8° Prueba Trim. N°1
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Particular Subvencionado
Santo Tomás 0963
Fono: +569 88398527
La Pintana
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Instrucciones generales:
- Lee atentamente cada enunciado antes de responder.
- Marca sólo una alternativa correcta.
- Evita dejar mensajes o dibujos que no correspondan en tu prueba.
- Si utilizas corrector, hazlo con moderación.
- Recuerda responder las preguntas abiertas utilizando el modelo RICCE.
ONICOFAGIA DE CHOCOLATE
(Fabián Sevilla)
El chocolatero le dio a elegir. Entre el molde de conejito o de huevo, la señora Onicofagia Pérez
de Chocolate se quedó con el de gallinita.
Parece que aquél no era su día. A último momento, el hombre se quedó sin chocolate negro. Por
eso, debió hacerle las patas blancas: parecía que usaba zapatillas. Sin embargo, para que no
sufriera tanto y como atención de la casa la llenó de confites multicolores.
Con el tiempo la señora Onicofagia Pérez de Chocolate superó el trauma.
Sigue viendo películas de terror. Sólo que acompañada por su marido. Y no es que desde aquella
vez le haya agarrado más repulsión. En vez de comerse sus uñas, muerde las de su esposo.
a) Onicofagia de Chocolate.
b) El chocolate derretido.
c) El dedo perdido de Onicofagia.
d) La transformación de Onicofagia.
¿Qué palabra reemplaza a la expresión destacada sin que cambie el sentido del texto?
a) Extraviada.
b) Molesta.
c) Adolorida.
d) Apenada.
5. ¿Qué función principal cumple el chocolatero en la historia? (1 punto)
6. ¿Qué se puede concluir a partir del siguiente párrafo del texto? (1 punto)
“Pleno enero, el calor rajaba el pavimento y las veredas. Por eso, no había avanzado mucho
cuando a la señora Onicofagia Pérez de Chocolate comenzaron a derretírseles los pies.”
¿Qué palabras reemplazan a las expresiones destacadas sin que cambie el sentido del texto?
a) Escaparon – numeroso.
b) Alzaron – exótico.
c) Arrojaron – Insaciable.
d) Reunieron – rarísimo.
8. En el siguiente fragmento: (1 punto)
“Onicofagia Pérez de Chocolate (…) en vez de comerse sus uñas, muerde las de su esposo”
¿Qué se concluye a partir de la cita anterior?
La contaminación acústica
Señor Director:
En la búsqueda del esquivo desarrollo, en nuestro país se han hecho importantes esfuerzos por
disminuir los índices de contaminación del aire, de las aguas y de la tierra en general. Esta tarea
comenzó hace ya muchos años. La idea era sensibilizar a la población de las consecuencias
nefastas que nuestros malos hábitos tienen en la naturaleza. Evidentemente, este desafío está
en sus inicios y queda mucho por hacer.
Sin embargo, sorprende que la gran ausente en esta lucha sea la contaminación acústica.
¿Cuándo comprenderán nuestras autoridades que parte de la calidad de vida consiste en
asegurar un nivel de ruido razonable para garantizar nuestro descanso?... Ojalá que no nos
ocurra lo mismo que con los otros tipos de contaminación: se empezó a enfrentar el problema
cuando ya era muy tarde para la mayoría de las soluciones.
María Eugenia Cortés R.
Cortés, M. (22 de enero de 2014). “La contaminación acústica.” Diario El Día.
Recuperado el 25 de marzo de 2015, de
http://diarioeldia.cl/cartaaldirector/contaminacion-acustica-1(Adaptación).
10. Según la autora, ¿qué ha motivado los esfuerzos por disminuir la contaminación en
nuestro país? (1 punto)
a) Destacar la labor que han ejercido las autoridades para poner fin al descanso de la población.
TEXTO N°3: Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim, y desde entonces nunca he
vuelto a ver a un norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes como Jim,
ninguno. Una vez se marchó a Perú, en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo
de poco tiempo volví a verlo. (1 punto)
Roberto Bolaño, Jim
a) 3era persona, narrador omnisciente.
b) 3era persona, narrador testigo.
c) 1era persona, narrador protagonista.
d) 3era persona, narrador relativo.
