Trastorno Límite de Personalidad

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TRASTORNO LIMITE DE PERSONALIDAD

El trastorno límite (borderline) de la personalidad no tiene nada que ver con el


problema de la capacidad intelectual límite. Aquí, «límite» se refiere a intermedio
entre la neurosis y la psicosis. Fue el psicoanalista Adolf Stern quien, en 1938,
etiquetó con el nombre de borderline a un grupo de pacientes externos que
no se beneficiaban de la terapia psicoanalítica clásica y que no parecían
encajar ni en la psicosis ni en la neurosis. Este estilo de comportamiento
recibió el nombre de trastorno límite de la personalidad en la tercera edición de la
clasificación de los trastornos mentales de la Sociedad Americana de Psiquiatría
(DSM-III, 1980). Todavía se discute entre los especialistas los criterios
diagnósticos y su mismo nombre.

A pesar de que la persona con este trastorno muestra una inteligencia normal, su
desempeño a nivel académico puede ser inferior al de sus compañeros, debido
precisamente a su inestabilidad en cuanto a sus intereses y una inconstante
capacidad de trabajo, lo que agrava sus sentimientos de frustración y
desesperanza, aumentando su sufrimiento psicológico.

El trastorno límite de personalidad (TLP) o borderline, es conocido como un


cuadro clínico abigarrado con una gran cantidad de matices sintomáticos.

En los últimos años hemos pasado de una casi inexistencia diagnóstica del mismo
a una autentica inflación de casos, diagnosticando como tal otras entidades
clínicas por no decir otras situaciones que no son, en sí mismas, patológicas como
niños consentidos, maleducados, psicópatas que no son trastorno de personalidad
y todo aquella situación que aparece en nuestras consultas y que no sabemos
filiar en el concreto espacio de lo categorial.

Lógicamente que lleguemos a esta situación nos ayuda la falta de un cuerpo


teórico que dé una respuesta ecléctica y satisfactoria a todo lo que son los
trastornos de personalidad, ya que nos debatimos ambivalentemente entre una
escueta concreción categorial y una prolija, cuantiosa, diversa y confusa
dispersión dimensional, además los instrumentos diagnósticos, admitiendo su
mejora, al ser subsidiarios de una u otra clasificación no solventan nuestras dudas,
siendo sabido por todos que un psicodiagnóstico mediante cualquiera de los
instrumentos existentes o es ininteligible o tiene escasa aplicación práctica o nos
da un elenco de posibilidades diagnósticas por medio del cual etiquetamos al
paciente con varios trastornos de personalidad.

Existe un lógico y polémico debate entre la biogenia o psicogenia del TLP, son
muy numerosos los estudios que abogan por una u otra opción, de cualquier
manera defender como única la existencia de una u otra es absurdo y además
científicamente insostenible, es evidente que la génesis del trastorno límite de la
personalidad es una aglutinación de diversos factores y circunstancias genéticas,
bioquímicas, neurofisiológicas y también aprendidas, trasmitidas y moduladas de
una forma dinámica desde la infancia a la etapa adulta, no siendo desdeñable una
vulnerabilidad en el sujeto con trastorno límite de la personalidad.

En la Tabla 1 diseccionamos los 9 criterios diagnósticos del trastorno límite


según el DSM IV-TR en sustrato de predominancia psicosocial o de
predominancia biológica, pudiendo apreciar como hay más criterios psicosociales
que biológicos, pero en definitiva todos ellos llevan a lo que quizá más complica la
existencia de un paciente con trastorno límite; la complicación o dificultad de
relación con los demás e incluso consigo mismo, que es lo mismo que “un patrón
general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la
afectividad”.

Tabla 1

Sustrato psicosocial

 Esfuerzos en evitar abandono. (1)


 Relaciones interpersonales inestables e intensas con alternancia entre
idealización y devaluación. (2)
 Alteración identidad. (3)
 Inestabilidad afectiva debido a una gran reactividad. (6)
 Sentimientos crónicos de vacío.(7)
 Ideas paranoides o síntomas disociativos transitorios relacionados con el
estrés. (9).

