Documentación Ratzinger Misa Tradi
Documentación Ratzinger Misa Tradi
Documentación Ratzinger Misa Tradi
“TRADICIONAL”
“Para la mayor parte de los padres conciliares la reforma propuesta por el movimiento
litúrgico no constituía una prioridad; más aún, para muchos de ellos ni siquiera era un tema
para tratar. Por ejemplo, el cardenal Montini, que después, como Pablo VI, se convirtió en el
verdadero papa del Concilio, al presentar su síntesis temática al comienzo de los trabajos
conciliares, había dicho con claridad que él no alcanzaba a encontrar en este asunto
ninguna tarea esencial para el Concilio. La liturgia y su reforma se habían convertido, desde
el final de la Primera Guerra Mundial, en una cuestión apremiante solo en Francia y en
Alemania y, de un modo más preciso, desde el punto de vista de una restauración lo más
pura posible de la antigua liturgia romana; a ello se unía también la exigencia de una
participación activa del pueblo en el acontecimiento litúrgico. Estos dos países, entonces
teológicamente en primer plano (a los que se necesitaba añadir obviamente Bélgica y
Holanda), consiguieron obtener en la fase preparatoria que se elaborase un esquema sobre
la Sagrada Liturgia, que se insertaba de un modo más bien natural en la temática general
de la Iglesia. Que después este texto haya sido el primero en ser examinado por el Concilio
no dependió en absoluto de que creciera un interés por la cuestión litúrgica en la mayoría de
los padres, sino del hecho de que no se preveía que hubiera grandes polémicas y de que,
en cualquier caso, se consideraba el conjunto como objeto de un ejercicio en el que se
podían aprender y experimentar los métodos de trabajo del Concilio. A ninguno de los
padres se le habría pasado por la cabeza ver en este texto «una revolución» que habría
significado el «fin del medievo», como a la sazón algunos teólogos creyeron deber
interpretar. Se vio como una continuación de las reformas que hizo Pío X y que llevó
adelante con prudencia, pero con resolución, Pío XII. Las normas generales como «sean
revisados los libros litúrgicos lo antes posible» (n. 25) eran entendidas como: en plena
continuidad con aquel desarrollo que siempre se había dado y que con los sumos pontífices
Pío X y Pío XII se había configurado como redescubrimiento de las tradiciones clásicas
romanas. Aquello naturalmente también comportaba la superación de algunas tendencias
de la liturgia barroca y de la piedad devocional del siglo XIX, promoviendo una sobria
incidencia sobre la centralidad propia del misterio de la Presencia de Cristo en su Iglesia.
En este contexto, no sorprende que la «misa normativa» que debía entrar —y entró— en el
lugar del Ordo missae precedente fuese rechazada por la mayor parte de los padres
convocados en un sínodo especial en el año 1967. Que algunos (¿o muchos?) liturgistas
que estaban presentes como asesores tuviesen ya desde el principio intención de ir mucho
más allá, hoy se puede deducir de algunas de sus publicaciones; no obstante, seguramente
no habrían recibido el consentimiento de los padres a estos deseos. En cualquier caso, no
se habla de ellos en el texto del Concilio, aunque más tarde se ha tratado de encontrar a
posteriori sus huellas en algunas de las normas generales.
El debate sobre la liturgia fue tranquilo y transcurrió sin profundas tensiones.”
El mismo Ratzinger explica cómo “ninguno de los santos de la Contrarreforma católica logró
nutrir su espiritualidad de la liturgia.” (Un San Ignacio de Loyola, una Santa Teresa de Ávila,
un San Juan de la Cruz construyeron su espiritualidad junto a ella, sin una conexión
profunda con ella, esencialmente a través del encuentro personal con Dios y de su
experiencia individual de Iglesia.)
Ratzinger, J. (2012). Mon Concile Vatican II. Artège.
"El reciente concilio ecuménico no ha supuesto, en efecto, una ruptura con la tradición
multisecular de la Iglesia, pero sí ha significado importantes novedades. No tienen razón,
por tanto, quienes rechazan el Vaticano II, so pretexto de que rompió con el concilio de
Trento, en liturgia, por citar un caso; ni están en verdad quienes sostienen que el Vaticano II
se mantuvo demasiado próximo a la tradición tridentina (y anterior), ignorando los cambios
culturales de nuestro tiempo, y que, por ello, el último concilio fue sólo un compromiso con
los tradicionalistas, quedando pendiente la verdadera renovación –se dice– de la Iglesia.
