cosntituirìa un ideal, las
formaciones del lenguaje habrìan de concatenarse del lado de los actos
comunicativos y ya no del lado de lo real sintomàtico. Como se ha
dicho, una parte de estos contenidos no accede al lenguaje sino que
permanecen ocultos interactuando con las reacciones fòbicas.

La ausencia de respuestas por parte del Otro corresponde a la ley del


fantasma y del vacìo adherente a lo no-simbòlico. Lo que se observa
es que el sentido se adapta a las condiciones e imperativos del
sìntoma ya que tener que enfrentarlo implica un grande displacer, un
esfuerzo por desatar aquellos nudos traumàticos todavìa desconocidos.

Negar la existencia del sìntoma se impone como una estrategia en el


efecto de una transferencia negativa, aquel sìntoma substrato de lo
inconciente ha prometido al yo una especie de garantia en contra de lo
reprimido pero a un alto costo, el gobierno de la vida psìquica ahora es

107
establecido por el caos sintomàtico y ya no màs por la organizaciòn
del yo.

108
HETEROTOPÍA DEL SENTIDO DE LA PULSIÓN
EN LA SATISFACCIÓN FÓBICA

El tèrmino “heterotopìa” lo retomamos a partir de M. Foucault. En la


conferencia de Tùnez, Des espaces autres de marzo (1967), Foucault
planteaba en seis principios las modalidades especìfìcas de las
“heterotopìas”. Aquì retomamos algunos de ellos: el principio que
subraya la constante universal representa la presencia de
“heterotopìas” al interno de las diversas sociedades del pasado y la
actualidad. Esto se caracteriza porque al interior de la “heterotopìa”
se funda el principio de un sistema de apertura y de cierre, como si
fuese una isla que permite el acceso libre a todos a pesar de tratarse de
una isla lejana.

Agrega ademàs el autor que una funciòn propia del espacio


“heteròtopico” consiste en correlacionarse con el espacio exterior, sea
en la modalidad de la ilusiòn sea en la modalidad de compensaciòn. 31
La experiencia fòbica en cuando manifestaciòn intermedia entre el
deseo y lo prohibido expone un criterio “heterotòpico” al contener la
mezcla de varios intereses opuestos, a decir, la protecciòn del peligro
externo y el anhelo de liberarse de un malestar interno en un
movimiento de autocorrecciòn continuado.

¿Què significa emprender el propòsito de rectificar el sentido de la


pulsiòn en lo que tiene que ver con la insatisfacciòn fòbica? Hemos
de renovar aquellas “ligazones” traducidas por la energìa de la pulsiòn
en tèrminos de exigencias destinadas a la satisfacciòn psicosomàtica o
imaginaria, que han sido del todo desconocidas por el sujeto fòbico.
La idea sobre la existencia de un circuito cerrado es del todo
equivocada ya que en cada subjetividad el anàlisis puede rastrear
configuraciones ùnicas y casos excepcionales.

31 Foucault, M. (2006). Utopìe, Eterotopie. Napoli. Ed. Cronopio.

109
En principio las expresiones de la pulsiòn son invisibles, aquello que
no aparece, aquello que no es manifiesto pero que tiene unas
determinaciones latentes, el no “aparecer” se constituye asì en
tèrminos de un material analizable mediante otros factores adyacentes
a su composiciòn. Se trata de implicar acà a un tercer sujeto, ein
neues subjekt, no un sujeto construido sino un sujeto en constituciòn,
que va apareciendo tras la “sombra” abrumadora del lenguaje acerca
de un sentido inequìvoco y biogràfico de la pulsiòn fòbica o
antifòbica.

El nuevo sujeto no aparece asì no màs, sino que se va descifrando su


realidad, postulamos que no se trata de un sujeto nuevo visto que ya
existìa con anterioridad, simplemente que no lo conocemos, no es
reconoscible, no se percibe sino por elementales sutilezas bajo las
formaciones de lo inconciente.