Todos estos criterios dificultan la relación con los demás y consigo mismos.

Sustrato biológico

 Impulsividad. ¿siempre?, ¿por qué lo más habitual es que se presente en su


casa o en un entorno conocido?. (4)
 Conducta o ideación suicida y/o automutilante. (5)
 Ira inapropiada. (8)
 Observación: los fármacos anti impulsívos no actúan cuando estas conductas
son utilizadas como chantaje o manipulación.
Todos estos criterios complican o impiden la relación con los demás o consigo
mismos.

Consecuentemente nos podríamos plantear varias dudas: ¿Los criterios


diagnósticos DSM son los únicos síntomas que presenta un TLP?, ¿El trastorno
límite de la personalidad es un trastorno de las relaciones interpersonales?,
¿podríamos denominar al TLP “trastorno relacional de la personalidad”?, ¿Con
ellos?, ¿Consigo mismos?. Queda para debate.

Lo cierto es que cuando tenemos delante a un paciente con trastorno límite de la


personalidad vemos, notamos, y sentimos, que los criterios DSM se nos quedan
cortos, el paciente nos desborda con una autentica catarata de sensaciones y
sentimientos mucho más ricos e ilustrativos que los criterios diagnósticos,
podríamos decir que son unos síntomas que están “escondidos” y “ocultos”, no
porque no sepamos que están y existen sino por qué no son “oficiales” ya que no
nos aparecen en las clasificaciones y evidentemente el ignorarlos nos condiciona
el abordaje terapéutico del paciente.
La práctica dedicada dedicado a esta patología nos ha facilitado la realización de
un catálogo de síntomas “escondidos” que presentan los pacientes con TLP, su
búsqueda y su identificación nos van a aportar una serie de recursos hacia donde
orientar nuestros objetivos terapéuticos, estos síntomas los agrupamos según
creemos que condicionan su relación consigo mismos o con los demás.

Tabla 2

SINTOMAS “ESCONDIDOS” CONSIGO MISMOS.

(1)AUTOENGAÑO.
(2)EL MIEDO A SÍ MISMOS.
(3) LA TOMA DE DECISIONES ERRONEAS.
(4) LOS MECANISMOS DE DEFENSA.
(5) LA INCAPACIDAD PARA ESCUCHAR.
(6) LA HERIDA NARCISISTA.
(7) EL REMORDIMIENTO Y LA CULPA.
(8) EL SINDROME DE ARROGANCIA.
(9) LA SOMATIZACION

En la Tabla 2 enumeramos una serie de situaciones que los pacientes con


trastorno límite de la personalidad experimentan habitualmente y que se
presentan, agrupadas o no, con mayor o menor intensidad, a lo largo de toda su
vida y que se caracterizan por dificultar lo que podríamos llamar “relación consigo
mismos”, lo que favorece su sentimiento subjetivo de abandono, el deterioro de su
auto estima, el abandono de los tratamientos, justifica su ira inapropiada, la
alteración de su identidad, la necesidad de autolesión, etc.

Si describimos someramente cada uno de los síntomas veremos como


el AUTOENGAÑO es la manera que tienen los pacientes de negar, de no darse
cuenta de la situación que viven, de desplazar el aquí y ahora de pensar que lo
que hacen y lo que viven es lo bueno y lo cierto y que no les perjudica.

EL MIEDO A SI MISMOS es, por el contrario, la percepción que les da la


experiencia de haberse complicado la vida, de haberla arruinado, de preguntarse
cómo será su próxima reacción impulsiva, de que consecuencias le deparará. Este
síntoma es también el resultado de integrar y vivenciar ese sentimiento crónico de
vacío, que les lleva a no reconocerse, a sentir la angustia vital del “no ser”, a
interiorizar con perplejidad y estupor el “hueco existencial” de la “nada”, la náusea
sartriana y el no poder asumir el “ser en el mundo” heideggeriano.

LA TOMA DE DECISIONES ERRONEAS es una característica muy frecuente en


estos pacientes y que es la que les lleva a elegir lo peor entre dos opciones, los
peores amigos, el ocio más perjudicial, la peor comunicación, etc, etc.