Hay que tomarse más en serio qué significa tradición. Implica una corriente viva, que
entronca con los orígenes y se desplaza hacia el futuro, guiada por el Espíritu divino. No se
justifica por sí mismo el cambio, ni tiene sentido condenar cualquier cambio. En ese
equilibrio dinámico se ha mantenido siempre la Iglesia. En consecuencia, tanto el
argumento de antigüedad como el argumento de modernidad o novedad deben ser
empleados con suma cautela."
"...la reforma tridentina puede llamarse genuinamente pastoral: los príncipes de la Iglesia
tenían que volver a ser pastores, pastores . Ahora bien, de vez en cuando se oye decir hoy
que el Vaticano II fue en la dirección opuesta. Su concepto central no era el pastor sino el
colegio, y eso requiere, no pastores que se quedan siempre en sus diócesis, sino pastores
itinerantes que se convocan y juntos encuentran caminos para toda la Iglesia. Una lectura
seria de los documentos hace bastante obvio que es un error enfrentar a los dos consejos
entre sí de esta manera. Porque el término collegium, que describe el aspecto jerárquico de
la Iglesia, asume la realidad de la communio como forma vital y básica de la constitución de
la Iglesia."
"...no creemos que sea posible aceptar la forma en que usted limita su aceptación
únicamente al texto en latín . De hecho, la Sede Apostólica no puede aceptar la sospecha
de que la mayoría de las Misas y Sacramentos legítimamente celebrados en la Iglesia en
lengua vernácula y según traducciones aprobadas, puedan ser inválidos. Por lo tanto,
creemos necesario volver a la fórmula anterior: "aplicado conforme al Misal y otros libros
litúrgicos promulgados por la Santa Sede".
Además, dado que se dice que usted es el autor de un texto según el cual: "las nuevas
Misas no sólo no son capaces de cumplir con nuestra obligación dominical, sino que son
tales que debemos aplicarles las reglas canónicas que la Iglesia acostumbra aplicar a
communicatio in sacris con las Iglesias ortodoxas y las sectas protestantes." (en Cor Unum -
Boletín de enlace interno para los miembros de la Fraternidad San Pío X, noviembre de
1979), consideramos que la declaración proyectada debe contener una fórmula que se aleje
claramente de tal declaración."
"...usted declara que no afirma "que la Misa Novus Ordo , celebrada según el rito publicado
en Roma, sea automáticamente inválida o herética". Sin embargo, la segunda de sus
observaciones complementarias formula todavía acusaciones considerables con respecto a
la reforma litúrgica que, según usted, constituye "un peligro gravísimo para la fe católica".
Una vez más, sólo puedo recordarles lo que escribí en la carta ya citada (páginas 1 y 2), en
particular esto: "(...) expresar el deseo de una nueva revisión es posible (...). Sin embargo,
esto es a condición de que la crítica no obstaculice o destruya la obediencia y que no ponga
en duda la legitimidad de la liturgia de la Iglesia"."
... os invito, queridos Hermanos, a escribir a la Santa Sede un informe sobre vuestras
experiencias tres años después de que entre en vigor este Motu Proprio. Si vinieran a la luz
dificultades serias se buscarían vías para encontrar el remedio.”
-Benedicto XVI, CARTA DEL SANTO PADRE A LOS OBISPOS QUE ACOMPAÑA LA
CARTA APOSTÓLICA "MOTU PROPRIO DATA" SUMMORUM PONTIFICUM
“su intención (de Benedicto XVI (con Summorum Pontificum)) era ayudar a aquellos que
simplemente habían encontrado un hogar en la antigua Misa a encontrar la paz interior, la
paz litúrgica, para alejarlos de Lefebvre.”
-Georg Gänswein, secretario privado de Benedicto XVI. 2023, entrevista para Die
Tagespost.
“La reforma litúrgica se ha alejado cada vez más de su origen en su ejecución concreta. El
resultado no ha sido una revitalización, sino una devastación. [...] Lo que ha ocurrido
ampliamente después del Concilio significa algo completamente diferente: en lugar de la
liturgia que se desarrolló, se ha impuesto una liturgia fabricada. Se ha pasado del proceso
vivo de crecimiento y desarrollo al de fabricación. Ya no se quería continuar con el
desarrollo orgánico y la maduración de lo que ha estado vivo a lo largo de los siglos, sino
que se ha sustituido esto por - siguiendo el modelo de la producción técnica - la fabricación,
el producto llano del momento.”