Este nuevo sujeto latente representa el tercer tiempo de la pulsiòn y su


sentido se va renovando cada vez que inicia a ser reconocido por las
funciones del yo, cobra vida por los senderos de otras identificaciones
camufladas. El sentido “heterotòpico” de las conductas abordadas
por el sìntoma estructura la rectificaciòn de este “aparecer” de una
subjetividad màs o menos real, no prevalece ya algùn trayecto circular
reconocido por el Otro sino que el anàlisis habrà de proporcionar la
eficacia de liberar tensiones dolorosas. Este es el significado de
rectificar el sentido “heterotòpico” de la fobìa cuando la presiòn de
exigencias pulsionales proceden en contravìa por los carriles de las
inhibiciones retrospectivas.

La demanda de la presencia del Otro plantea delinear en què tèrminos


la funciòn socializante de la fobia ha sido parcial o totalmente
fragmentada. Una fase de su evoluciòn ha padecido discontinuidades
que propician un nivel de desintegraciòn objetual, pulsional y por este
motivo significante. Se trata de circunscribir la reciprocidad entre las
cantidades de tensiòn y el discurso de la probabilidad satisfactoria.

110
El lenguaje acerca de la rectificaciòn del sentido de la pulsiòn fòbica
encuentra su bifurcaciòn primaria mediante los “deslices” de la
fluctuaciòn segùn los accesos del sujeto a la satisfacciòn. La
condiciòn fundacional del sujeto es la de estar constituidos por este
lenguaje. Los significantes intrigan la demanda hacia el vasto campo
del deseo con el propòsito de disipar las intrincaciones gramaticales
con referencia al goce.

Las implicaciones de la “incompletud” caracterìsticas de las


formaciones de lo inconciente indican que predomina el sentimiento
de la ausencia en el territorio del Otro, un significante en fuga, la
presencia de la indeterminaciòn ubicada en el riesgo por asumir el
encuentro-desencuentro con el Otro. Hemos de aceptar el principio de
la indeterminaciòn en las conductas fòbicas como criterio real con el
cual la confusiòn pulsional desabilita la orientaciòn de todo circuito
psico-biològico destinadoa quedarse sòlo en la mecanicidad de lo
inmediato.

El criterio de “constancia” es aquello que domina la complicidad entre


determinismo inconciente y reacciòn fòbica o contrafòbica, el objeto
de la fobia obedece al impulso estratègico que le incita hacia la
adaptaciòn de las condiciones impuestas por el sìntoma. Dichas
condiciones sintomàticas re-diseñan una novedosa imagen del sujeto
en tèrminos de un tercer sujeto del sìntoma, en cuanto realidad post-
traumàtica, la percepciòn de aquello prohibido o desconocido por los
intereses del yo obedece a un malestar significante del cual el sujeto
ha sido vìctima toda la vida.

La pulsiòn activa un conjunto implìcito de tensiones destinadas a


discernir las propiedades que delimitan la influencia del principio del
placer y del principio del displacer al interno de las manifestaciones
fòbicas, ya sean estas con un caràcter constante o con una
perseverancia esporàdica. El sujeto tiende a “acomodarse” a las
exigencias del conflicto interno -rechazado, intenta otorgar una
respuesta a la inmediatez pulsional sin que esta operaciòn tenga un

111
alto costo a nivel energètico, simbòlico y relacional.

El sujeto ignora esta respuesta, procura restituir al pasado una parte


del sentimiento de deuda con el cual tiene que enfrentarse
cotidianamente. Segùn las funciones pre-concientes del yo habrìa en
el pasado un bienestar del cual ahora tenemos difusas
representaciones, el sìntoma fòbica indica que algunas
representaciones han permanecido fijadas al sentido de situaciones
anteriores. Algunas de estas situaciones habìan tenido lugar en medio
en medio a contradicciones de orden lògico o afectivo donde no fue
posible expresar las propias consideraciones, no hubo un acceso libre
al lenguaje, a la metaforizaciòn del significante y a la metonimia de
las formaciones pre-sintomàticas.32

Hemos observado de què manera la sintomatologìa fòbica ha sido


atravezada por la pulsiòn, el deseo, el significante, la subjetividad
latente, la ausencia de un lenguaje validante, pero tambièn es preciso
considerar que el cuerpo sufre una especie de firmeza o incompletud.