LOS MECANISMOS DE DEFENSA ya conocidos por estar descritos en múltiples


textos y artículos por muy diversos autores, siendo los más frecuentes la
negación, la proyección y el desplazamiento que repercuten sobre el paciente de
una forma dañina al generar una falta de conciencia de enfermedad, una
responsabilización de la enfermedad hacia otros y la creencia de que lo que hace
es lo idóneo y acertado.

LA INCAPACIDAD PARA ESCUCHAR se caracteriza por esa peculiaridad del


paciente con trastorno límite en no “oír” lo que se le dice, en hacer caso omiso de
los consejos, pautas terapéuticas, advertencias y todo aquel mensaje inicialmente
positivo que venga del exterior.

LA HERIDA NARCISISTA es la vivencia que tiene el paciente con trastorno límite


de la personalidad en vivir la más mínima frustración como una intensa afrenta a
su YO, es la vivencia subjetiva de que al “ser especiales” no se les puede llevar la
contraria, están en posesión de la verdad, no cometen equivocaciones y los
errores son siempre de los demás, siendo incapaces de asumir cualquier error o
falta.

Contrariamente a lo que muchas veces se piensa, el paciente con trastorno límite


de la personalidad no es un paciente egosintónico, no disfruta siéndolo y es
debido a que en su fuero interno, ocasionalmente pero no infrecuentemente,
aparece EL REMORDIMIENTO Y LA CULPA, este síntoma es como una
transitoria vivencia de realidad que repercute de forma negativa en su estado
anímico al hacer un somero balance del estado en que se encuentran y enterarse
de las consecuencias de sus actos, de sus conductas y de sus decisiones.

Denominamos SINDROME DE ARROGANCIA a la situación vivencial que, de


alguna manera, justifica el criterio diagnóstico del DSM de ira inapropiada, el
paciente con trastorno límite interioriza una especie de soberbia, una estimación
excesiva de sí mismo y que no es exactamente un rasgo narcisista sino la forma
defensiva de justificar el rumbo calamitoso de su vida.

Por último, LA SOMATIZACION es otro de los síntomas escondidos que se


presenta con inusitada frecuencia, los síntomas somatomorfos son de frecuente
aparición en la clínica del trastorno límite de la personalidad, la sensación de
malestar que padecen les obliga a racionalizarla su angustia, “llenan” su
sentimiento crónico de vacío mediante cefaleas tensionales, alteraciones
digestivas, temblores, insomnio, astenia, taquicardias, dificultad respiratoria, etc.

Tabla 3

SINTOMAS “ESCONDIDOS” CON LOS DEMAS.

(1) LA DISCUSIÓN DEL PEQUEÑO DETALLE.


(2) EL "OTRO" ES UN SUJETO MANIPULABLE.
(3) LA "SEDUCCIÓN" Y EL "ENCANTO" SUPERFICIAL.
(4) EL MIEDO AL COMPROMISO.
(5) NADIE LES ENTIENDE.
(6) EL MUNDO IDEAL.

En la Tabla 3 enumeramos los síntomas ocultos que tienen que ver con su
relación con el entorno que les rodea, con el cómo establecen y efectúan sus
relaciones interpersonales, la aparición de uno o varios de estos síntomas y según
la intensidad con la que se presentan condicionan el ser y el estar en el mundo de
estos pacientes, como vivencian a quien les rodea, a su familia, a sus parejas, su
medio laboral, sus relaciones sociales. Estos síntomas, en definitiva, son los
responsables de la “imagen” que el paciente da al exterior y consecuentemente el
exterior “devuelve” e interacciona en función de cómo es esta.