TEXTO N°4: Fue entonces cuando se torció el tobillo [...] Cayó en mala posición: el empeine del
pie izquierdo cargó con todo el peso del cuerpo. Al pronto sintió un dolor agudísimo; pensó que
se había roto el pie. Con alguna dificultad, sentado en el césped, se quitó la zapatilla y el
calcetín, comprobó que el tobillo no estaba hinchado. El dolor amainó en seguida, y Mario se
dijo que con suerte el percance no revestiría mayor importancia. Se puso el calcetín y la
zapatilla; se incorporó; caminó con cuidado: una punzada le desgarraba el tobillo. (1 punto)
Javier Cercas, El inquilino
a) 3era persona, narrador omnisciente.
b) 3era persona, narrador testigo.
c) 1era persona, narrador protagonista.
d) 3era persona, narrador relativo.
(Horacio Quiroga)
A todos nos había sorprendido la fatal noticia; y quedamos aterrados cuando un criado nos trajo
—volando— detalles de su muerte. Aunque hacía mucho tiempo que notábamos en nuestro amigo
señales de desequilibrio, no pensamos que nunca pudiera llegar a ese extremo. Había llevado a cabo
el suicidio más espantoso sin dejarnos un recuerdo para sus amigos. Y, cuando lo tuvimos en nuestra
presencia, volvimos el rostro, presos de una compasión horrorizada. Aquella tarde húmeda y
nublada hacía que nuestra impresión fuera más fuerte. El cielo estaba lívido, y una neblina fosca
cruzaba el horizonte. Condujimos el cadáver en un carruaje, apelotonados por un horror creciente.
La noche venía encima; y por la portezuela mal cerrada caía un río de sangre que marcaba en rojo
nuestra marcha. Iba tendido sobre nuestras piernas, y las últimas luces de aquel día amarillento
daban de pleno en su rostro violado con manchas lívidas. Su cabeza se sacudía de un lado para otro.
A cada golpe en el adoquinado, sus párpados se abrían y nos miraba con sus ojos vidriosos, duros y
empañados. Nuestras ropas estaban empapadas en sangre; y por las manos de los que le sostenían
el cuello, se deslizaba una baba viscosa y fría que a cada sacudida brotaba de sus labios. No sé
debido a qué causa, pero creo que nunca en mi vida he sentido igual impresión. Al solo contacto de
sus miembros rígidos, sentía un escalofrío en todo el cuerpo. Extrañas ideas de superstición llenaban
mi cabeza. Mis ojos adquirían una fijeza hipnótica mirándolo y, en el horror de toda mi imaginación,
me parecía verle abrir la boca en una mueca espantosa, clavarme la mirada y abalanzarse sobre mí,
llenándome de sangre fría y coagulada. Mis cabellos se erizaban, y no pude menos de dar un grito de
angustia, convulsivo y delirante, y echarme para atrás. En aquel momento el muerto se escapaba de
nuestras rodillas y caía al fondo del carruaje cuando era completamente de noche, en la oscuridad,
nos apretamos las manos, temblando de arriba abajo, sin atrevernos a mirarnos
Todas las viejas ideas de niño, creencias absurdas, se encarnaron en nosotros. Levantamos las
piernas a los asientos, inconscientemente, llenos de horror, mientras en el fondo del carruaje el
muerto se sacudía de un lado a otro. Poco a poco nuestras piernas comenzaron a enfriarse. Era un
hielo que subía desde el fondo, que avanzaba por el cuerpo, como si la muerte fuese contagiándose
en nosotros. No nos atrevíamos a movernos. De cuando en cuando nos inclinábamos hacia el fondo,
y nos quedábamos mirando por largo rato en la oscuridad, con los ojos espantosamente abiertos,
creyendo ver al muerto que se enderezaba con una mueca de delirio, riendo, mirándonos, poniendo
la muerte en cada uno, riéndose, acercaba su cara a las nuestras, en la noche veíamos brillar sus
ojos, y se reía, y quedábamos helados, muertos, muertos, en aquel carruaje que nos conducía por las
calles mojadas... Nos encontramos de nuevo en la sala, todos reunidos, sentados en hilera. Habían
colocado el cajón en medio de la sala y no habían cambiado la ropa del muerto por estar ya muy
rígidos sus miembros. Tenía la cabeza ligeramente inclinada con la boca y nariz tapadas con algodón.