La ausencia del objeto implica tener que confrontarse con las


representaciones y los significantes que han acompañado las ilusiones
del yo, las identificaciones primarias y los ideales conformados en
torno a las propias expectativas psicosociales.

Simplemente sabemos que no existe aquel objeto Otro asì como lo


configura la ley de la demanda pulsional, no existe un objeto
totalmente adecuado a las exigencias radicales de la ilusiòn, el deseo
habrà de tolerar una “torsiòn”, un desvìo, una rectificaciòn, esta vez
que no este atada a la lògica de lo inconciente sino al lugar donde el
sujeto implicado en el lenguaje sostenga el trabajo de “semblantear”
con el Otro, de re-habilitar el dolor de la relaciòn con la identidad del
Otro y con los lazos socializantes.

32 Es recomendable trabajar el artìculo: La eficacia del psicoanàlisis. Efectos de un lazo inèdito: la rectificaciòn de
la satisfacciòn de la pulsiòn en el anàlisis. IV Jornadas de la Escuela EFLA. (2014). Amalia Cazeauz.

112
Factores que inciden en las fluctuaciones fòbicas

Agente Relaciòn con: Sìntoma

-El deseo, el goce


-La pulsiòn
-El significante Fobìgeno
Sujeto → -Ausencia de un lenguaje → Fòbico
metaforizante Contrafòbico
-El cuerpo
-El Otro
-El lazo psicosocial
-Principio del placer-displacer

113
114
PATHOS Y LA REPRESENTACIÓN FÓBICA

La interrogaciòn por el discurso de la representaciòn fòbica


fundamenta la direcciòn del significado al interior de la producciòn
sintomàtica. Se trata de un enlace entre el universo de lo latente y la
realidad del lenguaje, aquello que fortalece lo simbòlico en su camino
hacia lo pre-conciente, el sustento de las cadenas significantes. El
sujeto ha construido un objeto imaginario al cual le otorga un sentido
y un lugar en lo real.

Con Lacan, el sujeto estructura su yo a partir de su relaciòn con el


Otro, aunque sino reciba una respuesta neta de este, la percepciòn de
su respuesta le hace caer en la confusiòn y en la ambivalencia. Como
en un movimiento oscilatorio el sujeto fòbico se halla entre
contradicciones e identificaciones reconocidas o no, una porciòn de
estas identificaciones ha sido determinada por representaciones de
posiciones antagònicas y para poder asumirlas el aparato psìquico
emprende la vìa de las manifestaciones fòbicas.

A este escenario maleable de transformaciòn afectiva le denominamos


pathos de la dinàmica psìquica alternando diversas fases de
conciencia.

La formaciòn sintomàtica està compuesta de representaciones


imaginarias cuyo contenido es el de convenir el establecimiento de un
orden de cosas satisfactorio a los ojos del superyò. La fobia responde
a las exigencias de dichas representaciones superyoicas sustituyendo
unas satisfacciones reales con el contenido paliativo de otro gènero de
representaciones.

Como hemos visto, segùn la teorìa de la rectificaciòn pulsional se

115
visualiza en este intento el preludio de un fracaso a nivel
representacional ya que es la representaciòn sintomàtica la que divide
la integridad funcional del yo. El deseo y el ser del sujeto estàn
divididos a causa de la interposiciòn de una sustituciòn fragmentaria
de lo real, es aquì donde lo imaginario actùa ejerciendo presiòn sobre
la percepciòn para apartarse de aquello que inspira la representaciòn
de un agente externo o una situaciòn particular.

El significante se desliza hacia la evitaciòn de algo que se presenta


como transgresivo o interdecto, es aquì donde el desciframiento del
sentido produce el acceso progresivo a los tèrminos del lenguaje
narrado, para ir desenmascarando las representaciones sintomàticas.
El sujeto afectado por la percepciòn de la contraidentificacion
explicada como si se tratase de una “identificaciòn” al revès
experimenta la confrontaciòn abierta entre dos conjuntos de
exigencias representacionales, el camino que elige es el de
implementar alguna formaciòn reactiva fr caràcter fòbico para evitar
entrar en colapso psicofisiològico.