Llamamos DISCUSIÓN DEL PEQUEÑO DETALLE a la continua pérdida de


energía que el paciente con TLP malgasta en las discusiones con otras personas,
casi siempre sus discusiones se centran en detalles sin interés, prima lo
anecdótico y se desprecia lo trascendente, se orilla lo importante de la discusión,
lo nuclear, para centrarse en lo circunstancial. Esto hace que el paciente y sus
interlocutores inicien una escalada de tensión en su conversación, que la
comunicación se distorsione hasta tal punto que al final se encuentran discutiendo
por una nimiedad colateral y alejada de lo que fue el inicio de la discusión
generando un aumento de la problemática y siendo incapaces de resolver nada.

El paciente con TLP tiene integrado de una forma inconsciente que EL "OTRO"
ES UN SUJETO MANIPULABLE, la dinámica que este establece en su relación
con los demás pasa por utilizar las relaciones interpersonales como una forma de
explotación, la mayoría de las veces sin un fin concreto y en muchas ocasiones
con un resultado negativo, el paciente, por su victimismo, hace que los demás
estén pendientes de él, los utiliza, pero al no ser una manipulación consciente y
planificada puede volverse contra él, lo cual hace que su ira aparezca al no
encontrar la atención y los cuidados que pretende obtener que en definitiva son el
fin último de esa conducta manipuladora inconsciente. El resultado positivo o
negativo de esta “manipulación” hacia el otro, influye en que el paciente viva a los
demás como muy buenos o muy malos y esta vivencia es lo que conforma el
criterio diagnostico 2 del DSM, la alternancia extrema entre la idealización y
devaluación del otro.

La mayor parte de los pacientes con trastorno límite tiene una "SEDUCCION" Y
"ENCANTO", es una capacidad inconsciente que les sirve para “enganchar” a
determinadas personas, es bien sabido como estas personas tienen una innegable
atracción para muchas personas, hasta bien avanzado el trastorno han dejado en
el camino una legión de admiradores a pesar de haberles hecho sufrir. Este
síntoma oculto explicaría la conducta de promiscuidad sexual que estos pacientes
tienen cuando se une a una falta de control de impulsos. La gran cantidad de
excusas, disculpas, etc, que tienen para justificar sus incumplimientos laborales
sociales y personales están bañados de esta seducción, a la cual se acostumbran
y cuando les falla, dada su reiteración y abuso, les provoca una terrible frustración
que al no soportarla les lleva a la ira desproporcionada.

Es característico de los pacientes con trastorno límite de la personalidad el MIEDO


AL COMPROMISO, cuando estas personas ven aparecer en su horizonte la
posibilidad de una continuidad en su proyecto vital, un trabajo, una pareja estable,
la continuidad en sus estudios, etc., hacen esfuerzos denodados por romper esta
dinámica, se les hace imposible, diríamos que les aburre lo cotidiano, la rutina, lo
normal, parece como si se negasen a que la vida les discurriera bien.
Curiosamente esta situación les lleva a que su soledad vaya en aumento y
aparecen los esfuerzos desesperados por no sentirse abandonados.

Una expresión que escuchamos con demasiada frecuencia a los pacientes con
trastorno límite es la de que NADIE LES ENTIENDE, justifican sus conductas más
disparatadas argumentándolas como si fueran tan normales, siendo la falta de
comprensión de los que les rodean lo que hace que esas conductas sean
"diferentes". Este síntoma está cargado de victimismo y justificación, de falta de
empatía ya que, curiosamente, estos pacientes difícilmente entienden o
comprenden las reacciones reprobatorias de los demás hacia ellos, exigen que los
demás entiendan su conducta pero no pueden entender que les censuren a
sabiendas de lo negativo de su acción.

Cuando a un paciente le proponemos que imagine su futuro, en muchas


ocasiones, describe un MUNDO IDEAL y fantasioso ajeno por completo a la
realidad, si reflexionamos con ellos respecto a ese futuro, lógicamente, lo ven
inalcanzable. Esta situación vivencial es la que les hace fracasar ya que se
plantean objetivos a largo plazo e imposibles de conseguir por su falta de
constancia, llevándoles seguidamente a pensar que para no conseguir lo
propuesto no merece la pena seguir luchando, favoreciendo el abandono de las
terapias. De ahí que sea trascendental el planificar las terapias con objetivos
fácilmente alcanzables y a corto plazo.

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