Al verlo de nuevo, un temblor nos sacudió todo el cuerpo y nos miramos a hurtadillas. La sala estaba
llena de gente que cruzaba a cada momento, y esto nos distraía algo. De cuando en cuando,
solamente, observábamos al muerto, hinchado y verdoso, que estaba tendido en el cajón. Al cabo de
media hora, sentí que me tocaban y me di vuelta. Mis amigos estaban lívidos. Desde el lugar en que
nos encontrábamos, el muerto nos miraba. Sus ojos parecían agrandados, opacos, terriblemente
fijos. La fatalidad nos llevaba bajo sus miradas, sin darnos cuenta, como unidos a la muerte, al
muerto que no quería dejarnos. ¡Los cuatro nos quedamos amarillos, inmóviles ante la cara que a
tres pasos estaba dirigida a nosotros, siempre a nosotros! Dieron las cuatro de la mañana y
COLEGIO BICENTENARIO APRENDER
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quedamos completamente solos. Instantáneamente el miedo volvió a apoderarse de nosotros.
Primero un estupor tembloroso, luego una desesperación desolada y profunda, y por fin una
cobardía inconcebible a nuestras edades, un presentimiento preciso de algo espantoso que iba a
pasar. Afuera, la calle estaba llena de brumas, y el ladrido de los perros se prolongaba en un aullido
lúgubre. Los que han velado a una persona y de repente se han dado cuenta de que están solos con
el cadáver, excitados, como estábamos nosotros, y han oído de pronto llorar a un perro, han oído
gritar a una lechuza en la madrugada de una noche de muerte, solos con él, comprenderán la
impresión nuestra, ya sugestionados por el miedo, y con terribles dudas a veces sobre la horrible
muerte del amigo. Quedamos solos, como he dicho; y, al poco rato, un ruido sordo, como de un
barboteo apresurado recorrió la sala. Salía del cajón donde estaba el muerto, allí, a tres pasos, lo
veíamos bien, levantando el busto con los algodones esponjados, horriblemente lívido, mirándonos
fijamente y se enderezaba poco a poco, apoyándose en los bordes de la caja, mientras se erizaban
nuestros cabellos, nuestras frentes se cubrían de sudor, mientras que el barboteo era cada vez más
ruidoso, y sonó una risa extraña, extrahumana, como vomitada, estomacal y epiléptica, y nos
levantamos desesperados, y echamos a correr, despavoridos, locos de terror, perseguidos de cerca
por las risas y los pasos de aquella espantosa resurrección. Cuando llegué a casa, abrí el cuarto, y
descorrí las sábanas, siempre huyendo, vi al muerto, tendido en la cama, amarilleando por la luz de
la madrugada, muerto con mis tres amigos que estaban helados, todos tendidos en la cama, helados
y muertos...
17. ¿Cuál es la razón principal por la que el protagonista no puede dormir? (1 punto)
a) Por el ruido de los insectos.
b) Por el frío extremo.
c) Por el miedo a la oscuridad.
d) Por la presencia de un extraño en su habitación.
18. ¿Qué recurso utiliza el protagonista para intentar conciliar el sueño? (1 punto)
a) Lee un libro.
b) Toma un somnífero.
c) Enciende la luz.
d) Escucha música.
20. ¿Qué sonidos comienzan a escucharse en la casa mientras el protagonista está despierto?
(1 punto)
a) Pasos en el pasillo.
b) Ruidos de animales.
c) Risas de niños.
d) Gritos de socorro.
COLEGIO BICENTENARIO APRENDER
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La Pintana
17 de enero de 2018
Señor Director:
Alfredo Zelaya E.
Director ejecutivo Grupo Educar
Fuente: https://www.grupoeducar.cl/noticia/carta-al-director-celulares-colegios/
25. ¿Cuál es tu opinión sobre el tema de la Carta al Director del texto N°6? (2 puntos)
Porque,____________________________________________________________________
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26. Indica cuál sería tu propia postura y señala dos argumentos para respaldarla. (3
puntos)
Postura personal
Argumento 1
Argumento 2