En las manifestaciones de las fobias podemos rastrear el criterio de la


unicidad entre la impotencia y la posibilidad, significa que la
circularidad de cada intento destinado a buscar una comprensiòn
distingue entre el sentido que unifica los significantes en torno a
criterios realìsticos del sentido que unifica los significantes en torno a
un criterio producido por la alucinaciòn.

Segùn J. Steiner, podemos analizar la estructura representacional de


una conducta con base en cuatro matrices delineantes:

a. Las situaciones de compromiso donde el yo del sujeto se ve


expuesto en su sensibilidad a tener que combatir para no ser herido, ha
de percibir la urgencia de la situaciòn y tomar una decisiòn frente a sì
mismo, a los otros, y a la situaciòn que èl observa como crìtica, en
cuanto formaciòn defensiva. Se trata de la representaciòn de
compromiso contextual.

116
b. La angustia por la separaciòn en aquellos sujetos donde las fases
edìpica y post-edìpica han determinado intensas tensiones entre el
estado de desamparo materno y el afàn por encontrar una protecciòn
que sustituya este elemento asegurador. Es el vacìo con el cual el
Ideal del yo ha caminado entre las inter-relaciones padeciendo el
dilema representacional entre el deseo y la represiòn. Se trata de la
representaciòn de angustia por la separaciòn.33

c. La identificaciòn al revès comprendida como el progresivo


abandono de las pautas de identificaciòn para reemplazarlas por el
dominio de las operaciones sintomàticas no-especìficas o por
desplazamientos defensivos en forma de represiòn. Se trata de la
representaciòn por des-identificaciòn.

d. La proyecciòn reactiva de contenidos latentes en cuanto


mecanismo “crònico” de confusiòn psìquica donde se proyecta como
externo factores pertenecientes al conflicto interno, respecto a
significantes rechazados, no integrados. Se trata de la representaciòn
proyectiva. Acà entran en juego ademàs el dilema de las posiciones
depresivas y paranoicas.

De esta manera observamos el concepto de representaciòn fòbica


como aquel que integra una serie amplia de componentes
representacionales de acuerdo a una modalidad especìfica relativa al
sìntoma en cuestiòn. Estos factores integrantes corresponden a la
cadena significante que ha construido la base de un proceso en parte
latente, en parte conductual.

Lo inconciente se sirve de estas esferas para imprimir consistencia a la


operatividad patogènica.

33 Steiner, J. (1996). I rifugi della mente. Ed. Bollati. Boringuieri. Colecciòn: Programa de psicologìa, psiquiatrìa y
psicoterapia. Roma

117
Esferas de anàlisis en el trabajo sobre las fobias

– Las representaciones proyectivas, depresivas o paranoicas.


– La angustia por la separaciòn afectiva infantil.
– La pràctica del “desenmascaramiento” de las percepciones.
– Las reacciones contra un colapso psicofisiològico.
– Las contraidentificaciones e “identificaciones al revès”.
– Las coordenada endògenas y exògenas.
– La coagulaciòn de los nùcleos fantasmàticos.
– La acciòn del encuadre.
– La rectificaciòn del sentido y sus nudos pulsionales.
– La funciòn de lo real.
– La funciòn de lo simbòlico.
– La funciòn de lo imaginario.
– La estructuraciòn de la representaciòn fòbica y sus significantes.
- El rastreo del sìntoma en cuanto metàfora.

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119
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125
126
ÍNDICE DE ESQUEMAS
Pag.
18 Etiologìa conflictiva de la fobia
32 Configuraciòn estructural de las fobias
34 Proceso de adaptaciòn de la fobia
36 En la fobia el yo reacciona
45 Homologaciòn del totemismo con la infancia
46 Origen de las fobias por tipologìa
59 Intersecciòn etiològica del sìntoma fòbico
77 Dinàmica sobre la espacialidad
79 Etiologìa variable sobre las fuentes de la fobia
85 Contraposiciòn sintomàtica-formal
88 Proceso operativo del yo
91 Microbatalla vs. Macrobatalla
96 Envoltura de la formaciòn sintomàtica de la fobia
113 Factores que inciden en las fluctuaciones fòbicas
118 Esferas de anàlisis en el trabajo sobre las fobias

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